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El Discipulado de Jesus

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Texto sobre discipulado básico

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  • Eldiscipuladode Jess

    Rubn Chacn V.

    Ediciones Aguas Vivas

  • 4 2009 por Rubn Chacn V.Registro de Propiedad IntelectualInscripcin N 178.642ISBN: 978-956-319-835-5SANTIAGO - CHILE

    Reservados todos los derechos.Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obrasin la debida autorizacin del autor.La infraccin se encuentra sancionada como delitocontra la propiedad intelectual por la ley N 17.336

    2009 Primera Edicin

    Diseo y Diagramacin: Equipo Aguas Vivas.

    Impreso en ChilePrinted in Chile

  • 5D E D I C A T O R I A

    A todos mis queridos hermanos que hasta el da de hoy hanhecho de la derrota y el fracaso su experiencia ms

    recurrente.

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  • 7Prlogo ............................................................................ 9Presentacin ................................................................. 15Introduccin ................................................................. 17El Fracaso ...................................................................... 23La Espera ...................................................................... 79La Victoria .................................................................. 103Conclusin .................................................................. 137

    INDICE

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  • 9El vocablo discipulado, como no es un trminoque aparece en las Sagradas Escrituras, no es fcil po-nerle una acepcin bblica que transmita el conceptocompleto: el proceso, la metodologa y la meta u obje-tivo.

    El diccionario de la Real Academia Espaola nos diceque el vocablo discipulado se deriva de la vozdiscipultus en latn, y que significa: 1. m. Ejercicio ycualidad del discpulo de una escuela; 2. m. Doctrina,enseanza, educacin; 3. m. Conjunto de discpulos deuna escuela o de un maestro. Parece una definicin quesirve para la literatura no sagrada, mas es poco aplica-ble a la escuela de discipulado que se ve en la vidaejemplar de Jess.

    Adems de la ambigedad provocada por la ausen-cia de este vocablo en el Texto Sagrado, el uso de esta

    PROLOGO

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    palabra se ha masificado en los ltimos aos, adqui-riendo una acepcin distinta segn el contexto en elcual se aplica. Ms difcil, entonces, resulta formularuna significacin que nos acomode a todos. En cadaambiente religioso en el cual el trmino es aplicado,adquiere un entendimiento distinto. Para algunos esun estudio bblico, para otros una sesin de terapiagrupal. Para unos es consejera pastoral y para otroses una relacin personal entre un gua espiritual y unindividuo (discpulo) sujeto a su gua. Algunos tienensu enfoque en el proceso o metodologa, mientras otrosse fijan en los resultados deseados; otros, en cambio,se preocupan ms por el contenido que se comparte.Raya para la suma: hay mucha confusin que se gene-ra en la Iglesia en torno a este concepto tan usado ytan poco entendido.

    Se aumenta ms nuestra ignorancia del tema al ha-cer de nuestras tradiciones y las experiencias persona-les la fuente de revelacin del discipulado y la basede nuestro diagnstico. Hoy por hoy existe una prcti-ca muy daina en relacin al discipulado que con-siste en la tendencia de convertir las experiencias per-sonales y las normas culturales en la base y la meta delproceso de la formacin de vidas. Este terreno tan sub-jetivo y relativo agrega otro elemento de confusin yerror al ya confuso proceso de hacer discpulos. Apli-cando este criterio, el producto final no es un discpu-lo hecho a la imagen de Cristo, sino uno hecho a laimagen de aquel que lo discipula.

    An ms oscuro se pone el cuadro al aadir el ele-mento de las distintas motivaciones que se ven en laIglesia en el momento de agregar un programa dediscipulado, a los ya numerosos programas que es-

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    tn ahogando la vida de los creyentes la cual, supues-tamente, es una vida de libertad en el Seor: Tene-mos que capacitar lderes: Empecemos un programade discipulado. Hay que comprometer a los herma-nos: Hagamos un programa de discipulado. Tene-mos que crecer en nmero: Empecemos con eldiscipulado. Se precisa ms santidad en la vida delos hermanos: Probemos con un programa de disci-pulado. De esta manera el discipulado se convierteen un programa que, finalmente, no produce el resul-tado deseado y termina siendo insostenible ya que pro-duce agobio y ahogamiento en vez de vida vida abun-dante.

    Pero, qu dice el Maestro al respecto? Despus detodo, con su vida y su enseanza insuperables, siguesiendo el Maestro, sobre todo en esta materia deldiscipulado. Jess es el Maestro Supremo. El proble-ma que resulta al consultar al Maestro respecto al ver-dadero discipulado es que la aclaracin que El nos dano es siempre atractiva ni para el mundo ni para laIglesia. Aparte de no ser atractiva, con una frecuenciaque asombra cuesta entender las respuestas que El nosofrece. Un botn de muestra: felices los que lloran.Si uno llora, a menos que sea por un motivo de gozomuy intenso, no es porque est feliz! Feliz aquel queno sabe de donde va a sacar para comer. Feliz aquelque tiene todo el mundo en contra. El que quieresalvar su vida la perder. Ve y vende todo lo queposees, regala las utilidades a los pobres, y ven y s-gueme. Esto no se entiende a la primera pasada, ni ala segunda, porque la mente humana no entiende lascosas del Espritu. De hecho, sin el curso del EsprituSanto, las palabras del Maestro a menudo lo dejan auno embarullado y perplejo.

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    Incomprensible se vuelve tambin para el alma sise considera que el requisito, el camino y la meta delverdadero discipulado es la Cruz. La muerte: el va-ciarse, el renunciar a todo entendimiento partidista ypersonal, el reconocer la inhabilidad humana, su inca-pacidad total de hacer algo divino, celestial, espiritual,de Dios, es algo que cuesta cuesta entenderlo y cues-ta hacerlo sobre todo en medio de una cosmovisinhumanista en la cual estamos insertos. La cruda reali-dad es que aun tomando en cuenta toda nuestra sofis-ticacin, conocimientos y auto-ayudas, nosotros nosabemos lo suficiente como para dirigir nuestras pro-pias vidas. No tenemos ni la capacidad intelectual su-ficiente para entender ni el poder adecuado para ha-cer lo que solamente Dios puede hacer en nosotros. Elsagrado Yo tiene que entregarse a la muerte para queel Divino Maestro puede hacer su trabajo tranquila-mente.

    Es probable que el texto que tienes en tus manos teprovoque cierta incomodad a la primera lectura. Sinembargo una revisin ms profunda con una medita-cin detenida te mostrar que, en realidad, se precisapasar por el mismo proceso que los primeros discpu-los conocieron: el fracaso, la espera y la victoria. Aquelque quiere llegar a la satisfaccin de la victoria sin sa-borear la desesperacin del fracaso y la incertidumbrede la espera, va a intentar lograr la victoria con su fuer-za y su entendimiento humanos. Este atajo produceel fracaso total, absoluto e irremediable. Aquel que cedefrente a la tentacin de manejarse y formarse solo ypor su propia cuenta, lo hace a un costo muy elevadopara s mismo.1

    1 Eugene Peterson, Eat this book, Wm. B. Eerdmans Publishing Co, GrandRapids Michigan, p. 34.

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    Tal fue la experiencia del suscrito. Fueron aos in-tentando entender y hacer la voluntad de Dios, concorazn sincero, a veces con mucho esfuerzo y a vecescon poco, con un aciago resultado final. Al caer en lacuenta de la depravacin en que viva y con la impo-tencia de no poder salir de aquello, lleg la decepcin,el desnimo, la desesperacin y, por ltimo, la depre-sin. El fracaso haba hecho su santa y gloriosa obra.La espera de una resolucin real que sigue al fracaso,aun cuando fue corto en trminos cronolgicos, se hizolargo debido al sufrimiento interno que padeca. MasDios, quien es rico en misericordia, quien nos am conun amor eterno, envi a un hijo suyo, un hombre sa-bio, experimentado en el Espritu, uno que amaba eldiscipulado y a su Maestro profundamente. Este her-mano, que ya est en la presencia del Seor, insista enque lo que me faltaba era la persona y la presencia delEspritu Santo. Su primera intervencin en mi vida nofue aplicar un proceso o programa de discpulado for-mal aun cuando por cierto lo estaba haciendo de unamanera informal e indirecta sino recalcar la imperio-sa necesidad de ser empapado e impactado con el Es-pritu de Dios. Ciertamente l saba, por sus aos deexperiencia y por revelacin de Dios, que sin la perso-na, la presencia y el poder del Espritu, ningn proce-so de discipulado podra surtir efecto positivo algunoen la vida. La vida victoriosa comenz el da cuandolleg el bendito Espritu Santo de Dios a mi vida.

    Conclusin: el verdadero discipulado sigue siendola especialidad de Jess, producido en nosotros por elEspritu de Cristo. Es un proceso en el cual el candida-to a discpulo es llevado a reconocer su incapacidad,su necesidad y su dependencia absoluta de Dios. Lue-go es conducido por una maravillosa transformacin

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    hecha desde dentro hacia afuera por el Espritu, asisti-do por el medio educativo y formativo de la Iglesia,que no consiste en otra cosa que anunciar a Cristo, acon-sejando y enseando a todos en toda sabidura, parapresentarlos completos en Cristo.

    Que Dios bendiga a todos aquellos que tienen ham-bre y sed de descubrir el proceso, el contenido y la metadel verdadero discipulado el Discipulado de Jess.

    J. Keeling

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    Seguramente no esperaras encontrar en un libro queaborda el tema del discipulado cristiano, que postuleque la primera leccin que debe experimentar tododiscpulo en el seguimiento de su Seor, sea el fracaso.En efecto, se supone que todo libro de discipulado nosdebiera ensear cmo crecer, desarrollarnos y tener unavida victoriosa, pero no que nos muestre en primerlugar la importancia de fracasar. Pues bien, la tesis deeste libro postula precisamente esto. Fracasar no sloes la primera leccin que todo discpulo debe vivir ensu seguimiento de Cristo, sino que es la leccinfundamental y absolutamente necesaria para una vidavictoriosa. Sin ella no es posible crecer ni menos vencer.

    De la misma manera podra llamarte la atencin que

    PRESENTACION

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    la segunda gran leccin que todo discpulo debe pasaren su vida, sea esperar. Probablemente esto tampocoes lo que esperabas escuchar. Al fracaso debera seguir:Luchar, esforzarse, actuar, obedecer; pero no esperar.Esto es lo que comnmente pensamos. Que fracasar yesperar sean las dos primeras y fundamentaleslecciones del discipulado cristiano, no es lo queseguramente esperabas encontrar.

    No obstante, no slo sta ser la tesis de este libro,sino que el autor postula que ella da cuenta exacta deldiscipulado que practic Jess. Nos desafa, por tanto,a revisar y a comparar nuestros modelos de discipuladocon el de nuestro Seor. Nos invita a re-descubrir eldiscipulado de Jess para ver si acaso no hemos pasadopor alto precisamente lo ms importante. Por lo dems,Jess, no hizo otra cosa que seguir el mismo modeloque us su Padre celestial cuando le dio la ley al pueblode Israel.

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    El Seor Jesucristo pas tres aos y medio de minis-terio formando a doce hombres. Fue un tiempo de ver-dadero y autntico discipulado. El Seor Jess cami-n, comi, ense, hizo milagros, durmi y se mostrdelante de ellos. El, se revel en toda su gloria y buscque sus discpulos lo conocieran. Les revel al Padre,su Palabra y especialmente el evangelio del Reino deDios.

