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1 El mundo de los modelos de Mary Morgan Ariel Zagarese 1 ; Germán Thefs 2 Resumen El uso de la categoría modelo en economía es, sin dudas, una de las prácticas más frecuentes desde la década de 1930. Paralelamente, dentro de la literatura sobre epistemología, los modelos sólo en la última década han cobrado el lugar central que los economistas parecen otorgarles. Una autora que ha contribuido decisivamente en la discusión es Mary Morgan. Sus contribuciones van desde su libro History of Econometric Ideas (Morgan, 1992) que además de marcar su primera incursión fuerte en economía se convirtió rápidamente en un referente en el campo, pasando por su seminal Models as Mediators (Morgan y Morrison, 1999), que significó el comienzo de una nueva tradición de trabajos sobre el rol de los modelos en ciencia, hasta su reciente The World in the Model (Morgan, 2012) donde se plasma el trabajo de más de una década sobre las centralidad de los modelos como una categoría epistémica para analizar la práctica y las teorías de los economistas. 1 Becario doctoral, CIECE, FCE, UBA. 2 Pasante de investigación, CIECE, FCE, UBA.

El mundo de los modelos de Mary Morgan

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El uso de la categoría modelo en economía es, sin dudas, una de las prácticas más frecuentes desde la década de 1930. Paralelamente, dentro de la literatura sobre epistemología, los modelos sólo en la última década han cobrado el lugar central que los economistas parecen otorgarles. Una autora que ha contribuido decisivamente en la discusión es Mary Morgan. Sus contribuciones van desde su libro History of Econometric Ideas (Morgan, 1992) que además de marcar su primera incursión fuerte en economía se convirtió rápidamente en un referente en el campo, pasando por su seminal Models as Mediators (Morgan y Morrison, 1999), que significó el comienzo de una nueva tradición de trabajos sobre el rol de los modelos en ciencia, hasta su reciente The World in the Model (Morgan, 2012) donde se plasma el trabajo de más de una década sobre las centralidad de los modelos como una categoría epistémica para analizar la práctica y las teorías de los economistas.

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Page 1: El mundo de los modelos de Mary Morgan

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El mundo de los modelos de Mary Morgan Ariel Zagarese1; Germán Thefs2

Resumen

El uso de la categoría modelo en economía es, sin dudas, una de las prácticas más frecuentes desde la década de 1930. Paralelamente, dentro de la literatura sobre

epistemología, los modelos sólo en la última década han cobrado el lugar central que los economistas parecen otorgarles. Una autora que ha contribuido

decisivamente en la discusión es Mary Morgan. Sus contribuciones van desde su libro History of Econometric Ideas (Morgan, 1992) que además de marcar su

primera incursión fuerte en economía se convirtió rápidamente en un referente en

el campo, pasando por su seminal Models as Mediators (Morgan y Morrison, 1999), que significó el comienzo de una nueva tradición de trabajos sobre el rol de los

modelos en ciencia, hasta su reciente The World in the Model (Morgan, 2012) donde se plasma el trabajo de más de una década sobre las centralidad de los

modelos como una categoría epistémica para analizar la práctica y las teorías de

los economistas.

1 Becario doctoral, CIECE, FCE, UBA.

2 Pasante de investigación, CIECE, FCE, UBA.

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Introducción

El uso de la categoría modelo en economía es, sin dudas, una de las prácticas más

frecuentes desde la década de 1930. Paralelamente, dentro de la literatura sobre epistemología,

los modelos sólo en la última década han cobrado el lugar central que los economistas parecen

otorgarles. Una autora que ha contribuido decisivamente en la discusión es Mary Morgan. Sus

contribuciones van desde su libro History of Econometric Ideas (Morgan, 1992) que además de

marcar su primera incursión fuerte en economía se convirtío rápidamente en un referente en el

campo, pasando por su seminal Models as Mediators (Morgan y Morrison, 1999), que significó

el comienzo de una nueva tradición de trabajos sobre el rol de los modelos en ciencia, hasta su

reciente The World in the Model (Morgan, 2012) donde se plasma el trabajo de más de una

década sobre las centralidad de los modelos como una categoría epistémica para analizar la

práctica y las teorías de los economistas.

