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El porcentaje de separaciones y de divorcios en España es cada vez mayor. Cuando una pareja se separa, se produce una serie de cambios económicos, sociales, personales y familiares, que no sólo afectan a los adultos que rompen su relación, sino también a sus hijos. Los niños deben modificar, por ejemplo, sus rutinas diarias, a la vez que dejan de compartir su hogar con sus dos progenitores para vivir de forma habitual con uno de ellos y disfrutar de la presencia del otro de forma mucho más esporádica. Después de la ruptura de la pareja, es importante conocer cómo el niño percibe la nueva situación familiar, para poder detectar de forma temprana sus inquietudes, falsas creencias o problemas emocionales que puedan empañar su relación con uno o ambos progenitores. En niños pequeños, podemos utilizar para tal fin el Test del Dibujo de la Familia, que nos proporciona información sobre cómo percibe el menor a cada padre, en base al dibujo que realiza. La prueba comienza indicándole al niño que dibuje una familia, que puede ser la suya o una inventada. En el dibujo observamos, por ejemplo, qué miembros de la familia aparecen y en qué orden son dibujados. Posteriormente, le pedimos que nos explique lo que ha dibujado, y que responda a una serie de preguntas que se le formulan sobre sus preferencias y su relación con los personajes del dibujo. En un grupo de 28 escolares con edades comprendidas entre los 6 y los 8 años, se ha observado que los hijos de padres divorciados perciben a su familia de forma diferente a como lo hacen los niños de familias unidas. Normalmente, los niños que viven con sus dos padres dibujan en primer lugar a uno de ellos. Sin embargo, en los hijos de padres divorciados, esa preferencia habitual no se cumple, ya que menos de la mitad dibujaron en primer lugar al padre o a la madre. El deseo de los niños de eliminar el malestar que sienten por las disputas parentales que con frecuencia presencian después de la ruptura, o la falta de aceptación de la nueva situación familiar, pueden justificar esa peculiaridad de sus dibujos. Además, después de la ruptura entre sus padres, muchos niños son atendidos en gran parte por otros miembros de la

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El porcentaje de separaciones y de divorcios en España es cada vez mayor. Cuando una pareja se separa, se produce una serie de cambios económicos, sociales, personales y familiares, que no sólo afectan a los adultos que rompen su relación, sino también a sus hijos. Los niños deben modificar, por ejemplo, sus rutinas diarias, a la vez que dejan de compartir su hogar con sus dos progenitores para vivir de forma habitual con uno de ellos y disfrutar de la presencia del otro de forma mucho más esporádica.

Después de la ruptura de la pareja, es importante conocer cómo el niño percibe la nueva situación familiar, para poder detectar de forma temprana sus inquietudes, falsas creencias o problemas emocionales que puedan empañar su relación con uno o ambos progenitores. En niños pequeños, podemos utilizar para tal fin el Test del Dibujo de la Familia, que nos proporciona información sobre cómo percibe el menor a cada padre, en base al dibujo que realiza.

La prueba comienza indicándole al niño que dibuje una familia, que puede ser la suya o una inventada. En el dibujo observamos, por ejemplo, qué miembros de la familia aparecen y en qué orden son dibujados. Posteriormente, le pedimos que nos explique lo que ha dibujado, y que responda a una serie de preguntas que se le formulan sobre sus preferencias y su relación con los personajes del dibujo.

En un grupo de 28 escolares con edades comprendidas entre los 6 y los 8 años, se ha observado que los hijos de padres divorciados perciben a su familia de forma diferente a como lo hacen los niños de familias unidas. Normalmente, los niños que viven con sus dos padres dibujan en primer lugar a uno de ellos. Sin embargo, en los hijos de padres divorciados, esa preferencia habitual no se cumple, ya que menos de la mitad dibujaron en primer lugar al padre o a la madre. El deseo de los niños de eliminar el malestar que sienten por las disputas parentales que con frecuencia presencian después de la ruptura, o la falta de aceptación de la nueva situación familiar, pueden justificar esa peculiaridad de sus dibujos.

Además, después de la ruptura entre sus padres, muchos niños son atendidos en gran parte por otros miembros de la familia, por ejemplo los abuelos o tíos. Al pedirles que dibujen una familia, suelen reflejar en el papel a las personas con las que se relacionan con mayor frecuencia o a aquéllas que comparten su hogar, por lo que parece evidente que no dibujen en primer lugar al padre o madre que ha abandonado el hogar o al que, por motivos personales o laborales, pasa menos tiempo con ellos.

