El Espíritu santo y la misión

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Primera ParteEl Espritu Santo y la Misin

El obispo John V Taylor en su libro El Dios mediador nos habla que el principal actor en la misin histrica de la iglesia cristiana es el Espritu Santo. l es el director de toda empresa. La misin consiste en cosas que l est haciendo en el mundo. Es la iniciativa divina y no depende de m mismo. Todo consiste en la luz que Dios enfoca sobre la persona de Jesucristo

Se ha descubierto el papel importante del Espritu Santo por medio de las epstolas paulinas y los evangelios, pero especialmente a partir de la segunda parte del siglo veinte sobre los escritos del evangelio de Lucas y Hechos de los Apstoles. El modelo bblico recalca la presencia y el poder del Espritu Santo en la vida de la iglesia como la fuente del dinamismo misionero. No tiene nada que ver con el legalismo, sino con la libre y gozosa expresin de una renovada experiencia de la gracia de Dios.

El telogo John Stott comparte que lo que nos une como evanglicos en nuestra doctrina y experiencia del Espritu Santo es mayor que aquello que nos puede separar. Este consenso se expresa en Pacto de Lausana. En 1974, Billy Graham convoc a ms de 2700 lderes cristianos de 150 pases en la ciudad de Lausana, Suiza, para un Congreso Internacional de Evangelizacin Mundial. El Pacto de Lausana, cuyo principal artfice fue el telogo John Stott, ha sido considerado como uno de los documentos contemporneos ms importantes sobre la vida y misin de la iglesia. Lausana contribuy en dos sentidos significativos al movimiento misionero global: La preocupacin por los pueblos no alcanzados, y el llamado latinoamericano a reconocer que la responsabilidad social es parte esencial del Evangelio. El punto catorce y con el ttulo de EL PODER DEL ESPIRITU SANTO expresa lo siguiente:Creemos en el poder del Espritu Santo. El Padre envi a Su Espritu para dar testimonio de Su Hijo; sin el testimonio de EL nuestro testimonio es vano. La conviccin de pecado, la fe en Cristo, el nuevo nacimiento y el crecimiento cristiano, son todos obra Suya. Ms an, el Espritu Santo es un Espritu misionero, y por ello la evangelizacin debiera brotar de una iglesia que est llena del Espritu. La evangelizacin mundial ser una posibilidad realista, slo cuando el Espritu renueve a la Iglesia en sabidura, fe, santidad, amor y poder. Por lo tanto, hacemos un llamado a todos los cristianos, para que oren, a fin de que venga una visitacin del Espritu de Dios, de modo que todo Su fruto se vea en Su pueblo, y que todos Sus dones enriquezcan al cuerpo de Cristo. Slo entonces, la Iglesia toda llegar a ser instrumento adecuado en Sus manos, para que el mundo entero oiga la voz de Dios. (1 Cor. 2:4; Juan 15:26,27; 16:8-11; 1 Cor. 12:3; Juan 3:6-8; 2 Cor. 3:18; Juan 7:37-39; 1 Tes 5:19; Hech. 1:8; Sal. 85:4-7; 67:1-3; Gl. 5:22,23; 1 Cor. 12:4-31; Rom. 12:3-8)

El Evangelio de Lucas y Hechos de los Apstoles por David Bosch A[footnoteRef:1]1 [1: A1 David J. Bosch, Misin en Transformacin, pp 147-149, Libros Desafio, 2000]

David Bosch en su libro Misin en Transformacin nos comparte que Lucas presenta a Jess de un modo completamente nuevo. El Cristo resucitado se hizo presente en la comunidad primordialmente por medio del Espritu. En Marcos y Mateo el Espritu no es muy prominente, y rara vez se lo relaciona con la misin. No es as en Lucas. Entre los evangelistas, se lo puede sealar como el telogo del Espritu Santo Lucas advirti la necesidad de reinterpretar la misin y el ministerio de Jess para la Iglesia de su propia poca y crey firmemente que tal reinterpretacin sera mediada por el Espritu Santo. No introdujo esta nocin con el Pentecosts. El ministerio del Jess terrenal ya aparece descrito en trminos de la iniciativa y direccin del Espritu Santo.

La idea de dejarse guiar por el Espritu en cuanto a la misin se aplica, entonces, de manera mucho ms amplia al ministerio de los discpulos. Ellos se convertirn en los testigos de Jess en cuanto sean revestidos con poder desde lo alto (Lc.24:49; Hch. 1:8). El mismo Espritu, en cuyo poder Jess se fue a Galilea, tambin empuja a los discpulos a la misin. A cada paso se ve la misin de la Iglesia inspirada y confirmada por manifestaciones del Espritu. El evento decisivo, por supuesto, es Pentecosts. El Espritu descendi sobre Jess en su bautismo (Lc. 3:21s.), y ahora el Espritu desciende en un segundo bautismo (Hch. 1:5). De este modo el ministerio particular del Espritu se distingue del ministerio de Jess (Pentecosts ocurre diez das despus de la ascensin) pero, al mismo tiempo, est ntimamente relacionado con el mismo.

El don del Espritu es el don de involucrarse en la misin, porque la misin es consecuencia directa del derramamiento de Espritu. La pneumatologa (Estudio del Espritu Santo) de Lucas excluye la posibilidad de un mandamiento misionero; implica en cambio la promesa que los discpulos se involucrarn en la misin. Roland Allen escribe: No habla de hombres quienes, siendo lo que eran, se esmeraron en obedecer las ltimas rdenes de un patrn muy amado, sino de hombres quienes, habiendo recibido un Espritu, fueron impulsados por tal Espritu a actuar de acuerdo con ese mismo Espritu

Adems, el Espritu no slo inicia la misin, sino que tambin gua a los misioneros en cuanto a dnde ir y cmo proceder. Los misioneros no han de implementar sus propios planes. Deben ms bien esperar la direccin del Espritu. El encuentro de Felipe con el eunuco de Etiopa, por ejemplo, ocurre por medio del Espritu (Hch. 8:29). La conversin de Cornelio es de importancia especial para la comprensin del segundo volumen de Lucas. La aceptacin de este gentil (sin la circuncisin) en el redil cristiano se confirma cuando ocurre un segundo Pentecosts: el Espritu se derrama aun sobre un gentil juntamente con su familia (10:4448). En su informe a la comunidad de Jerusaln, Pedro explica que el Espritu lo inst a no dudar sino a ir en seguida donde estaba Cornelio (11:12). Una vez ms, la ratificacin que hace el concilio de Jerusaln de la decisin de bautizar a los gentiles sin previa circuncisin tambin aparece descrita como resultado del impulso del Espritu (15:8, 28)

De igual modo, es el Espritu quien insta a la Iglesia de Antioqua una Iglesia que se caracteriza por la adoracin y el ayuno a apartar a Pablo y a Bernab para una tarea especial (13:2), y es el Espritu quien los encamina (13:4). El Espritu prohbe a Pablo adentrarse ms en Asia (16:6): a travs de la visin de un hombre de Macedonia, el Espritu lo dirige hacia Europa (16:9). En todos estos relatos el nfasis recae en el Espritu Santo como catalizador, gua e inspirador de la misin.

En los escritos de Lucas el Espritu de misin es a la vez el Espritu de poder (griego: dynamis). Esto es cierto respecto a la misin de Jess (Lc. 4:14; Hch. 10:38) y de los apstoles (Lc. 24:49; Hch. 1:8). El Espritu, entonces, no slo acta como el iniciador y gua de la misin sino tambin como el que da el poder para llevarla a cabo. Ello se manifiesta particularmente en el denuedo de los testigos una vez ungidos con el Espritu. En Hechos, Lucas suele utilizar las palabras parresia y parresiazomai (denuedo; hablar con denuedo) (cf. 4:13, 29, 31; 9:27; 13:46; 14:3; 18:26; 19:8). Implcitamente est sugiriendo que todo aquello se hizo posible por el poder del Espritu. El Espritu infunde valenta a los antes tmidos discpulos. Por medio del Espritu, Dios est en control de la misin.

La ntima relacin entre pneumatologa (Estudio del Espritu Santo) y misin es la contribucin distintiva de Lucas al paradigma misionero de la Iglesia primitiva. En las cartas de Pablo, probablemente escritas unos treinta aos antes de Lucas-Hechos, la relacin entre misin y Espritu es apenas tangencial. Ya en el siglo dos d.C. el nfasis se haba desplazado casi exclusivamente al Espritu como el agente de la santificacin o el garante de la apostolicidad. La Reforma protestante del siglo diecisis sola enfatizar mayormente la obra del Espritu Santo en trminos de dar testimonio e interpretar la Palabra de Dios.

Recin en el siglo veinte ha habido un descubrimiento gradual del carcter intrnsecamente misionero del Espritu Santo. Esto sucedi debido al inters en estudiar de nuevo los escritos de Lucas. Sin lugar a duda, no fue la intencin de Lucas sugerir que la iniciativa, direccin y poder del Espritu en la misin se referan nicamente al perodo sobre el cual escribi. Para l, su validez era permanente. Para Lucas, el concepto del Espritu sell la relacin entre la voluntad universal de Dios para salvar, el ministerio liberador de Jess y la misin global de la Iglesia

La reflexin misiolgica: Creencia, experiencia, estructura por Samuel EscobarB[footnoteRef:2]1 [2: B1 Samuel Escobar, Tiempo de Misin, captulo 8. Ediciones Clara-Semilla, 1999 ]

El protestantismo clsico que surgi en el siglo XVI por medio de las iglesias luteranas o calvinistas no se ha caracterizado por la movilizacin de todos los creyentes para la misin o por el celo evangelizador. Aunque muchos evanglicos latinoamericanos, y tambin muchos pentecostales, vean a Lutero y Calvino como figuras patriarcales de su historia espiritual, en realidad los antecesores inmediatos del protestantismo latinoamericano fueron los pietistas, los moravos y los metodistas del siglo XVIII, precursores del gran movimiento misionero evanglico que iba a florecer en el siglo XIX. Es importante recordar que en estos movimientos hay claros antecedentes del movimiento pentecostal que ha florecido durante el siglo XX. [footnoteRef:3]1 [3: 1 Donald W. Dayton, Races teolgicas del Pentecostalismo (Buenos Aires: Nueva Creacin).]

As pues, cuando se trata de imaginar la misin cristiana en el siglo XXI cabe plantearse las preguntas: Qu pueden aprender los evanglicos latinoamericanos de sus antepasados en la fe? y tambin qu pueden aprender de ese protestantismo popular que se ha multiplicado? Si se observa las creencias y forma de vida de los evanglicos latinoamericanos, el parentesco con los pietistas, moravos y metodistasnuestros padres en la fees ms evidente que el que podamos tener con Lutero y Calvinonuestros abuelos en la fe. Sin embargo, generalmente invocamos ms a los abuelos que a los padres. La revisin de nuestra herencia puede ser un factor importante cuando, mirando al futuro, consideramos el desafo misionero especfico que se nos plantea en el siglo veintiuno: la participacin latinoamericana en la misin cristiana a escala global. Este examen histrico clarifica una cuestin importante para la misin: la relacin entre creencia sobre el contenido de la fe, experiencia de la fe y estructura para la propagacin de la fe, tal como se ha dado en las diversas formas del protestantismo.

