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22 DESIGUALDAD MINERVA 24.15 EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI Con El Capital en el siglo xxi 1 quise aglutinar un gran conjunto de evidencias históricas acerca de la economía y la distribución de la riqueza en los siglos xix y xx. Debo decir que soy mucho me- jor analizando el pasado que planteando soluciones y que solo pretendo que la gente saque sus propias conclusiones en torno a estas investigaciones llevadas a cabo en Francia a lo largo de los últimos 15 años y en las que me han ayudado investigadores de todo el mundo. Se puede aprender mucho de la riqueza, la deuda pública, el capital y la desigualdad desde una perspectiva histórica. En Fran- cia, y supongo que en casi todo el mundo, tendemos a sentirnos únicos; todos nos mirarnos al ombligo, pero soy de la opinión de que siempre hay más de una solución y que se puede aprender de los demás. Este es otro de los objetivos de mi libro, porque siempre ha habido, por ejemplo, crisis de deuda pública en el pasado, incluso mayores que las de ahora, y varios caminos para enfrentarse a ellas. Es más que historia, porque la política, la sociedad, la cultura, son un reflejo de la economía y la desigualdad. Todos los datos del libro están recogidos en la web de World Top Incomes Database (Base de datos de la lista por ingresos del mundo). 2 Ahí podremos observar esas desigualdades en la renta y en el reparto de la riqueza. Thomas Piketty, con su libro El Capital en el siglo XXI, ha establecido un hito en cuanto a conocimiento financiero accessible a todo el mundo se refiere. Este extracto de la conferencia del autor, con motivo de la presentación de su libro en el Círculo de Bellas Artes, fruto de un trabajo de 20 años de investigaciones, establece con datos históricos sobre la concentración de riqueza, los impuestos y el crecimiento económico, algunas causas y posibles soluciones a la desigualdad y a la deuda en el mundo. El profesor asociado de la Escuela de Economía de París, pone de relieve el problema que plantea el aumento de la acumulación de los rendimientos de capital por encima de la propia economía, algo que lleva a un 10% de la población a acaparar hoy más del 50% de la riqueza mundial. Además, insiste en la necesidad de regularizar el mapa financiero europeo y mundial, en el incremento de los impuestos sobre el patrimonio y grandes sociedades, así como en una tributación progresiva más justa. el capital y la desigualdad desde la perspectiva histórica THOMAS PIKETTY FOTOGRAFÍA GENTILEZA DEL FCE DE ESPAÑA 1 Thomas Piketty, El Capital en el siglo xxi, Madrid, Fondo de Cultura Económica de España, 2014. 2 World Top Incomes. http://topincomes.parisschoolofeconomics.eu/ Página web promovida por los profesores de economía Facundo Alvaredo (Argentina), Tony Atkinson (Reino Unido), Emmanuel Sáez (Francia y EE.UU.) y Thomas Piketty (Francia). En ella se recogen datos sobre los impuestos en más de 30 países.

el capital y la desigualdad desde la perspectiva histórica · Artes, fruto de un trabajo de 20 años de investigaciones, establece con datos históricos ... correspondientes a la

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22 DESIGUALDAD MINERVA 24.15

EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI

Con El Capital en el siglo xxi1 quise aglutinar un gran conjunto de

evidencias históricas acerca de la economía y la distribución de

la riqueza en los siglos xix y xx. Debo decir que soy mucho me-

jor analizando el pasado que planteando soluciones y que solo

pretendo que la gente saque sus propias conclusiones en torno a

estas investigaciones llevadas a cabo en Francia a lo largo de los

últimos 15 años y en las que me han ayudado investigadores de

todo el mundo.

Se puede aprender mucho de la riqueza, la deuda pública, el

capital y la desigualdad desde una perspectiva histórica. En Fran-

cia, y supongo que en casi todo el mundo, tendemos a sentirnos

únicos; todos nos mirarnos al ombligo, pero soy de la opinión de

que siempre hay más de una solución y que se puede aprender

de los demás. Este es otro de los objetivos de mi libro, porque

siempre ha habido, por ejemplo, crisis de deuda pública en el

pasado, incluso mayores que las de ahora, y varios caminos para

enfrentarse a ellas.

Es más que historia, porque la política, la sociedad, la cultura,

son un refl ejo de la economía y la desigualdad.

Todos los datos del libro están recogidos en la web de World

Top Incomes Database (Base de datos de la lista por ingresos del

mundo).2 Ahí podremos observar esas desigualdades en la renta

y en el reparto de la riqueza.

