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1 El mensaje a la iglesia en Tiatira desde su estructura literaria. Análisis de Ap 2,18-29 1. Introducción Javier López En un breve artículo publicado en 1977, A. Vanhoye hace dos observaciones sobre la estructura de la así llamada sección de las cartas (Ap 2-3): una de índole meramente estética, sobre la belleza artística de su compleja y armoniosa construcción concéntrica y otra metodológica sobre su utilidad como instrumento de análisis e interpretación 1 . La existencia misma de una tal simetría concéntrica en la serie septenaria ha sido objeto de discusión 2 . Sin embargo, aunque no todo detalle al interior de Ap 2-3, ni toda interrogante sobre su relación con el resto de la obra 3 se puedan explicar a entera satisfacción mediante dicho esquema, las observaciones de Vanhoye resultan todavía hoy válidas 4 . Desde esta perspectiva, vale la pena destacar, por haber pasado en gran parte desapercibida 5 , la particular estructura concéntrica, ya no del septenario, sino del mensaje a 1 A. VANHOYE, « Une structure concentrique dans l’Apocalypse », Cahiers Évangile 58 (1977) 32-33. 2 Para U. VANNI, La struttura letteraria dell’Apocalisse, Brescia 1980 2 , 302-303, el esquema concéntrico del septenario es una hipótesis sugestiva que suscita sin embargo algunas perplejidades. Entre éstas la mayor se encontraría en la centralidad atribuida a la cuarta carta. Con todo, Vanni reconoce que la complejidad y extensión del juicio de Cristo sobre Jezabel reside en la circunstancia histórica particular de Tiatira, punto de arranque para Juan, “e non sembra sdoppiabile” (ibid., 303). Por tanto se podría argüir que la compleja realidad histórica de esta ciudad pudo motivar tanto su colocación dentro de la serie como su peculiar organización literaria interna. Cada carta en realidad tiene su propia estructura y su propio movimiento literario, aunque entre sí tengan elementos comunes (cf. F. CONTRERAS MOLINA, “Las Cartas a las Siete Iglesias”, 172; M. OLIVER ROMAN, “El Septenario de las Cartas a las Iglesias (Ap 1,4-3,22”, Communio, Commentari Internationales de Ecclesia e Teologia, Sevilla, 9 (1976), 383. Según anota Scobie, cada uno de los mensajes se distingue precisamente por las circunstancias diversas en las que se mueven los miembros de cada iglesia. No obstante la época histórica sea la misma y en consecuencia a la base se encuentre un esquema literario común, la longitud de cada una varía desde las 230 palabras de Tiatira en un extremo a las 98 de Esmirna por otro [cf. C.H. SCOBIE, “Local References in the Letters to the Seven Churches”, NewTest Stud 39 (1993) 613]. 3 La inmensa mayoría de los autores sostienen tanto la unidad literaria de la sección de las cartas, “cerrada en sí misma” (U. VANNI, La struttura letteraria, 177-181), como su integración armónica con el resto del Apocalipsis, si bien manteniendo dos partes bien diferenciadas: 1-3 y 4-22. Puede consultarse una síntesis comentada de opiniones en G. BIGUZZI, I settenari nella struttura dell’Apocalisse. Analisi, storia della ricerca, interpretazione, Bologna 1996, 275-281. Ambas partes de la obra se destinan a los cristianos de la provincia romana de Asia (cf. J. LAMBRECHT, “The People of God in the Book of Revelation” in idem., Collected Studies on Pauline Literature and on the Book of Revelation, Analecta Biblica 147, Roma 2001, 380). 4 Contreras muestra un número de paralelismos en la estructuración interna de la serie septenaria que apuntan hacia un eje central, literario y teológico, ubicado justamente en la cuarta carta dirigida a Tiatira (cf. F. CONTRERAS MOLINA, “Las Cartas a las Siete Iglesias”, Estudios Bíblicos, 46 (1988) 157. Para Beale la condición cristiana de las iglesias en el septenario sigue una forma literaria precisa del tipo: a b c c c b’ a’ y la interpreta así: “... the Christian church as a whole is perceived as being in poor condition, since not only are the healthy churches in a minority but the literary pattern points to this emphasis because the churches in the worst condition form the literary boundaries of the letters and the churches with serious problems form the very core of the presentation” (G.K. BEALE, The Book of Revelation. A Commentary on the Greek Text, Grand Rapids, 1999, 226-227). 5 Lund falla en señalar, al tratar sobre Tiatira, algún tipo de simetría al interior de ésta (W.N. LUND, Chiasmus in the New Testament. A Study in Formgeschichte, Chapel Hill 1942, 337-338). M. HUBERT, L’Architecture des Lettres aux Sept Eglises (Apoc., ch. II-III), Revue Biblique 67 (1960) 352 constata la simetría concéntrica pero no saca ninguna consecuencia hermenéutica a propósito. Típico de los comentarios resultan los análisis de Charles y Allo ad hoc que se reducen a algunos aspectos del verso 2,23 b sin dar relieve al dato literario de su centralidad en

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El mensaje a la iglesia en Tiatira desde su estructura literaria.

Análisis de Ap 2,18-29 1. Introducción Javier López

En un breve artículo publicado en 1977, A. Vanhoye hace dos observaciones sobre la

estructura de la así llamada sección de las cartas (Ap 2-3): una de índole meramente estética, sobre la belleza artística de su compleja y armoniosa construcción concéntrica y otra metodológica sobre su utilidad como instrumento de análisis e interpretación1. La existencia misma de una tal simetría concéntrica en la serie septenaria ha sido objeto de discusión2. Sin embargo, aunque no todo detalle al interior de Ap 2-3, ni toda interrogante sobre su relación con el resto de la obra3 se puedan explicar a entera satisfacción mediante dicho esquema, las observaciones de Vanhoye resultan todavía hoy válidas4.

Desde esta perspectiva, vale la pena destacar, por haber pasado en gran parte desapercibida5, la particular estructura concéntrica, ya no del septenario, sino del mensaje a

1 A. VANHOYE, « Une structure concentrique dans l’Apocalypse », Cahiers Évangile 58 (1977) 32-33. 2 Para U. VANNI, La struttura letteraria dell’Apocalisse, Brescia 19802, 302-303, el esquema concéntrico del septenario es una hipótesis sugestiva que suscita sin embargo algunas perplejidades. Entre éstas la mayor se encontraría en la centralidad atribuida a la cuarta carta. Con todo, Vanni reconoce que la complejidad y extensión del juicio de Cristo sobre Jezabel reside en la circunstancia histórica particular de Tiatira, punto de arranque para Juan, “e non sembra sdoppiabile” (ibid., 303). Por tanto se podría argüir que la compleja realidad histórica de esta ciudad pudo motivar tanto su colocación dentro de la serie como su peculiar organización literaria interna. Cada carta en realidad tiene su propia estructura y su propio movimiento literario, aunque entre sí tengan elementos comunes (cf. F. CONTRERAS MOLINA, “Las Cartas a las Siete Iglesias”, 172; M. OLIVER ROMAN, “El Septenario de las Cartas a las Iglesias (Ap 1,4-3,22”, Communio, Commentari Internationales de Ecclesia e Teologia, Sevilla, 9 (1976), 383. Según anota Scobie, cada uno de los mensajes se distingue precisamente por las circunstancias diversas en las que se mueven los miembros de cada iglesia. No obstante la época histórica sea la misma y en consecuencia a la base se encuentre un esquema literario común, la longitud de cada una varía desde las 230 palabras de Tiatira en un extremo a las 98 de Esmirna por otro [cf. C.H. SCOBIE, “Local References in the Letters to the Seven Churches”, NewTest Stud 39 (1993) 613]. 3 La inmensa mayoría de los autores sostienen tanto la unidad literaria de la sección de las cartas, “cerrada en sí misma” (U. VANNI, La struttura letteraria, 177-181), como su integración armónica con el resto del Apocalipsis, si bien manteniendo dos partes bien diferenciadas: 1-3 y 4-22. Puede consultarse una síntesis comentada de opiniones en G. BIGUZZI, I settenari nella struttura dell’Apocalisse. Analisi, storia della ricerca, interpretazione, Bologna 1996, 275-281. Ambas partes de la obra se destinan a los cristianos de la provincia romana de Asia (cf. J. LAMBRECHT, “The People of God in the Book of Revelation” in idem., Collected Studies on Pauline Literature and on the Book of Revelation, Analecta Biblica 147, Roma 2001, 380). 4 Contreras muestra un número de paralelismos en la estructuración interna de la serie septenaria que apuntan hacia un eje central, literario y teológico, ubicado justamente en la cuarta carta dirigida a Tiatira (cf. F. CONTRERAS MOLINA, “Las Cartas a las Siete Iglesias”, Estudios Bíblicos, 46 (1988) 157. Para Beale la condición cristiana de las iglesias en el septenario sigue una forma literaria precisa del tipo: a b c c c b’ a’ y la interpreta así: “... the Christian church as a whole is perceived as being in poor condition, since not only are the healthy churches in a minority but the literary pattern points to this emphasis because the churches in the worst condition form the literary boundaries of the letters and the churches with serious problems form the very core of the presentation” (G.K. BEALE, The Book of Revelation. A Commentary on the Greek Text, Grand Rapids, 1999, 226-227). 5 Lund falla en señalar, al tratar sobre Tiatira, algún tipo de simetría al interior de ésta (W.N. LUND, Chiasmus in the New Testament. A Study in Formgeschichte, Chapel Hill 1942, 337-338). M. HUBERT, L’Architecture des Lettres aux Sept Eglises (Apoc., ch. II-III), Revue Biblique 67 (1960) 352 constata la simetría concéntrica pero no saca ninguna consecuencia hermenéutica a propósito. Típico de los comentarios resultan los análisis de Charles y Allo ad hoc que se reducen a algunos aspectos del verso 2,23b sin dar relieve al dato literario de su centralidad en

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los cristianos de Tiatira6, el mayor en extensión y situado al centro de Ap 2-3. La presentamos aquí por su utilidad para el consecuente análisis e interpretación de la carta. 2. Estructura literaria de la carta a la iglesia en Tiatira (A B C D C’ B’ A’).

(Ver anexo al final). 3. Relación entre las partes componentes del mensaje El movimiento literario de la perícopa converge hacia un eje que se encuentra en la segunda autopresentación de Cristo [D (v. 23b)], caso único éste en todo el septenario. El autor interrumpe, a modo de conclusión, con un incisivo “kai.7 gnw,sontai todas las iglesias” el hilo narrativo del juicio profético a Jezabel y a sus cómplices para invitar a la asamblea de Tiatira a considerar las cualidades divinas de quien juzga con equidad: evgw, eivmi o` evraunw/n... Tales cualidades, tienen la función de animar al grupo de escucha a una perseverancia en la propia motivación y praxis y a una confianza creciente en la actuación de Cristo resucitado (vv. 24-29).

Aparte de la presentación primera de Cristo vencedor y de la despedida por parte del Espíritu con la llamada de atención correspondiente [A-A’: Ta,de le,gei (v.18) y ti, to. pneu/ma le,gei: (v.29)], el cuerpo de la carta se articula en torno a un balance sobre la vida de la iglesia (B) con su correspondiente proyección escatológica (B’) y alrededor del juicio profético a la misma iglesia (C-C’). Por tanto se da un movimiento progresivo que parte explícitamente de Cristo (ABC), converge hacia Éste al centro del mensaje (v.23b: D) e irradia de nuevo desde Cristo para cerrar con la exhortación del Espíritu (C’B’A’).

Consideraremos en detalle las simetrías gramaticales, pero sobre todo las correspondencias de sentido, con sus implicaciones para la exegesis. En un segundo momento propondremos la interpretación emergente de dicho análisis.

el conjunto del mensaje. Entre los comentaristas recientes Aune por ejemplo relega el v. 23b a una parte prácticamente sin relieve de la dispositio (D.E. AUNE, Revelation 1-5, World Biblical Commentary, Dallas Texas, 1997, 200). Tampoco lo señala E. MÜLLER, Microstructural Analysis of Revelation 4-11, Berrien Springs, Michigan, 1994, 452-453.471.472.488-489. Beale lo menciona (G.K. BEALE, The Book of Revelation, 227) pero sin sacar consecuencias pertinentes para la exegesis (ibid., 264). M. OLIVER ROMAN, “El Septenario” 390, ni siquiera enumera entre los caracteres propios a ser subrayados en el mensaje a los de Tiatira el verso 2,23b. 6 A. VANHOYE, « Une structure concentrique » 33, lo divide en dos partes 2,18-23 y 2,24-28. Considera este autor que el término “iglesias” (v. 23) cierra tanto la primera parte como la segunda (v.29) donde se repite de forma fija (cf. 2,7 etc.). Observa también con acierto Vanhoye que la identificación de Cristo evgw, eivmi... (v. 23) se asemeja a la presentación al comienzo de cada una de las cartas (2,1b.8 b.12 b etc.). No obstante propone el inicio de la segunda parte del mensaje a Tiatira en el v. 24 porque se repite el nombre de la ciudad “comme dans un debut” (idem). Pero esta propuesta de Vanhoye encierra una contradicción. Por un lado el versículo 2,23b forma en sí mismo una unidad dado el o[ti declarativo (kai. gnw,sontai... o[ti evgw, eivmi...). Y si se considera el v. 24 como inicio de una hipotética segunda parte entonces cae el argumento de que evgw, eivmi sea su inicio. 7 Generalmente se considera un kai, consecutivum. Sin embargo la conjunción kai, también funge en determinadas circunstancias como indicador enfático “involving surprise and unexpectedness” (cf. D.E. AUNE, Revelation 1-5, cxciii). Tal parece el caso aquí. Se puede constatar la diferencia con otros usos de kai, seguido de futuro indicativo (3,10; 14,10; 20,10) en los cuales el objetivo indicado fluye sin una llamada particular de atención al sujeto interpretante.