Este es precisamente el punto que cabe destacar, porque tanto el gran movimiento misionero protestante de los siglos dieciocho y diecinueve, como el dinamismo misionero de los evanglicos y pentecostales latinoamericanos en el siglo veinte se relacionan directamente con el concepto y la prctica del sacerdocio universal de los creyentes. Este concepto fue formulado primero por Lutero y si lo leemos en contexto supona un rechazo de dos males predominantes en la cristiandad que l buscaba reformar: el sacramentalismo y el clericalismo. Por un lado el poder exclusivo que reclamaba la institucin eclesistica para administrar la gracia divina mediante prcticas exteriores, a pesar de la condicin moral corrupta en la cual la propia institucin haba cado. Por otro lado el monopolio de los clrigos respecto a las tareas propias de la vida de la Iglesia en la cual los fieles venan a ser simples espectadores.[footnoteRef:4]2 [4: 2 Howard A. Snyder se ocupa de este tema en el captulo quinto de The Community of the King (Downers Grove: Inter-Varsity Press, 1977; Hay versin castellana).]

Lo que Lutero no lleg a crear fueron estructuras nuevas que facilitasen la participacin de todos los creyentes como sacerdotes de Dios en el ministerio mutuo. Un siglo despus de Lutero las propias iglesias luteranas parecan haber cado en el sacramentalismo y el clericalismo. El pietismo y los avivamientos en Europa fueron movimientos de renovacin espiritual que llegaron a crear estructuras y prcticas nuevas y contextuales que facilitaron el sacerdocio universal de los creyentes. Este concepto fundamental de la fe evanglica no se puede separar de una visin de la obra del Espritu Santo en el mundo y de los dones que el Espritu da a todos los creyentes, verdades que son fundamentales para la prctica y la teologa de la misin. As que me parece que puedo plantear lo siguiente como tesis que vale la pena investigar: Que el vigor misionero evanglico de los siglos dieciocho y diecinueve provena del Espritu Santo y se pudo manifestar cuando se crearon estructuras que permitan el ejercicio de los dones de todos los creyentes y su participacin en la misin.

De la misma manera, el vigor misionero de las iglesias evanglicas populares latinoamericanas en el siglo veinte y ahora en nuestro tiempo viene de un impulso del Espritu Santo, que encuentra iglesias dispuestas a reconocer que el Espritu da dones a todos y a estructurarse para permitir que el impulso del Espritu se manifieste. La reflexin se encaminar por dos vas. Por un lado la consideracin detenida del proceso histrico que permite establecer con cierta claridad la continuidad entre pietismo, avivamiento wesleyano y movimiento pentecostal. Por otro lado el curso de la reflexin misiolgica durante el siglo XX que ha ido redescubriendo la importancia de reconocer, comprender y seguir la accin del Espritu Santo en la misin cristiana.

Nuestros parientes protestantes ms cercanos

Es precisamente el acercamiento misiolgico, el que nos obliga a una revisin de lo que es la herencia protestante que puede darnos claves para la misin en el siglo XXI. Como ya se dijo, los evanglicos latinoamericanos estamos mucho ms cerca de los pietistas y avivamientistas de los siglos dieciocho y diecinueve que de los reformadores del siglo diecisis. Y cuando queremos reflexionar acerca de nuestra participacin en la misin ser mejor que exploremos esa parte de nuestra herencia con ms detenimiento. Lo que hemos recibido del pietismo, del movimiento moravo y de los avivamientos puede ayudarnos en la forja de modelos misioneros para el siglo XXI.

El historiador Justo L. Gonzlez nos ofrece una descripcin de los orgenes del moderno movimiento misionero que se desarroll durante el siglo dieciocho, como algo nuevo en la historia del protestantismo. El inters en las misiones iba vinculado con un despertar de la religiosidad individual. Una nota que destaca Gonzlez es que los dirigentes de este nuevo despertar protestaban contra la rigidez de la vieja ortodoxia protestante, y aunque ellos mismos eran por lo general telogos debidamente adiestrados, tendan a subrayar por encima de las frmulas teolgicas la importancia de la vida cristiana prctica.[footnoteRef:5]3 [5: 3 Gonzlez (1970:187188), subrayado nuestro.]

Adems de este pragmatismo, los pietistas insistan en la experiencia personal de conversin y en la obediencia individual a los mandatos divinos. No tenan espritu sectario, ya que permanecan en el seno de sus propias iglesias o denominaciones, a fin de ser algo as como una levadura de renovacin. Como aclara Gonzlez: Si en algunas ocasiones ste no fue el resultado de tales movimientos, ello no se debi tanto al espritu cismtico de sus fundadores como a la rigidez de las iglesias dentro de las cuales surgieron.[footnoteRef:6]4 [6: 4 Gonzlez (1970:187188).]

El pietismo alemn de Spener y Francke, hombres de gran saber y de gran piedad, influy sobre promotores celosos de la misin como el Conde Zinzendorf, y luego sobre Wesley en las islas britnicas y el llamado Gran Avivamiento en Amrica del Norte. En consecuencia, la expansin misionera protestante llev consigo las marcas del pietismo y los movimientos que le siguieron: Los misioneros protestantes del siglo XIX tendan a subrayar la necesidad de una decisin individual por parte de los conversos mucho ms de lo que antes lo haban hecho los misioneros catlicos y aun los primeros misioneros protestantes.[footnoteRef:7]5 [7: 5 Gonzlez (1970:203).]

Los elementos que he subrayado en estas descripciones son algunas de las caractersticas propias de los evanglicos latinoamericanos. Aspectos extremos de ellas como el individualismo excesivo se han criticado con frecuencia utilizando trminos como pietista en sentido siempre negativo. Sin embargo quiero destacar que los evanglicos muestran esas notas pietistas de entusiasmo espiritual, conversin personal, y atencin a la prctica visible de la fe ms que a las formulaciones doctrinales, y a ellas va unido el fervor misionero. Mi tesis aqu es que las iglesias populares de tipo pentecostal que han crecido en Amrica Latina muchas veces encarnan las notas del dinamismo misionero de los moravos y pietistas mejor que otras iglesias evanglicas que se consideran guardianes de la herencia protestante. Me refiero a la prctica de estas iglesias populares ms que a su capacidad de repetir un discurso teolgico formal. Con esto quiero decir tambin que el protestantismo renovado y pietista que forj el movimiento misionero del siglo dieciocho y diecinueve cre estructuras que permitieron la realizacin prctica del sacerdocio universal de los creyentes, mejor que las iglesias luteranas o calvinistas del siglo diecisis. Tambin el movimiento protestante popular ha creado en Latinoamrica estructuras que facilitan su misin.

Las iglesias populares expresan esas notas evanglicas y ese dinamismo misionero dentro de las condiciones propias de la cultura de la pobreza en que se mueven. Es decir, el movimiento pentecostal es una expresin contextual y popular del protestantismo del siglo diecisis, surgida en el mundo de la pobreza tanto en Norteamrica y Europa como en Amrica Latina. En ambos casos lo protestante fue mediado por el movimiento evangelizador o misionero de marca pietista y avivamientista. Le cabe el nombre de protestantismo popular porque la contextualizacin se ha dado en forma creativa respondiendo a las notas propias del mundo de la pobreza.

Aqu son necesarias dos notas aclaratorias. Primero, no me estoy refiriendo aqu a las iglesias neo-carismticas o posdenominacionales aparecidas en los ltimos tiempos, sino a las iglesias populares relacionadas en su mayora con el movimiento pentecostal. Segundo, que no comparto la visin europesta de intrpretes como Jean Pierre Bastian que le niegan al movimiento pentecostal y al protestantismo popular el carcter de movimiento protestante, simplemente porque no tiene las marcas de la cultura de clase media con las que se suele identificar al protestantismo en Europa, y con las que se identifican las iglesias protestantes ms antiguas en Amrica Latina.

Por lo tanto es adecuado abrir nuestras mentes y nuestros ojos a la posibilidad de que el mismo Espritu Santo que hizo surgir la visin misionera entre los pobres refugiados que formaban el pueblo pietista y moravo, sea el Espritu que hoy anima a las iglesias populares que crecen en respuesta a las profundas necesidades de las masas latinoamericanas. Creo que en este punto la reflexin de una teologa de la misin puede ayudarnos a captar mejor la relacin entre creencia, experiencia y estructura de misin.

Espritu Santo y Misin

En la segunda mitad del siglo XX ha crecido la conviccin de que es el Espritu Santo quien tiene la iniciativa en la realizacin de la misin cristiana, no slo porque impulsa el dinamismo misionero en la Iglesia misma, sino porque est en accin en el mundo creando condiciones y preparando a los receptores del mensaje. Esta nota aparece en un libro del telogo Emil Brunner que constituye un valioso aporte a la reflexin sobre la iglesia. Se trata de El malentendido de la Iglesia, obra publicada originalmente en 1951, pero cuya traduccin al castellano apareci recin en 1993. Brunner nos recuerda que para comprender lo que es la Iglesia debemos comprenderla en su continuidad, desde sus orgenes en Cristo mismo hasta el presente. Se plantea una cuestin fundamental que Brunner cree respaldada por el Nuevo Testamento, que no es simplemente cuestin de la continuidad de la palabrala permanencia de la doctrina originalsino tambin de la continuidad de una vida: es decir la vida que fluye del Espritu Santo. Brunner aduce una razn y al mismo tiempo nos desafa a reconocer una carencia:La comunidad de Jess vive bajo la inspiracin del Espritu Santo. Este es el secreto de su vida, de su comunin y de su poder. Para usar una palabra moderna, el Espritu suple el dinamismo de la Ecclesa Debemos enfrentar el testimonio del Nuevo Testamento con suficiente sinceridad para conceder que en esta pneuma que posea conscientemente la Ecclesa, hay fuerzas de tipo extrarracional que faltan mayormente entre muchos cristianos hoy da.[footnoteRef:8]8 [8: 8 Emil Brunner El malentendido de la Iglesia (Guadalajara, Mxico: Ediciones Transformacin, 1993:58, 59).]

Brunner desarrolla por extenso su comprensin de esa accin extrarracional del Espritu y nos recuerda que La Ecclesa en su experiencia del Espritu Santo conoci a Dios como aquel cuyo impacto sobre la vida humana penetra hasta las profundidades del alma, tocando aquellas energas escondidas, las moviliza y subordina al servicio de su santa voluntad.[footnoteRef:9]9 [9: 9 Brunner (1993:60).]

Sorprende la conclusin a que este telogo nos lleva ms adelante, si tomamos en cuenta que se trata de un estudioso de profunda vocacin, de produccin literaria abundante y de metodologa rigurosa. Sostiene que la teologa no es el instrumento mejor adaptado para elucidar con precisin este aspecto de las manifestaciones del alma. Porque teo-loga tiene que ver con el Logos y en consecuencia slo est calificada para tratar con asuntos que de alguna manera son lgicos, no con el dinamismo en sus caractersticas alglicas. Por lo tanto el Espritu Santo siempre ha sido hijastro de la teologa y el dinamismo del Espritu Santo el espantajo de los telogos.[footnoteRef:10]10 [10: 10 Brunner (1993:60).]