Thomas Piketty, con su libro El Capital en el siglo XXI, ha establecido un hito en cuanto a conocimiento fi nanciero accessible a todo el mundo se refi ere. Este extracto de la conferencia del autor, con motivo de la presentación de su libro en el Círculo de Bellas Artes, fruto de un trabajo de 20 años de investigaciones, establece con datos históricos sobre la concentración de riqueza, los impuestos y el crecimiento económico, algunas causas y posibles soluciones a la desigualdad y a la deuda en el mundo. El profesor asociado de la Escuela de Economía de París, pone de relieve el problema que plantea el aumento de la acumulación de los rendimientos de capital por encima de la propia economía, algo que lleva a un 10% de la población a acaparar hoy más del 50% de la riqueza mundial. Además, insiste en la necesidad de regularizar el mapa fi nanciero europeo y mundial, en el incremento de los impuestos sobre el patrimonio y grandes sociedades, así como en una tributación progresiva más justa.

el capital y la desigualdad desde la perspectiva histórica THOMAS PIKETTYFOTOGRAFÍA GENTILEZA DEL FCE DE ESPAÑA

1 Thomas Piketty, El Capital en el siglo xxi, Madrid, Fondo de Cultura Económica de

España, 2014.

2 World Top Incomes. http://topincomes.parisschoolofeconomics.eu/ Página web

promovida por los profesores de economía Facundo Alvaredo (Argentina), Tony

Atkinson (Reino Unido), Emmanuel Sáez (Francia y EE.UU.) y Thomas Piketty

(Francia). En ella se recogen datos sobre los impuestos en más de 30 países.

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CBA DESIGUALDAD 23

LA HISTORIA DE LOS IMPUESTOS

Los impuestos sobre la renta se crearon en Francia en 1940 y no

precisamente para fi nanciar colegios, sino para la guerra contra

Alemania. En otros países europeos se implantaron incluso antes

de la guerra, generalmente entre 1900 y 1920 o, como en los casos

de Alemania, Japón o Gran Bretaña, en el siglo xix. En EE.UU. se

hizo en 1930. En España y en Latinoamérica los impuestos sobre

la renta llegaron en el periodo de entreguerras. En cualquier caso,

con este impuesto tributario llegaron las bases de datos y la manera

de obtener información económica.

El primer economista en utilizar esta clase de datos para contro-

lar la distribución de la renta fue Simon Kuznets3, Premio Nobel

y pionero en el uso de Producto Interior Bruto (PIB), y es a partir

de él, pero ampliando su estudio a más países y épocas, donde se

inicia nuestro trabajo. Kuznets fue el primero en hacer un estudio

histórico cuantitativo del impuesto sobre la renta con una conclu-

sión muy optimista que indicaba un descenso en la desigualdad.

Sin embargo, su lectura tenía más que ver con la Gran Depresión,

la Segunda Guerra Mundial y las políticas que se llevaron a cabo

por entonces en EE.UU., relacionados con impuestos progresivos.

No hubo nada natural en el descenso de la desigualdad, pero

tampoco hay nada natural en la evolución económica, ya que de-

pende mucho de las instituciones y las políticas que se llevan a

cabo. Pero además, este periodo tan convulso en la primera mitad

del siglo xx provocó que, durante la Guerra Fría de los 50 a los

70, la gente de los países capitalistas creyera en un fi nal feliz. En

estas décadas, un tercio del total del PIB correspondía al 10% de

la población más rica, pero había un descenso de la desigualdad,

porque todo el mundo se benefi ciaba de alguna manera del creci-

miento económico. Si el PIB crecía un 2% o un 3%, tanto ese 10%

más rico, como el otro 90%, crecían al mismo ritmo. El benefi cio

era proporcional.

Hoy en día, desde la década de los 80, esta evolución ha variado

en los EE.UU. El porcentaje de PIB que va a los ricos empieza a

ser muy superior. De un tercio para el 10% más rico de la pobla-

ción, hemos llegado al 51% de la riqueza en 2012, sumando los

benefi cios de capital y el incremento en los valores accionariales

correspondientes a la venta de acciones en la bolsa de valores,

que han reportado pingües benefi cios no solo en EE.UU., sino en

Europa. Pese a las crisis en la bolsa de 2001 y 2002 o 2008 y 2009,

su recuperación es asombrosa, de manera que en 2012 con ese

51%, ya estábamos por encima de 2007, año en que esos ingresos

para ese 10% de la población superaban al 49%.

Se ha producido así un estancamiento de los ingresos medios

y un aumento de la deuda, lo que ha hecho más frágil al sistema

fi nanciero. En Europa esta desigualdad no se ha manifestado tanto

en los ingresos como en el desempleo o en la deuda pública.

DESIGUALDAD EN EE.UU. CON RESPECTO A EUROPA

Se habla de la globalización como factor clave. En el momento

en que China entra en el mercado laboral, los salarios bajos se

desploman, porque los trabajadores con menor cualifi cación com-

piten directamente. ¿Por qué la situación no afecta igual en el caso

de Europa que en Estados Unidos? Quizás porque la igualdad en

cuanto al acceso a la educación es mayor que en EE.UU., donde,

pese a estar las mejores universidades, estas no son accesibles

para la mitad de la población. Otro tema interesante es ver cómo

se las han ingeniado los grandes directivos para aumentar sus

compensaciones hasta unos extremos que nada tienen que ver

con su productividad.

