El Jinete Sin Cabeza

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    EI jinete sin cebeza, !Laleyenda de Sleepy Hollow 15

    P n elseno de una de esas ampliascaletas que recortan la cos-Oa oriental del Hudson, en ese extenso tramo del rio que losantiguos navegantes holandeses denominaron Tappan Zee,donde siempre tenian la prudencia de amainar velas e implorarla proteccion de San Nicolas para el cruce, hay un pequefiopueblo mercado, 0puerto rural, al que algunos llaman Greens-burgh, pero que es conocido mas general y correctamente conel nombre de Tarry Town, es decir "Ciudad Sin Apuro'". Noscuentan que este nombre se 1 0 dieron, en los viejos tiempos, lasamas de casa del distrito vecino, inspiradas en la arraigada cos-tumbre de susmaridos a demorarse en la taberna de la aldea losdias de mercado. Sea como sea, no puedo dar fe del date, as f

    ~ que me limito a consignarlo, en aras de la precision y la auten-J!!~ ticidad. No lejos de esta aldea, quizas a unas dos millas', hay un{l pequefio valle, 0mas bien lengua de tierra entre dos alturas, queij)~ es uno de los sitios mas tranquilos de todo el mundo. Lo atra-

    viesa un pequefio arroyo, con apenas el murmullo suficiente pa-ra inducir a la gente al reposo; y el ocasional silbido de una co-

    1 EI Hudson es un importante r io de l este de los Estados Unidos deAmerica que baja desde Canada y lIega hasta la ciudad de Nueva York.donde desemboca en el oceano Atlantico. Ala altura mencionada en eltexto, los navegantes pedian la protection de San Nicolas porque es elpatron de la navegacien.

    2 Lamilia se usa, en algunos paises, para medir distancias, y equivale a1609 metros.

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    dorniz 0 el martilleode un pajaro carpintero son casi los unicossonidos que quiebran la uniforme tranquilidad.

    Reeuerdo que de chico mi primera hazafia en la caza de ar~dillas tuvo lugar en el bosque de altos nogales que da sombra aun eostado de ese valle.M~ habia aventurado pOl' el al.medio-dia, la hora en que callan todas las criaturasdela naturaleza, yme sobresalt6 el rugidodemLpropia escopeta cuandoeLdispa-ro quebr6 el silenciosabaticoquenos rodeaba, ydespuessepro~long6 y reverber6eneeosimpacientes. Si algunavezyoneeesi-tara un sitio.de retirodonde.poderescapar del mundoysusdis-traeciones, y dedicar apadficas ensofiaciones eLrestodeunavi-da ya sin problemas, nose denada masprometedorqueestepe-quefio valle.

    Por la agrestequietuddeUugar,.yelearacterpeculiardesushabitantes; todos eUos.descendientes< de.los.colonosholandesesoriginales, este vallecito escondido ha sido conocido desde lar-go tiempoatras con e 1 nombrede Sleepy. .Hollo~esdecireL"va-lle adormecido" y a sus nisticos. habitantesse los llama losSleepy Hollow Boys3 en toda la regi6n circundante. Un halitede siesta y suefios parece flotar sobre la tierra, y colorear.la at-m6sfera. Hay quien dice que el sitio fue hechizadopor un me;dico aleman, durante los primeros tiempos del asentamiento;otros, que un viejo jefe indio, profeta 0 mago de su tribu, tuvosu tienda aqui antes de que la regi6n fuera deseubierta por Mas-ter Hendrick Hudson. Es cierto que el lugar sigue bajo el em-brujo de alguna influencia magica, que tiene en su . poder lamente de la buena gente que 1 0 habits, haciendo que vivan enuna continua ensofiacion, Son proclives a toda clase de ereen;cias rnaravillosasj estan sujetos a trancesyvisiones, y con fre-cuencia yen escenas extrafias y oyen musica y voces en el aire.Toda la region abunda en leyendas, sitios habitados por fantas-W 3 los j6venes del valle adormecido.

    E I j in e te s in c a be z a. La le y enda de S le e py Ho ll ow

    mas y superstieiones varias; sobre el valle eaen estrellas y me;teoritos con mas frecueneia que en cualquier otra parte del pais,y la pesadilla, con todos sus relatos, pareee haber hecho del lu-gar su eseenario favorito.

    Pero el espiritu principal que habita este sitio encantado, ypareee el Comandante en [efe de todos los poderes del aire, esun jinete sin cabeza. Algunos dicen que es el fantasma de unsoldado cuya eabeza fue arraneada por un cafionazo, en algunabatalla sin nombre durante la Guerra de la Independencia, ydesde entonees se 1 0 ve galopar, veloz como el viento, siempreen las tinieblas de la noche. Su campo de acci6n no se limita alvalle, sino que a veees se extiende a caminos adyacentes, y es-pecialmente ala vecindad de una iglesiaa no mucha distancia.De heche, algunos de los mas veraees historiadores de estas par-tes, que se han tornado el trabajo de reeopilar y revisar los da-tos coricemientes al espectro, argument an que el cadaver delsoldado fue enterrado en el eementerio de la iglesia, y que esdesde ah f de donde el fantasma sale a eabalgar, y va al terre nodonde tuvo lugar la batalla, en busea de su cabeza; la veloeidadcon la que a veees pasa por el valle, como un rayo de mediano-

    ~ che, se debe a que debe regresar al eementerio antes del alba.~ Tales son las lineas generales de esta superstici6n legenda-{j ria, que ha dado materia a muchas historias curiosas en esta re-lii.w gi6n tan apta para la fantasia, y el espeetro es eonocido en to-

    dos los hogares del pais con el nombre del [inete sin Cabeza deSleepy Hollow.Es notable que la propensi6n visionaria que he menciona-do no se haya limitado a los nativos del valle, sino que haya im-pregnado en forma inconsciente a todos los que han residido allf

    rc iNOJ.0'"v

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    4 Se refiere a la Union de los Estados norteamericanos que fue la basede los Estados Unidos. De 105 Estados de la zona est e, mas poblados ymodernizados, sal ian los hombres y las mujeres dispuestos a colonizarlas regiones mas lejanas y las tierras de frontera.

    por un tiempo. Por racionales y despiertos que fueran antes deentrar a esa regi6n del suefio, puede asegurarse que al pocotiempo de inhalar las influencias hechizantes de su atm6sferaempezaran a desarrollar la imaginaci6n, a sonar suerios, averapariciones.

    Hago el mayor elogio de este sitio pacffico, porque es en pe-quefios valles retirados como este, de poblaci6n holandesa, dis-persos aquf y alla en el gran Estado de Nueva York, donde lagente y sus costumbres se mantienen inmutables, mientras pasaa su lado el gran torrente de la inmigraci6n y el progreso, queesta causando cambios tan incesantes en otras partes de estepais inquieto. Son como esos pequefios remansos de agua quie-ta en los bordes de un arroyo rapido, donde podemos ver algasy burbujas inm6viles, indiferentes ala corriente vecina. Aunquehan pasado muchos afios desde que me marche de los somno-lientos boscajes de Sleepy Hollow, me pregunto sino encontra-re todavfa los mismos arboles y las mismas familias vegetandoen sus protegidos senos.

    En este rinc6n de la naturaleza vivia, en un periodo remo-to de la historia norte americana, es decir, hace unos treintaafios,un digno ciudadano de nombre Ichabod Crane, que habi-taba, 0, segun su propia expresi6n, "se quedaba", en Sleepy Ho-llow, con el fin de instruir a los nifios de la vecindad. Era nati-vo de Connecticut, un Estado que provee ala Uni6n no solo depioneros para la mente, sino para los bosques, y que enviaanualmente sus legiones de lefiadores y maestros rurales a lastronteras". El apellido Crane, que signiticat'ciguefia", tenia cier-ta aplicaci6n a su persona. Era alto, excesivamente flaco, conhombros estrechos, brazos y piemas largos, manos que colgaban

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    a una milia de lasmangas, pies que podrian haber servido de pa~las de nieve, y toda su estructura a punto de desarmarse. Teniala cabeza pequefia y achatada arriba, con enarmes orejas, gran-des ojos verdes vidriosos y una larga nariz en forma de reveren-cia, 1 0 que le daba el aspecto de una veleta, indicando en quedireccion soplaba el viento,alla en 10 alto del cuello delgado co-mo una aguja. Viendolocaminara zancadaspor 'el perfil de unacolina un di a ventoso, con las ropas embolsandose y flameandoa su alrededor, uno podrfahaberlo tornado por el fantasm a delhambre descendiendo a la Tierra, 0 par un espantapajaros es-capado de un sembradio.

    Su escuela era un edificio bajo de un solo cuarto, una toscaconstrucci6n de troncos, con las ventanas en partecerradas convidrio, en parte remendadas con hojas de viejos cuadernos. Enlas horas en que quedaba vacia, se la aseguraba con el ingenio-so recurso de atar un junco al picaporte, y poner estacas en lospostigos de las vent anas par ellado de afuera; de modo que aun-que un 1adr6n pudiera entrar con perfecta facilidad, quizas en-contraria algun problema para salir -idea probablemente to-mada par el arquitecto, YostVan Houten, del uso de una red pa-ra pescar anguilas-. Elemplazamiento de la escuela era un tan;to apartado, pero agradable, justo al pie de una colina boscosa,con un formidable abedul que le daba sombra y un arroyo co-rriendo cerca. E1murmullo bajo de las voces de los a1umnos,re-pitiendo a coro sus lecciones, podia oirse en los pesados dias deverano como el zumbido de una colmena: 10interrumpfa de vezen cuando la voz autorizada del maestro, en tono de amenaza uorden; y tambien, ocasionalmente, el sonido temible que emitiael azote cuando apuraba a algiin retrasado par el sendero flori-do del saber. Sea dicha la verdad, el maestro era un hombreconsciente de sus deberes, y siempre tenia presente la maximade oro: "Aharra azotes y malograras al chico". Los a1umnos deIchabod Crane no corrian peligro de echarse a perder.

