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El divino tabaco un placer diabólico para jóvenes apasionados Antón Serfavela Karmina Buffington Yanetta Chúnchevick Julián Girasholdt K Ö N E M A N Fotografías Robin Soto · Fryda Chacón Clara Flores · Ana Monrroy

EL DIVINO TABACO

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PUBLICACIÓN PARA PROYECTO DE CLASE EN LA MAESTRÍA DE DISEÑO EDITORIAL. UNIVERSIDAD ANAHUAC DEL NORTE. MÉXICO DF

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El divino tabacoun placer diabólico para

jóvenes apasionados

Antón Serfavela

Karmina Buffington

Yanetta Chúnchevick

Julián Girasholdt

K Ö N E M A N

Fotografías

Robin Soto · Fryda Chacón Clara Flores · Ana Monrroy

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© Ediciones Fabila, México, 2006Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicación debe ser reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin la previa autori-zación escrita por parte editorial.

Concepción Gráfica: Léo ThieckFotograbado: Prodim, S.A.Foto composición: Léo ThieckImpresión y encuadernación: Leafung Asco Printers Ltd.

Impreso en México.

ISBN 3-8920-2094-3

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ÍndiceHistoria 6Introducción 8Siglo XV 10Siglo XVI al XVIII 12Siglo XX 14

Países productores 18Cuba 21 Ecuador 22Indonesia 22Brasil 23Canarias, España 24República Dominicana 26México 26

El arte de fumar 28Introducción 31La planta del tabaco 32El cultivo 33La casa del tabaco 35El torcido 36Colores 37Formas 38Anatomía del tabaco 42

Saber fumar 44Dónde, cómo y cuándo 44¿Cómo desprenderse de la vitola? 45¿Cómo hacer la incisión? 47¿Cómo encender? 48¿Cómo dejar caer la ceniza? 49¿Cómo apagar sin aplastar? 50¿ Cómo reencender? 50¿Cómo conservar los puros? 51

Marcas reconocidas 52Partagas 54Cohiba 56Romeo y Julieta 57

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historia

“...eran unas hierbas secas enrolladas en una hoja, también

seca, las encedían por un extremo y absorbían su humo, este humo

les adomrmecía y les embriagaba, y les impedía segun ellos decían

de sentir cansancio”.

Fray Bartolomé de las Casas

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historia

IntroducciónEl puro está vinculado generalmente con hombres adultos, adinerados y po-derosos. Aunque sigue siendo común el asociar el tabaco con estas condicio-nes, lo cierto es que actualmente somos muchos los interesados en este fino placer y cada vez es más común sin importar género, posición social o edad.

Pese a su mala reputación, el puro ha permanecido como uno de los pla-ceres que goza la humanidad, un ritual para compartir en una buena plática o en solitario. La gran mayoría, nos iniciamos cautivados por el aroma, algu-nos otros lo adoptamos como herencia de convivir con familiares que tengan esta costumbre.

Aunque sea poca nuestra información sobre el tema, es muy conocida la popularidad de los habanos cubanos, estos figuran en el primer lugar por tres razones: primeramente porque fue allí donde Cristóbal Colon descubrió el puro, al mismo tiempo que América. En segundo lugar, porque su tabaco fue inmediatamente reconocido superior a todos los demás y esta opinión no ha variado durante quinientos años. Por último, porque en Cuba el tabaco tiene una historia que se entremezcla con la de la isla, y esto es un caso impar.

Cuba es el único país en el mundo cuyo emblema podría ser el tabaco, “la plan-ta completa con sus hojas y sus flores”, como lo son las hojas del árbol de arce para Canadá o la flor de lis en la Francia monárquica. A finales del siglo an-tepasado, durante la guerra de la independencia, en la que los tabaqueros fue-ron punta de lanza, apareció en las banderas de los patriotas que se subleva-ron contra España. Más recientemente, el Che Guevara afirmaba: “El tabaco es nuestro”. Cuba hoy día se ufana de comercializar 150 vitolas diferentes, al-bergadas en 30 marcas. El más fumado alrededor del mundo es el Montecris-to No.4, cómodo, de tamaño mediano, sabor suave, sin lugar a duda una prue-ba más del liderazgo cubano.

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Por otro lado tenemos lo que sucedía en el resto del mundo; la sociedad de los siglos XIX y XX le comenzó a dar otras dimensiones a este hábito. La ima-gen del arquetipo que tenemos del fumador viene precisamente del siglo XIX, fumar era un indicio de elegancia y ascenso social, la mayoría de las veces se le presentaba en la prensa , “sobre todo en las revistas satíricas”, asociado a la imagen de empresarios satisfechos, ataviados en elegantes trajes en camisas finas y con tirantes, símbolo del capitalismo triunfante, de éxito y de la explo-tación del pueblo.

Más tarde, el puro fue prohibido en Estados Unidos y el impedimento pro-vocó estragos en Europa pero en perspectiva al tiempo a hora podemos afir-mar que esto hizo que la atracción fuera en aumento, a la par que el número de sus adeptos. Aparecieron revistas especializadas, como el Cigar Aficionado en Estados Unidos, Lámateur de cigare en Francia, Épicure en España, etc., así como numerosos clubes de fumadores.

Actualmente fumar un puro es un placer, pero también un signo de apertu-ra; el fumador disfruta compartiendo su voluptuosidad. Se enciende un puro para escapar del mundo y de sí mismo pero también para reconciliarse con él y consigo mismo. Su humo aísla y acerca. Su sencillez le iguala en nobleza con la más elevada espiritualidad. Es totalmente natural, homogéneo, y coherente: tabaco dentro de tabaco. Los auténticos puros nada tienen que ver con máqui-nas. Solo tienen contacto con las manos del torcedor, la madera de las cajas y los labios del fumador antes de convertirse en humo estimulante y reconfor-tante. Stéphane Mallarmé, poeta simbolista del siglo XIX y gran amante del puro, respondiendo a las preguntas de Marcel Proust, dijo sin dudar:

- ¿Cual es su sueño más feliz? Soñar.- ¿Cuál es su mayor tribulación? No encender un puro, nuestra pasión después de consumada se extingue.

Olga Fabila

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historia

Siglo XV

hablar de tabaco, es por ende, hablar del puro, es volver la hoja de la historia. Se desconoce la fecha exacta en que comenzó a cultivarse esta planta, ciertas investiga-ciones estiman que la entrada de la Nicotiana Tabacum en Cuba tiene lugar a través de los Aravacas y lo datan entre dos mil y tres mil años antes de Cristo. No obstan-te, este cultivo para Europa fue desconocido hasta que en el año 1492 Cristóbal Colón descubrió “el puro”, al mismo tiempo que el Nuevo Mundo.

Cuando desembarcaron en Cuba lo primero que vie-ron fue a un gran número de indios; hombres y mujeres, que sostenían un pequeño tizón encendido en la mano para prender fuego a unas hierbas, con las cuales se ahu-maban según su costumbre. Posiblemente, Colón des-conociera que había descubierto el tabaco a la vez que América, fueron necesarios cien años para que el taba-co circulara en algunos puertos españoles como Sevilla, Cádiz, Moguer, Cartagena. El resto de Europa no tarda-ría en conocer las excelencias de la nueva planta.

Pero el hombre ha fumado desde mucho antes de que fuera descubierto por los españoles. En las comunidades primitivas, el descubrimiento del fuego supuso un im-portante medio de evolución espiritual. Y cuando un día descubrieron que ese humo que respiraban provocaba en ellos un estado de conciencia desconocido y placentero, hicieron del fumar una necesidad que no tardó en con-vertirse en rito. La costumbre había nacido.

Los primeros que usaron las hojas de tabaco para fumar fueron los mayas hace mil quinientos años. Su legado de peculiares tallas y grabados, nos demuestran cómo es-te pueblo centroamericano dio al fumar un carácter reli-gioso y ceremonial. Imágenes como sacerdotes fumando en actitud de adoración al astro sol, auguraron el éxi-to de un cultivo que, sin duda alguna, revolucionó la vi-da en el campo.

Algunos pueblos de la América precolombina no só-lo emplearon el tabaco con fines rituales, sino que llegó a ser utilizado como remedio para curar diversos males de la población. Y es que los nativos Mayas estaban conven-cidos de que la enfermedad era producida por un mal es-píritu que se apoderaba o habitaba en el enfermo, y sólo podía ser expulsado de él con la mágica ayuda del humo del tabaco.

En América del sur, fue considerado como medicina milagrosa, elemento imprescindible de las ceremonias religiosas y militares, alucinógeno e incluso complemen-to dietético. Para los brasileños, es un mito donde se dice que el tabaco es un atributo de Dios, que es su represen-tante en la tierra. Para los Mayas de Yucatán, las estrellas fugaces son las cenizas incandescentes de los enormes cigarros que se fuma el creador, el trueno es el ruido de dos gruesas y gigantescas rocas que hacen chocar a mo-do de lumbre y los relámpagos son las pequeñas chispas que se desprenden de este acto.

