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EL CONFLICTO EN CHECHENIA ¿UN NUEVO LÍBANO? P ABLO T HELMAN S ÁNCHEZ R AMÍREZ A NTECEDENTES C ON EL DERRUMBE D E L A U NIÓN S OVIÉTICA, la geografía multinacional del espacio postsoviético se vio sumida en un sombrío panorama de conflictos interétnicos, territoriales, religiosos y políticos. El caso de Chechenia resulta bien representativo dentro del contexto de la Federación de Rusia; ha llegado a convertirse en un factor decisivo y prioritario en los asuntos de política interna y más recientemente incluso en el marco de la política exterior, en los intercambios de Moscú con los diri- gentes europeos y estadounidenses. El territorio de Chechenia se encuentra situado en la porción central del Cáucaso Norte, en las proximidades de dos mares: el Negro y el Caspio. En esta región habitan aproximadamente un millón cien mil personas, se- gún las últimas cifras oficiales, las reportadas por el censo de 1989. La pro- porción de la población de origen ruso ha manifestado una disminución os- tensible en esta región desde finales de la década de los setenta a causa de la pérdida de importancia de los yacimientos petroleros de Grozni y poste- riormente, con el inicio de los procesos independentistas chechenos en los noventa, este éxodo tomó fuerza. La región del Cáucaso es una zona que tradicionalmente ha servido de refugio a todo tipo de personas en los disímiles conflictos que se han suce- dido a lo largo de siglos. Este fenómeno ha influido en la diversidad de na- ciones/pueblos, culturas y lenguas que existen en la región. Los nómadas, organizados en clanes patriarcales, fueron sojuzgados du- rante siglos por los príncipes mongoles y kabardes. De hecho, los rusos, con quienes también se enfrentaron durante décadas, fueron los primeros que los comenzaron a llamar "chechenos". La República de Chechenia se dio a conocer en el marco internacional luego de hacer patentes sus aspiraciones independentistas y sus reiteradas negativas en desacato al poder central ruso. Sin embargo, ya desde la épo- 125

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E L C O N F L I C T O E N C H E C H E N I A ¿UN N U E V O LÍBANO?

P A B L O T H E L M A N S Á N C H E Z R A M Í R E Z

A N T E C E D E N T E S

C O N E L D E R R U M B E D E L A U N I Ó N S O V I É T I C A , la geografía m u l t i n a c i o n a l de l espacio postsoviético se vio sumida en u n sombrío panorama de confl ictos interétnicos, terr i tor ia les , religiosos y políticos.

E l caso de Chechenia resulta b i e n representativo d e n t r o de l contexto de la Federación de Rusia; ha l legado a convertirse en u n factor decisivo y p r i o r i t a r i o en los asuntos de política i n t e r n a y más rec ientemente incluso en e l marco de la política exter ior , en los intercambios de Moscú con los d i r i ­gentes europeos y estadounidenses.

E l t e r r i t o r i o de Chechenia se encuentra situado en la porc ión centra l de l Cáucaso N o r t e , en las prox imidades de dos mares: el Negro y el Caspio. E n esta región hab i tan aprox imadamente u n millón c ien m i l personas, se­gún las últimas cifras oficiales, las reportadas p o r e l censo de 1989. L a p r o ­porc ión de la población de or igen ruso ha manifestado u n a disminución os­tensible en esta región desde finales de la década de los setenta a causa de la pérdida de i m p o r t a n c i a de los yacimientos petroleros de G r o z n i y poste­r i o r m e n t e , c on el in i c i o de los procesos independentistas chechenos en los noventa, este é x o d o tomó fuerza.

L a región de l Cáucaso es u n a zona que t rad i c i ona lmente h a servido de re fugio a todo t ipo de personas en los disímiles confl ictos que se h a n suce­d i d o a lo largo de siglos. Este f e n ó m e n o ha i n f l u i d o en la diversidad de na­c iones /pueblos , culturas y lenguas que existen en la región.

Los nómadas, organizados en clanes patriarcales, f u e r o n sojuzgados d u ­rante siglos p o r los príncipes mongoles y kabardes. De hecho, los rusos, c on quienes también se en f rentaron durante décadas, f u e r o n los pr imeros que los comenzaron a l lamar "chechenos".

L a República de Chechenia se d i o a conocer en el marco in te rnac i ona l luego de hacer patentes sus aspiraciones independentistas y sus reiteradas negativas en desacato al poder central ruso. Sin embargo , ya desde la épo -

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ca zarista, los chechenos habían sostenido u n a enconada lucha contra los generales de l zar. Mansur U s h u r m a (1785-1791) y el imán Shami l (1834-1859) encabezaron la rebelión ant irrusa. Según la p r i m e r a edición de la Gran enciclopedia soviética, "desde 1818 hasta 1859 los chechenos f u e r o n los adversarios más activos y fuertes de l gob ierno zarista durante la conquista d e l Cáucaso". F ina lmente Rusia se anexó Chechenia en 1867 después de las guerras caucásicas l ibradas entre 1817 y 1864. Se rebe laron nuevamente en 1877 y en 1905.

D u r a n t e la guerra c ivi l rusa los chechenos l u c h a r o n , bajo su e m i r U z u n H a d a j i , c ontra el general D e n i k i n , de l bando blanco. Después de l t r i u n f o de la Revolución Socialista de Oc tubre (1917) , los rusos comienzan a intere ­sarse en Chechenia a causa de los yacimientos petrolíferos de Grozn i . Has­ta aquel m o m e n t o los chechenos aún constituían u n a sociedad mayormen­te f eudal , sin los visos de modernización económica y social que Moscú in tentaba exportar . E n 1920 los soviéticos s u p r i m i e r o n el emirato del Cáu­caso N o r t e e n el que los chechenos part i c ipaban j u n t o a los pueblos de la región y pasan a f o r m a r parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Sovié­ticas (URSS) c omo República Soviética de las Montañas.

E n 1922 se proc lamó la Provincia Autónoma Chechena, y en 1936 se organizó en república autónoma j u n t o con su h e r m a n a m e n o r , la nación ingush i . A l i n i c i o de la Segunda Guerra M u n d i a l , entre los dos pueblos su­m a b a n 500 m i l habitantes.

Poster iormente , en 1994, esta formación fue disuelta p o r decreto de Stal in , so pre tex to de que ambos grupos nacionales co laboraron con las fuerzas nazis; u n a porc ión de l t e r r i t o r i o ingush i se anexó a la vecina repú­bl i ca de Osetia de l N o r t e y g r a n parte de los ciudadanos f u e r o n deportados al Asia Centra l . Esta situación se repi te en varias regiones de la Unión So­viética dadas las arbitrariedades de l régimen comunista de Sta l in . 1

E l d i a r i o hvestia de l 26 de j u n i o de 1946 publicó la ley referente a la abolición de la República Socialista Soviética Autónoma Checheno-Ingush y la transformación de la República Socialista Soviética Autónoma de Cr imea en Provincia de Crimea. Se anunció la deportación en masa de los pueblos en cuestión deb ido a que: " [ . . . ] muchos chechenos y tártaros de Cr imea , p o r instigación de agentes alemanes, r e u n i e r o n partidas voluntarias organiza-

1 Solamente en la región del Cáucaso fueron deportadas seis nacionalidades, incluidos los chechenos e ingushetios. Más de un millón de musulmanes fueron deportados del Cáucaso hacia Asia Central. Luego de que fuera liquidada la República Autónoma Checheno-Ingush desaparecieron más de 250 mil personas de origen checheno. Véase David Damrel, 'The Re-ligious Roots of Conflict: Russia and Chechenya", Religious Studies News, Arizona, septiembre de 1995, vol. 10, núm. 3, p. 10.