    E I j in e te s in c ab e za . La le ye nda de S le e py Ho llow :nPero esto no quiere decir que fuera uno de esos crueles ti-

    ranos de escuela que gozan con el dolor de sus siibditos: por elcontrario, administraba justicia con discriminacion mas que conseveridad, alivianando la carga de los hombros del debil paraaumentar la que soportaba el fuerte. 1 nino que lloraba al me-ro contacto de la vara recibia un tratamiento de indulgencia:pero los reclamos de 1ajusticia se satisfadan infligiendo dobleparci6n a algun pequefio delincuente holandes obstinado y mal-hablado, que apretaba los dientes y levantaba la cabeza con so~berbia en el castigo. A esto el maestro 10llamaba "hacer su de-ber en nombre de los padres"; y nunca propinaba un castigo sinagregarle la aseveraci6n, tan consolataria para el nino, de que"10recordaria y se 10agradeceria durante el resto de su vida".

    Cuando terminaba la jornada escolar, se volvia compafierode juegos de los chicos mas grandes; y en las tardes de los diasferiados sacaba de paseo a algunos de los mas pequefios, que ca-sualmente tenian bonitas hermanas, 0 madres buenas cocineras,o casas afamadas par 10bien provisto de sus despensas. De he-cho, le convenia mantenerse en buenos terminos con sus alum-nos. Los ingresos provenientes de la escuela eran magros, y ape-

    ~ nas le habrian bastado para proveerlo del pan cotidiano, porque~ era de buen diente, y, aunque delgado, tenia los poderes de di-- f ! l lataci6n de una anaconda; pero para ayudar a su mantenimien-!o era, de acuerdo con la costumbre de aquellas regiones, aloja-

    do y alimentado en las casas de los granjeros a cuyos hijos ins-trufa. Con estos vivfa sucesivamente en turnos de una semana,haciendo la ronda del vecindario, y en las mudanzas llevaba to-das sus posesiones terrenales atadas en un pafiuelo de algodon .

    Para que todo esto no resultara demasiado costoso para losbolsillos de su rustica clientela, que tiende a considerar una pe-

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    m 5 Moneda ing le sa de poco valor .

    sada carga los gastos de escolaridad y a los maestros como me-ros zanganos, tenia diversos modos de volverse tanto util comoagradable. Colaboraba ocasionalmente con los granjeros en lastare as mas livianas de sus establecimientos, ayudaba a enfardarheno, arreglaba cercas, llevaba los caballos a beber , recogia lasvacas de sus pasturas, y cortaba lena para el fuego del invierno.Dejaba de lado, asimismo, toda la dominante dignidad y estiloabsolutista con que regia en su pequefio imperio, la escuela, y sevolvia maravillosamente cortes y accesible. Se ganaba la simpa-tia de las madres atendiendo a los nifios, en especial a los maschicos; y como el leon sanguinario, con quien antafio tan a gus-to se sentia el cordero, se sentaba con un chico en las rodillas,y 1 0 acunaba y hada cabalgar moviendo el pie durante horas.

    Sumadas a sus otras vocaciones, era el maestro de canto dela comunidad, y recogia muchos brillantes chelines' '; instruyen-do ala juventud en la armonia de la voz, No le causaba poca va-nidad, los domingos, tomar su lugar frente a la galena de la igle-sia, con un grupo de cantantes escogidos; donde, segun su pro-pio juicio, se ganaba absolutamente las palmas del parroco. Escierto que su voz resonaba muy por encima de la de todo el res-to de la congregacion; hay unos gorjeos peculiares que todaviapueden ofrse en aquella iglesia, y que inclusive pueden ofrse amedia mill a de distancia, desde ellado opuesto del estanque delmolino, en una manana calma de domingo, de los que se diceque son legitima descendencia de la nariz de Ichabod Crane.Asi, mediante divers as pequefias maniobras, con ingenio, el dig-no pedagogo la pasaba tolerablemente bien, y todos los que noentendfan nada de la labor intelectual pensaban que tenia unavida maravillosamente facil,

    El maestro es, en general, un hombre de alguna importan-cia en el drculo feme nino de una comunidad rural: se 1 0 consi-

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    dera una espeeie de personaje oeioso, de clase superior, de gus-to y modales inmensamente superiores a los de los rudos cam-pesinos, y apenas inferior en instruccion a.los parrocos. Su apa-ricion, en consecueneia, puede Uegar a ocasionar alguna peque-fia conmocion en la coeina de una granja, y el agregado de unplato de tortas odulces 0, inclusive, la exhibicion de una teterade plata. De ahi que nuestro hombre de letras fuera especial-mente agraeiado por las somisas de todas las damas campestres.Hablaba con elIas en el atrio de la iglesia los domingos, entre unservicio y otro; les obsequiaba racimos de uvas recogidos de losvif iedos salvajes que trepaban a los arboles; recitaba para su di-version todos los epitafios de las sepulturas; 0 las acompafiabaen sus caminatas por las riberas del 1ago vecino, mientras losvergonzosos patanes lugarefios se quedaban arras y le envidia-ban su e1egancia y desenvoltura superiores.

    Ademas, gracias a su vida a medias itinerante, era una es-pecie de gacetaviajera, y transportaba toda la cargade chismeslocales de casa en. casa, con 10 que su presencia siempre erabienvenida. Las mujeres 10 estimaban como hombre de granerudicion, porque habfa lefdo varios libros de cabo a rabo, y do-minaba perfectamente la H istoria d e la B ru jeria en N uev a In gla -terra, de Cotton Mather, texto en e1 cual, dicho sea de paso,crefa firme y vigorosamente.

    En realidad, este hombre era una curiosa mezcla de pequefiaastucia y simple credulidad. Su apetito por 10 maravilloso, y suspoderes para digerirlo, eran igua1mente extraordinarios; y ambosse habian incrementado con su residencia en esta region hechi-zada. No habfa cuento tan absurdo 0monstruoso que no pudieracreer. Con frecuencia, una vez que sus discfpulos se habfan mar-chado a casa por la tarde, se permitia el placer de recostarse en elrico lecho de hierbas que bordeaba e1pequefio arroyo que mur-muraba junto a la escuela, y releta alguno de los viejos cuentoshorrendos de Mather, hasta que las penumbras del crepiisculo

    volvian la pagina impresa una mera niebla ante sus ojos. Des-pues, cuando se encaminaba a traves de pantanos y arroyos y te-mibles bosques ala granja donde estaba alojado, cada sonido dela naturaleza, en esa hora de brujas, estremecfa su imaginacionexcitada: el gemido de los pajaros nocturnos en la ladera, el gri-to siniestro del sapo, anunciador de la tormenta, eillamado tris-te del buho, el roce subito de alas de pajaros asustados que as-cendian desde sus nidos por el follaje. Tambien las luciernagas,que brillaban mas en los sitios mas oscuros, 10 sobresaltaban aveces, cuando una de brillo especial cruzaba su camino; y si, porazar, uno de esos esnipidos grandes escarabajos voladores, en laconfusion de su vuelo, iba a chocar contra el, se creta a puntode morir, pensando que 10habia tocado la varita magica de unabruja. Su iinico recurso en tales ocasiones, ya para acallar elpensamiento 0 para expulsar a los malos espfritus, era cantarsalmos," y las buenas gentes deSleepv Hollow, sentadas a lapuerta de sus casas por la noche, solian sorprenderse al escucharlas melodicas alabanzas al Senor, en su entonacion nasal, flotan-do desde la colina lejana 0 desde la carretera polvorienta.

    Otra de sus fuentes de tremulo placer eran las 1argas vela-@ : das de invierno en compafiia de vieja s senoras holandesas que~ hilaban la rueca junto al fuego, con una hilera de manzanas tos-{l tandose y crujiendo en la chimenea, escuchando sus maravillo-s~ sos cuentos de fantasmas y duendes, y campos encantados, y~ arroyos encantados, y puentes encantados, y casas encantadas,j y especialmente del jinete sin cabeza, el Soldado Galopante del~ Valle, como 10llamaban a veces. 1a su vez las deleitaba con sus~ anecdotas de brujeria, y las escalofr iantes maldiciones y porten-: . tosas visiones y sonidos en el aire, que prevaledan en los viejos

    tiempos de Connecticut; y las asustaba con especulaciones so-bre cometas y estrellas fugaces; y con el hecho alarmante de queel mundo giraba en redondo, y que la mitad del tiempo todos es-taban cabeza abajo.

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    Pero si habia placer en todo esto, comodamente abrigado enel rincon junto a la chimenea en un cuarto inundado pOI el res-plandor rojizo de un buen fuego de lena, y donde, por supuesto,ningun espectro se atreveria jamas a mostrar la cara, 10pagabacaro con los terrores de susubsiguiente regreso a casa. No habiaforma 0 sombra amenazante que no le saliera al paso, en el res-plandor tenebroso y faritasmal de una noche de nieve. iCon quemirada ansiosa vigilaba cada hilo de luz que recorda los campossincultivo, desdealgunaventana distante! iCuantas veces 10pa-ralizoalgun arbusto cubiertode nieve que, como un espectro en-sabanado, se alzaba justo frente a ell lCuantas veces sintio quese Ie helaba 1asangre en las venas al sonido de sus propios pasosen la escarcha. y ternio mirar por sobre el hombro, por miedo aver una criatura extrafia caminando tras ell iY cuantas vecesuna rafaga de viento sop lando entre los arboles llevo su terrormas alIa de sus fuerzas, por la posibilidad de que esta fuera unade las nochesde correrias del Soldado Galopante!

    Pew todos estes eran meros terrores nocturnos, fantasmasde 1amente que se extravia en la oscuridad; y aunque habia vis-to muchos espectros en su epoca, y mas de una vez habia sidoacosado por Satan endiversas formas, en sus solitarias camina-tas, la luz del dfa ponia fin a todos estos males; y habna tenidouna vida agradable, pese al Demonio y todos sus empefios, si ensu camino no se hubiera cruzado un ser que causa mas perpleji-dad a los mortales que los fantasmas, los duendes, y toda la ra-za de brujas junta, es decir ... una mujer.