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3.1. Presentación y cierre del mensaje; análisis de los vv. 18 y 29 (A-A’). 2,18 (A) 2,29 (A’) Kai. tw/| avgge,lw| th/j evn Quatei,roij evkklhsi,aj gra,yon Ta,de le,gei

o` ui`o.j tou/ qeou/( o` e;cwn tou.j ovfqalmou.j auvtou

w`j flo,ga puro,j kai. oi` po,dej auvtou/

o[moioi calkoliba,nw|\

o` e;cwn ou=j avkousa,tw ti, to. pneu/ma le,gei tai/j evkklhsi,aijÅ

Hay una clara correspondencia retórica, entre Cristo con su solemne presentación al

inicio (A: Ta,de le,gei) y la despedida sobria del Espíritu (A’: ti, to. pneu/ma le,gei)8. Por otro lado tanto en A como en A’ se designa el destinatario o grupo de escucha bajo el apelativo común de evkklhsi,a si bien con la intencionada variación numérica del singular (v.18) al plural (v.29; cf. 23b). Se nota también la diferencia entre la inmediatez con la cual el Espíritu se dirige a las iglesias y la forma como lo hace Cristo glorioso al origen del mensaje, siempre a través de un ángel titular que las representa en el ámbito trascendente9.

Analicemos ante todo el contenido de las palabras primeras de Cristo. Sorprende en primer lugar el énfasis en Su soberanía sobre todas las naciones. El título cristológico Hijo de Dios10 (Ap 2,18), hapax en el libro, se refiere al atributo real davídico (Ps 2,7), como gobernador y juez de las naciones (vv. 9-12). Mientras que los símiles “ojos como fuego11

8 La estrecha correspondencia entre ambas partes no ha pasado desapercibida. Comenta F. SARACINO, “Quello che lo Spirito dice (Apoc. 2,7, ecc.)”, RivBiblIt 29 (1981), 11 nota 3: “Per quel che riguarda la quarta lettera, vista la sua centralità, sarebbe possibile considerarla come modello conchiuso attorno al quale si impernia il giro delle altre sei: in questo caso infatti l’inclusione tra 2,18b e 2,29 è perfetta, trovando magari la sua eco ingigantita nella corrispondenza fra 2,1b e 3,2”. 9 A propósito cf. F. SARACINO, “Quello che lo Spirito dice”, 20-22. 10 Los emperadores romanos reclamaban para sí el título de “hijos de dios” en las cartas y decretos oficiales, como consecuencia de la filiación, natural o adoptiva, de sus deificados antecesores (cf. D.E. AUNE, Revelation 1-5, 201-202). 11 La mirada de Dios conlleva en el A.T. un sentido universal (cf. Sal 33, 8-22; 104,32). En la primera descripción de Cristo Cordero (Ap 5,6) los siete ojos simbolizan el Espíritu divino enviado a toda la tierra y especialmente a la iglesia (cf. Jn 20,22; U. VANNI, L’Apocalisse, ermeneutica, esegesi, teologia, Bologna 1991, 187-188). Cada uno de los cuatro seres vivientes tienen innumerables ojos por alrededor y por dentro; inauguran el juicio a la humanidad y la acompañan con su mediación hasta la consumación final (15,7) (cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 330). Por otro lado la imagen de fuego indica la justicia divina que discierne y castiga la falsedad (cf. 1 Re 18,36-39). Ya en la revelación misma del nombre de Yahveh, la imagen de fuego se asocia con el juicio severo a quien no escucha a su enviado, en este caso Moisés (Ex 3,2.14.19-20). En el Ap el fuego simboliza principalmente un instrumento divino de tormento para quienes sirven al poder idólatra de la bestia (14,10; 16,8; 17,16; 18.8.9.18; 19,20; 20,10.14.15). Más aún, el bajar fuego del cielo tiene el sentido de una eliminación definitiva del mal en la historia humana (Ap 20,8). Sólo en Ap 13,13 se asocia el término pu/r en vez de con la divinidad con su parodia: la bestia. En este verso se presenta la imitación del actuar divino como uno

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(cf. Ap 1,14; 19,12) y “pies semejantes al bronce pulido (esplendente)” proyectan a un escenario universal (Dan 10,6; 7,9)12. En la selección de estas imágenes influye con toda probabilidad la polémica de la época sobre la cooperación cristiana con las asociaciones industriales del lugar. Estas se teñían de adoración a dioses locales y de culto al emperador13. El autor destaca netamente, que el reino y el gobierno pertenecen a Dios pantocrátor y a Cristo. La connotación de tales títulos invita pues, desde el inicio mismo de la carta, a una lectura atenta del mensaje a Tiatira en clave de inteligibilidad teológico-política. Esta perspectiva se desarrolla ampliamente en las grandes figuras, tanto positivas como negativas, de la segunda parte del libro.

La despedida (A’) también presenta elementos a primera vista sorprendentes. Si bien Cristo aparece como autor del mensaje a la iglesia de Tiatira, es el Espíritu quien como en los otros mensajes lo cierra. Sin embargo Juan vincula literaria y temáticamente Uno y Otro mediante la simetría entre la afirmación profética ta,de le,gei y la fórmula de alerta: ~O e;cwn ou=j avkousa,tw ti, to. pneu/ma le,gei...14. Esta última reaparece significativamente con ligeras variaciones fuera del septenario, como interrupción al hilo narrativo de la perícopa de las bestias. En el primer cuadro (13,1-8) se invita a la asamblea a descifrar los símbolos negativos de dominación política y a perseverar en la fe hasta el martirio (13,9-10). En el segundo (13,11-17), con una frase paralela (13,18), se provoca a la asamblea para que discierna en clave sapiencial los medios propagandísticos al servicio del poder absoluto15.

Por medio de la fórmula de alerta, tanto en el septenario como fuera de él16, el Espíritu divino mueve la asamblea a comprender el mensaje y a aplicarlo a su vida. Con una diferencia: en Ap 2-3 al grupo que interpreta (cf. 1,3) se le descubre (2,23b: D) su situación interna de división y los medios para superarla. En 4-22 deberá profundizar más aún la realidad para ajustarse igualmente al plan de Dios en la historia según la clave sociopolítica a la cual remiten las figuras de la bestia y de Babilonia17.

En el contexto particular de Tiatira, la función del Espíritu (A’) complementa la acción protagonista de Cristo, el Hijo de Dios (A). El Espíritu estimula la escucha e interpretación del mensaje purificador y consolador de Cristo-Rey a todas las iglesias. Más aún, tal exhortación a escuchar, ta,de le,gei en presente duradero18 al inicio, y en aoristo imperativo, avkousa,tw al final, anima a vencer ya desde ahora el conjunto de pruebas por las que atraviesa el grupo que interpreta.

de los shmei/a mega,la del a;llo qhri,on para seducir a la humanidad. El simulacro queda aclarado no sólo por lo burdo del intento de réplica, sino por el uso no figurativo del verbo plana/n (13,14). 12 Cf. “The Book of Daniel and the Radical Critique of Empire. An Essay in Apocalyptic Hermeneutics”, in J.J. COLLINS-P.W. FLINT, ed., The Book of Daniel. Composition and Reception, II, Leiden 2001, 447-467. 13 Cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 259-260. 14 La misma frase o` e;cwn se utiliza más adelante para declarar que Cristo posee los siete espíritus de Dios (3,1; cf. 5,6), es decir un único Espíritu que se expresa como profecía en el testimonio de Jesús (19,10) (cf. F. SARACINO, “Quello che lo Spirito dice”, 22-24). 15 J. LÓPEZ, La figura de la bestia entre historia y profecía. Investigación teológico-bíblico de Apoc13,1-18, Roma 1998, 243-244. 16 La interpretación de 13,5-8 a la luz de la llamada de alerta en 13,9 incluye una exhortación implícita a vencer similar a la de las cartas (cf. J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 170). A.-M. ENROTH, “The Hearing Formula in the Book of Revelation” NTS, 36 (1990) 607 pasa por alto este aspecto (cf. J. LÓPEZ, ibid., nota 21). 17 J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 171. El antagonista en Ap 2-3 se encuentra principalmente al interior de la comunidad (cf. al respecto el desarrollo que hace J. LAMBRECHT, “The People of God”, 387). 18 Cf. BLASS-DEBRUNNER, Grammatica, 318,2.

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3.2 La comunidad perseverante frente a Jezabel: presente y futuro (B-B’).

2,19-20 (B) 2, 26-28 (B’) 19 Oi=da, sou ta. e;rga

kai. th.n avga,phn kai. th.n pi,stin kai. th.n diakoni,an kai. th.n u`pomonh,n sou( kai. ta. e;rga sou ta. e;scata

plei,ona tw/n prw,twnÅ 20 avlla. e;cw kata. sou/ o[ti avfei/j th.n gunai/ka VIeza,bel(

h le,gousa eauth.n profh/tin kai. dida,skei kai. plana/| tou.j evmou.j dou,louj porneu/sai

kai. fagei/n eivdwlo,qutaÅ

26 kai. o` nikw/n

kai. o` thrw/n a;cri te,louj ta. e;rga mou(

dw,sw auvtw/| evxousi,an evpi. tw/n evqnw/n 27 kai. poimanei/ auvtou.j evn r`a,bdw| sidhra/| wj ta. skeu,h ta. keramika. suntri,betai( 28 w`j kavgw. ei;lhfa para. tou/ patro,j mou( kai. dw,sw auvtw/| to.n avste,ra to.n prwi?no,nÅ

Al interior de la parte B (vv. 19-20), el autor logra una dramática contraposición entre lo positivo (oi=da, sou ta. e;rga kai. th.n avga,phn...) y lo negativo de Tiatira (avlla. e;cw kata. sou...). Cristo discierne dos grupos antagónicos y a la vez confirma y cuestiona en tiempo presente a la comunidad. En cuanto a lo positivo hace notar su dinamismo hacia la plenitud: ta. e;rga sou ta. e;scata plei,ona tw/n prw,twn (cf. v.26a). Como contraposición la valoración negativa incluye una descripción relativamente detallada de la actividad de la seudoprofetisa19 Jezabel (kai. dida,skei kai. plana/|...20). Resulta significativo que la única recurrencia de plana/n en la primera parte de la obra se refiera a Jezabel. Sólo Cristo tiene la capacidad de escudriñar la intencionalidad profunda de todo ser humano (cf. 23b: D). Sólo el Cordero (cf. 5,2-6) puede descubrir a la comunidad la seducción hacia el mal bajo cualquier forma o disfraz con el cual se presente. Por tanto si el sujeto gramatical del verbo plana/n es Jezabel, se debe a la acción directa del evrauna,w divino de Cristo sobre la realidad de Tiatira.

Aparentemente no existe una clara correspondencia estructural entre los vv. 19-20 y 26-28 (B-B’). Los comentarios suelen considerar simplemente la parte B’, como “promesa al vencedor”. Asumen implícitamente que su contenido sólo concierne a aquellos miembros de la iglesia que permanecen fieles. Suele pasar desapercibido que la promesa de Cristo se relaciona por vía negativa con quienes han rechazado la conversión, es decir, con el grupo antagónico a Juan. Con elementos claramente narrativos21, la promesa a oi` dou/loi que

19 Dentro de la iglesia hay también falsos aspóstoles (2,2) y falsos maestros (cf. 2,14-15). Cristo se muestra profundo conocedor de la realidad de las iglesias. En cada una de ellas el engaño y la mentira juegan algún tipo de papel (cf. el original análisis de J.J. PILCH, “Lying and Deceit in the Letters to the Seven Churches. Perspectives from Cultural Anthropology”, BiblTheolBull 22 (1992) 130-134). 20 Puede resumirse el engaño de Jezabel en propagar una posición sincretista de compromiso con el culto del mundo helenístico: por tanto no una postura de diálogo sino al menos de aparente asimilación (cf. G. BIGUZZI, I settenari, 319). 21 En lenguaje retórico, la cláusula que comienza con Oi=da (2,19) introduce la narratio (vv. 19-20: B); cf. D.E.AUNE, “The Form and Function of the Proclamations to the Seven Churches (Revelation 2-3)” NewTest. Stud, 36 (1990) 190. Según la propuesta de Aune (ibid., 191-192), la dispositio (estrechamente relacionada con la narratio ya que ésta última le sirve de base) comienza con el v. 22: ivdou,. Pero Aune deja fuera de su análisis kai. e;dwka auvth/| cro,non i[na metanoh,sh|...(ibid., 190). En su más reciente comentario Aune sí incluye el v. 21 como parte de la narratio (Revelation 1-5, 200). Con todo parece mejor considerar la frase kai. e;dwka junto con

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perseveren y venzan, incluye reinar sobre Jezabel y sus cómplices, incluidos aquellos siervos inducidos al engaño, equiparables a oi` katoikou/ntej evpi. th/j gh/j y considerados muy probablemente todos ellos como “naciones paganas”22 puesto que reciben un castigo similar a ta. e;qnh. Éstas no prevalecerán. Más aún serán sometidas al reinado de Cristo con la participación activa del cristiano (vv. 26-28; cf. 5,10; 20,4; 22,5). La seudoprofetisa Jezabel, sin futuro, queda por debajo de Cristo y de su auténtica iglesia. Tal aspecto escatológico se desarrolla en la segunda parte del libro en la cual los enemigos exteriores, al servicio de los cuales muy probablemente actúa Jezabel, son sometidos al momento de la victoria (Ap 19,12-16; 21,24; 22,2-3). Sin embargo ésta ya se entreve en el mensaje a Tiatira.