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En cuanto a las nubes, son el humo de los puros del dios de la lluvia, por ello ofrecían sus primeras cosechas a los dioses. Los indios del Caribe utilizaban el tabaco pa-ra drogarse, el indio vivía envuelto en humo. La primera conquista del puro, fuera de su área original, fue Birma-nia. Desde la introducción del tabaco este pueblo quedó prendado de sus excelencias de tal forma que se aguje-reaban el lóbulo de la oreja, para introducir en él, el puro.

A finales del siglo XII, los aztecas invadieron el terri-torio maya y asimilaron la costumbre de fumar tabaco. Sin embargo, dieron al fumar un carácter más social que religioso, ya que lo más importante se centró únicamen-te en la magnificencia y el refinamiento de los utensilios de fumar. Los aztecas conservaron la costumbre hasta la llegada de los españoles a principios del siglo XVI.

Para los primeros fumadores de Europa, el tabaco era una fuente de placer, tenían razones para oponerse a los detractores del tabaco y a los grandes que quisieron ha-cer de él un medicamento. Rodrigo de Jerez, descubridor junto a Colón de las Américas, sucumbió a los placeres del tabaco y de regreso a España quiso disfrutar del pla-cer de fumar la nueva planta ante su familia y amigos, al ser sorprendido echando humo por la boca fue confun-dido con un poseso del demonio y esto fue suficiente pa-ra ser enviado a prisión por el Santo Oficio.

Los indígenas que habitaban en las orillas del cauce inferior del río sucio, en Colombia, junto al istmo de Panamá creían que allí se encon-traba el legendario país de Dabeida, donde existió un templo, en cuyo centro se levantaba un ídolo de oro macizo que representaba a la dio-sa de la tempestad. Este legendario lugar fue una tierra fría, cubier-ta por la nieve y el hielo, hasta que un chamán o hechicero sopló sobre ella una bocanada de humo de tabaco transformándola así en una tie-rra cálida y llena de vida.M

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De esta forma el tabaco cobraría su primera víctima. Los españoles fueron los pioneros en disfrutar del placer de fumar tabaco y en sufrir castigos y prohibiciones. En la Iglesia, no tuvo buena aceptación y las arbitrariedades inquisitoriales incapaces de reconocer más humo que el del incienso, dejaron paso a las prohibiciones regias pro-piciadas unas veces por superstición y otras, las más, por intereses convencionales y económicos.

El tabaco entra en Europa por España, y es el médico sevillano Nicolás Monardes (1508-1588) el que lleva a ca-bo la primera aclimatación europea de la planta. De Es-paña, el tabaco pasará a Portugal, y de Portugal a Fran-cia, en 1561, por obra y gracia de su embajador en la corte lusitania, Jean Nicot.

De su introducción en Italia se encargarán dos carde-nales que cultivaron el Jardín de Epicuro: Tornavona y Santa Croce.

Página anterior: Gabado antiguo de la planta del tabaco

Todos los retratos de Cristobal Colón son imaginarios. De lo que no cabe duda es de que descubrió el tabaco y América.

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historia

Siglo XVI al XVIIItardaría mucho tiempo antes de que el puro se acep-tara como goce y placer, a este lado del Atlántico. En España, Felipe II prohibió por Real Decreto la veta pri-vada del tabaco en Panamá so pena de multa y destruc-ción del tabaco requisado. Posteriormente firmó un decreto que regulaba el comercio del tabaco solo en Cuba, puesto que ya se había considerado como el mejor del mundo. El propio médico de este monarca, curaba el asma con las hojas secas de tabaco enroladas de forma que se pudiese aspirar el humo.

Felipe III toma una decisión radical prohibiendo du-rante diez años el cultivo de tabaco en las islas de Cuba, Margarita y Puerto Rico; en Cumaná y Nueva Andalucía, se pretendía que los nativos se dedicasen a trabajar en las minas de oro y otro tipo de cultivo más rentables para la corona. Hasta dos años antes de la muerte de este mo-narca no se reconocería el gran poder económico del oro pardo tropical, que suponía el cultivo del tabaco.

España, siendo la primera colonia en América en reci-bir las semillas de una variedad mexicana Nicotiana Ta-bacum, se fomentó su cultivo en Cuba y se importaron esclavos de África, para aumentar la superficie de plan-tación, ya que los indios autóctonos prácticamente ha-bían desaparecido. España se empeñaba en mantener su monopolio. Madrid prohibió a sus súbditos, so pena de muerte, vender tabaco a los extranjeros. Toda la produc-ción del imperio debía enviarse a Sevilla, donde la Ca-sa de Contratación de Indias estaba apoderada para ga-rantizar la distribución mundial del tabaco. Pero Madrid pronto tuvo plena conciencia del gran valor de “la perla de las antillas” y a partir de mediados del S. XVII la en-trada del tabaco procedente de La Habana en España es-tuvo sometida al pago de derechos de aduana y su cultivo que fue declarado “regalo de la corona”.

La Habana se convirtió en el país privilegiado en la producción y envíos de tabaco, no sólo a España sino a todo el imperio “no hay nada más importante que el ta-baco”, se decía en Cuba. En Sevilla fue construida una fá-brica a finales del S. XVII, para producir tabaco de mas-car utilizando las mejores hojas de las vegas tabaqueras.

España monopolizó el comercio del tabaco, para lo cual estableció en 1634 el estanco de este producto para Castilla y León, régimen que en 1707 se amplió a todos los territorios de la corona, acompañado de la prohibi-ción de cultivar la planta en la península para facilitar el control aduanero. La extensión del estanco a Cuba, don-de tenía lugar gran parte de la producción, provocó numerosas revueltas y, en 1735, España cedió la explota-ción a la Compañía de La Habana.

En 1585 lo llevó a Inglaterra el navegante Sir. Francis Drake; el explorador inglés Walter Raleigh inició en la corte isabelina la costumbre de fumar el tabaco en pipa. El nuevo producto se difundió rápidamente por Europa y Rusia, y en el siglo XVII llegó a China, Japón y la costa occidental de África.

El explorador inglés Sir. Walter Raleigh

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La América colonial anglófona se convirtió en el primer productor mundial de tabaco; el cultivo se inició en el asentamiento de Jamestown, donde ya en 1615 la planta crecía en jardines, campos y hasta en las calles; en poco tiempo se convirtió en el producto agrícola básico y en el principal medio de cambio de la colonia. En 1776, el cul-tivo se extendió hacia Carolina del Norte y llegó por el oeste hasta Missouri. Hacia 1864, un agricultor de Ohio obtuvo por casualidad una cepa deficiente en clorofila que recibió el nombre de burley blanco y acabó por con-vertirse en el ingrediente principal de las mezclas de pi-cadura americana, sobre todo a partir de la invención en 1881 de la máquina de elaborar cigarrillos.

En la isla de las Antillas, comenzaron a reconocerse dos centros destacados de la producción de la hoja de ta-baco por sus excelentes condiciones climáticas, que es el tabaco de la Vuelta, integrado por Vuelta Arriba y Vuelta Abajo, en torno a Pinar del Río, lo que está claro es que, existe el tabaco extraordinario de la Vuelta, y a gran dis-tancia, todos los demás.

Una leyenda de los indios waraos de Venezuela relaciona el tabaco con el origen del mundo. Cuando el “pájaro del alba” (el sol) se elevó en el cielo por primera vez, pensó en una casa situada entre la tierra y el cielo, blanca y redon-da como una nube de humo. El pensamiento bastó para que la imagen se hiciera realidad. A continuación, el “pá-jaro del alba” crea los cuatro bahanas que constituyen los cuatro elementos del humo que dan su carácter al tabaco (bahana es el nombre con que se conoce el tabaco en la re-gión). Los cuatro elementos del humo son la “abeja negra”, que pica fuerte cuando el fumador aspira la primera bo-canada, la “abeja roja”, la “abeja amarilla” y la “mosca de miel azul”, cuyos espíritus traspasan los cuerpos y les in-funden su fuerza.

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Un claro ejemplo del estilo norteamericano; en donde se resalta el carácter solémne adop-tado en el siglo XVIII por los fabricantes de puros para promover sus productos.

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En este cartel suizo en el que se publicita la marca Opal; la cara de este hombre se ilu-mina únicamente por la llama, sugiere un gesto de placer maca-bro, vendido en la for-ma de un habano.

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Siglo XIX al XXes a comienzos del s. XIX cuando el tabaco deja de ser un medicamento para convertirse en un placer, goce supremo, símbolo de bienestar. Desde su descubrimien-to, el consumo del puro estuvo confinado prácticamente a su área originaria, a partir de este siglo, con el progre-so cultural y religioso se comenzará a consumir el ciga-rro puro, “la única voluptuosidad” en su forma natural. Los consumidores de rapé son cada vez más escasos, y la costumbre de mascar tabaco casi ha desaparecido.

En este siglo, se registran las primeras marcas de puros, con los nombres Bernardino Recunrrel Cabañas y Carvajol. Posteriormente se unirían otras; Montecristo, Fígaro, Punch y Upmann.

