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Edad Oscura Hadas

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  • Por AAron Dembski-bowDen, CArrie Ann Lewis, Forrest b. mArChington,DeenA mCkinney, kristen m. miChL, mAtthew J. rourke, mALCom

    shePArDVAmPiro CreADo Por mArk reinhAgen

  • Edad Oscura: Hadas2

    CrditosAutores: Aaron Dembski-Bowden, Carrie Ann Lewis, Forrest

    B. Marchington, Deena McKinney, Kristen M. Michl, Matthew J. Rourke, Malcom Shepard

    Vampiro y el Mundo de Tinieblas son obra de Mark ReinHagen

    El Sistema Narrativo es un diseo de Mark ReinHagenDesarrollo: Matthew McFarlandEdicin: Ellen P. KileyDireccin artstica, diseo y maquetacin: Becky JollestenIlustraciones interiores: David Day, Vince Locke, James Stowe,

    Timothy Truman y Melissa Uran.Diseo de portada y contraportada: Becky JollestenAgradecimientos especiales: BEAU Brown, Michael A. Go-

    odwin, Laura Kelley, A. Mclaughlin, Jonathan L. Sheperd y Peter Woodsworth.

    Crditos a la Edicin Espaolade La Factora de Ideas

    Directores editoriales: Juan Carlo Poujade y Miguel ngel l-varez

    Traduccin: Beln Aguilera y Elena GonzalezCoordinador de la lnea: Carlos LacasaCorreccin: Vicente Garca AguileraMaquetacin: Manuel Mata e Ignacio AlonsoImpresin: Graficinco S.A.Filmacin: AutopublishAgradecimientos especiales: A Don Genaro Mendoza de Vera

    vila y Estancia. Caballero de la Bsqueda y varn de Hazat, a don Indibil Yage, coronel de IX legin imperial Illuminata y azote de paganos y aliengenas, a Moon, auriga de primera clase y agente de la casa Al-Malik, y a Martillo, antiguo esclavista, brazo armado de Alexius y cocinero sin parangn en los Mundos Conocidos.

    Crditos a la Edicin Espaola RemaquetadaTraduccin: EnOcH (Un cuadro de texto que qued sin traducir en la pgina 37) y Magus (Un cuadro de texto que qued sin traducir con las reglas

    para los Desatares en la pgina 121, otro en la pgina 214 y la segunda pgina de la ficha)Maquetacin: EnOcHDigitalizacin del texto: EnOcHCoordinacin entre traductores y maquetador: Cnegro4

    Agradecimientos especiales: A la Biblioteca de la Hermandad, por creer que este proyecto era posible y ayudar a que ocurriese.

    Nota del Maquetador: Cuando me compr el libro Edad Oscura: Hadas me llev una soberana decepcin. No me poda creer que ese libro que haba comprado empaquetadito en plstico, de tapa blanda, con una encuadernacin malsima, con algunas imgenes pixeladas y otras superpuestas, transparencias mal hechas, la palabra Clan (entre otros fallos) en la ficha, como si de una ficha de personaje de Vampiro se tratara, me hubiese costado la friolera de 40 Euros.

    Fue a ms.Tras ver el fiasco que me haba comprado, fu a la pgina web de la Factora de Ideas, y me descargu las pginas de avance (insto a los que tengan el

    libro original para que hagan lo mismo) y descubr para mi asombro que ocupaban ms hojas que las del libro fsico Y tenan una ilustracin a mayores!.Decepcionado (y un poquito cabreado), decid descargarme el libro en ingls y hacer una comparativa.Mi sorpresa no hizo ms que aumentar.Lo primero que not es que tena ms pginas. Luego me di cuenta de que haban reducido las fuentes de texto para ocupar menos (quitaron del libro 33

    pginas, nada menos!) y haban eliminado varias ilustraciones y cuatro cuadros de texto explicativos (uno de ellos con notas concernientes al sistema de juego)!!Dado que, accidentalmente se me rompi la portada del libro, no lo pude devolver, as que decid arreglar lo que la Factora de Ideas haba hecho mal.Aqu tenis la edicin correcta de cmo debera de ser el libro de Edad Oscura: Hadas, con las fuentes de texto originales (o aproximadas), todas sus

    ilustraciones y los cuadros de texto que faltaban, ahora traducidos y en sus corrrespondientes pginas. Disfrutadlo!

    Post Scriptum: Si la Factora de Ideas decidiese re-editar correctamente este libro y copiasen mi trabajo, que sepan que tienen mi bendicin (siempre y cuando lo cobren a un precio normal)

    EnOcH

    La Factora de Ideas. C/Pico Mulhacn, 24. Polgono Industrial El Alquitn. 28500Arganda del Rey. Madrid. Telfono: 91 870 45 85 Fax: 91 871 72 22

    www.lafactoriadeideas.es e-mail: [email protected] a la lista de correo sobre el Mundo de tinieblas en [email protected]

    Derechos exclusivos de la edicin en espaol: 2005, La Factora de Ideas

    2000 White Wolt, Inc. Todos los derechos reservados. Queda expresamente prohibida la reproduccin sin el permiso escrito de la editorial, excepto si es con la intencin de escribir reseas. Todos los personajes, nombres, lugares y textos mencionados en este libro son

    propiedad intelectual de White. Wolf, Inc.La mencin o referencia a cualquier otra compaa o producto en estas pginas no debe ser tomada como un ataque a las marcas registradas

    o propiedades intelectuales correspondientes.Debido a su temtica, este producto se recomienda slo para lectores adultos.

    ISBN:84-9800-219-2 Depsito Legal: M-44547-2005

  • captulO unO 3

    Tabla de Contenidospreludio: la prdida de Hadans creek 5

    Introduccin 13

    captulo uno: El Mundo de las Hadas 21

    captulo dos: Orgenes y cortes 55

    captulo tres: personajes y drama 77

    captulo cuatro: dominios 117

    captulo cinco: reinos y Bsquedas 165

    captulo seis: la narracin 193

  • Preludio:La prdida de Hadans Creek

    El pueblo de Hadans Creek apareca ante nosotros silencioso y tranquilo mientras nos aproximbamos a l bajo la luz de la luna creciente. Aquel grupito de granjas y establos pareca casi vaco, con los postigos bien cerrados para evitar que el viento entrase y las puertas atrancadas para mantener alejadas a las criaturas de la noche. Aunque el camino hacia la Ciudad pasaba justo por el centro de la minscula aldea, y estaba sealado todo l de hoyos y roda-das causadas por el paso de tantos carros y jinetes, nadie se paraba all, y el lugar se hallaba en tan mal estado que provocaba consternacin. No haba nada que ver, ni siquiera una posada que ofreciese al cansado viajero un lugar confortable en el que descansar y una jarra de ponche con la que calmar la sed. El pueblo pareca muerto, pero Garain lo haba elegido a pesar de todo, y nada que yo pudiera decir influira en l. Caminaba a zancadas, de forma resuelta, sin discusin, hacia el pequeo grupo de casas. Un par de caballos, en un establo cercano, relinchaban nerviosos al vernos pasar, pero nadie acudi a calmarlos.

    Me sent obligado a intentarlo de nuevo. Saba que no servira de nada, pero tena que intentarlo. Garain comenc, baj la voz para no despertar a los granjeros y a sus esposas. Su mandbula se cerr firme-

    mente al or el sonido de mi voz, mientras su plida piel centelleaba como el mrmol pulido bajo la clara luz de la luna. Levant al aire mis manos para aplacarle, haciendo que mi corona de hojas murmurase; repet su nombre usando la sosegada y montona voz que sola utilizar para calmar a las criaturas del bosque que se acercaban a mi arboleda, y casi contra su voluntad, sus pies se detuvieron. An as, se neg a girarse hacia m,

    o a mirarme a los ojos. Lo voy a hacer, Thewlis dijo simplemente, como siempre, y la belleza de su voz result suficiente para que las

    lgrimas acudiesen a mis ojos. Las gotas, resbalaron por mis mejillas, manchndolas de savia, pero no les prest la me-nor atencin. Garain y yo habamos sido compaeros inseparables desde los das de nuestra Acogida. Aunque nunca haba conseguido acostumbrarme del todo a la voz del Heraldo de Lgrimas, s haba llegado a aceptarla.

    Continu de todos modos, lo cual me llena de sorpresa con tan slo recordarlo. A nosotros los sauces, no se nos co-noce por nuestra obstinacin; es ste un rasgo que se adecua mejor a la descripcin de los robles, a los rboles perennes. Este hbito va en contra de mi naturaleza. Que continuase adelante a pesar de la resistencia que el primonato me haba presentado es testimonio, a mi parecer, de la fuerza de mis sentimientos.

    A Lyselle la engaaron protest. Bepheth le minti. Lyselle se ha ido prorrumpi Garain bajando la mirada lentamente hasta el bulto que apretaba firmemente

    entre sus brazos. S, Garain, lo s. Yo caminaba a su lado y le puse una mano en la espalda. Llevaba puesta la armadura que

    yo le haba hecho a partir de mis propias ramas, y se poda an sentir la magia que haba vinculado a aquellos trozos de madera que le envolvan, protegindole. Ella se ha ido, y ningn castigo que se le imponga a Bepheth o a su especie podr devolvrnosla.

    Tampoco lo har la clemencia. En su voz moraban la muerte, el invierno, los das ms crudos en los que nadie viera brillar el sol. No puedo levantar mis armas en contra de Bepheth y ese cobarde jams se enfrentara a m. No

  • puedo recurrir a nada ms que a esto. Pero la tregua terminar pronto...Thewlis, no me importa! Con el lenguaje ms

    simple, Garain era capaz de hacer llorar a las piedras. Ahora, en su furia, la tenue luz de aquella hora baj an ms y nos dej a los tres en penumbras. Sus brazos se estrecharon ms firmes alrededor del bulto que cargaba de forma posesiva entre sus brazos, e inmediatamente supe que haba ido demasiado lejos. Aun as, no cej. No me explico por qu lo hice; era obvio que jams sera capaz de ganar aquella discusin. La nica explicacin que puedo ofrecer es que temo a los humanos y a lo que podran ha-cerle a un nacido de hadas ms de lo que tema el temple de mi amigo.

    Esto no es justicia, Garain. Levant la vista hacia m, y se qued as durante lar-

    go rato antes de darme de nuevo la espalda, silencioso y severo. Se dirigi a una granja que se encontraba aparta-da del camino, como si buscase una cierta intimidad. Un pequeo cuenco de barro lleno de nata fresca estaba co-locado sobre sus escalones, pero por lo dems, no pareca muy diferente del resto de viviendas humanas por las que ya habamos pasado. Le observ y me sent extraamente pequeo, escalofriantemente solo. Se me deba notar en la cara, porque Elsabet se arrastr sigilosamente tras de m y, deslizando entre mis dedos su pequea mano, agarr la ma. Me la apret para confortarme; y yo me estremec por dentro al sentir resquebrajarse mi corteza y quebrarse algunas de mis ramitas, pero an as, agradec el apoyo que intentaba ofrecerme. Quera aceptarlo.

