View
215
Download
0
Embed Size (px)
DESCRIPTION
El siguiente trabajo de investigación se aborda desde la ciencia política e intenta explicar la legitimidad del régimen ruso tras veinte años de transformación (1991-2012). A lo largo de estas dos décadas, el análisis se enfoque en el liderazgo de Yeltsin y Putin y sus repercusiones en el sistema político.
Citation preview
Estado y Sociedad
El liderazgo en Rusia y las repercusiones sobre su sistema político
Oscar Oñativia
AI 008/2012
29/05/12
2
Resumen
El siguiente trabajo de investigación se aborda desde la ciencia política
e intenta explicar la legitimidad del régimen ruso tras veinte años de
transformación (1991-2012). A lo largo de estas dos décadas, el análisis
se enfoque en el liderazgo de Yeltsin y Putin y sus repercusiones en el
sistema político.
3
El liderazgo en Rusia y las
repercusiones sobre su sistema político
Oscar E. Oñativia1
El liderazgo que ejercen los máximos dirigentes de un Estado adquiere un rol central en el
sistema político de un país debido a “que vincula la política doméstica con la negociación
internacional”2. Y la influencia del liderazgo no es un factor menor en Rusia donde la estima a
su “padrecito”3 parece no perder vigencia a lo largo de los siglos y constituye una fuente de
legitimidad que posibilita la unión nacional. Graciela Zubelzú afirmó que “las élites y la
sociedad rusa necesitan contar con figuras políticas capaces de aglutinar voluntades, orientar
la acción y proyectar escenarios” (2004).
La ausencia de un líder carismático en Rusia ha constituido comúnmente una fuente de
debilidad e inestabilidad. Mientras que la falta de visión estratégica de Nicolás I (1825-1855),
Nicolás II (1894-1917) o Mijail Gorbachov disipó de forma significativa el poder nacional ruso,
el liderazgo de Iván VI el Terrible (1547-1584), Pedro I el Grande (1682-1725), Catalina II la
Grande (1762-1796), Alejandro I (1801-1825), Lenin y Stalin engrandecieron el poder de Rusia.
Un denominador común del liderazgo ruso es la busca de la cohesión de un amplio sector
de su población por medio de un discurso nacional que apela a una amenaza real o potencial.
Reiteradas veces, la estrategia destinada a identificar enemigos internos y/o externos fue
utilizada por los gobiernos para ejercer el poder de forma autoritaria y perseguir disidentes al
régimen. No obstante, a quien gobierna el país euroasiático le resulta altamente provechoso
para poder afianzar su liderazgo, reducir la influencia extranjera, concentrar y perpetuarse en
el poder.
1 El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales (UCASAL).
2 Putman Robert (1996) “Diplomacia y política nacional: la lógica de los juegos de doble nivel”. Zona Abiarta, Nº 74
en Zubelzú Graciela (2004) El liderazgo de Vladimir Putin. Rosario: Criterio Nº 2290 en http://www.revistacriterio.com.ar/art_cuerpo.php?numero_id=10&articulo_id=183. 3 “Padrecito” es una forma afectiva en que los súbditos llamaban al Zar jefe del Estado, del Gobierno y de la Iglesia
que reinaba el Imperio “por gracia de Dios”.
4
La accidentada llegada de Boris Yeltsin
Si bien, Yeltsin refundó Rusia, le otorgó un nuevo régimen político y estableció un sistema
capitalista liberal, así también destruyó abruptamente el imperio soviético, desarticuló su
burocracia estatal y rompió con su economía planificada. Su interés fue la búsqueda de poder
por el poder mismo; sin medir los resultados de sus decisiones actuó sin un plan, improvisando
sus decisiones sobre la marcha y utilizando como estrategia el “oportunismo”.
El proceso de transformación que se inició con la perestroika4 y la glasnot
5 abrió un camino
de democratización que condujo a las elecciones que en 1990 designaron a Mijail Gorbachov
como presidente de la Unión Soviética y a Boris Yeltsin como Presidente del Soviet Supremo de
la República de Rusia. El entonces flamante presidente ruso entró en competencia con
Gorbachov, cuestionó el poder central de la Unión y proclamó la soberanía rusa sobre las leyes
de la Unión de Repúblicas Soviéticas (URSS) terminando con más de setenta años de
socialismo real en Rusia y su “extranjero próximo”6.
