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EDITORIAL Este es el octavo año que el periódico “El Hermano Menor” sale a las calles de Cartagena, permanente y fiel a su cita de los Viernes de Dolores. Sin duda alguna no son tiempos tranquilos, ya que la situación y el entorno económico actual son muy diferentes a los que manteníamos hace trece meses, cuando publicamos nuestro anterior número. Las cosas han empeorado bastante de un tiempo a esta parte y esperamos y desea- mos, desde este periódico que tiene Usted en sus manos, que todo mejore pronto y que no perjudique en demasía a nuestras queridas procesiones y cofra- días de Cartagena. Son tiempos para arrimar el hombro y ayudar en lo que se pueda, y no sólo por la crisis económica, sino por la otra cri- sis que quizás va asomando la cabeza en la Semana Santa de Cartagena. Desde no hace muchos años se nota un cierto cambio de actitud de los ciudadanos y también de las personas que forman las cofradías. Quizás sean impresiones pro- pias de los que escribimos este editorial, pero lo cierto es que se nota un menor grado de implicación de la ciudadanía en este ritual anual que es la Semana Santa. No es una voz de alarma, pero lo que era impensable hace unos años, va ocurriendo de vez en cuando, como que cada vez a ciertos tercios o agrupaciones les cueste más encontrar los penitentes que realicen la procesión correspondien- te, o que haya que buscar personas para que porten ciertos tronos, ya que no se consigue que se llenen todas la vacantes con hermanos de la agrupación. O el propio sacrificio de los hermanos que visten los diferentes trajes, que no están dispuestos a hacer demasiada penitencia por su agrupación o cofradía y por lo que representa, como sí ocurría antes. En estos últimos años ha habido un avance tremendo en la cantidad de tro- nos y tercios, llenando huecos inexisten- tes de muchas procesiones, que ya cum- plían su labor evangelizadora antes de que se ampliaran. Y no estamos tan seguros desde este periódico que haya en un futuro tanta gente dispuesta a salir voluntariamente en todas las novedades expuestas y por exponer. Las “vocacio- nes procesionistas” han disminuido, la gente joven no está tan arraigada a su agrupación o a su cofradía como hace unos años y desde las mismas, en muchas ocasiones, tampoco se hace nada para implicar a nuevos hermanos en este milagro que es nuestra Semana Santa. También puede ser que muchos padres de ahora no hayan sabido ense- ñar a sus hijos lo que los nuestros nos enseñaron a nosotros, el orgullo de per- tenecer a un colectivo, el fervor al Titular de tu cofradía o de tu agrupa- ción, la responsabilidad de llevar los símbolos y los colores en el vestuario que muchos otros llevaron con elegan- cia y solemnidad antes que nosotros, y el amor a Cristo en definitiva. Para terminar, simplemente desear que sean intuiciones y no realidades, y afir- mar una vez más que las procesiones de Cartagena y su Semana Santa no necesi- tan más ampliaciones. Mejoremos lo que tenemos y trabajemos por mejorar- lo. SUMARIO Página 1 . . . . . . . .- Portada y editorial Página 2 . . . . . . . .- Hablemos de Granaderos Página 4 . . . . . . . .- Identidad Cartagenera Página 7 . . . . . . . .- Masones y Marrajos Página 8 . . . . . . . .- Recuperando nuestras tradiciones desde la Fe Página 9 . . . . . . . .- Vivir por la Semana Santa Página 10 . . . . . . .- Explicar lo obvio Página 11 . . . . . . .- Continuar los proyectos Página 12 . . . . . . .- Mundo viejuno Página 13 . . . . . . .- Tolerancia y respeto, pero… ¿Para todos? Página 15 . . . . . . .- Pasatiempos Página 16 . . . . . . .- Contraportada ECCE HOMO – Caravaggio, 1604 “Los soldados hicieron una corona con espinas y se la pusieron en la cabe- za, le echaron sobre los hombros una capa de color rojo púrpura y, acercán- dose a él, le decían: «¡Viva el rey de los judíos!»”San Juan 19, 1-4

EL HERMANO MENOR 2009:EL HERMANO MENOR 2005 · Procesión, para un adolescente amante de su tierra era algo superlativo. Hago un inciso sobre los fusiles, actualmente conservados

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Page 1: EL HERMANO MENOR 2009:EL HERMANO MENOR 2005 · Procesión, para un adolescente amante de su tierra era algo superlativo. Hago un inciso sobre los fusiles, actualmente conservados

EDITORIAL

Este es el octavo año que el periódico“El Hermano Menor” sale a las callesde Cartagena, permanente y fiel a su citade los Viernes de Dolores. Sin dudaalguna no son tiempos tranquilos, yaque la situación y el entorno económicoactual son muy diferentes a los quemanteníamos hace trece meses, cuandopublicamos nuestro anterior número.Las cosas han empeorado bastante de untiempo a esta parte y esperamos y desea-mos, desde este periódico que tieneUsted en sus manos, que todo mejorepronto y que no perjudique en demasía anuestras queridas procesiones y cofra-días de Cartagena.

Son tiempos para arrimar el hombro yayudar en lo que se pueda, y no sólo porla crisis económica, sino por la otra cri-sis que quizás va asomando la cabeza enla Semana Santa de Cartagena. Desdeno hace muchos años se nota un ciertocambio de actitud de los ciudadanos ytambién de las personas que forman lascofradías. Quizás sean impresiones pro-

pias de los que escribimos este editorial,pero lo cierto es que se nota un menorgrado de implicación de la ciudadaníaen este ritual anual que es la SemanaSanta. No es una voz de alarma, pero loque era impensable hace unos años, vaocurriendo de vez en cuando, como quecada vez a ciertos tercios o agrupacionesles cueste más encontrar los penitentesque realicen la procesión correspondien-te, o que haya que buscar personas paraque porten ciertos tronos, ya que no seconsigue que se llenen todas la vacantescon hermanos de la agrupación. O elpropio sacrificio de los hermanos quevisten los diferentes trajes, que no estándispuestos a hacer demasiada penitenciapor su agrupación o cofradía y por loque representa, como sí ocurría antes.

En estos últimos años ha habido unavance tremendo en la cantidad de tro-nos y tercios, llenando huecos inexisten-tes de muchas procesiones, que ya cum-plían su labor evangelizadora antes deque se ampliaran. Y no estamos tanseguros desde este periódico que hayaen un futuro tanta gente dispuesta a salir

voluntariamente en todas las novedadesexpuestas y por exponer. Las “vocacio-nes procesionistas” han disminuido, lagente joven no está tan arraigada a suagrupación o a su cofradía como haceunos años y desde las mismas, enmuchas ocasiones, tampoco se hacenada para implicar a nuevos hermanosen este milagro que es nuestra SemanaSanta. También puede ser que muchospadres de ahora no hayan sabido ense-ñar a sus hijos lo que los nuestros nosenseñaron a nosotros, el orgullo de per-tenecer a un colectivo, el fervor alTitular de tu cofradía o de tu agrupa-ción, la responsabilidad de llevar lossímbolos y los colores en el vestuarioque muchos otros llevaron con elegan-cia y solemnidad antes que nosotros, yel amor a Cristo en definitiva.

Para terminar, simplemente desear quesean intuiciones y no realidades, y afir-mar una vez más que las procesiones deCartagena y su Semana Santa no necesi-tan más ampliaciones. Mejoremos loque tenemos y trabajemos por mejorar-lo.

SUMARIO

Página 1 . . . . . . . .- Portada y editorialPágina 2 . . . . . . . .- Hablemos de GranaderosPágina 4 . . . . . . . .- Identidad CartageneraPágina 7 . . . . . . . .- Masones y MarrajosPágina 8 . . . . . . . .- Recuperando nuestras tradiciones desde la FePágina 9 . . . . . . . .- Vivir por la Semana SantaPágina 10 . . . . . . .- Explicar lo obvioPágina 11 . . . . . . .- Continuar los proyectosPágina 12 . . . . . . .- Mundo viejunoPágina 13 . . . . . . .- Tolerancia y respeto, pero… ¿Para todos?Página 15 . . . . . . .- PasatiemposPágina 16 . . . . . . .- Contraportada

“ECCE HOMO” – Caravaggio, 1604“Los soldados hicieron una corona con espinas y se la pusieron en la cabe-za, le echaron sobre los hombros una capa de color rojo púrpura y, acercán-

dose a él, le decían: «¡Viva el rey de los judíos!»”San Juan 19, 1-4

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HABLAMOS DEGRANADEROS

Juan García GonzálezTarragona

Antes de lanzar en Cartagena una afir-mación como la que a continuaciónexpreso, hay que respirar profundo.¡Atención, allá voy! No soy Marrajo niCalifornio, y coherentemente, tampocodel Resucitado o del Socorro. SoyProcesionista, acérrimo y a ultranza,eso sí. Lo de Procesionista lo comentanmuchos paisanos, es cierto, pero con laboca pequeña. Y además queda bien ensegún que situaciones o foros, muypocos, por supuesto. Pero en mi caso esreal.