    Ella levant los ojos para cruzarlos con los mos; bri-llaban amarillos en la oscuridad, dndole un aspecto casi feroz que contrastaba con la dulce y tranquilizadora son-risa que se vea en su cara.

    Todo saldr bien murmur. Recuerda, yo lo s.

    Elsabet no me dio oportunidad de responder. Sus ojos amarillos posaron su mirada sobre la nata que descansaba en el escaln y unos leves gemidos de placer se escaparon de su garganta, escabullndose de m para agacharse frente al cuenco, cogindolo en sus manos y bebiendo vidamen-te. Garain mir su menuda figura de pie junto al escaln; ella le ofreci el cuenco pero l ignor el gesto. Para mrito

    de ella, debemos decir, que no se lo tom de forma perso-nal; una vez ms, Elsabet haba aceptado su destino. De hecho, creo que lo mismo podra haberse dicho de m.

    Garain alarg la mano hacia la puerta y la empuj, pero sta no cedi. No result una sorpresa para nadie; la mayor parte de los mortales tienen tanto miedo de la oscuridad que incluso puedo imaginrmelos durmiendo con las mantas cubrindoles la cabeza para protegerse de lo que pudiese estar acechndoles desde el exterior. Su mandbula se cerr ms firmemente, dirigiendo su mirada hacia Elsabet. Ella sonri, y un hilillo de nata se escurri entre sus dientes; despus acarici la puerta como si hicie-se cosquillas a un gato. Desde dentro, omos la tranca de madera moverse, y la puerta se abri sigilosamente.

    Garain dud un segundo, tal vez por mera reticencia a llevar a cabo esta tarea, o simplemente por la repugnancia que senta por lo que estaba a punto de hacer. Ninguno de nosotros haba pasado demasiado tiempo cerca de los mortales; siempre habamos permanecido embozados en las Nieblas, siempre que nos fue posible, al menos. Ahora estbamos a punto de entrar en la casa de una familia humana, y los humanos son, y siempre han sido, insigni-ficantes criaturas sucias y lloronas. Pero Elsabet recordaba bien el tiempo que pas viviendo en un pueblo mortal y se escabull a travs de la puerta volvindose hacia nosotros con sus ojos llameando en la oscuridad. Garain la sigui, y tras un segundo de reflexin, en el que trat de pensar alguna razn para darme la vuelta, tambin yo lo hice.

    Pasamos por delante de los mortales casi sin mirarlos. La hembra estaba inquieta mientras dorma, y alarg la mano hacia la cuna de madera que descansaba junto a su jergn. Baj la mirada para ver al nio humano que dor-ma serenamente en ella, y tuve que luchar contra la ola de profundo asco que me envolvi.

    No podemos hacer esto sise entre dientes . No podis dejarla aqu. Esta nia es uno de los nuestros, y no debera pagar por lo que ha hecho su padre.

    Es el nico modo replic Garain. Baj la mirada hasta la cara de la pequea hija de su enemigo, que meca en sus brazos. No puedo quedrmela y no la devolver. Elsabet, si eres tan amable... Hizo un gesto en direc-cin a la cuna, al humano que en ella estaba.

    Elsabet se arrodill rpidamente y arranc al nio de

  • su moiss. Al beb se le escap un quejido apagado justo antes de que la amarilla mirada del hada se cruzase con la del pequeo y llevase a cabo la transfiguracin. La mujer mortal segua revolvindose, capaz de or el gemido de su hijo aunque no nuestra conversacin. La changeling retir la manta de lana que envolva al beb y la cambi por un ropaje mucho ms fino cosido por ella misma con hilos de seda, y que yo haba trado conmigo a pesar de mi buen juicio. Garain envolvi a la hija de su enemigo en la spera manta y la coloc en la cuna, dndose inmediata-mente la vuelta. Elsabet ya se dispona a marcharse con el beb mortal en sus brazos y Garain la sigui de cerca y lo ms rpido que pudo, claramente deseoso de dejar aquel lugar, pero yo no quera irme, quera quedarme, cuidar a la hija de Bepheth, asegurarme de que ningn dao le acontecera en manos de criaturas tan ignorantes y sucias. Bepheth era enemigo de Garain, y por tanto mo, pero su hija era un hada, y demasiado joven para verse envuelta en la guerra entre las Cortes. Dese cogerla en mis brazos, criarla yo mismo, pero qu poda saber yo del cuidado de los bebs? Podra ensear a la pequea, incluso siendo una primonata, a beber del sol para alimentarse? Podra mostrarle el regocijo de absorber agua a travs de races?

    No poda, y lo saba, y odi el pundonor que me llev a alejarme de la cuna y seguir a los otros. No deseaba, en aquel momento, nada ms que haber sido Bautizado en la Corte del Invierno, y como sera natural en ese caso, que el honor no hubiese significado nada para m, y por lo tanto haber sido capaz de matar al beb antes de de-jarlo all. Sin embargo, saba muy bien que el Pueblo del Invierno jams me hubiera aceptado. Los sauces lloramos, despus de todo.

    Cuando hube abandonado la granja y salido al camino, vi cmo Elsabet danzaba a un lado y otro de la sucia ve-reda con el aturdido beb agarrado contra el pecho, y mis labios dibujaron una leve sonrisa muy a mi pesar. Haca mucho que ella deseaba un nio al que criar, pero rechaza-ba la idea de aparearse con un hombre mortal, an incluso habiendo sido ella misma criada por uno. Se par frente a m, jadeando y rindose.

    Tenemos que ponerle nombre, verdad, Thewlis? pregunt.

    Asent, pero no hice ninguna sugerencia.

    Elsabet se dirigi a Garain. Seor pregunt res-petuosa, qu nombre debera darle a la nia?

    No me importa replic bruscamente. El beb es tuyo, y se har con l tu voluntad. Yo le Bautizar cuando llegue el momento, segn promet, pero por lo de-ms no deseo tener contacto alguno con l. Se gir y se dirigi camino abajo hacia nuestros dominios, sin la ms mnima mirada atrs.

    La llamar Priscilla, entonces. Siempre me ha pare-cido un nombre precioso. No ests de acuerdo, Thewlis?

    Sonrea con un placer tan evidente que yo no pude hacer ms que estar de acuerdo con ella. Enfadado y frustrado como me encontraba, no me senta capaz de arruinar su momento de placer, as que simplemente me qued jun-to a ella mientras parloteaba excitada. An as, mantuve mis ojos clavados en la espalda de Garain, preguntndome cuntas lgrimas habra derramado el propio Heraldo de Lgrimas sumido en la amargura por su amor muerto, y en el odio hacia su enemigo.

    Garain y yo no hablamos al volver a la fortaleza. Le busqu, con la esperanza de poder encontrar las pa-

    labras correctas que le hiciesen cambiar de opinin, pero l me evitaba. Finalmente, le arrincon una tarde mientras estaba sentado junto al fuego en sus aposentos, con los dedos estirados mientras miraba fijamente a las llamas.

    Tenemos que hablar dije de manera inexpresiva. l asinti. T no entiendes por qu hice esa eleccin aven-

    tur. Trat de aguantar las lgrimas, pero no pude. l, muy amablemente, ni siquiera lo mencion. Me sent frente a l, tan lejos de las llamas como pude, siempre cauto para no chamuscarme las hojas.

    No, no lo entiendo. l no respondi. En-tiendo el odio que sents por Bepheth. Entiendo lo que os hizo, y lo que le hizo a Lyselle. Comprendo por qu tuvisteis que buscar otros medios para satisfacer vuestra venganza, pero hacerlo a costa de un beb...

    La venganza es a costa del padre, no de la hija. Yo parpade. No lo entiendo. No dijo l gentilmente. Por su supuesto que

    no. Deja que te explique, viejo amigo. La Tregua del Ju-ramento terminar pronto; no es un secreto para nadie. Y

  • resulta ingenuo esperar que semejante evento pase sin pro-vocar conflictos. Capto el olor de la batalla en el viento, y temo que nos barran a nosotros en ella.

    Todo esto ya lo s repliqu impaciente, secndo-me las lgrimas de las mejillas y tratando de librarme del hechizo de su voz. Pero qu tiene eso que ver con la hija de Bepheth?

    La reclamar cuando sea lo suficientemente mayor como para comprenderlo y luchar. Elsabet entrenar a Priscilla desde la cuna misma. Cuando la Tregua del Ju-ramento caiga, tendremos dos changelings ms, capaces de caminar entre los humanos tan diestros como cualquier maldito Pariente del Otoo, pero Bautizadas en nuestra Corte. La eleccin era clara, seguro que ahora lo com-prendes.

    Pero... Y Bepheth ver a su hija luciendo el estandarte de la

    Primavera dijo con dureza. Nuestra bandera. Asent, lentamente. Todo aquello de tener dos chan-

    gelings ms no era ms que una excusa de Garain, un modo de evitar decir la verdad: que lo nico que realmente importaba era ver la cara de Bepheth cuando se encontrase con su hija primognita no slo convertida en un change-ling sino bajo el mando de Garain. Trat de imaginarme cmo me sentira yo en esa situacin, pero el sauce no se toma la revancha contra los animales que se comen sus hojas o contra los pjaros que construyen sus nidos en sus ramas. Pens con mucho cuidado lo que podra decirle a Garain para tratar de conseguir que se sintiera mejor por lo que haba hecho, para ayudarle a aceptar su decisin.

    Puedo al menos velar por la nia? Me dais vues-tro permiso para vigilarla y mantenerla a salvo hasta que la reclamis? Permitidme esto al menos, de otro modo la dejaremos sola con esos... mi voz se fue apagando, no deseaba ni tan siquiera pronunciarlo. Decirlo lo conver-tira en realidad.

    De mala gana, asinti, y yo abandon la estancia an-tes de que pudiese cambiar de opinin. La visit aquella noche, y la noche siguiente. Despus, para vergenza ma, qued absorto en cierto trabajo que estaba realizando en mi arboleda y con los asuntos de la fortaleza, y no volv a verla hasta pasado algn tiempo.