    Entre los disdpulos musicales que se reunian una noche porsemana, para recibir sus instrucciones, estaba Katrina Van Tas-sel, hija iinica y heredera de un rico granjero holandes. Era unafloreciente muchacha de dieciocho afios recien cumplidos; ro-lliza como una perdiz; jugosa y rosada como uno de los duraznosque cultivaba su padre, y universalmente elogiada no solo porsu belleza, sino por su potencial riqueza. Tenia, ademas, algo de

    coqueta, como podia verse en su vestido, que era una mezcla demodas antiguas y modernas, segun le conviniera a sus encantos.Llevaba unos pendientes de puro oro amarillo que su tatarabue-1ahabia traido del Saar, un tentador corpifio de otros tiempos yuna falda provocativamente corta, para exhibir el pie y el tobi-110mas bonitos de toda la region.

    Ichabod Crane tenia un corazon tierno y atolondrado; y anadie puede sorprender que un bocado tan tentador se hicieranotar a sus ojos, especialmente despues de haberla visitado ensu mansion paterna. El viejo Baltus Van Tassel era el retratoperfecto de un granjero prospero, satisfecho y de espiritu liberal.Es cierto que muy rara vez ponia los ojos 0 los pensamientos masalla de los limites de su propia granja; pew dentro de estos limi-tes todo estaba en su lugar, y el conjunto era tan dichoso comoacogedor. Su riqueza 10satisfada, pero no 10 envaneda; y masle importaba la generosa abundancia en la que vivia que la ele-gancia. La casa estaba situada en las riberas del Hudson, en unode esos rincones verdes, abrigados y fertiles en los que tanto lesgusta anidar a los granjeros holandeses. Un gran olmo extendiasus anchas ramas pOI encima; a sus pies burbujeaba un manan-itial del agua mas suave y dulce, en un pequefio pozo formado

    ~ con un barril, y despues se perdia entre la hierba, hacia un arro-{'l yo vecino, que murmuraba entre alisos y mimbres enanos. Cer-

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    en cuando las tromp as decerditos mamones que parecian que-rer oler el aire. Un majestuoso escuadron de gansos niveos na-daba en un estanque vecino, junto a flotas enteras de patos; re-gimientosde pavos soltaban sus gritos por todo el corral, y ga-llinas de Guinea daban vueltas, como amas de casa malhumo-radas, con sus cacareos descontentos. Delante de la puerta delgranero se contoneaba el gallo galante, ese modelo de marido,guerrero y caballero, sacudiendo las alas coloridas y cacareandoen el orgullo: y dicha de su corazon; a veces, rasgufiando la tie-rra Con las patas y, despues, llamando generosamente a su siem-pre hambrienta familia para disfrutar del rico bocado que habiadescubierto.

    Al pedagogo se Ie hacia agua la boca cuando contemplabaesta suntuosa promesa deinviernos de buencomer. En la visiondevorante de su mente se irnaginaba a cada. cerdo asado co-rriendo con relleno de papas en el vientre yuna manzana en laboca; las palomas erarirecostadasen uncomodo pastel, y arro-padas con una cubierta de masa hojaldrada; los gansos nadabanen su propia salsa; y los patos formaban de a dos en los platos,como amantes parejas conyugales, con una decente coberturade salsa de cebolla. En los grandes marranos vela talladas las f ir-turas fetasde tocino y de crocante jamon frito: a los pavos losvefa elegantemente dispuestos sobre una bandeja, con la molle-ja bajo el ala y quiza s un collar de sabrosas salchichas; y hasta alorgulloso galla 1 0 v el a tendido de espaldas, en un plato, con lasgarras levantadas, como si pidiera esa moneda que su espiritucaballeresco desdefio pedir mientras vivfa.

    Mientras el cautivado Ichabod se imaginaba todo esto, ymientras dejaba correr la mirada de sus grandes ojos verdes porlos herbosos prados de pastoreo, los ricos campos de trigo, decebada, de alforfon y de maiz, y los frutales cargados, que rodea-ban la calida morada de Van Tassel, su corazon se estremeciapor la damisela que heredaria estos dominios, y su imaginacion

    E I j in e te s in cabeza La le ye nda de S le ep y Ho I/ ow 19se expandia con la idea de 10 facil que sena transformar eso endinero, y el dinero invertirlo en inmensas extensiones de tierrasalvaje, y palacios con tejados en el desierto. Mas que eso, su la-boriosa fantasia ya realizaba sus esperanzas y le presentaba a lafloreciente Katrina, con toda una familia de nifios, montadosencima de una carreta cargada con enseres domesticos, conollas y pavas colgando atras; y el se vela montado en una yeguade paso tranquilo, con un potrillo a la zaga, emprendiendo ca-mino a Kentucky, Tennessee ... io solo Dios sabria adonde!"

    Cuando atraveso el umbral, la conquista de su corazon secompleto. Era una de esas casas rurales espaciosas, con techosaltos en pendiente suave, construidas en el estilo transmitidodesde los primeros colonos holandeses; los bajos aleros pro tee-tores formaban una galena a 10 largo del frente, que podia ce-rrarse cuando el clima era malo. De los aleros colgaban herra-mientasr arneses, distintos utensilios domesticos, y redes parapescar en el rio cercano. Para usar en verano habia largos ban-cos de madera fijados a las paredes; en un extremo, una gran

    ~ rueca, y una mantequera en el otro, mostraban los distintos usos1 ! que se le podia dar a esta importante gale r ia. De ahi, el maravi-j llado Ichabod entre al vestfbulo, que formaba el centro de la~ mansion, y el lugar de residencia habitual. Lo deslurnbro una~ coleccion de resplandecientes cacharros de pelrre", alineados~ sobre un largo aparador. En un rincon habta un enorme saco de

    lana, lista para ser hilada; en otro, una cantidad de pafio reciensalido del telar; mazorcas de mafz y sartas de manzanas y duraz-nos secos colgaban en alegres guirnaldas de las paredes, interca-ladas con el rojo chillon de los pimientos; y una puerta entorna-

    rt iNO J..0'"vC';;;OJ'Q J: .

    6 Kentucky y Tennessee son dos Estados ubicados en el centro de losEstados Unidos. Enla epoca en que transcurre la historia se considera-ba que eran regiones lejanas y de dificil acceso, 7 Aleacion de metales (cine. plomo y estaiio). utilizada antiguamentepara realizar objetos domesticos.

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    Wash ington I rv ingda permitia una vision del salon principal, donde sillas con pa-tas en forma de garras y mesas de caoba oscura briUaban comoespejos; un caballete de bronce, con sus palas y tenazas, r!f\lJ-giaD en el hogar; el estante de la chimenea estaba adorn ado conr~fsas naranjas y conchas marinas; sartas de huevos multicolo-res colgaban por encima; un gran huevo de avestruz estaba sus-pendido en el centro del cuarto, y un aparador de rincon, astu-tamente entreabierto, desplegaba inmensos tesoros de plata vie-ja y porcelana bien remendada.

    Desde el momenta en que lchabod puso los ojos sobre es-tas regiones de deleite, se termino la paz de su espfr itu, y su iini-ca preocupacion fue como ganarse el afecto de la impagable hi-ja de Van Tassel, Pero en esta empresa encontro mas dificulta-des reales de las que debia enfrentar antafio el caballero erran-te, que por 10 general no debia combatir mas que con gigantes,hechiceros, dragones feroces y otros adversarios igualmente fa-ciles, y apenas si tenia que abrirse paso a traves de rejas de hierroy bronce y muros de piedra del castillo donde estaba confinada ladama de su corazon; todo 10 cual se lograba con tanta faeilidadcomo se puede cortar hasta el centro un pastel; y despues de eso,la dama le concedia su mana como algo ya resuelto. Ichabod, porel contrario, tenia que abrirse camino hasta el corazon de una co-queta de campo, a traves de un laberinto de antojos y caprichos,que se renovaban continuamente como otros tantos obstaculos;y tenia que hacer frente a un ejercito de temibles adversarios decame y hueso, los numerosos admiradores nisticos que asediabancada entrada del corazon de la bella, manteniendo una rencoro-sa vigilancia entre ellos, pero dispuestos a unirse en la causa co-rmin contra cualquier competidor nuevo.

    Entre estos, el mas formidable era un corpulento y tonantevalenton de nombre Abraham 0, de acuerdo con la abreviaturaholandesa, Brom Vail Brunt, el heroe de las historias locales queresonaban con sus hazafias de fuerza y resistencia. Era de hom-

    EI j in e te s in cabeza. La le ye nda de S le ep y Ha l/ ow :nbros anchos y nudosas articulaciones, con pelo negro rizado cor-tado muy corto y un rostro tosco, pero no desagradable, en elque campeaba una mezcla de buen humor y arrogancia. Por sucuerpo herculeo y el gran vigor de sus mi:embros habra recibidoel apodo de Brom Bones ("Brom Huesos"), por el que era uni-versalmente conocido. Tenia fama de gran conocedor de caba-llos, y era tan buen jinete como un tartare. Nadie 10aventajabaen carreras y rifias de gal1os; y, en virtud del prestigio que siem-pre acompafia al vigor Hsico en la vida rural, era el arbitro de to-das las disputas, ocasiones en que se echaba de lado el sombre-ro y emitia sus veredictos con un aire y to no que no admitianquejas ni redamos. Siempre estaba dispuesto para una pelea 0una fiesta; en su conducta habia mas alboroto que maldad; ypor debajo de su imponente rudeza, corrfa un vigoroso torrentede humorismo infantil. Tenia tres 0 cuatro camaradas favorites,que 10censideraban su modelo, y al frente de los cua1es recorrfala region asistiendo a todas las peleas 0 fiestas que sucedieran amuchas millas a la redonda. En invierno se 10d istingufa por sul capote de piel, coronado por una larga cola de zorro; y cuando

    ~ los presentes en una reunion de veeinos divisaban este recono-2 : eible omamento a la distaneia, sacudiendose entre un grupo de~f5 jinetes lanzados a toda velocidad, se prep araban para una ruido-- g sa diversion. A veces, su banda podia oirse en una estampida de~ medianoche entre las granjas, con muchos gritos y risas, como

    una tropa de cosacos del Don''; y las senoras mayores, que sedespertaban sobresaltadas, escuchaban por un momenta hastaque el estrepito se alejaba, y se dedan: ''AUi va Brom Bones consus amigos". Los lugarefios 10 contemplaban con una mezcla detemor, admiracion y afecto; y cuando se enteraban de alguna pe-

    ~ lea 0 broma pesada en las inmediaciones, sacudian la cabeza y~ sabfan de antemano que Brom Bones habfa tenido algo que ver.i

    mNQ).Q

    ctJvC'ViQ)t.s

    @ W I 8 Soldados de origen ruso que se establecieron en las orillas del rio Don.