En Europa, se había estado consumiendo tabaco en todas sus formas, de mascar, en infusión, fumar en pol-vo, pero no el puro. Con la aparición y desarrollo del bar-co a vapor favorecerá la multiplicación de los intercam-bios, las marcas, las fábricas y las plantaciones que las abastecen, el movimiento es tan fuerte que a mediados del siglo, los cultivos de las Vegas del tabaco adquieren tanta importancia que acaban recibiendo el modesto pe-ro indiscutible nombre de calidad de La Habana, a este se le empieza a conocer como Habano.

En España, Fernando VII establece; la derogación del monopolio de los privilegios de la Fábrica de La Habana, la libertad de cultivo y comercio de tabaco, la extensión de las plantaciones del tabaco; asímismo, instituye el anti-guo lastre de las desbordantes tasas que Cuba debía ren-dir al imperio, lo que provocará la desaparición de muchas plantaciones en la isla y el descontento generalizado de los cultivadores de tabaco que veían muy mermados sus beneficios en relacion al costo, el trabajo y la produccion por cosecha.

El imperio, que les gravaba con las excesivas cargas, bien sea con la subida de impuestos, la no abolición de la esclavitud y en vista de opresión colonial que mante-nía en la isla, comienza a fraguarse una atmósfera en las que surgirán las primeras ideas sociales revolucionarias y v políticas, que conformarán la nacionalidad cubana, las ansias independentistas, gestándose la conspiración abo-licionista colonial.

En 1868, estalla la primera guerra de independencia con-tra España, duraría diez años y finalizaría con la paz de Zanjón. En la Habana se agruparán las fuerzas de poli-cía colonial y con cierto éxito del poder español, esta ciu-dad se convertiría en un gran centro económico por la producción del tabaco. Pero en la propia Cuba existían escisiones internas, la guerra contra los españoles fue también, una clase de guerra civil entre cubanos. La in-surrección patriótica de Cuba movilizó a la opinión pú-blica de los EEUU., esto sirvió de justificación para inva-dir “la perla de las Antillas”, dada sus condiciones para alcanzar un porvenir venturoso, bien por su azúcar, pai-saje, fauna y sobretodo tabaco. EEUU reconoce corrupta a la administración imperial, puesto que significaba un obstáculo para su invasión, no dudó en ofrecerse como árbitro para poner fin a las miserias y la hambruna que las guerras dejaban tras de sí, que acabarían con todas las riquezas de la isla. De esta forma, planteó que España se quedase con la soberanía en Cuba y ésta con su auto-nomía, pero ambos se negaron a semejante mediación.

Cuando el presidente estadounidense Clevenland, en su mensaje, da con las claves para la intervención en Cuba, al constatar que España era incapaz de obtener una victoria militar porque se encontraba escasamente modernizada, sus territorios muy dispersos, lo cual la co-locaba en una posición internacional muy insegura, co-mienza la solidaridad y simpatía de los norteamericanos a Cuba. EEUU tenía claro que aboliendo la soberanía es-pañola sobre la isla debería ejercerse una tutela concreta.

Tras la promulgación del general Weyler de un decre-to que restablecía el viejo monopolio del tabaco, comen-zó la segunda revuelta. Esta situación era insostenible, por un pueblo que contaba, con aliados, con medios su-ficientes para autoabastecerse y con riqueza intrínseca. Poco se hizo esperar la orden de iniciar la segunda gue-rra de independencia contra España, que fue trasladada a La Habana escondida tras la forma de un puro, fabri-cado en Cayo Hueso, por el general Fernando Figueredo. Esta guerra estalló en 1895, se desarrollaría bajo el signo del tabaco, y tendría como resultado la dominación por parte de Estados Unidos.

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historia

A partir de la independencia en 1898, con la firma del tratado de París, EEUU se convirtió en el principal con-sumidor de tabaco cubano, pero debido a su excesivo proteccionismo en favor de otras regiones, permitió a la American Tobacco Company relegar a Cuba al papel de mero proveedor de materia prima, es decir, a la produc-ción de hojas de tabaco.

Más tarde los Norteamericanos invirtieron en las ve-gas tabaqueras, se construyeron grandes explotaciones, en detrimento de los guajiros, es decir, los pequeños pro-ductores tabaqueros, por lo tanto se reducía a éstos, de trabajadores independientes a simples asalariados, lo cual propició un gran descontento promovido por un sentido social y espíritu de rebeldía que culminaría en la revolución obrera.

La pacificación total de la isla llegó finalmente en 1901 y durante tres años el ejército norteamericano ejer-ció la absoluta tutela en la isla, luego se retiraron, pero Washington impuso la enmienda Platt a La Habana por la cual, el gobierno cubano concedía a Estados Unidos el derecho de intervención para garantizar la independen-cia y auxiliar al gobierno a proteger las vidasde los isle-ños, las propiedades y las libertades individuales. En esta época el tabaco fue regulado mediante un tratado comer-cial en el que se establecía la reciprocidad y respeto en-tre ambos países.

A partir de 1895 con la total abolición de la esclavitud y el cese del monopolio, comienza en Cuba la época de la República, con el movimiento obrero que cristalizaría en “el Partido Comunista Marxista-Leninista”, lo cual alen-taría las ansias de un estado democrático y anticolonia-lista. En esta época Cuba se caracteriza, como un país generador de la lucha por la democracia como forma po-lítica de convivencia, esta ideal sería el germen iniciador del proceso revolucionario cubano.

Desde este momento, le seguirá a Cuba un movimien-to revolucionario obrero donde se intentarán empode-rar distintos jefes militares, uno de los más destacados a lo largo de la historia fue Batista, que desde 1934 controló el poder efectivo del país y que dirigió un golpe de estado en 1952, se convirtió en Jefe supremo del Ejército, pero por sus excesos dictatoriales apoyados por EEUU, provo-caron a la larga diversos levantamientos que culminaron con la revolución dirigida por el camarada Fidel Castro quien finalmente derrotó a Batista en 1959.

Arriba; Archibaldo, personaje de dibujos animados. Caricatu-ra del americano ele-gante y ocioso.

Letrero típico de una tabaquería Norte-americana antigua.

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Contemporáneo a Fidel fue también Ernesto Che Gueva-ra, revolucionario por excelencia, que pensaba que la re-volución era necesaria para acabar con las desigualdades sociales, fue un gran pensador e impulsor de la revolu-ción cubana junto a Castro, preocupado por la igualdad, la libertad y propulsor de una libre economía, fue un fir-me defensor del cultivo de tabaco promocionando su cultivo, restaurando antiguas marcas y basando parte de la economía cubana en la explotación de este cultivo.

Actualmente, Cuba, se encuentra dividida en catorce provincias, limita al Norte con EEUU, al Sur con el mar caribe, al Este con el océano Atlántico y al Oeste con el golfo de México. Su situación geográfica le proporcio-na un clima semitropical. Entre los principales recursos naturales cuenta con la caña de azúcar, el café, la patata, y el tabaco, también posee otros recursos mineros como níquel, cromo, cobre y manganeso, todos estos recursos están en manos del gobierno. También cuenta con una amplia y exótica flora y fauna haciendo las delicias de los turistas, el gobierno controla numerosos parques nacio-nales. Más de la mitad de la población es mulata, y casi la otra mitad es de descendencia española.

El rito del “Calumet” o fumada paz, se practicaba entre las tribus de la Gran Pradera americana mucho antes de que los colonizadores del Lejano Oeste entraran en contacto con estas culturas.

La ceremonia, revestida de un ritual mágico - religioso, podía tener un interés social, económico, político... En estos actos se fumaban las hojas de un tabaco perteneciente a la especie Nicotiana Rústica (único que se encontraba en estado silvestre en la región).

Reunidos los representantes de las comunidades o las partes que di-rimían entre ellas, se encendía un paquete torcido de hojas, con la que el conductor de la ceremonia lanzaba a los cuatro puntos cardinales bocanadas de humo para pedir la ayuda del “dios de la pradera”, co-nocido también como el pájaro del trueno”.

Después, el cigarro se iba pasando entre todos los reunidos. Com-partida la fumada, se discutían los problemas que les habían convoca-do. Unas veces se trataba de alcanzar la paz entre las tribus. Otras de una boda, de un pacto comercial o de la iniciación de los adolescentes al mundo de los adultos. Los ritos eran diferentes según los casos; pero en ninguno faltaba el tabaco ni la fumada comunitaria.

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Fidel Castro celosamente rodeado por guardias de seguridad, fumando un habano mientras firma un cartel hecho en su honor .

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paísesproductores

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“En los primeros años de revolución, apenas dormíamos,

entre los combates las propiedades estimulantes del puro nos ayudaban

a mantenernos despiertos”.

Ernesto Che Guevara.

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países productores

Cuba

es el reino del puro hecho a mano. En opinión de los profesionales, incluidos los que no aprecian los pu-ros cubanos, “el puro habano tiene características irre-petibles de sabor y aroma”. En el país se producen todas las hojas de tabaco utilizadas; la producción se divide en cinco distritos tabaqueros.

Al Oeste, en Pinar del Río, Vuelta Abajo produ-ce los mejores tabacos del mundo en sus famosas vegas, en particular las de San Luis y San Juan, de las que salen las hojas con las que se elabora el mejor tabaco del mun-do, el Habano.