    Cuando finalmente volv, ya andaba. Los cuidado-

    res mortales que Garain haba seleccionado la llamaron Bridget, y aquella Bridget result ser una muchacha muy curiosa, que siempre se meta en problemas. La observaba desde los bosques; la vea precipitarse en el abrevadero del caballo en el preciso momento en el que la mujer mortal se daba la vuelta, chapoteando en el agua, ensucindose entera en el polvoriento camino; y me rea. Los humanos son criaturas divertidas.

    Entraables, si he de ser honesto. Ahora creo que la mujer mortal sospechaba que algo le

    haba ocurrido a su hija, porque constantemente echaba a Bridget miradas de soslayo y nunca la perda de vista. A menudo la observaba por encima del hombro mientras trabajaba, y pareca tener alguna corazonada furtiva sobre su actitud como si sintiera que estaba siendo observada. En realidad, no se alejaba mucho de la verdad, porque yo estaba all casi siempre. Haba resuelto no dejar que el tiempo se me escapara una vez ms; los humanos crecen muchsimo ms rpido que las hadas o los rboles. As que observ y esper hasta el da en que fue suficientemente mayor, momento en que podra salir de los bosques y ver cmo en su cara se reflejaba un gesto que significara que me reconoca al verme, como estaba seguro que ocurri-ra. Seguramente, Garain deseara ser el primero que se aproximase a ella cuando el momento llegase. Lo saba perfectamente; su honor no mereca otra cosa. Pero no po-da evitar imaginarme cmo sera si fuera yo quien pudiese hacerlo. Qu delicioso sera tomarla de la mano y restituir en ella todo lo que haba perdido.

    Lo admito ahora. Estaba obsesionado. Entraba sigi-losamente en la habitacin en la que dorma para verla respirar. Incluso llegu a aceptar al hombre y a la mujer mortales que la criaban segura y feliz, aunque, a pesar de todo, no me importaban demasiado los humanos. Bridget era el centro de mi mundo, y todo lo que tena que hacer era verla crecer hasta convertirse en una mujer. No desea-ba ms que decirle la verdad que no era humana, sino mucho ms.

    Y entonces llegaron ellos y lo arruinaron todo. Los curas con sus estolas, escudrindolo todo desde sus ca-rruajes y reclamando los campos vacos para su iglesia. Los mortales no eran ms que ganado; no podran hacer nada contra los deseos de aqullos hombres. No pelearan

  • por defender las antiguas costumbres, y aunque lo hicie-ran, este enemigo les sobrepasaba. As que llev mi caso ante Garain, y su ira igual tan slo a la ma. Abando-namos la fortaleza ardiendo de furia, con el resto de los fericos detrs, decididos a aplastar a los intrusos antes de que acabasen con los pocos juramentos que nos queda-ban y alejasen a los humanos de las antiguas costumbres para siempre. Pero, para sorpresa nuestra, los crucifijos que colgaban sobre las puertas de las granjas ardan en nuestras mentes y provocaban que nuestros huesos se re-torciesen; y esto no era nada comparado con la agona de caminar sobre los terrenos que haban consagrado a su iglesia. Aullbamos y maldecamos, y tratbamos de superar la agona, convencidos de que nunca habamos sido derrotados y que nunca lo seramos, pero esta vez fue distinto. Volvimos a nuestro torren, los constructores si-guieron erigiendo su iglesia, y no haba nada que nosotros pudisemos hacer para evitarlo.

    Garain y yo decidimos que al menos Bridget no deba tener nada que ver con ese lugar antinatural, con esa re-torcida religin. Aunque an no se haba convertido del todo en una mujer, se hallaba muy prxima a ello, y dis-pusimos que yo la cobijara y adiestrara hasta que llegara el momento de su Bautizo. Elsabet se ofreci a ayudarme, y slo pensar en Priscilla y Bridget jugando juntas me lle-naba de gozo. Ellas eran como hermanas, despus de todo.

    Aquella misma noche, Garain y yo volvimos a aden-trarnos en el pueblo. Pedimos a Elsabet que nos acom-paase, ya que ella, de entre todos los fericos del lugar, era quien mejor entenda a los humanos y sus costumbres, y podra resultarnos de utilidad si nos encontrbamos con algn imprevisto. La idea de que pudisemos tener problemas con los humanos, nos resultaba incmoda y extraa, pero ambos estuvimos de acuerdo en que haba demasiado en juego como para mostrarnos imprudentes. Se haba producido un gran cambio en l desde que aque-llos hombres de la iglesia llegaron a Hadans Creek. Ya no le interesaba or las historias que le contaba sobre mis frecuentes visitas a Bridget, sobre el tiempo que pasaba observndola chapotear en el ro con sus amigos, y sobre cmo me haba mirado directamente, aunque me encon-traba oculto en las Nieblas. Aquel da me vio. S que me vio, y tendra que haber aprovechado para presentarme

    entonces. Deb habrmela llevado antes de que fuese de-masiado tarde. Pero no lo hice. No hice nada.

    Confibamos en que la familia mortal de Bridget, al menos, se mantuviera fiel a las viejas costumbres. A ellos, las mentiras de la Iglesia no les influiran. Se haban aferrado a los juramentos ms firmemente que cualquier otra familia en Hadans Creek. Elsabet confiaba en que cuando iba a su puerta buscando nata fresca, en muchas ocasiones la encontraba. Ellos, de entre todos los dems, s nos recordaban y mantenan su fe, y resolvimos que los protegeramos, tanto como pudiramos. Incluso discuti-mos trasladarles a otro pueblo, a alguna zona bajo nuestra proteccin, donde pudiesen evitar a los sacerdotes y seguir adelante en paz.

    Cuando llegamos, me entristeci ver que no haba nata en los peldaos, pero Elsabet me tranquiliz diciendo que no estaban obligados a ofrecernos alimento todas las noches, y que ltimamente sus ofrendas haban sido algo menos frecuentes porque haba un nuevo beb en la casa. Yo ni siquiera me haba fijado en que la mujer mortal es-tuviera encinta, tan absorto estaba observando a Bridget.

    Entramos en la casa sin dificultad. En esta ocasin, la puerta no estaba cerrada, y nos colamos sin tener necesi-dad de invocar nuestros Dominios. Pasamos junto a los mortales, que estaban acostados en sus camas, frente a la cuna que una vez haba cobijado tanto a Priscilla como a Bridget, y que ahora tena en su interior a ese nuevo chi-quillo, un nio que murmuraba dormido cuando pasamos junto a l. Finalmente, llegamos hasta la propia Bridget; sana y salva, metida bajo la basta manta de lana de su jer-gn, resplandeca bajo la luz de la luna (claro testimonio de su herencia ferica, para aqullos que lo saban inter-pretar) apareca ante nosotros tan bella que me olvid por entero de m mismo. Deseaba que me viera antes de que Garain pudiera tan siquiera pronunciar una palabra; me inclin para apoyar una mano sobre su hombro y desper-tarla, aunque no me corresponda a m hacerlo.

    Tocarla era una agona. La piel de mi corteza crepitaba y arda, y todo mi cuerpo temblaba de forma incontro-lable. Result tan doloroso como si estuviera caminando sobre aquellas malditas tierras de la Iglesia, y sin embargo no era capaz de retirar la mano. Pero bajo el zumbido que me punzaba los odos, escuch an otro, un sonido agudo

  • que se volva cada vez ms y ms alto. Cuando finalmente retir la mano, lo comprend: Bridget estaba gritando.

    Sostena la manta frente a ella como si fuera un es-cudo, y presentaba un objeto frente a s que centelleaba como un cuchillo bajo la luz de la luna. Una cruz de plata. El dolor me traspasaba la cabeza, una vez ms, mientras ella me chillaba.

    Monstruo! gritaba Sus cuidadores mortales se levantaban ya de sus ca-

    mas, murmurando enfadados y atemorizados, y sus gritos resultaban suficientemente altos como para despertar al pueblo entero. Yo no les tema, o eso me dije, pero el mero pensamiento de tener que enfrentarme a los curas, con su agua m-gica y sus cnticos, era

    Observ mientras Garain, el Heraldo de Lgrimas, despegaba los labios para hablar, y sent una repentina ola de esperanza. Ahora, tal vez, estos humanos apren-dieran a respetar a las hadas, cuando su voz los dejase rebajados a simples bebs, llorando postrados ante seme-jante belleza.

    Pero tan pronto como tom aire para hablar, uno de los curas alz frente a l un pequeo trozo de pan y murmur algo en una extraa lengua humana. Y la voz de Gara-in se extingui en su garganta. Armadas enteras haban cado frente a sus canciones, pero un simple cura mortal con un trocito de pan bendito haba conseguido silenciar al Heraldo de Lgrimas.

    Elsabet tom su mano, invoc el

    demasiado para m. Retroced para escon-derme en la esquina del cuarto, entre las benditas sombras, y convoqu a las Nieblas para que no pudieran verme.

    Garain y Elsabet no se haban quedado. Resultaba de-masiado doloroso permanecer en presencia de Bridget, o incluso en el pueblo. Trataron de expulsar cualquier tipo de espritu impuro que la Iglesia hubiese emplazado entre los vecinos del pueblo; al menos, queran salvar a Bridget, pero no pudieron. Mientras lo intentaban, aparecieron los curas y comenzaron a salpicar la habitacin con su agua mgica, que silbaba y humeaba, dejando a Garain y Elsabet sin otra opcin que marcharse.

    Dominio del Cre-psculo, y huy. No la acuso de

    maldad alguna por dejarme atrs; ella saba que yo poda escapar con la misma facilidad. Pero tena algo

    que hacer. Mientras me marchaba, apart las Nieblas que me

    cubran durante un solo instante. Di un puetazo al mar-co de la puerta, gritando: Recordadnos!.

    Fue todo lo que pude articular en ese momento. Ga-rain hubiera sido capaz de un discurso mejor, y su voz no hubiera sonado a ramas rotas. Pero las palabras no importaban. Desat el Alba en el momento en que mi mano toc la madera labrada de la granja, que vol en pedazos, deshecha en un milln de aicos; y los mortales,

  • incluyendo a Bridget, lloraron mientras me observaban aterrorizados.

    Despus, volvimos a la torre. No haba ms que hacer; habamos perdido definitivamente a Bridget; y mis amigos no quisieron quedarse y ver lo que los curas le haran con su agua, sus cruces y sus cnticos. Garain se encerr en sus aposentos, pero Elsabet me busc. Yo haba hecho de mi arboleda un santuario donde curar mis heridas entre mis sauces; all volva a sentirme seguro, y ella lanzaba arrullos sobre mi calcinada mano y la corteza, una vez plateada, que antes la cubra. No pudo hacer mucho por m, pero fue sufi-ciente sentir su tacto y ver sus ojos amarillos arrugarse en las los extremos mientras me sonrea de forma tranquilizadora.