    No eran morada del EsprituPero, los discpulos del Seor, depositarios de su

    Palabra y objetos de su formacin qu posibilidadconcreta tenan de asumir y vivir el evangelio del Rei-no? Sabido es que los discpulos no recibieron el Esp-ritu Santo, sino hasta el da de Pentecosts (Hechos 2)o, a lo menos, como registra Juan en su evangelio, has-

    INTRODUCCION

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    ta despus de su resurreccin, cuando les dijo: Reci-bid el Espritu Santo (Juan 20: 22).

    En efecto, el Espritu Santo moraba con los discpu-los, pero como testifica el mismo Seor, el Espritu nomoraba en ellos. El Espritu Santo moraba en ese mo-mento slo en Jesucristo. l, era el nico templo delEspritu. Sin embargo, como Jess moraba con los dis-cpulos, el Espritu, que moraba en l, tambin morabacon ellos. Pero, en rigor, el Espritu no moraba en ellos,aunque Jess prometi, que en el futuro, s estara enellos (Juan 14: 17). Por lo tanto, reiteramos la pregun-ta: Qu factibilidad real tenan los discpulos de en-carnar la Palabra que reciban de Jess? Segn varioscomentaristas, en ese periodo, los discpulos an noestaban verdaderamente convertidos y salvos, dadoque, por no tener el Espritu, no podran haber experi-mentado la regeneracin o nuevo nacimiento. No s sies necesario ir hasta tal extremo, pero, no hay dudaque la habitacin del Espritu no era, hasta entonces,la experiencia de ellos.

    El establecimiento del ReinoPor otra parte, entendemos que el Seor Jesucristo

    deba establecer el reino de Dios, independientementede las aptitudes de los discpulos para encarnarlo. Diosno puede cambiar sus demandas en virtud de la con-dicin humana, toda vez que la realidad del pecado,propia de la naturaleza humana cada, no es responsa-bilidad de l. No obstante qu sentido tena que Jessrevelara el evangelio del reino de Dios a personas queestaban imposibilitadas de vivirlo? Es difcil pensar queJesucristo solamente pretenda establecer la verdad, ya

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    que, como dice el apstol Juan, la gracia y la verdadvinieron por medio de Jesucristo (Juan 1: 17). El Cristotraa no slo la verdad, sino especialmente la gracia.Por supuesto que la verdad deba ser establecida entrelos hombres y no slo para ser conocida, sino para servivida. El problema, sin embargo, era que las deman-das del reino de Dios eran demandas divinas, celestia-les; los discpulos, en cambio, vivan en condicioneshumanas y terrenas. Para la naturaleza humana cada,las demandas del Reino no son connaturales. En defi-nitiva, la exposicin de las verdades del reino de Diospodra darles a los discpulos la visin de lo que tenanque vivir y encarnar, pero no el poder para hacerlas.

    La incapacidad naturalTena sentido entonces que el Seor pidiera, exi-

    giera y demandara de sus discpulos, el cumplimientodel sermn del monte, por ejemplo? Para acercarnos auna posible respuesta, debemos preguntarnos si mien-tras los discpulos oan a su maestro estaran concientesde su total incapacidad para cumplir lo que escucha-ban. Como veremos ms adelante, los discpulos noestaban conscientes de su verdadera condicin. A de-cir verdad, nunca el hombre ha estado consciente desu verdadero estado. El hombre est ciego y la nicaposibilidad de que se conozca a s mismo, se encuen-tra en que Dios mismo le revele su condicin. Descu-brir nuestra total impotencia es toda una revelacin.Hasta que no llega ese momento, todos nosotros res-pondemos frente a las demandas divinas, tal como lohiciera el pueblo de Israel cuando le fue entregada laley: Haremos todas las cosas que Jehov ha dicho, yobedeceremos (Ex. 24: 7). Es verdad que Pablo dice

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    que por la ley ninguno se justifica para con Dios (Gl.3: 11). Pero ese juicio es espiritual y no significa que loshombres lo hayan entendido desde el principio. Todolo contrario, muchos no slo crean que podan guar-dar la ley, sino que lo presuman. En efecto, no slohombres como Saulo de Tarso o como el joven rico pre-suman de guardar la ley, sino grupos como los fari-seos y los esenios tambin lo hacan.

    La pedagoga divinaLa confusin anterior se agrava an ms con la idea

    tan lgica, y, por lo mismo, tan prevaleciente en lamentalidad cristiana, que si Dios exige algo del hom-bre, es porque ste puede cumplirlo. De otra maneracmo Dios pedira algo que el hombre no puede cum-plir? Pero, precisamente, es en esta supuesta incohe-rencia divina donde podemos encontrar la respuesta ala pregunta inicial que nos hemos hecho: Tena senti-do que Jess exigiera una conducta celestial a hom-bres pecadores? La respuesta es s, definitivamente s.Pero, no porque el Seor esperara que sus discpuloscumplieran sus demandas, sino porque su primer ob-jetivo era que los discpulos chocaran una y otra vezcon sus mandamientos, hasta que experimentaran sutotal incapacidad de cumplirlos. Su pedagoga serapermitir un fracaso tras otro hasta que sus discpulosquedaran vacos de s mismos, para entonces ser lle-nados con la vida del Resucitado. Y aqu est el punto.Jesucristo, efectivamente, traa la gracia de Dios a loshombres, pero, por alguna razn que no nos resultafcil entender, l no comenz hablndoles de la gracia,sino de la verdad. Jesucristo saba mejor que nadie, quela nica manera de preparar el corazn del hombre

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    para recibir la gracia de Dios, era precisamente hacerque los hombres experimentaran primero su absolutaimpotencia para guardar la verdad. De ah la impor-tancia que Jess se mostrara delante de sus discpuloscon todo su porte y gloria, porque slo as se descubri-ra la absoluta incapacidad de ellos. Dependiendo decon quien nos medimos o nos comparamos, ser nues-tra propia evaluacin. En este sentido cabe el refrn:En el pas de los ciegos, el tuerto es rey. Si los disc-pulos se hubiesen comparado slo entre ellos, algunosse habran sentido mejores que otros. Pero, frente aCristo quin puede permanecer de pie?

    Un proceso demoledorMuchos de nosotros, en un total desconocimiento

    de la realidad, hemos envidiado la oportunidad privi-legiada que tuvieron los primeros discpulos del Se-or: Ser discipulados directamente por Jess. Cuandoimaginamos esa situacin, la envolvemos de tanto ro-manticismo y misticismo, que es difcil no exhalar unoh! Pero nada ms lejos de la realidad. Para los disc-pulos, seguir a Jess fue una experiencia terrible. Unay otra vez sintieron que no llenaban la medida. Fueronmuchos los papelones y las vergenzas que pasaron.l, era tan distinto a ellos, que fueron poco a pocollenndose de miedo y confusin. El trato de Jess fuemuchas veces inmisericorde y duro en apariencia. Endefinitiva, el proceso de discipulado fue toda una obrade demolicin de los discpulos. Lo nico que los sos-tuvo y los mantuvo sin desistir del proceso fue el inne-gable y glorioso hecho de que Jesucristo haba amado alos suyos que estaban en el mundo hasta el fin (Juan 13:1). Hasta el fin no slo significa que los am hasta el

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    ltimo da, sino hasta el extremo, esto es, hasta darla vida por ellos. Slo el amor incondicional de Jesspor ellos, impidi que los discpulos desistieran de se-guir a su Maestro.

    Acompeme, entonces, a viajar con Jess durantelos tres aos y medio de formacin, o mejor dicho dedestruccin, a que fueron sometidos sus discpulos enlo que podramos llamar una verdadera escuela dediscipulado. Para este efecto, seguiremos el evangeliode Marcos, por la sencilla razn de que es el evangelioque usa el lenguaje ms fuerte y descarnado a la horade describir las reacciones y sentimientos de los disc-pulos.

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    En el evangelio de Marcos podemos contar alre-dedor de 18 experiencias distintas, a las que fue-ron expuestos los discpulos de Jess. Ellas cons-tituyen verdaderas lecciones de discipulado, donde losdiscpulos por una parte, conocieron a Jesucristo y, porotra, se conocieron a s mismos1. El nmero 18 es iguala la suma de 6+6+6. El nmero 6 es el nmero del hom-bre y 3 x 6 significa que la experiencia est probadasuficientemente y puede ser catalogada de firme y ca-tegrica2.

    En cada una de estas 18 lecciones est plasmada la

    IEL FRACASO

    1 Una cosa no es posible sin la otra. Solo conocindolo a l, nos conocemos anosotros mismos.

    2 Cf. Gnesis 41: 32.

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    imposibilidad de vivir la vida cristiana slo por mediode la vida humana. As, en la primera leccin, por ejem-plo, la vida cristiana equivale a navegar en medio deun mundo lleno de tormentas. En la segunda, la vidacristiana nos exige ser capaces de proveer para las ne-cesidades de un mundo hambriento. Luego, la vidacristiana requiere tambin poder caminar sobre lasaguas de esta vida. Adems, supone no slo saber or,sino tambin tener las capacidades de entender y dis-cernir a fin de comprender adecuadamente las pala-bras de Jess y obtener, as, el provecho espiritual deellas.

    Del incidente de Pedro con Jess aprenderemos quela vida cristiana consiste tambin en vivir por sobrelos afectos humanos. Ella se debe desarrollar y mani-festar en el valle de la miseria humana, sostenidos ni-camente por la visin de la gloria de Cristo contem-plada en el monte. La vida cristiana fue hecha posiblegracias a la muerte de Cristo; ahora, aqulla requiereque nosotros le sigamos en su muerte, si es que desea-mos experimentar el poder de la vida cristiana.

    La tentacin del poder y la obtencin de privilegios(nepotismo) estorban grandemente el desarrollo de lavida cristiana. Lo mismo hace un criterio estrecho, ellegalismo y el sectarismo. La vida cristiana no haceacepcin de personas, especialmente de los nios.

    Las lecciones del Getseman y del arresto de Jessson una ilustracin del hecho de que la vida cristianaconsiste en seguir al Cordero por dondequiera que vay no solamente en sus bendiciones y en sus fieles pro-mesas.

    Por ltimo, la vida cristiana se convierte a veces enuna paradoja o contradiccin que sorprendentemente

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    nos escandaliza, como la que le ocurri a los discpu-los frente a la muerte de su Seor. Obviamente esto seproduce por nuestra limitada comprensin de los pro-cesos humanos y divinos.

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    MIEDO EN LUGAR DE FE(Marcos 4: 35-41)

    Aquel da, cuando lleg la noche, les dijo: Pasemos alotro lado. Y despidiendo a la multitud, le tomaron comoestaba, en la barca; y haba tambin con l otras barcas.Pero se levant una gran tempestad de viento, y echabalas olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y lestaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le des-pertaron, y le dijeron: Maestro, no tienes cuidado queperecemos? Y levantndose, reprendi al viento, y dijo almar: Calla, enmudece. Y ces el viento, y se hizo grandebonanza. Y les dijo: Por qu estis as amedrentados?Cmo no tenis fe? Entonces temieron con gran temor,y se decan el uno al otro: Quin es ste, que aun el vien-to y el mar le obedecen?

    La primera leccin, segn el evangelio de Marcos,consisti en viajar con Jess en una barca. Esto no ten-dra nada de especial, de no ser por la gran tempestadde viento que se levant y que ya estaba llenando deagua la barca. Mientras tanto, Jess dorma plcida-mente sobre un cabezal ubicado en la popa de la bar-ca. La calma de Jess contrasta con la desesperacinde los discpulos, quienes no soportan ms y lo des-piertan. El texto griego, dice que no slo lo despiertan,sino que lo levantan. Entonces le dicen: No te impor-ta que estemos pereciendo? Ya en la pregunta nota-mos un sabor extrao: Parece ms un reproche que unruego. Es como si estuvieran diciendo a Jess: A t note importa lo que nos pasa. Pero cuntos de noso-tros no hemos tenido ms de alguna vez una sensa-cin parecida? Si no lo hemos dicho, al menos lo he-mos pensado: Dnde ests Seor? Por qu no tepreocupas de m? No te importa lo que me pasa?.

