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EL MITO DE LOS ILLUMINATI Jacques Peccatte En el universo de Internet, que tiene sus ventajas y sus inconvenientes, todas las ideas e informaciones, desde las más interesantes hasta las más estrafalarias, han encontrado su forma de expresión, a riesgo a veces de hacer volver la cabeza a las personas más frágiles. Es lo que comprobamos hoy en día respecto a diferentes asuntos, entre ellos este: varios sitios tratan de fantasiosas teorías de complot, basadas en fuerzas invisibles que dirigirían el mundo a expensas nuestras. Los famosos Illuminati están de vuelta, los que en secreto hacían la lluvia y el buen tiempo por su sutil influencia sobre las políticas de los países, sobre las economías, sobre las revoluciones y sobre los conflictos guerreros, pasados o por venir, que serían resultado de sus manipulaciones.

El mito de los illuminati

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EL MITO DE LOS ILUMINATI

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EL MITO DE LOS ILLUMINATI

Jacques Peccatte En el universo de Internet, que tiene sus ventajas y sus inconvenientes, todas las

ideas e informaciones, desde las más interesantes hasta las más estrafalarias,

han encontrado su forma de expresión, a riesgo a veces de hacer volver la

cabeza a las personas más frágiles. Es lo que comprobamos hoy en día respecto

a diferentes asuntos, entre ellos este: varios sitios tratan de fantasiosas teorías

de complot, basadas en fuerzas invisibles que dirigirían el mundo a expensas

nuestras. Los famosos Illuminati están de vuelta, los que en secreto hacían la

lluvia y el buen tiempo por su sutil influencia sobre las políticas de los países,

sobre las economías, sobre las revoluciones y sobre los conflictos guerreros,

pasados o por venir, que serían resultado de sus manipulaciones.

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Este viejo tema recurrente que se remonta a más de un siglo, tiene como origen

la aparición clandestina de un panfleto titulado Los Protocolos de los Sabios de

Sión, realizado en 1901 por Mathieu Golovinski a pedido de la policía secreta

zarista. Ese texto quería hacer creer que existía un programa elaborado por un

consejo de sabios judíos, para aniquilar la cristiandad y dominar el mundo.

Este manifiesto indicaba que desde el siglo XVIII el mundo había estado

dirigido por fuerzas oscuras, fuerzas de manipulaciones que encontraban su

realidad en estos Illuminati, suerte de agentes secretosindetectables

pertenecientes a los judíos y los francmasones.

Y por supuesto que se descubrió el pastel, una sabia manipulación, verdadera,

la manipulación de las mentalidades basada en el antisemitismo en Rusia y que

encontró eco en Francia en momentos del caso Dreyfus, e igualmente basado en

la desconfianza hacia la francmasonería. Así, los Illuminati habrían sido los

agentes de diversas influencias, a quienes se ha atribuido el hecho de haber

fomentado en la sombra todas las guerras y todas las revoluciones, para

mantener al mundo en un permanente estado de inestabilidad, para beneficio

de los grandes banqueros… ¡Judíos por supuesto! Y no olvidemos que nada

menos que Adolfo Hitler se refirió al contenido de los Protocolos en su Mein

Kampf para su propia propaganda antisemita.

Desde entonces la leyenda de los Illuminati ha seguido circulando y se ha

adaptado a las situaciones. Después de haber imaginado que los políticos han

sido contactados y manipulados por los Illuminati, se han injertado secretos

contactos extraterrestres, pactos con el diablo, y más recientemente se han

vuelto a poner al día las teorías del complot (de preferencia judío-masónico),

para explicar diversos eventos trágicos. Por supuesto existen complots, pero,

¿hay que ver por eso manipulaciones de las manos invisibles de estos

personajes de la sombra que, por otra parte, jamás dejan rastro alguno de su

existencia? A veces pueden existir complots, identificados después de las

investigaciones o desbaratados antes de su realización, sin que sea necesario

referirse allí a fuerzas oscuras, ocultas y misteriosas.

La influencia actual

Hoy en día, el asunto podría quedar sencillamente como anecdótico, pues el ser

humano siempre ha necesitado alguna mitología para soñar un poco, para

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evadirse y quizás también para expresar sus tendencias paranoicas. Pero

estamos ante una manipulación más peligrosa, aunque no parezca,

considerando que tuvo cierta influencia durante el período entre las dos

guerras, en los medios ocultos cercanos al nazismo.

