El Criminal Honrado (Spanish Ed - Maria Gema Salvador

8/18/2019 El Criminal Honrado (Spanish Ed - Maria Gema Salvador

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El criminal honrado

María Gema Salvador



Yo no sabía quien sería mi contacto esa mañana tan frí

de febrero. Eso si, me habían dicho que tenía que ir a l

stación de Sants y esperar cerca de la tienda d

eriódicos y revistas a las 12 horas Me puso las mano

n los bolsillos y maldije en su fuero interno a Laurent,

quien debía el no poder tener vacaciones. A pesar d

que esa misma semana me lo había prometido.arent el pelirrojo era mi jefe, pero no era tan tont

omo para pensar que fuese el más grande; pues desd

l principio Sebastian, me había dicho que era un

rganización y que intentar averiguar al cabez

oronada de todas las jerarquías, era como intenta

meter todo el agua del mar en una concha de la play

un absurdo vamos. A mi pues, me debía bastar coonocer a Laurent y si quería seguir manteniendo

uesto, hacerse el tonto, era lo mejor.

quel día la estación estaba poco concurrida; todo s



debía sin duda a que era lunes y todavía faltaban do

meses para las vacaciones de pascua. Así sería much

más fácil, sin embargo antes de llegar a mi destino, tra

de pensar si debía abrir o no aquella maleta. En

momento en que se presentara mi relevo toda l

aventura habría terminado; entregaría la maleta y m

ría a cobrar, desde luego que podría hacer ahora esaacaciones al Caribe que tanto había deseado desd

iempre, pero mi curiosidad pudo a la prudencia y decid

que después de todo, ya que mi vida hasta los treinta

eis años había sido tan loca, podría cambiar y u

ombre solo y sin familia y sin amigos, no podía perde

mucho. En el momento en que me decidí a abrirla, n

abía que había cambiado mi suerte.n la maleta había un cheque pagadero a nombre d

omeo J.B Primus, entonces empecé a pensar qu

después de todo no había sido tan tonto al abrirla, po



que esta podía contener mi sentencia de muerte.

Cada vez que la Organización decidía liquidar

alguien, enviaban a un palomo con una maleta o u

obre, siempre hacia un destino con el cheque, per

esultó que esta vez había ido más lejos. Le había

uesto nombre, era eso, ¿O quizás que yo había metid

a pata en algún momento o mi primo había tenido lulpa de algo? Traté de recordar el verano pasad

ambién en Barcelona cuando los juegos olímpico

abía venido a la ciudad por encargo de l

Organización alojándome en el hotel Princesa Sofí

uando en una de las mesas del restaurante, conocí a l

bella cantante Sondra Stevenson

ondra era una norteamericana que estaba poniéndosmuy de moda en Europa por aquel entonces. Su manage

nthony Rico decidió hacerla debutar en Barcelon

iudad muy nombrada entre las agencias de viajes por l



belleza de su arte y el evento olímpico; no en van

después de Madrid, Barcelona es la ciudad má

mportante de España y goza de gran encanto.

ondra debía cantar en el hotel y fui uno de los poco

rivilegiados que pudo oírla en directo. Ella no m

defraudó; era una mujer bellísima con una gran melen

ubia y ojos negros. Sabía ganarse al público por sariedad de repertorio (jamás cantaba una canción de l

misma manera) y por supuesto por su savoire faire.

entado en una de las mesas en primera fila, fijaba l

atención en la bella rubia, mientras comprobaba que n

abía un solo hombre que no la devorara con los ojo

ecidí jugármelo todo y llamé a su camerino que estab

ituado en un de las habitaciones especiales con suite despacho privado. Ella que se encontraba fuera, supo l

muy persuasivo que podía llegar a ser cuando m

nteresaba mucho conseguir algo. Deslizando una buen



ropina a uno de los camareros, conseguí saber en qu

abitación se alojaba y antes de llegar allí, encargé e

a recepción del hotel un ramo de veintiséis rosas roja

ues veintiséis eran los años de Sondra; así que no pud

er más acertado, a pesar de la gran cantidad de flore

que ya tenía.

n la puerta había un tipo que se encargaba de quingún curioso molestara a miss Stevenson. Decidí se

amable, por que a veces se consiguen más cosas así qu

oniéndose terco y por que si fallaba el recurs

disponía de unos buenos puños.

l gorila fumaba un puro cuando me vio venir, me mir

de arriba abajo y decidió que era un tipo que podrí

raerle problemas.¿Señor?

Oh soy un admirador de miss Stvenson y compatriota

me gustaría ver a la dama y mostrarle mis respetos



La dama no está, joven y no sé cuando volverá, yo l

daré su recado

Está bien. Esperaré aquí si no le importa. No hago nad

malo.

Haga lo que quiera

ecidió dejarme por imposible y siguió fumando.

a señorita Stevenson tardó en llegar y cuando lo hizenía muy contenta, yo diría que algo ebria y ayudad

or dos hombres. El gorila que me había atendido, s

evantó y le saludó

Hola señorita Stevenson

Hola George. Estoy muy cansada ¿serás tan amable d

raerme un café? Creo que he bebido demasiado

George marchó corriendo, aunque no contento de hacel trabajo de un recadero. Los otros tipos metieron a l

dama dentro y uno de ellos se encaro conmigo

Y usted amigo ¿qué espera?



A miss Stevenson. Llevo una hora

Oiga señor

Mister Trevi para servirle

Trevi, ahora no tengo tiempo para parecerlo con tipo

diotas, váyase o le daré una patada en el culo que s

acordará de mi

Vino hacia mi con el puño levantado, pero yo fui máápido y le lancé un directo al mentón, a pesar del golp

o cayó, era bastante fuerte, se volvió rabioso y m

anzó un puñetazo en el estómago que me dobló d

dolor.

odamos por el suelo enzarzados hasta que le deb

onvencer para que lo dejara, cuando quiero suelo se

muy claro. Me supo mal el presentarme así, pero él mabía hecho mucho daño y por si las moscas, llamé a l

uerta y le dejé una tarjeta con mi número de teléfono a

ipo que se quedó con un palmo de narices.



ondra me llamó a los dos días, por lo visto el ser un

de los chicos de Laurent habían obrado el milagro.

s hora de que hable de la Organización. L

Organización era un conjunto de negocios todos ello

egales aparentemente, bajo los cuales se esconde

erdadero trasfondo del asunto: el blanqueo de diner

egro que se sacaba del narcotráfico y la importaciónxportación de armas a los países del Tercer Mundo

ambién se proporcionaban chicas y juego a quien l

deseara, teniendo un alto porcentaje en: timbas, bingo

tugurios revestidos del respetable aspecto de nigh

lubs.

i primo Sebastian que ha nacido en Barcelona com

o, me presentó en Cuba, he dicho al señor Laurent quiempre quería ir al Caribe de vacaciones, pero esta ve

me refiero al Cuba, un holding de empresas dedicadas

a venta de vídeos y otros electrodomésticos, un luga



muy apropiado para contratar nuevos muchachos. L

que ocurre es que tiene dos niveles y en el primer piso e

donde uno se encuentra verdaderamente a gusto si

storbos, aquello es privado y Alberto el dueño que e

un cliente de Laurent, le deja a sus anchas, par

algunas de sus reuniones, cuando viene cada mes

obrar la prima por protección; si estuviésemos en loaños treinta, esto sería el cuarto de la timba y el alcoho

rohibido. Pero pasó la gran época del crime

rganizado, del romanticismo en que todo se hacía a l

rande.

ebastian y yo siempre habíamos estado muy unido

asta que al llegar él a la mayor edad, se marchó a l

uerra del Vietnam; en realidad él me lleva diez años iempre ha sido para mí como un hermano mayor. Es

único pariente que tengo vivo y casi mi único amigo, l

ual sé que nada dice en mi favor, pero puedo alegar e



mi defensa que nací huérfano de padre que yo y m

madre lo pasamos muy mal y al final lo único que tuv

anas de hacer fue el aprovecharme de los demás ante

de que ellos lo hicieran de mí.

n aquel mundo de pobreza y estrecheces, pront

mpiezas a ser listo y darte cuenta que nadie te regal

ada.i madre tan modesta como una madonna italian

amás se aprovechó de su belleza (que era mucha) par

oder medrar). No se lo reprocho, pero no sé si eso l

irvió de algo materialmente, supongo que si.

e hacía ir a misa todos los días hasta que pud

ndependizarme a los dieciséis, poniéndome a trabaja

on el señor Marcial. Marcial era el tendero de lsquina, quien había cortejado como muchos otros a l

eñora Trevi cuando se quedó viuda en 1958, un añ

después de nacer yo, que fue cuando volvimos a U.S.A.



l año anterior mi madre me tuvo en Barcelona,

onsecuencia de un capricho de mi padre por darle

usto de viajar, la madre de mi madre era española, po

o que era lógico que su hija quisiera conocer España.

ue el año más feliz para mi pobre madre, coincidiend

on el último intento de reconciliación con mi padr

quien se las hacía pasar de órdago con las fulanas. Y eque a mi padre, un hombre guapo y de carácte

impático le volvían loco las hembras. Quería a m

madre, pero era un vicio, al cual no podía renunciar, er

demasiado débil; por fortuna para mi madre; Dios debi

apiadarse de esa pobre mártir y a mi no me dio por ell

lgo debió influir mi educación y el hecho de que con

iempo, me fuera dando cuenta que las damas y cuantmás hermosas peor, daban problemas, era como sentars

ncima de una caja de dinamita.

asé los primeros años ayudando a mi madre y yendo



a parroquia para que fuera un buen hombre y de pas

aprender a leer y escribir gratis, por que éramos ta

obres que no podíamos ni ir ni pagar un colegio, ya s

que algunos dirán que hoy en día, los gobiernos dan l

nseñanza básica gratuita y que es obligatoria, pero y

n aquel tiempo, ni pude ir ni lo vi. Cuando llegó

beneficio, yo ya era un hombre. Mi primo Sebastiantentaba por otro lado enseñarme la realidad que s

scondía tras los muros de mi casa: aquellos juego

rohibidos, el primer cigarrillo, la primera botella, la

evistas que el cura decía que condenaban el alma a

nfierno y que a mí me precipitaron a la adolescencia co

ueve años. Cuando probé el fruto prohibido er

demasiado tarde ya para las enseñanzas de la religióudieran asustarme. A los doce años tuve mi primer

xperiencia con una mujer y dejé de ir a misa, era un

mujer algo mayor para mí, a pesar de que solo tení



einte años y fue el regalo postrero de mi primo antes d

rse a la guerra. Se llamaba Coraline y era una mulat

querida de un gran señor, al cual todos tenían much

espeto en el barrio, el señor Fabricio. Aldo Fabricio u

erdadero coco para los chavales que se portaban mal

o cumplían con sus deberes.

Coraline ocupaba un piso cerca de mi casa, mucho mejoamueblado que el nuestro. Me abrió la puerta un

riada quien al ver a un niño, se espantó creyendo qu

a tendrían la policía encima y me quiso echar, pero y

o me amilané y repetí el nombre de la señorita tre

eces hasta que como no me iba y podía dar u

scándalo tuvo que dejarme pasar. Coraline llevaba un

bata de encaje y el pelo suelto sobre los hombros, no eruna mujer guapa, pero su juventud, su suave piel y l

belleza de su sonrisa, podían hacerla muy atractiva

us años; a mí me pareció bellísima. Esa tarde aprendí



er un hombre y me cogió tanto cariño que me reservab

iempre un lugar para cuando quisiera ir a verla, no m

obró nada y así seguimos viéndonos hasta tres año

después, cuando supe que la mulata Coraline habí

muerto. Su hombre Don Aldo Fabricio no le habí

erdonado su infidelidad, máxime cuando vivía gracia

a él.Cuando le conocí, no pude dejar de odiarle, a pesar d

que la recomendación para trabajar me la consiguier

l; ya sé que muchos pensarán que fue absurdo, el qu

o le matara tratando de vengar el honor de una puta

ero Coraline había sido la mujer que me había iniciad

eso un hombre no lo olvida nunca. Después de ell

onocí a muchas más. Pero nunca fueron como ellaCoraline era una puta con corazón de niña.

ecuerdo el día que maté a don Aldo, tenía yo casi lo

einte años y llevaba cuatro trabajando en la tienda d



arcial, por aquel entonces mi madre estaba ya mu

nferma del pecho, por lo que ahora que las cosas no

ban mucho mejor, había puesto una mujer que l

ayudara, a pesar de que se me comía la mitad del sueldo

arcial muy contento conmigo por que no dab

roblemas como los otros chicos, me avisó un día qu

endría que esforzarme en limpiar el local y prepararlodo por que iba a venir don Aldo Fabricio a come

arcial había conseguido comprar el local de al lad

or muy buen precio a unos judíos y lo había convertid

n restaurante. Más tarde me enteré que don Aldo qu

onocía a Sebastian me había recomendado para é

maginaos mi excitación al saber que el hombre qu

abía matado a Coraline, iba a venir la local; era parolverse loco. Telefoneé a Sebastian para decírselo, per

sta vez me dejó solo. Sospecho que no quería meters

on su jefe. Mi primo demostró ser un tipo listo, si m



ubiese ayudado y hubiera salido mal, los do

ubiésemos muerto y jamás en el caso de que yo hubier

odido salvarme, habría podido ayudarme, de est

orma siempre se encontraba en su puesto y al margen

a cosa salía bien, se libraría de su jefe y podríamo

meternos en algo importante.

ue uno de los pocos soldados que vino como había idoonsiguió ser teniente y asegurarse la pensión, él n

quería era ser un soldado, por que no eran más qu

arnaza. Lo de enrolarse no lo hizo por patriotism

iendo de origen hispano, le tiraba más España, sin

or estrategia, los generales de aquella guerra, ca

ueron tratados como héroes y podía ser una buen

apadera para que la policía no se metiera en suegocios.