Soy un amante de nuestras tradicionescomo el que más, y evidentemente delas entrañables Procesiones, quedefiendo y propago fuera de casa, conel mayor calor que transmite mi mili-tancia cartagenera en la distancia desdehace más de media vida. Es decir, megustan las Procesiones y me gustantodas, como a la mayoría de paisanosles ocurre, sea del color que sea la túni-ca que vistan. Entre Californios yMarrajos se han cruzado cosicas fuer-tes en algunos momentos, pero unos yotros han sabido ver con ojos críticoslos buenos logros en las distintas ori-llas.

Posiblemente al ordenar las ideas pararedactar estas humildes letras me havenido la luz del porqué de mi híbridaconsideración de los ColoresSemanasanteros. Mi querida y difuntamadre, mujer cartagenera deQuitapellejos, con toda la idiosincraciaaladroqueña a tope de las mujeres denuestra tierra y la cualidad añadida deser una ferviente procesionista, era

Marraja hasta la médula. Y como con-trapunto, otro querido familiar tambiéndesaparecido hace años, competía conella en una visceral consideración delos días pasionarios, pero desde el ladoCalifornio. La moraleja, ponedla losamables lectores, ya que es muy senci-lla.

Y como resulta que yo quería y admi-raba mucho a los dos y desde mi tiernainfancia pensaba que ambos eran muylistos y buenos, cosa efectivamentecierta, tenía el asunto muy claro. Si aellos les gustaban cosas distintas, puesestaba claro que las dos eran buenas. Yes posible que de aquí naciese mi acti-tud parecida, “al no querer mojarse”.

Me relacionaba con la Piedad y laSanta Agonía desde mi pertenencia alColegio del Patronato, tenía amigos enlas dos Cofradías, acompañaba a mimadre como promesa el Lunes Santo.Salí como pequeño hebreo el Domingode Ramos de 1947. En fin, lo que sedice un procesionista total. Y pido dis-culpas a los ortodoxos por ello. Aunqueen todo esto, era bastante joven.

Y después de toda esta parafernalia quese ha llevado parte del escrito (perdó-name José Horacio García por la cues-tión del espacio disponible), paso adecir lo que pretendía.

Me gustaron siempre los Granaderos.Andaba detrás de ellos cuando desfila-ban el Domingo, preprocesiones anun-ciando al pueblo que teníamos losCortejos ya encima. Contando dieciséisaños, un buen amigo de mi desapareci-da Calle del Alto, me llevó a los ensa-yos en la Plaza de Toros, y amablemen-te me enrolaron para aquel año de1958. Fueron días de unas vivenciasinolvidables. Vestir aquél uniforme,

portar fusiles de época auténticos,como sabéis que llevábamos entonces,sentir los sonidos, olores y colores deCartagena, dentro y fuera de laProcesión, para un adolescente amantede su tierra era algo superlativo. Hagoun inciso sobre los fusiles, actualmenteconservados con loable criterio por laCofradía como piezas de museo, mien-tras se desfila con réplicas muy bienlogradas. El Martes Santo acompañan-do a San Pedro en el Arsenal se lleva-ron mi fusil para enseñarlo al CapitánGeneral, y hasta diría que lo dispararoncomo prueba. Esto no lo tengo contras-tado pero me pareció escucharlo alserme devuelto. Más ancho que largose quedó aquel sagalico, hoy firmantede lo presente, por semejante honor.

Relato una anécdota muy entrañable,que en su día me publicó La Gaceta deCartagena. En la Semana Santa ante-rior, la de 1957, en la recogida a des-tiempo del Jueves Santo, se armó uncierto problema. En las hemerotecas, ysobre todo en la memoria de muchosque cuentan ciertos años como un ser-vidor, se puede recordar el asunto. Puesbien, en 1958, todo fue perfecto. A lasdoce menos cinco estaba la Procesiónen Santa María. Los Granaderos había-mos ido de piquete tras las Procesionesdel Silencio y Cristo de los Minerosunidas en una sola. Dejamos el arma-mento y con mis dieciseis años y unanoche como esa, ¿quién se metía encasa? Me encaminé por Medieras a laCalle Mayor. En ella, me encontré conun compañero de Colegio que iba ves-tido de Granadero Marrajo esperandosu pasacalles. Nos saludamos con ale-gría y el amigo me propuso: “Juanico,vamos a demostrarle a Cartagena lobien que se llevan los Calis y lo

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Marras”. Y dicho y hecho, nos fuimosa demostrarlo. Fue una experienciainolvidable para dos adolescentes. Lagente nos aplaudía y nos daban churrosy caramelos. Gritaban, que así tendríanque ser las cosas entre las Cofradías.Sólo dieron la nota un matrimonioamigo de mis padres, me reservo lamilitancia, que nos pusieron verdes.Pero curiosamente fueron increpadospor varias personas ante su actitudcombativa. Tres madrileñitas que pasa-ban cerca solicitaron el retratarse connosotros. ¡Faltaría más! Fueron exacta-mente tres fotografías, es decir, la unadisparaba la máquina y las otras dos senos colgaban del brazo simultáneamen-te. Era un atrevimiento de las guapaschicas para la época, que mi amigo yyo agradecimos mucho. No eran cáma-ras digitales, así que hasta el reveladono pudieron comprobar lo que nos arri-mamos el Marrajo y el Californio.Juventud, divino tesoro.

Otro recuerdo muy emotivo fue elMiércoles Santo. Como nos recogía-mos al principio, salimos por la puertade San Miguel, sin herramientas y des-cubiertos. Nos abrimos paso para colo-carnos detrás de la Virgen, y en unaimprovisada escolta la acompañamosdesfilando como piquete de motus pro-pio. No fueron solamente las fotogra-fías de las jóvenes forasteras, algunospadres nos ponían en brazos a los niñospara plasmar un detalle cartagenero.Quedé apuntado para el año siguiente,e incluso subiría un par de filas en elTercio, pero no volví a salir nunca más.Una decisión tomada sobre la marchame hizo caminar por otros senderos,también vistiendo uniforme. Reciénacabado el bachillerato en el antiguoColegio Hispania de la Calle de ElEscorial, ingresé como soldado volun-tario en el Regimiento de InfanteríaSevilla 40, con el ánimo de seguir lacarrera militar. Marché destinado aAlicante a la disolución del mismo yposteriormente pasé por AcademiasCastrenses, hasta que un desgraciadoaccidente me hizo cambiar el caqui,con el Empleo de Alférez, por ropa depaisano y hasta la presente. Esto, quepoco importa, viene al caso por cuantohe comentado anteriormente que llevogran parte de mi vida fuera de

Cartagena. Posteriormente, como amuchos de nuestros paisanos la vidanos ha puesto en Tarragona, con hijos ynietos que nos llaman Avis o Abuelos,según la lengua con la se sirvan nom-brarnos. Pero Cartagena imprimecarácter y no se olvida tan fácil. En LaVoz del Resucitado precisamente hantenido la gentileza de ofrecerme tam-bién un espacio, y allí he contado algode las actuaciones del Círculo CulturalCartagenero de Tarragona, encamina-das a mantener las raíces en la diáspo-ra.