Al exponer la forma en que se extendi originalmente la comunidad de Jess, Brunner destaca por igual la instrumentalidad de la Palabra de Dios al mismo tiempo que el poder sobrenatural del Espritu. La conversin requiere una palabra especfica pero tambin un poder que va mucho ms all que la palabra del predicador. Entre la Palabra y el poder hay una especie de relacin dialctica: Aqu las poderosas energas del Espritu son ms importantes que palabra alguna, aun cuando estas energas en tanto que son del Espritu Santo deben su origen a la Palabra de Dios. Es la prctica de la misin la que abre a las personas a la accin del Espritu:Los evangelistas y misioneros hoy en da generalmente reconocen este hecho mejor que los telogos que no slo subestiman el poder dinmico del Espritu Santo, sino que frecuentemente lo desconocen totalmente.[footnoteRef:11]11 [11: 11 Brunner (1993:66).]

Algunos evanglicos entusiastas de la misin cristiana a comienzos de siglo haban destacado el papel del Espritu Santo como el motor dinmico de la misin. Arthur Tappan Pierson (18371911) director de la famosa revista Missionary Review of the World, un presbiteriano convertido al movimiento de santidad, destac en sus libros la obra del Espritu Santo. Fue quien acu la frase La evangelizacin del mundo en esta generacin, lema de la ya mencionada conferencia misionera de Edimburgo. Adoniram Judson Gordon (18361895) fue un crtico del concepto de misin cristiana como obra civilizadora y tambin sus escritos destacaron la obra del Espritu Santo en la misin. Albert Benjamin Simpson (18431919) fue otro presbiteriano atrado por el movimiento de santidad y fundador de la Alianza Cristiana y Misionera, quien destac la obra del Espritu Santo pero rechaz la idea de que la experiencia de hablar en lenguas fuese necesaria para la salvacin.[footnoteRef:12]12 [12: 12 Ver los artculos sobre estos personajes en Gerald H. Anderson, Ed. Biographical Dictionary of Christian Missions (New York: Macmillan Reference, 1998).]

A estos nombres podemos agregar el de Roland Allen, un exmisionero en la China cuyas obras misiolgicas fueron escritas en la segunda dcada e este siglo, pero slo llegaron a difundirse en la dcada de los sesenta. En sus libros La expansin espontnea de la Iglesia[footnoteRef:13]13 y Missionary Methods: St. Pauls or Ours?[footnoteRef:14]14 compara las metodologas de las misiones anglicanas de su poca, con las del Nuevo Testamento. Allen destaca el marcado contraste entre la espontaneidad de la iglesia primitiva y la lentitud burocrtica y tradicionalista de algunas misiones modernas. Lo explica como resultado tanto de la existencia de estructuras inadecuadas como de la falta de fe en el poder movilizador del Espritu Santo. [13: 13 Buenos Aires: Editorial Aurora, 1970, publicado originalmente en ingls en 1912.] [14: 14 London: World Dominion Press, Tercera edicin, julio de 1953.]

En la segunda parte del siglo XX la misiologa protestante se renov notablemente, precisamente con el aporte de misioneros y evangelistas que partiendo de una autocrtica de su propia tarea misionera, exploraron con sentido de urgencia y apertura el material del Nuevo Testamento y redescubrieron la realidad del Espritu Santo y su papel en la misin.

El misionero Harry Boer quien sirvi con la Iglesia Cristiana Reformada en Nigeria sostuvo en su libro Pentecost and Mission[footnoteRef:15]15 la tesis de que la obra misionera ha prestado mucha atencin a la Gran Comisin, pero no suficiente a Pentecosts. El punto de partida de la misin en el Nuevo Testamento no es slo el imperativo del mandato de Jess sino la plenitud del Espritu en la Iglesia que viene en Pentecosts. Propone una revisin de la teologa de la misin recordndonos que aunque se ha insistido mucho en el tema de la obra del Espritu Santo en la salvacin de los seres humanos, se ha trabajado muy poco acerca de su significado crucial para el testimonio misionero de la Iglesia. El asunto no se ha ignorado del todo pero aunque merecera ser central para la reflexin misionera, se lo ha relegado a la periferia.[footnoteRef:16]16 [15: 15 Harry Boer Pentecost and Missions (Grand Rapids: Eerdmans, 1961).] [16: 16 Boer, op.cit., p.12.]

El trabajo ms sistemtico sobre la relacin entre creencia, experiencia y estructura de misin se lo debemos a Howard Snyder, quien fue misionero Metodista Libre en Brasil y contribuy al congreso de Evangelizacin de Lausana (1974) con una ponencia seminal acerca de la Iglesia.[footnoteRef:17]17 A partir de este trabajo Snyder empez a explorar lo que podemos aprender de los grandes avivamientos, en trminos de cmo una visin del Espritu Santo se reflej en formas de organizarse para la misin. Snyder utiliza la figura del vino nuevo y los odres viejos para referirse a la tensin entre vivencia espiritual y estructura. Cuando el vino nuevo del Espritu Santo renueva a la iglesia para la misin los odres viejos ya no sirven, ya no funcionan.[footnoteRef:18]18 Snyder estudia este proceso siglo tras siglo. Descubre que el genio de los avivamientos que han sido la fuente de los grandes avances misioneros es la capacidad de crear odres nuevos para la nuevas situaciones. [17: 17 "The Church as Gods Agent in Evangelism", en J.D. Douglas, Ed. Let the Earth Hear His Voice (Minneapolis: World Wide Publications, 1975:327360).] [18: 18 Howard A. Snyder New Wineskins (Downers Grove: Inter Varsity Press, 1975).]

Esto se nota especialmente en el caso de Juan Wesley (17031791), quien fue un gran predicador cuya vida espiritual era rica y profunda, unida a una seria formacin teolgica, de manera que tena un mensaje poderoso. Tambin Wesley fue un gran organizador.[footnoteRef:19]19 Su percepcin de las necesidades pastorales que creaba la acumulacin urbana, en los comienzos de la revolucin industrial, lo llev a reorganizar la vida de las congregaciones locales en pequeos grupos llamados clases y bandas. Esto permiti que las multitudes que lo seguan dentro del marco de la nueva sociedad industrial que estaba emergiendo en Inglaterra, encontraran un nuevo recurso para el pastoreo mutuo. Se trataba de una aplicacin contextual de la nocin de sacerdocio universal de los creyentes. As el concepto redescubierto por Lutero encontr estructuras que hicieron posible su aplicacin masiva dos siglos ms tarde. Un intrprete latinoamericano del Metodismo lo dice con claridad y vigor: [19: 19 Howard A. Snyder The Radical Wesley and Patterns for Church Renewal (Downers Grove: Inter Varsity Press, 1980).]

con este importante papel otorgado por el metodismo al creyente laico se recuper un aspecto olvidado del primitivo cristianismo; el de haber sido ante todo y sobre todo, un movimiento laico, dirigido por laicos; un movimiento sin vallas jerrquicas, sin clero o casta sacerdotal, sin burocracias eclesisticas.[footnoteRef:20]20 [20: 20 Gonzalo Bez Camargo Genio y espritu del metodismo wesleyano (Mxico: Casa Unida de Publicaciones. 2da. ed., 1981:94)]

Sin embargo, conviene recordar tambin que antes que los metodistas, los valdenses en la Edad Media, los anabautistas en el siglo diecisis, y los pietistas moravos que precedieron a Wesley, practicaban el discipulado y pastoreo por medio de pequeos grupos.

En resumen, la apertura a la accin renovadora del Espritu era una apertura a una experiencia espiritual que revitalizaba la fe y la devocin a Jesucristo, manifestada luego en un impulso misionero y evangelizador. Junto con ese impulso vena la creatividad en cuanto a metodologas para el anuncio del Evangelio, apropiadas a los nuevos contextos sociales y culturales. Por otra parte no se descuid el esfuerzo por crear estructuras pastorales que ayudaran al nuevo convertido a crecer en su comprensin de la fe y en la prctica de la nueva vida. Luego, del seno de estas comunidades renovadas iba a surgir el primer impulso misionero transcultural desde el protestantismo.

Una nota comn a los autores que hemos considerado es que parten de sus experiencias misioneras, y de una seria reflexin acerca de ellas. Al reflexionar dentro de un marco teolgico y ms precisamente bblico, redescubren el papel central del Espritu Santo en la misin. A partir de este descubrimiento cuestionan las actitudes cerradas dentro de tradiciones irrelevantes, las estructuras eclesiales que impiden la participacin de los cristianos en la misin, y las metodologas obsoletas que impiden la plena realizacin de la vocacin misionera. Quiero destacar que en todos estos autores que he mencionado estamos frente a una auto-crtica misiolgica de la empresa misionera. Proviene de personas que estn vitalmente comprometidas con la misin. No se trata del clsico ataque anti-misionero que brota de un anti-imperialismo metodolgico o de una postura acadmica. Por ello llega a las fuentes del impulso misionero en el Espritu Santo y busca modelos histricos que puedan ser contextualizados para nuestra poca.

En Amrica Latina las ideas de Allen fueron influyentes sobre el pensamiento del misilogo argentino Kenneth Strachan, quien articul la visin del movimiento Evangelismo a Fondo en los aos sesenta. Las dos columnas fundamentales de este movimiento y del pensamiento de Strachan fueron precisamente la necesidad de movilizar a toda la iglesia y la apertura a la accin y el poder del Espritu Santo para conseguirlo. Deca Strachan:No podemos convencer de pecado, no podemos iluminar las tinieblas, no podemos convertir, no podemos regenerar, no podemos edificar. Slo el Espritu de Dios se encarga de estas operaciones tanto en el primer siglo como en el siglo veinte.[footnoteRef:21]21 [21: 21 Kenneth Strachan Desafo a la evangelizacin (Logos: Buenos Aires, 1970: 28).]

Hacindose eco del pensamiento de Strachan, Orlando Costas sealaba que la movilizacin de toda la iglesia era una necesidad teolgica y prctica, pero que implicaba una revolucin en la estrategia misionera actual. Porque si en algo ha fracasado la Iglesia moderna es en su profesionalismo eclesistico, en la distincin antibblica que ha hecho entre el ministro profesional y el laico.[footnoteRef:22]22 [22: 22 Orlando Costas La Iglesia y su misin evangelizadora (Buenos Aires: La Aurora, 1971:105106).]

Aprendiendo de los padres

En el siglo veintiuno nos encontramos con un vigoroso movimiento misionero evanglico que sale de la Amrica Latina y est participando en la misin en un nivel global. Estadsticas compiladas recientemente por COMIBAM Internacional en el 2006 dan cuenta de que hay ms de nueve mil misioneros latinoamericanos en otros continentes agrupados en ms de 400 organizaciones misioneras.[footnoteRef:23]23 Qu utilidad puede tener para ellos el ejercicio de conciencia histrica que aqu hemos propuesto? Este vigor misionero latinoamericano anda en busca de direccin misiolgica y de modelos viables. Podemos aprender de nuestros padres? Hoy los misilogos evanglicos latinoamericanos han avanzado en la comprensin de este proceso y sus consecuencias para la misin cristiana. As lo vemos en un substancioso trabajo de Valdir Steuernagel sobre modelos histricos de obediencia misionera. Este misilogo brasileo examina e interpreta teolgicamente varios modelos de misin que se han dado a travs de la historia empezando en la poca de Juliano el Apstata, pasando por Francisco de Ass y llegando a los Hermanos Moravos. Nos recuerda la conversacin entre Jess y Nicodemo en el tercer captulo del Evangelio de Juan, y la analoga del viento como smbolo del soplo del Espritu Santo, y luego afirma: [23: 23 Ted Limpic , www.comibam.org, Estadisticas y Catlogo de organizaciones misioneras iberoamericanas, 2006]

La misin comprendida en lenguaje neumatolgico es un solo acto con dos facetas. Es primero percibir el soplo del Espritu y su direccin. Y despus es correr en la direccin hacia la cual el Espritu est soplando.[footnoteRef:24]24 [24: 24 Valdir Steuernagel Obediencia missionria e prtica histrica. Em busca de modelos (Sao Paulo: ABU Editora, 1993:92). Hay versin castellana (Buenos Aires: Nueva Creacin, 1996) pero preferimos nuestra propia traduccin del portugus original.]

