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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez El peligro de la deserción Escritura: Escrituras Seleccionadas Código: 80-130 John MacArthur Aquellos de ustedes que me conocen, que han sido parte de nuestra Iglesia por algo de tiempo, saben que amo a la Iglesia. A lo largo de los años del ministerio, he tenido la ocasión y la oportunidad de considerar otro tipo de ministerios, como el ministerio de misiones o el ministerio en el área académica y varios tipos de oportunidades se me han presentado. Pero sin importar cuán maravillosas han sido, no importa cuán atractivas, no importa cuán grande la necesidad, nunca he podido separarme de la Iglesia y del ministerio en la iglesia. Amo a la Iglesia. Es mi vida. Cuando nací, mi padre era pastor de una iglesia. Crecí en la Iglesia. Es el lugar en donde fui guiado al conocimiento de Dios, es el lugar en donde aprendí acerca de Cristo, un lugar en donde adquirí el conocimiento de la verdad salvadora y santificadora. Fue en la Iglesia en donde aprendí todas las historias de las Escrituras -Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Fue en la Iglesia en donde aprendí el estándar moral de Dios para la vida. Fue en la Iglesia en donde aprendí a orar. Fue en la Iglesia en donde aprendí a cantar. Fue en la Iglesia en donde aprendí a vivir y a amar y a servir. Fue en la Iglesia en donde establecí los estándares y dirección y metas para mi vida. Fue en la Iglesia en donde experimenté la guía del Espíritu de Dios al dirigirme a una vida de ministerio. La Iglesia es donde yo conocí a la compañera de mi vida, mi esposa. La Iglesia es donde he criado a mis hijos y ahora, a mis nietos. Y la Iglesia es donde he establecido a mis amigos de por vida. Y la Iglesia es mi vida. Tengo otros títulos y responsabilidades, pero en cierta manera, están en la periferia de la Iglesia, la cual es mi vida. Y francamente, será para siempre, inclusive en la eternidad, seremos la Iglesia congregada, redimida y glorificada. Estoy comprometido con la Iglesia con toda onza de mi ser que tengo. Me he comprometido con ella con todo mi corazón y con toda mi alma. Y hay gente que me pregunta por qué

El peligro de la deserciónwebmedia.gty.org/gracia/pdf/80-130.pdfy un gozo en la Iglesia por allá. Me gusta por allá porque tienen servicios de Iglesia el martes por la noche, jueves

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

El peligro de la deserción

Escritura: Escrituras Seleccionadas

Código: 80-130

John MacArthur

Aquellos de ustedes que me conocen, que han sido parte de nuestra Iglesia por algo de

tiempo, saben que amo a la Iglesia. A lo largo de los años del ministerio, he tenido la ocasión

y la oportunidad de considerar otro tipo de ministerios, como el ministerio de misiones o el

ministerio en el área académica y varios tipos de oportunidades se me han presentado. Pero

sin importar cuán maravillosas han sido, no importa cuán atractivas, no importa cuán grande

la necesidad, nunca he podido separarme de la Iglesia y del ministerio en la iglesia. Amo a la

Iglesia. Es mi vida.

Cuando nací, mi padre era pastor de una iglesia. Crecí en la Iglesia. Es el lugar en donde fui

guiado al conocimiento de Dios, es el lugar en donde aprendí acerca de Cristo, un lugar en

donde adquirí el conocimiento de la verdad salvadora y santificadora. Fue en la Iglesia en

donde aprendí todas las historias de las Escrituras -Antiguo Testamento y Nuevo Testamento.

Fue en la Iglesia en donde aprendí el estándar moral de Dios para la vida. Fue en la Iglesia en

donde aprendí a orar. Fue en la Iglesia en donde aprendí a cantar. Fue en la Iglesia en donde

aprendí a vivir y a amar y a servir. Fue en la Iglesia en donde establecí los estándares y

dirección y metas para mi vida. Fue en la Iglesia en donde experimenté la guía del Espíritu de

Dios al dirigirme a una vida de ministerio.

La Iglesia es donde yo conocí a la compañera de mi vida, mi esposa. La Iglesia es donde he

criado a mis hijos y ahora, a mis nietos. Y la Iglesia es donde he establecido a mis amigos de

por vida. Y la Iglesia es mi vida. Tengo otros títulos y responsabilidades, pero en cierta

manera, están en la periferia de la Iglesia, la cual es mi vida. Y francamente, será para

siempre, inclusive en la eternidad, seremos la Iglesia congregada, redimida y glorificada.

Estoy comprometido con la Iglesia con toda onza de mi ser que tengo. Me he comprometido

con ella con todo mi corazón y con toda mi alma. Y hay gente que me pregunta por qué

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siempre escribo estos libros que tratan de asuntos y por qué estoy siempre tan preocupado

por esas cosas que están pasando, si acaso no puedo tan sólo sentarme y disfrutar mi

experiencia cristiana en el ministerio. Y la respuesta es que amo tanto a la Iglesia que quiero

que sea todo lo que Dios quiere que sea y eso significa que necesito ser un pastor, porque si

no fuera un pastor, estaría haciendo que el pastor enloqueciera. El Señor sabía eso.

No entiendo a la gente que no ama a la Iglesia. No entiendo a la gente que no tiene una

relación de amor con la Iglesia y no puede esperar a congregarse con la Iglesia. No entiendo

a la gente que dice cosas como escuché a una persona decir recientemente: “hombre, nuestra

Iglesia tiene un servicio de sábado por la noche y es maravilloso. Puedes terminar con eso en

una hora y no echa a perder el domingo.” Eso es inconcebible para mí. No puedo entender

eso.

O alguien más que dijo: “me gusta nuestro servicio del domingo por la mañana, se acaba en

una hora y no afecta el resto del día.” No puedo esperar a llegar aquí el domingo por la

mañana y no puedo esperar regresar el domingo por la noche. Y así ha sido en mi vida

durante toda mi vida. Yo me veo ha traído, como ustedes bien saben, a Europa oriental y me

veo ha traído al ministerio que Dios nos ha dado por allá. Está limitado, porque no conozco el

idioma y les he dicho antes que si lo conociera, probablemente me iría allí y me quedaría.

Pero hay otra razón que me gusta por allí. No es sólo porque hay un aspecto de frescura en él

y un gozo en la Iglesia por allá. Me gusta por allá porque tienen servicios de Iglesia el martes

por la noche, jueves por la noche, sábado por la noche, domingo por la mañana y domingo

por la noche; y se congregan todo el tiempo y todo el mundo está siempre ahí. Es su vida.

Hubo un tiempo cuando venir a Cristo significaba venir a Su Iglesia. Hubo un tiempo cuando la

salvación significaba unión con el cuerpo congregado visible de Cristo. Convertirse en

cristiano significaba comunión. Esto realmente ha cambiado. El énfasis, el énfasis

contemporáneo en los evangélicos es tener una relación personal con Cristo y el proceso de

personalizar esto y promover este asunto de la relación personal con Cristo, lo cual se ha

convertido en el tema continuo del evangelismo contemporáneo, rara vez es que se presenta

una explicación acerca de la Iglesia. Es extremadamente raro leer un folleto del Evangelio o

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escuchar una presentación del Evangelio que termina con alguna explicación de la relación de

un creyente con la Iglesia.