Yo sabía que Marcial tenía una pistola, una 22, un arm

equeña que es la que usan las damas, pero mu



mortífera por lo certero de su disparo si se hace desd

muy cerca, lo ideal para un hombre como yo que n

abía disparar

on Aldo había estado en la cárcel un tiempo por lo d

a mulata, aunque no mucho, lo justo, por que s

abogado consiguió tapar la boca al juez con una buen

uma, aunque nunca pudo probarse.o planeé todo en doce horas, desde la mañana en qu

me lo dijo Marcial, hasta la noche en que Don Ald

endría a cenar, me pasé pensando fríamente todo lo qu

ba a hacer. Por supuesto al bueno del señor Marcial n

e dije nada, lo hubiera estropeado todo por que tení

demasiado miedo. Así que sin decir nada a nadie solo

ebastian, hice mi trabajo corriente con naturalidaasta que llegué a las cuatro al restaurante. Allí m

speraba Marcial con otros dos chicos para preparar l

mesa del señor Aldo y sus amigos, había reservado tod



l local por que quería cenar solo sin extraños. No

levó toda la tarde preparar el menú y elegir los vino

odo de la mejor calidad: Borgoña, Oporto, Do

eriñón, Madeira y faisán con trufas y salmón ahumad

tarta imperial.

Don Aldo le gustaba mucho comer, no sería difíc

charle un narcótico. Mientras observaba como ibalegando los coches: mercedes, rolls royce, ferraris, n

odía por menos de envidiar la suerte de un hombre qu

enía a su lado a las mujeres más bellas, los coches má

ujosos, las casas más hermosas y que era más viejo

menos bien parecido que yo, pero todos le besaban l

mano y le decían don Aldo, mientras que yo, era el hij

de la señora Trevi, un emigrante español, sin máortunas que mi buena planta y grandes ideas.

as dos damas que iban a su lado valían un imperio. L

ubia era una preciosidad de ojos azules, hija de u



banquero y la morena, una sirena de ojos negro

bailarina de moda en aquella época. Claro que, ella

ban cogidas del brazo de Don millones, porque Do

ldo estaba forrado de pasta.

a mejor mesa con flores fue para él, sus invitado

alabaron su gusto hasta que sirvieron la cena. Cada un

e dedicó entonces a su estómago, muchos eran político fiscales que gobernaban el país en nombre de l

usticia mientras se juergueaban con el hombre má

orrupto de Chicago.

l salir, me acerqué a él y se apoyó en mí mientras m

econocía, no sé como le convencí para subir a su coch

on Aldo apoyaba su mano en mi muslo izquierd

mientras habábamos y era una sensación algdesagradable.

Cuando llegamos a su mansión daban las 22 horas p.m

l chofer abrió la puerta y después de dejarnos, m



ncontré en el umbral de la casa blanca, una pequeñ

opia de la mansión presidencial. Quitando

mayordomo y otros dos hombres no encontramos

adie; a don Aldo le gustaba verse a solas por la noch

osa que a mí me convenía muchísimo. Era una cas

norme y si me hubiese puesto a recorrerla, seguro qu

me habría perdido. Una gran casa para un hombrolitario, quien gustaba rodearse de bellas mujeres

ombres importantes para dormir solo.

e invitó a cenar por que yo le resultaba simpátic

ontrariamente a lo que yo creía.

on Aldo para estar tan delgado comía como una fiera

abía cenado opíparamente y volvía a sentir hambre, y

olo bebí un Jack Daniels; realmente el narcóticardaba en hacerle efecto. Empezaba a desespéram

uando noté a los postres que los párpados le caía

ontinuamente. Sabiendo que el camarero y los do



ombres se habían retirado, fui hacia él y le espeté:

Aldo Fabricio despierta esto es por Coraline

l tiro salió limpiamente y le perforó la frente .No perd

a calma en ningún momento, yo llevaba guantes. Do

ldo me había abierto la puerta, los criados no m

elacionarían nunca con sus amigos; después de tod

iempre había gente y yo iba a desaparecer muy prontde la tienda y de la city.

alí por la puerta y tomé el primer coche que encontré.

unos quinientos metros cerca de casa, dejé el automóvil

me escondí en un motel. A la mañana siguiente yo y

staba viajando rumbo a Barcelona, Sebastian se habí

ncargado de todo.

asaron cinco años hasta que pude volver, durante todse tiempo viajé por España y la conocí a fondo; tuv

iempo de practicar un idioma que casi tenía olvidad

apedrea de ser oriundo de allí; en casa de mi abuela l



ablaba.

Trabajé en una agencia de publicidad, de botones en u

otel, de recadero en un despacho de abogados, tambié

scribí algunos relatos breves bajo seudónim

aturalmente que se vendieron bien y me permitiero

agar al casero. Sebastian me daba todos esos empleo

ara que me distrajera.Conocí a una muchacha de Madrid, Lucía, con la que m

asé, aunque no funcionó y nos separamos de mutu

acuerdo a los dos años. Crecí y maduré y me fuero

legando noticias de U.S.A. a través de las cartas de m

rimo y de la televisión; por lo visto nadie me relacion

on el hecho, eran muchos los que querían que murier

on Aldo y bastantes los que se beneficiaron, entre elloa señora Fabricio quien se vería heredera de un gra

apital por que no habían tenido hijos. No puedo dec

que lo sintiera por que ni siquiera ella iba a llorarl



bastantes infidelidades le habían hecho olvidarle.

Cuando regresé a la city todo estaba muy cambiado

imy Carter era el nuevo presidente de U.S.A y Améric

quería olvidar el fracaso de Vietnam. Entonces pasé e

eríodo de tiempo más tranquilo de mi vida, Horaci

Trevi había muerto y mi nueva identidad era la d

nthony La Marca, un norteamericano de origespañol quien a efectos de registro contaba cinco año

menos, cosa que no era de extrañar; habida cuenta qu

o siempre he parecido más joven.

ebastian me dijo que no hiciera nada, si quería segu

on la escritura que lo hiciera; lo mejor era tratar d

onvertirme en un anónimo que no alterara el ritm

rdinario. Me pareció una buena idea como todas las debastian, sé que algunos pueden echarme en cara es

dependencia, pero no me importa en absoluto, es más

iempre he pensado que con la infancia que he tenido si



adre y con una madre enferma me merecía a Sebastia

ui feliz en ese lapso de tiempo hasta los veintioch

años, siendo un hombre corriente veraneando en l

osta en una casita junto a la playa y conociendo

ersonas de la clase media que me introdujeron ene s

mundo. Por vez primera me sentía a salvo fuera de m

írculo, de mi entorno, sin miedo a la policía, sin temeon quien andaba; yo era para mis vecinos el señor L

arca, un escritor algo delicado de salud, que venía

descansar del ajetreo de la ciudad y que buscaba junt

al mar la fuente de inspiración.

Y llegó un día en que todo eso se acabó cuando recibí l

isita de dos hombres: Roger y Sean. Eran dos hermano

que tenían contactos entre la mafia de Colombia y la citactuando de enlaces y que necesitaban un hombre d

onfianza, no conocían a Sebastian y eso me extrañ

or que Sebastian era muy conocido en ese mundillo



ero yo no sabía entonces que mi primo había dejado

rabajo dándose de baja.

urante mucho tiempo no supe nada de él, pensand

que siempre había ocurrido así no me preocupé, sabí

omo localizarme y si quería verme, no tenía más qu

lamar la puerta que siempre estaba abierta para él.

quel día estaba sentado ante la máquina de escribiensando en mi próxima novela, mi editor Robert Alle

me apremiaba a que le entregara el manuscrito antes d

in de mes por que los lectores (me había hecho ya u

buen círculo) lo reclamaban. La primera parte de En l

spera un relato policiaco, había conseguido vender u

millón de ejemplares y ya estaba a la venta la segund

dición con traducción al español y al francérecisamente estaba allí cuando llamaron a la puert

dos caballeros muy bien vestidos.

Señor La Marca?



Sí

Usted no nos conoce claro, pero nosotros si ¿podríamo

ablar en privado?

Desde luego. Robert si me disculpas un momento

Por supuesto. En realidad ya me iba. Mañana

lamaré

es hice pasar al salón. Enseguida fueron directos arano

Venimos para contratarle. Necesitamos u

uardaespaldas

Pero si yo soy un escritor. No entiendo. Deben habers

quivocado

En absoluto señor Trevi ¿Le extraña que sepamos s

erdadero nombre? No se preocupe, no nos importaquello. Es mas, nos beneficia Verá nuestro jef

esmond Douglas, es un hombre importante, aunqu

aquí retirado como vive no se ha enterado.



Yo les miré con los ojos abiertos como platos, Desmon

ouglas era el gángster más buscado por la policía d

Chicago, aunque nunca se le había probado nada. Por l

demás no pude dejar de sentirme intrigado ¿cóm

demonios precisaban mi ayuda? Debería haber u

montón de hombres que dejarían la piel por trabajar co

l. ¿por qué acudir a un desconocido? Como si madivinaran el pensamiento Roger dijo:

Señor Trevi, debe pensar que todo esto es muy raro

ero le aseguro que Coraline, no era una cualquiera. L

mulata Coraline era digamos conocida nuestra

rabajaba para nosotros. Estaba apunto de hundir

on Fabricio cuando desapareció

¿Era una espía?Sí y de las mejores. También la Organización utiliz

spías como el gobierno. Somos muy avanzados.

e callé si supieran que ella murió por mi culpa, no le



ubiera hecho ninguna gracia. A veces es bueno ser

único testigo y actor, por que todo queda en silencio

iguió hablando Sean

Señor Trevi, usted nos hizo un gran favor y vamos

devolvérselo. Va a ser el hombre de confianza d

ombre más influyente de la city y va a disfrutar de tod

o que la vida le puede ofrecer a un hombre listo. Favoon favor se paga ¿Nunca se ha preguntado por qu

adie le delató? ¿Cree que el trabajo de largarse

spaña no era conocido por nosotros? La Organizació

e protegió señor Trevi aunque usted fue muy astuto

Bien ya que les debo la vida ¿cuándo empezamos?

Mañana mismo, un coche le pasará a recoger. No dig

una sola palabra de esto a nadie; la primera regla de lOrganización es no confiar en nadie. Ni en su padre s

uviera

Ese es un dicho español



Lo sabemos, nosotros lo sabemos todo señor Trev

éjelo en nuestras manos y no se arrepentirá de nada

es hice caso. Después de todo ¿qué podía perder?

sí que a la mañana siguiente, un hombre vino

ecogerme con un Plymounth rojo del todo extravagan

omo su silencioso conductor, un irlandés alto

uapetón que ni siquiera me dedicó una sonrisa; tal vel chico fuera mudo o era una norma de la casa y en ta

aso yo no tenía nada que objetar, porque odio a lo

harlatanes.

a casa palacio del señor Desmond Douglas, m

ecordaba extrañamente a las casas andaluzas. Con u

ran patio lleno de geranios y macetas de terracota co

u blancura inmaculada, con sus arcos con su frescurentro el vestíbulo con un gran tapiz representando un

scena de caza cuyo autor no pude identificar, quizás d

mismo dueño, soberbio, con sillas marrones tapizada



alrededor de varias mesas, un biombo probablemen

hino, varios sofás, jarrones de porcelana de Sevre

mpresionantes con flores frescas, alfombras persas, u

uelo de parket. Una lámpara de cristal de araña y u

dogo del Rhin ceniza echado junto a la chimenea de

alón que se divisaba desde allí daban ganas d

quedarse, pero un hombre uniformado me hizo pasar un salón mucho más severo, con sofás tapizados de cuer

olor rojo sangre al estilo inglés, con grandes plantas

una mesa en el centro, varios cuadros de paisaje

ompletaban la estancia. Entré y cerró la puert

ncendí un cigarrillo y me puse a esperar. Había vario

eriódicos entre ellos el New York times, por qu

esmond Douglas era neoyorkino y otras revistaurídicas. No me dio tiempo de verlas todas porque, s

abrió la puerta y apreció un hombre de edad madur

atractivo con las sienes plateadas y ojos azules mu



alto, que me estrechó la mano

Hola señor Trevi supongo que habrá hecho el viaje si

roblemas y no tendrá ninguna queja de mis muchachos

En absoluto señor Douglas, estoy encantado tiene uste

una casa impresionante y he de decirle que acept

ncantado el trabajo, por que me convenía un poco d

actividad Creo que es usted escritor

Así es

Y de éxito. Es algo que envidio de veras. Yo no h

odido sobresalir en ningún arte, excepto en el de hace

dinero, si es que a eso se le puede llamar arte.

