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Trabajo para la asignatura de Documentación Informativa de 3º curso del Grado en Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche Mayo de 2013 El cuarto poder en el séptimo arte José Corrales, Andrés Maestre Blanca Martín, Vera Matas y Emilio Pérez

El cuarto poder en el séptimo arte · Lisbeth Salander (protagonista femenino): introvertida, inestable, fumadora compulsiva, discriminada por la sociedad, víctima de abusos, vive

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Trabajo para la asignatura de

Documentación Informativa de

3º curso del Grado en Periodismo

de la Universidad Miguel

Hernández de Elche

Mayo de 2013

El cuarto

poder en el

séptimo arte

José Corrales, Andrés Maestre Blanca Martín, Vera Matas y Emilio Pérez

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Índice

Cine y periodismo, dos viejos conocidos….pág. 2

A ojos de un periodista………………..…..pág. 3-4

Los profesionales del periodismo a través de sus

personajes ……………………………..…..pág.4-6

El “dark side” del cuarto poder………….…pág.6-8

Conclusiones……………………………….pág.8-9

El gran carnaval…………………………...pág.10-12

Ciudadano Kane…………………….…..…pág.13-15

El Reportero: La leyenda de Ron

Burgundy…………………………………..pág.16-18

Millenium 1: Los hombres que no amaban a las

mujeres …………………………..…………….pág. 19 -21

Todos los hombres del presidente…………pág.22-24

Nuestras propuestas………………………..pág.25

Bibliografía…………………………………pág.26

Foto del grupo…………………………..….pág. 27

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Cine y periodismo, dos viejos conocidos

El cine siempre ha utilizado el periodismo como tema de referencia. Al igual que

en la literatura, el cine y el periodismo forman un buen maridaje, en el que sólo una fina

línea divide la ficción de la realidad. Muchos grandes cineastas como Orson Welles,

Billy Wilder o Clint Eastwood han utilizado a los periodistas como protagonistas de sus

películas, presentando al periodismo y a los periodistas a través de una guerra entre

reporteros, para denunciar la corrupción, para destacar la búsqueda de la honradez

dentro del mundo de la información. El periodista se convierte así en un héroe o un

villano y a menudo muestra la imagen del periodista muy distorsionada, y en algunos

casos muy alejado de la realidad.

La imagen de un periodista desde un punto positivo, es la de una persona que

busca constantemente la honradez, que condena y persigue la corrupción, así como su

influencia en la política y en la sociedad. Claro que en su aspecto negativo, el periodista

es el corrupto, el malhechor cuya “arma del delito” es su medio de comunicación

(periódicos, televisión, radio, y ahora las redes sociales). Al retratar este mundo, el cine

se enfrenta a un dilema, un periodista que en un principio es un defensor de la verdad y

al final un mero maniquí, usado como instrumento del poder. Hollywood también

utiliza a los periodistas para ganar dinero, los envía a la guerra, los pone en situaciones

a veces imposibles, mezclando la realidad con la ficción, con el fin de hacer dinero. Sin

ir más lejos, Hitchcock lo hizo con Enviado especial (1940), logrando desenmascarar al

jefe de los espías alemanes, también Mitchell Leisen lo uso en Lo contrario habría sido

noticia y Charles Brackett en Arise, My Love (1940). Billy Wilder en El gran carnaval

(1951), consiguió la más aguda, acertada y descorazonadora disección del alma del

periodista.

Las localizaciones más usadas por los cineastas son las redacciones de los

periódicos, los estudios, los platós de televisión, es decir, los lugares típicos de trabajo

de los profesionales de comunicación y los medios de transporte que los llevan hasta las

noticias. Desde el periodismo del siglo pasado utilizado en Park Row (1952) hasta el

periodismo actual de Morning Glory (2010), pocas películas han mostrado tanta

realidad y detalles como Todos los hombres del Presidente (1976).

Las mujeres siguen estando en un punto bastante desfavorable, ya que hasta hace

poco el periodismo era un mundo por y para hombres, aunque poco a poco se va viendo

el avance y el reconocimiento al sector femenino como en El reportero: La leyenda de

Ron Burgundy (2004) y Criadas y Señoras (2011).

El cine no solo emociona y entretiene, también educa e instruye a la sociedad, al

igual que el periodismo lo hace al informar y educar al mundo. Mejor o peor estas dos

grandes artes tienen una gran responsabilidad con el público.

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A ojos de un periodista

El enfoque informativo de los temas por parte de los periodistas desvela el estilo

a través del cual se les puede clasificar. La intencionalidad queda plasmada en las líneas

que cada periodista escribe. La objetividad no existe, aunque, en determinados casos,

resulta obvio el posicionamiento, o no, del periodista en las noticias que transmite. El

reportero: La leyenda de Ron Burgundy muestra el género informativo televisivo,

centrado en el área local. Dibuja un escenario donde el informador y las personas objeto

de la noticia conviven en un área muy cercana, y destaca la gran importancia de la

información generada en el entorno de los protagonistas, haciendo un guiño humorístico

a la competencia entre profesionales y caricaturizando esta modalidad periodística.

Esa cercanía informativa también se refleja en Ciudadano Kane, donde se

muestra cómo la manera de enfocar las noticias responde a los intereses del magnate de

la comunicación protagonista del film. En esta cinta se ofrece una visión crítica de cómo

los medios de comunicación son usados, en ocasiones, para conseguir beneficios

personales, y también como herramientas de presión contra los órganos de poder, en

lugar de darles un enfoque de servicio público. Este matiz se muestra al espectador,

consciente de la transformación de valores sufrida por el protagonista, que utiliza el

Inquirer para sus luchas de poder, en vez de hacerlo para ofrecer voz a las injusticias

que sufren los ciudadanos más desfavorecidos, tal y como se había propuesto el

protagonista al comprar el diario y al contratar a los mejores periodistas del momento

para escribir las diferentes secciones.

Ese compromiso con la verdad y la ética profesional sí que se plasma en Todos

los hombres del presidente, donde los dos periodistas protagonistas de la historia se

implican completamente con los lectores del Washington Post, hasta el punto de tener

que ignorar sus convicciones políticas para publicar informaciones que derrocarán al

gobierno que ellos mismos han votado. El compromiso con el periodismo ético y con

los lectores también se observa en la historia contada a través de la película Los

hombres que no amaban a las mujeres. Un periodista vocacional está dispuesto a

perderlo todo por defender sus principios, y no se deja amedrentar por la presión de los

poderosos empresarios, lo que le acarreará problemas económicos al repercutir

directamente en la bajada de ingresos, por ventas y contratación publicitaria, de la

revista Millenium, de la que es copropietario.