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    El Seor, enseguida reprendi al viento y orden almar: Calla, sosigate!. Y amain el viento y se hizouna gran calma. Pero lo mejor vena a continuacin.Mirndolos les dijo: Por qu estis llenos de miedo?Cmo no tenis fe?. En otras palabras, los discpulosdeban estar llenos de fe y no de miedo; pero la reali-dad era otra: Estaban llenos de miedo y no de fe. Suprimer fracaso los llev a darse cuenta de que no te-nan la medida de fe que requeran para seguir a Jess.Pero, No ha sido esta tambin nuestra experiencia?En efecto, la vida cristiana equivale a navegar en me-dio de un mundo de tormentas y tempestades que re-quieren de una fe firme y estable. No obstante, cun-tas veces hemos comprobado con vergenza que enlugar de estar llenos de fe, estamos llenos de miedo yque no tenemos la fe que deberamos tener?

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    SENSIBLES, PERO SIN PODER(Marcos 6: 30-44)

    Entonces los apstoles se juntaron con Jess, y le con-taron todo lo que haban hecho, y lo que haban enseado.

    El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, ydescansad un poco. Porque eran muchos los que iban yvenan, de manera que ni aun tenan tiempo para comer.Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto.

    Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchosfueron all a pie desde las ciudades, y llegaron antes queellos, y se juntaron a l. Y sali Jess y vio una granmultitud, y tuvo compasin de ellos, porque eran comoovejas que no tenan pastor; y comenz a ensearles mu-chas cosas.

    Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discpulos seacercaron a l, diciendo: El lugar es desierto, y la hora yamuy avanzada. Despdelos para que vayan a los camposy aldeas de alrededor, y compren pan, pues no tienen qucomer.

    Respondiendo l, les dijo: Dadles vosotros de comer.Ellos le dijeron: Que vayamos y compremos pan por dos-cientos denarios, y les demos de comer? l les dijo: Cun-tos panes tenis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco,y dos peces. Y les mand que hiciesen recostar a todos porgrupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos,de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.

    Entonces tom los cinco panes y los dos peces, y levan-tando los ojos al cielo, bendijo, y parti los panes, y dio asus discpulos para que los pusiesen delante; y repartilos dos peces entre todos. Y comieron todos, y se saciaron.Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo quesobr de los peces. Y los que comieron eran cinco mil hom-bres.

    Esta es la segunda leccin que habrn de aprenderlos discpulos con Jess. Con la decisin de Jess de

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    apartarse de la gente para descansar un poco, los dis-cpulos se embarcan nuevamente; esta vez a un lugardesierto. Pero la gente se da cuenta y los siguen. Elrelato dice no slo que los siguieron a pie, sino quellegaron al otro lado antes que ellos. Cuando Jessdesembarca una gran multitud lo est esperando. Je-ss, entonces, es movido a compasin por la gente,porque los ve como ovejas sin pastor, y comienza aensearles muchas cosas. Qu gran sensibilidad deJess!

    Las horas pasan y el da se hace tarde. De pronto,los discpulos movidos tambin por una gran sensibi-lidad por la gente, se acercan a Jess para proponerleuna idea: Despacha a la gente para que vaya por losalrededores a comprar algo de comer. Parece que estavez los discpulos estn a la altura de su Seor. Noobstante, Jess espera de ellos algo ms que sensibili-dad. Les dice: Dadles vosotros de comer. No es unasugerencia, sino una orden. Y no es slo un manda-miento para ellos; es tambin para nosotros. Qu te-rrible! El Seor espera de nosotros que no slo sinta-mos compasin por la gente, sino que seamos capacesde proveer para las necesidades de ellos. Que cuandoveamos el hambre de la gente no slo nos conmova-mos, sino que saciemos su hambre. Esa es la medidadel Seor.

    Los discpulos se sienten aturdidos con la orden. Nosaben qu pensar. Estar hablando en serio? Habre-mos entendido bien?. Entonces, en un intento por cer-ciorarse bien de la orden recibida, y apelando a la lgi-ca humana, le preguntan: Lo que nos ests pidiendoes que vayamos a comprar pan por doscientos denariosy les demos nosotros de comer?. La pregunta de los

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    discpulos, al igual que en la experiencia anterior, tie-ne un tono raro. Es como si quisieran despertar al Se-or de la tontera que ha dicho, hacerle recapacitar.Porque, obviamente, los discpulos no cuentan con esacantidad de dinero3 y, probablemente, tampoco exis-tan panaderas suficientes para tal cantidad de pan.Pero el Seor no slo sabe muy bien lo que ha dicho,sino que a continuacin multiplica cinco panes y dospeces y da de comer como a cinco mil varones.

    Qu bochorno el de los discpulos, y tambin elnuestro! Creernos buenos cristianos porque somospersonas sensibles a la necesidad humana, pero a lahora de saciar esa necesidad, comprobar nuestra abso-luta impotencia. Cuntas veces hemos sentido y ex-perimentado esa impotencia? Tal vez muchas vecesverdad? La vida cristiana, que tiene provisiones divi-nas y celestiales, se desenvuelve en medio de un mun-do hambriento y necesitado que nos interpela no sloa tener sensibilidad por ellos, sino a ser capaces de sa-tisfacer sus carencias. Pero para esto Quin es compe-tente por s mismo?

    3 Un denario representa por lo general el salario diario de un jornalero.

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    PNICO EN LUGAR DE CLAMOR(Marcos 6: 45-52)

    En seguida hizo a sus discpulos entrar en la barca e irdelante de l a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto quel despeda a la multitud. Y despus que los hubo despe-dido, se fue al monte a orar; y al venir la noche, la barcaestaba en medio del mar, y l solo en tierra. Y vindolesremar con gran fatiga, porque el viento les era contrario,cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andandosobre el mar, y quera adelantrseles.

    Vindole ellos andar sobre el mar, pensaron que era unfantasma, y gritaron; porque todos le vean, y se turba-ron. Pero en seguida habl con ellos, y les dijo: Tenednimo; yo soy, no temis! Y subi a ellos en la barca, y secalm el viento; y ellos se asombraron en gran manera, yse maravillaban. Porque an no haban entendido lo delos panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.

    Y as llegamos a la tercera experiencia de los disc-pulos con Jess. Una vez que hubo terminado el epi-sodio de la alimentacin de los cinco mil, Jess embar-c a sus discpulos rumbo a Betsaida, entre tanto ldespeda a la multitud. Esta vez los discpulos ibansolos. El Seor, una vez despedida la multitud, se fueal monte a orar, mientras la noche alcanz a los disc-pulos en medio del mar de Galilea.

    La noche avanz hasta su cuarta vigilia4. Jess des-de el monte tiene en la mira a sus discpulos, y dice elrelato, que vindoles remar con gran fatiga, porque elviento les era contrario, vino a ellos andando sobre elmar. El texto griego, en lugar de fatigados usa el tr-mino atormentados, lo cual indica que los discpu-

    4 Esto es entre las tres y seis de la madrugada.

  • 32

    los se encontraban en una situacin desesperada y queverdaderamente teman por su vida. En este punto elevangelio de Marcos introduce una frase un tanto ex-traa. Dice que la intencin de Jess al venir a ellos eraadelantrseles. Tengo la impresin que Jess, quienobviamente no pretende jugar ni ser indiferente conellos, se propone ms bien provocar que los discpulosen medio de su desesperacin clamen a l con todassus fuerzas. Esta parece ser la leccin que el Seor quie-re que aprendan sus discpulos. Pero no slo ellos, sinotambin nosotros. Muchas veces el Seor permite quenos visite la adversidad para que aprendamos a recu-rrir a l. En medio de los problemas, l pasa por nues-tro lado para que clamemos a l por socorro. Es todolo que espera de nosotros para actuar.

    Pero fue esta la reaccin de los discpulos? No, ver-gonzosamente no. Porque vindole andar sobre el marpensaron: Es un fantasma!. Cmo? Los discpu-los creen en fantasmas? Parece gracioso. Pero lo peorde todo fue que confundieron a Jess con un fantas-ma. Y en lugar de clamar, todos se pusieron a gritar demiedo. La expresin se turbaron, en griego, es seecharon a temblar. A los discpulos, literalmente, lestiritaban las piernas. Enseguida, el Seor tuvo quehablarles: Tened nimo; yo soy, no temis. Luego,subi a la barca y el viento se calm.

    Se puede imaginar el rostro de los discpulos des-pus del papeln que hicieron? No se queran mirarunos a otros y menos al Seor. Confundir a Jess conun fantasma Qu vergenza! Qu triste es que Jessest slo a un clamor de distancia y muchas veces norecurramos a l! Los discpulos estaban atnitos por-que, segn Marcos, an no haban entendido lo de los

  • 33

    panes. Ellos no aprenden fcilmente al igual que noso-tros.

    La vida cristiana consiste en caminar sobre las aguasdel mar de esta vida. Sin embargo, al igual que en elplano fsico, esto es imposible para la naturaleza hu-mana. Ni siquiera es difcil; es imposible. Qu hare-mos entonces? Solamente uno que haya caminado so-bre las aguas nos podr ensear a andar sobre ellas.

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    OYEN, PERO NO ENTIENDEN(Marcos 7: 14-23)

    Y llamando a s a toda la multitud, les dijo: Odmetodos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entreen l, que le pueda contaminar; pero lo que sale de l, esoes lo que contamina al hombre. Si alguno tiene odos paraor, oiga.

    Cuando se alej de la multitud y entr en casa, le pre-guntaron sus discpulos sobre la parbola. l les dijo:Tambin vosotros estis as sin entendimiento? No en-tendis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no lepuede contaminar, porque no entra en su corazn, sinoen el vientre, y sale a la letrina? Esto deca, haciendo lim-pios todos los alimentos. Pero deca, que lo que del hom-bre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, delcorazn de los hombres, salen los malos pensamientos,los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hur-tos, las avaricias, las maldades, el engao, la lascivia, laenvidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todasestas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

    Esta ser la siguiente leccin en la escuela de Cristo.La escena se inicia con la crtica de los fariseos y algu-nos escribas en contra de los discpulos de Jess. Larazn: Vieron a los discpulos comer con las manosinmundas, esto es, no lavadas. En seguida, el Seorsale en defensa de sus discpulos haciendo una nota-ble demostracin de cmo los fariseos y escribasinvalidan la palabra de Dios por guardar la tradicinde los hombres. Me imagino cmo se sentiran los dis-cpulos mientras su Maestro los defenda: Orgullosos,contentos, protegidos, dando un amn cerrado cadavez que Jess asestaba un golpe a sus contrincantes.Finalmente, llamando la atencin de toda la multitud

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    y exhortndolos a oir y a entender, concluye categri-camente con una verdad magistral, que hasta el da dehoy conviene recordar: Nada de lo que viene de afuerapuede contaminar a una persona. Ms bien, lo que salede la persona es lo que la contamina. Me imagino alos discpulos hasta con ganas de aplaudir al Seor.

    El asunto es que cuando se encontraban en casa, losdiscpulos le preguntan: Qu quisiste decir con aque-lla parbola? Plop! El Seor, entonces, les dijo: Tam-bin vosotros estis sin entendimiento?5. Es como siel Seor dijese: Es explicable que los dems no en-tiendan, pero no ustedes. Una vez ms los discpulosse dan cuenta que no dan la medida de su Maestro.Deberan oir y entender lo que oyen de su Seor, perono es as. No slo no entendieron lo de los panes, sinotampoco sus palabras6.