Hay un énfasis muy bajo en el involucramiento en la Iglesia, la membresía en la Iglesia, ser

parte de la familia de Dios. La casa congregada visible de santos redimidos. Y en nuestro

esfuerzo masivo de hacer que lo importante sea la salvación personal, realmente hemos

dejado a la Iglesia atrás afectando a muchas, muchas almas. Muchas iglesias no tienen

membresías. No quieren membresías, no quieren que la gente se una a su Iglesia.

De hecho, enseñan en contra de eso. Hay iglesias, acabo de leer de una el día de ayer que no

requiere la membresía. No requiere bautismo, no requiere ninguna declaración doctrinal, no

requiere nada y se llama a sí misma una Iglesia evangélica.

La realidad de este compromiso bajo con la Iglesia está sobre nosotros. Está evidente por

todos lados. Permítame tan sólo resumirlo en tres maneras. Si yo veo este nivel bajo de

compromiso, lo veo en varias maneras.

Número uno, lo puedo ver por el patrón mediante el cual los cristianos profesantes se

relacionan con la Iglesia. La gente, simplemente no se relaciona con la Iglesia de manera

significativa. Tienden a ser, creo que lo podríamos llamar, consumidores eclesiásticos,

brincadores de iglesias. Realmente, no tienen ninguna lealtad o ningún compromiso a alguna

asamblea dada de santos redimidos y congregados. Sienten poco o ningún apego u

obligación o compromiso por asistir regularmente o por involucrarse a una Iglesia. No es una

prioridad para ellos. De alguna manera, saltan y flotan y brincan por todos lados. La Iglesia

puede congregarse, pero ciertamente no significa que ellos necesitan estar ahí. La Iglesia

puede congregarse a estudiar o a orar o a ser preparada o hacer lo que sea, pero eso

realmente no se aplica a ellos. Después de todo, ellos están involucrados con una relación

personal con Cristo y no entienden su involucramiento, su conexión en su vida con la Iglesia.

Gran parte de su cristianismo existe fuera de la Iglesia y hay bastantes cosas afuera de la

Iglesia que están bajo la bandera cristiana que pueden ocupar sus vidas sin que ellos lleguen

a comprometerse mucho o a involucrarse en la Iglesia. Eso es trágico. Este compromiso bajo

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se manifiesta no sólo en el patrón mediante el cual la gente se relaciona con la Iglesia y en

cierta manera sólo flotan y no hacen compromiso alguno, sino que, en segundo lugar, por el

descuido de las ordenanzas del bautismo y la comunión. Hay muchas personas que se llaman

a sí mismas cristianas que nunca han sido bautizadas. Hay muchas más que se llaman a sí

mismas cristianas y bien podría ser cristianas y bien podrían ser cristianas que tienen poco o

ningún interés en asistir a la mesa del Señor. Y si resulta ser en una noche en donde pueden

agendarlo, vendrán. O en una mañana en donde pueden agendarlo, vienen.

Pero, en general, eso realmente no es prioridad para ellos. Esto inclusive es más serio. En

muchas iglesias, ahora está quitando la prioridad del bautismo y quitando la prioridad de la

comunión. Simplemente, la relegan a algún tipo de ocasión privada porque creen que, si se

hace en el servicio público, se vuelve ofensivo. Es algo triste porque el bautismo en sí mismo

es el testimonio más grande que la Iglesia tiene que dar del poder cambiador de Jesucristo,

¿verdad? ¿Por qué vas a presentar algún tipo de dramatización en la Iglesia cuando puedes

tener un testimonio vivo?

Por otro lado, le quitan la prioridad de la comunión porque creen que la comunión ofendería a

un incrédulo que podría estar ahí porque lo aísla y la comunión dice que es como mostramos

la muerte del Señor hasta que Él venga y cuál es nuestro mensaje. Algunos ignoran el

bautismo en su totalidad y muchas iglesias no lo requieren. No lo requieren después de que

usted es salvo. No hablan de él. No lo requieren para la membresía de la Iglesia y no les

preocupa la mesa del Señor.

Esto quiere decir que no se requiere para todo el mundo, no es una urgencia en la vida de las

personas y, sin embargo, esas son las dos cosas que Jesús dijo que debíamos hacer.

Inclusive en donde el bautismo y la comunión son administradas y en la mayoría de los casos

son dirigidas a la fe personal en lugar de la Iglesia, no celebran el aspecto común de la

Iglesia, todos bautizados en un cuerpo, esto es la Iglesia de Jesucristo y todos congregados al

pie de la cruz para compartir en la mesa del Señor en común conforme reconocemos de

manera mutua nuestro pecado y nuestro arrepentimiento del mismo. La gente puede asistir a

muchas iglesias y nunca experimentar un bautismo. Muchas iglesias y nunca experimentar

una comunión.

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En tercer lugar, otra dramatización, otra evidencia de esta falta de interés en la Iglesia es el

desarrollo enorme del ministerio afuera de la Iglesia. Ha habido un cambio enorme de enfoque

entre los evangélicos, si lo puedo llamar así, que se ha desviado de la Iglesia. Ministerios para

iglesias se han desarrollado y han proliferado más allá de la imaginación. Y para todo cristiano

que parece tener alguna idea de lo que le gustaría hacer, es probable que se comience una

organización cristiana.

Y después, esa organización cristiana crea un ambiente en donde pueda existir y levantar

dinero y hacer lo que necesita hacer sin ninguna consideración hacia la Iglesia, normalmente,

siendo indiferentes hacia la Iglesia y no rindiendo cuentas a la Iglesia. Los mejores de esto,

tienen éxito. Los más ineptos, fracasan. Ministerios que se promueven mucho con mucho

dinero, guiados por gente con talentos y dones excepcionales apoyados por donadores ricos

sobreviven y van a usar métodos de mercadotecnia sofisticados para levantar millones de

dólares y pueden desarrollar una operación bastante exitosa, algo de lo que hacen es muy

bueno, sólo que no tiene nada que ver con la Iglesia. No es la Iglesia. Está ahí. Tuvo la

intención de venir a ayudar a la Iglesia.

Al principio del siglo, la Iglesia liberalizada y eso es lo que causó que iglesias independientes

crecieran, porque las denominaciones eran tan corruptas y herejes. Y junto con las

denominaciones, vinieron todos estos ministerios independientes y ahora, en la independencia

noble típica del espíritu estadounidense, continuamos proliferando ese tipo de organizaciones

hasta que hay tantas de ellas que ni siquiera podemos mantenernos al día con cuántas hay.

Algunos de ustedes saben cuántas hay porque vienen a su casa en la forma del correo de

manera interminable.

Las personalidades cristianas a nivel nacional se han convertido en los héroes de los

evangélicos y los pastores locales básicamente no son valorados y con frecuencia, son

calumniados o son objeto de que se hable mal de ellos. Recientemente, me pareció

interesante leer acerca de una reunión que el Presidente Clinton tuvo con doce líderes

evangélicos. Y de los doce líderes evangélicos que iban a reunirse con él, él quería que ellos

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les presentaran las preocupaciones del cristianismo en Estados Unidos y se identificaran con

el gobierno. Y diez de ellos estaban afuera de la Iglesia.

