12
Roberto Velasco Bravo 406022873 A la usanza antigua de la epopeya griega, el canto de José Hernández se levanta de entre los arrabales. De forajido y bandolero a héroe nacional, Martín Fierro es la representación lírica de todo un pueblo, la manifestación literaria de un escritor que, además de dedicarse a las artes de la poética, fue empleado de comercio, rematador, contador, taquígrafo, político, periodista, guerrero, secretario, Ministro de Hacienda de Corrientes, revolucionario, diputado, senador, miembro del Consejo Nacional de Educación, director de bancos, protector de industrias criollas y de gauchos, estanciero y orador. 1 Esposible ubicar temporalmente al texto gracias a un par de datos especificados en el poema. Se menciona la campaña del desierto de roca de 1879 y a un ministro de guerra que fungía como tal en dicho período. También es fácil ubicarlo geográficamente ya que hace referencia a la planicie y alude a la flora característica del río de la plata: el ombú, árbol originario de la región de Buenos Aires. Sin duda alguna, no hay otro texto que sirva, de manera significante, de bandera rioplatense como El Gaucho Martín Fierro. El poema es un canto. Al igual que Homero le pide a la musa que cante acerca de la rabia de Aquiles, Hernández dota al gaucho sudamericano de voz literaria, de prístinos octosílabos y, por supuesto, haciendo gala del lenguaje popular y folclórico característico de la pampa argentina. 1 PADULA Perkins, Jorge Eduardo; El Periodista José Hernández; Elaleph; Buenos Aires, 2000 Literatura Hispanoamericana S. XIX 1

El Gaucho Martín Fierro

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A la usanza antigua de la epopeya griega, el canto de José Hernández se levanta de entre

los arrabales. De forajido y bandolero a héroe nacional, Martín Fierro es la representación

lírica de todo un pueblo, la manifestación literaria de un escritor que, además de dedicarse a

las artes de la poética, fue empleado de comercio, rematador, contador, taquígrafo, político,

periodista, guerrero, secretario, Ministro de Hacienda de Corrientes, revolucionario, diputado,

senador, miembro del Consejo Nacional de Educación, director de bancos, protector de

industrias criollas y de gauchos, estanciero y orador.1

Esposible ubicar temporalmente al texto gracias a un par de datos especificados en el

poema. Se menciona la campaña del desierto de roca de 1879 y a un ministro de guerra que

fungía como tal en dicho período. También es fácil ubicarlo geográficamente ya que hace

referencia a la planicie y alude a la flora característica del río de la plata: el ombú, árbol

originario de la región de Buenos Aires.

Sin duda alguna, no hay otro texto que sirva, de manera significante, de bandera

rioplatense como El Gaucho Martín Fierro. El poema es un canto. Al igual que Homero le

pide a la musa que cante acerca de la rabia de Aquiles, Hernández dota al gaucho

sudamericano de voz literaria, de prístinos octosílabos y, por supuesto, haciendo gala del

lenguaje popular y folclórico característico de la pampa argentina.

1 PADULA Perkins, Jorge Eduardo; El Periodista José Hernández; Elaleph; Buenos Aires, 2000

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“Al elegir, para el arranque del poema, un módulo incoativo propio del folclore ("Aquí me pongo a cantar"), Hernández hace algo más —y algo distinto— que proveer de veracidad folclórica a su criatura. Desde luego que amaga el gesto formal de filiarse en una tradición inmediatamente reconocible. Pero, en el mismo movimiento, se apropia de la fórmula oral y la llena con una voluntad y una historia personal, ficcionalizándola y haciéndola literatura.”2

José Hernández sabía, como intelectual de su época, la importancia que tenía la

palabra escrita dentro de las entrañas de la vida cultural de un país, decidiendo así, darle

vida literaria al canto de los campesinos de las llanuras argentinas. Aunque Hernández sea el

más presente dentro de las mentes de los habitantes meridionales del continente americano,

no fue el primero en idear la expresión gauchesca en el lenguaje lírico. Juan Baltasar Maciel

compuso, en 1777, un texto que es considerado el primer poema gauchesco3: “Canta un

guaso en estilo campestre los triunfos del Excelentísimo Señor Don Pedro de Cevallos”

siendo, junto con El gaucho Martín Fierro, pasando por la obra de Bartolomé Hidalgo, son

referentes obligados cuando de literatura gauchesca se trata.