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das p o r los alemanes y, j u n t o con las tropas alemanas, p a r t i c i p a r o n en la l u ­cha armada contra unidades de l Ejército Ro jo . . . " C o m o consecuencia, estas formaciones terr i tor iales desaparecieron de los mapas oficiales y se dejó de citarlos en los documentos oficiales y en la Oran enciclopedia soviética.

E n el gob ie rno de N i k i t a Jruschov, en 1957, se restableció la República Checheno-Ingushetia . Los chechenos y otros grupos caucásicos f u e r o n con­siderados c omo naciones rehabil itadas; muchos regresaron a su república, pero la desintegración sufrida p o r estos pueblos fue tan p r o f u n d a , que has­ta e l m o m e n t o actual ha resultado imposib le lograr la cohesión p lena, si­tuación que se ha visto agudizada a causa de la inestabi l idad m i l i t a r y polí­tica en esa región de l Cáucaso. A p a r t i r de l año 1957 la evolución de esta república en el marco de la Unión Soviética poco se diferenció de la de l res­to de las entidades o comunidades n o rusas de la Unión. U n serio prob le ­m a que tuv ieron que afrontar los chechenos fue el hecho de que su t i e r ra había sido "rusificada"; muchos cientos de miles de granjeros y personas en general de o r i gen ruso se habían asentado en ese t e r r i t o r i o y eran residen­tes permanentes en Chechenia.

As imismo, durante el ex i l io forzoso de los chechenos, ingushetios y da-guestanos, las autoridades soviéticas se encargaron de s u p r i m i r todo vestigio de religión islámica en la región. F u e r o n cerradas más de 800 mezquitas y 400 colegios religiosos. Sólo hasta el año 1978, aún en la era de L e o n i d Brezhniev, las autoridades soviéticas p e r m i t i e r o n la reaper tura de unas 40 mezquitas en estos terr i tor ios de l Cáucaso N o r t e . 2

D u r a n t e los años de l poder soviético y hasta el gob ierno de Konstant in Chern ienko (1917-1985) los conflictos étnico-nacionales y los di ferendos te­rr i tor ia les se m a n t u v i e r o n controlados y acallados p o r parte de l poder polí­t ico , m i l i t a r e ideológico soviético y f u n d a m e n t a l m e n t e ruso. Las cuestiones secesionistas e independentistas eran acalladas con consignas y loas a la i n ­destructible amistad y h e r m a n d a d existente entre todos los pueblos que con formaban la Unión Soviética como verdadero Estado m u l t i n a c i o n a l . I n ­cluso el texto de l h i m n o soviético constituía u n mensaje repet i t ivo de esta situación aparente. Sin embargo, el poder preponderante de los rusos sobre el resto de las naciones, aun aquellas que gozaban de mayor peso económi ­co y geopol ít ico que los chechenos, tales como ucranianos, bielorrusos, moldavos, kazajos, l i tuanos, letones o estonios, era percept ib le y aparente­mente aceptado p o r ellos.

Ibidem.

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R E S U R G I M I E N T O D E L C O N F L I C T O

C o n la l legada al poder de M i j a i l Gorbachov y su política de perestroika y glasnost, estos focos de tensión, que durante décadas habían permanec ido neutral izados pero n o e l iminados , resul taron estimulados ante el desorden que se iba gestando y ante el hecho de que las autoridades soviéticas subva­l o r a r o n las consecuencias que podrían acarrear tales desórdenes.

La p r o p i a política de glasnost o transparencia in format iva , p r o m o v i d a en e l marco de la restructuración soviética, facilitó el estallido de los con ­flictos étnicos y de las demandas separatistas p o r casi toda la Unión Soviéti­ca, y Chechenia no constituyó la excepción.

Todavía hasta 1988 la máxima d ir igenc ia soviética se mantuvo conf iada y esperanzada en que los conflictos nacionalistas n o se saldrían de c o n t r o l , y acusaba "a fuerzas enemigas foráneas de in tentar m i n a r la amistad y cohe­sión de los pueblos de la Unión Soviética". 3

E n los inic ios de la perestroika la situación en Chechenia n o reflejó cambios perceptibles de oposición al statu quo i m p l a n t a d o p o r el K r e m l i n , a d i ferenc ia de otras regiones como Kazajstán o las repúblicas bálticas d o n ­de sí se v i s lumbraron actitudes de oposición y rebeldía contra el Part ido Co­munis ta o e l ejército soviético.

E n 1988 los chechenos i m p u l s a r o n la creación de la Confederación de los Pueblos Montañeses de l Caúcaso, u n a organización de carácter pancau-cásico que se transformó de u n a asociación c u l t u r a l a u n a formación bási­camente política con efectivos mil i tares . Esta organización va a desempeñar u n papel trascendental en los confl ictos acaecidos en la región de l Cáucaso N o r t e y la Transcaucasia.

E n el mes de marzo de 1990, en la c iudad de Nazran se real izaron d i ­versas manifestaciones con el propósito de exig ir el restablecimiento de las fronteras anteriores a 1934. Afínales de año Chechenia se incorporó al g r u ­po de regiones que manifestaban u n resurgir nacionalista y demandaban su p l ena soberanía. Los dir igentes locales ex ig ieron de Moscú el reconoc i ­m i e n t o como república federada.

E n e l año de 1991, e l Par lamento de la República proc lamó su sobera­nía y retiró las denominaciones "socialista soviética". Luego de l fa l l ido golpe de Estado de agosto de ese año en Moscú, e l Par lamento checheno cayó en u n a situación de crisis deb ido a que se sospechó que había apoyado d i cho golpe. De hecho D o k u Zavgayev, presidente del Soviet Supremo de Cheche-

3 Véase Mijail S. Gorbachov, La perestroika y la nueva mentalidad para nuestro país y para el mundo entero, L a Habana, Editora Política, 1988, p. 150.

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nia-Ingushetia , respaldó los pronunc iamientos de l Comité de Emergencia de Moscú. Sin embargo, estas posiciones resul taron infructuosas y le sirvie­r o n a Boris Yeltsin, ya p o r aquel entonces presidente de Rusia, c omo j u s t i ­ficación para l ibrarse de la vieja guard ia en Chechenia.

