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El holograma I

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Número I. Septiembre de 2014 Tampico, México. Fanzine de publicación periódica-aleatoria y distribución gratuita. // En este número: "Muchos Tampicos". Por Raquel Luna / "Paisaje local". Por Roberto González Elizalde / "El velorio de Ronnie". Por Carlos Manuel Juárez / "Sin título". Por MPH / "El versito". Por Rodolfo González y Arturo Castillo Tristán

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Page 1: El holograma I

Número I. Septiembre de 2014.

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Número I. Septiembre de 2014Tampico, México.

Fanzine de publicación periódica-aleatoria y distribución gratuita.

La jaiba del logotipo fue tomada de un

grafiti realizado por DuoTag en las

ruinas del Hospital Naturista en playa

Miramar.

DISEÑO Y FOTOMONTAJE:Josue Picazo Baños

ESCRÍBENOS:[email protected]

SÍGUENOS:el-holograma.tumblr.com

@hologramaelholograma.flavors.me

Yo no conocí un Tampico, sino muchos. Cada uno con sus ingresos ysus costumbres. Cada cual con sus sectores y sus pasatiempos.Tampico formaba una amalgama de clases sociales con sus prejuicios y

opiniones difícilmente compatibles. La corrupción y los negocios poramistades siempre estuvieron ahí. Ésa era la cultura. Yo, en lo personal, raravez sentí unidad en el puerto jaibo. Tal vez la de los niños, que rápidamentese dividen entre escuelas privadas y públicas para ocupar sus respectivoslugares en la pirámide social. Tal vez la de los eventos culturales, cuando poralgún momento compartíamos una emoción en unísono al escuchar elhuapango. Tal vez la condescendiente ayuda y apoyo de grupos de caridadque daban buena imagen a los adinerados. No, Tampico, para mí, siemprefueron muchos.

Y cómo lo odiaba. Odiaba esas diferencias sociales, esas palabrasdenigrantes de naco, porro, gato, fresa, indio, hijo de papi, arribista. Odiabaesa falta de puntos de encuentro entre los ciudadanos. Esa falta de empatía.Ese velado racismo y discriminación. Yo no quería ser ninguno. No soñabacon estar por encima de nadie ni someterme por debajo de alguien. Yo queríaser yo. Por eso me fui.

Hoy Tampico es otro. Los ricos ricos se fueron. La sociedad se hadiezmado entre asesinatos, accidentes, daños colaterales, secuestros y

extorsiones. Los que puedenhuyen, los que no, buscan unaexcusa. Pero hay algo en común paratodos los que se quedan y es la temible ysádica violencia que reina la ciudad. Para mí,esa violencia surgió de esa falta de empatía ysolidaridad entre clases sociales. Esa falta deunidad. Pero hoy, esa misma violencia es lo queune a todos en un cruel destino. Esta violencia nodiscrimina: afecta directa e indirectamente atodos. A todos, sin excepción, los aterra porlas noches. A todos llegan los sonidos delos balazos, las llantas rechinando, losgritos, las granadas, las llamadas deextorsión.

Ese terror que creció y se ignoró poraños, hoy es tan grande que es el punto deencuentro. La raíz para la unidad. Y es sólo en launidad de sus ciudadanos que Tampico podrávolver a sus calientes y húmedas tardes con señorasmeciéndose en elchisme, con niñosjugando ruidosamenteen parques y calles,con sus amaneceres enla playa. Sanar esasdiferencias entregrupos y clases es laúnica esperanza queveo para el puertojaibo.

Muchos TampicosPor Raquel Luna

Decenas de adolescentes salen y entran de una casa de dos pisos colorazul. Salen y se paran afuera, se recargan en los muros, se miran yhablan poco. Un joven de camisa azul y corte escolar, con una cara

larga, de piedra, camina y se detiene a mitad de la calle. Adentro de la casa suamigo de la secundaria, Ronnie Ubaldo Aguilera Téllez, yace muerto.