Otra característica observada en los dibujos de los niños que han vivido el divorcio de sus padres es que dibujan con mayor frecuencia a la madre que al padre. Aunque en principio resulte significativo, puede ser comprensible si tenemos en cuenta que la mayoría de los niños conviven de forma habitual con sus madres, ya que la mayoría de las custodias son concedidas a éstas. La concesión de las custodias también puede explicar el hecho de que los niños varones también dibujan a las madres en primer lugar y algunos, incluso, omiten a los padres, a pesar de que normalmente los niños suelen identificarse con el progenitor de su mismo sexo.

Los resultados del estudio parecen mostrar que la forma en que los niños perciben a su familia y lo reflejan en un dibujo está muy condicionada por quién posee la custodia del

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niño: la madre o el padre. La madre, quien tiene la custodia en un porcentaje muy amplio de casos, es considerada por la mayoría de los niños como un miembro de la familia muy significativo. Muestra de ello es que es dibujada en primer lugar por una proporción mayor de niños en relación al padre, y es el personaje del dibujo citado más frecuentemente por los pequeños.

También cabe destacar que las diferencias encontradas en los dibujos de los hijos de padres divorciados, respecto a los dibujos de otros niños procedentes de familias unidas, reflejan la falta de adaptación de los primeros a la nueva situación familiar. Por ejemplo, su desacuerdo o malestar lo ponen de manifiesto al eliminar a uno de los padres o a ambos del dibujo, al reemplazar la figura del padre o madre por la de su nueva pareja o, por el contrario, al dibujar a los dos padres con las manos entrelazadas como si todavía fueran una pareja.

De los resultados del estudio destacamos la importancia de evaluar la adaptación del niño a los cambios familiares que tienen lugar después de una ruptura, así como de examinar cómo percibe el menor a cada miembro de su familia. De ese modo, se podrán detectar problemas en la relación del niño con su madre o padre, y ello posibilitará llevar a cabo la intervención más adecuada para la mejora de la relación entre padres e hijos.

 

Para prevenir las consecuencias negativas del divorcio en los hijos, es importante prepararles antes de que la separación ocurra, explicándoles qué cambiará en sus vidas y ofrecerles seguridad y afecto para afrontar la nueva situación. Proporcionar al niño una imagen positiva de ambos padres y darle apoyo conjunto, también facilita su adaptación a la ruptura. El trabajo del psicólogo con los niños requiere escuchar sus inquietudes y preocupaciones, eliminar sus falsas creencias y reducir sus problemas emocionales, siendo indispensable la colaboración de los profesionales y familiares que habitualmente atienden al niño.

HIJOS DE PADRES SEPARADOS 

Los problemas de pareja en Valencia y en el resto de ciudades acaban en numerosos casos en divorcio y separación. Actualmente, el divorcio y separación ha dejado de ser excepcional  para pasar a ser bastante habitual, y en la mayoría de los casos, dichos problemas en pareja dan lugar a este aumento de separaciones de parejas, que ha derivado en la existencia de un mayor número de niños implicados en la separación de sus progenitores.

En los estudios más recientes se ponen de manifiesto que la separación derivada de los problemas en la pareja, es uno de los acontecimientos vitales más estresantes para los niños. La separación de los padres influye en los hijos, puesto que es un período de crisis, cambios y adaptación  para todos los miembros de la familia.

En cualquier caso, no es la propia situación de separación lo que produce mayores consecuencias en los hijos de padres separados, sino que está más relacionado con las desavenencias o problemas familiares que existen antes y en la separación. Por eso, es muy importante que seamos conscientes de los efectos psicológicos y posibles

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reacciones de los menores y sepamos actuar adecuadamente en esta compleja situación de la separación.

 

EFECTOS PSICOLÓGICOS Y POSIBLES REACCIONES:

 

Algunas de las manifestaciones más frecuentes en los hijos de padres separados son:

Gran desconcierto o sensación de shock ante el conocimiento de la separación de sus padres. Los niños, especialmente los más pequeños, han visto a sus padres siempre juntos, por lo que puede existir una negación a admitir la nueva situación, acompañándose de  protestas diarias por la ausencia del otro progenitor y/o insistencia en que vuelvan a estar juntos sus padres.

Reacción de ansiedad e incluso angustia, durante el conflicto y tras la separación de los padres. Suelen sentir más miedos y vivirlos con más intensidad.

Lloran a menudo, y esto les tranquiliza. Hay que acompañarles en ese momento y favorecer esa expresión del dolor que sienten.

Se sienten tristes y solos. Tienen temor a que los padres les abandonen o no les quieran y se quede totalmente solo.