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    Wash ing ton I rv ing

    Este desalifiado heroe desde hada un tiempo habia elegidoa Katrina como objeto de sus rudas galanterias, y aunque susgestos de amor tenian algo de las muestras de afecto de un Gsa,se susurraba que ella no desalentaba del todo sus esperanzas. Locierto esque sus avances fueron sefiales que indicaron a los can-didatos rivales que les convenia retirarse de la competencia,pues nadie siente inclinacion a interponerse entre un leon y elobjeto de sus amores; y cuando, un domingo a la noche, se viosu caballo atado a la cerca de Van Tassel, signo indudable deque su jinete estaba cortejando, 0, como se deda, "galantean-do", adentro, todos los otros pretendientes siguieron de largo,sin hacerse mas esperanzas, y llevaron sus ardores a otros sitios.

    Tal era el formidable rival con el que Ichabod Crane teniaque competir, y tomando en cuenta todas las circunstancias, unhombre mas fornido que el se habria amilanado, y un hombremas prudente habna desesperado. Pero e 1 tenia una feliz mezclade adaptabilidad y perseverancia en su caracter; era en forma yespiritu como un mufieco tentempie: aunque se doblaba, nun-ca se quebraba; y aunque se inclinaba a la menor presion, en elmomenta mismo en que 10soltaban ... iarriba!, estaba tan ergui-do, y llevaba la cabeza tan altiva, como siempre.

    Iniciar una campafia abierta contra su rival habna sido unalocura; pues Brom Bones no era un hombre que soportara quese 10 contrariara en sus impulsos del corazon, como no 10fueaquel otro amante tormentoso, Aquiles". Pero Ichabod hizo susavances de un modo callado e insinuante. Con la excusa de sufuncion de maestro de canto, hizo frecuentes visitas ala granja;y no tenia nada que temer de la molesta interferencia de lospa-dres, que con tanta frecuencia es una valla en el camino de los

    9 Heroe de la mitologia griega que participa en la Guerra de Troya.EInal'rador se refiere a la calera que Ie hizo abandonar momentaneamentela lucha, cuando perdle a una de sus conquistas amorosas por las pre-tensiones de otro hombre.

    E I j in e te s in c a be z a. La leyenda de Sleepy HoI/ow 33

    enamorados. Balt Van Tassel era un alma indulgente; queria asu hija mas que a su pipa, y, como hombre razonable y padreejemplar, le daba el gusto en todo. Su excelente esposa, por suparte, tenia bastante quehacer con la administracion de la casay del corral; pues, como sabiamente observaba, patos y gansosson seres tontos, y hay que vigilarlos de cerca, pero las chicaspueden vigilarse a S 1 mismas. Asi, mientras la atareada sefiora seafanaba en la casa, 0 hada girar la rueca en un extrema de lagalena, el honesto Balt se sentaba a fumar su pipa de la tarde enel otro extremo, observando los logros de un pequefio guerrero'"de madera que, armado con una espada en cada mana, luchabavalientemente contra el viento en 10alto del granero. Mientrastanto, Ichabod llevaba adelante sus negocios con la hija a11adode la fuente, bajo el gran olmo, 0 dando una caminata en elere-piisculo, esa hora tan favorable a la elocuencia del amante.

    Confieso no saber como se hechiza y se gana el corazon delas mujeres. Para mi han sido siempre materia de intriga y admi-racion. Algunas parecen tener un solo punto vulnerable, 0puerta de acceso; mientras que otras tienen mil avenidas, y pue-den ser capturadas de mil modos diferentes. Es un gran triunfo

    ~ de la habilidad ganar a las primeras, pero una prueba mayor aun~ de estrategia es mantener el dominio de las segundas, porque{'l hay que combatir par la posesion en cada puerta y ventana. Elc~ que gana mil corazones corrientes tiene derecho a cierto re-

    nombre; pero el que mantiene su poder indiscutido sobre el co-razon de una coqueta, es realmente un heroe. POl'cierto que es-te no era el caso del temible Brom Bones; y desde el momentaen que Ichabod Crane hizo sus avances, las acciones del prime-ro evidentemente declinaron; su caballo ya no fue mas visto

    c tiNQJ..Cl'"vC.;;;

    lOSe ref iere a la veleta , en este caso con laforma de un guerrero, quese encuentra en el techo de algunas casas.

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    atado a la cerca los domingos a la noche, y empezo a crecer gra-dualmente una enemistad mortal entre el y el maestro de SleepyHollow.

    Brom, que tenia una dosis de ruda caballerosidad en su ca-racter, hubiera preferido llevar las cosas a un estado de guerradeclarada, y dejar claras sus respectivas intenciones para con ladama segun el sencillo estilo de los caballeros andantes de an-tafio, es decir, mediante un combate individual; pero Ichabodera demasiado consciente del poder superior de su adversariopara entrar en lucha con el; habia oido una jactancia de Bones,segun 1acua1 "doblana al maestro y 1 0 meteria en un estante desu propiaescuela"; y era demasiado prudente para darle la opor-tunidad de hacerlo. Habia algo irritante en esta obstinada acti-tud pacifista para Brom, quien no tuvo mas alternativa que re-currir a ~ur~sticosefitido del humor. Ichabod se volvi6 objetode unaseguidWade~r()ma~pesadas a cargo de Bones y su ban-da. Invadieronsu~doITliniosantestanserenos, ahumaron su au-la de canto tapando Ia chimenea, se metieron en la escuela a lanoche, pese a sus formidables defensas de juncos y estacas demadera,y pusietonfoda cabeza abajo, al punto que el pobremaestro ernP~Z6apehsarque todas las brujas de la regi6n ha-dan susreu~iones~nf. Pero lomas molesto fue que Brom no de-j6 pasar oportunidad de ponerlo en ridfculo en presencia de suamada, y adiestt6a un perro a gemir de la manera mas gracio-sa, y se 1 0 llevga Ichabod para que le diera clases de canto.

    Las cosassiguieron astpor un tiempo, sin producir ningunefecto material:sobrela situaci6n de las potencias enfrentadas.Una herITlosatarde de 'otofio, Ichabod, de humor pensativo, es-taba sentado en el alto .taburete desde el cual vigilaba usual-mente'todoslos procesos de su pequefio reino del saber. En lamana tenia lapalmeta, es~cetro de poder desp6tico; la vara dela justiciareposabasobre tres.clavos detras del trono, una cons-tante visionde-terror; para los "delincuentes"; yen el escritorio

    E I j in ete s in c ab ez a. La leyenda de Sleepy Hollow

    frente a el podian verse diversos artfculos de contrabando y ar-mas prohibidas detectadas sobre las personas de sus alumnos,tales como manzanas a medio comer, pistolas de juguete, peri-nolas, atrapamoscas y legiones de pequefios gallos de rifia de pa-pel en actitud rampante. Al parecer habia habido un severo ac-to de justicia muy reciente, porque sus alumnos estaban todosintensamente concentrados en sus libros, 0 susurrando entreenos con un ojo en el maestro; en el aula reinaba una especie dezumbante silencio. Fue subitamente interrumpido por la apari-ci6n de un negro con chaqueta y pantalon de remiendos, unfragmento de sombrero redondo, como 1agorra de Mercurio 11, Ymontado al Iomo de un potro hirsuto, sa1vaje, a medio domar,que maniobraba con una cuerda a modo. de riendas. Vino ha-ciendo ruido de cascos hasta la puerta misma, con una invita-ci6n para Ichabod a asistir a una fiesta 0 reuni6n con senorasque se realizaria esa noche en casa del caballero Van Tassel; yuna vez que hubo transmitido el mensaje, con ese aire de impor-tancia y ese vocabulario escogido propios de quien lleva mensa-

    ~ jes de este tipo, partie a la carrera saltando sobre el arroyo, y pu-~ do verselo subir por las 1aderas, pomposamente impuesto de la~ urgencia de su misi6n.-3 i~ A partir de ese momento, el resto de la jornada escolar{l transcurri6 en medio del apuro y la nerviosidad. Los alumnosa i~ debieron completar de prisa sus lecciones sin detenerse en de-

    talles; los mas agiles lograron saltearse impunemente la mitad, ylos lentos recibian una impaciente palmada de vez en cuando enel trasero para apurar su marcha, 0 bien se los ayudaba en unapalabra dificil. Los libros fueron hechos a un lado sin depositar-los en sus estantes, los tinteros se volcaron, los bancos se apila-ron, y toda la escuela se vaci6 una hora antes de 1 0 usual, esta-Hando en una legi6n de j6venes demonios que gritaban y co-

    ctiNQ.QttlU.~Q~.5

    W I 11 nlos de la mitologia romana asociado al comercio ya los viajes.Aveces, se 10 representa con un casco 0 gorro en Ia cabeza.

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    rrian por la hierba festejando su liberaci6n anticipada.El galante Ichabod paso al menos una media hora extra en

    su acicalamiento, cepillando su mejor , y en realidad iinico, tra-je de un negro arratonado, y peinando sus rizos ante un trozo deespejo rota que colgaba de la pared de la escuela. Para poder ha-cer su aparici6n ante su amada en el genuino estilo de un caba-llero, pidio prestado un caballo al granjero con el que estabaalojandose, un cole r ico holandes viejo de nombre Hans VanRipper, y asf montado parti6 como un caballero andante en bus-ca de aventuras. Pero aquf conviene que yo, en el genuino espi-ritu de la historia romantica, hag a una descripci6n del porte yatavio de mi heroe y su corcel. El animal que montaba era uncaballo de arado, muy manso, que habia sobrevivido a todo me-nos a su maldad. Era flaco y con los pelos parados, pescuezo deoveja y cabeza en forma de martillo; su crin y cola rojizas esta-ban enredadas y anudadas con abrojos; un ojo habia perdido lapupila, y era fijo y espectral, pero el otro tenia un resplandor demaldad autentica. Aunasi, en su epoca debio haber tenido fue-go y temple, si podemos juzgar por su nombre, que era Polvora.De hecho, habia sido un corcel favorito de su amo, el colericoVan Ripper, un jinete furioso que le habia imbuido, muy proba-blemente, algo de su propio espfritu al animal; pues, viejo yachacoso como se 1 0 veia, habia mas de demonio latente en elque en cualquier joven potranca de la regi6n.

