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76 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009 El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el médico paciente: médico paciente: médico paciente: médico paciente: médico paciente: aspectos sociológicos aspectos sociológicos aspectos sociológicos aspectos sociológicos aspectos sociológicos Carlos Andrés Arroyave Bernal* Introducción Introducción Introducción Introducción Introducción La presente investigación constituye un esfuerzo inicial por comprender, desde una perspectiva so- ciológica, el proceso de construcción social de la en- fermedad en la profesión médica. Para tal fin, se realizaron entrevistas en profundidad a médicos pa- cientes colombianos con enfermedades agudas (cán- cer) y/o crónicas (diabetes). Mediante estas entrevistas se hizo el rastreo de la carrera moral del médico paciente captando su trayectoria social como enfermo e identificando simultáneamente ejes temá- ticos representativos en su proceso de enfermedad. Ejes tales como el dolor y el sufrimiento surgen como un elemento transversal de todo el estudio donde mediante la vivencia de esta situación el grupo so- cial de médicos se cuestiona –a través del conflicto de roles (entre el rol del médico y del paciente)– su propia profesión, el sistema de atención en salud, el éxito del conocimiento aplicado, y el significado so- cial de la enfermedad, dando elementos para la com- prensión de la enfermedad desde las definiciones sociales de los propios expertos (médicos) cuando son pacientes. La construcción social de la enfermedad en la La construcción social de la enfermedad en la La construcción social de la enfermedad en la La construcción social de la enfermedad en la La construcción social de la enfermedad en la profesión médica profesión médica profesión médica profesión médica profesión médica Cuando se habla por lo general de estudios sobre salud y enfermedad no es difícil encontrar la dicoto- mía entre los roles del médico y del paciente, donde subyace el médico como observador lejano y objetivo y el paciente como agente vivencial de su padecimiento. * Sociólogo de la Universidad Santo Tomás. Artículo resultado de la investigación “La construcción social de la enfermedad –en la profesión médica– a la luz de la carrera moral del médico pacientepresentada para el premio Internacional del Dolor “Héctor Tejada Hernández” en el marco del XVIII Congreso Internacional de Dolor, V Congreso Latinoamericano de Dolor, VIII Encuentro Iberoamericano de Dolor. ¿Pero qué sucede cuando estos dos fenómenos son simultáneos? Esto, teniendo en cuenta que la “Medicina ha ob- tenido una jurisdicción casi exclusiva para determi- nar qué es enfermedad y consecuentemente cómo debe actuar la gente para ser tratada como enfer- ma” (Freidson, 1978). Luego, la trayectoria (o carre- ra moral al estilo de Goffman, 2004) del médico como paciente respondería al interrogante de cómo se cons- truye socialmente la enfermedad desde la perspecti- va propia del profesional de Medicina. La Medicina tiene la autoridad para establecer si la queja de una persona es una enfermedad y la de la otra no, se puede decir que la Medicina está compro- metida en la creación de enfermedad como un esta- do social que un ser humano puede asumir” (Freidson, 1978). A la luz de un análisis sociológico del conflicto de roles entre el rol del enfermo y el rol del médico se podrían vislumbrar nuevas aproximaciones a las de- finiciones sociales de la enfermedad en la profesión médica. A menudo la Medicina se considera como crea- dora de las posibilidades sociales para representar la enfermedad; en ese sentido, el monopolio de la Me- dicina incluye el derecho para crear la enfermedad como un rol social oficial (Freidson, 1978). Se podría pensar que es incuestionable la Medici- na en tanto se dedica a una realidad biológica inalte-

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76 Revista Oficial de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor Vol. 4 Número 2 - 2009

El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el El dolor y el sufrimiento en el médico paciente:médico paciente:médico paciente:médico paciente:médico paciente:aspectos sociológicosaspectos sociológicosaspectos sociológicosaspectos sociológicosaspectos sociológicos

Carlos Andrés Arroyave Bernal*

IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducción

La presente investigación constituye un esfuerzoinicial por comprender, desde una perspectiva so-ciológica, el proceso de construcción social de la en-fermedad en la profesión médica. Para tal fin, serealizaron entrevistas en profundidad a médicos pa-cientes colombianos con enfermedades agudas (cán-cer) y/o crónicas (diabetes). Mediante estasentrevistas se hizo el rastreo de la carrera moral delmédico paciente captando su trayectoria social comoenfermo e identificando simultáneamente ejes temá-ticos representativos en su proceso de enfermedad.Ejes tales como el dolor y el sufrimiento surgen comoun elemento transversal de todo el estudio dondemediante la vivencia de esta situación el grupo so-cial de médicos se cuestiona –a través del conflictode roles (entre el rol del médico y del paciente)– supropia profesión, el sistema de atención en salud, eléxito del conocimiento aplicado, y el significado so-cial de la enfermedad, dando elementos para la com-prensión de la enfermedad desde las definicionessociales de los propios expertos (médicos) cuandoson pacientes.

La construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laLa construcción social de la enfermedad en laprofesión médicaprofesión médicaprofesión médicaprofesión médicaprofesión médica

Cuando se habla por lo general de estudios sobresalud y enfermedad no es difícil encontrar la dicoto-mía entre los roles del médico y del paciente, dondesubyace el médico como observador lejano y objetivoy el paciente como agente vivencial de su padecimiento.

* Sociólogo de la Universidad Santo Tomás. Artículo resultado de la investigación “La construcción social de la enfermedad –en laprofesión médica– a la luz de la carrera moral del médico paciente” presentada para el premio Internacional del Dolor “HéctorTejada Hernández” en el marco del XVIII Congreso Internacional de Dolor, V Congreso Latinoamericano de Dolor, VIII EncuentroIberoamericano de Dolor.

¿Pero qué sucede cuando estos dos fenómenos sonsimultáneos?

Esto, teniendo en cuenta que la “Medicina ha ob-tenido una jurisdicción casi exclusiva para determi-nar qué es enfermedad y consecuentemente cómodebe actuar la gente para ser tratada como enfer-ma” (Freidson, 1978). Luego, la trayectoria (o carre-ra moral al estilo de Goffman, 2004) del médico comopaciente respondería al interrogante de cómo se cons-truye socialmente la enfermedad desde la perspecti-va propia del profesional de Medicina.