    Le habl a Garain tiempo despus. Haba pensado decirle tantas cosas... Quera contarle todo sobre aquella extraa ceremonia de agua que los humanos haban reali-

    zado con Bridget y que la haba despojado por entero de su herencia. Quera sugerir que esta venganza resultaba mejor incluso que cualquier otra que hubiese conseguido, ya que ahora Bridget no estaba muerta pero s perdida para siempre. Bepheth podra visitar el pueblo l mismo, si se le deca dnde se encontraba, y ver lo que quedaba de su hija. Quera decirle a Garain que, despus de todo, haba ganado; y que adems Priscilla an sera Bautizada en nuestra Corte.

    Era dolorosamente consciente de cun vaco y cruel so-naba todo aquello. l an lleva su armadura como antes, y se prepara para la guerra que se nos aproxima, pero no ha vuelto a hablar ni a escribir sobre Bridget o Bepheth, ni tan siquiera sobre Lyselle.

    Y ante su silencio, yo ya no tengo razn alguna para llorar.

  • Miguel mir a su alrededor, a las ruinas de Constantinopla, y llor.Por supuesto, todos los escombros haban desaparecido. Haca mucho tiempo que las llamas de los incen-

    dios que consuman la ciudad se haban extinguido, que se haba enterrado a los muertos y que los cascotes se haban limpiado. Miguel saba que, en aos humanos, casi haba pasado una vida entera. Pero a travs del Dominio del Crepsculo, de las sombras del tiempo, vio la ciudad arder, y llor por todo lo que se perdi entonces.

    La fe, pens. Acaso hay algo que obsesione ms la mente humana tanto como la fe? La admisin de algo que realmente jams podrn saber... y an as se aferran a ella como un beb a los pechos de su madre.

    Miguel camin entre las calles, con el sol jugando sobre el bronce que luca. Los humanos no le podan ver como realmente era, lo que resultaba muy conveniente. Si un profeta no era bienvenido en su propio pas, entonces l, Miguel, El que se Equipara a Dios, heredero de la Creacin del Mundo, resultara tambin poco grato en este lugar.

    Y an as... era capaz de leer su nombre en sus mentes. Haba visitado antes esta ciudad, la haba visto transformarse en de Bizancio a Constantinopla, y saba que su nombre cambiara de nuevo; pero el nombre de Miguel an permaneca en sus sueos. Su Corte tena poder sobre los pensamientos y las mentes de otros; pero por qu ese nombre, ese icono, resonara tan claramente en este lugar, era un enigma que nunca podra desentraar.

    Miguel dobl una esquina y vio su meta, un pequeo altar al Arcngel que llevaba su nombre. Ya no era prctica al uso levantar estos altares, pero si consegua lo que deseaba, pronto volvera a serlo. Se par ante el altar y se empap del amor que se haba puesto en l, viendo a los nios cuyas manos haban esculpido las minsculas figuras que ostentaba. Se agach, alargando la mano y apartando con ella los insignificantes trozos de madera, y recogi la cosa ms importante que all se hallaba: una diminuta pieza de bronce sin trabajar.

    Se la pas entre los dedos, embebindose de la fuerza del juramento que representaba, saboreando la con-fianza, la fe, que estos mortales haban depositado en su Arcngel. Repas la idea, una vez ms, de que l realmente era ese aquel serfico Miguel. Despus de todo, haba sido soldado, y el ngel se supona que haba luchado contra los enemigos de Dios. Sera, acaso, que estos cristianos simplemente no recordaban bien la Guerra de las Estaciones? No resultaba tan difcil de aceptar; la mente humana se le antojaba frgil y satu-rada.

    Meti la pieza de bronce, no ms grande que un guisante, en una faltriquera que llevaba alrededor del cuello, y se alej caminando. Nunca haba visitado el barrio Veneciano, exista ya la ltima vez que haba estado all?... pero a medida que el sol fue bajando y la hora del Crepsculo comenzaba, supo exactamente los caminos que deba tomar. Se acerc a la casa donde viva Mara, la joven que haba sido arrancada de su Venecia natal y trada aqu, asustada e insegura, por su ambicioso padre.

    Miguel la vio fuera de su hogar, esperndole. se haba sido el juramento; una pieza de bronce a cambio de la bendicin de Dios. Miguel podra conferirles aquello. Estrech sus manos, juntndolas en el mismo gesto que los humanos usaban para rezar, y sinti cmo se elevaba la magia de las Nieblas.

    Mara sentira la presencia de Dios aquella misma noche a travs de Miguel. Ya que quin era Aqul que se equiparaba a Dios?, pens el primonato para s.

    Quin sino yo.

  • Edad OscuraHadas

    14

    La humanidad teme a las hadas, y hace bien en hacerlo.Hasta el propio lenguaje revela su miedo. La palabra hada viene de Fata, el nombre de la diosa romana de la fortuna.

    En Ingls Medio, fey, otra palabra con la misma raz, significaba condenado a morir. La humanidad ve en las hadas un final desagradable y tal vez inevitable.

    Los humanos, por supuesto, no entienden a las hadas. Todas las culturas humanas tienen leyendas y cuentos populares so-bre monstruos, trasgos, espritus y bestias. A algunas de estas criaturas se las considera benefactoras, por ejemplo, los domovoi de Rusia protegen las casas en las que viven. Otras, en cambio, se aprovechan de la humanidad, como los erkling alemanes, que conducen a los nios a la muerte en los bosques. Muchos de estos seres son unas veces amables y otras crueles, o son generalmente despiadados, pero pueden ser burlados o vencidos por quienes sepan cmo hacerlo. De acuerdo con las

    culturas pre-cristianas, estas criaturas podran haber sido sirvientes de uno u otro dios; o podran haber, simplemente, surgido de la propia tierra. Bajo el influjo de la Cruz, por supuesto, estos seres han sido tpicamente considerados como

    demonios y diablillos menores, sirvientes de Satn sobre la Tierra que infestan al gnero humano.La humanidad ni siquiera sospecha que estos entes realmente tienen orgenes comunes y una sociedad ms anti-

    gua an que cualquiera de las que los mortales hayan podido desarrollar. Aunque la gente puede contar historias sobre batallas entre dioses, monstruos y espritus, no saben que estas batallas no son ms que escaramuzas de una guerra que se remonta al alba de los tiempos (segn el concepto humano), una guerra que continuar hasta que alguno de los bandos triunfe y reclame el mundo para s.

    Y si el demoni igual que puck para tiagitase su garra para atraer la suerte as,

    sera an peor tu fin.annimo

    IntroduccIn

  • 15

    IntrOduccIn

    La VerdadLa verdad, segn las hadas, es que fueron ellas las que crearon el mundo y la vida que lo puebla. Lo rigieron durante miles de aos, y no fue

    hasta que cuatro facciones dividieron sus filas y comenzaron a disputarse el control, que consideraron conceder algn tipo de autoridad a los humanos. Comprender cmo los fericos podan creer esto en el Medievo Oscuro, cuando los mortales gobernaban tan claramente el mundo y todo lo que en l habitaba, requiere comprender ciertas facetas de la psique de estos seres.

    Las Nieblas y el TejidoEstos dos conceptos describen la magia ferica y su aplicacin en el mundo. Para las hadas, la magia no es simplemente un medio

    para conseguir un fin o una herramienta para lograr sus deseos. Ellas admiten que son entes inherentemente mgicos, y esto significa que en cualquier momento en que utilicen su poder, estn imponindose ellas mismas (y no slo sus deseos) sobre,el mundo. Esto no siempre les infunde sentido de la responsabilidad; de hecho, los fericos son capaces de mostrarse tan caprichosos e imprudentes como los propios humanos, si no ms, cuando se les da poder.

    Las NieblasLas Nieblas de la Creacin o simplemente las Nieblas, es un trmino muy amplio que las hadas utilizan en un

    sentido muy similar a como lo hara un humano refirindose a lo Divino, excepto porque ellas no atribuyen a las Nieblas ningn tipo de motivacin o conciencia. Los feericos creen que todo, la vida, la materia y el espritu, se formaron a partir de las Nieblas y que ellos fueron las primeras criaturas conscientes capaces de controlar y dar forma a este poder. Reconocen, no sin cierta; tristeza, que una vez que algo se forma a partir de las Nieblas ya jams puede ser destruido (de otro modo podemos estar seguros de que las hadas hubieran dividido el mundo en sus componentes mgicos y comenzado de nuevo), pero s puede ser transformado con relativa facilidad.

  • Edad Oscura: Hadas16

    Las Nieblas son caticas e impredecibles; el simple hecho de exponer un objeto material o un ser a su influjo puede llegar a tener resultados insospechados: que cambie de forma, que se destruya, o incluso que no mute en absoluto. Especular sobre dichos efectos, sin embargo, no es ms que cuestin de puro tecnicismo, ya que no quedan reductos de Nieblas puras a disposicin de las hadas (al menos, ninguno que se conozca por lo comn) . Las hadas muestran gran reverencia por las Nieblas, pero com-prenden que aunque stas y el mundo fsico permanezcan separados, anes posible adentrarse en ellas, desapareciendo por completo en su interior. Algunos fericos ambicionan este destino, y dicen que las nicas hadas que queden sobre la tierra, molestndose en tratar con los humanos, sern slo aqullas lo suficientemente estpidas como para no encontrar el modo de huir. Dejando aparte a estos cnicos espritus, hemos de decir que las hadas no tienen ninguna razn para creer que aquellos fericos que se desvanecen por completo permanezcan vivos (o ni tan siquiera conscientes).

    Generalmente se acepta que las Nieblas rodean y dan poder al mun-do con su magia, pero que son inaccesibles en su forma ms pura. To-das las hadas, sin embargo, pueden canalizarlas para conseguir diversos efectos, incluyendo dar vida a sus efectos mgicos (denominados can-trips), embozarse en ellas para evitar que los humanos las reconozcan, o, por el contrario, permitir a los mortales que les persigan de forma incluso ms clara; y, finalmente, liberar su magia en forma de un estalli-do apenas controlado pero extremadamente poderoso, denominado el Desatar. Los fericos saben, como los primognitos (quienes surgieron completamente formados de las Nieblas en el amanecer de los tiempos) cmo ejercer un control supremo sobre la Magia Desatada.

    El TejidoEl Tejido puede ser considerado como un complemento a las Nie-

    blas; mientras stas son poder puro y catico, el Tejido es la aplicacin ordenada de ese poder. Si penssemos en las Nieblas como agua, el Te-jido sera una artesa o un embudo que la canalizara. A travs del poder del Tejido, las hadas son capaces de enfocar su magia para convertirla en cantrips, y controlar de algn modo sus Desatares. De manera menos tcnica, podramos decir que el Tejido es precisamente lo que permite a las hadas existir sobre la Tierra, y retener su informacin, su forma y su personalidad sin perderla de un momento al siguiente.

