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EL LUPUS ERITElVIATOSO DISEMINADO /LED) C01VlO FACTOR ETIOLOGICO DE AFECCION CARDIOVASCULAR POR LOS DOCTORES ENRIQUE RODRiGUEZ lVIARCHENA Y JAnIE HASBANI E L lupus eritematoso diseminado (LED) es una enfel'medad sis- temática caracterizada p{)r su loca- lización selectiva enel mesénquima de órganos y tejidos. Esta enfermedad, capitulo exclu- sivo de la dermatologia hasta hace relativamente pOC'Ü tiempo, ha en- trado ya en forma definitiva en la patologia general. El mej or conoci- miento, valoracióne interpretación de muchos de los asp.ectos clínico- patológicos, asi como la contribución de los modernos métodos auxiliares de diagnóstico han demostrad{) en forma incontrovertible que las ma- nifestaciones dermatológicas pueclen representar una de Ias mÚltiples ~- proteiformes expresiones del LED. En Ios últimos años la literatura médica se ha enriquecido con valio- sas ap-ortacione's s.obre este tema tan de actualidad; si bien se cree qI)e existe unaumento real de su fre- cuencia, es indudable que ha crecido la proporción de casos de LED iden. tificados clinicamente, como conse. cuencia de un mayor conocimiento de sus manifestaciones patológicas. Esta entidad n{)sológica, cuva etiologia exacta es aún desconocidå, sigue siendo considerada incura- ble; son precisamente est{)s dos fac- tores y el aumento de frecuencia los que contribuyen actualmente a fijar la atención de los investigadores eJl esta enfermedad incluida dentro de las den{)minadas "colagenosis". En muchos casos, laslesiones pro- vocadas pOl' el LED en el c'Üraz~n constituyen de pOl' si todo el cuadro clínico del enfermo 0 pOl' 10 menos generan sus sintomas y signüs do- minantes. Estas formas clinicas distan mucho de ser excepcionales y si no se las diagnostica con más frecuencia es, precisamente, porque no se piensa en ellas, 0 pOl'que s1,1s sintomas y signos pasan habitual- mente inadvertidos en medio de un cuadroproteifcrme y generalizado o también porque s'Ün confundidos con otras entidades mórbidas simi- lares. MATERIAL Y METODOS Nueve casos de LED componen el material del presente trabajo. De éstos, siete fueron estudiados y tra- tados en el Pabellón de Cardiologia Inchauspe; todos viven actualmente y siguen en observación en nuestro Consultorio Externo. Las dos obser- vaciones restantes pertenecen al Servicio de Hematologia del H{)spi- tal Ramos Mejia, habiendo sido asistidos pOl' nosotros en su aspecto cardi{)vascular hasta su fallecimien- to; JamentabJemente. no fue posibJp He\-. .\rg. dt' Cardin). . 19.)~. xxr; 11.-,

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EL LUPUS ERITElVIATOSO DISEMINADO /LED) C01VlO

FACTOR ETIOLOGICO DE AFECCION CARDIOVASCULAR

POR LOS DOCTORES

ENRIQUE RODRiGUEZ lVIARCHENA Y JAnIE HASBANI

E L lupus eritematoso diseminado (LED) es una enfel'medad sis-

temática caracterizada p{)r su loca- lización selectiva enel mesénquima de órganos y tejidos.

Esta enfermedad, capitulo exclu- sivo de la dermatologia hasta hace relativamente pOC'Ü tiempo, ha en- trado ya en forma definitiva en la patologia general. El mej or conoci- miento, valoracióne interpretación de muchos de los asp.ectos clínico- patológicos, asi como la contribución de los modernos métodos auxiliares de diagnóstico han demostrad{) en forma incontrovertible que las ma- nifestaciones dermatológicas pueclen representar una de Ias mÚltiples ~-

proteiformes expresiones del LED. En Ios últimos años la literatura

médica se ha enriquecido con valio- sas ap-ortacione's s.obre este tema tan de actualidad; si bien se cree qI)e existe unaumento real de su fre- cuencia, es indudable que ha crecido la proporción de casos de LED iden. tificados clinicamente, como conse. cuencia de un mayor conocimiento de sus manifestaciones patológicas.

Esta entidad n{)sológica, cuva etiologia exacta es aún desconocidå, sigue siendo considerada incura- ble; son precisamente est{)s dos fac- tores y el aumento de frecuencia los que contribuyen actualmente a fijar

la atención de los investigadores eJl

esta enfermedad incluida dentro de las den{)minadas "colagenosis".

En muchos casos, laslesiones pro- vocadas pOl' el LED en el c'Üraz~n

constituyen de pOl' si todo el cuadro clínico del enfermo 0 pOl' 10 menos generan sus sintomas y signüs do- minantes. Estas formas clinicas distan mucho de ser excepcionales y

si no se las diagnostica con más frecuencia es, precisamente, porque no se piensa en ellas, 0 pOl'que s1,1s

sintomas y signos pasan habitual- mente inadvertidos en medio de un cuadroproteifcrme y generalizado o también porque s'Ün confundidos con otras entidades mórbidas simi- lares.

MATERIAL Y METODOS

Nueve casos de LED componen el

material del presente trabajo. De éstos, siete fueron estudiados y tra- tados en el Pabellón de Cardiologia Inchauspe; todos viven actualmente y siguen en observación en nuestro Consultorio Externo. Las dos obser- vaciones restantes pertenecen al Servicio de Hematologia del H{)spi- tal Ramos Mejia, habiendo sido asistidos pOl' nosotros en su aspecto cardi{)vascular hasta su fallecimien- to; JamentabJemente. no fue posibJp

He\-. .\rg. dt' Cardin). . 19.)~. xxr; 11.-,

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116 ENRIQUE RODRIGUEZ MARCHENA y JAIME H.4E.7ASI

realizar en ellos el estudia necrópsi- co por razones ajenas a nuestra vo- luntad.

En todos los casos se efectuó en nuestro S.ervido un examen clínko completo y los estudios complemen- tarios de rutina (hemograma, eri- trosedimentación, examen de orina, colesterolemia, glucemia, uremia, .reac. de Wasserman y Khan, tiempo de protrombina, pr'oteinograma y

biIirrubinemia), agregando en estos

casas, como en tados los síndromes febriles 0 en losenfermos portado- reS de válvulopatías, hemocultivos, reacc. de Widal, Huddlesson y aglu- tinación al paratifus A, B y proteus x 19. Se realizaron también deter- minacioneselectralíticas, pruebas funÓonales renales, etc. En todos los

casos se efectuaron exámenes elec- trocardiográficos, fonocardiográfi- CDS, de fondo de ojo, radioscópicos y

ra diográficos. La investigación del fenómeno

LE y los estudios hematológicos especiales fuer-on efectuados en el

Servicio de Hematología por los

Dres. G. Bomchil y G. Hidalgog a

quienes agradecemos la valiosa co- laboraciónprestada.

RESUMEN CLINICO 'DE NUESTROS CASOS

De nuestr.os 9 casos, 8 eran de

sexa femenino y sólo 1 masculino, y

la edad osciló entre 18s 15 y los 60

años. Los síntomas y signos cardiovas-

culares más saIientes de nuestros enfermos, se resumen en el siguien- te cuadro.

La disnea Llé un síntoma común en nuestr.cs casos, pero sólo en tres obedecía a insuficiencia cardíaca.

Un solo enfermopresentó ciertos dolo res precordiales de poca inten- sidad y tan atípicos en sus carac- terísticas que es difícil explicar su

eti::patogenia; en el resto no regls- trados precordialgias.

TodJS presentaron palpitaciones, pero únicamente en 7 comprobamQs taquicardia, que siempre guardó re- ladón con la temperatura.