Es precisamente en esta época cuando sale a la palestra política regio­na l e l líder checheno Dzhajar Dudaev, u n m i l i t a r soviético veterano de la guerra en Afganistán y que había sido comandante en jefe de la base de bombarderos nucleares en Estonia (1987-1990). Ya para 1991, D u d a e v — e l más conocido y controvert ido de los líderes chechenos— era d iputado y pre ­sidente de l Comité Ejecutivo de l "Congreso Nac iona l de l Pueblo Cheche-n o " y mantenía una postura contrar ia al c o n t r o l de l K r e m l i n y de Gorba-chov, pero conc i l iadora con respecto a Yeltsin y al gob ierno ruso.

Los chechenos aprovecharon magistralmente la coyuntura de abier­ta confrontación de l gob ierno ruso —encabezado p o r su presidente Yelt­sin— con el poder central soviético, al in tentar los pr imeros estimular los procesos independentistas de las repúblicas para acelerar el desgaste del go­b i e r n o de Gorbachov, q u i e n seguía ten iendo el poder de la Unión de Re­públicas Socialistas Soviéticas.

E l gob ierno de Yeltsin subvaloró —éste fue u n o de sus mayores errores que iba a agudizar e l conf l i c to checheno— el alcance real de l m o v i m i e n t o secesionista de Dudaev al considerar que, con su condena al i n t e n t o de go l ­pe de Estado en Moscú, aceptaba también la supeditación de los chechenos al gob ierno ruso, l o cual evidentemente n o ocurrió.

C o m o di j imos , en nov iembre de 1991 Chechenia proclamó su inde ­pendenc ia de Rusia y Dudaev se convirtió en el p r i m e r presidente cheche-n o con u n gran apoyo popu lar , al obtener 8 5 % de los votos en las eleccio­nes. Este proceso inauguró u n a nueva etapa en el conf l ic to ruso-checheno, al alegar Moscú la invalidez jurídica de l acto de soberanía y al considerar el presidente Dudaev esta reacción de l K r e m l i n como u n a declaración de gue­r r a a la naciente república.

L a reacción i n m e d i a t a de l presidente Yeltsin — q u i e n hasta ese m o ­m e n t o había de fend ido las proclamaciones de soberanía de los pueblos y las había ut i l i zado para deb i l i tar el poder central de Gorbachov— fue esta­blecer el estado de emergencia en la región, decisión que fuera anulada por parte de la D u m a (par lamento ruso) para evitar u n en frentamiento con los líderes chechenos.

L a proclamación de la independenc ia chechena provocó e l é x o d o de parte de la población de o r i g e n ruso residente en la región y la separación de Chechenia e Ingushetia . De hecho ambas comunidades l l egaron a en­frentarse p o r e l reparto de algunos terr i tor ios , cuestión que aún hoy día se mant i ene latente. Por su parte , e l gob ierno ruso mantuvo u n a posición de

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cautela y distancia ante la posición de Chechenia, con lo que sólo logró pos­p o n e r el conf l i c to para u n a me jor o p o r t u n i d a d .

Ya para 1991, Dudaev, como presidente de la república secesionista, u t i ­l iza los mismos métodos de Yeltsin en Rusia: u n fuerte presidencialismo con u n t ono autor i tar i o y personalista. E n mayo de 1992, la Federación Rusa acepta f i r m a r con los dir igentes chechenos u n acuerdo en el que se com­p r o m e t e a re t i rar las tropas rusas de la zona y a la distribución equitativa de los arsenales desplegados en ese t e r r i t o r i o . E l presidente checheno afronta serios problemas con la oposición a su gob ierno y a los métodos dictator ia­les dentro de su p r o p i o sistema de poder . Los diputados d e m a n d a n su des­titución y el n o m b r a m i e n t o de u n nuevo p r i m e r min i s t ro . E n j u n i o de 1993, Dudaev disuelve el Parlamento y provoca la dimisión de l gob ierno .

A p a r t i r de ese m o m e n t o , Chechenia se queda sin Parlamento , l o que d i f i cu l ta la solución de la crisis política existente y se i m p o n e la vía de las armas. Dudaev ut i l iza la mi l i c ia para contrarrestar a la oposición que se apo­dera de tres distritos de la capital y a la vez anunc ia la celebración de elec­ciones legislativas para 1995 y elecciones presidenciales al año siguiente, c on el objeto de neutral izar las acusaciones dir igidas contra él de concen­tración y abuso de poder.

Desde el in ic io del confl icto la oposición contaba con apoyo financiero y materiaí de Rusia, pero sólo hasta finales de noviembre de 1994 se lleva a ca­bo la intervención directa del ejército ruso en los enfrentamientos armados.

El presidente checheno adquiere armamento en Georgia, en las vecinas repúblicas de l Cáucaso N o r t e y en la p r o p i a Federación Rusa. Según in for ­maciones de l ejército ruso, para mediados de 1994 Chechenia disponía de u n elevado número de aviones y helicópteros, carros de combate, piezas de artillería, fusiles, ametralladoras, lanzagranadas y granadas de mano .

Desde los pr imeros días de la intervención rusa la aviación chechena es destruida casi en su tota l idad . Sin embargo , la tarea n o fue tan fácil para el ejército ruso. Las mil ic ias chechenas e m p r e n d e n acciones prácticamente suicidas contra las poblaciones rusas vecinas y efectúan secuestros masivos en lugares como Kizl iar y Pervomaiskaya. A m e d i d a que el conf l i c to va avan­zando se organiza la reserva chechena y Dudaev decreta la movilización to­tal y ob l igator ia de los ciudadanos de entre 15 y 55 años de edad.

Dudaev i n t e n t a internac ional izar e l conf l i c to con Rusia al i n c o r p o r a r a su ejército a mercenarios musulmanes provenientes de países como T u r ­quía, Afganistán, Kuwait , Jordania , Eg ipto o A r a b i a Saudita, así como vo­luntar ios de Ucrania , Estonia y demás países bálticos, los cuales tenían fuer­tes sentimientos antirrusos. As imismo, desde la vecina república de Abjazia, donde p o r años se mantenía u n conf l i c to de magnitudes similares contra

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Georgia y Rusia p o r la proclamación de su independenc ia , se i n c o r p o r a n fuerzas expertas e n este t i p o de di ferendos.

E n el conf l i c to de Chechenia subyacen factores objetivos y subjetivos que van desde las premisas económicas y políticas hasta las religiosas y étni­cas. Este conf l i c to fue calificado como "la guerra más crue l de l m u n d o " p o r la organización Médicos sin Fronteras, y Elena Bonner , v iuda de l Premio N o b e l de la Paz ruso A n d r e i Sájarov, señaló que la guerra en Chechenia "era u n c r i m e n histórico de Rusia y las democracias occidentales contra ese pueb lo caucásico". 4

Según el T r a t a d o de la Federación Rusa (marzo de 1992), Chechenia es u n a de las 20 repúblicas autónomas que existen en ésta y que f o r m a n parte de los 89 sujetos integrantes de la en t idad federativa. Para lograr su independenc ia p lena, u n a república debe obtener el voto mayor i tar io de las dos cámaras de l Parlamento ruso y llevar a cabo u n referéndum en todo e l t e r r i t o r i o de la Federación. Sin embargo , Chechenia n o llegó a firmar el Tra tado de la Federación y, a d i ferenc ia de otras repúblicas como Tatars-tán, Bajorstán y Kabardino-Balkar ia , n i siquiera aceptó u n tratado especial con Rusia.