    Los seres humanos, admiten las hadas, han sido capaces de dominar el Tejido de forma muy eficaz, y an continan mejorando en esta labor con el paso de los aos. Sus logros ya slo en arte y arquitectura, sin mencionar la guerra y la agricultura, muestran una habilidad extrema en lo referente a tomar los materiales que el mundo les proporciona y tejerlos hasta conseguir los resultados deseados, resultados que, dicho sea de paso, hasta el ms antihumano de los feericos envidiara. Las hadas tambin reconocen que algunos mortales realmente pueden hacer magia, en el sentido ms literal de la palabra. Aunque los hechiceros raramente hacen uso de su poder del mismo modo que las hadas, los resultados pueden ser exactamente igual de devastadores.

    Muchos fericos consideran el Tejido como un mal necesario: prefe-riran dirigir la magia de las Nieblas sin tener que controlarla de forma estricta, pero esto siempre puede resultar peligroso. Los changelings, que son en parte humanos, sobresalen por ser magnficos Tejedores.

    El DesequilibrioTodos los fericos tienen un grado de control limitado tanto sobre

    las Nieblas como sobre el Tejido, sobre el caos y sobre el orden, sobre el potencial mgico y sobre las aplicaciones de ste. Para las hadas,

    como individuos, mantener equilibradas estas fuerzas resulta crtico. Si una llegase a eclipsar a la otra, el ferico se vera Perdido (por exceso de Nieblas) o Bloqueado (por excesiva dependencia del Tejido) .Ambos estados, si no se vigilan, pueden llegar a significar el fin de la criatura, que puede desvanecerse por completo o arraigarse tanto al mundo fsico y predecible que pierda su conexin con las Nieblas y se torne, a efectos prcticos, humano.

    El Tiempo y el EspacioLas hadas son capaces de percibir el paso del tiempo: las horas, los

    das, las semanas, los meses, los aos, las estaciones..., pero su relacin con l difiere en gran medida de la perspectiva humana. Del mismo modo, comprenden que el mundo es ms grande de lo que el gnero hu-mano puede percibir, y que muchos reductos de espacio permanecen protegidos por las Nieblas y sus maestros fericos.

    El TiempoLos fericos no envejecen del mismo modo que lo hacen los huma-

    nos, sino que alcanzan la edad adulta y, a partir de ah, viven por siem-pre. A diferencia de los vampiros, que nacieron como humanos y por ello no tienen la capacidad mental de asumir la inmortalidad (lo que explica que se vuelvan locos tras unos pocos siglos), las hadas no sufren los estragos mentales del tiempo ya que no lo experimentan de forma completa. Un ferico podra llegar a entretenerse tanto en el cuidado diario de sus dominios y de su familia que prcticamente no notase el paso de un siglo (o incluso de arios). Tambin puede ocurrir lo contra-rio: un hada podra dedicarse a aprender una lengua o un nuevo conjuro y trabajar intensamente durante lo que percibe como das, para luego levantar la vista y descubrir que no ha utilizado en este empeo ms que unos pocos segundos.

    Esta distorsin temporal (aunque los fericos insisten en que son los hu-manos quienes realmente la sufren, a causa de la rgida atencin que prestan al tiempo) es una de las razones por las que algunos ancianos tremenda-mente poderosos no dominan la sociedad ferica. Aunque es cierto que las hadas ms mayores tienden a manejar de forma ms efectiva los Dominios, las ms jvenes son capaces de aprender casi lo mismo en un corto lapso de tiempo, si concentran sus mentes en ello. Un ferico que haya visto el paso de milenios, segn la concepcin humana, y otro que haya completado su Bautizo recientemente, no tienen necesariamente por qu encontrarse en estratos excesivamente diferentes de poder. Dicho esto, habra que sealar que la edad es an una medida de respeto entre las hadas, aunque no siempre sea indicador del poder personal.

    El EspacioSegn los fericos, el mundo fue una vez poco ms que un vaco in-

    forme, plagado de islas ms estables sobre las que un hada concreta o una corte ferica ostentaban el poder. Con el paso de los aos, este vaco se fue definiendo cada vez ms, y las Nieblas fueron tejidas para formar la tierra y el mar, hasta que finalmente ya no quedaron zonas no Tejidas conocidas (al menos por las hadas). Ellas no lamentan necesariamente este hecho; un tramo informe de Nieblas no resulta beneficioso para nadie, ya que nadie puede reclamarlo ni ocuparlo. S lamentan, en cambio, que la perspectiva humana del espacio resulte tan... limitada. Una fortaleza ferica puede tener la apariencia, desde fuera, de un enorme roble. Enorme, seguro... pero nada comparable con un castillo. Dentro, sin embargo, el rbol albergara mlti-ples estancias, con suficiente espacio como para alojar un pequeo ejrcito. La mente humana apenas puede aprovechar las posibilidades del espacio, y por ello sus moradas son igual de pequeas por dentro que por fuera.

  • 17IntrOduccIn

    Los reinos fericos salpican la tierra. Los humanos pueden ser invitados o incluso tropezar accidentalmente con ellos, pero generalmente se cuelan por sus puertas de entrada sin siquiera reconocerlas (o, si lo hacen, gene-ralmente reaccionan santigundose y caminando rpidamente en direccin contraria). Mientras que muchos de estos reinos se localizan en bosques, desiertos, pantanos y otras zonas en las que los mortales no se aventuran fre-cuentemente, algunas puertas a las tierras de las hadas se pueden encontrar en los mismos corazones de las ciudades humanas. En particular, todos los puentes del mundo, desde el esculpido en piedra de forma ms ornamental hasta un simple tronco atravesado en un riachuelo, constituyen una puerta de entrada al sombro reino Bajopuente.

    En las raras ocasiones en las que un hada se ve obligada a explicar a los humanos su extraa relacin con el espacio, generalmente suele decir que si un mortal pudiese desenfocar los ojos y mirar un poco ms all de los lmites del espacio normal podra ser capaz de entrar en los reinos feericos, adentrarse en los caminos reservados para las hadas (llamados pasos) y desvanecerse en un par-padeo, exactamente igual que ellas lo hacen. Pero, al mismo tiempo, reconocen sentirse aliviadas de que estas hazaas no estn al alcance de los humanos, que ya han cruzado demasiadas veces los lmites que se les haban impuesto.

    Juramentos y EcosLos humanos tambin tienen poder sobre la magia, aunque no lo sepan.

    Cuando un mortal accede a formar parte de un jurament con las hadas, est aceptando, a su vez, parte de la magia de las Nieblas. Al depositar su fe en otras formas de magia, los humanos permiten que objetos ordinarios como la sal, las campanas y el pan, daen a los fericos.

    Los JuramentosLos primeros juramentos se llevaron a cabo cuando las hadas se

    pusieron en guerra y dejaron el mundo al cuidado del hombre, o eso es lo que cuenta la historia. Aquellos primeros juramentos se forjaron con naciones y culturas enteras, dando paso a tradiciones y costumbres (y algunas veces, incluso a leyes) que se han practicado durante aos. Cuando una familia coloca, a la entrada de su vivienda, un cuenco de nata para los espritus domsticos, no est haciendo ms que cumplir con un juramento que sus ancestros aceptaron hace siglos; y los fericos an recogen los beneficios que le reporta.

    Pero ningn juramento es unilateral. Los humanos siempre reciben algn beneficio por cumplir su parte del trato, aunque es muy raro que recuerden los detalles del mismo. Una cierta comunidad podra saber que debe dejar siempre algunas algas para las hadas, pero no sabra que stas les protegen de la posibilidad de que la peor de las tormentas se los lleve mar adentro. Por desgracia, muchos de los juramentos ms antiguos hace ya mucho tiempo que se perdieron en la memoria de los humanos, y aqu-llos que todava los honran, lo hacen por hbito ms que por verdadera devocin a las promesas de sus antepasados. Esto hace que los juramentos sean mucho ms fciles de romper si se vuelven poco convenientes.

    Las hadas son capaces an de fraguar nuevos juramentos, pero no a la misma escala que antes lo hacan. Ahora, un hada puede ponerse en tratos con un individuo humano o con un pequeo grupo, prometindole su poder, sus favores o simplemente su proteccin a cambio de algn simple servicio. Los fericos ms hbiles consiguen forjar juramentos que obli-guen a los humanos a servirles o a proporcionarles otros beneficios, pero la razn principal de cumplirlos es la de la autopreservacin. Slo a travs de los juramentos pueden las hadas encontrar proteccin contra los Ecos.

    Los EcosLos Ecos son probablemente la preocupacin ms urgente de cualquier

    ferico del Medievo Oscuro. Un Eco es un remedio o un veto que los hu-

    manos pueden ejercer contra las hadas. Muchos de ellos son, en realidad, producto de juramentos: un ferico podra haber jurado en siglos pasados no daar a nadie que llevase la camisa puesta con lo de dentro para fuera, y ese distintivo de proteccin podra ahora forzar al hada a marcharse. Algunos son remedios tradicionales que los humanos han descubierto con el paso de los aos, por ejemplo, que el hierro y la sal generalmente repelen a las hadas, por razones que ninguno de estos entes puede desentraar por completo. Pero la mayor fuente de Ecos es la Iglesia. Muchos fericos, cuando se enfrentan a una cruz, la campana de una iglesia o una oracin susurrada, allan de dolor y salen huyendo... o incluso algo peor.

    Los Ecos varan de un hada a otra; no porque un ferico encuentre la sal desagradable quiere decir que otro, incluso de la misma Corte, tam-bin lo haga. Esto, en parte, da lugar a la variedad de leyendas sobre las criaturas fericas y al gran nmero de proscripciones que supuestamente funcionan en su contra. No obstante, se recomienda a las hadas que no se vuelvan demasiado confiadas; todos los fericos pueden adquirir nuevos Ecos. Lo nico que se necesita es que un humano comprenda que est ante un ser ferico. Cuando un mortal sabe lo que contempla, puede ser capaz de proporcionar al hada una nueva debilidad con la que enfrentarse.

    Los juramentos pueden proteger a estas criaturas de los Ecos. Propor-cionan a los fericos un lugar dentro del mundo humano, y por eso los mtodos utilizados para ahuyentar a las criaturas de otro mundo no fun-cionan con las hadas as protegidas. Pero una vez que un juramento se ha roto, no importa lo terrible que el castigo impuesto sea, ste desaparece, y no volver a proteger al ferico de nuevo. Incluso las hadas que odian ms fervientemente a la humanidad cultivan y alimentan sus juramentos con esmero. Ninguna desea volverse piedra al estar frente a una cruz.