Y al hilo de lo comentado quiero haceruna referencia a un importante libroeditado por los Granaderos Californiosel pasado año 2007 en conmemoración

de su 75 Aniversario. Tuvieron la ama-bilidad de regalarme algunos paranuestra Asociación, así como un buennúmero de ejemplares del Cómic reali-zado por Rogelio y Joaquín dedicado alTercio Infantil, que nos ha volado delas manos en dirección a los nietos yamigos del Cole. Lo recibí todo, con laemoción de cartagenero ausente y anti-guo Granadero. Pedidle a laAgrupación, si les quedan, que os faci-liten ejemplares del libro, ya que es unestudio minucioso y erudito de estasfuerzas militares, además con todo lujode detalles sobre el nacimiento de laAgrupación en el seno de losCalifornios. Se enriquece también ellibro con un catálogo razonado de lacolección de auténticas armas que con-serva con esmero la Cofradía, relacio-nándolas con el entorno europeo yamericano de la época.

Y para despedirme con mayor nostal-gia, rememorando aquel tiempo pasa-do, me incluyo en las frases vertidas enlos prolegómenos del libro por elPresidente Salvador Pedreño Gómez.

Queridos Granaderos, con el pensa-miento puesto en las personas quepasaron por esta gran Agrupación y quenos dejaron el legado que hoy disfruta-mos, quisiera tener los brazos tan lar-gos para que nos fundiéramos todos enun abrazo de amistad y afecto.

Señor Presidente, me siento abrazado yorgulloso de haber sido GranaderoCalifornio.

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IDENTIDADCARTAGENERA

Enrique Jesús Andrés Piñero

Sin que nadie se moleste, quiero expo-ner por qué se está perdiendo la identi-dad de la Semana Santa de Cartagena.

Con la mejor de las voluntades de enri-quecer las Agrupaciones de todas lasCofradías, se están introduciendomejoras que nada tienen que ver con laidentidad y configuración de nuestrasprocesiones cartageneras. De ahí radicaque estemos perdiendo nuestra esencia,nuestras auténticas costumbres de con-figurar los desfiles pasionarios, y este-mos copiando de otros lugares quenada tienen que ver con nuestras raícescofradieras.

Empiezo por la Cofradía del Cristo delSocorro. Su Vía Crucis penitencial ytradicional desde la Catedral deCartagena nada tiene que ver con larara y partida procesión que contem-plamos actualmente. El trono del Cristosale de una carpa a bastantes metros dela Catedral de Cartagena y que nadatiene que ver con ella. El otro trono, elde la Virgen del Consuelo, sale de otrolugar más alejado todavía (Santa Maríade Gracia). Después los dos tronos jun-tos en un raro encuentro parten a laiglesia de donde ha salido antes laVirgen del Consuelo, para ir después ala Caridad y continuar juntos hasta otracalle donde se vuelven a separar los dostronos para recogerse, uno en la ante-rior carpa, y el otro en la mencionadaSanta Maria de Gracia, convirtiéndoseel genuino y sentido Vía Crucis en unaatípica procesión rara y partida, sin piesni cabeza.

Sigo con la procesión “cartagenera” delViernes de Dolores, esta de la CofradíaCalifornia. Digo cartagenera por decir

algo y porque sale en esta ciudad deCartagena, pues si la contemplas tecrees que estás en cualquier sitio deAndalucía menos en Cartagena. Loúnico que sale típico de Cartagena es eltercio y trono de la Agrupación delÓsculo (su sudario, tercio con hacho-tes, evangelios o banderines, banda demúsica vestida con túnicas y mochos yel trono con sus típicas cartelas con flo-res), sin más. El resto de la procesión (aexcepción de algunas cosas, como losgranaderos y poco más), como he men-cionado anteriormente, es esenciaandaluza-sevillana y nada tiene que vercon la tradicional Semana Santa deCartagena.

Los traslados del Sábado de Pasiónmejor ni tocarlos: sacar imágenes porquerer sacar algo a la calle, de verdade-ra vergüenza. Las imágenes en esaspobres, feas y pueblerinas andas pare-cen marionetas (como he mencionadoantes, de vergüenza).

El Domingo de Ramos… Aquí cabe detodo: tercios y más tercios y más ter-cios sin sentido. Los tronos para quédecir: malos, con poca calidad. Y porsacar van a sacar hasta el nacimiento deJesús en el Portal de Belén. Ha pasadode ser una procesión maravillosa yesperada, a ser aburrida, fea e insopor-table… da estupor ver la procesión.

El Lunes Santo. Si no fuera por laPiedad no iría nadie a verla. Tambiénpor llenar han metido dos tercios degranaderos (uno el de siempre y el otro

el de los cadetes), nazarenos a mansal-va, el tercio y trono del Santo Cáliz,más y más nazarenos, dos tercios depenitentes -uno femenino y el otro mas-culino-, el carro de la Cúpula delCorazón de la Piedad, otra vez más ymás nazarenos, la interminable Juntade Señoras y Damas de la CofradíaMarraja, y siguen más nazarenos… y alfondo por fin, la maravillosa esculturade La Piedad, por lo único que merecela pena ver la procesión.

El Martes Santo, por ahora, parece serque se está salvando, ya que no estánllenando la procesión con nuevos tro-nos ni agrupaciones, aunque el trono deSan Pedro en vez de llevar un arreglofloral típico cartagenero cada año pare-ce más un muestrario de centros de flo-res en direcciones sin sentido, o mejordicho, de coliflores o repollos que dis-torsionan la armonía simétrica de lostronos típicos de nuestra tierra. Innovary mejorar sí, pero con respeto a lo lega-

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Catedral Vieja, Cartagena.Foto: Revista Blanco y Negro. 18-1-1969

Stma. Virgen del grupo Jesús y la Stma.Virgen María en casa de Lázaro, Cofradía

California. Foto: F.D.I.L.

El Primado, Cofradía California.Foto: J.A.R.F.

San Pedro, Cofradía California.Foto: J.A.R.F.

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do y establecido, sin salirse de lo nues-tro.

El Miércoles Santo más de lo mismo:meter por meter. Quitaron el tercio ytrono de la Samaritana por no ampliarmás la procesión, cuando se incorporóla Coronación de Espinas, y ahora pormeter cosas han metido hasta “bacalá”,banderas y marchas de música de lasprocesiones de Sevilla. Y de tronos quédecir: han metido tres o cuatro más y dedudoso valor, vamos, que la procesiónse hace interminable y sumamente can-sada. Y queda lo que es peor, que laprocesión va perdido su tipismo apasos agigantados, cosa bastantelamentable y que no debemos de per-mitir.

Después en la recogida de la procesióntiran unos lamentables fuegos de artifi-cio de colores, que parecen que esta-mos en una penosa y mala verbena másque en una recogida de procesión deCartagena. Y después sacan el tronocon la imagen del Apóstol San Pedro enplan verbena, con la gente chillando,bailando y bebiendo a mansalva delan-te de San Pedro, cuando minutos antesha estado paseando por la ciudad contoda la solemnidad que una imagenreligiosa requiere. No lo comprendo,conforme pasan los años, en vez demejorar, esto va a peor. Doctores tienela Iglesia, o al tiempo.

El Jueves Santo la procesión ha ganadoen sí sacando los tronos a hombros,todos los participantes con la cara tapa-da y no incorporando nuevas agrupa-ciones y tronos; pero se está perdiendola esencia del silencio por culpa de losespectadores que no nos callamos nidebajo del agua. Y en esto los cartage-neros tenemos la culpa, por no pedirsilencio y respeto a los que no se callancomo ha sucedido y se ha pedido siem-

pre.

La procesión del Encuentro, la deMadrugada, empezaron a estropearlaen los años 80 incorporando los tronosde la Caída y el de la Condena, peroconscientes de ello, la CofradíaMarraja decidió muy sensatamente noincorporar más tronos ni agrupacionesa sus procesiones, cosa de alabar, puesdesde entonces se están dedicando amejorar y enriquecer las existentes,consiguiendo con ello una maravillosaprocesión que tiene el embrujo, ademásde la Madrugada y de salir sus distintasprocesiones de lugares distintos, elmomento sublime del Encuentro y deque amanezca el día con ella en la calleviéndose los cambios del colorido ensu conjunto, lo que le da un sabor espe-cial y distinta a las demás.

El Viernes Santo por la noche tambiénen los años ochenta incorporaron dostronos nuevos a la procesión que des-virtuaron su concepción. Lo que sídebería retornar a esta majestuosa pro-cesión es el trono del Santo Amor deSan Juan, ya que este trono fue conce-bido y realizado por su escultor paradesfilar en ella y no el Sábado Santo,quedando la procesión como coja.Nunca se debería de haber quitado deella, pues junto con el Descendimiento,es la mejor escultura que poseeCartagena y se debe de mostrar en laprocesión para la que fue concebida.

