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El espacio público no es un contrato, - El Eco | Museo ...eleco.unam.mx/eleco/wp-content/uploads/2015/05/RE-VISTA-2013-ok.… · el manifiesto creacionista “Non Serviam”, “Una

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1

no es un contrato,

es una estrategia.

El espacio público

Vito Acconci, Vito Hannibal Acconci Studio Barcelona. Museu d’Art Contemporani de Barcelona / Actar,

1ra edición, 2004.

3

Aquí se trataba de rearticular y proponer

extensiones de los acontecimientos en el espacio

del Museo Experimental el Eco.

Para el editorial

Luis

Fel

ipe

Ort

ega

y

Mac

aren

a H

erná

ndez

julio

de

2014

Se trataba de ocupar el espacio

de esta revista para hacer y

proponer algunas reflexiones

textuales, gráficas o literarias,

ensayar algunas ideas, formular

preguntas (y dejarlas abiertas).

Se trataba de ir hacia un

intercambio: alguien ya “habló”,

ya “dijo algo” desde su práctica

específica, durante 2013. Desde

ahí podíamos proponer una

lectura, para aportar a un proceso

de conocimiento que ha de verse

como un continuum.

Se trataba de incluir una serie de

fragmentos, de notas, de citas,

de apropiaciones y robos que

“extienden y amplían” lo sucedido

Vitor CesarAnfibología, reciprocidad

Abraham CruzvillegasAutodestrucción 2

Augusto de Campos, Natalie Czech, Pedro Friedeberg, Karl Holmquist, Magali Lara, Clemente Padin, Laureana Toledo, Roberto TurnbullEdiciones Eco

Luis Felipe OrtegaResidencia en el estudio del Eco

Estudio Macías PeredoPabellón Eco

Erick Beltrán, Karmelo Bermejo, Alexander Calder, Vitor Cesar, Lygia Clark, Verónica Gerber Bicecci, Mathias Goeritz, Gabriel de la Mora, Hélio Oiticica, Edgar Orlaineta, Sebastián Romo, Daniel Steegmann, Alejandro VidalTropicália negra, curador invitado: Willy Kautz

HersúaAmbiente II

Alejandro AlmanzaLas quince letras

Diego PérezNuestra casa sería un campamento

Claudia Fernández Árbol cósmico

Sonia LartigueLuz candela

Andrea Ferreyra y Héctor BialostozkyEl Eco era una fiesta

Norma ListmanParaíso en el Eco

Para el editorialLuis Felipe Ortega y Macarena Hernández

MenfiestoGabriela Jáuregui

FragmentosHélio Oiticica, Eduardo Viveiros de Castro y Chantal Mouffe

Autointerrogación 1Lorenzo Rocha

Entre el tiempo y la ciudad, una baldosa mal acomodadaMarcela Quiroz

Atelier en Campos Elíseos de Indio BadarossMarcio Harum

Tropicália con sombras y naturaleza muertaPenélope Córdova

Mi voz es mi pastorMónica Nepote

El lenguaje es un virus (William S. Burroughs)Nadia Lartigue

Conversación con Óscar Hagerman

Contenidos

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31

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87

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95

4

en cada propuesta curatorial o en cada actividad

del museo, y que van de un espacio real a un

espacio de especulación textual (en sus múltiples

maneras de operar).

Se trataba de hacer un mapa, reinventar sus

pliegues, acceder a sus fisuras y dejar abiertos

algunos canales de reflexión: dar un brinco, una

especie de salto con la energía de cada proyecto.

Se trataba de acercar o reunir cosas que ya existen

(piezas, textos, ideas, procesos) y a partir de ahí

abrir otras (preguntar cómo proceder en esos

acercamientos).

Se trataba de asomarnos al límite, al borde, al vacío:

propuestas que ya estaban en las piezas (a veces

solamente sugeridas, a veces expuestas con claridad:

soy lo que se puede decir desde lo que hemos

sido, desde lo que somos).

Se trataba de procurar relecturas, preguntarnos

sobre dónde y sobre cómo indagar, observar,

registrar, erigir: si alguien dice “algo”, ¿quién lo

escucha? Si alguien hace “algo”, ¿quién lo ve?

Se trataba de aproximarnos por segunda vez

a lo mismo (“revisitar”) y descubrir que se ha

convertido en otro dentro de este espacio

o revista.

Se trataba de hacer juegos, establecer reglas

y luego ponerlas a prueba: romperlas.

Se trataba de seguir dibujando, diagramando

rutas. Aquí están y hay que buscarlas.

Vitor CesarAnfibología, reciprocidad

Detalle de la pieza de Vitor Cesar y de documentos

en la fachada del museo durante la exposición Tropicália negra:

Manifiesto de José Oiticica,

A doutrina anarquista ao alcance de todos (La doctrina anarquista al alcance de todos), 1983, pp.10-11.

Imágenes del performance de Hélio Oiticica, Contra-Bólide. Devolver a terra á terra

(Contra bólido. Regresar la tierra a la tierra), en la exposición Kleemania, Barrio del Cajú, Río de Janeiro, 1979.

76

Os efeitos da obra deste artista

são de sua responsabilidade

[Los efectos de la obra de este artista son

de su responsabilidad], 2013

9

O: ¡Gusto esta buena bofetada!

Qué hacen aquí, estacionados como ostiones serios

¡Hagamos una revolución para divertirnos!

LO QUE QUEREMOS

LO QUE CREEMOS

Darle al lenguaje sus posibilidades de vibración física

Arrebatar sus cuerpos destrozados de las cataratas frenéticas de la vida

Con nuestra imaginación inalámbrica palabras en libertad

¡Basta de cerdear!

Tenemos relaciones en todas direcciones

Nos descargamos por ambos lados

Todo el mundo está haciéndolo, haciéndolo, haciéndolo

¡Vibra! ¡Vibra! ¡Vibra!

Menfiesto

Gab

riel

a

Ja

úreg

uiSem título (Modern Architecture) [Sin título (arquitectura moderna)] 2011

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El deseo ardiente de probar nuestra fuerza en grandes batallas

Hasta luego, viejo encantador

El pasado es demasiado apretado

cuerpolocura

Las mujeres más amables de nuestra sociedad son maniacas

y desvariadas del sexo

Embarazadas de revolución social

ardiendo combativamente en un odio caníbal

¡Nosotros también queremos carne!

Humanidad vegetal

Músculos débiles

Levantan la cabeza sumatral

Abro, cierro, escupo

Sólo el canibalismo nos une

Lo quiero asir brutalmente

Gritar fuerte

Ideas vívidas y violentas

Ante su sonrojar gritamos las obscenidades

Métete tu propio pinche puño en tu propio pinche...

Cura instantánea para la sífilis literaria

Sintiéndose justo como la diarrea... a esta gonorrea...

Los insectos metidos en su culo no están en él

No cortes tu cosa

La loca castración de mi vida

La rama está doblada

Nuestro vórtex desea

Una visión fragante

Discurso sobre las pasiones del amor

Quema la esencia de la vida en nuestra piel

Tenemos que dejar que crezcan piernas, alas, manos

Requerimos regeneración, no renacimiento

El espacio entre gentes trabajando juntas está lleno de

Otras hembras animales coloradamente adornadas

para este vital propósito natural

Puedes poner un pezón en este grifo cuando sea necesario

golpe determinado de caja torácica a pubis

Sexo y encarnación sexual

Impúlsate sobre mí

No hay nada impuro en el sexo

Siempre encontraré algún hombre o mujer para mecer en la hamaca

Todas las palabras de este texto,

con excepción de las dos últimas líneas

han sido robadas de los manifiestos siguientes:

El manifiesto comunista, el manifiesto caníbal DADA,

“A Sane Revolution” de D.H. Lawrence, el manifiesto

de los Black Panthers, “El teatro de la crueldad” de Artaud,

el manifiesto LSD, el manifiesto fundacional del Futurismo,

el manifiesto del Tea Party, “Más allá de la acción

y la reacción: Vorticismo”, “MANIFIESTO UMORE”,

el manifiesto creacionista “Non Serviam”, “Una bofetada

en la cara del gusto público”, “Manifiesto SCUM”,

Reforma o revolución de Rosa Luxemburgo,

el manifiesto estridentista, BLAST I, el manifiesto dadaista,

“Manifiesto del señor antipirina” de Triztán Tzara,

el manifiesto imaginista, el manifiesto ultraista, el manifiesto

del Milímetro Infinito, “Un manifiesto cyborg: ciencia, tecnología,

y feminismo socialista a finales del siglo XX”

de Donna Haraway, el manifiesto situacionista, el manifiesto MAU,

el Libro verde de Muammar al-Gaddafi, el manifiesto

de la vaca, The Checklist Manifesto, el manifiesto feminista,

y el manifiesto alucinista, entre otros.