Yeltsin cosechó amplias simpatías durante la perestroika por su oposición al Partido
Comunista y el éxito de su carrera política fue exigir mayores reformas. Y aunque el
referéndum realizado en nueve Repúblicas de la Unión Soviética el 17 de marzo de 1991
respaldó la necesidad de mantener la Unión (cuadro I), la estrategia de Yeltsin fue despertar el
nacionalismo ruso diluido durante décadas en la identidad soviética.
Cuadro I: Resultado del Referéndum del 17 de marzo de 1991.
Repúblicas Participación (%) A favor de Mantener la Unión
Soviética (%)
Rusia 75,4 71,3
Ucrania 83,5 70,2
Belarús 83,3 82,7
Uzbekistán 95,4 93,7
Kazajistán 88,2 94,1
Azerbaiyán 75,1 93,3
Kirguistán 92,9 94,6
Tayikistán 94,4 96,2
Turkmenistán 97,7 97,9 Anteriormente los países Bálticos realizaron un referéndum que resultó a favor de sus respectivas independencias, alcanzando en Lituania un 90%, Estonia un 78% y Letonia 74%. Mientras que las Repúblicas de Armenia, Georgia y Moldavia se abstuvieron de realizar un referéndum. Fuente: Marples David (2004) The Collapse of the Soviet Union, Harlow, en SABORIDO Jorge (2011) Rusia veinte años sin comunismo. De Gorbachov a Putin. Buenos Aires: Biblos. Pág. 64.
4 La Perestroika o “reestructuración” debe ser entendida como cambios en la producción basada en la Nueva
Política Económica de V. Lenin. 5 La Glasnot o “libertad de decir” era otorgada por el zar con objeto de permitir apoyo a sus políticas.
6 Extranjero Próximo es la denominación que recibieron las ex repúblicas soviéticas por parte de la diplomacia rusa.
5
De acuerdo a estos resultados, Gorbachov impulsó un acuerdo con las distintas Repúblicas
para crear una Unión de Estados Soviéticos Soberanos (UESS). Pero el golpe de Estado que se
produjo entre el 18 y el 21 de Agosto de 1991 por parte de los sectores más conservadores7
del Partido Comunista aisló a Gorbachov días antes de celebrar del tratado que renovaría la
Unión. En ese proceso de inestabilidad, Yeltsin se opuso al golpe liderando protestas en su
contra del Partido y el éxito de su convocatoria le mostró su fortaleza frente a la debilidad de
sus adversarios. Entonces, “el poder le cayó súbitamente en las manos”8. Mediante un decreto
Yeltsin prohibió al Partido Comunista en la Rusia y distintas Repúblicas Soviéticas se declararon
unilateralmente soberanas. De forma que la desintegración de la URSS pareció inminente.
En diciembre de 1991, Yeltsin junto con los dirigentes de Ucrania y Bielorrusia su
reunieron para crear la Comunidad de Estados Independientes (CEI), a la que se sumaron las
Repúblicas de Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguizistán, Moldavia, Tayikistán,
Turkmenistán y Uzbekistán. Las partes declararon que URSS había dejado de existir y en su
reemplazo actuaría la débil CEI. El 25 de diciembre Gorbachov tuvo que dimitir su cargo de
Presidente y Yeltsin terminó con más de setenta años del primer Estado socialista dejando
millones de rusos fuera de su país, sin certezas respecto a sus valores y su futuro.
En su búsqueda de poder, Yeltsin actuó con resolución para romper el sistema soviético y
llevar a cabo su transformación capitalista. Pero su efímera popularidad se modificó a lo largo
de sus presidencias. En junio de 1991 la elección de Yeltsin como presidente de la República
Socialista Federada Soviética de Rusia (RSFSR), que integraba la Unión Soviética, le otorgó una
cómoda victoria con un 57,3% de los votos9, pero cinco años más tarde le fue más difícil
revalidar su mandato y tuvo que recurrir a segunda vuelta (cuadro II).
Cuadro II: Resultados de las elecciones presidenciales de 16 de junio de 1996
Candidatos Presidenciales 1996 Porcentaje de Votos en Primera
Vuelta (%)
Porcentaje de votos en Segunda
Vuelta (%)
B. Yeltsin 35,28 54,4
G. Ziugánov (PCFR) 32,03 40,7
A. Lebed 14,52 -
G. Yablinsky (Yabloko) 7,34 -
V. Zhirinovsky (PDLR) 5,7 -
Votos en blanco - 5.9 PCFR Partido Comunista de la Federación Rusa – PLD Partido Liberal Democrático. Fuente: Shevtsova Lilia (1999) Yeltsin’s Russia. Myths and reality, Washington, en SABORIDO Jorge (2011) Op. Cit. Pág. 147.