“La Medicina tiene la autoridad para establecer sila queja de una persona es una enfermedad y la de laotra no, se puede decir que la Medicina está compro-metida en la creación de enfermedad como un esta-do social que un ser humano puede asumir” (Freidson,1978).

A la luz de un análisis sociológico del conflicto deroles entre el rol del enfermo y el rol del médico sepodrían vislumbrar nuevas aproximaciones a las de-finiciones sociales de la enfermedad en la profesiónmédica.

A menudo la Medicina se considera como crea-dora de las posibilidades sociales para representar laenfermedad; en ese sentido, el monopolio de la Me-dicina incluye el derecho para crear la enfermedadcomo un rol social oficial (Freidson, 1978).

Se podría pensar que es incuestionable la Medici-na en tanto se dedica a una realidad biológica inalte-

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rable, tan independiente del hombre como son lasleyes de la física o de la química.

Esta concepción se sustenta en los desarrollosmédicos del siglo XX, y después de integrar en unavisión biopatológica las concepciones anatomoclínica,fisiopatológica y etiopatológica de la enfermedad,características del siglo XIX, donde se llegó a plantearque la enfermedad era un proceso única y exclusiva-mente biológico (Molina, 2007).

Pese a esto, historiadores de la Medicina comoSigerist (1987) deja en claro mucho –antes que laepidemiología multicausal y la Medicina social con-temporánea lo dijeran– que para el individuo la en-fermedad no es solo un proceso biológico, sinotambién una experiencia que puede afectar profun-damente su vida entera y puesto que el hombre creala civilización, la enfermedad influye en su creación alafectar su vida y sus actos.

Mucho tiempo después, el sociólogo Eliot Freidson(1978) afirma que la visión de la enfermedad comodesviación biológica es esencialmente abstracta ypragmática. Donde si bien podemos suscribirnos aesta visión como a una dimensión de “verdad”, nopodemos basarnos en ella como única guía para elanálisis ignorando completamente el carácterinterpretativo de la realidad social.

“En la sociedad humana, el designar algo comoenfermedad tiene consecuencias independientes delestado biológico del organismo. Consideremos dosindividuos en sociedades distintas, ambos con la mis-ma infección extenuante; en un caso se dice que lapersona está enferma, se la pone en cama y es aten-dido por otros; en el otro caso, se dice que es perezo-so, y es maltratado por los demás. El curso y elresultado de la enfermedad pueden ser biológicamentelos mismos en ambos casos, pero el interjuego entreel enfermo y los otros son significativamente diferen-tes” (Freidson, 1978).

Pero más allá del reiterado debate entre lo “bioló-gico” y lo “social” en torno al proceso de la enferme-dad, lo que se debe resaltar es que la enfermedad esuna construcción histórica, cultural y social, dentrode lo que evidentemente se adscribe la experienciasomática de manera integral.

Para el análisis sociológico lo que interesa es laenfermedad como producto de una definición social.

Ya que se vive y se reacciona a los padecimientos,entre otras cosas, de acuerdo a la cultura de unadeterminada clase social o grupo social específico,reacción que está en estrecha vinculación con el co-nocimiento.

La idea que se tiene respecto al enfermo dependede su situación o grupo social. La forma en que res-ponde una persona de clase alta a la enfermedad esdistinta que la de un obrero. Así mismo que la de unmédico a una persona que no lo es. El grado de co-nocimiento condiciona un papel específico para cadaenfermo y casi para cada enfermedad.

Además del conocimiento, hay otros factores cla-ves en el proceso de construcción social de la enfer-medad, como es en definitiva su trayectoria o carrera.Definida no solo en torno al desenvolvimiento físicode la enfermedad de un paciente, sino a la organiza-ción total del trabajo que se realiza durante el cursode la enfermedad, también al impacto en quienesestán involucrados con dicho trabajo y con su orga-nización, y así mismo con su estrecha relación con elentramado de relaciones sociales del paciente.

Para analizar sociológicamente la construcciónsocial de la enfermedad de un grupo social específico(los profesionales de Medicina) a la luz de la carreramoral del médico paciente no deberíamos restringirnosa la adopción de concepciones médicas de enferme-dad y su tratamiento. Como advierte Freidson (1978):

“Primero, puede ser imprudencia a la luz de la his-toria. Aun la lectura más rápida de la historia de laMedicina lleva al conocimiento de que muchas con-cepciones médicas de enfermedad actuales no soniguales a las de la Medicina ‘moderna’ del pasado, yque al menos algunas concepciones de la Medicina‘moderna’ del futuro serán contradictorias con lasactuales. Segundo, se debe recordar que, juzgado pornormas científicas de verificables o confiables, el cor-pus de la Medicina moderna constituye una colecciónde enfermedades extremadamente heterogéneas, quevan desde signos firmes y quejas relacionadas direc-tamente con un microorganismo infeccioso en un ex-tremo, hasta cosas tan vagas como la ‘enfermedadmental del otro’. Tercero, y la más importante, no haynecesidad real para un sociólogo de la Medicina deadoptar la ontología de la Medicina, a menos quedesee realizar la misma tarea que la del médicoejerciente o del investigador, probar y perfeccionar

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las concepciones médicas de enfermedad y su trata-miento. Si hay algo que es privativo de la sociología,es su preocupación con la realidad social de la vidahumana la que, si bien nunca es completamente in-dependiente de otros niveles de realidad, puede sertratada últimamente como una realidad en sí misma”.

Desde el punto de vista sociológico, el problema aabordar es la idea de la enfermedad misma, comolos signos y los síntomas llegan a ser clasificados odiagnosticados como una enfermedad, como un in-dividuo llega a ser designado como paciente o enfer-mo y como se moldea la conducta social por mediodel proceso de diagnóstico y tratamiento.

“Podríamos definir enfermedad como una formade desviación social cuyo tratamiento es el dominioautorizado de la profesión médica. El interés socioló-gico genérico es el estudio científico de la conductaque gira en torno de lo que se denomina enferme-dad: lo que es social en cuanto al ser y llegar a estarenfermo y acerca del diagnóstico de la enfermedad.En cualquiera caso empírico particular, la enfermedadpuede, o no, ser ‘real’ biológicamente, pero el rol delenfermo siempre es ‘real’ socialmente” (Freidson,1978).

