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EL CEREBRO INCONSCIENTE El cerebro gestiona el 90% de todo cuanto hacemos de una forma autónoma, sin que nos demos cuenta, tanto si estamos despiertos como dormidos… El Cerebro Consciente Nuestro cerebro está formado por el cerebro reptiliano, el mamífero y el humano… El encéfalo humano es el centro del sistema nervioso y está compuesto por el tallo cerebral, que controla los reflejos y las funciones básicas del cuerpo, como la presión sanguínea, el ritmo del corazón y la digestión. Cubriendo el tronco cerebral se encuentra el cerebro reptiliano, responsable de la agresividad, la territorialidad y las jerarquías sociales, la cual origina la tendencia a seguir ciegamente a líderes. A su alrededor se sitúa el cerebro emocional, o límbico, que gestiona los estados de ánimo, emociones, instintos sexuales, inquietudes o preocupación por los hijos. El tálamo filtra los estímulos dirigidos a la corteza cerebral y decide si son lo suficientemente importantes como para compartirlos con nosotros, o si terminan su camino, al considerarlos como triviales. Situado encima del tronco cerebral está el cerebelo que procesa la información que recibe del tronco cerebral y de la corteza motora para coordinar todos los movimientos. El cerebro, la parte más grande del encéfalo, está dividido en dos hemisferios (derecho e izquierdo), que se subdividen en una serie de lóbulos, y ejecuta las funciones de alto nivel como el pensamiento abstracto. La parte derecha del cerebro controla el lado izquierdo del cuerpo y la parte izquierda controla el lado derecho del cuerpo. La sustancia gris forma la llamada corteza cerebral, responsable del cerebro consciente, tiene entre 2 y 3 milímetros de espesor. Es el núcleo de la memoria e imaginación, así como de los procesos del pensamiento (hablar, oír, olfatear, ver). Esta delgada capa contiene unos 10.000 millones de neuronas, con cerca de 50 trillones de sinapsis (uniones entre neuronas). Los lóbulos frontales del cerebro, su parte más evolucionada y genuinamente humana, tienen a su cargo varias funciones como prestar atención, coordinar la información, solicitar recursos y planificar actividades. Es la función

El cerebro inconsciente

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Page 1: El cerebro inconsciente

EL CEREBRO INCONSCIENTEEl cerebro gestiona el 90% de todo cuanto hacemos de una forma autónoma, sin que nos demos cuenta, tanto si estamos despiertos como dormidos…

El Cerebro Consciente

Nuestro cerebro está formado por el cerebro reptiliano, el mamífero y el humano…

El encéfalo humano es el centro del sistema nervioso y está compuesto por el tallo cerebral, que controla

los reflejos y las funciones básicas del cuerpo, como la presión sanguínea, el ritmo del corazón y la

digestión. Cubriendo el tronco cerebral se encuentra el cerebro reptiliano, responsable de la agresividad,

la territorialidad y las jerarquías sociales, la cual origina la tendencia a seguir ciegamente a líderes. A su

alrededor se sitúa el cerebro emocional, o límbico, que gestiona los estados de ánimo, emociones,

instintos sexuales, inquietudes o preocupación por los hijos. El tálamo filtra los estímulos dirigidos a la

corteza cerebral y decide si son lo suficientemente importantes como para compartirlos con nosotros, o si

terminan su camino, al considerarlos como triviales.

Situado encima del tronco cerebral está el cerebelo que procesa la información que recibe del tronco

cerebral y de la corteza motora para coordinar todos los movimientos. El cerebro, la parte más grande del

encéfalo, está dividido en dos hemisferios (derecho e izquierdo), que se subdividen en una serie de

lóbulos, y ejecuta las funciones de alto nivel como el pensamiento abstracto. La parte derecha del cerebro

controla el lado izquierdo del cuerpo y la parte izquierda controla el lado derecho del cuerpo. La sustancia

gris forma la llamada corteza cerebral, responsable del cerebro consciente, tiene entre 2 y 3 milímetros de

espesor. Es el núcleo de la memoria e imaginación, así como de los procesos del pensamiento (hablar,

oír, olfatear, ver). Esta delgada capa contiene unos 10.000 millones de neuronas, con cerca de 50 trillones

de sinapsis (uniones entre neuronas).

Los lóbulos frontales del cerebro, su parte más evolucionada y genuinamente humana, tienen a su cargo

varias funciones como prestar atención, coordinar la información, solicitar recursos y planificar

actividades. Es la función ejecutiva del cerebro. Además está dedicada a la multitarea, o la capacidad de

hacer varias cosas a la vez. No podemos realizar dos tareas simultáneas si estas son muy demandantes

cognitivamente. En su lugar cambiamos de una tarea a otra, pero esto conlleva un gasto adicional de

recursos, y supone un 40% de reducción en el rendimiento. Andar, chatear o ver la televisión son tareas

que no demandan muchos recursos cognitivos al contrario que realizar cálculos mentales.

Se estima que el cerebro humano contiene casi 100.000 millones de neuronas, que colocadas en línea

medirían 1.000 kilómetros, siendo el número de conexiones entre las neuronas y la corteza comparable

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con el contenido de información del cerebro humano,en torno a los 100 trillones de unidades de

información o bits.

El cerebro InconscienteSorprendentemente, el cerebro gestiona el 90% de todo cuanto hacemos de una forma autónoma, sin que

nos demos cuenta, tanto si estamos despiertos como dormidos, ya que ello supone un gasto mucho

menor de energía. Nuestro cerebro continuamente hace predicciones del futuro en base a las

experiencias que ha vivido previamente, minimizando así el gasto de recursos, ya que en la mayoría de

los casos funciona. Acciones rutinarias como lavarse los dientes son realizadas de una forma

inconsciente. Solo las acciones nuevas o que requieren de una atención extra activan la consciencia, ya

que solo nos podemos ocupar de cuatro unidades de información simultáneamente.Documental “El cerebro inconsciente”

Cuando prestamos atención a una tarea, perdemos una gran parte del mundo que nos rodea. Nuestro

cerebro lo recrea en base a los datos que de él ha recibido previamente, al ser capaz de analizar

simultáneamente 200.000 veces más datos que la mente consciente. Simultáneamente percibimos 11

millones de unidades de información, o bits, que proceden de los sentidos y de la piel. La conciencia tan

solo maneja como máximo 40 bits.

El 99% de lo que vemos se proyecta desde el cerebro, solo el 1% procede de los sentidos. Aunque

creemos que percibimos el mundo instantáneamente, en realizad vivimos en el pasado, porque lo que

percibimos conscientemente ha pasado al menos un tercio de segundo antes. Esta es la base de los

conocidos “deja vu”.

En cada instante, nuestro ojo solo percibe un grado de ángulo visual, es decir, un área equivalente al

tamaño de la uña del dedo pulgar cuando el brazo está estirado. Este hecho es utilizado por los magos a

la hora de realizar sus trucos. Otro hecho que también utilizan es que nuestro cerebro solo se fija en el

punto inicial y final cuando percibe movimientos rectilíneos. Sin embargo, cuando son circulares, presta

atención a todo el recorrido. La neuromagia estudia de un modo científico los trucos realizados por magos

e ilusionistas para ayudar a una mayor comprensión de los procesos neuronales del ser humano.

En el aprendizaje requerimos de toda nuestra atención, trabajando nuestro consciente. Es por ello que

seamos más torpes y que nos suponga un mayor esfuerzo. El cerebro inconsciente se hace cargo de

tareas rutinarias a medida que repetimos las mismas en el proceso de aprendizaje, reduciendo así el

esfuerzo que supondría realizarlas conscientemente. Con los cambios, la mente pasa al razonamiento,

que nos vuelve más flexibles pero más lentos.

El pago con tarjeta inhibe el sistema de alarma de nuestro cerebro consciente…

Una exposición menor a un milisegundo de un rostro es suficiente para que nuestro cerebro inconsciente

determine en solo un vistazo si es fiable, atractivo, competente. Esto es así porque el lóbulo temporal

derecho se encarga de interpretar los rostros basándose en experiencias previas. El cerebro también

tiene una pequeña parte destinada a interpretar objetos. En el caso de los autistas, utilizan este espacio al

ver una cara, de ahí la carencia de sentimientos.

Cuando conocemos a una persona, el 90% del lenguaje es no verbal, siendo nuestro cerebro inconsciente

el que determina si es apropiada para nosotros. Calcula la simetría de su rostro, la relación de sus

proporciones corporales y su olor, para determinar si nuestros sistemas inmunes son compatibles.

También calcula el grado de similitud que compartimos, ya que tendemos a enamorarnos de personas

con la misma anchura de nariz, similar inteligencia y que realice gestos similares. Además, al hablar

sincronizamos el ritmo respiratorio y nuestro inconsciente nos inunda con hormonas que nublan nuestro

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juicio y nos vuelven adictos. Los hombres se enamoran antes y de una forma más definitiva. Quizás

pueda deberse a que el gasto energético para engendrar un hijo, en cada caso, es diferente: calentar una

taza de agua para un hombre, correr dos maratones para una mujer. De ahí, que la mujer tenga que

seleccionar más cuidadosamente la pareja con la que quiere concebir su progenie…

Gestación de AnimalesEn el reino animal, el periodo de gestación varía como consecuencia de la especie, el clima, la alimentación y otros factores dependientes de la estrategia evolutiva…

Gestación en MamíferosEl periodo de gestación es diferente para cada especie animal. En el caso de los mamíferos el tiempo

depende del grado de interconexión entre los tejidos de la madre y del feto. Cuanto mayor es éste, menor

es el periodo de gestación al desarrollarse con mayor rapidez el feto. En el caso de la gestación del ser

humano, la estructura de la placenta no es tan compleja, de ahí que el periodo sea más largo en

comparación con otros mamíferos del mismo tamaño.

Todas las hembras de mamíferos desarrollan placentas cuando conciben, ya que es el sistema de apoyo

vital del embrión. La placenta conecta el feto en desarrollo con la pared del útero para permitir la recogida

de nutrientes, la eliminación de residuos y el intercambio de gases (oxígeno y dióxido de carbono) a

través del suministro sanguíneo de la madre.

La placenta en algunos mamíferos está muy replegada que conlleva una mayor superficie. De esta forma,

aumenta la tasa en la que los nutrientes pasan de la madre al hijo y con ello el desarrollo más rápido del

feto y un embarazo más corto.

En la siguiente tabla se muestra el periodo de gestación de algunos mamíferos. En todas ellas puede

haber unos pocos días de variación, dependiendo de la raza, el clima, la alimentación y otros factores.

 

Hámster 18 Chimpancé 255

 

Ratón 20 Gorila 258

 

Rata 22 – 24 Armadillo 260

 

Conejo 28 – 36 Orangután 260

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Perro 58 – 62 Humano 266 días desde

fecundación o 280 días

desde última

menstruación

 

Gato 57 – 63 Delfín 270 – 360

 

Guepardo 90 Vaca 283

 

Pantera 92 Ballena azul 300 – 330

 

Leopardo 92 Orca 300 – 360

 

León 108 Burro 330

 

Tigre 110 Caballo 335 – 345

 

Cerdo 112 – 116 León marino 350

 

Foca 132 Ballena franca 360

 

Oveja 147 – 153 Narval 459

 

Cabra 147 – 153 Jirafa 460

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Ciervo 168 Rinoceronte 490

 

Oso 210 Elefante 600 (asiático) -

660 (africano)

Periodo de gestación en días de otros animales:

 

Gallina 21 (incubación)

 

Avestruz 42 – 49

(incubación)

 

 

Pitón 27 – 35

 

Cocodrilo 90 (incubación)

 

 

Pato 32 (incubación)

 

Anaconda 210

 

 

Koala 34 días de

concepción y 210

días en el marsupio 

Tortuga

marina

240 – 270

(incubación)

 

 

Cisne 35 (incubación)

 

Tiburón toro 360

 

 

Serpiente de

cascabel

35 – 108

 

Tiburón

blanco

420 – 540

 

 

Canguro 40 días de

concepción y 200

días en el marsupio 

Gusano

Terciopelo

450

 

 

Águila 42 – 49 (incubación)

 

Tiburón

ballena

450 – 540

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NutrigenómicaGracias a una nutrición personalizada basada en nuestro genoma, enfermedades que padecemos por una alimentación inadecuada, tienen los días contados…

Genoma Humano

La dieta que ingerimos influye en cada persona de una forma diferente por nuestra distinta

genética…

El ser humano está compuesto por 50 trillones células, las unidades fundamentales de la vida. En su

interior se encuentra el núcleo donde se localiza el material genético en forma de ácido

desoxirribonucleico (ADN), que constituyen las 23 parejas de cromosomas de la especie humana. El ADN

de los cromosomas es el soporte físico de los genes, las unidades de almacenamiento de información

genética o herencia, que permiten la reproducción, al transmitir esta información a la descendencia.

Al igual que con un alfabeto podemos formar distintas palabras, con las cuatro bases del ADN (Guanina,

Citosina, Adenina y Timina) se constituyen los 20.500 genes que se estima forman el genoma humano

(genotipo), determinando así todos los caracteres hereditarios de nuestro organismo. Cada par de genes

que determina uno o varios caracteres (color de los ojos, longitud de los dedos, predisposición a una

enfermedad) se define genotipo.

Los seres humanos compartimos el 99’9% de los genes. El 0,1% restante es el responsable de nuestras

diferencias y de determinar entre otras cosas, quienes son propensos a la diabetes o a la esquizofrenia.

El entorno también debe tenerse en cuenta ya que su influencia en el genotipo se expresa en el fenotipo,

con rasgos, tanto físicos como conductuales. Por ejemplo, una dieta precaria de la madre en el periodo de

gestación provocará la predisposición de su hijo a padecer ciertas enfermedades. Todos estos factores no

genéticos son estudiados por la epigenética.

NutrigenómicaLos avances en genómica han demostrado que los alimentos poseen ciertas sustancias capaces de

activar los genes que provocan enfermedades hereditarias en las poblaciones. La nutrigenómica, o

genómica nutricional, estudia la respuesta de los humanos a los componentes de dichos alimentos para

proporcionar dietas apropiadas a cada genotipo. De esta forma, se pueden prescribir dietas genéticas

basadas en nuestras predisposiciones y variantes genéticas, y en su interacción con los nutrientes, que

encajen perfectamente con nuestro metabolismo en cada momento.

Bajo ciertas circunstancias y en algunos individuos, la dieta puede ser un factor de riesgo para el

desarrollo de enfermedades. Las alteraciones del comportamiento como la depresión o la falta de

concentración están asociadas a la poca ingesta de omega 3 en la dieta, que se encuentra principalmente

en los pescados. Esto se debe a que este ácido graso facilita la transmisión de impulsos eléctricos entre

las neuronas.

La dieta del ADN. Redes…

Nutrición Personalizada

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Nuestras células se alimentan constantemente con 114 nutrientes diferentes. Si en la dieta no los

incluimos, nuestro organismo lo cogerá del propio cuerpo, ya que lo necesitan para llevar a cabo sus

funciones específicas. Una dieta pobre en calcio propiciará que nuestro cuerpo lo coja de los huesos,

propiciando su descalcificación y con ello la osteoporosis.

Al ingerir hidratos de carbonos, nuestro organismo los transforma en azúcar, el combustible de nuestro

cuerpo. Si la ingesta es excesiva, parte es almacenado en forma de grasas y el páncreas produce insulina

para contrarrestar el exceso de azúcar en el torrente sanguíneo. De esta forma, el nivel de azúcar

desciende por debajo del nivel normal, con lo que nuestro estómago exige, nuevamente, la ingesta de

carbohidratos u otro tipo de azúcares. El consumo de energía en el desarrollo de las funciones propias del

organismo está regulado por el metabolismo, que es distinto para cada persona. El 30% de los obesos

carecen de un gen capaz de metabolizar correctamente las grasas, de ahí que con una misma dieta una

persona pueda engordar y otra no.

Los hábitos alimentarios cambian constantemente. Sin embargo, nuestro genoma humano apenas ha

cambiado en los últimos 10.000 años. Gracias a la nutrigenómica, las dietas se acercarán a las

necesidades específicas de cada individuo, al tener en cuenta su genoma…

Bob Avakian

Marxismo como ciencia—Refutar a Karl Popper

En oposición al materialismo mecanicista, el idealismo y la religiosidad

Además de romper con todas las expresiones de las tendencias religiosas, dentro del movimiento comunista mismo así como en general, es necesario dar un salto más allá y romper con un claro legado del movimiento comunista internacional en cuanto a las tendencias (que todavía existen y ejercen una influencia considerable) hacia el pragmatismo y el empiricismo, a la reificación del proletariado y la reificación del socialismo (o el proceso de la transformación socialista de la sociedad y el avance hacia el comunismo), como si fuera un proceso con tendencias religiosas, una especie de proceso teleológico que se dirige hacia un fin predeterminado (lo que Bill Martin llama “inevitable-ismo”1). Estos puntos de vista y enfoques, junto con el reduccionismo y el positivismo —y la tendencia al materialismo mecanicista y el determinismo en general— conducen a reducir a todo a las dimensiones más inmediatas y estrechas y a portarse como si las cosas que suceden tenían que suceder, y/o que las determina una progresión lineal de causas (o causas aparentes), sin que se den saltos y cambios cualitativos de un estado de materia a otro, y sin la interacción de diferentes niveles de materia en movimiento.

Hace tiempo había un programa de televisión —no duró mucho tiempo, solo fueron unos pocos episodios, pero no creo que se haya debido a su mala filosofía o mala ciencia— en el que Stanley Tucci hizo el papel de un neurocirujano y en una ocasión (en uno de los pocos episodios antes de que lo cancelaran) le dijo a otro médico: “El cerebro solo es un caja con alambres”. Bueno, ese es un ejemplo de lo que quiero decir con reduccionismo y positivismo. El cerebro es muchísimo más que eso, y el pensamiento humano abarca muchísimo más que una caja con alambres. Abarca muchísimo más de lo que hace una computadora, por ejemplo

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—abarca un proceso muchísimo más complicado, dentro del cerebro mismo, así como en la interacción entre el cerebro y el resto del cuerpo, y entre el cuerpo (o, mejor dicho, la persona) en su conjunto y el “mundo exterior”. El funcionamiento del cerebro humano y el pensamiento humano abarcan todo esto.

Estas tendencias hacia el positivismo y el reduccionismo son evidentes, claro está, no solo en los malos programas de televisión, ni tampoco solamente en algunas maneras de abordar la ciencia médica. Eso se ve todo el tiempo en el punto de vista y el método que usan las personas —entre ellas los comunistas— que reducen todo a los términos más estrechos, que buscan las causas en lo primero que se presente, sin buscar las dinámicas más profundas y el cuadro mayor— junto con mucho apriorismo e instrumentalismo (intentos de ajustar a la realidad a ideas preconcebidas y propósitos predeterminados).

Bueno, entre los comunistas existen estas tendencias, que acompañan a la religiosidad—y eso no cabe en lo que hacemos. Nuestra manera de abordar las cosas, de abordar todo, no es y no debe ser religiosa, sino científica. No estamos haciendo algo porque nos inventamos una visión bonita, para nosotros, de un “mundo ideal” y ahora, como dicen siempre los “antitotalitarios”, nos proponemos imponerles a todos, con la fuerza que sea necesaria, esa visión ideal utópica. Esa es una de las acusaciones clásicas que tienen en su arsenal contra los comunistas las fuerzas “antitotalitarias” —que tenemos esos planes y sueños utópicos que parecen buenos pero que no tienen ni cimientos ni base en la realidad, y que por eso cada vez más tenemos que recurrir a la coacción contra la misma gente en cuyo nombre proclamamos esa utopía, y que terminamos usando las medidas más horripilantes para tratar de imponer ese ideal utópico. Lo que nos proponemos hacer no es eso.

Lo que nos proponemos hacer, y los principios y métodos que eso implica, no son cuestión de apriorismo ni instrumentalismo—tenemos de antemano las respuestas a todo, y solo es cuestión de reconfigurar las cosas para que todos con los que estamos trabajando nos den las respuestas correctas cuando hagamos las preguntas correctas. En la medida en que existan tendencias en esa dirección, es algo con lo que tenemos que romper y que tenemos que erradicar. En un momento dado, tenemos que bregar con la realidad y con los cimientos más científicos que sean posibles. Y, en ese proceso, nos estamos relacionando con otras personas que están aplicando diferentes puntos de vista y enfoques y que lo hacen con diferentes objetivos. Su manera de pensar, sus objetivos, sus tendencias e ideas —algunos de los cuales podrían reflejar la realidad de una manera más acertada que la nuestra con respecto a ciertos fenómenos, por si acaso nos hayamos olvidado— también son parte de la realidad mayor con la que tenemos que bregar. Es necesario tener un enfoque científico hacia eso también. Necesitamos abordar todo con un enfoque sistemática, consecuente y cabalmente científico—y el punto de vista y método comunistas proveen los medios para hacer eso, si de veras los empuñamos y los aplicamos, y no los viciamos con ideas religiosas u otras nociones y enfoques idealistas o metafísicos en el plano filosófico.

Por eso me gusta la imagen, o la metáfora, de que somos un equipo de científicos—científicos empeñados en transformar el mundo de la manera más profunda. Nuestra esencia no es nada diferente a eso. Por tanto, tenemos que ser consecuente y cabalmente científicos, aun cuando nos estemos relacionando con gente que dista mucho de ser eso—o que en ocasiones o hasta cierto grado son científicos, pero que no lo son en el sentido más consecuente, sistemático o global.

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El hilo conductor de todo lo que he dicho hasta este punto es el hecho de que el marxismo/comunismo es una ciencia, un punto de vista y método científicos para comprender y, claro, para cambiar el mundo. Es una ciencia en oposición a un dogma y a la religiosidad—inclusive el dogma y la religiosidad disfrazados de ciencia. Como he dicho antes, no estamos hablando de la naturaleza o la historia con mayúsculas —con la Naturaleza y la Historia dotadas de voluntad y propósito— y este no es un gran proceso de la Naturaleza y la Historia que se está desenvolviendo hacia la meta inevitable del comunismo. Nos estamos relacionando con la realidad material en sus diversas formas, inclusive las relaciones humanas sociales. No hay ninguna voluntad que opera por medio de eso a no ser que sean los seres humanos con sus “voluntades” y su análisis. No es el desenvolvimiento de una teleología, no hay un fin predeterminado hacia el cual todo procede de manera predeterminada. Y el hecho es que, además de todo lo demás que es incorrecto con respecto a eso, reemplazar la ciencia y la lucha continua para comprender de una manera cada vez más científica y sistemática y de aplicar el método y el enfoque científicos —reemplazar eso con lo que viene a ser religiosidad, terminará, tarde o temprano, y por lo general más temprano que tarde, en la “pérdida de la fe”— en el fenómeno del “dios que fracasó” que ya hemos visto. Los puntos de vista religiosos, en la forma y disfraz en que se presenten, no van a poder medirse ante el mundo real, y los muchos y desalentadores desafíos y las profundas contradicciones con las que tenemos que bregar y que tenemos que transformar. La religiosidad, especialmente cuando se propone transformar radicalmente el mundo y enfrenta los difíciles desafíos del proceso, llevará a la desorientación y a aferrarse (por lo menos por un tiempo) a una serie de creencias que son frágiles—y carentes de vida e inspiración, para uno mismo y para los demás.

Por eso, nosotros, los comunistas, tenemos que romper de una manera rigurosa con el dogma y la religiosidad, y ser consecuente y sistemáticamente científicos. Permítanme seguir recalcando ese punto esencial. Y permítanme también recalcar que lo que necesitamos, y en lo que tenemos que basarnos, es el punto de vista y método del comunismo, que también es lo contrario de lo que yo he llamado “realismo determinista” revisionista. Lenin hizo una observación muy perspicaz (o captó algo muy perspicaz con la formulación) de que una de las mayores expresiones del revisionismo es esto: lo deseable es lo que es posible, y lo que es posible es lo que ya se está haciendo. Ahora bien, esa es una de las principales expresiones del “realismo determinista”. Pero ese “realismo determinista” también se manifiesta en la forma de no ver la posibilidad de rupturas repentinas, cambios dramáticos y rupturas radicales—de ver solo la apariencia superficial de las cosas, sin penetrar en las contradicciones subyacentes y las dinámicas vinculadas a esas contradicciones; de no mirar ampliamente y ver el panorama de lo que está sucediendo en el mundo que podría incidir en lo que está sucediendo en una parte del mundo en particular, y entrelazarse con ello; de no mirar a la realidad con un enfoque lo suficientemente fresco y creativo y ver solo el patrón actual de las cosas, pero no las posibilidades de que surja algo, sí, de las contradicciones que existen —no de la nada— quizás de maneras inesperadas o no anticipadas, y por tanto de no tener una orientación preparada para eso.

No hacer todo eso lleva al “realismo determinista”. Uno mira al mundo tal y como es, ve lo que en la apariencia superficial parece ser posible en este mundo, y concluye que sin duda alguna continuará siendo así—y por tanto las opciones son cada vez más restringidas, y la visión es cada vez más estrecha. Ahora bien, no es que debemos ser voluntaristas y pensar que podemos hacer lo que queramos sin importar la realidad material. Pues, aquí es donde entran la dialéctica y el materialismo—por eso el materialismo, en el sentido más completo y consecuente, el materialismo dialéctico, no lleva al “realismo determinista”. Implica abordar la

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realidad material, y las concentraciones claves de la realidad en un momento dado, en su propio sentido contradictorio —en su carácter viviente, cambiante y en movimiento, y en su interconexión con otros aspectos de la materia en movimiento— y no abarcar las cosas de una manera estática como si seguirán en el mismo rumbo indefinidamente. Mira debajo de la superficie para ver los cimientos y la dinámica que impulsan la situación, y brega con la manera en que estos podrían suscitar rupturas radicales y saltos, al mismo tiempo que llevan a la orientación de esperar lo inesperado—a la orientación de estar alertas a la posibilidad de que estallen, o surjan, acontecimientos inesperados del movimiento y desarrollo de cosas que ya se ven, en su interconexión con cosas que todavía no se ven.

Marxismo como ciencia—Refutar a Karl Popper

La "falsabilidad" del marxismo, las falsedades de Popper y un enfoque científico

Bueno, con relación a esto quiero hablar de cómo Karl Popper trata de desprestigiar y atacar al marxismo(2). Popper dice que el marxismo no es una ciencia porque no se puede falsificar. O para decirlo de otra manera, afirma que el marxismo es en realidad una cosmovisión religiosa, que hace profecías históricas; y cuando, como afirma Popper, estas “profecías” resultan ser falsas —cuando la realidad resulta distinta a lo que “ha profetizado” el marxismo— entonces los marxistas simplemente se inventan racionalizaciones para explicar de manera convincente el fracaso de su “profecía”.

Vale la pena hablar de esto porque va al meollo de lo que es –y no es— en realidad, el punto de vista y método del marxismo y que no solo reúne los requisitos de lo que es una ciencia sino que representa la aplicación más consecuente y sistemática del punto de vista y método científico, y que representa la oposición más fundamental y profunda a los puntos de vista y enfoques religiosos a la realidad.