Es el arte que más se envidia en este mundo

Pero no el que más vale, verá señor Trevi, hace tiempque quería encontrar un hombre de confianza para qu

me ayudara como consejero. Usted nos hizo un gra

avor y sabe ser muy fiel a sus amigos; yo aprecio l



amistad; es lo único que es verdadero en este mundo l

demás se acaba. Decía un filósofo que quien tiene un

amigo tiene un tesoro. Yo por mis negocios no pued

enerlos, la envidia me los quita y debo comprarlo

usted podría aconsejarme, aquí sería tratado como u

amigo y después de mi, todo el poder estaría en su

manos. Le ofrezco un sueldo de 1000 dólares y larantía de que sus ganancias estarán libres d

mpuestos.

Eso ya me gusta más, pero me da algo de miedo ¿n

eme que los agentes del Tesoro se le echen encima?

¿Usted cree que soy tan descuidado? Yo pago m

mpuestos como todos, además después de lo que le pas

a Alcapone, sería un tonto si no lo hiciera, después dodo ¿qué se pueden llevar? Como mucho el 18% de m

ngresos, pero ¿saben realmente cuales son m

ngresos? Tengo tantos que es difícil cogerlos todos



aunque lo hicieran aun me quedaría dinero par

omprar toda la ciudad. En América no está todo

dinero de Desmond Douglas, está repartido entre; Suiz

ontecarlo, Paraguay, Las islas Caimán

Los paraísos fiscales

Tengo más de un millón de dólares fuera que no olerá

amás las arcas del estado, así que me importa uomino que se lo lleven todo ¿sabe que podrán hacerm

i me encierran? Nada señor Trevi, porque aunque m

metieran toda la vida, tengo ya cincuenta y seis año

mis hijos son ya mayores y honrados ciudadanos; e

uanto a mis parientes hace tiempo que no me hablan

mi mujer, mi tercera esposa, ya se la presentaré es un

deliciosa muñeca que no lo sentirá mucho por que tienasegurado su preciosa vida con un seguro y que m

quiten lo bailado

Desde luego su filosofía de la vida es admirable



Y he hecho obras de caridad; con lo que les quito

unos les doy a otros. Siempre tengo peticiones d

ayudas y mi secretario está sobrecargado de trabaj

sto parece el ministerio de ayuda social; no comerci

on drogas, ni con armas, pero el juego y las mujeres e

tra cosa. En la city hay un casino que es el más grand

de todos los tiempos: El Sunday y que hace lompetencia a los de las Vegas

Me entenderé muy bien con usted señor Douglas, no e

ano comparto muchos de sus puntos de vista

sí empezó mi trabajo con el boss de Chicago. Respect

a como conocí a Laurent, esa es otra historia más larg

de contar. Laurent era el hijo de un hotelero muy rico d

ueva York. Por cuestiones que no vienen al caso, pronte independizó de su padre y se hizo camino en Chicag

o le costó mucho porque era un chico despierto y d

muchas ambiciones; primero se sirvió del nombre de s



adre para entrar en los círculos de la alta sociedad

uego fue trabajándose a quien hiciese falta, ya fues

ombre o mujer no hacía distingos. Y siempre qu

alguien le respondía por el secreto de su éxit

espondía lo mismo: No hay que tener escrúpulos.

uena duro, pero es cierto, sino arriesgas no ganas, e

así de sencillo. En mi tierra hay un refrán que dice: nirvas a quine sirvió ni pidas a quien pidió, porqu

ormalmente el que lo ha pasado mal cuando tiene l

casión se venga y era una máxima que tenía muy e

uenta.

Yo no oí el nombre de Laurent hasta que cogieron a Sti

ason. Still era uno de los hombres de Desmond. Habí

ntrado antes que yo y gozaba de mucha confianza, peral igual que ocurrió con Lucifer, se pasó de listo y quis

ugar a dos bandas, por un lado trabajaba en la band

del boss y por otra en la de los federales, se hiz



onfidente. Durante un tiempo nadie sospechó de

asta que desaparecieron los 200.000 dólares, que l

rganización había conseguido en una pequeñ

peración; el único hombre que sabía donde s

ncontraban los billetes era Still porque Desmond se l

abía dicho unos días antes. Era dinero ilegal que s

abía obtenido de la extorsión a los garitos del alorte de la city

till creyó que era su golpe de suerte para hundir al jef

que la poli le perdonara unos asuntos de cuando er

un don nadie, pero le falló a Desmond, no le cogieron

till fue a dar el paseo, por eso el boss me contrató, per

aunque la jugada había sido hecha antes de mi llegad

o nos encargaron el palomo hasta más tarde para que confiara y el castigo fuera más duro. Entonces conoc

a Laurent.

aurent era por aquel entonces una extraña mezcla de



detective, gángster y predicador, una combinación qu

omo resultado podía ser explosivo, pero nunc

mediocre. Estaba harto de darles los buenos casos a lo

olis, mientras que él aparecía detrás y tras colgar s

icencia de detective privado, se pasó a la otra acer

ara ser gánster no hay que tener grandes facultade

olo pensar en ti mismo y eliminar a los competidoreso es lo que hizo Laurent.

levaba ya mucho tiempo sin saber nada de mi prim

ebastián, cuando mister Laurent apareció un día po

uestro cuartel general. Él y Desmond se entendiero

erfectamente, cosa que no era difícil de comprende

ues Laurent poseía ese encanto del sádico que atrae

u víctima, hasta que le presenta su verdadera cara, ess, lo que le pasó a Desmond quien confundió su táctic

on honor, su cálculo frío con atención, cuando tod

staba programado. Así que el día en que mand



iquidarme y que por poco no lo cuento, casi no me l

reía.

aurent había ido por unos asuntos del fisco, se habí

nterado de los problemas fiscales de Desmond y

ropuso un arreglo que resultó ser el siguiente: yo m

endría con él a cambio de su ayuda

l boss aceptó porque estaba asustado y todo fue biemientras era débil, pero luego inexplicablemente, n

quiso cumplir; se olía que había gato encerrado. N

ubo manera de convencerle. Y una tarde en que volví

al hotel Chicago, dos tipos me salieron en una oscur

alle y se liaron a tiros. Sentí frío, pero no me amilan

or suerte llevaba mi pistola y acerté a uno. El otr

iguió avanzando, no me quedó más remedio que echar orrer y cuando pude, llamé a Laurent. Laurent vin

nseguida, identificó a uno como un pistolero del bos

e buscaba por que Sebastián había ido a España



buscar unos documentos confidenciales de algunos jefe

mafiosos y todavía no había vuelto, y tal, y como

onocía, yo era el único que sabría de su paradero, si m

rimo se escondía, el único sitio posible era Barcelona.

ebastián había hecho un favor a Laurent que n

regunté y estaba en deuda con él. Me embarqué rumb

a Barcelona por segunda vez y dejé a Laurent que se laarreglara con la Organización. No me extrañó nada qu

a los pocos meses consiguiera poner entre rejas al bos

or soborno a varios jueces del distrito. Sin embargo, y

eguía sin encontrar a Sebastián. Solo sabía que m

rimo estaba en Barcelona probablemente en un hote

ero ¿en cuál de ellos?

e fui a una librería y compré la Guía de hoteles dCataluña, por si le había dado por escapar a la costa

ero Sebastián era un hombre de ciudad y si no

abían ayudado, estaría en la city. Recordé de pront



que de más jóvenes cuando habábamos de España, a m

rimo le deleitaba contarme lo mucho que le gustab

asear por la zona alta de la ciudad condal y la

amblas, pareciendo que casi todo lo demás no l

nteresara gran cosa; de todos modos ya tenía un

buena pista y como no iba mal de fondos y me gustab

ivir bien, pensé que no me iría mal ir al mejor hotel da ciudad para descansar y reponerme un poco.

l mejor hotel es sin duda el Ritz reconocid

mundialmente, se encuentra en la Gran Vía 688 y tin

85 habitaciones, con una gran gama de servicios

desde garaje, parquink, ascensores, servicio médic

ambio de moneda, custodia de valores, caja fuert

ndividual, servicio de habitaciones las veinticuatroras, calefacción central, aire acondicionado, suite

adio y música, teléfono, televisión y vídeo, miniba

afetería, peluquería, piscina. Jardín, terraza etc



ejé mi Mercedes deportivo al portero que enseguid

mandó a un mozo para que lo llevara al parkin del hote

llí se respiraba el lujo. Me dirigí a recepción done

onserje enseguida me atendió y me dio una suite l

úmero 100 que estaba reservada a mi nombre, ahor

odía volver a ser Horacio Trevi. En España casi nadi

me conocía con ese nombre o, al menos es lo que yo creístuve tres días y pagué 75.000 pesetas, l

verdad es que gracias a los dólares, el cambio m

resultaba muy barato. Podía haber estado un me

ranquilamente, Laurent fue muy generoso, poque me pagó un suplemento de gastos extras d

300.000 pesetas al cambio, sabiendo que yo y

enía dinero.o pude sin embargo descubrir nada en el Ritz

or que me dediqué a relajarme, pero no m

desanimé y al cuarto día, me marché al Palace e



Gran Vía 605, allí precisamente en e

restaurante, me encontré con la mujer má

ascinante que he conocido jamás, la condes

Sabrina. Fue la noche de mi quinto día, cuandbajé al comedor. Había pedido una suite

duchado y afeitado, saqué de la maleta un traj

nuevo, azul con unos zapatos grises de Armanodía estar contento, habida cuenta qu

representaba diez años menos

a localicé enseguida en la barra del bar, un

mujer muy del estilo español: con el cabellnegro y los ojos castaños y grandes. Su tipo er

de los que quitan el hipo, de infarto; llevaba u

vestido negro de terciopelo con escote en v amplias aperturas en las piernas que las tení

abulosas. No tenía desperdicio y seguro qu

odos los hombres pensaban igual, pero a pesa



de que no soy un tipo guapo, aunque sí atractivo

e fijó en mí sin hacer caso de los demás, lo qu

me indujo a pensar o que yo tenía mucha suert

o ella era una profesional, aunque de momentreferí olvidarlo.

Se sentó en un taburete y cruzó las piernas par

darme mayor mareo, sostenía entre los dedos da mano izquierda un Cartier mientras buscaba e

mechero, entonces sin dejar de mirarme, sonrió

o me acerqué y se lo encendí. Ella me l

agradeció con una sonrisa que no decía muchen su favor, acostumbrada a ese juego.

ebía tener no más de veinte años a juzgar po

a frescura de su piel, pero una mirada mácercana y representándola sin maquillaje, l

añadían por lo menos otros cinco, con lo que er

una mujer bastante peligrosa para mí, al estar e



una edad muy atractiva para nuestro sexo.

pesar de la juventud sabía muy bien lo que s

hacía y quería con lo que enseguida aceptó, veni

a cenar conmigo. Observé sus joyas, eran caraara una chica y de muy buen gusto para ser ta

oven, con lo que le invité a cava Elegí u

Codorniu y me pasó una tarjeta para quapuntara el número de mi habitación. No sé po

que fui tan tonto de aceptar y seguirle el juego

ero a veces se cometen actos que pareciend

reprobables, nos pueden sacar de apuros.. Ncrucé más de diez palabras con ella por que l

charla sobraba entre dos desconocidos que s

atraen mucho y tienen poco tiempo; dijo que sba al día siguiente al mediodía.

Terminé de cenar mi merluza, saqué mi billetero

eparé unos billetes de cinco mil de entre los m



me guardé en la cartera veinte de los grandes

cien mil que irían a parar a sus mano

eguramente, pero no tocaría las otras ochenta

o sabía que Sabrina me robaría esa noche, perambién no iba a desaprovechar una oportunida

como esa.

las 21 horas me estaba esperando en lhabitación con un body de raso negro y ligas

muy sugerente; naturalmente pensab

emborracharme, cosa que no le iba a resulta

nada fácil, por que aguanto mucho la bebida, coo que yo tenía las de ganar.

asé una noche de locura con aquella hembra, s

conocía todos los trucos que enloquecen a uhombre y practicamos todo el Kamasutra, per

cuando lo juzgué oportuno, me tumbé simuland

una mona de las de aúpa. Ella se qued



atisfecha pensando que ya había perdido much

iempo, por lo visto los otros palomos se detenía

mucho antes que yo y ella empezaba a cansars

del juego amatorio. Entonces se levantó de lcama, encendió un cigarrillo y fue directa a mi

antalones para cogerme la cartera que habí

dejado bien abultada, pareció satisfecha y aúasí gozando con la avaricia (que era la únic

asión que tenía) fue hacía mí y me quitó el role

mi anillo de oro, también los gemelos d

latino y una cadena de plata con brillantesntonces quedó muy contenta y se visti

rápidamente metiéndolo todo en el bolso. M

regunté si había conocido a Sebastián, así qua dejé marchar confiada mientras me vestí

rápido y cogía un taxi, no quería abandonar e

hotel tan deprisa, esperaba llamada de Laurent



e dejé un recado al conserje

Sabrina salió a la calle y cogió un taxi. La segu

hasta un horrible hotel en las Ramblas que e

donde vivía la pájara. Subió hasta la octavhabitación y pregunté por ella a un mozo co

cara de sueño que dijo no saber quien era l

eñora, pero yo sabía que mentía, así que le di umensaje

-¿Podría darle este sobre a la muchacha que h

ubido hace un momento?