Insisten una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos. Hasta que no aceptan que esto no es posible, se muestran muy tristes e infelices. Acabarán aceptando que esto no es más que una fantasía, dándose cuenta de que la separación es real y que tienen que aceptarlo.

Pueden presentar problemas de rabietas y de rebeldía. En ocasiones se acompaña de problemas de sueño, alimentación, control de

esfínteres.

Debemos tener en cuenta que estos efectos psicológicos serán diferentes en cada menor y que su intensidad se agravará cuanto más enfado muestren los padres y más problemática sea la separación.

Siendo un predictor de buen pronóstico en la adaptación de los hijos la buena resolución de conflictos de los padres, la existencia de buen clima y tranquilidad, así como la continuidad en la relación con ambos padres, aportando estabilidad y tranquilidad al menor.

Los niños de padres separados o divorciados, comienzan a encontrarse mejor a partir de los dos años tras la ruptura. Es cuando comienzan a adaptarse, a sentirse más “normales”, y cuando todos los efectos psicológicos empiezan a remitir.

SUGERENCIAS Y PAUTAS PARA LA MEJOR ADAPTACIÓN:

Es prioritario que la familia apoye al menor y que se intente comprender y apoyar al niño porque requiere en este período mucha atención positiva, elogios y  aprobaciónr. Por supuesto, con cuidado de nos reforzar comportamientos inadecuados, sino dando comprensión y afecto en los momentos de desconcierto y mucha atención positiva y elogios ante las conductas adecuadas.

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Es importante explicar al niño qué es lo que ocurre porque ellos saben que las cosas no van bien. Debemos darle una explicación adaptada a su edad de la decisión de ruptura, y nunca mentirles, ya que les crea mayor inseguridad y desconcierto. Por ejemplo, explicarle que los papás se quieren pero que han decidido vivir separados porque se pelean muchas veces, y así ya no son felices. Se le pueden poner ejemplos de cuando él se enfada con sus amigos. Y evitar explicaciones inapropiadas como el papá se va de viaje por un tiempo.

 

Como toda adaptación, debe ser lo más gradual posible, por lo que lo más recomendable es tratar de no cambiar radicalmente la forma habitual de vida del niño.

Ayudará comprender los trastornos temporales emocionales del niño, porque tiene que adaptarse a la nueva situación. Explicar al niño los cambios por los que atraviesa, y  tratar de fomentar mucho diálogo.

Los niños pueden hacer algunas de las siguientes acciones para superar los sentimientos de tristeza y/o rabia: gritar, golpear una almohada, dibujar, escribir una historia, escribir un diario, escuchar música, etc.

También resulta muy conveniente que el niño pueda hablar con personas que le puedan ayudar: un profesor, algún familiar, un niño mayor que haya pasado por lo mismo, un psicólogo…

Los padres deben demostrar su amor de muy diversas maneras: estando físicamente cuando el niño lo necesita, escuchando sus preocupaciones, dando besos y abrazos, ayudando y comprendiendo la situación por la que está pasando el niño…

Evitar tipos de educación distintos con cada progenitor. La educación debe ser coherente, consistente y rígida por parte de ambos, es lo más beneficioso para el buen desarrollo del menor.

No es aconsejable que los niños comparen las normas de los padres: “Papá me deja hacer esto…”, “Mamá siempre me da…” pues es muy probable que así no se consiga ningún beneficio.

No permitamos que los niños nos utilicen para poner a un padre en contra del otro y así obtener beneficios de ambos.

Facilitar al niño los encuentros con el otro padre. Tratar de distanciarnos de las dificultades o enfados como pareja y tratar de ser padres que tratan de favorecer el bienestar y buen desarrollo evolutivo de nuestros hijos.

Lo más beneficioso será pactar las visitas, sin horarios rígidos, escuchando la opinión del niño.

Para que las visitas de fin de semana al padre o madre divorciado sean más divertidas y provechosas los niños pueden: hacer una lista de las cosas que les ha pasado desde la última visita; llevarse algún juguete y/o música para estar más a gusto; invitar a algún amigo para que les visite algún rato, etc.

No hablar mal del otro padre. Ser neutral, ellos no tienen porque ser conocedores de los problemas de nuestra pareja. No forzar al niño a que repudie al otro progenitor o a su familia, aunque nosotros estemos muy enfadados con ellos, esto no beneficia a nuestro hijo, sino lo perjudica.

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Hacer que el niño tenga la seguridad de que las personas que le rodean lo quieren, es una función nuestra como padres, pese a que la pareja se haya roto.