El sistema, inclusive reconoce que la Iglesia no necesariamente es el vocero. Este es el

cambio, un cambio significativo en el poder de los evangélicos. Y creo que ese cambio

inclusive va a ir más lejos. Ahora que estamos teniendo un cambio de simplemente poder

para iglesia organizaciones para iglesias a organizaciones megas para iglesias. Y las

organizaciones mega para Iglesia están redefiniendo al cristianismo y están estableciendo

quiénes son los héroes. Y la parte triste de esto es que básicamente tienden a ser

ateológicas. Adoctrinales, sin importarles la doctrina, la teología.

Inclusive, el lado educativo de los evangélicos ha caído presa a esto en algunas maneras y

puedo darle una ilustración de esto. Hay una publicación llamada La Publicación de la

Sociedad Teológica Evangélica, de la cual yo soy miembro. Para pertenecer a esa sociedad,

usted necesita afirmar la inerrancia de las Escrituras y estar asociado con algún esfuerzo

académico en términos de teología. Y en la publicación de la teología evangélica, han estado

imprimiendo artículos de investigación original acerca de cosas que son escriturales durante

34 años. En 34 años, han producido un artículo acerca de la naturaleza de la Iglesia. Uno en

el año 1969. No antes ni después.

Los evangélicos están desviándose de manera sistemática de la Iglesia. Es una especie de

tendencia general. La gente está ocupada ganando gente para Cristo, pero no para la Iglesia.

Esto es algo que va totalmente en contra de las Escrituras. Venir a Cristo es venir a la Iglesia.

Cualquier idea de experimentar salvación sin pertenecer a una Iglesia local no se encuentra

en el Nuevo Testamento. Las epístolas del Nuevo Testamento fueron escritas a iglesias. Y en

el caso en donde fueron escritas a individuos como a Filemón y a Timoteo y a Tito, estuvieron

en funciones claves de liderazgo en las iglesias. Y las epístolas generales parecen haber sido

dirigidas a asambleas de santos, aunque no son identificadas en ningún lugar específico.

Algunas veces, como en el caso de Santiago, a creyentes dispersos que se estaban

reuniendo en diferentes lugares.

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Usted simplemente necesita comenzar a leer las epístolas del Nuevo Testamento para saber

que el Señor asumió que los creyentes estarían congregados en asambleas, no corriendo por

todos lados sueltos. El Espíritu Santo quiso comunicar un mensaje a los creyentes. El título es

1 de Corintios y esto es lo que dice: “Pablo llamado apóstol de Jesucristo por la voluntad de

Dios y Sóstenes, nuestro hermano a la Iglesia,” la Iglesia que está en Corinto. Y cuando el

Espíritu Santo quiso enviar otra carta, 2 Corintios, “Pablo, apóstol de Jesucristo por la

voluntad de Dios y Timoteo nuestro hermano a la Iglesia, la cual está en Corinto.”

Y cuando el Señor quiso alcanzar a los santos y darles instrucción acerca de la ley y libertad y

gracia, Él inspiró a Pablo para escribir y Pablo escribió el libro de Gálatas. “Pablo apóstol y

todos los hermanos que están conmigo a las iglesias.” Primera de Tesalonicenses 1 dice

esencialmente lo mismo. “Pablo y Silvano y Timoteo a la Iglesia.” En 2 Tesalonicenses, dice:

“Pablo y Silvano y Timoteo a la Iglesia.” La suposición en todo esto es que la gente está

congregada en una asamblea local en donde la Palabra de Dios es diseminada y son una

comunidad congregada de santos que adoran que pertenecen a la Iglesia no sólo la Iglesia

invisible, sino perteneciendo a la Iglesia visible, congregada, militante, como ha sido llamada

en el mundo que está en el corazón mismo en el cristianismo. Es la unidad expresa del cuerpo

hecha visible.

La Iglesia se congrega para participar en la adoración y el bautismo, la comunión y el

ministerio. Expresa su realidad espiritual en su identidad colectiva. El Señor nunca estableció

ninguna en institución excepto por la Iglesia. Cristo es la cabeza de la Iglesia y bajo Su

cabeza, viene una pluralidad de pastores y ancianos piadosos que guían a aquellos que

sirven. Y esa es la definición de la Iglesia. Y no hay nada más allá o fuera de eso.

Actualmente, hay muchas, muchas organizaciones cristianas. Organizaciones para Iglesia que

son guiadas por gente que no son calificadas para ser pastores o ancianos, que no rinden

cuentas a una asamblea de santos redimidos y congregados, que no consideran cosas como

el bautismo o la comunión. Francamente, la idea de un cristiano no bautizado ni siquiera está

en el Nuevo Testamento. Inclusive el bautismo se convierte en un término que es un sinónimo

de salvación. Un Señor, una fe, un bautismo. Eso está hablando del bautismo que es la

expresión externa de una relación interna. Una identificación interna.

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El no estar en la Mesa del Señor en un contexto donde el Nuevo Testamento era causa de

preocupación seria y quizás, de disciplina en la Iglesia. De hecho, inclusive venir a la Mesa del

Señor sin que su corazón estuviera bien podía ser causa de enfermedad o de muerte. Es

obvio que la primera Iglesia conoció a su rebaño. En Hechos 20, el apóstol Pablo escribió a

los ancianos en Mileto y dijo: “ustedes deben pastorear el rebaño de Dios.” Es muy difícil

pastorear si usted no sabe quién es su rebaño. Y los pastores no sobreviven bien

simplemente estando sueltos por sí mismos.

En Hechos, simplemente para darle una ilustración de este sentido de pertenencia, en

Hechos, capítulo 2, versículo 41 en donde nace la Iglesia dice: “entonces, aquellos que

recibieron sus palabras,” las palabras de Pedro, “conforme predicó, fueron bautizados.” Claro,

eso fue obvio, inevitablemente, inmediatamente fueron bautizados. “Y fueron añadidos ese día

3000.” ¿Añadidos a qué? Añadidos a los otros. ¿Quiénes fueron los otros? Bueno, por lo

menos ciento veinte que estaban congregados en el aposento alto estarían en la lista. Y

debieron haber tenido algún secretario o a alguien que podía escribir los nombres de estas

personas que fueron bautizadas. Y todas fueron añadidas a la lista.

Y después, en el versículo 47, “Y el Señor añadía cada día a la iglesia a los que habían de ser

salvos.” Y la Iglesia se congregaba día tras día celebrando su vida y su gozo en el Mesías. Y

el Señor, por el poder del Espíritu Santo estaba convirtiendo a muchos y estaban siendo

añadidos a la Iglesia. Usted llega al capítulo 5 del libro de los Hechos, versículo 14 y más

creyentes en el Señor, multitudes de hombres y mujeres, se añadían constantemente a su

número. Y esto estaba creciendo. Alguien estaba llevando una lista de quién estaba en el

rebaño. La indicación de que éstos estaban siendo añadidos implica que hubo un lugar en

donde estaban siendo añadidos.

Hay referencias, claro, lo largo de este período en el libro de los Hechos a la Iglesia entera. La

Iglesia salva, bautizada, continuando, recuerdan, en Hechos 2:42, en la doctrina de los

apóstoles, la oración, la comunión y el partimiento del pan. Todos están juntos. Todos son

uno. Así era. Y después, la Iglesia comenzó en Antioquía y se desarrolló a partir de ahí. Y

después, la Iglesia se fue al Oeste, en el ministerio de Pablo. Y aquellos que viajaron con él

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en la Iglesia, estaba viendo a la gente que venía a Cristo y después, eran bautizados. Y

después, se congregaban en una asamblea local. Cada vez que alguien se mudaba o que se

re ubicaba como lo hace la gente en la actualidad, enviaban cartas.