En el presente trabajo se ofrecen los resultados preliminares de una investigación3 que

busca echar luz sobre la evolución de las ideas de M. Morgan en relación al status y rol de los

modelos en las ciencias y simultáneamente delimitar los elementos sustantivos y distintivos de

su postura respecto a la comprensión de los modelos en economía. Consideramos que tal tarea

resulta significativa en el ámbito de la epistemología de la económica por la novedad que

presenta la visión modélica en la epistemología en general, como también por el peso y la

relevancia personal que tienen las ideas de M. Morgan en la discusión dentro del ámbito de la

teoría económica.

Además de pasar revista de los planteos generales de M. Morgan, entre los objetivos

principales del trabajo se encuentran evaluar hasta qué punto se ha desarrollado el programa

de investigación inicial y en qué medida pudo responder a los interrogantes que el propio

proyecto se había planteado. En segundo lugar, consideramos relevante valorar la consistencia

y profundidad de las características que Morgan le ha atribuido a los modelos en cuanto objetos

epistémicos y a las categorías que ha utilizado a tal fin.

Los modelos como artefactos mediadores: Morgan (1999)4

Según argumentan Morgan y Morrison en la introducción del libro editado por ambas -

Models as Mediators (1999)-, la literatura referida a los modelos sigue caracterizándolos como

3 Este trabajo es parte de los resultados del proyecto UBACYT 2011-2014 ―Tipos de modelos económicos. Un análisis

filosófico y epistemológico‖ (dirigido por el Dr. Gustavo Marqués) que ambos autores integran.

4 El contenido y las citas de la siguiente sección corresponden en su totalidad a Models as Mediators,

Morgan y Morrison, 1999.

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subsidiarios de la teoría. Esto significa que en términos generales, los modelos son

considerados como aproximaciones empíricas o estilizadas de teorías más abstractas o

generales, ocupando un lugar intermedio entre la realidad y la teoría. Las autoras consideran

que esta visión de los modelos no les hace justicia, y sostienen que los modelos juegan un

papel más importante en la producción científica. En este sentido han considerado, junto con

los demás autores que contribuyen en el volumen, que es momento de darles a los modelos

(como categoría analítica) la autonomía que les corresponde. Dicha autonomía se considera en

relación tanto a la teoría como a la observación empírica. Argumentan que considerar los

modelos estrictamente en relación a la teoría desvía nuestra atención del proceso de

construcción y manipulación de los modelos, siendo estas dos aristas esenciales a la hora de

comprender el mundo, las teorías y los modelos propiamente dichos.

Morrison, por su parte, hace un fuerte énfasis sobre la autonomía que se debería

conceder a los modelos en los análisis epistémicos. En este sentido, alejándonos un poco de la

visión semántica (que entiende que los modelos son ―modelos de la teoría‖), sostiene que si

bien en muchos casos la teoría provee los elementos básicos o fundamentales a partir de los

cuales los modelos son construidos, éstos no pueden deducirse a partir de ella. De la misma

manera, no es lícito considerar los aspectos comunes de diversos modelos como un núcleo

teórico a partir del cual se desprenden; del cual cada uno sería simplemente una variación más.

Para Morrison, la razón por la cual los modelos son entidades explicativas reside en su

dependencia estructural. Ésta puede entenderse como el hecho de que el modelo se forma de

diversas partes componentes que interactúan entre sí, ilustrando o poniendo en evidencia cierto

mecanismo. Así, los modelos pueden explicar diversos comportamientos o fenómenos debido a

que contextualizan las ―leyes teóricas‖ de una manera concreta. Como dicen Morgan y

Morrison, las teorías no proporcionan algoritmos precisos a partir de los cuales es posible

construir los modelos, sino que la actividad de modelado siempre implica decisiones que

escapan tanto las determinaciones teóricas como los requerimientos de los datos empíricos. La

importancia de mantener siempre presente esta la independencia parcial de los modelos es un

rasgo permanentemente subrayado por las autoras e implica que los modelos no deben ser

considerados como mero eslabón que vincula las teorías con la realidad a partir de una

estructura jerárquica.