    Pero as es la vida cristiana. Exige conocer profun-damente a Jess no slo para entender sus palabras,sino tambin para saber interpretarlas y aplicarlas co-rrectamente. Esto ltimo, es ms importante y an msdifcil de conseguir. Alcanzar esta medida, no obstan-te, se encuentra fuera del mbito de nuestras pobres ylimitadas fuerzas humanas.

    5 Literalmente: Tan torpes son tambin ustedes?6 En ambos casos (6: 52; 7: 18) el verbo griego es el mismo: suniemi.

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    NI LA SEGUNDA ES LA VENCIDA(Marcos 8: 1-10)

    En aquellos das, como haba una gran multitud, y notenan qu comer, Jess llam a sus discpulos, y les dijo:Tengo compasin de la gente, porque ya hace tres dasque estn conmigo, y no tienen qu comer; y si los enviareen ayunas a sus casas, se desmayarn en el camino, puesalgunos de ellos han venido de lejos. Sus discpulos lerespondieron: De dnde podr alguien saciar de pan astos aqu en el desierto? l les pregunt: Cuntos pa-nes tenis? Ellos dijeron: Siete.

    Entonces mand a la multitud que se recostase en tie-rra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, losparti, y dio a sus discpulos para que los pusiesen delan-te; y los pusieron delante de la multitud.

    Tenan tambin unos pocos pececillos; y los bendijo, ymand que tambin los pusiesen delante. Y comieron, yse saciaron; y recogieron de los pedazos que haban so-brado, siete canastas. Eran los que comieron, como cua-tro mil; y los despidi. Y luego entrando en la barca consus discpulos, vino a la regin de Dalmanuta.

    Llegamos as a la quinta leccin que vivirn los dis-cpulos en este doloroso pero necesario camino de co-nocerse a s mismos, como resultado de ir conociendocada vez ms a su Seor. Como, segn Marcos 6: 52,los discpulos an no haban entendido lo de los pa-nes, el Seor los conduce a repetir la experiencia. Se-guramente todos nosotros, en un casi total desconoci-miento de la naturaleza humana, pensaramos a priorique esta vez s los discpulos estarn a la altura de suMaestro. Pero lo estuvieron?

    Esta vez el Seor toma la iniciativa y l hace saber asus discpulos la situacin de la gente: No tienen qu

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    comer. Parece que la respuesta de los discpulos debie-ra ser fcil. No obstante, la respuesta de ellos sorpren-de y escandaliza: De dnde podr alguien saciar depan a stos aqu en el desierto?. Es probable que elSeor esperara de ellos la siguiente respuesta: Dmos-les nosotros de comer. Pero la respuesta de los disc-pulos fue una totalmente distinta. No slo niegan queellos puedan darles de comer, sino lo que es peor, nie-gan que el Seor pueda hacerlo. Por ltimo, si la res-puesta de ellos hubiese sido: Dales t de comer, to-dava indicara un progreso en la formacin de los dis-cpulos.

    Y por segunda vez Jess multiplica el pan y alimen-ta milagrosamente a cuatro mil personas en pleno de-sierto. Bendito sea nuestro glorioso Seor Jesucristo!

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    OTRA VEZ NO ENTIENDEN(Marcos 8: 14-21)

    Haban olvidado de traer pan, y no tenan sino un panconsigo en la barca. Y l les mand, diciendo: Mirad, guar-daos de la levadura de los fariseos, y de la levadura deHerodes. Y discutan entre s, diciendo: Es porque no tra-jimos pan. Y entendindolo Jess, les dijo: Qu discu-ts, porque no tenis pan? No entendis ni compren-dis? An tenis endurecido vuestro corazn? Tenien-do ojos no veis, y teniendo odos no os? Y no recordis?Cuando part los cinco panes entre cinco mil, cuntascestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron:Doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, cun-tas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos di-jeron: Siete. Y les dijo: Cmo an no entendis?

    Con esta sexta leccin culmina el primer ciclo deexperiencias de los discpulos con su Maestro, nuestroSeor Jesucristo7. Despus de la milagrosa alimenta-cin de los cuatro mil, Jess y sus discpulos se habanembarcado para la regin de Dalmanuta. All, el Seorhaba tenido una discusin con los fariseos quienes, afin de tentarle, le haban pedido que hiciera una sealdel cielo. Jess conociendo las intenciones de los fari-seos se neg rotundamente y, an ms, dejndolos,volvi a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera.Esta ser la tercera experiencia con Jess arriba de unabarca.

    Los discpulos vienen preocupados. La razn: Ha-ban olvidado traer pan y contaban con un solo panpara el viaje. Jess, por su parte, tambin viene pre-ocupado, pero no por el pan. Su mente todava est

    7 Recuerde que 18 = 6+6+6.

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    concentrada en la discusin con los fariseos y especial-mente en la actitud de ellos. El Seor, pensando en elcuidado y en la formacin de sus discpulos, les ad-vierte entonces sobre la necesidad de guardarse de lalevadura de los fariseos8 y de la levadura de Herodes9.Los discpulos, al escuchar la palabra levadura, creenque Jess est reprochndolos por haberse olvidadode traer pan. Y entonces comienzan a discutir entreellos: Te dije que trajeras pan. T estabas a cargo.Cmo pudiste olvidarte?. Esto s que es andar per-dido y extraviado! Jess se da cuenta del extravo desus discpulos y comienza a exhortarlos duramente conuna serie de reproches que constituyen todo un resu-men o corolario de toda la serie de seis fracasos:

    a). Por qu discuten que no trajeron pan?b). An no entienden ni se dan cuenta?c). Tienen el corazn embotado?d). Teniendo ojos no ven y teniendo odos no oyen?e). Y no recordis? El sentido de esta pregunta es

    ni siquiera sois capaces de recordar? Hasta malamemoria tenis? En seguida, el Seor les recuerda lasdos veces que anteriormente multiplic el pan. En otraspalabras, lo que Jess les est diciendo es que si concinco panes haba alimentado a cinco mil, y con sietepanes haba alimentado a cuatro mil, con un pan nopodra alimentar a doce? Y termina Jess la repren-sin con una ltima pregunta:

    f). Y cmo entonces an no entendis?8 En el contexto, la levadura de los fariseos parece tener relacin con exigir

    evidencias, no obstante no tener una actitud creyente. Segn Lucas, es la hipo-cresa (12: 1); y segn Mateo, es la doctrina de los fariseos (16: 12).

    9 La levadura de Herodes parece consistir en el uso del poder poltico contralos creyentes.

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    Y as la sexta leccin termin con seis preguntas queindicaban claramente el fracaso rotundo de los disc-pulos en el seguimiento de su Maestro.

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    EL FRACASO DE LOS AFECTOS HUMANOS(Marcos 7: 31-35)

    Y comenz a ensearles que le era necesario al Hijo delHombre padecer mucho, y ser desechado por los ancia-nos, por los principales sacerdotes y por los escribas, yser muerto, y resucitar despus de tres das. Esto les de-ca claramente. Entonces Pedro le tom aparte y comen-z a reconvenirle. Pero l, volvindose y mirando a losdiscpulos, reprendi a Pedro, diciendo: Qutate de de-lante de m, Satans! porque no pones la mira en las co-sas de Dios, sino en las de los hombres. Y llamando a lagente y a sus discpulos, les dijo: Si alguno quiere veniren pos de m, niguese a s mismo, y tome su cruz, ysgame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la per-der; y todo el que pierda su vida por causa de m y delevangelio, la salvar.

    La escena anterior que sirve de contexto inmediatoa este relato del evangelio de Marcos, muestra el mo-mento de mayor lucidez que han tenido hasta aqu losdiscpulos de Jess. En efecto, Pedro, hablando en re-presentacin de los doce y por revelacin del Padrecelestial, acaba de confesar que Jess es el Cristo oMesas. De esta manera culmina la primera parte delevangelio de Marcos que pretenda dar a conocer quines el Cristo. Pues bien, como ha dicho Pedro, Jess esel Cristo.

    Ahora bien, en la segunda parte del evangelio (ca-ptulos 9-16), Marcos nos indicar qu clase de Mesases Jess. En la primera parte la pregunta era: Quines el Mesas? En la segunda parte, en cambio, la pre-gunta es: Qu clase de Mesas es Jess? Y la respuestaa esta ltima pregunta ser: El Mesas, Jess, es el sier-vo sufriente de Dios. Por ello, a partir de este momen-

  • 42

    to, Jess comienza a hablarles con toda claridad y fran-queza respecto de su muerte que ha de acontecerle enla ciudad de Jerusaln. Y es en este punto donde unavez ms entra en escena el apstol Pedro. l, por unaparte, lleno an de satisfaccin por el momento de cla-ridad anterior que lo hace sentirse seguro y confiadoen s mismo, y por otra parte, movido por el gran afec-to que siente por Cristo, toma a Jess a un lado y co-mienza a reconvenirlo por lo que recin ha dicho acer-ca de su inminente muerte. La palabra griega para re-convenir es mucho ms fuerte todava. Indica quePedro comenz a reprenderlo. Qu les parece? Dednde sac Pedro tantas agallas? Me imagino a Pedrodicindole al Seor: Qu es eso de que vas a morir?,Cmo se te ocurre?, Acaso no sabes cunto teamamos?.

    Jess, entonces, volvindose al resto de los discpu-los para captar su atencin, le dijo a Pedro: Qutatede mi vista, Satans!. Pero cmo? Pedro convertidoen enemigo y adversario10? Qu pas? Cmo es quePedro puede pasar tan rpidamente de un momentode gloria a un momento de tinieblas? De la confesina la confusin? Qu parecido somos a Pedro! Se pue-den imaginar qu pensaron de Pedro los dems disc-pulos y cmo se sinti Pedro? Qu haba de malo ensus palabras para recibir tan dura reprensin? Y si ha-ba algo de malo no podra el Seor haber valoradopor lo menos la sinceridad de sus palabras?

    Hermanos cun traicioneros pueden llegar a sernuestros afectos! Pedro, con una ignorancia supina delas cosas de Dios y gobernado slo por sentimientoshumanos, lo que estaba dicindole en otras palabras a

    10 Satans significa enemigo y adversario.

  • 43

    su Maestro, era: Cmo se te ocurre ir a la cruz paratraer la salvacin a los hombres? Qu es eso de es-tar pensando en los dems? Piensa en t mismoConsidrate a ti mismo.

    Y para que nadie piense que esta medida era slopara Cristo y no para nosotros, Jess, llamando a lagente y a sus discpulos, les dijo: Si alguien desea ve-nir en pos de m, renuncie a las exigencias de su pro-pio yo, tome su cruz y sgame. Y la razn es tan tre-menda como la demanda misma: Porque cualquieraque desee salvar su vida, la perder; mas cualquieraque pierda su vida por causa de m y del evangelio, lasalvar. De aqu en adelante, seguir a Cristo tomarentonces un cariz nuevo para los discpulos. Con ra-zn dice Marcos que mientras suban a Jerusaln y Je-ss iba delante de los discpulos, ellos estaban atni-tos y le seguan con miedo (10:32).

    La vida cristiana requiere soltar nuestros seresqueridos a la voluntad de Dios; sin embargo, nuestroshumanos afectos van en la direccin opuesta; buscanatarlos a nosotros. Y quin por s mismo los podrvencer? Difcil no es cierto? No, no es difcil; es impo-sible.