7 En el golpe participó el Ministro de Defensa, el Ministro del Interior y el Director de la KGB. 8 SOLOVYOV y KLEPIKOVA (1992) Boris Yeltsin. Moscú págs. 9-10, en MEDVEDEV Roy (2004) “La Rusia post-
soviética”. Paidós: Barcelona. Pág. 20. Se refiere al golpe de Estado de Agosto, realizado a Mijail Gorbachov por el sector más conservador de la Unión Soviética. 9 Yeltsin logró imponerse al candidato oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) Nicolás Ryzhkov que sólo logró obtener un 16,8 % de los sufragios.
6
Para lograr su victoria en segunda vuelta en las elecciones de 1996 tuvo que recurrir al
apoyo del tercer candidato, el nacionalista Alejandro Lebed. No obstante, muchos votaron a su
favor para no elegir al líder del Partido Comunista, Guennady Ziugánov. Si en un principio
Yeltsin personificó la victoria sobre el comunismo, sus impopulares políticas ocasionaron una
drástica caída del nivel de vida.
En el plano político, Yeltsin logró mantenerse en el poder por la ilegalidad y la fuerza.
Derribó desde sus cimientos la Unión Soviética sin observar el mecanismo establecido por su
Constitución. Decidido a terminar con todo el legado jurídico de las débiles reformas
democráticas de Gorbachov, suspendió las actividades del Soviet Supremo y el Congreso de
Diputados del Pueblo, bombardeó el parlamento y reconstituyó nuevas instituciones a través
de una reforma constitucional a su medida.
En el plano económico, impuso el libre mercado como el único camino posible hacia la
real “democratización”. Sus reformas posibilitaron una corrupta privatización de la propiedad
estatal y la abrupta liberalización de precios generó un alto nivel de inflación que destrozó los
ahorros y los salarios reales provocaron el empobrecimiento de millones de rusos.
A mitad de su mandato la imagen del presidente estaba deteriorada, incapaz de llevar a
cabo políticas anticorrupción e imposibilitado de gobernar por su delicado estado de salud.
Durante sus presidencias Yeltsin sumergió al país en una fuerte crisis social, fue incapaz de
negociar con un parlamento opositor aunque sus poderes plebiscitarios le permitieron llevar
adelante sus reformas. Otra de sus políticas más criticadas, dentro y fuera de Rusia, fue el
manejo de la crisis en Chechenia.
Yeltsin no sólo había dejado de tener el apoyo popular con el que contaba durante la era
soviética, sino que también perdió la confianza de la oligarquía que acompañó sus reformas
mostrándolo cada vez más aislado. La crisis asiática y la falta de confianza de las instituciones
derivaron en la crisis económica rusa de 1998.
En el año 2000 y como resultado de una década de abruptas rupturas y transformaciones,
el PBI ruso representó el 63% del que tenía en 1990 y su PBI per cápita cayó de 13.646 a 9.086
dólares. Además, la esperanza de vida se redujo de 67,8 años en 1992 a 65,3 para el año 2000
y el Índice de Desarrollo Humano pasó de 0.81 en 1990 a 0,78 en el último año de Yeltsin. Esta
situación se reflejó en los altos índices de mortalidad y en la corta esperanza de vida
masculina, propia de sociedades en conflictos bélicos, dejando a Rusia en una importante crisis
demográfica. Todo ello erosionó su liderazgo.
7
El héroe del golpe de Agosto vio disminuido su apoyo, lo cual se reflejó en los magros
resultados obtenidos en las sucesivas elecciones de la Duma por los Partidos que lideraban sus
primeros ministros: tanto en el caso de Opción por Rusia, liderada por Yegor Gaidar (primer
ministro durante los primeros años de Yeltsin), como en el caso de Nuestra Casa es Rusia
liderado por el primer ministro Víctor Chernomyrdin. El Partido Comunista de la Federación de
Rusia (PCFR) lideró la oposición hasta la entrada en escena del partido Rusia Unida (RU), del
Coronel Vladimir Putin, que alcanzó el segundo puesto en las elecciones de 1999 (cuadro III).