    El Tema y la AtmsferaAunque muchos de los temas y atmsferas incluidos en Edad Os-

    cura: Vampiro funcionan bien con Edad Oscura: Hadas, el juego tam-bin trae los suyos propios.

    Temas Portento: El mundo ferico es inmenso; contiene todo el mundo

    humano y an ms. Una caverna podra conducir a un saln de piedra lleno de los restos de la corte de un soberano que una vez fue muy po-deroso, simplemente si el hada sabe cmo llamar a su puerta. Enormes criaturas yacen durmiendo en la tierra o en el mar, y algunos fericos conocen los secretos de cmo despertarlas. Nada es predecible en el mundo ferico; incluso su magia, en ocasiones, toma vida propia. Las hadas buscan constantemente informacin sobre s mismas, sobre su sociedad y sobre lo que han perdido con el paso del tiempo, y esto nos conduce directamente al siguiente tema.

    Recuperacin: Los fericos han estado luchando entre s duran-te milenios; y durante el tiempo que transcurri entre la ltima gran batalla (aproximadamente en el 340 d.C.) y un suceso que recondujo la atencin de las hadas hacia el mundo humano (1130 d.C.), se dedi-caron casi exclusivamente a preparase para ms conflictos internos y a reconstruir su poblacin. Muchos de sus mayores secretos se perdieron, y por ello los investigadores, aventureros y exploradores de todas las Cortes buscan comprender lo que significa servir a una de las Cortes, e incluso lo que significa ser un hada.

    Destino: Los fericos se preparan para volver a la guerra; y aunque algunos creen que al hacerlo dejarn escrito el funesto destino de toda la raza, aceptan que la Guerra de las Estaciones habr de reanudarse. La re-lacin de las hadas con el tiempo da como consecuencia una mejor com-prensin de lo que ocurrir en el futuro, aunque no lo puedan predecir

  • Edad Oscura: Hadas18

    de forma consciente. Un ferico destinado a morir en la batalla lo com-prende, pero no puede evitarlo, porque eso variara lo que ya sabe que es cierto. Dicho de otro modo, las hadas saben cmo ser el futuro, no cmo podra ser, y por ello no hablan abiertamente sobre el tema (aque-llos fericos que s realizan predicciones descubren que el futuro siempre encuentra el modo de introducir cambios inesperados una vez que se menciona; las hadas respetan esto, y se adaptan a sus nuevos designios).

    Estados de nimo Ansiedad: El estado de nimo actual de la sociedad ferica es ten-

    so. La Guerra de las Estaciones fue, como poco, una guerra fra durante al menos 800 aos; y el estado oficial de tregua se ha mantenido du-rante el ltimo siglo. En 1230 d.C., la tregua caer y ningn ferico est seguro de lo que le puede esperar despus. Se lanzarn de nuevo los ejrcitos al campo de batalla? Cmo podran las hadas volver a la guerra, ahora que la humanidad ocupa una parte tan amplia del mundo? Se librar acaso la siguiente contienda contra la humanidad? Las Cortes se tambalean al borde la guerra, y los fericos tienen claro que, en el fu-turo, les esperan el horror y la muerte. Incluso las hadas ms combativas saben que las reglas han cambiado, porque la humanidad las ha hecho cambiar. Y esto es probablemente lo ms aterrador de todo.

    Captulo por CaptuloEn Edad Oscura: Hadas se asume que tienes acceso al Edad Os-

    cura: Vampiro o al paquete de reglas esenciales disponible en http://www.white-wolf.com. Las reglas bsicas del juego no aparecen, por tan-to, en este libro. Todo lo dems que necesites para jugar a Edad Oscu-ra: Hadas, sin embargo, se puede encontrar en los siguientes captulos:

    El Preludio cuenta la historia de tres hadas de la Corte de la Primavera,que se adentran en territorios de la humanidad y aprenden, para su consternacin, cunto ha cambiado el mundo durante todos estos largos aos.

    El Captulo Uno: El Mundo de las Hadas explica el estado actual de la sociedad ferica y cmo se lleg al mismo.

    El Captulo Dos: Orgenes y Cortes presenta informacin sobre los tres orgenes de los que surgen las hadas y las Cuatro Cortes a las que pueden unirse, adems de la informacin sobre los excluidos feri-cos del Solsticio.

    El Captulos Tres: Personajes y Drama detalla el proceso de crea-cin de personajes para Edad Oscura: Hadas as como nuevos Trasfon-dos, Habilidades, Mritos y Defectos; informacin de sistema sobre las Nieblas y el Tejido; e instrucciones sobre cmo construir los juramentos de las hadas, los Ecos y el semblante ferico.

    El Captulo Cuatro: Dominios nos presenta informacin completa sobre la magia ferica, incluyendo ejemplos de cantrips y detalles sobre el Desatar.

    El Captulo Cinco: Reinos y Bsquedas incluye criaturas fericas, fortalezas perdidas y algunas de las hadas ms notables que existen.

    El Captulo Seis: Narracin ayuda al Narrador a disear crnicas para el Edad Oscura: Hadas, e incluye, para tu disfrute, dos historias listas para jugar.

    FuentesBuscar material de referencia sobre hadas puede producir dife-

    rentes resultados, pero los siguientes libros y pelculas deberan pro-

    porcionar cierta inspiracin a los jugadores y Narradores de Edad Oscura: Hadas.

    LibrosUn simple vistazo a cualquier librera te proporcionar un buen

    nmero de volmenes de referencia sobre hadas, supersticin me-dieval, criaturas extraas y, desde luego, historia. Los que presen-tamos aqu son slo algunos de los libros que los autores de Edad Oscura: Hadas consideran tiles.

    Historia de la Europa Pagana, de Prudence Jones y Nigel Pennick. Es un estudio sobre las creencias paganas de Europa, desde el culto al toro de Creta hasta la moderna Wicca. Tiene adems una im-presionante bibliografa (de 11 pginas completas) llena de textos referentes a leyendas, mitos, folklore e historia.

    La Historia de las Supersticiones, editado por Christina Hole. Es un listado alfabtico de supersticiones y de historias que contaban las mujeres de los pueblos. Constituye una buena fuente para juramen-tos y Ecos con los que ahuyentar a los fericos. Algunos resultan divertidos, otros perturbadores, pero todos son interesantes.

    Polvo de estrellas, por Neil Gaiman. Los versos para nios esconden un poder, importantes gobernantes fericos se envenenan y asesinan entre s por sus patrimonios, y un solitario changeling se mete en un grave problema al perseguir una estrella fugaz. En este libro en-contrars una magnfica inspiracin para tus partidas. Otra novela

    LA humAniDAD y LAs hADAsLas, hadas son anteriores a la humanidad; Los inanimae, y los pri-

    monatos nunca fueron humanos. Cmo se puede representar, enton-ces un personaje de este tipo en un juego de rol? El hecho; es qu los mortales gobiernan el planta. Cuando los fericos dieron comienzo a su Guerra de las Estaciones, confirieron a la humanidad el derecho de definir el mundo segn ellos viesen correcto, seguros de que cuando la Guerra terminase, los ganadores podran simplemente reclamar el con-trol de la humanidad. El que esto se pueda llevar a cabo, no es ms que un punto a discutir, y que ninguna de las Cortes est cercana ala victo-ria en la Guerra, y los mortales han definido ya el planeta de una forma tan profunda que, para existir en su mundo, los fericos deben hacer algunas concesiones a estas definiciones. Esto significa, de un modo muy simplificado, que habrn de tomar forma humanoide y ocuparse en actividades tales como respirar y comer, sucumbir a la gravedad, y otras cosas que los mortales decidieron, hace ya mucho tiempo, que seran lo mejor para el mundo, pero que ahora ya dan por supuestas.

    Dejando aparte cualquier discusin sobre la necesidad de los fericos de amoldarse a las leyes humanas de la realidad, las hadas se ven inexorablemente atradas hacia los mortales. Los primonatos encuentran fascinante el reinado de la humanidad sobre su mun-do; concederles la opcin de mantenerse gracias a actividades tales como comer y respirar les parece aceptable, pero nunca esperaron semejante esplendor como el demostrado en la construccin de los crculos de piedra, por no hablar de las catedrales. Las formas, tipos y usos para los qu los humanos utilizan los componentes de los inanimae intrigan a estos espritus de los elementos (aunque, claro est, algunos encuentran est prctica ofensiva). Los changelings, naturalmente, son en parte humanos, y no pueden nunca escapar del mundo que es vio nacer. No importa cuanto puedan despotricar las hadas sobr su odio (o apetencia) por los humanos, ni tampoco cun verdaderos resulten sos desvaros, los fericos no pueden es-capar de la humanidad.

  • 19IntrOduccIn

    anterior de Gaiman, En ningn lugar, es tambin digna de ser leda, a pesar de estar situada en el presente.

    PelculasEl Seor de los anillos: La comunidad del anillo, Las dos torres y El retorno

    del rey. Los libros, desde luego, nos dan una impresionante cantidad de detalles sobre la Tierra Media y sus habitantes, y son verdadera-mente dignos de ser ledos. Las pelculas, por su parte, permiten al espectador ver las batallas entre los hombres y los orcos; los ent y los orcos; los elfos, los hombres y los orcos; etctera. La Guerra de las Estaciones, aunque quiz presentase algo ms de magia explcita, podra ser muy similar a stas.

    Dentro del laberinto. Aunque presenta a las hadas en otra poca, y un poco ms benevolentes que las de este juego, merece la pena darse cuenta de que cualquiera de los personajes de esta pelcula posiblemente seran principiantes de Edad Oscura: Hadas.

    Willow. Tener el ejrcito ms grande del mundo no importa mu-cho cuando una bruja hada puede convertir a todos tus soldados en cerdos con un solo Desatar. Una muy buena pelcula con la que mostrar el poder ms puro de los fericos, adems de ser, en general, muy entretenida.

    Pgina webHttp://pantheon.org. Una fuente absolutamente indispensable

    para organizar cualquier partida concerniente a las criaturas fericas y los dioses.

    LxicoAcogida: Periodo de tiempo de la vida de un hada anterior a su

    Bautizo, en el cual se le educa sobre la sociedad e historia fericas, y se le instruye sobre los Dominios.

    Agenda: Trmino general que describe los objetivos polticos o so-ciales de un hada. Las agendas ms comunes son: Constantina, Huma-nista, Militante y Portador de la Tregua. Los Patrones tambin estn considerados como una agenda, pero verdaderamente son un bando organizado.