    Ichabod era el digno jinete de ese caballo. Montaba con es-tribos cortos, 1 0 que llevaba sus rodillas casi a la altura del ex-tremo de la silla; los codos agudos iban hacia arras como los deuna langosta; llevaba la fusta perpendicular en la mano, comoun cetto, y cuandc su caballo trotaba, el movimiento de sus bra-zos no era muy diferente del batir de un par de alas. En la partesuperior de su nariz, pues no era otra cosa su escasa franja defrente, se apoyaba lin pequerio sombrero de lana, y los faldonesde su chaqueta negra se sacudian casi como la cola del caballo.

    E I j in et e s in c ab ez a. La le ye nda de S le ep y Ho ll ow 37Tal era el aspecto de Ichabod y su corcel cuando dejaron arrasla verja de Hans Van Ripper, y se trataba de una aparici6n de lasque rara vez pueden encontrarse ala luz del dfa.

    Era, como dije, un hermoso dta de otofio; el cielo estabaclaro y sereno, y la naturaleza llevaba ese traje dorado que siem-pre asociamos con la idea de la abundancia. Los bosques se ha-bian revestido de sus mas sobrios pardos y amarillos, mientrasque algunos arboles de los mas tiernos habian tomado bajo lasheladas brill antes matices del anaranjado, el morado y el rojoescarlata. Bandadas de patos salvajes empezaban a hacer suaparici6n en el aire, muy alto; el grufiido de la ardilla podia 011'-se desde las espesuras de hayas y nogales, y el silbido melanco-lico de la codorniz emergia a intervalos del campo vecino.

    Los pequefios pajaros se estaban dando sus banquetes dedespedida. En la hartura de sus festines, revoloteaban con gor-jeos de arbusto en arbusto y de arbol en arbol, caprichosos porla abundancia y variedad que los rodeaba. Estaba el honesto pe-tirrojo, presa favorita de los nifios cazadores, con su fuerte notaquejosa; y los ruidosos.mirlos que volaban en nubes negras, y elpajaro carpintero de alas doradas con su cresta carmesf, su an-icha gorguera negra y esplendido plumaje: y el pajaro del cedro

    ~ con sus alas de puntas rojas y cola de punta amarilla y su capi-ill ta espanola de plumas; y el grajo de copete, ese petimetre ruido-s~ so, con su alegre trajecito azul y ropa interior blanca, gritando y

    charlando, asintiendo y negando y llamando y simulando estar< Ii1 / en buenos terminos con todos los cantores del bosque.~ . Durante su lento trote, Ichabod, con la mirada siempreiatenta a todo sfntoma de abundancia culinaria, registraba con:. deleite los tesoros del otofio fecundo. Por todos lados contem-~ plaba vastas reservas de manzanas: algunas colgando en opresi-{ !j va opulencia de los arboles; algunas colmando cestas y barriles~ 1. I . ' l para e mercado; otras, en prometedoras pilas, destinadas a la elaboraci6n de sidra. Mas alla veia extensos campos de maiz,

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    con sus mazorcas doradas espiando de entre sus sabanas de ho-ja, y anticipando pasteles y budines: y los zapallos amarillos ten-didos a sus pies, mostrandole al sol sus vientres redondos y dan-do extensas perspectivas del mas lujoso de los pasteles; y aquipasaba por fragantes campos de alforfon 12, olorosos a colmena,y su mente se anticipaba acrujientes tostadas, bien enmanteca-das y cubiertas de miel 0 melaza, en la mano delicadamente mo-delada de Katrina Van Tassel.

    Alimentando de este modo su mente con muchos dukespensamientos y "azucaradas suposiciones", hizo el trayecto bor-deando una caderia de lomas que dominaban uno de los mas be-110spaisajes del poderoso Hudson. El Sol movia gradualmentesu gran disco hacia abajo y al Oeste. El amplio seno del TappanZee estaba inm6vil y cristalino, exceptuando aqui y alla unasuave ondulaci6n que reflejaba la sombra azul de las montafiasdistantes. Unas pocas nubes ambarinas flotaban en el cielo, sinun soplo de aire que las moviera. El horizonte tenia un hermo-so tinte dorado, que cambiaba poco a poco hacia un puro verdemanzana, y de este al azul oscuro del medio del cielo. Un rayosesgado se demoraba en las crestas boscosas de las barrancasque encerraban algunos tramos del rio, dando mayor profundi-dad al gris oscuro y violeta de sus paredes rocosas. Una chalupaholgazaneaba en la distancia, bajando lentamente con la co-rriente, la vela colgada imitil del mastil; y cuando los reflejos deldelo brillaban en el agua quieta, parecia como si la embarcad6nestuviera suspendida en el aire.

    Ya oscureda cuando Ichabod lleg6 a la fortaleza de los se-nores Van Tassel, que encontr6 colmada con la flor y nata de lavieja sodedad granjera de la zona, raza esbelta de rostros firmes,todos en sus chaquetas de pafio y calzones, medias azules, enor-mes zapatos y magnfficas hebillas de peltre. Sus mujeres, peque-W 12 Planta con cuya semi lla s e hace pan.

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    fias y movedizas, con cofias bien atadas en la cabeza, faldas decintura baja, enaguas de patio, con tijeras y alegres bolsillos dealgodon blanco colgando del costado. [ovenes de pechos gran-des, casi tan anticuadas como sus madres, salvo por un sombre-ro de paja, una linda cinta, 0quizas un vestido blanco, mostra-ban los sfntomas de las innovacioncs de la ciudad. Los hijos lu-cian chaquetas cortas de faldones cuadrados, con hileras de es-tupendos botones de bronce, y el pelo, en general, con la cole-ta a lamoda, especialmente sipodian procurarse una piel de an-guila para amarrarlo, elemento estimado en el pais como pode-roso nutriente y fortalecedor del cabello.Pero el heroe de la escena era Brom Bones, que habta acu-dido a la reunion en su caballo favorito, Daredevil", una cria-tura, igual que el , llena de brio y diabluras, y que nadie mas queel podia montar. Era notorio que preferta animales peligrosos,adictos a toda clase de trucos que mantenian al jinete en cons-tante riesgo,pues consideraha que un caballo razonable y biendomado era indigno de un hombre de su animo.

    De buena gana me detendre en la descripcion del mundode encantos que se abrio bajo la mirada arrebatada de mi heroecuando entre en la sala de la mansion Van Tassel. Nome refie-ro a losencantos de labandada de jovenes robustas, con su opu-lento despliegue de rojos y blancos, sino a los amplios encantosde una genuina mesa dete holandesa, en la rica epoca del oto-fio. iLa acumulacion de bandejas de tortas de distintas y casi in-descriptibles especies, que solo la experimentada cocinera ho-landesa puede distinguir! Estaba la rosca dura, el budin blando,y el bufiuelo crocante; masas dukes y amargas, masas de jengi-bre y de miel, y todo el resto de la familia de las masas. Y des-pues habfa pasteles de manzana, y pasteles de durazno, y paste-les de zapallo; ademas de rebanadas de jamon y carne ahuma-W I 13 En ingles, daredevil significa "atrevido", "valeroso".

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    da; y los tazones deliciosos de jalea de ciruela y durazno y peray membrillo; para no hablar del sabalo hervido y los pollos asa-dos; junto con boles de leche y crema, todo dispuesto, mas 0menos como 1 0 he venido mencionando, alrededor de la teteramaternal que enviaba hacia el techo sus nubes de vapor. iDiosbendiga la abundancia! Me falta aliento y tiempo para exponereste banquete como se 1 0 merece, y estoy demasiado apuradopor seguir adelante con mi historia. Felizmente, Ichabod Craneno estaba tan apurado como su historiador, as! que pudo hacermeticulosa justicia a cada golosina.

    Era una persona amable y agradecida, cuyo corazon se ilu-minaba a medida que su cuerpo se llenaba de buen alimento, ycuyo espfritu se elevaba con la masticacion, como el de otros seeleva con la bebida. Mientras comia no podia evitar que susgrandes ojos se desplazaran por todo 1 0 que 1 0 rodeaba, y calcu-laba con deleite la posibilidad de que algun dia el podia ser elduefio de todo ese escenario de casi inimaginable lujo y esplen-dor. Entonces, pensaba, como se apurarfa a darle la espalda a Ia

    s vieja escuela; como chasquearia los dedos en la cara de Hans. 2~ Van Ripper y todos sus demas mezquinos patrones, y como ex-~ pulsaria a puntapies a cualquier pedagogo itinerante que se a-~ treviera a tratarlo como a un colega..g :- ' I l El viejo Baltus Van Tassel se movia entre sus invitados conc:~ un rostro ensanchado por la satisfaccion y el contento, redondo.s y jovial como la Luna de las cosechas. Sus atenciones hospita-'"] larias eran breves, pero expresivas: se limitaban a un apreton de.~ manos, una palmada en el hombro, una risotada y una apre-

    miante invitacion a "acercarse y servirse".~: . Y ahora el sonido de la musica desde el salon llamaba al bai-~ le. El rmisico era un viejo negro de cabello gris, que habta sido~ la orquesta viajera del vecindario durante mas de medio siglo.I! !' l i i Su instrumento era tan viejo y desvencijado como el mismo.LaIII mayor parte del tiempo rascaba sabre dos 0 tres cuerdas, acom-

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    41 W a s h in g to n I rv in g E I ji ne te s in c a be za . La l ey enda de S le ep y Ho ll owpafiando cada movimiento del arco con uno de la cabeza; se in,clinaba casi hasta el suelo, y daba un resonante puntapie en elpiso cuando una nueva pareja entraba en la pista.