Desde el miércoles 25 de junio queRonnie no llegaba a su casa. Ese día saliendode clases de la secundaria 5 «CarolinaBalboa Gojón», una balacera lo pescó amedio camino y una bala se le incrustó en lacabeza. Ingresó al hospital. El estado era degravedad, informó insistentemente eldirector del hospital «Doctor CarlosCanseco», Luis Eduardo Pérez Garza.

Al segundo día de hospitalización lapalabra que más se repetía en el área deurgencias era milagro. Éste no ocurrió y elmartes 1 de julio por la tarde murió tras 150horas de agonía. Ronnie llegó a las 00:00 delmiércoles. Hacía una semana que no volvíaa su hogar. Entró a la colonia Moscú sinpoder ver a las cientos de personas quellenaron las calles Estero y Sol pararecibirlo.

«Yo rezo y he ido a velorios pero lo deayer era una cosa exagerada. Es porqueRonnie era famoso, muy buen muchacho.Amigo de mi hijo en la escuela», dice unaseñora que estuvo hasta entrada lamadrugada en el velorio. Ahora suscompañeros, maestros y vecinos se cubren

de la lluvia debajo de una lona; las madres oran, algunos hijos platican, otrosno comprenden la muerte de Ronnie.

La lluvia aprieta. Las marchantes desarman sus puestos del mercadorodante que se instala, hoy, alrededor del velorio. A pocas cuadras de aquívelan a una anciana que falleció por causas naturales. Sin embargo, la muerte

de Ronnie no fue natural. Natural es que lacreciente del río Tamesí se deslice, año conaño, por las calles de este sector hastaentrar a las casas. Pero tener 14 años, ircaminando por la banqueta y que una balaen la cabeza te mate no es natural.

¿Es la barbarie, es el tejido social queestá roto, es la violencia que se desborda,es la reacción de los delincuentes ante lanueva estrategia de seguridad, es laconfusión del momento? Tal vez sea todo onada. Hoy las familias Aguilera y Téllez nobuscan a los responsables, ni quieren hablarcon los reporteros, ni juzgan el hecho queprovocó la muerte del nieto, hijo, primo,sobrino. «No es ninguna injusticia. Se hizolo que se hizo y ya», dice uno de los tíos deRonnie.

Una jovencita sale de la casa azul. Seabraza de un muchacho. Esconde su cara enla espalda de él. No llora. La cantidad deniños que ingresan no es la natural para unvelorio. Pocos visten de negro. Pocos secomportan como en un funeral. Los adultoslloran; ellos comprenden. Los chicos nolloran.

El velorio de RonniePor Carlos Manuel Juárez

PaisajelocalPor Roberto González Elizalde

un hombreasestóun puñetazoen el rostrode su bebéparahacerlocallary tal vez sea precisohacer un comentariodecir algocertero por justo

por vitalcomo que tal veztoda esa aguaque nos asediasea sóloun turbioy templadomantode orina

Observo mis movimientos frente al espejo, estiro la espalda, la encorvo,me agacho hasta tocar el piso con la planta de las manos. En esaposición —tensa para mis rodillas— levanto la cara y miro mi reflejo;

de reojo observo a las otras en la sala del gimnasio. Todas, como yo, parecenabsortas en sí mismas. Desde esta posición me agrada mi cuerpo, mi caderano es tan grande, hasta parezco larga. Recuerdo entonces que tengo que pasarun presupuesto, espero que lo acepten. Tengo demasiados pagos que hacer.Debo resolver también el problema que tuve con cierta instalación… ¿Cómoharé para que el instalador comprenda que cada caso es distinto, cadasituación diferente? Si me sacara la lotería podría resolver tantas cosas…Necesito un vehículo para José, estoy cansada de andar todo el día por la calle,hago más haciendo otras cosas. He perdido el ritmo del ejercicio; tengo tantaspreocupaciones.