Todo lo contrario descubrimos en el film El gran carnaval. En esta historia

volvemos a ubicarnos en el entorno del periodismo local para asistir a las maniobras de

manipulación informativa del periodista Billy Wilder. En esta ocasión, el factor más

importante es la venta de ejemplares. Para conseguir este objetivo, el periodista

manipula la información para añadirle elementos de morbo y sensacionalismo que

servirán de reclamo para que los lectores muestren su interés por la publicación.

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Estas cinco películas, aunque ofrecen visiones muy diferentes de la profesión

periodística, coinciden en algunos de los mensajes que proyectan al espectador. Por un

lado, muestran la repercusión que tiene en la sociedad la publicación de noticias que

implican escándalos políticos y financieros, o sobre las malas prácticas de las personas.

En todas ellas se comprueba que, al margen del rigor periodístico de cada caso, la

influencia que la información aparecida en los periódicos tiene en la sociedad es muy

grande. El espectador percibe que la profesión periodística podría representar, tal y

como se dice, el cuarto poder, junto al legislativo, ejecutivo y judicial, o incluso, en

ocasiones, podría estar por encima de todos ellos, dada la capacidad de convicción que

tienen las noticias publicadas en los medios de comunicación.

Aunque de diferentes maneras, las cinco historias dibujan un perfil personal del

periodista, que se ajusta a la imagen generalizada que los espectadores tienen acerca de

estos profesionales. Personas que se implican en exceso con su trabajo, hasta el punto

que han perdido la frontera entre lo personal y lo profesional. Se muestra cómo el

periodista no desconecta nunca del trabajo y no dedica su tiempo libre a otras

actividades de ocio. Esta particularidad provoca que los protagonistas de las cinco

historias tengan una vida familiar desestructurada. La prioridad otorgada a la profesión

no les permite centrar su atención en las relaciones personales y, generalmente, se

muestran situaciones de fracaso sentimental en su entorno, a lo que tampoco otorgan

una excesiva importancia.

Aunque las obras analizadas se sitúan en diferentes épocas de la historia (años

50, 70 y 2000) podemos comprobar cómo la influencia de los medios de comunicación

y su relación de amor/odio con los órganos de poder no ha cambiado. Han cambiado

algunas de las herramientas para conseguir la información, pero no los métodos ni las

estrategias utilizadas por los periodistas. En todos los casos comprobamos que los

periodistas usan la más moderna tecnología a su alcance, en cada momento, para

indagar en las investigaciones que llevan a cabo, y acuden a otras personas para

utilizarlas como fuentes de información.

Los profesionales del periodismo a través de sus personajes

El cine refleja la realidad en la que vivimos, y al mismo tiempo, la crea. La

imagen de un periodista en el cine nos hace ver el concepto que tiene la sociedad de él.

Al espectador, lo que realmente le interesa son los periodistas que tienen un contacto

directo con la calle y con la noticia.

Hay que huir de los tópicos y de los estereotipos que nos muestra la filmografía,

pues el perfil del periodista es complejo, lleno de matices y diversificado, dependiendo

del medio en el que trabajen, la forma de involucrarse y el cómo trata la noticia. El

objetivo del profesional de la información es solo eso, informar.

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El retrato de los personajes de las películas analizadas tiene aspectos comunes,

diferencias, formas diversas de trabajar, relaciones que a veces van más allá de su

objetivo principal, que algunos tergiversan por su afán de protagonismo. También hay

que destacar que no todos utilizan las fuentes ni contrastan las noticias de forma

adecuada y otros emplean formas poco ortodoxas en el tratamiento de la información.

La implicación personal del profesional del periodismo es una función

primordial que no todos ofrecen de igual manera, y esto conlleva a que cada uno la

noticia, el reportaje, la entrevista…le afecte de forma diferente a través del tipo de

contacto con las personas a las que se enfrenten.

Pasamos a tratar algunos de los principales rasgos de los personajes de las

películas analizadas:

El reportero: La leyenda de Ron Burgundy

Ron Burgundy: estelar presentador de televisión, narcisista, preocupado

de su imagen. Desprecia a las mujeres en la profesión, relegándolas a otras

facetas: cocina, moda…

Verónica Corningstone: se niega a convertirse en “mujer florero”, piensa

que la mujer es tan válida como el hombre para presentar un informativo.

El gran carnaval

Charles Tatum: periodista de ámbito local, con habilidad para manipular

la realidad. Reportero alcohólico, prepotente, corrupto y, con un único objetivo,

la fama.

Millennium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres

Mikael Blomkvist (protagonista masculino): idealista, conformista,

persona emocionalmente inestable. No distingue la frontera entre la vida

personal y laboral.

Lisbeth Salander (protagonista femenino): introvertida, inestable,

fumadora compulsiva, discriminada por la sociedad, víctima de abusos, vive su

vida a través de internet y como hacker informática consigue datos para la

investigación.

Ciudadano Kane

Charles Foster Kane: ambicioso empresario que pretende manejar el

mundo a su antojo, déspota, manipulador y emocionalmente débil. Su ambición

y desconfianza no le dejan confiar en las personas que le rodean como para

mostrar sus sentimientos. El personaje podría estar basado en el magnate de la

comunicación William Randolph Hearts (provocó la guerra de Cuba-España

para aumentar la tirada de ventas de sus periódicos)

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Todos los hombres del presidente

Bob Woodward: es el paradigma de los periodistas de investigación.

Intrépido, idealista, su profesión está por encima de todo. Periodista de vocación

que no se para a pensar en la repercusión de su trabajo para si mismo.

Carl Bernstein: otro de los principales reporteros de investigación, al

igual que Woodward, otro idealista capaz de enfrentarse con el poder, con el

único objetivo de sacar a relucir la verdad.

La labor de investigación en el caso Watergate de estos dos periodistas fue

reconocida con el premio Pulitzer.