Te amo tanto, te lo aseguro, te adoro.

El significado de la vida es el amor

La perfección / es la pereza

Muchas fiestas

Muchas siestazzzzzzzzzzzzz

1312

1. Chantal Mouffe, Prácticas artísticas y democracia agonística.

Museu d’Art Contemporani de Barcelona y Servei de Publicacions

de la Universitat Autònoma de Barcelona,

Barcelona, 2008.

2. Hélio Oiticica en <www.itaucultural.org.br/aplicexternas/enciclopedia/ho/home/index.cfm>

(Consulta: junio de 2014).

3. y siguiente página: Eduardo Viveiros de Castro y Renato Sztutman,

Eduardo Viveiros de Castro, Coleção Encontros.

Río de Janeiro, Beco do Azougue Editorial, 2007, pp. 202, 212 y 213.

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3

Fragmentos

Hél

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e

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“El verdadero espacio público es un espacio arrasado; la gente lo ha utilizado tanto, que el espacio se deteriora, se desintegra bajo sus pies.”

V. A.

Autodestrucción 2

Abraham Cruzvillegas

18 19

21

¿Es posible hacer arquitectura sin construir nada nuevo?

¿Es cierto que para construir algo siempre se tiene que destruir otra cosa?

¿Qué beneficios puede aportar a la escultura el reciclaje de los materiales rescatados de una demolición?

La arquitectura es el arte de la externalidad, por el hecho de que

en la escultura el interior espiritual, que en la arquitectura sólo podía insinuarse,

habita en la forma sensible y en su material exterior, de modo que ambas

dimensiones se acuñan la una en la otra

sin predominar ninguna.

GeorG W. F. HeGel, Lecciones sobre La estética

La escultura de Abraham Cruzvillegas (Autodestrucción 2) al ser habitable, ¿se ajusta de algún modo a la noción de “interior espiritual”, a la que se refiere Hegel en sus Lecciones sobre la estética?

¿Qué quería decir exactamente Robert Smithson cuando llamó “desarquitecturización” al proceso de deterioro en que se encontraba el Hotel Palenque en 1972?

¿Qué papel tiene la entropía en la percepción del espacio arquitectónico?

La información escrita y fotográfica sobre una escultura o un espacio en particular, ¿puede sustituir la experiencia corporal del mismo espacio?

Cuando el espectador penetra en el interior de una escultura, ¿se transforma su percepción visual de la obra en una experiencia totalmente corporal? En las conversaciones de Abraham Cruzvillegas con miembros de su familia se toca el tema de la vivienda precaria donde ellos vivieron durante su infancia, ¿constituye un acto político hablar de este tema desde el interior de una escultura hecha con materiales de demolición?

Cuando Joseph Beuys imaginó la acción política y comunitaria como una forma de “escultura social”, ¿sentó las bases para obras como ésta?

Autointerrogación I

Lore

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Ro

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22 23

Entre el tiempo y la ciudad, una baldosa mal acomodada

Mar

cela

Q

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z

[…] y ante la infinita movilidad de las cosas, buscó invariables.

Empezó recortando mapas. Como si se adentrara en un

ejercicio de precisión, volcó sus días sobre las diversas

cartografías que pudo encontrar de su ciudad natal.

Invadido por una asfixiante exactitud fue ahuecando los

volúmenes uno a uno, abandonando solamente las calles

como delicadas y frágiles nervaduras en convergencia.

Vaciados de sustancia funcional, los entramados urbanos

aparecían ahora como queriendo resistir el inminente

desapego entre destinos y vialidades, casi conscientes de

haber perdido el sentido de su existencia, como pasajes

de acceso y retorno entre sitios fundidos de significado

por aconteceres empalmados, propios y ajenos. Fue así

como las rutas perdieron sentido, a pesar de seguir ahí

blandiendo sus nombres sobre su misma (ahora casi fútil)

ubicación —sabiendo quizá que desde entonces, desde

ahora, ubicaban nada—.

Cuando un artista convierte un fenómeno social, como la escasez de vivienda digna, en un producto estético, ¿está validando la economía informal en la que se origina?

¿Qué valor tiene el material de demolición para quien lo desecha y qué valor tiene para quien lo rescata y lo convierte en escultura?

Cuando hablamos de espacio, sin importar si es arquitectura o escultura, ¿qué diferencia hay entre valor de uso y valor de cambio?

Al instalar una escultura dentro de un espacio expositivo, ¿el espacio resultante se plantea al espectador para ser visto o para ser habitado?

¿Es la arquitectura una forma de instalación?

¿Es la instalación una forma de arquitectura?

¿Cuál es la principal diferencia entre ambas? Y si no hubiera diferencias fundamentales, entonces ¿son los arquitectos artistas conceptuales?

¿Qué papel desempeña el artista en el interior del espacio de la escultura cuando la utiliza para hacer entrevistas?, ¿cómo cambia este espacio cuando se activa para un fin particular?

¿Qué efecto habrá tenido en los entrevistados el hecho de estar hablando con el artista desde el interior de una escultura y delante del público?

Otros artistas contemporáneos también utilizan el interior de sus esculturas con fines sociales y pedagógicos, ¿podríamos decir que existe una corriente dentro de la escultura, en la cual se equilibra la importancia del objeto escultórico con las actividades que se realizan en su interior?

¿Cuál es el sentido poético de una ruina?

¿Por qué a casi todos nos gustan las ruinas?

¿Existen arquitectos que construyan ruinas, o solamente el tiempo puede crearlas?

En una ruina, ¿el tiempo se congela?

Al encontrarse dentro del Museo Experimental el Eco, un espacio arquitectónico de Mathias Goeritz, ¿se convierte la escultura en el opuesto a la definición de arquitectura de Hegel, en un nuevo “arte de la internalidad”?

Henri laborit, La nouveLLe griLLe,

2007.

2524

Rutas que habían perdido la latencia de aquella

silenciosa complicidad, cuyo entendimiento obligado

emergía de tanta urgencia por saber guiar los cuerpos

a esos lugares donde antes… Devastadas las manzanas,

baldíos los bloques antes construidos, cegados

de cuerpos habitables, los mapas del incipiente artista

entregaban a la mirada una cuadrícula de trazo

complejo cuya lógica seguía desmaterializándose,

aun detrás de su modesto enmarcado, como si los

cuerpos arquitectónicos extraídos todavía ejercieran

sobre el plano una fuerza centrífuga implacable,

insatisfecha, hasta desencajar los últimos trazos

y andares de su contexto. Empezó recortando mapas

porque quería reconfigurar el recuerdo de aquella

esquina donde había dejado la memoria.

Tenía que pasar todos los días a la altura del castillo.

La ayuda provenía de la estatua de Juana de Arco.

La gran mujer blandía su lanza flameante y le mostraba el camino hacia el castillo.

Siguiendo la indicación de oro terminaba llegando. Hasta un día en que.

Una mañana en la plaza no había nada. La estatua no estaba ahí.

No había huella del castillo.

En lugar del santo caballo, una penumbra mundial. Todo estaba perdido. […]

El aquí de la nada duraba y nadie. […] la gran estatua de oro no había resistido.

Fue su primer apocalipsis. La ciudad perdió algo de su solidez. […]

Ver era un creer cojeante.