Por lo demás, la procesión es maravi-llosa, ligera, e impresionante, su ricopatrimonio es digno de la mejor proce-sión de cualquier lugar del mundo.

El Sábado Santo es una procesión quela Cofradía Marraja lleva mejorandodesde hace años, aunque le quitaron suidentidad y gracia, que eran las crucesde madera en mitad de los tercios. Haganado en esplendor, vistosidad, músi-ca, riqueza, en seriedad, etc. Pero haperdido en esencia religiosa: le faltancomo he dicho las Catorce Cruces delVía Crucis, que le daban una seriedadreligiosa impresionante, magnifica, sinigual. Y al trono de la Sabana Santa le

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Grupo del Cristo de la Sentencia, CofradíaCalifornia. Foto: F.D.I.L.

Jesús Nazareno, Cofradía Marraja.Foto: M.M.I.R.

Descendimiento, Cofradía Marraja.Foto: J.A.R.F.

Escudo tercio Santo Amor de San Juan,Cofradía Marraja. Foto: F.D.I.L.

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falta retirar esos nefastos y malísimosángeles falleros y hacerle a la SantaReliquia un magnifico ostensorio deplata, que es como la muestra a los cre-yentes la Iglesia. Deberían dejarse deimágenes y ángeles de poca calidadartística. Por lo demás la procesióncomo he dicho ha ganado en todo, seha convertido en un desfile digno dever.

El Domingo de Resurrección perdiómucho también en los años ochentaincorporándole cuatro tercios y tronosnuevos, cuyas imágenes dejan muchoque desear en plan artístico y patrimo-nial, pero como en todas las cofradíasse ampliaron sus desfiles, ya las conce-bimos así. Es una procesión más,carente de gracia y alegría, le quitaronsus monaguillos con las campanillas, alos tercios les quitaron sus singularesbanderines, a algunos de sus tronos loscolocaron sobre ruedas, y la hicieronlarga y aburrida. Y para terminar, quie-ro hacerlo con el trono de la Virgen delAmor Hermoso. Estamos acostumbra-dos a verlo con palio desde que empe-zó a salir, pero eso no quita que este-mos ante un trono típico andaluz, esdecir, que no tiene nada que ver con laconfiguración de Cartagena, así desencillo. Los tronos de las Vírgenes deCartagena son esbeltos, con altas carte-las llenas de flor, luminosos. En sí, unperfecto y maravilloso jardín en movi-miento para la Madre del Señor enCartagena, y la Virgen del AmorHermoso debería de desfilar y tener sutrono cartagenero y no uno andaluzque desmerece a la maravillosa escul-tura de González Moreno.

Creo, y así lo expreso, que la Junta deCofradías de Cartagena debería ser una

Junta de Cofradías competente que sededicara enteramente a estos temas yno a cobrar el cheque que entrega elAyuntamiento y a nombrar a laNazarena Mayor. Por favor, un poco deseriedad, pues Cartagena y su SemanaSanta se merecen un poco más de res-peto y dedicación, y menos sacar lasmedallas y vestirse de chaqués en losResurexit, Misereres, Misas y Salves.Pero claro, por lo visto la foto es lo queimpera en los cofrades de esta ciudad,en vez de cuidar lo auténticamentegenuino de Cartagena, que es su pecu-liar forma de mostrar sus desfilespasionarios y no copiar de nada ynadie. Pues con lo nuestro tenemosmás que bastante, pues somos únicosen nuestro genero (prueba de ello esque en otros sitios de la geografía espa-ñola sacan procesiones parecidas ocopiadas de las nuestras)…

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Virgen del Amor Hermoso, Cofradía delResucitado – Foto: J.A.R.F.

- El Hermano Menor:http://www.elhermanomenor.com

- La Voz del Resucitado:http://www.lavozdelresucitado.com

- Asociación Procesionista “Tertulia La Vara”:http://www.tertulialavara.es/

- Ayuntamiento de Cartagena:http://www.cartagena.es

- Casino de Cartagena:http://www.casinodecartagena.org/

- FotoCartagena:http://www.fotocartagena.com/

- TeleCartagena (Semana Santa en directo):http://www.telecartagena.es/

- VídeosCartagena:http://videoscartagena.com/

- Semana Santa de Caratgena en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Semana_santa_cartagena

WEBS DE INTERÉS

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MASONES Y MARRAJOSFrancisco Mínguez Lasheras

La masonería, sobre la que recae unaauténtica leyenda negra surgida desdeque concluyó el Antiguo Régimen, consus correspondientes altas y bajas segúnlas épocas, tuvo una presencia activadentro de un buen número de destaca-dos cofrades marrajos desde el sigloXIX. Presencia que se prolongó hastalos años posteriores de la guerra civil(1936-1939). Años estos en los que losmasones-marrajos, en cuestión, conti-nuaron su actividad cofradiera, si biendejaron aletargados sus sentimientosmasónicos.

Teniendo en cuenta que Cartagena fuedentro de la Región de Murcia el centrode cultivo masónico más importantedurante los últimos años de la dictadurade Primo de Rivera y en la República,no es extraño que la Cofradía Marrajaen lo que respecta a sus componentes nopasara por encima del hecho de albergaralguno de tantos masones como enCartagena hubo entonces.

Del primer masón del que tenemosconstancia dentro de los marrajos esJuan Miguel Cervantes, escultor y pres-tidigitador, que perteneció a la LogiaSparta con el nombre simbólico deMinerva. Durante su vida, según haestudiado Ortiz Martínez, realizó distin-tos trabajos para su cofradía, siendo elúltimo el que llevó a cabo en 1918, queconsistió en el cartelaje y la peana deltrono que compartían las imágenes de laMagdalena y la Verónica.

A partir del año 1894, TomásManzanares, hermano mayor de laCofradía Marraja de 1910 a 1916, perte-neció a la Logia Unión y Democracia nº160, en la que actuaba con el nombresimbólico de Mina, también perteneció

al capítulo Unión y Democracia nº 44 ya la Logia Sparta. Desempeñó comomasón los cargos de limosnero y tesore-ro-limosnero.

Entre las logias cartageneras, sobre lasque ha trabajado minuciosamente J. A.Ayala, fue la llamada Aurora la que másimportancia alcanzó, ya que mantuvo elideario masónico en la región durantemás de medio siglo, concretamentedesde 1877 a 1938. A ésta, que contócon más de doscientos miembros, perte-necieron Rafael Ibáñez, llamado Pascal,que costeaba en la década de los añostreinta la salida del trono de la Agonía;Joaquín Giménez León, Cervantes, quefue fundador y vicepresidente de laAgrupación de San Juan, como masónestuvo de Guarda Templo, PrimerExperto, Segundo Vigilante y PortaEstandarte del Capítulo Germinal-Asdrúbal; Luis López Reinoso, llamadosimbólicamente Larra, fue secretariogeneral de la Cofradía Marraja; JuanLéon, Segundo Experto de la Logia, conel nombre de Maldonado, como marra-jo fue comisario de los granaderos; JoséRomero Font, llamado Roldán, fue pre-sidente de los granaderos y del Titularde la Cofradía Marraja, y Diego SeguraAparicio, que fue comisario general.

A otras logias pertenecieron el cronistade la cofradía, consiliario y posterior-mente comisario general, FedericoCasal Martínez, Milton, que militó enLos Diez Hermanos; Jacobo SánchezRosique, segundo presidente de laAgrupación de San Juan, de profesiónpintor-decorador, inscrito en la LogiaCartago y Sebastián Tobal Parra,Elcano, que perteneció a la LogiaTolstoi y fue comisario general de lacofradía.

La mayor parte de estos marrajos... ymasones durante el período 1920-1938,

pasaron aformar partetras la guerracivil, de laJunta deMesa quep r e s i d i ócomo her-mano mayorel almiranteJuan JoséM u ñ o z -Delgado, lacual paradó-jicamente en1944 se encontraba integrada por comi-sarios generales-masones en más de un20 por ciento de la totalidad de los quecomponían la Junta, que eran veintidosmiembros. Estos eran Federico Casal,López Reinoso, Romero Font, DiegoSegura y Sebastián Tobal.