En Hechos, capítulo 18, creo que es el versículo 27, leemos acerca de eso. Este es un pasaje

que está hablando de Apolos. “Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y

escribieron a los discípulos que le recibiesen.” Esto es típico. Aquí hay un hermano cristiano

que va de un lugar al siguiente. Le escriben una carta de recomendación para que la Iglesia

que lo está recibiendo sepa que viene con la bendición de la iglesia de la cual vino.

En Romanos, el último capítulo, capítulo 16, hay una recomendación en el versículo 1 de una

dama llamada Febe. Aparentemente, quien iba camino a Roma. Y cuando ella llega a Roma,

ella va a llegar con una recomendación porque el apóstol Pablo dice en Romanos 16: “Os

recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que

la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en

que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.”

Aquí hay una carta típica de recomendación. Aquí hay un miembro de buen testimonio

llamada Febe que se están mudando de Cencrea a Roma. La Iglesia romana necesita

aceptarla. Ahí está Iglesia manteniendo registros de sus ovejas y también informando a otras

de las congregaciones que este individuo debe ser recibido como alguien que es genuino en

nombrar el nombre de Cristo. La Iglesia estaba muy preocupada por mantener afuera la

cizaña, por mantener su pureza y asegurarse de que aquellos que llegaban no eran personas

divisivas, herejes o pecaminosas. Había esta preocupación tremenda por mantener a la

Iglesia pura.

En Colosenses, capítulo 4, versículo 10 menciona a Aristarco, mi colaborador, envía sus

saludos. Y después, menciona al primo de Bernabé, Marcos y después, hay un comentario de

paréntesis de Marcos en Colosenses 4:10 “acerca de quien recibisteis instrucciones. Si él

viene a vosotros, recibidle.” Entonces, de nuevo, cuando los cristianos se mueven de lugar en

lugar, había una carta que certificaba su conversión y su buen testimonio en la vida de la

Iglesia.

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Y después, en 2 Corintios capítulo 3, Pablo dice: “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a

nosotros mismos?” En otras palabras, ¿necesito comenzar de nuevo con ustedes, corintios,

como si no me conocieran? “¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de

recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?” Estaban tratándolo como a

un extraño y él dice: ¿necesito comenzar por ese proceso de nuevo? Lo que estoy diciéndoles

es que simplemente había un proceso, cartas de recomendación, transferencia en la

reubicación de creyentes fue una parte de la vida de la Iglesia.

Entonces, la primera Iglesia no conoció nada más que el bautismo y la asamblea en grupos

congregados de creyentes en un área local con el propósito de la adoración, la Mesa del

Señor, oración, comunión y testimonio. Mi corazón realmente se entristece ante la naturaleza

de la Iglesia evangélica en la actualidad y me siento responsable por confrontarlo, porque sé

que el Señor ama a Su Iglesia, Él murió por Su Iglesia, Él derramó Su sangre por Su Iglesia. Y

sé que la Iglesia no sólo es el cuerpo de Cristo mediante el cual Él va a cumplir Su voluntad

en el mundo, sino que también es la novia de Cristo, el objeto de Su afecto y Su amor. Y Él

quiere a una novia pura y casta. Él quiere que la Iglesia sea todo lo que debe ser. Por eso,

este mensaje esta mañana.

Ahora, muchos de ustedes son miembros de Grace Community Church. Eso es bíblico. Si

usted en cierta manera no es miembro, usted simplemente está flotando ahí en el limbo. Eso

es algo que no se encuentra en las Escrituras. Muchos de ustedes son miembros de Grace

Community Church. Algunos de ustedes, son miembros fieles. Algunos de ustedes, no son

miembros fieles. Algunos de ustedes, no son miembros y algunos de ustedes no miembros,

son no miembros fieles. Y algunos de ustedes no miembros, no son fieles. Según Hebreos 13,

tengo que dar cuentas a Dios por ustedes.

¿Cómo puede usted pastorear al rebaño por el que usted debe rendir cuentas a Dios, si usted

ni siquiera sabe en dónde están las ovejas o quiénes son? Es muy difícil. Es muy difícil. Es

muy difícil, por ejemplo, cuando alguien deja la Iglesia, quien no es miembro de la Iglesia,

tener alguna manera de saber que siquiera se fueron, quizás, excepto por un grupo pequeño

de personas que pudo haberlos conocido. Algunas veces, una persona deja la Iglesia y

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tratamos de hacer lo que podemos por rastrearlos, porque nos sentimos responsables por su

vida espiritual. Y entonces, oímos que terminaron en una Iglesia en otro lugar y quizás, puede

terminar en una Iglesia que dice “creemos que esta persona estuvo en nuestra Iglesia hasta

tal y tal y ahora, pensamos que se han ido a su Iglesia. No estamos seguros”. Eso es muy

difícil. Y podemos recibir una carta de regreso que dice que la persona que creen que estaba

en su Iglesia, que creen que está en mi Iglesia, no creo que esté en mi Iglesia. ¿Cómo

podemos ser responsables por el pastoreo? ¿Cómo podemos ser responsables de cuidar por

la gente a la que tenemos que rendirle cuentas a Dios?

Entonces, si lo quiere hacer como dice Hebreos 13:17, para que podamos hacerlo con gozo y

no con tristeza, entonces, usted aprende a someterse y a obedecer y a ser parte del rebaño

con el que usted se identifica. La mitad de cualquier congregación dada un domingo en Grace

Community Church son no miembros. Digo, algunos de ustedes han estado aquí durante

mucho tiempo. Dos queridas personas entregaron su pequeña tarjeta de membresía para

unirse a la Iglesia esta mañana y han estado viniendo durante 22 años. Veintidós años. En

una de las plásticas, se dijo algo así: “he estado en el coro por 13 años, creo que debería

unirme.”

Bueno, podría ser ignorancia. Usted es simplemente ignorante acerca de esto. Podría ser

indiferencia. Podría ser temor de ser expuesto por algún pecado en su vida. Podría ser

resistencia a que se le dé algún tipo de responsabilidad en el ministerio. Ninguna de esas es

aceptable al Señor, ¿verdad?

Ahora, quiero enseñarle algunos asuntos esenciales acerca de la membresía de la Iglesia,

¿muy bien? Y hay cosas que creo que van a ser claras para usted y espero que sean

motivadoras. En primer lugar, es un asunto de obediencia. Identificarse con la Iglesia, unirse

de manera oficial y ser parte es un tema de obediencia. Acabo de señalar eso.

El Nuevo Testamento indica claramente que los creyentes fueron bautizados y se reunieron

en grupos que se congregaban y que eran reconocibles. Sus nombres estaban en una lista.

Se identificaban como el rebaño y los pastores sabía quiénes eran. Y cuando se mudaban de

un lugar al otro, alguna carta iba con ellos para que se llevara a cabo una transferencia a otra

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asamblea local de creyentes. Cartas, epístolas del Nuevo Testamento fueron escritas a esos

creyentes congregados. Nunca hubo suposición alguna de que algún cristiano estaría

flotando, suelto solo. Hubo una unidad espiritual real de almas salvas y esa unidad espiritual

real, así como es en la actualidad, se manifestó en grupos locales de creyentes que se

congregaban con el propósito de santificación y adoración y testimonio. Es un patrón bíblico.