Es preciso comprender la consistencia

de la desaparición. A pesar de lo que pudiera creer

la mirada, lo desaparecido no se desarma de un golpe;

tampoco se extiende en rendición sobre el tiempo

de una noche; lo que habría que entenderse sin reparo

es que la desaparición no acontece delante de uno,

tampoco a nuestras espaldas. Pues resulta que no es

un cambio físico-matérico que pudiéramos considerar

(al menos en cierta medida) independiente de nuestra

propia existencia. La desaparición de un espacio

habitado sucede por efecto de una desintegración

gradual que se va gestando dentro del cuerpo

—aparente— sin anunciarse. Restando de sí la marca

en confesión perpetua, restando de sí

su ser ceniza, cenizo.

En el presente, aquí ahora, he aquí una materia —visible pero apenas legible—

que al no remitir más que a sí misma, ya no traza huella,

a menos que sólo trace al perder la huella que ella sigue siendo apenas.

Nadie ha podido establecer con claridad cuánto tiempo

dura este acontecer-en-desmoronamiento interior.

Pero es claro que cuando una parte del contexto

urbano cotidiano desaparece, lo que “se pierde” es

su registro activo en nuestra memoria y la posibilidad

de re-trazarnos corporalmente en-convivencia con

aquel espacio dado o erigido en el que, apenas por

un segundo, fuimos conscientes de la inminente

y compartida desintegración con la que cargan

nuestras propias dimensiones. Por ello es que resulta

tan recomendable configurar algún tipo de llamado,

anticipando la duplicidad de la pérdida. Para dejar en el

nombre algo de sí; alguna especie de “nota” inscrita,

escuchable, sensible, insuflada de pasajera sutileza

sobre la piel de la ciudad —presagio o invitación—

con la esperanza de que alguien recupere en ella su horma.

Todo el trabajo de escribir se hace siempre en relación con algo que ya no

existe, que puede fijarse durante un instante en la escritura, como una huella,

pero que ha desaparecido.

A todo esto se agregó que ya la segunda o tercera

generación reconoció el sinsentido de edificar una torre que alcanzase el cielo, pero, no

obstante, los vínculos mutuos ya eran demasiados como para abandonar la ciudad.

Frecuentemente decía que así había sido su vida, toda

—la rota y la de antes— una desgastante negociación

entre huellas y heridas. (También le gustaba creer entre

suspiros que la vida de los viajes se levanta sobre otra

calidad de cimbra, si tan sólo por ese estar fugaz

y aligerado que se asume cuando se deja al cuerpo

enfrentarse a los linderos de su propia movilidad.)

Sin embargo, hay algo que comparten estos registros

distintos del recuerdo cuando sepultados en un mismo

colado —destinados o desvalidos— ambos terminan

por fraguar. Y sobre la superficie de nuestra fachada

restan, (des)figurando la continuidad de la faz, esos

ahuecamientos, burbujas de aire, pequeñas cicatrices

que si se recorren con la punta de los dedos reconocen

Jacques Derrida, La difunta ceniza, 1987.

Hélèn Cixous, “sa(v)er”, 2009.

Franz KaFKa, “el esCudo de la Ciudad”.

GeorGes PereC, nací: textos de La memoria

y eL oLvido, 1999.

2726

sin equívoco la resonancia que replican sus propias

heridas, esas que también hacen fachada. Asumir

propio el tiempo inflingido que dura de invisibilidad

la herida sería lo único —a su mirada justificable—

para afrontar con dignidad (des)hacerse como huella

dispuesta, entregada. Así es como sucede (se dice casi

esperanzada) que las heridas de uno se convierten en

huellas para el otro.

[…] un tatami está pensado para que una persona pueda acostarse.

Representa el espacio de una persona, pero también

es el espacio idóneo para que dos personas se sienten cara a cara.

Si lo alzas, el tatami se convierte en una puerta.

En esta ciudad, las posibilidades de reconocernos

entre la multitud y el vacío eran casi nulas. Sucedió,

supongo, por pura necesidad; como para sostener

alguna suerte de equilibrio cuyo peso habríamos de ir

calibrando juntos. Se necesitaba compartir el tremor

de la pequeña muerte que abisma los umbrales

para afianzar la resistencia de una cierta densidad

de amaneceres sobre la misma cama. Amaneceres

desvalidos, revelados en la silueta de su propia fortaleza,

cuando se encuentran durando el tiempo

de inquebrantable intimidad del entre-dos.

No sé quién hizo la fotografía de la desesperación.

La del patio de la casa de Hanói.

Recordaba haber leído sobre ese otro patio, el mismo,

el de la baldosa mal acomodada. Recordaba tal como

él lo había descrito desde los primeros años, cuando su

cuerpo aprendió a andar sobre un mal-paso, torcido,

quebrado, ajeno. El recorrer de su caminar, como el de

su pensamiento, habían aprendido desde muy jóvenes

a dar lugar a ese fallo imprevisto con el que había

que vivir, sin el que sería imposible siquiera intentar

habitarse; esa falta o estar en falla que interrumpía el

ritmo entre las piernas, los pies, el torso, los brazos, el

cuello y la mirada sobre el geométrico tendido solo

y sólo por ella desarmonizado, vuelto en vida. Parte

de un para-siempre en busca de resarcir, de enmendar,

de recuperar lo que de origen le había sido destinado

por defecto. Entre los susurros de otras lenguas anegadas

transpirando al exterior de la morada de infancia,

la desterrada colonia había logrado introducir en el

tamaño de una sola baldosa, el desconfiado desfiguro

de su condición en impuesta coexistencia. Ella le habló

entonces de los (des)encuentros entre la espalda

y el dolor que ancla toda extranjería.

Él se daba cuenta de que quizás ella lo había olvidado todo.

Eso no le molestaba.

Se preguntaba si no deseaba adueñarse de lo que ella sabía,

más por el olvido que por el recuerdo. […]

Todo lo que ella dice representa pensamientos antiguos

y palabras anteriores.

En un sitio distinto de éste él las comprendería;

aquí las escucha demasiado tarde.

tadao ando, conversaciones con michaeL auping, 2002.

MarGuerite duras, eL amante, 1984.

MauriCe blanCHot, La espera eL oLvido,

1962.

Augusto de Campos Natalie Czech Pedro Friedeberg Karl Holmqvist Magali Lara Clemente PadinLaureana Toledo Roberto Turnbull

Ediciones Eco 2013

Carpeta, diseño de Jesús Cruz Caba Roberto Turnbull, sin título, 2013

31

Residencia en el estudio del Eco durante abril, mayo y junio de 2013.

LuisFelipeOrtega

Pedro Friedeberg, Escuchado en el metro, 2012

3332

3534

Pabellón Eco 2013

EstudioMacías Peredo

3736

3938

Marcio

Harum

“El objetivo del espacio público es disolverse en los nervios del público; el objetivo del espacio público es que el espacio y el público sean uno y lo mismo.”

V. A.

Atelier

frente a

Rua Adolfo Gordo 124,

São Paulo

deen Campos Elíseos

Indio Badaross,

40

Indio Badaross, artista de la calle del barrio Campos Elíseos,

en São Paulo, ha caminado cerca de 2,600 km por las carreteras

interestatales desde Pernambuco, donde vivía hasta hace pocos

años, y hasta esta ciudad a la que se mudó, donde eligió habitar.

Por la mañana trabaja recolectando materiales con su carrito para

compra y venta, y en la tarde se concentra en su estudio,

justo allí en la vereda de la calle Adolfo Gordo, a la altura

del número 124. Indio Badaross asume que vive y trabaja

exactamente en este punto, pues ése es el único lugar

del mundo donde consigue dormir bien.

4342

4544

4746

4948

Georg Wegenbauer desapareció un día o una noche,

dentro de su casa [se cree, porque nadie lo había

visto desde hacía semanas; había dejado de salir],

que había convertido en una jungla laberíntica, y en

cuya entrada se leía, con letras de tierra en el piso:

Naturaleza muerta.