En principio, y si bien no es la estrategia de las autoras, se puede separar el análisis de

los modelos en dos partes: por un lado qué es un modelo, por el otro en qué consiste modelar.

Morgan y Morrison consideran que en vista a lograr una mejor representación de la práctica

científica, en particular en aquellas disciplinas en las que los modelos juegan un rol decisivo, es

necesario comprender esta actividad central de modelaje, y no hacer tanto énfasis sobre los

atributos formales de dichas entidades. De aquí que se pregunten cómo es que los modelos son

construidos, cómo se los utiliza y cómo se aprende de ellos. En lo que sigue se ha querido

sintetizar el planteo general que es posible encontrar a lo largo de las contribuciones de las

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autoras. Para ello se ha esquematizado el planteo articulándolo sobre dos ejes: ¿Qué es un

modelo? y ¿Qué significa modelar? Obviamente, por tratarse de una síntesis, muchos detalles

quedarán relegados a segundo plano. Sin embargo, parece importante traer a la vista los

puntos esenciales del planteo ya que a partir de ellos procuraremos evaluar el progreso y

evolución que han tenido estas ideas en la obra de Morgan.

¿Qué era un modelo?

En primer lugar, los modelos pueden ser objetos físicos, estructuras matemáticas,

diagramas, programas de computadora, entre otras cosas. Sin embargo, lo que todos

comparten es el hecho de ser herramientas que sirven para investigar el mundo y las teorías.

Si bien las autoras no utilizan explícitamente un encuadre teórico pragmatista –como el

de Giere, por ejemplo-, estiman que aún hay mucho por decir en cuanto a la construcción y uso

de los modelos. Esto supone tomar el modelo en relación a un usuario. De allí que consideren a

los modelos en primer lugar como herramientas. Son tomados de esta manera porque los

científicos los utilizan como si lo fueran. Este carácter instrumental de los modelos deriva del

hecho de que son parcialmente independientes tanto de la teoría como de la realidad: ―an

instrument or tool is independent of the thing it operates on, but it connects with it in some

way‖. A su vez, ―one of our principle claims is that the autonomy of models allows us to

characterise them as instruments‖.

En tanto herramientas o instrumentos, los modelos pueden cumplir diversos roles. En

primer lugar en relación a las teorías pueden ser: instrumentos para construir y elaborar teorías

nuevas; herramientas para explorar o experimentar teorías ya constituidas; instrumentos para

explorar procesos de los cuales no da cuenta la teoría; para explorar implicaciones de teorías en

situaciones concretas; instrumentos para delimitar el campo de aplicación de teorías (limitar el

dominio de los conceptos abstractos); modelos como instrumentos experimentales (maquetas u

objetos sobre los que se indaga como aproximación de la realidad efectiva que se intenta

conocer). Por otro lado, los modelos pueden considerarse como instrumentos de medición. Y

finalmente, los modelos muchas veces son instrumentos utilizados para diseñar y producir

tecnología e intervenciones políticas. En lo que sigue analizaremos particularmente el rol que

ocupan los modelos en tanto objetos epistémicos, es decir en sus diversas relaciones con la

teoría.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia fundamental entre una herramienta común, como un

destornillador, un cuchillo o una plancha, y los modelos que utilizan los científicos? Para Morgan

y Morrison la diferencia estriba en la capacidad representativa que poseen los modelos. Así, los

modelos típicamente representan algún aspecto de la teoría o del mundo (o ambos a la vez).

―Hence the model’s representative power allows it to function not just instrumentally, but to

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teach us something about the thing it represents‖. De manera que el atributo epistémico de los

modelo reside en su capacidad de representar.

La noción de representación que se maneja aquí no es la de espejar la realidad o la

teoría por parte del modelo, eso es claro, porque se asume que mantiene cierta independencia

de ambos. Por eso las autoras hablan de renders: ―often, models are partial renderings and in

such cases, we cannot always add corrections to a stable structure to increase the accuracy of

the representation‖. Consecuente con la idea de que nuestro conocimiento del mundo está

codeterminado por la teoría con la cuál consideramos los fenómenos (―theory ladenness‖ o

afectación teórica), así ocurre con los modelos: se habla de una ―representación parcial‖ que, o

bien abstrae, o bien traduce a una nueva forma, la naturaleza real del sistema o teoría.