Cuadro III: “Resultados de las elecciones de la Duma o Cámara Baja (1993-1999)”
Partido Porcentaje de Votos
(1993)
Porcentaje de Votos
(1995)
Porcentaje de Votos
(1999)
PDLR*1 22,92 11,4
Opción por Rusia*2
15,51 - -
PCFR*3
12,4 22,7 25
Nuestra Casa es Rusia
- 10,3 1
RU*5
- - 24
Otros Partidos*6 49,78 51,7 50
*1
El Partido Liberal Demócrata de Rusia liderado por Vladímir Zhirinovsky y creado en 1990, era el único partido opositor al Partido Comunista. *
2 El partido Opción por Rusia fue el partido reformista liberal liderado por Yegor
Gaydar. *
3 El Partido Comunista de la Federación de Rusia fue fundado en 1993 luego de estar prohibido por tres
años, heredero del Partido Comunista de la Unión Soviética y principal oposición a lo largo de los veinte años de la Rusia post-soviética; su principal líder es Guennady Ziugánov. *
5 Rusia Unida fue fundado el 1º de diciembre de
1999 y su líder es Vladimir Putin. *6 Otros Partidos incluyen el Partido Agrario, Mujeres de Rusia, Yabloko (Partido
Unido Democrático de Rusia), Rodina (Patria), entre otros. Fuente: Shevtsova Lila (1999) Op. Cit. y Shevtsova Lila (2007) Russia – Lost in Transition. The Yeltsin and Putin Legacies, Washington en SABORIDO Jorge (2011) Op. Cit. Pág. 133 y 144.
Como resultado de las elecciones para la Duma, el 16 de Agosto de 1999 se confirmó a
Putin como primer ministro. Su rápido acenso obedeció al hecho de que el presidente saliente
promovió a ministerios de seguridad buscando garantías de impunidad a sus excesos. Y en este
sentido, el primer Decreto de Putin fue otorgarle a Yeltsin inmunidad.
La sorpresiva llegada de Vladimir Putin
Como el presidente saliente no contribuiría a aumentar la popularidad de Putin, el 31 de
diciembre de 1999, Yeltsin decidió dimitir a su cargo y el primer ministro asumió como
presidente interino hasta que se celebran nuevas elecciones. Este sorpresivo adelanto de los
comicios presidenciales encontró a la oposición desorganizada.
Ya en el poder efectivo pero previo a las elecciones presidenciales, Putin tomó el control
sobre la Repúblicas del Cáucaso y reaccionó de forma decidida frente al ataque de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia por la situación de
Kosovo. Ello posibilitó un reencuentro de la política con el sentir nacional.
8
La segunda intervención en Chechenia, mostró a Putin pilotear un avión de combate y los
medios de comunicación realzaron la imagen joven y enérgica de Putin; frente a la cautelosa y
envejecida imagen del hasta entonces probable candidato presidencial, Yevgeny Primakov10,
contribuyendo e forma sorpresiva a su popularidad de cara a los comicios presidenciales
(gráfico I).
Fuente: Brown, Archie (2001) Contemporary Russians Politics. Nueva York: Oxford. Pág. 222.
La victoria de Putin en primera vuelta el 26 de marzo del 2000 significó el primer traspaso
de poder en Rusia sin derrocamiento, revolución o muerte de su antecesor (AVVV: Ulianova
2001: 70).
En su discurso de asunción el 7 de mayo de 2000, Putin sostuvo su intención de restaurar
el poder y el honor de Rusia. Para ello se planteó como objetivos reconstruir su poderío
político, económico y militar. De forma tal que el principal objetivo de Putin fue fortalecer el
Estado para revertir el proceso de descentralización e incoherencia institucional legada de su
antecesor. Y aunque la constitución de 1993 receptaba una estructura federal con amplios
poderes presidenciales, los gobiernos locales a menudo contradecían la legislación nacional, se
negaban a contribuir con impuestos, e incluso, ciertas repúblicas habían proclamado su
independencia.
En la búsqueda de restablecer la autoridad federal en el Estado, el principal desafío de
Putin como primer ministro fue hacer frente a los conflictos militares en Daguestán, Ingusetia y
10
Primakov se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia desde enero de 1996 a septiembre de 1998, cuando asumió el cargo de Presidente del Gobierno hasta marzo 1999. A pesar de contar con altos niveles de aprobación, Boris Yeltsin lo apartó del cargo a causa de su política anticorrupción.