Casas PorcentajcS'

Disnea ............ 9 100 'I<

Precordilagia .""" 1 11 %

Palpitaciones 9 100 %

Taquicardia """" 7 77 %

I sistóI:co 7 77 (1. ,0

Soplos.. l diastólicos 0 0 %

Cardiomegalia """ 6 66 %

Insuficiencia cardíaca 3 33 %

Alteraciones ........ 9 100 %

Pericarditis can de- rrame 1 11 (1

""""'" . ,0

Hipertensión arterial. 0 0 %

Fonda de ojo ""'" 0 0 %

Fenémeno de Raynaud 0 0 %

En siete de nuestros cas OS, se auscultó un soplo sistólico en' punta, de mediana intensidad y con escasa pr'cpagación axilar.

En uno de ellos comprobamJs disminución progresiva de la inten- sidad del saplo hasta casi desapare- cer, a medida que progresaba el tra- tamiento.

Hal}azgos clínicos, radiológicos y

electrocardiográfkos inequívocO.3, demostraron la presencia de cardia- megalia en 6 de nuestros ca.:5JS, 3 de 108 cuales no estaban en in';cl- ficiencia cardíaca; en uno de el]05 el tratamiento produjo una reduc- ción evidente del agrandamiento cardíaco, c.omo puedec bservarse en la figura 2.

Esta cardiomegalia fué general- mente a predominio del ventrículo izquierdo,pero en uno de nuestros casos el agrandamiento fué pre- dominantemente ventricular derecho (fig. 3) ; la enferma no presentaba insuficiencia cardía~a.

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EL LU'US ERITEJIATOSO DlSEJllXADO (LL'D)

En todJS nuestns casos existie- ron alteraciones electrocardiográfi- cas, que se detallan en el cuadro s5-

guiente:

Casos Po}'eeJ/fajcs

Alteraciones de la on- da P

....,.......... 5 55 %

Alargamiento del PR i3 ~~;3 o/ó

Alterac:ones del QRS .

4 44 %

Alteraciones prim arias d21 ST-T """"'"

9 100 %

Eje eléctrico desviado a la derecha ..,....

2 22 ç~

Eje eléctrico desviado a la izquierda 3 .", rl

..... . 00 10

Eje eléctrico sin des- viación """"""

4 44 0/0

Taquicardia sinusal .. 7 77 %

Ritmo nodal ..........

1 11 %

Fibrilacián auricular 1 11 o' . . /0

Aleteo auricular ...... 1 11 %

Extrasistoles ventricu- lares aisladas """

5 55 %

BajJ voltaje ..,...... i3 33 %

117

En algunos casas estas alteracio- nes electrocardiográficas no sufrie- ron cambios significativos durante el tratamiento; en ütr'Üs, pOl' el con- trario, se observaron variaciones muy importantes como puede verse en la figura siguiente:

Los trastornos primarios en la re- polarizadón, tan marcados en los

primeros trazados, se atenuarün en

fürma evidente durante la t,erapéu- tica con esteroides. Después de dos

años de tratamiento continuo, los ECG no muestran variaciones de

importancia con respecto al último de la figura 2. Obsérvese también la presencia de un ritmo nüdal su- perior que se estableció durante el

tratamiento y que cedió en forma espontánea sin introducir modifica. ciones en el plan terapéutico.

En otro de nuestros casos, que presentaba severos trastornos en la

FIGURA 1

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118 ENRIQUE RODRIGUEZ MARCHENA y .JAIME HASBANI

a

a.

-1:)

FIGURA 2

b

FIGURA 3

c

c

FIGURA 4

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EL LUPUS ERITEMATOSO DISEMINADO (LED) 119

FIGURA 5

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FIGURA 6

El prim2r trazado fué obtenido el día de su ingreso; el segundo muestra el aleteo auricu- lar; en el tercero se ha recuperado el ritmo sinusal pr2sentado en la l'epolarizacíón las aItel'aciones típícas del síndl'ome postaquicárdico. El último electl'ocardiograma es de 35

días después, l11ostrando alteraciones similares al primel'o

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EL LUPUS ERITEiVlATOSO DISE11;JfNADO (LED)

r,epolarización, se estableció un ale- te() auricular, al segundo de su in- ternación y antes de iniciar trata- miento.

Las maniobras vagales efectuadas para reducirlo fueron totalmente ineficaøes. Se Ie administró luego y POl' dos dias consecutivos, estro- fanto endovenoso hasta el limite de la dosis máximasin lograr modifi- caciones. Después de un lapso de 36 horas de la última inyección de estrofanto se inició ACTH 50 U. in- tramuscular cada 8 horas, normali- zándose el ritmo sinusal después de la tercera aplicación (Fig. 6).

Las arterias estuvieron represen- tadas pOl' fibrilación auricular, rit- mo nodal y extrasistolia ventricular.

La insufieî>encia cardiaca se ob- servó en tres enfermas, ocasionando la muerte de los dos únicos casos de nuestra serie. Laprimera observa- ción era una muj,er de 19 años, cuyo primer episodio febril con artral- gias ücurrió 4 años antes de su in- greso; éstos se repitier'on con inter- valos de 6 a 8 meses durante ese

ìapso, caracterizándose pür ser cada vez más severos y con mayor reper- cusión general. Se int,ernó en el Ser- vicio de Hematologia don de se inició tratamiento con ACTH que prüdujo evidente mejmia; a los 15 dias y

pOl' autodeterminación abandonó el

hospital, interrumpiendo el trata- miento. Ocho meses después regresa con franca insuficiencia cardiaca, reinternándose. Pe seal intensivo tratamiento can ACTH, tónico car- diacü (estrofanto) mercuriales, (Iie- ta, etc., en ningún moment::> se pudo dominar su insuficiencia eardiaca, que fué progresiva hasta la muerte, cncurrida 28 dias después de su in- ternadón.

La segunda observación, una mujer de 24 años de edad, también perteneciente al Servicio de Hema- tologia, ingresó con un cuadro de

121

pcliserositis, originando tap 0 n a- miento cardiac'o que requirió peri- cardiocentensis, y en franca insufi- ciencia eardiaca. Esta fué refracta- ria al tratamiento, provocando la muerte de la enferma 10 dias des- pués de su ingreso.

Nuestro tercer caso es el único enfermo varón de nuestra s,erie. Tie- ne adualmente 42 ,años de edad y

desde 1944 presenta una lesión tipica de Lupus discaide, confirmada pOl' estudio histológico, en mejilla iz- quierda. Sus primeras manifestacio- nes de diseminación fueron sinto- mas de insuficiencia cardiac a que comenzaron dos meses antes de su

internaciónen nuestro Servicio, donde se encuentra actualmente' la investigación de células LE fué ~'èi-

temdamente positiva.

Contrariamente a lasanteriores, la insuÜciencia cardiaca en este en- fermo fué compensada mediante el tratamiento con ACTH, estrofanto y diuréticos mercuriales.

En ninguno de nuestros casos c8mprübamos la presencia de hiper- tensión arterial, fenómeno de Ray- naud ni alteraciones en el fondo de OJO.

Para campletar esta reseña de nuestr,as observaciones, d ire m 0 s

que, en general, el resto del cuadio clinico no se diferenció grande- mente de 10 ya conücido. POl' estm" fuera del objetivo de este trabajo, no harem os camentarios detallados, destacando sólo .algunas de las par- ticularidades clinicas más sobresa- lientes.

SINTOMAS Y SIGNOS GENERALES

Seis de nuestros casos tuvieron una iniciación aparente similar, ca- racterizada pOl' comienzo insidios~o,

astenia, anorexia, fiebre 0 febricula y, dominando el cuadro, artralgias fijas 0 migratarias afectando espe-

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12:2 ESRIQUE RODRIGUEZ IflARCHENA y JAIME HA5.'JkVI

Casas Porccntajes

Forma r brusca 1 11 %

de i .. comienzo insidiosa. 8 88 %

Adelgazamiento ..... 9 100 %

Fiebre ............. 8 88 %

Anemia """""" 8 88 %

Leucopenia """'" 2 22 0/0

Leucocitosis ........ 4 44 0/0

E ritl'o5edimen tación acelerada "'.""