DependeTome, creo que esto lo hará más fácil

e entregué cinco mil pesetas, lo que hiz

despertarse de repente y ser más amableSe lo entregaré señor, no se preocupe y cuant

antes la vea

Bien, puede que vuelva por aquí y será mejo



ara ti y para ella que esté aquí

abía adoptado una voz de matón que me serví

de mucho con los tipos vacilantes, el hombr

udó lo suyo y me lo prometió mil vecesTranscurrió un día sin que supiera nada hast

que el conserje me avisó de que una joven habí

elefoneado hacía unas horas. Volvió a telefonea su voz era insegura, pese a sus palabras

¿Diga?

¿Mister Trevi?

Sí Soy Sabrina, la condesa. Espero no molestarle

Ya lo ha hecho bastante, encanto y no lo dig

or el dinero. ¿Es usted tan simpática siempre?Hay veces que uno está obligado a hacer cosa

que no quiere

No me interesa el dinero, pero si el rolex



entiría mucho tener que comprarme otro, me l

regaló mi madre ¿Sabe?

Una mentira que surtió efecto

De veras señor, se lo devolveré¿Cuándo nos veremos Sabrina? He de habla

con usted. Necesito su ayuda

a chica apreció interesada; un tipo que se dejrobar y propone un negocio no se ve todos lo

días

Está bien, pero le aseguro que estoy armada

no estoy sola. Ed me protegeEso está bien muñeca, pero no tema nada de m

i hubiese querido hacerle algo feo, ya me l

hubiera cargado por muchos protectores quuviera

Como quería darle confianza, la cité en e

imnasio, así no me arriesgaba a que vinier



acompañada del fulano, aunque esas zorra

ienen mucha imaginación. Antes de su llegada

me asomé a la ventana de mi room desde la qu

divisé a un tipo que no me gustó nada, fumandun puro un tanto chulesco en el vestir haciend

uardia en el Renault, debía ser Ed, aunque po

mí que no sufriera pues no iba a hacerle nada u paloma, pero le demostraría que era peligros

que un aficionado quisiera entrarle al Mafia. E

Chicago ya estaría muerto, aquí en Españ

donde solo la poli y ciertos individuos llevaarmas, por el contrario podía ser peligroso, co

o que le mantuve en mi campo de visió

mientras se lo contaba a Laurent. Laurent maconsejó el siguiente paso

Escucha muchacho, debes hacerle a la puta un

buena oferta para que pique, esas pájaras qu



van a los hoteles a trabajar, ven más que nadie

uede sernos muy útil, seguro que un hombr

como Sebastián, no le habrá pasad

desapercibidoOkay jefe, ya volveré a llamar

a paloma se había esmerado en el vestir, per

había tenido cuidado en no parecer qurabajaba, con eso quiero decir que iba mu

discreta. Un traje de chaqueta rojo por encima d

a rodilla y zapatos a juego, apenas se habí

maquillado. Estaba realmente guapa. Yo estabhaciendo unas pesas cuando la v, sus paso

onaban por el encerado con tanta fuerza com

un tren, pero aún así valía la pena mirarlaHola muñeca. Veo que has aceptado, has hech

bien

No tan deprisa muchacho. Me esperan abajo, as



que solo estaré unos minutos

ntonces me acordé de Desmond; cuando querí

hacer perder los nervios, jamás perdía la calma

con voz fría te anunciaba lo que más miedo tdaba, así que no me fue difícil de imitar

Como quieras bonita es tu pellejo y tú dinero

ero supongo que no querrás siempre seguir coeste trabajo y entregando casi todo el porcentaj

a tu Romeo ¿verdad? Creí que eras una chic

ista

arece que el golpe surtió efecto porque sacaloró

No es cierto y aunque lo fuera ¿A ti que? Un

chica necesita protecciónSi, pero es muy cara. En mi tierra se llam

chuleo, rica

Está bien mister Trevi, te escucho



hora que la tenía donde quería no la iba a deja

escapar. A la media hora ya nos entendíamos

Sabrina la condesa llamada así por su elegancia

rabajaría para mi por un buen porcentaje hastque diera con Sebastián; naturalmente me pidi

una buena cantidad, porque su Ed no la iba

dejar que arriesgara su piel por cuatro chavosero era su historia y a mi solo me interesaba s

rimo.

n el acuario de la Barceloneta, fue mi próxim

cita con la carterista Sabrina, hacía años que nhabía ido al Paseo Nacional y me extrañó e

cambio; desde luego que no entramos allí, fue l

excusa para vernos y pasear. Hacía buen tiempoe aproximaba el verano y la gente deseaba irs

de vacaciones. Una amiga suya había visto a u

hombre parecido a Sebastián hacía tres mese



aproximadamente en el hotel Presidente. N

abía más, de momento ya era algo, n

estábamos dando palos de ciego. Le íbamos

eguir el rastro.lla insistió en acompañarme al hotel President

yo acepté, una mujer demuestra siempre má

oltura que un tipo en estos casos Ser mujer tienmuchas compensaciones y una de primera com

ella tenía las puertas abiertas.

uimos a la Avenida Diagonal 570 a pregunta

or mi primo, de momento no se acordaban, peruno de los botones a quien sin duda había dad

buenas propinas, lo recordó

¿Buscan a mister Trevi?El mismo

Vino hace tres meses y se alojó en una de la

uites. Estuvo poco tiempo. Estaba fuera l



mayor parte del día. A los veinte días pagó y s

ue

¿Recibió visitas?

Sí, era una mujer ¿Una rubia?

Sí

Entonces no sirve Horacio. La rubia era mamiga Alexandra

¿Alguna llamada? seguí preguntando

Solo una. De Chicago

De mister Morton¿Mister Morton?

¿Qué ocurre Horacio?

Nada por ahora. Vamos que las paredes oyene llevé a Sabrina al restaurante Reno en l

calle Tusset 27, el reno era un restaurante d

cuatro tenedores. Después de comer endibias a



quefort y lomo con cerezas, pasamos aborda

a cuestión que tanto misterio tenía por mi parte

¿Recuerdas Sabrina que te dije que Sebastiá

enía unos documentos de suma importancia?Sí

No es solo eso, mi primo lleva consigo un arm

etal. La Cosa Nostra va tras de una listangrienta donde aparecen los principales capo

de Chicago y otras ciudades americanas; no e

olo una cuestión familiar, ni siquiera deb

decírtelo a ti, pero si mi Organización no lencuentra, Sebastián irá a parar al fondo del ma

es mi sangre ¿comprendes? El único que m

quedaEsa lista debe valor un pastón

Aproximadamente 1 millón de dólares

Por ese precio muchos venderían a sus madres



Eso no debes decírselo a Ed, es peligroso

¿Y qué gano a cambio?

Mucho más que en un año atracando a hombre

en los hoteles de lujo. Te daré el 10% del millói estás conmigo hasta el final

Me parece bien. Después de todo, Ed ya m

estaba cansandoNo te preocupes de Ed, ese ya no te dar

roblemas. Ya se buscará otra chica más tonta, t

o garantizo

Sabrina y yo formamos una asociación un tant

extraña, la carterista y el aprendiz de gángste

que funcionaba pese a todo. Ustedes pensarán

que fui un tonto al confiarle todos los secretos una mujer como Sabrina, porque ella estaba a l

uya y tan pronto como viera una buena ocasión

me abandonaría, pero tal vez esa sería m



oportunidad para que contara el cuento

orton, porque estaba seguro que ellos s

conocían

a rubia Alexandra estaba alojada en el hoterenas. Era un tipo de mujer totalmente opuest

a Sabrina, aunque igualmente bella, de estatur

media y enromes ojos pardos gustaba por sestilo y elegancia. Delgada y pálida me atraj

enseguida. Su vestido verde armonizaba muy bie

con su pelo dorado y la blancura de su cutis.

Yo me trasladé al hotel con mi equipaje, ecambio de hotel se notaba, pese a que era u

buen hotel no podía comparse al Ritz ni a

alacen el mismo salón de recepción estaba sentad

con un perrito Yorshire. Me saludó con la man

orque su amiga Sabrina ya se lo habí



advertido; dado que era la única persona qu

había visto a mi primo era la mayor fuente d

nformación. Dijo que había estado con él en e

hotel Presidente hacia tres meses y que mientraestaban en la habitación sonó el teléfono, era u

al Morton de Chicago. Sebastián cambió d

color y tras decir unas breves palabras, colgrápidamente. Después de aquella tarde ya n

volvió a verle más. Era importante en hace

hincapié en que recordara esas palabras. Cre

que con un poco de dinero la ayudaría a recorda así fue. Fueron cuatro palabras las que dijo

rauma en san Juan, a pesar de que la zarande

un poco, no pudo decirme más. No me gustegar a las mujeres, y detesto a quienes l

hacen, así que fui todo lo delicado que pude.

Traté de pensar que seria trauma, no se estab



refiriendo a un golpe ni a una desgracia, ni a un

alida de España, era el 23 de junio en que s

celebraba la entrada del verano y la verbena

Traté de preguntarle a Alexandra antes dmarcharme si tenía alguna idea al respecto, per

arecía aterrorizada y la dejé.

aurent volvió a llamar y se lo comenté, tampocenía ni idea con lo que tuve que arreglármela

olo. Empecé a buscar en las páginas amarilla

un recurso que siempre me ha dado bue

resultado y encontré tres traumas: un restaurantcerca del barrio chino, un juego de vídeo y un

discoteca. Sabrina estaba por otro lad

rabajando por su cuenta, llamado a todos lohoteles de la ciudad de categoría, por lo visto n

uvo suerte. Sebastián no había hecho ningun

reserva; yo no tuve mejor suerte. En e



restaurante aparte de encontrarme en muy ma

ambiente, no sabían nada y lo del vídeo jueg

ampoco dio resultado, tenía que ser la discoteca

nvité a Sabrina salir el sábado por la noche bailar y aceptó encantada, preguntamos si allí s

celebraba allí la verbena y el portero muy mabl

nos dijo que sí y algo que yo no sabía que eraquizás intuición, me dijo que el 23 encontraría

Sebastián.



Encuentro a Sebastián



e mientras nuestro amigo Sebastián, estab

viviendo de lo lindo en un sucio tugurio de l

calle Córcega entre la calle París y Rosellón

había conseguido burlar a sus perseguidoresdesde el hotel Presidente y en compañía de un

belleza morena, Stefanie, derrochaba su diner

en alcohol y drogas. Sebastián era cocainómanoor eso buscaba la protección de los grandes

or eso siempre iba bien vestido y manejab

billetes, a mi primo le importaba un comino lo

escrúpulos, lo único que le importaba era lasta.

Stefanie era una decoradora de interiores quie

atraída por el dinero de él y porque no sencanto de caballero del sur, había sucumbido

Sebastián como todo aquel que le conocía, per

ahora empezaba a saber quien era mi fabuloso



rimo en realidad, un camello con clase que viví

costa de la estulticia y debilidad de los demás

or de pronto el tugurio donde había chicas e

op-less y toda la coca que pudiera comprarse, lofrecían rendimientos aceptables y un bue

escondite. Su dueño se lo había cedido por u

buen pellizco, así como la planta primera dondenían su hogar. No por estar en un lupanar iba

a vivir modestamente, siempre le había gustad

vivir a lo grande y ahora no iba a ser l

excepción.ra un apartamento de 80metros muy bien

amueblado, con un salón mediano decorado e

onos marrones con plantas y una mesa de cristacon la base de mármol Y mirando a la galería l

enorme cristalera, separaba a este de la cocin

ípicamente americana blanca y negra que hací



de comedor. El dormitorio a rayas azule

contenía una gran cama Luis XV con dos sofás

uego y un armario con espejo. El baño de colo

crema tenía una bañera de hidromasaje y uespejo Regencia, todo el suelo era de mármol d

orcelanosa. Era todo exterior. Allí vivía desd

hacía tres meses el fugitivo Seabastián Trevi.

Stefanie había decorado a su gusto el piso si

reparar en los gastos, lo que había hechmenguar el capital considerablemente, a pesa

de las ganancias del local.