El clima y subsuelo de estas áreas es ideal para el cul-tivo del tabaco; el terreno es profundo, rico en minerales y arenoso, con una temperatura media de 23º centígra-dos y con un 65º de humedad.

Abundando en este tema, puede decirse que el secre-to de Vuelta Abajo es que tiene una fortaleza impresio-nante, en la “corona”, (la parte más alta de la planta de tabaco), las hojas tienen una elevadísima concentración de nitratos que permite que los cigarros que se elaboran con ellas sean poderosos, gustosos y sobre todo, fuer-tes en su armado, lo que se exige a un gran puro. Es una magna obra de la naturaleza, el clima y los suelos de ésta consiguen que se den esas características únicas.

Hasta ahora nadie los ha conseguido igualar en algún otro lugar del mundo, las condiciones para obtener una fortaleza de estas características es muy demandante; se han utilizado semillas de plantas cubanas transportando también la tierra de esta zona en camiones para plantar-las sobre ella y colocando las plantaciones en invernade-ros especiales; pero es inútil, nadie lo consigue, ni siquie-ra en otras zonas de la isla que no sea Vuelta Abajo.

La Zona de Semivuelta, es la segunda región tabaca-lera de Pinar del Río, y su tabaco, de hojas más gruesas y aroma más fuerte que el de Vuelta Abajo, se destinaba antiguamente al mercado norteamericano y a la indus-tria cigarrera nacional.

En la Zona de Partido, se cultiva tabaco tapado (cu-bierto con tela lo que permite obtener hojas más claras y de más fina textura, con las que se fabrican los tabacos de lujo para la exportación.

La Zona de Remedios, que ocupa casi la totalidad de la provincia de Las Villas es una de las regiones tabacale-ras más ricas de Cuba. Su hoja es gruesa y aromática.

La Zona de Oriente, produce tabaco de gama baja para el consumo local y para el abastecimiento de la in-dustria cigarrera; ocupa las regiones de Bayamo, Mayarí, Alto Songo, Jiguaní y Sagua del Tánamo.

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La sección de torcedores en la Fábrica Partagas. Para llegar a l título de

“maestro torcedor” se tie-nen que pasar al menos

2 años de trabajo.

Fachada de la fábrica Partagás en el corazón de la Habana. Una visita obligada para cualquier fumador.

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países productores

Ecuadorproduce actualmente diferentes tabacos, desde ho- jas para capas, curadas a la sombra y al sol, has-ta tabaco para tripa. Sus cultivadores han empleado con éxito semillas del llamado Valle de Connecticut y de Su-matra, resultando un tabaco más suave y de menor for-taleza en aroma y sabor que los originales. Las hojas para capa, de textura sedosa, presentan tonalidades de color que van desde el tono pálido de la capa Connecticut a la oscuro de la Camerún.

Indonesiaantiguamente, la producción de tabaco del sudeste asiático estaba concentrada en las islas filipinas, en torno a Manila y en el Valle de Cagayan. Hoy se ha desplazado a Java y Sumatra, cuyos nombres han servido para bau-tizar el tabaco procedente de cada zona. La mayor par-te del tabaco que se produce en Indonesia se emplea para elaborar puros pequeños.En Sumatra la región de Medán, al norte, produce tabaco destinado a la fabricación de cigarros puros europeos he-chos a máquina. La capa Sumatra, normalmente de co-lor marrón oscuro, posee ciertas cualidades; un sabor neutro (según Marvin R. Shanken) y suave con un punto picante (según Jane Resnick).Java es, con gran diferencia, la más interesante de ambas islas. Al este, en la provincia de Bekasi (Jember) se culti-van capas Bekasi al aire libre y capas TBN bajo tela. Una vez enviadas a los fabricantes del Caribe, éstas comple-tan los envíos de África Central y de Connecticut.

Don Pablo, variedad mini de puros ecuatorianos.

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Brasil

de origen americano, la solanácea Nicotiana taba-cum era cultivada por los indígenas guaraníes que con-sumían sus hojas en infusiones, masticadas o fumadas en rituales mágico-religiosos. Durante el periodo de eco-nomía colonial, en Brasil el tabaco se cosechaba única-mente con mano de obra esclava en las plantaciones del litoral nordeste (principalmente en el estado de Bahia), constituyendo uno de los principales productos de ex-portación, sólo aventajado en la época por el azúcar. El tabaco era reexportado desde Lisboa al resto de Europa (60% de la producción colonial) e intercambiado por es-clavos en el litoral africano.

A partir de 1824, con la colonización de las tierras fo-restales de sur de Brasil por inmigrantes europeos, el cultivo del tabaco experimentó un gran impulso, y en 1903 inició la industrialización de cigarros en Río de Janeiro. El crecimiento de la demanda exigió organizar el sistema productivo, de tal forma que se implantó (1918) en el es-tado de Rio Grande do Sul un sistema integrado de pro-ducción, ampliado después a Santa Catarina y Paraná, el cual, junto con la introducción de variedades de tabaco rubio, transformó los tres estados sureños en la principal región tabaquera del país hasta hoy en día.

Como en muchos otros países, durante el periodo de entreguerras la contracción de las importaciones dio pa-so a la ISI (Industrialización por Sustitución de Importa-ciones), sobre todo de artículos de consumo, y se comenza-ron a producir manufacturas hasta entonces importadas. Este mismo proceso se dió en la industria tabaquera: controlada por capital nacional hasta los años 60 y vin-culada a empresas familiares locales que atendían una demanda interna en expansión, hasta que la crisis del sector (originada por políticas antiinflacionistas y res-tricciones crediticias) sedujo a empresas extranjeras al amparo de las facilidades oficiales. Así hasta la actuali-dad, en que el sector contribuye de forma significativa al equilibrio de la balanza comercial, a los ingresos públi-cos, a la agricultura y supone un importante valor tec-nológico añadido que lo convierte en una inversión muy apetecible para las empresas transnacionales.

La principal zona de cultivo de Brasil es la región de Cruz das Almas (Bahía), en la costa oriental. Las hojas de tabaco brasileño adquieren un color negro azabache tras la fase de fermentación. Este tabaco tiende a ser de pleno sabor, aunque suave, y se suele emplear para la tripa, for-taleciendo las mezclas.

Marquilla con tema tropical, en el que la palmera destaca el exotismo y paisaje

exhuberante de Brasil.

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Canarias, España

la calidad de los cigarros puros palmeros se obtie-ne gracias a los micro climas, el bondadoso suelo y abun-dante agua de la isla de La Palma.

No se sabe exactamente cuando se introduce el tabaco en Canarias y más concretamente en la isla de La Palma; sin embargo, desde el siglo XVIII se conoce su cultivo en la isla, aunque aún no con unas características de comer-cialización en sentido amplio. En tal sentido, y por és-tas fechas, el Tabaco era objeto de intercambio mercantil con América, esencialmente con el Puerto de La Habana, ya que son numerosas las referencias en los documen-tos denominados Contratos de Riesgo (contenidos en los Protocolos Notariales y que se refieren a la contrata-ción del cargamento de barcos) de los navíos surtos en el Puerto de Santa Cruz de La Palma, el pago en especie por la carga transportada a estos puertos, y más concre-tamente al pago en cacao y tabaco, sin embargo, ya en el siglo XIX podemos hablar de una elaboración, en gene-ral, artesanal del Tabaco en la isla de La Palma, esencial-mente con un carácter familiar o doméstico y todo ello gracias al aprendizaje de los emigrantes de Cuba.

Es por ello que en La Palma se va a dar (como prime-ra en el Archipiélago) una tradición que no se va a perder aún en momentos en los que el resto de las islas se cen-tre en la actividad productiva en otros sectores, en otros monocultivos de exportación, según el ciclo económico de que se trate.

Es a partir del año 1847 cuando en La Palma y con motivo de la caída de la cochinilla, se comienza a sem-brar la ya mencionada planta. Es de todos conocido el auge que supuso para la sociedad palmera esta activi-dad económica, donde habían cerca de veinte fábricas de tabaco, amén de las distintas plantaciones que existían (Caldera, Las Breñas, Mazo, Barlovento).

En cuanto a la producción actual de Puros, la isla reali-za unos 12,000,000 de puros al año entre las 18 fábricas re-conocidas por la Asociación de Tabaqueros de La Palma. Varias de ellas ya tienen contratos para la venta de sus labores en Estados Unidos, Canadá y los países miembro de la Unión Europea.

La calidad de los puros palmeros son reconocidos a nivel mundial desde sus inicios, ya que como mencio-namos, la experiencia de los emigrantes a Cuba hizo de ellos auténticos maestros de la elaboración, tradicional-mente el mercado natural de los fabricantes palmeros ha sido el Archipiélago canario, ahora bien, desde el año 1996 las exportaciones han ido creciendo y actualmen-te, aunque éstas no superan el 35% de la producción to-tal, lentamente se intenta superar ésta cifra ya que los grandes competidores son los países centroamericanos que debido a sus escasos salarios, la ausencia de las apor-taciones y a las haciendas de los diversos estados hacen que sus productos sean muy inferiores en precio.