Ayudar a establecer una red de apoyo alrededor del niño, es necesario y adecuado que el niño tenga un entorno social en ambos ambientes paternos.

Los siguientes mensajes claves para recordar nos ayudarán a evitar ideas incorrectas que en ocasiones tienen los niños tras la ruptura:

Ante culpablizaciones del menor a sí mismo recordarle que:

- La decisión de separarse es exclusivamente de los padres. Ellos han tomado esta decisión porque creen que es lo mejor para todos los componentes de la familia. Los hijos no han tenido nada que ver en esta decisión.

-Los padres no se han separado porque el niño se haya portado mal, pues otras veces lo ha hecho y no ha ocurrido así. Esto no tiene nada que ver con la ruptura.

Ante los miedos de sentirse abandonados o no querido:

- Hacer ver al niño que seguirá disponiendo y contando con los dos padres, en todos los aspectos que precise y necesite aunque ya no vivan juntos.

-Siempre que tenga un problema o algo le preocupe, podrá hablar con los padres porque ello le hará sentirse mucho mejor y no le reñirán por ello. Es importante que el niño se desahogue y cuente y exprese lo que siente.

-Aunque los padres se hayan separado, el niño puede igualmente amar y ser amado; no tiene por qué repetirse siempre esa situación.

-Resaltar al niño cuántas personas se preocupan por él (abuelos, demás familia, amigos, profesores…). Esto es para que borren el miedo a ser abandonados y a quedarse solos porque tienen que darse cuenta que tienen mucha más gente a su alrededor.

Ante la negativa de aceptación de la separación:

-Vivir con unos padres que están continuamente peleándose es peor que vivir con un padre o madre divorciado.

- Que los padres se divorcien es un hecho muy triste, pero lo hijos lo superan finalmente.

-Es normal, que los hijos de padres divorciados echan de menos al padre o a la madre ausentes, pero poco a poco se van acostumbrando.

 

En la difícil situación de una ruptura es importante recordar como padres ciertos mensajes claves para favorecer la mejor adaptación:

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-No caer en la sobreprotección del hijo por pena, se le ha de seguir tratando como a un niño “normal” de su edad. Si no, no le ayudaremos a crecer, acabará comportándose de forma inmadura y más infantil.

-Todas las personas tienen virtudes y defectos, los padres también. Hablar del otro padre con argumentos reales, sin enjuiciar por lo que ha hecho.

-Los puntos más conflictivos de los padres tras la separación son los hijos, el dinero y las nuevas relaciones. Hay que intentar ser objetivo y no poner al niño de su parte. Esto hace que el niño tenga una lucha por no saber ni querer ponerse de parte de ninguno. Todas estas cuestiones deben solucionarse sin involucrar a los niños.

- No es bueno que los hijos se pongan de parte del padre o de la madre, ya que el divorcio es asunto de los padres.

-Es preferible que en los días de encuentro no se realicen demasiadas actividades porque si se ocupa todo el tiempo en hacer demasiadas cosas, no quedará tiempo para hablar, comunicarse y decirse cómo se encuentran.

-No es perjudicial, sino bueno para los niños que vuelva a constituirse una nueva familia, compuesta por una nueva pareja, aunque uno de los dos no sea el verdadero progenitor. Esto reparará los vínculos dañados, aunque requerirá tiempo la aceptación de esa nueva situación por parte de todos.

 

También podemos consultar algunos libros para mayor conocimiento y ayuda de nuestros hijos. Y además existen algunos pensados para que ellos. Os recomendamos:

-Richard A. Gardner: “Las preguntas de los niños sobre el divorcio”. Ed. Trillas. 2005.

-Cynthia MacGregor: “El divorcio explicado a los niños. Cómo ayudar a los niños a afrontar el divorcio de sus padres”. Ed. Obelisco. 2004.

- Alejandra Vallejo-Nágera: “Hijos de padres separados”.

-Peter Mayle: El divorcio: cómo explicárselo a los niños.

- Catherine F. Brown y Elissa P. Benedek: Cómo ayudar a sus hijos a superar el divorcio

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El divorcio en cifras

Las cifras del divorcio son crecientemente importantes. En España se encamina hacia el 30% sobre el total de los matrimonios celebrados. En los Estados Unidos como en Inglaterra o Alemania está por encima del 40% y ha llegado a suponer el 50% (recientemente se nota un cambio descendente en el porcentaje de divorciados sobre el total de matrimonios).