As pues, se trata de un doble movimiento en la vida de la Iglesia: primero mirar los hechos que se estn dando y discernir en ellos la accin del Espritu, y segundo, en un acto de obediencia echarse a andar en la direccin que el Espritu seala. Para Steuernagel ste es un acto siempre arriesgado y ambiguo, pues toda interpretacin humana de la voluntad de Dios es limitada, y toda obediencia est contaminada por la historia y la realidad de nuestro pecado.[footnoteRef:25]25 [25: 25 Steurnagel (1993:93).]

El discernimiento del soplo del Espritu requiere una apertura y sensibilidad para reconocer que detrs de algunos hechos que aparecen como algo nuevo e inusitado puede estar la fuerza y el vigor del Espritu Santo. El acto de obediencia demanda creatividad para forjar estructuras nuevas que sirvan como vehculos de accin misionera obediente en cada momento histrico.

Cules son, entonces, algunas de las lecciones sobre la misin que podemos aprender de estos parientes cercanos nuestros? Voy a limitarme a resumir algunos puntos del trabajo seminal de Steuernagel.[footnoteRef:26]26 La prctica misionera de los moravos fue la prctica de toda una comunidad que por la experiencia del sufrimiento y el exilio haba alcanzado cohesin interna y estaba altamente motivada. En proporcin a su tamao envi un nmero inusitado de misioneros. Fue una prctica que respondi al llamado de los lugares difciles que demandaban una insercin encarnacional y costosa. Fue una prctica respaldada por una teologa en la cual el Espritu Santo ocupaba un papel central, pero esta teologa busc expresarse en trminos comprensibles y sencillos ms bien que en las categoras clsicas del pensamiento griego. El Conde Zinzendorf, uno de los guas de la comunidad morava, hablaba de la Trinidad como de una familia, y tomando en cuenta un estudio cuidadoso del propio vocabulario bblico hablaba del Espritu Santo como de una madre. [26: 26 Resumo aqu el material de las pp. 101111 de Steuernagel.]

Aunque haba en los moravos el nfasis en la salvacin personal propio del pietismo, haba un fuerte sentido de la comunidad cuyo consejo y decisin eran tomados en cuenta y aceptados por los misioneros. Haba una confianza firme en la presencia preparatoria del Espritu Santo en el mundo, de manera que los misioneros no se vean a s mismos como los principales hroes o protagonistas. Los recursos limitados de la comunidad de Herrnhut, de donde salan los misioneros moravos, obligaron a una estrategia de autosostn de los misioneros. Cada grupo vena a ser responsable por su propia sobrevivencia en el pas al cual eran enviados, y as los misioneros estaban libres del control de las estructuras eclesisticas e imperiales de su poca.

Cada uno de estos puntos encierra ricas lecciones que a veces estn en abierto contraste con las prcticas misioneras de hoy. Sin embargo Steuernagel tambin propone que debemos echar una mirada crtica al modelo moravo. El individualismo pietista no permiti que se diese suficiente atencin al carcter de las comunidades que iban a surgir como resultado de la actividad misionera, porque predomin la idea de la salvacin de personas individuales. Como ya se ha dicho, el movimiento misionero protestante surgido a mediados del siglo dieciocho, por sus races pietistas, buscaba sobre todo la vivencia personal de fe para cada creyente, en contraste con la conversin colectiva o la simple confesin de un credo comn en forma corporativa.

La Reforma del siglo diecisis se ha considerado siempre como un regreso a la Palabra de Dios, un proceso de purificacin de la Iglesia por un regreso a la Biblia. Esa tarea no termin con aquella generacin. De la Reforma surgi el concepto de una Ecclesia reformata semper reformanda. El pietismo misionero y la experiencia morava fueron uno de esos momentos de nueva reforma por una nueva apertura a la Palabra. Pero no slo a la Palabra sino tambin al Espritu. Ahora bien, en el impulso inicial del crecimiento evanglico y pentecostal entre los pobres de Amrica Latina haba tambin una nota de regreso a las fuentes. Tal vez no siempre el regreso a las fuentes escritas y racionales de la fe, pero si a las fuentes del vigor espiritual centrado en la experiencia de Cristo como experiencia del poder de Su nombre. Aun entre las filas pentecostales ya han surgido hoy en da voces que llaman de regreso a las fuentes bblicas y de autocrtica de un movimiento explosivo pero tambin ambiguo.[footnoteRef:27]27 [27: 27 Ver el captulo dedicado a CLADE III en este libro.]

La memoria autocrtica del pasado, sin embargo, no nos debe cerrar los ojos a la realidad vigorosa del presente, aun en medio de sus precariedades histricas. Por eso quiero terminar con un desafo que viene nada menos que de un misiologo catlico del Brasil. El belga Jos Comblin, quien ha escrito un libro sorprendente acerca del Espritu Santo,[footnoteRef:28]28 cree que el dinamismo de las experiencias de las comunidades de base y las iglesias pentecostales demuestra que el Espritu Santo est en accin en ellas. Destaca la experiencia de personas pobres y sin educacin que en el calor de su entusiasmo toman la Palabra y se hacen portadores de ella: [28: 28 Jos Comblin El Espritu Santo y la liberacin (Madrid: Ediciones Paulinas, 1987).]

Si esas palabras fueran pronunciadas por personas formadas, no habra en ellas nada de espiritual. Todo podra explicarse por la formacin intelectual y por la facilidad de palabra habitual en las clases dirigentes. Lo espiritual est en la conversin radical: los mudos hablan.[footnoteRef:29]29 [29: 29 Comblin (1987:4445).]

Comblin seala los efectos extraordinarios que produce la lectura de la Biblia entre los pobres, el sentido de descubrimiento de los laicos que se ven como agentes de la Palabra, de esa Palabra que ellos se tomaron pero que los ha tomado a ellos. All est la esencia del hecho misionero:El efecto de esta toma de la palabra es que los cristianos se hacen misioneros. El que ha descubierto la palabra se siente impulsado a publicarla. En las comunidades surgen vocaciones misioneras. La experiencia de la palabra alcanza su punto culminante cuando su receptor se convierte en transmisor.[footnoteRef:30]30 [30: 30 Comblin (1987:45).]

Esta descripcin de lo que est pasando hoy en da entre las masas urbanas de nuestro continente es como un eco latinoamericano de ese fervor que estuvo en los mismos orgenes del movimiento misionero protestante. A esta altura de la historia de la misin en Amrica Latina, las iglesias protestantes populares tienen ya una presencia masiva y una historia que permite evaluar cul ha sido su efecto sobre la sociedad latinoamericana, especialmente en relacin con las condiciones sociales y polticas del continente.

Amamos a Dios el Espritu Santo: El Compromiso Ciudad del Cabo 2010 Movimiento de Lausana sobre la Evangelizacin Mundial El Tercer Congreso de Lausana para la Evangelizacin Mundial(Ciudad del Cabo, 16 al 25 de octubre de 2010) reuni a 4.200 lderes evanglicos de 198 pases, y se extendi a cientos de miles ms que participaron en reuniones en todo el mundo y a travs de Internet. Su meta? Plantear a la Iglesia global un desafo renovado a dar testimonio de Jesucristo y de toda su enseanza en cada nacin, en cada esfera de la sociedad y en el mundo de las ideas.El Compromiso de Ciudad del Cabo es el fruto de este esfuerzo. Forma parte de una lnea histrica que se apoya tanto en el Pacto de Lausana como en el Manifiesto de Manila. Consta de dos partes. La Primera Parte presenta convicciones bblicas, que hemos recibido a travs de las Escrituras, y la Segunda Parte hace sonar el llamado a la accin.En su primera parte en el punto cinco expresa lo siguiente: Amamos a Dios el Espritu SantoAmamos al Espritu Santo dentro de la unidad de la Trinidad, junto con Dios el Padre y Dios el Hijo. l es el Espritu misionero enviado por el Padre misionero y el Hijo misionero, que imparte vida y poder a la Iglesia misionera de Dios. Amamos al Espritu Santo y oramos por su presencia porque, sin el testimonio que el Espritu da de Cristo, nuestro propio testimonio es vano. Sin la obra de conviccin del Espritu, nuestra predicacin es vana. Sin los dones, la gua y el poder del Espritu, nuestra misin es mero esfuerzo humano. Y, sin el fruto del Espritu, nuestras vidas poco atractivas no pueden reflejar la belleza del evangelio.A) En el Antiguo Testamento, vemos al Espritu de Dios activo en la creacin, en obras de liberacin y justicia, y llenando y dotando de poder a personas para toda clase de servicio. Profetas llenos del Espritu esperaban la llegada del Rey y Siervo, cuya Persona y obra estaran dotadas del Espritu de Dios. Los profetas tambin miraban hacia la era venidera que estara marcada por el derramamiento del Espritu de Dios, trayendo nueva vida, una renovada obediencia y el otorgamiento de dones profticos a todo el pueblo de Dios, jvenes y ancianos, hombres y mujeres.(Gnesis 1:1-2; Salmos 104:27-30; Job 33:4; xodo 35:3036:1; Jueces 3:10; 6:34; 13:25; Nmeros 11:16-17, 29; Isaas 63:11-14; 2 Pedro 1:20-21; Miqueas 3:8; Nehemas 9:20,30; Zacaras 7:7-12; Isaas 11:1-5; 42:1-7; 61:1-3; 32:15-18; Ezequiel 36:25-27; 37:1-14; Joel 2:28-32)B) En Pentecosts, Dios derram su Espritu Santo segn lo prometieron los profetas y Jess. El Espritu santificador produce su fruto en las vidas de los creyentes, y el primer fruto es siempre el amor. El Espritu llena la Iglesia de sus dones, que "procuramos" [deseamos ardientemente,La Biblia de las Amricas] como el equipamiento indispensable para el servicio cristiano. El Espritu nos da poder para la misin y para la gran variedad de obras de servicio. El Espritu nos permite proclamar y demostrar el evangelio, discernir la verdad, orar eficazmente y prevalecer sobre las fuerzas de oscuridad. El Espritu inspira y acompaa nuestra adoracin. El Espritu fortalece y consuela a los discpulos que son perseguidos o estn sufriendo pruebas por su testimonio de Cristo (Hechos 2; Glatas 5:22-23; 1 Pedro 1:2; Efesios 4:3-6; 11-12; Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12:4-11; 1 Corintios 14:1; Juan 20:21-22; 14:16-17, 25-26; 16:12-15; Romanos 8:26-27; Efesios 6:10-18; Juan 4:23-24; 1 Corintios 12:3; 14:13-17; Mateo 10:17-20; Lucas 21:15)C) Por lo tanto, nuestra participacin en la misin no tiene sentido y es infructuosa sin la presencia, la gua y el poder del Espritu Santo. Esto se aplica a la misin en todas sus dimensiones: la evangelizacin, el dar testimonio de la verdad, el discipulado, la pacificacin, la participacin social, la transformacin tica, el cuidado de la creacin, la victoria sobre los poderes del mal, la expulsin de espritus demonacos, la sanacin de los enfermos, el sufrimiento y la perseverancia bajo la persecucin. Todo lo que hacemos en el nombre de Cristo debe ser guiado por el Espritu Santo, y con su poder. El Nuevo Testamento lo deja en claro en la vida de la Iglesia primitiva y la enseanza de los apstoles. Hoy, se demuestra en la fecundidad y el crecimiento de las iglesias donde los seguidores de Jess actan confiadamente en el poder del Espritu Santo, con dependencia y expectativa.No existe ningn evangelio verdadero o completo, y ninguna misin bblica autntica, sin la Persona, la obra y el poder del Espritu Santo. Oramos por un mayor despertar a esta verdad bblica, y para que su experiencia sea realidad en todas las partes del cuerpo de Cristo en todo el mundo. Sin embargo, somos conscientes de los muchos abusos que ocurren bajo el nombre del Espritu Santo, de las muchas formas en que se practican y promueven toda clase de fenmenos que no son los dones del Espritu Santo segn la clara enseanza del Nuevo Testamento. Hay gran necesidad de un discernimiento ms profundo, de claras advertencias contra el engao, de desenmascarar a manipuladores fraudulentos e interesados que abusan del poder espiritual para su propio enriquecimiento impo. Por sobre todo, hay gran necesidad de una enseanza y una predicacin que sean bblicas y constantes, impregnadas de oracin humilde, que equipen a los creyentes en general para que entiendan y se regocijen en el evangelio verdadero, y reconozcan y rechacen los evangelios falsos.El Espritu Santo: El Divino Implemento de la Misin por Fernando Ajith C[footnoteRef:31]1 [31: C1 Fernando Ajith, Consulta de Iguaz, The Holy Spirit, the Divine Implementer of Mission. W D Taylor Ed.: Global missiology for the 21 century: The Iguassu dialogue, Baker, 2000, p. 225. Ajith Fernando ha dirigido Sri Lanka Youth for Christ desde 1976. Persuadido del llamado a teologizar desde las bases, siempre ha dirigido una pequea visin en YFC y actualmente lidera la obra con drogadictos. Sus responsabilidades de la YFC comprenden enseanza y cuidado pastoral del personal. Ajith y su esposa Nelun son lderes activos de la iglesia Metodista, en las que la mayora de los miembros son convertidos de otras religiones. Tiene un Th. M. En el Nuevo Testamento del Fuller Theological Seminary. Sus nueve libros han sido escritos en dos reas: la exposicin bblica, como el NIV Application Commentary: Hechos (Zondervan, 1998), o teologa de la misin, tal como The Supremacy of Christ (Crossway, 1995).]