    Ichabod se envaneda de su calidad de bailarin tanto comode sus poderes vocales. Ni un miembro, ni un musculo de sucuerpo quedaba ocioso; y al ver su desarticulada Figura en ple-no movimiento girando: por el salon, uno habrfa pensado que elmismfsimo San Vito, ese venerado santo patron de la danza, sehabfa aparecido en persona ..Era la admiracion de los negros dela granja y de las granjas vecinas, de todas edades y tamafios,que habian acudido movidos por la curiosidad y ahora formabanpiramides de brill antes caras oscuras en cada puerta y ventana,mirando la escena con gran diversion: hadan girar sus ojosblancos y mostraban sonrientes hileras de marfil de oreja a ore'ja. Pero el verdugo de nifios traviesos , lpodia acaso no estar ani-mado y feliz? La dama de su cora zan era su compafiera de baile,y sonreia graciosamente en respuesta a las miradas amorosasque el le dirigfa; mientras Brom Bones, carcomido por el amory los celos, estaba sentado con gesto sombrio en un rincon.

    Cuando el baile termino, Ichabod se incorporo al circulo delos senores mas serios, quienes, encabezados pOIel viejo Van Tas,sel, estaban sentados en un extremo de la galena, charlando so-bre los viejos tiempos y contando largas historias sobre la guerra.

    Este vecindario, en la epoca de la que hablo, era uno deesos sitios altamente favorecidos que abundan en cronicas he,roicas y grandes hombres. El frente britanico y e 1 americana ha-bran pas ado por el durante la guerra; de ahi que hubiera sido es-cenario de las andanzas de refugiados, desertores y toda clase deaventureros de frontera. Apenas habia pasado el tiempo sufi-ciente para permitirle a cada narrador adornar su cuento con unpoco de ficcion sentadora, y, en 1 0 vago del recuerdo, volverse asf mismo e 1 heroe de cada hazafia.

    Estaba la historia de Doffue Martling, un gran holandes de

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    barba azul de tan negra, que habfa estado a punto de apoderar-se de una fragata britanica con un viejo canon de nueve librastomado de una trinchera, solo que el arma exploto a la sextadescarga. Y estaba el viejo caballero que quedara sin nombre, yaque era demasiado rico para ser mencionado livianamente, que,en la batalla de White Plains, siendo un excelente maestro deesgrima, desvio una bala de mosquete con un espadin: la sintioclaramente zumbar por la hoja y desviarse hacia la empufiadu-ra, en prueba de 10 cual estaba dispuesto en cualquier momen-to a mostrar la espada, con la empufiadura un tanto torcida.Habfa varios mas que habfan sido igualmente grandes en elcampo de batalla, todos ellos persuadidos de que su participa-cion personal habra sido una considerable ayuda para llevar laguerra a su feliz terminacion.

    Pero todo esto era nada comparado con los cuentos de fan-tasmas y aparecidos que seguian, El vecindario es rico en teso-ros legendarios de ese tipo. Cuentos y supersticiones localesprosperan mejor en esos rincones protegidos y tradicionales,mientras que son pisoteados por las masas moviles que formanla poblacion de la mayor parte de nuestro pais. Ademas, en lamayoria de nuestras ciudades no hay estimulo para los fantas-mas,pues apenas si han tenido tiempo de terminar su primerasiesta y empiezan a revolverse en el sepulcro, cuando ya susamigos sobrevivientes se han mudado a otra parte; asi quecuando salen de noche para hacer sus rondas, no les quedan co-nocidos a los cuales visitar. Este es, quizas, el motivo por el quesea tan raro oir hablar de fantasmas, salvo en nuestras mas an-tiguas e inmoviles comunidades holandesas.

    La causa inmediata, sin embargo, de la preponderancia delas historias sobrenaturales en estas partes era, sin duda alguna,la vecindad de Sleepy Hollow. Desde esa region hechizada so-plaba un contagio que se expandia por el aire mismo; se respi-raba una atmosfera de suefios y fantasias que infectaba toda la

    E I j in e te s in cabeza La l ey e nda de S le e py Ho llow

    Tierra. Varios vecinos de Sleepy Hollow estaban presentes en 10de Van Tassel, y, como siempre, estaban difundiendo sus locas ytantasticas leyendas. Se contaban muchos cuentos horribles so-bre cortejos funerales, y espantos y gemidos, oidos y vistos cer-ca del gran arbol donde capturaron al desdichado Mayor An-dre. Se hicieron varias menciones, asimismo, de la mujer deblanco, que se aparecfa en la canada oscura de Raven Rock", yera frecuente oirla chillar antes de una tormenta en las nochesde invierno, ya que habia muerto allf bajo la nieve. La parteprincipal de las historias, empero, versaba sobre el espectro fa-

    , vorito de Sleepy Hollow, el [inete Sin Cabeza, que tiltimamen-te habia sido ofdo varias veces, patrullando la region; y, se de-cia, todas las noches ataba su caballo entre las lapidas del ce-menterio de la iglesia.

    La ubicacion apartada de esta iglesia parece haberla hechosiempre un sitio favorito de espfritus perturbados. Se alza en unalorna, rode ada de algarrobos y majestuosos olmos, entre los cua-les sus de centes paredes encaladas resplandecen con modestia,como la pureza cristiana brillando a traves de las sombras. Unasuave ladera desciende de ella hasta una plateada lamina deigua, borde ada por altos arboles, entre los cuales pueden apre-ciarse vistas de las colinas azules del Hudson. Mirando su ce-~- g menterio cubierto de hierba alta, donde los rayos del sol pare-J cen dormir con tanta tranquilidad, uno pens aria que alli, al me-

    ~ nos, los muertos pueden descansar en paz. A un lado de la igle-il sia se extiende una ancha canada boscosa, a 10 l argo de la cual~ corre un ancho arroyo entre rocas angulares y troncos de arbo-' i les caidos. Sobre una parte profunda y oscura de 1acorriente, no:, lejos de 1a iglesia, se habia tendido antiguamente un puente de

    madera; e1 c amino que llevaba a el y el puente mismo estabanmuy sombre ados por los arboles, que 10dejaban en penumbras,

    u : : ;IIII~tiLU

    @ W 14 Esdecir. en un estrecho valle lIamado "Roea del cuervo"

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    inclusive en pleno dia; de noche, la tiniebla era temible. Peroese era uno de los sitios favoritos del Jinete sin Cabeza, y alli eradonde se 1 0 encontraba con mas frecuencia. Se contaba el cuen-to del viejo Brower, un hombre que no erda en fantasmas, y co-mo encontro al [inete al volver de su excursion por Sleepy Ho-llow, y como fue obligado a montar con eli como galoparon so-bre hierbas y matas, sobre colinas y pantanos, hasta que llega-ron al puente; y alli, el [inete, de pronto se transformo en un es-quele to , arrojo al viejo Brower al arroyo y salto por encima delas copas de los arboles con el ruido de un trueno.

    Esta historia fue inmediatamente superada por una aventu-ra tres veces mas maravillosa de Brom Bones, que en su calidadde habil jinete se permitia burlarse del Soldado Galopante. Afir-maba que una noche, volviendo de la aldea cercana de SingSing, habia sido sorprendido por este soldado de la medianoche;que le habia propuesto una carrera, apostando un bol de pon-che, premio que habna ganado, porque Daredevil estaba dejan-do arras con facilidad al caballo fantasma, salvo que en el mo-mento en que llegaban al puente de la iglesia, el Soldado esta-Ilo y se desvanecio en un relampago de fuego.

    Todos estos cuentos, contados en la voz baja y arrastradacon que los hombres hablan en la oscuridad, mientras la cara desus oyentes solo puede verse de vez en cuando al resplandor ca-sual de la pipa, calaron hondo en la mente de Ichabod. Los re-compenso con amplios extractos de su invalorable autor favori-to, Cotton Mather, y agrego muchos sucesos sobrenaturales quehabian tenido lugar en su nativo Estado de Connecticut, y vi-siones temibles que el mismo habfa visto en sus caminatas noc-turnas por Sleepy Hollow.

    - -La fiesta fue despoblandose, Los viejos granjeros reunfan asus familias en las carretas, y se los oia durante un rata traque-teando por los caminos del valle y las colin as distantes. Algunasde las damiselas montaban en la grupa detras de sus galanes, y

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    sus risas livianas, mezcladas con el martilleo de los cascos, reso-naban largamente en los bosques silenciosos, mas y mas debilesa medida que se alejaban, hasta apagarse ... Al fin, el escenariode tanto ruido y ajetreo quedo mudo y vacio. Ichabod se demo-ro hasta el final, de acuerdo con la costumbre de los campesinosenamorados, para tener un momenta a solas con la heredera;plenamente convencido de que ahora sf estaba en la recta finalal exito. Lo que sucedio en esta entrevista no pretendere con-tarlo, porque en realidad no 1 0 se. Pero me temo que algo debiode salir mal, porque el partie, despues de un intervale no muyprolong ado , con un aire completamente desolado y decaido.iOh, estas mujeres! iEstas mujeres! lSeria posible que esta chi-ca hubiera estado representando una comedia con sus trucos decoqueta? lSu estfrnulo al pobre pedagogo habria sido una meramaniobra para provocarle celos al otro, y asf asegurarse su con-quista? iSolo el cielo 1 0 sabe, no yo! Baste decir que Ichabod semarcho con el aire de quien ha estado saqueando un gallinero,y no el corazon de una bella dama. Sin mirar a derecha 0 iz-II quierda ni pres tar atencion a la riqueza rural que 1 0 rodeaba, en

    ! la que antes se habta erl1belesado tanto, fue directo al establo, y@ : con varios energicos pufietazos y puntapies desperto con toda~ d.g ; escortesia a su corcel del profundo suefio del que gozaba en{'l esos comodos aposentos, sofiando con montafias de maiz y ave-~~ na, y valles enteros de alfalfa y trebol.