*

Reconstruimos su vida [su muerte] con base en

los objetos que habitan la casa/jungla y con los

testimonios de sus conocidos. Cada uno de ellos dice

algo diferente, de manera que no se puede pensar

en Wegenbauer más que como una bifurcación

imaginativa, una irregularidad en el lenguaje

o un hombre que estaba en varios lugares a la vez,

con varias conciencias y varios nombres secretos.

*

Georg Wegenbauer, constructor, imaginista y orador

profesional, aseguraba, y no se cansaba de repetirlo

Tropicália con sombras y naturaleza muerta

Pené

lope

C

órdo

va

5150

Una teoría del lugar podía ser muchas cosas

y pensamientos, y debía ser capaz de poner

espacios o tiempos escindidos en la mente

de un potencial lector/espectador/receptor.

Pero lo más importante era que una teoría

del lugar debía plantear, aunque fuera como

una sola posibilidad, la idea de una eventual

autonomía entre el hombre y los planos espaciales,

un desprendimiento total, pero a la vez reversible

[el que se extravía en una dirección puede volver

al mismo punto mediante otro camino, quizá más

largo y en dirección opuesta, como una cinta

de Moebius].

Una teoría del lugar podría ser, por ejemplo,

según los planteamientos de Wegenbauer,

un estudio sobre la luz, de cómo el rayo penetra

el espacio y lo delimita por fracciones, o cómo

las combinaciones de los colores primarios

pueden abarcar, al yuxtaponerlos con sonidos

provenientes de los Alpes suizos o de la selva

amazónica, el espectro de las sensaciones y los

sentimientos humanos [la arquitectura emocional

de Goeritz en una habitación/museo convertida

en un segmento de jungla, donde cada meandro

porta una paleta de colores y se desprende

hacia otra percepción: la experimentación

de otro lugar].

a quien tuviera humor y tiempo suficientes, que cada

lugar era un laberinto. Un lugar, para Wegenbauer,

podía ser un texto, un objeto e incluso la vida de

una persona. Así, la vida se medía por lugares,

cuasi lugares y no lugares, sin embargo, no en la

connotación popularizada por Augé y extrapolada

a otros campos del conocimiento, sino en una idea

—porque no podía ser más que una idea eterna, una

hipótesis definitiva— de lo que las cosas podían

ser y no eran, porque no estaban hechas para

funcionar de otra manera, la manera del laberinto.

De esto se desprende la sospecha, rayana en la

charlatanería, de que los laberintos, en realidad,

no existen, porque no pueden; y si pueden, no deben

existir. Es decir, que un laberinto sólo es una forma

de pensamiento, un pensamiento emotivo, si se

puede. Pero nada más. Nadie puede vivir en un

laberinto. Nadie puede ser sólo pensamiento,

y Wegenbauer lo sabía.

*

Wegenbauer [¿“Constructor de caminos”?, ¿acaso

él se autonombró?, la elección de una denominación

conceptual puede tomarse como el descarte de un

nombre propio y, en consecuencia, como la eliminación

de una existencia física, sensible?] estudiaba, escarbaba

y rasgaba milimétricamente las teorías de los lugares.

La idea de la existencia de Wegenbauer se articula

alrededor del concepto de lugar.

5352

popularizada por Augé y extrapolada a otros

campos del conocimiento, sino en una idea —porque

no podía ser más que una idea eterna, una hipótesis

definitiva— de lo que las cosas podían ser y no

eran, porque no estaban hechas para funcionar

de otra manera, la manera del laberinto. De

esto se desprende la sospecha, rayando en la

charlatanería, de que los laberintos, en realidad no

existen, porque no pueden, y si pueden, no deben

existir. Es decir, que un laberinto sólo es una forma

de pensamiento, y un pensamiento emotivo, si

se puede. Pero nada más. Nadie puede vivir en

un laberinto. Nadie puede ser sólo pensamiento,

Wegenbauer lo sabía.

*

El laberinto no se descifra en cada bifurcación.

Cada lugar contiene todas sus posibilidades, como

la semilla contiene todo el mundo.

*

El buscador de lugares traza los pasos de su misión

[en lugar de un plano arquitectónico] en una hoja

de papel bajo la consigna: “Todo laberinto es

una escritura secreta”. La clave que revela la

salida es única y radica en la experiencia propia.

Wegenbauer, encerrado en su casa [herencia

de familia], construyó sobre la tierra una selva

que se convirtió en su hogar y que, como todo

laberinto, estaba hecho para [re]encontrar otro

lugar y otra vivencia: un recuerdo sumido en la

arena de la cotidianidad, la fotografía de una

instalación de arte tropical brasileño de fines

de los sesenta, los brazos multiplicados de la

selva y el olor a verde, a tierra húmeda, a fruta

presa en la rama, que una vez soñó sin saber si era

una reminiscencia o una reconstrucción basada

en hechos aislados. En otras palabras, Wegenbauer

construía un lugar para morir.

Una teoría del lugar podía ser también la apología

del sonido de una palabra quebrándose contra

muros de concreto, el eco de su pronunciación,

el lugar que el olvido de esa palabra ocupa dentro

de esos muros.

Una teoría del lugar podía ser la descripción,

palabra por palabra, de un laberinto resuelto

una sola vez en la mente: cinco pasos de frente

—derecha—, seis pasos —derecha—, dos pasos

—izquierda—, cinco pasos —derecha—, tres pasos

al frente —izquierda—…

Una teoría del lugar podía ser un recuerdo descrito

[y recordado, esto es importante] trece veces con

la misma precisión [imposible].

Una teoría del lugar podía ser el camino que se

formaba entre los espacios en blanco de una hoja

impresa, tachada y subrayada.

Una teoría del lugar puede ser el desplazamiento

de un espacio dentro de otro, como reconstruir

la selva en el interior de una habitación y dentro de

esa selva esconder para siempre la existencia

del constructor, en este caso, Wegenbauer, en una

Tropicalia de sombras donde los ángulos negros son

túmulos de tierra, y donde cada túmulo es un umbral.

*

Georg Wegenbauer constructor, imaginista

y orador profesional, aseguraba, y no se cansaba

de repetirlo a quien tuviera humor y tiempo

suficientes, de que cada lugar era un laberinto.

Un lugar, para Wegenbauer, podía ser un texto,

un objeto e incluso la vida de una persona. Así,

la vida se medía por lugares, cuasi lugares y

no lugares, sin embargo, no en la connotación

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Erick Beltrán, Karmelo Bermejo, Alexander Calder, Vitor Cesar, Lygia Clark, Verónica Gerber Bicecci, Mathias Goeritz,

Gabriel de la Mora, Hélio Oiticica, Edgar Orlaineta, Sebastián Romo, Daniel Steegmann, Alejandro Vidal

Curaduría de Willy Kautz

*

Un laberinto no está hecho para extraviar, sino

para unir. Pero quienes no lo saben, se pierden.

*

Georg Wegenbauer, constructor, imaginista y

orador profesional, aseguraba, y no se cansaba

de repetirlo a quien tuviera humor y tiempo

suficientes, que cada lugar era un laberinto en

potencia. Un lugar, para Wegenbauer, podía ser un

texto, un objeto e incluso la vida de una persona.

Así, la vida se medía por lugares, cuasi lugares

y no lugares, pero no en la connotación estudiada

y definida por Augé y extrapolada a otros campos

del conocimiento, sino en una idea —porque no

podía ser más que una idea eterna, una hipótesis

definitiva— de lo que las cosas podían ser y no

eran, porque no estaban hechas para funcionar

de otra manera, la manera del laberinto. De

esto se desprende la sospecha, rayando en la

charlatanería, de que los laberintos, en realidad no

existen, porque no pueden, y si pueden, no deben

existir. Es decir, que un laberinto sólo es una forma

de pensamiento, y un pensamiento emotivo, si

se puede. Pero nada más. Nadie puede vivir en

un laberinto. Nadie puede ser sólo pensamiento,

Wegenbauer lo sabía.