E l gob ierno de Yeltsin utilizó las presuntas violaciones de los derechos humanos de la población rusa en Chechenia como mot ivo fundamenta l pa­r a llevar a cabo la invasión a ese t e r r i t o r i o . Asimismo, el K r e m l i n señaló el pe l igro que significaba para la estabil idad de toda Rusia el hecho de que Chechenia se h u b i e r a convert ido en u n Estado mafioso donde imperaba el desorden y la violación a las leyes de la Federación.

Es c ierto que la mafia chechena y extranjera opera en ese t e r r i t o r i o . L a exportación i legal de c r u d o y el comerc io i legal de armas y drogas se en­cuentran bajo e l c o n t r o l de estos grupos y constituyen factores pr imordia les para la entrada de divisas a Chechenia, y el lo es causa de que las inversiones extranjeras hayan desaparecido casi p o r completo . Para algunos la econo­mía chechena se encuentra a merced de las instituciones ilegales y mañosas. Sin embargo , e l caso de Rusia es m u y similar .

E n el aspecto económico , p o r Chechenia pasan las comunicaciones con Azerbaidzhán y sus oleoductos más importantes tienen sus terminales en los puertos de l M a r Negro . As imismo, Chechenia desempeña u n i m p o r t a n t e pape l en la región deb ido a que desde su t e r r i t o r i o se envían grandes can­tidades de recursos energéticos a todo el sur de Rusia y la cal idad de su petróleo y derivados es m u y alta. E n el per i odo soviético esa pequeña repú­bl i ca aportaba al p r o d u c t o nac ional g lobal ( P N G ) 6% de la producc ión

4 Chris Reichel, Chechen Genocide Continues Still, 18 de noviembre de 1998, http://www.ami- na. com/article/chechen_geno. html.

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petro lera . Según los propios rusos, esa industr ia , en t iempos de paz y p r o ­duc iendo a toda su capacidad, podría aportar entre 10 y 1 2 % de l P N G (Mar ­tínez, 1995: 5 ) . Además Rusia necesita de Chechenia pues esa sería la r u t a que seguirían los mi l lones de toneladas de petróleo que se extrajeran de l M a r Caspio en los próximos años, y los inversionistas de l exter ior podrían ut i l i zar como alternativa el t e r r i t o r i o de Turquía si la situación en Cheche­n i a no se normal iza .

E l Cáucaso N o r t e es u n a zona de especial interés para la seguridad de Rusia pues l i m i t a al sur con países islámicos como Turquía, Irán y Azer­baidzhán, con los cuales las relaciones bilaterales no siempre h a n sido esta­bles n i amistosas.

L a cuestión religiosa es u n factor que también hay que tomar en cuen­ta. Desde su in i c i o las fuerzas de Dudaev tenían u n a clara orientación m u ­sulmana y recibían respaldo político islámico en la región. Sin embargo, los fenómenos fundamentalistas aparecen con más ímpetu a p a r t i r de 1998.

El islam está pro fundamente arraigado en Chechenia desde el siglo XVIII y Dudaev, al igual que Saddam Hussein o M u a m m a r Khadaf i en sus respec­tivos países, recurrió con frecuencia al fervor religioso de la población che-chena para lograr cohesión y respaldo en su d i ferendo contra Rusia.

A p a r t i r de 1998 la in f luenc ia islámica en el conf l i c to checheno se ha hecho cada vez más i m p o r t a n t e . Existen adeptos de l wahab ismo 5 —una ten ­dencia fundamental is ta de l islam que data de l siglo X I X en el M e d i o O r i e n ­te— en Chechenia. Estas personas se o p o n e n a las posiciones de l actual pre ­sidente checheno de búsqueda de contactos con el m u n d o occidental e incluso a las autoridades religiosas islámicas locales p o r considerarlas de u n a tendencia t rad i c i ona l moderada.

El factor islámico es u n hecho que viene a compl icar aún más el con­flicto, que en sus inic ios n o tenía matices abiertamente religiosos. E n fe­b r e r o de 1999 se anunciaba la instauración de la ley coránica sharia en Chechenia en todos los ámbitos, " inc luyendo la enseñanza, la ideología, la economía , la vida social y el ejército", 6 l o que i m p o n e u n nuevo m o d o de v i ­da, en par t i cu lar para las mujeres que se verán obligadas a ut i l i zar vestidos largos y velos. L a sharia pone los preceptos de l Corán p o r enc ima del con­j u n t o de las leyes de l país. Se a n u n c i a r o n también cambios sobre todo en la

5 L a escuela de pensamiento wahabi fue creada por el líder religioso Mohammed Ibn Abd al-Wahab (1703-1791). Los partidarios de este movimiento reclamaban el retorno a las bases del islam del siglo VI I y rechazaban las variaciones que había sufrido esta religión en los si­guientes siglos debido a la influencia persa y otomana fundamentalmente.

6 "Masjadov proclama la sharia (ley islámica) en todo el territorio checheno", 3 de febre­ro de 1999, cables de prensa de AFP.

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educación y en los medios de difusión masivos. Las escuelas chechenas au­m e n t a r o n el número de horas dedicadas a la enseñanza del is lam, se abrie­r o n salas de oración en las empresas y escuelas, la televisión se vio obl igada a reduc i r la difusión de programas de diversión y musicales para p r o f u n d i ­zar e n los temas religiosos.

Recientemente se h a n incrementado los secuestros p o r d i n e r o y las eje­cuciones por parte de las organizaciones islámicas contra ciudadanos occi­dentales o de or igen ruso que visitan la región. E l p r o p i o representante personal del presidente Yeltsin para Chechenia, Valentín Vlassov, fue se­cuestrado en nov iembre de 1998 y poster iormente l iberado , y en marzo de 1999 fue secuestrado en Grozn i el general ruso G u e n n a d i Shp igun , lo que c o l o c ó las relaciones entre Rusia y Chechenia en su peor m o m e n t o desde 1996, cuando se negoc ió la tregua entre las dos partes luego de más de 21 meses de maniobras bélicas. E n febrero de 1998 f u e r o n arrestadas dos per­sonas de o r i gen checheno acusadas de secuestro y terror i smo i n t e r n o , las que resul taron ser miembros de la organización islámica Hammas .

E n d i c iembre de 1998, el Par lamento checheno proclamó el estado de emergencia p o r u n mes luego de que resultaran ejecutados cuatro ciuda­danos occidentales p o r extremistas relacionados con el m o v i m i e n t o waha-bista. El p r o p i o presidente checheno Aslam Masjadovfue objeto de u n aten­tado en marzo pasado, re lacionado con u n comando de paramil i tares islámicos chechenos. Los wahabistas representan u n a fórmula de oposición y protesta social que encuentra condiciones favorables en el caos general i ­zado existente en esa región.

E l factor de l resurg imiento islámico en Chechenia y sobre todo de su vert iente fundamental ista puede compl i car m u c h o más la situación para Rusia, habida cuenta de la cercanía de l p r i m e r o con respecto a los países musulmanes y de su presunta identificación con su sistema político y r e l i ­gioso. As imismo, la aparente aceptación de estas normas p o r parte de la po­blación local es u n e lemento que hay que tomar en cuenta.