Hernández, con su labor política, sociológica y literaria, vuelve a especificar las rutas

de la poesía gauchesca. Esboza de nuevo los ingredientes, cambia su función e influye

notablemente en la imagen del gaucho con la inmediata expropiación de su poema. Siete

años después, La Vuelta de Martín Fierro cierra el ciclo y deja las historias de las aventuras

de su protagonista a la voluntad del pueblo que representa. Las futuras generaciones y los

críticos posteriores como Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones, con detallados estudios, y

Eleuterio F. Tiscornia con una edición exhaustivamente comentada, harán del Martín Fierro

un himno nacional.

El gaucho y payador Martín Fierro posee una lengua diáfana y vigorosa que, desde las

profundidades de la clase indígena, con verdadera convicción humana, retumba hasta las

élites de la vida intelectual de la Argentina su himno por la libertad y su incansable contienda

en contra de la adversidad y la injusticia. Schvartzman, acerca de esto, comenta:

2 SCHVARTZMAN, Julio; “Las Letras del Martín Fierro”, Historia Crítica de la Literatura Argentina, Vol. II; Emecé; Buenos Aires, 2003; p. 9

3 PARAVÍS Darder, Raúl V; “La primitiva poesía gauchesca en el Río de la Plata”; Banco de Seguros del Estado; Buenos Aires, 1951

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“La voz gaucha, en el Martín Fierro, no celebra un heroísmo reciente o pretérito de ninguna jefatura política o militar: produce un heroísmo popular futuro,[...] y aun el rechazo entre ético y nacionalista de quienes no deseaban delegar en un desertor y un matrero las virtudes representativas de paladín épico.”4

El poema también constituye un gran desafío a las corrientes puristas que en ese

momento se desarrollaban del otro lado del Atlántico. Los defensores del castellano puro

critican fuertemente el lenguaje usado en el Martín Fierro etiquetándolo de corrupción del

idioma y de panegírico a las comunidades populares hispánicas que hacen mal uso de la

lengua de Cervantes.

La nación española cuya concentración histórica produjo el castellano, se dedicó a

expanderlo por sus colonias. “La lengua acompaña al imperio” decía Antonio de Nebrija al

dedicar la primera gramática de la lengua española a los Reyes Católicos, y fue exhaustiva

tarea el adoctrinar a los conquistados en las américas en los usos y costumbres del idioma

español.

El mestizaje resultante, no sólo tuvo lugar en el ámbito genético produciendo nuevas

razas de seres humanos, sino que siguiendo la tesis en la frase de Nebrija, el imperio se

rompe al fragmentar la lengua en variantes dialectales que, perse a la insistencia de los

puristas, sigue vigente y cambiante en la mayor parte del territorio hispanoparlante del

planeta.

La aparición de los gauchos en las cercanías del Río de la Plata, está sujeta a varias

discrepancias. Según algunos investigadores, estos campesinos tienen origen en el siglo

XVIII, cuando por presiones del gobierno argentino, los hombres de escasos recursos

económicos optan por trasladar su residencia al campo, renunciando así al modo de vida

citadino para dedicarse por completo a las actividades campestres. Otros estudios sugieren

que eran gente sin oficio que haraganeaba en las vaquerías para poder tener alimentos sin

necesidad de esfuerzo y que la ley dictaba poner a trabajar para servir al desarrollo del país.

Habitaban las extensas llanuras a ambos lados del Rió de la Plata y desde el límite

con la Patagonia, hasta el Estado de Río Grande del Sur de Brasil, por el norte. Más que una

4 SCHVARTZMAN, Julio; “Las Letras del Martín Fierro”, Historia Crítica de la Literatura Argentina, Vol. II; Emecé; Buenos Aires, 2003; p.7

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raza señalaba un tipo de vida. Recorrían la llanura dedicados a la caza del abundante

ganado cigarrón. El caballo era su medio de transporte y se mostraban hábiles en el manejo

de las boleadoras, el lazo y el cuchillo.5

Los hispanoamericanos levantan su voz para reivindicar las prebendas de su jerga y

los argentinos proclaman como idioma nacional el tenaz español de las coplas de Martín

Fierro. Prueba fehaciente es de que la lengua es de quien la trabaja, de quien la usa día a

día y crea neologismos o vertientes de términos españoles para describir su realidad que,

seguro está de más decirlo, difiere en demasía con la realidad propia de los hablantes de

español peninsulares.