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    CUANDO EL APRESURAMIENTO NOS HACEERRAR(Marcos 9: 2-9)

    Seis das despus, Jess tom a Pedro, a Jacobo y a Juan,y los llev aparte solos a un monte alto; y se transfigurdelante de ellos. Y sus vestidos se volvieron resplande-cientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningnlavador en la tierra los puede hacer tan blancos. Y lesapareci Elas con Moiss, que hablaban con Jess. En-tonces Pedro dijo a Jess: Maestro, bueno es para noso-tros que estemos aqu; y hagamos tres enramadas, unapara ti, otra para Moiss, y otra para Elas. Porque nosaba lo que hablaba, pues estaban espantados. Entoncesvino una nube que les hizo sombra, y desde la nube unavoz que deca: Este es mi Hijo amado; a l od. Y luego,cuando miraron, no vieron ms a nadie consigo, sino aJess solo. Y descendiendo ellos del monte, les mand quea nadie dijesen lo que haban visto, sino cuando el Hijodel Hombre hubiese resucitado de los muertos.

    En esta octava experiencia de los discpulos con elSeor, ellos vern el reino de Dios venido (cuando hayavenido) con poder. Segn Mateo: Vern al Hijo delHombre viniendo en su reino. Es decir, vern alMesas, anticipadamente, viniendo en el poder de susegunda venida. Esta visin contrapesa la experienciade muerte anterior. Ello significa que Jess no morirpor debilidad, sino voluntariamente. Conocer su po-der, por tanto, permitira a los discpulos encontrar lafuente de donde sacar las fuerzas suficientes para se-guir a su Maestro hasta la muerte. Seguir a Jess por elcamino de la muerte conduce finalmente a la partici-pacin de su gloria y de su poder. Si sufrimos con l,

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    tambin reinaremos con l11. Esta visin anticipadade la segunda venida de Cristo, la conocemos como latransfiguracin.

    La mencin del nmero seis en la expresin seisdas despus ya anticipa, no obstante, un nuevo fra-caso de los discpulos. Esta vez de Pedro, Jacobo y Juan.Cuando Pedro vio a Jess transfigurado y conversan-do con Moiss y Elas, rpidamente se apresur a daruna sugerencia: Por qu no hacemos tres enramadasy nos quedamos aqu?. Entonces el escritor aclara quePedro habl as, porque no saba lo que hablaba. Elsentido es que no saba qu decir. Pero quin le dijoque tena que apresurarse a decir algo? Marcos aclara,en todo caso, que la razn de su apresuramiento fue elhecho de que estaban aterrados con la visin.

    En la leccin anterior, los discpulos se haban vistocaminando con Jess hacia la muerte. Ahora, estn enla gloria. Con razn dice Pedro: Maestro: Excelente,hermoso, es que estemos aqu. Quin quiere bajarde la gloria, para caminar hacia la muerte? Todos no-sotros querramos quedarnos all. Pero la transfigura-cin es un anticipo que tiene por finalidad capacitar-nos para tomar el camino de la cruz, y no para que-darnos all.

    El apresuramiento de Pedro fue entonces interrum-pido12 por la voz del Padre que habl desde una nube:Este es mi Hijo, el Amado, odle. Claro, Pedro en suprisa por hablar, haba puesto a Moiss y a Elas ni msni menos que a la misma altura de Jess. Por ello, elPadre, agrega: ... a l od. No es hora de or ni a Moi-

    11 2 Timoteo 2: 12.12 Mateo dice que mientras Pedro an hablaba, una nube de luz los cubri.

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    ss ni a Elas. La ley y los profetas dan, ahora, paso aJess, quien es el cumplimiento de lo dicho por Moi-ss y los profetas. Como resultado de las palabras delPadre desaparecen, pues, de la escena, Moiss y Elas,y queda con los discpulos solamente Jess.

    En verdad, Pedro no saba lo que deca. En verdad,erramos por apresurados. Debemos ser prestos paraor, pero tardos para hablar13. Pero quin podr ensus fuerzas controlar su lengua? Con razn dice San-tiago que si alguno no ofende en palabra, ste es va-rn perfecto, capaz de refrenar todo el cuerpo (3: 2).Qu te parece? Es cosa de proponrselo no es cierto?No. Lamentablemente auto proponrselo no ser sufi-ciente.

    13 Santiago 1: 19.

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    POR FALTA DE ORACIN(Marcos 9: 14-19)

    Cuando lleg a donde estaban los discpulos, vio unagran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputa-ban con ellos. Y en seguida toda la gente, vindole, seasombr, y corriendo a l, le saludaron. El les pregunt:Qu disputis con ellos? Y respondiendo uno de la mul-titud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espri-tu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; yecha espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; ydije a tus discpulos que lo echasen fuera, y no pudieron.Y respondiendo l, les dijo: Oh generacin incrdula!Hasta cundo he de estar con vosotros? Hasta cundoos he de soportar? Tradmelo.

    Cuando Jess descendi del monte con los tres dis-cpulos, encontr a los nueve discpulos restantes en-frascados en una discusin con algunos escribas y ro-deados de una multitud de gente. Qu pasaba? Unpadre haba trado su hijo endemoniado a Jess, perosus discpulos no haban sido capaces de liberarlo. Conrazn, Pedro, Jacobo y Juan no queran bajar al valle!

    Jess exlama entonces: Oh generacin sin fe! Has-ta cundo ser necesario quedarme entre ustedes?.Ahora sabemos que deba quedarse con los hombreshasta que hiciese posible, con su salvacin, la fe de ellos.Hasta entonces deba seguir soportndolos, especial-mente a sus discpulos. Jess liber, pues, al mucha-cho y, una vez llegados a casa, vino la gran preguntade parte de los discpulos: Por qu nosotros no pu-dimos expulsar al demonio?. Porque esta clase dedemonios, dijo Jess, con nada puede salir, sino conoracin.

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    El fracaso de los discpulos se debi, esta vez, a lafalta de oracin. Jess era un hombre de oracin, perono sus discpulos. Frente a la estatura del Maestro, unavez ms los discpulos haban quedado cortos.

    La vida cristiana es victoriosa porque se desarrollaen una atmsfera permanente de oracin. sta nos poneen contacto y en comunin con el autor de la Vida, dequien recibimos vida sobrenatural -su Vida- que noscapacita y nos permite navegar llenos de fe en mediode la tempestad, dar de comer a un mundo necesita-do, andar sobre el mar, entender las palabras de Jess,trascender nuestros afectos, controlar nuestra lenguay liberar a los oprimidos. Todos sabemos esto. Sin em-bargo, la mayora de nosotros, o no ora, o su vida deoracin es muy pobre. Tenemos una linda teologa dela oracin, pero no su prctica. Sabemos que hay queorar y, sin embargo, no oramos; sabemos que el orartrae provecho espiritual, pero no oramos; sabemos queno se puede vivir la vida cristiana sin oracin, no obs-tante igual no oramos.

    Y cul es la explicacin de esta incoherencia nues-tra? Simple, pero dolorosa: Exceso de confianza ennosotros mismos. Por lo tanto, la oracin ser una rea-lidad prctica cuando se convierta en una necesidad.Cuando nos demos cuenta que separados de l nadapodemos hacer y que aquello que hacemos sin l, esnada. Pero hasta que no llegue ese da, inevitablemen-te conoceremos la derrota, ya que parece no haber otrocamino para descubrir que padecemos de una impo-tencia absoluta a la hora de pretender vivir a la alturadel Maestro.

    La vida cristiana nos demanda descender perma-

  • 49

    nentemente al valle de la necesidad. Sin embargo, lasnecesidades con las que nos encontraremos all son detal magnitud que sin una relacin viva y personal conel Salvador, mediante la oracin, no tenemos ningunaposibilidad de enfrentarlas con xito. En definitiva,descender al valle requiere primero de la experienciade subir al monte.

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    MIEDO A VOLVER A FRACASAR(Marcos 9: 30-32)

    Habiendo salido de all, caminaron por Galilea; y noquera que nadie lo supiese. Porque enseaba a sus disc-pulos, y les deca: El Hijo del Hombre ser entregado enmanos de hombres, y le matarn; pero despus de muer-to, resucitar al tercer da. Pero ellos no entendan estapalabra, y tenan miedo de preguntarle.

    En esta dcima leccin, el Seor por segunda vezles habla de su muerte. Sin embargo, sus discpulos,aparte de no entender las palabras de Jess respectode su muerte, no quieren ni siquiera preguntar. To-dos, dice Marcos, tenan miedo de preguntarle. Cla-ro, despus de la experiencia de Pedro nadie quierecorrer riesgos; ninguno quiere ser tratado de satans.

    Por otra parte, pareciera que la frustrada odisea dela liberacin del muchacho anteriormente descrita, leshubiese hecho olvidar la experiencia de la transfigura-cin y les hubiese hecho volver a cero en su compren-sin de las palabras tan claras de Jess en relacin consu muerte. Debido a la limitada comprensin huma-na, la noticia de la muerte de Jess es tan fuerte paralos discpulos, que no logran trascenderla. No logranasimilar la posible partida y prdida de su Seor. Noexisten razones que la hagan comprensible. Probable-mente se preguntan: Y qu haremos sin l? Qu serde nosotros, cuando muera?

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    LA TENTACIN DEL PODER(Marcos 9: 33-37)

    Y lleg a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les pre-gunt: Qu disputabais entre vosotros en el camino?Mas ellos callaron; porque en el camino haban disputadoentre s, quin haba de ser el mayor. Entonces l se senty llam a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el pri-mero, ser el postrero de todos, y el servidor de todos. Ytom a un nio, y lo puso en medio de ellos; y tomndoleen sus brazos, les dijo: El que reciba en mi nombre a unnio como este, me recibe a m; y el que a m me recibe, nome recibe a m sino al que me envi.

    Pero, en verdad, los discpulos se encontraban tanderribados y defraudados con la noticia de la muertede su Seor? Veamos. En Capernaum, una vez que lle-garon a casa, Jess les pregunt: Qu discutais en elcamino?. Mas ellos, dice Marcos, callaron, por-que en el camino haban discutido quin era el mayor.Qu tal! Callaron porque, al igual que un nio que essorprendido haciendo algo malo (con las manos en lamasa), se sintieron descubiertos por el Seor. Pero quhaba motivado tal discusin del camino? qu la ori-gin? Sin duda, las palabras de Jess con respecto a sumuerte. Y, aunque Mateo dice que dichas palabras en-tristecieron en gran manera a sus discpulos, se ve queello no fue obstculo para que, de todas maneras, mien-tras Jess caminaba delante de ellos, los discpulos co-menzaran a hablar del tema del sucesor.

    Las preguntas que se hicieron no fueron: Y quharemos sin l? Qu ser de nosotros, cuando mue-ra?. No, ellos no se hicieron las preguntas que presu-

  • 52

    mamos. Las preguntas de ellos fueron: Ya que el Se-or, segn sus propias palabras, habr de morir: Quinde nosotros tomar su lugar? Quin se har cargo dela direccin del grupo?. Qu escena no! Por un lado,hablando con el rostro lleno de tristeza y con la vozentrecortada por la emocin, pero, al mismo tiempo,discutiendo quin ser el sucesor. Ha visto alguna vezuna escena parecida? Yo s. Se parece a aquellas perso-nas que comienzan a disputarse la herencia de un fa-miliar, cuando todava ste no fallece. Qu pattico!

  • 53

    LA ESTRECHEZ DE LOS DISCPULOS(Marcos 9: 38-41)

    Juan le respondi diciendo: Maestro, hemos visto a unoque en tu nombre echaba fuera demonios, pero l no nossigue; y se lo prohibimos, porque no nos segua. Pero Je-ss dijo: No se lo prohibis; porque ninguno hay que hagamilagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de m.Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. Ycualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre,porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perder surecompensa.