El problema principal en Europa no es tanto la cantidad de

capital, como la desigualdad de los ingresos y la propiedad de

ese capital. Entendiendo ratio de ingresos de capital como el

valor de todo lo que se posee (todos los activos inmobiliarios,

empresariales y fi nancieros, tanto privados, como individuales

y gubernamentales), menos toda la deuda y dividido por la renta

nacional, no habría problema con que todos tuviéramos: la misma

participación en los stocks de capital, el mismo apartamento, las

mismas participaciones en el mercado de valores, el mismo fondo

de pensiones… No pasaría nada si este ratio subiera mucho. El

problema viene cuando la desigualdad en la propiedad de ese ca-

pital es muy grande. Si sube la riqueza mucho más que los ingresos

por renta, ocurre que el acceso a la vivienda, por ejemplo, para las

nuevas generaciones, es mucho más complicado. Ser propietario

solo con lo que te da tu trabajo es muy difícil para la mayoría de

la gente. Esa es una de las consecuencias de la desigualdad en el

acceso a la riqueza con respecto al valor total de la propia riqueza.

Por un lado, aquí es donde entra en juego la riqueza patrimonial

acumulada en el pasado, que cobra un valor muy importante en

países como Japón o España, por ejemplo, donde el crecimiento

de la población es prácticamente cero. Por otro lado, se encuentra

3 Simon Kuznets fue un economista ruso-estadounidense nacido en 1901 y fallecido

en 1985, que obtuvo el Premio Nobel de Economía en 1971 por sus aportaciones

sobre el PIB, el crecimiento económico y el bienestar social.

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24 DESIGUALDAD MINERVA 24.15

la desigualdad de la riqueza. Uno de los aspectos determinantes al

respecto es el desfase entre la R y la G, donde la R es la tasa de ren-

dimiento del capital y la G, la tasa de crecimiento de la economía.

En la medida en que se produce un desfase entre ambas, y debido

al decrecimiento de la población, al aumento de la competencia

para atraer capital y a la desregulación fi nanciera, se contribuye a

esta desigualdad. No es lo mismo tener acceso a activos fi nancieros,

que simplemente meter tu dinero en la cuenta de un banco. Y mu-

chas instituciones y medidas políticas favorecen que esto ocurra.

LA RIQUEZA PATRIMONIAL Y LA BURBUJA INMOBILIARIA

A la hora de invertir, puedes hacerlo en China o en otros países, pero

muchos prefi eren hacerlo en el mercado inmobiliario en Madrid,

París o Londres. Eso contribuye a que esa burbuja inmobiliaria

aumente.

En el caso de España, la burbuja inmobiliaria es incluso ma-

yor que en Japón. En 2007, la riqueza privada en relación a los

ingresos nacionales llegaba al 800%. España, en este sentido, es

un caso extremo. No es lo mismo un mundo con una riqueza en

relación a sus rentas de seis a siete años de PIB, que una de dos a

tres años. Esto tiene consecuencias en las políticas fi scales. Con

esta situación en el mercado inmobiliario es complicado para las

nuevas generaciones acceder a una casa. Esto se agrava aún más

con el estancamiento de los salarios. Debería derivar en la acti-

vación de un descenso en los impuestos por renta y un aumento

en los impuestos sobre el patrimonio y las propiedades. Ya no

es una cuestión de derecha o izquierda, sino de sentido común.

Esto podría hacer que los grandes propietarios trataran de des-

hacerse de algunas propiedades, cosa que permitiría a muchos

que solo disponen de su renta hacerse con una pequeña parte

del mercado inmobiliario. Esto además tendría consecuencias

en la regulación fi nanciera.

DE LO PÚBLICO A LO PRIVADO

He mencionado dos explicaciones para el aumento del capital en

relación con el crecimiento: por un lado, el incremento de los ac-

tivos inmobiliarios; por otro, la transferencia gradual de la riqueza

pública a la privada. El capital público se defi ne como los activos

de propiedad pública (edifi cios, activos fi nancieros, carteras…),

menos los pasivos (deuda). Italia, por ejemplo, tienen un capital

público negativo. Incluso si vendiera todos sus activos (escuelas,

hospitales, etc), no podría pagar la deuda que tiene.

Mucha gente entraría en estado de shock si se cerraran escuelas

para pagar a los deudores privados, pero es lo que se está haciendo

en cierto modo porque cuando tu deuda es más elevada que tus

activos públicos, pagas mayores primas de interés. Ahora mismo

Italia paga cada año un 5% o 6% de su PIB en intereses y, sin

embargo, el presupuesto de sus universidades está en el 1% del

PIB. Paga cinco o seis veces más en intereses que en invertir en

su sistema universitario. No es lo mejor para el futuro.

En España pasa algo parecido. Si miráramos datos de 2010,

veríamos que en Italia el capital público es negativo, mientras que

en EE.UU., Alemania, Gran Bretaña y Francia es ligeramente po-

sitivo. Sin embargo, tiempo atrás, en los 70, había muy poca deuda

pública y el sector público era mayor (compañías, edifi cios…).