Sin embargo, si bien se les atribuye a los modelos cierta independencia, tanto de la teoría

como de la realidad, su capacidad de representar se explica por el hecho de que la

independencia no es absoluta. ―The model as an instrument can also incorporate a

representational capacity. Again, this arises because of the model’s relation to theory or

through its relation to the world or to both‖. Si bien los modelos son parcialmente

independientes (y esta es una cualidad importante), para que los modelos puedan representar

es necesario que posean algún tipo de relación con algún dominio (realidad o teoría). Esta

relación e independencia simultánea se explica por los componentes a partir de los cuales son

construidos los modelos: ―it is because they are made up from a mixture of elements, including

those from outside the original domain of investigation, that they maintain this partially

independent status‖.

¿Qué significaba modelar?

La naturaleza epistémica de los modelos reside, según Morgan, en que podemos

aprender de ellos. Esto es lo que hacen los científicos cuando utilizan los modelos. Dicho

aprendizaje ocurre tanto en la construcción como en la utilización (con fines representativos) de

los modelos; es decir, siempre que son manipulados; ―we do not learn much from looking at a

model – we learn more from building the model and from manipulating it‖.

La construcción de los modelos no supone un procedimiento sencillo o mecánico, sino

que involucra traducciones de ideas de un lenguaje coloquial o teórico a uno formal; elegir qué

partes de la teoría o los datos incluir u omitir; prestar atención a los conceptos y definiciones,

redefinir categorías; y hacer explícitas las relaciones que se dan entre las partes del modelo. En

este sentido, ―there appear to be no general rules for model construction in the way that we

can find detailed guidance on principles of experimental design or on methods of

measurement‖.

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El uso del modelo implica trabajar con el modelo para descubrir las restricciones

impuestas por su estructura y las relaciones entre sus partes componentes. Se puede

considerar que cuando uno utiliza un modelo está incursionando en el mundo del modelo. Éste

mundo parece intuitivo porque por lo general conserva rasgos del domino de la realidad que se

pretende explorar. Sin embargo, un rasgo sobresaliente es que en ellos es posible demostrar

ciertas proposiciones de forma lógica. De manera que es posible obtener explicaciones de los

fenómenos de interés en el marco de las restricciones impuestas por la estructura del modelo.

Sin embargo, como dice Morgan, si queremos que nuestros modelos nos sirvan para

aprender algo del mundo real, es necesario encontrar cierto correlato con el mundo; ―the model

needs to map onto the real world‖. Este correlato con el mundo se da a partir de la capacidad

de representar del modelo; y a su vez, esta posibilidad está en función de la posibilidad de

manipular las entidades en el mundo de la misma manera que es posible manipularlas en el

modelo. En economía parecería que esta distancia se vuelve infranqueable por el momento. Sin

embargo, Morgan argumenta que de todas maneras podemos aprender de los modelos incluso

en este dominio. El modelo no nos dirá qué es necesario manipular de qué manera, sino qué

deberá tomarse en cuenta cuando se quiera manipular la realidad: ―they tells us what things

the monetary authorities would need to know, and what they need to be able to control‖.

El mundo de los modelos económicos y los modelos del mundo

económico: Morgan (2012)5

¿Qué es un modelo?

En primer lugar Morgan (2012) hace mucho énfasis en que los modelos no son objetos

pasivos, sino instrumentos sofisticados de investigación; son objetos sobre los que se indaga y

con los cuales se indaga e investiga fenómenos del mundo. No sólo eso, los modelos son los

instrumentos de trabajo del economista por excelencia. Aun así, los modelos no son entidades

fácilmente caracterizables. Sin embargo tienen algunos rasgos en común. Los modelos

requieren un aparato matemático, contenido económico y una historia que guíe y oriente los

pensamientos de los investigadores.

No es fácil establecer cómo es que funciona el razonamiento a partir de modelos. De

manera que por ahora los modelos económicos siguen siendo considerados como objetos de

5 El contenido y las citas de la siguiente sección corresponden en su totalidad a The Wolrd in the Model,

Morgan, 2012.