Sebastián guardaba la lista en la caja deguridad de su dormitorio, cuya combinación n

abía ni Stefanie. En asuntos de dinero

Sebastián no se fiaba de nadie. Ella aceptaba l



ituación por que esperaba casarse con m

rimo. No le había dicho que esperaba un hij

de de él para darle una sorpresa y en parte po

que no sabía como reaccionaría, aunquconociéndole, podías esperarte todo.

l 23 de junio Sebastián había quedado co

orton en Trauma, tal y como había oídlexandra, pero se había provisto de una 38 po

i acaso. Stefanie pensaba acompañarle.

aurent en Chicago arreglaba las cosas, ahor

que Douglas había desaparecido de lcirculación, podía ocupar su puesto si dominab

a los otros capos, para eso necesitaba la lista

a mí, por eso me había salvado. Sebastián ermuy importante para mucha gente, su silenci

valía un millón de dólares. La Interpol también l

buscaba como testigo para protegerle y estaba



ras su pista, por muy listo que fuera, n

ardarían en dar con él.

os primeros que dieron con Sebastián fueron

os hombres de Zorton, uno de los capos dueva York, Sebastián tuvo tiempo de verlo

desde el espejo del garito; eran inconfundibles

con sus trajes negros cruzados y sus sombrerode ala corta, con corbata blanca. Enviaron

cuatro tipos, Stefanie no tuvo tanta suerte, pud

entretenerles mientras Sebastián se marchab

corriendo por la puerta trasera, pero los matoneen cuanto se dieron cuenta, la cogieron por e

elo y la sacudieron un rato. Uno de ellos se l

levó con ellos para que dijera donde estaba schulo.

Yo esperaba en el coche frente a Trauma al lad

de Sabrina. Habían abierto ya la puerta mientra



a gente vestida de fiesta empezaba a entra

ntre ellos, iba una chica pelirroja muy atractiv

del brazo de un matón que la sostenía casi a l

uerza, me bastó verle, para identificarle como uno de la Cosa Nostra, por lo que le dije

Sabrina que entrara mientras yo esperab

uera. En ese momento, divisé a Sebastián quba a cruzar la acera y entrando en el coch

arranqué hacia allí. Casi le atropello

Oiga tío que me va a atropellar mire por dond

va-dijo mi primo enfadado hasta que me vio y scara cambió- Horacio gritó entonces

Sube tienes problemas. Uno de los matones d

Zorton te espera en el local, es una trampaPero ¿Y Stefanie?

No le pasará nada. Tengo a una chica en e

ocal, ella le avisará



Sabrina que era una experta en muchas cosas

rató de conservar los nervios cuando pasó a

ado del matón, pisándole con toda la fuerz

mientras el otro se dolía, la chica se soltó y scogió de Sabrina, tardó poco en comprender l

chica que estaba a salvo, pero en la huída, e

matón disparó y dio a Sabrina. Stefanie echó correr en nuestra dirección, por fortuna l

cogimos a tiempo

Cariño ha sido tan horrible y esa pobre chica

SabrinaHoracio perdona, no me he dado cuenta de l

que ella podía significar para ti

En realidad era una ladrona, pero yo ladmiraba, era una gran chica. No la conoc

mucho. Aun debe estar en el local. Tengo qu

vengarla



No es prudente

Me es igual. Vete al hotel Arenas y métete en m

habitación

entro del local todo era barullo y confusión, lomatones de Zorton quienes ya se había

ercatado de algo anormal, no se les ocurrió otr

cosa que meterse en el aseo de caballeros y tiraus armas discretamente por el patio, pero par

desgracia de ellos, yo tuve la misma idea y no m

ue difícil localizarles; a uno de ellos le partí e

espinazo quedando como un muñeco roto y scompañero no corrió mejor suerte con vario

dientes averiados y la cara llena de contusiones

Sabrina no había sido del todo vengada, pero yabía que no lograría nada matándolos, cuand

u jefe supiera que habían fracasado, él mismo s

encargaría de hacerme el favor y yo quedaría si



ena.

hora que ya habían pasado unos cuantos años

recordaba el suceso mientras trataba de pensa

que haría con el cheque, me situaba en uiempo más reciente, en mi cena con Sondr

Stevenson; por cierto que bastante parecida

Sabrina, aquella mujer que después de Coralinhabía dejado huella en mi vida.

a llevé al Orotava y allí me confesó que era l

rotegida de Laurent. Pero si era la chica d

aurent ¿cómo es que yo no lo sabía? Quizáaurent era un tipo reservado en asuntos íntimos

o no creyera que fuera una relación importante

ea lo que fuera era una fuente de informacióara mí. Sondra no me pareció muy lacónica a

hablarme de mi jefe. La había descubierto en u

arito de mala muerte andando entre tipos qu



no sabían apreciar su talento, la chica le gustó

decidió prepararla. A partir de ahí, Sondra fu

una gran estrella y al lado del gran jefe tuvo lo

conciertos asegurados, pero a pesar de ello, ellarecía infeliz de ahí que sea cierta la máxim

que dice: que el dinero no lo hace todo.

Sondra que no era una chica tonta se dio cuentque era otra de las posesiones de Laurent y qu

duraría lo que el capricho de su protector. No s

que impresión le causaría yo, pero lo que sí sé e

que mucho tiempo después, ella le habíabandonado. Laurent no dijo nada y me extrañ

erriblemente aquel mutismo y tampoco tuve e

valor de preguntárselo, pero ahora quizás menterara del por que de eso ¿Qué había pasad

ara que yo figurara en las víctimas de l

Organización? ¿Acaso esa lista que se habí



recuperado con esfuerzo había vuelto

desparecer? o, ¿Era el propio Laurent quie

quería matarme? Recordé las sabias palabras d

ouglas: no te fíes de nadie y eso es lo quedebía hacer. Entonces supe que yo tenía que se

a víctima y el protector en esa caza del hombre

no podía pedir ayuda a nadie, podría ser inclusSebastián, ya que desde aquel verano la

relaciones con mi primo se habían enfriad

mucho.

n la calle Valencia en Barcelona, yo sabía quhabía estado el cuartel general de Sebastiá

mucho antes de aquel verano. Allí tenía qu

volver, pero el camino no sería fácil. Sondra macompañaría, después de mover muchos hilos, l

había localizado. No hubo ningún problema par

dar con ella.



Sondra divorciada de un tenista famos

nternacionalmente residía ahora en París cerc

del Arco de Triunfo. Su belleza había aumentad

i cabe y pensé en un pacto con el Diablo, perella misma lo negó con un gracioso gesto cuand

e lo dije

Querido Horacio, simplemente es que me cuid vale la pena, después de todo, mi fuente d

ngresos es mi belleza.

Sondra estaba en lo cierto, pero eso la convertí

en presa fácil de ricos caprichosos.Cuando vino a recogerme a la estación de París

no pude más que verla a ella. Nos fuimos al Gra

hotel y luego a Maxim´s fue para mí dnmejorable ayuda porque ella sabía que alguie

me había estado buscando, pero no supo decirm

quien era si hombre o mujer, tampoco yo lo sabía



Se había definido así mismo como el asesino de

abrecartas Sondra podía echarme más que un

mano en ello, porque es evidente que dos piensa

más que uno ¿Cómo iba a atrapar al asesino?a cantante me dio la solución, precisament

conocía dos tipos que podrían ayudarme.

n La Nuit se reunía una fauna muy pintorescadesde marquesonas a pederastas, había luga

ara todos y todos tiraban al vicio. Sondra er

muy conocida por haber cantado allí un par d

veces, pero también había otros famosos comoelon, Vartan, Lolobrigida etc. Estab

abarrotado de gente y fotógrafos que esperaba

a sonada entrevista con el actor o la actriz demomento. Mónica Viti y Jane Fonda rivalizaba

en belleza, aunque yo prefiero a la segunda. Jan

era muy parecida a mi madre ¿Complejo d



dipo tal vez?

os amigos de Sondra eran muy versátiles

iberales, un bisexual y un homosexual: August

Philipe quienes se movían como peces en eagua. La rubia era una gran amiga del apuest

bisexual Aguste quien se tiraba los tejos con ell

a ella no le disgustaba en absoluto; yo me senun poco incómodo viendo el coqueteo de los dos

stábamos sentados en un sofá de cuatro plazas

o al lado de Philipe y Sondra en medio de su

amigos mientras Aguste ponía su mano en smuslo y Philipe hacia varios intentos de atraer

u compañero, a mí me respetó, pero yo n

estaba gusto, sin embargo era necesario ¿cómodía entender la ayuda de esos dos tipos?

Sondra sabía que nosotros nunca llegaríamos

Valencia por que nos conocían, pero no así



guste y su amigo, nadie va a fijarse en do

maricones que además son policías. Cuand

Sondra me lo dijo casi me caigo del asiento. Era

en su trabajo dos especialistas y no tuve máremedio que atenerme a su juego; uno era d

rlés y el otro de Burdeaux, ambos era

hedonistas, pero también los mejores policías drancia. Su camuflaje era perfecto.

usieron rumbo a España, por suerte Auguste er

un políglota, dominaba cinco idiomas. S

nstalaron en el hotel Valencia y pasaronmediatamente a la acción. En el recinto d

Sebastián que era un edificio derruido qu

antaño servía de oficinas, solo encontraron uar de corbatas de seda y un talonario d

cheques a nombre de J.B. Primus. Empecé

ospechar que Romeo J. B. Primus no existía



era una clave para descifrar algo, demasiad

iempo en la Organización, me había llevado

ensar que el cheque, no era ningún signo d

buenos augurios, pero ellos hicieron algo másnspeccionaron toda la zona circundante, s

nformaron de cada uno de los inquilinos de

edificio y de la casera. Sebastián había escogidese lugar para guardar la lista y por eso creí

que era el origen de todos los males. A veces e

arentesco no es nada bueno por que te asocia e

el crimen, por eso él había hecho algo más qudarme mi primer aprendizaje en la vida, m

había hecho su esclavo. En otras palabras, lo

que habían perseguido al gran Sebastiá(sospecho que nunca llegué a conocer a fondo

mi primo), se interesaron por mi al descubrir qu

aquel me había hecho confidencias mu



eligrosas para ellos, la lista era una de ellas, l

ista que ya había sido hallada, y que contení

os secretos de altos capos que significaban l

ruina para ellos Yo no había visto la malditista, pero había sido suficiente para colgarme

odavía era pronto para creer culpable

Sebastián, dudaba porque siempre había sido mángel protector, pero también antes Satán fue e

ángel más adorable de la Creación. Sentí como s

me hubiesen arrojado del Paraíso; ahora y

abía que el asesino del abrecartas me estabbuscando, el mismo que mató a Douglas y a s

raidor iba por mi cabeza. No podía ni conta

con Laurent, ya no podía fiarme de él, o tal veaurent fuera el siguiente.

Como miembros de la Interpol podían Auguste

hilipe obrar por el mundo sin trabas, la policí



ocal les dio toda clase de facilidades. N

encontraron más que el cheque y se volvieron

rancia. Sondra me lo comentó por teléfono. Po

razones de seguridad yo residía en Nueva York eChinatown. Ahora me sentía completamente solo

or que ni siquiera podía contar con Sebastián

Sondra era una mujer a la que no podía echaencima el peso de mis penas, por otro lado ell

eligraba en su doble juego de amante d

aurent y espía mía. Siempre he tenido un do

especial para las mujeres, Coraline me decía quera como un imán que no tenía nada que ver co

a belleza, a pesar de que soy atractivo, es alg

que naces con ello. Coraline había sido mrimera mujer y la que más me había enseñado

Sebastián había sido mi maestro, pero ahor

mientras estaba comparando notas de n



cuaderno de actividades con La Organización e

el Walford Astoria, traté de ir directamente a

rano, no podía quedarme sentado mientra

aquellos policías me hacían el trabajo. Srataba de mi pellejo y a eso iba; hace algú

iempo Laurent me había dado el decálogo de

abogado del doctor Couture, el cual contiendiez consejos que debe seguir todo letrado par

riunfar y aparte del interés legal, lo que me fu

de utilidad era lo que decía, sospecho que es

había sido el secreto de Desmond Douglas, parmantenerse en la cumbre tanto tiempo, tambié

es como si unos hubiesen aprendido de otros

había descubierto sin darme cuenta al asesindel abrecartas.

a 1ª regla decía: Estudia el Derecho s

ransforma constantemente sino sigues sus pasos



erás cada día un poco menos abogado, lo qu

equivalía a decir que estudiaras el modo d

legar a la Organización desde abajo para i

ubiendo, adaptándote según las circunstanciasi no corrías el riesgo de que apareciera otr

más listo que tú y te diese el paseo.

a 2ª regla era: Piensa el derecho se aprendestudiando, pero se ejerce pensando. Eso querí

decir que por mucho que te enseñaran debía

espabilarte por ti mismo.

3ª regla: Trabaja la abogacía es una arduatiga, puesta al servicio de la justicia. Se podí

nterpretar como el que ser un buen gánsgter n

es cosa de dos días y hay que saber el caminara servir a la justicia y que ella te sirva a ti.