8 88 %

Artralgigas 7 77 Ci

""'" . Ie Deformaciones articu-

lares "'.".""" 1 11 %

Lesiones de piel ..... 3 33 %

Adenopatías """.. 4 44 %

Esplenomegalia "'" 4 44 %

Alteraciones renales 6 66 %

Alteraciones bronco- pulmonares ""'"

2 22 %

cialmente ,a las medianas y grandes articulaciones.

En dos casos fué la fiebre el ele- mento deminante en el cuadro gene- ral; en una dee11as fué intermitente, cediendo en lisis a los 4 dias de in i- ciada la terapéutica con ACTH.

En el otrücaso, que presentÓ se-

vera rep,ercusiÓn general con gran astenia, artromialgias generalizadas.

a

FIGURA 7

marcada anemia y leucopenia con numercsas células LE, grgan esple. nen: egalia con periesplenitis dolo- rosa, etc., el curs,c de la temperatura adquiriÓ caracteres de fiebre con- tinua, cayendo ,en crisis horas des- pués de l.a inyecciÓn de 100 U. de ACTH.

El último de nuestros cases no tuvo temperatura; durante 14 años presentÓ lesiones dérmicas de lu- pus disco ide, sin reper'CllsiÓn sabre su estado general; hace tres meses comenzÓ su ,aparente compromiso visceral con insuficiencia cardiac,a.

Contrariamente a 10 habitual, sÓlo 2 cases de nuestra serie presentaron leucopenia. En tres, el número de glÓbulos blancosestaba dentro de limites normales y en los cuatro res- tantes se observó una discreta leu- cocitosis; uno de éstos presentó, concomitantemente, otitis media, 10

que pedriaexplicar eI aumento de glÓbulos blancos, pero en los tres restantess no fué posible determinar la presencia de focos sépticos que .i u stifican la leucocitosis.

En dos ca'Sos refistmmos altera- ciones broncopulmonares ; uno de e110s presentaba manifestaciones clí-

b

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EL I,UPUS ERITEJIATOSO DISEMINADO (LED)

nicas y radiológieas, que interpret:!- mos como neumonitis lÚpica; des-

aparecieron durante ,el tratamiento con ACTH, como puede apreciarse en la figura 7.

Queremcs destacar que en este en fermo la eritrosedimentación fué siempre r.:::rmal y su hemograma no present,}ba alteraciones.

En el otro ca80 las alteracion2s broncopulmonares no tenían tra- ducción clíni<;a y sólo fueron un hallazgo radicgráfico. Se trataba de

unaatelectasia laminar que. sin ser patognomónica, es bast ante carac- terística del LED (Fig. 8).

FIGURA 8

Las alteracicnes observadas en la orina de nuestros enfermos obede. dan a reacciones inespecíficas pOl' la fiebre, la insuficiencia cardíaca, etcétera. No hubo ningÚn caso de insuficiencia renal verdadera como 10 confirmó el estudio de ]a funcÍón renal.

COMENT1\RIOS

Las lesiones c.ardiovasculares del LED no son una adquisición recien. te de la patología. La primera des' cripción de importancia del LED fué

12:>

hed~a pOl' Hebra" sin que este au. tor mencionara en especial la locali- zación cardiovascular. Ya en 1872, en el conocido trabajo de Kapozi ",

se hace referencia a la localiz,ación cardíaca de las lE'siones IÚpicas. Postericrmente, en una magnífica pubIicación, Osler ", describe las manifestaciones viscerales del LED, entre las aue dió gran importancia a las carditis. Pero fué, sin duda, el clásico trabajo de Libman y Sacks', publica do en 1924 el que abrió un nuevo capítulo ,en elestudio del LED. Estos lautores describen dos caE:CS de endocarditis verrugosa abacteriana accmpañada de lesiones dérmicas típicas de lupuseritema- toso. Puede decirse que con esta pu- blicación C()miellZa realmente el in- terés cardiológico par los problemas del LED.

En 1940, Ginzler y Fox", demos- traron las inclusiones característi. cas en las válvula's cardíacas de los enfermos afectados de LED. Siete años después, Liran, Seguier y cot! publican un caso minuciosament2 estudiado y similar a los descriptQs POl' Libman y Sacks, bajo el nombre de "lupo-eritemato-visceritis.malig- na" v f'n el nue se hace especial reo fprenc"l alas lesiolles de pancar- ditis.

Los trabaios de Klemperer, Polak v Baehr 7

al incluir al LED dentro de la patología delcolágeno, aumen- taron el interés f'obre este problema. La mayor contribución de estos Últi. mes años es, sin duda, el descubri- miento del fenól11enc celular LE. .Q'n'C'Îas p las investiQ'aciores ele Har- ""-ayes '." '" f'nITlPletadas luerro par Haserick' ',",13,",''-'.''',''), Stick ", 1\1ar-

mcnt 'I'. etc.

Antes èe entrar en consideracio- nes sabre n uestrc8 ha l1azgos, cree- mos rpcrturo Dacer una breve rese- "ia sol're la aratomía patológica de las lesiones cardíac8s del LED.

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124 ENRIQUE RODRIGUEZ MARCHENA y JAIME HAS.T3ANI

La endocarditis vel' rugosa a bac- teriana descripta pOl' Libman y

Sacks' es, sin duda, 1a lesión anató- mica más tipica y característica. Son pequeñas excrecencias de 2 a 3 mm que 'Se localizan en el borde libre de

las válvula;;, en las cuerdas tendino- sas, músculos papilares y zonas pa- rietales delendocardio,especialmen- te en base ventricular.""

Se deben a la extensa degenera- eión fibrinoide del colágeno que aHara en la 'superficie valvular como vegetaciones "', constituyendo a s í

una intensa valvulitis lúpica. La válvu1a tricúspideestá afectada con

mayor frecueneia que la mitral y

la pulmonar más que la aorta."","""',""

Estas verrugas pueden, en deter- minados casos, colonizarse con bac-

terias, espeeialmente en la fase ter- minal."

Las alteraciones en el colágeno

delendocal'dio pr>ovocan necrosis

que conduce a 1a aparición de for- maciones tingiblespor la hematoxi- lina, descl'iptas pOl' pl'imera vez pOl'

Gro'Ss."' Estos "cuerpüs hematoxilí- nicos" son muy característicos del

LED, sin sel' pol'est,o patognomó- nicos. '" Parecen deberse >a masas basófilas de núcleos'destruídos pOl'

la necrosis, similares alas obsel'va- das en las células LE.

En el miocardio seobservan al-

teraeiones iguales alas descriptas en el resto del tejido conjuntivo; de-

generación fibrinoide, exudación del

colágeno intersticial, alteraeiones de

tipo degenel'ativü fibl'inoide, exuda- ción del colágeno intersticial, altera- eiones de tip,o degenerativo en las fibl'as musculares, etc."

Gross" ha observado altel'aciones vascularesen las arterias corona- rias, caracterizadas p 0 r engrosa- miento de la íntima, tapones gra- nulosos en la luzarterial y focos

inflamatorios con linf'ocitos, poli-

morfonucløares, macrófagogs y cé- luas pasmáticas.

También se han descripto degene- raeión fibrinoide y necrosis de las paredes de las pequeñas arterias. ";""

Según Humphreys 3U, estas lesiones pareeerían esbar en reación con fo- cos de miocarditis y pequeñas esca- ras que semejan infartos.