9
Chechenia. Aunque el uso de la fuerza dio lugar al abuso de poder de las fuerzas de ocupación
y significó un deterioro de la calidad de vida y seguridad de las poblaciones del sudoeste ruso
(Shevtsova 2006: 81), a diferencia de la primera guerra de Chechenia, la segunda intervención
recibió un amplio respaldo en Rusia.
Ante la amenaza real del desmembramiento de la Federación Rusa, Putin subordinó las
elites locales a los poderes presidenciales. Entre sus medidas creó siete grandes regiones
(Okrugs) que coincidían con las divisiones logísticas del ejército, dirigidas por gobernadores
designados por el presidente. Asimismo, terminó con el doble status de gobernador-senador
que Yeltsin había otorgado a los ejecutivos locales para que apoyasen la constitución de 1993.
Putin devolvió el Consejo de la Federación a cargos electivos puramente legislativos, distintos
de los gobernadores.
Una tercera reforma fue una ley que eliminó la elección directa de los gobernadores o
presidentes de las repúblicas, siendo el presidente quien designa el candidato a las legislaturas
locales, modificó la ley de Partidos Políticos y elevó el umbral para participar en las elecciones.
En otro orden de cambios, Putin exigió a los gobernadores adecuar sus legislaciones a la
ley federal con la penalidad de ser removidos de su cargo. A cambio de esta reestructuración,
los gobernadores recibieron la posibilidad de un tercer mandato y las repúblicas, regiones o
territorios autónomos más significativos integrarían un órgano consultivo al presidente.
El amplio apoyo popular a Putin respondía al éxito alcanzado en materia de estabilidad. La
sociedad rusa vio con buen ánimo la continuidad, su dura política antiterrorista y su fuerte
voluntad de perseguir a los oligarcas opositores que se habían beneficiado de las reformas
llevadas a cabo durante los años de Yeltsin. A ello, debe agregarse el hecho de que su origen
como miembro de la KGB y su orgullo por el pasado soviético, presentes en el sentir nacional
ruso, le otorgaban cierto prestigio. A través de esa posición consiguió coaliciones en la Duma
contando con mayoría en el congreso. Y a diferencia de su antecesor, Putin logró imponer su
primer y segundo mandato sin necesidad de recurrir a una segunda vuelta en las elecciones
presidenciales (cuadro IV).
10
Cuadro IV: Resultado de las elecciones presidenciales de Rusia (2000 y 2004)
Candidatos Presidenciales
(2000)
Porcentaje de Votos
(2000)
Candidatos Presidenciales
(2004)
Porcentaje de Votos
(2004)
V. Putin (RU) 52,94 V. Putin (Rusia Unida) 71,31
G. Ziugánov (PCFR) 29,21 N. Kharitonov (PCFR) 13,69
G. Yavlinsky (Yabloko) 5,80 S. Glazyev (Rodina) 4,10
A. Tuleyev (Indep.) 3,84 I. Khakamada (Indep.) 3,84
V. Zhirinovsky (PDLR) 2,7 O. Malyshkin (PDLR) 2,2
Otros 5,51 Otros 4,8 Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Rusia_de_2004.
A lo largo de dos presidencias, todas las fuerzas políticas aceptaron las reglas de juego
impuestas por un Poder Ejecutivo fortalecido y Putin logró mayorías en la Asamblea Federal
que incrementaron su legitimación. Con su discurso nacionalista moderado Putin logró alinear
tanto a distintos partidos, como Rodina (Patria) o Rusia Justa en detrimento del tradicional
partido opositor, el Partido Comunista, que se mostró incapaz de “renovarse”.
En el plano económico, su mandato fue acompañado por una coyuntura internacional
favorable para Rusia por los altos precios del petróleo y la recuperación económica interna.
Después de la devaluación del rublo como consecuencia de la crisis rusa de 1998 se logró
controlar la inflación, aumentó la producción y se alcanzó el pleno empleo. En el decenio de
1999 a 2010 las exportaciones crecieron más de un trescientos por ciento, el PBI y el PBI por
habitante casi se duplicaron y el desempleo se redujo del 13% en 1999 al 6% en 2008.