Los Evangelios estn enfocados sobre la promesa del Espritu, el libro de los Hechos sobre el poder del Espritu en la misin, y las Epstolas de Pablo sobre la vida en el Espritu.

Podemos estar agradecidos porque la iglesia ha vuelto a descubrir la importancia del poder del Espritu para la misin. La iglesia crey en el Espritu Santo, pero muchas veces en la historia ha restringido la obra del Espritu a un limitado nmero de actividades. El crecimiento fenomenal del Movimiento Carismtico en el siglo XX, ha cambiado todo esto

nfasis importantes sobre el Espritu Santo en los escritos de Pablo

Su Lugar en la Deidad: El lugar del Espritu Santo en la Deidad, es mencionado o implcito 43 veces, cubriendo 43 versculos. 20 veces se refiere a l como el Espritu de Dios, y 3 veces como al Espritu de Cristo. Se nos dice 15 veces, que Dios da el Espritu o trabaja a travs de l. Pablo dice que el Espritu conoce la mente de Dios, o Dios conoce la mente del Espritu (4 veces) y que el Espritu exalta a Cristo (5 veces).

El Espritu y la Verdad: En el discurso de despedida de Jess en el Evangelio de San Juan tres veces se refiere al Espritu como al Espritu de verdad (Juan 14:17; 15:26; 16:13). Jess promete que el Espritu guiar a los discpulos a toda verdad (16:13). La conexin entre el Espritu y la verdad, es expuesto en las Epstolas de Pablo 10 veces, y cubre un total de 51 versculos. Es descripto como el agente de revelacin (1 Corintios 2:13; Efesios 3:4-5; Efesios 6:17; 1 Timoteo 4:1). El Espritu nos muestra o nos ensea la verdad (1 Corintios 2:9-10, 12, 15, 16; 1 Corintios 12-14; Efesios 1:18). Tambin en relacin al Espritu estn incluidos alrededor de 40 versculos en 1 Corintios 12-14 que describen dones tales como profeca, palabras de ciencia y sabidura y discernimiento de espritus.

El Espritu y la Salvacin: Tan importante es el Espritu Santo en cuanto a la salvacin, que Jess describi este acto como ser "nacido del Espritu" (Juan 3:8). Pablo tambin muestra esta relacin cercana entre la salvacin y el Espritu Santo. El rol del Espritu se observa en los eventos centrales del evangelio (Romanos 1:4; 1 Timoteo 3:16). Se habla de la salvacin y de la renovacin a travs del Espritu (1 Corintios 6:11; Tito 3:5). Se habla del bautismo (sentido soteriolgico o doctrinal) por un Espritu (1 Corintios 12:13). Se reconoce al Espritu por sus primeros frutos o depsito (Romanos 8:23; 2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios 1:13-14; 4:30). El Espritu es recibido por creer (Glatas 3:2, 5, 14; 5:5). El Espritu es dado a nosotros para salvacin (Tito 3:5-6).

El Espritu da Poder para la Misin y el Ministerio: La conexin entre la misin y el poder del Espritu es un tema principal en Hechos, pero en Pablo, he encontrado solo 5 referencias (6 versculos). De las 5 veces que ocurren, tres son declaraciones sumatorias acerca del ministerio de Pablo entre sus lectores (Romanos 15:18-19; 1 Corintios 2:4; 1 Tesalonicenses 1:5). Las otras dos se refieren a la obra del Espritu en situaciones pastorales. Aquellos que han recibido el Espritu, deben restaurar cuidadosamente a aquellos que cayeron en pecado (Glatas 6:1). Timoteo debe guardar el buen depsito confiado a l, con la ayuda del Espritu Santo (2 Timoteo 1:14). En la revelacin de Dios a la humanidad el rol del Espritu es darnos poder para la misin y est presentado en el libro de los Hechos. En los escritos de Pablo quizs no se ve tanto, pero no debe llevarnos a ser descuidados en ello como lo ha hecho una generacin anterior de Evanglicos. Ellos buscaron principalmente a Pablo para su teologa y han dejado de lado los Evangelios y Hechos como recursos de teologa. Gracias a Dios, esta actitud est disminuyendo rpidamente en la iglesia. El Movimiento Carismtico, ha enfocado mucha de su atencin a las eternas enseanzas que han venido del libro de Hechos. En el siglo XX la erudicin bblica comenz a prestar mucho ms cuidado a la teologa contenida en los Evangelios y Hechos. Los Evanglicos han encontrado que buscar una enseanza teolgica en los Evangelios y Hechos es muy importante. En este proceso, la iglesia parece haber recobrado el carcter misionero del Espritu Santo.

En el comienzo del libro de los Hechos, Jess mostr la prioridad del Espritu para las misin: Y estando juntos, les mand que no se fueran de Jerusaln, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual osteis de m, porque Juan ciertamente bautiz con agua, ms vosotros seris bautizados con el Espritu Santo dentro de pocos das (Hechos 1:4-5). En este primer captulo, tambin explic por qu el Espritu Santo es tan importante para la misin. l nos da poder para ser testigos (1:8).

David Bosch en su libro Misin en transformacin (1991, p.115) ha mostrado cmo la relacin entre el Espritu Santo y la misin fue un factor descuidado en la historia de la iglesia. l dice: hacia el segundo siglo d.C., el nfasis cambi casi exclusivamente hacia el Espritu, como el agente de santificacin, o como el garante del apostolado. Bosch dice que: la Reforma Protestante del siglo XVI, tendi a poner un mayor nfasis sobre la obra del Espritu como un testigo que sostiene e interpreta la palabra de Dios. Tambin dice, que slo en el siglo XX, hubo: un redescubrimiento del carcter misionero intrnseco del Espritu Santo. l afirma que esto sucedi: por causa de un renovado estudio de los escritos de Lucas. Uno de lo pioneros aqu fue Rolland Allen, que escribi Pentecost and the World: A Revelation of the Holy Spirit in the Acts of the Apostles

Hay un tema relacionado al poder que nos da el Espritu Santo para la misin y es cuando la iglesia nombr a obreros de relevo para distribuir comida a los Cristianos necesitados. Los dos requerimientos para ser seleccionados es que deban ser llenos del Espritu y de sabidura (Hechos 6:3). Si tuviramos que seguir este patrn para el da de hoy deberamos estar buscando personas llenas del Espritu y de sabidura para cualquier tarea de servicio como ser formar comits, proyectos de servicio social y otras tareas en la iglesia. Usualmente, hacemos ms nfasis en el requerimiento sobre la sabidura, conocimiento o capacidad pero muchas veces bajamos nuestros estndares cuando se trata del rea espiritual. Se suele suponer mal que hay actividades no espirituales o menores y para estas no se necesita la llenura del Espritu. Hechos 6 nos muestra que esto es errado en el programa de la iglesia y no debemos hacer distinciones entre las actividades espirituales y no espirituales. Todas las actividades en el programa de la iglesia son espirituales y requieren de personas espirituales den su involucramiento.

Mientras que los temas discutidos arriba son importantes en Pablo encontramos otros nfasis relacionados al ministerio del Espritu: el Espritu como nuestra compaa y ayuda, los dones espirituales, la santidad y el fruto del Espritu. El Espritu como Nuestro Compaero y Ayuda Jess describe al Espritu Santo como el parakltos (Juan 14:16, 26; 15:26; 16:7), que ha sido traducido como consejero, ayudador o abogado. Aunque Pablo no usa la palabra parakltos en las Epstolas, sus varias descripciones acerca del Espritu Santo lo muestran como nuestra compaa y ayudador

Pablo simplemente dice que nos ha sido dado el Espritu y que el Espritu Santo vive en nosotros y con nosotros. Sobre estas referencias, 3 veces se utiliza la palabra oike, que significa venir y tomar residencia como en una casa, y describe esta actividad del Espritu (Romanos 8:9, 11; 1 Corintios 3:16). La maravillosa bendicin en el final de 2 Corintios, se refiere a la comunin (koinnia) del Espritu Santo. Es el que nos muestra el camino, gua nuestras acciones y palabra. Tambin muestra su rol como nuestra ayuda (Romanos 8:14; 1 Corintios 12:3; Glatas 5:18). As es Su ministerio, como dador de vida y de poder para los cristianos

La capacitacin que el Espritu da a la vida Cristiana es uno de los argumentos claves que presentamos en relacin a la singularidad de Cristo. Decimos que todas las religiones nos ensean a hacer el bien, pero que el Cristianismo nos da la capacidad para vivir en relacin a los principios bblicos al darnos el Espritu Santo como nuestro ayudador, de manera que podemos hacer aquello que nos era imposible. Esto representa un gran desafo. Gente como Mahatma Gandhi, acus al Cristianismo en lo referente a la doctrina del perdn inmerecido por el pecado. Para Gandhi era abrir las puertas a la licencia moral o a que la gente haga lo que quisiera. Sealaba ejemplos de personas que pecaron audazmente mientras declaraban ser salvos porque ellos estaban seguros que seran perdonados por Dios. Sabemos que esta es una distorsin de la doctrina bblica sobre la gracia. Aquellos que han recibido verdaderamente la salvacin de Cristo, no podran pecar de la manera en la que Gandhi dijo que lo hicieron (1 Juan 2:1; 3:6, 9). Sin embargo, depende de nosotros mostrar a un mundo - que nos observa escpticamente - que el Cristianismo funciona en verdad para cambiar a los pecadores, en personas justas.