Tropicália negra

5756

4

6

1

2

3

1. Reproducción del estandarte de Hélio Oiticica, Sejá marginal sejá herói (Sea marginal sea héroe), 1968.2. Sebastián Romo, Tropicália negra, 2013.3. Edgar Orlaineta, Pin-Up-Topia, 2013.4. Karmelo Bermejo, Aportación de fuel a la Costa da Morte, 2005.5. Edgar Orlaineta, La emperatriz, 2006-2007.6. Erick Beltrán, Concentración, 2008.Página anterior: Daniel Steegmann, Kiti Ka’aeté, 2011.Página siguiente: Verónica Gerber Bicecci, Poema invertido, 2013.

5

5958

Mi voz es mi pastor...(Instrucciones, marca en el agua, agujas para un discurso vocal y canto)

(estación uno)

Una voz que llega y besa lentamente mis oídos. Así imagino la escritura.

Dar espacio, el aire en los pulmones, henchir el pecho, dejar salir la voz. Dar voz a lo que se ha esfumado lentamente.La veta del lenguaje está en el esternón.

Algo de la inocencia de las cosas dice también tu nombre. Aire, nombre, lenta la voz que te reinventa.

Seré respiración y silencio. Seré el sonido de la gota al caer, las ondas del agua. La forma del aire.

Mónica Nepote

6160

La voz es mi pastor, nada me falta.

(Estación dos, querida carta)Empiezas en el cuerpo. Extendido.

Tienes ese gesto usual de las mañanas, el momento en que el dispositivo se acciona. El botón de encendido. El clic del día.Es momento en el que (leí) no debe pronunciarse palabra para lograr un tránsito gentil de un estado a otro:sueño-vigilia. Un estado delicado, no interrumpas el flujo, deja que venga el puente a través del silencio.No hay palabras, no hay voz.¿Cuál es el minuto entonces en el que habrás de volver? Pregunta.Pregúntatelo en silencio. Pregúntatelo ahora con el gesto de la respiración, inhala y exhala inhala exhala inhala exhala inhala exhala.Ahora.Como si fueras una recién nacida tomar conciencia de tu cuerpo.Toda esta superficie es tuya, estabas antes envuelta en agua, ovillada, apenas en la percepción de algo: luz, calor, proclama, vibración, ruido, algo.Notas cómo hay algo ovillado, más allá. Tu cabeza, ahora sabes, se llama cabeza y comprende todo un imperio de percepción. Todo lo que el resto de tu cuerpo siente pasa por la cabeza. Eso que reelaboras todos los días, eso que haces mecánicamente, eso: un pie delante de otro, ese balbuceo corporal, esto que ahora pasa a través de tu cabeza en la reconstrucción.Pero voy muy de prisa.Estás todavía tendida. Acabas de volver del sueño. Por una fracción de segundo olvidas todo: tu género, tu peso, tu nombre, tus dolencias, tu amor, tus ideales, tus asuntos pendientes.Estás aquí descubriendo esa masa que se llama cuerpo. Pronto moverás tus manos. Tocas todo eso que eres tú. Tus ojos se abrirán y cerrarán a voluntad. Tu boca, pronto tus manos tocarán tu cuello.Pronto, vuelve, nómbrate. ProntoDite a ti

De la coronilla al cóccix. La voz traspasa, sostiene, eleva y desciende.

Algo en tu mirada petrifica. Algo de tu voz indaga con la claridad de una navaja.

Aquí un Yo con Y que no quiere ser más que una voz, un gesto.

Algo de la inocencia de las cosas dice también tu nombre. Aire, nombre, lenta la voz que te reinventa.

Otra vez la piel desnuda, otra vez la pregunta del cuerpo estirado, ésta es la única voz, la sombra del cuerpo.

Vuelves a abrir y dar, a extender. Bajas a la tierra, tocas la tierra, recoges algo en la tierra. Sueltas la voz, clama, abre el corazón. Sólo porque tienes voz y quieres hacerla oír.

Nada es su apariencia, todo es la apariencia, todo nada, esas palabras. Su código su decir ni qué decir. Todo/Nada. Significa: voz emitiendo.

Sacas el aire por la nariz, sacas la voz del simio por la boca. Te miran, extrañeza, “simio simio simio” grita el simio.

Debraye el de la voz, la planta del pie enraizada, la planta es paso de elefante, las rodillas doblan, tu cuerpo es animal y universo.

A veces parece que hay poco decir y en realidad es una falta de inmersión hacia la voz.

Es intentar lentamente el sonido secreto, el oído abierto, para ver la forma en que el nombre se desprende, vigoroso, de las cosas.

Empezarás por nombrarte en voz alta: noche, ese nombre colectivo.

Voz, campo sembrado

Preguntar con voz por la vozMi voz, mi certidumbre

63

El espacio constante del gesto es interrumpido por

una relación discontinua con el discurso. Las dinámicas

se vuelven tipográficas; el movimiento, un comentario.

Y yo persigo la ilusión de una descodificación.

LENGUAJE. DISCURSO

¿Qué relación leen entre este cuerpo y este discurso?

¿Acaso este dispositivo permite cierta articulación del cuerpo

con el discurso?

¿Podría hablarse de un argot, una jerga, un slang corporal?

¿En qué consiste un comentario físico? El cuerpo como un lugar

de conflicto, la superficie en la que se inscriben los eventos.

El lenguaje es un virus1 (William S. Burroughs)

Notas para una propuesta coreográfica

1 N. de la A. Proyecto coreográfico en desarrollo que aborda al lenguaje de manera pasional,

como aquello de lo cual se quisiera escapar, pero de lo cual soy inevitablemente víctima.

No tanto desde la palabra, sino desde el cuerpo.

Más información en <ellenguajeesunvirus.tumblr.com>.

Todo lenguaje es un error de lenguaje.

entrevista a Jean luC Godard, 2014

Nad

ia L

arti

gue

Z

asla

vsky

Ésta es mi voz

Pronto dices AOSostienes una I infinitaPronto un silbido apenasPronto un aullidoUn aullido delicadoComo ese llorar de los niños cuando se saben solosComo esa pena de llorar cuando nadie te acompañaComo ese gemido que pide sin recibir respuesta.Empiezas pues, la voz, comienza a vibrar tu cuerpo, desde la voz el impulso:Desde la voz tu madre llamándote, desde la voz las primeras palabras:Árbol, piedra, casa, agua, cosas.Desde la voz sigue el mundo ordenándoseSol, planta, flor, semilla, aire, vuelco, marDesde la voz la terrible A de la sangre:Dolor, abismo, rincón, cuerpo fragmento.

6564

MÓDULOS

Cut up. Aislar la parte superior del cuerpo de la parte

inferior. Ambas trabajan secuencias de movimiento

autónomas para generar una lógica “otra”, una lógica

que pudiera sugerir dos procesos paralelos que, en

primera instancia, no fueran compatibles o al menos no

complementarios. Esto es una cita que alude a Burroughs

en su intento de crear otra posibilidad de lenguaje, cuando

corta una página verticalmente y la pega a otra mitad.

Carrera. 10 minutos de carrera en círculo con una

microfonía específica. Repetición y movimiento residual.

Transformación de una acción continua a través del paso

del tiempo y del desgaste. Un loop en el que la mirada del

espectador se vuelve un factor activo de la coreografía.

Pierna al aire. Repetir un gesto hasta volverlo inútil y

absurdo, hasta su resignificación y su pérdida de significado.

Levantar la pierna muy alto para apelar

a un elemento clásico del lenguaje dancístico.

Descodificación. Unísono riguroso a partir de una

improvisación previa en la que se intenta un tipo de

movimiento ilegible o imposible de definir. Aquí se plantea

un movimiento utópicamente incodificable, que a la vez se

convierte en código absoluto para convertirse en unísono.

Gesto y poder. Personaje botarga que retoma gestos

y posturas de políticos en discursos.

Desplome. Cuerpos que se desploman músculo por músculo

de manera repetida, sin llegar a ceder toda la gravedad.

Pérdida de la verticalidad. Pérdida de la presencia. Pérdida

de una lógica en la que la cabeza manda sobre el cuerpo.

Micro baile. Varios cuerpos bailando simultáneamente.