4ª: Sé leal a tu jefe por que él es tu fuente d

ngresos y tu protector.



5ª lucha: Exactamente es lo que siempre habí

hecho yo en la vida para procurar no depende

de nadie ni dar dinero al Estado

6 Tolera: Esa era una palabra que no figuraba eel vocabulario de Sebastián, pero sí en el mío

has de tolerar ciertos actos, aunque te parezca

ofensivos y humillantes para aprender a ser durdespués

7ª Ten paciencia: El verdadero mafioso esper

ranquilamente que se presente su oportunidad

8ª Ten fe: Sobre todo en ti mismo, sino más valque abandones

9ª Olvida: Hombre eso hasta cierto punto porqu

ampoco hay que ser tonto, olvida las ofensas racasos por que te amargarías hasta que pueda

devolverlas por cien de forma elegante y sea

uerte



10ª ama a tu profesión: Esta es la mejor de todas

nunca te avergüences de ser como eres. Has d

estar orgulloso de ser un buen general y amarl

más que a nadie. Ella es tu Diosocos meses después el asesino volvió matar e

a calle Balmes 65 esquina Aragón en el túnel de

error. Parece ser que entraron un grupo de seiersonas. Cuatro hombres y dos mujeres, y a

asar frente a Fredy Cruger, este se abalanz

obre dos de los hombres que iban delante. A

rincipio creyeron que era una broma por quodo se prestaba al horror, pero al verlos caer

no levantarse cundió el pánico; afortunadament

una de las chicas conservó la sangre fría paralir al exterior y comunicarlo a la policía Lo

nombres de los muertos eran: Sean y Roge

Calhagan súbitos británicos y si la memoria n



me fallaba eran los dos hombres de Douglas qu

me habían ido a contratar en mi refugio.

comencé a atar los cabos, si no era Sebastián, n

aurent, ni Sondra ni por supuesto sus amigoolicías, no quedaba más que un nombre

avison Douglas, el hermano de Desmond, e

hombre que ambicionaba el puesto de shermano y que siempre había permanecido en l

ombra, pero ¿por qué matarme a mí? ¿Y por qu

había matado a esos dos de su grupo? ¿Por qu

había amenazado a Sondra?aurent había encerrado a su hermano y le habí

hecho un favor, pero debía mantener el tipo ant

us amigos y por que sus soldados no lobedecerían de otro modo, por algo que yo n

entendía, todavía ese hombre creía que yo la list

en mi poder, la lista que seguramente él mism



había confeccionado para chantajear a s

hermano y a los otros cuando aun estaba en l

cumbre.

a pareja del parque solo era una pista falsara la policía; sabía que era muy peligroso

ero tenía que volver ala city, no a un hotel desd

el cual sería muy fácil de localizar, ni a mantigua casa que seguramente estaría mu

vigilada. Si había algún sitio donde podí

esconderme era en el búnker de Sebstián. Aunqu

ouglas sabía todo de mi y probablemente dSebastián, no podía conocer aquel refugio, po

que era un secreto de niños, antes de que él s

uera a la guerra y se convirtiera en un correo da Mafia, ahora sabía que el hombre a quie

enía que entregar la maleta en la estación d

Sants en Barcelona, era mi primo.



l refugio estaba en un descampado cerca de l

carretera hacia el norte; recuerdo muy bien com

mi primo que entonces me pareció un gigante m

o enseñó, era un refugio atómico de la SegundGuerra Mundial en que su padre habí

articipado, y era lo único que le había dejado.

u modo Sebastián había estado siempre solo comprendí el por que de su mundo y fantasías

cuando trataba de emocionarme con sus grande

batallas pobre primo, por primera vez s

derrumbó la ida del gran Sebastián, que habíoblado mis sueños de niño y adolescente

Sebastián el héroe de mis cuentos había sido u

niño triste quien se refugiaba en su mundo, umundo irreal y fantástico. La muerte era para é

yo al abrir la maleta me la había pasado, est

vez era yo el gigante y él el niño. Y no pude po



menos que llorar, llorar de rabia por el padr

que no había conocido, por mi madre viuda

enferma, por el gran corazón de Sebastián qu

iempre me había hecho de padre, por la ternurque ahora descubría y que a pesar que yo ya er

un hombre y posiblemente Sebastián en lo

últimos años no se había portado lealmentconmigo, no podía evitar. Era mucho más qu

alvar mi vida, tenía que salvar a mi mundo, u

mundo que ya no volvería, si me querían tener m

endrían y ofrecería una guerra sin cuartel.l asesino del abrecartas volvió a amenazar

Sondra, se estaba moviendo dentro de mi círculo

el círculo se estaba estrechando, ahora exigíque yo fuera a la mansión de Laurent, quien viví

en Nueva York, pues en Chicago solo operaba.

o esperaba un buen recibimiento por parte de



hermano de Douglas, pero mi sorpresa super

odos los cálculos que podía haber hecho. Dentr

de la mansión había un par de limusinas negro

rincipalmente. Mi Mercedes se situó detrás dellos en el último lugar. No llevaba artillería, po

que sabio que me iban a cachear como así fue

e hicieron pasar a un despacho enorme covistas, no me extrañó ver allí a Douglas y

aurent bebiendo güisqui del mejor, había sid

un estúpido, ahora lo comprendía todo

Hola Trevi. No tienes buen aspecto muchachoHace mucho que dejé de serlo Douglas ¿Qué ha

aurent? Debí suponerlo, eso no se hace a u

amigo¿Amigos? ¿De qué sirve la amistad en e

crimen?

ouglas pensaba liquidar a su hermano, e



odopoderoso Desmond y me pidió ayuda; e

realidad él y yo ya nos conocíamos de ante

cuando yo perdía el tiempo creyendo en la ley

Así fue como pensé en ti, Laurent leyendo edecálogo de Couture

Sí, ese fue un fallo, pero siempre has demostrad

er un chico listo. Ahora danos la lista y no tasará nada. Te lo prometemos ¿Verda

ouglas? No tenemos nada contra ti

Es cierto Trevi, te dejaremos ir

Os ayudaría si al tuviera amigos, pero creí qua lo sabéis

Entonces ¿No la tienes? ¿No tratarás d

engañarnos verdad Trevi?No, digo la verdad

Pero Sebastián ¿No te la dio en España?

¿Así que te serviste de mi eh Laurent? Pero po



o visto mi primo fue más listo

Eso fue lo que le perdió. Jhony trae a Sebastián

Uno de los gorilas de Desmond lo trajo. En m

vida he presenciado un hombre con peor aspect eso que les he visto a montones. Sebastián, m

héroe, mi primo, mi hermano mayor era ahor

una ruina, solo con la piel y los huesos, con ecabello blanco y la cara llena de contusiones

demás por lo que pude observar arrastraba lo

ies y estaba sumamente débil. No era u

espectáculo agradable. Como he dicho en loúltimos tiempos Sebastián había dejado de ser m

amigo, ahora comprendía por que pese a todo n

quería complicarme. Lo que yo habínterpretado como dejadez era amor, Sebastiá

había querido protegerme hasta el final y ya n

e quedaba mucho: me maldije por habe



ensado mal del ser más maravilloso que habí

conocido, pese a sus defectos. Mi padre n

hubiera podido ser mejor. De la belleza de m

rimo que yo siempre había envidiado en secret que le hacía parecer mucho más joven de lo qu

era, no quedaba ya ni su sombra. Sebastián er

un anciano prematuro, el mucho sufrimiento quhabía padecido en los últimos meses, le había

conducido a ese estado, cierto es que tampoc

había llevado una vida de castidad, pero n

odía ser más horrible, me recordaba a aquemuchacho que posó para Hoffman de Cristo

uego sirvió de modelo para Judas ¿qué habí

ocurrido en su alma para que se corrompierasí? pensé en lo efímero de la juventud a la qu

otorgamos demasiada importancia por que ¿par

qué ser mimado por los dioses unos años que so



en realidad instantes si luego hemos de pasar a

olvido? Que terrible castigo para Sebastián, po

eso di gracias a Dios por no haber sido nunca u

donis, me bastaba con tener atractivo y unnteligencia despierta que me daría de comer

obrellevaría mi vejez.

ntenté disimular la impresión que me habícausado para no atormentarle, por que Sebastiá

estaba sufriendo mucho. Douglas y Lauren

ajenos a mis pensamientos esperaban No podía

creer que la lista ya no estaba allí. Pero así erael destino se había burlado de los dos. Lauren

habló primero

Bueno ahora que los dos vais a morir, ya nmporta que os revele el nombre de J. B. Primus

Hoc est simplicissimus-dije

¿Qué has dicho Horacio?



Es latín Laurent, me extraña que no lo sepa

iendo abogado; es muy fácil hace tiempo que l

é. Romeo J. B. Primus es el santo y seña de t

Organización o, ¿debería decir vuestra DouglasBravo Trevi te has superado

Lo sospeché todo el día que me salvaste d

esmond, Laurent ¿Qué interés tenías en salvami pellejo aparte de la lista que no te vinculaba

or que eras un don nadie. El único argument

que tenía lógica; habías oído decir a Desmon

que tenía un hermano muy ambicioso, si pudieraentarle con algo gordo, tal vez se uniría a ti

dominaríais Chicago, luego Nueva York. Per

ara eso había que eliminar primero a Desmondero de forma legal tal y como hicieron lo

ntocables de Elliot Ness. Entonces recordé qu

e encantaba ver viejas películas de gángsters



así que hundiste a Desmond por el fisco, lueg

era ya todo tuyo; lo único que quedaba por hace

era convencer a Sebastián que tenía la lista, per

él se largó a España y otros le persiguieron comal zorro en Inglaterra, aunque me alegra sabe

que mi primo os dio con un palmo en las narices

comportándose como el gran Sebastián quiempre había sido. Todo lo preparó como s

uera una guerra y en cierto modo así era, pero

mí me aisló por que eso me inculpaba y prefiri

arrastrar las culpas hasta el final.Todo perfecto Trevi, te felicito por tu sagacidad

ero la obra ha concluido y se cierra el telón

ahora os dejamos aquí atados a los dos para qumuráis juntos como en vida habéis estado. Seréi

atados a dos sillas de espaldas y con una bomb

de relojería. Cuando yo y Douglas no



arguemos, vosotros volareis por los aires

Pero ¿Y la lista Laurent?-le preguntó Douglas

En serio ¿Crees que voy a ser tan tonto com

ara confiarte mis secretos? ¿Qué harías despuéraicionarme como a tu hermano?

o gracias, dije antes que nos largaríamos, per

or sitios distintosaurent empujó a Douglas hacia la puerta co

una pistola mientras me decía:

Adiós Trevi ha sido un placer. Igualment

Sebastián lamento que nuestros caminos separen, siempre he creído que podríamos habe

hecho muy buenos negocios juntos.

o se me olvidará mientras viva aquella sonrishelada de Laurent mientras se alejaba. Lueg

onó un portazo y un tiro, había muerto Douglas

n el tiempo que pasé junto a Sebastiá



charlamos de muchas cosas, es una pena que n

ueda recordarlas todas, entre otras que er

cierto, que yo hasta esa mañana de abril en qu

abrí la maleta no había tenido sobresaltos en lvida, porque gozaba de la protección de m

rimo, allí estaba siempre como un San Cristóba

ara subirme a sus hombros o San Juan de Dioara sacarme del fuego de mis pasiones y ahor

cuando sentía que los papeles se había

nvertido, yo era Sebastián y él el pobre Horaci

Trevi, perdido en el laberinto de sus locuras. Mrometí a mi mismo que sacaría de allí

Sebastián costase lo que costase. Intent

moverme hacia delante despacio para acercarma la bomba que estaba en la mesa, sudab

copiosamente y de momento no podía ocuparm

de mi primo que se había desmayado. Era u



eso muerto que se añadía al mío y me impedí

avanzar, pero tenía que hacerlo, me jugaba l

vida. Y cuando ya había conseguido llegar a l

bomba y tirarla por el patio, se abrió la puerta apareció Sondra, sentí una gran alegría, pero n

venía sola, la acompañaban sus dos amigos

uguste y Philipe con dos policías del F.B.I Todue tan rápido que no me dio tiempo a reacciona

Sondra se abalanzó sobre mi con un arma en s

mano derecha al tiempo que Sebastián daba l

vuelta a la silla levantando los pies hacia secho y evitaba así mi muerte. Rápidament

nmovilizaron a la agresora. Entonces lloré com

ocas veces he hecho, ahora tenía ante mi por fial asesino del abrecartas, no había habid

lamadas ni falsas amenazas. Stefanie era s

colaboradora para encontrar a Sebastián.



Sabrina la única mujer en la que debía habe

confiado y no lo hice.