    Bautizo: Proceso por el que un ferico es iniciado en una de las Cuatro Cortes. El Bautizo comprende tres pasos: la Purificacin, en la que el hada vive durante tres estaciones observando los ideales de su Corte; el Nombramiento, en el que el hada recibe su nombre de Corte; y la Aceptacin, en la que completa su entrenamiento y es aceptada formalmente en la Corte.

    Bloqueado: Estado en el cual el Tejido se vuelve demasiado domi-nante; el hada se torna incapaz de Desatar y se obsesiona con el orden y la rutina.

    Cantrip: La aplicacin mgica especfica de un Dominio.Changeling: Un hbrido de hada y humano. Los changelings se crean

    cuando bebs primonatos se intercambian con nios mortales (el proce-so da como resultado, en realidad, dos changelings ya que ambos bebs crecen siendo en parte humanos) o cuando mortales pasan largos perio-dos de tiempo en los reinos fericos y aprenden a manejar los Dominios.

    Crculo del juramento: Grupo de hadas unidas por un propsito comn. El crculo se forma por razones militares o de exploracin, o

    simplemente para buscar compaa.Corte: Cada una de las cuatro facciones estacionales en que se divi-

    den las hadas. La Corte influencia la ideologa del ferico, su educacin a nivel social, su magia y su semblante.

    Desatar: El acto de liberar la magia de los Dominios sin canalizarla en un cantrip, sino simplemente intentando guiarla hacia el desenlace deseado. Resulta siempre muy obvio y peligroso si se le permite desen-cadenarse de forma salvaje.

    Dominio: Cada una de las cuatro esferas de poder que permiten controlar un cierto grupo de asociaciones. Los Dominios son: El Alba, el Da, el Crepsculo y la Noche.

    Hadas del Solsticio: Fericos a los que nunca se les dio la oportuni-dad de Bautizarse en una Corte, rechazaron la oportunidad de hacerlo, fueron exiliadas de su Corte, o su maestro de ritos arruin su ceremonia de Nombramiento. Las hadas del Solsticio son excluidas y se las con-sidera escoria, pero suelen ocuparse como mensajeros y mercenarios. Tambin se las conoce como las hadas de la Ignominia.

    Inanimae: Hadas del mundo natural. Los inanimae generalmente surgen de forma espontnea a partir de fenmenos naturales correspon-dientes a uno de los cinco elementos (aire, tierra, fuego, agua o madera). Los inanimae del mismo elemento pueden procrear y engendrar nuevas vidas, aunque la simple idea de hacerlo casi siempre les resulta repulsiva.

    Lengua de acogida: Lenguaje que se ensea a todas las hadas duran-te la primera parte de su Acogida. Todas son capaces de hablarla, pero la mayor parte slo la utiliza cuando no es posible conversar en ninguno de los idiomas de Corte.

    Nieblas: La energa mgica de la Creacin. Las hadas usan las Nie-blas para realizar su magia, adems de para esconderse de los mortales.

    Origen: Cada una de las tres razas de hadas: inanimae, changeling, y primonatos.

    Patrones: Faccin de las hadas que desea reinstituir el gobierno es-tacional, promulgando que cada Corte gobierne durante la estacin que le corresponde y que entregue el poder al final de la misma.

    Perdido: Estado en el cual las Nieblas se vuelven demasiado domi-nantes. El hada se torna incapaz de Lanzar cantrips y se obsesiona con el caos.

    Primonatos: Un hada verdadera. Los primonatos surgieron de las Nieblas de la Creacin en un pasado muy lejano. Los nuevos primona-tos son o bien hijos de otros primonatos o bien sprites que se convierten en hadas a travs de poderosos cantrips.

    Rasgos: Facetas del semblante de un hada. Algunos de stos (los Ras-gos Menores) son puramente de tipo esttico, mientras que otros (los Rasgos Mayores) tambin tienen efectos sobre el sistema de juego.

    Semblante: La verdadera forma ferica de un hada, en la que sus Rasgos son visibles.

    Sprite: Un espritu ferico menor, generalmente obligado a servir a un hada ms poderosa. Los sprites pueden tener diversas formas y ta-maos; uno puede tener el aspecto de una nube de mariposas, mientras que otro podra parecerse a una minscula llama azul o a una bola de luz. Los sprites pueden transformarse en primonatos si consiguen acumu-lar suficiente poder.

    Tejido: La fuerza del orden en la magia ferica, que permite a estas criaturas tomar la magia de los Dominios y canalizarla en cantrips.

    Tregua del Juramento: Pacto realizado entre las Cuatro Cortes a fin de suspender las hostilidades durante cien aos. El acuerdo comenz en 1130 d.C. y, en consecuencia, caer en algn momento del 1230 d.C.

  • Muriel, al otro lado de la puerta, frunci el ceo.El viento aument de intensidad. Resultaba una falacia decir que Muriel controlaba el viento, amaba el viento, o incluso

    lo engendraba, porque Muriel era el viento. Prefera en cambio, definirse a s misma yendo incluso, ms all. Despus de todo, hay vientos que ayudan a ala humanidad soplando en las velas de los barcos o refrescando un da caluroso. Muriel era el viento que se cuela por debajo de la puerta en invierno, el viento que alla pidiendo sangre y almas durante las tormentas.

    Y Muriel se estaba poniendo furiosa. Las puertas de esta fortaleza haban permanecido cerradas, incluso a la percepcin ferica, durante largo tiempo. A

    juzgar por los estragos que el viento haba hecho empujando sus ventiscas de nieve y erosionando la piedra y el metal de las puertas, Muriel supuso que haban permanecido cerradas desde antes de la Batalla de Piedra. Supuestamente, el gober-nador ferico que viva all, haba previsto la batalla, y haba hablado de ms sobre un da de matanza y un tiempo de miedo y cobarda. El tiempo tras la Batalla de Piedra, pens Muriel mientras acariciaba el ojo de la cerradura, claramente cumpla con aquellas expectativas.

    Pero no fue por ninguna de aquellas predicciones por lo que ella le haba buscado. Aquellas cosas haban ocurrido, obviamente; que l las hubiera predicho no resultaba ms que una interesante distraccin. Muchos fericos podan ver el futuro con una capacidad limitada, aunque Muriel no sufra de esa maldicin. El gobernante, aparentemente, haba hecho otra prediccin antes de Desatar su poder sobre el paisaje, invocando a la nieve, al hielo ya la piedra para que acordonasen sus tierras. Tambin haba hablado hasta la saciedad sobre un rey muy humano que haba escupido sangre ferica sobre un pao blanco, y esto, Muriel y el resto de los Patrones lo encontraron muy interesante.

    Muriel ya haba intentado abrir la puerta con varios cantrips. Pero se negaba a moverse. El tiempo o la magia la haban hecho inexpugnable; pero no haba nada que pudiese frenar al viento para siempre. Muriel cerr los ojos, se uni a la cancin del viento, y se desliz bajo la puerta en una heladora rfaga. Reform su cuerpo al otro lado, y se maravill ante lo que pudo contemplar.

    Se trataba de un palacio de piedra y cristal, un verdadero paraso para los parientes del Invierno. Muriel levant los ojos y vio cmo humanos colgaban del techo revestidos en vainas de hielo, con expresiones serenas y pasivas en sus caras, esperando a que alguien desease participar de la hospitalidad del gobernante. Cuanto tiempo haban pasado colgados all?, se pregunt. Desde antes de la Batalla de Piedra? Imposible haban pasado casi nueve siglos de tiempo humano. Pero, cmo habran llegado all?

    Bajopuente dijo una voz como si respondiese a su pregunta.Muriel salt de sorpresa. El gobernante, ms alto, pero muy delgado y gris, se encontraba frente a ella Bajopuente

    repiti. Estos humanos se cayeron de puentes, o reptaron bajo ellos para calmar las ansias de su celo; y llegaron aqu.Muriel lanz una mirada al palacio que tena a su alrededor, pero no vio puentes.El Bajopuente no me resulta desconocido, seor dijo ella, pero aqu no veo puertas a semejante lugar.El gobernante pareci no haberla odo.Salieron de debajo de los puentes dijo de forma distrada, y nunca ms se marcharn.La inanimae del viento agit la cabeza.Ests perdido dijo, y los copos de nieve del suelo comenzaron a arremolinarse. No puedo curarte, pero tam-

    poco puedo dejar que un palacio tan magnfico permanezca en manos de un pelele como t.Si el gobernante la oy y la comprendi, no dio muestra de ello. Mejor as, pens Muriel, mientras invocaba a los

    vientos ms fros. De ese modo, podr decir que fue clemencia. Eso debera de compadecer al ms dbil de los Patrones.

  • Edad OscuraHadas

    22

    captulo uno:El Mundo dE las Hadas

    En todas las zonas se nos ofrece una variedad de curiosas historias, todas ellas con criaturas veleidosas y sobrenaturales como protagonistas. Esas criaturas ostentan muy diferentes ttulos entre la gente, y las leyendas les atribuyen un sinfn de capacidades, caprichos y propensiones distintas. En algunos lugares, a estos seres se les llama la Gente Buena o la Gente Justa, no porque crean que verdaderamente sean buenas o justas sino porque algo tan simple como pronunciar una palabra desagradable en su contra acarreara el desastre y la ruina sobre una familia entera.

    Se cuentan todo tipo de historias sobre la procedencia de estas criaturas. Los mitos humanos nos dicen que surgieron completamente formadas del mundo que las rodeaba; criaturas como las dradas y las ondinas surgen de los rboles y los estanques, emergiendo espontneamente del mundo natural. Hay otras que ni siquiera guardan demasiada semejanza con

    nada que los humanos puedan entender estas hadas toman forma humana cuando se relacionan con ellos, pero en sus propias tierras, slo Dios sabe el aspecto que pueden tener. Los ms terrorficos de toda la Gente Justa, sin embargo,

    son los changelings, nios fericos cambiados por pequeos secuestrados para ser criados por los padres mortales sin que ellos lo sepan. Cualquiera, por lo tanto, podra ser tocado por las hadas.

    Qu grande es el trabajo que le cuestaa la historia descubrir la verdad!.

    plutarco

  • captulOunO

    23

    Orgenes y CortesLa leyenda humana resulta acertada con respecto a ciertos temas, pero los mortales no estn preparados para comprender a

    los fericos como realmente sor. Incluso los mtodos por los que las hadas dan vida a nuevos seres resultan extraos y ajenos a ojos humanos.

    Los OrgenesLas hadas descienden de tres Orgenes diferentes. Los primonatos son criaturas creadas a partir de la ms pura de las ma-

    gias. Son, o bien hijos de otros primonatos, o espritus fericos menores que han acumulado suficiente poder y control sobre su magia como para tomar un papel activo en el mundo humano.