Empecemos con una discusión del tema de la falsabilidad y su aplicación al marxismo, y luego hablemos de algunos de los principales ataques de Popper contra el marxismo y cómo en realidad resultan ser una defensa del capitalismo-imperialismo. En The Science of Evolution and the Myth of Creationism-Knowing What’s Real and Why It Matters (La ciencia de la evolución y el mito del creacionismo—Saber qué es real y por qué importa), Ardea Skybreak recalca el siguiente contraste: “a diferencia de las ‘creencias religiosas’, las predicciones científicas (entre ellas las predicciones acerca de los procesos de la evolución) se pueden poner a prueba y verificar” (p. 70, énfasis en el original). Y:

“Una buena teoría científica hace una serie de predicciones que se deben cumplir en el mundo real si la teoría es verdad; también hace predicciones que no se deben cumplir si la teoría es verdad. Esto se llama el principio de ‘falsabilidad científica’: por definición, para decir que una teoría científica es verdadera, tiene que haber hechos que la puedan refutar (que si se descubren demostrarían que la teoría es falsa)”. (pp. 215-17, énfasis en el original)

En breve, el criterio de “falsabilidad” significa que si algo es científico, se lo puede poner a prueba para ver si es verdad. Si surge algo en la realidad que la teoría no solo no prevé sino que predice que no puede pasar, pues obviamente hay algo malo, algo equivocado, con la teoría. Si, para dar un ejemplo que menciona Skybreak, se podría demostrar en realidad —y no cómo fingen los museos creacionistas— que los dinosaurios y los seres humanos vivían al

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mismo tiempo, esto sería una manera de refutar la teoría de la evolución, de demostrar que es falsa. En realidad, decenas de millones de años separan a los dinosaurios de los seres humanos; y en realidad las pruebas, de muchos campos, que se han descubierto y examinado desde el tiempo de Darwin han cada vez más verificado la teoría de la evolución, y mostrado de una cantidad cada vez mayor de ángulos, que es cierta y no falsa. Pero el punto es que la evolución, como teoría científica, es falsificable. Y, en un sentido fundamental y esencial, también lo es el marxismo—la teoría comunista científica.

Por supuesto, es posible que una teoría científica sea cierta —que refleje correctamente la realidad— en lo principal y esencial, pero que se demuestre que sea incorrecta en ciertos aspectos secundarios—y, conforme a esto, que algunas de sus predicciones específicas resulten no ser ciertas. Y cuando esto pasa, la aplicación del método científico lleva a un mayor desarrollo de la teoría—por medio de desechar, o modificar, ciertos aspectos de la teoría y agregar nuevos elementos. De hecho, esto ocurre todo el tiempo con las teorías científicas en todos los campos: física, geología, biología, arqueología, medicina, y así sucesivamente. Para determinar si se ha falsificado una teoría de manera global —si se ha demostrado, por medio de la investigación y análisis, con los métodos científicos, que no es cierta— o si, por otro lado, solo se han falsificado ciertos aspectos secundarios de esta manera, es necesario examinar si los aspectos que se han demostrado que no son ciertos tienen que ver con y socavan los elementos principales y esenciales de dicha teoría, o solo aspectos secundarios que no afectan la esencia de la teoría de manera global. Para decirlo de otra manera, si se pueden eliminar o modificar los elementos que se ha demostrado que no son ciertos sin poner en duda las afirmaciones fundamentales de la teoría, pues no es la teoría en sí, sino solamente unos aspectos secundarios de la teoría, que se han falsificado; mientras que, si a consecuencia de demostrar que ciertos elementos de la teoría de hecho son falsos lleva al fracaso de la teoría en sí, pues es la teoría de manera global, y su esencia, que se ha falsificado.

Veamos cómo esto se aplica al marxismo. No cabe duda de que hay elementos del marxismo que se pueden falsificar. Por ejemplo, el materialismo dialéctico. Si el mundo estuviera compuesto de algo que no fuera materia en movimiento —si se pudiera demostrar que fuera cierto— pues el marxismo en lo fundamental, en lo esencial y en lo básico, sería falsificado, se habría demostrado que es equivocado. O, si se pudiera demostrar que, sí, toda la realidad está compuesta de materia, pero algunas formas de materia no cambian, que no tienen contradicciones internas y movimiento y desarrollo—esto también sería una refutación fundamental del materialismo dialéctico. Pero no se ha demostrado nada de esto.

Otro “elemento básico” del marxismo está concentrado en la declaración de Marx, citada antes, acerca de los cimientos de toda la sociedad en la lucha para producir y reproducir los requisitos materiales de la vida, y el hecho de que al llevar a cabo esta actividad fundamental la gente contrae ciertas relaciones de producción, que son independientes de su voluntad. Esto se puede falsificar, tanto como el análisis marxista de las dinámicas subyacentes del cambio social, que tienen sus raíces en la relación contradictoria entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y la base económica y la superestructura (3). Esto también se puede falsificar—pero no se ha falsificado. Es cierto—examinar la sociedad humana de una manera científica confirma la verdad que Marx concentró en ese análisis.

Hay el análisis marxista de las contradicciones básicas y las fuerzas motrices y dinámicas del sistema capitalista en particular, lo que incluye el elemento fundamental de la producción de plusvalía por medio de la explotación del trabajo asalariado por el capital. Todo esto es falsificable —pero no se ha falsificado—, es cierto, corresponde a la realidad.

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Hay el análisis marxista, desarrollado por Lenin, de la naturaleza del estado, como parte decisiva de la relación entre la base económica y la superestructura jurídica, política e ideológica. Este análisis de que el estado, del tipo que sea, siempre representa la dictadura de una clase u otra—esto también se puede falsificar. Muéstrennos un estado que no es instrumento de dominación de clase. Si se pudiera hacer —en realidad, y no en un espejismo imaginativo— pues se habría demostrado que a lo mínimo esa parte del marxismo es falsa (y esa es una parte crucial del marxismo). Pero no se ha demostrado que es falsa: por todas partes la experiencia ha demostrado, muchas veces al precio de gran sacrificio y sufrimiento, que de hecho el análisis marxista del estado —de que todos los estados, incluso los “más democráticos”, son en realidad dictaduras— es profundamente verdad.

Todos estos son elementos centrales del marxismo—de la teoría comunista científica. Todos son falsificables—pero la aplicación del enfoque y método científicos ha demostrado que no son falsos, sino verdaderos, que de hecho corresponden a la realidad.

Por supuesto, precisamente como ciencia, el marxismo sigue desarrollándose—sigue, por así decirlo, perfeccionando el análisis y síntesis de la realidad, tanto “natural” como social. Sigue desechando ciertos aspectos que se ha demostrado que no son ciertos, o que ya no se aplican. Por ejemplo, Lenin analizó el desarrollo del capitalismo en imperialismo y demostró que, mientras que las contradicciones básicas y las dinámicas subyacentes del capitalismo seguían siendo las mismas en lo fundamental, el desarrollo en imperialismo modificó ciertos rasgos del “capitalismo clásico” que Marx analizó (es decir, el capitalismo antes de que llegara la etapa en que lo define la dominación de los monopolios y otros rasgos que, como demostró Lenin, son característicos de una nueva etapa del capitalismo: el imperialismo). Lenin también demostró que ese desarrollo (del capitalismo a una nueva etapa, el imperialismo) llevó a cambios en la esfera política tanto como la esfera económica. Por ejemplo, Lenin analizó la escisión del proletariado, en particular en los países imperialistas, donde sobornaron a ciertos sectores de la clase trabajadora con el botín de la explotación y saqueo internacional del imperialismo; y recalcó que, en esta situación, el movimiento revolucionario que representa los intereses del proletariado como clase tiene que apoyarse en los sectores que están “más abajo y más a lo hondo”, en oposición a los sectores más aburguesados, o del sector “aristocrático laboral”. Estas fueron modificaciones a la teoría del comunismo, pero no constituían un abandono, o refutación, de los elementos centrales y esenciales de esta teoría científica.

Marx y Engels habían anticipado que la revolución comunista ocurriría primero en Europa, donde en su época el capitalismo —y, junto con ello, el proletariado— ya estaba más desarrollado. Cuando esto no ocurrió —porque esto es una lucha de la vida real, y no algo predeterminado, no algo teleológico que se dirige hacia un fin predestinado— Lenin lo analizó y demostró que el desarrollo del capitalismo en imperialismo fortaleció el potencial del socialismo al nivel internacional, y que atenuó y retardó las contradicciones de clase y el potencial de la revolución socialista en los países capitalista-imperialistas—que no eliminó la posibilidad de la revolución en los países capitalista-imperialistas sino que la retrasó en cierta medida y por cierto período de tiempo.

¿Demuestra todo esto que el marxismo no es una ciencia? No. En realidad, demuestra el carácter científico del marxismo: el marxismo ha seguido perfeccionando su concepción de la realidad, pero ha retenido, correctamente, sus elementos centrales y su perspectiva y metodología básicas—que se pueden falsificar, pero no son falsos.

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Igualmente, Mao, a base del desarrollo del imperialismo y sus consecuencias en los países como China (el surgimiento de la sociedad semicolonial y semifeudal bajo la dominación del imperialismo extranjero), aplicó el punto de vista y métodos científicos del comunismo para analizar esta realidad y forjó la concepción de la revolución de nueva democracia en esos países semicoloniales y semifeudales—una revolución que no sería socialista inmediatamente sino que primero pasaría por una etapa democrático burguesa en lo esencial, con la meta de derrotar al imperialismo y al feudalismo y luego, con la victoria en esa etapa (que Mao calificó de “nueva democracia” en vista de que la lucha se libraría bajo la dirección del proletariado y no de la burguesía), la revolución crearía un nuevo poder estatal –una nueva forma de la dictadura del proletariado—que abriría la puerta al establecimiento del socialismo y el avance a través de la transición socialista hacia el comunismo. Junto con esto, Mao desarrolló la concepción estratégica y el camino de la guerra popular prolongada como el medio para llevar a cabo esta revolución. Esto fue un nuevo elemento del marxismo—forjado sobre una base científica.

Además, sobre la base de la experiencia positiva y negativa del socialismo durante más de medio siglo, primero en la Unión Soviética y luego en China —que, cuando se analizó y se sintetizó científicamente, demostró que en la sociedad socialista todavía hay clases antagónicas y en particular se regenera continuamente una nueva burguesía a base de las condiciones materiales que quedan de la vieja sociedad, que solo se pueden transformar por medio de un proceso prolongado, a fin de cuentas a escala mundial—, Mao desarrolló la teoría de continuar la revolución bajo la dictadura del proletariado. Una vez más, esto representó la aplicación del punto de vista y el método científicos del comunismo a investigar y sacar lecciones profundas de la experiencia histórica y de la realidad ampliamente.

Durante todo el período de más de 150 años desde que Marx y Engels por primera vez formularon el comunismo como teoría científica, se ha seguido enriqueciendo la concepción del materialismo dialéctico mismo, a base de aprender de nuevos descubrimientos, en la ciencia natural tanto como la ciencia social y la historia. Después de todo, esos desarrollos no han demostrado que la realidad no conste de nada más que materia en movimiento; han profundizado nuestra comprensión de lo que esto significa, y al mismo tiempo han planteado nuevos retos para entender varias formas de materia en particular y varios aspectos en particular de las leyes del movimiento de la materia. En la física, por ejemplo, los científicos se esfuerzan por desarrollar más la síntesis, y se esfuerzan en particular para desarrollar una teoría que unificará los principios de la relatividad con la mecánica cuántica. Tengo que admitir que no entiendo gran parte de los aspectos particulares de esto, pero no cabe duda de que de ninguna manera apunta a una conclusión de que la realidad no consta de otra cosa que la materia en movimiento.

Como personas que nos adherimos a una cosmovisión y método sistemáticamente científicos, y que buscamos aplicarlos sistemáticamente, los comunistas seguiremos luchando por mejorar y desarrollar nuestra comprensión de todo esto, inclusive los principios básicos del materialismo dialéctico y su aplicación a la naturaleza y a la sociedad humana. Pero, una vez más, todo esto descansa sobre una base de ciertos principios básicos y métodos que siguen siendo vigentes —a ajustarse a la realidad objetiva— y que, sí, se han sometido y se pueden someter al criterio de falsabilidad pero que no se ha demostrado que son falsos, sino que se ha demostrado que son verídicos, en sus elementos centrales y esenciales.

Ahora si pasamos más directamente a los esfuerzos de Popper de desacreditar el marxismo, podemos arrojar más luz sobre lo que se ha discutido hasta ahora, en cuanto al marxismo

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como teoría científica, y destacar algunas de las principales maneras en que el ataque de Popper al marxismo es en realidad una tergiversación del comunismo y además una tergiversación y, en realidad, una defensa del capitalismo-imperialismo.

Capitalismo… imperialismo

Popper incluye a Marx y al marxismo, junto con Hegel y otros, en lo que caracteriza como “historicismo”, con lo que quiere decir cierta especie de determinismo, cercano o equivalente a la teleología: la idea de que hay un diseño o propósito en la naturaleza y/o la historia, y que todo se dirige, de acuerdo con ese diseño o propósito, hacia algún fin predeterminado. Y Popper trata de demostrar que tales teorías, entre ellas el marxismo, en realidad conducen al totalitarismo. Esto está relacionado a la afirmación de Popper de que el marxismo no satisface, y de hecho falla, cuando se le aplica la prueba de la falsabilidad. Aquí no intentaré contestar y refutar todo lo equivocado con no solo las conclusiones de Popper sino también con su enfoque y método —eso podría requerir más tomos que el material original de Popper— pero sí me enfocaré en unos elementos centrales de la tesis de Popper que, tras una revisión científica, dejan ver por lo menos algunas de las fallas básicas no solo de las conclusiones de Popper sino también de su método y enfoque.

Empecemos con la cuestión del desarrollo del capitalismo en imperialismo y, junto con eso, el hecho de que las contradicciones de clase en los países imperialistas mismos, en vez de intensificarse, como predijeron originalmente Marx y Engels, se mitigaron y modificaron. Ya para fines del siglo 19, Engels en particular empezó a analizar cómo el vasto imperio colonial inglés —y la explotación y depredaciones que llevaba a cabo el imperialismo británico en las colonias— llevaba a cambios en las condiciones de sectores de la clase obrera inglesa.

Pero esto es lo que Popper dice sobre el análisis de Engels:

“Obligado a admitir que en Inglaterra la tendencia predominante no era hacia la creciente pobreza [de la clase obrera] sino hacia un mejoramiento considerable, insinúa que eso se podría deber a que Inglaterra ‘está explotando al mundo entero’; y con desdén ataca a ‘la clase obrera inglesa’ que, en vez de sufrir como él esperaba, ‘se está haciendo cada vez más burguesa’”. (Popper, The Open Society and Its Enemies, tomo 2, “Hegel y Marx”, p. 187 [nuestra traducción])

Aquí es Popper quien ha introducido en la discusión cierto método, y ciertos motivos, que él le atribuye a Engels. Engels está furioso, según Popper, porque la clase obrera inglesa no sufría como él esperaba —y, Popper insinúa, quería— que sufriera; y por eso, dice Popper, Engels habla de la clase obrera inglesa con “desdén”. Fíjense que en esto Popper ignora, o esquiva, la cuestión de si Engels tenía razón (y, como veremos más adelante, cuando Popper intenta demostrar que Engels no tenía razón, cae en afirmaciones que no solo son falsas sino necias). Popper quiere demostrar que Engels (y Marx) procedía a partir de una teoría apriorista e instrumentalista, y que cuando la realidad (en este caso encarnada en la clase obrera inglesa) no cuadró con su teoría apriorista e instrumentalista, entonces la conclusión era que había algo incorrecto con la realidad (con la realidad de la clase obrera inglesa) y no con la teoría.

Ese es el argumento de Popper. Y lo explica en mayor detalle con el comentario de que

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“Marx le echó la culpa al capitalismo por ‘proletarizar a la clase media y la burguesía inferior’, y por rebajar a los obreros a la indigencia. Engels ahora le culpa al sistema —todavía se le culpa— por convertir a los obreros en burgueses. Pero el detalle más sutil de la queja de Engels es la indignación que le lleva a tildar a los ingleses que se comportan tan desconsideradamente que falsifican las profecías marxistas ‘la más burguesa de todas la naciones’”. (Popper, p. 188)

Fíjense que aquí Popper mete a escondidas el concepto de “profecías” —y le atribuye esa orientación religiosa a Engels y a Marx— y los pinta como fanáticos empeñados en torcer la realidad para que cuadre con sus convicciones esencialmente religiosas-teleológicas. Esa es una falsedad común de los teóricos “anti totalitarios”, como Popper. Y Popper extiende eso para aplicárselo a Lenin también y su análisis del desarrollo del capitalismo en la etapa del imperialismo y las consecuencias de esto en la clase obrera en países como Inglaterra. Hablando de la descripción de Lenin de cómo el imperialismo ha llevado al aburguesamiento de una parte del proletariado inglés, Popper comenta: “Habiéndole dado un nombre marxista tan bonito, ‘el aburguesamiento del proletariado’, a una tendencia odiosa —odiosa principalmente porque no cuadraba con la manera en que el mundo debería ser según Marx— Lenin al parecer cree que se ha convertido en tendencia marxista”. (Popper, p. 188, énfasis nuestro)

Pero la verdad es que Engels, al igual que Lenin, aplicaba el marxismo —la teoría científica del comunismo— para analizar lo que verdaderamente había ocurrido en la realidad objetiva, mientras que es el propio Popper el que procede de acuerdo a una teoría apriorista e instrumentalista (a saber, de que la teoría de que el marxismo no es una ciencia sino un enfoque “historicista” que intenta moldear la realidad según sus concepciones teleológicas… y que se enfurece cuando la realidad no le hace caso). El apriorismo e instrumentalismo de Popper se hace patentemente obvio cuando trata de refutar el análisis de Engels —que Lenin desarrolló y generalizó con el mayor desenvolvimiento de la realidad, en los primeros años del siglo 20— con respecto a los efectos del imperialismo en los propios países imperialistas, así como en el mundo colonizado. Escuchen a lo que a Popper no le da vergüenza alegar:

“Hay países, por ejemplo las democracias escandinavas, Checoslovaquia, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, por no decir nada del propio Estados Unidos, en los que una intervención democrática les aseguró a los obreros un alto nivel de vida, a pesar de que la explotación capitalista no influyó en ellos, o por lo menos no fue un factor tan importante como para apoyar la hipótesis… Además, aunque la miseria en la que se hundió a los pueblos indígenas por medio de la colonización es uno de los capítulos más oscuros de la historia de la civilización, no se puede afirmar que su miseria ha tendido a profundizarse desde los tiempos de Marx. Es todo lo contrario; la situación ha mejorado en gran medida. Pero una creciente pobreza tendría que ser muy patente ahí si la hipótesis auxiliar [sobre los efectos del colonialismo y el imperialismo] y la teoría original [de Marx] fueran correctas”. (Popper, p. 189, énfasis nuestro)

Es difícil saber cuál es más increíble: el hecho de que alguien que dice que está presentando un argumento serio, para criticar al marxismo, sea capaz de decir cosas así, que están tan flagrante y demostrablemente en conflicto con la realidad (y lo fue claramente en el momento en que Popper escribió eso); o que personas que piensan que están bregando seriamente con la realidad, y hasta se consideran “progresistas” que se oponen a las injusticias del mundo, aparentemente tomen en serio a esta persona que haya hecho semejante declaración.

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Aquí no creo que sea necesario citar gran parte de la abundancia de hechos y análisis que desmienten las afirmaciones de Popper (en particular las que se han destacado en los pasajes citados arriba), debido a que la realidad misma es una punzante refutación que está al alcance de quien la quiera ver o hacer una investigación mínima del asunto. Pero permítanme presentar aquí unos pocos hechos básicos. En Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, al principio del capítulo 5 (“Imperialismo, democracia y dictadura”) cito unas estadísticas que apuntan a la enorme disparidad en el mundo, en particular entre los países imperialistas, por un lado, y las colonias (o neocolonias) del tercer mundo, por el otro. Por ejemplo, el producto nacional bruto, per cápita (con relación a cada persona) era (a principios de los años 80) más de 35 veces mayor en Gran Bretaña que en India; más de 25 veces mayor en Francia que en Senegal; y más de 40 veces mayor en Estados Unidos que en Haití; etc., etc. En los 20 años desde que se escribió eso, con los efectos de cosas como los Programas de Ajuste Estructurales que impone el Fondo Monetario Internacional en gran parte del tercer mundo para poner a los países y a su población a la mayor disposición de la explotación y el saqueo desenfrenados del imperialismo, la situación para muchísima gente del tercer mundo ha empeorado. (Y se ha calculado, por ejemplo, que con respecto a cosas como los estándares alimenticios, la población latinoamericana vive en una peor situación que sus antepasados de hace 500 años, en la época de la invasión de los colonialistas españoles y otras potencias europeas). El libro reciente de Mike Davis, Planeta de barriadas, pinta un cuadro convincente de la situación desesperada y la extrema pobreza en que viven miles de millones de personas por todo el tercer mundo, cuya situación es apenas mejor que en “los tiempos de Marx”.

En una palabra, las palabras de Marx que caracterizan las consecuencias del proceso de acumulación capitalista —que Popper cita para burlarse de Marx— saltan a la vista con mayor veracidad hoy, y la realidad que estas palabras captan (aunque no lo puedan hacer de una manera global) es una refutación punzante de Popper, especialmente si se ven no simplemente desde el círculo estrecho de un puñado de países imperialistas sino a escala mundial: “La acumulación de riqueza en un polo es al propio tiempo, pues, acumulación de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral en el polo opuesto”. (Marx, citado por Popper, p. 186) Para quienes estén dispuestos a examinar honestamente la situación del mundo, no puede haber ninguna duda de que se debe descartar lo que se cita arriba de Popper, en su intento de desacreditar el análisis marxista y leninista del imperialismo y sus consecuencias, como una estupidez monumental si no fuera por el siniestro intento y efecto de Popper de negar y tergiversar la realidad (4).

El estado, la democracia burguesa y la dictadura

A Popper no le va nada mejor cuando intenta refutar el análisis básico del marxismo sobre el estado. Consecuente con su enfoque general, Popper afirma que el punto de vista marxista sobre el estado —que reconoce que el estado es un instrumento de la dictadura de clase— contiene un elemento fuerte de “esencialismo”. Esta es otra manera de decir que el marxismo intenta imponerle “categorías” a la realidad, en vez de examinar lo que realmente sucede en la realidad. Así que Popper afirma: “En vez de hacer sus demandas o propuestas con respecto a las funciones que quiere que realicen el estado, las instituciones jurídicas o el gobierno, él [Marx] pregunta, ‘¿Qué es el estado?’; mejor dicho, quiere descubrir el funcionamiento esencial de las instituciones jurídicas”. (Popper, p. 119, énfasis en el original)

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Eso es como criticar a un hombre de “esencialista” porque, al ver una pistola apuntada a la cabeza, se enfoca en el peligro que representa (la “naturaleza esencial” de la pistola y las balas que puede disparar), ¡en vez de “hacer sus demandas o propuestas con respecto a las funciones que quiere que realice… [la pistola]”! Hay que decir que ese concepto de “esencialismo” es completamente erróneo y dañino, si se aplica para decir que no se debe intentar determinar qué es la esencia de algo. Tomando en cuenta que todas las cosas, todas las formas de materia en movimiento, en sí tienen contradicciones internas y están en un estado constante de movimiento y cambio (y se relacionan con otras formas de materia en movimiento), y que formas particulares de materia en movimiento tienen su principio y su fin (llegan a existir y con el tiempo dejan de existir), no es incorrecto, y de hecho es muy importante, reconocer que esas formas particulares de materia en movimiento tienen cierta identidad, o carácter esencial, en determinadas circunstancias, e identificar qué exactamente es esa identidad o carácter esencial. (Como señaló Mao Tsetung, se define la esencia de algo según su aspecto principal. Ese carácter esencial no es algo inmutable —podría cambiar, y cambiará si cambia su aspecto principal, como resultado de la lucha; pero lo que influenciará y en gran medida determinará la naturaleza específica de ese cambio, lo que produce, será la naturaleza de la cosa misma y de sus aspectos contradictorios— el cambio y lo que produce no puede ser una consecuencia de, y no lo determinará, la voluntad o los deseos subjetivos de nadie; aquí vemos otro paralelo con cambios evolutivos en la naturaleza y el papel de las restricciones en relación con eso, como se mencionó anteriormente (5).

Aquí, como veremos otra vez, Popper de hecho procede a partir de un enfoque apriorista e instrumentalista; quiere afirmar que la reforma, y no la revolución, es lo que se necesita, para responder a ciertos males del capitalismo que no está inclinado a negar, y conforme a eso fragua ciertos intentos de refutar la validez del análisis marxista del estado—intentos que, al examinarlos, ni siquiera abordan, para qué hablar de refutar, ese análisis. En una palabra, en vez de hacer acusaciones desatinadas sobre el “esencialismo” con respecto al análisis marxista (de la esencia) del estado, lo que se requiere, para refutar ese análisis, es demostrar que es incorrecto. Y cuando Popper intenta hacer eso, salen a relucir con fuerza los defectos de su método y enfoque.

El argumento esencial de Popper sobre esto (por así decirlo) es que donde la gente puede sacar a sus líderes políticos, no puede haber una dictadura sino una democracia (como es común, Popper propone que donde hay democracia no puede haber dictadura, y viceversa, en vez de reconocer que cierta clase de democracia —democracia burguesa— puede ser, y a menudo es, una forma útil para ejercer la dictadura de la burguesía). Aquí está el quid del intento de Popper de refutar la teoría marxista de que el estado es un instrumento de dictadura de clase:

“Además, desde el punto de vista que hemos alcanzado, lo que los marxistas describen con desesperación como ‘libertad meramente formal’ se convierte en la base para todo lo demás. Esta ‘libertad meramente formal’, es decir, la democracia, el derecho del pueblo a juzgar y destituir a su gobierno, es el único instrumento conocido con el cual nos podemos proteger ante el abuso del poder político; es el control de los gobernantes por los gobernados”. (Popper, p. 127, énfasis nuestro)

Aunque no lo escribí como respuesta a Popper, en un sentido verdadero todo mi libro Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? constituye, objetivamente, una refutación de esta declaración de Popper y toda la manera de pensar de la cual esta es una expresión típica. En particular, en el tercer capítulo —muy apropiadamente titulado “Las ilusiones de la

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democracia”— demostré cómo, en una dictadura burguesa en la forma democrática (a la cual Popper y muchos otros simplemente llaman “democracia”, sin tomar en cuenta, o para negar, su verdadero contenido y carácter de clase), si bien es cierto que la gente puede “destituir” (sacar por medio del voto) a políticos particulares, no puede por ese medio —ni cualquier otro que no sea la revolución— “destituir” a la clase capitalista (la burguesía) que en realidad gobierna la sociedad, que ejerce control sobre el propio proceso electoral, y que en todo caso domina el proceso por medio del cual se toman las decisiones y, lo que es más esencial, ejerce un monopolio de la fuerza armada “legítima”. Como he recalcado en Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr? y otras obras, ningún análisis serio —y por supuesto ninguno que no sea científico— de las dinámicas del poder político y del proceso por medio del cual se toman las decisiones en los países “democráticos”, como Estados Unidos, puede llevar a otra conclusión que no sea que a todo esto, en realidad, lo monopoliza y domina completamente la clase dominante de capitalistas-imperialistas, y que otros, que no son de esta clase dominante, son en realidad excluidos del ejercicio del poder político y de tomar decisiones políticas significativas, a pesar de que la población participe en las elecciones. Y, sin pedirle disculpas a Popper, se puede y se debe decir que eso se debe a la naturaleza esencial del sistema capitalista y del estado que surge sobre la base de ese sistema que funciona para mantenerlo.