Los personajes principales de estas películas conocen bien los métodos que

deben utilizar para conseguir sus objetivos, así como la repercusión mediática que

despertarán las publicaciones en las que trabajan. Por este motivo, todos ellos ofrecen

una gran importancia a los detalles que completarán la información. Aunque en cada

caso se utilizarán métodos diferentes, muy contrarios unos de otros, el objetivo final de

los periodistas está fijado en el impacto que sus noticias tendrán en la opinión pública.

En todos los casos se muestra cómo el trabajo del periodista necesita de la colaboración

de otras personas. A veces es un trabajo en equipo (dos compañeros) como se refleja en

Todos los hombres del presidente y Millenium, y otras veces en solitario, pero siempre

cuentan con colaboradores que ofrecerán información a cambio de notoriedad o

satisfacción personal.

El “dark side” del cuarto poder

Aunque la mayor parte de las veces el cine suele idealizar ciertas profesiones, de

vez en cuando puede ocurrir todo lo contrario. No olvidemos que el cine puede dar lugar

a que aparezcan los clichés. La injerencia del séptimo arte ha puesto muchas ocasiones

en evidencia al periodismo, lo que ha desarrollado entre los espectadores una

concepción negativa, y en la mayoria de los casos errónea, de la profesión. Pero sería

injusto culpar solamente al cine. En la creación de esa concepción también interviene el

cuarto poder. De hecho, la nuestra es una carrera muy denostada, y donde a veces

debemos vernos obligados a dar la razón a aquellos que nos acusan de manipuladores,

de ser un instrumento del poder, o de dar una imagen de la profesión basada en sucias

batallas por conseguir una exclusiva. Sírvanos el cine como una crítica más que nos

ayude a reflexionar sobre nuestro trabajo.

Una de estas críticas se encuentra en la idea de la capacidad del poder para

manipular los medios de comunicación. En la película Los hombres que no amaban a

las mujeres, de Niels Arden Oplev, se pone de manifiesto que el poder empresarial

puede llegar a dirigir el poder de la prensa. En el filme, el empresario trata de lavar su

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imagen utilizando su fuerte posición económica para censurar y desacreditar al

periodista. También existe otro tipo de manipulación. Aquella que se da entre los

periodistas y las grandes empresas mediáticas. Un ejemplo claro de esta actividad se

encuentra en la película El gran carnaval, de Billy Wider, donde el periodista trata de

crear situaciones alejadas de la realidad. Por ejemplo, el personaje de Kirk Douglas

llega a maltratar físicamente y a coaccionar a uno de los personajes obligándole a que

cuente una historia falsa para dotar de dramatismo el reportaje que el protagonista está

elaborando. Pero el ejemplo más relevante se da en Ciudadano Kane, de Orson Welles.

En esta película es el cuarto poder el que llega a controlar los demás poderes. El

magnate, gracias a su influencia mediática consigue ocupar la presidencia de los

Estados Unidos. Otra de las técnicas de manipulación consiste en utilizar el poder

carismático de un líder de opinión para conseguir homogeneizar el pensamiento. Lo

refleja muy bien la película El reportero: la leyenda de Ron Burgundy, de Adam

McClay.

Pero la antítesis de esta idea se da en “Todos los hombres del presidente, de

Alan J. Pakula. Los medios no aparecen como manipuladores de la realidad. Todo lo

contrario, es una prueba del buen trabajo periodístico; aquel que contrasta las fuentes y

utiliza los testimonios para dar credibilidad a sus investigaciones periodísticas.

Otra de las críticas que se atribuyen al periodismo son los conflictos generados

debido a la necesidad de conseguir una exclusiva, ya sea entre las empresas mediáticas

o entre los propios periodistas. Aunque la exclusividad sea uno de los postulados más

importantes del lenguaje periodístico, no cabe duda de que este aspecto llega a

convertirse en motivo de batallas que dejan, aún más en evidencia la profesión. Como

hemos dicho antes, la competencia puede ser entre distintas empresas periodísticas, o

bien entre periodistas. En Los hombres que no amaban a las mujeres, una sentencia que

condena la publicación de un reportaje falso en un magazine sirve de pretexto a los

demás medios para robar a la empresa acusada, anunciantes y lectores, consiguiendo

sumir al propio magazine en problemas económicos. En Ciudadano Kane, el magnate

elimina la competencia al comprar las cabeceras de los periódicos más destacados.

Otros de los aspectos que convierten al periodismo en una guerra sucia, son las

batallas entre los propios periodistas. El compañerismo deja de existir cuando prima la

exclusiva. El gran carnaval refleja muy bien esta situación cuando el protagonista

intenta llegar a los aledaños de la prensa manipulando la realidad y criticando la labor

de sus compañeros. Además, su prepotencia lo lleva a menospreciar la calidad del

periodismo local. Un suceso parecido ocurre en El reportero: la leyenda de Ron

Burgundy, los personajes intentan hasta matarse por ganar un buen puesto de trabajo en

la redacción.

En grandes ocasiones, la prensa puede convertirse en una amenaza para los tres

poderes. Digamos que entre las instituciones se llegan a producir tensiones capaces de

modificar la Historia de una nación. El ejemplo más significativo es el caso Watergate.

Como bien recoge este suceso Todos los hombres del presidente, gracias a la labor

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profesional de dos jóvenes periodistas, se pudo destapar un caso de corrupción en el

seno del gobierno de Nixon. Esta idea pone de manifiesto la necesidad de una prensa

libre que permita a las instituciones replantearse muchas de sus gestiones políticas. Sin

embargo, a veces el poder de la prensa suele verse limitado por fuerzas políticas y

económicas. En Los hombres que no amaban a las mujeres, se produce una lucha entre

el poder judicial y el poder mediático. Una sentencia que se posiciona a favor de los

intereses económicos acaba por minar el poder de la prensa. Como reacción, el

periodista no se deja amedrentar y continúa su labor hasta conocer la verdad del caso.

Pero en Ciudadano Kane se enfoca esta situación de una manera totalmente distinta. En

la película de Orwell el cuarto poder es el que acaba por controlar las instituciones.

Kane, utiliza el poder mediático para disfrazar la realidad y moverla a su antojo; tarea

que le lleva incluso a ocupar la presidencia de los Estados Unidos.