    Era la hora exacta de las brujas, cuando Ichabod, apesa-~~.!!1brado y si~c.aido, inicio su viaje de regreso, siguiendOf; li-nea de las altas colinas que se alzan sobre Tarry Town, y que esatarde habia atravesado con tanta alegria. La hora era tan sOlll-SJJ~como 1 0 estaba el mismo. Alla ab-~j;, el Tappan Zee d~~ple-gaba su 9cura e indistinta extension, que interrumpia aqui yalla el illlQ mas til de una 12fg_\I~.fiaembarcacion que apenas sebalanceaba, anclada frente a tierra. En el silencio de la media-noche, podia inclusive ofr elladrido de los perros vigilantes en~~="._._>A~--'- '

    rr iNQJ..acouC.;;;QJt.s

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    la ribera opuesta del Hudson; pero le llegaba tan ~~.hily yggC)como para darle una idea de la distancia a la que se hallaba deestos ft~k? compafieros del hombre. Aqui y alla, tambien, elcanto cansino de un gallo, despertado por accidente, sonabamuy lejano, desde alguna granja perdida entre las colinas; en susofdos era como el sonido de un suefio. Cerca de el no tenia lu-gar ninguna sefial de vida, salvo, ocasionalmente, elmeli2-1Js::61i:-co chirrido de un grillo, 0 quizas el tafiido g J : l . ! , Y 1 . . 5 l 1 de un sapodesde un pantano cercano, como si durmi~l:a y depronto diem media vuelta en la cama.

    Todas las historias de fantasmas y duendes que habra oidodurante la velada volvieron a su memoria. La noche se hadamas y mas oscura; las estrellasparedan hundirse mas illQ\llldoen el cielo, y nubes a la deriva las ocultaban'"por momentos.Nunca se habra sentido tan .~QIQ.y g~sdkhado. Ademas, se esta-ba acercando al sitio exacto que habia servido de escenario atantas historias de fantasmas. En el centro del camino se alzabaun arbol, que superaba como un ~ g _ i g _ s t U ~ ,a todos losotros arboles vecinos y formaba una especie de moj6n. Sus ra-mas eran ,!~!91;,idas antastkas, tan g~'~t como para sertroncos de arboles comunes, y se extendian casi hasta tocar tie-rra, para despues volver a subir. El arbol estaba relacionado conla tL~gLC::.(l.istoria del desdichado Andre, que habta sido torna-2 9 prisionero cerca de el; y se 1 0 conoda universalmente como"el arbol del Mayor Andre'. La gente del 9.mliu 1 0 contempla-ba con una mezcla de respeto y supersticion; en parte, por sim-patfa hacia el destino del desventurado militar y,en parte, porlos cuentos dee1C1I.afiasisiones y lugubres gemidos que emana-ban de el.

    A medida que Ichabod se acercaba a este t~11lihl~arbol,empezo a silbar: crey6 que alguien respondia a s~'silbido, perono era mas que una rafaga de brisa pasando entre las ramas se-~~Al acercarse un poco mas, crey6 ver algo Q@gso,colgando

    E I j in ete s in c ab ez a. La leyenda de Sleepy Hollow 49

    en medio del arbol, se detuvo, y dej6 de silbar; pero, al mirarcon mas atenci6n, vio que era un sitio donde el arbol habia si-do herido por un rayo, y habia dejado visible la madera blanca.De pronto, oy6 un grufiido. Los dientes le castafietearon y lasrodillas temb1aron contra la silla; pero no habia sido mas que elroce de una ,enorme rama contra otra, balanceandose en la bri-sa. Pas6 el arbol sin mas problemas, pero nuevos peligros 10es-peraban adelante.

    A unos doscientos metros del arbol, un pequefio arroyocruzaba el camino, y se perdia en un baig.pantanoso y densa-mente arbolado, conocido con el nombre de Pantano de Willey.Unos pocos troncos tendidos lado a lado servian de puente so-bre este arroyo. Dellado del camino donde el arroyo entraba albosque, un grupo de rQ.h.l~~ ~ S ! & . t q . f t Q S 1 . ~ . Q . t : Q 5 l : g Q ~con una pro-fusi6n de vides silyestres, creaba una tiniebla cavernosa. Pasareste puente era ~n~-p~~~badifi~il:.En este mismfsimo punto fuecapturado el desdichado And;i~ y detras de estos castafios y vi-des se habian escondido los robustos campesinos que 1 0 sorpren-dieron. Desde entonces se 1 0 habia considerado un arroyo en-cantado, y no habra escolar que tuviera que cruzarlo de regreso

    5 : a su casa al atardecer que no sintiera temor.~~ Al acercarse al arroyo, el coraz6n le empez6 a golpear den-{' 5 tro del pecho; pero reuni6 todo su valor, le dio a su caballo me-!dia docena de puntapies en las costillas, e intent6 atravesar el

    puente con cierta velocidad; en lugar de lanzarse hacia adelan-te, el r~e.:.ryJ~.LS..QY3nonimal hizo un movimiento lateral y sepego a la cerca. Ichabod, cuyos miedos eredan con la demora,tir6 de las riendas para el otro lado, y se ayud6 con puntapies:t: . fue todo en vano; su corcel aceler6, escierto, pero solopara pre-cipitarse en el otro lado del camino, en medio de una espesurade zarzasy arbustos de alisos. El maestro descarg6 fusta y talo-nes contra las costillas del viejo Polvora, que se lanz6 hacia ade-lante, resoplando y roncando, pero se detuvo antes del puente,

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    de modo tan brusco quefalt6 poco para que enviara al jinetevolando por encima de su cabeza. En este preciso momento, unchapoteo al costado del puente fue percibido por el oido sensi-l2m?!QQe Ichabod. En la sombra oscura del follaje, sobre la ori-lla del arroyo, vio algo enorme, ddQIIDs=-Y ~IguidQ.No se movfa,pero pareda acechar en la tiniebla, como un monstruo gigantes-~Qdispuesto a saltar sobre el viajero.El terror le eriz6 los pelos de la cabeza al aterrorizado peda-gogo. lQue hacer? Era demasiado tarde para dar media vuelta yhuir; y,ademas, lque posibilidad habia de escapar de un fantas-ma 0 un duende que podia volar en las alas del viento? Reu-niendo, entonces, todo suvalor, 0 la apariencia de este, pregun-t6 con acento estent6reo: "lQuien es usted?" No recibio res-puesta. Repiti6 la pregunta con voz aun mas ~git?~ Volvi6 ano haber respuesta. Una vez mas golpe6 los costados del ig:tLe-4jbie Polvora, y,cerrando los ojos, estall6 con involuntario fer-vor en el canto de un salmo", En es e momento, el sombno ob-jeto de alarma se puso en movimiento, y con un impulso y uncorcovo lleg6 de inmediato al camino. Aunque la noche era os-cura y lugubre",la forma del ser desconocido podia divisarse aho-ra, en cierta medida. Pareda ser un jinete deg!!ndes dimensio-nes, mont ado en un caballo 11~grOde poderosa contextura. Nohizo gesto ni de ataque ni de amistad, sino que se mantuvo a unlado del camino, trotando a la par y dellado ciego del viejo P61-vora, que ahora habia superado su inmovilidad.

    Ichabod, que no sentfa ninguna confianza hacia este extra-no compafiero de medianoche, y recordaba la aventura de BromBones con el[inete Galopante, apresur6 a su cabalgadura con laesperanza de dejarlo arras. Pero el de:~LC.QnQcidopur6 su caballoal mismo paso. Ichabod tir6 de las riendas y disminuy6 la mar-cha al paso, pensando en dejarlo adelantarse ... El otro hizo 1 0W 15 Canto religioso.

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    mismo. E1coraz6n empez6 a contraersele dentro del pecho; tra-t6 de reiniciar el salmo, pero tenia la 1engua 2 _ ~ . e pegada a1pa-ladar, y no pudo emitir una sola nota. Habia algo en el obstina-do y sombrfo silencio de este pertinaz acompafiante que era mis-t~.r:i.Qsoy a te rr ador . .Pronto hubo una temible explicaci6n paraes e silencio. Al subir una ladera, y dibujarse contra el cielo la si-lueta de su compafiero de viaje, gigantesco de altura y envueltoen una capa, Ichabod qued6 horrorizado al percibir que earedade cabeza. Pero su horror Ueg6al limite al observar que 1acabe-za, que deberfa haber descansado sobre sus hombros, era trans-portada delante, sobre el pomo de la silla. Su terror ascendi6 adesesperacion: descarg6 una lluvia de pufietazos y puntapies so-bre Polvora, con 1aesperanza de que un movimiento subito sir-viera para dejar arras a su acompafiante; pero el espectro se lepuso a la par a1galope. Y alli fueron los dos, disparados, haciendo sal tar piedras y chispas a cada salto. Las ropas de Ichabodtremolaban en el aire, mientras el estiraba su largo cuerpo flacosobre 1acabeza del caballo, en la ansiedad de 1ahuida.

    5: Ya habfan llegado al tramo del camino que tuerce haciat Sleepy Hollow, pero Polvora, que pareda poseido por un demo-~ nio, en lugar de seguir adelante dio la vuelta, y se precipit6 ha-~ cia la izquierda, ladera abajo. Este camino haee unos cuatro-i' 51 !l cientos metros a traves de una depresion arenosa sombreada!por arboles, hasta cruzar el puente famoso en la historia del fan-

    tasma; y al otro lado del puente se alza la loma donde esta laiglesia.

    El panico de su corcel le habfa dado a su torpe jinete unaaparente ventaja en la carrera, pero no habia llegado a la mitaddel trayecto cuando las correas de la silla cedieron, y sintio queesta se deslizaba bajo su cuerpo. La tom6 por el pomo y trat6 demantenerla firme, pero fue en vano; y apenas si tuvo tiempo desalvarse abrazando al viejo Polvora por el cuello, cuando la sillacay6 a tierra, y oy6 c;;;~ la pisoteaban los cascos de su perse-

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    guidor. Por un memento Ie pas6 por la mente la ira de Hans VanRipper, porque se trataba de su silla de domingo; pero no eramomento de temores mezquinos; el fantasma ya 1 0 tenia al al-cance de la mano; y el (iculpa de su torpeza como jinetel) teniaque concentrarse en mantenerse en ellomo de su caballo; a ve-ces se deslizaba hacia un lado, a veces hacia otro, y a veces sal-taba en el alto risco de las vertebras del animal con una violen-cia que le hada temer que fuera a partirse por la mitad.