    La duodcima leccin se desarrolla dentro de la es-cena anterior. Lo que probablemente pas es que lavergenza experimentada por los discpulos al versedescubiertos por el Seor, debe de haber sido tan gran-de, especialmente la de Juan, que ste no encontrmejor salida que interrumpir bruscamente al Maestroy cambiar el tema. Juan, est seguro que lo que a con-tinuacin dir a Jess es tan acertado que, de algunamanera, borrar la equivocacin recin cometida.

    Maestro, dice Juan: Hemos visto a uno que en tunombre expulsaba demonios, pero no nos sigue; y selo prohibimos porque no nos segua. Juan tiene quehaber esperado con ansias la aprobacin de su Maes-tro. Por lo dems, necesitan vivenciar la sensacin deacertar alguna vez. Habrn dado en el blanco esta vez?Jess respondi... No se lo prohibis. Hoy en da,nosotros insistiramos con estas palabras: Pero si noes de nuestra denominacin. No se lo prohibis.Pero si no tiene nuestra doctrina. No se lo prohi-bis. Pero si no es de nuestro ministerio No se loprohibis.

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    Por qu? Porque ninguno que haga un milagroen mi nombre, podr rpidamente hablar mal de m.Porque el que no est contra nosotros, a favor de noso-tros est, dijo Jess.

    Con esta duodcima leccin termina la segunda se-rie de seis experiencias vividas por los discpulos ensu seguimiento del Seor. En todas ellas la figura deJess crece y se agiganta; la de ellos, disminuye y seachica. l se vuelve cada vez ms glorioso y maravi-lloso; ellos, en cambio, cada vez ms opacos y carna-les. En todo caso, lo ms importante que est ocurrien-do en la vida de los discpulos es que mientras vanconociendo a su Seor, se van conociendo a s mismos.Esta leccin ser fundamental en el futuro.

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    EL ERROR DE IGNORAR A LOS NIOS(Marcos 10: 13-16)

    Y le presentaban nios para que los tocase; y los disc-pulos reprendan a los que los presentaban. Vindolo Je-ss, se indign, y les dijo: Dejad a los nios venir a m, yno se lo impidis; porque de los tales es el reino de Dios.De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dioscomo un nio, no entrar en l. Y tomndolos en los bra-zos, poniendo las manos sobre ellos, los bendeca.

    Aqu comienza la tercera y ltima serie de seis ex-periencias del discipulado de Jess. Cmo lo sabemos?Porque, segn Lucas, todas las experiencias que vie-nen se enmarcan en el ltimo viaje que har Jess aJerusaln14. Esta vez, para morir. Este viaje que pode-mos llamar el camino de la cruz ocup los ltimos seismeses de la vida de Jess.

    La gente no slo tena inters de escuchar a Jess,sino que, adems, le traan sus hijos para que los toca-se. Qu hermoso e importante gesto de estos padres!Pero los discpulos no lo valoraban as. Por el contra-rio, ellos reprendieron a las personas que traan a losnios: Esta reunin no es para nios Acaso no sa-ben que los nios molestan? Ellos son la iglesia delmaana, no los traigan hoy.

    Cuando Jess se dio cuenta de lo que pasaba, diceMarcos, que l se indign. Esta es la nica vez en todoel Nuevo Testamento que se menciona a Jess bajoeste estado de nimo15. Este hecho indica, por si solo,el gran aprecio y cario que Jess senta por los niosy la gran importancia que para l tenan. Con enojo les

    14 Lucas 9: 51.15 El verbo indignarse en griego es aganakteo.

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    dijo entonces: Dejad que los nios vengan a m, y nose lo prohibis. Los discpulos no slo queran impe-dir que otros que no eran de su misma denomina-cin ministrasen, sino queran impedir tambin a losnios venir a Cristo. As somos nosotros! Estrechosde corazn.

    Jess termina su enseanza declarando que aquelque no acoja el reino de Dios como lo hara un nio, deningn modo entrar en l. En seguida, poniendo lasmanos sobre ellos, los bendeca, no sin antes tomarlosen sus brazos.

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    OTRA VEZ EL PODER ES TEMA NO RESUELTO(Marcos 10: 35-45)

    Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acerca-ron, diciendo: Maestro, querramos que nos hagas lo quepidiremos. l les dijo: Qu queris que os haga? Ellosle dijeron: Concdenos que en tu gloria nos sentemos eluno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Entonces Jessles dijo: No sabis lo que peds. Podis beber del vasoque yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yosoy bautizado? Ellos dijeron: Podemos. Jess les dijo: Ala verdad, del vaso que yo bebo, beberis, y con el bautis-mo con que yo soy bautizado, seris bautizados; pero elsentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mo darlo,sino a aquellos para quienes est preparado.

    Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse con-tra Jacobo y contra Juan. Mas Jess, llamndolos, les dijo:Sabis que los que son tenidos por gobernantes de las na-ciones se enseorean de ellas, y sus grandes ejercen sobreellas potestad. Pero no ser as entre vosotros, sino que elque quiera hacerse grande entre vosotros ser vuestro ser-vidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, ser sier-vo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para serservido, sino para servir, y para dar su vida en rescatepor muchos.

    El contexto inmediato de este relato es la mencinque hace Jess, por tercera vez, de su muerte, dndo-les as una nueva oportunidad de demostrar su apren-dizaje. Recordemos que en la ocasin anterior, cuandoJess les habl de su muerte por segunda vez, ellos,aunque tenan miedo de preguntarle despus de lo quele haba pasado a Pedro, no se sintieron cohibidos paradiscutir en el camino quin sera el mayor. Pero ahoratienen una nueva oportunidad. Seguramente, esta vezno querrn aprovecharse de la situacin para obtenerprebendas personales. Veamos.

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    Despus que el Seor termin de hablar a los disc-pulos con respecto a su muerte, Jacobo y Juan, los hi-jos de Zebedeo, se le acercaron con una peticin: Con-cdenos que en tu gloria uno de nosotros se siente a tuderecha y el otro a tu izquierda. Pero de dnde saleesta peticin? Qu relacin tiene con las palabras re-cientes de Jess sobre su muerte? La verdad es que nin-guna, porque la peticin de Jacobo y Juan no se origi-na a raz de las ltimas palabras de Jess acerca de sumuerte, sino de aquellas referidas a propsito del jo-ven rico. En ese contexto, segn Mateo, Jess les habaprometido a sus discpulos que ... en la regeneracin,cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de sugloria, vosotros que me habis seguido tambin os sen-taris sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribusde Israel16. De aqu nace la peticin de los hijos deZebedeo.

    Esta idea de sentarse en tronos junto a Jess, se con-virti en una idea fija para Jacobo y Juan. A tal puntoque haciendo caso omiso de las ltimas palabras deJess acerca de su muerte, retoman el tema de la parti-cipacin en la gloria del Seor. Qu tremendo! Jessest hablando de su muerte y los discpulos de lugaresde privilegios.

    Segn las normas de protocolo, la persona de ma-yor rango o dignidad, debe sentarse en el centro. Deall hacia la derecha y hacia la izquierda se ubican lasdems personas de acuerdo al mayor o menor gradode dignidad,. Pues bien, esto era precisamente lo queJacobo y Juan estaban pidiendo: Despus del Seor,uno a su derecha y el otro a su izquierda. Puede serque los hijos de Zebedeo se sintiesen con derecho a los

    16 Mateo 19: 28.

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    mejores puestos por el probable parentesco que tenancon Jess17.

    La respuesta de Jess, sin embargo, fue: No sabislo que peds. Cuntas veces los discpulos han escu-chado hasta aqu estas mismas palabras de parte delSeor? Varias veces no es cierto? No saben lo que pi-den, porque no es prerrogativa de Jess conceder loslugares de privilegios, sino el Padre. Y tampoco losmejores lugares se otorgan a los que los piden o a losque creen que tienen derecho, sino a aquellos que es-tn preparados para participar de la copa y el bautis-mo de su pasin y muerte. Para participar de su gloria,primero hay que compartir el trago amargo del dolory el bautismo del sufrimiento de Jess. En verdadJacobo y Juan no tenan idea de lo que pedan.

    Pero esto no es todo. Qu de los dems discpulos?Podr atribuirse slo a Jacobo y a Juan estas ansias depoder y de privilegios? El texto dice que cuando losdems se enteraron de la peticin de los hijos deZebedeo, se indignaron contra ellos18. Qu les pare-ce? Se indignaron no porque Jacobo y Juan hayan so-licitado semejante privilegio, sino porque se les ade-lantaron!

    La vida cristiana consiste en menguar para que Cris-to sea levantado y exaltado en la iglesia y a travs deella. Pero el mundo corre en una desenfrenada y locacarrera, no por menguar, sino por ser levantado. Sebusca subir a como d lugar, aun a costa de pisotearo derribar a los que se interpongan en nuestro camino.Pero cul es la razn de tan frentica lucha? Muy sim-

    17 Es probable que la madre de Jacobo y Juan (Salom), fuese la hermana deMara, madre de Jess (Marcos 15: 40; Mateo 27: 56; Juan 19: 25.

    18 Es el mismo verbo, en griego, que us Marcos para Jess en 10: 14.

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    ple, el que no llega arriba, es nadie. Esta es la valora-cin del mundo. Este no te mide por lo que eres, sinopor lo que tienes. Tu dignidad depende de tu posicin.Si no tienes una posicin social relevante, eres un fra-casado, un perdedor, un don nadie. As que si quieresser reconocido por la sociedad, ms te vale que contodas las fuerzas que tengas, hagas de la letra de estacancin popular, la razn y el sentido de tu existencia:

    Toda una existencia para vermeconvertido en un buen corredor;toda mi paciencia da a dapara hacerme cada vez mejor.Ser tercero es perder,ser segundo no es igualque llegar en un primer lugar.

    Voy a ganar, voy a ganar;voy a matarme por llegar...Voy a ganar, voy a ganar;voy a poderlo demostrar.Voy a ganar, voy a ganar;voy a poderlo demostrar,y a ganar.

    Tanto sacrificio, tanta rabia,tanto tiempo para ver qu soy.Qu fuerza me empujay me pone en lideratode competicin?Ser tercero es perder,ser segundo no es igualque llegar en un primer lugar.

    Un poco ms, un poco ms;voy a matarme por llegar.Un poco ms, un poco ms;un poco ms y soy el as.

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    As de fra, calculadora, cruel e inmisericorde es lavida en este mundo. Y qu contrarias y fuertes las pa-labras de Jess que tenemos que vivir en medio de laselva del ms fuerte:

    El que quiera hacerse grande entre vosotros ser vues-tro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero,ser siervo de todos.

    Para tan grande desafo que nos pone la vida cris-tiana, quin es competente?

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    CUANDO L NOS ESCANDALIZA(Marcos 14: 26-31)

    Cuando hubieron cantado el himno, salieron al montede los Olivos. Entonces Jess les dijo: Todos os escandali-zaris de m esta noche; porque escrito est: Herir al pas-tor, y las ovejas sern dispersadas. Pero despus que hayaresucitado, ir delante de vosotros a Galilea.

    Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen,yo no. Y le dijo Jess: De cierto te digo que t, hoy, enesta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, menegars tres veces. Mas l con mayor insistencia deca: Sime fuere necesario morir contigo, no te negar. Tambintodos decan lo mismo.