El uno de marzo de 1940 se dictó la Leypara “la represión de la masonería,comunismo y demás sociedades clan-destinas, que siembren ideas disolventescontra la religión, la Patria y sus institu-ciones fundamentales y contra la armo-nía social”. Arturo Gómez Meroño,comisario general de la CofradíaMarraja, fundador de la Falange carta-genera –establecida, casualmente, en elcallejón de Bretau- fue nombrado ins-tructor en la Casa Consistorial paradepuraciones administrativas. Se incoa-ron en Cartagena 361 expedientes, unode los cuales recayó en Juan Pérez-Campos Piernas, fundador de laAgrupación de la Piedad y presidente dela misma, además de comisario generaljunto con Arturo Gómez Meroño en laJunta de Mesa de Muñoz-Delgado, peroque sin embargo, a pesar del expedien-te, ni era ni había sido masón. Paradojasde la vida.

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José Romero Font.Foto: Matrán

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RECUPERANDO NUESTRASTRADICIONES DESDE

LA FEJosé Manuel Martínez Rosique

Me he puesto delante del ordenadorpara escribir el artículo para esta publi-cación y como siempre me planteo quéquiero trasmitir, decir o comunicar aaquellos que la tenemos en nuestrasmanos, a aquellos que vamos a vivir unaño más nuestra Semana Santa, tanexprimida como de Interés TurísticoInternacional. Y pensando en nuestrosantepasados que nos legaron sus tradi-ciones, sus devociones y sus fervores,pensar qué vamos a dejar nosotros a lasgeneraciones futuras.

Por eso el título de estas letras, ¿por quéno recuperar todo lo bueno que hanvivido aquellos que nos enseñarondesde la fe y su cariño? ¿Por qué deci-mos que está pasado de moda? ¿La feestá pasada de moda? O será que noso-tros no queremos sentir lo que ellos sin-tieron y vivieron. Sí que los tiemposhan cambiado, pero hay cosas quedebemos mantener. ¿No nos gustaría atodos los cartageneros recuperar nues-tra antigua catedral? ¿Por qué no man-tener viva la llama de las tradiciones yllenarlas de fervor y de la fe?

Nuestra Semana Santa fue y así deberíaser, la manifestación de fe de unas bue-nas personas que bajo las diversasadvocaciones y cofradías o gremiosquerían mantener viva esa llama todo elaño, trabajando por engrandecer supatrimonio. Pero su patrimonio era,como dicen todos los estatutos, el finprimero: fomentar el culto y las obrasde caridad. Creo que de esto todossabemos en lo que se ha quedado, elculto a algunos le suena a chino y las

obras de caridad es para algún momen-to en el que la conciencia está intran-quila. Eso no debería ser así.

Qué poco ejemplo a veces damos losque pertenecemos a una Cofradía,Agrupación… por el desconocimientode lo que vamos a sacar a la calle, de loque tenemos que llevar en el corazón.Sí que la fe es muy personal, pero elque pertenece a una Cofradía (asocia-ción de fieles católicos) sabe que tieneque ser miembro activo de la Iglesia yesto resulta más difícil. Nuestros ante-pasados fueron hombres y mujeres deIglesia, viviendo la fe en los cultos(eucaristías, rosarios, vía crucis, nove-nas…) y las obras de caridad con losmas necesitados.

¿Por qué no volver a vivir con autenti-cidad estos principios fundamentales yno quedarnos en sacar la imagen o elhachote una vez al año, o en reyertas depoder y discusiones de poca monta?

Esto no quiere decir que no haya genteque no lo viva, gracias a Dios haymuchas personas que les mueven estesentimiento y esta actividad. Peromuchos desconocen lo que tiene que serel formar parte de una Cofradía y nosquedamos en lo externo y en lo folcló-rico.

Es solo una invitación a no despreciarlos actos de culto, a acercanos más yvivir lo que más tarde vamos a repre-sentar en la calle: la Pasión, Muerte yResurrección de Nuestro SeñorJesucristo. Nuestros templos están vací-os y qué pena que nuestro corazón tam-bién se quede más vacío. Descubramosde dónde venimos y a dónde debemosde ir. No olvidemos a los que estamosllamados y no convirtamos la SemanaSanta en algo que ni se sabe lo que es yni lo que se quiere vivir.

Volvamos a nuestras raíces y volvamosa ser lo que siempre fuimos y seremos.Fe, tradición y estilo de vida.

El Hermano Menor Semana Santa 2009

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+ Mª Luisa Carrión Montañés(California)

+ Ángel Murcia Collado(Marrajo)

+ Antonio Madrigal Gutiérrez(Hijo Adoptivo de Cartagena)

+ Leonardo Bódalo(Marrajo)

+ Rosa Juaneda(California)

+ Alfonso Miralles(Marrajo)

+ Ramón Martínez Fullea(Procesionista)

+ Santiago Andreu Martínez(Marrajo)

+ Gregorio Arnoso Carrión(Californio)

+ Antonio Barrancos Guyot(Marrajo)

+ Juan José Madrid (Marrajo)

+ Mercedes Buitrago(Procesionista)

+ Adolfo Gómez López(Procesionista)

+ José Mª García Campos(Procesionista)

y a todos los procesionistas y carta-generos de todos los tiempos quededicaron su vida a la Semana Santa.

Procesionistas In memoriam

BEATI MORTVIQVI IN DOMINO

MORIVNTVR

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VIVIR POR LA SEMANASANTA

Rosario del Carmen García Romero

No todo el mundo sabe o quiere traba-jar desinteresadamente por nuestrasprocesiones. Hay algunos que prefie-ren la plataforma del YO SOY paraque todo y todos dancen a su alrede-dor.

Hay otros, -afortunadamente losmenos-, que anteceden los cargos a laspersonas, la decoración externa aldecoro interno, el “dime con quienandas y te diré quien eres”… Claroestá que estas personas son las prime-ras en denominarse “cristianas” ydarse golpes de pecho delante de laimagen de su respectiva Agrupación,sin dolerse en prendas a posteriori para“seleccionar” quién es digno o indignode estar a su lado o de compartir elmismo lugar…

Luego están los que viven de laSemana Santa, y no me refiero a losque trabajan en las diferentes ramaslaborales que intrínsecamente sonnecesarias para el desarrollo de nues-tros desfiles, sino a aquellos, quedesde un puesto destacado se aprove-chan de la circunstancia y “meten lamano” para llenarse los bolsillos opara patrocinar gastos personales…No son muchos, gracias a Dios, y tam-bién gracias a Dios se pueden atajar ensu momento, pero es muy duro saberque una persona en la que has puestotu confianza y sobre todo tu amistad,se ha aprovechado de ti, y de tantosotros que con buena fe y con no menosesfuerzo, han aportado una cantidad–modesta o no-, como donativo a estao a aquella Agrupación… El problema

de estos, es que cuando se les descu-bren, enmarañan una trama de argu-mentos inverosímiles, para solapar lasfaltas y arroparse de las personas másingenuas que tiene alrededor… Claro,cuando esto ocurre, los malos son losque han “tirado de la manta”; a esos“ni agua”, vamos que donde ayer dijehermano hoy digo primo, y si te veopor la calle te vuelvo la cabeza; enMisa, a la hora de dar la paz, no te ladoy, pero eso si, voy con la cabezabien alta para recibir, con toda honraEL CUERPO DE CRISTO, sin que meduela en prendas, ni en remordimien-tos, y sin necesidad de confesar pre-viamente.

Efectivamente, estos –ya digo que gra-cias a Dios, pocos-, dan una imagenexterna que en poco beneficia a nues-tra Semana Santa, es mas, los detracto-res –que los hay-, aprovechan estasocasiones para “tildar” injustamente atodos los procesionistas por igual,incluyendo en muchas ocasiones a laIglesia y a sus miembros, que en reali-dad es la que últimamente siemprepaga los “platos rotos” de todo elmundo… Pero en fin, un cristianodebe saber perdonar y una cosa nosdebe quedar muy clara, un cristiano loes siempre y con todo el mundo, y porsi alguien lo ha olvidado, los procesio-nistas, los cofrades, somos ante todocristianos.