En La isla de La Palma, el puro, se obtiene de una mezcla que cada fabricante elige entre las diversas ramas del mundo. Sus tabaqueros han sido capaces de realizar ligas extraordinarias, mezclando tabaco brasileño, domi-nicano y cubano para las tripas, añadiéndoles un capo-te de semilla cubana cultivada en Colombia (cubita) y ro-deándoles de capas tan diferentes como la Connecticut de Estados Unidos o la Sumatra de Indonesia. En vitolas, se pueden encontrar cualquier tipo de tamaños y figuras.

Página anterior: Plantación de tabaco en la isla de La Palma.

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México el Valle de San Andrés en México, es famoso por su tabaco curado al sol, a partir de una clase de semilla Su-matra (Mexican Sumatra); la mayoría de estos puros se elaboran solo con tabacos del país. Además, éstos se uti-lizan en todo el mundo para la elaboración de capote y tripa de muchos puros de calidad; sus hojas de capa se suelen emplear para elaborar los denominados maduros.El Valle de San Andrés está situado en el estado de Vera-cruz; la cosecha principal se reserva para la capa de los cigarros, utilizándose una variedad local (más ligera e introducida por cultivadores alemanes provenientes de Indonesia) se mezcla con otra variedad de Sumatra para la elaboración de la tripa. El tabaco de Sumatra es uno de los utilizados en la fa-bricación de los cigarros puros mexicanos dedicados a la exportación y la clave de sus hermosas capas oscuras (color maduro). Esto hace que sus cigarros sean mucho menos costosos que los de sus competidores hondureños o dominicanos, ya que no importan las hojas de capa.

República Dominicana

la República Dominicana es el primer país del mun-do en volumen de cultivo. Sus cigarros puros son los más populares en EEUUExisten tres zonas donde se encuentran las principales áreas de cultivo de tabaco de calidad en la República Dominicana. En particular destaca el Valle del Cibao, sito en la región agrícola del norte del país próxima a la ciudad de Santia-go, destaca por la calidad y cantidad de sus tabacos y en ella se asienta un gran número de fábricas de cigarros se-lectos. En este gran centro de se cultivan diversas espe-cies. Al Nordeste de Santiago a la Vega, dos variedades comparten las tierras cultivables: “Piloto Cubano” (se-milla cubana de Vuelta Abajo adaptada, intensa y fuerte, que se usa para hojas de capa y capillo y “el Olor”, más li-gero y aromático que el anterior, se utiliza también para capa y capillo.Al Sudeste, entre la Vega y, se extiende el criollo ordina-rio, dedicado a la producción local de cigarrillos.

Para conseguir un mayor cuerpo y aroma, el tabaco do-minicano se mezcla con otras variedades; se usa normal-mente para tripa y para tirulo; en consecuencia, los ta-bacos más fuertes aún deben importarse, sobre todo de Honduras, México y Brasil. Las hojas dominicanas no son adecuadas para las capas de alta calidad y éstas deben ser importadas básicamente de Camerún y de Ecuador; a pesar de todo, la familia Fuentes ha conseguido produ-cir unas capas auténticamente dominicanas derivadas de hojas Piloto Cubano, con las que elabora su línea Fuente Fuente Opus X, cuyo sabor no es tan fuerte y especiado, perfecto para importación.

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“Para los holgazanes, el tabaco es una bendi-cion del cielo. ¿Cómo demonios podrían ocupar su tiempo los funcionarios antes de que se co-nociera? Yo atribuyo el cáracter batallador de la nobleza de la edad media a la falta de estas hojas que tanto apaciguan”.

Jerôm Klapka.

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saborear un buen puro es comparable a catar un buen vino; así, los fuma-dores expertos hablan de “degustar” el sabor del humo, ya que las glándulas gustativas son el mejor conductor del placer. Una calada, en la que se pala-dean la complejidad y la lograda combinación de los sabores presentes.

Los clubes y bares de puros y habanos están floreciendo en las principales ciudades del mundo. Londres, por su capacidad de comercio y consumo, es la meca. La prohibición de fumar en los sitios públicos de EEUU ha ocasionado un crecimiento explosivo de los locales para puros. Sobre ellos actúa como faro la revista Cigar Aficionado, con una tirada mensual de 750,000 ejempla-res. En Europa, donde las opiniones sobre el fumar son más liberales, los po-cos clubes que existen siempre han sido para el verdadero goce de los puros, más que un refugio de activistas de la causa.

Dondequiera que se encuentre, no le tomará mucho tiempo apreciar que el amante de los puros y habanos vive y convive en ambientes amigables, cul-tos y perfumados, y que este hábito poco tiene que ver con el de los fumado-res de cigarrillos.

Son muy pocas las variedades de tabaco que se usan para elabo-rarlo, cuyo cultivo y añejado son extremadamente cuidadosos.El proceso de fermentación de las hojas hace que éstas pierdan gran parte de la nicotina.Los puros están diseñados para arder a temperaturas muy bajas, es decir, el tabaco no debe carbonizarse ni calentarse en exceso y edsto hace que no pierda su suavidad.El humo no es un elemento secundario, sino la clave del placer. En él, residen el sabor y el aroma de un puro, cuando entra y sale de la boca, y deja latente su sabor particular (una sensación no expresable con palabras, sólo en humo, la más efí-mera de todas las sustancias).Respecto al sabor: aunque los cuatro sabores básicos son el dul-ce, agrio, salado y amargo, el humo de los puros puede presentar una variedad infinita de ellos (con matices similares a los utili-zados por los catadores de vinos: ácido, áspero, suave, fuerte, con cuerpo, rico o equilibrado); un mismo puro puede presentar va-rios matices de sabor y cada uno de ellos poseer su propio cuerpo e intensidad (haciendo que cada bocanada tenga su propio gusto y regusto). Además, el cigarro puro cambia su sabor a medida que se fuma, e incluso el sabor puede variar si se disfruta acompaña-do de determinadas comidas o licores. Los puros se pueden disfru-tar también con el olfato, la vista y el tacto. En definitiva, un cú-mulo de placeres que mantendrán al fumador hechizado por sus innumerables cualidades toda una vida.

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Página siguiente: La flor del tabaco

La planta del tabaco

las principales característica definidas actualmente del género Nicotiana podemos resumirlas brevemente: son plantas anuales o perennes. En el primer caso tiene un tallo herbáceo; en el segundo, semileñoso, sus ho-jas son grandes y perfectamente aisladas, con abundan-te vena y en general, no onduladas. La flor hermafrodi-ta de cáliz acampanado; corola tubular orlada por limbo de cinco lóbulos; con cinco estambres, frecuentemente desiguales. Ovario compuesto por dos cavidades (a veces por cuatro, pero es mucho menos frecuente). Semillas extremadamente pequeñas y muy numerosas, conteni-das en cápsula bífica.

El origen del cigarro puro, es la planta del tabaco; muy pocos lugares del mundo tienen temperatura, humedad y suelo adecuado para que una semilla se convierta en una planta, cuyas hojas puedan utilizarse para elaborar un cigarro puro. La planta del tabaco pertenece a la fami-lia de las solanáceas, originaria de América; su raíz es fi-brosa, tallo de 5 a 12 cm de altura (velloso y con médula blanca), hojas alternas, grandes, lanceoladas y glutinosas; flores en racimo con el cáliz tubular y corola rojo purpú-reo o amarillo pálido.

La agricultura del tabaco se inicia con la selección y preparación de los terrenos; se evitarán los que tengan pendientes muy pronunciadas, para evitar el arrastre de las semillas. Las raíces de las plantas de tabaco son muy delicadas y requieren suelos sueltos prosperar. Por eso, el veguero rotura sus campos repetidas veces, convirtiendo la vegetación en un nutriente natural del suelo. A fin de evitar que la estructura del suelo se altere, solo se utiliza la tracción animal. Las minúsculas semillas de la plan-ta del tabaco, se tratan durante 45 días y se plantan en fi-la recta; existen dos variedades de semillas, que originan dos plantas de tabaco muy diferentes: corojo y criollo. Las semillas se plantan en septiembre y cosechan en fe-brero, siendo inspeccionada cada planta unas 150 veces por los cultivadores del tabaco (los vegueros).

Una vez colocadas las simientes en el semillero, se cu-bren con tela o paja para protegerlas de los rayos del sol, de efecto nocivo en esta primera fase; a los 5 u 8 días co-mienza la germinación del tabaco; pasados 2 ó 3 días se remueve la cubierta por la mañana y por la tarde, para que los plantones se aclimaten al medio. A los 10 ó 12 días de nacida en el semillero, se inicia la aplicación de insecti-cidas y de fungicidas; éstos evitarán el desarrollo de las plagas y de las enfermedades que afectan al tabaco. Tras 35 días, hacia la segunda quincena de octubre, las plan-tas de tabaco alcanzan unos 15 a 20 cm de alto y se de-nominan posturas; Ahora se procede a su transplante a las vegas definitivas; las tierras ya han sido enriqueci-das con carbonato de calcio, abono orgánico y otros. Es-ta fertilización se repite a los 10 y a los 25 días; se inicia ahora las labores de cultivo y aporque.