Miguel de Unamuno, en su ensayo “Contra el purismo” comenta que, defender la

gramática española a toda costa, es un impedimento hacia el verdadero fluctuar de las

lenguas. Siendo las corrupciones del latín el paso a las lenguas vulgares, resulta impensable

que una lengua deba de mantenerse estática si las realidades de los hablantes no son las

mismas.

“A menudo se oye, sobre todo entre periodistas, esta frase: <Lo primero que hace falta para escribir es gramática> Es la alcahuetería de que se sirven muchos para eximirse de pensar. Con algo de folología, verdaderamente científica, se les curarían esos prejuicios gramaticales.”6

Unamuno maneja una analogía en la que compara el fervorosa devoción de las

religiones con la dogmática visión de las lenguas. Nos comenta que, así como las religiones

se aliementan de las herejías, el heterodoxismo atrofia los hilos que dan movimiento al

lenguaje.

“Defendamos la herejía por ser herejía, por su mera calidad de herética”7

Si las lenguas que están sujetas a paganismos gramaticales estuvieran destinadas a

desaparecer, estarían ya erradicadas por completo. Lo que vemos, en términos filológicos, es

que a medida que va extendiéndose una lengua, por ejemplo: el latín, que fue desperdigado

por los romanos a lo largo de los territorios que iban cediendo ante su espíritu de conquista,

va enriqueciéndose en términos y ascepciones.

5 MARTÍN Maglio, Federico; Historia Argentina y Latinoamericana del Siglo XIX; Rapigraf; Buenos Aires, 20046 UNAMUNO, Miguel de; “Contra el purismo”, El Sol; Madrid, 1899; p. 1857 Ibíd. p.185

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En el Glossarium mediae et infimae latinitatis de Du Cange8, podemos encontrar una

infinidad de vocablos germánicos pertencientes al bajo latín.

José Hernández produce una amalgama literaria entre la poesía épica y los cantos

populares y payadas de los gauchos. Cada estrofa del Martín Fierro constituye un

micropoema que atesora un valor único e independiente de las estrofas anteriores y

posteriores, sin embargo, el tono armónico que construye articulando las estrofas una con la

otra, le da el carácter novelesco a la obra.

Por lo general Hernández ocupa el octosílabo que, contundentemente predominaba en

el canto del gaucho, y lo utiliza prácticamente en casi la totalidad del poema con la excepción

de dos coplas de seguidillas en “La Ida”9 y algunos eneasílabos aislados. Dicho con sus

propias palabras:

"Canta porque hay en él cierto impulso moral, algo de métrico, de rítmico que domina en su organización, y que lo lleva hasta el extraordinario extremo de que todos sus refranes, sus dichos agudos, sus proverbios comunes, son espresados en dos versos octosílabos perfectamente medidos, acentuados con inflexible regularidad, llenos de armonía, desentimiento y de profunda intención[...]" 10

También podemos encontrar cuartetos especiales, de consonancia en los versos

pares, que tienen lugar en La Ida, en el canto VII, y en La Vuelta, en los cantos XVII y XVIII.

Los cantos finales de La Vuelta, XXXII y XXXIII, se alternan sin un orden específico la

cuarteta y la redondilla, así como también se pueden encontrar formas romanceadas,

cuartetas dobles y una peculiar estrofa de diez versos.11

Ezequiel Martínez Estrada, uno de los grandes tratadistas del Martín Fierro, ha

señalado una serie de anomalías a la disposición métrica general. Anomalías que no sólo no

desentonan sino que dan mayor belleza al poema; incluso a veces descuida el ajuste de las

rimas para ofrecernos versos de contenido superior al que pudieran tener otros en los que la

rima fuera exacta, conseguida a base de suprimir palabras que el autor cree intocables, por

otras. Hernández sólo utilizaba el romance para acercarse al valor narrativo de la prosa,

8 UNAMUNO, Miguel de; “Contra el purismo”, El Sol; Madrid, 1899; p.1869 Nombre con el que se conoce popularmente al primer volumen del Martín Fierro, en contraste con el título del segundo:

“La vuelta de Martín Fierro”10 HERNÁNDEZ, José; La vuelta de Martín Fierro, Cuatro palabras de conversación con los lectores; Gradfico; Buenos

Aires, 2007; p. 60 11 CARILLA, Emilio; La métrica del “Martín Fierro”; Thesaurus; Tomo XXVII, Núm. 3; Centro Virtual Cervantes, 1972

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excepto en este caso, en que prefiere su sexteta, que por ser de su creación, cree tener todo

el derecho en enmendarla por la necesidad poética del propio poema.12

Imitar el habla del gaucho no debió de haber sido cosa fácil. La muy lograda imitación

del dialecto pampeano de la primera mitad del siglo XIX, dota de un objetivo sociopolítico

maravilloso al texto. De esta manera, el pueblo representado en la obra se reconoce

fácilmente entre las expresiones del estilo particular del personaje argentino. La eficacia

expresiva de Martín Fierro abastece de elementos incuestionables a la propia identificación

de los ávidos lectores del poema.

Era imprescindible respetar los sistemas de acentuación que usaba el pueblo, a pesar

de ser distante de las normas de la Real Academia, y apegarse con exactitud a las

frecuentes sinalefas, tal y como el gaucho las pronunciaba. Los americanismos abundan y

los “fallos” ortográficos se deben exclusivamente al arduo trabajo del autor por acercarse

más al hombre del campo. También observamos una clara tendencia a reducir grupos

consonánticos como en dotor – doctor e indigno – indino, así como también metátesis de

profusa utilización en las hablas populares como: redamar – derramar.

Martín Fierro, además de constituir el más detallado dibujo del gaucho, podemos

definirlo también como el clásico hombre hermitaño que se ve obligado a huir sin saber por

cuánto tiempo y se encuentra bañado en soledad con sus pensamientos y reflexiones:

"¡Cuantas veces al cruzaren esa inmensa llanura,

al verse en tal desventuray tan lejos de los suyos,

se tira uno entre los yuyosa llorar con amargura!"

"Allí pasaba las horassin haber naides conmigo

teniendo a Dios por testigo,y mis pensamientos fijosen mi mujer y mis hijos,

en mi pago y en mi amigo." 13

12 MARTÍNEZ Estrada, Ezequiel; "Prólogo", Martín Fierro de José Hernández; Editora de Ediciones Selectas; Buenos Aires, 1964; pp. IX-XXI

13 HERNÁNDEZ, José; La vuelta de Martín Fierro; Gradfico; Buenos Aires, 2007; p.78

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Refleja también nuestro gaucho, en varios pasajes, su calidad de último eslabón en la

cadena de clases sociales en la región patagónica. Martín Fierro, como icono de las masas

populares, no tiene oportunidad alguna de escalar peldaños sociales.

"Dende chiquito ganéla vida con mi trabajo,

y aunque siempre estuve abajoy no sé lo que es subir

también el mucho sufrirsuele cansarnos, ¡barajo!"14

El Fierro que nos canta en La Ida, guarda cierta distancia con el de La Vuelta, del

mismo modo en que su autor ya sugería varios cambios radicales entre la creación de ambas

obras. Los pormenores sociales de la época se veían agitados por la situación política.

Nicolás Avellaneda, tras ocupar la presidencia en medio de un agitado ambiente acusado de

fraude y enfrentando un feroz levantamiento de Bartolomé Mitre, predicó a los cuatro vientos

la renovación de la patria en la que, respaldado por Domingo F. Sarmiento, incluía la

conciliación entre los federales, que pregonaban una forma de gobierno basada en la

tradición hispana y los principios de la constitución de los Estados Unidos, y los unitarios que

proclamaban una corriente política inspirada en el liberalismo.15

En La Vuelta, el poeta, así como su protagonista, retornan a la ciudad de Buenos Aires

para incorporarse a ella. Así, Martín Fierro regresa a su tierra con un esperado e ilusionante

cambio de actitud: en lugar de aceptar la agreste situación política y social que predomina en

la República Argentina y ponerse a trabajar, como sucede en La Ida. En La Vuelta,

Hernández toma una dirección diferente y crea un desenlace mucho más esperanzador para

el gaucho haciendo hincapié en el respeto que merecen y en los derechos inalienables que

que tienen como ciudadanos argentinos.