Pero la parte B’ contiene más elementos formales de simetría con B. La promesa (dw,sw23) al vencedor24, es decir a o` thrw/n25 a;cri te,louj ta. e;rga mou (las de Cristo: v.26), se encuentra en inclusión con sou ta. e;rga (las buenas obras de Tiatira: v.19). En realidad las obras encomiables de Tiatira son resultado de la participación en la única obra de Cristo, que somete las fuerzas hostiles [evxousi,an evpi. tw/n evqnw/n (v.26; cf. v.20)]26. La hostilidad de las naciones se desencadena a escala cósmica más adelante en la obra (cf. 13,2b.7). Pero ya se insinúa en la actividad opositora de Jezabel quien, al no convertirse de su pornei,a e idolatría, se equipara al mundo pagano.

El trasfondo veterotestamentario arroja luz adicional sobre la conexión entre las partes B-B’. En efecto, el tema del “gobierno mesiánico con cetro de hierro del Hijo de Dios sobre las fuerzas opuestas” se inspira al Ps 2,9 ya que en éste Yahveh considera al Rey (David, el pastor) hijo suyo (v. 2,7b)27. Su autoridad viene del Padre (cf. Ap 5 con calco negativo en 13,2.12)28. De trasfondo por tanto el protocolo de la entronización real pero trasformado por Juan para expresar el extraordinario poder sobre las naciones concedido a Cristo y las dispositiones (parte C en la estructura propuesta) ya que ésta representa también una acción ejecutiva de Cristo en estrecho paralelo con el v. 22c: eva.n mh. metanoh,swsin... El mismo Aune lo reconoce: “The demand for repentance is also frequently mentioned in the dispositiones” (“The Form and Function”, 192). 22 La tradición joanea plasma esta situación mediante la afirmación lapidaria evx hmw/n evxh/lqan avllV ouvk h=san evx h`mw/n (1 Jn 2,19). 23 El tiempo futuro no expresa a cabalidad la realidad de la existencia nueva en Cristo y por tanto tampoco la realidad del Reino por Él inaugurado (a] dei/ gene,sqai se matiza mediante evn ta,cei y o ga.r kairo.j evggu,j: Ap 1,1.3). Las categorías de espacio y tiempo reciben una nueva dimensión “ le futur habite le present, mais partiellement, avec modestie” (P. PRIGENT, “Les Temps et le Royaume dans l’Apocalypse” in J. LAMBRECHT, ed., L’Apocalypse johannique et l’Apocalypse dans le Nouveau Testament, Leuven 1980, 244). 24 Con un solo participio (o` nikw/n) comienza en todas las cartas la promesa al vencedor. R.H. CHARLES, A Critical and Exegetical Commentary on the Revelation of St. John, I , Edinburgh 1920, 74 traduce así: The victor is he that keeps Christ’s works…”. Sobre el uso del verbo nika,w, cf. J. LÓPEZ, La Figura de la Bestia, 170. 25 El participio sustantivado en aposición (o thrw/n), único en el septenario, indica la condición de continua lucha exitosa que el cristiano realiza desde el momento presente. Además une explícitamente el triunfo del cristiano con la victoria final de Cristo al identificar audazmente las obras propias del “resto” creyente de Tiatira (2,19) con las propias de Cristo. El resto de la descendencia de la mujer, perseguida por el dragón se define precisamente como tw/n throu,ntwn ta.j evntola.j tou/ qeou/ en aposición a kai. evco,ntwn th.n marturi,an VIhsou/ (Ap 12,17). 26 Observa a propósito J. LAMBRECHT, “The People of God”, 387: “... in 2,26-28 John mentions the power that the conquering Christians will receive to destroy the nations. But a consistent dualistic opposition of believer and unbeliever cannot be found in these letters. For the enemy is present within the communities themselves: the heretic Nicolaitans and/or the followers of Jezabel, and those Christians whose faith is dangerously weakened and threatened. According to John Christ will war against the heretics just as he will fight against the nations, with the sword of his mouth (2,16)”. 27 El salmista exhorta a los reyes de la tierra a ser sensatos y servir a Dios con temor (Ps 2,10-11). Hay una invitación al cambio de actitud semejante a la conversión exigida, sin ningún resultado tangible, a Jezabel. 28 Cf. A. CASALEGNO, “Dio Padre e il male nell’Apocalisse” in O.F. PIAZZA ed., Padre nostro…liberaci dal male, Milano 2000, 140-142.

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participado a los cristianos (Ap 2,26-28)29. Así oi` dou/loi (también los engañados), como grupo de escucha, pueden comparar el poder que ofrece Jezabel, en convivencia con la inmoralidad e injusticia idolátricas de raíz pagana (2, 20: B), con la evxousi,a auténtica de quien persevera y vence en Cristo (B’)30.

La imagen del cetro retorna durante la dramática contraposición entre la mujer-iglesia y el dragón (Ap 12,5). Éste se describe precisamente como la serpiente arcana, diablo y Satanás, o` planw/n th.n oivkoume,nhn o[lhn (12,9). La actividad típica del demonio ya se insinúa en la imagen veterotestamentaria y polifacética de Jezabel: engañar y seudoprofetizar (cf. 13,14-17). ). Con la intención de alertar a la comunidad sobre el efecto negativo de la actividad docente de Jezabel, el autor utiliza un idéntico verbo (plana/n) para dibujar ambas situaciones. Por otro lado, los vencedores de Satanás en la lucha que preludia el tiempo final (cf. 12,12) son llamados oi` avdelfoi. h`mw/n (12,10-11; cf. 1,9) y “resto de su descendencia” (de la mujer; 12,17), mientras que en el contexto de Tiatira se identifican con su equivalente “mis siervos” (de Cristo: 2,20; cf. 1,1.3.9).

La comunidad cristiana en su decodificación e interpretación del mensaje a Tiatira (B) ya gusta en cierta manera de modo anticipado la promesa al vencedor (B’). Vencedor resulta quien persevera en las obras actuales de la Iglesia fiel, es decir, en las obras mismas de Cristo y no en las del demonio a través de Jezabel-Babilonia31. Vence quien comparte con Cristo, porque de El lo recibe, el dominio sobre las personas y naciones. Cristo a su vez como Hijo ha recibido esa misma misión del Padre, la mantiene (ei;lhfa, perfecto: Ap 2,28) y la comunica. Tal es el sentido de dw,sw auvtw/| to.n avste,ra to.n prwi?no,n. Esta segunda promesa tiene un contenido semejante a la primera, referible a la potestad de Cristo (evxousi,a) sobre las naciones según las imágenes en paralelo de la profecía de Balaán: “una estrella se levanta de Jacob, un cetro se alza de Israel” (Num 24,17)32.

Cristo glorioso es la estrella de la mañana (Ap 22,16). Y desde ahora comunica como don la estrella cuya luz ilumina a través de las obras actuales de Tiatira. Pero así como es diferente recibir el don de la estrella a serlo (egô eimi...: 22,16)33, así el vencedor sólo comparte la potestad (evxousi,a como basilei,a34) de Cristo ya que sólo El es Rey y Señor (19,16). En perfecto paralelo al interior de la parte B’, ambas promesas estimulan a la asamblea que descifra a continuar con las obras de amor, fe, perseverancia y servicio que son

29Escribe con precisión O. PISANO, La radice della stirpe di David. Salmi davidici nel libro dell’Apocalisse, Roma 2002, 236: “La caratteristica saliente di quanto viene promesso consiste… nel fatto che l’autorità nei riguardi di tutte le nazioni non ha carattere temporaneo, come mostra il destino di Gezabele e dei suoi ‘figli’, o come della autorità della Bestia in 13,7, perché come indica il ricorso al Sal 2, è la stessa autorità messianica a venire prospettata al vincitore, con dignità di decreto del Re dell’universo”. 30 Cf. O. PISANO, La radice, 234-242, esp. 236. 31 Sobre el proceso de demonización del sacrificio a los dioses, y del culto pagano en general, operado en el N.T., a propósito del enfoque paulino sobre los idolotitos (1 Cor 10, 20-21), véase el análisis de V. FLINT, “ The Demonization of Magic and Sorcery in Late Antiquity” in FLINT-GORDON-LUCK-OGDEN ed., Witchcraft and Magic in Europe. Ancient Greek and Rome, London 1999, 297-298. 32 Cf. F. CONTRERAS MOLINA, “Las cartas a las siete iglesias”, 155-156. 33 Cf. O. PISANO, La radice, 209-210. 34 Para R.H. CHARLES, Revelation, I, 75, el uso sin artículo de evxousi,a implica probablemente “limited authority” (2,26; 6,8; 9,3; 13,2.5.7; 14,18; 17,12; 18,1; 20,6). Al contrario “full authority” se presenta con el artículo: 9,19; 13,4.12; 16,9; 17,13. Excepciones a esta observación serían 9,10 y 22,14 (idem). En todo caso a través de los diversos contextos, el término evxousi,a cubre una amplio campo semántico (poder, autoridad, derecho). Supone siempre en el Apocalipsis un poder real ejercido sobre un grupo y se aplica a diversos sujetos tanto positivos (2,26; 11,16; 14,18; 18,1; 22,14) como negativos (13,2-7.12; 17,12; 20,6). En 12,10 las frases h basilei,a tou/ qeou/ h`mw/n kai. h` evxousi,a tou/ cristou/ auvtou (genitivo de sujeto) se encuentran en paralelo sinonímico. El reino (basilei,a) se entiende por tanto como una potestad a ejercer, en sentido positivo, por pertenecer a Cristo.

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sus propias obras (B), y también las de Cristo (B’) ya desde ahora presente en ellas35. La ecclesia in via y la ecclesia triumphans no constituyen dos grupos entre sí diferentes. El profeta Juan anticipa36 en los versos de carácter escatológico 2,26-28 la realidad venidera del cristiano abierto hoy a la palabra de Cristo vivificada por el Espíritu.

En síntesis, el objetivo de las partes simétricas B-B’ giran alrededor de su fundamento D (v. 2,23b). Mediante esta técnica concéntrica logra Juan su objetivo primordial: la comunidad que experimenta una escisión interna ante cuál sea el modo de proceder responsable (personal y comunitario) auténticamente cristiano (ta. e;rga sou) (B) a la luz de Cristo que escudriña y actúa con justicia (D), se siente reconfortada en su lucha actual hacia la victoria (o` nikw/n) por el don inmerecido ya iniciado (ta. e;rga mou) de reinar con el Hijo de Dios sobre las fuerzas negativas tanto internas como exteriores (B’). 3.3 “Dispositiones” del juez justo. Sentido de los vv. 21-23ª y 24-25 (C-C’).

2,21-23a (C) 2,24-25 (C’)

21 kai e;dwka auvth/| cro,non i[na metanoh,sh|( kai. ouv qe,lei metanoh/sai evk th/j pornei,aj auvth/jÅ 22 ivdou.

ba,llw auvth.n

eivj kli,nhn kai. tou.j moiceu,ontaj metV auvth/j

eivj qli/yin mega,lhn( eva.n mh. metanoh,swsin evk tw/n e;rgwn auvth/j( 23a kai. ta. te,kna auvth/j avpoktenw/ evn qana,tw|Å

24 u`mi/n de. le,gw toi/j loipoi/j toi/j evn Quatei,roij( o[soi ouvk e;cousin th.n didach.n tau,thn( oi[tinej ouvk e;gnwsan ta. baqe,a tou/ Satana/ wj le,gousin\

ouv ba,llw evfV u`ma/j a;llo ba,roj( 25 plh.n o] e;cete krath,sate a;criÎjÐ ou- a'n h[xwÅ

Ambas partes de contenido resolutivo cada una, se contraponen en simetría mediante

el uso repetido del verbo ba,llw. La parte C constituye el juicio de condenación de Cristo a las fuerzas negativas de

Tiatira. La actividad de Cristo comprende tres verbos principales: e;dwka, ba,llw y avpoktenw/. El aoristo e;dwka37 indica que ya Jezabel ha sido con anterioridad amonestada públicamente probablemente por Juan mismo, e invitada a cambiar de actitud (i[na metanoh,sh). Pero el profeta no lo ha logrado todavía (kai. ouv qe,lei... eva.n mh. metanoh,swsin ...). La no conversión evk tw/n e;rgwn auvth/j38 constituye la razón de la sentencia condenatoria (vv. 22-23ª) en el 35 Para aspectos complementarios que ilustran el “ya pero todavía no” del reino de Dios y de su Mesías en Ap 11,15-19, en clave de Alianza partir del salmo 2, en relación a Tiatira cf. O. PISANO, La radice, 252-269 esp. 261. 36 Véase la argumentación, a propósito de Ap 7,9-17; 21-22, que presenta J. LAMBRECHT, “The Opening of the Seals (Revelation 6,1-8,6)” in ibid., Collected Studies, 369. 37 Cf. E.B. ALLO, L’Apocalypse, Paris 19334, 43 nota al v. 21 y D.E. AUNE, Revelation 1-5, 214. Este motivo, junto a las las tres recurrencias de metanoe,w, mueven a considerar los vv. 21-23a juntos en un solo bloque (C). 38En paralelismo con evk th/j pornei,aj auvth/j (2,21). Se trata aquí sobre todo, aunque no de forma excluyente, de las obras de pornei,a, con su implicación también política (cf. antecedente en la muerte del mártir Antipas: 2,13-15) y no de la idolatría efectuada sobre seres inanimados, obra de manos humanas, como las estatuas o los mismos idolotitos (cf. 9,20-21). El paralelo más adherente, si bien involucra formalmente sólo a no miembros de

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juicio contra la seudoprofetisa. La sentencia de castigo contra ella (ba,llw eivj kli,nhn) y contra los que con ella fornican eivj qli/yin mega,lhn) se prolonga en sus “hijos” (kai. ta. te,kna auvth/j avpoktenw/ evn qana,tw|)39. El autor introduce un elemento aparentemente de futuro al mencionar “la gran tribulación”40 y al designar a los seguidores de Jezabel como te,kna. Paradójicamente para ellos no hay futuro alguno. La comunidad que descifra comprende por contraste cuáles son las obras que conducen a la vida perdurable.