Todos los autores coinciden en re- conocer la alta frecuencia de altera- eiones pericárdicas. Esta pericardi- tis puede ser fibrinosa, adhesiva 0

serofibrinosa, focal 0 generaliziada. '"

No es raro encantrar grandes de-

rrames, como 10 ha ohservado Hum- phreys en 5 de sus cas os. Según Taubenhaus ", éstos pueden reque- rir la pericardiocentesis pam liberal' al col'azón del taponamiento, como ocurrió en uno de nuestr,os cas os. En los casos severos esta pericarditis se acompaña también de derrames pleuraIes y aseitis, adoptando ca- ractel'es muy similares a la poli- serositis reumática de Osler, hecho

ya observlado pOl' White 31 y Reich 3'

y corrohoradopor uno de nuestro& casos. El exudado es rico en polinu- cleares y cuando la pericarditis evo- luciona hacia la curación se produce una organizaeión fibroplástica que oblitera el saco. Hasta la fecha no se

ha descripto, sin embargo, pericar- ditis constricva de est a etiología."" Algunos auto res 3' suponen que los

enfermos f<allecen antes que se des-

arrolle est a complicación. En todas las estadística'S sobre el

tema se destaca el marcado predo- minio de esta enfermedad en las mu- jeres. A este respecto Montoya Rico" hace notal' que entre los ca- sas de LED encontrados en elejér- cito norteamerica no durante la úl-

tima guerra predominaban las mn- jeres en una prüporeión de 4 a 1 cün

respectoa los hombres, pese a la

enorme mayoría de estos últimos en el total de casos observados. Las es- tadísticas de diversos a utores ",30:.

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EL I,UPUS ERIl'Eil/lATOSO DISEivllNADO (LED)

oscilan entre el 90 y el 95 pOl' ciento a favor de mujeres. Es probable que el mayor conocimiento de esta en- fermedad produzca variacionesen esta pr-oporción: Paster 3" pOl' ejem- plo, haencontrrado el 27 pOl' cient::>

de hombres en su serie. Se sabe queesta enfermedad es

excepcional después de la menopau- sia, razón porIa cual se Ie ha llama- do "enfermedad de Ira mujer que menstrúa"."' Sin embargo, hay ex- cepciones a esta regIa; una de nues- tras enfermas tuvo una menopausia precoz a los 35 años de edrad y re- cién a los 60 desarrolló un LED típico; esto también fué observado pOl' Fox y Rosahn"', quienes pu- blican un caso de 73 años de edad.

Rifiriéndonos al cuadro clínic-o, diremos que la disnea, común en todos nuestros casos, puede obede- cer a distintos factores. No cree-

mos, como dicen algunos autores 4(',

que debe obedecer, fundamental- mente, a al insuficiencia cardíaca; si bien ésta suele s,er una de la'S

causas productora'S, como ocurrió en 3 de nuestros cas()s en otros en- fermos, que en nuestra serie fueron la mayoría, la disnea parece de- pender de trastornos pleuropulmo- nares constituídos generalmente pOl' neumonitis fibrosa intersticiral, le- siones de capilaritis. Este hecho fué señalado pOl' Mortensen y Gormser 33

en 1952. Es factible que esta disnea se presente aun cuando la'S alteracio- nes anátomopatológicras no tengan traducción clínica ni radiológica. Si los mÚscuIos participan en el proceso de colagenosis del LED,elcompro- miso diafragmático y el de los mús- culO's intercostales, podría provocar alterraciones en la dinámica respira- toria. Esto, que Keich " describió en la dermatomiositis, sería también aplicable, según nuestro concepto, a

ciertos casos de LED. Las precordialgia'S, de frecuente

125

observación, han sido ~tribuidas a

la pericarditis; pero en ciertos ca- sos presentan las caraeterísticas de la verdadera crisis anginosas, con sus típicras relaciones alesfuerzo."'

Un sapIa sistólico en punta, de

mediana intensidad y con escasa propagación axilar, es un signo de

frecuentehallazgo enel LED, ha- biéndose presentado en el 77 pOl' ciento de nuestra serie. Su signifi- üación es siempre dudosa, pues, co- mo 10 hacen notal' diversos auto- res "',30/", resutla difídl de valorar, ya que se presencia en paciente con fiebre, talquicardia y anemia, ele- mentos m,ás que suficientes parra jus- tificar su presencia.

En ciertos casos, sin duda, la endocarditis verrugosa es uno de los

faetores que intervienenen la pro- ducción de los 'soplos. Sin embargo, su presencia no revelra fatalmente la existencia de una endocarditis de Libman-Sacks, como sostienen algunos." Aeste respecto es inte- resante destacar que Griffith y V ural "', de 7 enfermos con sapIo sistólico, sólo en 2 encontraron ve- rrugas en la válvulra mitral en la

necropsia y a la inversa, de 6 casos con endocarditis verrugosa sólo 2

tenían s,oplo sistólico. De acuerdo con estos auto res no habría una correl-ación constante entre las ma- nifestaciones clínicas y el compro- miso anátomopatológico del corazón.

A nuestro juicio, otra causa para explicareste sopIo sistólico en el LÐD sería la incompetencia fun- cional de las válvulas pOl' dilatación desu anillo, como consecuencia de la dilatación crardíaca existente en ciertos casos. Así, uno de nuestros casas, el ilustrado en la figura 2, presentó un sopIo sistólico que dis- minuyó en f'Ûrma progresiva hast a

casi desaparecer, junto con l<a reduc- ción de la silueta cardíaca, a mediqa que progresó el tratamiento.

Puede también auscultarse soplo'S

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126 ENRIQUE RODRIGUEZ MARCHENA y JAl!\iIE HASBANI

dila'st6licos que, en la mayoría de los

casos, sOn de significación impor- tante, pues indkan compromiso val- vular ,orgánico 3",36," 0 endocarditis bacteriana secundaria.'o En ninguno de nuestros cas{)s comprobamos so- plo'S diastólicos, 10 que fué corrobo- rtado porIa fonocardiografía. De los 4 casos de Shearn y Pirofsky 36, que presentaron soplo diastólico, dos te- nían verrugas en válvula mitral y

en otro, con soplo presistólico, se enc.ontró engr,osamiento'S de las cuer- das tendinosas y verrugas que se 10-

calizaron en lia superficie auricular de la mitral y en su borde libre, con- dicionando una estenosis mitral. Tu- multy y Harvey" relatan igualmen- te otro caso con soplo diastólico en punta en el cual 1ta necropsia mostró severas alteraciones de la válnlla mitral. Rec.ordemos que en los casos descriptos pOl' Libman y Sacks', había soplo presistólico y la am.to- mía patológica verificó el compro- miso orgánico de la válvula mitral.

Dehemos señalar, pOl' último, que en determinadas circunsbancias la pericarditis podríaprovocar frotes con características simi1ares a los so pI os valvulares, que podrían ha- cer confundir la ,a uscultación.

Con excepción de a I 14 u n .0 s po- cas <G_,",

en la mayoría de los traba- jos que hemos consultaclo no se ha- ce mención de la cardiomegalia que suele observarse en un porcentaje elev1ado de casos de LED; pOl' el

eontrario, ciertos auto res "_'7 re- calcan que el corazón se encuentra 'siempre dentro de limites norma- les, a no ser en aquellos casos en que el LED curse can nefritis hiperten- siva 21.

Ya hemos vis to anteriormente que en nuestro materi1al, la cardio- megaliase presentó en el, 66 pOl' ciento de los caSDS. En la mitad de

éstos, el agrandamiento cardíaco po- dría justificarse porIa in sufi- ciencÜ~ cardíaca concomitante; pero

en el resto, según nuestro criterio, est a cardiomegalia se debióexclusi- va 0 fundamentalmente a do'S facto- res: 19) el ataque directo del pro- ceso de colagenosis sobre las estruc- turas cardí'acas y 29) la isquemia progresiva que prov,åca la arteritis cor 0 n a I' i a de frecuente observa- ción-'",'","",''','7 y que lleva, pOl' un mecanismo de hipoxia crónÎC'a, a la hiperplasia fibrosa difusa que suele observarse en estos cas os.

La endocarditis verrugosa puede también considerarse, con importan- cia 'secundaria, c'omo otro de 10s fac- tores responsables de la cardiomega- lia. L'a mayoría de los auto res '\""" están acordesen 'sostener que la en- docarditis verrugosa no es causa de

gran destrucción valvular; per 0

también es lógico suponer que pOl' pequeñü que sea el daño de las vál- vU~las, su repercusión hemodinámica puede adquirir importancia si actúa durante cierto tiempü.