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Una investigación publicada en el Journal of Family Studies muestra que la mayoría de bebés y niños que alternan de hogar por vivir con padres divorciados desarrollan problemas psicológicos a largo plazo. Jennifer McIntosh, psicóloga clínica y terapista familiar, explicó que alternar entre padres separados ocasiona “problemas de relación” en el 60 por ciento de los niños menores de 18 meses.

A largo plazo –según la experta–, estos niños crecen teniendo “niveles alarmantes de inseguridad emocional y una baja capacidad para regular emociones fuertes” durante su juventud y adultez.

“Intercalarse entre los padres sin la presencia de una relación entre ellos que pueda sostener la necesaria cooperación es fatal para los niños, especialmente para los pre-escolares”, afirmó McIntosh y añade que “de la misma manera, intercalar residencias, que suele darse durante la semana, trae complicaciones para las necesidades primarias de seguridad”.

El individuo forja su personalidad en el seno familiar. Cuando se produce una separación en dicho entorno, el niño pierde sus marcos de referencia.

Ser “un hijo del divorcio” se ha convertido en algo común, aunque sigue provocando un trauma para quienes experimentan sus estragos.

Testimonio personal de una hija sobre el divorcio de sus padres:

Solo quiero compartir mi experiencia, ha pasado mucho tiempo pero el divorcio de mis padres me descontroló totalmente, ya soy adulta y he madurado, pero me costó, madure pasadito de los 40, y guarde rencor a mi madre desde siempre ya que la culpaba de todo lo malo que me pasó. Sufrí mucho, hasta la fecha solo Dios que me tranquilizó y los años. Pero en fin mis padres me lastimaron mucho, tal vez sin querer pero lo hecho hecho está. Ellos nunca se sentaron a informarnos de lo que iba a pasar, mi mamá se casó y no nos dijo nada. Solo les importaba su vida, destruyendo la mía, aunque ahora ya no quiero pensar en eso pero me duele aún.

Un “hijo del divorcio” es un niño socialmente normal que sostiene una relación extraña con una pareja que ha muerto como tal y que sólo se perpetúa indirectamente en el hijo.

A la hora de estudiar los efectos del divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio es lo que les afecta o una serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la separación de las parejas. En principio lo que parece demostrado es que el divorcio produce vulnerabilidad en los niños.

Entre los factores sociales (Kalter et al. 1989) destacan:

Pérdida de poder adquisitivo. La convivencia en común supone el ahorro de una serie de gastos que se comparten. La separación conlleva una pérdida de poder adquisitivo importante.

Cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo. Puede tener que cambiar de colegio, o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.

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Convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos. No siempre la elección del padre con el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.

Disminución de la acción del padre con el que no conviven. El padre que no está permanentemente con su hijo deja de ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana que le toca visita. Por otro lado, el niño pierde el acceso a las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente disminución de sus posibilidades de formación.

Introducción de parejas nuevas de los padres. Es un factor con una gran importancia en la adaptación de los hijos y tiene un efecto importante en la relación padre/hijo.

Si se dan, además, factores emocionales en los padres, los efectos negativos en los hijos pueden multiplicarse. Por ejemplo:

Una mala aceptación del divorcio por uno de los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil.

Un divorcio conlleva, por su propia naturaleza, una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será su padre. Si la hostilidad entre los cónyuges persiste después del divorcio, es difícil que no afecte a la convivencia con el niño.

Factores emocionales que se modifican en el niño por el divorcio de sus padres según Amato (1994) y diferencias con los niños cuyos padres continúan juntos:

Bajada en el rendimiento académico. Peor autoconcepto Dificultades en las relaciones sociales Dificultades emocionales como depresión, miedo, o ansiedad entre otras Problemas de conducta.

Wallerstein (1994) ha realizado el seguimiento de 131 niños durante 25 años y ha encontrado que estos efectos del divorcio en ellos no se limitaban al periodo de duración del divorcio, sino que trascendían a toda su vida. Otros estudios confirman esta afirmación (Sigle-Rushton, Hobcraft y Ciernan, 2005).

Señala Wallerstein, como factor modificado en los niños de padres divorciados, las dificultades que encontraban para creer en la continuidad de la pareja, con lo que su nivel de compromiso con la pareja era mucho menor. Hay que tener en cuenta que el compromiso es un elemento importante tanto en la estabilidad de la pareja como en el grado de felicidad subjetiva que aporta.