Sin embargo, en la balanza procesio-nista, siguen pesando mas, por canti-dad y calidad muchas personas, cofra-des y procesionistas, que durante todoel año trabajan sin descanso por nues-tra Semana Santa. Muchas de estaspersonas no se ven, permanecen calla-das, trabajando en el silencio, “detrásde la cortina” y en la mayoría de oca-

siones, son indispensables para queuna Agrupación, un trono o una proce-sión salga a la calle. Son procesionis-tas anónimos que viven por la SemanaSanta, que dejan horas y horas de tra-bajo en sus respectivas cofradías yalmacenes, que merman a sus propiasfamilias de su presencia, que se quitanhoras de descanso, que donan su vidagota a gota y no son partícipes de“boato”, del aplauso, o del agradeci-miento de nadie.

Esas personas, con nombres y apelli-dos, hacen mucho más grande nuestraSemana Santa. Yo tengo el honor deconocer a casi todos ellos; los queestán hoy y los que estuvieron antes, yla verdad es que tienen mi cariño, mirespeto y mi admiración.

Ellos y otros muchos hacen posiblenuestra existencia como cofrades;ellos y otros muchos, forman el verda-dero paisaje que nos llena el corazón,nos cautiva, nos motiva y nos muestrala verdadera identidad de nuestras pro-cesiones. Que Dios Bendiga a Todoslos que hacen posible nuestra SemanaSanta Internacional.

NOTA: En las primeras exposiciones,si existiera algún parecido con cual-quier realidad seria pura coinciden-cia.

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Recogida. Foto J.A.M.

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EXPLICAR LO OBVIOJavier Ariola Menárguez

“Desgraciados los tiempos en los quehay que explicar lo obvio”, decía elguerrillero Guevara… Y ciertamentedesgraciados están siendo estos añosúltimos para nuestra Semana Grande.Por más que nos dejemos la vida enrecordar lo más indiscutible y lo máselemental que rodea a nuestras proce-siones, seguimos acribillándonos anosotros mismos, inconscientes eirresponsables como los que más, abalazos kamikazes que convierten alos desfiles, y por ende a los procesio-nistas, en algo sumamente hortera ycutre a los ojos del espectador y a losde algunos que, afortunadamente, aúnconservan algo de cordura. Me refieroal pueblo de Cartagena y a su sentirgeneral. Pasear por las calles del cascoantiguo en Cuaresma permite ejercitarel oído para la Semana Santa, prepa-rarlo y entrenarlo para cambios que,lamentablemente, nunca ocurrirán. Enel sentir general del pueblo deCartagena está lo obvio, lo que todosqueremos y deseamos, lo que no haríafalta explicar a nadie, ni mucho menosa un Hermano Mayor ni a una alcalde-sa de una ciudad trimilenaria en histo-ria y centenaria en pasión procesionis-ta. Cartagena habla en la calle sobre loque quiere ver y sentir, también sobrelo que aborrece… Elemental es, por ejemplo, que JoséCapuz tallara el grupo del Santo Amorde San Juan para su salida en laSolemne Procesión del Santo Entierro,e innegable e indiscutible es que hayvarias imágenes prescindibles esanoche que podrían reemplazarse poresta tan admirable talla y su tercio deféminas. Evidente, por otro lado, esque la Cofradía Marraja precisa de unarenovación escultórica en alguna delas imágenes que procesiona paracerrar el círculo perfecto y completaresos majestuosos y homogéneos desfi-les, porque a Cartagena se le nota en lamirada cuando ve pasar determinadosesperpentos mezclados con semejan-tes bellezas artísticas como el SantoSepulcro o la Santísima Virgen de laSoledad de los Pobres (la solución es

tan simple como resolver el dilema de“esconder al equino bajo una buenasábana”).

Evidente es, desde luego, que laCofradía California ha convertido enun tiempo récord a sus procesiones enmonstruos feos y antipáticos de ciencabezas que además aburren, y mucho.Han terminado de perderse los papelescon el Domingo de Ramos, por ejem-plo, donde los niños han perdido elprotagonismo a favor de adolescentescon mostacho, “niñas” no tan niñas, ycarros y carretas de fuego que nadapintan ni pintarán nunca en las callesde la ciudad. Claro está, a colación detodo esto, que nunca más seremoscapaces de alcanzar la calidad y rique-za artística en el patrimonio que sealcanzara en los tiempos de Capúz,Benlliure o González Moreno. Sussustitutos (Quirós, Galo, Hernández ycompañía) no están cumpliendo conlas exigencias de una Semana Santa encrisis, necesitada de tallas que lleguenal corazón o a la portada de un perió-dico de tirada nacional.

Público y notorio es que en los últimosaños el cartel anunciador no ha gusta-do a nadie, exceptuando a sus autores,sus familias y el jurado que lo elige.De la Junta de Cofradías mejor nihablar… ¿cómo han dejado que ocurralo que ha ocurrido este año con “Sillas

Gil”? Una vez más se empeñan endemostrarnos una inoperancia yapatente desde hace años, manifestandosus quejas a posteriori, una vez que elentuerto ya no tiene solución posible(las pilas hay que recargarlas antes deusarlas). Por no hablar de la sucesiónde las letras eme, u, ese, e y o para for-mar esa palabra que los procesionistasya hemos eliminado de nuestro diccio-nario. Me sigue pareciendo inauditoque esta ciudad, la Cartagena milena-ria por triplicado, con unos desfilescomo los que saca cada Primavera a lacalle, no disponga de un museo deSemana Santa, ni mucho menos de unitinerario por capillas e iglesias de laciudad para dar cuenta a los turistas dela riqueza de nuestras tallas.

Y aun más obvio si cabe que todo loanterior, es que los desfiles pasiona-rios deberían tener lugar únicamentedurante los diez días en los que estemilagro que a todos nos llena de ale-gría desbordante tiene lugar. Y digo“deberían” porque Cartagena pudopresenciar, atónita e incrédula, elesperpento extravagante e innecesariode un trono portado a hombros enpleno mes de Enero, intentando repre-sentar un quiero y no puedo de los des-files primaverales. Mal por la organi-zación; peor aun por quienes lo hanpermitido.

Pero nada ocurre… Ni ocurrirá…

Todo es tan sencillo y las solucionesson tan simples e inmediatas que, vistolo difícil que intentamos hacerlo, aveces dudo de si realmente el pueblode Cartagena quiere a su SemanaSanta y de si reaccionará en breve o nopara quitársela de las manos a quienesla están convirtiendo en un adefesioirreconocible por todos nosotros.

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La Lanzada, Cofradía Marraja.Foto J.A.R.F.

Ayuntamiento de Cartagena, Semana Santa2008 - Foto J.A.M.

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CONTINUAR LOSPROYECTOS

Sergio Martínez Soto

Desde hace ya unos cuantos años laCatedral de Cartagena está en ruinas.Son las consecuencias de una guerraque enfrentó a los españoles entre si yque arrastra la sociedad española desdehace bastante tiempo. Cuando la guerraterminó, el Estado que dirigía el dicta-dor Franco realizó un plan de restaura-ción de iglesias, catedrales y patrimo-nio que habían sido dañados o destrui-dos durante la contienda, pero aCartagena nunca llegó ese plan. Hayotros ejemplos, como la catedral deLleida que fue restaurada tras la con-tienda con esos fondos.

Sin embargo, los cartageneros, o lamayoría de ellos, nunca se han resigna-do a volver a ver su Iglesia Mayor enmejor estado del que está en la actuali-dad, aunque nunca ha habido la posibi-lidad de hacer una restauración inte-gral, y es más, el deterioro ha sidomayor, ya que el paso del tiempo hasido dañino para lo que queda en pie deSanta María. ¿No recuerdan haber vistofotos en las que el púlpito de SantaMaria estaba en pié? Pues éste ya noexiste, y jamás se hizo nada.

Desde esta líneas me gustaría reconocerla labor que en estos últimos años hahecho el Obispo de Cartagena,Monseñor Reig Pla, y su antecesorMonseñor Ureña (que fue quien iniciólas gestiones de restauración) ya que sehan tomado interés por la restauracióny puesta en valor de al menos las capi-llas que están en pié en el lado sur de laCatedral. Pero hace unos días desayunécon la noticia de que el Obispo de

Cartagena va a ser trasladado a laDiócesis de Alcalá de Henares, y mispensamientos siguientes fueron ¿porqué tenemos los cartageneros siempretan mala suerte?. Y es verdad, ya quepor primera vez en muchos años, unobispo nuestro decide plantear demanera sería la restauración y puesta envalor, aunque sea solo de una parte, denuestra Catedral. Pues van y decidentrasladarlo a otra Diócesis.