Y lo que tenemos en la actualidad en este consumismo evangélico no es bíblico. Esto de estar

rebotando y brincando de Iglesia en Iglesia, hacemos todo lo que podemos por rastrear a toda

persona que llega y se va de nuestra Iglesia. Leí una de nuestras pequeñas listas, alguien

había dejado nuestra Iglesia y el pequeño comentario en la parte de abajo después de que

fueron llamados y enviamos cartas y tratamos de hacer lo que pudimos para saber a dónde se

fueron fue: “ahora estamos asistiendo,” y mencionaron a cierta Iglesia, “y a otras dos iglesias.”

Eso para mí muestra su realidad. Lo que eso significa es que probablemente no van a ningún

lugar con mucha frecuencia. Y cuando van, saltan al lugar en donde está la acción totalmente

desconocido en un patrón bíblico de identificación con un grupo congregado de creyentes con

quienes nos comprometemos para la gloria de Cristo. Es un asunto de obediencia.

Y creo que podría ser un asunto de pecado, puede haber cosas en su vida que no quiere que

sean expuestas… Permítame alentarlo para decirle que el resto de nosotros también tenemos

problemas. No se espere hasta que sea perfecto antes de venir. Una dama dijo: “no quiero

unirme a la Iglesia porque hay demasiados hipócritas.” Yo le dije: “muy bien, siempre

podemos recibir a uno más.” Sólo es cuestión de grado, ¿verdad? No le dije eso a nadie en

esta mañana. Esto fue cuando era joven. Es un asunto de obediencia.

En segundo lugar, es un tema de comunión. Los creyentes fueron incorporados a una Iglesia,

la Iglesia del Señor Jesucristo para tener una vida espiritual compartida en común. Somos los

que tenemos una fe igualmente preciosa. Hemos entrado en una comunión, en una

participación. Pablo le dijo a los Corintios que habían sido llamados a la comunión. La

comunión de Su Hijo, el Hijo de Dios. Una comunión era tan maravillosa y tan única y tan

mezclada que debían asegurarse de que no hubiera divisiones ni argumentos ni debates en la

comunión.

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Juan, el apóstol, al escribir 1 Juan 1, versículo 3, “lo que hemos visto y oído, esto os

anunciamos para que tengáis comunión con nosotros. Y, de hecho, nuestra comunión es con

el Padre y con Su Hijo Jesucristo.” Salvos para entrar a la comunión, la participación. La

palabra koinonia significa participación. Gálatas 2:9 dice: “al reconocer la gracia que me había

sido dada, Jacobo y Cefas y Juan, Pablo escribiendo, quienes eran reconocidos como

columnas, me dieron a Bernabé, y a mí, la diestra de ¿qué? De comunión.” Esa es la razón

por la que hicimos eso. Es el Nuevo Testamento. Usted los está tomando de la mano y

metiéndolos a la comunión, participación en común en la vida eterna, como se manifiesta en

la vida visible de la Iglesia.

En Hebreos, capítulo 10, es una sección maravillosa de las Escrituras. Versículo 23,

“mantengamos la confesión de nuestra esperanza sin titubear porque el que lo prometió es

fiel. Y considerémonos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no

dejando de congregarnos como es el hábito de algunos, sino exhortándonos unos a otros y

mucho más conforme veis que el día se acerca.” Entre más nos acercamos al regreso de

Jesucristo, mas necesitamos la comunión. No dejen el congregarse, estimúlense unos a otros

al amor y a las buenas obras. Es el hábito de algunos, dice él, no congregarse, no estar en la

asamblea. Está mal. Es pecaminoso. No puedo entender por qué la gente no está aquí cada

vez que los creyentes se congregan. No puedo entender cómo la gente siente que han

cumplido con algún tipo de deber el domingo por la mañana y no necesitan regresar el

domingo por la noche. ¿Y sabe una cosa? La mayoría de las iglesias están quitando de

manera sistemática los domingos por la noche. Digo, somos unas de las pocas que quedan

que tienen un servicio de domingo por la noche. No puedo comprender eso. Siempre estoy

tratando de pensar en cómo podemos tener más servicios.

Tuve la oportunidad de congregarme con creyentes en otra asamblea local el jueves por la

noche. Y disfruto ese privilegio y ese gozo. Y normalmente, me sucede cada semana en algún

otro lugar, el compartir nuestra vida en común. El cultivar amistades. El llevar las cargas unos

de otros, la preocupación mutua, la oración mutua. Esa es la vida de la Iglesia. Es la vida de

compartir amor, es la vida de sacrificio, es la vida de dar sacrificialmente tanto mi dinero como

mi tiempo y energía por el bienestar de otros. Es congregarnos por causa de la Mesa del

Señor. Es congregarnos para cantar alabanzas a Él; y el coro colectivo, los aleluyas colectivos

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que se levantan, emanan de una congregación que está congregada. Eso es la comunión,

venir a la mesa del Señor. Es en donde venimos para la limpieza y la purificación y el

arrepentimiento y la confesión y la devoción renovada. Y ese es un tesoro preciado. Preciado.

Y la comunión debería ser más y más profunda conforme nuestras vidas se entrelazan más y

más, conforme nos conocemos más y más. Y realmente, tenemos amistades espirituales que

son profundas. Y cambian la vida y nos fortalecen. Es un tema de comunión. Ser parte de una

Iglesia. Una asamblea local.

En tercer lugar, es un asunto de autoridad. Los creyentes deben ser traídos a la Iglesia bajo

gobierno pastoral. Ahora, gobernamos no por poder, sino por la Palabra de Dios. Yo no tengo

autoridad alguna sobre su vida. A algunos pastores, les gusta pensar que lo tienen y vienen

estos pastores de estas iglesias que de alguna manera abusan y son dictadores en donde le

dicen a usted que puede o no casarse con esta persona, que no puede casarse con esa

persona, que no puede meterse a ese trabajo, que no puede mudar a su familia por allá, por

aquí. No puede hacer esto; y quieren controlar su vida. Esa es una autoridad ilegítima.

La única autoridad que tenemos es la autoridad que viene de la Palabra de Dios y por el

Espíritu operando a través de nuestros dones aplicando la Palabra a su vida. Pero usted

necesita colocarse bajo esa autoridad. En 1 Tesalonicenses capítulo 5, versículo 12, “también

os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros,” esto es sus

ancianos y pastores y maestros, “y os presiden en el Señor y os amonestan.” Usted necesita

valorar a aquellos cuya función es guiarlo, cuidar de su vida, instruirlo, enseñarle, prepararlo.

Usted debe tenerlos en alta estima en amor debido a su trabajo y como noté antes en

Hebreos, capítulo 13, versículo 7, “Acordaos de los que os hablaron la palabra del Señor e

imiten su fe”. Y después, en el versículo 17, él les dice: “obedeced a vuestros líderes y

someteos a ellos porque ellos guardan de vuestras almas como quienes han de dar cuenta. Y

que hagan esto con gozo y no con tristeza porque esto no os es provechoso.”

Y es una tristeza cuando usted es responsable por pastorear a gente que no es fiel a estar en

el rebaño. Estamos aquí para preparar y discipular y apoyar y servirle a usted. Estamos aquí

para orar y enseñar. Estamos aquí para cuidar de usted. Estamos aquí también para

amonestar y advertir y reprender y exhortar, inclusive, para disciplinar en la aplicación de la

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Palabra de Dios en su vida. Pero todo eso es para su bienestar, ¿no es cierto? Evitar eso lo

daña a usted. Estamos aquí para implementar la Palabra de Dios. Ocasionalmente, cuando

encontramos a alguien divisivo, lo reprendemos una, dos veces; y después, lo rechazamos.