Tras la trasplantación de las posturas a las vegas, se inicia el cultivo y el aporque, a fin de eliminar las ma-las hierbas y facilitar el desarrollo y el crecimiento de la plantación. Así, durante los 45 ó 50 días alcanzaran su completa madurez, cada una es visitada regularmente a fin de realizar labores de azada y control de las plagas, y sobre todo, para eliminar sus yemas terminales y axila-res. La terminal se elimina para estimular el crecimiento de las hojas, lo que provoca la aparición de hijos o yemas axilares, que serán separadas también, “es el desbotone”.

La planta criollo produce 4 de las 5 hojas que inter-vienen en la composición de un Habano y originan la di-versidad de sabores presentes en las distintas marcas; la planta criollo es la única variedad típica del genuino ta-baco Cubano. A diferencia del corojo, las plantas de crio-llo se exponen al sol para lograr la más amplia variedad e intensidad de sabores que se utilizan en las diferentes li-gas que utilizan los Habanos.

La planta Corojo toma su nombre de la famosa plan-tación “El Corojo”; produce solo una hoja, la capa. Su producción es más costosa las otras hojas. Las de co-rojo se agrupan en siete niveles según su posición en el tallo o foliar, a fin de su recolección y clasificación.

El cultivo

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Página anterior: casa del tabaco en Valle de Viñales, Cuba, 1995

cincuenta días después de la siembra comienza la recolección del tabaco; trabajo muy duro: las hojas hay que recogerlas una a una y a mano, y como máximo dos o tres a la vez. Cada planta de corojo tiene 8 ó 9 pares de hojas; las hojas están situadas en niveles distintos (de abajo arriba: libre de pie, uno y medio, centro ligero, cen-tro fino, centro gordo y coronas). Las hojas de cada nivel se recogen de forma independiente, cuando están madu-ras, a intervalos de 6 ó 7 días; el ciclo de recolección de una planta dura unos 40 días.

Las plantas de criollo poseen 6 ó 7 pares de hojas cla-sificadas en ligeros, secos, volados y capotes; las hojas situadas al pie de la planta ofrecen un sabor más sua-ve, por ser las de más tiempo y las más sombreadas. Más arriba en la planta, las hojas tienen mayor fortaleza, al estar más expuestas a la luz solar. El ligero se obtiene de las hojas superiores y es más aromático; el seco, de las hojas intermedias, y es más ligero y de aroma más sutil; el volado, de las hojas inferiores de la planta, es menos aromático, siendo su función asegurar que el cigarro arda correctamente.

Las hojas de corojo y de criollo, son llevadas a las ca-sas del tabaco para su desecación natural, lo que tomara varias semanas de cuidado y supervisión.

La casa del tabaco

Las casas se orientan según los puntos cardinales, de Este a Oeste, a fin de que el sol solo caliente el frente y la trasera al amanecer y al atardecer; la casa del tabaco está cerrada mientras dura la curación de las hojas.

En las casas del tabaco, los trabajadores deben vigilar la humedad, la temperatura y las lluvias; según varíen es-tos factores, abren y cierran sus puertas. Uno de los pri-meras actuaciones que deben realizar es el ensarte; las “ensartadoras”, con grandes agujas, unen por pares las hojas y las colocan en largos palos de madera, llamados cujes, estos se suben a unos maderos horizontales (lla-mados barrederas) donde se apoyan sus extremos; en ca-da jornada, se completan unos 100 cujes, por lo general.

Una vez curadas, las hojas de tabaco de cada cuje se amarran en mazos llamados gavillas y llevan a casas de fermentación; las gavillas se colocan en pilones de 0,5 m de alto. La 1ª fermentación comienza con la propia hu-medad presente en las hojas y puede durar hasta 30 días. Este proceso reduce las resinas en las hojas de tabaco, que toman un color más uniforme, antes de pasar a las labores de despalillo y clasificación. Los pilones son su-pervisados de forma constante. Si la temperatura del ta-baco supera los 35º, se deshace el pilón y se sacuden las hojas antes de apilonarlas de nuevo.

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después de ser seleccionadas y elegidas las hojas del tabaco para las distintas partes que lo forman lle-gan a la fábrica, en ésta se realiza el torcido del cigarro en la galera. Los torcedores, clasificados según su destre-za, crean las distintas vitolas y marcas. La “carrera” de un maestro torcedor, comienza con al menos 2 años de aprendiz. Los que superan esta categoría, deberán traba-jar mínimo 6 años más, para dominar todas las modali-dades que existen. Los criterios de ascenso son muy rigu-rosos y pueden tardarse 20 años en alcanzar la categoría de maestro torcedor. Una figura importante en la gale-ra es el lector.

El torcido

Manual: siguen un proceso totalmente forja-do por las manos del tocedor; Mixto: una máquina forma la tripa y la cu-bre con el capote, mientras la capa se tuer-ce a mano; Mecanizada: todas las fases del proceso se realizan con máquinas. El torcedor utiliza los siguientes elementos para elaborar los ci-garros puros: un tablero, una cuchilla (lla-mada chaveta), una guillotina, un pote de goma vegetal, una prensa y moldes.

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Hojas destinadas para la tripa del habano.

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el color será, el primer aspecto que debe tenerse en cuenta al catar un puro. Cuanto más neutro sea el sabor de la capa el aroma de la tripa alcanzará toda su plenitud sin interferencias. Esencialmente, los siete colores más usuales de capa son:

Capa doble claro; también conocido como “candela”, claro, jade o A.M.S. (“American Market Selection”). Es de color verde claro tirando a amarillo, se obtiene por un proceso de secado rápido con calor artificial que retiene la clorofila; el sabor de esta capa es incluso algo dulce.

Capa claro o natural; Es de color marrón amarillento pálido, conseguido por el cultivo de la planta a la sombra de toldos y su recolección temprana, antes madurar, se-guida de un secado rápido al aire. Su sabor es neutro.

Colorado o claro natural; de color marrón rojizo cla-ro, la capa colorado claro es producto de cultivos al sol. La mayoría de estas capas proceden de Sumatra y Ecuador, e incluso de Camerún. La hoja tiene un brillo aceitoso y su sabor es más intenso que el de capa claro.

Colorado o “carmelita”; (como todos los colorados), es producto de un tabaco cultivado a la sombra, de ri-co sabor y aroma sutil por su alto contenido de aceite. La hoja es grasienta y rojiza, procediendo normalmente de Cuba, la República Dominicana y Connecticut EEUU

Colorado maduro; de color marrón a castaño oscuro, es el intermedio entre el colorado y el maduro. Su sabor es de medio a fuerte.

Maduro; la tonalidad de la hoja va desde un marrón rojizo muy oscuro hasta el negro; las hojas se “cuecen” en una especie de cámara a presión o se fermentan durante un tiempo más prolongado o a temperaturas más eleva-das de lo común. Estas capas aportan un rasgo distintivo a los puros; por lo general son de aroma suave y su sabor es fuerte, aunque algo dulce. La hoja de maduro debe ser muy oscura, aceitosa y brillante.

Oscuro o negro; su capa tiene una tonalidad más ne-gruzca que la de los maduros y para conseguirla se de-jan las hojas el máximo tiempo posible en la planta, uti-lizándose de ésta las hojas de la corona, por ser las más expuestas al sol. Su sabor tiene mayor dulzor al haber-se sometido a una prolongada fermentación. Estas capas proceden, en su mayoría, de Brasil o México.

Colores

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Formas

recubierta la tripa y torcida la capa, los puros presentan una gran varie-dad de cuerpos que se miden por fracciones o pulgadas (1 pulgada = 25.5 mm). Los puros se clasifican en función de su longitud en mm y su diámetro, denominado cepo, calculado a partir de la unidad base de 1/64 de pulgada (los anglosajones miden en pulgadas). El tamaño de un puro nada tiene que ver con su fortaleza; las vitolas grandes elaboradas con tabacos suaves segui-rán siendo suaves y los puros pequeños confeccionados con tabacos fuertes seguirán siendo fuertes; para rematar: las vitolas de nombres idénticos, pero de marcas distintas, pueden tener diferencias. La vitola de cada cigarro puro estaría definida por sus medidas (la longitud y el diámetro) y por su forma. Existen dos tipos básicos de vitolas.

Los parejos

Básicamente, los cigarros puros parejos o de contornos rectos, se engloban en:

Coronas: tradicionalmente, los coronas son la refe-rencia usada para medir y denominar todos los demás ti-pos de puros. Presentan un pie ya cortado y listo para po-der encenderlos y una cabeza o perilla redonda, que debe cortarse para poder fumar. Los coronas se dividen a su vez en siete formatos diferentes:

Corona, entre 140 a 152 mm y cepo de 42 ó 44.Churchill, dimension mínima de 178 mm y cepo 47, es un corona de gran formato. Doble Corona, entre 190 y 203 mm de longitud y cepo de 49 a 52.Robusto, entre 127 y 140 mm y cepo de 50.Corona gorda, longitud de 143 mm y cepo de 46.Rosthschild, un puro robusto y breve, corto y grueso, cepo de 50.Petit Corona, longitud de 115 mm y cepo de 40 a 42 es una corona de fomrato elegante.