Un baile diminuto, que retoma los elementos mínimos

necesarios para su reconocimiento. Un paralelismo con los

elementos mínimos del lenguaje que pudieran ser el fonema,

el morfema y el sema, transportados al baile.

GESTO

Dislocar la relación del gesto con la palabra. Si el gesto tiene

un sentido en sí mismo, sin necesidad de un fin específico,

el discurso suele tener una dirección y una necesidad

de sentido. Giorgio Agamben habla del gesto como la

comunicación de una comunicabilidad,2 del gesto sin fin.

Es algo que no se cuestiona, que es en el tiempo y continúa.

Apunta que el gesto no tiene nada que decir. Lo que

muestra es el ser-en-el-lenguaje como una mera medialidad.

Plantea la posibilidad de reinventar la noción de gesto.

Hacer visible el medio como tal.

Algo que no ocurre ni pasa, que no se puede hacer ni actuar,

sino solamente deshacer e inactuar.

Un medio puro.

Varrón inscribe el gesto en la esfera de la acción, pero lo

distingue netamente del actuar (ere) y del hacer (facere).3

MOVIMIENTO

- como construcción del pensamiento dentro de un contexto

de exposición de lo sensible.

- algo cercano a la arquitectura por su transformación

de espacios, porque hace visible al tiempo.

- algo vulnerable y abstracto pero que a su vez, por el

funcionamiento de los discursos y los cuerpos, constituye

una máquina. Una máquina traslúcida en la que el proceso

se vuelve visible. Frágil, eso sí, casi siempre a punto

del derrumbe.

Construcción de planos que desterritorializan para articular

mejor los fragmentos del cuerpo.

*

2 “Notas sobre el gesto”,

en Medios sin fin. Notas sobre la política, Valencia, Pre-textos, 2001.

3 Íbidem.

66

Hersúa“El cuerpo es público cuando cruza la frontera del cuerpo. El cuerpo público cruza géneros y mezcla razas; el cuerpo público no es ni uno ni otro, es todos los cuerpos al mismo tiempo. El cuerpo que se ha hecho público es el que sigue haciéndose público, el que cultiva, fuera de sí mismo, otro cuerpo, que a su vez cultiva otro cuerpo, etc. La raíz de la palabra “público” (del latín publicus) está influida por otro nombre latino, puber, pubes, crecimiento, adulto, pubertad. Si “público” pierde una sola letra, la letra de la ley, se transforma en “púbico”, el espíritu de la ley. El espacio público es construcción, una adición al espacio púbico. El espacio púbico es deconstrucción, una sustracción al espacio público. “Público” contiene “púbico”, el cuerpo público lleva dentro al cuerpo púbico. El cuerpo púbico reside, como una presencia extraña, en el cuerpo público. “Púbico” se prolonga en “público”, el cuerpo púbico está encerrado bajo llave en el cuerpo público, el cuerpo público se pega al cuerpo púbico como una sanguijuela. El cuerpo púbico, acrecentándose para convertirse en cuerpo público, “sale a la luz” y no vuelve a ser el mismo. El cuerpo público, al reducirse para convertirse en cuerpo púbico, es un hombre/mujer sin patria y nunca podrá volver a casa. El cuerpo es arrastrado al espacio, y el espacio hace salir al cuerpo del cuerpo.”

V. A.

Ambiente II

6968

71

Alejandro AlmanzaLas quince letras

At the Palace in the air at 4 a.m.,2013

72

Diego PérezNuestra casa sería un campamento

7574

7776

La realidad es que no me he puesto

a pensar en cómo se da la relación

con la comunidad, porque tiene

mucho de intuitivo y mucho de

haberlo hecho varias veces... y vas

aprendiendo cómo relacionarte,

como una práctica... Pero, hay una

cosa que también creo que es muy

importante, que es quién es el puente.

Siempre hay una organización o

una persona que es el puente entre

sus integrantes, y que lleva mucho

tiempo trabajando en la comunidad

(a veces implica mucho tiempo

trabajar en la comunidad), y él es

generalmente quien me pide el

trabajo; o sea, he trabajado mucho

para el Cesder (para el Centro de

Estudios del Desarrollo Rural),

a veces ellos están haciendo

Conversación con Óscar Hagerman 1

un proyecto en una comunidad y

cuando tienen que hacer algo de

arquitectura me hablan, y empezamos

a entablar esa relación. Generalmente

los proyectos van acompañados

de un proyecto no arquitectónico,

sino de un proyecto social... de una

nueva escuela, de un nuevo enfoque

de la educación, de... y el proyecto

arquitectónico es algo que se pega

a ese proyecto y trata de funcionar

con él.

De algún modo, yo empiezo a entablar

una relación con la comunidad,

y muchas veces la comunidad toma

el proyecto y ya, se apodera de él,

y eso es lo mejor, el momento en

que ellos sienten y empiezan a

participar y a considerarlo propio.

“El espacio privado se convierte en público cuando el público lo quiere; el espacio público se convierte en privado cuando el público que lo posee no quiere abandonarlo.”

V. A.

El pasado 8 de mayo nos reunimos con el arquitecto y diseñador

mexicano, Óscar Hagerman, quien ha desarrollado varios

proyectos para comunidades indígenas en México

empleando las técnicas tradicionales en sus diseños.

Aquí publicamos fragmentos de la conversación con él,

en la que nos habla de su relación con las comunidades indígenas,

su técnica de enseñanza y algo sobre Mathias Goeritz.

7978

es rescatarlos. También, a veces, son

cosas nuevas, pero entonces tienes

que tener cuidado de acompañarlos,

de tener el tiempo para estar en el

proceso en que aprenden a hacer

algo… no sé, un enjarrado, por ejemplo,

sobre el adobe. Por lo general no

enjarran el adobe, sino que lo dejan

natural. Si tú quieres protegerlo con

un enjarrado, entonces tienes que

trabajar con ellos hasta que se lo

apropien, y después dejarlos que lo

hagan; pero siempre me doy cuenta de

que saben mucho; cada vez me doy

más cuenta de que me apoyo en

ellos, de que gran parte de mi trabajo

está apoyado por ellos, y ellos son los

que me están enseñando a hacerlo.

Una parte es ese aprendizaje: hablar

con la gente y oírlos, anotar e ir

dándote cuenta, hasta que llega un

momento en que haces un proyecto

y sientes que hay un clic. Entonces

dices: “Bueno, esto sí encaja”. Te das

cuenta de eso de algún modo, pero

es un proceso largo y muy emotivo,

tiene que ver mucho con la parte

emocional. Es más fácil adquirir los

conocimientos técnicos, que entender

qué es lo que les gusta, por ejemplo.

*

La bioarquitectura, en este momento,

es un tema que me interesa mucho

y lo estoy aprendiendo. Estoy

tomando cursos, participando en

proyectos en los que se trabaja,

y estamos haciendo el primer techo

verde. Tienes que aprender cómo

hacerlo y entonces recurres a la gente

que ellos conozcan, porque es muy

difícil acompañarlos en todo el

proceso. Entonces, si tú propones

cosas diferentes es necesario que

estés ahí para ir explicando y para

ir resolviendo las dudas, pero si

tú propones cosas que ellos ya

han hecho, muchas veces ellos te

enseñan. Tú tienes que aprender,

o sea, es al revés.

Cuando hicimos un techo de palma

en Xaltepec, yo de techos de palma

conocía muy poco. Lo que hice

fue apoyarme en la gente de la

comunidad y que me dijeran cómo

se hacían. Creo que eso es una de las

cosas que me ha ayudado mucho; por

lo general, trato de hacer las cosas

como ellos las hacen y aprender. En

realidad me he dado cuenta con los

años de que yo aprendo mucho más

de ellos, de lo que ellos aprenden de

mí. Conocen muy bien lo que hacen,

mucho más de lo que uno imagina; y

a veces me he preguntado, ¿cuál es

mi papel ahí? Me lo he preguntado

muchas veces, de algún modo sé que

sí ayudo, pero en qué, todavía no lo

sé muy bien. Creo que hay algunas

cosas en las que uno puede ayudar

si te piden la ayuda. Por ejemplo, la

biblioteca que hice en San Jerónimo

Tulijá la hicimos con un dinero que

se consiguió por una aportación de

una preparatoria en Suiza... tú sabes

cómo se almacenan los libros, ¿no?