Un tercio del capital estaba en manos públicas, y no hablamos de

países comunistas únicamente.

En los últimos años ha habido un trasbase de lo público a lo

privado, que intentaba resolver la gestión de la deuda pública con

las privatizaciones.

Si volvemos al caso de Italia, actualmente está a la cabeza en

capital privado y a la cola en capital público y esto tiene una co-

rrelación con la deuda pública. En el caso de Rusia, por ejemplo,

tras la caída de la Unión Soviética, pasó del 100% de capital

público al 0% y en el capital privado, por el contrario, pasó del

0% al 100%. La vieja oligarquía rusa no se ha hecho rica por el

ahorro, sino por haber comprado los recursos naturales públicos

a bajo coste.

En los países capitalistas el fenómeno no ha sido tan extremo

porque se partía de otra base, pero cuando el capital público se re-

duce a cero o empieza a ser negativo, se convierte en un problema,

porque si las privatizaciones minan las inversiones en infraestruc-

turas o educación pública, entonces se ha llegado demasiado lejos.

A mi modo de ver, la mejor política de largo recorrido para

reducir la desigualdad y obtener al mismo tiempo un mayor cre-

cimiento en toda Europa, pasa por invertir en educación. Ya he

mencionado que Italia dedica el 5% o 6% de su PIB a pagar intere-

ses y solo un 1% a las universidades… Lo mismo pasa en Francia o

en España. Solo hubo un precedente anterior, el de Gran Bretaña

en el siglo xix, que con las guerras napoleónicas llegó a tener una

deuda de un 200% –mayor que la de Grecia en la actualidad– en

1850. Le costó 80 años reducir su deuda al 20%, pero estuvo todo

ese tiempo pagando más dinero en deudas que invirtiendo en edu-

cación. Esto puede explicar que la productividad del trabajo en

Gran Bretaña decreciera en el siglo xx con respecto a Alemania o

Francia. Espero que no cometamos el mismo error.

LOS RICOS CRECEN MÁS Y MÁS RÁPIDO

Vuelvo al tema de la desigualdad en la riqueza para explicar cómo

ha crecido en los sectores más altos de la sociedad con respecto

a la media de la gente.

Pese a que los datos no sean del todo fi ables, Forbes y su lista

de las fortunas de los multimillonarios sirve para ver esto que

digo. Es triste tener que leerlo en las revistas, pero son datos que

no facilitan Eurostat o el IMF.4

4 Eurostat: Ofi cina Europea de Estadística, dependiente de la Comisión Europea y con sede en Luxemburgo. El IMF por su parte es el International Monetary Fund o Fondo

Monetario Internacional, institución internacional formada por más de 180 países, con sede en Washington DC.

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CBA DESIGUALDAD 25

Analizando los rankings de Forbes desde 1987, vemos que la

riqueza de estos selectos multimillonarios ha crecido del orden de

un 6 o 7% cada año, tres o cuatro veces más rápido que la media de

crecimiento de riqueza en todo el mundo. La riqueza en el mundo

ha crecido un 2% por cada año, mientras que la media de ingresos

lo ha hecho a un 1,4%. Si los más ricos siguen acaparando capital

a esa velocidad, en 50 años ese pequeño grupo de personas se

hará con el 100% del capital mundial. Tiene que parar en algún

momento y creo que lo hará, pero lo que no se sabe es en qué punto

y eso es lo malo, que nadie nos puede garantizar que esto ocurra

en un punto razonable.

LAS PRIVATIZACIONES Y LOS MULTIMILLONARIOS

La lista top de fortunas ha cambiado mucho desde 1987. Según

Forbes, por entonces los más ricos del planeta eran japoneses

de cuyos nombres hoy nadie se acuerda, pero ahora la cosa está

repartida entre México, EE.UU., China y otros. Muchos suben y

bajan, pero lo que está claro es que no tiene sentido que crezcan

tres o cuatro veces más rápido que la media mundial.

Las privatizaciones han jugado un papel importante en este sen-

tido. Hoy están en ese grupo privilegiado muchos de esos grandes

magnates rusos que han adquirido su riqueza con la compra de re-

cursos naturales del país en situaciones enormemente ventajosas.

Incluso en Europa muchos de los que hoy vemos como grandes

emprendedores hechos a sí mismos, tienen que ver con procesos

de privatización en otros sectores, que cayeron en sus manos en

unas condiciones muy favorables y a precios muy bajos. Esto

es algo que también ha ocurrido en México, por ejemplo, con

Carlos Slim y la industria de las telecomunicaciones. A veces

ocurre que algunos se las arreglan para hacerse con la mayor

parte de la industria. Desde luego todo esto ha contribuido a

impulsar esta evolución.