Como consecuencia la sentencia de absolución (C’: vv. 24-25) al “resto” de Tiatira, a quienes resisten “la profundidad de Satanás”, adquiere la forma de exhortación a la perseverancia: ouv ba,llw evfV u`ma/j a;llo ba,roj. La frase con la cual comienza la sentencia absolutoria, u`mi/n de. le,gw, tiene valor adversativo. Así como se da una sentencia condenatoria a Jezabel, hay también una correspondiente de absolución al menos implícita para toi/j loipoi/j (cf. 12,17) de la comunidad (C-C’).

Los comentaristas suelen dar relieve sólo el aspecto de exhortación presente en los vv. 24-25. Pasan sin embargo generalmente por alto la implicación de inocencia o absolución en el pleito profético entablado por Cristo resucitado a su iglesia. Por el contrario la facción gnostizante de Jezabel, probablemente nicolaíta41, propensa al compromiso con el imperio idólatra42, ha sido infiel a la alianza y justamente sentenciada como culpable. En cambio a los dou/loi que perseveran, no se impone otra carga sino la de aferrarse a lo que ya tienen al presente (e;cein). Los otros dos verbos principales, también al presente, (ouv) ba,llw y krath,sate tienen el mismo sentido exhortativo e implican la inocencia en el juicio.

La mención de la “profundidad de Satanás” (2, 24) alude al origen de la seducción de Jezabel (cf. 2,9.13; diablo en 2,10). Cristo escudriña la profundidad del corazón humano y descubre el engaño en su raíz misma. La comunidad perseverante de Tiatira y del resto de las iglesias de Asia (2, 23b), al conocer ya al responsable por su nombre, están en grado de remontarse a la fuente del plana/n de Jezabel: la serpiente (12,9) y sus agentes, el a;llo qhri,on (13,14) y la po,rnh Babilonia (18,23).

la comunidad lo encontramos en 16, 11 (kai. ouv meteno,hsan evk tw/n e;rgwn auvtw/n) que habla de la conducta ética de los seguidores de la bestia, designados aquí como oi` a;nqrwpoi y no de la adoración de ídolos. Por lo demás el contexto del capítulo 16, dentro del septenario de las copas; contiene imágenes y conceptos eminentemente políticos (trono, reino, reinos satélites: 16,10.14). Ver al respecto G. BIGUZZI, I settenari, 158.175. 39 El lenguaje remite al utilizado contra Babilonia y contra la bestia (cf. 17,16: 18,6-8; 19,15-21). Igualmente se asemeja al lenguaje de las plagas en cuanto éstas proceden de Cristo y se asocian a la no-conversión. 40 La expresión qli/yiς mega,lh técnicamente se conecta con la tribulación de los últimos tiempos. Aquí situada se refiere sin embargo a un presente en contexto negativo de juicio condenatorio. Para los cristianos las persecuciones, principalmente las paganas, pero también las sufridas a manos de la sinagoga, suponen desde ahora un participar con sentido positivo en la “gran tribulación” [cf. A. YARBRO COLLINS, “Vilification and Self Definition in the Book of Revelation” Harvard Theological Review 79 (1986) 319-320]. Qli/yiς, peirasmo,ς, u`pomonh, y ko,poς son términos asociados a la participación “en el reino de Dios y de su Cristo”. 41 Cf. D.E. AUNE, Revelation 1-5, 149. 42 Beale explica la enseñanza desviadora de Jezabel, comparándola con la situación en Pérgamo, desde un compromiso religioso con el influyente poder político romano en Asia (cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 28-33.260-266 con bibliografía pertinente). En un intento de identificar a los cristianos que consumen carne sacrificada a los ídolos, propone Aune dos posibilidades: o bien miembros de la clase alta de Pérgamo y Tiatira, armónicamente integrados por tanto en aquella sociedad o personas ordinarias de la comunidad tentadas a participar en los cultos helenísticos de la ciudad (cf. D.E. AUNE, Revelation 1-5, 148.193). Los comentaristas se inclinan por uno u otro aspecto en el intento de identificar históricamente la enseñanza falsa de Jezabel (cf. ibid., 148-151. 191-194). Otra opción no excluye la enseñanza como una herejía pre-gnóstica capaz de justificar la colaboración indiscriminada con el imperio. El autor del Apocalipsis intuía sin duda el riesgo grave de una fragmentación de la comunidad. Un potencial riesgo similar de división, aunque por causas aparentemente no idénticas, se presentaba para la comunidad a la que se dirige la 1 Jn.

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Por tanto, el mensaje de la sección C-C’ para la comunidad que escucha e interpreta resulta claro. En contraste con el juicio a Jezabel, la iglesia no debe temer ni la tribulación ni la muerte si se mantiene fiel (cf. 2,10) y progresa en las buenas obras ya comenzadas (2,24-25; cf. 2,19).

3.4 Apelación sapiencial: v. 23b (D). 2,18 (A) 2, 23b (D) 2, 29 (A’)

18 Kai. tw/| avgge,lw th/j | evn Quatei,roij evkklhsi,aj gra,yon Ta,de le,gei

o` ui`o.j tou/ qeou/(

o e;cwn tou.j ovfqalmou.j auvtou wj flo,ga puro,j kai. oi` po,dej auvtou/ o[moioi calkoliba,nw|\

23b

kai. gnw,sontai pa/sai ai` evkklhsi,ai o[ti evgw, eivmi o evraunw/n nefrou.j kai. kardi,aj kai. dw,sw u`mi/n e`ka,stw (cf. C-C’) kata. ta. e;rga umw/nÅ (cf. B-B’)

29 o e;cwn ou=j avkousa,tw ti, to. pneu/ma le,gei tai/j evkklhsi,aijÅ

La composición del mensaje a Tiatira se presenta globalmente en términos

sapienciales inconfundibles. El hilo del discurso se interrumpe brevemente (2,23b; cf. 13,9-10.18; 14,12: 17,9)43 mediante un llamamiento explícito hecho con sentido universal (pa/sai ai` evkklhsi,ai), a conocer de una forma nueva (kai. gnw,sontai) a Cristo que se revela solemnemente y en primera persona (evgw, eivmi). El término ginw,skw, al pertenecer al mismo dominio semántico de oi=da y avkou,w como verbo de percepción con el sentido de “aprender, conocer”, acentúa el contexto sapiencial de la perícopa44. Ginw,skw nunca tiene por sujeto a Cristo en el Apocalipsis; en relación a las iglesias indica un comienzo de conocimiento debido a un influjo externo, en este caso a la acción de Cristo. A la asamblea se le pide en este momento una atención especial para recoger lo descifrado hasta ahora de modo que pueda abrir el entendimiento a la proclamación siguiente.

Si bien la declaración de Cristo no tiene paralelo en el Apocalipsis, ha sido preparada ya al inicio mismo del mensaje. El verbo recurrente oi=da45 en boca de Cristo (2,19) por un lado sugiere el tipo de omnisciencia divina mediado por los profetas. Esta asociación se hace 43 Si bien la llamada de atención en 2,23b.29 no se introduce mediante el término w-de (éste sólo recurre en la segunda parte de la obra) el contexto sapiencial es claro. La apelación o` e;cwn nou/n (13, 18; cf. 13,9; 17,9) es similar a gnw,sontai y tiene el mismo auditorio. Sobre esto último cf. U. VANNI, “ La riflessione sapienziale come attegiamento ermeneutico constante nell’Apocalisse, RivBiblIt 24 (1976) 191. 44 LOUW-NIDA, Greek-English Lexicon I ·27.1-26; 28.1-16 citado en D. E. AUNE “The Form and Function”, 191. 45 Es de notar la distinción entre oi=da y ginw,skw, típico de la escuela joanea (cf. I. DE LA POTTERIE, «Oi=da et ginw,skw. Les deux modes de la connaissance dans le Quatrième Évangile» en Biblica 40 (1959) 709-725. Oi=da (v.19) en el Apocalipsis supone un conocimiento ya adquirido de parte de Dios, sin mencionarse cómo, que es estable, íntimo y pleno. Como bien indica D. E. AUNE “The Form and Function”, 191: “The oi=da -clause makes it clear that the exalted Christ is aware of the conduct of all members and factions of each of the seven congregations”.

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más plausible por la cláusula evgw, eivmi46 bajo examen. Por otro, la fórmula de alerta al final del mensaje (2,29) con el repetitivo o e;cwn ou=j avkousa,tw indica que la función del Espíritu profético estrechamente asociado con Cristo glorificado es también la de mediar, es decir la de recordar y mantener viva la palabra de Jesús exaltado en gloria47. Por tanto la incisiva llamada de atención “y conocerán...que yo soy.. y daré...” al tiempo que introduce una breve pausa meditativa funge literariamente como recapitulación y pivote al centro mismo del mensaje.

La asamblea recibe un estímulo para conocer no sólo la realidad trascendente de Cristo sino la función de Éste como mediador del Padre en el Espíritu para la salvación de su pueblo. Cristo escudriña (evreuna,w) las motivaciones personales para dar a cada uno (dw,sw u`mi/n e`ka,stw|) según sus obras (kata. ta. e;rga u`mw/n)48. Los tiempos verbales se alternan: futuro (gnw,sontai), presente (evgw, eivmi o` evraunw/n), futuro (dw,sw). El ser como Absoluto y la cualidad de indagar49 lo íntimo de los seres humanos, atributo que pertenece únicamente a Dios, se conjugan en el presente continuado de Cristo en su iglesia. El conocimiento progresivo de las iglesias llegará a plenitud sólo en el futuro cuando Cristo complete su obra. Pero desde ahora la asamblea conoce de la existencia de un juicio justo sobre la actuación de cada uno de sus miembros. Un juicio que comienza ya al presente (e;dwka auvth/| cro,non..., ba,llw…, ouv ba,llw..., o] e;cete krath,sate: parte C-C’). La clásica articulación del “ya todavía no” encuentra también aquí en el núcleo del mensaje a todas las iglesias, una confirmación.

Además la frase kata. ta. e;rga u`mw/n puede referirse en primer lugar a las obras de Jezabel50. Pero aun en este caso, quedan como trasfondo en contraste las obras de los que permanecen constantes en la fidelidad a las enseñanzas de Cristo. Estos recibirán su justa retribución (dw,sw: vv. 27-28).

Por otro lado la expresión ta. e;rga como tal, recurrente cinco veces en el trascurso de esta carta, constituye de por sí un motivo literario51 digno de consideración. Representan en el

46 Cf. D.E. AUNE, “The Form and Function” 191. 47 Cf. D.E. AUNE, “The Form and Function” 193. Aclara atinadamente Aune: “The exalted Christ and the Spirit are not identical however (cf. 14,13; 22,17), for the Spirit is active in the earthly community as the representative of the exalted Jesus who will come in the near future” (ibid., nota 43). 48 Según Conzelmann (Theology, 147), “judgement by works is the standard of the entire NT, including Paul”, citado en D.E. AUNE, Revelation 1-5, 207. Este proverbio, precisa Aune, circuló desde el antiguo Israel pasando del judaísmo antiguo al cristianismo primitivo (idem). 49 Solamente Dios es capaz de explorar en profundidad (ba,qoς) el corazón humano (Judit 8,14). El verbo evreuna,w (escrito con la forma no clásica evrauna,w) tiene como sujeto exclusivamente a Dios en el Nuevo Testamento. Sólo Dios, conocedor desde lo profundo, puede escrutar la intencionalidad humana sea en la oración suscitada por el Espíritu (1Cor 2,10; Rom 8,27) sea en la acción “nel comportamento inquisitorio del Dio giudice che ne prepara la sentenza (Ap 2,23)” (G. DELLING, evreuna,w, Grande Lèssico del Nuovo Testamento, III, Brescia 1967, 890). Sobre todo en 1 Cor 2,9-10 se da un contexto adherente al de la asamblea que interpreta en el Apocalipsis “ni el ojo vió ni el oído escuchó (v.9) lo que Dios tiene preparado para los que le aman. Sólo el Espíritu está en grado de escrutar la profundidad de Dios (v.10). Este texto se puede comparar con Ap 2,24-25 en el cual la profundidad de Satán podría referirse de forma irónica a la pretensión de Jezabel de penetrar en la inmensidad de Dios (cf. para esto último D.E. AUNE, Revelation 1-5, 207). 50 Según Aune los pronombres personales de segunda plural en 2,23b (umi/n-umw/nÅ) probablemente no se refieren a todos los cristianos de Tiatira sino sólo al grupo jezabelita, ya que el verso siguiente se dirige a los que han resistido la seducción de Jezabel (cf. D.E. AUNE, Revelation 1-5, 207). 51 Se entiende aquí por motivo literario la identificación de un término o de una expresión, que llamativamente repetida en un contexto literario determinado, influye en el desarrollo de la trama y tiñe de colorido al texto referido. Sobre el sentido de ta. e;rga en el Apocalipsis cf. J. LÓPEZ, La Figura de la bestia, 138, nota 214. En la carta a los de Efeso (2,2.3) el vocablo e;rga se encuentra también junto al de upomonh,. Ambos representan las características de una iglesia que enfrenta una situación percibida como de crisis (13,10; 14,12); cf. A. YARBRO-COLLINS, “Crisis and Catharsis”, 104-107. Las obras positivas realizadas con fatiga (ko,poς), nutridas en la

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Apocalipsis la traducción a comportamiento externo de aquellos valores positivos o negativos internos constitutivos de cada persona o grupo. En la evaluación hecha a la comunidad (2,19) esta expresión se refiere a toda la actuación global en positivo de la iglesia. Pero sólo en la sentencia formal absolutoria (v. 26), las obras de la iglesia se revelan en su verdadera dimensión: son las obras de Cristo mismo (ta. e;rga mou)52. El uso de esta expresión al centro de la carta y de todo el septenario (v. 2,23b) revela a un Cristo fiel y verdadero que actúa al presente pero en tensión hacia el futuro (cf. 15,3;19,11). Si bien hay una clara referencia al escenario de juicio final universal cuando cada difunto será juzgado (evkri,qhsan) según sus obras (cf. 20,13; 22,12), sin embargo el juicio ya se ha iniciado a partir de la evaluación y sentencia a los miembros de la comunidad (cf. C-C’).