Para poder analizar ese rol del enfermo o de pa-ciente es necesario dar cuenta de su trayectoria so-cial de la enfermedad. Podemos investigar losmecanismos que vinculan a los individuos y su expe-riencia con la comunidad profana y profesional, dadoque a través de su paso de una posición a otra, elindividuo tiene experiencia con distintos agentes yentidades de control social.

Esta trayectoria –leída a través de la carrera moraldel médico como paciente–intenta evidenciar la cons-trucción social de la enfermedad en la profesión Mé-dica. Posee varios elementos que son comunes acualquier enfermo pero que se diferencian según elgrupo social al que se aplique. Estos elementos sonel tratamiento, el diagnóstico, el dolor y sufrimiento yel hecho social de afrontar la enfermedad. Estos ele-mentos desbordan el mero hecho clínico biológico dela enfermedad y expresarían su constructosocioclínico.

“El diagnóstico y el tratamiento no son actos co-munes a los ratones, monos y seres humanos, sinoactos sociales peculiares a las personas. La enferme-dad como tal puede ser una afección biológica, pero

la idea de enfermedad no lo es, ni tampoco lo es elmodo en que los seres humanos responden a ella. Enestos términos, la desviación o enfermedad biológicase define socialmente mediante actos sociales que lacondicionan” (Freidson, 1978).

Elementos tales como el diagnóstico y el tratamien-to son variables permanentes en la actividad médica,donde sus calificaciones no son homogéneas ya queno hay un acuerdo único respecto a la designación aldiagnóstico y tratamiento entre los profesionales dela salud.

“Hay tan distintas escuelas y opiniones en Medici-na que la designación (diagnóstico) aplicada a un in-dividuo con problemas y los métodos usados paramanejarlos o para aliviar su dolor, variarán en unamedida considerable independientemente de sus que-jas y conducta. La Medicina no es una institución com-pletamente homogénea, puesto que el diagnóstico ylos prejuicios terapéuticos se organizan en ‘escuelas’libres que van más allá del sector salud. Otro modode apuntar a este problema es referirse al reconoci-miento de distintas ‘opiniones’ médicas acerca de lainterpretación y del manejo de signos y síntomas, to-das más o menos legítimas” (Freidson, 1978).

A partir de la existencia de tales escuelas se puedededucir que el ser diagnosticado y tratado de ciertaforma depende en parte de lo que “realmente” estámal, y en parte de la preferencia del agente profesio-nal que se elige y del sistema de referencias socialesen el que se encuentra.

Si bien se puede considerar común a la Medicinala existencia de distintas opiniones, éste no es un he-cho insignificante. Es importante en tanto apunta adiferencias organizadas de manera sistemática quese sustentan a sí mismas con respecto a la designa-ción y al tratamiento de la desviación en Medicinaque, por su misma existencia, ponen en discusión laestabilidad y la objetividad del conocimiento médico.“Lo que es compartido por todos los médicos es latendencia a imputar enfermedad; lo que los divide enalgunos casos es la enfermedad a ser imputada o, sino la enfermedad, el enfoque a adoptar hacia la mis-ma” (Freidson, 1978).

“¿Cómo puede el ejerciente estudiar un diagnósti-co y un método de tratamiento determinados paralos cuales hay insuficiente evidencia de sustentacióncomo para forzar la unanimidad a todo lo largo de la

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profesión? ¿Cómo se sustentan los distintos concep-tos de enfermedad (y designaciones) para la mismaqueja?

¿Cómo se sustentan las distintas filosofías de tra-tamiento? ¿Cómo se establecen y mantienen los dife-rentes roles del enfermo? Las respuestas a estaspreguntas, creo, residen en el carácter subjetivo de laexperiencia clínica del profesional de Medicina”(Freidson, 1978).

Cabe decir, que además de este carácter subjeti-vo, lo que está implícito en una concepción de enfer-medad es la participación en una cultura o gruposocial determinado, como así mismo en un sistemade conocimiento y significado.

“En el proceso de atribuir significado a su expe-riencia el paciente individual no inventa los conteni-dos por sí mismo, sino más bien utiliza los significadosy las interpretaciones que le ha proporcionado la vidasocial” (Freidson, 1978).

“(…) Puede ocurrir que la misma persona note quealgo puede funcionar mal en ella. Pero en el pasosiguiente del proceso no puede actuar como un indivi-duo: si realmente intenta actuar como si estuviera en-fermo pidiendo privilegios y exención de lasobligaciones ordinarias, requiere tanto la aprobaciónde quienes lo rodean como su acuerdo en cuanto aque sus quejas ‘realmente’ representan enfermedad.Si quienes lo rodean no concuerdan con su interpre-tación de su dificultad, exigirán que cumpla con susobligaciones. Él tiene la probabilidad de obtener acuer-do y apoyo sólo si muestra evidencia de síntomas quelos otros consideran que es enfermedad y si él losinterpreta de un modo que sea admisible para losdemás. (…) En rigor, la estructura social puede obli-gar a las personas a actuar como enfermos aún cuan-do ellas no se consideren como tales” (Freidson,1978).

Debe quedar claro que el rol del enfermo se con-figura desde la estructura social a partir de una seriede elementos culturales involucrados en las respues-tas de la enfermedad como la visión del cuerpo, lainterpretación del dolor y de distintos síntomas, elconocimiento de la enfermedad y las actitudes haciala Medicina moderna.

Elementos tales como el dolor son producto de sig-nificaciones sociales que ha pesar de tener un funda-

mento biológico, su respuesta no es meramente bio-lógica.

“Las respuestas al dolor tienen una tendencia avariar más que los estímulos objetivos que se suponeestán motivando el dolor. Los individuos, por supues-to, difieren entre sí en el modo que responden al do-lor, pero como sociólogo estoy más interesado en laevidencia de que las respuestas al dolor sonpredecibles sobre la base de la pertenencia a un gru-po y que los significados sociales adscritos al dolorson compartidos por miembros de grupos” (Freidson,1978).