Cuando encontramos a alguien que continúa en pecado, lo disciplinamos y lo sacamos de la

Iglesia amonestándolo a arrepentirse, pero no permitiéndole que se asocie con nosotros.

Todo eso es para la pureza de la Iglesia. Todo eso es para la limpieza de la Iglesia, para la

virtud y la santidad del rebaño. Estamos aquí para protegerlo de los lobos que quieren

despedazarlo a usted, de la gente que quiere robar su corazón y sus recursos, sus energías y

confundirlo acerca de la verdad. Usted necesita el cuidado, es un tema de autoridad. Es una

autoridad suave, es una autoridad bíblica, no es una personal, no es una áspera. Es para el

beneficio de usted.

Es la autoridad de un padre amoroso y una madre tierna, como Pablo lo describió a los

tesalonicenses. Usted no se imaginaría, no es cierto, que un niño florecería por sí mismo. Sin

embargo, ¡cuántos cristianos tratan de hacer eso! No es sorprendente que estén confundidos

y en la batalla con el pecado, están perdiendo.

En cuanto lugar, este tema de membresía en la Iglesia es un asunto de identidad. Es un

asunto de identidad. Usted por título es un cristiano. Eso significa un pequeño Cristo. Usted se

ha unido con Cristo, no hay manera de identificar en un sentido en donde Él se detiene y

usted comienza. Su vida y la de Él están juntas. Su vida está escondida con Cristo. No

obstante, usted vive, mas no usted, sino Cristo vive en usted. Gálatas 2:20. Usted es de Él.

Usted ha sido comprado por precio, redimidos por la sangre preciosa de Cristo. Usted lleva Su

nombre. Eso es lo que usted es, más que usted cualquier otra cosa, usted es de Cristo

gracias a Su salvación y usted lleva Su nombre más que cualquier otro nombre. Usted es Su

Iglesia, usted es Su cuerpo y usted es Su novia.

Es verdad, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos nosotros, un Espíritu, una

Iglesia, una esperanza, todos estamos unidos con el mismo Cristo. ¿Se avergüenza usted de

pertenecer? ¿Es usted como Timoteo quizás en la orilla de eso, cuando Pablo le dijo: “no te

avergüences del Señor ni de mí, su prisionero”? ¿Se avergüenza usted de llevar esa

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identificación y de identificarse con otros creyentes de una fe igual de preciosa que la suya?

Lo que es sorprendente es que el Señor no se avergüenza de llamarlo a usted de Él y eso

podría arruinar la reputación de Él, ciertamente. Identificarse con usted y conmigo. Y aunque

Él no se avergüenza de llamarnos de Él, nos avergonzamos de llamarlo a Él nuestro. ¿Nos

avergonzamos de identificarnos con Él? Usted debe ser parte de lo que usted cree.

Me sorprende a cuántas cosas la gente se une que reflejan lo que ellos creen. Digo, la gente

se une a todo tipo de organizaciones por lo que creen. Y más que cualquier otra cosa,

cualquier otra organización sobre la faz de la tierra, si usted quiere hablar de pertenecer en

realidad, entonces usted realmente pertenece cuando usted es cristiano, porque usted ni

siquiera es ciudadano de este mundo. Usted pertenece a una familia eterna. ¿Acaso no

debería estar dispuesto externamente a identificarse con los miembros visibles que se

congregan de ese grupo al cual usted pertenece eternamente?

La membresía en la Iglesia es un asunto de obediencia, comunión, autoridad, identidad. En

quinto lugar, es un asunto de lealtad. Es un asunto de lealtad. Somos como una familia. Me

encanta la lealtad. De hecho, no puedo pensar en algo que me guste más que la lealtad. Me

encanta el hecho de que Dios es leal a los Suyos y Cristo es leal a los Suyos. Me encanta el

hecho de que los creyentes son leales unos a otros y leales al Señor. La lealtad fue de lo que

Jerry estaba cantando esta mañana cuando dijo: “aunque mi enemigo me mate, serviré al

Señor.” No hay manera en la que usted pueda quitar mi lealtad. Y los creyentes son llamados

a ser leales a Cristo y leales el uno al otro.

Pero así no piensa la gente en la actualidad. La gente no dice: “sabes una cosa,

probablemente debería ir a la Iglesia en esta noche porque quizás, hay alguien ahí que me

pueda necesitar. Quizás, puede haber alguien por quien pueda orar. Quizás, pueda haber

alguien ahí con quien me pueda sentar y cantar himnos, alabar a Dios. Más vale que vaya en

esta noche, porque quizás pueda alentar al pastor al estar ahí y más vale que vaya, porque el

Espíritu de Dios puede tener algo que decirme que va a hacer que mi vida sea más eficaz

como testigo a la gente que me rodea. Sabes, realmente necesito estar ahí porque va a haber

gente que probablemente tenga cargas y quizás, me encuentre con una de ellas. Y voy a

compartir con ellas mis cargas y necesito conocer las suyas para que pueda orar por ellos.”

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No pensamos así. Decimos: “bueno, veamos, ¿vamos a cenar por aquí o vamos a la iglesia?

Bueno, podríamos visitar a la tía Marta por aquí, usted sabe, ella nos va a meter en el

testamento si nos aparecemos lo suficiente,” o lo que sea. Simplemente, nos entristece

nuestros corazones los que somos pastores por la deslealtad de tanta gente. Son leales a sus

propios intereses, pero ciertamente, no son leales a los intereses de otros. Las necesidades

de otros y la Iglesia congregada.

Escuche Efesios 2. Bueno, comenzaré en el versículo 19. “Entonces, ya no sois extranjeros y

advenedizos. No nada más estamos flotando ahí afuera, pero son compañeros ciudadanos de

los santos y son de la casa de Dios, familia de Dios.” ¡Guau! Parte de una familia. Hemos

tratado de criar a nuestra familia para que entiendan la lealtad familiar. Usted nunca haría algo

que violara la lealtad familiar. Estas son las personas que Dios le ha dado a usted. Estas son

las personas más preciadas en su mundo. Estas son las personas que usted más necesita.

Estas son las personas más importantes para usted. Estas son las personas que más le

ofrecen a usted.

La familia es algo preciado y usted necesite ser leal. Nunca debería haber rivalidad en la

familia o enemistad en la familia, es demasiado preciada. Nos necesitamos unos a otros. Es

un mundo difícil. Usted nunca debe aislar a sus hijos de sus abuelos. Usted no debe aislar o

separar hermanos y hermanas, porque se necesitan unos a otros. Y en la dimensión

espiritual, es tan real.

¡Cuán crucial es reconocer que estamos en la familia de Dios y necesita haber un nivel

elevado de lealtad a esa familia! Yo vengo porque quiero la comunión, porque quiero estar

con ustedes, quiero estar con el pueblo de Dios. No es nada más que quiero hablarles, es que

quiero ser parte de su vida, que sienta una lealtad a la familia. Usted está sentado en casa y

quizás, está diciendo: “bueno, sabes una cosa, siempre podremos conseguir la grabación.”