Panetelas: mas largos y finos que los coronas goza-ron de más popularidad en el pasado que en nuestros días; su longitud oscila entre 127 y 190 mm y un cepo de 34 a 38. esbeltez deja menos espacio para el tabaco y su riqueza de aromas gana en intensidad.

Lonsdales: Más grueso que el panetela y más largo que el corona; sus dimensiones clásicas son: longitud 164 mm y cepo 42 a 44.

1.2.

3.

4.5.6.

7.

Los figurados

El pie y la cabeza de estos puros pueden ser tapados o descubiertos, puntiagudos y redondeados. Los fabrican-tes de cigarros puros no siguen un estándar, pero pode-mos clasificarlos en:

Pirámide: El puro se estrecha marcadamente hacia la cabeza cerrada y se ensancha hacia el pie, ya cortado. Suele medir entre 152 y 178 mm de longitud y tiene un cepo 40 en la cabeza, que en el pie llega al 52.

Belicoso: Tradicionalmente, un belicoso era un pirá-mide corto, entre 127 y 140 mm, con una cabeza en pun-ta más redondeada y un cepo inferior o igual a 50.

Torpedo: Puro de cabeza puntiaguda, pie cubierto y cuerpo mediano; se confunden con los pirámide.

Perfecto: En el perfecto los extremos se estrechan, el pie es cubierto y el cuerpo abultado por el medio. Existen perfectos de longitudes distintas, desde 127 a 152 mm y cepo 38.

Culebra: Este figurado exótico, está compuesto por tres panetelas trenzados y atados en los extremos como el cabo de un látigo. La trenza se deshace para fumar ca-da uno por separado. Su longitud oscila entre 127 y 152 mm y su cepo más común es el 38. Nació para recom-pensar a los torcedores en su ración de cigarros diaria.

Diademas: Son puros de gran longitud, hasta 203 mm o más; la cabeza está tapada y es más estrecha que el cuerpo; alcanza un cepo 40. El pie puede ser abierto o cerrado y puede llegar a tener cepo 60.

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Anatomía del tabaco

cualquier puro o habano se compone de cuatro partes eseciales; Tripa, está formada por largas hojas de tabaco, que ocupan la longitud

total del puro (en los puros mecanizados, la tripa está formada por hojas cor-tadas en trozos pequeños); en los puros de calidad, la tripa se forma con ho-jas largas para que el cigarro tenga el mismo sabor en toda su extensión y su ceniza tenga consistencia.

Cabeza, es la parte del cigarro por donde se fuma; en los puros mecaniza-dos puede aparecer cortada de fábrica. La cabeza está rematada por la peri-lla, que es un trozo de hoja que remata la cabeza del cigarro. Puede terminar en forma de avellana o en rabo de cerdo cuando está hecho a mano. Su rea-lización manual es muy laboriosa y especializada. El cigarro puede abrirse con diversos tipos de corte.

Cañón o tallo, es el cuerpo del cigarro. El cañón parejo es el que mantie-ne el mismo grosor en toda la longitud del cigarro. El cañón figurado o ahue-vado es el que presenta formas distintas a las rectilíneas.

Pie, es por donde se enciende el cigarro; el encendido tiene sus caracterís-ticas y sus secretos, de los cuales hablaremos más adelante.

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Saber fumar

“Tras haber llegado a una conclusión tan reconfor-tante, sentí deseos de fumar un puro y bajé a buscar uno. Abajo, todo estaba tranquilo. Volví a subir al castillo de proa en aquella noche tibia y sin viento, descalzo, con un piro encendido entre los dientes”. La paz, el silencio de los hombres, de las cosas y de los elementos, la serenidad y la necesidad de un secreto consuelo, todo contribuye a hacer que este momento de degustación sea único para el capitán Conrad a quien se atribuye estas palabras.

Tanto si se disfrutan en solitario como en compañía, el puro requiere tiempo, pero no el tiempo que se crono-metra, sino el intemporal, que nos lleva a un lugar de en-sueño y de reflexión. No exige que llegue la noche para disfrutarlo y se conforma con ser degustado después de comer, momento del día al cual confiere una voluptuo-sidad incomparable, sobre todo si la comida ha sido co-piosa. Un puro se disfruta más después de haber degus-tado un filete de ternera a la antigua que después de una hamburguesa. El puro requiere un entorno propicio para la degustación, un silencio pacificador es uno de los ele-mentos esenciales. A un buen fumador no se le ocurre nunca encender un puro en el tumulto de la calle. Final-mente, el puro impone una dedicación exclusiva. Fumar un gran puro es una experiencia única que la repetición echaría a perder.

Por último, si bien el viento es enemigo del fumador (se dice que se come y fuma al puro), nada hay que impi-da el placer de fumar al aire libre. El auténtico fumador no transgrediría estas cuatro reglas de oro: El puro se enciende en un lugar protegido.No se fuma mientras se anda No se debe inhalar el humo. Se devuelve el humo al aire y se conservan sus sabores.

Dónde, cómo y cuándo

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¿ Debe retirarse antes o después de encender el puro? ¡Crucial dilema! Eugène Marsan, autor de un volumen dedicado al puro y publicado en 1929 en la colección L’homme à la page, distingue dos cosas. “Al puro propio debe retirársele de inmediato su bella anilla; esto es una muestra de delicadeza. Al puro rele-gado, no se le quita la vitola demasiado pronto, es la ma-nera de demostrara que uno es sensible”. En sus orígenes, en 1844, las falsificaciones como los dedos de los dandys, que llevaban guantes blancos.

Hoy en día, la grosería se ha invertido y se puede dis-frutar contemplando la efigie coloreada sin temor algu-no. Lo ideal es conservarla hasta la mitad de la combus-tión y retirarla cuando el puro este llegando a su fin. De esta manera se evitan los desperfectos que podría cau-sar un exceso de cola o no se hiere la sensibilidad de nadie.

¿Cómo desprenderse de la vitola?

White-Cat, calidad estándar.

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muchos cubanos y españoles hacen este corte mordiéndolos, práctica que desaconsejamos totalmente, ya que existe riesgo de que la capa se rasgue.Existen numerosos instrumentos que realizan esta fun-ción. ¿Cuál de ellos o cuáles elegir? La lanceta estropea la cabeza del puro de manera irreparable y provoca una as-piración de aire perjudicial.

¿Cómo hacer la incisión?

Dejemos de lado la legendaria tijereta que recuperó Gilbert Belaubre (autor de un famoso manual de inicia-ción al puro), una buena incisión debe proporcionar una abertura pequeña y proporcional al tamaño del puro. El no va más de cortador es la tijera corta-puros con su forma de pico de loro, es el instrumento de precisión del aficionado organizado. La guillotina también forma par-te de los instrumentos eficaces. El corte practicado por la hoja, limpio, seco, asegura un tiro constante y una bue-na combustión.

Una navaja muy afilada puede también hacer maravi-llas en manos expertas.

Guillotina pra puros de acero inoxidable.

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el arte de fumar

el encendido, es una operación técnica de gran pre-cisión, que se realiza en tres partes. Primero se coloca adecuadamente en la boca. Debe introducirse firmemen-te entre los labios de manera que forme un ángulo recto con la mandíbula. De esta manera, el fumador se asegura una inclinación estable. El segundo paso es acercase a la fuente de calor, mechero de gas, cerillas de madera o ti-zón de madera al extremo del puro. La llama debe tener un tamaño adecuado para asegurar una incandescencia homogénea, sin llegar a tocar el puro, ya que el contacto con la llama ennegrecería el extremo del puro.

Finalmente está la quema, después de haber hecho girar el puro durante unos segundos a un centímetro de la fuente de calor, una o dos caladas realizadas lenta y re-gularmente bastan por lo general para encenderlo.

¿Cómo encender?

El encedido debe de ser seimpre sutil y suave, el sabor de un buen tabaco se pier-de automáticamente al quemarlo más de lo necesario.

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¿Cómo encender?

d ebe tener un bello color gris, algo blanquecino por el paso del tiempo, o un color acero templado marmoleado con reflejos azules. Sancha Guitry sugiere la extravagante idea de conservarla en las manos. La cortesía exige no dejarla colgando del extremo del puro. Ya que, contrariamente a un pre-juicio muy extendido según el cual ésta favorece una buena combustión por-que conserva el calor, la ceniza no sirve para nada.

Así pues, es preciso dejarla caer, mediante una ligera inclinación, en el receptáculo natural, el cenicero.

¿Cómo dejar caer la ceniza?

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un puro se consume, no se quema. Una vez llega-do a los dos tercios de su longitud, la brasa se debilita naturalmente y después muere lentamente sin necesidad de ocuparse de apagarlo. Aplastarlo sería una incorrec-ción, un buen puro “empieza por el humo”, en palabras de Rudyard Kipling.

¿Cómo apagar sin aplastar?

cuando alguien vuelve a encender un puro en nues-tra presencia, lo consideramos vulgar y un tanto des-agradable. Pero esta percepción está equivocada. Por supuesto que no se trata de recalentar una bra-sa fría de tres días, pero nada impide, y muchos menos el buen gusto, reanimar el extremo de un puro que se ha dejado de apagar por descuido. No obstante, debe-ría igualarse el extremo del puro con una cerilla antes de preceder a encenderlo de nuevo.