Otra explicación para el problema es la falta de regulación del

sector fi nanciero, que ha permitido un aumento de la desigualdad

en los rendimientos fi nancieros. Cuando hablamos de R frente a

G, hay que advertir que la tasa de retorno o rendimiento (R) no

es igual para todos. Incluso si la brecha entre ambas no fuera tan

grande, si por ejemplo R estuviera en un 3% o 4% y G en un 1%

o 2% –en Europa está cerca del 0% ahora mismo–, la tasa media

de retorno no sería la misma para todos.

EL EJEMPLO DE LAS UNIVERSIDADES AMERICANAS

Hay 850 universidades con capital financiero para invertir en

los EE.UU. La tasa de retorno media ha sido del 8,2%. Después

de todas las deducciones por inflación, costes administrativos y

ajustes fi nancieros, vemos que los capitales fi nancieros más altos,

son de las que tienen inicialmente una tasa de retorno más alta

como Yale, Princetown o Harvard, que obtienen el 10,2% durante

este periodo.

La desregulación fi nanciera ha aumentado la desigualdad en el

acceso a sofi sticados productos fi nancieros. Si tomamos el caso de

Harvard, vemos que no compran bonos del tesoro estadouniden-

se como hacen muchos. Ellos invierten en derivados fi nancieros

sofi sticados y paquetes de inversión complejos…y reciben los

mejores benefi cios.

Los manuales de economía dicen que los mercados fi nancieros

más sofi sticados producen los mejores intereses para todos. Se

supone que si tu vas a tu banco con tus 10.000 euros te los invierten

donde te va a dar un mayor benefi cio, pero la cosa no funciona así.

Los mejores negocios se los guardan unos pocos y la mayoría se

queda con productos peores.

TABLA 12.2 El rendimiento de los capitales de inversión

de las universidades en EE.UU., 1980-2010

Promedio del porcentaje de rendimiento

real anual (después de la deducción de la infl a-

ción, los costes administrativos y las comisiones

fi nancieras)

Periodo 1980-2010

Todas las universidades (850)8,2%

Incluidos: Harvard-Yale-Princetown 10,2%

Incluidos: Capitales de inversión por

encima de 1 billón de dólares (60)88,2%

Incluidos: Capitales de inversión entre los

500 millones y el billón de dólares (66)7,8%

Incluidos: Capitales de inversión entre

los 100 millones y los 500 millones de

dólares (226)

7,1%

Incluidos: Capitales de inversión menores

de 100 millones de dólares (498)6,2%

Entre 1980 y 2010, las universidades estadounidenses se benefi ciaron

de un promedio real de rendimiento del 8,2% sobre sus capitales de

inversión, y más aún para los mayores capitales de inversión. Todos los

rendimientos que aparecen aquí son netos, una vez deducida la infl ación

(2,4% por año entre 1980 y 2010) y todos los costes administrativos y

comisiones fi nancieras. Fuente: piketty.pse.ens.fr/capital21c

Tabla 12.1. La tasa de crecimiento de los top de la riqueza mundial,

1987-2013

Promedio del porcentaje de crecimiento

real por año

(después de la deducción de la infl ación)

1987-2013

Los primeros 1/(100 millones) de los

titulares de las riquezas más grandes

(alrededor de 30 adultos por cada 3

billones en los 80, y 45 de cada 4,5

billones en la actualidad)

6,8%

Los primeros 1/(20 millones) de los

titulares de las riquezas más grandes

(alrededor de 150 adultos por cada 3

billones en los 80, y 225 de cada 4,5

billones en la actualidad)

6,4%

Promedio de riqueza mundial por adulto 2,1%

Promedio de ingresos por adulto 1,4%

Población adulta mundial 1,9%

PIB Mundial 3,3%

Entre 1987 y 2013 los datos de las riquezas más altas del mundo

indican que han subido al 6% o 7% por año, frente al 2,1% para el

promedio de la riqueza mundial total por adulto, y al 1,4% de los

ingresos mundiales por adulto. Todas las tasas de crecimiento son

netas, deducida la infl ación (2,3% al año entre 1987 y 2013).

Fuente: piketty.pse.ens.fr/capital21c

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26 DESIGUALDAD MINERVA 24.15

REDISTRIBUIR LA RIQUEZA

Hay muchas maneras de redistribuir la riqueza. Probablemente la

más civilizada es la tributación progresiva. Pero hay otras formas.

La infl ación ha jugado un papel importante en el pasado, en parti-

cular con la deuda pública. Ya hemos visto cómo la deuda pública

ha podido alcanzar en algún caso el 200% del PIB, pero muy a

menudo la infl ación ha ayudado a mejorar las cosas. Alemania o

Francia, por ejemplo, tenían un 200% de deuda en 1945, y en 1950

se quedaron en un 20%. La deuda pública se redujo por la infl ación

y también porque la repudiaron. Esto permitió la inversión en

infraestructuras, en educación… Si Alemania y Francia hubieran

pagado ese 200% de deuda con un superávit presupuestario del 1%

o 2% del PIB anual, la estarían pagando a día de hoy y no habrían

podido crecer como lo hicieron durante la posguerra.