Sondra había averiguado lo de la lista que l

haría rica en una noche de amor con Laurencuando los hombres hablan más de la cuenta y s

vuelven débiles, entonces pensó en engañarnos

os dos trabajando para ambos para llegar Sebastián pero él tuvo una máxima siempre qu

e salvó la vida, no fiarse jamás de una mujer po

mucho que te gustase, no bajar nunca la guardia

así fue como Sondra mató a aquella pareja deoo y sembró el terror en Balmes 65 y fue ell

quien se cargó a Sabrina por que iba

contármelo todo. La pobre chica se habíenamorado de mi, el único error que habí

cometido en su vida y yo la había conceptuad

an injustamente ¿por qué había estado ta



equivocado? Ahora Sondra sabía que Sebastiá

enía la lista y engañó a Laurent y a Dougla

ara que perdieran el tiempo y nos encerraran

mientras ella se los cargaba sin testigos, pero suamigos desconfiaron de su amiga cuando l

oyeron hablar con tanta agitación por teléfon

con el supuesto asesino del abrecartas que nunchabía llamado por que no existía; les costó cree

que aquella criatura maravillosa era una frí

asesina con lo que empezaron a seguirla y l

vieron verse con Douglas y Laurent poco antes dmi desaparición. Y entonces Sebastián, empezó

reírse como nunca le había visto, como un loco

or unos instantes volvió a ser el mismo diempre.

¿Qué pasa Sebastián tienes algún as en l

mano?



Exacto Horacio ¿Te acuerdas de pequeñ

cuando te contaba fantásticas aventuras en la

que yo siempre era el héroe?

Si, pero no entiendo que tiene que ver conHoracio Trevi no lo entiendes. La lista no existi

nunca

or un monto creí que mi primo había perdido lrazón y lo atribuí a su sufrimiento de los último

meses, pero él estaba muy lúcido y volvía a ser e

ran Sebastián

Siempre quise ser grande-me dijo- y tener aodos los grandes detrás; yo tenía mis contactos

no creas que era tan importante como tú creías

mi vida ha sido un fracaso Horacio y no tasombres, siempre han sido mentiras o pequeña

hazañas del Hampa que luego yo engrandecí

rente a ti. Nunca pasé de ser un segundón, s



oracio, tú eras mi vida, mi público, mi juventu

atractivo me abrían todas las puertas, per

uego no resultaba tan fácil como te narraba

Conseguí hacer buenos contactos, pero otros mallaron, por suerte tú eras lo suficientement

nexperto como para no darte cuenta de ello, y

quería ser el gran SebastiánY así fuiste siempre amigo, sabes que siempr

uiste para mí más que un primo y un hermano

Tú eras mi ídolo Sebastián a falta de todas la

cosas que hacen feliz la vida de un niñoMi tía, tu madre Horacio, me confió tu cuidado

e dijo antes de morir, no abandones jamás

oracio, es como un niño y jamás dejará derlo. Es un buen muchacho

a alusión a mi madre me hizo brotar nueva

ágrimas, por que me conocía perfectamente; y



era un niño grande en un mundo de buitres, ya n

endría jamás a mi madre y a mis años todaví

era un niño

La lista-prosiguió Sebastián en un tono triunfaue un invento mío para que todos los grande

capos temblaran ¿sabes lo que eso signific

oracio? ¿Tener a los hombres más importantede la Mafia a tus pies?

Pero ese era un juego muy peligroso. Podía

haber muerto

¿Y qué importa eso? El hombre solo cuenta counos pocos años para poder vivir y luego ¿qué l

queda? nada ¿cuántos hombres han podido hace

algo grande en su vida?Sebastián volvió a representárseme cuand

ugábamos en el barrio, él algo ya mayor ante

de ir a la guerra actuando como Napoleó



onaparte.

La lista fue una temeridad de tu parte Sebastián

ero también un golpe de efecto porque te voy

decir una cosa, después de todo no era tadescabellado el que los altos capos pudiera

verse amenazados y basta con soltar el rumo

adecuado y este correrá por si soloLo hice circular cuando mataste a Fabricio po

Coraline, no me costó mucho que se lo tragaran

al principio todo fue bien porque uno

ospechaban de otros, pero luego alguien empeza hacer averiguaciones y sospechar con lo qu

upe que mi vida corría peligro y fui a España

o que menos iba a imaginarme es que tú erami perseguidor

Sí es muy curioso, yo el hombre que más t

quería, fui utilizado como hombre de paja



aurent me aseguró que era muy amigo tuyo

Te contó una mentira Horacio, pobre Horaci

como te han utilizado. Siento haberte hech

anto dañoAhora ya no importa Sebastián. Lo únic

mportante es que te cures

¿Curarme? ¿Tiene curación un cáncer cerebralquellas palabras me dejaron atónito, no solo s

ba por los suelos la imagen de un Dios que y

había en cierto modo contribuido a fabricar, sin

que además me sentí solo, pero no era la soledade quien pierde a un ser querido, sino la d

quien estaba a punto de perder a su guía y

maestro. Jamás un hombre se ha sentido taunido a otro, excepto en el caso de los gemelos

aun así solo algunos porque muchos de ellos s

casan y tienen su propia vida, pero si morí



Sebastián ¿qué haría yo? hasta ahora yo habí

ido su sombra ¿Necesitaba tal vez su muert

ara crecer?, pero Sebastián como siempre qu

ocurría leyó en mi mente y sonrió débilmentdiciendo:

No te preocupes Horacio que no es lo que t

iguras, hace mucho que tengo la enfermedaddesde que regresé del Vietnam. A intervalos de m

vida creía que se alejaba, porque con la

operaciones parecía vencerlo, pero ya ves ahor

vuelve con toda su fuerza y me reclama. No es lmuerte lo que temo Horacio, sino la locura

verás siendo el cáncer horrible por que te hac

ufrir y te va consumiendo, no es menos cruel lque tiene de consecuencias. Habrás observad

que en los últimos tiempos ya no nos veíamo

orque yo te evitaba



Pero el cáncer no se pega Sebastián

Lo sé, pero me preocupaba que tu viese m

deterioro tan acelerada. Mírame Horacio solo t

levo diez años y parezco tu padreo pude por menos que darle la razón, despué

de tanto tiempo sin verle la impresión fu

horrible, había sido incluso mucho peor de lque él decía. Sebastián era un cadáver viviente

Su pelo blanco ya escaso se le pegaba al cráneo

us ojos se hundían en las órbitas, las mejilla

demacradas, la piel amarillenta, el cuerpenflaquecido en exceso y hasta reducido en s

amaño, comprendí muy bien porque habí

desaparecido. Era una caricatura grotesca demozo que me había deslumbrado. No es que y

estuviese enamorado de él sino que yo quería se

él, todo lo que tenía me parecía poco e



comparación con lo que él representaba; de niñ

ue mi ídolo, el gran Sebastián, el héroe de m

batallas, el padre y el hermano que nunca tuve.

e mayor fue mi modelo, a su lado me veínsignificante, mientras él arrastraba a todas la

mozas y cautivaba con su encanto a los chicos

o no era más que el perro que recoge lamigajas de la mesa de su amor. Sin embarg

reconocía ahora en Sebastián esa mano divin

que sorprende al justo y al injusto por igual par

hacerle ver que esto no es para siempre y que ein ha de llegarnos a todos. A veces la sabidurí

de Dios me produce miedo ¿para qué Sebastiá

había hecho tanto dinero? ¿De qué le servíocupar un puesto entre los grandes si iba a mori

in llegar a viejo?

Caminábamos ya por la calle sin hablar cuand



e pregunté por Stefanie. Él me miró como si l

hubiera interrumpió en sus cavilaciones y m

contestó:

Ella me abandonó Horacio cuando vio questaba sentenciado. Todos me han abandonad

menos tú, Ve que después de todo no vale la pen

correr tanto en la vidaSebastián duró un año más. Al entierro solo fu

o y los enterradores. Mientras el padre leía u

versículo de Job, sentí una gran tristeza

nstintivamente, me apreté el corazón. No mmporta decir que lloré desconsoladamente, pes

a que soy un hombre y se supone que los tipo

duros no lloran. El gran Sebastián se habíquedado solo. Todos aquellos que le había

raicionado siguieron su misma suerte con e

iempo que se encargó de hacer justicia. Lo má



curioso es que Sebastián Trevi al que se l

uponía una fortuna fabulosa de más de veint

millones de dólares, murió olvidado de todos.

Como único pariente que le quedaba y sucesoor Ley, fui informado a los pocos días de s

muerte y que un tal Charles Mason me esperab

ara abrir el testamento de Sebastián. El nombrdel notario me pareció un mal presagio que s

añadía a los otros muchos que se estaba

ucediendo últimamente con la muerte de m

rimo. Recuerdo que llovía mucho como aquedía en que todavía trabajando para Lauren

decidí abrir la maleta y sellé mi destino, es com

i el tiempo volviera para atrás y se riera de mas cosas y la historia se repiten decía Sebastiá

probablemente tenía razón; el día en que abr

a maleta, obré tan imprudentemente com



andora, pero a mi ni siquiera me quedaba l

esperanza; sabía que debía sobreponerme a ello

ero aún después de haber pasado un mes, m

costaba levantarme de la cama, ya no existía mrimo y no podía contar con él.

ui a la cita en Nueva York, Sebastián había sid

cauto y original hasta el final. Me sorprendió escautela cuando ya la muerte le había llevado

ero así era él, imprevisible y ese rasgo que par

algunos era un defecto, constituía en realidad s

mayor encanto, pues jamás podías aburrirte coél, su sola presencia te levantaba el ánimo, t

hacía ser feliz. Sebastián era como un Orfeo par

el Cerbero pues sabía sacar lo mejor de unmismo.

n Nueva York frente a uno de los mejore

espectáculos de Broadway: Fiebre Latina, s



encontraba el desvencijado y deslucido edifici

de apartamentos de mister Manson. Ni siquier

un secretario me abrió la puerta, sino él mism

con el cabello negro y largo, con los ojoequeños miopes y su perilla romántica; he d

decir que en América no existe el notario tal

como ocurre en España, hay abogados qucumplen esa función, por lo que si le llamé as

ue por que para mi mentalidad hispana, e

hombre que se dedicaba a dar fe pública de un

disposición de última voluntad era un notario.anson fue muy amable, pero a mi cada vez qu

me miraba, se me enfriaban las manos. A l

mejor era por llamarse como aquel fanático quasesinó a Sharon Tate y me ponía los pelos d

unta y por que yo sufría de insomnio y de

estomago y a mi edad aunque podía trabaja



odavía no podía hacer lo que me daba la gana

imple y llanamente por que había dejado de se

oven. Sentía que la muerte de Sebastián se habí

levado mi juventud.sí fue como resignado contemplé como miste

anson, se sentaba frente a mí y muy despaci

abría un sobre lacradoabía dentro una carta de Sebastián hablando d

us antecedentes y de su vida, aquella

que yo ya conocía y la que me había ocultado. L

único que lamentaba era el no haber sido padreTuvo muchas mujeres, pero ninguna le dio u

hijo, pobre Sebastián un hijo hubiera alegrad

us noches de pesadumbre, te hubiera hecho reícon sus alegrías, hubiera sido como si nunc

hubiera muerto, pero el notario siguió leyend

mientras una mosca se posaba en el escritori





no dejó en ningún momento de arrepentirse. Po

eso quería ayudar a todos aquellos a los que e

u día pudo hacer el bien y no lo hizo

Una especie de confesión general Exacto

Videor bona secundum peiora

e había asaltado esa frase de rpeente commuchas otras que mi primo me había dicho, ve

el bien, pero sigo el mal

¿Y quienes son esos beneficiarios? Pregunté

Aquí no dice nada de eso-contestó misteanson-serán hombres y mujeres desconocidos

os cuales supongo sufrirán el mismo mal que s

rimo, habiéndole conocido, es lo más probableVaya y haga el bien

ensé que como siempre y por última vez otr

hombre se había dejado cautivar por el gra



Sebastián

Cumplí mi palabra, dediqué todo mi peculio

iempo a hacer el bien a los enfermos de cánce

que eran muchos. Con el tiempo fui conocido eodos los hospitales públicos, aparecía d

repente sin avisar y me quedaba esperando

rocuraba interesarme por el paciente y lofrecía toda mi ayuda. A menudo eran: hombres

mujeres y niños sin a parientes y nadie qu

aliviase su dolor. Nunca quería que se diera

conocer mi interés.Gracias a su buena previsión había logrado se

medianamente rico y por eso podía vivir y ayuda

a vivir a los necesitados.. Los médicos enfermeras se extrañaban de verme, yo iba d

oscuro desde la muerte de Sebastián siempre e

a sala de espera leyendo, siempre cuando se m



necesitara nunca como paciente. Muchos m

reguntaron porque tanto interés por el prójimo

ero yo que siempre había sido parco en palabra

me había vuelto mas con los años. Con el tiempdejaron de preguntarme.

Si podía intentaba pasar desapercibido; poc

apoco el libro se iba llenando de nombres echas que con el correr de los años fueron cad

vez más numerosos, hasta que un día, descubr

que ya no podía contarlos. Entonces noté que m

legaba la vejez. Fue un día que fui al parque estaban jugando unos niños con una pelota. Er

mayo y hacía un sol divino. Uno de los niños tir

el balón demasiado fuerte y me dio en la piernal chaval se acercó y me pidió disculpas.