Pero si la vida económica se encontró más estable, la actividad política también se
encontró más controlada. El régimen dejó subsistir una oposición moderada mientras dificultó
el surgimiento de nuevos partidos políticos o una opinión pública disidente. El régimen de
Putin se esforzó por el control de los principales medios de comunicación, limitando la libertad
de expresión y cualquier ataque al gobierno era considerado un ataque al Estado. El ascenso
de los servicios de inteligencia y el reforzamiento de las fuerzas de seguridad permitieron una
sistemática persecución de opositores al régimen. En este sentido, resultaron alarmantes los
asesinatos de los disidentes Anna Politkovskaia, Yuri Schekochijin o Alexander Litvinenko. Pero
si el presidente Putin afianzó aún más un régimen autoritario y personalista que Yeltsin, a
diferencia de su antecesor concluyó su mandato con una alta aceptación.
Entre los momentos más difíciles de Putin en el poder se encuentran aquel de agosto del
2000, cuando el submarino nuclear Kursk sufrió una explosión en el Océano Ártico y el pedido
tardío de ayuda internacional ocasionó la muerte de sus 118 tripulantes. Otra grave tragedia
fue la toma de rehenes por parte de terroristas en el teatro de Drubrovka en Moscú que dejó
302 muertos y más de 1.700 heridos y el ataque en el colegio de Beslán en Osetia del Norte
11
que terminó con la vida de 334 personas, entre ellos centenares de niños, y más de 800
heridos. Estas situaciones demostraron un líder insensible, similar a los diversos Secretarios
Generales de la era soviética.
La consecutiva presencia oficial en la Duma, le permitió reforzar el poder central del
presidente frente al poder legislativo y las autoridades regionales. El partido oficial “Rusia
Unida” triunfó en las sucesivas elecciones parlamentarias.
En diciembre de 2003 el presidente consiguió, por primera vez en la Rusia moderna,
contar con mayoría en la Duma y como resultado del apoyo a Putin como candidato a Primer
Ministro, Rusia Unida alcanzó una presencia hegemónica en diciembre en las elecciones del
2007, renovando esta posición para las elecciones legislativas en el 2011 (Cuadro V).
Cuadro V: Resultados electorales de la Duma (2003-2007)
Partido Porcentaje de Votos
(2003)
Porcentaje de Votos
(2007)
Porcentaje de Votos
(2011)
PDLR 11,45 8,14 12,45
PCFR
12,61 11,57 20,46
Rusia Justa* - 7,78 14,21
RU
37,57 64,30 52,88
Otros Partidos** 38,37 8,20 0 *Rusia Justa fue creada en Octubre del 2006 surgió de la unión de distintas organizaciones y partidos de Izquierda, su líder es el ex presidente del Consejo de la Federación (cámara alta del parlamento), Serguéi Mirónov. **Los Otros Partidos están integrados por Patriotas y Causa Justa; desde el 2003 Yabloko no tiene representación en el parlamento. Fuente: Wikipedia en http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_legislativas_de_Rusia_de_2007.
La periodista Anna Politkovskaya señala que Putin condujo al pueblo ruso a la apoteosis
(2004: 272). En este extraordinario contexto acrítico, el presidente Dimitri Medvedev fue
promovido personalmente por Putin como su sucesor, lo que le permitió alcanzar el 70% de los
votos en las elecciones presidenciales del 2008 y revalidar su tercer mandato en el 2012, que a
través de un reforma constitucional sancionada ese mismo año, lo habilitaba a ejercer la
presidencia por seis años con la posibilidad de ser reelecto (Cuadro VI).
Cuadro VI: Elecciones Presidenciales en Rusia (2008 y 2012)
Candidatos Presidenciales
(2008)
Porcentaje de Votos
(2008)
Candidatos Presidenciales
(2012)
Porcentaje de Votos
(2012)
D. Medvédev (RU) 70,28 V. Putin (RU) 63.60
G. Ziugánov (PCFR) 17,72 G. Ziugánov (PCFR) 29.21
V. Zhirinovski (PDLR) 9,34 M. Prójorov (Indep.) 7.98
A. Bogdánov (PD)* 1,29 V. Zhirinovski (PDLR) 6.22
Otros 1,37 S. Mironov (Rusia Justa) 3,86 *Partido Democrático. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_presidenciales_de_Rusia_de_2008.
12
El gobierno bicéfalo de Dimitri Medvédev
El candidato oficial Dimitri Medvédev compitió en las elecciones presidenciales con otros
dos candidatos conocidos y de los partidos más tradicionales en Rusia: Ziugánov y Zhirinovsky.
No obstante la victoria fue para el candidato sostenido por Putin, que obtuvo el 70 % de los
votos. La permanencia de Putin como primer ministro lo perpetúo en el poder, y el 8 de mayo
de 2008 la Duma lo ratificó como primer ministro con 392 votos a favor y sólo el PCFR, con 56
diputados, votó en contra.