Ahora, son estas dos naciones las que quieren que los países

del sur de Europa paguen su deuda con una infl ación del 0%, algo

que, a mi modo de ver, es una postura extremadamente inefi ciente

y egoísta porque, al fi nal, así todos tenemos un crecimiento muy

bajo, lo que no es bueno para nuestras sociedades.

Una de las lecciones que ofrece la historia es que con infl ación

cero es muy difícil reducir una deuda pública como la que tienen

hoy estos países. ¿Es la infl ación el ideal? No, como he dicho antes,

lo más democrático, transparente y civilizado para redistribuir la

riqueza y resolver la desigualdad y los problemas de deuda pública

pasa por un sistema tributario de impuestos progresivos sobre la

riqueza privada.

Al fi nal el dinero hay que sacarlo de algún lado y, si subes los

precios, los que sufren son los que viven de su renta solo con una

cuenta nominal, pero los que tienen mucha riqueza privada en

acciones, títulos, o valores en el mercado inmobiliario, no pierden

nada en absoluto. Por eso, debería hacerse al revés y la tributación

progresiva sería, quizás, una solución.

LOS IMPUESTOS Y SUS SORPRESAS

La historia de los impuestos está llena de sorpresas. En EE.UU. y

Reino Unido la tributación progresiva sobre la renta y la herencia

siempre ha sido muy alta, entre un 70% y un 90% de 1930 a 1980.

En Alemania o Francia ha sido muy distinto. La guerra generó

destrucción de capital, que en sí es otro modo de redistribución,

junto con la infl ación y los impuestos.

Los mayores impuestos en Alemania correspondieron a los años

comprendidos entre 1946 y 1948. Estaban en un 90%. Ocurrió así

porque estaban bajo el Consejo de Control Aliado5 y eran los esta-

dounidenses los que fi jaron esa fi scalidad. Cuando los alemanes re-

cuperaron su soberanía en 1949, se bajó al 70% y en 1950 al 50%. Lo

mismo ocurrió en Japón, que estuvo con el 90% entre 1940 y 1949,

mientras la fi scalidad la marcaba EE.UU. Los estadounidenses no

estaban castigando a nadie, porque hacían lo mismo en su país.

Desde su punto de vista, era la manera de imponer los benefi cios de

la civilización. El sistema democrático que traían venía secundado

por un sistema fi scal que evitaba que la democracia se convierta

en una plutocracia, con una excesiva concentración de ingresos.

Puede quizás sonar algo lejano, pero no lo es en realidad. Esto

es parte real de nuestra historia y deberíamos tenerlo en mente

para lidiar con la deuda pública a partir de la experiencia histórica

en el mundo. Es el momento de encontrar mejores soluciones

para el futuro.

Si analizamos la Historia, los grandes cambios violentos han

provocado un cambio en la redistribución de la riqueza. No solo la

Gran Guerra o la II Guerra Mundial, también la Revolución Bol-

chevique. Probablemente este último hecho, unido al auge del

comunismo, provocó que muchas élites aceptaran fi nalmente unas

reformas sociales y fi scales. Pero estas no llegaron hasta 1940. De

todos modos, por ejemplo en Francia, se tenía la visión absurda

de que tras la Revolución Francesa ya no hacía falta establecer un

sistema redistributivo, que al vivir en una república en la que no

había aristocracia ni grandes terratenientes, eso no hacía falta.

La realidad es que en un país monárquico donde sí se tributaba,

como Reino Unido, y en el que sí había aristocracia, la concentra-

ción de la propiedad era la misma. La hipocresía de las élites es

impresionante. Los problemas no deben solucionarse de forma

violenta, dado que hoy tenemos formas mucho mejores de cana-

lizarlos, pero todo depende de lo que hagamos como ciudadanos,

el que podamos contribuir a la democratización del conocimiento

económico. Creo en el poder de las ideas y de la democracia para

conseguirlo.

5 Consejo de Control Aliado: órgano impuesto a Alemania tras la caída del III Reich, dirigido por las potencias vencedoras: EE.UU., Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética.

Este consejo funcionó de junio de 1945 a marzo de 1948.

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CBA DESIGUALDAD 27

REESTRUCTURAR EL SISTEMA

TRIBUTARIO

Pese a que la bajada de impuestos se utiliza

como arma electoral, en Francia no ha habi-

do una bajada de impuestos, sino realmente

todo lo contrario a lo largo de las últimas

legislaturas. Lo que ocurre es que se ha ba-

jado la tributación a las grandes fortunas,

pero no al resto de la población. Realmente

se han subido los impuestos, sobre todo el

Impuesto sobre Valor Añadido, pero se ha

tratado de bajar la deuda demasiado rápido.

Entiendo que la gente no quiera pagar aún

más impuestos, pero lo que se debe hacer no

es subir los impuestos a toda la población,

sino transformar el sistema tributario de

forma que los ricos paguen más y los tra-

bajadores y los que perciben salarios me-

dios, paquen menos. Actualmente la media

europea de ingresos por tributación oscila

entre un 40% y un 50% del PIB, pero no veo

que nadie piense seriamente en acometer

estos cambios para subir la cifra.