En su tiempo, esta obra gauchesca despertó tal interés, que dio origen a círculos de

lectura en voz alta en la que varios payadores memorizaban pasajes del poema, recitándolo

ante una audiencia repleta de apasionados espectadores que escuchaban atentamente las

14 HERNÁNDEZ, José; El Gaucho Martín Fierro; Gradfico; Buenos Aires, 2007; p. 3215 MARTÍN Maglio, Federico; Historia Argentina y Latinoamericana del Siglo XIX; Rapigraf; Buenos Aires, 2004

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aventuras del héroe gaucho16 que disfrutaba de una vida tranquila en las planicies de la

pampa a lado de su familia y seres queridos.

"Yo he conocido esta tierraen que el paisano vivía

y su ranchito teníay sus hijos y mujer…era una delicia el ver

como pasaba sus días."

"Entonces… cuando el lucerobrillaba en el cielo santo,y los gallos con su canto

nos decían que el día llegaba,a la cocina rumbiaba

el gaucho… que un encanto." 17

Martín Fierro se ve obligado a alistarse en el ejército. donde se revela su naturaleza

rebelde y su profunda aversión hacia la milicia que desemboca en su deserción. Al regresar

Martín Fierro, descubre con desencanto que su hogar ha sido destruido y su familia se ha

exiliado. La profunda tristeza que lo embriaga lo convierte pronto en un forajido.

El canto del poeta bandolero. Los versos de José Hernández son la consolidación de

la cultura popular argentina y la poesía épica sudamericana, propia de los nativos de las

regiones patagónicas. El gaucho fierro reconoce, a diferencia de su autor, que no es un poeta

letrao [sic], sin embargo, impregna a sus coplas de fervoroso orgullo latinoamericano y una

epopéyica narratividad poética:

“Yo no soy cantor letrao,Mas si me pongo a cantarNo tengo cuándo acabarY me envejezco cantando:

Las coplas me van brotandoComo agua de manantial.” 18

16 SCHVARTZMAN, Julio; “Las Letras del Martín Fierro”, Historia Crítica de la Literatura Argentina, Vol. II; Emecé; Buenos Aires, 2003

17 HERNÁNDEZ, José; El Gaucho Martín Fierro; Gradfico; Buenos Aires, 2007; p. 1918 Ibíd. p.17

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El gaucho ha sido víctima de numerosas críticas racistas y discriminatorias. De esta

manera, con un compromiso social reflejado en sus versos, José Hernández reivindica la

imagen del gaucho impregnándolo de heroicidad y valentía. La historia del gaucho en la

época pos-colonial en la República Argentina se caracteriza por su marginalidad social y

persecución por parte del gobierno. El gaucho, como el indio, el inmigrante, es clave en la

historia argentina del siglo XIX. Hernández refleja esta condición al especificar que Fierro es

orillado por las circunstancias sociales a ser un “fuera de la ley”. Nos ofrece una íntegra

crítica del gobierno sarmientino: aunque Fierro sea gaucho, y por consiguiente, castigado

automáticamente como bandido, él presenta cualidades dignas de héroes homéricos.

En este mundo globalizado, poco espacio se da para las comunidades rurales de los

países americanos. No digamos del dialecto, que es fuertemente criticado por los

académicos de la lengua que, desde sus púlpitos, aprueban o rechazan las expresiones

hispánicas que surgen en las regiones hispanoparlantes del globo.

La lengua es de quien la trabaja, de quien la usa diariamente y describe la realidad

que lo rodea. Las bifurcaciones del lenguaje se adaptan a las necesidades de los usuarios. El

poeta, el escritor y el cronista tienen la responsabilidad de meter en las filas de la posteridad

todas las expresiones hispánicas que existen en la tierra y, por supuesto, alentarlas a seguir

cambiando y recorriendo la intrincada maraña de diversidades que nuestro idioma conlleva.

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Protocolo de Investigación

ObjetivoEl objetivo de este trabajo es el de destacar las características lingüísticas y el léxico

usado en la obra “El gaucho Martín Fierro”, así como también en su segunda parte “La vuelta

de Martín Fierro” que reproduce, según la visión de su autor José Hernández, el habla de los

campesinos habitantes de las altiplanicies aledañas al Río de la Plata conocidos en la región

sudamericana como gauchos.