Información o desinformación

Tras recorrer cinco maneras de interpretar el periodismo, nos planteamos cómo

debe ser el periodismo y el periodista. Entendemos por periodismo, la captación y

tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas

y variedades. Cuando hablamos de información debemos realizar un matiz: la

información debe ser objetiva y real. Esa debería ser la primera premisa. Asimismo,

consideramos que para que sea noticia, la información ha de ser de interés público y de

actualidad, como por ejemplo en Todos los hombres del presidente.

Sin embargo, en ocasiones, la labor del periodismo se ve enturbiada por los

propios medios. Con el juego de las audiencias, se trata de captar al mayor número de

espectadores o lectores, lo que hace que en ocasiones la realidad se transmita perturbada

e incluso manipulada. La película El Reportero: La leyenda de Ron Burgundy muestra

una competencia desbordada entre dos canales de televisión y entre dos reporteros, que

les llevan a la utilización de cualquier artimaña. Esto es lo que no queremos como

periodistas.

Por otro lado, el periodista se ve influenciado o coaccionado por fuerzas

políticas y económicas. En Millenium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres, el

protagonista es condenado por difamación al acusar a un poderoso empresario de tráfico

ilegal de armas. Aunque la noticia era cierta, muestra como en ciertas ocasiones lo

primordial no es la verdad, sino los intereses económicos de unos pocos. Por ello, surge

la necesidad de crear una prensa libre, no sujeta al poder de los anunciantes. De este

modo el periodista irá más allá, podrá contar la realidad de manera objetiva y clara.

El periodista lleva a cabo una construcción de la realidad que tiene un gran

impacto en la sociedad. Así el periodista debe ser, principalmente, objetivo, honrado,

curioso, ver más allá de lo dicho, independiente y formado. De esta manera el

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periodismo podrá llevar el título de “cuarto poder” sin objeciones. El periodismo debe

tener como único objetivo informar de lo que está ocurriendo, para bien o para mal.

Así mismo, llegamos a la conclusión de que el periodismo puede convertirse en

un arma necesaria a la par que peligrosa. Es vital tener en cuenta la ética periodística. La

honradez ayudará a dar credibilidad a la profesión. Debemos huir de la manipulación

de la realidad, no dejarnos embaucar por los intereses político-económicos y pensar que

nuestra labor no es la conseguir una exclusiva para ganarnos el prestigio. Al fin y al

cabo, el periodista está al servicio de la sociedad, y ese debería ser nuestro principal

objetivo.

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El gran carnaval

Ficha técnica:

Título: El gran carnaval (Ace in the hole)

Director: Billy Wilder

Género: Drama. Cine negro – Periodismo.

Año y lugar de rodaje: 1951, EEUU

Productora: Paramount Pictures

Guion: Billy Wilder, Lesser Samuels, Walter Newman

Reparto: Kirk Douglas, Jan Sterling, Robert Arthur, Porter Hall, Frank Cady,

Richard Benedict, Ray Teal, Lewis Martin, John Berkes, Frances Dominguez,

Gene Evans, Harry Harvey, Frank Jaquet.

Música: Hugo Friedhofer

Fotografía: Charles Lang Jr.

Duración: 1 hora 24 minutos

Premios: Nominada al Oscar en 1951 como mejor historia y guion

Sinopsis

Chuck Tatum (Kirk Douglas) es un periodista alcohólico, en decadencia, y con

un gran talento para manipular la realidad. En busca del éxito después de ser expulsado

de varios periódicos famosos, decide recuperar su prestigio trabajando en el Sun

Bulletin, un periódico local de Alburquerque de poca monta.

En el pueblo, se produce un derrumbamiento en una mina, y Leo Minosa

(Richard Benedict), un minero, queda atrapado en uno de los túneles. El periodista, con

el objetivo de recuperar su prestigio y el puesto en las redacciones de los periódicos con

caché, utilizará todo tipo de técnicas de desinformación; desde la invención de sucesos

hasta la manipulación; prácticas que llegan incluso a costarle la vida.7

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Artículo de opinión

Una de las críticas situadas en el punto de mira de los movimientos sociales

surgidos durante estos últimos años se dirige a la manipulación mediática a la que es

sometida la ciudadanía. El movimiento de México YoSoy 132, por ejemplo, se

concentró en las puertas de la Cadena Televisa como forma de protesta por la

manipulación que llevó a cabo en la campaña electoral al situarse a favor del candidato

del PRI.

Sin duda, la tergiversación de la realidad ha sido un arte que se ha dado en todos

los momentos de la Historia. Desde los reyes absolutistas que contaban con sus

periódicos cortesanos o Gacetas, pasando por la Primera y la Segunda Guerra Mundial,

momento en el que los medios de comunicación se emplearon como estrategia para

confundir al enemigo o alzar la moral de los soldados.

La manipulación mediática es el tema que Billy Wider quiso destacar en su película “El

gran carnaval”. Cabe resaltar la frase con la que el periodista Chuck Tatum (Kirk

Douglas) ilustra a toda la redacción del Sun Bulletin: “Sé tratar todo tipo de noticias, y

si no las hay, muerdo a un perro” y recalca más tarde “Soy un embustero".

El director muestra una perspectiva fiel del periodismo de los años 50. Una etapa en la

que el profesional de la información se convertía en un elemento clave del cambio en la

historia, en la que un periodista tenía todo el poder en sus manos. Era intrépido y

aventurero, capaz de arriesgar su vida pasando por una mina abandonada para extraer la

declaración de una persona con riesgo de morir aplastada por una montaña. Pero el gran

carnaval también se convierte en un manual sobre cómo no hacer mal periodismo, y es

por ello que Wilder ofrece una visión bastante crítica y pesimista del oficio. El

periodismo se convierte así en una profesión marcada por el alcohol, la corrupción y la

mentira. Y no solo se enfoca hacia el mundo del periodismo, sino que ese lado crítico

también va dirigido a la sociedad misma. La multitud que rodea la montaña donde se

encuentra el indio atrapado, se vuelve un espectáculo de circo. Un lugar donde se

respira el morbo, mientras las grandes empresas periodísticas se disputan la exclusiva

como tiburones por el precio que sea, aunque después se demuestre que la noticia es

falsa.

La imagen heroica del periodista se ve borrada por una figura ruin. A diferencia del

redactor jefe, que en las paredes de la oficina de redacción cuelga un felpudo en el que

se lee: “Cuenta la verdad”, el protagonista no se presenta como tal, sino que pasa a ser

directamente el “malo de la película”, el mentiroso.