E n la estructura de la actual sociedad chechena desempeña u n papel f u n d a m e n t a l e l c lan, u n g r u p o fami l iar grande entrelazado p o r vía m a t r i ­m o n i a l y con sólidos vínculos terr itor iales . Son 28 los clanes decisivos en la vida política, económica y social en Chechenia. Las personalidades de estos clanes in f luyen sobre todo en la dinamización de la v ida política de l t e r r i ­t o r i o checheno.

L a respuesta rusa al conf l i c to checheno ha estado caracterizada p o r la miopía política y el empleo de métodos poco eficaces, que f u e r o n desde el embargo e c o n ó m i c o a las exportaciones de petróleo hasta el incent ivo a las confrontaciones internas entre las fuerzas políticas de l t e r r i t o r i o , que t u ­v i e r o n u n efecto contraproducente para Moscú.

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134 P A B L O T H E L M A N S Á N C H E Z R A M Í R E Z FIXL-l

Durante todos estos años han sido varios los líderes rusos que h a n i n t e n ­tado mediar en el confl icto para lograr u n a solución negociada al mismo. Po­demos citar al ex presidente de l Parlamento Ruslán Jasbulatov (de or igen checheno) y al ex p r i m e r min i s t ro Víctor C h e r n o m i r d i n , q u i e n desempeña­ra u n papel decisivo en la f i r m a del acuerdo m i l i t a r suscrito el 23 de j u l i o de 1995 entre los presidentes de las dos repúblicas. E n d i cho encuentro , Yeltsin reiteró la posición de Moscú en el sentido de que Chechenia tuviera su pro ­pia policía y su prop io Parlamento, y de n o reclutar jóvenes chechenos en el ejército de Rusia. Sin embargo, se insistió en la oposición rusa a que la repú­bl ica tuviera u n a política exter ior y de defensa independientes.

A fines de 1995 y durante 1996 el conf l ic to checheno fue agudizado y se convirtió en u n serio p r o b l e m a para Rusia, que acrecentó su presencia m i l i t a r en el área y tomó como pretexto la inestabi l idad de sus fronteras pa­ra n o dar c u m p l i m i e n t o a los acuerdos de S T A R T I I suscritos p o r ella. Esta posición se reiteró el 17 de octubre de l p r o p i o año en la poca exitosa ges­tión del secretario de Defensa de los Estados Unidos , W i l l i a m Perry, ante el Par lamento ruso para tratar de a m i n o r a r la oposición a la ratificación de d i ­cho tratado (El Universal, 18 de octubre de 1996, p. 21 ; Excélsior, 17 de octubre de 1996, p. 31) . C o n esto Rusia convertiría el asunto checheno en u n asun­to de política exter ior e intentaría equi l ibrar en algo e l avance de las i n i ­ciativas de la O T A N en las otras áreas de in f luenc ia de la ex Unión Soviética.

El conf l icto armado en Chechenia, hasta 1996, había causado 90 m i l ba­jas, de las cuales 60 m i l o c u r r i e r o n entre la población c ivi l , así como 270 m i l her idos y 250 m i l refugiados (declaración of ic ial de l K r e m l i n , Cables I tar -Tass, 5 de septiembre de 1996).

E n cuanto a la reacción in ternac iona l ante la agresión de Rusia contra Chechenia, ningún país n i organización la c ondenó ro tundamente . Los paí­ses de la C o m u n i d a d de Estados Independientes ( C E l ) lo consideraron u n asunto i n t e r n o de la Federación Rusa y así lo manifestaron en la C u m b r e de Alma-Ata celebrada en Kazajstán en febrero de 1995. Evidentemente para muchos ésta era u n a situación incómoda que en magnitudes semejantes en­frentaban en sus propios terr i tor ios . T a l era el caso de Georgia con Abjazia y Osetia, U c r a n i a con Cr imea, Mo ldova con el Dniéster, p o r citar sólo algu­nos ejemplos.

L a reacción de Occidente fue en extremo cautelosa y lógica a la vez. Los países occidentales dec id ieron n o inmiscuirse en u n conf l i c to que califica­r o n como u n p r o b l e m a i n t e r n o ruso; para ellos eran m u c h o más i m p o r ­tantes las relaciones con Rusia y el respaldo incond i c i ona l al desgastado po­der de su al iado Yeltsin.

Sin embargo , la reacción más sorprendente resultó ser la de los países islámicos y sobre todo de los países ex soviéticos de Asia Centra l y el Caúca-

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so, c on población mayormente musulmana , pues no h u b o sol idaridad n i declaraciones oficiales al respecto. Inc luso estados islámicos vecinos como Turquía e Irán señalaron que se trataba de u n asunto i n t e r n o de l Estado r u ­so. Evidentemente para estos estados musulmanes Rusia tenía u n a p r i o r i ­dad en sus relaciones estratégicas y geopolíticas, y n o podían arriesgar su e n t e n d i m i e n t o con Moscú.

Desde el in i c i o de la proclamación de la independenc ia en 1991, D u -daev intentó obtener ayuda m i l i t a r y el reconoc imiento de la c o m u n i d a d i n ­ternac ional apelando a la mediación de países como Jordania , Siria y T u r ­quía, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos. Estos estados antepusieron la estabil idad de sus relaciones con Moscú a la posible so l idar idad musul ­mana, máxime cuando en aquella época el t e r r i t o r i o de Chechenia aún n o había i n t r o d u c i d o la ley de l Corán en su sociedad. E n general , el apoyo de la c o m u n i d a d musu lmana m u n d i a l había sido bastante escaso y se l imi taba prácticamente a recoger fondos para ayudar a las víctimas de los ataques r u ­sos, y al envío de voluntarios en algunos casos.

E n cuanto a la diáspora chechena que vive en t e r r i t o r i o ruso, n o m a n i ­festó u n fervor independent ista y se mantuvo al margen de l conf l i c to , pero sus simpatías estaban dir igidas al m a n t e n i m i e n t o de Chechenia dentro de Rusia, con la pos ib i l idad de u n régimen de autonomía, y a la solución ne­gociada de l conf l icto .

D u r a n t e la campaña electoral presidencial rusa, el caso checheno, j u n ­t o con la crisis económica , se convirtió en el talón de Aqui les de l p r o g r a m a de Yeltsin, q u i e n tuvo que realizar numerosas maniobras para evitar que es­ta cuestión se convir t iera en el centro de los ataques de la oposición y de l cuest ionamiento de l electorado ruso a su gestión.

E l presidente ruso, en su lucha p o r la reelección como je fe de Estado en j u n i o de 1996, cambia su estrategia de fuerza hacia el d i ferendo e in tenta presentarse como pacificador de u n conf l icto que desde el p r i n c i p i o había ayudado a agudizar. Luego de resultar reelecto presidente de Rusia, Yeltsin desaparece prácticamente de l escenario político por varios meses a causa de sus problemas de salud y la cuestión chechena se mant iene sin solución.