La restauración de las capillas es algofundamental para Cartagena y para suSemana Santa, ya que su puesta envalor podría significar que la Cofradíadel Cristo del Socorro pudiera trasladara esas instalaciones restauradas las imá-genes que ahora tiene distribuidas entreSanta María de Gracia y SantoDomingo, y de esta manera recuperarun espacio religioso que los cartagene-ros tienen perdido desde el año 1936.

A día de hoy no sabemos aun quien seráel obispo al que se le asigne la sillaepiscopal de Cartagena, aunque deseo,y creo que muchos cartageneros tam-bién, que cuando tome posesión de sucargo en la Tierra, tenga en cuenta lasgestiones y los proyectos que su ante-

cesor estaba realizando o casi iba a rea-lizar. Sería bueno que los tuviera anota-dos en la agenda de tareas por hacer yque los asumiera como propios, ya quesería una muy buena manera de devol-ver esos espacios perdidos a una ciudadcomo Cartagena. Creo que la ciudad selo merece.

Asimismo, también me gustaría que elpróximo obispo que venga a nuestraDiócesis se quede al menos un pocomás de tiempo del que ha estadoMonseñor Reig Pla, ya que si hay pro-yectos para realizar y llevar a cabo, enapenas cuatro años, pocas cosas se pue-den hacer. No está bien que las cosas sequeden a medias, que es lo que ha pasa-do en Cartagena y en su Diócesis.

Finalmente solo me queda el desearsuerte al obispo saliente y desearle lomismo, además de lo expuesto anterior-mente, al obispo entrante paraCartagena. Señor Obispo entrante,tenga en cuenta esos proyectos, que sonbuenos para Cartagena, para su SemanaSanta, para sus Cofradías y para laDiócesis.

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Catedral de Cartagena, año 1969.Foto: Revista Blanco y Negro. 18-1-1969

Sudario Cristo del Socorro.Foto: S. Andreu

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MUNDO VIEJUNOJosé Horacio García Marí

Son muchas las culturas que depositanen sus mayores sus conocimientos, sucultura e idiosincrasia. Esto resultaconveniente para que, con el devenirde los tiempos, un colectivo evolucio-ne sin perder las raíces y cultura quelo definen como tal.

¿Qué ocurre cuando estos depositariosdel conocimiento y la cultura se hin-chan de suficiencia y soberbia?Ocurre que se creen los únicos capaci-tados para dirigir el rumbo de sucolectivo, como si éste estuviese com-puesto por inmaduros, irresponsablese incapacitados menores de edad.Ocurre que, engordados con su propiaautocomplacencia, gobiernan como side ellos dependiera la supervivenciadel colectivo y fuesen los únicos capa-citados para tomar la mejor decisiónconducente al porvenir de su colecti-vo, reaccionando ante todo aquelloque suena a nuevo. Todo esto nos con-duce a tiempos oscuros, como en elmedievo, a adoctrinamientos, al pen-samiento único, a la endogamia máspatológica y a la constante condena alostracismo de todo aquel miembro delcolectivo que no acate la supremaautoridad, como si de un auto de fe setratase, incluso aun cuando la mayoríade los miembros sean del colectivodisiente. Y por consiguiente, ¿quéocurre cuando estos ancianos delcolectivo se vuelven autócratas? Puesocurre lo inevitable: la intoleranciapreside el ambiente social, el miedointimida al pensamiento libre y serompe el natural cambio generacional.

Esta introducción describe, en térmi-nos generales y a grandes rasgos, unaspecto importante del panorama de laSemana Santa de Cartagena. Resultadestacable que no se produce el cam-bio generacional porque mentes másjóvenes, con energía y proyectos fres-cos necesarios para revitalizar lascofradías, se perciben como elemen-tos peligrosos. Hay un gran recelo aque jóvenes y no tan jóvenes accedana puesto de responsabilidad, se temepor el fututo de las cofradías y es pre-cisamente ése temor el que acabarádejándolas sin futuro.

Toda institución necesita del relevopara regenerarse, que los que estánvayan cogiendo el placentero retiropara dar paso a los que vienen, porquede no ser así la institución acabaríamuriendo con ellos. Un claro ejemplode esto es el Casino de Cartagena que,no hace muchos años, estuvo a puntode extinguirse, corriendo igual suerteque sus miembros y sólo se salvo gra-cias a un oportuno cambio generacio-nal, que lleno de sangre nueva y vivaa la institución, se salvó in extremis.Algunos no quieren verlo, peromuchos somos los que ya lo percibi-mos, vemos el grave riesgo que se estácorriendo de dejar a las cofradías sinfuturo, es un peligro que crece lenta ysigilosamente que resulta casi imper-ceptible a primera vista, es como unaenfermedad degenerativa que se con-duce cadenciosamente llevando alorganismo a su destrucción.

Pero la autocracia prepotente y auto-complaciente de estas generaciones,con edad de jubilación y que contro-lan nuestras cofradías, no recuerdan

cuando eran jóvenes y los que gober-naban en sus tiempos mozos confia-ron en ellos, permitieron el relevogeneracional y les fueron dando pro-gresivamente cargos de responsabili-dad quedándose como cofrades muyexperimentados que siempre estabandispuestos a dar el consejo necesario,el apoyo oportuno y la colaboraciónactiva desde su “jubilación”.

Esta situación llena de desanimo a lavida social de la cofradía, reduce laparticipación gravemente en la activi-dad global de las cofradías y en losdesfiles, donde año tras año quedanmás trajes colgados en los almacenesporque no hay nadie dispuesto a ves-tirlos.

Queridos hermanos míos, es necesarioque sigamos en la brecha, que despi-damos al desánimo y empujemostodos juntos, que logremos las posi-ciones que la supervivencia de lascofradías requiere, que aportemosnuestra sangre nueva, nuestra energía,nuestros conocimientos renovados,nuestra ilusión contagiosa, nuestrafuerza, y que todos juntos logremos larevolución necesaria que elimine eltrombo que obstruye la energía vitalde nuestras cofradías.

Y a los hermanos que gobiernan, lespido que no se eternicen en los cargos,que no dilaten lo inevitable, que sejubilen progresivamente porque todauna generación no se puede sustituirde golpe, que es necesaria una evolu-ción progresiva que genere vidadonde se intercambian las nuevasideas con la experiencia.

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TOLERANCIA Y RESPETO,PERO... ¿PARA TODOS ?

Caridad García Romero

Son tiempos difíciles y nadie lo poneen duda, no solamente a nivel econó-mico, laboral o social, son tiemposdifíciles para nosotros, los CATOLI-COS, los PROCESIONISTAS y losCOFRADES. Y precisamente por ello,es que a todos cuantos pertenecemos auna u otra cofradía pasionaria deCartagena, nos afecte más. En estaépoca del laicismo, está mal visto decirque somos procesionistas y por lotanto también esta mal visto, quemanifestemos nuestras creenciassacando a la calle nuestras inimitablese incomparables procesiones, símboloautentico de nuestra fe.

Manifestar como lo hacemos elEvangelio con auténticos pasajes bíbli-cos, no inventados o manipulados,sino sacados del libro más importanteque existe en la humanidad, LABIBLIA, no es tarea fácil. Quizás si loque quisiéramos poner y exponer a piede rampa fuera un desfile del orgullogay con sus carrozas y sus banderas decolores, o nos manifestáramos por lascalles proclamando y exigiendo unalibertad de nacionalismo, bajo bande-ras de intolerancia, violencia y muerte,nos entenderían mejor.

Todos tenemos derecho a proclamar loque sentimos, a gritar a viva voz quequeremos respeto, comprensión yayuda, pero... ¿Ayuda para qué? ¿Paraponer una ley abortista, donde cadamujer decida si quiere interrumpir suembarazo y acabar con una vida quelate dentro de ella, para que ese serhumano en lugar de ser consideradocomo tal, su fin sea el de residuo sani-tario, y con ello, acabe en el mismocontendor donde acaban las jeringui-llas, los apósitos, o una apéndice extir-pada en un quirófano? ¿Eso es lo quequieren? ¿Ayuda para acabar con lavida? Al parecer esto sí se considerapolíticamente correcto. Pero ahorabien, si en lugar de sacar esas carrozas,esas banderas, esas manifestaciones afavor de la violencia o el aborto, lo que

queremos es sacar procesiones a lacalle, eso es otro tema.