Ese es un enfoque egoísta, ¿no es cierto? “Si él dice algo en la cinta que valga la pena oír, lo

oiremos y se va a aparecer en algún libro en algún lugar.” Esa no es la idea. Esta es una

familia y nos reunimos y usted es parte de la familia. Y usted se entrega en lealtad a las

necesidades e intereses y los clamores del corazón de otros.

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En sexto lugar, es un asunto de ministerio o un asunto de servicio. Todos los dones

espirituales funcionan en la Iglesia. La Iglesia es el lugar en donde los dones espirituales

deben hacer ministrados. Es lo que el Nuevo Testamento llama la comunión del servicio. El

amor abnegado lo va a hacer a usted servir. Usted viene a servir, usted dice: “quiero ir porque

quizás pueda hablar con alguien, quizás pueda aconsejarlos de las Escrituras. He estado

leyendo un libro acerca de esto y quizás, alguien va a necesitar las respuestas de lo que he

encontrado en este libro. Quizás, voy a poder orar con alguien, quizás voy a poder alentar a

alguien o consolar a alguien. Quizás, mis dones espirituales pueden ser usados, sea un don

de predicación o enseñanza, un don de ayuda o un don de dar o un don de instrucción, sea

cual sea el don espiritual, todo eso se lleva a cabo en la Iglesia.

Como puede ver, estamos aquí como apóstoles, profetas, evangelistas y pastores maestros

como dice Efesios 4:11, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio. Estamos

aquí simplemente para entregar nuestras vidas a usted para que usted pueda servir a otros.

Así es como todo esto funciona. Así es como un cuerpo funciona, ¿verdad? Simplemente, se

ministra a sí mismo. Satisface de manera mutua todas las necesidades de todas las partes y

así funciona de manera perfecta.

Me entristece que la gente pueda estar involucrada en una Iglesia superficialmente y no tener

ministerio. Pueden estar muy ocupados en muchas cosas que van a quemarse, que van a

perecer y no tener un corazón en absoluto por lo que va a permanecer para siempre.

Tengo un héroe, un héroe real en mi vida. Su nombre es Epafrodito y Filipenses, capítulo 2,

habla de él. Pablo dice en el versículo 25: “pensé que era necesario enviarles a Epafrodito,”

escuche esto, “mi hermano y colaborador y compañero de milicia”. Aquí hay un hombre que

había venido al lado del apóstol Pablo y sirvió con él. Él es un siervo para mi necesidad, dice

él y él dice que la razón por la que lo está enviando es porque, versículo 26, “él anhelaba

estar con ustedes y estaba afligido porque ustedes habían oído porque estaba enfermo.” Él

estaba preocupado no porque él estaba enfermo, sino porque él pensó que ellos estarían

preocupados porque se enteraron de que él estaba enfermo. ¡Qué hombre tan compasivo y

abnegado!

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De hecho, el versículo 27 dice que él estuvo enfermo a punto de morir. Él casi murió, pero

Dios tuvo misericordia de él y no sólo de él, sino también de mí, no sea que tuviera tristeza

sobre tristeza. Si hay un hombre que no quería perder, fue él.

¿Cómo es que él se enfermó? Versículo 30, él se acercó a la muerte por la obra de Cristo,

arriesgando su vida por completar lo que faltaba en su servicio por mí. Él casi se mató a sí

mismo en el servicio. Hombre, eso está muy lejos de lo que muchas personas o la mayoría de

la gente está dispuesta a hacer. Él casi se mató a sí mismo al servir a alguien más. Llegó a

predicar, no sé. Ninguno de sus sermones se registra. ¿Estuvo en el frente? No sé, no sé si él

llegó a decir algo profundo, significativo o que cambiara la vida de alguien, pero lo que él hizo

a nivel personal, digo, a un grupo grande, lo que él hizo a nivel personal cambió la vida de

alguien; y Pablo no podía imaginar nada más que tristeza sobre tristeza si él no estaba ahí.

Así es como él había llegado a ser muy querido para Pablo al ser un siervo. Es un asunto de

ministerio. Pertenecer a la Iglesia es un asunto de compartir su vida y su don espiritual y

entregarse a las necesidades de otros.

Servicio. Este es el lugar para eso. Aquí es donde eso sucede. Y siempre decimos eso

cuando usted se convierte en parte de la Iglesia, usted está diciendo: “estoy listo para servir”.

Y cuando usted no se convierte en parte de la Iglesia, está diciendo: “no quiero servir”. No me

metan en eso, no quiero responsabilidad.” Bueno, escuche, usted se va a perder de privilegio,

y bendición, y gozo, y paz, y satisfacción y recompensa eterna.

Y después, un séptimo. Y finalmente, es un asunto de testimonio. Es un asunto evangelístico:

¿sabe una cosa? Yo simplemente, me duele en el corazón algunas veces cuando me

pregunto ¿qué es lo que cree la gente en el mundo que somos los cristianos? Simplemente,

estas personas que están flotando que en cierta manera se llaman a sí mismas cristianas y

simplemente, andan por ahí flotando y dicen: “bueno, soy cristiano. Y alguien dice: “bueno, ¿a

qué Iglesia perteneces?” Bueno, yo soy un cristiano libre, yo soy como un pollo que anda

corriendo libre, usted sabe, lo que sea eso. Simplemente, floto, y saben, es algo maravilloso.

En esta comunidad, después de todos estos años de poder decir: “bueno, sabes, yo voy a

Grace Community Church porque ahí hay una plataforma de credibilidad.” En esta comunidad,

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por los años del ministerio que esta Iglesia ha tenido va a hacer que algunas personas digan:

oh, la conozco.

Fue maravilloso el testimonio de Robert Logstrom, quien murió de sida y fue salvo. Él era de

la comunidad homosexual y le preguntó a alguien: “¿a dónde puedo ir?, me voy a morir de

sida, necesito ayuda, ¿dónde iré? Y ni siquiera sé a quién le preguntó en el mundo

homosexual. Y le dijeron: “bueno, si realmente estás hablando en serio, hay un lugar llamado

Grace Community Church.”

Tuvimos en nuestro concierto de Navidad a miles de personas y a lo largo de los años, han

venido y ellos saben que proclamamos a Cristo, ¿verdad? Ellos no tienen duda al respecto.

Ellos saben exactamente dónde estamos parados y cuando usted se identifica con nosotros,

usted se identifica con lo que ellos entienden que es nuestro mensaje. Ellos saben.

Juan 13:34 y 35, Jesús dijo: “por esto conocerán todos los hombres que sois Mis discípulos, si

os amáis unos a otros.” Su testimonio va a ser creíble en base a sus relaciones. Primera de

Corintios 14:24 y 25, un incrédulo viene a la asamblea, a la congregación y él oye la palabra

siendo proclamada y él los ve a ustedes adorando y cae sobre su rostro y se arrepiente.

Me acuerdo de una señora que iba a la sinagoga aquí un sábado, no, un domingo. Ella iba a

lo que llaman, ellos tienen una especie de clase de preparación el domingo. Y ella iba ahí y

vio a esta multitud enorme que venía aquí. Y ella me dijo esto: “pensé que esto debe ser

mejor que aquel, porque todas estas personas vienen aquí.” Entonces, ella se metió ahí con la

gente y salió del estacionamiento de la sinagoga que está aquí al lado. Estacionó su auto en

el estacionamiento de la sinagoga y se metió con el grupo que iba camino a Grace Community

Church. Llegó aquí, fue salva y se bautizó.