Por tanto, Popper está rotundamente incorrecto —pone las cosas patas arriba— cuando dice que los seguidores de Marx (y, según Popper, de Platón y Hegel también) “jamás captarán que a la vieja pregunta ‘¿quiénes serán los gobernantes?’ la tiene que superar la pregunta más genuina ‘¿cómo vamos a domarlos?’”. (Popper, p. 133) En realidad, quién —o sea, qué clase— gobierna, y más específicamente en el mundo actual, si gobierna la burguesía o el proletariado, lo decide todo, con respecto a qué clase de sociedad, y mundo, habrá. Bajo el gobierno, la dictadura, de la burguesía, las masas populares jamás podrán en un sentido significativo “domar” a los que las gobiernan, ni tampoco más fundamentalmente cambiar el carácter básico de la sociedad. Pero, con el derrocamiento de la dictadura capitalista, y el establecimiento de la dictadura del proletariado, se abre por fin la puerta a la posibilidad de acabar con todas las relaciones de dominación, opresión y explotación—y, de hecho, a la abolición del estado (la dictadura) de cualquier forma, al llegar al comunismo por todo el mundo. Por supuesto, como ha demostrado la experiencia, para mantener el gobierno del proletariado, una vez que se haya logrado —y, lo que es más, para continuar, con ese gobierno, a transformar la sociedad, superar paso a paso la división entre el trabajo intelectual y el manual, y otras importantes contradicciones sociales características de la sociedad dividida en clases, incorporar cada vez más a las masas al proceso por medio del cual se toman las decisiones y a la administración de la sociedad, y seguir avanzando hacia el comunismo como parte de la lucha revolucionaria mundial en general—, todo esto requiere una lucha profunda, prolongada y que marca un hito. Más adelante en esta charla, volveré a hablar de algunas de las más importantes lecciones, positivas y negativas, que se puede y se debe sacar de la experiencia de la dictadura del proletariado hasta la fecha. Pero lo que hay que recalcar aquí es que un cambio decisivo y cualitativo en la naturaleza del estado, con respecto a quien gobierna la sociedad y cómo la gobierna —el derrocamiento de la dictadura de la burguesía y el establecimiento y ejercicio de la dictadura del proletariado— es el primer gran salto necesario que se tiene que dar para permitir que las masas populares verdaderamente sean amos de la sociedad, y por fin llegar al punto en el que ya no existan divisiones de clase, ni explotadores ni explotados, ni opresores ni oprimidos, y por tanto, ni la necesidad ni la base para la existencia o papel de una institución —el estado— por medio de la cual una clase domina a otra y suprime a las clases cuyos intereses son antagónicos a los suyos.

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La explotación capitalista

Ahora pasemos a ver cómo Popper intenta refutar la teoría de Marx de la explotación (de la creación de la plusvalía por medio de la explotación del trabajo asalariado de los proletarios por los capitalistas) y demostrar que esa teoría también es “esencialista o metafísica”, y es insuficiente sin, menos importante que y dependiente del mecanismo de la oferta y la demanda. (ver Popper, p. 174) Aquí en realidad no es posible hablar de todo lo incorrecto con el argumento de Popper con respecto a esto. Basta decir que aquí, como en otras partes, Popper no entiende, y/o tergiversa deliberadamente, el análisis de Marx. Para mencionar un solo aspecto de esto, Marx ha demostrado ampliamente que el mecanismo de la oferta y la demanda puede explicar el “sube y baja” de los precios, pero no determina, y no puede determinar, el valor de las cosas. Por eso, por ejemplo, la oferta y la demanda podría influenciar el precio de un caramelo, por un lado, y de un avión, por el otro, pero de ninguna manera es probable que una variación de la oferta y la demanda haga que el precio de un caramelo y de un avión sean iguales, por la razón básica de que el verdadero valor de cada uno lo determina, como Marx lo comprobó, algo que no es la oferta y la demanda—lo determina el total del tiempo de trabajo socialmente necesario para producir cada uno. Así que Popper ha puesto la realidad patas arriba: el mecanismo de la oferta y la demanda es subordinado y menos importante que la teoría del valor y la plusvalía que Marx desarrolló, que explica cómo los artículos tienen el valor que tienen y cómo los capitalistas acumulan las ganancias (la plusvalía) a través de la explotación del trabajo asalariado de los proletarios—pagándoles a los trabajadores una cantidad equivalente al tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de los requisitos de la vida del trabajador, mientras que los trabajadores, en el curso de las horas de trabajo, producen un valor que va más allá del equivalente del valor incorporado en sus requisitos para vivir, un valor extra que pasa al capitalista. Y, como Marx también demostró, las mercancías y el intercambio de mercancías existieron antes e independientemente del capitalismo, y no es simplemente la producción e intercambio de cosas como mercancías que es el característico distintivo del capitalismo, y el secreto de su proceso de acumulación, sino más bien la transformación en mercancía de la propia fuerza de trabajo (la capacidad de trabajar en general), en una mercancía con la cualidad particular de poder producir más riqueza con su uso (su empleo, de una u otra manera, en el proceso de producción del capitalismo). Como explica el libro America in Decline (La decadencia de Estados Unidos), hablando de los principios básicos de la economía política marxista:

“El capital es un valor que genera plusvalía. El capital es tanto una relación social como un proceso cuya esencia es el dominio de la fuerza de trabajo por intereses ajenos, antagónicos, una relación social y un proceso cuya dinámica interna es reproducirse y extenderse constantemente”. (Raymond Lotta con Frank Shannon,

America in Decline, An Analysis of the Developments Towards War and Revolution in the U.S. and Worldwide in the 1980s [Chicago, Banner Press, 1984], p. 44, énfasis en el original)

Filosofía y método

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En su innovador disección y análisis del capitalismo y sus tendencias internas —y del desarrollo de la sociedad humana en general— Marx examina, de una manera viva, los verdaderos motivos y dinámicas involucrados y, claro, señala adónde conducen las contradicciones subyacentes. El método de Marx, y del marxismo tal como se ha desarrollado desde los tiempos de Marx, no tiene nada en común con un enfoque metafísico que parte de principios y categorías abstractos y busca superponerlos a la realidad. Al contrario, Marx —quien, al fin y al cabo, pasó más de 10 años en la biblioteca del Museo Británico pasando por el tamiz estudios voluminosos de diferentes economías y sociedades y sometiendo a un análisis crítico diferentes teorías con respecto a la economía política, así como la filosofía y otros temas—, ese Marx verdadero (en oposición a las distorsiones de Marx inventadas por sus enemigos, entre ellos Popper) investigó la realidad, de una manera profunda y multifacética, y sacó conclusiones teóricas de esa investigación y estudio, por medio de la aplicación de los principios y métodos científicos. Y, desde los tiempos de Marx, aunque ciertas de sus conclusiones, o predicciones, no se han confirmado, en la inmensa mayoría de los casos se ha demostrado, en la realidad, que las cosas decisivas que forjó son ciertas; y el marxismo ha seguido desarrollándose, al igual que todas las auténticas teorías científicas, al aplicar y poner a prueba en la práctica sus principios y métodos fundamentales, sacando conclusiones por medio de ese proceso y, claro, descartando o modificando —o, por otro lado, amplificando y desarrollando más— aspectos particulares de esta teoría.

Aunque Marx y Engels se inspiraron en Hegel y aprendieron muchísimo de él y de su método dialéctico, también superaron a Hegel y su sistema filosófico en formas cualitativas; como dejaron bien en claro, descartaron el núcleo idealista y metafísico del sistema filosófico de Hegel, con sus constructos teleológicos, pero continuaron, desarrollaron y, en un sentido verdadero, reconstruyeron su método dialéctico, sobre cimientos materialistas (6).

El marxismo, el comunismo científico, no encarna, sino que de hecho rechaza, cualquier idea teleológica (o, como diría Popper, “historicista”) de que la naturaleza o la historia están dotadas de una especie de voluntad o propósito. Como lo dije yo hace unos 20 años:

“Ni el surgimiento de la especie humana ni el desarrollo de la sociedad humana hasta la actualidad fue predeterminado ni siguió caminos predeterminados. No hay ninguna voluntad ni agente trascendente que ha concebido y moldeado tal desarrollo, y no se debe tratar la naturaleza y la historia como tal: como si fueran la Naturaleza y la Historia. En vez, tal desarrollo ocurre por medio de la interacción dialéctica entre la necesidad y el accidente y, en el caso de la historia humana, entre las fuerzas materiales subyacentes y la actividad consciente y la lucha de los seres humanos”. (citado por primera vez en Ardea Skybreak, Of Primeval Steps and Future Leaps, An Essay on the Emergence of Human Beings, the Source of Women’s Oppression, and the Road to Emancipation (De pasos primitivos y saltos futuros, Un ensayo sobre el surgimiento de los seres humanos, la fuente de la opresión de la mujer y el camino a la emancipación), Chicago: Banner Press, 1984 (7)

Pero eso no quiere decir que toda la historia es accidente —o, como afirma Popper, que la historia es cualquier cosa que la hagamos. Volvamos a otra observación perspicaz sumamente crucial de Marx: la gente hace la historia, pero no de cualquier manera que desea—lo hace sobre una base material definitiva, que es independiente de su voluntad, no en el sentido de que no puede actuar para cambiar esa realidad material, sino que lo puede hacer sobre la base, y solo sobre la base, de comprender correctamente lo que es esa realidad material, cómo se está moviendo y cambiando y la posibilidad que eso abre para cambios radicales de

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una u otra clase. Aunque la historia humana no tiene voluntad o propósito —ni tampoco un fin predeterminado—, hay, como Marx lo señaló, cierta coherencia en ella. Marx lo explicó así:

“Debido a este simple hecho de que cada nueva generación se encuentra en posesión de las fuerzas productivas conquistadas por la generación anterior, que le sirven de materia prima para una nueva producción, surge una conexión en la historia humana, toma forma una historia de la humanidad cuanto más se han extendido las fuerzas productivas del hombre y en consecuencia sus relaciones sociales”. (Marx, Carta a P.V. Annenkov, 28 de diciembre de 1846)

Y como Engels amplió este punto, al aclarar más el materialismo dialéctico —en oposición al mecanicista y determinista— del marxismo:

“Según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de la historia es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto; por consiguiente, si alguien lo tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico es el único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y absurda. La situación económica es la base, pero las diversas partes de la superestructura… también ejercen su influencia sobre el curso de las luchas históricas y en muchos casos preponderan en la determinación de su forma ”. (Engels, Carta de Engels a J. Bloch, 21-22 de septiembre de 1890, citada en Para una cosecha de dragones, p. 23, énfasis en el original)

De todo esto se puede ver que el ataque de Popper contra el marxismo constituye una distorsión del marxismo y un esfuerzo burdo y desgarbado de pedir disculpas para el sistema del capitalismo-imperialismo, y que la mejor refutación de esto es… el propio marxismo—el verdadero marxismo, una ciencia viva que, al igual que todas las auténticas teorías científicas, se desarrolla constantemente, incluyendo a través de interrogarse a sí misma.

La ciencia y las verdades científicas

Las distorsiones de Popper del marxismo están en realidad estrechamente vinculadas a su malentendido y mala caracterización de lo que es la ciencia en general y de lo que la ciencia les permite conocer a los seres humanos. En el “Apéndice” al segundo tomo de La sociedad abierta y sus enemigos— irónicamente en una polémica contra el relativismo (“Hechos, estándares y la verdad: Más críticas del relativismo”, 1961), Popper demuestra que su propio punto de vista y enfoque tienen elementos significativos de relativismo. Popper insiste que “aunque busquemos la verdad, y aunque hasta encontremos la verdad (como creo que hacemos en muchos casos), nunca podemos estar muy seguros de que la hemos encontrado”. Y: “No podemos establecer ni justificar que nada sea cierto, y ni siquiera probable, sino que tenemos que contentarnos con teorías que resisten la crítica”. (Popper, pp. 375, 379)

Pero no cabe duda de que esto es equivocado. Ciertas cosas se pueden saber con certeza, y se puede determinar, con un alto grado de certeza, que algunas teorías son verdaderas, como por ejemplo, la teoría de la evolución. El hecho de que haya usado aquí la frase “con un alto grado de certeza” refleja el hecho de que, como Lenin recalcó en sus obras filosóficas (muy especialmente en “Materialismo y empirio-criticismo”), el marxismo rechaza el relativismo en el plano filosófico, pero reconoce que aun en la verdad absoluta existe un elemento de lo relativo. Como escribió Mao en “Sobre la práctica”:

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“Los marxistas reconocen que, en el proceso general absoluto del desarrollo del universo, el desarrollo de cada proceso determinado es relativo y que, por eso, en el torrente infinito de la verdad absoluta, el conocimiento humano de cada proceso determinado en una etapa dada de desarrollo es sólo una verdad relativa”.

Es la verdad relativa, pero es la verdad —así es (repito, sin pedirles disculpas a tipos como Popper) la dialéctica del asunto.

La manera en que el marxismo difiere de la teoría del conocimiento de Popper y se opone a ella, incluso sus elementos relativistas, se destaca también en el énfasis que le da el marxismo a la centralidad de la práctica, precisamente en la adquisición del conocimiento—su insistencia en que si bien la abstracción teórica, bregar y lidiar en la esfera de la abstracción teórica, son sumamente importantes y de hecho indispensables para el desarrollo del conocimiento, la práctica es en última instancia el punto de origen y el punto de verificación del conocimiento teórico. En “Tesis sobre Feuerbach”, Marx lo expresa de esta manera: “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico ”. Y:

“Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico ”. (Marx, “Tesis sobre Feuerbach”, énfasis en el original)

En oposición a eso, a lo que es de hecho el análisis y enfoque correctos, aunque Popper reconoce que la práctica desempeña un papel en la búsqueda del conocimiento —y escribe: “En la esfera de los hechos, no meramente criticamos nuestras teorías, sino que las criticamos apelando a la experiencia experimental y la observación” (Popper, p. 388, énfasis en el original)— no le atribuye a la práctica el papel central y determinante con respecto al desarrollo del conocimiento humano. Más bien, le atribuye ese papel a la crítica. Ese es el significado de su afirmación: “No podemos establecer ni justificar que nada sea cierto, y ni siquiera probable, pero tenemos que contentarnos con teorías que resisten la crítica”. (Popper, p. 379, énfasis nuestro) Y afirma:

“Aprendemos de nuestros errores, en vez de la acumulación de datos… el papel del pensamiento es llevar a cabo revoluciones por medio de debates críticos y no a través de la violencia o la guerra; esa es la gran tradición del racionalismo occidental de librar nuestras batallas con palabras y no con espadas. Por eso nuestra civilización occidental es esencialmente pluralista, y por eso las metas sociales monolíticas significarían la muerte de la libertad: de la libertad del pensamiento, de la libre búsqueda de la verdad y, con ello, de la racionalidad y dignidad del hombre”. (Popper, p. 396)

Aquí, en cierto sentido, tenemos la “buena suerte” de ver los aspectos relativistas de Popper, su muy fétido “chovinismo occidental” y su embellecimiento de la “civilización occidental” y de su relación con el resto del mundo (que ignora, o encubre, el hecho de que con frecuencia el “racionalismo occidental” ha servido para justificar las guerras de agresión así como la conquista y saqueo coloniales, y la explotación en el país y el extranjero), junto con su “pluralismo” burgués. Al igual que en la esfera política —y específicamente con respecto a la naturaleza y el papel del estado— Popper ignora, o no quiere reconocer, la manera en que las relaciones de clase —las relaciones de dominación de clase— influencian todos los aspectos de la sociedad capitalista que él idealiza. Aplicado al campo de la ciencia, por ejemplo, mientras que cosas como las “críticas de colegas” de los descubrimientos científicos, las teorías, etc. —

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someterlos a las críticas de otros con conocimientos especiales y experiencia en el campo particular— pueden jugar un importante papel positivo, de ninguna manera pueden garantizar que la verdad prevalezca, en una circunstancia determinada. Desafortunadamente, se ha demostrado repetidamente que cuando algo afecta los intereses esenciales de la clase dominante de tal sociedad, con frecuencia esos factores (esos intereses) invalidan el factor de la verdad objetiva, en diversas disciplinas y aun en el mundo académico en general. Si, como Popper, en la valoración de las teorías y las ideas en general pusiéramos como factor central la “crítica” en vez de la práctica, nos privaríamos de la base objetiva más sólida para determinar qué es la verdad.

Pero para Popper eso no es importante, ya que niega que sea posible determinar qué es verdad, o incluso más probable: insiste que debemos contentarnos con lo que mejor resista la crítica. Aquí nuevamente se destaca el relativismo de Popper. Porque si es imposible determinar aun qué es más probable —y si, como Popper afirma, el desarrollo de las teorías y el conocimiento de los seres humanos solo consiste en reemplazar una teoría por otra que, en el momento, parece mejor—, entonces aunque Popper admite que exista la verdad, e incluso que la humanidad pueda adquirir más conocimiento de la verdad, en realidad y objetivamente está diciendo que no existe la verdad, o en todo caso que en realidad no podemos acercarnos a una aproximación de la verdad, porque al fin y al cabo si solo se trata de reemplazar con una teoría “mejor” a una teoría que se ha demostrado que no sea tan buena, entonces en realidad no hay manera de saber si alguna de ellas sea la verdad— o incluso si alguna de ellas esté más cerca a la verdad.

Otra vez, para Popper esto está bien, porque con su punto de vista “pluralista” burgués, lo importante es (el —ilusorio— ideal) de que habrá “igualdad de oportunidad” (mis palabras) para que todas las ideas y teorías se expresen. Como todas las maneras de pensar “pluralistas” burguesas, esto ignora el hecho de que, en realidad, y en particular en una sociedad gobernada por una clase explotadora, incluso las “democracias occidentales”, no habrá igualdad de oportunidad para que todas las ideas se expresen y se consideren, y ciertas ideas que se consideren subversivas al orden establecido —y especialmente cuando se considere que esa naturaleza subversiva represente una amenaza considerable a ese orden— las suprimirán enérgicamente la clase dominante y su estado. Como señalé en Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, en realidad el funcionamiento del “mercado libre de las ideas” en la sociedad capitalista funciona de la misma manera que el verdadero mercado, en el contexto de las dinámicas subyacentes de la acumulación capitalista: no en la igualdad, y ni siquiera en la forma del derecho igual a competir, sino en la dominación por quienes han logrado, y están resueltos a mantener, una posición de monopolio y control.

Con respecto a los comunistas y a la teoría científica del comunismo, nosotros reconocemos e insistimos en la posibilidad de llegar a la verdad —aun con el elemento relativo dentro de la verdad objetiva, como he dicho aquí—, y en la importancia de la búsqueda de la verdad. Reconocemos que la manera en que es posible adquirir continuamente más conocimiento, y determinar si ese conocimiento de hecho corresponde a la realidad objetiva, es sobre la base de la reserva de conocimiento que ya se ha adquirido —y que se ha demostrado que es verdad a través de la aplicación del método científico y su manejo de la relación dialéctica entre la práctica y la teoría—, y de esa manera abordar más a la realidad, acumular más “materia prima” del conocimiento a través de ese proceso, para luego sintetizarlo, elevarlo al nivel de teoría y de nuevo regresar a la práctica para probar y aprender más sobre la realidad que esta teoría apunta a concentrar. Y reconocemos la importancia del choque de las ideas, de la lucha

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en el campo de las ideas—tanto más a medida que se vaya superando las trabas de las relaciones de dominación de clase. El método y enfoque comunista es aplicar, lo más consecuente y sistemáticamente como sea posible, los principios científicos al abordar —al aprender de y al transformar— la realidad; y, como he recalcado, eso implica y requiere que se tiene que partir de lo que se entiende (a través de la aplicación de este enfoque científico) que es verdad, en un momento dado, y al mismo tiempo “estar abiertos a la posibilidad de que nuestro entender sea erróneo en un aspecto u otro o incluso en cuestiones centrales”. (Ver “La lucha en la esfera de las ideas”, Revolución #70, 26 de noviembre de 2006) (8).

Notas:

1 Bill Martin, un profesor radical de filosofía y teórico social inconformista, es autor de varios libros, entre ellos, con Bob Avakian, Marxism and the Call of the Future, Conversations on Ethics, History, and Politics (Chicago: Open Court Publishing/Carus Publishing, 2005).

2. Esta discusión de las ideas de Karl Popper, un filósofo inglés del siglo XX (nacido en Austria), se enfocará en una de sus obras más influyentes, The Open Society and Its Enemies (La sociedad abierta y sus enemigos), y en particular el tomo 2, The High Tide of Prophecy: Hegel, Marx, and the Aftermath (El auge de la profecía: Hegel, Marx y las repercusiones), Princeton University Press, primera edición, corregida y aumentada, 1966 (primera edición de Princeton en rústica, 1971).

3. Esta declaración de Marx a la que se refiere aquí se trató previamente en esta charla, en el pasaje “Cambios en la sociedad y en la gente: Una concepción materialista, y dialéctica, de la relación entre las circunstancias de la gente y su conciencia”. La declaración está en la nota 4 de ese pasaje, en Revolución #106, 28 de octubre de 2007.

4. Nota del autor: En cuanto a las referencias de Popper a las “democracias escandinavas”, etc., Lenin, en su análisis del imperialismo, habló de que incluso los países pequeños y “neutrales” como Suiza participaron en la dominación imperialista y el saqueo de las colonias y se beneficiaron de ellos.

5. Los cambios sociales y la analogía a los cambios naturales evolutivos se mencionaron antes en esta charla, en la primara parte de la serie que publicó Revolución en el número 105, 21 de octubre de 2007.

6. Nota del autor: Aunque no es mi enfoque aquí, no puedo resistirme dejar sentada mi protesta, o reprimenda, a la manera chapuza y la petulancia filistea con que Popper comenta sobre Hegel. Recurriendo en buena medida a ataques ad hominen, Popper trata a Hegel como si apenas fuera un “charlatán” (esta es la palabra con la que se refiere constantemente a Hegel) e instrumento del estado alemán monarca, como alguien cuyas teorías filosóficas fueran en esencia poco más que la construcción consciente de una racionalización y apología de ese estado. Por ejemplo, Popper dice: “No hay nada en las obras de Hegel que no se ha dicho mejor antes de él. No hay nada en su método de pedir disculpas que él no tomó prestado del método de pedir disculpas de sus precursores. Pero él dedicó esos pensamientos y métodos prestados con una determinación singular, aunque sin un indicio de brillantez, a un solo fin: luchar contra la sociedad abierta, y así servir a su patrón, Federico Guillermo [el monarca absoluto] de Prusia”. (Popper, p. 32) Y Popper afirma que el hegelianismo se puede reducir meramente a “pedir disculpas para el prusianismo” (p. 35), pero que incluso que “él

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[Hegel] desea admitir la existencia de contradicciones porque quiere parar el argumento racional, y con ello el progreso científico e intelectual”. (p. 40) Como si se da cuenta que ese tratamiento de Hegel —como en efecto un mercenario charlatán del estado autocrático prusiano— no le caiga bien a unos lectores, Popper se siente obligado a observar que “unos podrían sostener que, todo esto, aunque fuera cierto, no prueba nada contra la excelencia de la filosofía dialéctica de Hegel, o contra su grandeza como filósofo”. Pero la réplica inmediata de Popper es referirse otra vez a una caracterización de Hegel y su filosofía de Schopenhauer, que en realidad no se refiere a las protestas que Popper acaba de mencionar. (ver Popper, p. 46)

Cuando trata de abordar la filosofía de Hegel, y en particular su método dialéctico, Popper revela una asombrosa falta de apreciación de lo que el método dialéctico de Hegel representaba y lo que liberó en el campo de la filosofía. Especialmente a la luz de esto, vale la pena leer lo que Engels dice al respecto, en obras como Anti-Duhring y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, donde Engels presenta una valoración —¿nos atrevemos a decirlo?— mucho más dialéctica de la filosofía de Hegel y del impacto que tuvo. Considérese, por ejemplo, esto que dice Engels—y compáreselo con el tratamiento corto de vista, superficial e instrumentalista de Popper al abordar a Hegel y su filosofía.

“No ha habido tesis filosófica sobre la que más haya pesado la gratitud de gobiernos miopes y [ojo—BA] la cólera de liberales, no menos cortos de vista, como sobre la famosa tesis de Hegel: ‘Todo lo real es racional, y todo lo racional es real’. ¿No era esto, palpablemente, la canonización de todo lo existente, la bendición filosófica dada al despotismo, al Estado policiaco, a la justicia de gabinete, a la censura? Así lo creía, en efecto, Federico Guillermo III; así lo creían sus súbditos…

“Ahora bien; según Hegel, la realidad no es, ni mucho menos, un atributo inherente a una situación social o política dada en todas las circunstancias y en todos los tiempos. Al contrario. La república romana era real, pero el imperio romano que la desplazó lo era también. En 1789, la monarquía francesa se había hecho tan irreal, es decir, tan despojada de toda necesidad, tan irracional, que hubo de ser barrida por la gran Revolución, de la que Hegel hablaba siempre con el mayor entusiasmo… La tesis de que todo lo real es racional se resuelve, siguiendo todas las reglas del método discursivo hegeliano, en esta otra: todo lo que existe merece perecer.

“Y en esto precisamente estribaba la verdadera significación y el carácter revolucionario de la filosofía hegeliana… en que daba al traste para siempre con el carácter definitivo de todos los resultados del pensamiento y de la acción del hombre. En Hegel, la verdad que trataba de conocer la filosofía no era ya una colección de tesis dogmáticas fijas que, una vez encontradas, sólo haya que aprenderse de memoria; ahora, la verdad residía en el proceso mismo del conocer, en la larga trayectoria histórica de la ciencia, que, desde las etapas inferiores, se remonta a fases cada vez más altas de conocimiento, pero sin llegar jamás, por el descubrimiento de una llamada verdad absoluta, a un punto en que ya no pueda seguir avanzando, en que sólo le reste cruzarse de brazos y sentarse a admirar la verdad absoluta conquistada…

“Pero, al final de toda la filosofía no hay más que un camino para producir semejante trueque del fin en el comienzo: decir que el término de la historia es el momento en que la humanidad cobra conciencia de esta misma idea absoluta y proclama que esta conciencia de la idea absoluta se logra en la filosofía hegeliana. Mas, con ello, se erige en verdad absoluta todo el contenido dogmático del sistema de Hegel, en contradicción con su método dialéctico, que

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destruye todo lo dogmático; con ello, el lado revolucionario de esta filosofía queda asfixiado bajo el peso de su lado conservador hipertrofiado…

“Como se ve, ya las necesidades internas del sistema alcanzan a explicar la deducción de una conclusión política extremadamente tímida, por medio de un método discursivo absolutamente revolucionario…

“Mas todo esto no impedía al sistema hegeliano abarcar un campo incomparablemente mayor que cualquiera de los que le habían precedido, y desplegar dentro de este campo una riqueza de pensamiento que todavía hoy causa asombro”. (Engels, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Parte 1, “Hegel”)

7. Nota del autor: Yo mismo he presentado ciertas críticas con respecto a lo que me parecen elementos de metafísica en la manera en que Marx, y en particular Engels, presentaron el método dialéctico—elementos que de hecho conservaron de conceptos en Hegel, en particular la idea de la “negación de la negación”. Pero en la medida que semejantes tendencias existían en Engels, y hasta en Marx, estas definitivamente fueron de carácter secundario y no caracterizaban su punto de vista y su aplicación del método dialéctico, del materialismo dialéctico. Y, con el desarrollo del marxismo, se ha alejado cada vez más de esas tendencias metafísicas; eso se ve en las obras de Lenin y Mao, y se refleja en las críticas a las que hecho referencia aquí.

8. Nota del autor: Lo que se ha dicho aquí para refutar a Popper y su afirmación de que el marxismo no es una ciencia y falla la prueba de la ciencia, en un sentido global es una respuesta a la afirmación, que se hace muy a menudo, de que no hay, y no puede haber, nada como una ciencia social, y en particular ninguna ciencia de la sociedad humana y su desarrollo histórico. Como he dicho extensamente aquí, el marxismo es en realidad una ciencia. Muchas veces se distorsiona y restringe lo que es el marxismo. El marxismo no es simplemente una ciencia social. El materialismo dialéctico es una concentración de la realidad en el sentido más grande, y abarca la “realidad natural”, o sea, los procesos de la naturaleza, así como la realidad social. Pero el marxismo también es una ciencia social—y es una ciencia social. A la materia en movimiento, que es lo que conforma a los seres humanos y sus interrelaciones sociales, también se las puede someter al análisis y a la síntesis científicos, al igual que a cualquier otra forma de materia en movimiento.