Hay mucha gente dispuesta a distor-sionar la verdad de nuestra fe, nosquieren hacer ver rostros de Jesússacados de una u otras informacionesincoherentes que lo único que preten-den es desvirtuar la verdadera imagende Jesucristo Nuestro Señor, esa ima-gen que tenemos el privilegio de verimpresa en la Santa Síndone, todavíadespués de infinidad de pruebas cientí-ficas como se len han realizado, quedejan patente que en ese sudario haycosas que se escapan a la ciencia,siguen y siguen buscando, ¡claro!....Como ya tienen que aceptar que Jesúsexistió deben hacer creer que no resu-citó, que no era su rostro el de un hom-bre bueno, sino un ladrón, y porsupuesto que su relación con MaríaMagdalena iba más allá del agradeci-miento y el arrepentimiento de esta.

Debemos creer lo que un novelista sesaca de la manga para hacer que subacomo la espuma su libro, pero lo queha pasado de generaciones en genera-ciones a través de los SantosEvangelios, eso es menos verídico.Desde aquí no es que quiera metermecon nadie en particular, solamentequiero defender la verdad de nuestra fey el respeto que merecemos. Sonmuchos los críticos que pretendenmanipular el sentido de nuestra

Semana Santa y el de nuestros desfi-les; si se celebran concentracionesmultitudinarias en descampados adap-tados para conciertos de metal rock oque se yo, donde circule la droga o elalcohol y el lugar para dormir sea elsuelo, eso es cultura y además da pres-tigio y nombradía a una u otra ciudad.Da lo mismo los agentes de seguridadque hagan falta, la policía, las brigadasde limpieza y el personal sanitario ylos medios necesarios para evitarcomas etílicos, heridas incisas y unlargo etcétera de cosas. ¿Ello no con-lleva gasto alguno verdad? Pero nues-tras procesiones si. Y en eso no lespuedo dar la razón, porque son innu-merables los gastos que conlleva lapuesta en marcha y el mantenimientode nuestras agrupaciones y cofradías;hay que pagar a bordadoras, sastres,carpinteros, electricistas, imprentas,bandas de música, tambores, plancha-doras, floristas y mucha más gente.Pero.... ¿y el beneficio? Nadie de estoscríticos anti Semana Santa, que tantaslecciones nos quieren dar, cae en lacuenta de los beneficios que aporta laSemana Santa a nuestra ciudad.

Gracias a ella comen muchas familias,se recuperan de las perdidas muchosnegocios, pero eso nadie lo ve. Esmejor criticar sin saber lo que se dice,estamos en crisis, ¡claro que lo esta-mos!, pero a todos los niveles, por que

Tercio de San Juan Marrajo.Foto: J.A.M.

Santísima Virgen de la Piedad, CofradíaMarraja – Foto: J.A.R.F.

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también se encuentra en crisis la edu-cación, el respeto, la moralidad y lospilares básicos de la raza humana. Nosomos animales, puesto que además deno serlo, no lo parezcamos por que osaseguro, que alguno de nuestros seme-jantes en más de una ocasión así loparecen. Lo único que pido desde aquíes respeto y tolerancia pero para todos,un respeto mutuo, que actuemos comolos seres civilizados que se supone quesomos.

Amigos cofrades, procesionistas ycatólicos en general, no tengáis miedoa que os critiquen, criticaron a Jesúsque era Dios y era bueno y lo siguenhaciendo, ¿Que es lo que no harán connosotros mismos? Que no os importe,que no os acobarde… Cada vez quevistáis una túnica de portapaso, peni-tente o nazareno hacedlo con la alegríay el orgullo de ser católico, de poderpublicar con nuestras procesiones loque Dios hizo por nosotros, y lo quenuestra Madre la Santísima VirgenMaría hizo por nosotros y continuahaciendo cada día. No consintamosque nadie ni nada nos haga olvidar eso.Debemos permanecer más unidos quenunca como los auténticos hermanosque somos, hijos de un mismo Padre.Debemos salir a la calle con la cabezamuy alta y demostrar que no hacemosprocesiones por sacar un desfile a lacalle, sino por alabar y engrandecer aJesucristo y a su Santísima Madre. Sedconscientes de ello y estad orgullososde ser como sois, católicos, procesio-nistas y cofrades.

Creemos que debe de existir toleran-cia, respeto e igualdad para todos, aun-que al parecer esto no es del todo cier-to, dado que en estos tiempos laicosque vivimos la libertad para nosotros

también la considerenpolíticamente inco-rrecta. Me gustaríainvitaros desde aquí aque cada uno de noso-tros reflexionemos, yque no seamos comoesas mujeres queJesucristo encontró enel camino llorando porÉl, pero sin hacer nadapara evitar lo que esta-ba pasando. No noslamentemos mientras andamos de bra-zos cruzados. Jesús fue torturado,ultrajado, humillado, dio su vida por

nosotros. Qué menos que demos lacara por Él.

Tercio San Juan Californio.Foto: J.A.M.

Cristo del Prendimiento, Cofradía California.Foto: M.M.I.R.

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Semana Santa 2009

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Encuentra el Romano del Resucitado Geroglífico

Sudoku

S O L U C I O N E S

P A S A T I E M P O S El Hermano Menor

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PRODUCE Y PUBLICA:

El Hermano MenorApartado de Correos nº 502830205 CartagenaFax: 968 08 43 85Correo Electrónico:[email protected] Web:http://www.elhermanomenor.comBlog:http://elhermanomenor.wordpress.com

Edita José Horacio García Marí;[email protected] Martínez Soto;[email protected] Ariola Menárguez;[email protected]

DirigeJavier Ariola Menárguez

Maquetación y diseñoAmyas Green en colaboración conEstimat y Soto mare

Pagina Web y BlogD. Javier Ariola MenargezDª María del Mar Izquierdo Rosique

Diseño e idea originalAmyas Green en colaboración con SotoMare y Stimat

Colaboradores:Juan García GonzálezAlfonso Sánchez HermosillaEnrique Jesús Andrés PiñeroFrancisco Mínguez LasherasJosé Manuel Martínez RosiqueRosario del Carmen García RomeroFrancisco ManzanoCaridad García RomeroVicente Cepeda CeldránMaría del Mar Izquierdo RosiqueEva Tomaseti SolanoFrancisco Javier Amorós BelmonteJuan Antonio Beltrán

Colaboración EspecialLa Voz del Resucitado y su editor D. José Luís García Bas

Fotografias e Imágenes:MatránRevista “Blanco y Negro”J.G.G. - Juan García GonzálezF.D.I.L. – Fco. David Izquierdo LeivaV.C.C – Vicente Cepeda CeldránJ.A.R.F. – Juan Antonio Rosell FrancoM.M.I.R. – María del Mar IzquierdoRosiqueJ.A.M. - Javier Ariola MenárguezS.A.M. - Santiago Andreu

IMPRIME: LOYGA Artes GráficasDepósito Legal: MU-593-2002

“Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades,en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoydébil, entonces es cuando soy fuerte”

II Corintios 12, 10

“No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, yrevestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conoci-miento perfecto, según la imagen de su Creador”

Colosenses 3, 9-10.

“Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio denosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!”

II Corintios 5, 20

Esta publicación acabose de realizar el decimonoveno día del mes demarzo del año de Nuestro Señor Jesucristo de dos mil nueve, festividad

de San JoséLAUS DEO

Desde esta publicación quedan invitadas cualesquiera persona que consideren oportuno escribir un artícu-lo de opinión sobre la Semana Santa de Cartagena y su entorno, remitiendo el escrito bien a nuestro apar-tado de correos bien a nuestra cuenta de correo electrónico. Así mismo, se hace saber que cualquier perso-na que se sienta aludida por algún contenido de esta publicación queda abiertamente invitada a replicar. Estapublicación se compromete a publicarlo íntegramente en su siguiente número.Las opiniones vertidas por los distintos colaboradores no son necesariamente compartidas por los editores.

Cartel Semana Santa 2009 – Autor: Moisés Ruíz Cantero