Además la película está dotada de un gran realismo, lo que pone de manifiesto- y en

evidencia- aún más al periodismo. No hay ningún rasgo idealizador. La realidad es el

único ojo con el que Billy Wider mira para contar la historia de este gran carnaval. Y

este realismo conlleva un gran conocimiento del oficio, un aspecto del que Wilder no

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carecía, teniendo en cuenta que antes de que se dejara persuadir por la musa del

Séptimo Arte, el director alemán trabajó como periodista en distintos diarios.

El Gran carnaval es un retrato pesimista del periodismo. Wilder exagera un poco al

personaje al pintarlo como un antihéroe sin escrúpulos, alcohólico, prepotente y

extorsionador. Sin embargo, no llega a equivocarse del todo en su crítica hacia la

manipulación mediática. Cuántas veces nos ha demostrado la Historia que los

periódicos, en ocasiones, pueden convertirse en la mayor mentira del mundo.

José Corrales Pomares, 74386408-S

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Ciudadano Kane

Ficha técnica:

Título: Ciudadano Kane

Título original: Citizen Kane

Dirección: Orson Welles

Fotografía: Gregg Toland

Guión: Herman J. Mankiewicz

Montaje: Robert Wise

Música: Bernard Herrmann

País: Estados Unidos

Fecha estreno USA: 01/05/1941

Estreno en España: 11/02/1946

Duración: 119 min.

Género: Drama, Intriga, periodismo

Reparto: Orson Welles, Joseph Cotten, Dorothy Comingore, Agnes Moorehead,

Ruth Warrick, Ray Collins, Erskine Sanford.

Premios: 8 nominaciones y 1 Óscar al mayor guion original

Guión: Herman J. Mankiewicz

Distribuidora: Manga Films

Productora: RKO Radio Pictures, Mercury Productions

NOTA IMPORTANTE: Aunque la película fue preestrenada en enero de 1941, no se

estrenó oficialmente hasta unos meses más tarde, debido a la gran persecución que

sufrió por parte del magnate de la comunicación William Randolph Hearts. Este se

encargó de sobornar a los distribuidores y salas de cine. Denunció la contratación de

inmigrantes ilegales por parte de los estudios RKO y, finalmente, consiguió que se

recortasen algunos trozos de la cinta donde se hacía evidente la inspiración del

personaje de Kane en su persona. Paradójicamente, estas prácticas de presión se

denunciaban en la propia cinta.

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Las claves de Kane, sinopsis de la historia

Ciudadano Kane trata el periodismo desde dos aspectos; por un lado retrata la

vida del magnate de la comunicación Charles Foster Kane, un empresario que desde

muy joven se inicia en el mundo de los negocios de la prensa. Otro de los aspectos que

aborda es la investigación periodística, que se inicia al principio de la película y

conforma el hilo conductor de la misma, donde un periodista trata de averiguar el

significado de la última palabra pronunciada por Kane antes de morir: Rosebud.

En el transcurso de la película asistimos a estos dos aspectos tan distantes del

mundo periodístico; sensacionalismo vs periodismo de investigación y comprometido.

El primero caracterizado por la actitud del empresario Kane ante el negocio del

periodismo, que lo asume como una empresa estrictamente comercial, reafirmándose

con frases como: “creo que será divertido esto de dirigir un periódico”, según dice su

personaje. Aunque al principio aborda su responsabilidad de editor como una obligación

de ofrecer al pueblo la verdad sobre los hechos, muy pronto comienza a dar más

importancia a la tirada de su rotativa y a la venta de su diario en la calle. Poco a poco

descubre el gran poder de la prensa en la sociedad, lo que le induce a utilizar su

periódico con fines propagandísticos, a favor de campañas de interés personal y como

herramienta particular.

Desmontando a Kane, el poder del periodismo

La película de Orson Welles es una crítica feroz al poder de la prensa en los

EEUU, caracterizada por el magnate Hears a finales del s.XIX y principios del XX. Este

poderoso editor fue capaz de provocar la guerra de Cuba con España en 1898. A él se le

atribuye la frase de; “Vd. facilíteme las ilustraciones que yo pondré la guerra”, dicha al

dibujante del periódico enviado a cubrir los hechos. En la película, Kane dice: “todo el

mundo va a pensar lo que yo les ordene que piensen”. Hay quien asegura que esta frase

hace referencia a la anterior mención de Hearts sobre la guerra. El poder de los medios

de comunicación se refleja en esta cinta. La enorme influencia que la prensa tiene en los

ciudadanos fue el principal motivo que impulsa a Kane a comprar el diario Inquirer,

pensado inicialmente para dar voz al pueblo. La gran importancia que tiene lo que se

publica se refleja en la obsesión que muestra el protagonista por revisar personalmente

todos los artículos. Es tan importante “lo que se dice” como el “cómo se dice”. Lo que

al principio se muestra como un “oficio entretenido” se va convirtiendo en un

compromiso con el producto que se ha creado. El sello personal de Kane es la editorial

de la publicación.

16

Observando a Kane, visión crítica

Si se realiza una minuciosa visión del contenido de la película, se pueden

observar algunas de las claves que el director ofrece sobre su forma de entender el

periodismo. Al principio de la historia, se muestra a Kane haciendo una tabla para su

periódico, donde indica sobre lo que hay que publicar e informar, atendiendo en primer

lugar al interés general de los obreros y sus potenciales lectores. Este es un apunte muy

significativo, que muestra el interés del editor por averiguar qué es lo que le interesa al

público. Es una de las claves del éxito periodístico, escribir para los lectores; averiguar

qué es lo que les interesa y ofrecérselo. Más tarde, esta cualidad asumida por los

lectores empieza a ser utilizada para tergiversar la realidad. Kane se empieza a convertir

en una especie de “traidor del periodismo” cuando utiliza su publicación para

promocionar a su esposa como cantante, mintiendo en las críticas y ofreciendo una

valoración positiva de sus actuaciones. Este es el principio de un cambio de práctica,

que poco a poco le sumerge en la plena utilización de sus medios de comunicación en

beneficio propio. Agudiza su estilo sensacionalista y de prensa amarillista con el

objetivo de derrocar a sus contrincantes. En esta fase se muestra la corrupción de la

prensa que, lejos de cumplir con las premisas de objetividad y honestidad, es utilizada

para obtener el favor de los políticos, los empresarios y los jueces, mostrando a los

ciudadanos una visión manipulada de la realidad.