La confianza que tenemos como Cristianos, es tambin a travs del ministerio del Espritu en nuestras vidas. Tradicionalmente, cuando hablamos acerca de la seguridad de la salvacin, nos enfocamos casi exclusivamente en los pasajes de la Escritura que dicen que aquellos que han credo, son salvos (Juan 1:12; 5:24; 6:37, etc.). Esta es, en verdad, la manera bsica por la cual se nos asegura nuestra posicin en Cristo, pero la Biblia tambin nos dice, que el Espritu tiene un ministerio directo en nuestras vidas a travs del cual nos da esa seguridad. Se menciona una vez, que el Espritu nos da esperanza (Romanos 15:13). El Espritu testifica acerca de nuestra posicin en Cristo (Ro 8:15-16; 9:1-2; Glatas 5:5). En 1 Juan 2:1 se presenta a Jess como nuestro abogado cuando pecamos.

La palabra de Dios nos dice: pues no habis recibido el Espritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habis recibido el Espritu de adopcin, por el cual clamamos: Abba Padre! El Espritu mismo da testimonio a nuestro espritu, que somos hijos de Dios Ro 8:15-16. Es verdad que la manera principal en la cual el Espritu hace esto, es a travs de las Escrituras, pero existe un elemento subjetivo aqu tambin, donde nosotros podramos decir que Dios nos ha tocado y ministrado individualmente a travs de su Espritu.

Este ministerio particular del Espritu, es hoy extremadamente relevante para las misiones. Muchas veces, he tenido la triste experiencia de encontrar obreros Cristianos que estn amargados y enojados con la manera en la que fueron tratados por otros, especialmente por las iglesias o instituciones con las cuales ellos han estado asociados y por la misma gente a la que han servido sacrificialmente. Sabemos cun difcil es el rechazo, para quienes han hecho su meta el amar a todos y ser honorables en su trato con ellos. Este hecho, puede amargar a la gente. El mejor antdoto para el rechazo sobre la tierra, es ser aceptado en los cielos. Despus que G. Campbell Morgan supo que fue rechazado como candidato para el ministerio Metodista, donde adems su sermn de prueba no fue bueno, envi un telegrama a su padre con una sola palabra: rechazado. Su padre, le contest rpidamente con otro telegrama que contena las palabras: Rechazado en la tierra. Aceptado en los cielos. Pap Dios por medio del Espritu Santo nos da la claridad que le pertenecemos a l. Pablo describe esto, como la testificacin del Espritu a nuestro espritu (Romanos 8:16). La alegra de saber que Dios nos esta ministrando de esta manera nos quita la amargura. Puede ser que la tristeza permanezca, porque amamos a los que nos han rechazado, pero el ministerio del Espritu nos ayuda a quitar el desaliento y la amargura. Pablo lo describe en 2 Corintios donde fue ministrado por el Seor: bendito sea el Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolacin, el cual nos consuela en todas nuestra tribulaciones, para que podamos tambin nosotros consolar a los que estn en cualquier tribulacin, por medio de la consolacin con que nosotros somos consolados por Dios (2 Corintios 1:3-4). Creo que sentir la alegra de tales experiencias que testifican del Espritu, son esenciales para mantenernos felices en la obra del Seor.

Pablo describe cuatro veces, cmo el Espritu se involucra en nuestra adoracin, oraciones e intercesin (Romanos 8:26, 27; Efesios 6:18; Filipenses 3:3). Estos versculos nos muestran cun importante es, asegurarnos que se le d al Espritu Santo, la amplia oportunidad de influir y dirigir nuestras actividades de adoracin. La primera de estas referencias, tiene hermosas palabras: y de igual manera el Espritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (Romanos 8:26). Esa simple palabra ayuda, viene del Griego Sunantilambanetai. Significa literalmente: tomar compartiendo dentro. La idea es que el Espritu Santo se identifica completamente con nosotros en nuestra debilidad al venir a nuestro lado para llevar su parte, en nuestra carga. Aqu hay otra razn para regocijarnos y tener confianza en el ministerio. Muchas veces, nuestras debilidades se convierten en enormes cargas para nosotros. El Espritu Santo est compartiendo la debilidad con nosotros, y no debemos negar la realidad de nuestra deficiencia. El resultado es, que nuestra efectividad en el ministerio ira creciendo.

Podemos estar agradecidos que la iglesia haya descubierto este ministerio del Espritu, que involucra su constante y diaria compaa hacia nosotros. Sobre este hecho est construido el entendimiento bblico acerca de la espiritualidad. Una fuerte tendencia racional parece haber restringido al Cristianismo Protestante en el Occidente al darle un nfasis relativamente menor en cuanto a la espiritualidad. Al principio, el Cristianismo para demasiados Evanglicos consista simplemente dar un consentimiento mental a los Hechos acerca de la obra de Cristo, seguidas de una spera obediencia en el camino a la obediencia. La experiencia personal y subjetiva de Dios, a travs de su Espritu, ha sido grandemente descuidada. A travs de muchos movimientos como el Wesleyan Holiness Movement, los Quakers y ms recientemente el Movimiento Carismtico, se volvi a descubrir las experiencias espirituales tangibles. Se nos recuerda la reaccin que hubo a una forma de vida seca y racional en el modernismo dando lugar al post-modernismo. Algo similar parece estar sucediendo con la actitud seca y racional hacia la verdad que se encontr en muchas ramas del Evangelicalismo. La gente ha tomado un mayor inters en la espiritualidad. Recientemente los Evanglicos se han movido en diferentes direcciones mientras han buscado por experiencias ms vitales de espiritualidad. En primer lugar, algunos se han movido a tradiciones ms litrgicas como el Anglicanismo, Catolicismo Romano y Ortodoxo (no obstante hay un movimiento carismtico dentro del Anglicanismo y Catolicismo Romano). Segundo, otros han redescubierto de nuevo, la charismata, y el Movimiento Carismtico ha barrido el globo con una fuerza avasalladora. Mientras en un tiempo el Movimiento Carismtico era considerado por muchos como un grupo aislado dentro del Evangelicalismo, hoy es una parte vital de la corriente principal del Cristianismo y su influencia sobre todos los segmentos ha sido profunda. Dentro de este movimiento, los dones espirituales que ilustran el ministerio de ayuda del Espritu Santo, tales como la profeca y el conocimiento, son ya algo comn

La tercera direccin que mencionar es dentro del Evangelicalismo tradicional, donde ha existido un nuevo foco sobre las disciplinas espirituales de la meditacin, oracin y ayuno. La popularidad de los escritos de James Houston, Eugene Peterson Richard Foster, Peter Toon, y Dallas Willard, son evidencia de esta tendencia alentadora en el Movimiento Evanglico. Una generacin anterior (A. W. Tozer), hizo que el Movimiento Evanglico en el Occidente, se d cuenta de la necesidad de un pensamiento fresco acerca de la espiritualidad. Los escritores catlicos como Henri Nouwen y Thomas Merton han influido en todo este movimiento. Desde una perspectiva Reformada, John Piper ha estado enfatizando las disciplinas espirituales a travs de sus escritos, los cuales tienen un contenido devocional rico, bblico y teolgico. Piper est siguiendo los pasos de su mentor, el gran telogo Norteamericano del siglo XVIII Jonathan Edwards, quien fue un gran exponente de los aspectos experimentales del Cristianismo. Otro predicador-erudito Reformado, que insisti en la importancia de experimentar a Dios en esta manera, fue D. Martyn Lloyd Jones, ver tambin Eaton. Tal vez la orientacin racional de la sociedad Occidental, puede haber impedido el crecimiento de una experiencia vibrante del Espritu Santo entre los Evanglicos Occidentales en la era moderna, pero el Cristianismo Asitico tiene una noble tradicin de espiritualidad durante el mismo periodo. Sadhu Sundar Singh de India, testific de aquello que hoy llamaramos experiencias msticas de Dios, y que ilustran directa y literalmente la promesa que el Espritu Santo lidera y guiara a los hijos de Dios. Cuando Watchman Nee era joven en China, escribi una obra de tres volmenes sobre la santificacin: The Spiritual Man, y pas casi 20 de sus aos maduros, en la prisin. l fue un maestro acerca de la vida espiritual, como lo atestiguan sus numerosos y todava populares libros. El misionero Norteamericano a la India, E. Stanley Jones (1968) tambin dio su aporte. Fue conocido en el Occidente a travs de sus escritos y del Movimiento Ashram que l fund. Aunque yo no tengo familiaridad con el Cristianismo Africano, Caribeo y Latinoamericano, entiendo que tambin ellos, siempre han dado lugar a la proximidad del Espritu en su experiencia Cristiana.

As podemos decir, que hay un mayor nfasis que antes, sobre la experiencia del Espritu dentro del movimiento Evanglico en el Occidente. Ms y ms gente est hablando sobre cmo l nos habla e interviene en nuestras vidas (a veces milagrosamente), mostrndonos su voluntad, advirtindonos acerca de desafos que enfrentamos y prometindonos su provisin para nuestras necesidades. Naturalmente, en este aspecto ha existido algn abuso de parte de personas sobre lo que Dios les ha dicho. Encontramos situaciones de personas que declaran que Dios les ha prometido una cosa sin ninguna evidencia real que l les haya hablado. Es como el joven que le dijo a la muchacha, que Dios le haba dicho que deban casarse. Ella le contest rpidamente, que Dios nunca le haba dicho tal cosa! Sin embargo, esta tendencia debe esperarse en todos los tipos de fenmenos espirituales especiales: los excesos siempre acompaan a la experiencia genuina.

El significado de esta tendencia en experimentar la realidad de Dios para la misin es inmenso. Millones de personas estn viniendo a Cristo, atradas por la posibilidad de probar en sus vidas personales, el poder y amor de Dios en maneras tangibles.

Los Dones Espirituales Los dones espirituales, son mencionados varias veces en las Epstolas de Pablo. El pasaje clave que he considerado, es 1 Corintios 12-14. Los otros dos pasajes sobre dones estn en Romanos 12:6-8 y Efesios 4:7-13. El pasaje de Efesios, muestra claramente que es Cristo quien da los dones (vv. 7-8). Sabemos que hoy en da las bendiciones que Cristo nos da son a travs del Espritu Santo.

Tanto en los pasajes acerca de los dones de Romanos y Corintios, el enfoque est en la unidad del cuerpo y en cmo los dones nos ayudan a preservar y establecerla en la prctica. El prlogo del pasaje de Romanos, comienza con estas palabras: porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma funcin, as nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos, miembros los unos de los otros (Romanos 12:4-5). Luego, Pablo dice: de manera que, teniendo diferente dones, segn la gracia que nos es dada, si el de profeca, sese conforme a la medida de la fe (v.6). Despus de esto, se da la lista de los dones (vv.7-8). El pasaje de Efesios concluye con las palabras: hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varn perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo(Efesios 4:13). La conexin hacia la unidad, es clara.