E n agosto de 1996, los rebeldes chechenos contro laban 9 0 % del t e r r i ­t o r i o de la república y se alzaban como los relativos vencedores en el con­flicto que ha ten ido tan altos costos humanos , políticos, materiales y m o r a ­les para el K r e m l i n , y luego de que en los ocho meses anteriores el t e r r i t o r i o checheno había sido gobernado n o m i n a l m e n t e por autoridades chechenas promoscovitas.

Sin lugar a dudas, el acuerdo de paz firmado en agosto de 1996 7 p o r el

7 Dicho acuerdo estableció la rápida retirada de las tropas rusas de la capital chechena y

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secretario de l Consejo de Seguridad ruso, A lexander Lebed , y e l jefe de l Estado Mayor checheno, As lam Masjadov, fue el más i m p o r t a n t e alcanzado desde que se in i c iara el conf l i c to (El Universal, 23 de agosto de 1996, p. I ) 9 . L o más trascendental de l cuestionado tratado de paz fue sin d u d a la acep­tación por la parte chechena de p r o r r o g a r por c inco años la pos ib i l idad de alcanzar su independenc ia p lena, y el hecho de que se haya aceptado esta condic ión en momentos en que el conf l ic to se desenvolvía m u y favorable­mente para las fuerzas separatistas fue ventajoso para el K r e m l i n . Sin em­bargo, este acuerdo fue objeto de severas críticas p o r parte de l Parlamento y gob ierno rusos, que llegó incluso a p o n e r en d u d a su l e g i t i m i d a d al alegar que equivalía a a d m i t i r la derro ta de Moscú en Chechenia. E n una in ter ­vención de l m i n i s t r o de l I n t e r i o r de Rusia, A n a t o l i Kul ikov , ante el Parla­m e n t o , el acuerdo fue calificado de "alta traición" (El Universal, 4 de octu­bre de 1996, p. 2 ) .

También el ex premier Víctor C h e r n o m i r d i n , el alcalde de Moscú, Yu-r i Luzhkov , e l presidente de l Part ido Comunista , Guennad i Zyuganov, y el presidente de l Part ido Nac ional Demócrata, V l a d i m i r Zh i r inovsk i , crit ica­r o n re i teradamente el acuerdo de paz de Lebed p o r considerarlo una con­cesión en d e t r i m e n t o de la i n t e g r i d a d t e r r i t o r i a l de la Federación Rusa. Consecuentemente, el Consejo del la Federación aprobó el 9 de octubre de 1996 la declaración que considera como inadmis ib le la separación de Che­chenia de Rusia (El Universal, 3, 4 y 15 de octubre de 1996; Excélsior, 8 de oc­tubre de 1996, p. 2 ) . E n todas estas posturas críticas y opuestas al acuerdo de paz y a la figura de Lebed estaba presente el factor político y la lucha por el poder que desde ese m o m e n t o adquiría matices severos ante la posible r enunc ia de l recién reelecto presidente ruso p o r problemas de salud. L a fi­gura de L e b e d contaba en ese m o m e n t o con m u c h o respaldo entre buena parte de la ciudadanía rusa —quedó en tercer lugar en la p r i m e r a vuelta de las elecciones de j u n i o de 1996— y era necesario cambiar esta situación.

E l 3 de octubre de 1996 fue firmado u n nuevo acuerdo que determinó las atribuciones de u n a comisión b i l a t e r a l 1 0 que sería creada para regular el proceso de paz, aunque n o se logró concretar ningún acuerdo sobre la for -

la creación de un gobierno de coalición con la participación de los separatistas chechenos; se pospuso hasta fines del año 2000 la definición del estatuto político de la república, con la po­sibilidad de convocar para esa fecha un referéndum.

8 Lebed ha participado en otras negociaciones de paz en Azerbaidzhán, Georgia y Dniés­ter, república moldava separatista en la que encabezó el decimocuarto ejército ruso.

9 Solamente en el transcurso de 1996 fueron rubricados cuatro pactos de paz entre Mos­cú y la cúpula separatista chechena.

1 0 L a Comisión tendría dos copresidentes y su objetivo principal sería el control de los fondos para la reconstrucción de la economía chechena.

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mación de u n gob ierno checheno de coalición, a pesar de que ambas par­tes habían re i terado en las últimas semanas su intención de dar este paso (El Universal, 6 de septiembre y 4 de octubre de 1996).

C o n la destitución de Lebed como je fe de l Consejo de Seguridad de Rusia se c o n f i r m a r o n los rumores respecto de la lucha p o r el poder que se llevaba a cabo en el K r e m l i n y, lo que es peor aún, respecto de l caos y crisis política que podría tener repercusiones en el caso checheno.

E n u n a reunión del Consejo de Defensa checheno, celebrada el 14 de octubre , fue tomada la decisión de convocar a las elecciones para los órga­nos locales para el mes de enero de 1997, y fue aprobada la composición del gob ierno de coalición. La reacción de l Parlamento ruso fue tajante al ma­nifestar que la "república separatista debe cont inuar siendo parte de Ru­s ia " . 1 1 Esta posición se mant iene invariable hasta el m o m e n t o actual.

Las elecciones presidenciales en Chechenia resultaron contrarias a lo pred icho ; n o se incurrió en el caos y Masjadov ganó con relativa c omod i ­dad, y fue j u r a d o e instalado en Grozny. Los otros candidatos presidencia­les, e l ex presidente Z e l i m k h a n Yandarbiyev y el líder g u e r r i l l e r o y coman­dante m i l i t a r Shami l Basayev, dec id i e ron retirarse de la política, lo que le dejó ampl io margen de poder al clan de Masjadov.

E n el mes de mayo de 1997, finalmente fue firmado u n acuerdo f o r m a l de paz entre las dos partes, en el cual Rusia f lexibi l izaba su t rad ic iona l posi­ción con respecto a Chechenia, pero sin l legar a reconocer su independen ­cia p lena y to ta l como reclamaban los chechenos. Sin embargo, el hecho de que el K r e m l i n le concediera mayor autonomía a la región y estableciera u n plazo de c inco años para analizar la pos ib i l idad de la separación jurídica de l t e r r i t o r i o con relación a Rusia fue considerado p o r muchos como u n avan­ce en el marco de las negociaciones. Realmente estas actitudes de Moscú no eran más que tácticas políticas destinadas a re t i rar la atención de l conf l ic to checheno en momentos en que el desgaste de la d i r igenc ia rusa comenza­ba a hacerse más visible. Ese compromiso a largo plazo es más b i en u n a pos­posición de l conf l i c to en su aspecto medular .

E l 18 de agosto de 1997, Yeltsin y el presidente Masjadov ce lebraron su p r i m e r encuentro of ic ial y acordaron la creación de u n a comisión c o n j u n ­ta para establecer u n tratado que tomara en cuenta el carácter de las f u t u ­ras relaciones bilaterales. E l menc ionado acuerdo estableció u n a nueva era en las relaciones ruso-chechenas.