En su última obra, ” Law and Divorce ” (Ley y Divorcio), la psicóloga aporta conclusiones contundentes sobre el perfil psicológico de los hijos de divorciados. Según la investigación:

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el 25% de ellos no ha terminado el colegio (contra 10% de hijos normales); el 60% ha requerido tratamiento psicológico (contra el 30%); el 50% ha tenido problemas de alcohol y drogas antes de los 15 años; el 65% tiene una relación conflictiva con el padre (sólo el 5% ha recibido ayuda

económica sustancial por parte del padre); pese a que la mayoría pasa de los 30 años de edad, apenas el 30% se ha casado; del total de casados, el 50% ya se ha divorciado.

Estas cifras son expresión de problemas psicológicos de fondo.

Según la experta, aunque las reacciones psicológicas al trauma son diferentes y tan variadas como el número de individuos, existen algunas constantes.

En efecto, los hijos de los divorciados sufren sentimientos de culpa-¿se separaron por mi culpa?-, irritación y malhumor, y una gran desconfianza o incapacidad para expresar sus sentimientos auténticos en el momento adecuado.

Como siempre, hay que señalar que las reacciones emocionales que se dan en los hijos no están predeterminadas. Dependen de un número importante de factores, como la historia del niño y la manera y habilidad que el niño tiene para enfrentarse a los problemas.

De tres a cinco años:

Se creen culpables por no haber hecho la tarea o no haber comido. Su pensamiento mágico les lleva a tomar responsabilidades tremendamente imaginarias.

Temen quedarse solos y abandonados. Hay que recordar que en estas edades los padres constituyen el universo entero de los niños y que la relación en la pareja es el medio en el que ellos están cuidados y mantenidos.

De 6 a 12 años (La edad más difícil).

Se dan cuenta de que tienen un problema y que duele y no saben como reaccionar ante ese dolor.

Creen que los padres pueden volver a juntarse y presionan o realizan actos que no llevan más que a un sentimiento de fracaso o a problemas adicionales en la pareja.

Los adolescentes experimentan:

Miedo, soledad, depresión, y culpabilidad. Dudan de su habilidad para casarse o para mantener su relación. Como elemento a tener en cuenta en la asignación de los hijos a los padres es el

hallazgo de que los hijos criados por el padre del mismo sexo se desarrollan mejor.

El divorcio no puede considerarse como una causa intrínseca de problemas psicológicos, sino como un factor que hace a la persona más vulnerable (Vangyseghem y Appelboom, 2004)

“No importa la edad que tenga el niño, él o ella tendrá más difícil adaptarse al divorcio si existen continuas discusiones en la pareja”, explica el Dr. Deb Huntley, profesor de psicología en la Universidad Argosy “Otros factores que aumentan esta dificultad son:

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la pérdida de contacto ante una mala custodia de los padres; problemas económicos; cambios de dirección; pérdida de continuidad en el colegio y en las rutinas diarias; y problemas psicológicos con el padre que tenga la custodia”.

Desde el punto de vista de Huntley, un vistazo a la literatura correspondiente muestra que algunos estudios han encontrado efectos negativos en el hecho, mientras que otros estudios no lo hacen o incluso encuentran factores positivos en el divorcio. “La investigación demuestra que los hijos de parejas divorciadas son más propensos a mostrar problemas de comportamiento, más síntomas de problemas psicológicos, menor rendimiento académico, más dificultades sociales y pueden ser discriminados por niños con familias estables”, dice Huntley. Pero muchos psicólogos y planificadores familiares indican que existen muchas similitudes entre hijos de padres divorciados e hijos de familias estables y que entre estos dos grupos existen más parecidos que diferencias. Ahora la pregunta es, ¿para qué niños puede suponer el divorcio un trauma?

Huntley dice que hay conductas para las que los niños parecen mostrar mayor dificultad que las niñas, y que el divorcio se hace más difícil para niños pequeños que para otros mayores. Los niños de preescolar tienen muchos problemas para poder comprender los motivos que llevan a sus padres a divorciarse y responderán con confusión y ansiedad. “No es extraño observar comportamientos regresivos en estos niños, tales como chuparse el dedo u orinarse en la cama. Pueden tener la sensación de ser ellos los culpables del divorcio de sus padres”, dice Huntley.

Los niños que están en la escuela elemental saben comprender mejor esta separación, pero aun así pueden experimentar tristeza y depresión. “Tienen la esperanza de que sus padres vuelvan a retomar la relación. Los adolescentes suelen mostrar enfado y culpar a sus padres de la situación, pero son más conscientes de las dificultades que plantean las relaciones”, explica Huntley.

Consejos para que los niños puedan superar el divorcio, más allá del sexo o la edad de los mismos

Desde la perspectiva del niño:

No me pongáis en medio. Si tenéis que hablar el uno con el otro hacedlo por vuestros propios medios.