Rusia convivió con el contraste de un férreo control de Putin en su interior y una imagen
más democrática y liberal de Medvedev hacia el exterior. En el plano externo esa doble política
permitió, como resultado de largas conversaciones, la firma del tratado START III y la
incorporación de Rusia a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por otra parte,
fortaleció el rol del primer ministro que controlaba el partido oficial Rusia Unida y la Duma.
Un primer ministro a la sombra del presidente debilitó la imagen tibia de Medvédev y
mostró que Putin no estaba dispuesto a dejar el poder. De forma que la idea de lograr una
política independiente por parte del presidente, parecía imprudente ya que lo dejaría aislado.
El perfil liberal de Medvédev pareció dar una señal de apertura del régimen y logró
consolidar su presencia en el Cáucaso tras una intervención en Georgia que había roto el
status quo de Osetia del Sur, repeliendo la agresión del presidente georgiano pro occidental
Mijaíl Saakashvilie y reconoció la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Por primera vez
desde la desintegración de la Unión Soviética, el gobierno ruso llevó una operación militar
fuera de sus fronteras. El conflicto duró cinco días, y los aliados de Georgia nada pudieron
hacer a la intervención rusa en su área de influencia o “extranjero próximo” ruso.
En el plano económico Medvédev tuvo que hacer frente a la crisis financiera mundial que
se inició en los países más desarrollados. Pero gracias a la bonanza de petróleo que consiguió
durante los años de Putin se creó un fondo de estabilización que permitió evitar que la crisis
golpeara fuertemente a la población y con ello evadir fuertes manifestaciones de descontento
social. El gobierno de Medvédev-Putin no permitió la quiebra de los bancos, y las entidades
financieras en dificultades fueron adquiridas por bancos estatales o controlados por el Estado.
Asimismo, se intervino en la Bolsa y se compraron las acciones de las principales empresas en
riesgo.
13
El 24 de Septiembre de 2011, Medvédev propuso a Putin como candidato a presidente de
la Federación de Rusia para las elecciones del 4 de marzo del 2012. En contraprestación al
favor, Dmitri ocuparía el cargo de Primer Ministro. De forma tal que los procedimientos
establecidos por la constitución fueron respetados y ante la “ciudadanía” rusa, no
acostumbrada a la alternancia de poder, el liderazgo carismático de Putin ganó legitimidad.
Si bien, la oposición más radical no lograba movilizar a las masas, después de las
elecciones parlamentarias de 2011 y de las elecciones presidenciales del 2012, miles de
personas salieron a las calles para denunciar un fraude electoral. El gobierno se limitó a tomar
una actitud hostil hacia estas protestas, deteniendo a sus líderes y cientos de manifestantes.
No obstante estas acciones civiles en contra del régimen, no existe actualmente una oposición
organizada capaz de mostrarse como una alternativa atractiva a Putin, quien continuará
desempeñando un rol preponderante en la Rusia moderna.
Conclusión
Quien ejerce el poder en una sociedad requiere contar con cierta legitimidad para no
basar su poder únicamente en la coerción. Max Weber estableció tres tipos puros de
legitimación de la dominación: el tradicional, el carismático y el legal-racional. Entre esos tres
tipos ideales, un régimen que basa su legitimación en la personalidad de un líder es el más
inestable. Ya que depende de la existencia o no de un sujeto extraordinario.
Dentro de estas categorías, podemos identificar a la autocracia zarista y al régimen
soviético como una mezcla de los tipos de legitimación “tradicional” y “carismática”. Y a pesar
del esfuerzo de Mijail Gorvachov por consolidar una legitimidad de tipo legal, esta no logró
arraigarse en el país “euroasiático” y Boris Yeltsin logró hacerse del poder buscando
legitimidad con sus atributos personales que atacaron el régimen soviético apelando a
sentimientos nacionales. Pero si la personalidad de Yeltsin contribuyó a desmantelar el súper
Estado soviético, a medida que se mostró en constante conflicto y su débil estado de salud
diluyó su legitimidad. De forma que se hizo evidente los problemas políticos, económicos y
sociales que terminaron con una fuerte crisis en los últimos años de su presidencia y hasta
tuvo que dejar el poder de forma anticipada a fin de asegurar una sucesión que le garantizara
su impunidad.