Andrés Maestre Cano, 22134427D

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El Reportero: La leyenda de Ron Burgundy

Ficha técnica:

Título original: Anchorman: The Legend of Ron Burgundy

Título: EL REPORTERO: LA LEYENDA DE RON BURGUNDY

Director: Adam McKay

Género: Comedia, Periodismo

Año y lugar de rodaje: EEUU. 2004

Productora: Dreamworks Pictures

Guion: Will Ferrell y Adam McKay

Reparto: Will Ferrell (Ron Burgundy), Christina Applegate (Veronica

Corningstone), Paul Rudd (Brian Fantana), David Koechner (Champ Kind),

Steve Carell (Brick Tamland), Fred Willard (Ed Harken), Chris Parnell (Garth

Holliday), Kathryn Hahn (Helen), Fred Armisen (Tino), Paul Tompkins

(MC).Música:

Fotografía: Thomas E. Ackerman

Música: Alex Wurman

Montaje: Brent White

Duración: 94 min

Premios: Nominada a los Premios Razzie: peor actor (Ben Stiller)

Sinopsis

Transcurre en la ciudad de San Diego en los años 70. Ron Burgundy (Will

Ferrell) es el presentador estrella del Canal4 de televisión. Su vida es perfecta hasta que

aparece la ambiciosa reportera Verónica Corningstone (Christina Applegate). En un

principio, que la cadena contrate a una mujer no tiene mayor importancia para Ron

hasta que Verónica se niega a convertirse en un florero y a cubrir temas como desfiles

de moda para gatos, cocina,… Cuando se le presenta la oportunidad Verónica no duda

en ocupar el sitio de Ron y presentar las noticias. Comienza un pulso entre los dos

presentadores que llegaran a hacer cualquier cosa para quedarse en la silla.

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La televisión local en la década de los 70

La película se centra en el modelo periodístico de los años 70, totalmente

liderada por hombres, y la amenaza que supone la introducción de la mujer. El

personaje central es Ron Burgundy, presentador principal de la Cadena 4, que está a

cargo de las noticias locales de San Diego. Es el típico chico guapo, un poco payaso y

una persona muy preocupada por su físico.

El Reportero: La leyenda de Ron Burgundy es una parodia de la industria

televisiva de los 70 y de sus presentadores. Es una época en la que todo el mundo creía

todo lo que se decía en la TV. De hecho, en la película, el presentador , Ron Burgundy

siempre lee todo lo que está escrito en el telepronter y tiene una frase que resume muy

bien la situación, “ Si Ron Burgundy lo dice….. es la verdad”. En los años 70 la gente

desayunaba, comía y dormía con la tele; se creaba una conexión y una confianza total

entre el presentador que les daba las noticias y su público, lo cual hoy en día es difícil

debido a la cantidad de medios a los que tenemos acceso para poder informarnos.

Burgundy se convierte en una parte más del día de las personas de San Diego, es

invitado todas las noches a las casa del espectador, que confía ciegamente en la

veracidad de todo lo que Burgundy dice. Con los comentarios y las bromas se crea una

sensación de cercanía entre el presentador y el espectador, que ríe tal mismo tiempo.

Burgundy habla directamente con el espectador, como si fuera una conversación entre

amigos y con ello captura no solo la atención del espectador sino también su fidelidad.

Verónica Corningston, primero reportera y luego co-presentadora también crea un

vinculo con la audiencia al contar detalles de su vida y tratarles como amigos, por

ejemplo cuando ella esta anunciando que la rana Hoppy acababa de ganar y dice: “ Yo

salí con un chico que se llamaba Hoppy en Alabama: era bastante saltarín”.

Cabe destacar la sensación de unidad y de formar parte de la misma familia que

se mantiene durante toda la película. Burgundy aparece junto al resto de su equipo

caminando, sonrientes, leyendo juntos, o mirando a la cámara al mismo tiempo. Al

final de la película, cuando el panda del zoo está a punto de nacer, uno de los reporteros

dice, “Este es el momento que todo el mundo esta esperando”, lo que interpretamos

como que en ese momento las noticias locales tienen mucho poder y efectividad a la

hora de atrapar al espectador. En esta etapa se nota la presión que sufren los periodistas

por conseguir una noticia y por ser el primero en conseguirla. A Verónica Corningston

siempre le dan noticias que no le agradan pero como cualquier reportero “las realiza,

sabiendo que se debe dar al público lo que quiere.

El público adora este tipo de noticias. Las noticias son como son porque dan

dinero, a los espectadores les gusta tal y como están y lo ven porque confían y aman a

sus presentadores. Un alto rating significa dinero, lo que al igual que hoy nos lleva a

que los ratings siempre preocupan a las cadenas, tanto a nivel local como nacional.

También nos hace pensar en los periodistas como actores, que mienten al público para

conseguir un buen rating. De hecho, dos momentos de la película que muestran la

importancia del ratings son: la primera, cuando la gente ve a la primera mujer

presentadora, a la que ascienden y luego cuando Burgundy comente un error, deja de

ser popular y la cadena le despide.

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La guerra de sexos también se trata en la película, parte de la integración de la

mujer a una plantilla totalmente masculina y haciendo especial hincapié en la poca

madurez de la mayor parte de estos hombres que siguen estancados en la etapa de la

guardería, donde están estancados con sus grandes egos y su imagen personal. Desde

luego la película no muestra toda la realidad del periodismo pero si muestra la

distorsión de la imagen del periodista en la cultura popular.

Tiene una estructura similar a La chica de la tele. Ambas son parodias de los

programas de noticias locales, deportes, el tiempo y los reporteros que presentan estos

tipos de programas. Aunque desde un principio sabemos que todo está sucediendo en

los años 70, no se puede evitar ver muchas similitudes con los periodistas de hoy.

Blanca Martín Luis, 48572474-Q

20

Millenium 1: Los hombres que no amaban a las mujeres

Ficha técnica:

Dirección: Niels Arden Oplev

País: Suecia

Año: 2009

Duración: 150 minutos

Interpretación: Michael Nyqvist (Mikael Blomkvist), Noomi Rapace (Lisbeth

Salander), Lena Endre (Erika Berger), Sven-Bertil Taube (Henrik Vanger), Peter

Haber (Martin Vanger), Peter Andersson (Nils Bjurman), Marika Lagercrantz

(Cecilia Vanger), Ingvar Hirdwall (Dirch Frode), Björn Granath (Gustav

Morell), Ewa Fröling (Harriet Vanger).

