Los castellanos y leoneses tienen un alto nivel de interés por
lo que ocu-
rre en el mundo pero carecen de una visión global
ICAL, 20 de junio de 2012
Un estudio del Observatorio de Cooperación al Desarrollo de la
Universidad de Valladolid refle-
ja que la población cree hay que mantener la cooperación pese a
la crisis
Los ciudadanos de la Comunidad
tienen un alto nivel de interés por
lo que ocurre en el mundo y les
preocupa la política internacional,
aunque hacen una lectura desde lo
local, colocando sus problemas, en
este caso la crisis económica y el
desempleo, como el centro de la
problemática mundial, según el
informe ‘La educación para el
desarrollo de Castilla y León: cómo
vemos el mundo’, elaborado por el Observatorio de Cooperación al
Desarrollo de la Universi-
dad de Valladolid y presentado hoy.
La coordinadora del estudio, Esther Domenech, explicó que para
los castellanos y leoneses
existen dos realidades, la de los países más desarrollados y la
de los del sur o empobrecidos,
sobre los que tienen una imagen estereotipada ya que sólo citan
de ellos cuestiones como
guerras, corrupción o catástrofes naturales, de las que
“generalmente responsabilizan a los
gobiernos de esos países, pero no hacen una lectura de las
interconexiones que hay entre una
parte y otra parte del mundo”.
Al respecto, indicó que un “aspecto positivo” es que la
población piensa que, aunque España
esté en crisis, “hay que seguir manteniendo la cooperación” al
desarrollo con esos lugares.
Además, a los ciudadanos de la región también les preocupa qué
pueden aportar ellos como
entes individuales, aunque “tienden más a plantear una
cooperación un tanto instrumental y
coyuntural, pero no hay una consistencia en la actuación”.
En esta línea, el estudio señala que los apadrinamientos y la
ayuda humanitaria son las formas
de cooperación más conocidas. Esta ayuda, de “carácter
eminentemente asistencial y paterna-
lista”, es muy valorada por la sociedad castellanas y leonesa ya
que el 56 por ciento cree que
se debe mantener e incluso aumentar.
Así, la mayor parte de la población piensa que puede contribuir
a cambiar la situación de po-
breza en gran parte del mundo, aunque en muchas ocasiones no
sabe cómo hacerlo. Las for-
mas más comunes de ayuda son la donación de objetos (ropa,
libros, juguetes, etc.) y las dona-
ciones económicas puntuales, mientras que el número de personas
con una implicación más
constante (donaciones periódicas, participación en ONGD,
voluntariado, etc.) disminuye nota-
blemente.
Domenech resaltó además
que, a pesar de esta buena
valoración de la cooperación al
desarrollo, los ciudadanos
conocen poco lo que el Go-
bierno regional y las entidades
locales hacen en este ámbito,
y además carecen de “una
visión global” sobre ella, debi-
da en gran parte a la imagen
que transmiten del mundo los
medios de comunicación, en
los que “la cooperación no es un tema de interés” y que cuando
se aborda suele ser desde lo
que se hace en lo local, pero “se habla muy poco de lo que
ocurre en terceros países y se hace
de una forma muy desconexionada”.
Por ello, incidió en que es necesario “rescatar el poder que
tiene la educación para el desarro-
llo” con el objetivo de “construir una ciudadanía política, bien
informada y con una lectura
crítica de la realidad, que sea capaz de elaborar propuestas y
de llevarlas a la práctica”.
Al respecto, la coordinadora del informe resaltó que la
Comunidad sólo destina el 6 por ciento
de su presupuesto para cooperación a esa educación y que es
“urgente” que se convierta en
“una prioridad”, dotándola de “recursos económicos suficientes y
personas capacitadas para
llevarla a cabo”, e incluyéndola en la educación formal y no
formal, y trabajando este tema con
los medios de comunicación.