De algún modo sabes... entonces

preguntas: “¿cuántos libros hay?,

¿qué espacio necesitas para guardar

esos libros?”. Sabes que hay cierto

tipo de requisitos de iluminación

dentro del espacio de lectura, y ellos

a veces no conocen mucho de ese

tipo de cosas, porque no las han

hecho antes. Entonces tú puedes

ayudar en ese aspecto. O cuando

hacemos una escuela del tamaño

de un aula para 30 alumnos, por

ejemplo, cuando estoy haciendo

el proyecto lo voy amueblando al

mismo tiempo que lo hago. Entonces,

voy acotando el espacio o dándole

forma... y cuando ellos no han tenido

experiencia en un programa concreto,

puedes ayudar aclarando esas

cosas. Ése es un conocimiento, una

plática, que tenemos en arquitectura:

organizar un espacio. En fin, ésa es

una de las maneras en que puedes

ayudar. Otra manera que a mí me

ha servido es un cierto orden, o sea,

tratar de que las estructuras tengan

cierto ritmo, y que se simplifiquen,

que sea fácil hacerlas, que se repitan

otras cosas, a veces... Ahorita estoy

tratando de meterme también en la

arquitectura bioclimática, entonces

ahí hay muchas cosas que puedes

trabajar en las comunidades. Esto es

muy bonito porque, por ejemplo, si te

pones a hacer adobes, muchas veces

saben mejor que tú cómo hacerlos,

aunque ya se está perdiendo la

tradición y de las generaciones que

vienen, algunos no saben. Entonces,

si te acercas a alguien de los que

saben y te juntas con ellos, y armas

un grupo con la gente, al rato ya los

estás haciendo. Pero lo mejor es que

todavía no se haya perdido ese saber,

esos saberes, y entonces lo que haces

Esto es algo que trato de que suceda...

es muy especial esa relación. Por

lo general trabajo en comunidades

pequeñas, y eso te da una ventaja;

llegas a conocer a prácticamente

todos en la comunidad o a una gran

parte de ésta. Digamos, he trabajado

en comunidades de 15 familias y

he trabajado en comunidades de

300 familias, hay un rango, pero

normalmente aunque trabajes en

una comunidad de 300 familias,

sueles trabajar con un grupo de esas

300..., bueno también hay casos en

los que trabajas con todos. Cuando

trabajamos en una comunidad,

por ejemplo, para hacer una

escuela, generalmente no hablamos

con todos, sino que tenemos,

principalmente en comunidades

indígenas, asambleas donde se

invita a las gentes que están

involucradas en el proyecto de la

escuela o (entre) ellos invitan a

quienes participan, es decir, los

padres de familia, los alumnos, los...

y en esas asambleas se va definiendo

parte de lo que necesitan o quieren;

y después trato de hablar con las

personas. Generalmente se forma un

comité en los proyectos donde he hecho

escuelas. Siempre se forma un comité

de construcción, pues ellos trabajan

mucho a través de comités. Le asignan

la responsabilidad a un pequeño grupo

que es el comité encargado de llevar a

cabo ese proyecto, y con ellos hay una

relación más fuerte.

Por lo general trato de que la

propuesta constructiva sea algo

8180

muchas generaciones haciendo una

silla que se conoce como la silla de

palitos. Invitamos a estudiantes

de la Universidad de Huajuapan y de

la Universidad de Oaxaca a participar

en el taller, y armamos grupos donde

había estudiantes de diseño, de

arquitectura y carpinteros. En cada

grupo había carpinteros de la

comunidad, y tratamos de que entre

todos se hiciera el diseño. Al final

fue una silla de palitos, pero más

cómoda. Lo que aportamos fue eso.

Para mí fue un aprendizaje ese taller,

porque me di cuenta de que es muy

importante partir de lo que ellos

saben hacer, como en la arquitectura.

Pero hay que verlo como eso, como

un punto de partida y no como una

verdad, porque no es cierto. Es decir,

yo cada vez cambio el trazo, cada vez

le hago pequeñas modificaciones,

y las voy haciendo porque me

siento en la silla que hago y me

doy cuenta, entonces de que el

trazo se ha ido depurando. Pero si

tú entiendes por qué una silla es

cómoda, puedes hacer tu propio

trazo. Eso lleva tiempo, no lo puedes

hacer en un taller de tres días ni,

incluso, en un curso de un semestre.

Puedes enseñarles por qué una silla

es cómoda, que ellos entiendan el

fundamento de donde sale, pero

después su trabajo va a ser también

pasar su vida diseñando, modificando

y reparando lo que se hizo. Buscando

su trazo.

*

y cuando llegas a la comunidad y

empiezas a platicar de la arquitectura

bioclimática, y las mujeres se ponen

a revolver el barro, enseguida hay un

clic, y se entusiasman. Creo que allí

hay algo de armonía, y tampoco se te

puede olvidar la parte del desarrollo

técnico, o sea que también existe un

modo diferente, nuevo, de hacer las

cosas apoyados en esa arquitectura

y en la tradición. Pero en muchos

aspectos también es un mundo

nuevo. ¡Vaya! El hacer arquitectura

relacionada con la tradición no quiere

decir que estás nada más metido en

ese mundo, sino que tienes también

que explorar las nuevas cosas que

están pasando y aprender de ellas.

Lo que siento es que me falta tiempo.

Yo ahorita quisiera estar empezando

porque veo que hay tanto, tanto,

tanto que aprender, que no alcanza el

tiempo. Lo único que puedes hacer es

pasar la bandera, pasar el entusiasmo

a los jóvenes para que ellos sigan,

y pasar un poco de lo que tú has

aprendido y ellos puedan partir de ahí

para seguir adelante. Llevo muchos

años dando un... bueno, hablando

del diseño; llevo muchos años dando

talleres de ergonomía en diferentes

universidades en la República, y hay un

entusiasmo muy grande de los

muchachos por entender por qué una

silla es cómoda. Siempre cuando doy

un taller usamos un trazo que yo he

ido trabajando durante los 40 o 50

años que llevo en esto. Este trazo es

como un punto de partida, y después

ellos diseñan una silla; es parte del curso

y creo que es un ejercicio muy bonito,

porque al principio ellos sienten y se

cuestionan, ¿por qué este trazo?, y yo

pregunto, ¿por qué no? Siempre que

diseñamos una silla tratamos de que

ellos partan de ese trazo; les digo

que después de que entiendan la

ergonomía, podrán ir desarrollándolo.

Cada vez que hago una silla nueva,

hago cambios en ese trazo, entonces

es algo que va evolucionando con

tu vida y experiencia. Lo que puedes

hacer es transmitir ese trazo a los

jóvenes y que ellos lo tomen como un

punto de partida. Me llama la atención

que al terminar el curso siempre están

muy agradecidos de haber entendido

eso; entienden que es importante el

desarrollo, y que es muy importante

para que diseñes una silla que ésta

sea cómoda, y entienden por qué

es cómoda y por qué no lo es.

Ahora, ¿cómo te relacionas en las

comunidades cuando trabajas con

ellos el diseño? Es parecido a la

arquitectura; cuando yo he trabajado

con grupos de carpinteros trato de

que ellos me enseñen cómo están

haciendo las cosas y qué materiales

les gusta usar, qué materiales son

accesibles y qué herramienta tienen.