En el periodo de posguerra la cosa fue fá-

cil porque el gobierno era más pequeño y era

sencillo ampliarlo para tener más recursos

fi scales y más gasto público.

Hoy es más complicado, porque si se

reestructura el sistema tributario siempre

cabe la posibilidad de que para los grandes

capitales sea más apetecible pagar impues-

tos en otros países. Por eso, al fi nal pagan la

cuenta los que no tienen tal «movilidad»:

los salarios bajos y los medios. En Europa

hay más políticas tributarias favorables para

los que acaparan la riqueza que para los que

viven solo de su salario.

LUXLEAKS Y LA INEFICAZ EUROZONA

Solo hay que echar un ojo al escándalo Lux-

Leaks6 Es increíble que ocurran estas cosas

y que las grandes compañías europeas no

pagaran apenas impuestos en Luxemburgo.

En realidad pagaban solo una tasa efectiva

de impuestos sobre sus ganancias y una que

era menor en porcentaje que la que pagan

las pequeñas y medianas empresas. Un es-

cándalo en toda regla. No es sufi ciente que

Jean-Claude Juncker7 dé una disculpa. Eu-

ropa en sí misma tendrá que cambiar. Mien-

tras no haya una decisión fi rme y unánime

frente a escándalos fiscales como estos,

seguirán produciéndose otros LuxLeaks y

seguirá habiendo países tratando de robar-

les las bases fi scales a sus propios vecinos.

Juncker dijo que lo hizo porque era bueno

para su país (Luxemburgo), que estaba su-

mido en una grave desindustrialización. Si

todos los países en Europa –que sin duda

tienen el mismo problema– se dedicaran a

hacer lo mismo… ¿Ese es de verdad el fu-

turo de Europa en lugar de invertir en op-

timización tributaria? Necesitamos invertir

urgentemente en educación e innovación,

y para ello necesitamos un ingreso fi scal y

una estructura justa. La clase media termi-

nará por no aceptar más el hecho de seguir

pagando más que los ricos.

Hay que buscar una decisión mayoritaria

sobre tributación de las grandes compañías

en Europa. Quizás se podría empezar por un

pequeño número de países en la Eurozona y,

si funciona, a lo mejor se unirían más países.

El problema es que la Eurozona ahora mis-

mo no funciona. Y no tiene fácil solución.

La transparencia financiera es funda-

mental antes de llevar a cabo cualquier paso

en este sentido. Mientras exista un nivel de

opacidad tan grande como hay en Luxembur-

go o en Suiza, esto será imposible. Por eso

es importante que se pongan sobre la mesa

problemas como LuxLeaks, pero ahora son

nuestros gobiernos los que deben poner so-

luciones al asunto y ocurre en la mayoría de

los casos que, las cosas que dicen que han he-

cho los gobiernos, con respecto a lo que han

hecho realmente, no tiene ninguna relación.

Si pensamos en Suiza, el único progre-

so vino cuando el gobierno de los EE.UU.

tomó medidas sancionadoras contra ban-

cos helvéticos. La amenaza fue clara: «Si no

nos dais información sobre lo que nuestros

contribuyentes tienen en vuestros bancos,

perderéis vuestras licencias en Estados

Unidos». Fue entonces cuando el gobier-

no suizo dijo fi nalmente que cambiaría sus

leyes. Es triste pensar que los propios países

europeos, que tienen más implicaciones en

este sentido, no hayan podido o querido ac-

tuar. Al menos se ha visto que si se aplican

medidas sancionadoras, se pueden cambiar

las cosas. No se puede pedir educadamente

a un evasor de impuestos que deje de serlo,

o que deje de refugiarse en países con una

opacidad como las de Suiza o Luxemburgo.

Hay que sancionar en proporción con el be-

nefi cio obtenido. Soy partidario del comer-

cio libre y de la circulación libre de capitales,

pero no puede hacerse sin regulación.

Lo que pasa es que estamos acostumbra-

dos en Europa a este libre comercio y libre

circulación de capitales sin información ni

cortapisas. Pero esto no va a cambiar a me-

nos que se produzca una profunda reestruc-

turación de la política y de las instituciones

en Europa. A menos que haya unanimidad

en las medidas a tomar frente a los escánda-

los tributarios, sin duda no podremos avan-

zar. No hay ningún impedimento técnico o

económico para no hacerlo así, el único

impedimento es ideológico, ya que es difí-

cil para muchos cambiar la mentalidad que

hemos tenido hasta ahora.

EL PAGO DE LA DEUDA

Si seguimos con una infl ación cercana a cero

y un crecimiento tan pobre, a Grecia o Italia

les podría llevar casi 50 años pagar toda su

deuda. Es muy difícil que el Banco Central

Europeo se plantee el objetivo de subir la

infl ación cuando hay 18 tipos de interés y

18 clases de deuda pública. No es realista

seguir con la idea de pagar la totalidad de

dicha deuda.

