BREVE RESUMEN.

¿Os acordáis de aquella osa que se había escapado del circo? Un día, jugando con su gata, Alex la encontró en una cueva, junto a sus dos cachorritos. Se dio cuenta de su tristeza y resolvió ayudarla a volver s su casa.

Lo único que tenía claro Alex es que el circo no era una casa para un animal salvaje. Así que llamó al 091, y ¿quién se presentó? Pues Romerales, el policía, que los llevó a Somiedo, a encontrar un nuevo hogar. Dieron con una cueva, pero además lo que descubrieron fue a una loba con sus 5 crías ¡menos mal que también era amiga de Romerales!

¿Quién se quedaría entonces con la cueva?

…Y así, mientras los pequeños jugaban, por allí apareció un señor a lomos de un caballo rubio. Era Pablo, el guardamontes, que conocía a Romerales. Al ver que Alex estaba muy triste, les propuso ir en busca de otra cueva, cerca del río. Era una cueva muy especial, rodeada de grandes rocas…

Así que Romerales, Pablo, Alex y la osa con sus ositos se encaminaron hacia la cueva. Y caminando, caminando, se encontraron con Dani, que también estaba por estos montes. Le contaron el problema y le pidieron que les ayudase a proteger a la osa.

Y por fin, llegaron todos a la cueva del río…

…Pero muy apenados, se dieron cuenta de que la cueva no tenía suficiente espacio para todos. ¡Tendrían que seguir buscando! Así que todo el grupo se puso de nuevo en marcha.

Después de mucho caminar, se encontraron con un enorme perro negro con manchas blancas, y a su dueño Dani de nuevo, que decidió unirse a ellos.

Pero el camino era largo y peligroso, y uno de los ositos, que se entretenía jugando, de repente…¡se cayó por el precipicio hasta el río! Ningún problema, allí estaba Paula con su burro Platero, y entre los dos, ayudaron al osito a salir del río.

El osito tenía un fuerte dolor en la pata, y estaba muerto de frío. Cuando se reencontraron con el grupo, Paula les propuso que fueran a su casa, pues además, ya se estaba haciendo de noche…

Una vez curados y con renovadas fuerzas, se pusieron de nuevo en marcha. Y por el camino, se encontraron a un ganadero, que iba con su vaca a la pradera… se llamaba Iván.

Iván les dijo que por esta zona había muchas cuevas, y se unió al grupo para ayudarles a encontrar una.

Andando, andando, se encontraron con un león, y le pidieron ayuda… Y el león comenzó a pensar… piensa, piensa… ¡pienso! ¡Eso es lo que necesitaban, pienso para la osa y los ositos! Así que hasta una fábrica se dirigieron, y allí lo consiguieron…

...Pero seguían necesitando ayuda, y también materiales, para construir la cueva…

Entonces se fueron a ver a un domador llamado Pancho, amigo del león, que les llevó a ver al Hada Graciela. Y ésta les proporcionó con su varita piedras, cemento, y toda clase de materiales para construir la cueva.

Con todo ello, decidieron ir al pueblo a dar con alguien que les ayudará a fabricarla, y encontraron a un albañil y a un carpintero dispuestos a ello. Tras mucho pensar, decidieron que cerca del río sería un buen lugar para ponerse al trabajo.

Pero de pronto empezó a llover, y cada vez más y más, hasta que el río creció tanto que se llevó todo lo que habían hecho…

Así que ahora estaban todavía peor, no tenían casa y habían perdido los materiales… Pero todo tiene solución, porque un leñador les indicó una roca idónea para volver a intentarlo de nuevo. Tanto picaron y con tanto entusiasmo que, de repente, se encontraron con que en el interior de la montaña había un bosque mágico, con un precioso lago. Cansados de trabajar, se acercaron a beber, y allí descubrieron al pez más hermoso que habían visto jamás.

Y ese pez contaba unas historias fantásticas…

Les narró la historia de un mago, un mago de verdad, de los que sacaban conejos blancos de su chistera, y convertían a los sapos en palomas…

Y el pez siguió y siguió contando historias…

…Como la de los dos amigos, el duende Daniel y el gnomo Pablo, a los que les gustaba escribir e ir al instituto. Un día, mientras estaban paseando por el bosque, vino un lobo malo y se los comió…

El lobo se puso a dormir detrás de un árbol, pero sus ronquidos eran tan grandes que asustaron a Cuñado, el burrito, y éste corrió a avisar a su amo Bartolo. Así que cogieron su nuevo tractor, y al llegar, oyeron las voces que venían de la barriga del lobo: eran las del duende y el gnomo.

Decidieron entonces cargar al lobo malo en su nuevo tractor…

-Espera, espera, que me lío, dijo el pez. Os contaré cómo podéis conseguir una cueva: Para ello, deberéis encontrar al gnomo, llevarle un cerdito y una gallina, y entonces os concederá un deseo. El gnomo pasa los días jugando en casa de Bartolo, con su burrito Cuñado. Y hacia allí se dirigieron. Por el camino, se encontraron a una tía de Alex, que, al escuchar toda la historia, decidió regalarles un cerdito y una gallina. Y al llegar, se los dieron al gnomo. Éste se quedó tan agradecido, que decidió concederles un deseo…

Y el deseo que pidieron todos fue: “Una gran cueva donde puedan vivir todos los amigos y sus hijos: la osa, los ositos, la loba y los lobitos, y también el león, que se había unido al grupo.” Y el deseo se cumplió: tuvieron la cueva más grande y más hermosa que jamás se conoció en el mundo mundial. Y además, el duende amigo del gnomo, les hizo otro regalo: una caja mágica de la que podrían sacar comida siempre que quisieran. Desde entonces todos viven felices en los montes de Somiedo, y sus amigos: los animales, hadas, gnomos, duendes y humanos, les visitan en la cueva y hacen grandes fiestas.