También aquí el trasfondo veterotestamentario, esta vez del profeta Jeremías (11,20; 17,10; cf.12,3) ilumina el esquema literario propuesto y su interpretación. En un contexto particularmente adherente al de Tiatira, Yahveh habla en primera persona al pueblo de Judá: “Así dice el Señor... Nada más engañoso (עקב) e incurable que el corazón, ¿quién lo conocerá? Yo, el Señor, escruto la mente y sondeo los corazones53 para retribuir a cada uno según su conducta, según el fruto de sus obras” (17,9-10)54. El oráculo se encuadra en un contexto de discernimiento sapiencial (vv. 5-8; cf. Ps 1) que delata una situación histórica de desigualdad social (v.11: “perdiz que empolla huevos que no puso es quien amasa riquezas injustas”...) y de idolatría (vv. 1-2) al interior de la comunidad55. El objetivo de Jeremías es claro: fomentar la esperanza en el justo juicio de Yahveh puesto que Éste es capaz de distinguir, por encima de las apariencias (11,20 cf. 12,3) entre quien le es fiel y quien le abandona (17,12-13)56.

perseverancia y la fe (14,12.13) acompañan a quien muere en Cristo y entra en la bienaventuranza, es decir a quien vence (cf. 2,25-26). La bestia sin embargo sólo vence en apariencia (13,5). En los vv. 21-23ª el verbo metanoe,w se convierte también en motivo literario. Otro ejemplo, si bien en contexto más amplio, es la repetición constante, al final de cada carta, de la expresión: “quien tiene oído...”. 52 Es la única vez que aparece esta expresión en el Apocalipsis, aunque en 15,3 se encuentra ta. e;rga sou claramente referido a Cristo. El comienzo del canto del Cordero pone en paralelo ta. e;rga sou, de o` qeo.j o` pantokra,twr con ai` o`doi, sou. Es de notar que en Jer 17,10b (LXX) se lee tou/ dou/nai eka,stw| kata. ta.j odou.j auvtou/ mientras que Ap 2,23b, inspirándose a ese texto, prefiere aplicar la justicia distributiva divina a kata. ta. e;rga umw/nÅ Es interesante notar aquí que etimológicamente plana/n (2,20) indica desviar del camino. 53 Dios como juez justo es para la tradición bíblica Aquél que conoce “corazones y riñones” (Ps 7,10). La misma idea se expresa con la expresión típica: “Daré... a cada uno según sus obras” (cf. Mt 16,27). Pero sólo en Jer 17,10 aparecen juntos ambos aspectos: conocimiento interno y retribución justa (G.K. BEALE, The Book of Revelation, 264). 54 Algunos autores arguyen convincentemente a favor de este par de versos como centro del argumento en Jer 17,1-13: “The contrast these two verses speak are the very contrast of the entire unit: deceitful, sinful humanity in contrast to a holy and just God” (P.C. CRAIGIE-P.H. KELLEY-J.F. DRINKHAR Jr., Jeremiah 1-25, World Biblical Commentary 26, Dallas Texas 1991, 227; cf. L. ALONSO SCHÖKEL- J.L. SICRE DÍAZ, Profetas, I, Madrid 1980, 496). En un artículo posterior observa Alonso: “La perícopa 17,5-13... sintetiza uno de sus temas capitales (de Jeremías). Y lo hace con la autoridad del proverbio sapiencial, con la fuerza de la maldición y de la bendición, con la seguridad de la proclamación” [L. ALONSO SCHÖKEL, “Tú eres la esperanza de Israel (Jer 17,5-13)” in R. RUPPERT- P. WEIMAR- E. ZENGER, ed., Fs J. SCHREINER, Künder des Wortes, Beiträge zur Theologie der Propheten, Würzburg 1982, 103; el paréntesis es nuestro]. Uno de los temas capitales del profeta, según Alonso, es la representación de confianzas vanas y engañosas, especialmente las puestas en riquezas, en los imperios, en ídolos: “frente a ellos destaca la confianza de Ebedmelec en el Señor” (ibid., 102). 55 Cf. L. ALONSO SCHÖKEL- J.L. SICRE DÍAZ, Profetas, I, 407-408. 56 La aparente falta de conexión entre las antítesis sapienciales de los vv. 5-13 se disipa temáticamene “y se formula en una bina de sinónimos que forman inclusión: ybth/mqwh = confianza/esperanza. Realmente se trata, en estilo sapiencial de las falsas confianzas y de la verdadera esperanza” (L. ALONSO SCHÖKEL- J.L. SICRE DÍAZ, Profetas, I, Madrid 1980, 496). Se establece el contraste por tanto entre quien confía sólo en el hombre, es decir en los valores engañosos y perecederos (las riquezas) y quien pone su esperanza en el Señor (cf. idem). Como

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Por tanto, el autor del Apocalipsis presenta a Cristo en presente como la divinidad capaz de escudriñar lo más íntimo de cada ser para discernir con clarividencia en situaciones de injusticia al interior de la comunidad, y actuar con equidad. Al colocar esta autopresentación (D) tras el juicio de condena a Jezabel y a sus secuaces (hijos) (cf. Jer 11,20.22) a quienes no les aguarda futuro alguno (C), el autor anticipa el juicio absolutorio al resto de Tiatira, a quienes no se impone otra carga adicional que la de continuar resistiendo con firmeza la seducción (plana/n) de la seudoprofetisa (Ap 2,19): plh.n o] e;cete krath,sate (2,25; cf. 3,11)57 (C’).

Más aún. Sólo aquí expresamente, y no en los otros seis mensajes, se expande el auditorio a pa/sai ai` evkklhsi,ai (2,23) en referencia clara al estribillo recurrente del final de las cartas (cf. 2,29 etc.). Este dato toma más relieve aún, si consideramos que fuera del estribillo sólo al comienzo de la obra (1,4) y al final de ésta (22,16) se menciona el término evkklhsi,a y en ambos, como aquí, al plural para indicar una totalidad.

Una última observación; la presentación de Cristo con un título nuevo en larga paráfrasis, no sólo corrobora la identidad de Hijo señalada al comienzo del mensaje, sino también su misión, recibida del Padre (cf. 2,28) de cara al reino, como rey de justicia para conocimiento y ánimo de las siete iglesias de Asia y en ellas de la iglesia universal.

Las anteriores observaciones permiten entrever la figura de Jezabel en una perspectiva de antagonista principal58 no sólo de Juan el profeta, sino también de “mis siervos” en las iglesias de Asia Menor.

4 Hermenéutica: elementos de teología bíblica.

En este apartado se recogen los datos ofrecidos por el análisis estructural y la exegesis. Tales datos se agrupan en torno a tres actores principales en dramática interrelación. En primer lugar Cristo al centro, como protagonista, irradia el mensaje de revelación en el Espíritu a través de Juan su portavoz autorizado; en segundo lugar la iglesia de Tiatira (v.1), llamada indirectamente tou.j evmou.j dou,louj (v.20) y de modo directo u`mi/n (v.24), sujeto interpretante del mensaje (v.23b: kai. gnw,sontai) y por último Jezabel con el grupo de símbolos menores alrededor de ella (vv. 20-23a) equiparable por no convertirse, a ta. e;qnh (2,26; cf 18,23). Enfocamos por tanto la interpretación del mensaje a Tiatira, según lo sugiere su particular organización literaria concéntrica, en el análisis a los dos grupos bien diferenciados al interior de la comunidad cristiana, desde la óptica con la cual los discierne y enjuicia Cristo (2,23b): Jezabel y oi` dou/loi. Ambos se perfilan por la clase de obras que hacen, reflejo de la realidad interna de cada uno, que sólo Dios puede discernir y juzgar. La cualidad divina de

certeramente observa Beale la afirmación de Jeremías resulta especialmente adherente ya que se refiere al juicio de Dios sobre aquéllos miembros de la comunidad israelita que practican la idolatría por motivos económicos (Jer 17,3.11; 11,10-17.20); cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 264. 57 Hay una relación con el quinto sello. Según Heil “This testimony of Jesus which the souls ‘had’, ‘held’ or ‘preserved’ (ei=con, 6,9) until their death is what those in the churches ‘have’ (e;cete 2,25; e;ceij, 3,11) and are urged to hold firmly until Christ comes”, cf. J.P HEIL, “The Fifth Seal as a Key to the Book of Revelation” Bib 74 (1993), 226. A propósito anota R.H. CHARLES, Revelation, I, 174: “the expresión ei=con... implies a testimony that has been given them by Christ and which they have preserved (his italics)” citado in ibid., nota 20. 58 Jezabel es el único individuo perteneciente a la asamblea eclesial que sea acusado en el Apocalipsis. Los nicolaítas se mencionan sólo como grupo. Las otras acusaciones se dirigen fuera de la comunidad, en especial a Babilonia (18,23; cf. 9,21; 21,8; 22,15). Cf. P.B. DUFF, «‘I will give to each of you as your works deserve’: Witchcraft Accusations and the Fiery-Eyed Son of God in Rev 2.18-23», New.Test.Stud. 43 (1997), 127. Duff arguye que “By subtly portraying ‘Jezebel’ in the same manner that he (John) depicts the outside forces of evil, he promotes his leadership position by undermining that of his opponent” (idem., 133; el paréntesis es nuestro).

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penetrar el interior de la mente y de los corazones descubre a todas las iglesias el particular relieve de Jezabel. Ésta enseña y desvía (plana/n) a la comunidad profética de su identidad cristiana expresadas en el amar en fidelidad y en el comer en unión con Dios (cf. Ap 3,20)59. La seudoprofetisa induce a la prostitución y a la comida percibida como idolátrica (2,20). A través de la interpelación profética, el Hijo de Dios sentencia con justicia. Al hacerlo integra el tema veterotestamentario de la guerra santa y su positiva conclusión en óptica de nueva alianza60.

Comenzamos por Cristo, figura protagónica principal; en segundo lugar Jezabel como sujeto de plana/n y por último “mis siervos”, objeto del plana/n de Jezabel. 4.1 Cristo.

La sólida unidad interna, literaria y temática, del septenario fluye de la figura de Cristo en relación funcional con las iglesias61. Igual afirmación es válida para la compacta unidad de la carta a Tiatira. Su móvil interno central es Cristo quien se presenta formalmente como Hijo de Dios con ojos llameantes (2,28), así como se revelará cuando realice el juicio final (19,12). Su atributo de juez se aclara y confirma en la segunda y original autopresentación. (v.23b). Cristo realiza su función profética de discernir escrutando mente y corazón en el Espíritu, para ejercitar a plenitud su poder, recibido del Padre, de juzgar y gobernar rectamente. La relación entre Cristo y el Espíritu es particularmente adherente en este mensaje ya que el punto focal de la revelación de Aquél se ancla en una actividad típica de Éste: la profecía. Más aún, el Espíritu simbolizado en los siete ojos del Cordero (5,6; llameantes en 2,18) exhorta a interiorizar a Cristo como juez fiel y veraz que combate con justicia (19,11; cf. 2, 23b) y a actuar en conformidad con El. Entre los atributos y realizaciones de Jesucristo mencionados en el encabezamiento de la obra (1,4-8), dos de éstos tienen especial resonancia en el mensaje a los de Tiatira: o` a;rcwn tw/n basile,wn th/j gh/j y evpoi,hsen h`ma/j basilei,an... (vv. 5-6). Cristo, repensado a partir del salmo 2 como Rey e Hijo de Dios recibe del Padre un poder justo y verdadero (15,3; 16,5.7; 19,2) sobre las naciones y lo ejerce desde el momento presente de la nueva creación62 bajo la doble imagen del rey (19,16) y pastor (7,15-17)63. Comunica el reino y lo participa a las iglesias como una original “condivisión” del poder de gobernar (1,5-6; 2,10; 3,21; 5,10). Así se cumple el enunciado solemne de apertura del libro (1,1-3).

Sólo Dios y el Cordero dominan sobre la Creación entera. Ninguna creatura, no importa lo encumbrada políticamente que se encuentre, puede reclamar poder alguno a no ser que le sea concedido (evdo,qh auvtw/|: cf. 13,5.7.14)64 por Dios Padre y por el Cordero (dw,sw auvtw/|: 2,26-28).