Recientemente, tuvimos oportunidad de medir la influencia nociva de esta

mitología entre jóvenes, que han tomado al pie de la letra todas estas

supuestas manipulaciones turbias, adaptadas a los tiempos modernos con, por

ejemplo, esos misteriosos aviones que, desde la alta atmósfera, sembrarían

productos tóxicos para aumentar los efectos del calentamiento climático…

acciones criminales ejecutadas por los propios gobiernos, en vista de las

permanentes desestabilizaciones del mundo, y si en un caso improbable se

necesitara investigar eso, de todos modos no habría sino que ir a buscar una

vez más por el lado de los Illuminati.

Y eso está bien porque hemos sido informados de cierta influencia sobre una

juventud presta a creer todo en su angustia actual, es útil abordar esta

cuestión, teniendo en cuenta todos estos sitios de Internet que son tomados

muy en serio por numerosos jóvenes necesitados de sueños y de ficción, para

escapar de las duras realidades sociales de hoy. Entonces la ficción se vuelve

realidad, y en el giro de ciertas conversaciones, hemos podido comprobar hasta

qué punto informaciones, que no son tales, pueden despistar y desorientar a

una juventud que ya tiene bastante dificultad para encontrar su ubicación en

nuestra sociedad.

Entonces es muy necesario descifrar todos esos mensajes subliminales

contenidos en falsas informaciones, para darse cuenta finalmente de que, sin

que sea muy visible, esas fantasías tienen un vínculo que nos hace remontar

hasta el sórdido texto de los Protocolos de los Sabios de Sión. Y ese vínculo que

no salta inmediatamente a la vista, puede establecerse de inmediato en cuanto

se ve la palabra Illuminati, esa palabra mágica inventada por el autor de los

Protocolos.

Esta palabra es la clave de todo texto en el cual esté contenida, y debe incitar a

la mayor desconfianza, dado que inexorablemente nos vuelve a llevar, aun en

forma disfrazada o velada, al viejo complot judío masónico, y por tanto a un

antisemitismo rampante.

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Y es allí donde igualmente será necesario evitar la mezcla de géneros: Uno

puede a la vez denunciar esas manipulaciones y conservar la legítima libertad

de discutir o criticar la política de Israel, de hablar del lobby judío en los

Estados Unidos, o de decir que la francmasonería es a veces la antesala del

poder. Esos no son entonces más que temas de reflexión o de opinión, sin que

por ello se sobreentienda la existencia de un presunto gran complot que se

remonta a más de doscientos años. Y si Adolfo Hitler se hubiera servido de este

argumento falaz, tendremos la mejor razón para denunciar ese viejo mito que,

de manera insidiosa, influencia aún a ciertas personas, además de que, con la

amplia difusión de la red, esas ideas tienen todavía un gran futuro por

delante…

Una mala asimilación

Lo que además es muy molesto para nosotros los espíritas, es que la gente

piense con toda naturalidad que estaríamos en la misma onda con todas esas

inepcias, ya que ellas encubren su parte de misteriosas influencias de espíritus,

dioses del infierno o extraterrestres mal avistados. Por otra parte vemos de

cuando en cuando en nuestro foro de preguntas/respuestas en Internet Au-delà

des mots (Más allá de las palabras) que, con la mayor naturalidad, la gente

piensa que los espíritas seríamos partidarios de esas teorías estrafalarias,

simplemente porque con frecuencia somos asimilados a los esotéricos u

ocultistas buscando algo sensacional.

Es casi el mismo tipo de amalgama que vemos igualmente con las historias de

ángeles guardianes, arcángeles y otros espíritus de luz, que para los

innovadores espiritualistas son una evidencia, y para nosotros un absurdo. Así

pues, hay que recordar sin cesar lo que es el espiritismo, devolverle su

verdadera definición, en pocas palabras, volver al sentido común y a la razón,

volver a los valores esenciales que son los nuestros a partir de los principios

claramente definidos por los espíritus, y eso, desde Allan Kardec.