    Esta es la dcima quinta experiencia de los discpu-los en su relacin con el Seor y quizs la ms difcilde superar. Jess ya se encuentra en la ciudad de Jeru-saln, donde acaba de celebrar con ellos la fiesta de laPascua juda. Cuando salen en direccin del monte delos Olivos, Jess pronuncia unas palabras terribles:Todos se escandalizarn de m esta noche. Cmo?Jess, motivo de escndalo? Esto s que no estaba enmis registros! Pero acaso alguna vez no te ha escan-dalizado el Seor? Nunca l ha hecho algo que te hahecho tropezar? En el caso de los discpulos, despusde saber que l era el Mesas, era mucho pedirles queno tropezaran ante el hecho inminente de su muerte.Si l es el Mesas, entonces no puede morir; si muere,entonces no es el Mesas. As pensaban los discpulos.Por eso, Jess, consciente de ello, les advierte que sumuerte los har tropezar en l. Ya no podrn seguircreyendo en l19.

    19 La Biblia Dios habla hoy dice en 14: 27: Todos ustedes van a perder suconfianza en m.

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    Que l me va a escandalizar? Seguramente esto se-ra lo ms difcil de aceptar. Cualquiera pensara: Esoes imposible que ocurra. Por ello, no es tan extraordi-nario que Pedro haya dicho: Aunque todos se apar-ten, yo no. Aun en la eventualidad de que todos losdems fallen, yo no lo har. La confianza de Pedro ens mismo es absoluta, a pesar de la clara advertenciade las palabras de Jess. Esto s que llama la atencin.Uno esperara que a esta altura del proceso, despusde un fracaso tras otro, Pedro se encontrara ms debi-litado y desconfiado de s mismo. Por lo menos, unoesperara que a esta altura Pedro ya se hubiese dadocuenta que Jess sabe ms que l. Que l sabe lo quedice. Pero, lamentablemente no es as.

    Jess, entonces, buscando hacer recapacitar a Pedro,le advierte: De cierto te digo que t, hoy, en esta no-che, antes que el gallo cante dos veces, me negars tresveces. Es como si Jess le dijese: Pedrito, Pedrito, nome contradigas. Yo s exactamente lo que hars estanoche. Creme lo que digo. Frente a palabras tan cla-ras y tan exactas, dichas, adems, por aquel que mejorconoce a los discpulos, seguramente Pedro se rendiry le conceder toda la razn a su Maestro. Pero fueas? Asombrosamente no. Con total ignorancia de smismo, y con mayor ahnco, afirm: Aunque tengaque morir contigo, jams te negar. Estas palabras slopueden ser dichas por alguien que no se conoce. Peroacaso no sera lo que todos diramos? Si alguien nospreguntara: Negaras al Seor? Acaso no responde-ramos todos como Pedro: Jams te negar? En micaso, mi pensamiento es este: Podr ser mal discpulo,lleno de defectos e inconsecuencias; pero, de ah, a ne-gar a mi Seor. Jams!

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    Bueno. Todos los dems discpulos dijeron lo mis-mo.

    La vida cristiana est, pues, llena no slo de victo-rias y bendiciones, sino tambin de grandes paradojasque casi siempre sobrepasan nuestro limitado enten-dimiento y que por lo mismo, debemos soportar casi apura fuerza de resignacin. Peor an, cuando estasparadojas vienen del mismo Seor. Pero qu nos po-dr sostener en medio de ellas? El hecho glorioso queaunque Dios es luz, tambin mora en la oscuridad20. lvive en el da, pero habita tambin la noche. Por lodems, el propio Hijo de Dios pas, por nosotros, porla noche oscura. As que en nuestro seguimiento delSeor como discpulos ser inevitable seguirlo tambinpor situaciones de este tipo. Los discpulos siguen alCordero por dondequiera que va21. Job, que saba deestas experiencias, dice:

    Cerc de vallado mi camino, y no pasar; Y sobre mis veredas puso tinieblas (19:8)

    Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; Y cuando esperaba luz, vino la oscuridad (30:26)

    En todo caso y para aliento nuestro, digamos que lanoche oscura nuestra jams se podr comparar con lade Cristo. La noche oscura que pas Cristo ningnmortal jams tendr que vivir. l, expir abandonadopor su Padre y, no obstante, de todas maneras muriconfiando en l. Pareciera que si Dios te abandona nohay nada ms que hacer. Sin embargo, Jess, en esamisma situacin, todava confi en l y muri espe-rando en l. Aleluya!

    20 Ver xodo 20:21; Deuteronomio 4:11; 1 Reyes 8:12; 2 Crnicas 6:1.21 Apocalipsis 14: 4.

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    CUANDO DECEPCIONAMOS A LOS DEMS(Marcos 14: 32-42)

    Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getseman, ydijo a sus discpulos: Sentaos aqu, entre tanto que yooro. Y tom consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comen-z a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi almaest muy triste, hasta la muerte; quedaos aqu y velad.Yndose un poco adelante, se postr en tierra, y or quesi fuese posible, pasase de l aquella hora. Y deca: Abba,Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mesta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que t.

    Vino luego y los hall durmiendo; y dijo a Pedro: Simn,duermes? No has podido velar una hora? Velad y orad,para que no entris en tentacin; el espritu a la verdadest dispuesto, pero la carne es dbil. Otra vez fue y or,diciendo las mismas palabras.

    Al volver, otra vez los hall durmiendo, porque los ojosde ellos estaban cargados de sueo; y no saban qu res-ponderle. Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, ydescansad. Basta, la hora ha venido; he aqu, el Hijo delHombre es entregado en manos de los pecadores. Levan-taos, vamos; he aqu, se acerca el que me entrega.

    Este es seguramente uno de los momentos ms tris-te y ms terrible que vivi Jess. Hace seis meses co-menz el viaje a la muerte, a Jerusaln, y finalmenteha llegado la hora. l necesita orar en este momentocrucial. As que se dirige con sus discpulos al huertode Getseman y, una vez all, les dice: Sentaos aquhasta que haya orado. Sus palabras estn dirigidas atodos sus discpulos, menos a Pedro, a Jacobo y a Juan,a quienes toma consigo y se aparta del grupo.

    Jess se siente solo y ms que nunca necesita la com-paa, la amistad y la solidaridad de sus compaeros.

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    Para ello, nada mejor que rodearse de sus tres discpu-los ms ntimos. Ellos son los mismos que anteriormen-te lo acompaaron cuando resucit a la hija de Jairo ylos que presenciaron su transfiguracin en el monte.Pocas cosas son ms preciosas que sentirse acompaa-do en momentos de dificultad.

    Entonces, dice el relato que Jess comenz a sentirpavor22 y tedio angustioso23. En seguida, como bus-cando ayuda en sus amigos, les dice: Mi alma sienteuna tristeza de muerte; permanezcan aqu y velen. Escomo si les pidiese: Estn conmigo, no me dejen solo.Aydenme a pasar este momento. Y apartndose delos tres, comenz a orar.

    Pero cuando regres a ellos, los encontr durmien-do. Qu decepcin! Jess, que siempre haba estadoal lado de sus discpulos, que cada vez que le requirie-ron estuvo ah, y que, no obstante, la nica vez que llos necesit, le fallaron. Qu terrible experiencia cuan-do te fallan tus amigos en el momento en que ms losnecesitas! Pero tambin qu terrible saber que le fa-llaste a tu mejor amigo en el momento en que ms tenecesitaba! Esta ltima debe de haber sido la sensa-cin de los discpulos.

    El Maestro le dice, pues, a Pedro: No tuviste fuer-zas para velar conmigo una hora siquiera?. Pero asde frgil, dbil e infiel es la naturaleza humana. Ve-lad y orad insiste el Seor, apartndose nuevamentede ellos a orar. Cuando volvi por segunda vez, nue-vamente hall a Pedro, a Jacobo y a Juan, durmiendo,porque los ojos de ellos estaban muy cargados de sue-

    22 Mezcla de asombro y horror, segn el Nuevo Testamento Interlineal.23 Sensacin muy molesta, como de encontrarse desvalido fuera de casa.

    (Interlineal).

  • 67

    o y no saban qu decir. Otra vez fracasan frente auna segunda oportunidad.

    Y por si fuera poco, lo mismo acontece la terceravez. Slo que esta vez el Seor ya ha resuelto la situa-cin y a pesar de su fragilidad humana ha optado porla voluntad de Dios; as que con voz firme y resuelta,dice: Levantaos, vamos! Y as fue al encuentro del quelo entregaba, del traidor.

  • 68

    DESNUDADOS AL MOMENTO DE LA VERDAD(Marcos 14: 43-50)

    Luego, hablando l an, vino Judas, que era uno de losdoce, y con l mucha gente con espadas y palos, de partede los principales sacerdotes y de los escribas y de losancianos. Y el que le entregaba les haba dado seal, di-ciendo: Al que yo besare, se es; prendedle, y llevadle conseguridad. Y cuando vino, se acerc luego a l, y le dijo:Maestro, Maestro. Y le bes. Entonces ellos le echaronmano, y le prendieron.

    Pero uno de los que estaban all, sacando la espada, hi-ri al siervo del sumo sacerdote, cortndole la oreja. Yrespondiendo Jess, les dijo: Como contra un ladrn ha-bis salido con espadas y con palos para prenderme? Cadada estaba con vosotros enseando en el templo, y no meprendisteis; pero es as, para que se cumplan las Escritu-ras. Entonces todos los discpulos, dejndole, huyeron.

    sta ser la penltima experiencia que vivirn losdiscpulos de Jess; el dcimosptimo fracaso en suintento de dar la medida que su Maestro espera deellos.

    Jess no terminaba an de hablar con sus discpu-los cuando apareci Judas acompaado de mucha gen-te, con espadas y garrotes, a fin de arrestar al Seor yllevarle ante el sumo sacerdote. Judas es el nico quelo conoce, pero l les ha dado una seal para identifi-carlo: Al que yo bese, se es. Y, en efecto, Judas acer-cndose a Jess, le dice: Rab, y lo bes efusivamente.La multitud entonces le ech manos y lo prendieron.

    Inmediatamente y de manera inesperada para no-sotros, Pedro salta a la escena, desenvainando su es-pada y cortndole la oreja al criado del sumo sacerdo-

  • 69

    te. Lo que pasa es que Pedro est tratando de ser con-secuente con sus promesas; est demostrando que efec-tivamente est dispuesto a dar su vida en defensa desu Maestro. Bien por Pedro! Parece que est a puntode mostrar que Jess estaba equivocado en sus apre-ciaciones anteriores.

    Pero extraamente Jess no se defiende y se dejaarrestar. Esto desconcierta a los discpulos y especial-mente a Pedro. Ellos estn dispuestos a recurrir a laviolencia si es necesario, pero dejarse arrestar y entre-garse en manos de la muerte, es demasiado para losdiscpulos. Defender a su Seor es una cosa, pero se-guirlo en su muerte es otra. Qu extraa e impredeci-ble es la naturaleza humana!

    Entonces, todos los discpulos, incluyendo a Pedro,dejndole, huyeron.

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    EL DA DEL LLANTO AMARGO(Marcos 14: 66-72)

    Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las cria-das del sumo sacerdote; y cuando vio a Pedro que se ca-lentaba, mirndole, dijo: T tambin estabas con Jess elnazareno. Mas l neg, diciendo: No le conozco, ni s loque dices. Y sali a la entrada; y cant el gallo.

    Y la criada, vindole otra vez, comenz a decir a los queestaban all: Este es de ellos. Pero l neg otra vez. Y pocodespus, los que estaban all dijeron otra vez a Pedro:Verdaderamente t eres de ellos; porque eres galileo, y tumanera de hablar es semejante a la de ellos.

    Entonces l comenz a maldecir, y a jurar: No conozcoa este hombre de quien hablis. Y el gallo cant la segun-da vez. Entonces Pedro se acord de las palabras que Je-ss le haba dicho: Antes que el gallo cante dos veces, menegars tres veces. Y pensando en esto, lloraba.