59 Cf. X. PIKAZA IBARRONDO, Apocalipsis, Estella 1999, 278. 60 C.H. GIBLIN, The Book of Revelation, 39.54. 61 M. OLIVER ROMAN, “El Septenario de las Cartas a las Iglesias”, Communio (Sevilla, 1976), 438. 62 P. PRIGENT, “Le Temps et le Royaume”, 244 habla del Reino como de « la grande visitation des hommes par Dieu ». 63 El salmo 2 tiene por modelo a David, pastor y rey. En la tradición joanea ambas imágenes confluyen en el diálogo con Pilato (cf. I. DE LA POTTERIE, La Vérité dans saint Jean I, Roma 19992, 106). El Cordero pastorea y guía a corrientes de agua viva a personas de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Sobre el uso de poimanein en Ap 7,17 y su fondo tradicional en la figura del rey David puede consultarse O. PISANO, La radice, 238-239. 64 Cf. U. VANNI, L’Opera Creativa nell’Apocalisse, Roma 1993, 62-63.

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4.2 Jezabel como sujeto de plana/n.

El influjo de Jezabel65 sobre los cristianos de Tiatira se narra con particular empeño (B). Es el primer símbolo femenino de la obra y el de mayor relieve, en el campo negativo, dentro del septenario. Surge por tanto la pregunta: ¿existe alguna relación entre la realidad simbolizada mediante la figura de Jezabel y la de la otra figura femenina negativa de la obra, la po,rnh-Babilonia? La interrogante se relaciona con el alcance que deba darse a plana/n acción negativa principal de Jezabel. Varias indicaciones de diversa índole apuntan a una respuesta positiva.

En primer lugar destaca un dato literario. De entre los numerosos caractereres simbólicos del Ap, sólo hay otras dos figuras femeninas, éstas de valencia positiva y también relacionadas entre sí, la mujer vestida de sol (Ap 12) y la novia del Cordero (21,1-22,6). Si bien pertenecen a partes distintas del libro, la conexión entre Jezabel y la figura de Babilonia se refuerza por otras correspondencias literarias66. Ambas figuras negativas se encuentran singularmente conectadas por la acción de extraviar (cf. 18, 23). La función de enseñar de Jezabel desvía hacia una doble acción: fornicar y consumir idolototitos (2,20)67. Ambas actividades tienen conexión con la idolatría, con toda probabilidad relacionada con el imperio posteriormente simbolizado por las bestias (Ap 13) sobre la cual monta la mujer Babilonia (17,3)68. La fornicación, aparte de su significado literal, tiene además como metáfora muy probablemente una equivalencia real con las transacciones comerciales efectuadas por las asociaciones del Asia Menor (cf. 18,3.11-22), presentes también en Tiatira69.

La figura de Jezabel es polifacética. Cristo, escrutador de riñones y corazones, la define no sólo ante Tiatira sino “ante todas las iglesias” con la frase participial en aposición h` le,gousa e`auth.n profh/tin. Jezabel no es profeta de Cristo sino de sí misma. Por esta razón no está en grado de interpretar la historia de la cual sólo el Cordero tiene la clave (5,2.5). Pretende realizar una lectura profética autónoma de los acontecimientos que la comunidad de 65 Sin duda la selección del nombre mismo infamante de Jezabel (cf. G. BIGUZZI, 329) supone ya un recurso eficaz de Juan para desautorizar a la facción nicolaíta de Tiatira en lo que más les caracterizaba en aquella comunidad: el engañar. 66 Duff las enumera: “...both... are accused of sexual transgressions, specifically pornei,a (2,20.22; 17,1.2.5) and both figures are described as mothers (2,23; 17,5). Finally, defiling food connects the figures. Both the ‘wine of pornei,a’ with which the whore intoxicates the inhabitants of the earth and the ‘blood of the holy ones and… of the witnesses’ which Babylon consumes are homologous to the eidolozita (‘meat sacrificed to idols’) which ‘Jezebel’ induces her followers to eat.” P.B. DUFF, “Witchcraft Accusations”, 131 nota 69. Además este autor indica la relación existente entre las prácticas mágicas de Jezabel (cf. 2 Reyes 9,22 LXX) y la actividad de la mujer-Babilonia, acusada explícitamente también de magia (Ap 18,23) (cf. ibid., 131; R.J. BAUCKHAM, The Climax of Prophecy. Studies in the Book of Revelation, Edinburgh 1993, 179). Para este último “the primary meaning of pornei,a in Revelation is economic...” (ibid., 348). 67 Al comentar la relación entre el “bienestar” económico y social de la pax romana en el Asia Menor con su inherente culto al emperador “Benefactor” dice Biguzzi con respecto a Tiatira: “... siccome anche l’esercizio dei mestieri e del commercio, come ogni settore della vita, era accompagnato da riti religiosi e in particolare da sacrifici, si dà per scontato che gli idolotiti… siano da mettere in relazione con le numerose gilde della città, e che al consumo degli idolotiti si accompagnasse un comportamento licenzioso” I settenari, 325 con bibliografia pertinente. Si bien se puede mantener con C.J. HEMER, The Letters to the Seven Churches, 123, que, a diferencia de Pérgamo, la amenaza directa mayor en Tiatira no era en sí el culto imperial sino la participación en las asociaciones económicas (guilds), sin embargo ésta exponía a la otra. Ambas actividades, aunque distintas entre sí, tendrían una relación frecuente observable en el exterior de la comunidad y por tanto constituían en sí falso testimonio y seudoprofecía. La iglesia en Tiatira pudo estar ya en tiempos de Juan bajo la influencia de una alianza sincretista entre el imperio y la religión local (ibid., 126). 68 Cf. J. LAMBRECHT, “Synagogues of Satan (cf. Rev 2,9 and 3,9) Anti-Judaism in the Apocalypse”, in ibid., Collected Studies, 379. 69 Por ejemplo comercio en textiles finos, púrpura, bronce y esclavos; cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 262.

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Tiatira vive al presente y por eso desvía (plana/n) del plan de Dios que se desarrolla en la historia. Su enseñanza, realizada con medios fraudulentos se asemeja a la seducción (plana/n)70 más espectacular de la segunda bestia (13,11.14ss.)71 al servicio del poder idolátra (13,12) y por tanto de la serpiente arcana (12,9.18). Las obras de Jezabel participan de la actividad satánica; separan por tanto de Cristo y ayudan a edificar Babilonia. Se oponen a la Nueva Jerusalén72. Dividen a la iglesia de Tiatira y lesionan la unidad de los cristianos en sentido no solo local sino universal puesto que tiende a separar de la comunión de los santos y por tanto del reino sacerdotal73.

La comunidad que interpreta tiene ahora elementos nuevos para discernir las fuentes de donde proviene cada doctrina. Cristo a quien pertenecen, enseña con verdad a través de Juan, profeta auténtico. La enseñanza de Jezabel empero, conduce por una vía equivocada y sin futuro (B-B’).

Por otro lado, el castigo que sufren los hijos de Jezabel74 (2,23; cf. 2 Re 9,24ss) evoca, al menos como reminiscencia terminológica75, la detallada narración de la viña de Nabot 70 En la parte propiamente profética del libro (4-22) plana,w sólo se emplea a partir de las señales de la mujer y del dragón (Ap 12) y tiene por sujeto al dragón (12,9; 20,3.8.10), a la segunda bestia o falso profeta (13,14; 19,20) y una sola vez a Babilonia (18,23). En este último caso el pasivo evplanh,qhsan tiene como complemente agente o causa instrumental la magia hechicera de Babilonia. La frase universal pa,nta ta. e;qnh, sujeto paciente gramatical, resulta el receptor del engaño perpetrado por la prostituta. En total son siete recurrencias en la segunda parte del libro pero significativamente sólo una en la primera con sujeto Jezabel (2,20). Para un análisis del término plana/n con relación al lalei/n y poiei/n del seudoprofeta (13,11-17), cf. J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 216-221. 71 El a;llo qhri,on muestra la faceta seudoprofética del anticristo. Sus características simbólicas individuales tienen una doble correspondencia con la realidad: tratan no sólo de suplantar a Cristo directamente en su calidad de profeta sino también a su prolongación a través del profetismo cristiano a lo largo de la historia; (cf. P. PRIGENT, L’Apocalypse de Saint Jean, Paris 1981, 210, nota 29). 72 Giblin muestra la contraposición existente entre Babionia (17-18) y la Nueva Jerusalén (21-22) mediante los encuadres siguientes: 17,1-3 y 19,9-10 para 17,4-19,8 (Babilonia) y 21,1-10 y 22,8-9 para 21,11-22,7 (la Nueva Jerusalén) [cf. C.H. GIBLIN, “Structural and Thematic Correlations in the Theology of Revelation 16-22”, Bib 55 (1974) 487-504]. 73 Son válidas estas observaciones de Giblin: “John never employs the singular evkklhsi,a (‘assembly’) of the ‘Church universal’. His vocabulary remains limited to dealing with local communities. John’s conception of Christian unity, however, extends to all the faithful on earth and, indeed, covers those in heaven as well. It finds its fulfillment in the New Jerusalem. John’s equivalent expression for the ‘communion of saints’ seems to be the priestly kingdom (Rev 1,5b-6; 5,9-10; 20,4-6 and 22,3 b-5)” [C.H. GIBLIN, The Book of Revelation. The Open Book of Prophecy, Collegeville 1991, 11, nota 5]. 74 Probable alusión a los hijos de la mujer de Ahab (2 Re 10,7) [C.J. HEMER, “The Letters to the Seven Churches, 121; G.K. BEALE, The Book of Revelation, 263-264]. Moiceu,w puede tener el significado de atraer astutamente y por medios fraudulentos a la propia esfera de influencia y poder. Esta acepción cuadra bien con la Jezabel veterotestamentaria (cf. 2 Re 9,30). Tou.j moiceu,ontaj (2,22) parece referirse a miembros de la iglesia de Tiatira no exclusivamente seguidores o discípulos de Jezabel sino todos aquellos influenciados e inducidos a la idolatría, si bien no hay que excluir a priori el pecado de inmoralidad (D.E. AUNE, Revelation 1-5, 205). Sin embargo Aune prefiere considerar pornei,a como metáfora, en mérito al singular tw/n e;rgwn auvth/j (idem.). Otros autores, Biguzzi entre ellos, mantienen que se trata de un pecado sexual puesto que Juan distingue entre idolatría y pornei,a en 9,20-21; 21,8; 22,15 (I settenari, 317). Precisa G. BIGUZZI, ibid., 320: “Quanto alla ‘pornei,a’ Giovanni denuncia come dediti ad essa, oltre che i nicolaite (2,14) e gezabeliti (2,20.21.22), anche gli idolatri dell’idolatria comune (9,21): e soprattutto la fonte e madre di ogni fornicazione, cioè Babilonia (14,8; 17,2-4; 18,3; 19,2) o Grande Prostituta (17,1.5.15.16; 19,2), e poi i suoi complici e amanti (17,2; 18,3.9)” [cf. también D. E. AUNE (Rev 1-5, 204 y C.H. GIBLIN, The Book of Revelation, 60]. Resulta entonces convincente la afirmación de J. LAMBRECHT, “The People of God”, 391: “According to John both idolatry and sexual sins most probably go hand in hand with the dangerous moral weakening which itself is seen by him as a consequence of wealth and riches”. Los paralelos entre Jezabel y Babilonia tampoco pasan desapercibidos a R.J. BAUCKHAM, The Climax, 179, para quien el primer significado de po,rnh es el económico y sólo en segundo lugar el idolátrico (ibid., 348).

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(1 Re 21, 1-16) con sus consecuencias aleccionadoras para la comunidad creyente (cf. Ap 18,4-8)76. Se puede interpretar con probabilidad la actividad de Jezabel como un engañar a los propios hermanos, con una enseñanza que de hecho facilitaría relaciones socio-económicas cuando menos ambiguas (cf. Ap 13,15-16) dentro de la estructura local de Tiatira, dependiente del imperio77.

La actividad idolátrica de Jezabel se define como “profundidad de Satanás”78. Jezabel misma se puede considerar un representante del sistema implantado por el dragón-serpiente a través de sus agentes, las dos bestias, y simbolizado en su aspecto económico como Babilonia. El énfasis sin embargo en Tiatira recae en la complicidad existente al interior mismo de la comunidad cristiana. En paralelismo antitético a la severidad demostrada en el juicio a Jezabel, contrasta la exhortación a perseverar, sin ninguna otra carga, dirigida al resto fiel, es decir a quienes resisten el plana/n de Jezabel (C-C’).

El juicio a la seudoprofetisa tiene interesantes conexiones con el efectuado a la gran prostituta (19,2) en probable respuesta al grito de los santos (6,10). A través del símbolo antropológico “mano” (ejercicio de poder) se ponen en conexión, mediante clara alusión a 2 Reyes 9,7 (TM), tanto el texto de Ap 17,15-17 relacionado con Babilonia como el más remoto de la sección de las cartas referido expresamente a Jezabel bajo la misma imagen de prostituta (2,20-23a)79.

Estas observaciones encuentran un ulterior apoyo en la conjetura, mantenida por una mayoría hoy, de que los siete mensajes a las iglesias nunca existieron independientemente del resto de la obra sino que el autor-editor los diseñó con el objetivo de colocarlos en su contexto actual80.

4.3. El objeto del plana/n de Jezabel: “mis siervos”.

La correspondencia indicada entre las partes B-B’ sugiere una exegesis e interpretación que arroja luz sobre la identidad de oi` dou/loi 81 en la iglesia de Tiatira. Éstos se definen por las cualidades que desarrollan (2,19) por lo que Cristo exige de ellos (2,24) y por el don que recibe quien de entre ellos persevera y vence (2, 26-28).