El pasaje de I Corintios 12-14, fue escrito en respuesta a las preguntas hechas por la iglesia acerca de las operaciones de los dones en ella. Otra vez, vemos que el enfoque no estaba en los dones en s sino en cmo stos deberan operar en el cuerpo. A diferencia de los pasajes de Romanos y Efesios, esta cita conecta claramente los dones, con el Espritu Santo. El captulo 12, enfoca el hecho que todos son de igual importancia, a pesar de tener dones diferentes. El captulo 13, enfatiza que el amor es de mucha ms importancia que todos los dones, y el captulo 14, instruyen sobre cmo los dones deben operar cuando el cuerpo se une. Tiene advertencias acerca del mal uso e instrucciones sobre qu es permitido cuando la comunidad est junta. La clave para entender este captulo es la palabra oikodmeo que lleva la idea de construir. Esta palabra aparecen siete veces en 1 Corintios 14, y se traducen como: reforzar y construir. Pablo est diciendo, que cuando la gente ejercita sus dones en la reunin de la iglesia ellos deben asegurarse que los otros sean edificados.

De manera que el enfoque de los pasajes sobre los dones, no es puramente sobre ellos, sino en cmo deberan ser regulados para reflejar y adoptar la unidad Cristiana. Esto no nos da autoridad para disminuir la importancia de los dones especialmente los tan llamados dones carismticos como las lenguas y la profeca (1 Corintios 14:3, 4, 5, 12, 17, 26)

Los Hechos de los Apstoles, dan a estos dones un lugar de importancia y ni siquiera sugieren, que no eran deseables para la salud de la iglesia. Ciertamente, los Hechos fueron escritos despus de Romanos y 1 Corintios y ms probablemente, despus de Efesios. Pablo fue un amigo cercano de Lucas y poda haber conocido su mente acerca de los dones. Sin embargo, l los presenta bajo una luz muy positiva. La tan repetida declaracin que dice que evitemos los dos extremos. Estos dos extremos, son expresados en dos tipos de sermones que podran ser predicados en 1 Corintios 14. Uno de ellos, tomara una frase como: el que habla en lengua extraa, as mismo se edifica(v.4), para argir que hablar en lenguas es absolutamente necesario para la edificacin de los Cristianos. En el contexto, Pablo est naturalmente hablando acerca de cmo la profeca es ms deseable que las lenguas, en una adoracin pblica. El versculo prosigue en decir: pero el que profetiza, edifica a la iglesia. El empuje de este versculo es entonces, en una direccin diferente. La segunda posicin extrema, se expresa en el tipo de sermn que se enfoca casi enteramente, en los usos errados de las lenguas mencionados en este pasaje, y que deja al que escucha, con el claro sentimiento, que las lenguas son un don indeseable que hace ms dao que bien!

Sera instructivo mencionar dos importantes versculos en Pablo, sobre cmo podemos constreir la obra del Espritu. 1 Tesalonicenses 5:19 dice: no apaguis al Espritu. La siguiente cita dice: no menospreciis las profecas (v.20). As que de acuerdo a este pasaje, la manera en la que apagamos el fuego del Espritu, es tratar la profeca con burla. Este es un versculo serio, que debera causarnos a ser cautos acerca de la descuidada crtica de las profecas que se hacen hoy en da. De hecho, lo dice la siguiente cita: examinadlo todo (v.21). Si una declaracin sostiene que una profeca contradice lo que es claramente enseado en las Escrituras, debe demostrarse que es errada, pero debemos ser cuidadosos, sobre tratar las profecas con burla, algo que a veces encontramos que hacen los Evanglicos sofisticados.

El otro versculo sobre sofocar o apagar al Espritu, tiene otro nfasis. Efesios 4:30 dice: y no contristis al Espritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el da de la redencin. El contexto, muestra que la manera en la que entristecemos al Espritu Santo, es cuando no llevamos una vida impa. El versculo 31, nos pide que nos volvamos de una vida impura: qutense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritera, maledicencia y toda malicia. El versculo 32, presenta el lado positivo de la santidad: antes sed benignos, unos con otros, misericordiosos, perdonndoos unos a otros, como Dios tambin os perdon a vosotros en Cristo. El modo en el podemos asfixiar al Espritu, es apagando los dones o por una vida inicua, errada, sin devocin o piedad. Esto nos trae al tercer nfasis principal de Pablo, respecto al Espritu Santo que es la santidad y el fruto del espritu

La Santidad y el Fruto del Espritu Cuando vemos la frecuencia con la que ocurre el tema de la santidad-piedad y su relacin con la obra del Espritu Santo, se vuelve claro que es una de sus funciones y que Pablo las quiere resaltar ms en sus Epstolas. Estoy usando las palabras santidad y piedad aqu en un amplio sentido, para referirnos a lo que podramos llamar: el carcter Cristiano o la imagen de Cristo.

La Capacidad de Ser Santo Pablo enfatiza algunas ideas claves, relacionadas al rol del Espritu Santo en la vida de santidad. l resume la vida Cristiana de acuerdo al Espritu (Romanos 8:4, 5, 6, 9, Glatas 5:16,25). Se refiere a la obra interna que el Espritu hace en nosotros en contraste con la ley. Romanos 2:29 representa esto: sino que es Judo el que lo es en lo interior, y la circuncisin es la del corazn, en espritu, no en letra. Las afirmaciones de Pablo an ms frecuentes son que el Espritu ayuda a liberar la carga del pecado o de la carne sobre nosotros hacindonos ms pos o justos, piadosos. En Romanos 8:2, resume bien esta enseanza: ...en Cristo Jess me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Los siguientes dos versculos, nos muestran que esto es algo que no podemos hacer en nuestro estado natural: porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era dbil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, conden al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espritu (vv.3-4).

Considerando la crisis de piedad en la iglesia actual, este grupo de textos debera ser tratado como de vital importancia para nosotros. Debemos mostrar a otros Cristianos que la santidad es la obra del Espritu quien la realiza en nosotros, lo que no podemos en nuestro estado natural. Creo que la iglesia debera traer adelante esta verdad, en las conversaciones y enseanzas Cristianas. Si ellos creyesen que es posible ser santos como Cristianos, entonces la mitad de la batalla hacia la santidad ya estara ganada. No van a rendir esta bsqueda de la piedad como si fuese algo ftil o de poco valor; tampoco la descuidarn como si no fuese importante. En lugar de ello, creern en la capacidad de Dios para cambiarlos, y aspirarn a obtener la piedad y a usar cualquier medio que Dios les d para ayudarles a que logren esta meta.

Otro tema mayor, es el del Espritu como el dador de amor y Su otro fruto (fruto del Espritu, Ga 5:22). Un texto clave aqu es Romanos 5:5: Dios ha derramado su amor en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos fue dado. Aunque el Espritu no est mencionado en 1 Corintios 13, lo hemos incluido en nuestro estudio del Espritu, por las siguientes razones: Primero, el captulo est entre dos partes del tratamiento de Pablo acerca de los dones del Espritu. Segundo, los versculos del 1 al 3, estn describiendo la insuficiencia de lo que Pablo ha descripto, como los dones del Espritu en el captulo 12. Tercero, el Espritu es descripto varias veces en Pablo, como el dador del amor. Cuarto, el amor est mencionado primero, en la lista de los frutos del Espritu de Glatas 5:22. As que, cuando pensamos en el Espritu, debemos pensar acerca del amor y del fruto del Espritu.

La Necesidad de un nfasis Fresco Si nuestra encuesta estadstica es para guiarnos en lo que deberamos enfatizar hoy en da al hablar del Espritu Santo, entonces debera darse un muy alto lugar a la santidad y al fruto del Espritu. De los 2005 versculos de Pablo, hay 1400 que estn conectados con el llamado a ser santo-piadoso. Esto es alrededor del 70% de los versculos en sus Epstolas. Sugiero, que esto puede ser el tema ms importante en ellas. No obstante, creo que estoy en lo correcto al decir que hoy cuando hablamos acerca del Espritu Santo esto no est generalmente en conexin con la piedad. El enfoque est en el poder para ministrar y en el ejercicio de los dones. Como lo hemos visto, este no es un nfasis clave en las enseanzas de Pablo. Existe una ausencia conspicua o sobresaliente en Pablo acerca del nfasis en el poder para el ministerio y tcnica de ministracin. Digo que esto es conspicuo o sobresaliente, porque existe mucha enseanza. Otras referencias claves aqu, incluyen a Romanos 8:12-13; 2 Corintios 3:3; Glatas 5:5, 16, 24. Incluido en esta lista, est 1 Corintios 12:31-14:1. Otras referencias claves aqu incluyen a Romanos 8:6; 15:13, 30; 1 Corintios 12:21-14:1; 2 Corintios 6:6; Glatas 5:22; 1 Tesalonicenses 1:6, Romanos 5:5; 15:30; 2 Corintios 6:6; Glatas 5:22; Colosenses 1:8.

Sobre estos aspectos en la actualidad y por causa de esto, y por la crisis de piedad en la iglesia de hoy, he decidido incluir aqu, una discusin extensa sobre esto. Repetimos que Hechos, nos ha dado una amplia evidencia sobre cun importante es el ejercicio de los dones milagrosos para el evangelismo. Dios us las lenguas, seales y milagros, para abrir la puerta de la predicacin del evangelio. Sin embargo, Pablo est escribiendo a aquellos que han respondido al mensaje evangelstico y que pertenecen a la iglesia. Como hoy en da, muchos de ellos fueron atrados a Cristo, a travs del ejercicio del poder por medio del Espritu un hecho que Pablo menciona en las Epstolas (Romanos 15:18-19; 1 Corintios 2:4; 1 Tesalonicenses 1:5). Para tales personas si bien fueron atradas por el poder del Espritu en sus diversas manifestaciones, luego al recibir las enseanzas de Pablo debera existir un alto nfasis sobre el Espritu Santo en el sentido que es el nico que capacita para tener una vida piadosa.

A travs de la era moderna, Dios levant movimientos de reforma o avivamiento en la historia de la iglesia, para dar un mayor nfasis a la santidad. En los siglos XVI y XVII, los Puritanos tuvieron una gran parte en la renovacin de la iglesia en el mundo de habla Inglesa, y sus escritos, continan influenciando a la iglesia. Las obras de John Bunyan (1628-1688), Richard Baxter (1615-1691) y John Owen (1616-1683) por ejemplo, an continan siendo muy populares. En el siglo XVIII, el Pietismo, el cual dio un alto lugar a la vida santa, jug un rol influyente en la Europa Continental. John Wesley (1703-1791), fue grandemente influenciado por los Pietistas, especialmente por los Moravos y su fundador, el Conde Nicolaus Von Zinzendorf (1700-1760). Wesley enfatiz la obra santificadora del Espritu Santo, con un enfoque en la santidad y el amor, l uso palabras tales como: perfecto amor o santificacin total, para describir lo que l entenda por un estndar deseable de santidad para los Cristianos. Por causa de este nfasis, un segmento del Movimiento Wesley, en Norteamrica, fue llamado el Movimiento de Santidad. La tan llamada Teologa de Keswick, tambin puso un nfasis sobre la santidad, enfocndola ms sobre la vida Cristiana victoriosa, urgiendo a que la gente abandone completamente sus vidas al gobierno de Dios. Estos dos movimientos, influenciaron a muchos lderes Evanglicos de los siglos XIX y XX en el Occidente de habla Inglesa incluyendo a D. L. Moody, F. B. Meyer, Andrew Murray y W. H. Griffith Thomas, quienes dieron nfasis a la llenura del Espritu y al hecho, que esto resulta en la santidad y el servicio.