Perdone abuelo. Se me escapó el balón -Y echó

correr



ntonces me di cuenta de lo viejo que era nunc

me había pasado por la cabeza que sería viejo

eso me parecía un absurdo, algo que solo le

asaba a otros y cuando pasaba de joven frenta los ancianos del parque, sentía pena por ellos.

Saqué un espejito que llevaba en la cartera par

einarme las greñas en las largas horas quasaba velando a un enfermo, infundiéndol

ánimos, leyéndole. Me miré y asustó tanto qu

creí que era una pesadilla y que me habí

quedado dormido. Los hombres que pasaban antmí viendo que gritaba se acercaron pensando qu

me pasaba algo, pero se miraron entre ello

cuando me oyeron decir:Dios mío que viejo que me he hecho

or que no podía ser esa su cara, la cara qu

veía en el espejo no correspondía la del hombr



que acompañó a Sebastián a su última morada e

el Campo Santo. Era la de un viejo caduco, d

argos cabellos blancos y barba, con los ojillo

vivos y la nariz gruesa; y aunque todavíconservaba todos sus dientes, las arruga

entorno a los ojos le echaban a perder s

isonomía de Papa Noel. Muchas veces mhabían pedido en el hospital que se vistiera d

ello, pero jamás había accedido, era el únic

resto que me quedaba de orgullo. La vejez m

había sorprendido y entonces llegué a la cuentque a fuerza de pensar tanto en las desgracia

ajenas, me había olvidado de las mías propias

ra un joven por dentro con el cuerpo de uhombre de ochenta años y entonces comprendí e

estamento de mi primo con aquella generosida

que le era innata y sobrevivía a su muerte



Sebastián había vuelto a proteger a su primo. L

había querido alejar de la vejez distrayéndole

ocultándosela. A fuerza de tanto amar a

rójimo, había dejado de ser un gánster sin máesperanzas que un buen puesto en el infierno d

ante, para tener un lugar en el cielo. Sebastiá

había querido que su primo le acompañara entonces volví a llorar como no lo había hech

en tantos años desde la muerte de mi primo

loraba después de haber sido fuerte ante a

muerte de los cancerosos y sus sufrimientos poque me había hecho fuerte a fuerza de padecerlo

continuamente.

e tantos bienes que había atesorado, nuardaba más que lo que podía hacerme vivi

rugalmente. La única visita que hacía fuera d

mis obligaciones era al notario quien se habí



vuelto tan viejo como yo. Juntos charlábamo

horas y horas frente a frente como do

camaradas, ahora que este ya no trabajaba. E

abogado que ya no podía caminar sin la ayudnestimable de un bastón, el tercer pie de

acertijo que la Esfinge preguntó a Edipo, m

confesó que había dudado que cumpliera con eestamento. Había oído hablar de Horacio Trev

or muchos de los clientes que habían

recuentado su despacho en su larga vid

rofesional y estas gentes del Hampa a las cualeno tenía Manson más remedio que atender s

quería vivir, fueron sus confidentes, por eso e

arecía increíble que un tipo del calibre 45 dTrevi se hubiese ha venido a hacer de hermanit

de la caridad.

A veces el amor hace milagros, compañero- le



me miraba con adoración, por que a fuerza d

ratarle, pese a que no era un hombre mu

afectuoso me había tomado un gran aprecio.

ero un día me enteré de la detención deabogado por un homicidio y eso me produj

cierta perplejidad cuando me llegó la noticia qu

el último amigo que tenía también me dejaba poculpa del gangsterismo. Y me di cuenta que pes

a todas sus buenas obras de los últimos años, e

hombre ya tenía trazados su destino, con lo qu

me desperecé lentamente mientras bebía mi cafde las ocho y dije en voz alta:

Se acabó de hacer el pendejo

Con mis casi setenta años a cuestas, me lancé a calle a tratar de sacar de la cárcel al únic

amigo que me quedaba y que después d

Sebastián había tenido. Desde Finnacia



istrisct, el distrito de los negocios hasta e

norte en dirección a Chelsea, por el camino, m

enteré que el notario estaba peor y se l

denegaba la libertad bajo fianza.a comisaría era un hervidero de gente, donde

nadie parecía importarle nada Por lo que m

entí un tanto decepcionado, pero tuve suerteuno de los policías me reconoció, porque habí

ratado a su hija cuando la niña enferma d

eucemia, yacía en el hospital. Gracias al diner

que le di pudo salvarse y la gratitud del padrue inmensa, por lo que nada más verme me hiz

asar a una habitación contigua y me inform

del estado de mi amigo Manson; estaba erisión. El juez había decretado su prisió

rovisional hasta el juicio que había d

celebrase dentro de dos meses si las cosas iba



rápidas..

Como era de esperar el policía me aseguró que l

levaría todas sus cartas y el trato sería mu

benigno. Yo que tantas veces había burlado la lenecesitaba ahora acatarla como cualquiera, per

enía demasiado orgullo para ceder. Alguien dij

que genio y figura hasta la sepultura por lo quea pesar de mis buenas obras y placidez, añorab

en realidad mis tiempos de guerra. Pese a mi

años gozaba de buena salud. No me fallaban ni l

vista ni las piernas, ni el oído, solo que mcuerpo se deslizaba lentamente hacia la muerte

más que precipitarse. No podía quejarme si

embargo, conocía casos peores de hombres qucon menos años estaban acabados.

o me bastaba con hacerle la vida fácil a

notario en la prisión, tenía que sacarle. Contrat



a un buen abogado gastando mis último

recursos para que al menos Manson tuviera un

defensa digna; de sobras sabía que la justicia e

menos severa con los ricos y siempre sería ascon lo que unté bien el engranaje para que l

entencia fuera favorable.

Unos días antes del juicio, me enteré que el jue el fiscal, un joven recién salido de la New Yor

university quería mano duro contra lo

delincuentes que querían burlarse del Estado

omaba muy en serio su carrera y no había formde sobornarle.

ero no me achanté, ya casi nadie me conocía d

mi época negra, pero yo solo llevando en manaquella pistola del 22 igual que aquella qu

mató a Fabricio, me dirigí a casa del juez y m

aposté en las sombras.. El coche del honorabl



enkins Levis estaba aparcado en el garaje qu

enía abierto, un mozo lo estaba limpiando; y

confiando en la oscuridad y la experiencia, m

quedé quieto y cuando estuve seguro que no mveían, eché a correr hacia la puerta de atrás

or suerte estaba abierta, era la de la cocina

e ella emanaban los olores de los guisos qucocía el mismo juez en mangas de camisa. N

uvo tiempo ni decir hola cuando vio que u

hombre se le echaba encima

No se asuste su señoría. No voy a robarle ni matarle, si no me obliga a ello. Vengo

arlamentar

l juez que era un hombrecillo canoso y pálidome miró, iba a reírse de aquel viejo que l

arecía un demente, cuando se percató de su

ojos y de la pistola que le apuntaba al corazón



comprendió enseguida que aquel hombre no er

ningún idiota y que hablaba en serio. Había oíd

hablar como todos de jueces que habían sid

obornados y secuestrados por gángsters en lépoca de la Depresión, pero nunca pensó que ib

a ser objeto de un atentado semejante. E

realidad aunque no era un hombre honrado, lustaba vivir bien y aceptaba algún que otr

obre, cumplía siempre con su trabajo y n

ransigía con los homicidas y violadores.

Conocedor de cientos de hombres en esas mismacircunstancias, me dí cuenta que no tenía que se

muy duro

Bien juez, creo que llegaremos aun acuerdobre mi protegido Manson

Pero con todos los cargos que le acusan, es cas

eguro que le caigan unos cuantos años



Tiene muchos años y sería una estupidez, todo

cometemos errores. Ese hombre mató a otro hac

un tiempo en un arrebato ¿qué gana la socieda

con ello? Nada. Su conducta posterior ha sidntachable

Es imposible detener a la justicia señor, el fisca

va a presentar pruebas y me veré obligado aUsted señor juez dado que en América funcion

el jurado, tiene que atenerse al veredicto, per

uede rechazar las pruebas de la fiscalía

hacérselo difícil influyendo en los señores deurado

Pero yo no puedo hacer tal cosa señor, lo que m

ide es sencillamente inmoral y yo no puedaltar a mi deber

Usted se deja de fanfarronadas amigo eso o l

ongo al descubierto sus trapicheos y no dud



que pese a mis años, soy muy capaz de volarle l

apa de los sesos

l juez palideció, más que el morir temía por s

deshonra, al descubrirse sus trabajillos aamparo de su nombre con los rufianes. Aque

hombre no era ningún tonto y reconoció pront

en mí al antiguo mafioso que no vacila antnada por que nada teme.

Usted gana señor. Me ha vencido. Dicte ahor

us condiciones

sí se libró Manson del castigo que lcorrespondía, sin saber jamás que su amistad co

oracio Trevi había conseguido que la justici

e quitara la venda.o volvimos avernos después de aquello. Com

dos sujetos bien conocedores del oficio, despué

de hecho el trato cada uno volvió a su cubil.



ero no dejé a Manson a su suerte. Seguí con s

amistad. El notario me comunicó que habí

conocido a una viuda respetable que s

hospedaba allí con la que le unía una buenamistad. Me congratulé, pero la viuda era un

cuarentona de mala cabeza para los negocios qu

vivía de lo poco que le mandaba su hijo médicoComo siempre había tenido buena presencia s

había acostumbrado a tener a los hombres a su

ies. Su belleza le abría las puertas, per

ambién podía ser su perdición. Hija de umilitar doña julia Wilson, conoció a su futur

marido en un viaje en la embajada de USA e

talia y se enamoró de Tamburino, un chico murabajador con orígenes nobles y de posibles

unque le gustó, no le hizo mucho caso porqu

había muchos hombres alrededor suyo hasta qu



e dio cuenta que era el único que estab

enamorado.

Se casaron enseguida fallecido su padre el cua

e suministraba todos sus caprichos. No tardó lbella en hincar el diente en el capital del marido

ntre: fiestas, viajes, coches, trajes, palcos

casas y otras salidas de la alta sociedad fucomiéndose el dinero. Su marido que era u

bendito no le decía a nada que no por verla feli

mientras el río de oro manara. Pero al mori

hacía cinco años, se encontró que la herencia nera ni mucho menos lo que suponía y las deuda

eran muy gordas. Su hijo se compadeció de ella

racias a su pensión y un poco de dinero deejército vivía bien, pero su afán de lujo la comí

viva y se instaló en un hotel de categoría: la

cuentas de los primeros meses no fuero



roblema, pero pronto no hubo bastante con l

ensión y empezó a pedir ayuda a su hijo, pero é

hacía poco que estaba casado y tenía sus gastos

Total que cuando ya empezaba a encontrarse eapuros, apareció Manson. A la viuda le pareci

que era un caballero y pronto entabl

conversación. Muchas veces tomaba prestadalguna cantidad para pagar a la peluquera y a

botones, la dirección no sabía nada, pero la

ersonas manirrotas no tienen mucho orden en s

cabeza para los números, con lo que un día eerente pasó la factura a la viuda. Manso

aconsejó a la señora que se mudara a un

ensión que conocía. La viuda tuvo que ceder a la tenemos instalada a los dos mese

entretanto Manson nada sabía de Trevi al qu

debía mucho.



a pensión no tenía nada del otro mundo, er

muy modesta, pero higiénica y por una cantida

razonable tenías derecho a una habitación co

avabo. El desayuno no iba incluidoa viuda ocupaba una habitación individual co

cama de hierro y dos sillas, todos sus ensere

ocupaban un armario desvencijado. Llevaba unemana sin pagar. Pidió ayuda a Manson y est

e dio una cantidad. Un hombre tan frío como é

e había vuelto como un gatito. La viuda sabí

manejar a los hombres y había empeñado suoyas y mucha ropa debiendo a cuenta la pensión

de lo único que no se desprendía era de s

retrato de boda en plata maciza que guardaba eu maleta bajo el colchón para que no se l

robasen

anson había vendido su casa y sus libros



vivía de lo ahorrado, se había ido a vivir con ell

la atendía. El tiempo transcurría velozmente

a última vez que vio a su amigo Horacio fue l

noche que le hizo partícipe de su boda. Duranta celebración Trevi se sintió mal. Notando qu

u fin se acercaba, llamó a su amigo. Este l

único que le entendió fue:Los tipos duros no lloran

Como único recuerdo el notario encontró en l

casa de Horacio una pistola pequeña del 22 mu

antigua en la que se habían grabado estaalabras:

Para Horacio de Sebastián

Y entonces el notario se acordó de que nuncdespués de su muerte, Horacio había dejado d

hablar del gran Sebastián.



arcelona a 28 de mayo de 2003

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El Criminal Honrado (Spanish Ed - Maria Gema Salvador