Una vez que se haya roto con el idealismo y la metafísica, y específicamente con las ideas cartesianas sobre la dualidad de la existencia —la idea, asociada con el filósofo francés del siglo 17 René Descartes, de que hay la realidad material, y hay la mente humana, que de alguna manera es otra cosa— una vez que se haya roto con las ideas de ese tipo (de que los seres humanos y su sociedad son otra cosa que formas particulares de materia en movimiento), ¿entonces por qué no se entendería que esta esfera de materia en movimiento se aviene o se presta (o cualquier palabra que uno quiera usar) al análisis y a la síntesis científicos, igual que cualquier otra forma particular de materia en movimiento?

Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU

Fuente: www.rwor.org/home-s.htm

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John D. Bernal

Nuevas perspectivas para el desarrollo de la ciencia y de la tegnología en el siglo XX

Toda respuesta a la pregunta “¿Cuáles son los aspectos a corto y largo plazo de la ciencia fundamental?”, para que sea de un interés práctico debe tener en cuenta el mundo actual, ya que son principalmente estos aspectos los que se hayan condicionados, como puede verse ahora, por el papel que la ciencia desempeña en la guerra fría. Las ciencia físicas, en particular la física y la electrónica, han sido desarrolladas esencialmente para objetivos militares y no sólo porque sean utilizadas en la guerra real, sino también porque la misma preparación de la guerra condiciona las características de las ciencias implicadas en esta preparación, tales como, por ejemplo, los sistemas de detención como el radar y los sistemas de dirección correspondientes que ponen en juego a la vez la electrónica y los ordenadores.

La investigación espacial no interesa tanto a la estructura del medio interestelar como el estudio de las ramas orbitales que puedan destruir varias ciudades y por las contramedidas correspondientes.

El resto de la ciencia está igualmente implicado: la química produciendo armas mortíferas como el napalm y los escalofriantes destructores de cosechas, y la biología produciendo nuevas bacterias insensibles a los antibióticos. Las ciencias sociales no se hayan tampoco exentas. No sólo se emplean directamente en la guerra psicológica, sino también intentan pervertir la base de la moralidad humana difundiendo la tesis de la necesidad de la permanencia de la guerra (Iron Mountain), de la imposibilidad de la paz y del carácter peligrosos de ésta.

Con esto en el espíritu es posible predecir con razonable precisión el progreso de la ciencia a corto plazo lo mismo que a largo plazo, pero todavía no a muy largo plazo, es decir, de treinta a sesenta años. Se puede decir que el progreso a corto plazo está determinado por la extrapolación de las tendencias existentes, sin implicar necesariamente descubrimientos radicalmente nuevos, tales como el principio de la luz coherente (principio del laser). Esta extrapolación supone innovaciones basadas en los principios existentes, como se produce para los ordenadores, hallándose la novedad en este caso en las matemáticas combinatorias y no en la física. Las innovaciones no contradicen ninguna nueva invención, sino más bien el empleo de invenciones conocidas y, según el uso que se hace, son reveladas por las necesidades reales. Piden, pues, no una verdadera ingeniosidad, sino más bien la habilidad de resolver

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problemas. Tales son los instrumentos empleados en la automatización y los sistemas elaborados en la dirección electrónica. Es de esta forma como las necesidades militares darán el impulso al desarrollo de los sistemas de navegación en el espacio, que no representan necesariamente un avance cualquiera en la comprehensión científica.

Durante el estudio, sin embargo, se descubrirán efectos y propiedades de materiales enteramente nuevos, cuyo resultado podrá ser nuevos y verdaderos adelantos de la ciencia, tales como, por ejemplo, los desarrollos en superconductividad y otros efectos electrónicos a muy baja temperatura que ponen en consideración fenómenos quánticos. El desarrollo ulterior de tales propiedades puede ser un proceso directo que, si se le emplea, puede conducir a nuevos descubrimientos. Se trata entonces de descubrimientos fortuitos, pero no premeditados.

Se puede citar como ejemplo mi descubrimiento en 1928, de acuerdo con Kapitza, del método de tratamiento por zona fundida. Kapitza necesitaba un cristal de bismuto muy puro y se dirigió a mi. Encontré un medio de producirlo e incidentalmente encontré y empleé el método muy útil y extremadamente potente de la zona fundida. No pensaba, sin embargo, utilizarlo como método general por razones que parecían sin réplica en aquella época. Kapitza sólo quería estudiar el efecto (raro) de Haas von Aphen, que se produce solamente a temperaturas vecinas del cero absoluto y que, por consiguiente, tenia poca suerte de ser utilizado con frecuencia.

No me vino a la idea que había encontrado un método general de purificación que sería la base de una industria totalmente nueva, la de los semiconductores puros o ligeramente impuros, base de la industria moderna de transistores. Así, el descubrimiento permaneció descuidado todavía durante veinte años. Sabía qué se podía hacer, pero ignoraba que alguien lo necesitara. He aquí precisamente un ejemplo de descubrimiento fortuito de los que podría citar muchos relacionados con mi experiencia personal.

Esto ha debido ocurrir muchas veces en el progreso de la física y debería tenerse en cuenta en su enseñanza. Por ejemplo, el invento del microscopio con contraste de fase, los biólogos no sabían que podía existir, los físicos no sabían que se necesitaba. Era simplemente necesario conseguir que físicos y biólogos se encontrasen. La historia de la ciencia está llena de centenares de millares de ejemplos como éste, de ocasiones evidentemente malogradas, que deberían ser señaladas otorgándoles una mala puntuación. No basta con alabar los descubrimientos afortunados; también deberían ser censurados con toda claridad los descubrimientos malogrados.

Los adelantos importantes de la ciencia no se limitan de ninguna manera la física. Uno de ellos, en química, que será seguramente desarrollado en los próximos decenios, es el del mecanismo de las transformaciones catalíticas, ya sea con los catalizadores cristalinos o con aquellos que he caracterizado como moléculas cristalizadas o enzimas y que pueden ser naturales o

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sintéticos. El mecanismo puede ser la sujeción de la molécula de parida, primero de una bastante suelta, pero según una orientación bien determinada. Esto se produce gracias a la ayuda de una molécula co-enzima portadora de una energía menos específica y finalmente liberada bajo la forma de una molécula transformada. La velocidad con que se produce esto podría distinguir enzimas proteínicas de los catalizadores inorgánicos, estos últimos de partida. Tales progresos conducirán a enormes desarrollos en química de síntesis. Esto no exige necesariamente se estudiados experimentalmente, pero debería ser verificado por la experiencia. Una buena aproximación por un modelo en teoría quántica puede ser justo, lo que es necesario.

Tales progresos podrían revolucionar a la vez la química y la bioquímica y podrían muy bien ser combinados con estudios tales como los de Lwoff y Monod. Así se podría poner el acento de manera práctica sobre la unidad de todas las ciencias y eso tendrá grandes repercusiones en medicina y en agricultura.

Los otros progresos, los más probables son relativos a estos sistemas donde no se trata tanto de mecanismos como de relaciones, el análisis de las funciones del cerebro, por ejemplo, por medio de analogías con los círculos ordenadores y la relación con los estudios de comportamiento y la etología (ciencia de las costumbres).

Las implicaciones totales de estos progresos penetran forzosamente en las esferas económicas y políticas, y para salvar su innocuidad deberían permanecer absolutamente fuera de las influencias militares y financieras. Todos los ejemplos que he mencionado en esta breve exposición muestran la importancia de las estructuras a escala molecular o a escala funcional.

J.D.Bernal, (1901-1971) científico irlandés, profesor de física en Birkbeck Collage, de la Universidad de Londres. Destacado por su obra pionera de la Cristalografía de rayos X. Fue premiado con la Royal Medal de la Royal Society y con el premio Lenin de la paz.

Obras: Historia Social de la Ciencia, El origen de la vida, etc.

Consejos creativos a un joven investigador11/06/2014

Menear

Las Reglas y Consejos de Cajal ofrecen algunas pautas para favorecer la

creatividad del científico. La investigación psicológica reciente parece

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apoyar las intuiciones del Nobel, cuyo comportamiento innovador

también sería explicable desde algunos modelos sobre creatividad.

Santiago Ramón y Cajal decía que las neuronas son "células de formas delicadas y elegantes,

las misteriosas mariposas del alma" (1). Él las persiguió tenazmente, observando

minuciosamente a través de su microscopio y dibujándolas al detalle con su lápiz. Y como

pone de manifiesto su metáfora, también hablaba de ellas de una forma hermosa, casi

poética. En cierto modo, esta combinación de arte y ciencia nos puede resultar

extraña hoy, cuando se asume que la representación del conocimiento ha de ser precisa,

objetiva, exacta, y que el investigador ha de tener un currículum hiper-especializado en su

campo. Cajal, como otros grandes investigadores, transitó entre la ciencia y el arte sin

establecer una frontera clara entre ellos. El laboratorio, un híbrido de botica y atelier, es el

epicentro de su vida, pero su curiosidad se expande en direcciones aparentemente tan

dispares como la fotografía, el dibujo, la hipnosis, el "vicio tenaz e inveterado" del ajedrez,

las charlas de café, la escritura, sus lecturas filosóficas, la docencia y, cómo no, la

investigación histológica.

Robert Thom. Ramón y Cajal: chartering the nervous system

Hace unos días, en una viñeta cómica, un personaje que representaba a un profesor de

universidad señalaba cuatro puntos que la ciencia y el arte tienen en común: buscan la

verdad, valoran la originalidad y la creatividad, hacen que el mundo sea mejor...y en ambos

casos, es extremadamente difícil encontrar financiación. Nuestro premio Nobel también

hubiera suscrito esto último. No hay que olvidar que él mismo autofinanció muchas de sus

investigaciones, construyendo un laboratorio low-cost en su propia casa. Pero

posiblemente, la conexión que existe entre investigación y arte tiene que ver sobre

todo con la creatividad. Cajal, en cierto modo, parece consciente de esto, y en susReglas

y Consejos sobre Investigación Científica señala algunos peligros que acechan al joven

investigador, que vienen a ser, en definitiva, actitudes que pueden acabar con su potencial

para innovar (2).

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Las advertencias de Cajal al joven científico

La primera amenaza para la creatividad que menciona es la "admiración excesiva a la obra

de los grandes iniciadores", que incapacita para desarrollar proyectos originales. Ser

investigador implica ser un poco iconoclasta, algo que suele traer de cabeza a los directores

de tesis, pero sin lo cual no habría innovación. Elespíritu crítico, la duda, el

cuestionamiento, y hasta cierto punto, el rechazo a lo establecido son rasgos de las personas

creativas que también son deseables en el científico (3). Aunque, como el propio Cajal

recuerda, "la crítica científica se justifica solamente entregando, a cambio de un error, una

verdad" (2).

En otras ocasiones, el peligro no es tanto idolatrar a un gurú de la profesión, sino quedar

seducido por un tema de estudio provisto de cierto aura, que simplemente está de moda, o

que puede dar "resultados". Contrariamente, la ciencia es -en cierto sentido- una empresa

desinteresada. Muchas veces la motivación del investigador es puramente hedonista: le

gusta lo que hace, sin más. El excéntrico Richard Feynman, físico teórico y también dibujante

-de hecho sus conocidos diagramas le valieron el Nobel- decía que la investigación "es como

el sexo... seguro que puede tener algunos resultados prácticos, pero no lo hacemos por eso".

Cajal, que era un personaje más serio, también advirtió del "culto exclusivo a la llamada

ciencia práctica" (2). La sociedad asume que la actividad del investigador debe tener un

impacto inmediato en la calidad de vida o la economía de la población, pero este énfasis no

es típico de "las gentes del oficio" de la ciencia. Por otra parte, la distinción entre

investigación teórica y aplicada, nos dice, es falsa; ambas -la ciencia del laboratorio y la de

fábrica- están interconectadas. La investigación aparentemente inútil suele ser la más

imaginativa e innovadora, y quizá también, la más útil de todas a largo plazo.

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Santiago Ramón y Cajal, 1899. Neurona Purkinje.

Los consejos de Cajal tratan de remediar el desánimo del investigador y su a veces

maltrecha autoestima. Una idea que puede mermar la creatividad es pensar que los temas

de investigación están agotados o que, en el mejor de los casos, nuestro estudio trata sobre

algún aspecto menor y sin importancia. La advertencia de Cajal es clara en este sentido

-"Juzgamos pequeño lo que vemos de lejos o no sabemos ver" (2). No parece un mal consejo

viniendo de alguien que se dedicó al estudio de las neuronas, unas células cuyo tamaño se

mide en micras, pero que como él mismo decía, posiblemente encierren "el secreto de la

vida mental".

En otras ocasiones, el investigador no duda tanto de su objeto de estudio como de sí mismo.

Cree que "no vale" para esto de la ciencia, porque no es lo suficientemente rápido, genial y

brillante como para hacer un gran descubrimiento en su campo. Sin embargo, Cajal nos dice

que esta empresa también es obra de "entendimientos regulares, (...) de esos otros dotados

de temperamento artístico (...) de los meramente curiosos, flemáticos, (...) capaces de

consagrar largas horas al examen del más insignificante fenómeno natural" (2).Por cierto, la

investigación reciente parece confirmar estas intuiciones sobre el papel la autoestima,

encontrando que las personas creativas suelen caracterizarse por altos niveles de

auto-confianza, además de por cierto grado de dominancia (4).

 

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Cajal como ejemplo de investigador creativo

La receta de Cajal para el progreso en la investigación científica es una síntesis de

creatividad y tesón, disfrute y esfuerzo. En su autobiografía nos revela parte del secreto que

le llevó a ganar el Nobel... "Mi tarea comenzaba a las nueve de la mañana y solía prolongarse

hasta cerca de media noche. Y lo más curioso es que el trabajo me causaba placer. Era una

embriaguez deliciosa, un encanto irresistible" (2).

En este sentido, el propio Cajal se ajusta muy bien a los modelos que la psicología ha

desarrollado para explicar la creatividad. Son numerosos los estudios que han encontrado

que los estados de ánimo positivos se asocian a una mayor flexibilidad cognitiva,

que la gente feliz es más innovadora,  y que los estados hipomaníacos -como en el que quizá

se encontrase Cajal en la época a que se refiere su frase- favorecen la creatividad (5, 6). Los

niveles altos de activación emocional, como ocurre cuando uno está alegre, se relacionan

con la curiosidad y el deseo de exploración, cualidades que están en la base de la

investigación científica (7). Como dato, en el tiempo en que Cajal siguió el plan de trabajo

anterior llegó a publicar en un solo año 14 monografías... sin contar las numerosas

traducciones que hizo (1).

Pero la investigación también, en algunos momentos, puede ser ardua y lejos de provocar las

sensaciones placenteras antes mencionadas, convertirse en una tarea estresante, algo que

se realiza bajo presión, y con alto grado de incertidumbre. ¿Puede aparecer la creatividad en

una situación así? Lo cierto es que sí. Algunas emociones negativas facilitan la emisión

de respuestas originales, porque nos inducen a persistir tenazmente en la tarea y a dar

vueltas y vueltas a nuestras ideas, como ocurre en el estado de intranquilidad que

experimentamos al resolver una cuestión (8). Y también en esto, los consejos de Cajal parecen

ser consistentes con la investigación psicológica actual (9):

"Para llevar a feliz término una indagación científica, (...) debemos fijar fuertemente en

nuestro espíritu los términos del problema, a fin de provocar enérgicas corrientes del

pensamiento, es decir, asociaciones cada vez más complejas y precisas (...) No basta la

atención expectante, ahincada, es preciso llegar a la preocupación".

El Modelo de las Dos Vías de la Creatividad, desarrollado por De Dreu et al., propone

una síntesis interesante para explicar el papel que juegan las emociones positivas y

negativas en la creatividad (8). En primer término,para que alguien sea creativo es

necesario que se encuentre en un estado de activación. Esto hace que se liberen

dopamina y noradrenalina, dos neurotransmisores que afectan a nuestra motivación y a la

forma en que llevamos a cabo el procesamiento cognitivo de la información; y que

fundamentalmente, aumentan la capacidad de nuestra memoria de trabajo, necesaria para

dar respuestas creativas (8).

Page 34: El cerebro inconsciente

Modelo de las dos vías de la creatividad (Elaborado a partir de De Dreu et al.,2008)

Las emociones pueden activarnos -como en el caso de la alegría o el estrés- o desactivarnos -

como ocurre con la tristeza-. Las primeras favorecen la creatividad, pero las segundas

acaban por bloquearla. Según el modelo,las emociones positivas activadoras inducen

una mayor flexibilidad en el procesamiento cognitivo de la información, mientras que las

emociones negativas activadoras aumentan nuestra persistencia y perseverancia

cognitiva al realizar una tarea. La creatividad podría alcanzarse a través de cualquiera de

estos procesos o, incluso, mediante una combinación de ambos (8).

Las intuiciones de Cajal sobre el proceso de investigación científica, con su combinación de

innovación y trabajo minucioso, parecen ajustarse bien a los hallazgos recientes sobre la

forma en que surge el pensamiento creativo. Tal vez, en una empresa tan racional como la

ciencia, el secreto de la creatividad está en algo irracional: la sensación de que las mariposas

del alma revolotean también en el estómago, en esa rara mezcla de ilusión, disfrute, y

moderada ansiedad que experimenta el investigador al hacer su trabajo.

 

Referencias

1. Ramón y Cajal, S. (1917; 1923). Recuerdos de mi vida (Cap. VII). Edición del Centro Virtual

Cervantes, disponible en http://cvc.cervantes.es/ciencia/cajal/cajal_recuerdos/recuerdos/

default.htm

2. Ramón y Cajal, S. (1897; 1920) Preocupaciones enervadoras del principiante. En Reglas y

Consejos sobre Investigación Científica (cap. 2). Edición del Centro Virtual Cervantes,

disponible enhttp://cvc.cervantes.es/ciencia/cajal/cajal_reglas/capitulo_02.htm

3. Feist, G.J. (2010). The Function of Personality in Creativity: The Nature and Nurture of the

Creative Personality. En: Sternberg, R. J., & Kaufman, J. C. (Eds.). The Cambridge handbook of

creativity (pp.113-130). Cambridge: Cambridge University Press.

Page 35: El cerebro inconsciente

4. Feist, G. J. (1998). A meta-analysis of personality in scientific and artistic

creativity. Personality and Social Psychology Review, 2, 290–309.

5. Schuldberg, D. (1990). Schizotypal and hypomanic traits, creativity, and psychological

health. Creativity Research Journal, 3, 218–230.

6. Shapiro, P. J., & Weisberg, R. W. (1999). Creativity and bipolar diathesis: Common

behavioral and cognitive components. Cognition and Emotion,13, 741–762.

7. Kashdan, T. B., Rose, P., & Fincham, F. D. (2004). Curiosity and exploration: Facilitating

positive subjective experiences and personal growth opportunities. Journal of personality

assessment, 82(3), 291-305.

8. De Dreu, C., Baas, M., & Nijstad, B. (2008). Hedonic tone and activation level in the mood-

creativity link: Toward a dual pathway to creativity model. Journal of Personality and Social

Psychology, 94 (5), 739-756.

9. Ramón y Cajal, S. (1897; 1920). Cualidades de orden moral que debe poseer el

investigador. En Reglas y Consejos sobre Investigación Científica (cap. 3). Edición del Centro

Virtual Cervantes, disponible

enhttp://cvc.cervantes.es/ciencia/cajal/cajal_reglas/capitulo_03.htm

LA PERCEPCIÓN DEL TIEMPO

12/05/2014

Menear

La percepción subjetiva del tiempo, el cómo sentimos su paso, tiene un papel muy importante en la vida, pues afecta a nuestra salud somática y mental.

El sentido subjetivo del tiempo hace que tengamos una noción del pasado, del presente y del futuro. Lo utilizamos para entender el curso y la duración de los acontecimientos, situarlos en su momento y generar expectativas sobre ellos. Nos sirve también para cosas como apreciar la velocidad de lo que se mueve, valorar el tamaño de un objeto cuando lo exploramos por el tacto, o ejercer la prosodia, el mensaje emocional que va en la entonación y el curso de las palabras habladas. Nuestra sensibilidad para percibir y responder al tiempo está implicada también en tareas mentales complejas, como atender a lo que pasa, pensar para solucionar problemas o tomar decisiones, planificar el futuro o incluso entender las mentes ajenas.

La percepción subjetiva que tenemos del tiempo es influenciada por muchos factores externos e internos a nuestro organismo. El tiempo vuela cuando lo estamos pasando bien, cuando nos gusta lo que hacemos, cuando estamos motivados, cuando lo que hacemos es novedoso o cuando estamos ocupados. Las experiencias previas también influyen en nuestra percepción del tiempo. Eso es lo que ocurre cuando, por ejemplo, una película nos parece más corta al

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verla por segunda vez. Contrariamente, el tiempo pasa más lentamente, es decir, se nos hace más largo, cuando lo estamos pasando mal, cuando esperamos con impaciencia, cuando tenemos prisas, cuando estamos enfermos, cuando nos duele algo o cuando estamos cansados o incómodos. Se nos hace asimismo eterno cuando llevamos una carga pesada encima y, sobre todo, cuando estamos en peligro. También apreciamos su curso como más lento cuando nos aburrimos y, especialmente, cuando le prestamos atención, es decir, cuando estamos pendientes de él. Si no le hacemos caso, el tiempo transcurre más rápidamente. Nuestra percepción subjetiva del tiempo depende mucho de la situación emocional en que nos encontremos. Si estamos emocionados nos equivocamos mucho al valorar el tiempo transcurrido. Eso es lo que pasa cuando llega por fin la persona o la noticia ansiosamente esperada y sentimos que la hemos esperado una eternidad, cuando en realidad fue mucho menos tiempo. Del mismo modo, si tenemos prisa sentimos que el autobús tarda mucho más en llegar y que el semáforo está mucho más tiempo en rojo. Cuando estamos disgustados el tiempo pasa también con más lentitud.

Buena parte de las percepciones que tenemos son posibles gracias a receptores especializados de nuestro organismo que captan los estímulos correspondientes y los convierten en señales eléctricas que envían al cerebro. Así, para percibir la luz o el color disponemos de los ojos y la retina y para percibir los sonidos del órgano de Corti en el oído interno. Sin embargo, para percibir el tiempo no disponemos de ningún órgano especializado semejante a esos otros. No tenemos, por así decirlo, un reloj o medidor biológico que informe a nuestro cerebro del tiempo transcurrido, lo que complica nuestra comprensión de cómo lo consigue. Pero es bien cierto que todos tenemos un sentido del paso del tiempo que nos hace distinguir muy bien lo que pasó hace años o días de lo que pasó hace un rato o acaba de suceder. Precisamos más todavía, pues podemos distinguir minutos de segundos y éstos de milisegundos.

Nuestro cerebro tiene relojes biológicos, como el núcleo supraquiasmático del hipotálamo o la glándula pineal, que controlan los ciclos de sueño y vigilia y la producción de hormonas y neurotransmisores que influyen en nuestra fisiología y comportamiento. Pero esas estructuras, aunque colaboran, no son las encargadas de percibir el tiempo subjetivo. Hay también marcadores o circunstancias externas que nos ayudan a hacerlo, como los relojes artificiales, los cambios de la luz del día o incluso el ver crecer a los hijos, en diferentes escalas temporales. Y también los hay internos, como el propio ciclo de sueño y vigilia, la atención que prestamos a la duración de los eventos o incluso la vejiga de la orina, que nos marca tiempos de evacuación que pueden servirnos de referencia. Pero todo eso no es suficiente pues la mayor incógnita sigue siendo cómo el cerebro representa y percibe el paso del tiempo.

Una clave para descubrirlo la tenemos en los diferentes sentidos, pues el tiempo que percibimos tiene mucho que ver con ellos. Por ejemplo, evaluamos con más precisión lo que dura un sonido que lo que dura una imagen visual o un estímulo olfatorio. Lo cual no es extraño, pues, por su naturaleza, el sistema auditivo es el sistema sensorial humano con más especialización y capacidad para percibir el tiempo. De ahí que un sencillo truco para percibir con precisión la duración de un evento corto consista en evocar mentalmente una canción conocida que nos sirva de referencia temporal. Pero la evaluación del tiempo transcurrido es siempre mejor cuando combinamos diferentes modalidades sensoriales. De ese modo, para

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evaluar la duración de una nota musical nos puede ayudar el ver la nota escrita durante el mismo tiempo que la oímos. Igualmente, el ver al músico que interpreta la melodía puede permitirnos evaluar su duración con más precisión que si sólo la oímos. Nuestra capacidad para formar recuerdos es otro componente esencial de la percepción del tiempo, pues la memoria es siempre necesaria para medirlo. Una de las cosas que pierden los enfermos amnésicos es precisamente capacidad para percibir el tiempo, tanto de periodos cortos como largos del mismo.

Todo ello nos hace pensar que en el cerebro humano no existe un único reloj biológico que marque el tiempo subjetivo, sino quizá diferentes relojes que incluso pueden no estar sincronizados. De hecho, son muchas las partes del mismo que han sido involucradas en la percepción del tiempo. Entre ellas podemos citar, además de las cortezas auditiva y visual, la corteza prefrontal, los ganglios basales e incluso el cerebelo. Una amplia red de neuronas podría estar entonces implicada en la percepción subjetiva del tiempo. Con todo, hay una cierta especialización funcional, pues sabemos, por ejemplo, que la corteza visual es necesaria para que percibamos la duración de una imagen pero no para percibir la de un sonido. Sin embargo, todavía no sabemos cómo puede representarse en esa o en otras partes de la corteza cerebral el tiempo percibido para cada evento. El cómo esa representación ocurre podría explicar mucho de lo que conocemos por experiencia sobre la percepción del tiempo, como el que nos equivocamos más cuando los tiempos a medir son más largos o, como ya dijimos, cuando no le prestamos suficiente atención a la duración de lo que sea. El cerebro, en cualquier caso, debe de funcionar bien para que podamos percibir el tiempo con precisión. Los niños de menos de ocho años tienen una precisión temporal pobre, debido probablemente a falta de madurez de los circuitos neuronales que lo permiten, y al llegar la vejez hay también cambios neuronales que hacen que los marcadores internos se enlentezcan haciendo que el tiempo subjetivo pase más rápido. Es entonces cuando los años se hacen cortos y la vida en general va más deprisa.

Las observaciones y razonamientos anteriores nos ayudan a comprender el valor que tiene la percepción del tiempo en nuestras vidas. Es por ello que controlar los factores que influyen en esa percepción resulta muy importante para nuestra salud. Como muy bien ha explicado el profesor Ramón Bayés (El reloj emocional; Barcelona: Alienta Ed. 2007), gestionar el tiempo interior, es decir, el que apreciamos subjetivamente, es algo muy importante para conseguir bienestar. El tiempo que percibimos no siempre coincide con el deseado. A veces queremos que corra y en muchas ocasiones desearíamos detenerlo. Conocer sus características y razonar sobre los factores que determinan el tiempo subjetivo puede ayudarnos a equiparar el tiempo que sentimos con el esperado, o a modificar nuestro sentimiento para adaptarlo al tiempo objetivo, al que marcan los relojes. Cuando no es así se disparan los sistemas emocionales del cerebro y si ello perdura se genera un estado de estrés que perjudica nuestra salud. El lector debe recordar que en situaciones de estrés las glándulas suprarrenales liberan hormonas como el cortisol que dañan el organismo ya que pueden producir alteraciones cardiovasculares, depresión del sistema inmunológico y muerte de neuronas en el cerebro. En general no es bueno estar muy pendientes del tiempo. El trabajo a destajo o contrarreloj es un buen ejemplo, pues cuando se perpetúa puede acabar castigando al organismo y debilitando la salud somática y mental de quien lo realiza. Controlar nuestros tiempos o, por lo menos, tener

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la sensación de que los controlamos, es un factor clave del bienestar somático y mental de las personas.