Una sola moneda con este panorama no

va a funcionar dentro de un tiempo. Si la Re-

serva Federal de los Estados Unidos tuviera

que elegir cada mañana qué tipo de inte-

rés aplicar a cada deuda pública de Texas,

California o Nueva York, sería el mismo

desastre. Este es el monstruo que hemos

creado en Europa. Ya no podemos devaluar

más nuestra moneda, lo que habría sido la

forma de que las economías de Italia, Grecia

o España fueran más competitivas en estos

momentos. Eso es lo que Polonia está ha-

ciendo fuera de la Eurozona y está creciendo,

y con un margen de maniobra mayor del que

tuvo España.

Cuando no puedes devaluar tu moneda, al

menos debes tener la posibilidad de acceder

a una deuda pública con un tipo bajo de in-

terés, que debería ser garantizado por todos

los países que constituyen la unión moneta-

ria. Si queremos recuperar la confi anza en

la Eurozona, debemos tomar medidas para

unir esa deuda. Esto no quiere decir que

otros países deban pagar la deuda que uno

tiene, pero sí que se unifi que y se comparta

el tipo de interés. Francia y Alemania fueron

muy egoístas en 2011 y 2012 e impusieron

unos tipos a España o Italia del 5% o 6%, lo

que resulta enorme. Incluso hoy, con tipos al

2% y 3%, creo que los mercados fi nancieros

piensan que hay probabilidades de que algún

país abandone la Eurozona en los próximos

diez años. Es una pena, pero hasta que no

se recupere la confi anza en que todos siga-

mos juntos, continuará el estancamiento.

Algo positivo es que los tratados europeos

sí se pueden cambiar, en contra de lo que se

piensa. En 2012 ya se hizo, e incluso en Fran-

6/7 LuxLeaks o Luxemburgo Leaks: periodistas de veintiseis países, entre los que se encuentran algunos del español El Confi dencial, publicaron los papeles que desvelaban la

fi rma de acuerdos secretos entre el Gobierno de Luxemburgo, dirigido entonces por Jean-Claude Juncker –actual presidente de la Comisión Europea– y 340 multinacionales

con el objeto de aprovecharse de exenciones fi scales y reducciones de impuestos.

Page 7: el capital y la desigualdad desde la perspectiva histórica · Artes, fruto de un trabajo de 20 años de investigaciones, establece con datos históricos ... correspondientes a la

28 DESIGUALDAD MINERVA 24.15

cia lo ratifi caron dos gobiernos distintos. El tratado presupuestario

que se aprobó no ha solucionado nada, pero no se puede culpar solo

a Alemania; Francia lo apoyó y también, por ejemplo, el Gobierno de

España. Al menos ya sabemos que los tratados se pueden cambiar.

NUEVA POLÍTICA EUROPEA

He oído hablar de partidos nuevos y más dinámicos en España con

un gran respaldo en las encuestas. En Francia también han surgido

nuevos partidos políticos con cierto respaldo. El problema es que

son más peligrosos que en España. Creo que es preferible un shock

a la izquierda de la izquierda, que uno a la derecha de la derecha.

Veremos qué pasa en las elecciones regionales que tendremos en

diciembre de 2015 en Francia, pero hay que considerar que, mien-

tras partidos como Podemos o Syriza son partidos con vocación

europeísta con los que se puede hablar para alcanzar soluciones,

los de la extrema derecha francesa son todo lo contrario.

Es importante que todos los partidos políticos, da igual si son

de derechas o de izquierdas, dispongan de ideas para cambiar los

tratados de la Unión Europea y el funcionamiento del Parlamento

Europeo. Ojalá que España, Italia y Francia pudieran unirse y

proponer cambios a Alemania, como, por ejemplo, que cada país

esté representado en el Parlamento Europeo en proporción a

su población: que se tomaran decisiones mayoritarias sobre los

niveles de deuda pública, de inversión pública, del impuesto de

las grandes sociedades… Creo que así habríamos tenido menos

austeridad, más crecimiento y menos paro… y eso se podría

hacer aún. El sistema actual de negociación entre gobiernos na-

cionales y Comisión Europea nunca funcionará. Hasta que los

principales países de Europa no se unan y planteen una propuesta

conjunta a Alemania no se podrá hacer nada. Pero no hay que

culpar siempre a Alemania –que parece un deporte nacional, al

menos en Francia–, ya que el resto de gobiernos debe poner las

propuestas de cambio encima de la mesa, algo que, a día de hoy,

desde luego no ha hecho.

El capital en el Siglo xxi, Fondo de Cultura Económica, 2014

La economía de las desigualdades. Cómo implementar una redistribución justa y eFIcaz de la riqueza, Colección Argumentos de la Editorial Anagrama, 2015

Ryan McGuire, One Way. © Creative Commons