75 Esta expresión la emplea Vanni a propósito de correspondencias puntuales entre el septenario y la segunda parte de la obra: “ci sono molti contatti letterari tra le due parti che vanno da una pura reminiscenza terminologica a corrispondenze più profonde di motivi. Ciò accentua la continuità e l’unità generica, anche se non appare dimostrabile un rapporto stretto di corrispondenza generalizzata” (Struttura letteraria, 180-181). 76 Este oráculo denomina amarti,ai (18,4) y avdikh,mata (18,5) las obras negativas de Babilonia (kata. ta. e;rga auvth/j: 18,6; cf. 2,22.23b). El profeta urge a “su pueblo” a salir de la ciudad prostituta la cual evn th/| kardi,a| auvth/j le,gei... ka,qhmai basi,lissa... (18, 7) a fin de que no participen de su pornei,a como los habitantes de la tierra (17,2). El oráculo descubre la idolatría en lo íntimo del corazón de Babilonia e indica el peligro existente para las siete iglesias de cooperación con la injusticia. Esto último caracteriza a oi` katoikou/ntej evpi. th/j gh/j (cf. 11,10; 13,8.12.14; 17,2.8); cf. D.A. McILRAITH, “ ‘For the Fine Linen Is the Righteous Deeds of the Saints’: Works and Wife in Revelation 19:8”, CBQ (3, 1999), 526. 77 El profeta percibe un decaimiento moral en las comunidades y lo atribuye a las consecuencias negativas de la riqueza (3,5-16; 18, 2-3.11-19); cf. J. LAMBRECHT, “The People of God”, 392. 78 Observa a propósito Lambrecht “The world outside the Christian community hardly plays a part in the letters” (“The People of God, 387). Pero matiza inmediatamente: “Yet a beginning of demonization already appears in expressions such as ‘the throne of Satan’ in 2,13, the ‘deep things of Satan’ in 2,24 and 3,9” (idem). 79 Cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 927-928. 80 D.E. AUNE, “The Form and Function”, 183. 81 Cf. K.H. RENGSTORF, dou/loj, GLNT II, 1447. El término dou/loj connota en la literatura joánica una actitud opuesta a la ambición de poder y honores. Indica una actitud de servicio continuado que lleva al límite de la oferta de la propia vida (Jn 13,16) [cf. ibid., 1458-59].

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Se espera de la asamblea (u`mi/n v. 24), en primer lugar que venza (vv. 26-28). Este proceso se ha iniciado ya con responsabilidad, personal y de grupo, en la comunidad de Tiatira. El participio con función de sustantivo o` nikw/n indica la continua resistencia (h` u`pomonh,) en la fe (v. 19) de que goza esta iglesia. Al servidor fiel se le pide en la exhortación última mantener dicha fe hasta la venida de Cristo con una frase prácticamente sinónima de u`pomonh,: o] e;cete krath,sate82 (2,25). La aposición o` thrw/n a;cri te,louj ta. e;rga mou, caso único en el septenario, corrobora la necesidad de una resistencia perseverante hasta el final. La victoria engloba toda la vida del creyente, si bien el momento de la muerte cobra especial densidad si ocurre como martirio, a imitación del Cordero83.

Pero la simetría (B’-B) muestra aún más. “El que vence” se sitúa en continuidad con las obras que la asamblea de oi` dou/loi ya practica: avga,ph y diakoni,a, pi,stiς y u`pomonh, (2,19; cf. 2,25). Si se alinean en paralelismo, avga,ph y pi,stiς caracterizan las actitudes internas de “mis siervos”, cuyo fruto se proyecta en diakoni,a y upomonh, 84. La diakoni,a en el N.T. indica frecuentemente el servicio desinteresado a los más necesitados (Mt 25,44; Act 6,1; 11,29; 2Cor 8,4; Flm 13; 1 Pt 4,10-11). Los cristianos de Tiatira, oi` dou/loi, han mostrado su amor y su fe, en medio de diversas pruebas, a través del servicio y la constancia perseverante. Más aún, pi,stiς indica no simplemente una fe inicial sino continua, con sentido de fidelidad.

U`pomonh, y pi,stiς aparecen de nuevo juntas en las fórmulas de alerta relativas a la comprensión del mensaje sobre la bestia (13,9; 14,12). A la asamblea que interpreta se le pide progresar con tenacidad en sus buenas obras, que son las de Cristo, para resistir con fortaleza a las coacciones tanto internas (Ap 2-3) como exteriores (Ap 12-13; 17-18). Los su,ndouloi y avdelfoi, después de diversos sufrimientos (13,10) e incluso la muerte (cf. 2,10.13)85, reposarán con “las almas” (6,9-11). Imitando la paciencia perseverante y el testimonio de Jesús recibirán todo lo prometido a quien venza (2,7.11.17.26-28) y no experimentarán la segunda muerte (2,11)86.

La seducción proviene desde dentro de la comunidad pero no se excluye la complicidad con influencias externas tales como la presión para dar culto al emperador en situaciones económicas complejas (13,14-17)87. El resto fiel que resiste la doctrina y el comportamiento de Jezabel en pro de componendas con el poder establecido88 vence ya desde ahora porque realiza desde el avga,ph y la diakoni,a, con una pi,stiς perseverante, las mismas

82 Estos dos verbos han tenido por sujeto a Cristo mismo aunque no en la misma frase (cf. 1,6 kai. e;cwn evn th/| dexia/| ceiri. auvtou/ avste,raj y 2,1 o kratw/n tou.j epta. avste,raj evn th/| dexia/| auvtou/). En contexto negativo adherente al jezabelitismo recurren abinados en la evaluación a la iglesia de Pérgamo (2,14; cf. 2,15). 83 Cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 270-271. 84 P. ORTIZ VALDIVIELSO, “U`pomonh,” en el Nuevo Testamento, Bogotá 1969, 159. 85 La exhortación a no temer a la tribulación provocada por el diablo (2,10), a imitación de Jesucristo (1,5; 3,14) y a mantenerse firmes a ejemplo de Antipas llamado o ma,rtuj mou o pisto,j mou indica el límite posible del testimonio cristiano en la oferta de la propia vida (cf. J.P HEIL, “The Fifth Seal”, 226; ibid., 221). El testimonio de Antipas se interpreta en línea con el servicio profético (11,6) y ocurre sólo después de haber cumplido justamente con su misión de testimoniar [cf. R. FILIPPINI, “La forza della verità. Sul concetto di testimonianza nell’Apocalisse”, RivBib 38 (1990) 405]. 86 J.P HEIL, “The Fifth Seal”, 228. 87 Cf. J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 216-240. 88 La aparente contradicción con las enseñanzas paulinas sobre los idolotitos surge de no tomar en cuenta las situaciones diferentes en las que se plantea la identidad cristiana (cf. X. PIKAZA IBARRONDO, Apocalipsis, 66-67.70-73). Las exhortaciones de Pablo al respecto responden a circunstancias diversas, y sólo confirman la importancia de un discernimiento de la asamblea en unión con sus pastores sobre el curso a seguir en cada momento de la historia.

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obras de Cristo (ta. e;rga mou)89. El don recibido, participar desde ahora, en el reinado de Cristo es totalmente gratuito e inmerecido. No tiene proporción alguna con el requisito indispensable para recibirlo (ta. e;rga sou).

Un idéntico tema de resistencia activa no bélica se desarrolla frente al gran dragón, Satanás, el diablo o serpiente primordial el cual se define por el participio sustantivado o` planw/n th.n oivkoume,nhn o[lhn (12,9). Para el autor del Apocalipsis oi` dou/loi en esa circunstancia son quienes mantienen ta.j evntola.j tou/ qeou/ en el testimonio (marturi,a) de Jesús (12,17; cf. 14.12-13) ante la acción engañosa (plana/n) del dragón y de sus agentes las bestias (13,14) y Babilonia (18,2ss).

La primera carta de Juan ofrece una perspectiva similar desde la resistencia a quien engaña en el interior de la comunidad90.

Pero hay más. La obra entera del Apocalipsis se presenta desde el comienzo como una revelación de Jesucristo a toi/j dou,loij auvtou/. (1,1) en forma de diálogo litúrgico (1,3.4-8) 91. Esta característica literaria da una idea del objetivo de la obra. Por tanto “oi` dou/loi” de Tiatira son los destinatarios de la revelación global de Jesucristo hecha de parte de Dios mismo y manifestada a Juan, también él dou/loj auvtou/. El término dou/loj engloba, en consecuencia, tanto a quien trasmite la revelación profética recibida (Juan-lector) como a quienes la escuchan, sean de Tiatira (2,18.24.29) o de todas las iglesias (2,23b; 1,3; 2,7.11.17; 3,6.13.22; cf. 22,6.9). Se trata de los cristianos en general a quienes corresponden las notas distintivas comunes a todo creyente92.

Quien lee y quienes escuchan (2,19) para mantener (throu/ntej) hasta el final (2,26) la palabra de profecía contenida en el libro son llamados también bienaventurados (1,3) y siervos de Dios. En su circunstancia histórica concreta en la isla de Patmos, el servidor de Dios Juan, comparte (avdelfo.j u`mw/n93 sugkoinwno.j…) con las siete iglesias no sólo la tribulación, el reino y la paciencia perseverante en Jesús (1,9) sino también las causas que las producen: la palabra de Dios y la marturi,a de Jesús94. Cierto el testimonio profético de Juan es especialísimo y hay otros siervos que también son señalados de manera particular como

89 El evangelio anticipa esta realidad poniéndola en relación con la fe del discípulo. Jesús promete solemnemente: o` pisteu,wn eivj evme. ta. e;rga a] evgw. poiw/ kavkei/noj poih,sei kai. mei,zona tou,twn poih,sei (Jn 14,12; cf. 14,10-11). La realización de las “obras mayores” incluye “lo smascheramento del mondo incrédulo (16,8-11)” cf. R. SCHNACKENBURG, Il vangelo di Giovanni, III, Brescia 1981, 120. 90 No sólo esto se confirma por cada instancia del uso de nika,w en la 1 Jn (5,4-5; 2,13-14; cf. G.K. BEALE, The Book of Revelation, 271) sino también por el sujeto del verbo plana/n empleado. Plana/n corresponde siempre a un miembro de la comunidad en la 1Jn (1,8; 2,26; 3,7), si bien éste pertenece sólo en apariencia y no de corazón a la misma (cf. 1 Jn 2,19). 91 U. VANNI, “Apocalisse 1,4-8: un esempio di dialogo liturgico” in ibid., L’Apocalisse ermeneutica, esegesi teologia, Bologna 19912, 101-113. 92 En el Apocalipsis se enfatiza la igualdad fundamental de todo cristiano, aun en el ejercicio de los diversos roles que constituyen la iglesia (11,18; cf. 18,24); cf. D.E. AUNE, “The Social Matrix of the Apocalypse of John”, BR 26 (1981) 19. 93 La expresión oi avdelfoi. auvtw/n aparece junto a su,ndouloi en la visión de quinto sello. Ambos grupos designan a las mismas personas bajo aspectos diferentes (cf. R.H. CHARLES, Revelation, I, 177). Ambos se agregan al número de aquellos siervos, “inmolados por la palabra de Dios y el testimonio que dieron”, quienes desde bajo al altar claman al Soberano Santo y Veraz por justicia sobre los habitantes de la tierra (6,9-11; cf. 19,10; 22,8). La construcción perifrástica oi` katoikou/ntej evpi. th/j gh/j tiene en el Apocalipsis un sentido más concreto y negativo que oi` a;nqrwpoi (cf. J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 154-156. 214-216). En el mensaje a los de Filadelfia, única recurrencia en Ap 2-3, aparece en contraposición con quienes mantienen con upomonh, la palabra de Dios (3,10). 94 Cf. J. LÓPEZ, La figura de la bestia,184.

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profetas (11,18) o como mártires (6,11)95. Pero de la misma manera que todo cristiano participa del reino de Dios, en virtud de la muerte salvífica de Cristo por la cual “nos hizo reino y sacerdotes” (1,6; 5,10), así también todo miembro de la comunidad comparte el testimonio profético de Jesús en la paciencia perseverante (1,9). Debe entenderse u`pomonh, por tanto no sólo en clave pasiva, sino como aquella capacidad de actuar con firmeza y estabilidad ante una situación difícil96.

El autor urge a la asamblea a comportarse como oi` dou/loi de Cristo ya que es destinataria y por tanto sujeto interpretante de la revelación de Jesucristo resucitado. Como consecuencia el grupo eclesial se siente reconfortado, en su lucha presente, por un Ku,rioς especialmente cercano (1,6-7) que no sólo conoce y valora al presente la actuación de cada una de sus criaturas en su aspecto externo (ta. e;rga sou - ta. e;rga mou) sino también discierne la situación interna y motivación de cada uno de sus seguidores para actuar con justicia (2,23b).