Al referir nuestros resultados hi- cimos mención de una enferma que presentó una hipertrofia evidente de

ventrículo derecho al exam en clini- co; en el electrocardiograma (Fig. 3) se observaron signo'S típicos de hipertr,ofia ventricular derecha con sobrecarga sistólica. Las radiogra- fías (Fig. 4) corroboran los hallaz- gos clinicos y electrocardiügráficos, mostrando también un arco media largo y convexo; la enferma no es- taba en insuficienCÌta cardíaca y nun- ca se Ie auscultaron süplos. En au- sencia de otros fadores capaces de explicarla, ,atribuímos a esta hiper- trüfia del ventrículo derecho a una hipertensión del pequeño c í I' cuI 0

consecutivo a lesiones pulmonares. Esta eventualidad, frecuente en la

periarteritis nudosa 00,01 y más áÓn

en la esclerodermi,a 31,"',"3, 1'..0 ha sido observada en el LED. Creemos, sin embargo, que las alteraciones histo- patológicas pulmonares en el LED, es decir, l'a neumonitis fibrosa in-

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EL LUPUS ERITE11iJATOSO DISEMINADO (LED)

tersticial y las lesiones de capilaritis puedenser tan severas que en deter- minadas circunstancias pueden lIe-

val' a la hipertensión pulmonar y a

lla ulterior hipertrofia del ventrículo derecho.

Lamentablemente, el precario es- tado de la enferma no nos permitió efectuar cateterismo cardíaco que, probablemente, hubiera confirmado nuestra hipótesis.

Sin duda, tlambién, los trastornos electrocardiográfiws son manifesta- ción de las alteraciones difusas del colageno, de la isquemia provocada porIa coronaritis oclusivla {) de la pericarditis presente en ciertos ca- sos. Ya hemos visto anteriormente Que en el 100 pOl' ciento de los en- fermos de nuestra serie 10s trast~r- nos electrocardiográficos estuvieron presentes en grado variable. Las al- teraciones 'afectar'on a todos los ac- c ide n t e s del edectrocardiograqw pues, registramos el 50 pOl' ciento de trastornos en la onda P, el 44 pOl' cienta en el QRS, y el 100 pOl' ciento en ST-T; las alteraciones en la repo- larización fueron, pam nosotros, 10

más importante y significativo, he- cho consignado anteriormente pOl' Liebow y Fail r,I quienes las encuen- tran en el 69 pOl' ciento de sus ca- sos. La prolongación del PR, que no figura en la øasuística de los autores citados, se presentó com {) bloqueo de primer grado enel 33 pOl' ciento de nuestra serie. Contralto, citado pOl' Levy", describe un caso con bIo-

queo auriculo-ventricular completo. La coronaritis raras veces alc'anza

la importancia con que se observa en la periarteritis nudosa y poresto sen raras las necrosis localizadas de tipo infarto en el LED; sin embar- go, se han señalado ondas típicas de necrosis en algunos casos ". Aun cuando en nuestra casuísticla no he- mos tenido cportunidad de observar ningún cas 0 de este tipo, creemos

127

que, cuando en un enfermo con cua- dro clínico polimorfo, febril, articu- cular, etc., se encuentra un electro- cardiograma de tipo infarto de mio- oardio, debe investigarse LEn y más aún, si se trata de una mujer joven. Estas alteraciones electrocardiográ- ficas pueden ser, en ciertos cas os, las únicas manifestaciones patológi- cas aparentes en determinados pe- dodos de la enfermedad.

Ya hicimos mención de un casa que durante su internación presentó un aleteo auricular (Fig.6). Si re- corè'amos que esta arritmia es un hallazgo relativamente frecuente en los procesos inflimatorios que reper-

.

cuten directa 0 indirectamente so- bre las aurículas"", fácil resulta res- ponsabilizar al LED de este acciden- te; recordemos t'ambién que fue combatido con éxito porIa ACTH, después de haber fracasado las ma- niobras vagales y elestrofanto; la medicación con ACTH fue iniciada después de 36 h de la última dosis de estrofanto, tiempü en el cual éste se ha eliminado casi pOl' completo y

el resto circulante es ya inoperan- te co, ". Sin que est.o confirme el diag- nóstico etiológico del aleteo auricu- liar que presentó nuestro enfermo. es, sin duda, un hecho significativo.

Contrariamente a la opinión de algunos autores ''','","' que consideran refractarios al tratamiento, al'agran. damiento cardíaco y a los trastor- nos electrocardiográficos, nuestra experiencia nos permite asegur'ar que, en cierta medida, estas altera- ciones son reversibles, aunque am- bas pueden no modificarse paralela- mente. Los casos que ilustr'an las

Fig. 2 y 5 son ejemplos demostra- tivos.

Aún cuando algunos autores ",'"

consideran que la insuficiencia car. díaca es una compIicación poco co- mÚn, nosotros, en cambio, Ie atrobuí- mos grran importancia considerán-

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J28 ESR1Q["E RODRIGUEZ ilIARCHENA!J JAIME HA,v'JASI

d<)la como una de las causas frecu8n- tes de muerte. Harvey" la ha encon- trado en el 50 pOl' ciento de sus ca- sos y Shearn y Pirofsky"" en el 29

pOl' ciento de los suyos. En nuestn serie estuvo presente en 3 enfermos, ocasionando la m u e rt e de dos de

elIos.

y,.1 cuando consideramos la car- diomegalia y los trastornos electro. cardiográficos del LED hablamos sobre los fadores que obraban en su

determinismo; esos mismos factores, en un grado más avanzado, son tam- bién los que intervienen en }a fisi.o- patología de la insuficiencia car- díaca.

Montoya Rico "I dice que la insufi- ciencia Ci.1rdíaca resulta de la afecta- ción del miocardio propiamente di- cho, pero Harvey 4õ cree que el fac- tor vascular es de mayor trascen- dencia pues, "el compromiso de la íntima de las arterias coronarias originan oclusiones con necrosis ánémicas del miocardio". Determi- nar la responsabilidad que corres- ponde a cada uno de los factores que intervienen en la insufic1encia car- díaca, es tarea difícil pues, cuando ésta se pr,educe, las alteraciünes son de tal magnitud que afectan severa- mente a todas "las"estructuras car- díacas.

Bathr y Soffer "", can observacio- nes efectuadas en el Mount Sinai Hospital de Nueva York, concluyen asegumndo que la terapéutica can esteroides, a través de los cambios eìectrolíticos que produce, seria otro de los facto res determinantes 0 agra- vantes de la insuficiencia cardiaca. H:m observado que un tratamiento prolongado 0 con grandes dosis de tales preparados puede producir dis- turbios en el equilibria ácido-básic.o, c~m marcada alcalosis; ésto se acen- tuaría en los casos en que se deba

recurrir ':1 10s diuréticos mercuria- les, porIa pérdida excesiva de clo"

ruros. Los cìoruros se sodio y potasio de la sangre de estos pacientes per- manencen en niveles normales, pero porIa influencia del diurético mer" curial, el cloruro de potasio se elimi- na porIa orina, mientras que el clo-

ruro de Rodio es retenido pOl' efecto de los corticoides. Según los autores citados, la hipopotasemia resultante podria empeorar seriamente el esta- do cardíaco de estos pacientes, pro- vocando 0 agravando la insuficiencia cardíaca.

A similares conclusiones arriban otros aut'ores "1/' y, en nuestro m8- dio, Albores, Senet y Plotnicoff ,"

.

Sobre la base de estas observaciones. se preconiza el uso de 2 a 4 g de clo- ruro de potasio pOl' hoca, mientras. dure l'a terapéutica con esteroides a

grandes dosis .".