Según algunos autores españoles de años posteriores a la publicación del Martín

Fierro, había serias discrepancias acerca del uso del español que se daba en el poema.

Había quienes opinaban que no se apegaba a la gramática propia del castellano y, por lo

tanto, no era digna de tomarse en cuenta como obra literaria hispánica, y quienes elogiaban

ampliamente la transmutación americana de la lengua española.

HipótesisLa hipótesis sostenida dentro del trabajo es la siguiente: Con base en el estudio

filológico de las lenguas romances, incluido el español, y analizando detalladamente el

vocabulario y la expresión que da Hernández a Fierro en su texto, se infiere que el

argumento de los defensores de la tendencia purista del uso del español se dispara en un

pie, dado que estos académicos obran en contra de sí mismos. ¿Por qué? Simple. La misma

lengua que defienden de manera dogmática para mantener su uso gramaticalmente correcto,

es producto de una corrupción de otro idioma, que así como el español va mutando

dependiendo de la realidad que describe, el latín fue metamorfoseándose mientras se iba

extendiendo por europa dando lugar a las lenguas romances.

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Marco teóricoHacia fines del siglo XVIII nace y empieza a desarrollarse en el entonces territorio del

Río de la Plata un tipo de literatura de carácter popular, en un comienzo anónima, cuya

característica general consiste en proyectar hacia el campo el ámbito rural del país, las

costumbres de los hombres de campo, sus personajes típicos, todo ello a través de su

tradición y su vocabulario. Es lo que llamamos literatura gauchesca, cuya difusión alcanza

hasta el último tercio del siglo XIX.

Refleja actitudes derivadas de la educación española, tales como el culto por las

armas, la habilidad del jinete, y el sentimiento implícito de la libertad. Se ha insistido mucho

en este último aspecto, pues parece desprenderse del mismo tipo de vida característico del

gaucho, jinete solitario de las llanuras desiertas que debió aprender a manejarse con la

independencia propia de un estilo de vida errabundo, en un ámbito que, como el de la

pampa, parecía ofrecerse ante él como un horizonte sin límites ni ataduras.19

MétodoEl método utilizado fue deductivo, al empezar localizando el texto tanto temporal como

geográficamente, se parte desde el punto general para ir especificando sobre los

antecedentes de la poesía gauchesca y la incursión de José Hernández en ella, pasando por

el análisis de la legua que los gauchos utilizaban y Hernández imitó, hasta llegar a los

dilemas acerca de la supuesta pureza de la lengua española y la opinión de intelectuales,

como Miguel de Unamuno, acerca del tema; dando lugar también a una reflexión lírica del

poema, para culminar con aspectos de la pesonalidad de nuestro gaucho.

19 BEGUERÍE, Juan A; La Literatura en la Argentina: de la colonia a nuestros contemporáneos; Escuela Normal Superior de Chascomús; Buenos Aires, 1997

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Bibliografía

− BEGUERÍE, Juan A; La Literatura en la Argentina: de la colonia a nuestros

contemporáneos; Escuela Normal Superior de Chascomús; Buenos Aires, 1997

− CARILLA, Emilio; La métrica del “Martín Fierro”; Thesaurus; Tomo XXVII, Núm. 3;

Centro Virtual Cervantes, 1972

− HERNÁNDEZ, José; El Gaucho Martín Fierro; Gradfico; Buenos Aires, 2007

− HERNÁNDEZ, José; La Vuelta de Martín Fierro; Gradfico; Buenos Aires, 2007

− MARTÍN Maglio, Federico; Historia Argentina y Latinoamericana del Siglo XIX;

Rapigraf; Buenos Aires, 2004

− MARTÍNEZ Estrada, Ezequiel; "Prólogo", Martín Fierro de José Hernández; Editora de

Ediciones Selectas; Buenos Aires, 1964

− PADULA Perkins, Jorge Eduardo; El Periodista José Hernández; Elaleph; Buenos

Aires, 2000

− PARAVÍS Darder, Raúl V; La primitiva poesía gauchesca en el Río de la Plata; Banco

de Seguros del Estado; Buenos Aires, 1951

− UNAMUNO, Miguel de; “Contra el purismo”, El Sol; Madrid, 1899

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