EMOCIONES HUMANAS Y EMOCIONES DE ANIMALES NO HUMANOS (I)

Introducción

El estudio del comportamiento animal ha fascinado al hombre desde hace siglos, si bien no se ha hecho desde una perspectiva científica hasta hace relativamente poco tiempo. Hoy en día, la etología sirve de base para adoptar decisiones políticas que condicionan el comportamiento del ser humano en relación con ciertos animales. Dichas decisiones se han plasmado en normas legales del estilo de las que promueven el bienestar de los animales de renta durante su transporte y sacrificio, las que limitan el sufrimiento y uso de los animales de laboratorio o las que penalizan el maltrato de los animales domésticos. Yendo más lejos, estudios etológicos relativamente recientes con grandes simios –como los llevados a cabo por Jane Goodall (con chimpancés), Dian Fossey (con gorilas) o Biruté Galdikas (con orangutanes)- han posibilitado los polémicos debates sobre la extensión de los derechos humanos a los animales.

Todos los intentos de protección suelen hacer un mayor hincapié en aquellos animales cuyas cualidades cognitivas más se aproximan a las del ser humano. Ahora bien, el meollo del asunto no está en lo inteligentes, o no, que puedan ser estos animales pues no cabe duda de que la capacidad intelectual del ser humano se mueve en niveles muy superiores. El quid de la cuestión se encuentra en lo desarrollada que tienen los animales la capacidad para sentir. Es decir, en sus emociones.

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Con respecto del comportamiento animal se pueden diferenciar dos posturas antagónicas e irreconciliables

1. Los animales como máquinas

Consiste en una visión “pauloviana” y determinista del comportamiento de los animales no humanos. En este sentido se podría afirmar que reaccionan de un modo previsible ante los estímulos. Llevada a su extremo más radical, esta postura nos indicaría que los animales se comportan como máquinas que siempre responden de la misma manera ante un mismo estímulo. Por tanto, no existiría hueco para el libre albedrío ni para pensamientos diferentes de los determinados por la condición genética. Tampoco se podría hablar de emociones como las que experimentan los seres humanos. Por ejemplo, el sufrimiento implicaría dolor físico pero carecería del componente psíquico o éste sería muy escaso.

2. Los animales humanizados

Consiste en equiparar el comportamiento de los animales “superiores” (grandes primates, perros, delfines, ciertas aves, etc.) -y en ocasiones de los “no tan superiores”- al del hombre. Dichos animales no tendrían comportamientos tan deterministas y predecibles como enuncia la postura anterior, sino que serían capaces de tomar decisiones más allá de lo que dicta su genética. Muchas de estas decisiones podrían ser comparables a las que adoptan las personas y, en ocasiones, más acertadas. El que los animales “superiores” no sean tan inteligentes como los humanos no implica que no puedan ser iguales o superiores en el plano emocional. En este caso, su sufrimiento incluiría un componente físico y otro psíquico, ambos bien establecidos.

Page 39: El cerebro inconsciente

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En el término medio está la virtud

Cuando tratamos de los animales cognitivamente más próximos al ser humano, vemos que las dos posturas anteriores albergan sólo medias verdades. Si bien es cierto que numerosos comportamientos animales son previsibles y están preestablecidos, no es menos cierto que muchos individuos dentro de una misma especie –incluso simples ratones- poseen personalidades propias y diferenciadas. Considerar el comportamiento de los animales como si estuviera programado es útil en aquellos animales que más se alejan cognitivamente de seres los humanos. En cambio, en los animales que más se aproximan sólo sirve para explicar algunos de sus comportamientos.

Por otra parte, humanizar a los animales supone una gran tentación a la hora de intentar dilucidar su conducta. Por desgracia, esta postura tampoco es del todo correcta ya que atribuye a los animales cualidades que les resultan impropias. En determinados casos –como los estudios etológicos con bonobos o chimpancés- explicar el comportamiento animal en base al humano puede ser un acierto pero en otros –como el intento de arrojar luz sobre las conductas de los perros- suele terminar en fracaso. La humanización de los animales no sólo es problemática porque los atribuyan cualidades psíquicas superiores a las que tienen (por ejemplo, cuando creemos que un perro es capaz de entender un enfado nuestro por un acontecimiento ocurrido hace horas), sino también porque los atribuyen cualidades psíquicas diferentes a las que dicta su naturaleza (por ejemplo, al no comprender que cuando un perro se integra en la familia lo hace entablando una jerarquía).

Así pues, podemos concluir que las “aproximaciones tipo máquina” nos explican bastante bien los comportamientos de aquellos animales que más se alejan cognitivamente de nosotros. Es el caso de pequeños mamíferos, reptiles o ciertas aves. En cambio, deben ser tomadas con precaución al aplicarlas a los animales psíquicamente más desarrollados, como los bonobos o los chimpancés.

A su vez, la humanización de los animales sigue una tendencia inversa, siendo más adecuada para los mejor dotados cognitivamente y menos apropiada para los peor dotados.

EMOCIONES HUMANAS Y EMOCIONES DE ANIMALES NO HUMANOS (II)

Continuación del artículo "Emociones humanas y emociones de animales no humanos (I)"

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Entonces… ¿Qué nos diferencia emocionalmente del resto de los animales?

A día de hoy, se sabe que la inteligencia humana es muy superior a la del resto de los animales. No existe ningún animal que sea más inteligente que un niño de 6 años con sus plenas facultades. Cuando nos adentramos en el terreno emocional la cosa cambia. Muchos grupos ecologistas y afines defienden que los animales sienten igual que los Homo sapiens, sobre todo en lo que se refiere a la capacidad para experimentar sufrimiento. Sin embargo, esta premisa no es del todo cierta. No cabe duda de que –salvo excepciones- los animales “superiores” sienten el dolor físico de una forma muy similar a como lo padecen las personas. De igual modo, tampoco debería caber duda de que dichos animales “superiores” pueden experimentar el dolor psíquico tal y como lo hacen las personas. La razón de ello está en que

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son capaces de sentir angustia, depresión, pena, remordimientos, compasión, etc. Pero, ¿son suficientes estas pruebas para confirmar que algunos animales sufren emocionalmente igual que los humanos? La realidad es que no. Existen al menos 3 diferencias emocionales entre los hombres y los animales:

- En primer lugar, hay que considerar que los humanos pueden experimentar emociones a partir de estímulos que otros animales son incapaces de apreciar en su totalidad. Del mismo modo, los animales pueden captar estímulos productores de respuestas emotivas vedados para el hombre. Así, los perros son capaces de percibir el olor de otros congéneres y, a través del mismo, recibir abundante información sobre el emisor, lo cual puede desencadenar ira, miedo, deseo sexual, etc. Un ser humano, aunque captara el olor de otro perro sería incapaz de descifrar toda la información que contiene y de responder emocionalmente a la misma. Por otra parte, los seres humanos son capaces de responder con emociones ante estímulos cuyo mensaje otros animales no alcanzan a desentrañar. Es por ello que, ante una obra de arte, los animales no se emocionarían salvo que estuviera ligada a otro estímulo mucho más simple, por ejemplo, una ración de alimento. A esto hay que añadir otra cualidad propia de la mayoría de las personas y es que, a diferencia de los autistas y de los animales no humanos, no ven los detalles; sólo les importa el conjunto, el esquema o la idea que se tiene de las cosas. Nosotros sólo vemos el bosque en detrimento del árbol y, además, lo consideramos un mérito. Por tanto, una idea general podría desencadenar en nosotros sentimientos que los animales no llegarían a experimentar.

Se puede resumir el párrafo diciendo que las personas nos emocionamos ante estímulos “con un alto contenido intelectual” indescifrable para los animales. En cambio, estos se emocionan ante estímulos sensoriales que nosotros no podemos captar y/o interpretar.

- En segundo lugar, y refiriéndonos a un sentimiento particular como es la compasión, cabe decir lo siguiente: no es sólo que los seres humanos mostremos compasión por otro ser que sufre, como puedan hacerlo los bonobos u otras especies no humanas. También sabemos que sentimos compasión y, quizá, como consecuencia hayamos estado influyendo en las circunstancias que hay tras los acontecimientos que en el inicio provocaron emoción y sentimiento.

- En tercer lugar, a diferencia del resto de los animales, los humanos tenemos emociones mezcladas. Somos capaces de odiar y amar al mismo tiempo. Por eso los humanos no podemos hacer gala de la lealtad de un perro. Un perro es leal, básicamente, porque es incapaz de mezclar emociones distintas. En la lealtad a su dueño no hay ni rastro de odio.

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Conclusiones finales

El que los animales “superiores” compartan numerosas semejanzas emocionales con los humanos, no implica que se muevan en un nivel emocional idéntico. La inteligencia humana nos permite experimentar sentimientos y emociones ante estímulos que carecen de significado especial para los animales. Por otra parte, algunas adaptaciones evolutivas –ya sean sensoriales y/o de procesamiento de la información- permiten a los animales captar estímulos e interpretarlos de una manera inalcanzable para el ser humano.

Los seres humanos somos conscientes de que nos estamos emocionando, lo cual puede influir en la manera de “entender” el estímulo que ha desencadenado la emoción.

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Además, el hecho de mezclar emociones antagónicas aumenta notablemente nuestra capacidad emotiva.

Todo ello nos diferencia de manera crucial del resto de los animales.

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Para más información, consultar:

- En busca de Spinoza, de Antonio Damasio.

- El viaje a la felicidad, de Eduardo Punset.

UN VISTAZO CRÍTICO AL "ACTUALISMO" (2ª PARTE)

Como se adelantó en la primera parte de este artículo, en ésta se exponen unas orientaciones iniciales para el empleo correcto del actualismo:

1. La ausencia de una explicación de mayor calidad

Si ante un fenómeno en apariencia nuevo no se encuentra una exégesis mejor por otra vía, puede emplearse el actualismo para intentar dilucidarlo. Claro está, los resultados que se extraigan deberán tomarse con las debidas precauciones. Es decir, como una posible aclaración o como la mejor explicación hasta el momento.

2. Un contexto idéntico o razonablemente similar en ambos fenómenos a comparar

Así pues, en las mencionadas tribus de cazadores-recolectores, si la tribu del presente habita en un ecosistema tropical y la del pasado se desenvolvió en uno glacial, no deberían atribuirse los hábitos alimentarios de la primera a los de la segunda. La razón es que los sujetos del ecosistema tropical se decantarán por una dieta más herbívora (rica en frutas y verduras), mientras que los del glacial lo harán por una más carnívora (ante la escasez de vegetales). Es obvio que asimilar la alimentación de unos a la de otros sería un ejercicio incorrecto de actualismo.

3. Tener un cierto conocimiento de ambos fenómenos, sobre todo del actual

Cuanto mejor conozcamos el fenómeno presente, mayores posibilidades habrá de que la comparación resulte satisfactoria. Un conocimiento deficiente del suceso actual implica una alta probabilidad de que se cometa un mal uso del mismo. Entre ambos hechos, el más importante para una comparación adecuada es el del presente pues con él pretendemos desentrañar los enigmas del hecho acontecido. Por supuesto, esto no implica que el conocimiento del suceso pasado carezca de importancia. Un ejemplo de ello lo tenemos en el comentado velocirraptor. La comparación con las aves actuales nos aportó abundante información sobre su diseño y modo de desplazamiento. Sin embargo, hasta que no se descubrieron fósiles de velocirraptores con impresiones de plumas no se pudieron añadir éstas a su morfología, las cuales constituyeron un complemento esencial de su diseño.

4. Contar con los últimos avances científico-tecnológicos

Cuando se pretende establecer una comparación, no debe hacerse al margen de los adelantos más recientes. Las explicaciones que aporta la ciencia a lo largo del tiempo son acumulativas y, en menor medida, cambiantes. El caso del velocirraptor nos vuelve a arrojar luz al respecto: si

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nadie hubiera considerado que era un dinosaurio emplumado y se hubiera aplicado el actualismo al margen de este dato clave, es muy posible que futuras explicaciones hubieran resultado falsas. Por otra parte, los últimos adelantos científico-tecnológicos no sólo aportan más información para realizar unas analogías más precisas, sino que refuerzan la calidad de los resultados que ofrece el actualismo.

5. Procurar que exista el menor número de contradicciones en la comparación

Si al ejecutar una comparación nos topamos con datos y/o resultados que cuestionan o debilitan la tesis que se quiere demostrar, es bastante probable que estemos errados y que no sea pertinente emplear el actualismo.

Una vez observados los requisitos anteriores, cabría preguntarse ¿qué valor tiene entonces el actualismo como método de investigación?. La respuesta no es sencilla. Si se aplica correctamente su valor puede superar incluso al de un experimento o un estudio epidemiológico. Es evidente que, desde una perspectiva histórica, ha permitido obtener información muy útil para reconstruir distintos aspectos del pasado. Gracias al actualismo comprendemos de un modo aceptable cómo vivían los distintos antepasados del Homo sapiens sapiens, los dinosaurios y otros animales prehistóricos, etc. Por desgracia, también es cierto que a menudo se ha empleado a la ligera, con abuso o de manera equívoca. Cuando la información en que se apoya el actualismo es escasa y/o incorrecta, los resultados extraidos pueden caer en el disparate, como ocurrió con las reconstrucciones iniciales del iguanadon. Por suerte, la ciencia aporta paulatinamente más y mejor información. Ello hace que el actualismo se transforme de manera progresiva en una herramienta cada vez más eficaz, con la cual los errores cometidos en su uso pueden subsanarse a la vista de informaciones más recientes. Es lo que sucedió con las reconstrucciones posteriores del iguanadon que, merced al actualismo, desembocaron con un diseño cada vez más correcto y preciso.

PUBLICADO POR CARLOS EN 8:24 NO HAY COMENTARIOS:

ETIQUETAS: FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

SÁBADO, 12 DE JULIO DE 2008

Un vistazo crítico al “actualismo” (1ª parte)

El actualismo es un método científico muy empleado en estudios arqueológicos, paleontológicos y evolutivos. Se puede definir como la explicación de fenómenos pasados mediante su comparación con fenómenos presentes. Se basa en que muchos sucesos bien conocidos hoy en día se conservan a lo largo del tiempo y, a veces también, del espacio. Por ejemplo, la deposición de glucosa en forma de grasa es un hecho observable en los caballos y en los seres humanos, y –atendiendo al registro fósil- es casi seguro que se daba igualmente en los humanos y caballos prehistóricos. Dicha hipótesis se ve reforzada por la observación de que todos los mamíferos actuales almacenan glucosa en forma de grasa. De ello se deduce que es una característica muy conservada en la naturaleza pues, al ser común a tantos animales distintos (por su genotipo, su fenotipo y su distribución geográfica), lo más probable es que surgiera a partir de un ancestro común. Éste presentaría dicha peculiaridad metabólica, la cual transmitiría a su descendencia al ser muy ventajosa y heredable. Se trataría, pues, de un

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antepasado antiguo muy distinto de los humanos y de los caballos, ya que también es “padre acumulador de grasa” de muchísimos mamíferos diferentes (piénsese en los ornitorrincos, las ratas, las jirafas, los leones, etc.).

Gracias al actualismo se han obtenido cuantiosos datos sobre la morfología, los hábitos y la fisiología de numerosos seres vivos del pasado. Un ejemplo típico de actualismo es la comparación de las tribus de cazadores-recolectores del presente con las tribus de cazadores-recolectores del paleolítico. Podría decirse que las tribus de hoy en día son “fósiles vivientes” que permiten conocer mejor las tribus del pasado. Otro paradigma exitoso del actualismo es la reconstrucción de los velocirraptores, dinosaurios equipados con huesos muy vascularizados, plumas y otras estructuras propias de las aves. La comparación de tales características con las que tenían los fósiles de dichos dinosaurios condujo a una nueva reconstrucción de los mismos. De no haberse establecido analogías con las aves, aún permanecería una imagen falsa de los velocirraptores.

A pesar de que el actualismo bien empleado es una potente herramienta de investigación, cuando se aplica de manera errónea puede resultar desastroso. Es por ello que una parte de la comunidad científica recela de este método, sobre todo cuando se le adjudica un valor superior al del experimento o el estudio epidemiológico. Una muestra del uso incorrecto del actualismo fue la reconstrucción inicial de otro dinosaurio, el iguanodon. Tomando como modelo a los lagartos y mamíferos actuales, fue descrito en un principio como un animal tosco, dotado de un cuerno frontal y que andaba a cuatro patas. Estudios posteriores lo reconstruyeron como un animal más estilizado y bípedo, cuyo cuerno era en realidad un pulgar afilado. Finalmente, quedó configurado como un cuadrúpedo capaz de erguirse a dos patas y en el que se mantenía dicho pulgar. Este ejemplo nos enseña que el actualismo no debe emplearse a la ligera, ya que puede ofrecer resultados espurios que “contaminen” investigaciones posteriores.

Por consiguiente, se hace necesario establecer algunas orientaciones para el empleo correcto del actualismo. Esta labor ocupará la segunda parte del presente artículo.

Antes del Big Bang

02/05/2014

Menear

Hoy día tenemos cada vez más claro que nuestro universo empezó no como una "explosión" de un punto que contenía toda la energía del universo sino como un proceso en el que el propio espacio se expandió mucho en muy poco tiempo, la inflación cosmológica. Lo que llamábamos big bang no es más que el proceso de aparición de la materia y la energía aprovechando la energía liberada al frenar esta expansión.

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En esta entrada voy a intentar mostrar una de las características, tal vez, más desconocidas de la inflación cosmológica.

Para un resumen de la inflación y su relación con los recientes resultados de Bicep2 es muy recomendable leer la entrada del profesor Juan García-Bellido: Erre cero dos.

Muchas veces hemos leído que no se puede preguntar qué ocurrió antes del big bang porque la cuestión carece de sentido. La idea es que en el big bang emergió el propio espaciotiempo y por lo tanto no hay ningún tiempo antes de dicho big bang.

Intentaré que la entrada sea lo más autocontenida posible asumiendo que aceptamos, debido a los resultados observacionales, que la inflación ocurrió.

¿Qué puede contactar conmigo?

La física establece que sucesos y a que fenomenos podemos tener acceso. En concreto, debido a la relatividad especial sabemos que ningún campo físico se puede propagar a una velocidad superior a la velocidad de la luz.

Este hecho se puede expresar geométricamente, a cada observador le podemos asociar una estructura denominada cono de luz. Esta estructura se visualiza como sigue:

Estructura de cono de luzDescribamos esta estructura:

El observador está situado en el origen de coordenadas. En el eje vertical está el tiempo y en el eje horizontal tenemos una coordenada espacial. Esta representación bidimensional condensa adecuadamente la descripción en cuatro dimensiones, desgraciadamente no podemos hacer representaciones en más de dos dimensiones.

Las líneas amarillas son las que recorrerían partículas sin masa que se propagan a la velocidad de la luz.

Esta estructura nos divide al espaciotiempo accesible a un observador en varias zonas:

Estructura causal del cono de luz.

Page 45: El cerebro inconsciente

Los puntos contenidos en el interior de la parte inferior del cono de luz y sobre su superficie indican los puntos del espaciotiempo en donde determinados sucesos han podido afectar al observador. Por tanto estos puntos son los que conforman el posible pasado del observador.

Consecuentemente, los puntos interiores y la superficie del cono superior indican los puntos a los que el observador puede afectar en un futuro.

Evidentemente, los puntos exteriores al cono de luz son inaccesibles para el observador. Para tener contacto con los mismos tendría que ser posible enviar señales a velocidades superiores a la velocidad de la luz, lo que es imposible.

Cuando miramos al universo, cuanto más lejos miramos estamos accediendo más a su pasado. Dado que la luz invierte determinado tiempo en recorrer distancias, cuando recibimos la luz de un objeto situado a 22 años luz, por ejemplo, estamos viendo ese objeto como era cuando emitió esa luz hace 22 años. Como es conocido, la luz del sol tarda unos 8 minutos en recorrer la distancia que lo separa de la tierra, por lo tanto, cuando miramos al sol lo vemos como era hace 8 minutos (en nuestro tiempo).

Si hay objetos tan alejados los unos de otros que su luz no ha tenido tiempo en conectarlos estos objetos no han tenido ningún contacto. No pueden tener información el uno del otro.

La idea del big bang

Al descubrirse que el universo se estaba expandiendo la consecuencia directa era pensar que en el pasado el universo había estado más comprimido, por lo tanto, igual que pasa con un gas, estaría más caliente, sería más energético.

Cuando miramos a las galaxias observamos que todas se alejan de nosotros. Y se alejan tanto más cuanto más lejos están de nuestra posición. Eso es lo que se conoce como ley de Hubble.

Ley de Hubble

Si llevamos esta idea al límite todo parece indicar que el universo tuvo que tener un origen en el instante en el que toda la energía que contiene estuviera contenida en un punto.

Esta idea no puede ser correcta por varios motivos:

a) Si condensamos toda la energía del universo en un punto obtenemos una situación en la que las densidades son infinitas, las temperaturas son infinitas y otras muchas cantidades son

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infinitas. Esto es lo que se conoce como una singularidad. Y en física las singularidades son nocivas pero nos informan de algo, lo que nos dicen es que nuestras teorías han sido aplicadas a situaciones para las que no tienen respuesta. Este es el caso.

b) Además, si todo estaba contenido en un punto nos podemos preguntar, ¿de dónde salió ese punto?

c) ¿Por qué "explotó" dicho punto? ¿Cómo ha generado este universo?

Estas preguntas rozan la metafísica, si no se meten de lleno en ella, y no tienen respuesta en ciencia. Afortunadamente, la ciencia nos dice que esa situación no es la que se dio en el origen del universo, lo que ocurrió fue un proceso inflacionario.

Un resumen breve de la inflación

La teoría de la inflación se puede resumir (sin entrar en tecnicismos) en lo siguiente:

1.- Inicialmente el universo se encontraba en un estado peculiar. Lo que se conoce como un falso vacío. En este estado el universo tiene una tendencia natural a expandirse de forma brutal. Cualquier región que tomemos en el universo por pequeña que sea se expandirá brutalmente en lapsos de tiempo minúsculos, la inflación.

2.- Este estado no es estable, es decir, tiende de forma natural a cambiar a un vacío real. Este proceso de paso del falso vacío al vacío real implica un frenado de la inflación.

3.- Este frenado se da espontáneamente en una determinada región que pasa de falso vacío a vacío real. En este proceso el exceso de energía del falso vacío se invierte en crear todas las partículas y campos presentes en el universo. Dicha región se sigue expandiendo de forma más comedida, tal y como lo está haciendo nuestro universo.

Tras la inflación el universo sigue una expansión descrita por la cosmología usual.

¿Estamos seguros de la inflación?

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Podemos plocamar que sí y que cada día más. La cosmología cada vez tiene más datos observacionales de precisión que confirman que nuestro universo surgió de este proceso inflacionario.

La mejor herramienta disponible para el estudio del universo primitivo es la radiación cósmica de fondo. Esta es una radiación en forma de fotones en el rango de las microondas que nos llegan desde todas las direcciones del cielo.

Según nuestros modelos dicha radiación tiene que tener una temperatura de unos 2.7 Kelvins. Eso es justo lo que se encuentra.

Tempratura del fondo cósmico de microondas.

Además, los modelos predicen que dicha radiación no puede ser perfectamente homogénea. En dicha radiación tenemos que encontrar pequeñas diferencias de temperatura en distintos puntos del cielo. Los últimos datos dados por la misión Planck para el estudio de esta radiación confirman que hay variaciones de temperatura de una parte en 10.000 en distintas regiones del universo.

Diferencias de temperaturas en la radiación cósmica de fondo según Planck.

Las diferencias de colores nos dicen que hay variaciones en la temperatura promedio de la magnitud comentada.

Esta imagen está tomada por un satélite que mapea el cielo barriendo todos los ángulos. Es por lo tanto una proyección de una esfera como las proyecciones de los mapas terrestres.

Mapa esfércio de la radiación cósmica de fondo.

Lo curioso es que esta imagen presenta un grave problema. Si miramos a puntos alejandos del cielo, dichos puntos no han tenido tiempo de influirse los unos a los otros simplemente porque su luz no ha tenido tiempo en conectarlos desde el origen del universo hasta el momento en el que se generó la radiación cósmica de fondo unos 380.000 años después del origen. A esto se le conoce como el problema del horizonte, e indica la incapacidad de la teoría del big bang en explicar por qué el cielo es tan homogéneo (con diferencia de una parte en diez mil) en términos de la radiación de fondo de microondas.

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Podemos ver este problema expresado en esta imagen (tomada del artículo: TASI Lectures on Inflation):

Problema con el horizonte

Mirando la radiación cósmica de fondo, suponiendo que se formó 380.000 años después del big bang, que le asignamos el t=0, puntos alejados en el cielo nos llegan con la misma temperatura. Sin embargo, para que un sistema esté en equilibrio térmico ha tenido que tener tiempo para estar en contacto y uniformar su energía/temperatura. Pero estos puntos no han podido tener contacto el uno con el otro en el tiempo transcurrido desde el big bang hasta la formación de la radiación de fondo. Obsérvese en la figura que los conos de luz pasados de dichos puntos no se solapan, por lo tanto no tienen un pasado común.

Antes del big bang

La inflación viene al rescate. Con la inflación sucede que el origen del universo no es un big bang inicial, lo que da lugar al universo que conocemos es el paso del falso vacío al vacío real en una determinada región del primero que se expandía exponencialmente (muy mucho).

El esquema anterior se modifica sustancialmente si uno asume un proceso inflacionario. Lo que se obtiene es:

Diagrama espaciotemporal inflacionario.La singularidad incicial, la inflación la expulsa a un tiempo pasado muy posterior al que se supone en la cosmología usual. Eso quiere decir que puntos alejados del cielo han tenido tiempo de estar en contacto causal. Han podido por tanto uniformar su energía/temperatura y por eso es normal que su temperatura sea la misma. La inflación soluciona este problema del horizonte y lo hace sustituyendo la explosión de un punto que lo contenía todo, con un proceso (denotado como Reheating en la figura) en la que la inflación se frena y el exceso de energía se consume en llenar de partículas y campos a nuestro universo.

¿Qué más soluciona? ¿Qué más queda por saber?

La teoría inflacionaria de la cosmología es interesante porque resuelve varios problemas que la formulación estándar no puede acometer. Estos son:

Las medidas de la geometría del universo nos dicen que es plano. Es decir, se verifican las leyes matemáticas de los espacios euclídeos. Esto se puede entender por la inflación debido a

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que la expansión fue tan tremenda, toda curvatura se "borró" dando lugar a un espacio de apariencia plana.

La inflación proporciona un medio para producir fluctuaciones iniciales en el universo que tras su evolución dan lugar a las diferencias de temperaturas minúsculas encontradas en la radiación cósmica de fondo. Estas fluctuaciones son las responsables primordiales de la aparición de galaxias en nuestro universo. Así la inflación nos ayuda a entender la estructura a gran escala del universo.

La inflación nos da un mecanismo, aún no determinado exactamente, para entender de donde proceden las partículas y los campos que nos rodean.

Pero aún queda mucho por estudiar en inflación. Aunque cada vez tenemos más evidencias de que este proceso tuvo lugar en el origen del universo, aún no tenemos respuestas a algunas preguntas sobre la inflación:

No conocemos qué tipo de campo produce ese fenómeno de expansión. Es decir, no hemos encontrado ningún campo que produzca un efecto "antigravitatorio" que provoque la expansión del propio espacio.

No conocemos las características de dicho campo. La inflación se puede llevar a cabo de distintas formas dependiendo de las características de la energía asociada a dicho campo. Así que aún no sabemos el mecanismo exacto de la inflación y de su frenado. Hay muchos modelos propuestos que tendrán que ser cribados por los cada vez más precisos datos obtenidos en las observaciones cosmológicas.

Queda mucho por saber y, sin duda, la cosmología será uno de los campos de la física que más sorpresas nos deparará en el futuro próximo. Estaremos atentos.