No hagáis que me decante por uno o por otro. Vosotros dejaréis de tener marido/mujer, pero yo seguiré teniendo padre y madre. Cuando sea posible habladme bien el uno del otro.

A menos que exista una situación abusiva, dejadme tener acceso a mis dos padres. Tened esto en cuenta cuando decidáis con quién iré a vivir.

Cuanto mejor os llevéis entre vosotros, más fácil me resultará superar el divorcio. Preocuparos por mis necesidades. Aunque vosotros también lo estéis pasando mal,

necesito hablar sobre lo que está pasando. Tratad de que todo lo demás en mi vida siga igual. Ya es suficientemente estresante

pasar por un divorcio, como para tener que sufrir cambios de colegio, de amigos y de casa.

Recordad que soy vuestro hijo. Mi papel no será el de cónyuge o amigo. Continuad tratándome como un niño.

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Si necesitáis hablar con alguien sobre lo que estáis pasando, buscad un amigo o un especialista. Es demasiado para mí cargar también con vuestros problemas.

No importa la edad que tenga, sigue siendo una pérdida para mí. Puedo mostrar mi disconformidad de distintas formas, enfado, depresión, ansiedad o mal comportamiento. Ayudadme cuando lo necesite.

Deseo continuar mi vida, mi rutina. Aunque nuestra familia haya cambiado, mantened todas nuestras costumbres intactas.

 

Divorcio Colaborativo Divorcio Destructivo

Pareja parental. 1. Pareja Post-conyugal.

2. Prima el cuidado y protección de los hijos por sobre el conflicto conyugal.

2. Prima el conflicto de pareja por sobre el cuidado de los hijos.

3. Peleas sólo en la primera fase. 3. Peleas permanentes

4. Dolor por las pérdidas.4. Proceso de duelo estancado, rabia y necesidad de denigrar.

5. Intermediarios no litigantes (familiares, amigos) o ausencia de intermediarios.

5. Intermediarios litigantes, contexto judicial.

6. Escasa involucración de F.O, hijos u otros. Límites claros.

6. Sobreinvolucramiento de F.O e hijos. Límites difusos. Alianzas y coaliciones.

7. Reconocimiento de la propia responsabilidad. Conciencia de corresponsabilidad.

7. Falta de responsabilidad. Búsqueda de culpables y cómplices.

8. Existe el deseo de llegar a acuerdos en función de las necesidades de los hijos.

8. No tienen intenciones de llegar a ningún tipo de acuerdo.

Fuente: Unidad de Familias en Proceso de Separación y Ensamblaje, IChTF, “Presentación a Martes Sistémico”, (2004)

Síndrome de Alienación Parental (PAS)

El PAS se produce por manipulación o programación del padre con custodia en desventaja del otro. Se refiere, en el niño, al proceso psicodinámico de inclinación o compromiso, sin fundamento, hacia la “buena y amada” parte del padre con custodia y al alejamiento de la supuestamente “mala y odiada” parte del otro padre.

Se da en el contexto del conflicto de trato/custodia/visita de los padres durante separación y divorcio, mediante la interrupción del contacto y la desvalorización del progenitor no custodio por parte del progenitor custodio. ((Wilfred von Bloch_Galhau, “Síndrome de alienación parental (PAS): influencia de la separación y el divorcio sobre la vida adulta de los hijos”).

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Incidencias negativas a largo plazo sobre el desarrollo de los hijos:

Aumento del riesgo de enfermedades psíquicas y psicosomáticas Problemas posteriores en las relaciones en general y en las relaciones de Pareja Aumento de las conductas delictivas Aumento del riesgo suicida

La pérdida del vínculo con el padre alejado y desvalorizado por el padre custodio, empuja a los niños a tres movimientos dinámicos principales:

El niño empieza a dudar de la realidad debido a que el padre programador la altera para atacar el otro: así pierde confianza en sí mismo y en las propias percepciones.

El niño se alía y se identifica totalmente con el padre con la custodia en contra del otro, por miedo de perder la protección y alimento por parte de éste.

El niño amputa psíquicamente una parte de sí mismo, la que se identificaba con el padre alejado y atacado, con las correspondientes graves consecuencias para el desarrollo de su personalidad.

(Wilfred von Bloch_Galhau, “Síndrome de alienación parental (PAS): influencia de la separación.