1 1 En las elecciones efectuadas en Chechenia el 27 de enero de 1997 resultó electo presi­dente Masjadov —jefe del Estado Mayor de los rebeldes chechenos y estratega de la victoria mi­litar frente a las tropas rusas—, con 59.3% de los sufragios depositados {Excélsior, 3 de febrero de 1997, p. 3).

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C O N C L U S I O N E S

Es evidente que los chechenos poseen u n a extensa ho ja de servicios en fa­vor de la autonomía y que los factores que po tenc iaron u n nacional ismo ant i r ruso en Chechenia t i enen fuertes raíces históricas que datan de siglos.

Para muchos analistas, con la exacerbación de las riñas políticas e n el K r e m l i n , e l avanzado estado de descomposic ión que se evidencia en la g ran política rusa, la aguda crisis económica , financiera, social y m o r a l de las fuerzas armadas y la forzada dimisión de l artífice de la paz chechena Lebed, es de esperar que este proceso de paz que i lusor iamente se había logrado in i c ia r n o se pueda llevar hasta sus últimas consecuencias, habida cuenta de la fuerte oposic ión que existe en las altas esferas de l Poder Legislativo y Eje­cutivo rusos a la necesaria e inevitable flexibilización de l K r e m l i n en este asunto. E l gob ierno ruso insiste en que cualquier solución al conf l ic to debe o c u r r i r d e n t r o de l marco de la Constitución rusa, o sea, que Chechenia de­be permanecer d e n t r o de la Federación.

Los líderes chechenos h a n comenzado a considerar esta opc ión , misma que se presenta como obl igator ia desde el p u n t o de vista ruso, a condic ión de que finalice la guerra , se logre u n proceso de paz y u n a recuperación de la economía . De hecho se piensa en u n a independenc ia parc ia l , en la que Chechenia tenga autonomía de gob ierno y disponga de cierta asistencia y colaboración económica de Moscú. Ac tua lmente esta protección económica es u n a ironía, dada la situación de crisis en los mercados financieros y la ma-croeconomía rusa.

Según datos br indados p o r organizaciones de derechos humanos , co­m o resultado de l conf l i c to cerca de 500 m i l personas h a n quedado sin te­cho y 230 m i l , de u n a población to ta l de 1.3 mi l lones , h a n e m i g r a d o . 1 2

Existen sólo dos cuestiones en que los más diversos sectores políticos, desde los comunistas hasta los nacionalistas y reformistas, concuerdan casi unánimemente: el rechazo a la ampliación hacia el este de la O T A N y la ne­gativa a conceder p lena soberanía e independenc ia a Chechenia. Por su parte , los chechenos m a n t i e n e n como su máxima aspiración la indepen ­dencia política y económica de su t e r r i t o r i o .

Es evidente que Rusia, ahora menos que nunca , está en disposición de aceptar u n a independenc ia def in i t iva y jus ta para Chechenia, pues están en j u e g o intereses geopolíticos y económicos , amén de l factor estratégico y de negociación con Occidente en que se h a convert ido este conf l i c to , ante la

1 2 Diane Rozen, U.S. Must Do More for Chechenya, 1999, Chechen Republic Online (arti­cles) , http://www. amina. com/'article/usmustjmore. html.

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pos ib i l idad que el Par lamento ruso n o rat i f ique el S T A R T I I y ante la a m ­pliación hacia e l este de la O T A N , que fuera aprobada en el verano de 1997, a pesar de la resistencia de l K r e m l i n . C o n el reciente ataque de la O T A N a Serbia, a raíz d e l conf l i c to de Kosovo y la posición adoptada p o r los nuevos miembros de la organización —fundamenta lmente e l caso de Hungría, que se opone al paso p o r su t e r r i t o r i o de convoyes rusos y bielorrusos con ayu­da h u m a n i t a r i a para Serbia—, ha quedado claro para Rusia que e l mayor e r ro r en su política exter ior en los últimos años lo constituyó el pobre po ­der negociador que manifestara en estos asuntos de la ampliación de la O T A N hacia el este.

Por o t ra parte , también es c ierto que el consent imiento ruso para la se­paración podría provocar u n a serie de declaraciones de secesión en otras regiones de la Federación que pondrían fin a la ya de p o r sí frágil u n i d a d es­tratégica y t e r r i t o r i a l rusa. L a reciente postura de l K r e m l i n , de apoyo i n ­cond ic iona l a Serbia en la guerra de Kosovo, constata el rechazo de Moscú a los separatismos.

L a permanente situación de tensión, caos político y crisis económica en Chechenia puede c o n t r i b u i r a radicalizar los sentimientos islámicos que hasta el m o m e n t o se calif ican de moderados, incluso después de la instau­ración de la sharia. E l fundamenta l i smo islámico puede ganar posiciones en este t e r r i t o r i o ruso, habida cuenta de su cercanía con respecto a países co­m o Turquía, Irán o Azerbaidzhán. Si b i e n para muchos chechenos la gue­r r a n o t iene matices religiosos sino políticos, al ser su p r i n c i p a l objetivo e l de la independenc ia p lena de Rusia, e l factor religioso permanece latente en la base de la sociedad chechena y para algunas organizaciones comien ­za a tener u n a mayor impor tanc ia .

A pesar de los acuerdos de paz negociados entre Rusia y Chechenia, la rea l idad es que en el conf l icto n i n g u n a de las partes parece satisfacer las de­mandas de la o t r a e incluso en la cúpula d i r igente rusa n o se h a logrado u n consenso en relación con el d i f e rendo que, más que t e r r i t o r i a l , étnico, r e l i ­gioso o e c o n ó m i c o , ya se va conv i r t i endo en u n conf l i c to de carácter políti­co que ha provocado el desgaste pau la t ino y la pérdida de c red ib i l i dad d e l gob ierno de Yeltsin, que n o ha p o d i d o c u m p l i r sus promesas electorales a este respecto. Más aún, está pend iente de discusión y aprobación u n a p r o ­puesta hecha en la D u m a , p o r parte de la mayoría opositora, en el sentido de realizar u n j u i c i o político a Yeltsin p o r los serios errores cometidos durante su gob ierno , entre los que destaca precisamente la guerra a Che­chenia, p o r su número de víctimas y su elevado costo e c o n ó m i c o para las finanzas de l K r e m l i n . También los costos de la reconstrucción ( industr ia pe­t ro lera , sistemas de energía, vías férreas y comunicaciones) representarán u n a i m p o r t a n t e erogación monetar ia para Rusia y su pueblo .

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L a guerra en Chechenia ha significado la r u p t u r a de f in i t iva de Yeltsin con las formaciones liberales y democráticas que lo l levaran al poder. Asi ­m i s m o , el pobre papel de l ejército ruso en este conf l i c to ha puesto en evi­dencia sus carencias y dificultades económicas y de organización. L a opinión pública se ha ensañado precisamente contra el ejército, cuyas fracasadas operaciones en Chechenia l o c onv i r t i e ron en u n ejército impopu lar . Esta c ircunstancia trajo también divisiones en la cúpula m i l i t a r rusa, al cuestio­narse la decisión de in terven i r en el p r o p i o t e r r i t o r i o nac ional , lo que n o es­taba estipulado d e n t r o de las tareas de l ejército.