Claramente el dolor no es una simple variable quepueda ser tratada como una constante biológica enel proceso de la construcción de social de la enferme-dad, ni tampoco es una variable que pueda ser expli-cada exclusivamente en referencia a diferenciaspsicológicas individuales.

“Las respuestas del dolor varían según la expe-riencia cultural del grupo social (…) además, dadoque la variable decisiva no es tanto el dolor mismocomo el significado del dolor, se deduce que paracomprender cómo la gente se llega a considerar en-ferma cuando siente dolor, debemos aislar algunosde los significados fundamentales que giran en tornoa la percepción del dolor” (Freidson, 1978).

Así mismo, el sufrimiento juega un papel impor-tante porque –aun más– tiene que ver con las rela-ciones sociales del paciente y en definitiva con suentorno. Es quizás una evidencia social, resultado delmismo dolor.

El enfrentar la enfermedad es otro tema vital, por-que da cuenta de cómo se afronta y/o se supera unpadecimiento, sobre todo si este implica cierta grave-dad que provoque rompimientos con el estilo de vidaanterior, luego aquí se configuran elementos como elconocimiento, la significación, las estrategias y la re-lación con el entorno social en el constructo de la tra-yectoria de la enfermedad.

La reacción “organizada” a la enfermedad es par-te fundamental en su construcción social, para esto,es necesario tener en cuenta no solo al personal mé-dico y sus respectivos pacientes, sino distintos ámbi-tos sociales como el grupo familiar y los amigos.Porque la enfermedad, sobre todo cuando es de cier-ta gravedad –como el cáncer o la diabetes– sobrepa-

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sa el mero hecho individual para convertirse en unhecho social.

“(…) he subrayado el concepto de sistema de re-ferencias personales porque este lleva implícito la ideade una reacción de la sociedad organizada a la en-fermedad, una reacción que es selectiva para centra-lizar la atención en un atributo más que en otro, quedeclara qué es grave y qué menor, y que ejerce unaimportante presión para que el individuo se compor-te conforme a esto” (Freidson, 1978).

Teniendo en cuenta todos estos elementos descri-tos –que los consideramos fundamentales para abor-dar la enfermedad como construcción social–poseemos por ende, las herramientas suficientes ypertinentes para poder hacer un análisis sociológicoque trascienda la tradicional dicotomía entre el roldel médico y paciente, que aún hoy en día está per-manentemente presente de manera casimonotemática en los estudios en el área de la socio-logía de la Medicina:

“(…) consideraciones sobre las diferencias entrelas aproximaciones de la enfermedad por parte delprofano y del especialista científico.

1. Los profanos y los especialistas poseen cono-cimientos totalmente divergentes acerca de losacontecimientos de la enfermedad. Si bien ennuestra cultura el conocimiento de las enfer-medades por parte del profano depende engran parte del conocimiento científico de laenfermedad y viene informado por sus pers-pectivas generales, el conocimiento del pro-fano es científicamente muy imperfecto, tantoen detalles como en generalidades.

2. La persona que tiene una enfermedad no sólola comprende de modo diferente, sino quela considera desde una perspectiva distintaque el médico. Se encuentra emocionalmenteincluido de un modo que no lo estarían losdemás, y particularmente los especialistas,que poseen conocimiento científico abstrac-to y una metodología como instrumentospara enfrentarse a la enfermedad. Por ello,mientras que el médico evalúa objetivamen-te el significado de los síntomas, la perspec-tiva del enfermo es subjetiva, pues es el únicoque siente el dolor y cuya vida está afectadapor la enfermedad.

3. El especialista suele considerar un caso deenfermedad en términos de los conocimien-tos que posee, si bien los médicos, aunqueposean gran experiencia, aprenden ciertamen-te de sus enfermos; el profano, ordinariamen-te, cambia notablemente su perspectiva de laenfermedad como consecuencia de su expe-riencia como enfermo, sobre todo a causa delo que aprende de los especialistas a los cua-les consulta.

4. La base para decidir qué acción hay que em-prender con respecto a la enfermedad sueleser muy diferente para el enfermo que para elprofesional. El médico posee un conocimien-to detallado de la patología como base frentea la cual evaluar lo que está haciendo. Enparticular, está capacitado para emitir unpron{ostico o una estimación de las probabi-lidades de cada enfermo, a la vista de lo cualpuede conocer la posible enfermedad del pa-ciente y su condición fisiológica general”(Rodney, 1973).

Se puede deducir entonces que por lo general, elprofesional de Medicina es el que está “autorizado”para aplicar la etiqueta social de enfermedad. De ahíque cuando los médicos son pacientes se puede abor-dar –a través de esta paradoja– la configuración delas significaciones sociales que hace de la enferme-dad el propio sistema médico.

De tal manera, mediante el análisis sociológico delconflicto de roles entre el médico y el paciente –a laluz de su carrera moral como enfermos– se puedeindagar de una manera alternativa la construcciónsocial de la enfermedad que realiza la cultura profe-sional médica donde sobresale de manera especialel dolor y el sufrimiento como eje transversal de latrayectoria que padecen los médicos pacientes.

El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el El dolor y sufrimiento en el médico pacientemédico pacientemédico pacientemédico pacientemédico paciente

Las enfermedades suelen producir (aunque notodas) dolor y sufrimiento. El dolor se puede manifes-tar de forma diferente en cada persona, de acuerdocon sus características socioculturales. Las personasy las sociedades desarrollan estrategias diversas con-tra el dolor. La dolencia del cuerpo suele vulnerar alas personas generando paralelamente una situaciónde soledad. Se intenta abordar el dolor en el propio

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médico paciente. El dolor además de físico y mental,está socialmente construido, por lo que se espera queel médico realice su construcción a partir de ser co-nocedor de la enfermedad y de su dolencia.

Dolor y sufrimiento son los aspectos que más mie-do (y angustia) generan en la mayoría de la pobla-ción. Suelen ser el detonante para establecer undiagnóstico y pedir ayuda:

“Me desperté con un dolor ni el berraco, con undolor de puñalada, y no sabía qué era, me tomé al-guna cosa, traté de manejarlo y no pude. Le dije a miesposa que también es médica, y le dije: ¡Me estoyjodiendo, tengo algo raro! Entonces me dio algo más,algún espasmódico, y conclusión a las 4 de la maña-na le dije: O nos vamos para el hospital o nos vamospara la clínica”. (MP3: p.60. Se trata de la entrevistaen profundidad número tres, y página 60 de trans-cripción1 ).