Concordancia con la ciencia

Pensemos un instante que este mismo Allan Kardec había adoptado, sin vacilar,

las tesis evolucionistas de Charles Darwin y de Alfred Russel Wallace al

momento mismo en que éstos publicaron sus teorías. Se había adherido a los

últimos avances de la ciencia de su época, queriendo con ello dar al espiritismo

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una imagen de ciencia y filosofía en conformidad con los avances intelectuales

y científicos de su tiempo. Si hubiera hecho falta que el espiritismo fuera la

creación de una nueva mitología, hubiera estado entonces en contradicción con

las leyes universales, esas mismas leyes indicadas por los espíritus y sobre las

cuales reposa la relación natural entre dos mundos. No hay, por una parte, un

mundo material que responde a las leyes naturales descubiertas

progresivamente por la ciencia, y por otra parte, otro mundo que sería

sobrenatural y totalmente inasequible a la comprensión humana, porque no

hay ninguna razón para que el espíritu, en su estado encarnado y en su estado

desencarnado, sea diferente de lo que es en su propia realidad espiritual.

Y sobre este punto hacemos una digresión que nos aleja un poco del tema: en

espiritismo se han visto desviaciones místicas como en Jean-Baptiste

Roustaing, que publicó textos mediúmnicos titulados Los Cuatro Evangelios,

una de cuyas ideas fuertes era esta: Jesús no se habría encarnado en la carne,

sino que sólo habría sido un fantasma materializado, según los principios

conocidos en espiritismo de la aparición tangible de un espíritu o de su

materialización ectoplasmico. Allí donde Allan Kardec explicaba la

personalidad de Jesús, su enseñanza y sus milagros vinculados a la

mediúmnidad y al magnetismo, Roustaing se ponía en contradicción con el

pragmatismo de las explicaciones espíritas. O por lo menos, valiéndose de

explicaciones espíritas, inventaba un personaje fluídico que, sin estar

encarnado, habría cumplido todo un recorrido de espíritu entre los hombres,

un recorrido hecho de apariciones fantasmales eventualmente materializadas.

Y aun cuando teóricamente, el fenómeno es posible en manifestaciones de corta

duración, hace falta sin embargo el aporte fluídico de un médium humano para

hacer eso posible. Se había caído pues en una forma de lo sobrenatural por el

poder fluídico de un Jesús que va mucho más allá de lo realizable de acuerdo

con la base espírita de la mediúmnidad. Eso no era algo especialmente bueno

para el espiritismo naciente, y en verdad ni para el de hoy, dada la influencia

de Roustaing, todavía muy real en numerosos medios espíritas brasileños.

Y para volver a estos famosos Illuminati, se está frente a la necesidad de lo

sobrenatural, cuando se añaden influencias extraterrestres o demoníacas,

para retornar mejor a las viejas mitologías que aún fascinan a numerosos

humanos. Allí se desarrolla lo imaginario, lo improbable, lo imposible. Pero qué

necesidad hay de imaginar lo imposible, cuando se consideran las maravillas

de la naturaleza y la inmensidad del universo que, en su grandeza, encubre

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suficientes sorpresas, incluidos los extraterrestres que sin lugar a dudas

existen y de vez en cuando se manifiestan a los hombres, pero que nada tienen

que ver con los supuestos complots que a veces se les endosan.

La leyenda de los Illuminati ha perdurado en el tiempo, se ha adaptado a las

circunstancias de hoy, pero siempre tiene ese vínculo, en su continuidad

histórica, con Los Protocolos de los sabios de Sión, leyenda moralmente

inadmisible, leyenda que también tiene su parte de sobrenatural; sobre lo cual

todavía debemos insistir, para afirmar una y otra vez que el espiritismo se

apoya únicamente en leyes naturales, aun cuando no todas hayan sido

descubiertas.

(*) Jean-Baptiste Roustaing: decano del Colegio de Abogados de Burdeos, espírita contemporáneo de Allan

Kardec. J-BRoustaing fundó un grupo bordelés especialmente con los médiums Emilie Collignon y la Sra.

Cazemajoux. La polémica que progresivamente se ha desatado se refiere a la obra mediúmnica titulada Los

Cuatro Evangelios o Revelación de la revelación, publicada en 1866. Y fue la referencia al “Jesús fluídico” lo

que creó la principal escisión con los espíritas kardecistas, aunque en Brasil numerosos espíritas son a la vez

discípulos de Allan Kardec y de Jean-Baptiste Roustaing.

LE JOURNAL SPIRITE N° 87 JANVIER 2012