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papel y lápiz, que simplifican algún aspecto de la realidad. Sin embargo, se puede considerar

que los modelos deben satisfacer ciertos requerimientos para que resulten útiles a los

economistas: 1) poseer recursos manipulables; 2) deben ser suficientemente ―pequeños‖ en

relación al contenido, en el sentido que permitan ser manipulados -sin embargo no deben ser

demasiado abiertos o flexibles en el sentido de permitir cualquier demostración-; 3) deben

poseer algún contenido económico para que sus demostraciones resulten interesantes; 4) y

deben dar cuenta de una variedad de fenómenos. Los modelos económicos no son sólo objetos

de trabajo, sino ―objetos trabajables‖. En este sentido, existe la posibilidad de transformar o

―mutarlos‖. Esto se debe a su flexibilidad; y gracias a ella, tienen la posibilidad de relacionar

aspectos ―distantes" de una teoría.

También es posible pensar los modelos como objetos que obedecen ciertas reglas. Las

reglas se refieren a las restricciones ontológicas del objeto-modelo. Pueden ser propias del

lenguaje lógico-matemático mediante el cual el modelo se expresa, como también de la

materialidad física del modelo, si la hubiera. En este sentido, la matemática provee el lenguaje

mediante el cual se construye la mayoría de los modelos económicos. De manera que las reglas

de manipulación de los modelos están restringidas por la naturaleza del objeto de estudio (los

conceptos y contenido económico del modelo) como también por la formalización matemática

utilizada en su construcción. Sin embargo, la matematización y el uso de modelos no son la

misma cosa: todos los modelos requieren un lenguaje para representar, pero éste no

necesariamente debe ser matemático.

Como decíamos más arriba, los modelos no son simples abstracciones del mundo que

percibimos. De manera que resulta prácticamente imposible volcar un modelo tanto a lenguaje

puramente matemático, como puramente discursivo. Esto sugiere que el modelo, como objeto

epistémico, juega un papel importante y parcialmente independiente en el proceso científico. Es

por ello que Morgan introduce la narración como elemento constitutivo de los modelos. La

narración puede informar cómo aplicar el modelo a la realidad u ofrecer explicaciones del

mundo. A su vez, como dice Morgan, las narraciones conectan lo general con lo particular,

como también lo particular a lo concreto. La narración juega un papel sumamente importante

ya permite que se dé la correspondencia entre el tipo de modelo y el caso económico (tanto

para situaciones reales como hipotéticas). A su vez, integra todas las partes del modelo (las

matrices, las ecuaciones, las explicaciones, la racionalidad, las reglas de juego y la descripción

de las situaciones).

Por último, en tanto se considera los modelos como artefactos u objetos epistémicos, es

posible llegar a la conclusión de que operan de la misma manera que un experimento. Así, se

los puede considerar como un caso límite, en el cual hay un excesivo control sobre el sistema y

su entorno. De cualquier manera, a diferencia de los experimentos (de laboratorio) en los que

la propia naturaleza parece tener cierta ―agencia‖, esto no ocurre en los modelos

experimentales. De manera que Morgan sigue reconociendo que los experimentos son

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epistemológicamente más potentes por el hecho de poseer componentes constituyentes

ontológicamente equivalentes a la realidad estudiada; cosa que no sucede en el caso de los

modelos matemáticos abstractos. Sin embargo, si se consideran las modernas prácticas de

simulación, debe admitirse cierta agencia de los modelos en cuanto objetos sobre los cuales se

experimenta. El uso de la computadora permite a los economistas utilizar modelos más realistas

(complejos) que no necesariamente deben resolverse analíticamente, sino de forma numérica

(secuencial), permitiendo simulaciones. De manera que es posible considerar a la simulación

como un ―microscopio‖ que se introduce en la economía. Los modelos jugarían entonces el rol

de especímenes en las simulaciones. Pero no es fácil discriminar hasta qué punto se trata de

especímenes naturales o artificiales. Es importante advertir que, tal como argumenta Ian

Hacking en relación a las ciencias naturales, no existe visión ―natural‖: no vemos a través de un

microscopio, sino con un microscopio. Lo que se observa con el ―microscopio‖ no es la realidad

objetiva, sino un preparado que realizan los economistas al construir el modelo. Los

instrumentos de medición no son neutros, son invasivos; de aquí que muestren resultados que

no pueden ser observados de otra manera. Los modelos no sólo son preparados por los

economistas, sino que en la simulación se debe actuar sobre ellos para que muestren su

dinámica o comportamiento.