Dolor y sufrimiento son dos aspectos que se pue-den diferenciar. El dolor hace referencia a un males-tar individual del cuerpo, mientras que el sufrimientotiene que ver más con las relaciones sociales; a pesarde esto no son dos aspectos que se excluyen entre síy se podría decir que ambos se sostienen en formassocioculturales:

“Bueno el dolor es una experiencia desagradableque uno tiene, que lo lleva pues a un sufrimiento (…)el dolor es directamente proporcional a la cultura delindividuo, entre más culta es la persona, más le due-len las cosas, entre menos cultura tiene, menos le dueley uno en la práctica lo ve con alguna persona en elmercado que se le cayó un bulto encima, que se le caeuna uña del pie y el pie se le pone vuelto nada y eltipo sigue trabajando como si nada, entonces la es-cala del dolor es muy diferente a una persona queaunque no sea mayor el daño que se haya hecho,pero pega el grito en el cielo” (MP4: p.84).

Otro médico paciente afirma: “El dolor es irreme-diable, el sufrimiento es una opción para mí” (MP2:p.44). Cabe resaltar que el sufrimiento principal du-rante el proceso de padecimiento de la enfermedad

puede ser la soledad: “En mi experiencia siempre tendía negar el sufrimiento, yo tenía un poco de sufrimientopor el abandono, o por una sensación de abandonoasí no sea cierta” (MP2: p.44).

De tal forma el dolor es un indicador de que algono va bien en el cuerpo (o en la mente). Es a vecesdifícil que los dolores determinen el tipo de dolenciaque se tiene, pero en muchos casos ayuda a com-prender la sintomatología de la persona: “Mi expe-riencia ha sido eso, que el dolor me salvó la vida”(MP1: p.11).

Socialmente suele temerse más al dolor que a laenfermedad, aunque el dolor no es más que un indi-cador de que en el cuerpo ocurre una disfunción. Elinterés está en detener ese sufrimiento a través demedicamentos. El dolor es un factor de desestabiliza-ción que suele generar incertidumbre. El conocimien-to adecuado de los síntomas puede permitir calmarese sufrimiento, pues se sabe hasta dónde puedenllegar esos síntomas.

Por lo general en la carrera médica no se suele en-señar sistemáticamente acerca del manejo del dolor.Sin embargo esto ha cambiado en los últimos años,ha cambiado en tanto se interesa más la Medicina porestos temas, como por nuevas interpretaciones:

“El dolor ha cambiado mucho, desde la época enque yo estudiaba hasta esta parte ya que aparecie-ron todas las nuevas teorías y todo esto, y para unofue la nueva interpretación que hoy se le da, hastallegar a lo que hoy en día son las clínicas de dolor ylos médicos especializados –los algólogos– que sonmédicos especialistas exclusivamente en manejo dedolor agudo y crónico” (MP4: p.85).

Pese a estos avances, cuando es el propio médicoque se convierte en paciente suele cuestionar muchasde estas teorías y por ende su propio conocimientomédico:

“A mí particularmente no me sirvió mucho. <Risa>(…) es mi parecer personal. Otra persona dirá:¡muchisísimo!, gracias a ser médico. Eso puede sonar

1 Para la citación de las entrevistas en profundidad se aclara que la abreviatura MP se refiere al médico paciente. Esta abreviatura vacon número respectivo (entre 1 y 5) que se refiere al número de la entrevista. Además se coloca el número de página de latranscripción. Estas entrevistas se pueden consultar con previa solicitud al investigador a este correo electrónico:[email protected].

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un poquito petulante llegar uno a esa afirmación, perono puedo juzgar esto. Pero en mi caso no sirvió paranada, al contrario le voy a decir algo muy personal,hasta muchas de las teorías sicológicas que tenía acer-ca del dolor se cuestionaron, por decir las etapas dela aceptación del dolor, el duelo, a mí eso no me sir-vió para un ¡carajo!” (MP1: pp.13-14).

En el médico paciente es de esperar que el com-portamiento del dolor sea diferente, de ahí que sesuponga que en algunos casos los médicos no tien-den a socializar su dolor, ya que se presume que ellosmismos son capaces de solucionarlo: “Siempre lonegué, nunca les comenté, solo en el caso que noresistía el dolor pues les avisaba” (MP5: p.107). Lue-go, se tiende al ocultamiento del dolor a familiares,amigos o profesionales de la salud, como indicadorde enfermedad negada.

Los dolores ponen a prueba la capacidad de losmédicos pacientes para afrontarlos. Un dolorinvalidante, en que no se aclara la procedencia, pue-de preocupar seriamente al médico, pues se suponeque debe saber algo de su procedencia y por endesaber algo más para solucionarlo:

“Haciendo interpretaciones de esto o aquello parahacer un diagnóstico de una tendinitis, de unos cálcu-los, de una amibiasis, una colitis amibiana o algo, ycompartimos opiniones, pero en vista que el dolorno…, en esta etapa final, que después de dos mesesentonces cuando los colegas pues claro, que inicial-mente muchos de mis colegas también no daban alprincipio y me examinaron y me hacían y me seguíancomo aumentando esta ignorancia de qué era lo queestaba pasando” (MP1: p.4).

Esta experiencia de dolor y sufrimiento del médicopaciente genera que se quejen por la mala atenciónde otros profesionales e incluso cuestionen su propiosistema ortodoxo en salud:

“Acudía a la Medicina alternativa y fue genial, caberesaltar que a diferencia de la Medicina tradicionalellos tienen evidentemente un mejor trato con los pa-cientes, son más sensibles con los pacientes práctica-mente terminales” (MP5: p.108).

Cabe resaltar que a diferencia del resto de la po-blación el médico utiliza su conocimiento para dife-renciar los dolores y por ende enfrentarlos en lasdistintas etapas:

“Ehhhhhhhh, el tratamiento produce un dolor tran-quilo que calma, es un dolor, un dolor de salud, es undolor sanador. El dolor del daño, el dolor…, yo lotuve, tuve un cosquilleo, él estuvo agazapado, pero esla misma sensación que cuando usted tiene un pro-blema en una muela y se la calma, le duele pero cadadía está mejor, es un dolor reparador, no sé si mehago entender” (MP2: p.45).