    Un claro en losarboles renov6 su esperanza de que el puen-te de la Iglesia estuviera cerca. El tremulo reflejo de una estre-lla de plata en el sene del arroyo le indic6 que no estaba equi-vocado. Violos muros de la Iglesia resplandeciendo oscuramen-te bajo los arboles al otro lado. Record6el sitio donde e 1 com-petidor. fantasma de Brom Bones habra desaparecido. "Si puedollegar a ese puente", pens6 Ichabod, "estoy salvado". En ese mo-mento oy6 la respiraci6n del corcel ~grSl a su espalda: inclusocrey6 sentir el calor de su aliento. Otro talonazo convulsivo enlas costillas, y el viejo P6lvora se meti6 en el puente; hizo reso-nar los tablones, lleg6 allado opuesto; y entonces Ichabod echouna mirada arras para ver si su perseguidor se desvaneda, deacuerdo con las reglas, en un relampago de fuego y azufre. Perovia al fantasma alzarse sobre los estribos, y 1 0 vio, en ese preci-so momento, lanzarle su cabeza. Ichabod trat6 de esquivar elhorrendo proyectil , pero era tarde. Hizo impacto contra su era-neo con un tremendo estrepito, y 1 0 arroj6 a tierra, desde don-de sinti6 c6mo Polvora, el corcel negro y el jinete fantasma pa-saban de largo como un torbellino.

    A la manana siguiente, el viejo caballo fue hallado sin su si-lla, y con las riendas colgando a sus pies, pastando tranquil a-mente frente a la verja de su duefio. Ichabod no hizo su apari-ci6n en el desayuno; lleg6 la hora del almuerzo, pero no lleg6Ichabod. Los nifios se reunieron en la escuela, y al hallarla ce-rrada se entretuvieron paseando por la orilla del arroyo; el

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    maestro no aparecio. Hans Van Ripper empezo a sentir algunainquietud por la suerte del pobre lchabod, y por la de su silla. Sepuso en marcha una busqueda, y tras diligentes investigacioneshallaron sus huellas. En una parte del camino que llevaba a laIglesia fue hallada la silla pisoteada en tierra; las huellas de loscascos eran profundas, 1 0 que evidenciaba una velocidad furio-sa; se las siguio hasta el puente, al otro lado del cual, en la ribe-ra de una parte ancha de la corriente, donde el agua es profun-da y oscura, fue hallado el sombrero del desdichado Ichabod, ycerca de el un zapallo destrozado.

    Se dragri el arroyo, pero el cuerpo del maestro no fue halla-do. Hans Van Ripper, como ejecutor testamentario, examine elatado que con tenia todas sus propiedades terrenales. Consistianestas de dos camisas y media; dos cuellos; un par 0 dos de me-dias en mal estado; un viejo juego de ropa interior de abrigo;una navaja herrumbrada; un libro de melodias de salmos llenode sefialadores; y un diapason" roto. En cuanto a los libros ymuebles de la escuela, pertenedan a la comunidad, salvo la His-toria de la Brujerfa, de Cotton Mather, un Almanaque de Nue-va Inglaterra, y un libro de claves de suefios y profedas; entrelas paginas de este ultimo se hallo una hoja de papel muy tacha-da y con manchones en diversos intentos infructuosos de redac-tar versos en honor de la heredera de Van Tassel. Estos librosmagicos y el borrador poetico fueron inmediatamente entrega-dos a las llamas par Hans Van Ripper, quien desde ese momen-to decidio no mandar mas a sus hijos a ninguna escuela, obser-vando que de este conocimiento de la lectura y la escritura nun-ca habta salido, que el supiera, nada bueno. En cuanto al dine-ro que poseyera el maestro (y habia recibido su paga semanalapenas un dfa 0dos antes)' debio de llevarlo encima en el mo-mento de su desaparicion.W 16 Instrumento hecho con una varil la en forma de U, que al sonar pro-duce un tono determinado.

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    El misterioso suceso provoco much as especulaciones en laIglesia el domingo siguiente. Varios grupos de curiosos y chismo-sos se reunieron en el cementerio, en el puente, y en el sitiodonde habian sido hallados el sombrero y el zapallo. Se recorda-ron las historias de Brouwer, de Bones, y much as otras, y se lascompararon con los sintomas del caso actual; al fin, sacudiendolas cabezas, llegaban a la conclusion de que Ichabod habia sidoraptado por el Soldado Galopante. Como era soltero, y no de-bia nada a nadie, nadie se preocupo mas por eli la escuela fuetrasladada a otro sitio del valle, y otro maestro vino a reinar enlugar del ausente.

    Es cierto que un viejo granjero, que estuvo de visita enNueva York varios afios despues, y que llevo a esta ciudad el re-lato de la aventura sobrenatural, trajo de vuelta el dato de queIchabod Crane seguia vivo; que habia dejado la region en partepor miedo al fantasma y a Hans Van Ripper, y en parte por lamortif icacion de haber sido intempestivamente rechazado porla heredera; que habia cambiado su domicilio a una parte dis-tante del pais; habra seguido ensenando y habia estudiado leyesal mismo tiempo; habfa recibido el titulo de abogado; se habialhecho politico: habia sido electo; habia escrito para los periodi-

    ~, cos; y al fin habfa sido elegido juez de una corte civil. Tambien{;{g se nota que Brom Bones, quien poco despues de la desaparicion], de su rival condujoal altar a la rozagante Katrina, parecia ocul-

    tar algiin conocimiento cada vez que se contaba la historia deIchabod, y siempre estallaba en una vigorosa carcajada ante lamencion del zapallo; 1 0 que llevo a algunos a sospechar que sa-bia mas del asunto de 1 0 que queria decir.t:, No obstante, las viejas senoras, que son los mejores juecesen estas cuestiones, mantienen hasta hoy que Ichabod fue se-cuestrado por medios sobrenaturales; y su hazafia constituyeuna historia favorita en la zona, alrededor de los fuegos de in-vierno. El puente se volvio mas que nunc a objeto de un terror

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    56 Wash ing ton I rv ingsupersticioso; y estapuedeser la razon por la que se altere el tra-zado del camino afios mas tarde, de modo de llegar a la iglesiabordeando el arroyo. La escuela abandonada no tarde en vol-verse una ruina, y se deda que la habitaba el fantasma del in-fortunado maestro, y los campesinos que araban esos campos,volviendo lentamente a casa en los atardeceres de verano, amenudo habian ofdo su voz a la distancia, cantando un salmomelancolico sobre las tranquilas soledades de Sleepy Hollow.

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    PcsdataHo ll od o e n tr e l os p o pe le s mo n us c ri to s

    d e l s e no r K n ic k erb oc ker

    I cuento anterior ha sido transmitido casi en las mismas pa-labras en que 1 0 of contar en una reunion de la Corporacion

    de la vieja ciudad de Mangattoes, en la que estaban presentesmuchos de sus ciudadanos mas sabios y mas ilustres. El narradorera un caballero entrado en afios, simpatico y desalifiado, conropa raida y una sonrisa triste en el rostro: caballero cuyos no-torios esfuerzos por hacerse agradable me provocaron fuertessospechas de que fuera pobre. Una vez concluida su historia,hubo muchas risas y aprobacion, en especial por parte de dos 0tres concejales, que habian dormido a 1 0 largo de la mayor par-te del relato. Hubo, sin embargo, un viejo caballero alto y de ai-re seco, con cejas colgantes, que mantuvo todo el tiempo ungesto grave y hasta un tanto severo, y de vez en cuando cruza-j ba los brazos, inclinaba la cabeza y miraba el piso como si revol-

    ~ viera una dud a en su cabeza. Era uno de esos hombres precavi-- g dos, que nunc a se den, sino con buenos motivos, es decir, cuan-~ do tienen la razon y la ley de su lado. Cuando la hilaridad del

    resto de la compafiia hubo cesado y se restauro el silencio, estecaballero apoyo un coda en el brazo del sillon, y poniendo elotro en jarras, pregunto -con un ligero, pero extremadamentecauto movimiento de la cabeza y una contraccion del entrece-jo- cual era la moraleja de la historia y que probaba al final.

    E l narrador, que en ese momenta se llevaba un vasa de vi-no a los labios para recuperarse del esfuerzo, se detuvo un mo-mento, mira a su interrogador con un aire de infinita deferen-cia, y bajando el vasa lentamente a la mesa, observe que la his-

    .,;NQ.ccou.~

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    toria se proponia, del modo mas logico, probar 1 0 siguiente:-Que no hay situacion en la vida que no tenga sus venta-

    jas y placeres... siempre que no nos obliguen a descubrirlo me-diante una broma pesada. Segundo: que el que corre carrerascon soldados fantasmas, 1 0 mas probable es que tenga una cal-da . .. De 1 0 que se concluye que, para un maestro rural, ser re-chazado por una heredera holandesa es un paso seguro en direc-cion a los altos cargos piiblicos.

    Despues de esta explicacion, el cauto caballero mayor frun-cio el entrecejo diez veces mas, visiblemente desconcertado porel silogismo17; mientras tanto, el de la ropa rafda 1 0 miraba conalgoque separecia a un triunfante sarcasmo. Su interlocutor di-jo alfin que todo estaba muy bien, pero aun as! consideraba a lahistoria un poco demasiado extravagante: habta uno 0dos pun-tos sobre los quealber~abadudas.

    -Lo bien que>hace,sdi()r~tespondio el narrador-. Por1 0 pronto, yo mismo nocreoni en la mitad de 1 0 que conte,

    Adividades

    d e c orn pre ns io n d e le ctu re

    d e p ro du cc io n d e e sc ritu ra

    d e re la ci6 n c on o tra s d is cip lin es

    17 Se refiere al razenamiento anterior, 0 sea, a un argumento cuya con-clusion se deduce de las dos instancias previas.