¿Qué es modelar?

Morgan nos ofrece dos perspectivas generales a la hora de interpretar la modelización

como práctica característica de los economistas. Por un lado la perspectiva histórica que

entiende a la modelización como un estilo de razonamiento. Según esta explicación, la

modelización se convirtió en el estilo de razonamiento hegemónico en economía a partir de

mediados de siglo. Por otro lado, la modelización puede comprenderse como un medio de

indagación a partir de la construcción de pequeños mundos. En lo que sigue se desarrollará

este segundo sentido de modelización por considerarlo más asible dentro del planteo general de

la autora. A los fines expositivos se han distinguido tres preguntas acerca de la modelación, que

abordaremos secuencialmente: ¿Cómo se construyen los modelos?, ¿Cómo se usan los

modelos? y ¿Cómo aprendemos de ellos?.

En contra del sentido común, que asimila formalización con mayor rigor -o directamente

con formalización matemática-, siguiendo a Morgan se puede pensar en la formalización de un

modelo como el proceso mediante el cual se le da forma, se construye. Los modelos, creados

para satisfacer un propósito particular, son el producto del trabajo calificado de los

economistas. Este intento de representación no se trata de un proceso puramente lógico, sino

que en él interviene a su vez la imaginación, las intuiciones y la creatividad de los científicos.

Morgan reseña cuatro enfoques para comprender la conformación o construcción paulatina de

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los modelos; todos ellos diferentes e igualmente promisorios para iluminar aspectos particulares

del problema.

El primero concibe a la modelización como un proceso basado en la integración de

ingredientes de diferentes fuentes preexistentes. Siguiendo la metáfora de elaboración de una

torta sin receta de Boumans (1999), Morgan ilustra como David Ricardo, a partir de ―mezclar‖

diversos elementos de la teoría económica – elección de ingredientes- y la práctica contable de

la época –integración-, pudo construir un modelo que le permitió: por un lado, dar cuenta de

qué ocurría cuando variaban muchos elementos a la vez; y por otro, mostrar la

interdependencia de las categorías y conceptos que brindaba su teoría. De esta manera,

Morgan ilustra cómo el modelo de la granja de Ricardo fue construido paso a paso,

introduciendo cada vez más determinaciones, en una exposición que muy parecida a la de los

experimentos agrícolas reales de la época.

La segunda interpretación asemeja la modelización con la representación artística. Aquí la

visualización y el entendimiento están íntimamente ligados. Formar el modelo requiere imaginar

cómo funciona hipotéticamente la economía y luego desarrollar una imagen que concretice esa

intuición. Para fundamentar esta hipótesis, Morgan ofrece un detallado recuento de las etapas

constructivas de los diagramas de Edgeworth y Pareto. La modelización en este caso puede

verse sólo como un acto cognitivo y de representación por parte de los economistas, sino a su

vez como un acto creativo: hay imaginación e imágenes creadas. En este sentido de

modelización la visualización y el entendimiento son inseparables. El uso de los modelos a su

vez, da lugar a imaginar y crear imágenes de la economía que posteriormente permiten a los

economistas a ver cosas nuevas; aspectos que antes permanecían imperceptibles.

Una tercera perspectiva -ampliamente difundida- interpreta a los modelos como

idealizaciones. Como representaciones abstractas en las que se aísla en el mundo modélico las

relaciones de interés, tomadas del mundo económico, de otros factores perturbadores o causas

concurrentes. En este sentido es fácil apreciar las distintas versiones unidimensionales del

agente económico (homo economicus) presentes en la historia del pensamiento económico que

ejemplifican este proceder por parte de los economistas. En prácticamente la totalidad de

dichas exposiciones se trata de un agente abstracto cuyo comportamiento está exclusivamente

guiado por la maximización de utilidad o la consecución del interés personal.