Cuando se trata de un dolor producido a conse-cuencia de una intervención quirúrgica se llega a pen-sar en los errores que se cometen durante una cirugía:

“La posición que me colocaron en la cirugía medesplazó un poquito las vértebras y mientras ellas secuadran otra vez…, tuve los dolores más horribles queusted se haya podido imaginar, pasé un postoperatoriode 30 días insufribles, aún cuando la anestesia fuemuy rica. Resulta que no permití jamás en la vida, queen ninguna cirugía me pusieran esos medicamentos,porque una era de origen opiáceo, entonces me po-día causar adicción, y fue un placer, y nunca más.Nunca lo permití, ni lo consumí por mi conciencia so-bre el uso, por los adictos y todo eso, porque sonmedicamentos adictivos” (MP2: p.49).

El conocimiento puede producir sufrimiento en al-gunos casos. El médico sabe los riesgos que tieneuna intervención y su seguridad está basada en laconfianza que tiene de los profesionales que lo atien-den. Sin embargo, es posible que se cometan erro-res. El dolor en sí mismo alerta sobre una supuestaequivocación, pues se supone que al pasar por untratamiento quirúrgico esos médicos restablecen lasalud. Se suele perder el control sobre lo que se des-conoce. Para algunos médicos pacientes es una si-tuación embarazosa, porque sus conocimientos lesproducen incertidumbre sobre su enfermedad.

La utilización de calmantes o ciertos medicamen-tos es un tema complejo para los médicos. Dependedel dolor y, sobre todo, de la evolución de la enfer-medad. Ciertos médicos prefieren no utilizaranalgésicos o si los utilizan son muy suaves, tal vezporque sus conocimientos les permiten un mayor con-trol sobre el dolor. También es probable que se cues-tione sobre la relevancia de la formulación de losmedicamentos:

“Uno debe ir de los analgésicos más suaves y quetengan menos efectos secundarios, porque los quetienen efectos secundarios son más difíciles de mane-

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jar y pueden tener algunas contraindicaciones por-que en Medicina es preferible saber qué se debe dary qué no se debe dar, si yo sé qué debo dar, lo hagoadecuadamente y si sé qué no debo dar, todavía lohago mejor, porque dejo que otro que sepa lo haga.¿Si me entendiste cómo es? Si yo quiero darle a unapersona algo –y lo veo en la práctica médica– quehay gente… es lo que se llama escopeta de regade-ra: le disparan cinco drogas para ver si alguna le pegay eso no se debe hacer, si uno no tiene conciencia ysabe qué es lo que debe dar es mejor que no lo hagay deje a otro colega que sí sabe qué es lo que tiene elpaciente y le va dar los medicamentos adecuados, elfamoso principio en latín ‘primum non nocere’ (pri-mero no hacer daño) nos lo enseñaron como princi-pio médico” (MP4: p.86).

El médico tiene expectativas sobre el comporta-miento del paciente. A veces, algunos médicos espe-ran que el paciente demande el servicio que es posibledarle. Cuando el médico asume su rol de enfermoespera comportarse de acuerdo a lo que se exigiríade sus pacientes en circunstancias similares:

“Entonces no podía sino acatar lo que él me decía,entenderlo, asumirlo, y llevarlo. Ahora ser un buenpaciente, en el sentido de no joder, o joder lo menosque uno pueda, es que… el quejetas es tan peligrosocomo el que no dice nada, uno tiene que ser fidedig-no a los síntomas y a todo, y eso fue lo que procuréhacer, y jodí mucho alrededor del vómito porque esque la pasé muy mal, muy mal, muy mal, pero de res-to estuvo todo fue bien” (MP2: p.51-52).

De esta forma se deduce la idea –falsa– que losprofesionales de la Medicina aguantan más la enfer-medad y aún el mismo dolor. El comportamiento fren-te al dolor de estos médicos depende, entre otras cosas,de su experiencia profesional con los pacientes. Eseconocimiento frente a las actitudes del dolor y la enfer-medad suele faltar en los enfermos. Los pacientes notienen una gran necesidad de cuidar sus comporta-mientos mientras pasan por un dolor o sufrimiento acausa de una enfermedad. El médico percibe la enfer-medad y el dolor como las demás personas, pero es elentorno profesional lo que le presiona para compor-tarse de una manera distinta. Su rol como médico queademás sufre de un dolor es atípico incluso para elpersonal médico que lo atiende.

Se podría afirmar que el dolor depende de aspec-tos culturales y de la clase social del paciente. Por eso

cuando un médico tiene un dolor se espera que sucontrol sea mayor: “Si, todo fue atípico, a mí me aten-dieron por fuera de tiempo, por fuera de los horarios,por fuera de todo, eso ha hecho que el acceso a laatención médica es diferente, más fácil” (MP2: p.42).

El dolor y el sufrimiento pueden producir un cam-bio en el comportamiento de los médicos y además araíz de su vivencia pueden trascender la mera expli-cación patográfica:

“El dolor me ha enseñado muchísimo más a en-tender que el sufrimiento de cada persona es único eimportantísimo en ese momento, entonces, muchísi-mo, me ha enseñado muchas cosas, es decir, enton-ces me hace tener una prudencia absoluta, primeroen los conceptos que voy a decir y lo primero quebusco es que el interlocutor sienta que estoy totalmenteidentificado con él a través de ese dolor. Ya despuésveré qué pasará, yo trato con el tiempo, yo veo queva pasando, si esa persona va dejar que yo lo puedaayudar, pero por el momento me hace tener una pru-dencia y un respeto absoluto sobre este dolor de aque-lla persona” (MP1: p.12).

La Medicina suele acostumbrar a sus profesiona-les a cierta frialdad y distanciamiento frente al dolor yel sufrimiento de los demás. Pero esto se cuestionacuando el dolor es propio. Por ende, su sufrimientoes un momento de tensión porque produce una re-flexión sobre la experiencia de ser médicos y tratar eldolor con la población enferma.