    Llegamos as al clmax del fracaso humano. Vere-mos a Pedro llorar y como dice Mateo y Lucas, lloraramargamente. Creo que ste es el signo externo delfracaso total y absoluto. Quien no ha vivido este tipode llanto, probablemente no ha tocado fondo toda-va. An no desespera cabalmente de s mismo. Toda-va, en lo recndito de su ser, alberga algn grado deconfianza en s mismo.

    La historia comienza con Pedro siguiendo, desdelejos, al Seor que es conducido ante el sumo sacerdo-te. Pedro quiere ser fiel a su Maestro, intenta aunquesea de lejos permanecer a su lado. Arriesgndose en-tra al patio de la casa del sumo sacerdote y, buscandopasar inadvertido, se une al grupo de guardias del tem-plo.

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    De repente Pedro es descubierto por una de las cria-das del sumo sacerdote: T estabas con Jess el Na-zareno. Pedro lo niega, diciendo: No lo conozco, nis de qu hablas. Inmediatamente sali afuera de lacasa, intentando escabullirse. Entonces cant un gallo.

    Nuevamente lo sorprende la sirvienta y vuelve adenunciarlo: Este es uno de ellos. Mas Pedro de nue-vo lo volvi a negar. La tercera vez, los que estaban ala entrada de la casa del sumo sacerdote lo reconocen.Entonces, Pedro en su desesperacin por convencer asus adversarios, comienza a maldecir24 y a jurar: Noconozco a ese hombre de quien estn hablando!.

    En ese mismo momento cant el gallo por segundavez, y Pedro se acord de las palabras que el Seor lehaba dicho. Segn Lucas, lo que hizo que Pedro serecordara de las palabras de Jess, fue que cuando elgallo cant por segunda vez, Jess desde adentro de lacasa, se volvi y mir a Pedro. Te imaginas lo que fuepara Pedro esa mirada? Cmo se habr sentido? Noobstante que debe haber sido una mirada de amor, se-guramente lo desarm por completo. La mirada deJess fue de esas miradas que te desnudan y te desplo-man.

    24 El verbo griego es anatematizar. Viene del trmino anatema.

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    CONCLUSIN

    Hasta aqu las 18 lecciones de discipulado que tie-nen en la persona de Pedro un final dramtico. Termi-nan con un llanto amargo que no es otra cosa que ex-presin de un fracaso y decepcin completas.

    Tambin hemos visto que este recorrido de reitera-dos fracasos y cadas no slo interpretan a Pedro y com-paa, sino tambin a nosotros. Slo que en nuestrocaso la situacin es an ms dramtica, toda vez que adiferencia de los primeros discpulos, en nosotros morael Espritu Santo desde el mismo da de nuestra salva-cin.

    En efecto, ellos podran esgrimir como excusa desus fracasos el hecho que no tenan el Espritu Santo.Pero esta excusa no vale para nosotros que estamos deeste lado de Pentecosts. Nosotros gustamos del Esp-ritu desde el comienzo de nuestro llamado a seguir aCristo25. Cul es, entonces, la explicacin de nuestraimpotencia a la hora de guardar los mandamientos deJesucristo? El fracaso de ellos parece entendible, perono el nuestro. En todo caso no se desespere ni se des-anime, porque hay una explicacin como veremos msadelante. Pero antes, volvamos a la historia de los pri-meros discpulos y veamos cmo termina.

    Segn el evangelio de Marcos los discpulos,concientes de la muerte de su Maestro, pero no de suresurreccin, se encuentran tristes y llorando (16: 10).El Seor resucitado, por su parte, se ha aparecido pri-meramente a Mara Magdalena y en segundo lugar a

    25 Ef. 1: 13-14.

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    dos de ellos mientras iban al campo. Pero ninguno delos dos testimonios es recibido ni credo por los demsdiscpulos hasta que, finalmente, el Seor mismo tuvoque aparecerse a los once para convencerlos de su re-surreccin.

    Segn el evangelio de Juan tres veces se presentvivo a sus discpulos. Una vez, cuando Toms no seencontraba presente, otra, cuando Toms s estaba pre-sente y, la tercera vez, cuando siete de ellos se encon-traban pescando. El apstol Juan, uno de los siete, re-gistra en su evangelio un hecho interesante que puedeayudarnos a ver qu tanto los discpulos han aprendi-do la leccin y qu tan vaciados de s mismos se en-cuentran.

    Juan dice que esa noche que salieron a pescar, nopescaron nada. Cuando est amaneciendo se presentaJess en la orilla de la playa y les pregunta: Hijitos,tenis algo de comer? No, le respondieron. Enton-ces, Jess les dice: Echad la red a la derecha de la bar-ca, y hallaris. Y aqu viene lo interesante. Sin pre-guntar nada, sin cuestionar y sin argumentar26, diceJuan que simplemente echaron la red, y ya no la po-dan sacar, por la gran cantidad de peces. Usted segu-ramente est diciendo Aleluya! por el milagro, peroyo digo Aleluya! no por el milagro, sino por la senci-lla, simple y pura obediencia de los discpulos. Estaobediencia, sencilla y crdula como la de un nio, esde gran estima delante de Dios y le ha tomado al Hijode Dios ni ms ni menos que tres largos aos y medioforjarla en sus discpulos27.

    26 Comparar con Lucas 5: 5.27 Ntese que segn Juan los discpulos ya han recibido el Espritu Santo (20:

    22).

  • 74

    Pero si a usted an no le parece extraordinario quelos discpulos puedan manifestar esta clase de obedien-cia, tome en cuenta que Juan advierte que, cuando losdiscpulos obedecieron al hombre que les hablaba des-de la playa, no saban que era Jess (21: 4). Aleluya!Qu ha pasado? Que los discpulos estn tan quebran-tados, sin ninguna confianza en s mismos, que pue-den sin ninguna dificultad obedecer a cualquiera.

    Queda, no obstante, una conversacin pendienteentre Jess y Pedro, de la cual da cuenta el apstol Juanen su evangelio, que nos mostrar con absoluta clari-dad el gran cambio que se ha producido en los disc-pulos.

    Una vez que desayunaron con Jess en la orilla dela playa, l se dirigi a Pedro con la siguiente pregun-ta: Simn, hijo de Jons, me amas ms que stos? Lerespondi: S, Seor; t sabes que te amo. Lo intere-sante es que cuando Jess pregunta me amas? estusando el verbo agapao; Pedro, en cambio, cuandoresponde te amo usa el verbo fileo.

    AGAPAO Y FILEOAgapao y Fileo son dos verbos griegos que se

    traducen habitualmente como amar. De agapaoproviene el sustantivo gape que significa amoren castellano. Fileo, por su parte, viene de filosque se traduce amigo en espaol. Aunque ambosverbos pueden traducirse como amar, la verdad esque no son sinnimos. En efecto, agapao y fileodenotan dos clases de amores diferentes y, en rigor,slo agapao debiera traducirse por amar mientrasque fileo debiera traducirse, ms bien, como que-

  • 75

    rer. Ms an, cuando en la revelacin del Nuevo Tes-tamento ambos verbos adquieren una connotacin es-pecial. En efecto, los escritores del Nuevo Testamentoreservan el verbo agapao preferentemente para re-ferirse al amor de Dios, en tanto que fileo aparecems bien en relacin con el amor humano. De estamanera, pareciera que la intencin de los escritoresinspirados del Nuevo Testamento es establecer quesolamente la naturaleza divina es capaz de conjugar elverbo agapao. La naturaleza humana, en cambio,tendra como mximo potencial nicamente el amorfileo.

    Veamos entonces esta limitacin de la naturalezahumana y por qu fileo debiera traducirse ms biencomo querer, en lugar de amar. La vida del aps-tol Pedro ilustrar perfectamente esta situacin. En elevangelio de Juan, Jesucristo ense una mxima tre-menda; l dijo: Nadie tiene mayor amor (gr. gape)que ste: Que alguien ponga su alma a favor de susamigos (15:13). De este texto se desprenden dos co-sas: 1) El amor gape es el mayor amor; 2) El amorgape haya su mxima expresin en el acto de dar lavida (poner el alma). El punto es que Jesucristo afirmacuatro veces en este evangelio que l da la vida (el alma)en favor de sus ovejas (10: 11, 15, 17, 18). Por eso, dice:Yo soy el buen pastor y Por eso me ama el Padre.

    Ahora bien, durante la ltima noche que pas Jesscon sus discpulos (Juan 13), l, anticipando el momentode la cruz, advierte a sus discpulos que adonde l va,ellos no pueden ir. Y a dnde vas, Seor? pregun-t entonces Simn Pedro. Jess le reitera: Adonde yovoy, no puedes seguirme ahora, pero me seguirs mstarde. Pedro entonces, en un sincero intento por imi-

  • 76

    tar a su Maestro insiste en la pregunta: Por qu nopuedo seguirte ahora? Mi vida dar por ti. Jess re-plica: Tu vida pondrs por m? De cierto, de cierto tedigo: No cantar el gallo, sin que me hayas negado tresveces.

    Slo un hombre que no se conoce a s mismo podaatreverse a decir: Mi vida dar por ti!. Pero comoJess estaba resuelto a que Pedro ms adelante s pu-diera seguirlo, permitira que ste sufriera el revs msgrande de su vida. Para que algn da Pedro llegara aestar capacitado para seguir a Cristo hasta la muerte,deba necesariamente ser quebrantado. Y, en efecto,cuando aquella noche an no terminaba, Pedro ya ha-ba negado a su Seor. Para Pedro todo el intento deimitar a su Maestro termin en un lloro amargo (Mt.26: 75).

    Por ello, cuando el Seor Jesucristo resucitado vol-vi a encontrarse con Pedro y tuvo esta nueva conver-sacin con l, Pedro no se atrevi a responder a suMaestro con el verbo agapao. Qu ha pasado? Loque ha pasado es que Pedro ha aprendido la leccin.l, todava no tiene ese amor mayor que hace poner lavida por los amigos. El Seor lo sabe y ahora tambinlo sabe Pedro.

    Vuelve el Seor a preguntarle por segunda vez:Simn, hijo de Jons, me amas? Pedro le respondi:S, Seor; t sabes que te amo. Nuevamente el Seorpregunta con el verbo agapao y, otra vez, Pedro res-ponde con el verbo fileo. El Seor busca asegurarseque Pedro efectivamente haya aprendido la leccin.

    Pero Qu quiere decir Pedro al responder con elverbo fileo? Este verbo se traduce, a veces, como

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    besar (Mt. 26:48; Mr. 14:44; Lc. 22:47). Fileo esmostrar cario; es tener afecto por alguien. Por eso, lasversiones modernas de la Biblia cambian la expresinde Pedro te amo por te quiero. Fileo es que-rer, es un deseo. En definitiva, lo que Pedro quieredecir con su respuesta es: S, Seor; deseo amarte;S, Seor; quiero amarte. Esto, es lo mximo que lanaturaleza humana puede ofrecer. El amor gape esnicamente fruto del Espritu.

    Pero volvamos al relato. Jesucristo le pregunta latercera vez: Simn, hijo de Jons, me amas? Pedro seentristeci de que le dijese la tercera vez: Me amas?.A primera vista pareciera que la tristeza de Pedro sedebi al hecho de que el Seor preguntara por terceravez lo mismo. Pero no es as. La tristeza de Pedro sedebi a que la tercera vez el Seor us el verbo fileoy no el verbo agapao. En otras palabras, la tristezade Pedro se debi al hecho de que el Seor puso eldedo en la llaga. Parafraseando, el Seor pregunt latercera vez: Simn, hijo de Jons, segn tus propiaspalabra