Por último, la cuarta propuesta hace énfasis sobre el carácter fuertemente analógico de

muchos modelos económicos. Si bien la elección de analogías descansa en la habilidad cognitiva

de los economistas en reconocer las similitudes, es su creatividad el elemento fundamental para

explorarlas en el modelo. Consecuentemente, llevar una metáfora a un modelo económico

análogo es un proceso creativo que involucra tanto trabajo cognitivo como imaginación,

constituido por dos etapas. En primer término, requiere adaptar los términos económicos al

mundo análogo (modelo) que se utiliza para dar forma, y luego adaptar los términos del

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modelo análogo para llevarlos de vuelta al mundo real. A diferencia de la tercera interpretación,

y en íntima relación a la segunda, el convertir una metáfora inicial en un modelo es equivalente

a desarrollar las diversas dimensiones de un modelo unidimensional. Sin embargo, una vez que

el modelo análogo se naturaliza en determinado campo o disciplina -cuando el modelo es

aceptado por la comunidad-, los esfuerzos imaginativos y creativos son perdidos de vista, y

como consecuencia se pierde de vista su carácter analógico. El análisis de la creación, difusión y

funcionamiento de la fastuosa maquina hidráulica de Newman-Phillips es un ejemplo que

presenta Morgan, y que rápidamente podría extenderse a la modelización macroeconómica

actual.

Preguntarse cómo se usan los modelos implica responder simultáneamente cuales son las

funciones que cumplen los modelos y como estas son efectivamente alcanzadas por los

economistas mediante su manipulación. Como señalamos anteriormente, la principal función de

los modelos es servir como sofisticados instrumentos de indagación de dos dominios diferente,

el del modelo y el del mundo real. Es decir, los modelos, como objetos epistémicos, pueden

usarse para investigar la naturaleza del mundo del modelo, como también del mundo que el

modelo pretende representar. Esta indagación no solo tiene lugar cuando el modelo se

encuentra concluido, sino también, y en buena medida, durante el proceso de su construcción.

Retornando al primer sentido de formalizar, señalemos que desde la postura de Morgan, los

economistas deben atenerse a ciertas reglas de razonamiento al momento de representar. Esto

es necesario para que sus creaciones (los modelos) sean reconocidas como pertenecientes al

estilo correcto por sus pares. Estas reglas expresan simultáneamente restricciones de dos tipos:

en primer lugar, formales -i.e. del material con el cual está construido el modelo (la matemática

está sujeta a las reglas de la aritméticas, los modelos hidráulico a las reglas de la mecánica de

fluidos- y en segundo lugar, económicas -propias del contenido económico representado (i.e.

funciones que caractericen el costo de producción como inmediata e infinitamente decreciente,

eludirían el problema económico).

Para ordenar las ideas, vale la pena distinguir las etapas generales del desarrollo de un

modelo según Morgan. En primera instancia se crea un modelo acorde a un problema. En

segundo lugar se indaga con él el mundo del modelo; Morgan denomina a esto dinámica

externa (externa por no ser propia de las categorías económicas). Este es un paso importante,

ya que indagar sobre el mundo del modelo permite conocer cómo operar con el modelo. En

tercer lugar se responde una pregunta usando los recursos del modelo; es decir, se demuestra

un resultado económico dentro del modelo – lo que se considera parte de la dinámica interna.

Por último, la narración vincula el resultado de la demostración dentro del modelo con el

problema inicial planteado y la relación entre ambos dominios (el mundo del modelo y el mundo

que el modelo representa).

La narrativa sin dudas tiene un papel central en esta concepción de los modelos. Sus

funciones son diversas y de suma importancia. En contra de la postura de McCloskey, las

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historias o narraciones no son sólo un elemento retórico o heurístico, sino también epistémico y

constitutivo de los modelos. La narrativa cumplimenta diferentes grandes funciones entre las

que se destacan: pasar del modelo al mundo y proveyendo a los economistas de una

explicación en cuanto a la dinámica del mundo; informar cómo aplicar el modelo a la realidad y

oficiar como el medio o instrumento a partir del cual los economistas re-describen la situación

real en el modelo (clasificación y construcción de las situaciones típicas). Una vez más las

narraciones resultan útiles tanto para comprender el mundo del modelo como para hacer el

―salto‖ del mundo modelado al mundo real. Pero a su vez pueden considerarse como una

―prueba de fuego‖ del modelo. En este sentido, las narraciones deben ser significativas y

plausibles.

