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EL PADRE DE LA ORATORIA El retórico y pedagogo hispanoromano Marco Fabio Quintiliano se podría decir que es el padre de la Oratoria; quien a través de su obra Institutio Oratoria, escrita el 95 DC, aglutina en doce volúmenes todo el conocimiento que un Orador debiese poseer para ejercer como tal. Ahora bien, lo que más nos importa es rescatar una de sus más importantes sentencias en este ámbito: “¿Puedo esperar que los oyentes se compadezcan de un mal que yo cuento sin sentir dolor? ¿Se indignarán si ven que yo mismo, que los estoy animando, soy el que menos se indigna? Esto es tanto como quemar sin fuego, mojar sin humedad y colorear lo incoloro. Primero deben valernos a nosotros las cosas que queremos que tengan fuerza para nosotros y apasionarnos antes de hacer que otros se apasionen.” (Quintiliano) Más claro. Imposible. En muchas ocasiones me ha tocado ser parte de discursos asintónicos, sin inflexión, sin compromiso por las palabras expresadas. No sólo es inadecuado, sino que provoca una creciente desconcentración en la audiencia. ¿La clave?. “Dar vida” a los adjetivos y verbos utilizados a través de la inflexión y la kinésica corporal.

EL PADRE DE LA ORATORIA

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EL PADRE DE LA ORATORIA

El retórico y pedagogo hispanoromano Marco Fabio Quintiliano se podría decir que es el padre de la Oratoria; quien a través de su obra Institutio Oratoria, escrita el 95 DC, aglutina en doce volúmenes todo el conocimiento que un Orador debiese poseer para ejercer como tal.Ahora bien, lo que más nos importa es rescatar una de sus más importantes sentencias en este ámbito:

“¿Puedo esperar que los oyentes se compadezcan de un mal que yo cuento sin sentir dolor? ¿Se indignarán si ven que yo mismo, que los estoy animando, soy el que menos se indigna? Esto es tanto como quemar sin fuego, mojar sin humedad y colorear lo incoloro. Primero deben valernos a nosotros las cosas que queremos que tengan fuerza para nosotros y apasionarnos antes de hacer que otros se apasionen.” (Quintiliano)

Más claro. Imposible.

En muchas ocasiones me ha tocado ser parte de discursos asintónicos, sin inflexión, sin compromiso por las palabras expresadas. No sólo es inadecuado, sino que provoca una creciente desconcentración en la audiencia. ¿La clave?. “Dar vida”  a los adjetivos  y verbos utilizados a través de la inflexión y la kinésica corporal.