¿Cuándo opera la selección natural? Más sobre el azar y la talla de las tortugas marinas

14/04/2014

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Algunos lectores han manifestado su sorpresa por las afirmaciones vertidas en un post anterior sobre la importancia del azar en la determinación de las zonas de alimentación de las tortugas marinas, y por ende, en la talla corporal y éxito reproductivo de estos organismos. Intentaré explicar mejor el porqué de esta situación, aunque primero es necesario aclarar que el verbo adecuado para referirse a la selección natural es operar. Substituirlo por funcionar ha sido una licencia quizás excesivamente vulgarizadora y no del todo acertada.

Para que la selección natural pueda operar sobre un carácter determinado, deben darse varias condiciones. En primer lugar, dicho carácter debe afectar al éxito reproductivo, lo que significa que tenga alguna relación con la fecundidad, con la tasa de supervivencia de la descendencia o con ambas. La alergia al polen, por ejemplo, puede resultar muy molesta, pero difícilmente se verá sujeta a la acción de la selección natural, a menos que los alérgicos vean mermada su tasa reproductiva o su descendencia muera con mayor facilidad. Que yo sepa, nada de esto sucede, y la alergia al polen sigue campando por sus respetos entre nosotros. Lo mismo sucede con todos los cánceres que afectan preferentemente a sujetos más allá de la edad reproductiva.

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No hay modo alguno de que la selección natural pueda actuar sobre ellos, pues no alteran el éxito reproductivo. En cambio, el tamaño corporal de las tortugas se halla fuertemente correlacionado con el tamaño de la puesta, pero no con el tamaño medio de los huevos o de los neonatos. Por lo tanto, la selección natural debería favorecer a las hembras de mayor tamaño, pues son ellas quienes ponen más huevos en cada temporada reproductiva y, seguramente, a lo largo de toda su vida, aunque esto último no lo sabemos.

Ahora bien, existe una segunda condición imprescindible para que la selección natural pueda operar sobre un carácter y es que la variabilidad del mismo tenga una base genética sencilla y el ambiente desempeñe un papel menor en su expresión. Los experimentos realizados en cautividad con tortugas bobas y verdes demuestran que la tasa de crecimiento y la talla final de los ejemplares de una misma especie de tortuga, mantenidos en las mismas condiciones ambientales, resultan muy variables. Por lo tanto, debe existir una base genética para dicha variabilidad. Sin embargo, los animales cautivos crecen mucho más deprisa que los salvajes, básicamente porque reciben más alimento. En consecuencia, el ambiente –la disponibilidad de alimento- parece ser mucho más importante que la herencia a la hora de determinar la talla de las tortugas adultas, dadas las enormes diferencias en la tasa de crecimiento de las tortugas salvajes y cautivas. Ahí radica la clave para que la selección natural tenga poco efecto sobre la talla de las hembras adultas.

Esta conclusión no debería sorprendernos, pues lo mismo sucede con los humanos. Un rubio lo será con independencia del lugar donde resida. Ahí, la herencia lo determinará todo. En cambio, la talla adulta de los humanos, a pesar de su base genética, está muy condicionada por la alimentación infantil. En España, la talla media de la población adulta aumentó de forma continuada durante el siglo XX, no por acción de la selección natural, sino por la reducción de la miseria y la mejora de la alimentación durante la infancia.

Las tortugas marinas pasan mucha hambre en libertad, especialmente durante su fase oceánica juvenil, y en consecuencia crecen mucho más despacio de lo que potencialmente podrían. Sólo aquellas tortugas que, por azar, alcancen las zonas de mayor productividad primaria podrán aproximarse a su potencial genético, cualquiera que sea. Pero si hallar esas zonas ricas en alimento depende de la estocasticidad de las corrientes, entonces queda fuera del control de los genes y por lo tanto de la transmisión a la descendencia. Es cierto que los neonatos de la población norteamericana que naden, instintivamente, para mantenerse dentro de la Corriente del Golfo, tendrán mayores posibilidades de supervivencia que el resto, pues evitarán ser arrastrados a zonas muy poco productivas o demasiado frías. Existe, pues una presión selectiva entre las tortugas de la población norteamericana para mantenerse dentro de la Corriente del Golfo, pero poco más. El lugar último de asentamiento depende básicamente de las zonas visitadas por la tortuga durante su fase juvenil, con independencia de su origen. Y sin continuidad genética, la selección natural no opera. Si las tortugas fueran animales sociales, las crías podrían aprender de sus madres dónde alimentarse. Así sucede en las ballenas y en los humanos. Pero las tortugas marinas no son animales sociales. Jamás conocen a sus madres, exploran el mar por su cuenta y riesgo y cada una de ellas deben aprender, de nuevo, dónde se encuentra el alimento, contando sólo con una pocas indicaciones instintivas.

Page 51: El cerebro inconsciente

Bibliografía

Bjorndal, K.A., Parsons, J., Mustin, W., Bolten, A.B. 2013. Threshold to maturity in a long-lived reptile: interactions of age, size, and growth. Marine Biology 160: 607-616.

Lohman, K.J., Cain, S.D. Dodge, S.A., Lohman, C.M.F. 2001. Regional magnetic fields as navigation markers for sea turtles. Science 294: 364-366.

Roark, A.M., Bjorndal, K.A., Bolten, A. B. 2009. Compensatory responses to food restriction in juvenile green turtles (Chelonia mydas). Ecology, 90: 2524–2534.

A propósito de la evolución: razón y religión

29/05/2013

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"Entre el Papa y el aire acondicionado, me quedo con el aire acondicionado". Woody Allen.

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El concepto de evolución como teoría unificadora de la biología fue perfectamente sintetizado en un ensayo publicado en 1973 por Theodosius Dobzhansky: "En la biología nada tiene sentido si no es en el contexto de la evolución" (Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution). Sin embargo, los mecanismos que rigen la evolución de las especies siguen siendo desconocidos para la inmensa mayoría de las personas. Por ejemplo, si preguntásemos a personas con educación universitaria qué conceptos asocian con la Teoría de la Evolución, una gran mayoría invocaría fuerzas que dirigen el cambio de las especies "hacia algo", generalmente más complejo que lo existente en la actualidad. Estas respuestas suelen referirse a términos como "adaptación", "respuesta" y "transformación", reminiscentes de un modelo de evolución basado en la herencia de los caracteres adquiridos (Lamarckista) y por tanto erróneo.

El mecanismo clave de la evolución es la selección natural. En ciertos casos, los cambios (mutaciones) en el ADN de las especies modificarán sus rasgos biológicos, ejerciendo efectos positivos o negativos sobre su capacidad de supervivencia. Por ejemplo, una mutación que interrumpa la producción de insulina (necesaria para que las células de nuestro páncreas regulen el metabolismo de hidratos de carbono y grasas en nuestro cuerpo) será fatal para el individuo, provocando su muerte prematura y evitando así que dicha mutación sea transmitida a la descendencia (dicho individuo no llegará a la madurez sexual y no se reproducirá).

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Opuestamente, una mutación que proporcione a una planta resistencia a plagas de insectos será indudablemente beneficiosa, ya que permitirá que dicha planta (y su ADN) sobreviva mientras sus congéneres (competidores) mueren. En ambos casos, el destino del mutante (morir o sobrevivir) depende de su habilidad para "vencer" al proceso de selección natural, o de otro modo, de su capacidad de reproducirse y perpetuar su ADN generación tras generación.

Sin embargo, ¿cómo es posible que la evolución seleccione un ala que permita volar o un ojo que permita ver si dichos rasgos no existían previamente?. Esta pregunta fue formulada a Charles Darwin por su mujer, Emma, y es similar a preguntar si fue primero el huevo o la gallina. Antes de responder a esta pregunta debemos comprender que la evolución es un proceso gradual y extremadamente lento en el que no se forman estructuras radicalmente nuevas. Todo lo contrario, las estructuras que observamos en los seres vivos son el resultado de millones de años de evolución gradual. Su presencia prueba no solo su valor evolutivo presente sino también la aptitud selectiva de las formas intermedias que precedieron a su apariencia actual (por ejemplo, nuestros ojos son el resultado de millones de años de evolución partiendo de una única célula fotosensible en organismos ancestrales).

Las hipótesis en las que se sustenta la evolución de las especies han sido científicamente comprobadas a lo largo de más de 150 años, convirtiéndolas de este modo en una Teoría científica. Durante este período, el escrutinio al que ha estado sometida la Teoría de la Evolución ha superado al de otras teorías (como por ejemplo la Teoría de la Gravitación Universal o la Teoría Heliocentrista) dadas sus implicaciones religiosas y filosóficas. Sin embargo, los hechos han ratificado constantemente sus predicciones. Si en la actualidad nadie duda que la ley de la gravedad es responsable tanto de la caída de una manzana como del movimiento de los cuerpos celestes, ni de que la tierra gira alrededor del Sol, ni siquiera de que el gran cañón del Colorado es el resultado de la erosión de la roca por el río Colorado a lo largo de millones de años, entonces, ¿por qué nos resulta tan difícil creer y comprender la Teoría de la Evolución? Un trabajo publicado el pasado año en la revista BioEssays (abril 2011, 33:240) propone dos respuestas complementarias a esta pregunta: en primer lugar, la Teoría de la Evolución no es intuitiva. En segundo lugar, es dramáticamente opuesta a la visión que el ser humano tiene de la vida y del mundo en el que vive.

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Figura 1.1.- Nadie duda que el gran cañón de Colorado se formó fruto de la erosión ejercida por el río Colorado sobre la roca durante millones de años. Sin embargo, las implicaciones espirituales que la Teoría de la Evolución posee para el hombre hacen que su grado de aceptación sea mucho menor que el de cualquier otra Teoría científica.

Page 53: El cerebro inconsciente

Pensemos por ejemplo en los seres vivos que habitan nuestro planeta. Si tuviésemos que proponer una teoría que explicase su origen y diversidad basándonos en nuestra intuición, lo más lógico sería pensar que las aves tienen alas para volar, que los mamíferos tenemos ojos para ver y que el gen encargado de producir insulina existe en nuestro ADN para permitir que las células de nuestro páncreas regulen el metabolismo de hidratos de carbono y grasas en nuestro cuerpo. Sin quererlo (probablemente) estamos invocando la presencia de un diseño inteligente detrás de la aparición de estas estructuras, tal y como lo definió el obispo William Paley en 1809: "del mismo modo que el encontrar un reloj en la playa prueba la existencia de un relojero, las criaturas vivas que habitan la tierra prueban la existencia de un poder divino". Aunque intuitiva, la lógica de este argumento es diametralmente opuesta a la Teoría de la Evolución. Para comprender esta última es preciso un conocimiento previo de los hechos y los conceptos en que se sustenta (la lucha por la existencia, la selección natural, la base genética de la vida y la mutación del ADN, entre otros). Por tanto, no es sorprendente que la compresión de la Teoría de la Evolución entrañe dificultad para el lector no especializado.

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Figura 1.2.- Nuestra intuición nos sugiere que las alas han aparecido para volar, los ojos para ver y las moléculas para desempeñar una función en la célula. Si la existencia de un reloj prueba la existencia de un relojero, las formas de vida complejas sugieren entonces la existencia de un creador. La Teoría de la Evolución, sin embargo, explica la vida en la tierra sin necesidad de invocar la presencia de una divinidad creadora. La imagen del ojo de halcón es cortesía de S. Jurvetson, con licencia Creative Commons Atribution-Share alike 3.0.

Tal y como mencionamos en la parte inicial de este capítulo, es un error muy común atribuir una finalidad al proceso evolutivo. Si bien el estudio científico de la evolución se preocupa del "cómo", intentando comprender los mecanismos responsables de dicho proceso, la observación filosófica de la evolución se pregunta "por qué", indagando sobre finalidad de la misma. La respuesta que la Teoría de la Evolución da a esta última pregunta es, posiblemente, la causa principal de su incomprensión: en la vida, no existe una finalidad. La evolución de las especies no las lleva a ninguna parte, ni a ser progresivamente más complejas ni a alcanzar la perfección. ¿Significa esto que nuestra existencia no tiene propósito? Precisamente, en el caso de los seres humanos, la capacidad de comprender y modificar el ambiente en el que vivimos nos hace dueños de nuestro futuro y así, la razón de nuestra existencia depende de nosotros mismos. En otras palabras, somos capaces de burlar la evolución (por ejemplo, una persona miope como es mi caso no habría superado la prueba de la selección natural en la prehistoria). La búsqueda de una finalidad en nuestra existencia está íntimamente ligada al pensamiento trascendental y religioso. Se ha sugerido incluso que la religiosidad constituiría un rasgo ventajoso durante la evolución, dado que representa el camino cognitivo menos tortuoso. Opuestamente, el no creer representa un esfuerzo deliberado contra nuestra naturaleza espiritual. Consecuentemente, la falta de finalidad de la Teoría de la Evolución la enfrenta con

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la visión transcendente y religiosa que la mayor parte de la humanidad tiene del mundo en que vivimos.

Aunque el proceso que explica la Teoría de la Evolución carece de finalidad y describe la vida sin una intervención divina, no prueba que la trascendencia o Dios no existan. Sin embargo, si decidiésemos creer en la presencia de una divinidad creadora del universo y la vida, de nuevo podríamos preguntarnos ¿quién ha creado entonces a Dios? El astrofísico y divulgador Carl Sagan proporcionó una respuesta muy sugerente a esta pregunta: si decidimos que esta pregunta es incontestable y que Dios siempre ha existido, ¿por qué no ahorrar un paso y concluir que el universo siempre ha existido? Nuestra consciencia como seres humanos nos capacita para asumir la responsabilidad de nuestro destino. La divulgación de la Teoría de la Evolución ayudará a que el público general la comprenda y la acepte fruto de dicha satisfacción intelectual. ¿Merece la pena? Si el objetivo es un mundo más justo, sustentado en la razón y el conocimiento en lugar de en el dogma y el misticismo, desde luego que sí.

Yamanaka, un Nobel de libro

08/10/2012

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Los periodistas solían tener preparadas las biografías de personajes públicos, del mundo de la política, el deporte, la cultura, el cine, las finanzas, etcétera, cuando el sujeto en cuestión se hallaba ante una muerte anunciada. Ahora muchos cubren ese expediente echando mano de Wikipedia.

Otros, que hemos pasado de largo el "mezzo del camin" de Dante, guardamos carpetas sobre los cambios que va sufriendo la ciencia de una manera ordenada. En particular si el impulso inicial es cercano. Permítame el lector que comparta esa experiencia a propósito del recién galardonado Shinya Yamanaka. A éste y al británico John B. Gurdon le han concedido el nobel de Fisiología y Medicina por sus aportaciones decisivas en el campo de la reprogramación celular, hallazgos que han revolucionado nuestro conocimiento sobre el desarrollo de las células y los organismos. Descubrieron que las células maduras, especializadas, pueden reprogramarse y volver a ser células inmaduras, capacitadas para convertirse en todos los tejidos del cuerpo. Tal es lo que pondera la Academia Sueca.

Uno de esos artículos a los que aludía, exponía Yamanaka la génesis de su hito. Lo publicó hace tres años. A esas alturas estaba ya claro que las células estaminales pluripotenciales inducidas (iPS, de "induced pluripotent stem cells") ofrecían unas posibilidades sin precedentes para la investigación de las enfermedades, el diseño de fármacos, la toxicología y la medicina regenerativa. El proceso de reprogramación, en esas fechas, resultaba todavía ineficiente e incompleto. Yamanaka analizaba las causas de los cuellos de botella creados en la generación de esas células y proponía un modelo en el que todas las células alcanzaran capacidad de convertirse en pluripotenciales.

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Había iniciado su línea de investigación el año 2000. Su laboratorio de la Universidad de Kyoto se dispuso a someter a contrastación la idea de que los factores que mantenían la pluripotencialidad en las células estaminales embrionarias pudieran inducir pluripotencialidad en las células somáticas. Hasta 24 factores se seleccionaron entre los candidatos iniciales, en razón de la importancia que revestían o su expresión específica en células embrionarias de ratón.

Para valorar la incidencia de esos factores, introdujeron combinaciones de los genes en fibroblastos embrionarios de ratón, sirviéndose de un vector retrovírico. Se manipularon las células para que portaran un gen resistente a los antibióticos que se expresaría sólo cuando Fbxo15, uno de los genes plutipotenciales de células estaminales embrionarias de ratón, se activara. Predijeron que ese gen se activaría también si se inducía la pluripotencia a través de una combinación de los 24 genes. Ese primer resultado brillante apareció en 2003.

Tres años después publicaba el hito que cambió todo un capítulo de la epigenética y que le ha supuesto el galardón. En efecto, cuando se introdujo uno a uno cada gen candidato en los fibroblastos, no se desarrolló ninguna colonia. Sin embargo, cuando se mezclaron retrovirus que expresaban todos los 24 genes candidatos, emergieron varias colonias. Con enorme sorpresa descubrieron que bastaba con 4 factores de esos para generar colonias. Todos eran factores de transcripción: Oct3/4 (denominado también Pou5fl), Sox2, Klf4 y c-Myc. Podían reprogramar fibroblastos a partir de embriones y ratones adultos. Las células reprogramadas, a las que bautizaron con el nombre de células pluripotenciales inducidas, presentaban una morfología similar a la de las embrionarias, amén de otros rasgos comunes.

Y así empezó el camino hacia el Nobel. Los experimentos de Yamanaka fueron reproducidos en otros laboratorios y generalizados, por él mismo un año después, a los fibroblastos humanos sirviéndose de idéntico cóctel de genes. La Universidad de Kyoto obtuvo la primera patente de esas células en 2008. En 2009, Juan Carlos Izpisúa los aplicaba al tratamiento de la anemia de Fanconi. En 2011 servían de punto para la modelización de la esquizofrenia en el laboratorio de Fred H. Gage.

Saltarse las reglas del código genético

Algunos microorganismos en la naturaleza interpretan ciertas secuencias del ADN de forma distinta.

Science

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La recodificación podría impedir que los organismos sintéticos compartan su ADN modificado con otros, como sucede cuando un virus (rojo) infecta a una bacteria (verde). [Animated Healthcare Ltd / SPL]

Se suele pensar que las instrucciones codificadas en el ADN siguen una serie de reglas universales en todos los dominios de la vida. Pero un estudio recién publicado ha revelado que algunos organismos rompen sistemáticamente estas reglas.

El hallazgo tiene implicaciones para el diseño de la vida sintética: mediante el diseño de organismos que se saltan las normas, los investigadores podrían obtener nuevas formas de vida resistentes a las infecciones víricas.

El grupo de Edward Rubin, del Instituto Conjunto del Genoma en Walnut Creek, California, realizó la búsqueda de esos infractores en el ADN y el ARN de microorganismos de más de 1700 lugares de diferentes ambientes en la naturaleza, 17 de ellos en el cuerpo humano. En concreto, analizaron si se producían eventos de «recodificación», es decir, si el microbio interpretaba el código genético de manera diferente a como lo hacen la mayoría de los organismos.

El equipo se centró en los eventos en los que los codones de terminación (secuencias genéticas que normalmente indican a un organismo cuándo deben finalizar la síntesis proteica), en lugar de enviar una señal de interrupción, ordenaban que se añadiera un nuevo aminoácido y prosiguiera así la fabricación de la proteína.

Los investigadores se sorprendieron al hallar que un número sin precedentes de bacterias en la naturaleza poseen estas reasignaciones de los codones de terminación. Estos últimos son interpretados como un aminoácido en hasta el 10 por ciento de los casos en algunos ambientes.

Posibles aplicaciones

Los especialistas en biología sintética han estado aplicando la recodificación para que los organismos puedan fabricar nuevos tipos de aminoácidos con propiedades novedosas. También esperan utilizarlo como una estrategia para evitar que los organismos diseñados compartan su ADN modificado con otras formas de vida. Se podrían obtener así formas de vida resistentes a las infecciones víricas. Los virus secuestran la maquinaria celular del huésped para hacer numerosas copias de sí mismos, un proceso que podría evitarse si se logra que el virus y el huésped interpreten el código de modo distinto.

La creación de estos organismos también serviría para impedir que las formas de vida sintéticas infecten a huéspedes no deseados. No obstante, la constatación de que existen

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bastantes excepciones a las reglas del código genético podría dificultar el diseño de organismos que no van a propagar su ADN a la naturaleza.

Más información en Science

Fuente: Nature e Instituto Conjunto del Genoma

Los dientes como herramienta

Los neandertales usaban la boca como tercera mano, ya que no disponían de un sistema neural y corporal adaptado para realizar tareas complejas.

Journal of Anthropological Sciences

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En la imagen se observan, captadas con un microscopio de rastreo, las estrías en un diente de Homo heidelbergensis hallado en la Sima de los Huesos, en Atapuerca. [IPHES]

Hasta ahora se sabía que Homo heidelbergensis y neandertales utilizaban los dientes anteriores como herramienta o tercera mano para llevar a cabo diversas tareas, práctica menos frecuente entre Homo sapiens. Pero ¿por qué tenían esa necesidad?

El uso de los dientes como una tercera mano se debe a la limitada capacidad de Homo heidelbergensis y neandertales de integrar cuerpo y cerebro, sobre todo, para llevar a cabo las funciones de coordinación visuoespacial asociadas a la corteza parietal del cerebro, señalan Marina Lozano y Emiliano Bruner, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, respectivamente.

Los autores han llegado a esta conclusión a través del análisis de los datos de investigaciones sobre el desgaste dental de especies de homínidos desde una perspectiva de la paleoneurología, en concreto, se han basado en la teoría de la mente extendida, según la cual la cognición resulta de la interacción entre el cerebro y el ambiente, donde el cuerpo humano hace las veces de intermediario. Los principales «puertos» de conexión entre el cerebro y el entorno son los ojos, vía de entrada directa al cerebro (del mundo al cerebro), las manos representan la respuesta, es decir, del cerebro en el mundo.

Diferencias cognitivas

Los restos arqueológicos de Homo sapiens, en cambio, no muestran marcas de uso de los dientes tan frecuentes. Además se conoce que el cerebro de los humanos modernos presentaba una morfología de las áreas parietales relacionada con la integración visual y

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espacial. Ello incluía la capacidad de regir el sistema de coordinación entre el ojo y la mano y de integración con la memoria y las funciones ejecutivas frontales. «En el caso de Homo heidelbergensis y los neandertales este mecanismo no estaría suficientemente desarrollado y, por tanto, necesitaban la boca como tercera mano», explica Lozano.

A pesar de que la reciente investigación aporta una nueva hipótesis explicativa para discernir las diferencias cognitivas que existían entre neandertales y humanos modernos, debe investigarse más. «Aunque en arqueología cognitiva las hipótesis son difíciles de demostrar, en este caso sí que sería posible buscar más informaciones, analizando evidencias sobre otras funciones asociadas a la integración visuoespacial en estas especies extintas», añade Bruner.

Más información en Journal of Anthropological Sciences

Fuente: IPHES / CENIEH

Los límites de la enseñanza tradicional

Las clases impartidas en las aulas universitarias no tan solo son aburridas, sino también ineficaces, según un nuevo estudio.

PNAS

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Las clases tradicionales tienen mayores tasas de fracaso universitario que las que utilizan técnicas de aprendizaje activo, según una investigación realizada en fecha reciente. [Wikimedia Commons]

Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) afirma que los estudiantes que asisten a clases universitarias basadas en técnicas de enseñanza tradicionales presentan una mayor probabilidad de fracaso que los que aprenden a través de los llamados métodos de aprendizaje activo.

«Las universidades se fundaron en Europa occidental en el año 1050 y, desde entonces, la docencia ha sido la forma predominante de enseñanza», afirma el biólogo Scott Freeman de la Universidad de Washington, en Seattle. Sin embargo, muchos estudios han cuestionado al «sabio que educa a sus alumnos» como método de formación en las disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, en inglés), y argumentan que la participación de los estudiantes en clase con preguntas o actividades de grupo resulta más eficaz.

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A fin de comprobar dicha teoría, Freeman y sus colaboradores examinaron 225 estudios sobre las diferentes técnicas de enseñanza universitaria de asignaturas pertenecientes al grupo STEM. A través de este metanálisis, los investigadores llegaron a concluir que los métodos que convierten a los estudiantes en participantes activos, en lugar de oyentes pasivos, reducen las tasas de fracaso y aumentan en casi la mitad las puntuaciones medias de los exámenes. «Este cambio es considerable», apunta Freeman. Y la mejoría, de alrededor del 6 por ciento, podría incluso «hacer subir la nota [de los estudiantes] de B- a B», según el baremo empleado en las universidades de EEUU.

A pesar de que no exista una definición única de métodos de aprendizaje activo, todos ellos prevén que los profesores planteen preguntas a los estudiantes a través de clickers portátiles (dispositivos electrónicos que permiten obtener respuestas de la audiencia de manera rápida) o interpelen directamente a individuos concretos o grupos al azar o, incluso, inviten a los alumnos a aclarar ciertos conceptos a sus homólogos para que lleguen a un consenso sobre un asunto determinado.

Al parecer, Freeman empezó a usar dichas técnicas en clases con un elevado número de estudiantes. «Mi curso de introducción a la biología contaba con hasta 700 alumnos», señala el investigador. «En cada sesión muestro a la audiencia una presentación en PowerPoint, pero no dejo de formular preguntas, utilizar clickers e interpelar al azar a mis alumnos». Según él, la difusión de este tipo de métodos de aprendizaje activo podría facilitar el éxito de decenas de miles de estudiantes que de otro modo podrían suspender los exámenes correspondientes a las disciplinas STEM.

Aunque el estudio de Freeman y sus colaboradores no abordó directamente la eficacia de los cursos masivos en línea y abiertos (MOOC), que pueden crear conversaciones entre miles o incluso millones de estudiantes, el mismo investigador afirma que el Departamento de Educación del Gobierno de EE.UU. llevó a cabo su propio metanálisis sobre los métodos de aprendizaje a distancia. Los resultados ponen de manifiesto que no existen diferencias entre asistir a una clase en un aula o a través de una pantalla de ordenador. «Si quieres aprender, lo puedes hacer tranquilamente desde casa», concluye el biólogo de la Universidad de Washington.

Más información en PNAS.

Fuente: Science

BIOLOGÍA EVOLUTIVA

Evolución paralela

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Según un estudio con insectos palo, la formación de nuevas especies y la evolución del genoma puede ser repetible y predecible.

Science

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Uno de los ecotipos del insecto palo Timema cristinae sobre su planta huésped [M. Muschick/Universidad de Sheffield]

Si se pudiera retroceder en el tiempo, ¿evolucionarían los organismos de la misma manera que lo han hecho hasta hoy? Los humildes insectos palo pueden ofrecer la respuesta a esta pregunta planteada desde hace tiempo por la biología. Mediante el estudio de estos insectos, cuya forma coincide con la de las hojas donde viven, los investigadores han descubierto que, si bien algunos grupos de este insecto han adoptado apariencias semejantes, lo hicieron mayoritariamente a través de diferentes cambios en su ADN.

Algunos estudios han sugerido que los organismos evolucionan de la misma manera cuando se ven expuestos a las mismas condiciones ambientales. A medida que los glaciares retrocedieron, por ejemplo, un pequeño pez marino llamado espinoso invadió muchos lagos y ríos y, en cada lugar, adquirió una forma más elegante y con menos blindaje corporal. Más allá de los cambios en el comportamiento o en las características físicas, otros investigadores han examinado la «evolución paralela» en los genes. De este modo, se ha visto que diferentes insectos alteran el mismo ADN para poder alimentarse de plantas tóxicas. Sin embargo, algunas voces críticas han argumentado que estos ejemplos constituyen una excepción y que la evolución no es realmente predecible porque existen demasiados eventos fortuitos que pueden hacer perder el rumbo.

Camuflaje adaptado

Para aclarar esta cuestión, Patrik Nosil, de la Universidad de Sheffield, y sus colaboradores se centraron en un insecto palo llamado Timema cristinae. En muchos lugares de California, esta especie ha adquirido dos formas, o ecotipos, en una misma ladera. Una de las formas presenta un cuerpo amplio y vive en una planta de hoja ancha; el otro es más delgado, con una raya a lo largo de su espalda, y vive en una planta de hojas estrechas. Nosil y sus colaboradores secuenciaron los genomas de docenas de individuos de cada ecotipo de múltiples laderas para evaluar las diferencias genéticas que les permitían adaptarse a su planta huésped particular.