¿Cómo reencender?

el arte de fumar

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se han imaginado de todo, desde la cesta de verduras del frigorífico has-ta el frasco de mermelada lleno de agua, dentro de una caja de plástico. Podríamos incluso aconsejarle que entierre sus puros al pie de su vivienda, entre las tuberías y la capa freática. A riesgo de decepcionar, el sentido co-mún, nos obliga a recomendar el empleo exclusivo de una caja dotada de un higrómetro, de un humidificador y de las rejillas bien ventiladas o, para los fumadores coleccionistas, una bodega de puros.

Si usted desea transportarlos lo más conveniente es hacerse de un buen estuche que los proteja, muchas piezas sueltas vienen ya con embalajes que los protegen.

¿Cómo conservar los puros?

Caja con sistema de humidificación y con-trol de temperatura.

Porta puros individual y doble de acero inoxidable y

con cierre hermético.

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marcas reconocidas

“El puro está en todas partes. Es el complemento del tiempo de ocio y de la elegancia, un hombre que no fuma es un hombre incompleto”.

Jules Sandeau.

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marcas reconocidas

Partagás

flor de Tabacos de Partagás, fue registrada en 1845 por D. Jaime Partagás; D. Jaime, catalán de origen, era propietario de una modesta fábrica de tabaco sita en La Habana. Con gran visión, durante 20 años adquirió diversas plantaciones en la región de Vuelta Abajo.

Hacia 1865, con la financiación necesaria, creó la em-presa La Flor de Tabacos de Partagás y Cía; D. Jaime Partagás fue de los primeros tabaqueros que cuidó con meticulosidad las técnicas para mejorar la producción, sobre todo en el área de la fermentación, práctica que de-sarrolló la habilidad actual.

La fábrica siempre ha estado ubicada en un bello edi-ficio de estilo colonial, sito en la calle de la Industria. Esta fábrica de cigarros es la más antigua de Cuba, consi-derada como una las mayores atracciones turísticas de La Habana, para el aficionado al cigarro debe ser una experiencia imprescindible recorrer sus pasillos y degus-tar alguna de sus vitolas .

898Serie D no. 1Serie D no. 2Serie D no. 4No. 1Connaiseur no. 1Connaiseur no. 2Connaiseur no. 3CoronaLonsdaleLusitaniaDe LuxShorts

vito

las d

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cada

s

En esta fábrica fue donde nació la figura del lector, que tenía la misión de leer en voz alta periódicos y novelas a los torcedores de cigarros, mientras que trabajaban. En 1864, tras la muerte de D. Jaime (asesinado en una de sus plantaciones), la marca fue entonces adquirida por el banquero José Bances. Años más tarde, en 1879, la marca Partagás fue galardonada con la medalla de oro de la Exposición Universal celebrada en París. En 1900 la marca fue vendida a Ramón Cifuentes y José Fernández; al poco tiempo Fernández se retiraría, siendo único pro-pietario la familia Cifuentes hasta la revolución de 1959, tras la cual la marca recibió un gran impulso en la aper-tura de mercados y en el enriquecimiento de su vitola-rio. Los cigarros Partagás tienen una fortaleza a caballo entre Montecristo y Hoyo de Monterrey (una varierdada medaio-fuerte) y cuentan con uno de los vitolarios más extensos y más completos. La capa de los cigarros es ge-neralmente color claro.

Página siguiente: Algunas cajas de las

marcas más famosas de Habanos cubanos.

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marcas reconocidas

Cohiba

los modelos originales de Cohiba fueron confeccio-nados bajo la insignia de Ernesto “Che” Guevara, por en-tonces Ministro de Industria de la República Socialis-ta. seleccionó a los especialistas más prometedores de Habanos, como Avelino Lara (que coordinó el comité de selección y más tarde se convirtió en el director de la fá-brica El laguito) y Eduardo Rivero, de Por Larrañaga (que se convirtió en uno de los mejores, creando los famosos Lanceros en 1963).

Los tres primeros modelos empezaron a producirse en 1968: Los Lanceros (gran panetela), los Coronas Es-peciales (corona) y los Panetelas (cigarrillo, a pesar de su nombre). Su comercialización tiene lugar en 1982, te-niendo un éxito inmediato. Más tarde, se lanzaron dos nuevas series con las cualidades requeridas para ofrecer un cigarro más suave, tal y como exigen los nuevos gus-tos del público. En 1989, por ejemplo, se introdujo la Lí-nea Clásica con los Espléndidos (churchill), los Robus-tos (robusto) y los Exquisitos (panetela); en el año 1992, aparecieron la Línea 1492, así denominados en honor al quinto centenario del descubrimiento de Cuba por Cristóbal Colón.

Coronas EspecialesEsplendidosLancerosPanetelasProminentesRobustosSiglo ISiglo IISiglo IIISiglo IVSiglo VSiglo VI

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Existen cinco modelos de la Línea 1492: el adecuada-mente llamado Siglo I (coronita), Siglo II (petit coro-na), Siglo III (corona), Siglo IV (corona largo) y Siglo V (lonsdale).

Son habanos de la máxima calidad, con corpulencia y pleno sabor, muy aromáticos, elaborados con el mayor de los cuidados y con una escrupulosa atención al deta-lle, emplean tabaco procedente de la vega “El Corojo”, en la zona de Vuelta Abajo, en Pinar del Río, que produ-ce las capas más finas. Esta vega produce una capa suave de textura fina y colores claros. Respecto a la tripa, utili-zan las mejores hojas de las mejores vegas finas de sol de Pinar del Río, de San Luis y de San Juan, en Vuelta Aba-jo. Finalmente, una característica de Cohiba es la deno-minada “tercera fermentación”: un proceso especial con una leve fermentación junto con un añejamiento.

Se fabrican en El Laguito (que también fabrica los Tri-nidad) que tiene la reputación de reclutar a los mejores torcedores de toda la región; también emplean un grupo de control único que examina constantemente y con rigu-rosos procesos la calidad de los diferentes tabacos en las diversas etapas de su producción.

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Romeo y Julieta

en 1875, la empresa de Inocencio Álvarez y Manín García crearon la marca Romeo y Julieta, cuya reputa-ción de artesanía la convertiría en una de las firmas lí-deres del mercado internacional. Romeo y Julieta fue galardonada con varias medallas de oro en distintas Ex-posiciones Universales: Antwerp (1885), París (1889 y 1900) y Bruselas (1897).

En 1897 la marca fue adquirida por la Sociedad Rodríguez Argüelles y Cía; solo tres años más tarde, en 1903, la So-ciedad se disolvió constituyéndose la empresa Romeo y Julieta Fábrica de Tabacos. Su propietario, José Fernández Rodríguez, español emigrado a Cuba, empezó su carre-ra dirigiendo la marca Cabanas, una de las grandes mar-cas de la época y llegó a ser uno de los más importantes personajes de La Habana, reconocido con un gran fabri-cante de ideas innovadoras.

BelicososCedros no. 1Cedros no. 2Cedros no. 3ChurchillsCoronasCoronas grandesExhibicion no. 3Exhibicion no. 4Hermosos no. 1Hermosos no. 2Petit CoronaPetit PrincePrince of Wales

vito

las d

esta

cada

s

Fernández Rodríguez incentivó la productividad de sus empleados mediante un sistema de recompensas, que consiguió aumentar producción y la calidad de los ci-garros. También introdujo las anillas o vitolas persona-lizadas para algunos de sus clientes más selectos, lle-gando a imprimir mas de 20.000 diferentes vitolas. Bajo el mandato de Fernández, la fábrica se trasladó a la ca-lle O’Reilly, donde permanece en la actualidad. Además, utilizó sabiamente técnicas publicitarias tales como po-ner el nombre de la marca a un caballo de carreras de su propiedad, con el que corrió en los más importantes pre-mios de Europa, o abrir una tienda de cigarros en el hotel Capulet de Verona, ciudad donde se desarrollaba el dra-ma de Shakespeare “Romeo y Julieta”.

La marca ofrece vitolas de fortalezas medias y fuertes, con buena combustion y colores de capa carmelita.

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Agradecimientos

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El editor expresa su agradecimiento a los autores; Antón Serfavela, Karmina A. Buffington, Yanetta Chúnchevick y Julián Girasholdt así como a los fotógra-

fos; Robin Soto, Selene Fryda Chacón, Clara Flores y Ana Monrroy.Nuestro reconocimiento también a los señores Jean-Dominique

Comolli, presidente y director general de la Seita, Raymond Scheurer, presidente de Corporate Comunicaton Cigars,

Eric Drechodt, Jean B. Lack y Philippe S. Morane.Así mismo queremos agradecer al maestro

Alexander Loche y a todos aquellos que con su esfuerzo contribuyeron

a realizar este libro.

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El divino tabacoun placer diabólico para

jóvenes apasionadosse terminó de imprimir en diciembre de 2006

en los talleres de impresión y editora

K Ö N E M A N

La edición estuvo a cargo de Fabila editiores.

Se tiraron 1000 ejemplares