Son esencialmente 3 los factores que producen en el niño el rechazo agresivo hacia el padre no custodio y la aceptación de los sentimientos negativos del padre custodio:

La manipulación/programación conciente y/o inconsciente del niño por parte del padre custodio con el fin de disminuir el amor del niño hacía el padre no custodio y de excluirlo de su vida.

El trasfondo de descripciones negativas y desvalorizadas del progenitor alejado por aquel que tiene la custodia, que el niño llega a hacer suyas, a veces, agrandándolas y agravándolas.

Elementos accidentales que ayudan a fijar en los niños el “síndrome de la imagen del padre enemigo”.

Las 8 principales manifestaciones del PAS según Gardner (1998)

Campaña de rechazo y difamación: los niños al relatar se tensionan mucho y casi nunca, interrogados, son capaces de concretar algo.

Racionalizaciones absurdas: las justificaciones aportadas por los niños para defender sus posiciones hostiles e irracionales no tienen conexión real con la experiencia verdadera.

La falta de ambivalencia normal: un padre es todo bueno y el otro es todo malo. La inclinación automática hacia el padre programador: los parientes toman parte

incondicional hacia el padre con custodia. La ampliación, por parte del niño, de las hostilidades a toda la familia y el entorno del

padre no custodio: con fundamentos absurdos y distorsionados. El fenómeno de la “opinión propia”: los niños desde muy chicos tienen una opinión

formada acerca de hechos muy complejos y dolorosos. Ausencia de sentimiento de culpa por la crueldad hacia el padre no custodio:

acompañada por exigencia económica sin escrúpulo.

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La adopción de escenarios prestados: por el padre custodio para acusar el otro, frente a los cuales el niño cuando es interrogado muestra total incoherencia e incomprensión.

PAS Leve: todavía el trato con el padre no custodio existe, se recomienda dejar la custodia al padre programador pero con condicionamientos judiciales estrictos acerca del derecho de trato y visita..

PAS Moderado: cuando hay presencia de síntomas relevantes en el niño y problemas de trato y visita con el padre no custodio, se recomienda dejar la custodia al padre programador pero con el cuidado de un asistente social que acompañe y programe las visitas del/al padre no custodio e informe el tribunal cuando el trato no funcione.

PAS Grave:.cuando existe una completa y obstinaba negación por parte del padre programador a la visita y al trato con el padre no custodio que se ven así completamente interrumpidas, se recomienda la transferencia del derecho de custodia a éste último.

Mediación familiar

La Mediación Familiar es una forma de tratar los conflictos, en la cual las personas interesadas, con la ayuda de un tercero imparcial, el mediador, participan directamente en la búsqueda de solución a sus disputas.

Se orienta a las personas que estando ya separadas o en proceso de separación no han logrado resolver problemas derivados de la ruptura conyugal.

El mediador facilita la comunicación: en un ambiente de tranquilidad y respeto invita a las personas involucradas en el conflicto a que se centren en los intereses y necesidades de cada uno y busquen soluciones creativas que les permitan llegar a acuerdos y construir así la base de una relación parental de cooperación o apoyo en el desarrollo de sus hijos.

(Unidad de Mediación Familiar, Instituto Chileno de Terapia Familiar, Santiago, Chile, 2004.)

Temas de interés en Mediación Familiar

Todos los aspectos referidos a la reorganización familiar:

Cuidado y educación de los hijos Con quien viven los hijos (padre custodio) Modalidad de la relación de los hijos con cada padre (visitas…) Contribución economica (alimentos) Distribuciones de bienes y Cualquier decisión que los padres tengan que tomar con respecto a la familia.

“La Terapia de Divorcio trata de ayudar las familias a superar la crisis que atraviesan las familias cuando se ven enfrentada a un proceso de separación emocional y legal. Este tipo de terapia se centra especialmente en el bienestar de los hijos y trata de encontrar soluciones funcionales, justas y aceptables para todos los miembros de la familia a los problemas planteados por el divorcio”.

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(Simon, Stierlin, Wynne; “Vocabulario de Terapia Familiar”, 1997, p. 365)

Objetivos de la Terapia de Divorcio

Promover la protección de los hijos por parte de los padres a través de desinvolucrarlos del conflicto conyugal:

Disminuir el grado de conflicto conyugal. Reorganizar el sistema de manera funcional (que cumpla con las funciones básicas de

una familia). Promover capacidad de reflexión y disminuir la acción. Facilitar que cada uno de los adultos logre incluirse como miembro activo en el

mantenimiento y generación de secuencia del sufrimiento (auto-responsabilización). Promover el deseo de cambio. Establecer límites con otros involucrados en el conflicto, favoreciendo las “redes

benignas”.