El equipo descubrió numerosas diferencias genéticas entre los ecotipos. Sin embargo, para su sorpresa, hallaron que, incluso en los insectos palo con la misma apariencia pero de diferentes lugares, solo el 17 por ciento de su ADN se había modificado de la misma manera. Ello indicaría que, a pesar de poder predecir ciertas variaciones genéticas que ayudarían a adaptarse al huésped, muchos de los cambios observados resultan aleatorios.

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Además, el equipo de Nosil trasladó cientos de insectos palo a plantas a las que no estaban adaptados y muestrearon sus descendientes un año más tarde. Analizaron el ADN de estos últimos para ver cómo habían cambiado las frecuencias de las diferentes versiones de sus genes en comparación con las de sus progenitores. Tales modificaciones se corresponden con lugares del genoma donde una versión ofrece una mejor ventaja para la supervivencia que otra. Decenas de estos cambios coincidieron con las diferencias de ADN entre los ecotipos, lo que indicaba que esas variaciones se debían a la selección, no a la casualidad.

Más información en Science

Fuente: Science

Neurogénesis alternativa en el cerebro

Hallan en roedores un nuevo lugar de generación de células de la subplaca durante el desarrollo de la corteza cerebral.

PNAS

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El reciente estudio demuestra en la corteza cerebral en desarrollo de animales que las poblaciones de células de la subplaca se generan también en una estructura extracortical. [CSIC/ Juan A. de Carlos]

Las células de la subplaca son las primeras que se generan en la formación de la corteza cerebral, así pues, desempeñan una función destacada en el desarrollo de esta. Hasta el momento se sabía que estas células se originaban en la zona ventricular del neuroepitelio cortical, pero investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han constatado en animales un lugar alternativo de neurogénesis. El reciente trabajo muestra que varias poblaciones de células de la subplaca (interneuronas y células de proyección, entre otras) se generan en una estructura extracortical (la pared telencefálica rostromedial, RMTW) desde donde alcanzan la corteza en desarrollo. Para desplazarse hasta allí utilizan la migración tangencial, es decir, siguen una dirección paralela a la superficie cortical.

Primeras sinapsis

Este viaje de larga distancia supone un mayor riesgo de alteraciones durante el desarrollo de la corteza cerebral, por lo que podrían ocasionarse ciertas anomalías, apuntan los autores. Según explica Juan A. de Carlos, del Instituto Cajal y quien ha dirigido el estudio junto con investigadores de la Universidad de Oxford, las células de la subplaca son las primeras en proyectar fuera del neuroepitelio cortical, la pieza de tejido donde se va a formar la corteza, abriéndose camino hasta alcanzar el tálamo, un centro importante de conexiones nerviosas. Al

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mismo tiempo las células de la subplaca reciben a las fibras talámicas, los primeros axones en entrar en la corteza. Así, las primeras sinapsis que se realizan en la corteza se establecen entre las fibras talámicas y las células de la subplaca. A su vez, estas células se dirigen a capas corticales superiores. En otras palabras, resultan esenciales para la formación de la corteza cerebral y para su interconexión con estructuras profundas.

Con el fin de prevenir patologías causadas durante el desarrollo del cerebro es necesario conocer muy bien la fecha y los lugares de generación de las células de la subplaca, sus vías de migración y la función específica de cada una de las poblaciones que conforman esta tipología celular. El conocimiento del origen y comportamiento de las células de la subplaca cerebral resulta crucial, concluyen los autores.

Más información en PNAS

Fuente: CSIC

Neuronas nuevas para olvidar

La neurogénesis en el hipocampo favorece la pérdida de recuerdos, según hallan en ratones.

Science

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Cuando las nuevas neuronas se integran en el hipocampo (en rojo), remodelan las conexiones cerebrales. Esta modificación favorece la degradación de la información ya existente en los circuitos neuronales. [Wikimedia Commons/ Amber Rieder y Jenna Traynor]

Por lo general, las personas adultas no recuerdan las experiencias de sus primeros años de vida. Al parecer, el cerebro se modifica durante la infancia, de manera que las nuevas células nerviosas sobrescriben los viejos recuerdos, según ha constatado en fecha reciente un grupo de la Universidad de Toronto dirigido por Paul Frankland.

Los investigadores colocaron ratones jóvenes y adultos en una jaula donde recibían electrochoques en las patas. Pasadas unas semanas, los animales adultos se acordaban de la «desagradable» experiencia: tan pronto se les volvía a poner en la jaula que asociaban con las descargas eléctricas, reaccionaban con temor. Los ratones jóvenes, en cambio, habían olvidado a los pocos días los estímulos dolorosos recibidos; cuando volvían a entrar en el mismo recinto, no se mostraban temerosos.

En una prueba posterior, los autores modificaron, mediante fármacos o ejercicio, la generación de nuevas neuronas en el hipocampo de los múridos. Se sabe que la neurogénesis en la

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estructura hipocampal, región del cerebro que se relaciona con el aprendizaje y la memoria, permanece a lo largo de toda la vida, tanto en múridos como en humanos. Esta neurogénesis puede favorecerse, por ejemplo, a través de la práctica de ejercicio.

Los ratones adultos que se habían ejercitado en la rueda giratoria presentaban una mayor cantidad de neuronas nuevas; también olvidaron la experiencia de los electrochoques con similar rapidez que los ejemplares jóvenes. En cambio, si los investigadores impedían la generación de neuronas nuevas en los roedores adultos y jóvenes a través de medicamentos, la vivencia dolorosa permanecía en la memoria de unos y otros durante más tiempo.

Influencia en las conexiones existentes

La neurogénesis aumenta la capacidad de aprendizaje y contribuyen a almacenar las experiencias. Sin embargo, también puede promover el olvido. Según concluyen los autores, el motivo reside en que las nuevas neuronas influyen en las conexiones cerebrales existentes. Al parecer, sustituyen en parte las conexiones anteriores y «sobrescriben» los viejos recuerdos con informaciones novedosas.

Más información en Science

Fuentes: Gehirn und Geist / Universidad de Toronto

Los pájaros sobreviven en Chernóbil

La exposición a la radiación procedente de los restos de la central nuclear favorece la adaptación al estrés oxidativo en las aves.

Functional Ecology

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Tras evaluar los niveles de antioxidantes, el daño en el ADN y la condición corporal de las aves, los responsables del estudio observaron que la mayoría de las aves, como el picogordo en la foto, parecían beneficiarse de la exposición a la emisión radiactiva procedente de la central nuclear de Chernóbil. [Wikimedia Commons]

Casi 28 años después de uno de los peores accidentes nucleares de la historia, diferentes especies de aves están prosperando en el interior de la zona de exclusión radiactiva establecida alrededor de la localidad de Chernóbil, según un artículo aparecido en la revista Functional Ecology.

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Desde el año 1986, no está permitido a ningún ser humano residir en esta demarcación, a causa de la emisión constante de radiaciones procedentes de la central nuclear siniestrada. Con todo, la región se ha convertido de manera fortuita en un banco de prueba para los ecólogos interesados en estudiar los efectos de las emisiones radiactivas en los animales silvestres.

La radiación ionizante provoca estrés oxidativo en las células vivas mediante la producción de radicales libres, los cuales provocan daños genéticos en el organismo biológico e, incluso, su muerte. La única esperanza de sobrevivir reside en una adaptación fisiológica, a través de un aumento de la producción de antioxidantes para neutralizar el efecto negativo de los radicales libres. Al parecer, esto es exactamente lo que está realizando la mayoría de las aves en Chernóbil, y con resultados mejores de los que se esperaban.

Un equipo de investigadores llegó a esta conclusión tras capturar 152 aves de 16 especies en el interior y alrededor de un área de 2.600 kilómetros cuadrados incluida en la zona de exclusión de la localidad ucraniana. A partir de la evaluación de los niveles de antioxidantes, el daño en el ADN y la condición corporal de estos animales, los científicos se percataron de que la mayoría de ellos parecían beneficiarse de la exposición permanente a la emisión radiactiva, por lo que encontraron un patrón completamente diferente al de estudios anteriores. Además, las aves que se encuentran en las áreas con los niveles más altos de radiación presentaron incluso más antioxidantes y un mejor estado general del cuerpo.

Los resultados representan el primer ejemplo conocido de animales silvestres que se adaptan a una exposición repetida de tipo radiactiva, según los responsables del trabajo. Las únicas dos especies de aves afectadas negativamente por la radiación (el carbonero común, Parus major, y la golondrina común, Hirundo rustica) mostraron grandes cantidades de feomelanina. Puesto que la producción de este pigmento, que confiere un color rosáceo a sus plumas, requiere grandes cantidades de antioxidantes, los investigadores sospechan que estos pájaros, con el tiempo, los acabarán utilizando solamente para aclimatarse a la exposición de la radiación y no para caracterizar su plumaje.

Más información en Functional Ecology.

Fuente: Science

¿Por qué tienen rayas las cebras?

Se comprueba la hipótesis que plantea que las rayas servirían para ahuyentar a las moscas hematófagas.

Nature Communications

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Cebras en el Parque Nacional de Katavi, en Tanzania. [Tim Caro]

Las vistosas rayas negras de las cebras han desconcertado a los científicos durante casi 150 años. Los investigadores han ofrecido una larga lista de posibles explicaciones sobre su función, entre ellas, que servirían para confundir a los depredadores al causarles un deslumbramiento molesto cuando la manada se aleja galopando, o que ayudarían a los animales a evitar las moscas picadoras o hematófagas.

La hipótesis sobre el deslumbramiento ha sido respaldada por los resultados de tests por ordenador realizados por personas. Estas han mostrado problemas para seguir la trayectoria de objetos rayados en movimiento que visualizan en la computadora. En cambio, otros estudios han revelado que las moscas prefieren aterrizar en las superficies de colores uniformes y sin rayas. Ahora, un equipo de científicos ha puesto a prueba estas hipótesis, así como la idea de que las rayas podrían reducir la temperatura corporal de las cebras o hacerlas más atractivas para el apareamiento.

Se ha comprobado así que la hipótesis con un mayor sentido ecológico es la de las molestas moscas chupadoras de sangre, portadoras de numerosas enfermedades (como la tripanosomiasis parasitaria). El equipo ha descubierto que los rangos de distribución de los tábanos y de la mosca tsetsé y las tres especies de cebra con rayas más distintivas (Equus burchelli, E. cebra y E. grevyi) se solapan de forma notable. No se ha hallado una coincidencia ecológica similar para cualquiera de las otras hipótesis, ni siquiera en aquellas que involucran a los depredadores.

En cambio, los investigadores argumentan que las moscas hematófagas son la razón más probable de que las cebras desarrollaran su ornamentación. Los insectos, señalan, acosan a los équidos casi todo el año, y se sabe que también atormentan a los caballos domesticados de estas regiones. Los dibujos en blanco y negro de las cebras, que parecen interferir con la visión de las moscas, les dan al menos un poco de respiro. Sigue siendo un misterio por qué los équidos se muestran tan vulnerables a los ataques de las moscas, aunque el equipo atribuyó ese hecho al corto pelaje de las cebras y a la virulencia de las enfermedades transmitidas por las moscas.

Más información en Nature Communications

Fuente: Science

Fotosíntesis desde el espacio

Las observaciones satelitales de la actividad fotosintética global de nuestro planeta ofrecen una nueva manera de estudiar el rendimiento de los cultivos agrícolas.

PNAS

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Imagen satelital de la fluorescencia (magenta) producida por los cultivos de Estados Unidos durante el mes de julio y entre los años 2007 y 2011. [NASA]

Datos recogidos por el instrumento Global Ozone Monitoring Experiment–2 (GOME-2), a bordo del satélite meteorológico europeo Metop-A, han mostrado que la región del Medio Oeste de Estados Unidos presenta una mayor actividad fotosintética que cualquier otro lugar en la Tierra, durante la estación de crecimiento de las plantas en el hemisferio norte. Según un equipo de investigadores dirigido por Luis Guanter, del Instituto de Ciencias Espaciales en Berlín, estos resultados ponen de manifiesto que las observaciones satelitales pueden ser utilizadas para mejorar las estimaciones sobre la productividad agrícola y el impacto climático en el rendimiento de los cultivos.

Como es bien sabido, la actividad fotosintética de algunas regiones del planeta ha cambiado en el transcurso del tiempo, a causa de la acción humana y de los efectos del cambio climático. Por esta razón, en las últimas décadas se han llevado a cabo, a escala global, estudios diferentes sobre fenómenos que anteriormente solo se abordaban desde una perspectiva local como, precisamente, la fotosíntesis.

A través de un enfoque completamente nuevo, Guanter y sus colaboradores han medido la actividad fotosintética en todo el planeta. Para ello, han utilizado la tecnología satelital para registrar la radiación electromagnética absorbida y reemitida por las hojas de las plantas como resultado de la fotosíntesis. Este fenómeno, llamado fluorescencia, se produce en las plantas cuando la luz solar excita los pigmentos fotosintéticos de la clorofila.

Gracias a las observaciones realizadas por GOME-2, los investigadores han dibujado, por primera vez, un mapa de la fotosíntesis terrestre a gran escala. Los análisis de la fluorescencia del Cinturón de maíz (Corn Belt), una región del Medio Oeste de Estados Unidos en donde, desde el año 1850, este cereal representa el cultivo dominante, muestran que la actividad fotosintética en esta zona del planeta es entre un 50 y 75 por ciento mayor que lo predicho por los modelos teóricos sobre el ciclo del carbono.

La comparación con las mediciones realizadas en tierra sobre el flujo de carbono y las estadísticas de rendimiento de los cultivos ha confirmado lo observado por Guanter y sus colaboradores. Estos resultados, según publica la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), pueden ayudar a mejorar los modelos teóricos que proporcionan una estimación de la productividad agrícola y del impacto climático en los rendimientos de los cultivos. Con todo, el próximo objetivo de estos investigadores es afinar aún más el método de análisis utilizado, a fin de observar con más detalle este corazón verde de nuestro planeta.

Más información en PNAS.

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—IyC

El primer cromosoma artificial

Un equipo internacional ha sintetizado un cromosoma funcional de la levadura.

Science

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Cromosoma sintético, representado como una cinta larga. Las posiciones de los cambios introducidos por los científicos (en relación con el cromosoma natural) se indican con alfileres y puntos blancos, y las secuencias eliminadas, con bandas ocres. [Ilustración de Lucy Reading- Ikkanda]

¿Cuál es el genoma mínimo necesario para que un organismo sea viable? ¿Qué genes o combinaciones de genes pueden eliminarse sin que ello resulte letal? Responder a estas preguntas ofrecería la posibilidad de diseñar y construir a la medida todo tipo de fábricas biológicas: microorganismos (bacterias, levaduras) optimizados para realizar funciones como la producción de una molécula de interés terapéutico a bajo coste (cuanto más corto es el genoma, menor coste energético conlleva su replicación), nuevas moléculas de interés biológico o químico, o biocombustibles. Un equipo internacional liderado por Srinivasan Chandrasegaran, Joel Bader y Jef Boeke, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, ha dado un paso importante en la búsqueda del genoma mínimo.

Los biólogos han sintetizado un cromosoma reducido (le suprimieron sus regiones silenciosas y no codificantes) de la levadura Saccharomyces cerevisiae y han demostrado que, una vez introducido en la levadura, este resulta funcional: cualesquiera que sean las condiciones de cultivo, la levadura equipada con el cromosoma sintético funciona de igual modo que las levaduras naturales. Pero sobre todo, han introducido en el cromosoma sintético secuencias genéticas adicionales que les permiten manipular cada gen no esencial del cromosoma de forma independiente.

De los aproximadamente 6.000 genes que componen el genoma de la levadura, unos 5.000 no son esenciales: su eliminación individual no es letal para el organismo. Sin embargo, la supresión simultánea de muchos de estos genes puede resultar fatal, aunque se desconoce cuántos y cuáles de ellos. Esto es lo que debe determinar de forma sistemática el nuevo dispositivo, ya que proporciona los medios para observar el efecto directo de la extinción de uno o más genes no esenciales sobre la viabilidad del organismo y su multiplicación.

Cada gen no esencial fue flanqueado por una secuencia que hacía desencadenar su rápida evolución o bien provocaba su eliminación. Una vez se ha acelerado la evolución de un gen, el enfoque permite seleccionar las variantes génicas más adaptadas para un propósito determinado. Los biólogos han observado así que ciertas combinaciones de variantes retardan el crecimiento de las levaduras, mientras que otras lo aceleran de forma extraordinaria.

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No es la primera vez que se sintetiza un genoma para introducirlo después en un microorganismo. En 2010, el equipo del Instituto J. Craig Venter, de Estados Unidos, reconstruyó el genoma completo de una bacteria, Mycoplasma mycoides, y transfirió esta copia sintética a otra especie bacteriana, Mycoplasma capricolum. Como consecuencia, las bacterias de esta especie se transformaron en Mycoplasma mycoides. El estudio demostró que, en los organismos procariotas (cuya información genética no se halla encerrada en un núcleo) existe la posibilidad de hacerse con el control de una célula mediante el empleo de un genoma sintético.

S. Chandrasegaran y sus colaboradores han ido más allá. En primer lugar, han demostrado que la estrategia puede aplicarse también en organismos eucariotas (con núcleo). Por otro lado, han ofrecido un enfoque sistemático para optimizar el genoma introducido. El trabajo representa un paso importante hacia el desarrollo de un genoma con una estabilidad controlada y constituye una proeza técnica en la síntesis y ensamblaje de una cadena larga de ADN.

Su estudio representa la primera fase de un programa más amplio, el proyecto Sc2.0, puesto en marcha por J. Bader y J. Boeke, cuyo objetivo es construir un genoma sintético entero de la levadura.

Más información en Science

Fuente: Pour la Science

Nuevos gases amenazan la capa de ozono

Descubiertas cuatro nuevas sustancias dañinas para nuestra protección natural contra la radiación ultravioleta.

Nature Geoscience

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Imagen de la capa de ozono encima de la región antártica, en el año 2006. Los colores azul y rojo corresponden a la zona con mayor escasez, el verde y el amarillo a la con mayor abundancia del gas. [NASA]

Parecía que el cumplimiento del tratado internacional del Protocolo de Montreal, ratificado en 1987 por la mayoría de los gobiernos de todo el mundo, había logrado reducir el agotamiento de la capa de ozono. Pero ahora, más de dos décadas después de aquella firma histórica, un

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nuevo estudio sugiere que cuatro nuevos gases antropogénicos están contribuyendo a su erosión.

Hasta ahora, se había demostrado que siete tipos de clorofluorocarburos (CFC) y seis de hidrofluorocarburos (HCFC), utilizados sobre todo para el funcionamiento de los pulverizadores y las neveras, contribuían a la destrucción de la capa de ozono, una protección natural localizada en la estratosfera terrestre que filtra los rayos solares de radiación ultravioleta dañinos para el organismo humano. Por esta razón, el Protocolo de Montreal estableció una drástica reducción en la emisión de ambas familias de gases.

La medida llevó a una paulatina recuperación del ozono estratosférico, pero el nuevo descubrimiento, publicado en fecha reciente en la revista Nature Geoscience, sugiere que tres CFC y un HCFC siguen amenazándolo. Los niveles actuales de emisión no se habían observado nunca desde que se empezaron a aplicar las normas previstas por el Protocolo de Montreal. Con todo, los resultados mostraron que los cuatro compuestos comenzaron a acumularse en la atmósfera en 1960 y, antes de 2012, su cantidad total ascendió a más de 74.000 toneladas (un valor pequeño en comparación con el más de un millón de toneladas de otros CFC que se producían cada dos años en el decenio de los ochenta).

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio analizaron la composición de muestras de aire no contaminado recogidas en Tasmania entre los años 1978 y 2012, y de nieve firn (que se encuentra en un estado intermedio entre nieve y hielo glacial) correspondiente al año 2008 y procedente de Groenlandia, mediante la técnica de la cromatografía de gases por detección espectrométrica de masas. Según sus análisis, los nuevos gases podrían proceder de los productos utilizados para fabricar insecticidas y disolventes para la limpieza de componentes electrónicos, aunque su origen es aún incierto.

Pese a las reducidas concentraciones encontradas, los autores del trabajo recuerdan que es fundamental vigilar continuamente la composición de los gases atmosféricos, pues las cantidades registradas no concuerdan con las declaraciones contenidas en el Protocolo de Montreal.

Más información en Nature Geoscience.

—IyC

¿Por qué se pudre la fruta?

Un modelo matemático demuestra la hipótesis de que los microorganismos producen compuestos de mal sabor para que los animales no arrebaten su comida.

Proceedings of the Royal Society B

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La pudrición de los alimentos representaría una estrategia de defensa de los microorganismos frente a los animales. [Wikimedia Commons]

Más de una vez hemos mordido una fruta podrida y la hemos arrojado a la basura con disgusto. Algunos científicos piensan que se trata de una estrategia de defensa que poseen los microorganismos para librarse de nosotros. La idea, propuesta hace casi 40 años pero aún no demostrada del todo, sostiene que las bacterias y los hongos estropean los alimentos para mantener lejos a los animales de gran tamaño, como los humanos, e impedir que les arrebaten su sustento. Ahora, un nuevo estudio ha reforzado esta hipótesis mediante un modelo matemático.

El ecólogo Daniel Janzen, entonces en la Universidad de Michigan, propuso tal idea en 1977. Argumentó que los microorganismos no surgen de la nada para estropear los alimentos, sino que han evolucionado para hacerla poco apetecible para los grandes animales (por ejemplo, mediante la producción de compuestos de mal sabor) y poder conservarla para sí mismos. Las frutas se pudren, las semillas adquieren moho y la carne se estropea porque esa es la manera que tienen los microbios para competir con los organismos de mayor tamaño.

En 2006, cuatro científicos trataron de construir la teoría de Janzen en un modelo matemático, pero se toparon con varias dificultades. Descubrieron que si los microbios dedicaban un esfuerzo extraordinario en estropear la comida para que no se la llevaran los animales, serían vencidos y desplazados por otros microorganismos que, sin esfuerzo alguno, cosecharían el fruto de los primeros. Concluyeron entonces que si bien la idea de Janzen sonaba plausible, era poco probable que resultara cierta. El sabor repugnante de una fruta podrida, a su juicio, era un efecto fortuito de su descomposición por los microbios.

Ahora, algunos de los autores de ese modelo han retomado el tema, pero han cambiado un supuesto fundamental: «En nuestro modelo inicial casi cualquier microbio podía llegar a cualquier parte», comenta David Wilkinson, de la Universidad John Moores de Liverpool y uno de los autores. Ello significaba que cualquier fruta podrida sería colonizada por todos los tipos de microorganismos posibles. En esas condiciones, los microbios que hubieran evolucionado para estropear la comida siempre presentarían una desventaja con respecto a otros que se aprovecharían de los beneficios sin tener que invertir ningún esfuerzo ellos mismos, que acabarían entonces imponiéndose.

El nuevo modelo difiere en que los microorganismos no avanzan tan fácilmente y predice que incluso en el caso extremo de que la pudrición conlleve un elevado coste, los microbios siguen manteniéndose y resultando viables. En esencia, el modelo ofrece la posibilidad más realista de que si el microorganismo que pudre la comida llega primero al manjar, puede mantener a todos los demás acorralados. Por tanto, siempre y cuando haya suficiente alimento, prosperará.

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Wilkinson advierte que todavía se necesita demostrar con experimentos los supuestos del nuevo modelo. Sugiere que los biólogos deben tratar de averiguar qué microorganismos llegan a una fruta o un animal muerto a lo largo del tiempo. Reconoce que la tarea no resultará fácil, por lo que apunta a la posibilidad de emplear métodos moleculares.

Sin embargo, algunos autores opinan que incluso entonces será difícil demostrar que la estrategia de los microbios vaya dirigida realmente contra los animales grandes, ya que también podrían estar tratando de repeler a otros microorganismos.

Más información en Proceedings of the Royal Society B

Fuente: Science

Dietas para ser más longevos

El control de la ingesta de proteínas podría representar la clave de una mayor esperanza de vida.

Cell Metabolism

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Imagen de rayos X de un ratón sometido a una dieta rica en proteínas y pobre en carbohidratos (izquierda) y de otro alimentado con una más rica en proteínas (derecha) [Solon-Biet et al. / Cell Metabolism]

Dos estudios, publicados en la revista Cell Metabolism y realizados tanto en múridos como en personas, sugieren que el consumo moderado en proteínas y elevado en carbohidratos puede aumentar la longevidad y mejorar el estado físico de nuestro organismo, e incluso ayudar a explicar por qué una reducción drástica de la ingesta de calorías retrasaría el envejecimiento. Pero los resultados son controvertidos, por lo que los autores subrayan la complejidad de la interacción entre alimentación, salud y esperanza de vida.

Los investigadores del primer trabajo, dirigido por Stephen Simpson y David Le Couteur de la Universidad de Sydney, suministraron a 858 ratones 25 dietas con distintas combinaciones de proteínas, carbohidratos, grasas y fibra. Los múridos alimentados con un porcentaje de entre un 5 y 15 por ciento de proteínas y entre un 40 y 60 por ciento de carbohidratos vivieron hasta las 150 semanas, en comparación con las 100 de aquellos con una dieta más rica en proteínas (aproximadamente el 50 por ciento). Además, los primeros presentaron una presión arterial más baja, mejor tolerancia a la glucosa y mejores niveles de colesterol, aunque físicamente

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eran más flacos, característica que, en el caso de los ratones, se traduce en una salud más precaria y una muerte prematura.

El segundo estudio, dirigido por Valter Longo de la Universidad del Sur de California en Los Angeles, se basó en los datos de 6.381 adultos mayores de 50 años de edad que contestaron, en años anteriores, a preguntas sobre sus hábitos alimenticios en el marco de una encuesta nacional de salud y nutrición (NHANES). A partir de los registros de defunción, el equipo de Longo concluyó que los probandos con edad inferior a 65 años y que clasificaron su dieta de alto valor proteico (los participantes afirmaron que al menos el 20 por ciento de sus calorías diarias provenía de las proteínas) se encontraban en una situación de mayor riesgo de enfermedar y de fallecer que los individuos de la misma edad con un aporte calórico de origen proteico inferior (del 10 por ciento o menos).

Con todo, las conclusiones de ambos estudios han levantado más de una duda sobre la efectividad de este tipo de dietas. «Definitivamente, debe existir la relación» entre el consumo de proteínas y la esperanza de vida, dice Matt Kaeberlein, de la Universidad de Washington, en Seattle. «Pero es demasiado simplista afirmar que todo el mundo debería seguir una dieta baja en proteínas». Este investigador también cree que es poco probable que tan solo la reducción de los aportes proteicos pueda explicar variaciones tan importantes en términos de longevidad. De hecho, Le Couteur y sus colaboradores están diseñando un nuevo estudio que compare, en el caso de ratones, una dieta basada en un consumo moderado en proteínas y elevado en carbohidratos con otra que contemple una reducción drástica en calorías, con el objetivo de determinar qué grupo de animales es el más longevo.

Más información en Cell Metabolism aquí y aquí.

Fuente: Science

El virus de mayor tamaño

Un equipo de científicos ha hecho revivir un virus gigante enterrado en el hielo siberiano hace 30.000 años que todavía es infeccioso.

PNAS

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Pithovirus sibericum, el virus gigante recién descubierto, visto en una sección transversal con un microscopio electrónico de transmisión. [J. Bartoli y C. Abergel; Laboratorio de Información Genónica y Estructural de Marsella, CNRS- AMU]

En colaboración con varios investigadores franceses y rusos, el equipo de J. M. Claverie y C. Abergel, del Laboratorio de Información Genónica y Estructural de Marsella, acaba de identificar el virus más grande conocido hasta ahora, al que han denominado Pithovirus sibericum. Su objetivo, por fortuna, son las amebas, pero los investigadores sugieren que la

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fusión paulatina del hielo terrestre podría provocar el regreso de otros virus antiguos, con riesgos potenciales para la salud humana.