En ninguno de nuestros enfermos de LED sometidos a tratamientos intensivos y prolongados con este- roides hemos observado comp1icacio-

nes de este tipo; los desequilibrios del medio interno encontrados nun- ca tuvieron repercusión clínica im- portante y las determinaciones elec. trolíticas só10 mostraron 'a1teracio- nes carentes pOl' completo de tras- cendencia dentro del cuadro generaL Nos resu1ta difícil aceptar la hipóte- sis de Baehr y Soffer

,'"

y no creema" que, c'on las dosis terapéuticas uti- lizl3das, estos desequilibrios, que de

existir, pueden ser corregidos, ad- quieran tal magnitud com >0 para desencadenar una insuficiencia car- díaca. Los desequilibrios electrolíti- cos, al igwal que la anemia v la en- docarditis, pueden obrar co~o fae- tores coadyuvantes de 1a insuficien- cia cardíaca, pero son las lesiones lúpicas del miocardio y de sus ar- terias las que provocan la claudica- ción del corazón.

Es interesante destacar que la pe- ricarditis. considerada como una de las principales, y a veces, primera,,>

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EL LUPUS ERITEMATOSO DlSEMINADO (LED)

manifestaciones del LED, s ó lose presentó en el 11 pOl' ciento de nues- tros casos. Sin embargo en estadis- ticas mås numerosas estas cifras v,a-

rían; Buhois <ü la encuentra en el

43,5 pOl' ciento sobre 62 casos y Har- vey

"

en el 48 p(Jr ciento de su serie. Talbot "4 cree que la participación pericárdica cIínicamente demostra- ble seencuentra en el 50 pOl' ciento de los 'enfermos, pero que este por- centaje se eleva considerablemente en los casas de necropsia.

La hipertensión arterial no p,are- ce ser frecuente en las primeras eta- pas del LED; se observa en los ca- sos avanzados, con s'evero compro- miso renal 4\ especialmente en aqu.e- lIos que se acompañan de hiperazoe- mia "". ElIo no se presentó en ningu- no de nuestros casos, ni aún en los

con severo compromiso general. Pa- ra Montoya Ric(J ,[ la hipertensión arterial seria un importante elemen- to de diagnóstico .cÍiferencial con la perilarteritis nudosa en la que se ob- s e l' v a, a diferencia del LED, con gran frecuencia.

EI f(Jndo de ojo no mostró, en n u est l' 0 senfermos, alteracio- nes de interés; tam poco observa- m 0 s el fenómeno de Raynaud de

t'3n común observación pOl' otros au- tores 21,4õ,tH,ßü.

Con referencia al cuadro general, una de las caracteristicas principa- les son sus proteiformes manifesta- ciones cIínicas.

Seggún nuestra experiencia, Ia iniciación aparente de la enferme- dad es muy similar en la inmensa mayoría de los casos: comienzo in- sidiosü con anorexia, astenia, adel- gazamiento, fiebre 0 febricula y ar- tralgias. Estas últimas adoptan ge- neralmente el tipo errático y pueden ser también persistentes, intermi- tentes,o transitorias ". En nuestra serie se presentaron en el 77 pOl' ciento de los caS8S, porcentaje simi-

129

lar a los de Slocum 6' y Griffith y

Vural 27 quienes las encuentran en el 80 y 73 pOl' ciento nespectiva- mente.

Una de nuestms enfermas pre- sentó deformadones articulares se- veros, con dedos en garra, manos en ráfaga, etc. Este hecho, ya observa- do pOl' otros auto res,'.".'" no es

muy frecuente, como 10 han seña!a- do col-ombo y col." en nuestro medio. L!a similitud cbn la artritis reuma- toildea puede ser muy grande, hecþo

muy importante que debe recordar- se. En presencia de un cuadro cIínico de artritis reumatoidea pero con soplo cardiaco, debe investigarse LED.

La fiebre se presentó casi en el 90 pOl' ciento de nuestros casos y

en el 22 pOl' dento fuéel signa do- minante del cuadro cIínico. General- mente se trata de una febricula, pero puede también tomar caracte- res de fiel::re intermitente 0 con-

tinua. La enferma que iIustra la figu-

ra 8 inició su cuadro en forma brus- ca, con fiebre elevada de tipo con- tinua, severa repercusión general con gran astenia, artromialgias generaIizladas, marcada anemia y

leucopenia con numerosas células

LE, granesplenomegaIia con peri- esplenitis muy dolorosa. lniciado .el

tratamiento con ACTH en altas do- sis, la fiebre cayó en crisis y el cua- dro genera mejoró en forma dra- mática. POl' las caracteristicas des. criptas, creemos queeste caso puede encuadrarse dentro de 10 que Hase- rick, Corcoran y Dustan ,. Haman "crisis lúpicas" y cuyo pronóstico es

generalmente fatal a corto plazo. Nuestra enferma, que continúa en

tratamiento, está asintomática des- pués de 1 año de observación.

Queremos destaoar un hecho que consideramos de gran importancia; en nuestra serie hubo moderada

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130 ENRIQUE RODRIGUEZ MARCHENA y JAIME HASBANI

leucocitosis en el 44 pOl' ciento de los casos.

Si recordamos que existen tantas similitudes etiopatogénicas, anáto- mo pratológicas y clínicas entre los

cuadros que se agrupan bajo la de- nominación comlÚn de "colagénesis víscerocutánea",'o fácil es explicar la presencia de verdaderas formas híprídas 31 de est'as enfermedades; par e110 no dehe olvidarse que un LED puede pres ental' ciertos carac- teres comunes a esc1erodermia, pe- riarteritis nudosa, dermatomiositis, etc."," que podrían dificultar su

diagnóstko. No mencionaremos las dificulba-

des del diagnóstico diferencial del

LED con numerosas entidades de la patología general; pero queremos destacarcon especial énfasis la im- portancia que, desde el punta de vista cardiovascular, tiene la gran similitud del LED con dos cuad];'":s

tan frecuentes e importantes de la patologíacardíaca, como son l'a fie-- bre reumática y la endocarditis bac- teriana. Estas tres entidades noso- lógicas suelen tener un comienzo insidioso con asteni'a, anorexia, adelgazamiento; también suelen pre- sentar anemia, eritrosedimentación acelerada, artralgias, leucocitosis (44,4 pOl' ciento en nllestros crasos)

y, con gran frecuencia, soplos car.d- díacos. Si consideramos las remisio- nesespontáneas del LED, sin rela- ción can medicación alguna 0 en <ieterminados casos, coincidiendo con tratamientos E,alicílicos "' 0 an- tibióticcs, como hemos observado en uno de nuestros cas'os. fácil será comprender las <iificultades del diagnóstico diferencial.

Colombo y co1. 68 refieren que el 50 pOl' ciento de sus casos habíán sido diagnisticados erróneamente como fiebre reumática. Este por- cent'aje se eleva en nuestra casuís- tica al 70 par ciento, pero es proba-

ble que este incremento se deba a

que nuestro material proviene de un medio cardiológico. EI 20 pOl' cinto de nuestros casos ]]egaron a nuestro Servicio con diagnóstico <ie endo- carditis bacteriali'a, habiéndoseles tratado anteriormente como tales y sólo el 10 pOl' ciento ingresó con dÜ:gnóstico correcto; estas cifras S8n pOl' demás elocuentes, eximién- donos de tedo comentario al res- pecto.

Para evitar estos errores de dklg- nóstico es que insistimos con espe- cial énfasis en la necesidad de la investigación sistemática del fenó- meno LE en todos los casas que ofrezcan dudas. Esta investigación, que se efectÚa rutinariamente ~n nuestro Servicio en los casos cita- dos, es también aconsejada pOl' otros auto res que se han ocupado del tema. ","',"",'"

Se han publica do hallazgos de cé- lulas LE en wnios. procesos ajenos al LED. Berman 73 refiere haberlas enücntrado en un caso de anemia nerniciosa recidivante; otros, en tu- j,prcuksis con diseminación hema- tógena,

"

anemia hemolitica pOl' hi- l'eresplenismo," enfermedad de 1\.'1- leI' '" leucemia mieloide aguc1a" etc. Se han publicado tamhién ahm- nos casas de fenómeno LE n:Jsitivo en enfermos tratac10s trat'ados con penicilir>a como Jos de Niescher y

':01." :v Walsh y col.'" .