Ahora, ella me dijo cuando estaba siendo bautizada, antes de que habláramos, ella dijo:

“sabes una cosa, nunca oí una palabra de lo que dijiste en ese sermón.” Ella dijo, pero me

abrumó el amor y me abrumó la adoración, me abrumaron las canciones, me abrumaron

todas estas personas que obviamente conocían a Dios y sabían lo que creían y estaban

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afirmando todo eso. Y tomó dos o tres semanas y ella se volvió del judaísmo para abrazar a

su Mesías; y ella fue salva y se bautizó.

Primera de Pedro, capítulo 2, versículo 9 dice: “más vosotros sois linaje escogido, real

sacerdocio, nación santa.” Me encanta eso. Ustedes son una nación. Ustedes son un grupo,

“pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las

tinieblas a Su luz admirable.” Aquí estamos congregados, proclamando la realidad de Cristo.

Esto es poderoso. Digo, imagínese a un incrédulo que simplemente entra a una especie de

pequeña Iglesia muerta que está llena a medias de gente indiferente y lo que él asume que es

su relación con su Dios es muy diferente.

Tenemos un impacto tremendo en un testimonio colectivo aquí. Cuando nos congregamos un

domingo por la noche y vienen incrédulos, esta Iglesia está llena de gente emocionada por

adorar a Dios. Por exaltar a Cristo y ser parte de la comunión que está congregada aquí. Eso

habla volúmenes a esa persona. Mucho más que nuestra inteligencia e ingenuidad podrían

jamás decir. Mucho más. Hay realidad aquí. No necesitamos dramatizar. Sólo necesitamos

mostrarle la realidad. No convertirse en un miembro obediente al estándar escritural, no tener

comunión fielmente con otros creyentes, no someterse a la autoridad aplicada de la Palabra

enseñada por pastores y maestros, no estar dispuesto a identificarse con Cristo y los de

Cristo, no estar dispuesto a aceptar los privilegios ricos de la familia en su lealtad amorosa es

pecado.

Y no unirse a la Iglesia es decir: “no quiero servir a la única institución que Cristo jamás

edificó. Y no unirse a la Iglesia afecta a nuestro testimonio, porque muestra una falta de

compromiso por parte de la gente que nombra el nombre de Dios. ¡Cuán maravilloso puede

ser Cristo si ni siquiera estamos comprometidos con asociarnos con Su Iglesia? El

compromiso en un día como el día de hoy es tan crucial.

Ahora, usted está diciendo: “¿pero estás hablando de nuestra Iglesia?” Claro, porque usted

viene aquí. Si usted es parte de otra iglesia y usted está involucrado y usted es miembro de

otra Iglesia y usted es fiel a esa Iglesia, usted sea fiel siempre y cuando ellos sean fieles a la

Palabra de Dios. Pero quiero decirle que Grace Community Church es una Iglesia fuera de lo

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normal y Dios lo ha traído a usted aquí y Dios ha bendecido a esta Iglesia de manera

excepcional.

Usted dice: “bueno, el problema con esta Iglesia es que es demasiado grande.” ¿Demasiado

grande para qué? ¿Demasiado grande para qué? “Bueno, me gusta una Iglesia pequeña.”

Bueno mire, nos dicen que usted sólo puede tener 200 amigos en su círculo más grande de

amistad. Lo que es agradable en Grace Community Church es que usted puede escoger a los

200 que usted quiera. Escoja.

¿La Iglesia es demasiado grande para qué? ¿Demasiado grande para alabar? ¿Demasiado

grande para una música de adoración colectiva gloriosa? No. ¿Demasiado grande para la

predicación y enseñanza de la Palabra de Dios? No. ¿Demasiado grande para la preparación

y el discipulado de sus hijos, de sus jóvenes? No. ¿Demasiado grande para alcanzar a los

perdidos? No. ¿Demasiado grande para alcanzar a los discapacitados? ¿Demasiado grande

para alcanzar al mundo mediante misiones? No. Esta es una Iglesia excepcional. La razón por

la que es grande por lo que es y eso es lo que Dios ha hecho.

Esta Iglesia ha tenido y todavía tiene a gente muy bendecida, amorosa, que apoya, fiel, que

ora, que es generosa, amable, que está dedicada. Yo podría dejar esta Iglesia e irme a otra,

pero nunca he encontrado una Iglesia a la que yo quisiera irme y ser parte de ella.

Usted dice: “bueno, si fueras a otro lugar, serías el predicador.” Sí, pero todavía tendría que

lidiar con la gente. Y ustedes son la mejor congregación que jamás he conocido. Además, he

tenido todos estos años para que llegaran a donde necesitan estar. Ustedes saben. El

pensamiento de volver a comenzar es paralizador. Algunas veces, la gente me dice: “¿alguna

vez has tenido un avivamiento en tu Iglesia?” Y yo respondo: “¡no, porque nunca hemos

estado muertos!”

Entonces, ¿qué es revivir? Y creo que hemos estado metidos en eso todo el tiempo. Hemos

tenido puntos elevados y algunas veces, puntos bajos. Y este no es el trabajo de los hombres.

La gente me pregunta cómo lo hacemos y yo digo: “no sé, yo soy un espectador, así como

ustedes,” lo que a los cristianos por todo el mundo les encantaría experimentar de la Palabra

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de Dios y del poder de Dios, lo hemos vivido, no es cierto? Hay millones que intercambiarían

lugares con ustedes. Mueren de hambre en lugares muertos orando por algún movimiento del

poder de Dios. Han visto únicamente un vistazo de lo que vemos en abundancia. Este es un

lugar extraordinario. Dios lo ha hecho en su totalidad.

Y le confieso, a nivel personal, que yo mismo, junto con los otros que cuidamos de esta

Iglesia, mientras que deseamos ser sabios y ser hombres piadosos, somos hombres frágiles y

débiles. Y lo que ha sido hecho aquí ha sido hecho por Dios. Y simplemente porque nosotros

fallamos y porque somos débiles, no lo hace menos la obra de Dios, lo hace más la obra de

Dios, no es cierto, porque Su poder es perfeccionado en nuestra debilidad.

Si usted quiere recursos espirituales, están aquí. Toda oportunidad imaginable para el

crecimiento espiritual, desarrollo, preparación, ministerio, todo está aquí. Usted simplemente

necesita venir a la mesa y ser parte de ello. Realmente, es su Iglesia, no es mi Iglesia. Y yo

oigo a la gente decir: “la Iglesia de John MacArthur.” Esta no es mi Iglesia. Es su iglesia yo

soy el siervo sirviendo a esta Iglesia, su Iglesia.

Me gustaría poderle decir todas las cosas que los pastores me dieron esta semana. Me las

dieron en algunas hojas en donde escribieron su visión y me contaron todas las cosas que

veían en el futuro en términos de necesidades de ministerio y oportunidades. Y es

simplemente algo tremendo. No tengo el tiempo de hacer eso, pero tenemos un futuro

glorioso y maravilloso.

El Señor ha sido fiel a esta Iglesia. Su mano está en esta Iglesia. Él nos ha llevado de Su

mano a lo largo de tiempos buenos y tiempos difíciles. Él nos ha llevado al mejor de los

tiempos en este momento. Él lo ha llevado a usted a este punto para asociarse con esta

Iglesia y es tiempo de pertenecer. Es tiempo de ser parte. Realmente, lo es.

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