En resumen, el término dou/loj indica, por tanto, de ordinario a los cristianos en general97 y resulta básicamente sinónimo de a[gioς 98 en el empleo del Apocalipsis. Se refiere en el contexto de Tiatira, ante todo a los miembros del grupo eclesial cuyas obras y actitudes internas merecen el elogio de Cristo. Tales cualidades positivas pueden robustecerse e incrementarse con un impacto de testimonio siempre mayor, observable aun fuera de la

95 Cf. G. LEONARDI, “Unità per servire non per essere serviti” in C. CASALE MARCHESELLI ed., Fs. S. CIPRIANI, Parola e Spirito I, Brescia 1982, 191. 96 F. HAUCK, u`pomonh,, TDNT, 583. P. ORTIZ VALDIVIELSO, “U`pomonh, en el Nuevo Testamento” 173.175. A propósito F. BOVON, “John’s Self-presentation in Rev 1:9-10”, CBQ 62 (4, 2000) 699, comenta con acierto que u`pomonh, expresa una resistencia no violenta activa con un claro elemento subversivo contra el imperio romano, en tiempos del profeta Juan (cf. 13,10c). 97 Dou/loj en sentido literal sociológico aparece en 6,15; 13,16 y 19,18 junto a evle,uqeroj para indicar la totalidad de las clases sociales. Las demás recurrencias tienen un sentido metafórico religioso aplicable a los cristianos en general (7,3; 19,2.5; 22,3.6) en asociación con la actividad profética típica de la segunda parte del libro (cf. sobre todo 10,7; 11,18: abinado aquí con oi a[gioi) y con “los que temen a Dios”) [cf. R. FILIPPINI, “La forza della verità”, 426]. De particular relieve la visión profética de los 144,000 sellados por el ángel. Estos reciben en la frente el sello de Dios, identificación contraria a la que dispensa la bestia (7,3; cf. 13,16-18). Más adelante en la obra, Cristo victorioso juzga con juicios “justos y veraces” (19,2) equiparables a los justos y veraces caminos proclamados en el cántico de Moisés tou/ dou,lou tou/ qeou/ y del Cordero (15,3). El contenido del cántico de Moisés presenta los elementos de una teología política, en la cual el principio del discernimiento reside en los justos y verdaderos juicios y caminos del Dios pantócrator (1,8) rey de las gentes, el único digno de recibir alabanza y adoración universal (4,8-11; cf. en sentido negativo 13,3-4). 98 Los santos, en lucha contra las potencias negativas, durante el desarrollo de la historia, rinden testimonio mediante los mismos atributos que los siervos (cf. 13,10; 14,12 cf. 12,17 ; cf. 17,14). Oi a[gioi designa una categoría que remite siempre en el Apocalipsis a la descendencia de la mujer (gunh,), es decir a los cristianos en general (12,17; cf. 8,3-4; 11,18; 13,7.10; 14,10.12; 16,6; 17,6; 18,20.24; 19,8; 20,9) y por tanto también a oi dou/loi sobre todo en su faceta de ecclesia in via hacia la ecclesia triumphans (cf. J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 145-146.187-188). Más específicamente aún en afirmación de McIlraith: “The parallel between ‘saints’ and ‘beloved’ in 20:9 seems to indicate that the saints are those in the churches who are continuing in ‘love, faith and service’ that is, those who continue ‘conquering’ (cf. 1 Jn 5:5)” (D.A. MC ILRAITH, “Works and Wife”, 526 nota 35). La exhortación al grupo que interpreta, al final de la obra, establece claramente la intención del autor al comunicar la revelación recibida (cf. 1,1-3): “el justo continúe a practicar la justicia y el santo (o` a[gioj) continúe dejándose santificar todavía” (22,11). La justicia y santidad definen al cristiano que sigue las huellas del Cordero, el tres veces santo (Ap 4,8), el santo y veraz (Ap 3,7), en el devenir de la historia humana. De aquí la equivalencia dinámica entre los vocablos dou/loj y a[gioj en el Apocalipsis especialmente en contextos referidos a la etapa terrena de la Iglesia en lucha contra el mal. Para una ampliación sobre el uso y significado de oi a[gioi en el Apocalipsis cf. J. LÓPEZ, ibid., 142-146. Sobre su trasfondo en el libro de Daniel cf. G.R. BEASLEY-MURRAY, “The Interpretation of the Book of Daniel”, Grand Rapids 1981, 53; A. CAQUOT, “Les Quatre Bêtes et les ‘Fils d’Homme’ (Daniel 7)”, Sem 17(1967) 66.

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comunidad. Esto último se desprende del uso especial que el autor hace del vocablo u`pomonh, en el resto de la obra (1,9; 2,2.3.19; 3,10; 13,10; 14,12). El testimonio perseverante aparece abierto al martirio y se concretiza eminentemente en los mártires.

Con todo, se confirma al mismo tiempo que el testimonio típico de la verdadera profecía, como don del Espíritu de Cristo resucitado, pertenece no sólo a los mártires sino a todo cristiano y con una exigencia de proclamación universal99. Se expresa en obras de amor, fe, servicio y perseverancia (2,19) que son en definitiva las obras justas (ta. dikaiw,mata) de los santos (19,8), don de Cristo a su Iglesia (2,26), vestidura nupcial de la Esposa y realidad de Nueva Jerusalén para el vencedor (cf. 3,12)100.

5. Conclusión.

La construcción concéntrica del pasaje a los cristianos de Tiatira sugiere una exégesis de particular utilidad para la consecuente interpretación del mensaje en ella contenido. El centro se encuentra en la solemne autorevelación que hace Cristo glorioso, en el Espíritu (2,29) a la iglesia universal (2,23b) representada en las siete del Asia. Cristo, el Hijo de Dios (2,18), irradia confianza a la asamblea porque es capaz de juzgar con equidad al discernir hasta las motivaciones más íntimas de cada uno de sus miembros. Cada parte del mensaje se conecta con este eje. Desde la centralidad del verso 2,23b se explica por qué el autor emplea el verbo plana/n (2,20b) para caracterizar la enseñanza de la seudoprofetisa Jezabel. Simbolizada con especial esmero, esta figura encarna desde el interior de la comunidad aspectos del a;llo qhri,on (13,14: seudoprofecía al servicio del imperio) y de Babilonia (18,3-4.20.23-24: cooperación económica con situaciones al menos ambiguas de idolatría) cuya raíz se encuentra en la profundidad de Satanás, es decir en la instigación del dragón, la serpiente arcana, o` planw/n th.n oivkoume,nhn o[lhn (12,9; 2,24; cf. 2,10.13). Ambas realidades, así como su fuente, se encuentran ya juzgadas aunque los habitantes de la tierra no lo hayan todavía advertido101.

Cristo en su condición divina descubre a la comunidad que escucha (1,3; 2,29), mediante el uso de los verbos dida,skein y plana/n, la motivación auténtica de Jezabel y la condena. Escrutador de mente y corazón, el Hijo de Dios conoce no sólo el interior de la comunidad profética sino también el auge de sus obras en resistencia (u`pomonh,) a la seducción de Jezabel (2,20ª; 13,9-10) y las identifica como propias (ta. e;rga mou). Tales obras son por tanto imperecederas, y Cristo las premia con una doble promesa (2,26-28) que se concretiza en una única: la participación en la potestad de Cristo Rey sobre las naciones (12,5; 22,16).

Las obras de la iglesia de Tiatira, que son las de Cristo resucitado, se realizan en el Espíritu (2,29) donado por Cristo mismo (5,6; cf. Jn 20,21-23) y llamado “espíritu de profecía” (19,8). Éste es el mismo Espíritu que animó a Jeremías (Jer 11,20; 17,10) y al conjunto de profetas veterotestamentarios a interpretar la historia en clave mesiánica. Es por tanto el mismo Espíritu que anima a la comunidad profética de oi` dou/loi de Tiatira y de las restantes iglesias a escuchar el mensaje de Cristo en clave simbólica (Ap 2,18; cf. 10,7). Este mensaje, trasmitido por algunos miembros “profetas” entre ellos Juan-lector, urge a la purificación interior (2,21-25) en orden a un testimonio eficaz de resistencia ante los valores del antireino (13,9-10.18). 99 Cf. P. MIN, I due Testimoni, 303-305. 100 El análisis de D.A. MC ILRAITH, “Works and Wife”, 525-528 sobre el término plural e;rga en relación a la imagen de matrimonio-alianza (19,6b-8), arguye convincentemente a favor de identificar la vestidura nupcial en 19,8 con las obras que Cristo elogia y desea para Tiatira (2,19.26). 101 P. PRIGENT, “Le Temps et le Royaume”, 239.

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El pleito entablado por Cristo (ta,de le,gei) a Tiatira se resuelve con una razonada condena a las fuerzas seductoras del maligno (2, 21-23ª) y con una absolución implícita al resto fiel en forma de exhortación a la perseverancia (2,24-25)102. Esta culmina en un breve esquema de inteligibilidad teológico-político (2,26-28) que preludia el juicio escatológico final iniciado en el “ya todavía no” de Tiatira (o] e;cete krath,sate) y anunciado en la “promesa al vencedor”. Como resultado, la asamblea creyente se siente reconfortada ante la perspectiva ya iniciada de asociarse a la victoria de Cristo sobre las naciones y de participar en un reinado que procede del Padre (2,27-29).

Cristo, protagonista del juicio de salvación, ocupa el puesto central literario y temático de la perícopa. Con ojos llameantes penetra al interior de la comunidad, discierne y purifica de toda complicidad con el maligno. De este modo los dou/loi de Tiatira, la comunidad local que discierne en comunión con la totalidad de la iglesia (2,23b), se encuentra en grado de percibir con mayor claridad y disposición, en el Espíritu (2,29), el mensaje profético de la segunda parte de la obra.

Ap 4-22 distingue formalmente, con claras líneas divisorias, entre creyentes y no creyentes. Sin embargo la comunidad de fe corre siempre el riesgo de ceder a la presión del poder antireino y de ser borrada del libro de la vida (3,5;13,8; 17,8; 20,12.15). El mantenerse inscritos en este libro depende de las obras (20,12: kata. ta. e;rga auvtw/n; cf. 2,23b)103. Cada cristiano se encuentra bajo la influencia del maligno a través de diversos engaños. Por tanto se puede desviar del seguimiento de Cristo; de ahí las vehementes exhortaciones a perseverar y a vencer (2,26 etc.; cf. 2,23b) presentes también en la segunda parte de la obra (13,9-10.18) y dirigidas a un mismo destinatario: todas las iglesias. Los parámetros del reino atraviesan por unas dimensiones que sólo la divinidad que sondea mentes y corazón conoce, sanciona y retribuye.

Se requiere el arrepentimiento a los habitantes de la tierra: cumplir los mandamientos y obrar la justicia (9,20-21; 21,8, 22,15). Pero hay una exigencia explícita mayor de conversión dirigida a los cristianos (2,4.10.14.20.25; 3,1.11.15-16). Por ello Juan, profeta de Cristo, recuerda a la asamblea eclesial, cuáles son las actitudes esenciales de la identidad cristiana (2,20; 13,9-10; 14,12). Tales actitudes resultan indispensables frente a la tentación de cooperar con engañosas maniobras políticas y económicas. Estas no sólo marginan a un sinnúmero de personas sino que implican además un culto y adoración debidos sólo a Dios104. 102 En el cuarto evangelio quien escucha la palabra de Jesús y cree en quien lo ha enviado no entra en juicio (5,24-25). 103 J. LÓPEZ, La figura de la bestia, 157-163. Según Sweet el libro del Apocalipsis en su conjunto intenta sobre todo convencer a los cristianos de la posibilidad real de no dar un claro testimonio de Cristo muerto y resucitado y por tanto de no dar tampoco un anuncio salvífico al mundo (J.P.M. SWEET, “Maintaining the testimony of Jesús: the suffering of Christians in the Revelation of John” in Suffering and Martyrdom in the N.T. Studies, presented to G.M. Styler by the Cambridge New Testament Seminary, W. HORBURY– B. MC NELLY ed., Cambridge 1981, 102-103). 104 El mensaje del Apocalipsis mantiene su vigencia a través de los siglos hasta nuestros días. Toca a cada generación, en unión con sus pastores y en clima de oración (Ap 8,3-5), descubrir la aplicación concreta para su época. Así por ejemplo lo hizo San Hilario de Poitiers en el siglo IV durante el imperio de Constancio. Escribe: “At nunc pugnamus contra persecutorem fallentem, contra hostem blandientem, contra Constantium antichristum: qui non dorsa cædit, sed ventrem palpat; non proscribit ad vitam, sed ditat in mortem; non trudit carcere ad libertatem, sed intra palatium honorat ad servitutem… Non contendit, ne vincatur; sed adulatur, ut dominetur. Christum confitetur, ut neget; … Veritatis enim ministros decet vera proferre… Proclamo tibi, Constanti, quod Neronis locuturus fuissem, quod ex me Decius et Maximianus audirent: Contra Deum pugnas, contra Ecclesiam sævis, sanctos persequeris… tyrannus non jam humanorum, sed divinorum es… Christianum te mentiris, Christi novus hostis es: antichristum prævenis, et arcanorum mysteria ejus operaris. Condis fides, contra fidem vivens… Novo inauditoque ingenii triumpho de diabolo vincis, et sine martyrio persequeris”. SANCTI HILARII, Contra Constantium Imperatorem, Liber Unus 564-567, PL 10, 581-584.

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La motivación de consolar al cristiano auténtico y la exhortación urgente a la conversión y al testimonio proféticos en función de edificar el reino de Dios en medio de una situación global de injusticia (Ap 2-3), continúan y se amplían a lo largo de la obra: o` ga.r kairo.j evggu,j (1,3; 22,10)105. El mensaje a Tiatira, tan cuidadosamente construido, constituye en cierto modo su programática anticipación.

105 A la sensibilidad contemporánea, a excepción de esporádicos grupos fundamentalistas, le cuesta trabajo sentirse colectivamente cerca de un momento final, a diferencia de otras generaciones que tendían a colocarse justamente en el eschaton a ejemplo de Joachim de Fiore (cf. H. DE LUBAC, La Posterità Spirituale di Gioacchino di Fiore, I, Dagli Spirituali a Schelling, Milano 1981, 19-25). La exégesis actual refiere el kairo,ς no tanto a la inminencia de la llegada de Cristo cuanto al ritmo continuo de su presencia que impulsa la historia hacia delante, hacia su momento conclusivo (22,10) (cf. U. VANNI, “Il ‘Kairós’ divino, tempo della visitazione” in Tempo e Spiritualità, M. RUIZ-JURADO ed., Napoli 2001, 34-36). Esta visión permite al cristiano obrar con urgencia e integrar con esperanza el encuentro personal con Cristo (2,23b) a través de la muerte física como kairo,ς relativamente cercano e ineludible.