Como 10 hace Lee," cabe plan- tearse el siguiente interrogatorio: ; No se tratará de falsas células LF.? En estos enfermos no se efech"1 la reacción c1e Feulgen pèlra determi- nar S11 ,oriven nuclear :v esto nos c1a

dererho a duc1ar de su legítima na~ turaleza.

Pèse a nuestra escas'a exnerien. cia, creemos que la célula LE es patognomóJ:ica de LED, criteria ccmpartido po r numerosos aut0- res. ",'","',",",'") Arkin" reivindica,

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EL LUPUS ERITEMATOSO DISEMINADO (LED)

muy recientemente,el valor de la célula LE como elemento patogno- mónico paM el diagnóstico del LED; este autor cree que los falsos resul. tados se deben a malas interpreta- dones de los preparados.

Es necesari'Û no olvidar que si el

fenómeno LE positivo confirma el

diagnóstico, su negatividad de ma- nem alguna 10 excluye; así como se

han observado variadones en la intensidad del fenómeno LE en dis- tintas fases .evolutivas en la enfer- medad ", también se ha descripto la desaparición completa de céluIas LE durante las remisiones." La in- vestigación debe efectuarse en dis- tintos humores (sangre periférica, coágulo, mêdula ósea, líquidos de flictenas provocadas y eventualmen- teen liquido pleurlal, pericárdka, as- citico, etc.) repetidamente y usando técnicas distintas.

Es indudable que las nuevas ad- quisiciones terapéuticas han mejo- rado el pr{)nóstico de los enfermos de LED.

SoOn numerosas las drogas usadas y vlariables los resultados obtenidas pOl' los distintos autores. Se preco- nizael empleo de los antipalúdicos de síntesis cuya acción parecería deberse a la prüducción de un efecto fluorescente oue disminuve la foto- sensibilidad de estos enfermos. La atebrina '",'\'" la cloroquina 87,'990:"

}a pirimetamina D., el Plaquenil '7:3,

etcétera. han sido empleados cOon

eficacia indudable en muchos casas. pero est a acción parece ser tanto máR inconstante cuanto más agud.a es la forma clínica.

Kurnick 94 preconiza un nuevo

método terapéutico, basado en cier- tos conceptos etiopatogénicos ori- ginales. Utiliza sangre fresca corp- patible, previla heparinización, a

razón de 3 em" por vía intramuscu- lar, tres veces pOl' semana y du- rante uno 0 dos meses para luego

131

reducir la frecuencia de las aplic~- cianes a una inyección øada 10 días. El mismo autor ha sustituído últi- mamente la sangre poOr una suspen- sión Cooncentrada de leucocit'Ûs ob- tenidos por centrifugación de sangre normal 0 leucémica. Los resultados obtenidos pOl' Kurnick son extra- ordinari'amente buenos; lamentable- mente, nuestra experiencia es com- plet8mente distinta. En dos casas en que usamos este método, ajustándo- nos estrictamente a la técnica ori- ,{dnal', no obtuvimos ninguna me- joría apreciable. Duhois 87 tlampoco r:a podido confirmar los resultados obtenidos por Kurniek.

Welsh D5 preconiza el usa del áci-

do pantoténico junto con vitami- na E; segÚn este autor, la vitami- na E se metabolizaría en el org>a- nismo dando p-quinonas y tocofenil- hidr.oquinonas, las que serían pre. cursoras de sustancias simi1ares a

la cortisona; además, el p'antotenato de calcio estaría íntimamente liga- do a la secreción de hormonas este- roideas suprarrenales. Según este autor los enfermos respondieron excelentemente.

Sin duda, les córtic.oesteroides son el mejor trat'amiento actual del LED. Pese a no curar la enferme- dad son capaces de lograr la rever- sibilid8d de muchos de los aspectQs del cuadro clínico y procurar mejo- rias prolongadas que permiten el re- integro de los enfermos a una acti- vidad útil y relativamente normal.

Largo sería enumerar los distin- tos procedimientos usados y el aná- lisis de los mismos escapa a nues- tros propósitos. En nuestros casos hemes iniciado el tratamiento con ACTH, pOl' ví,a parenteral y en dosis Que han variado entre 50 y 100 U. rHarias. según la severidad del cua- dro clinico. Continuamosen esta forma hasta la declinación de los síntomas y signos; desde ese inst'an-

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132 ENRIQUE RODRIGUEZ lJiIARCHENA y JAI1'dE HAS8ANI

te disminuimos la dosificación en formaprogresiva para luego reem- plazar esta hormona pOl' prednisona o prednisolona oral, en dosis de 20 miligramos diarios. Se sigue luego el trat,amiento can estas drogas en forma decreciente hasta obtener la dosis útil de mantenimiento que ge- neralmente oscila entr-e 5 y 10 mg. Prolongamos durante meses su ad- ministración, alternando con perío- dos de ArCTH para evitar lias even- tuales depresiones de la c-orteza su- prarrenal que pcdría producir el usa prolongado de estos preparados.

Mantenemos a los enfermos en reposo físico y psíquico hastla 10-

gral' la atenuación del cuadro clí- nico. Cuidamos con especial dedic'a- ción el régimen a1imenticio, coW- pletándolo con polivitamínicos. Pre- ferimos hacer la cmrección de la anemia con compuestos de hierro pOl' vía oml, extracto hepático 0 vi- tamina B'" inyectables. Sólo en ca- sos de anemia muy acentuada usa- mos transfusiones de sangre fresca total; la eventual hiperhemolagluti- nernia presente en el LED, podría ocasionar severas reacciones trans' fusionales. Shearn v Pirofskv"" han descripto accidente~de este'tipo en el 36

pOl' ciento de sus casos y Mi- chelson"" relata øasos mortales pOl' ~sta causa.

Fl'ente a una eventual complica- ción infecciosa, c-omo ocurrió en una enfel'rna con otitis, usamos antibió- ticos de amplio espectro, pues las sulfarnidas y la penicilina pueden desencadenar graves reaccÏ<mes de hipel'sensibilidad, a veces fatales."t

N uestraexperiencia en el trata'

miento de la insuficiencia cardiaøa del LE es desfavorable; de los tres en.ferrn-os que presentaron esta com- phcación, dos fallecieron pese al in- tens-o tratamiento efectuado. Como cardiotónico preferimos el estrofan- to, POl' sel' más efectivo en esta

emergenCÎ>a que la digital y como diurétieocs usamos los mercuriales pOl' su mayor eficacia. Completamos el tratamiento co-n una dieta des- natrizada y una cuota adicional de 3~1 4 g de cloruro de potasio pOl' día.

Esta conducta terapéutica no im- pidió que la insuficiencia cardíaca se hiciera rápidamente progresiva e

irreductible en nuestros dos prime- ros casos; en el tercero, la insufi- ciencia cardíaøa está actualmente compensada. Es probable que esto último sea consecuencia de un diag- nósticoprecoz y del tratamiento tempranamente instituído, p u e s

cuando la miocarditises severa re sulta refractarias a toda terapéuti- ca. Harvey" ha observado un caso similar a los nuestros que desarrolló rápidamente una insuficiencia car- díaca irreversible; la necropsia mos- tró severo compromiso miocárdico.

Si bien el pronóstico y l'a evolu- ción del LED han mejDrado con los

nuevos tratamientos, forzoso es re- conocer que ambos están sujetos también a variaciones peculia res in- dependientes del tratamiento. Así como en determinados casos suele evolucionar en forma rápida y mor- tal, en otros se presentan remisiones espontáneas que suelen dural' años. Esta particular evolución hace difí- cil calcular el término medio de suo

pervivencia; junto a una form a

aguda y fatal podría describirse otra for m a, extremadamente crónica, como la que presentó una de nues- tras enfermas de 48 años de evo- lución.