Guion: Nicolaj Arcell y Rasmus Heisterberg. Adaptación de la novela de Stieg

Larsson.

Producción: Soren Staermose

Música: Jacob Groth

Fotografía: Eric Kress

Montaje: Anne Østerud

Diseño de producción: Niels Sejer

Vestuario: Cilla Rörby

Estreno: 27 de febrero de 2009

Análisis de la película

Los hombres que no amaban a las mujeres es un thriller basado en la primera

parte de la trilogía best-seller del escritor sueco Stieg Larsson. El hilo conductor de la

película es el trabajo del protagonista, Mikael Blomkvist, un periodista considerado

como “el último baluarte idealista del periodismo”. A su vez, las desdichas de la joven

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Lisbeth Salander nos introducen en un mundo sádico, cruel y misógino. A través de las

dos historias, que se entrecruzan para ayudarse mutuamente, nos sumergimos en el

campo del periodismo de investigación que nos llevará a descubrir una realidad atroz.

El inicio de la película muestra la sentencia que dictan los tribunales respecto a

las acusaciones de corrupción y tráfico de armas de uno de los empresarios más

importantes de Suecia por Mikael Blomkvist en un reportaje de su revista Millenium. Es

acusado de difamación y es condenado a tres meses de cárcel y al pago de 150.000

coronas por daños y perjuicios. En ese momento los distintos medios de comunicación

aprovechan la debilidad del periodista para descalificar a la revista, y aumentar así su

audiencia y anunciantes. Ante la falta de credibilidad de la revista, los anunciantes se

retiran. Sus compañeros le sugieren que se tome “unas pequeñas vacaciones”.

El empresario Henrik Vanger aprovecha la crisis del periodista para ofrecerle un

trabajo: debe averiguar qué ocurrió con su sobrina, Harriet Vanger, desaparecida hace

más de 40 años. A cambio el recibirá la información necesaria para demostrar que decía

la verdad cuando acusaba a Wenneström de tráfico ilegal de armas. Es aquí cuando

empieza la investigación. Recoge datos de diversas fuentes, tales como testigos,

familiares, fotos de archivo de un periódico local, el diario de la chica, antiguas

publicaciones sobre casos similares… Es decir, lo que debe realizar un buen periodista;

el contraste de las fuentes.

Lisbeth Salander es otro tipo de periodista de investigación. Lo que la diferencia

del modelo tradicional es que sus métodos no son los más ortodoxos. Trabaja como

detective privado para una empresa de seguridad, Milton Security. Sin embargo, lo que

le hace especial es que es una hacker informática de gran habilidad. Salander se pone en

contacto con Blomkvist ya que está siguiendo, a través de su ordenador personal, la

investigación de la joven desaparecida. Asimismo, la historia personal de Lisbeth es

trágica. Su padre maltrataba a la madre, que se encuentra interna en un hospital

psiquiátrico, él las abandonó, y ella fue declarada demente. Está sometida a un tutor

legal que, en lugar de ayudarla, abusa sexualmente de ella.

Tras la investigación sale a la luz una serie de brutales asesinatos llevados a

cabo, en un primer momento, por el padre de la chica desaparecida y hermano de

Henrik Vanger. La violación y el asesinato de ocho chicas de etnia judía, basándose en

párrafos de la Biblia. Este le enseñó a su hijo, Martin, a hacer lo mismo, a la vez que

abusaban de Harriet. La joven decidió huir, mientras que Martin siguió violando y

matando a infinidad de mujeres tan solo por placer hasta que Blomkvist y Salander lo

descubren.

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Artículo de opinión

La novela es una crítica a una sociedad basada en las clases, en el desprecio

hacia lo diferente, y en concreto, hacia la mujer. El perfil de Lisbeth Salander es el claro

ejemplo de ello: su padre maltrataba a la madre, pero nunca pagó por ello pues poseía

importantes contactos que le absolvieron de cualquier condena. Además, hizo que

declararan a su hija demente, mientras que a su mujer la internaron en un centro

psiquiátrico. Salander se ve sometida a la tutela de un sádico y violador que abusa de

ella. De forma paralela, el periodista Mikael Blomkvist ve como su trabajo de

investigación contra un importante empresario sueco, Hans-Erik Wennerström, es

descalificado y condenado por difamación, pese a que todo lo escrito es cierto. Aquí se

muestra un pulso entre el poder judicial y económico frente al cuarto poder, la

información.

Aunque por diferentes motivos, Lisbeth y Mikael comparten la soledad; hacen

de su trabajo su vida personal. El periodista se implica excesivamente en los casos que

investiga, lo que le lleva a poner en riesgo, en varias ocasiones, su vida. Las relaciones

que mantiene son esporádicas y pasajeras, no le gustan las ataduras. Por otro lado, la

cruel trayectoria de Salander hace de ella una chica introvertida, aislada del mundo, en

la que la única relación que mantiene es con un técnico de ordenadores que le ayuda

cuando le hace falta. Este punto en común hace que se sientan de algún modo unidos

emocionalmente, aunque ella mantendrá siempre las distancias; los hombres no son

buenos.

La imagen del periodismo en Los hombres que no amaban a las mujeres es la de

la verdad por encima de todo. Blomkvist, en los dos casos, hace lo posible por averiguar

qué hay detrás, no se conforma con una explicación lógica. El modelo que presenta es el

del periodismo de investigación, en el que la implicación del periodista es realmente

importante. Algunos de los métodos utilizados son ilegales, como por ejemplo allanar la

casa del posible asesino o hackear ordenadores personales. Este sería el único punto

discutible en cuanto a periodismo en la película, ya que es algo impensable en la

realidad; traspasa la frontera.

Vera Matas Rodríguez, 48727996-N

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Todos los hombres del presidente

Ficha técnica:

Año: 1976, EE.UU.

Director. Alan J. Pakula

Guion: William Goldman (A partir del libro de Carl Bernstein y Bob

Woodward)

Música: David Shire

Fotografía: Gordon Willis

Interpretación: Robert Redford (Bob Woodward), Dustin Hoffman (Carl

Bernstein), Hal Holdbrook (Garganta Profunda), Martin Balsam, Jack Warden

(Harry M. Rosenfeld, el editor del Washington Post), Meredith Baxter y Jason

Robards.