Mientras que los beneficios intelectuales de la exploración conceptual involucrada en el

primer tipo de indagación –hacia dentro del modelo- parece menos problemáticos desde el

punto de vista epistemológico, el segundo tipo de exploración – la del mundo real- requiere

aclaraciones. El problema sencillamente consiste en responder porqué es posible considerar que

un modelo provee conocimiento acerca del mundo pretende representar; cómo es que

aprendemos con los modelos.

Morgan descarta la idea de que exista de algún criterio técnico para evaluar la

adecuación de una representación científica. Su solución consiste, por lo tanto, en la propuesta

de que los modelos – incluso los de papel y lápiz- cumplen una suerte de ―doble vida‖.

Básicamente defiende que normalmente involucran algún tipo de experimentación y

asemejando así los modelos con los experimentos, el problema de la relación entre el mundo

del modelo y el mundo real se convierte en el conocido problema inferencial de la validez

externa de los resultados obtenidos en condiciones particulares por fuera del ámbito

experimental donde se generaron. Cabe resaltar que estas inferencias desde el experimento

modelo hacia el mundo real, a diferencia de las inferencias dentro del mundo modélico son de

menor alcance (la potencia epistémica relativa de los experimentos capaces de confundir y de

los modelos capaces de sorprende, ya la tratamos anteriormente) y de carácter informal.

Conclusión

A manera de reflexión final, simplemente remarcar, en resumidas cuentas, aquellos

aspectos o temáticas de las obras de Morgan que fueron dejados de lado en el renovado

desarrollo del programa de investigación que propone, y los aspectos novedosos que no se

habían llegado a vislumbrar en las primeras contribuciones. Como punto básico debemos

mencionar que en esta perspectiva general se mantiene constante el considerar a los modelos

como entidades con independencia parcial o cierta autonomía relativa, como objetos cuya

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manipulación permite a los economistas aprender tanto de las teorías como del mundo

económico que habitan.

Entre los elemento nuevos, es posible destacar el desarrollo recibido por el rol y

funciones de la narrativa, categoría inicialmente explorada por otros autores pero que no se

encontraba presente en los primero planteos de la autora. Otro elemento novedoso es la

perspectiva que ofrece la introducción de la historia del pensamiento del modelaje económico.

A partir de él, Morgan intenta dilucidar aspectos relevantes de las entidades que llamamos

modelos, y que podrían pasar desapercibidas en un análisis lógico/formal. A su vez, es

interesante el despliegue de categorías intermedias que permiten formular un continuo en el

análisis que va desde el modelo como experimento de laboratorio, hasta su formulación como

representaciones analíticas. En esta traza encontramos señalados los modelos como

simulaciones, experimentos virtuales, experimentos mentales, objetos de medición, diagramas e

instrumentos para la implementación de política económica.

Por otro lado, resulta interesante y fructífera la exploración llevada a cabo por la autora

sobre sus ideas originales. Vemos cómo a partir de diversas ilustraciones, las ideas preliminares

cobran vida en el análisis de distintas situaciones del la historia de la economía. En este sentido,

las ideas de construcción, aprendizaje y las diversas funciones que cumplen los modelos son

exhaustivamente ejemplificadas a partir de ejemplos paradigmáticos de la historia del

pensamiento.

Onsideramos que el recorrido en parte iniciado y transitado por Morgan de a poco va

generando sus frutos y se expresa en diversos análisis epistémicos más amplios y pluralistas. Si

bien aún quedan muchos puntos por elucidar, podemos concluuir que su proyecto ha sentado

las bases para una nueva comprensión del rol de los modelos en ciencias sociales y se ha

desarrollado con considerable profundidad para la economía en particular. Es tarea de los

investigadores más jóvenes llevar adelante y sacar provecho de los resultados preliminares de

este tipo de abordaje.

Bibliografía

Boumans, Marcel, and John Davis. Economic Methodology: Understanding Economics as a Science. Palgrave Macmillan, 2010.

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