Gran parte de los médicos saben los problemasde soledad que suelen generar las enfermedades;sobre todo, cuando se trata de enfermedades graveso terminales en que los pacientes necesitan el apoyofamiliar, de amigos o colegas para enfrentar su pro-blema. Las personas no están preparadas para lamuerte. Un objetivo de la Medicina es tratar de man-tener con vida a una persona a pesar de que la en-fermedad lo lleve inevitablemente a la muerte. Laprofesión médica está de manera constante enfren-tando esos problemas. Es de suponer que los médi-cos están preparados para enfrentar el sufrimientode los pacientes o bien el propio cuando ellos mis-mos caen enfermos. Sin embargo, esto no parece serasí; evidencia de ello es cuando enfrentan la soledadque conlleva una enfermedad grave como el cáncer:

“El momento fue…, a mí me pasó un frío por todoel cuerpo. Alcancé a ver como el abandono de mis

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hijos, ehhh mi ex mujer y que todo se quedaba pos-puesto, pero yo no me amedrenté para nada, nosfuimos de una, con todo lo que había que hacer, y asífue. (…) Me sentí muy solo todo el tiempo, aún de miesposa y de mis hijos, –para mis hijos era como situviera gripa o algo así– vomitaba todo el día, eso fue¡horrible!, no podía comer, no podía dormir bien”(MP2: p.40).

Esto también evidencia la dificultad que tienen al-gunos profesionales de la Medicina en convencer alas personas más cercanas que están enfermas, estotal vez sucede por quizás se espera que el médicomaneje más fácilmente el dolor y el sufrimiento, porlo que se supone que estos médicos son capaces detratarse a sí mismos su malestar.

Los médicos sufren y tienen dolor de maneras di-ferentes al resto de la población. Se puede inferir quelos médicos al conocer sobre su enfermedad se en-cuentran en una situación de soledad porque no seespera que se comporten como la población. Algu-nos médicos definen dolor y sufrimiento de acuerdocon la enfermedad que padecen. Se habla de dolorcuando se tiene una molestia física del cuerpo, mien-tras que el sufrimiento depende de la percepción sub-jetiva de la enfermedad. Un médico puede tener undolor sin tener sufrimiento. En cuanto a los doloresde diagnóstico rápido, se sabe cómo medicarlos yllegar a una cura. Pero también puede haber sufri-miento sin dolor. Un médico que a través de un

diagnóstico sabe que tiene cáncer puede no tenerdolor y, sin embargo, pasar por un sufrimiento consi-derable. Dolor y sufrimiento pueden vivirse a un mis-mo tiempo. En cualquier caso, el conocimiento(médico) transforma tanto el dolor como el sufrimientorespecto a la enfermedad.

De tal modo se evidencia (figura 1) mediante elanálisis cualitativo de la información de las entrevis-tas a los médicos pacientes a través del programainformático Atlas. Ti versión 5.2 cómo en el dolor y elsufrimiento de los profesionales de Medicina conflu-yen diversos factores que dan cuenta del proceso dela enfermedad no como un hecho meramente bioló-gico sino también como una construcción histórica,cultural y social. Es aquí donde el dolor y el sufrimien-to a la luz del conflicto de roles (entre el rol del médi-co y del paciente), conjugado con el conocimientomédico (sobre la enfermedad de los otros), cambia laactitud ante la salud y la enfermedad al enfrentarsecon la enfermedad propia.

Las características especiales en que se encuentrael médico en la sociedad le otorgan una autoridadsobre el conocimiento de las enfermedades. Si ade-más es el médico quien está como paciente, es en-tonces posible averiguar la eficacia que tiene elconocimiento médico para tratar los padecimientos.También nos proporcionaría más elementos paraaveriguar sobre la significación social de la enferme-dad, sobre el manejo del dolor y el sufrimiento, el

Figura 1. Análisis cualitativo –mediante el programa informático Atlas. Ti versión 5.2– de las entrevistas a médicospacientes que corresponde al eje temático del dolor y sufrimiento en donde se evidencia la conjunción y/o relación dediversos elementos sociales en torno a la construcción social de la enfermedad en el profesional de Medicina.

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quehacer del profesional de Medicina, la atención ensalud y la ruptura de los roles sociales de paciente yexperto.

ConclusionesConclusionesConclusionesConclusionesConclusiones

El dolor y el sufrimiento, además de físicos y men-tales, están socialmente construidos, por lo que seespera que el médico realice su construcción a partirde ser conocedor de la enfermedad y de su dolencia.

En el análisis se demuestra que a diferencia delresto de la población el médico utiliza su conoci-miento para distinguir los dolores y, por ende,enfrentarlos en las distintas etapas; pero algunasveces ante la imposibilidad de solucionar el dolor yel sufrimiento los médicos pacientes acuden a laMedicina alternativa. Cuestionan los errores médi-cos sobre todo en el ámbito quirúrgico. Son máscuidadosos y críticos con el uso de medicamentos.Su doble rol como médico y paciente los hace ac-tuar de manera distinta frente al dolor y el sufri-miento. La soledad es un factor relevante cuandoel médico es paciente, donde se evidencia algunasveces la negación de su propio sufrimiento ante sured familiar y de amigos. Pese a esto también estasredes se convierten en su gran apoyo. Cuando losmédicos pacientes viven su propio dolor y sufrimien-to llegan a entender aún más el del otro (sus pa-

cientes) y eso genera transformaciones en su aten-ción en salud.

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CONVOCATORIA NACIONAL E INTERNACIONAL

• PREMIO INTERNACIONAL DE INVESTIGACION EN DOLOR “HÉCTOR TEJADA HERNÁNDEZ”

• PREMIOS NACIONALES DE INVESTIGACION EN DOLOR A MEJOR:

MALLA CURRICULARDOLOR EN EL PREGRADO

MONOGRAFIA EN DOLOR,ESTUDIANTES DE PREGRADO

PROYECTO DE INVESTIGACION:ESTUDIANTES DE POST GRADO EN DOLOR

PREMIO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIONEN DOLOR “HECTOR TEJADA HERNÁNDEZ”

Se crea el “Premio Internacional de Investiga-ción en Dolor “Héctor Tejada Hernández” parapromover la investigación en todos los campos deldolor, dentro del contexto nacional e internacional y,a su vez, honrar la memoria del Profesor Héctor TejadaHernández, pionero en la transmisión y génesis deconocimiento en este campo y Miembro Fundador dela Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor.