Y también muchas veces, cuando ya

ellos tienen algo que han producido

durante un tiempo, trato de partir

de eso para hacer los diseños. Eso

fue una experiencia muy bonita que

tuvimos en Casa (en Centro de las

Artes San Agustín, donde dimos un

taller de ergonomía con un grupo de

carpinteros de una comunidad que se

llama Santa María (Yabesia), en la sierra

de Juárez. Ellos llevan muchos años,

que sabe, para aprender de ellos,

hay un grupo de gente interesado en

este tema; nos unimos, nos reunimos

una vez al año, comentamos lo que

hemos hecho y tratamos de aprender

unos de otros; los que estamos más

atrasados aprendemos más de los

que llevan más tiempo investigando,

pero todos aprendemos de todos,

y hay tanto que aprender porque es

un campo tan grande, tan inmenso,

y tantas vidas que se han dedicado

a eso. No son figuras conocidas en

la historia de la arquitectura; por lo

general su trabajo es más anónimo …

cuando te acercas y ves lo que

saben y lo que han hecho, cómo

han ido descubriendo y cómo han

ido experimentando, sobre todo

experimentando y construyendo,

y te acercas un poco y, de algún modo,

participas en las construcciones y

experimentos, te das cuenta de que es

una de las maneras más eficaces

de aprender. He aprendido mucho

también de la arquitectura vernácula.

Cuando estuve con Marianita

Yampolsky recorrimos la República

durante cinco años y nos parábamos

en las casas, íbamos con la gente

y veíamos los terrados del norte

(son techos grandes los terrados),

y vas aprendiendo mucho de esa

arquitectura, que es de una sabiduría

impresionante. Entonces, creo que de

algún modo es fácil hacer la conexión

entre esta arquitectura bioclimática

y la vernácula, y de hecho hay una cierta

hermandad entre las dos. A los que

les gusta la arquitectura bioclimática

son apasionados de la vernácula,

8382

Mathias se llevaba muy bien con

Candela porque también él tenía

un gran sentido del humor.

Es curioso cómo había allí

una armonía. Candela era una

persona con una mente de

ingeniero, pero se llevaban bien,

y me acuerdo cuando Goeritz

hizo el Eco; éramos estudiantes

y estábamos emocionados.

Un tiempo fue como bar, y lo

disfrutábamos mucho.Todavía

estaban las pinturas de Moore,

me acuerdo; es que me acuerdo

del Eco en diferentes etapas, y

una fue ésa.

1 Óscar Hagerman (Coruña, España, 1936) es arquitecto

y diseñador mexicano. Su trabajo vincula la estética

indígena mexicana y la tecnología contemporánea.

Durante más de 50 años ha trabajado de cerca con las

comunidades índigenas de México; el conocimiento

de la tradición nativa ha ocupado un papel importante

en su práctica.

Soy un enamorado del Eco.

Conocí a Mathias cuando yo era

estudiante; a veces nos íbamos a

cenar o nos reuníamos... Mathias era

simpatiquísimo, un personaje, pero

muy ligero, muy... con un gran sentido

del humor, nada solemne. Decía que

cuando le faltaba dinero hacía Cristos,

porque ésos se vendían, y hacía unos

Cristos preciosos, nada más hay que

ver el que está, o no sé si todavía

está, en la casa de Sordo Madaleno.

Tenía uno en la entrada, la belleza de

un Cristo. Mathias siempre me cayó

muy bien y lo admiré mucho. Yo tenía

entonces, digo, la última vez que lo

vi, probablemente tendría ya como

unos 30 o 32 años. Ya estaba casado

porque algunas veces Doris nos

acompañaba. La primera vez que lo

vi fue en el taller de Chávez Paz, en el

taller de Candela; estaban él y Chávez

Paz dándonos una clase de educación

plástica, entonces Mathias nos hacía

reír mucho, y nos enseñó muchas

cosas muy importantes, rodeadas

de humor. Nos ponía un concierto de

Shostakovich y teníamos que pintarlo;

nos ponía una hoja de papel para que

la dobláramos de modo que pudiera

aguantar un libro arriba... hacíamos

cosas de ese tipo.

Sonia Lartigue

Amplitud modulable

8584

86

Ojo de Dios,2013

ClaudiaFernándezÁrbol cósmico

El triángulo equilátero es la figura

geométrica resultante de la unión

de tres puntos por medio de tres

líneas rectas iguales. En el plano,

tres líneas iguales forman la primera

superficie geométrica, el triángulo.

Se le considera una de las figuras

más resistentes y estables. A su vez,

cuatro triángulos unidos por sus

vértices configuran un tetraedro,

poliedro regular y primer sólido

platónico. Este poliedro aparece en

la naturaleza (en algunos enlaces

moleculares), así como en numerosas

estructuras realizadas por el hombre.

El triángulo se ha empleado a

lo largo de la historia en todas

las civilizaciones como forma de

construcción en la arquitectura,

y como símbolo de divinidad y

sabiduría desde la Antigüedad.

8988

Tecorral, 2013Siguiente página: Árbol cósmico, 2013

9190

JUEVES 27 DE JUNIO EN EL BAR DEL ECO

“EL ECO ERA UNA FIESTA” CON HÉCTOR BIALOSTOZKY

Y ANDREA FERREYRA

“El espacio público, en la era de la electrónica, es espacio en fuga. El espacio público no es espacio en la ciudad, sino la ciudad en sí misma. En lugar de nudos viarios, vías de circulación; en lugar de edificios y plazas, carreteras y puentes. El espacio público deja el hogar y renuncia al confort del grupo —lugares que sustituyen al hogar—. El espacio en fuga es vida en libertad. No hay tiempo para charlar; no es necesario charlar, ya que toda la información que necesitas está en la radio que llevas contigo. No es necesaria una relación de persona a persona, ya que ya tienes múltiples relaciones con voces que salen de tu radio, con imágenes de personas colocadas en escaparates y carteles; no hay tiempo para detenerse y tener una relación, sería como rechazar todos esos otros cuerpos con los que te codeas yendo por la calle, cuerpos distintos entre sí, un cuerpo sustituyendo a otro. No hay tiempo, ni necesidad, ni posibilidad de ‘sexo profundo’: en un año de plaga, en una época de SIDA, los cuerpos se mezclan vestidos con condones y blindados con escudos vaginales —el cuerpo lleva consigo a todas partes su propio habitáculo, no sale de su caparazón—.

92

La era de la electrónica y la era del SIDA se confunden en una era de virus, sea este virus el de la información o el de la enfermedad. Todas y cada una de las personas están demasiado infectadas, con información o con enfermedad, para poder estar con otra. Vienes de paso, pero no te quedas.”

V. A.

9594

JUEVES 26 DE SEPTIEMBRE EN EL PATIO DEL ECO

“PARAÍSO EN EL ECO” CON NORMA LISTMAN,

ALLISON HOPELAIN Y RUSSELL MOORE

9796

9998

Agradecimientos:

A Paola, Bego, David, Mau, Gabriel, Chucho y Memo. Así como al personal de base del Museo Experimental el Eco.

Al Comité Académico del Eco:Tatiana Cuevas, Jorge Munguía y Luis Felipe Ortega.

Mónica Amieva, Elizabeth Calzado, Verónica Gerber Bicecci, Ericka Flórez, Doris Hagerman, Laureana Toledo.

A todos los colaboradores de esta publicación y artistas que expusieron durante 2013 en el Museo Experimental el Eco.

Agradecemos de manera especial a la Fundación Bancomer por el apoyo para esta publicación.

Re vista es un proyecto anual del Museo Experimental el Eco, editado por la Dirección General de Artes Visuales

de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se terminó de imprimir en noviembre de 2014, en los talleres

de Technographics, ubicados en la calle de Giotto núm. 221, Colonia Alfonso XIII, C. P. 01460, D. F.

El tiraje fue de 1000 ejemplares sobre papel Bond de 90 g. Para su formación se utilizaron tipografías de la familia

Gotham y Neutra de 7 - 24 puntos. Este libro se imprimió en offset.

El cuidado de la edición estuvo a cargo del Museo Experimental el Eco.

Macarena Hernández Estrada

Luis Felipe Ortega

Editores

Diana Goldberg y Claudia Priani

Corrección de textos

Jesús Cruz Caba

Diseño

Alex DorfsmanFotografías

D.R. © 2014 Universidad Nacional Autónoma de México

Av. Universidad 3000, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria,

Delegación Coyoacán, C.P. 04510 México, Distrito Federal.

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sin contar previamente con la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

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Impreso y hecho en México

2013-2014