Luego de una década de rupturas e inestabilidades, Vladimir Putin logró restablecer la
precaria autoridad presidencial, legitimidad de tipo carismática. A diferencia de Yeltsin, Putin
evitó confrontaciones directas y escogió un sucesor que no sólo continuó su política y estuvo
14
subordinado a él, sino que en cierta forma reservó su lugar hasta que estuviera habilitado
constitucionalmente para ocuparlo otra vez.
Putin inició un proceso político que robusteció el Estado a través de su liderazgo
paternalista, ayudado por un discurso nacional que agrupó a diversos sectores sociales, le
posibilitó incrementar su legitimidad carismática y cumplir con sus objetivos de fortalecer el
rol de las fuerzas de seguridad, subordinar a los jefes regionales, perseguir sectores sublevados
e incrementar el prestigio internacional de Rusia. Pero el fuerte apoyo popular a Putin se basó
en la revalorización del pasado soviético, el retorno de la gestión estatal en sectores
estratégicos y su desconfianza hacia Occidente.
De esta forma, existe en Rusia un modelo de democracia plebiscitaria y una oposición
tutelada que utiliza la coerción para preservar el orden instituido. Durante el mandato de Putin
la “estabilidad política” se obtuvo restringiendo la participación de los partidos, controlando la
oposición, reforzando las estructuras de seguridad, revalorizando las fuerzas armadas y
promoviendo a funcionarios provenientes de la inteligencia.
A pesar de su hiperpresidencialismo que concentró el poder en la autoridad central y
subordinó a los demás órganos del Estado (poder legislativo y judicial), Rusia es, sin dudas, un
país más libre que siglos, e incluso que décadas atrás. Pero debe entenderse que la historia
rusa ha sido esencialmente autoritaria y muestra cierta continuidad con su pasado soviético y
autocrático. Y es que parece ser que este gigante país necesita de una autoridad central con un
férreo liderazgo carismático que amalgame su heterogénea población legitimando su accionar
a través de discursos de carácter nacional y mesiánico. Este recurso parece estar arraigado en
el ethos ruso desde tiempos de Iván el Terrible, y quienes no apelan a él son desplazados por
otros líderes capaces de desempeñar esta peculiar cualidad.
El desafío de Rusia consiste en buscar consolidar instituciones sin necesidad de apelar a
un líder carismático. El problema a recurrir a este tipo de legitimidad es que muestra cierta
inestabilidad en momentos en que este personaje de atributos extraordinarios no aparece en
escena, como sucedió en los tiempos de Nicolás II, Gorbachov o del desgastado Yeltsin. Su
única ventaja consiste en que cuando este tipo de liderazgo aparece en escena permite
engrandecer el poder ruso, como Pedro el Grande, Lenin o Putin. En este sentido, existe una
ruptura cuando el régimen ruso es incapaz de generar un líder carismático que lo sostenga y lo
cohesione. Por ello, una medida que le permita garantizar una mayor estabilidad en su sistema
político para que no dependa de una sola persona resulta sumamente necesaria y consolidar
una legitimidad de tipo legal-racional puede ser el camino y futuro de Rusia.
15
Bibliografía
AA.VV. (2001), Contemporary Russian Politics. Oxford, Oxford University. Brzezinski, Z. (1967), Ideología y poder en la política soviética. Buenos Aires, Paidós. Gorvachov, M. (1991), El Golpe de Agosto. Buenos Aires, Atlántida. Medvedev, R. (2004), La Rusia Post Soviética. Madrid, Paidós. PNUD (2011), Informe sobre el Desarrollo Humano 2010. Nueva York, Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo. Politkovskaya, A. (2005), La Rusia de Putin. Barcelona, Debate. Saborido, J. (2011), Rusia veinte años sin comunismo. De Gorvachov a Putin. Buenos Aires, Biblos. Service, R. (2005), Rusia, experimento con un pueblo. Madrid, Siglo XXI. Shevtsova, L. (2008), Rusia al final del gobierno de Putin: Un precario status quo. Política Exterior. Nº 121
Enero - Febrero. Pág. 43-158. Madrid, Política Exterior. Ulianova, O. (2003), Experiencias Populistas en Rusia. Revista de Ciencias Políticas. Volumen XXIII Nº 1,
Pág. 159-174. Santiago de Chile. Weber, M. (1995), Estado y Sociedad. México, Fondo de Cultura Económica. Zuvelzú, G. (2004), El liderazgo de Vladimir Putin. Criterio. Nº 2290. Rosario.