El curso clínico de 7 de nuestros casos ha sido muy satisfactorio. Dos de ellos llevan ya 6 años de trata- miento y observación permanentes: se trata de dos mujeres jóvenes que contrajeron matrimonio poco des- pués de su 'alta. Una de ellas ha te- nido dos hijos y la otra uno; en am- bas, los embarazos y partos fueron

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EL LUPUS ERITEJ1ATOSO DISEMLVADO (LED)

normales, sin aparente repercusión sabre su enfumedad. Los otros 5 ca- sos llevan, término medio, 2 aÙüs y 5 meses de observación y también, como los 'anteriores, mantienen '.In

excelente estadJ actual que les per- mite un régimen de vida práctica- mente normal.

Sobre la causa de muerte en el LED los autores aÚn no están de acuerd;). Harvey" dice que es dificil de establecer, pero que en su gran mayoÓa fallece pOl' infecciones S2-

cundarias. Para Dubois ", la insufi- cie?1cia renal progresiva y las alte- raciones del S.N.C. serían los prin- cipales factores de mortalidad Ya mencionamos anteriormente que la insuficiencia cardiaca fué la respon- sable de las Únicas dos muertes de nuestra serie; si bien esto no puede tomarse como indice en un materi~l proven iente de Un servicio de Car- diologia, creemos que esta es tam- bién una importante causa de mor- talidad en los enfermos de LED.

RESUMEN Y CONCLUSIONES

Se presentan nueve casos de LED estudiados y tratados en el Pabellón de Cardiologia Luis H. Inchauspe.

Destacando el elevado porcentaj 2

de casos que presentaron cardiome- galia, la mitad de 10s cu,ales no es- taban en insuficiencia cardíaca; se

plantea la hipótesis de que el lupus pueda determinar hipertensión pul- monaI' secundari<a capaz de sobre- c3rgar al ventrículo derecbo. Se

destaca también la impürtancia de

esta cardiomegalia en la génesis de 10s soplos que suelen ausculhrse can

frecuencia. En el 100 par ciento de casas S2

presentaron trastornos electrocar- d iográficos, destacándose pOl' su

frecuencia los de la repolarización. Un hecho de gran importancia es

la reversibilidad de la cardiomegalia

1:38

:' de los trastornos electrocardio- grÚiicos que se observó en algunos C,,:-'JS.

La insuficiencia cardíaca se pre- sentó en el 33 pOl' ciento de los ca- sos; es de grave pronóstico y con cÎertas característiüasespeciales que 5e destacan.

En una revisión sintética se ana- liza el resto del cuadro clinico. No se encontrarcn diíerencias signifi- cativas con 10 descripto par otros a utores, contrast'ando con la leuco- penia habitual en el LED.

Se señala la dificultad del diag- nóstico y especialmente del diagnós- tico diferencial con la fiebre reumá- tica y la endocarditis bacteriana, destacando el valor prácticamente patognomónicJ de la célula LE en el LED.

.

Se describe la evolucÎón y el pro- nóstico de 10s cas,os que componen la presente serie y los resultados fa- vorables obtenidos can el uso de ACTH y prednisJna.

SUMMARY AND CONCLUSIONS

Nine cases with LED (Lupus eritema- tosus disseminatus) which have been studiend and managed at the Cardiologi- cal Division "Luis H. Inchauspe".

Emp:lasizing the high percentage of

cases which presented cardiomegaly, ha1- fo of them not having cardiac failure, the

p: sS:bility is suggested that the lupus might originate secondary pulmonary hy;;jertension capable of straining the

right v2ntride. The importance of this cardiomegaly in t'1e genesis of the souf- fles which are frequently auscultated, is

also emphasized. The hundred % of cases presented

electro-cardiographic chang",s, those of repolarization being noteworthy for their frequency.

A very i:TIportant fact is the ability to reserve of the cardiobega:y and of

the elE2troc ardiographic troubles obser-

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134 ENRIQUE RODRIGUEZ MARCHENA y JAIME HAS8ANI

ved in some cases. 'I1he cardiac failure apiPeared in the 33 % of cases; it has a

severe prognosis and some special cha- racteristics which stand put.

T,ie rest of the clinical picture ir bri2- Hy, ana1i7Jed. No significant difference was found with what was described by other authors, being in contrast with the habitual leukopenia in the LED.

'11he dificulty to make a diagnosis and special]y a differential diagnosis with re- ference to the rheumatic fever and the bacterial endocarditis, is mentioned, em- phasizing the value of the LE ce]] in the

LED, which is r"ally pathognomonic. The evolution and prognosis of the ce-

ses included in this series and the favo- rable results which have been obtained with the use of ACTH and prednisan2, are described.

RÉSUMÉ ET CONCLUSIONS

On présente 9 cas de LED (lupus erite- matosus disseminatus) étudiés et traité dans Ie Pavillon de Cardiologie "Luis H. InC'hauspe".

.En soulignant Ie gran pourcentage des

cas qui présentèrent cardiomega;ie, ]a

moitié n'étant pas en insuffisance cardia-

que; on formu]e l'hypothèse que el lupus

puissp déterminer hypertension pulmo- naire secondaire capable de surcharger Ie veütricle droit. On souligne aussi 1 im- portance de cette cardiomebaJie dans la

genèse des souffles qu'on auscu:te très

souvent.

Le 100 % des cas presentèrent troubles

éléctrocardiographiques, les plus fré- quents étant ceux de la répolaris:dion.

Un fait d'une grande importance c'est

la réversibilité de la cardio:negalie et des

troubles é]éctro.cardiographiques qu'on a

observé dans que:ques cas. L'insuffisance cardiaque se présenta dans ]e 35 % des

cas; sa prognose est grave, et avec cer- taines caractéristique qui se détachent.

On analyse Ie reste du cadre clinique dans une révision synthétique. On n'a pas

trouvé des différences significatives avec

les descri,j:tions d'autres auteurs, contras- tant avec 1a leucopénie habituelle dans Ie LED.

On décrit l'évolution et Ie prognostique des .cas qui cemposent cette série et les

résultats favorables obtenus avec l'em- ploi d'ACTH et prednisone.

ZUCAMMENF A<SSUNG UND SCHLUSSFOLGERUNGEN

Es werden hier neu Fãl1e yon LED (Lupus eritematosus disseminatus vor- gefüh,rt, die auf der cardiologischen Station Luis H. Inchauspe studiert und behandelt wurden.

Durch den bemerkenswert hohen Pro- zentòatz von Fã]]en mit Cardiomegalie, die älfte deselben ohne Herzinsuffizienz, wurde die Hypothese aufgestellt dass der Lupus erne segundäre Lungenstauung (Hy,pertension) verursachen könnte, die

imstande wäre die re.chte Herzkammer zu öberlasten. Es wird auch die Wich- tigkE'it dieser Cardiomegalie bei der Entstehung der öfters auskultierten Herzgerãusche hervorgehoben.

Bei 100 % der Fälle beobachtete man elektrocardiographische Störungen, am häufigsten die der Repolarisierung.

Grosse Wichtigkeit hat die Tatsache der ReversibiJität der Cardiomegalie und der elektre.cardiographischen Stö-

rungen die bei einigen Fällen beobachtet wurcle.

Eine Herzinsuffizienz bestand bei 33 %

der FäUe: ihre Prognose ist schlecht und sie weist einige sich herrvorhebende spe- zie Je Charakteristiken auf.

In einer kurzen UEbersicht wird das

rest1iche klinische Bild ana]isiert. Es

wurden keine wesentlichen Unterschiede mit den Beschreibungen anderer Autoren gefunden, was im Gegensatz zur übli- <hen Leukopenie beif LED steht.

Es wird auf die Schwierigkeiten der

Diagnose hinge wiesen, hauptsächlich der Differenzialdiagnose mit dem rheumatis- chen Fieber und der bakterial1en Enro- carditis, wobei der praktisch pathogno-

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EL LUPUS ERITEMATú:J0 DISEMINADO (LED)

monische Wert der LE elle beim LED hervcrgehoben wird.

Es wird ausserdem die Evo:ution und Prognose der Fälle dieser Serie beschrie- ben unt die günstigen Ergebnisse mit der

Anwendung von A!:TH und Prednison

ang2'geben.

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