E l p r i n c i p a l mot ivo del d i ferendo —la p lena independenc ia chechena— continúa sin atacarse, y el conf l i c to ha resurgido con especial tenacidad a p a r t i r de septiembre de 1999, con las incursiones armadas y bombardeos rusos en la zona. Si b i en Chechenia n o logra su p lena independenc ia de la Federación, sí se ha convertido en u n terr i tor io ingobernable para el K r e m l i n .

E n la actual idad podemos constatar que la reacción de la sociedad r u ­sa ante la nueva incursión de sus tropas en esta región caucásica ha variado; ahora se muestra favorable y la respalda ampl iamente , a di ferencia de lo o c u r r i d o en la guerra de 1994-1996. Según las encuestas más recientes rea­lizadas en Rusia, 5 3 % de los ciudadanos se mani festaron a favor de la i n ­dependenc ia de Chechenia a med iano plazo, pero la inmensa mayoría se inclinó p o r u n a intervención armada inmed ia ta en el t e r r i t o r i o checheno. Sin embargo, este cambio de la ciudadanía rusa con respecto al papel de su ejército en el conf l ic to no i m p l i c a u n apoyo al gob ierno de Yeltsin.

E l r e p e n t i n o y mayor i tar io apoyo a los recientes ataques armados de l ejército ruso contra los insurgentes chechenos ha estado mot ivado en bue­na m e d i d a p o r el t emor a los actos terroristas que se h a n sucedido en Mos­cú y otras ciudades rusas en las últimas semanas. 1 3 Existe preocupación p o r que estas manifestaciones continúen llevándose a cabo en el país, l o cual ha convert ido este conf l ic to en u n asunto que rec lama la atención de toda la ciudadanía rusa, u n asunto que p o r p r i m e r a vez rebasa las fronteras de l Cáucaso y l lega hasta la p r o p i a capital de Rusia. De igual f o r m a , los rec ien­tes acontecimientos en la vecina Daguestán y en la república de A r m e n i a h a n provocado i n q u i e t u d no sólo en el K r e m l i n , sino también en la opinión pública rusa. E l terror i smo y la inestabi l idad se expanden p o r el Cáucaso y algunos analistas comienzan a referirse a esta conf l i c t iva región como el Ulster ruso.

E l Occ idente se mant iene cauteloso y distante, si b i en la cancillería ale­m a n a ha comenzado a manifestar u n a ac t i tud más crítica hacia la última i n -

1 3 E n el pasado mes de septiembre murieron 293 personas a causa de los ataques terro­ristas atribuidos a los rebeldes chechenos.

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ENE-MAR 2000 E L C O N F L I C T O E N C H E C H E N I A 141

tervención de Rusia en Chechenia. E n general , tanto la Casa Blanca —en la reciente C u m b r e de Oslo, el presidente C l i n t o n volvió a señalar que el con­flicto era considerado p o r su país u n asunto i n t e r n o de Rusia— como la Unión Europea conservan su discreción ante el resurg imiento de l d i feren-do, l o cual contrasta con sus posturas f rente al conf l i c to de Kosovo.

E n la cumbre de la Unión Europea y Rusia efectuada el pasado 21 de septiembre, se constató que a los países de la c o m u n i d a d europea les preo­cupa más el vacío de poder que se observa en el panorama político de R u ­sia, en vísperas de las elecciones legislativas de octubre , que la situación en Chechenia. E n el mes de agosto, el presidente Yeltsin había vuelto a desti­t u i r a su p r i m e r m i n i s t r o y n o m b r a d o en su lugar a u n personaje contro ­vert ido , al cual in tenta promover como su sucesor: V l a d i m i r P u t i n .

Evidentemente Chechenia no es Kosovo, Rusia no es Yugoslavia y Boris Yeltsin n o es Slobodan Milosevic. N o hay amenazas n i sanciones p o r parte de Occ idente hacia Rusia. U n a vez más Occidente t oma p a r t i d o p o r el des­gastado Yeltsin en vísperas de las elecciones parlamentarias , y de las presi­denciales de l próx imo año. Se repite la h is tor ia de 1996.

E l caso checheno también demuestra que Rusia, al igual que la Unión Soviética en el pasado, n o abandona sus aspiraciones de gran potenc ia y de c o n t r o l y d o m i n i o de su per i fer ia .

B I B L I O G R A F Í A

Colarusso, J o h n (1995) : "Chechenya: the W a r w i t h o u t W i n n e r s , " Current History, oc­t u b r e , p p . 329-336.

Conquest, Robert (1963): Rusia vista con sentido común, México , E d i t o r i a l F. Tri l las , S.A. D o n i n i , G i o v a n n i (1994) : "Cecenia: nac i ona l i smo , g u e r r a de r e l i g i o n e o scontro d i

potere?" , Política Internazionale, o c tubre -d i c i embre , p p . 37-46. L a r a , Belén (1995) : "Chechenia , la g u e r r a continúa" , Política Exterior, j u n i o - j u l i o ,

p p . 197-202.

H E M E R O G R A F Í A

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to de 1996, p p . 1-2. " T o t a l respaldo de Boris Yeltsin al acuerdo de paz ruso-checheno" , 4 de sept iembre

de 1996, p p . 1,4. "Acusaciones recíprocas entre rusos y chechenos" , 6 de sept iembre de 1996, p. 1.

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"Aceptarían chechenos una integración con Rusia: A. Masjadov", 14 de septiembre de 1996, p. 2.

"Inauguran sesión de otoño de la Duma; censuran el vacío de poder en Rusia", 3 de octubre de 1996, p. 2.

"Firmaron en Moscú un acuerdo para reforzar la pacificación en Chechenia", 4 de octubre de 1996, p. 2.

"Chechenia no se independizará de Rusia, ratifican parlamentarios", 9 de octubre de 1996, p. 2.

"Critican los legisladores rusos a Lebed por la situación chechena", 15 de octubre de 1996, p. 2.

"Convocan rebeldes chechenos a comicios, para enero próximo", 16 de octubre de 1996, p. 2.

El Financiero: "Chechenia, talón de Aquiles de Yeltsin rumbo a la reelección", 11 de mayo de 1996,

p. 31.

Excélsior : "Durante 15 meses de guerra han muerto 2134 soldados rusos: V. Barinkin", 16 de

marzo de1996. "Sufren tropas rusas 100 bajas en reciente ofensiva chechena", 10 de agosto de 1996. "Impediremos la secesión de Chechenia: la integridad territorial no se regatea: Ru­

sia", 9 de octubre de 1996. "Lebed, el político más confiable para los moscovitas", 11 de octubre de 1996, pp. 3,17. "Dirigentes chechenos convocan a comicios para enero", 16 de octubre de 1996.

I N T E R N E T

http://www. amina. com/article/religwar. html http://www. amina. com/article/religjroot. html http://www. amina. com/article/wahabism. html http://www. amina. com/article/chech_geno. html http://www. unpo. org/member/Chechnya/Chechnya, html http://www.peaceportal. com/unponetwork/chechen % 20republic % 20 chkeria/index, html