Las otras, tan concentradas, seguramente divagan igual que yo. ¿Cuálesserán sus preocupaciones? Seguro si la sirvienta anda con el jardinero, o si sumarido les permitirá ir a algún viaje a Acapulco que estén organizando.Banalidades, tonterías. Intento concentrarme nuevamente en mi cuerpo.Sentirlo es una forma de meditación, tal vez pueda lograr tranquilidad, y mástarde con la mente clara, solucionar mis problemas. Cabello, cara, cuerpo,espalda… siento mi respirar lento, el aire entrando a los pulmones setransforma, oxígeno irriga las venas, siento el paso de pequeños paquetes deenergía, «cuantos» que me recorren reanimando mi cuerpo. «Cuantos» deenergía, estoy hecha de moléculas, que a su vez están hechas de átomos.Observo cómo me desintegro para reconstruirme en estas partículasminúsculas, ahora mis átomos se confunden con los que alguna vez fueron losdel piso. Moléculas, átomos, partículas, energía, recuerdo el programa deanoche, me desvelé por descubrir cómo sería el fin del universo. El universo,el cosmos, tan infinitamente indiferente a nosotros. En este momento unagalaxia entera es tragada por un agujero negro; sin embargo no lo sabremosnunca, como tampoco sabremos de los planetas ni de las estrellas que están

siendo creadas en este instante. Un día, si es que se le puedellamar día a esta circunstancia de tiempo, el universo seromperá en mil pedazos (considerando al mil como unnúmero infinito) cada uno más pequeño que el otro,hasta desintegrarse del todo, y entonces tododesaparecerá, no quedará huella alguna denosotros, ni siquiera de algún átomo quehaya estado presente en este momento.Al universo no le importamos, somospara él más pequeños e insignificantesde lo que es para mí alguna hormigacaminando al otro lado de esta pared.Así, en este espacio-tiempo-finitoinfinito que no puedo siquieraimaginar, tengo yo ningunaimportancia, como tampoco la tienenmis compañeras de gimnasia, ni misproblemas que me parecen tan gravesni los de ellas que me resultan triviales.La narcodelincuencia, los ataques entreIsrael y Gaza, las crisis económicasinsuperadas, el calentamiento global,los terremotos y ciclones. Tampocoimportan los premios de lotería, elviaje que quisiera hacer, los kilosque necesito bajar, la fiesta, laboda, nada. Somos un eventocasual en el universo, unpoco de materiapredestinada a perderse enla nada.

Sin títuloPor MPHC

Por Rodolfo González

Ya saben que yo no pecoahora decirlo me calatambién saben no me ahuecopues pararemos las balastocando sones huastecos

Se los digo en cancionesen los trovos más sincerosme atrapan las emocionescultivemos huapangueroscultivemos huapanguerosy bajemos los halcones

Mi México no es futbolni una noche de parranda,es geografía que se agrandacon la aurora y el farol.Mi país es arrebolde rostros que en los caminosvan trazando los destinostallando a diario las suelas,sin fatuas telenovelasni los chismes matutinos.

El versito

Por Arturo Castillo Tristán

EL ESTADO DE LAS COSAS. El país entró en un ciclo reformador. «México está

en movimiento» y Tamaul ipas es un estado fuerte para todos. Ayajá. Por el lo, empe-

zamos a «rodar y rodar» las ideas que hemos tuiteado y facebuqueado —en nuestra

mente— sobre el estado de las cosas. Uníos hermanos para vivir y zangolotearnos en

esta empresa productiva que es la vida —sin Pemex y con televisión HD—. El estado de

las cosas en el mundo es catastrófico —no lo duden—; pero que nadie se proclame el

padre de este caos perpetuo. El águila aún muerde a la serpiente. @EPN aún peina su

copete. AMLO sueña con la grande. Querreque, querreque. Obama no es Osama. Todos

somos uno. Todos somos Marcos. Todos somos Juancho. Todos somos un holograma.