P. sibericum, con 1,5 micrómetros de longitud, posee un tamaño equiparable al de una pequeña bacteria. Claverie y Abergel han ayudado a descubrir otras especies de la familia de virus gigantes, lo suficiente grandes para ser visibles con un microscopio óptico. Los investigadores identificaron el primero de ellos en 2003, denominado Mimivirus.

Hace dos años, se enteraron de que un equipo ruso había hecho revivir una planta antigua a partir de los frutos enterrados en el permafrost siberiano de 30.000 años de antigüedad. Se les ocurrió entonces que tal vez podrían hacer lo mismo con un virus. Con las muestras de permafrost proporcionadas por el equipo ruso, buscaron virus gigantes utilizando amebas (los objetivos habituales de estos patógenos) como cebo. Observaron que las amebas empezaban a morir y descubrieron dentro de ellas virus gigantes.

Propiedades sorprendentes

Bajo un microscopio, Pithovirus aparece como un óvalo de pared gruesa con una abertura en un extremo. Se multiplica creando «fábricas» de replicación en el citoplasma de su huésped, en lugar de apoderarse de su núcleo, como hace la mayoría de los virus. Solo una tercera parte de sus proteínas guarda alguna semejanza con las de otros virus. Y, para sorpresa del equipo, su genoma es mucho más reducido que el de otros virus gigantes de mayor tamaño, como Pandoravirus. La enorme partícula se halla prácticamente vacía, lo que contrasta con la idea que se tiene de los virus de que empaquetan su ADN en el mínimo espacio posible.

Aunque los virus gigantes casi siempre atacan a las amebas, Christelle Desnues, del Centro Nacional para la Investigación Científica en Marsella, descubrió el año pasado que uno de ellos, Marseillevirus, había infectado a un niño de 11 meses de edad. Según la investigadora, los virus gigantes no pueden considerarse como una excentricidad de la naturaleza. Constituyen una parte integral de la virosfera con repercusiones en la diversidad, evolución e incluso la salud humana.

A Claverie y Abergel les inquieta que el calentamiento global, junto con las operaciones de minería y perforación en el Ártico, puedan provocar la liberación de numerosos virus antiguos infecciosos, lo que podría plantear una amenaza para la salud humana.

Pero Curtis Suttle, virólogo de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, señala que las personas inhalan ya miles de virus cada día, o los tragan cuando nadan en el mar. Desestima la idea de que el deshielo pudiera liberar virus dañinos que se extendieran lo suficiente como para afectar a la salud humana. Para él, resulta más preocupante la posibilidad

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de que cientos de millones de personas se vean forzadas a desplazarse a causa del aumento del nivel del mar.

Más información en PNAS

Fuente: Nature

¿Cómo codifica el cerebro los fonemas?

Un estudio cartografía la respuesta de las neuronas ante las unidades básicas del discurso oral.

Science

Menear

¿Qué operaciones lleva a cabo el cerebro para descomponer una onda acústica compleja y convertirla en una sucesión de unidades portadoras de información? [ThinkStock/Claudia Balasoiu]

Los fonemas se consideran las unidades básicas de información del lenguaje hablado, ya que constituyen las piezas mínimas cuyo intercambio puede alterar el significado de una secuencia. Así por ejemplo, /kása/ se convierte en /gása/ al reemplazar /k/ por /g/.

Sin embargo, los detalles sobre cómo transforma el cerebro una señal acústica compleja en otra eminentemente lingüística aún no se entienden bien. Los hablantes somos capaces de identificar una secuencia fónica dada aunque haya sido pronunciada con entonaciones diferentes, por personas con timbres de voz muy dispares o incluso en medio de un entorno ruidoso. Es decir, podemos aislar e identificar los fonemas a partir de ondas acústicas que, desde un punto de vista físico, pueden ser muy distintas. ¿Cómo lleva a cabo el cerebro un proceso tan complejo?

En un estudio cuyos resultados fueron publicados la semana pasada en la revista Science, Nima Mesgarani, de la Universidad de California, y otros colaboradores han logrado indentificar qué grupos de neuronas se activan en los sujetos de habla inglesa cuando escuchan los distintos fonemas de esa lengua. A tal fin, los autores analizaron las señales de una batería de electrodos que habían sido implantados en el cerebro de pacientes evaluados por razones clínicas (padecían epilepsia) y analizaron las respuestas de seis sujetos a quienes se les hizo escuchar un total de 500 frases pronunciadas por 400 personas.

Los resultados indicaron que, con independencia de la entonación, timbre o acento local del emisor, cada fonema inducía respuestas bien localizadas en varios grupos de neuronas del giro temporal superior, un área cerebral conocida por su capacidad para activarse ante el habla con mayor intensidad que ante sonidos de otra clase.

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En concreto, los investigadores observaron la existencia de zonas neuronales que reaccionaban de manera selectiva ante los rasgos empleados tradicionalmente en lingüística para distinguir entre fonemas. Así, mientras que ciertos grupos de neuronas se activaban o no en función del modo de articulación (un rasgo que indica cómo se libera el aire y que, por ejemplo, diferencia entre fonemas oclusivos, como /p/, y fricativos, como /f/), otros grupos de neuronas mostraron ser selectivos al lugar de articulación (labial, como /b/, o velar, como /g/) o al carácter sonoro o sordo (es decir, si vibran o no las cuerdas vocales, lo que permite distinguir entre /b/ y /p/, por ejemplo). Lo mismo ocurría con los fonemas vocálicos.

Cabe señalar que la clasificación lingüística de los rasgos fónicos es «fenomenológica» y se basa en la manera en que se generan los sonidos en la cavidad bucal. Por ello, a priori no resulta evidente que la corteza auditiva emplee los mismos parámetros para descomponer y analizar una onda acústica.

Además de estudiar la reacción ante los rasgos lingüísticos mencionados, los investigadores midieron también la respuesta de los mismos grupos de neuronas ante varios parámetros acústicos, como la amplitud de los armónicos en las diferentes vocales (llamados «formantes» en lingüística), o el tiempo de establecimiento de la sonoridad tras una consonante oclusiva. Los resultados indicaron que, en general, las respuestas a estas variables acústicas se encontraban más distribuidas y eran menos selectivas que las correspondientes a los rasgos fonológicos.

Más información en Science (artículo técnico y reseña del trabajo).

—IyC

Las algas que acabaron con los gigantes del mar

Hallado el misterio de los restos de ballenas en el desierto de Atacama.

Proceedings of the Royal Society B

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Los paleontólogos estudian diferentes fósiles de ballenas en Cerro Ballena, al lado de la carretera Panamericana en el desierto de Atacama de Chile. [Adam Metallo/ Instituo Smistoniano]

En el año 2011, durante la ejecución de las obras para ensanchar la carretera Panamericana, que atraviesa el desierto de Atacama, en Chile, un grupo de obreros descubrió un cementerio de fósiles de ballenas que se remontan al Mioceno Superior. Los científicos no se explicaban

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cómo un número tan elevado de restos arqueológicos podría aglutinarse en un lugar de dimensiones tan reducidas como Cerro Ballena (nombre asignado a este yacimiento precisamente por la presencia de los fósiles de cetáceos). Ahora, investigadores de institutos chilenos y estadounidenses han desentrañado el misterio.

Tal como explican en un artículo publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, hallaron unos cuarenta esqueletos, que se mostraron casi intactos y que estaban orientados, en su mayoría, en la misma dirección, y en posición bocarriba. Además de descubrir que Cerro Ballena está dominado principalmente por restos de grandes cetáceos, los científicos se sorprendieron al percatarse de la presencia también de fósiles pertenecientes a especies de otros vertebrados marinos, como marlines (Istiophoridae), una «ballena con cara de morsa» (Odobenocetops) y un perezoso acuático (Thalassocnus), entre otros. Estos indicios sugieren que los animales padecieron una muerte masiva, y que todos fallecieron en el mar (y no de manera espontánea en la orilla) en un acontecimiento que ocurrió de manera repentina y que afectó indiscriminadamente a los diferentes ejemplares a la vez.

Los análisis realizados en el laboratorio ponen de manifiesto que los mamíferos marinos fueron envenenados tras la ingesta de algas tóxicas (que, aún hoy en día, representa una de las principales causas de las muertes masivas de los cetáceos). Según los científicos, estos organismos proliferaron tras las escorrentías ricas en hierro procedentes de los Andes. Tras el fallecimiento, los cadáveres de los animales fueron así transportados por las olas y las corrientes del mar hasta la desembocadura de un río, donde vararon y, finalmente, fueron cubiertos por la arena.

Por otro lado, los datos también evidencian la reincidencia de las algas como responsables de la muerte de las ballenas. El hecho de que sus fósiles no estuvieran ubicados en un mismo nivel geológico, sino a alturas diferentes, indica que el «genocidio» ocurrió, por lo menos, en cuatro ocasiones separadas por miles de años entre ellas, en un período comprendido entre 10.000 y 16.000 años.

Más información en Proceedings of the Royal Society B.

-- IyC / Instituto Smistoniano

Resolución de imágenes en el cerebro

Confirman que el núcleo geniculado lateral del tálamo funciona de manera similar a una cámara digital al proporcinar mayor resolución a la imagen.

Neuron

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El núcleo geniculado lateral del tálamo (rojo y azul) ejerce una función esencial en el procesamiento de las imágenes. [Wikimedia Commons]

Una investigación reciente revela que el cerebro funciona como una suerte de cámara digital al procesar las imágenes. Según un equipo liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el núcleo geniculado lateral del tálamo recibe información directamente de la retina y la envía a la corteza cerebral para su análisis y resolución.

En una cámara digital, la superficie receptora se halla formada por un conjunto de píxeles; por este motivo, la resolución de la imagen se encuentra limitada. De manera semejante, la resolución que proporciona el ojo al cerebro se encuentra limitada por el número de células ganglionares (píxeles) de la retina. «Los circuitos neuronales que forman el núcleo del cerebro interpolan para obtener una imagen retiniana con mayor número de píxeles y, por lo tanto, mayor resolución aparente. Esto permite al cerebro incrementar el tamaño de la imagen retiniana antes de proceder a un análisis más detallado», indica Luis Martínez, investigador del CSIC en el Instituto de Neurociencias de Alicante y uno de los autores del estudio.

Aunque el incremento de la resolución por interpolación resulta habitual en el tratamiento de imágenes, este proceso presenta una deficiencia: reduce el contraste local, lo que hace que las imágenes se vean desenfocadas. Solo con un filtro es posible incrementar el contraste local y disimular este efecto. En el cerebro, el problema es similar o más grave, ya que la resolución final del ojo apenas alcanza un megapíxel. «Hemos descubierto que la relación entre los dos tipos celulares principales del tálamo, dos masas esféricas de tejido gris, situadas dentro de la zona media del cerebro, permite compensar los efectos adversos de la interpolación de la misma manera que lo haría, por ejemplo, una cámara digital», señala Martínez.

Tamaño reducido

Mediante modelizaciones matemáticas, los investigadores han concluido que los circuitos de la retina y el tálamo implicados en la interpolación y el incremento del contraste local de las imágenes visuales se generan durante el desarrollo embrionario. La única limitación es la cantidad de «cable» utilizada para conectar la retina con el cerebro, que es la mínima necesaria para generar un circuito funcional, un principio ya enunciado por Santiago Ramón y Cajal hace más de un siglo.

Esta necesidad de mantener el ojo a un tamaño reducido así como la longitud de axones (cables) que lo unen con el cerebro lo más corta posible supone un límite al número de «píxeles» que posee el ojo. «Aunque un mayor tamaño del ojo mejoraría la calidad y resolución de la imagen, lo haría a costa de incrementar el gasto metabólico y el espacio requerido para enviar esa información visual al cerebro. Este problema también se da a la hora de diseñar dispositivos artificiales de tratamiento de imágenes, como una cámara digital o una impresora», agrega Martínez.

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Más información en Neuron

Fuente: CSIC

Huele a enfermo

Los olores corporales humanos pueden anunciar una infección.

Psychological Science

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Los humanos somos capaces de percibir si alguien está enfermo a través de su olor corporal; incluso si se encuentra en una fase temprana de la enfermedad. [Morguefile / Elinluna]

Por chocante que pueda parecer el comentario «hueles raro, ¿estás enfermo?» no es absurdo ni tiene por qué resultar ofensivo. Según un equipo liderado por Mats Olsson, del Instituto Karolinska en Estocolmo, las personas percibimos a través del olfato las primeras reacciones inmunitarias del cuerpo de nuestros congéneres tras una infección bacteriana.

Aroma enfermizo

Los investigadores administraron lipopolisacáridos (moléculas que fabrican numerosas bacterías y que desencadenan una potente respuesta inmunitaria) a ocho probandos. Los sujetos infectados vistieron durante cuatro horas una camista ajustada. Al cabo de ese tiempo, los científicos congelaron la pieza de ropa con el fin de retener los olores corporales de los individuos. A continuación elaboraron un preparado con el olor axilar obtenido, el cual dieron a olfatear a un total de 80 probandos. En otro momento y como medida de control les ofrecieron a oler el sudor de personas sanas. En uno y otro caso, la media de sudoración fue similar.

Según indicaron los «catadores de olores», el aroma que desprendían las personas infectadas resultaba más intenso y desagradable. En pocas palabras, olían a insano.

Los autores concluyen que, en los humanos, la reacción inmunitaria altera la concentración de sustancias olorosas del organismo. Según parece, para evitar contagios, nos podemos fiar de nuestro olfato.

Más información en Psychological Science

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Fuente: Gehirn und Geist / Katherina Müller

La sustancia blanca, andamio cerebral

Identifican un núcleo en la red neuronal particularmente sensible a las lesiones.

Frontiers in Human Neuroscience

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Representación gráfica de la conectividad de la sustancia blanca en el cerebro humano adulto. [Instituto de Neuroimagen e Informática de USC]

La sustancia blanca ejerce en el cerebro humano adulto de una suerte de andamio. Investigadores de la Universidad de Carolina del Sur han detallado a partir de imágenes por resonancia magnética de 110 personas la conectividad de la sustancia blanca. Ello les ha permitido determinar un mapa de las conexiones que pueden ser más vulnerables a los daños cerebrales.

«Si bien todas las conexiones en el cerebro tienen su importancia, existen vínculos concretos que son especialmente relevantes», explica John Darrell Van Horn, neurocientífico de la Universidad de Carolina del Sur y autor principal de la investigación. Y agrega: «Hemos acuñado el término de sustancia blanca "andamio", porque esta red define la arquitectura de la información que da soporte a la función cerebral».

Fallos en la comunicación

Al simular los efectos del daño en cada vía de la materia blanca, los investigadores se percataron de que las áreas más significativas de la materia blanca y gris no siempre se superponen. «De la misma manera que si se suprime la conexión a Internet no se reciben los mensajes de correo electrónico, existen vías de la sustancia blanca que, si se dañan, dan lugar a fallos de comunicación a gran escala en el cerebro», describe Van Horn. Investigaciones anteriores han identificado las áreas de materia gris (la parte más externa del cerebro donde se procesa y almacena la información) que se ven afectadas de manera significativa por una lesión.

El estudio ha analizado las neuroimágenes a partir de los modelos teóricos que se utilizan para comprender las redes sociales. Así, no solo se ha centrado en los nodos más destacados de la sustancia gris (se corresponderían a cada individuo dentro de una red social) y el modo en que se hallan conectados, sino que ha examinado la fuerza de las conexiones de la sustancia blanca que parecían particularmente sensibles o cuya eliminación supondría repercusiones importantes para el conjunto de la red. En pocas palabras, se ha centrado en las conexiones que provocan los mayores cambios en el «andamio» del cerebro.

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Según los investigadores, estos hallazgos pueden contribuir al conocimiento de los efectos neurológicos de enfermedades neurodegenerativas (entre ellas, la esclerosis múltiple y el alzhéimer), así como de las lesiones cerebrales graves. «Esta investigación ayuda a responder mejor a los retos clínicos de una lesión cerebral traumática y a determinar qué hace vulnerables a determinadas vías de la sustancia blanca», concluye Van Horn.

Más información en Frontiers in Human Neuroscience

Fuentes: SINC / Universidad de Carolina del Sur

El origen solar de la vida en la Tierra

El análisis de muestras de polvo interplanetario ha demostrado que el viento solar puede unirse al oxígeno de sus minerales y producir agua.

PNAS

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Los iones de hidrógeno del viento solar reaccionan con el oxígeno contenido en la superficie de las partículas de polvo interplanetario, por lo que formarían diminutas vesículas llenas de agua (azul). Este mecanismo podría producirse también en otros sistemas planetarios y ser responsable del origen de la vida también más allá del sistema solar. [John Bradley, UH SOEST / LLNL]

Un trabajo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) sugiere que las partículas que constituyen el polvo interplanetario podrían ser las responsables de la presencia de agua y otros compuestos orgánicos en la Tierra.

Desde la época de las misiones Apolo, en la que los astronautas empezaron a traer muestras del suelo lunar a nuestro planeta, sabemos que el viento solar (un flujo invisible de partículas cargadas eléctricamente procedente del Sol y que azota todos los cuerpos celestes del sistema solar) modifica la composición química de la capa superficial de cualquier objeto celeste sin protección atmosférica. Desde entonces, la idea de que esta irradiación también podría crear agua ha sido objeto de debate.

Según la teoría, los minerales de silicato que constituyen el polvo interplanetario (producido por cometas, asteroides y restos de materia del proceso de formación del Sol y sus planetas) son constantemente bombardeados por el viento solar. Este proceso libera átomos de oxígeno, los cuales, a su vez, reaccionan principalmente con los iones de hidrógeno (H+) del viento y crean moléculas de agua. Hasta la fecha, se pensaba que la cantidad producida sería

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demasiado pequeña y que estaría localizada en capas superficiales muy finas de los mismos minerales, lo que impedía a las técnicas de análisis en uso confirmar esta hipótesis.

Gracias a un microscopio electrónico de transmisión, los científicos han detectado ahora agua producida por el viento solar en partículas de polvo interplanetario. Además, tras irradiar en el laboratorio minerales parecidos a los que se forman en el espacio exterior, han podido corroborar la antigua teoría. Según Hope Ishii, de la Universidad de Hawaii en Manoa, «el aspecto más emocionante de este estudio es que dicho material cósmico, que desde hace tiempo es conocido por llevar a la Tierra compuestos de carbono orgánico, también puede transportar agua generada por el viento solar. De esa manera, hemos demostrado por primera vez que ambos componentes pueden llegar juntos a nuestro planeta».

Los resultados entrañan consecuencias muy importantes, puesto que los cuerpos celestes sin atmósfera y que contienen minerales de silicato padecen constantemente la irradiación del viento solar. En este caso, el mecanismo de formación de agua ayudaría a explicar también la presencia de hidroxilo y, posiblemente, el origen del hielo en la cara oculta de la Luna.

No obstante, el trabajo de Ishii y sus colaboradores no sugiere cuánta agua llegó a la Tierra a través de este mecanismo. «Nuestro objetivo no fue el de explicar, por ejemplo, el origen de los océanos, sino demostrar la existencia de un constante suministro conjunto de agua y compuestos orgánicos», afirma el investigador.

Más información en PNAS.

—IyC / EurekAlert!

Las consecuencias de viajar al espacio exterior

La microgravedad ha demostrado afectar un mecanismo biológico en moscas Drosophila.

PLoS ONE

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Una mosca Drosophila infectada por el hongo Beauveria bassiana. [Deborah Kimbrell / UC Davis]

Un viaje espacial puede convertirse, sin lugar a duda, en una aventura inolvidable, pero también en un riesgo para el sistema inmunitario. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista PLoS ONE, que ha demostrado cómo los efectos de microgravedad que se experimentan en el espacio exterior debilitan una función clave del sistema inmunitario en moscas del género Drosophila.

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Estos insectos son los más estudiados en los experimentos de genética y biología evolutiva, pues comparten ciertas características biológicas fundamentales con otros mamíferos, entre ellos los humanos. Por esta razón, las moscas Drosophila representan unos candidatos ideales para comprobar la hipótesis de que un viaje interplanetario puede modificar la respuesta inmunitaria de nuestro organismo.

Los investigadores responsables del estudio, liderados por Deborah Kimbrell de la Universidad Davis en California, llevaron a cabo una misión de 12 días (llamada Fungus, Immunity and Tumorigenesis) en la que pusieron huevos de moscas Drosophila a bordo del trasbordador espacial Discovery de la NASA. Estos insectos tardan unos 10 días en convertirse en adultos, por lo que la duración de la misión fue suficiente para poder observar los efectos de la microgravedad una vez los ejemplares regresaron a la Tierra.

En particular, los científicos estudiaron la respuesta inmunitaria de Drosophila a dos infecciones: una inducida por el hongo Beauveria bassiana, que estos insectos suelen combatir mediante los receptores de tipo Toll (una familia de proteínas ancestrales que median la inmunidad innata en una gran variedad de organismos); otra por la bacteria Escherichia coli, a la que resisten gracias al gen de la inmunodeficiencia (imd). Ambos sistemas de defensa tienen su homólogo en los seres humanos y otros mamíferos, lo que justificaría la elección de los científicos de estudiarlos en las moscas.

El análisis de los insectos criados en el espacio exterior puso de manifiesto que si por un lado la respuesta del gen imd resultó apropiado, no ocurrió lo mismo en el caso de los receptores Toll. Además, durante algunos experimentos llevados a cabo en el laboratorio en condiciones de hipergravedad (en oposición a lo que ocurre fuera de la atmósfera terrestre), la resistencia de las moscas al hongo resultó incluso mejor que en condiciones normales. Estos resultados implican que las estancias prolongadas de los astronautas en las naves espaciales pueden tener consecuencias negativas para su salud.

Pero ¿por qué la microgravedad afecta el sistema inmunitario? Kimbrell y sus colaboradores propusieron dos posibles mecanismos responsables: el estrés psicológico, pues los insectos mostraron una expresión elevada de genes asociados con la proteína de choque térmico, que es producida en condiciones de estrés (calor); o bien, la microgravedad interfiere en la actividad de las proteínas de las células de Drosophila en un área particularmente importante para los receptores Toll, que a diferencia de los genes imd quedarían dañados.

Más información en PLoS ONE.

—IyC

Page 83: El cerebro inconsciente

Un camino más fácil para obtener células madreUn nuevo método, la exposición al estrés, permite reprogramar células

adultas a un estado embrionario.Nature

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Tras inyectar en un embrión de ratón células pluripotentes obtenidas mediante estrés, estas se diferencian en los diferentes tejidos del organismo, que aparecen marcados con fluorescencia. [Haruko Obokata]

En 2006, el equipo del premio nóbel Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kyoto, describió una técnica para crear células con la capacidad embrionaria de convertirse en casi cualquier tipo de célula en el cuerpo de los mamíferos, las ahora conocidas como células madre pluripotentes inducidas (CMPI). En dos artículos publicados esta semana en la revista Nature, otro equipo japonés describe un método sorprendentemente simple, la exposición al estrés (como la disminución del pH del medio), con el que se obtienen, de un modo más rápido y eficiente, células aún más maleables que las CMPI.

Haruko Obokata, del Centro Riken de Biología del Desarrollo en Kobe y primera autora de los artículos, observó en cultivos de células que, si se las estrujaba para forzar su paso a través de un tubo capilar, algunas de ellas reducían su tamaño hasta el de las células madre. Decidió entonces experimentar con la aplicación de diferentes tipos de estrés, como el calor, la ausencia de nutrientes y el aumento de la concentración de calcio. Descubrió que tres factores de estrés, una toxina bacteriana que perfora la membrana celular, la exposición a un pH ácido y el estrujamiento físico, hacían que las células mostraran características de pluripotencia.

Pero para que pudieran calificarse de pluripotentes, las células debían demostrar que podían convertirse en todos los tipos celulares. Para ello las introdujo en embriones de ratón, añadiéndoles genes fluorescentes para comprobar si se diferenciaban en los distintos tejidos de un ser vivo. Si las células eran pluripotentes, se observaría fluorescencia en todos los tejidos del ratón, como así sucedió. Denominó al fenómeno adquisición de pluripotencia por estimulación (STAP, por sus siglas en inglés).

Page 84: El cerebro inconsciente

Una de las ventajas del método es que no requiere la transferencia nuclear ni la introducción de factores de transcripción. Además, las células reprogramadas mediante STAP también pueden formar el tejido placentario, algo que ni las CMPI ni las células madre embrionarias pueden hacer. Ello podría facilitar en gran medida la clonación.

Obokata ya ha reprogramado una docena de tipos de células, entre ellas del cerebro, de la piel, de los pulmones y del hígado, lo que indica que el método funciona con la mayoría, si no todos, los tipos de células. En promedio, el 25 por ciento de las células sobreviven al estrés y el 30 por ciento de estas se convierten en pluripotentes, una proporción más alta que la tasa de conversión de las CMPI (un 1 por ciento), proceso que además tarda varias semanas.

Yamanaka subraya la importancia de los resultados para entender la reprogramación nuclear. Desde el punto de vista de la aplicación clínica, lo considera un enfoque novedoso para generar células del tipo CMPI.

Más información en Nature (1) y (2)

Fuente: Nature

Naturaleza para la mente

Los espacios verdes en la ciudad contribuyen a una mejor salud mental a largo plazo.

Environmental Science & Technology

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Contemplar la naturaleza ejerce un efecto restaurador sobre la mente y aumenta la capacidad de concentración, según algunos estudios. [Wikimedia Commons/ Panos Asproulis]

Residir en un entorno en el que no faltan zonas verdes y ajardinadas puede beneficiar a la mente. Un provecho que, además de ser inmediato, puede perdurar una media de tres años, indica un reciente estudio.

Un grupo de la Universidad de Exeter investigó durante cinco años y a través de una serie de cuestionarios a unos 1.000 vecinos a lo largo y ancho de Gran Bretaña. Centraron su trabajo en dos grupos de probandos: los unos se habían trasladado a vivir a una zona urbana con más áreas verdes que la anterior, los otros, a la inversa, pasaron de un ambiente de naturaleza a una zona más urbanizada.

Mejora duradera

Según confirmaron los investigadores, los primeros individuos experimentaron una mejora inmediata en su salud mental, beneficio que perduró durante al menos tres años después del traslado. Por el contrario, las personas que volvieron a las zonas menos verdes padecieron un deterioro en su bienestar mental. Ello ocurrió antes de que se mudaran, volviendo a un estado normal cuando habían llevado a cabo el traslado por completo. Los autores descartaron otros posibles factores que pudieran influir en los resultados de mejora a lo largo del tiempo (ingresos, trabajo y educación, entre otros).

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«Las personas que se trasladan a áreas verdes para vivir experimentan una mejora de su salud mental a corto y largo plazo. Estos hallazgos resultan relevantes para que los planificadores urbanos piensen en incluir nuevas zonas verdes en las ciudades, pues estas pueden aportar beneficios a largo plazo para la comunidad local», apunta Ian Alcock, investigador principal del trabajo.

Hasta ahora se desconocía la perdurabilidad de estos efectos, según indican desde la Universidad Exeter. Mathew White, coautor del estudio, señala: «Necesitábamos responder a importantes cuestiones sobre cómo los efectos de la naturaleza cambian con el tiempo. ¿Experimenta la gente que se traslada a un lugar con más espacios verdes un efecto de novedad que desaparece? ¿O requieren de un tiempo hasta percaterse de los beneficios de su nuevo entorno, ya que poco a poco van conociendo los parques locales?». Para White, la conclusión está clara: «Nuestros hallazgos revelan que los beneficios de los espacios verdes para la salud mental no son solo inmediatos, sino que resultan sostenibles a lo largo del tiempo».

Más información en Environmental Science & Technology

Fuente: Universidad de Exeter