Se crean los Premios Nacionales de Investigación endolor, con el fin de incentivar las disciplinas del doloren las instituciones formadoras de recursos huma-nos en salud en Colombia, teniendo en cuenta a lainstitución misma con su malla curricular, a sus estu-diantes de pregrado en salud y a los estudiantes depost-grado en dolor.

PREMIOS NACIONALESDE INVESTIGACION EN DOLOR

Con el fin de estimular a los CENTROS FORMADORESDE RECURSOS HUMANOS en la investigación de lagénesis del conocimiento del dolor, fomentar la in-vestigación y condiciones académicas en dichos cen-tros educativos, se crean tres premios nacionales, asaber:

• Estimulo a facultades de pregrado, que ten-gan MEJOR MALLA CURRICULAR.

• Estímulo a estudiantes de Pregrado, que pre-senten la mejor MONOGRAFIA EN DOLOR.

• Estímulo a estudiantes de Post-Grado,que presenten el MEJOR PROYECTO DEINVESTIGACION

Premio Internacional de Investigación en Dolor“HÉCTOR TEJADA HERNÁNDEZ”

y Premios Nacionales de Investigación en Dolor

DIRIGIDO A:

• El Premio Internacional “Héctor TejadaHernández” En él, pueden participar de mane-ra individual o colectiva, todas las personas quedesarrollen investigación en cualquier aspectodel dolor, dentro del territorio colombiano o encualquier país, con representación de laInternational Association for the Study of PainIASP.

• Premios de Investigación Nacionales:

- MONOGRAFÍAS ACERCA DEL DOLOR: Es-tudiantes de Pregrado de Ciencias de Salud

- PROYECTOS DE INVESTIGACION: Estudian-tes de Post-Grado en la Especialización enDolor.

- PROYECTOS A FACULTADES DE CIENCIASDE LA SALUD:

Facultades de Ciencias de Salud delPregrado: Que presenten la mejor MALLACURRICULAR.

BASES DEL CONCURSO:

• Investigaciones originales o inéditas que a la fe-cha del cierre de la convocatoria evidencien resul-tados parciales o definitivos; así como las trabajosrealizados a la fecha tipo MONOGRAFIAS EN DO-LOR, MALLA CURRICULARES que presenten conclaridad los aspectos programáticos en dolor y lapresentación de PROYECTOS DE INVESTIGACION

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87Carlos Andrés Arroyave Bernal: El dolor y el sufrimiento en el médico paciente: aspectos sociológicos

AVALADOS en los programas de POST-GRADOen Dolor.

• Remisión en original y tres copias impresas yen medio magnético a la sede de la Asocia-ción Colombiana para el Estudio del Dolor(Calle 134 # 7B-83 Of. 715), de cada uno delos productos comentados.

• Envío de un resumen de 250 palabras máxi-mo incluyendo título y seudónimo en sobrecerrado: “Premio Internacional en Dolor HéctorTejada Hernández”, “Premio mejor MONO-GRAFIA EN DOLOR”, “Premio a MEJOR MA-LLA CURRICULAR”, premio a “MEJORPROYECTO DE INVESTIGACION EN DOLOR”,a la sede de la ACED, así como la dirección yteléfono de los autores.

• Se seleccionarán un trabajo ganador, porcada modalidad, así: para el PREMIO IN-TERNACIONAL, un trabajo ganador a ME-JOR MALLA CURRICULAR, un premio para laMEJOR MONOGRAFIA EN DOLOR, un pre-mio para el MEJOR PROYECTO DE INVESTI-GACION; los cuáles serán presentados ypremiados en el marco del Congreso Inter-nacional de Dolor.

• Los trabajos serán calificados en forma ciegapor un jurado integrado por 4 miembros dereconocida experiencia en los campos del do-lor y la investigación.

• La fecha límite de entrega, será el día 15 deAbril del año 2010 a las 6:00 p.m. Serán váli-dos los enviados por correo certificado, cuyosello de envío esté dentro de este plazo.

• Los miembros del jurado, asignarán porcen-tajes de calificación a los siguientes aspectos:

• Importancia y aplicación de la investigaciónen el campo del dolor

• Metodología

• Presentación

INSTRUCCIONES DE PRESENTACION

• Los manuscritos deben ser enviados en pa-pel, tamaño carta, en interlineado de l.5 lí-neas, en letra Arial, tamaño 12, en lenguajeMicrosoft Word.

• Se aceptan figuras y tablas en blanco y ne-gro. No se aceptarán ilustraciones en color.Las figuras y las tablas deben ir numeradasindependientemente, con números arábigosy con sus correspondientes pies de foto odescriptores de las figuras y tablas.

• Las referencias bibliográficas no se citarán enel texto, sino al final del artículo, por ordenalfabético, sin numeración.

Las referencias se deberán incluir en la siguiente forma:

Revistas

• Apellido del autor, iniciales de sus nombresseguidas de dos puntos, título del artículo,nombre de la revista, seguido de punto se-guido, número del volumen, número de pá-ginas seguido de coma y año de publicación.

• Ejemplo: PAULI P, WIEDEMANN G, NICKOLAM: Pain sensitivy, cerebral laterality, andnegative effect. 80:359-364, 1999

• Si se trata de mas de cuatro autores, se cita-rán los tres primeros seguidos de “et al”.

Capítulos de Libros:

• Apellido del autor, iniciales del nombre segui-das de dos puntos, título de capítulo, númerodel capítulo, seguido de punto y la palabra ES(si es en Español) o IN (Si es en Inglés) segui-da de dos puntos, autor del libro, título dellibro, ciudad donde se editó el libro, editorial,páginas donde figura el artículo y año.

• Ejemplo: BEHAR O: Semaphorin Genes andDorsal Root Ganglion Axonal Guidance,Chapter 2, In: D.Borsook (Ed.) MolecularNeurobiology of Pain. Seattle, IASP Press, 13-22, 1997.

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