Productora: Columbia Pictures.

Análisis de la película

La película está basada en la labor de dos periodistas del Washington Post (Carl

Bernstein y Bob Woodward) para destapar un caso de espionaje de la Casablanca en el

Comité electoral de los demócratas (Watergate). Fue el caso que obligó al presidente

Nixon a dimitir.

Las manipulaciones de un presidente que salen a la luz, gracias a un minucioso

trabajo de investigación de dos periodistas, que utilizan métodos discutidos en los años

70 para, lo que suponía en esa época, era el trabajo de un periodista. Se pone de

manifiesto así la ética y la vida del periodista, que para desenmascarar asuntos de

dudosa validez política, recurren a la protección de sus fuentes, Mark Felt, directivo del

FBI (Garganta Profunda), empleados y exempleados de la Casa Blanca y del Partido

Republicano, mintiendo si es necesario para sonsacar información.

El guionista (William Goldman) establece que, la libertad de expresión en una

democracia, debe tener recursos que acompañen a la ética y la seriedad, para que de

esta forma podamos ver un periodismo de calidad. Para conseguir esto hace que los

diálogos sean sencillos, resaltando el valor moral de los periodistas en cada una de sus

acciones. La extensión de la película puso de manifiesto artes que hasta entonces apenas

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se veían en la pantalla, como son las imágenes de teletipo, las cuales relataban las

últimas secuencias, reduciendo de este modo la duración de la película.

La trama de la película se establece en la revelación de actividades ilegales por

parte de la administración Nixon durante la campaña electoral de 1972. Un escándalo

político donde el espionaje siempre estaba presente y que dos periodistas del

Washington Post pusieron al descubierto, utilizando grabaciones que fueron clave para

que los norteamericanos entendieran que no todo vale para conseguir el poder.

Artículo de opinión

La película muestra el periodismo de investigación como algo peligroso pero, a

la vez intrigante para el lector. Dos periodistas que son simples redactores de un

periódico, que dan una versión de unos hechos reales que sucedieron en el hotel

Watergate de Washington, donde se ubicaba la sede del Partido Demócrata. De cómo el

editor del periódico The Washington Post manda a realizar un informe a Bob

Woodward sobre un supuesto robo en la sede demócrata y, basándose en sus sospechas,

este periodista comunica que algo no “huele bien”. Se establece así una serie de

investigaciones, en las cuales se une su compañero Carl Bernstein y comienza una

andadura trepidante donde se pone de manifiesto las cualidades periodísticas de los dos

personajes principales.

El periodismo de los años 70 difiere en algo sobre el actual, sobre todo a lo que

se refiere a la preservación y protección de las fuentes y al secreto profesional. Pero la

actitud de un periodista siempre tiene que ser la misma, la veracidad de los hechos que

se narran. Para esto, las pruebas son fundamentales y aquí entra el periodismo de

investigación.

La capacidad de contrastar y proteger las fuentes se une a la trama de la película

como algo imperativo para poder obtener la información veraz y necesaria para

desenmascarar actividades ilegales de un dirigente, que emplea la manipulación y el

poder que le otorga su cargo, con fines provechosos a su causa, intentando de todas las

formas posibles que la verdadera información no salga a la luz.

Película ilustrativa de cómo debe ser un buen periodista cuando trata casos de

corrupción política, de hacer llegar la verdad de asuntos tan espinosos a los ciudadanos.

Nadie tiene posesión de toda la verdad y para ello, se debe contrastar, verificar, y hasta

proteger esas fuentes que te dan la información necesaria, para convertir en pruebas,

hechos sucedidos.

La redacción de un periódico se puede ver comprometida ante asuntos tan

reveladores como los que plantea la película. The Washington Post tuvo que hacer

frente a una intensa campaña de acoso y derribo por parte de los hombres del presidente

norteamericano y Nixon a la cabeza, con el único propósito de que el medio no

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investigara todos los delitos y “tejemanejes” que se llevaron a cabo para “eliminar” a su

rival político demócrata.

En definitiva, estamos ante una crónica donde está muy presente el éxito del

periodismo moderno: lograr denunciar al hombre, por muy poderoso que sea, y hacerle

dimitir, porque los tristes episodios políticos también se cuentan.

Emilio Pérez Martínez, 2198301-M

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Nuestras propuestas

Al filo de la noticia (1987)

Juan Nadie (1941)

El secreto de vivir (1936)

Chantaje en Broadway (1957)

To shoot an elephant (Disparar a un elefante)

El político (1949)

The front page, (Un gran reportaje, 1931)

Trágica información (1952)

Ni Detrás de la noticia (1994)

Park Row (1952)

Mientras la ciudad duerme (1956)

Scoop (2006)

Historia de un crimen (2006)

El diablo viste de Prada (2006)

Sexo en Nueva York (2008)

La reina en Nueva York (1937)

Vacaciones en Roma (1953)

Primera plana (1974)

Rojos (1981)

Al filo de la noticia (1987)

Atrapado en el tiempo (1992)

El informe pelícano (1993)

La cortina de humo (1997)

El show de Truman (1998)

Slumdog millonaire (2008)

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Bibliografía

http://www.uhu.es/cine.educacion/cineyeducacion/periodismo.htm (Jueves 28, 23.00)

http://www.allmyvideos.net/o7tdcaajm6k2 (Martes 26, 16:52)

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de-ron-burgundy (Viernes 1, 15:00)

Ciclos-decine.blogspot.com

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www.uhu.es/cine (Sábado 2, 11:50)

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8.html 21:34 del 1 de marzo

http://www.filmaffinity.com/es/film856492.html 19: 38 del 1 de marzo

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marzo

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mujeres/ 17:30 del 1 de marzo

www.sensacine.com Consultada el 2 de marzo a las 20: 10

www.cine.estamosrodando.com Consultada el 2 de marzo a las 21: 00

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http://es.wikipedia.org/wiki/Citizen_Kane Consultada el 2 de marzo a las 22: 30

http://www.imdb.com/title/tt0033467/releaseinfo#akas Consultada el 2 de marzo a las

22: 00

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Foto del grupo

(José Corrales, Vera Matas, Blanca Martín, Emilio Pérez y Andrés Maestre)