Se dice que el Movimiento de Santidad Norteamericano, es el padre del Movimiento Pentecostal Moderno. Ellos llevaron el nfasis de Wesley sobre el Espritu Santo y sobre una segunda obra definitiva de gracia despus de la salvacin inicial, pero se enfocaron ms en los llamados dones carismticos. En el libro Five Views on Sanctification (Dieter, 1987), Melvin E. Dieter describe la posicin de Wesley, Anthony A. Hoekema, la posicin Reformada, Stantey M. Horton, la posicin Pentecostal, J. Robertson McQuilkin, la posicin Keswick y John F. Walvoord, la posicin Agustino-Dispensacional. Al comentar sobre estos libros, Robert. E. Coleman dice: mientras se defienden las distinciones de cada posicin, es interesante ver cmo estas escuelas de pensamiento principales, se funden alrededor de la necesidad de una vida santa para los Cristianos. Permtanme expresar el profundo clamor, que una vez ms Dios levantar un movimiento en la iglesia que se enfocar en la prioridad de la santidad.

Conclusin Permtanme resumir la fuerza de este estudio. Mientras pensamos acerca del Espritu Santo y de la misin, la primera cosa que nos vienen a la mente, es el poder para ministrar que el Espritu da. Estamos agradecidos que la iglesia ha vuelto a redescubrir este nfasis. No solo el Espritu da poder para la misin, sino que tambin nos da los dones para que los usemos en la misin, l permanece con nosotros, nos acompaa, se desvanece la soledad, ministra a nuestras necesidades personales y nos consuela en tiempos de crisis. Por causa del ministerio del Espritu podemos evitar las trampas que muchas veces se presentan en el ministerio, tales como estar extenuados y caer en la amargura.

Todas las bendiciones que Dios nos da para equiparnos y facultarnos para el ministerio, podran ser negadas si el otro aspecto de la obra del Espritu es dejada de lado: puesto que l nos hace santos. 1 Corintios 13:1-3 nos da el coraje para afirmar que aunque el poder es importante, la pureza lo es ms. La fuerza del poder exhibida en el ministerio, puede cegarnos de ver la importancia de la pureza moral e integral y esto podra estar sucediendo hoy.

Por lo tanto, existe una gran necesidad de re-enfatizar el aspecto de la pureza en la obra del Espritu. Esto es algo que nuestros padres espirituales conocan, aunque algunos de ellos tendieron a restringir este aspecto del poder del Espritu Santo. De esta manera, haramos muy bien en sentarnos a sus pies, para redescubrir sus enseanzas sobre la santidad. Aunque lo ms importante aqu, es sentarnos junto a Pablo, este gran obrero de milagros y apologista, que fue tambin un predicador de la santidad. (Aqu termina la presentacin de Fernando Ajith)

rbol de la Reforma

La promesa del Espritu por John R. W. Stott D[footnoteRef:32]1 [32: D1 Jhon R. W. Stott, Sed llenos del Espritu Santo, pp 17-79, Editorial Caribe, 1977 ]

La vida cristiana es vida en el Espritu. Comienza con un nuevo nacimiento y este nacimiento es un nacimiento del Espritu (Jn 3:38). l es Espritu de vida y quien imparte vida a nuestros espritus muertos. El viene a morar en nosotros, y esta residencia interior del Espritu es la posesin comn de todos los hijos de Dios.Es ms correcto decir que Dios nos hace sus hijos y luego nos da su Espritu o que nos da su Espritu de adopcin, quien nos convierte en hijos? La respuesta es que Pablo lo expresa de ambas maneras en Glatas 4:6 y Romanos 8:14-15. El resultado es el mismo. Todos los que tienen el Espritu de Dios son hijos de Dios y todos los que son hijos de Dios tienen el Espritu de Dios. Es imposible tener el Espritu sin ser hijo o ser hijo sin tener el Espritu. Una de las tareas del Espritu que vive en nosotros es asegurarnos de nuestra condicin de hijos en especial cuando oramos. Tambin se ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios (Ro 5:5). Tener el Espritu y estar en Cristo es la misma cosa.Ahora bien, equivale este don prometido del Espritu al bautismo del Espritu Santo? Hay quienes dicen Si y otros dicen No. Los que dicen No creen que el don y el bautismo son cosas diferentes y parten de aqu para ensear que el bautismo es una experiencia subsiguiente, es segunda, aunque siga de cerca a la primera. Luego estn los que creen que ambas expresiones son idnticas donde ser bautizado en el Espritu es la figura de haber recibido el Espritu. El don del Espritu y el bautismo del Espritu sera lo mismo al momento de recibirlo.La expresin Bautismo del Espritu es una expresin neo testamentaria que figura 7 veces. Es la esperanza del Antiguo Testamento en funcin de la promesa que Dios derramara de su Espritu. El apstol Pedro en su sermn del da del Pentecosts equipara el derramamiento del Espritu prometido por Joel con el bautismo del Espritu prometido por Juan el Bautista y Jess. Es decir que estas expresiones se referan a un mismo evento y una misma experiencia (Hch. 1:4,5; 2:17,33)La promesa de una bendicin distintiva: Este derramamiento o bautismo del Espritu Santo haba de ser una de las bendiciones principales y distintivas de la nueva era. Pablo pudo expresar que esta nueva era, es inaugurada por Jess como el ministerio del Espritu. Con esto no decimos que el Espritu Santo no haya existido anteriormente. El Espritu Santo es Dios y por lo tanto, eterno. En el Aposento Alto, Jess declara y entonces aclara al no diferenciar entre las tres personas de la trinidad. Dijo: vendr, vendremos (Padre e Hijo) y el Ayudador (Consolador, Intercesor) vendr (Jn 14:18-23, 16:7,8) El Espritu Santo estuvo constantemente activo en el Antiguo Testamento: en la creacin y preservacin del universo, en la providencia y en la revelacin, en la regeneracin de los creyentes y en la capacitacin de personas especiales para tareas especiales. Fue predicho por los profetas que en los tiempos del Mesas Dios habra un derramamiento generoso del Espritu Santo que sera nuevo y distintivo ofrecido a disposicin de todos (Is 32:15, 44:3, Ez 39:28-29, Jl 2:28, Mr 1:8). Es caracterstica del ministerio de Jess un quitar y un dar. Quita los pecados y nos da el bautismo del Espritu Santo (Jn 1:29,33). Se expresa tambin en el Antiguo Testamento por medio de los profetas (Ez 36:25,27, Jer 31:31-34, ver tambin 2 Co 3:3, 6-8). Los apstoles tomaron estas promesas en relacin al nuevo pacto. El nuevo pacto haba sido establecido y ratificado por la sangre de Jess (Mt 26:28, Heb 7:22, 8:1-13). Pablo describe este este pacto con las expresiones ministerio de justificacin y ministerio del Espritu (2 Co 3:6-9).Pedro pudo expresar en el da de Pentecosts que aquellos que se arrepienten y creen dando testimonio pblico de su fe por medio del Bautismo, recibiran dos dones gratuitos: el perdn de sus pecados y el don del Espritu Santo (Hch 2:38). Este don del Espritu es lo que anteriormente se ha denominado la promesa del Espritu (Hch 1:4, 2:33, 39), el bautismo del Espiritu (Hch 1:5) y el derramamiento del Espritu (Hch 2:17, 33). Pedro equiparo los trminos bautismo y don del Espritu cuando Cornelio fue convertido y recibi el Espritu (Hch 11:16-17). El bautismo del Espritu no es otra cosa que el don o la promesa del Espritu y es parte integral del evangelio de salvacin como lo es el perdn de pecados. El concepto de salvacin no es solo hablar sobre el rescate del pecado, la culpabilidad, la ira de Dios y la muerte. Incluye la bendicin positiva del Espritu Santo quien nos regenera, ocupa, libra y transforma. Cuando un pecador se arrepiente y cree, Jesucristo no solo le quita sus pecados sino que a la vez lo bautiza con su Espritu. Pablo lo describe cuando le escribe a Tito donde habla que Nos salv mediante el lavamiento de la regeneracin y de la renovacin por el Espritu Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador (Tt. 3:4-7). Vemos nuevamente que El Espritu derramado para regenerarnos y renovarnos es parte de nuestra salvacin. El don o bautismo del Espritu es uno de los dones de esta nueva era inaugurada por JesucristoLa promesa de una bendicin universal: El derramamiento o bautismo del Espritu es una bendicin universal. Esto es parte de la salvacin que Dios nos da por Cristo. Si observamos la profeca de Joel y la interpretacin que le da Pedro se enfatiza la promesa de Dios en la universalidad del don del Espritu. Pedro lo cita de esta manera: Y en los postreros das, dice Dios, derramare de mi Espritu sobre toda carne (Hch 2:17). Toda carne no puede significar todos, sin importar su disposicin para recibir el don, su arrepentimiento y fe, sino ms bien todos sin importar sus privilegios o posicin, clase social, etnia o cultura. Nos indica que no hay distincin de sexo o edad, de rango o etnia en la recepcin de este regalo divino. Tanto hijos como hijas, jvenes o ancianos, de toda edad, sexo, posicin y aun los que estn lejos (Hch 2:39) han de recibirlo; donde incluye a todos que se arrepientan y crean. En los tiempos del Antiguo Testamento el Espritu Santo venia sobre personas especiales para servicios especiales en momentos especiales. John R. W. Stott adems nos comparte que todos los creyentes eran en verdad regenerados Las principales evidencias que respaldan esta conclusin son indirectas. En primer lugar eran ciertamente justificados (Ro 4:1-8, que a su vez se basa en Gn 15:6 y Sal 32;1-2), y es difcil que un pecador pueda ser justificado sin ser regenerado. En segundo lugar, decan amar la ley de Dios (Sal 119:97). Dado que la naturaleza no regenerada es enemiga de Dios y no se sujeta a la ley de Dios (Ro 8:7), debemos concluir que posean una nueva naturaleza. Y cantamos los salmos en nuestros cultos pues reconocemos en ellos el lenguaje de los regenerados.Ahora es mucho ms amplio y profundo el ministerio del Espritu Santo Cul es la diferencia entre su ministerio de aquellos tiempos y el de hoy? Si bien es difcil dar una respuesta y puede confundir debemos reconocer que en los tiempos del antiguo testamento el Espritu estaba obrando en las personas. John Stott concluye que los creyentes del Antiguo Testamento conocan a Dios y experimentaron el nuevo nacimiento pero ahora la obra especial del Espritu Santo se refiere esencialmente a Jesucristo. El Espritu Santo en su ministerio de santificacin revela y forma a Cristo en el creyente. El Espritu Santo no podra haber desarrollado esta actividad antes de la venida de Cristo (Jn 16:14, Ga 4:19 y Ef. 3:16-17)En el gran sermn de Pedro (Hch 2:38-39) se deduce que el entendi la profeca de Joel que prometa este don o bautismo del Espr