    Los inanimae son espritus fericos de la naturaleza, que surgen espontneamente del cruce de las Nieblas con el mundo natural.

    Finalmente, los changelings son hbridos de hadas y humanos. Algunos son hijos de humanos y primonatos, pero la mayora son nios primonatos intercambiados por bebs mortales. Tanto el nio ferico como el pequeo humano raptado crecern para convertirse en changelings.

  • Edad Oscura: Hadas24

    Las CortesA da de hoy, en el ao 1230 d.C. (segn el calendario humano),

    las hadas se encuentran al borde de la guerra, en un momento en el que la tregua que han mantenido durante ya casi un siglo est a pun-to de concluir. Esta contienda la Guerra de las Estaciones se extendi con furia durante miles de aos, culminando en la terrible Batalla de Piedra en el siglo IV d.C. (la historia de la Guerra de las Estaciones se examinar con detalle ms adelante, en este mismo captulo).

    Las Cuatro Cortes fericas controlan fortalezas a lo largo de Euro-pa, pero durante la Tregua del Juramento algunas de estas plazas fuer-tes han abierto sus puertas a las hadas de todas las Cortes o, a la in-versa, se han vuelto aislacionistas hasta el punto de excluir a cualquier hada que no pueda demostrar de forma rpida su fidelidad a ellos.

    Las cortes fericas se corresponden con las estaciones del ao.

    La Corte de la PrimaveraLas hadas de la Primavera abrazan el cambio en todas sus for-

    mas, observando cmo progresa la vida con los ciclos de las esta-ciones y cmo se les revelan una legin de variaciones, (incluyendo

    la gran cantidad de nodos diferentes en los que puede acabar esta vida que tanto les fascina). Han perdido muchos de sus mayores baluartes de siglos pasados, pero de todas las Cortes, ellos son los ms hbiles a la hora de encontrar nuevos hogares y de adaptarse a nuevos ambientes.

    La Corte del VeranoLa Corte del Verano se enorgullece de respetar la tradicin y la

    jerarqua por encima de todas las cosas, y de practicar de forma es-tricta la disciplina. Las hadas del Verano son maestras severas pero justas, y su amor por la tradicin ha dado como resultado que hayan conseguido mantener muchos tesoros y fortalezas del pasado.

    La Corte del OtooFascinados por la humanidad, incluso ms que la mayor parte de

    las hadas, los parientes del Otoo son contemplativos e inteligentes. Forjar un juramento con uno de ellos es muy similar a hacer un pac-to con el diablo, tentador, poderoso y, en muchas ocasiones, mor-tal como ltima consecuencia. Las hadas del Otoo observan a los humanos y su fe con admiracin y ambicin, y ellas, de entre todas las hadas, saben que la siguiente fase de la Guerra de las Estaciones depende enteramente de los tratos que se forjen con la humanidad.

    La Corte del InviernoLos ms salvajes de todos los fericos, los parientes del Invier-

    no, acechan bajo los puentes y en los bosques oscuros. Aunque son guerreros despiadados, la mayor parte de ellos no desea, de ningn modo, que termine la Tregua del Juramento. La guerra organizada no resulta demasiado de su gusto, al contrario que la caza de huma-nos, la emocin de las caceras nocturnas, y el sabor de la sangre y el miedo actividades, todas ellas, que s les resultan extremadamen-te agradables. Es tan slo la idea de sumergir al mundo en la noche ms oscura y salvaje lo que les incita a participar en la Guerra.

    Los Tres Pasos del Camino del BautizoEntrar a formar parte de una Corte no es cuestin de nacimiento.

    A los fericos, siguiendo sus costumbres, se les permite elegir Corte, o al menos presentarse como candidatos a ingresar en la que ellos encuentren ms conveniente. En la prctica, esta eleccin se ha co-menzado a practicar tras finalizar la Batalla de Piedra. Antes de ese momento, un hada que desease unirse a una Corte diferente a aqu-lla en la que fue criado era deshonrado, o en el caso de las Cortes del Invierno y el Verano, asesinado inmediatamente. Era (y todava es) posible fracasar en el proceso de adhesin a la Corte y transformarse en un paria Sincorte, pasando a ser un hada del Solsticio. Cada cier-to tiempo, de hecho, aparece algn ferico que rehsa Unirse a una Corte, convirtindose de forma deliberada en pariente del Solsticio. La mayor parte de las hadas, sin embargo, se someten al ritual del Bautizo y se unen a una de las Cortes Estacionales.

    Durante el transcurso de un ao, segn la percepcin humana del tiempo, el hada recorre el cansino del Bautizo bajo la orien-tacin de un maestro de ritos. Antes de iniciarse, a los fericos se les denomina Acogidos y, aunque no pertenezcan tcnicamente a ninguna Corte, se encuentran bajo la tutela de aqulla que gobierne los dominios en los que se criaron (ver Captulo Tres para ms in-formacin sobre la Acogida). Los tres pasos del Camino del Bautizo

    LA seALLas hadas son conscientes de que la Tregua del Juramento

    terminar en algn momento del ao humano 1230 d.C. Sin embargo, durante el siglo siguiente a que se forjara este tratado, los detalles exactos de cmo caera dicha Tregua se han ido desintegrando hasta convertirse en meros rumores y especula-ciones. Por lo tanto, cada Corte cree en lo que ya casi se ha convertido en un mito con respecto al hecho que realmente sealar el final de los 100 aos de paz.

    La Corte del Verano sostiene una historia que cuenta que el sol se extinguir por unos instantes, cubriendo el mundo de oscuridad en la hora del da en el que la magia de las hadas del Verano es ms fuerte. Segn estos fericos, ha llegado el tiempo de prepararse para un nuevo comienzo de la Guerra de las Estaciones.

    Los parientes del Invierno hablan del cielo de la quietud, cuando la noche se impondr al brillo del da, y los miembros de su Corte asolarn toda la tierra que circunda sus terrenos sagrados, en un frenes de gula y sed de sangre.

    Las hadas de la Primavera, por su parte, creen que la seal ser un hecho que conocen copio el Gran Cambio, cuando el ciclo del da y la noche sea alterado a causa de un desastre sin precedentes en el equilibrio entre la luz y la oscuridad. El Gran Cambio no ser slo la seal para que se reanuden los conflic-tos, sino tambin indicar que se agota el tiempo del que dispo-nen para mejorar las relaciones entre los reinos de los humanos y los fericos.

    La Corte del Otoo se prepara para la Hora Sombra, en la que los reinos humanos se vern oscurecidos bajo la mcula de un segundo sol. Este sol negro aparecer durante unos segun-dos en el cielo a plena luz del da, justo frente al verdadero sol, para desaparecer de nuevo.

  • captulO unO 25

    no slo son diferentes en cada Corte, sino que cada ritual individual constituye un proceso exclusivo que no puede compararse con nin-gn otro. Durante todo el ao del rito, estos tres pasos constituyen la esencia de la evolucin del aspirante hacia el Bautizo, pero existen tantas variaciones a lo largo del camino como hadas.

    La PurificacinEl primer paso del proceso del Bautizo es, en realidad, el ms

    largo y el ms arduo de todos. A pesar del deseo de unirse a las filas de la Corte elegida, el proceso real para llevarlo a cabo puede resul-tar desalentador y dificultoso. La Purificacin tiene lugar cuando el hada ha solicitado a la Corte de su eleccin unirse a ellos, y las autoridades se encuentran en fase de evaluacin del aspirante.

    Aqullos que tienen derecho a decidir sobre estas cuestiones, so-pesan muchos factores al valorar a los candidatos. Incluso las con-sideraciones ms triviales, como el hecho de presentar una cierta ac-titud, podran ser tomados en cuenta por algunos maestros rituales durante el Bautizo, aunque lo que realmente se examina en la Purifi-cacin son las verdades que se esconden en el corazn y el alma del hada. Cada Corte busca de forma innata ciertas cualidades, que pue-den ser desde aspectos como el encanto, la memoria y la perspicacia en la Corte del Otoo, hasta el carisma, la familia y el honor para la Corte del Verano, mucho ms tradicionalista. El potencial mgico y la habilidad, las destrezas lingsticas, el conocimiento humano, o el valor en la batalla (o quiz todos ellos) podran resultar importantes para una Corte en cuestin, dependiendo de cul se trate.

    La Purificacin es el medio por el cual todas las faltas que haya podido cometer el ferico en su vida anterior, y algunos otros erro-res sociales (si acaso existiera alguno), son borrados de su concien-cia. Estos errores del pasado son difciles de medir en s mismos, ya que la idea que pueda tener por ejemplo la Corte del Invierno de lo que podra ser una falta o una indiscrecin no tendra nada que ver con la de las Cortes de la Primavera o el Verano. A este respecto, se permite a cada maestro de ritos llevar a cabo una ceremonia me-nor al comienzo de la Purificacin, en la que el aspirante confiesa cualquier acto que desee descargar de su conciencia o de su reputa-cin. Esta confesin no es privada, y los actos se admiten de forma abierta, contndoselos a todos los habitantes del baluarte al que se quiere acceder, para que todos sepan que el aspirante est dispuesto a deshacerse de su antigua vida y ser Bautizado en una nueva.

    El candidato se prepara para entrar a formar parte de las sagradas filas de la Corte de su eleccin y ya no es visto como uno de los miembros de la sociedad menos respetados. Una vez que comienza su Bautizo, el hada se considera liberada de cualquier responsabi-lidad (e incluso de los crmenes) de su vida previa, a la vez que se acerca paso a paso al concepto ferico de la edad adulta. Ser Bautizado en una Corte no consiste simplemente en adoptar como propia la ideologa de dicha Corte, sino tambin de rechazar de forma espiritual y simblica la de las otras tres.

    Durante tres estaciones, tradicionalmente las tres representadas por las Cortes que el hada est rechazando, el aspirante dirige su vida estrictamente de acuerdo con los cdigos de su Corte y con cualquier condicin que los seores de la zona le hayan impuesto. Tomemos como ejemplo un hada que aspire a unirse a la Corte del Invierno. Su Purificacin consistira en vivir de acuerdo con los modos de esta Corte durante las estaciones de la primavera, el ve-

    rano y el otoo, haciendo todo lo posible por llevar a cabo lo que se esperara de ella si verdaderamente fuese un miembro de pleno derecho de la misma. Esto podra consistir en tratar de forjar nuevos juramentos (aunque relativamente menores) que le resultasen tiles tras el Bautizo, trabajar para encontrar nuevos modos y mtodos de hacer ms fuerte la influencia de la Corte en cualquiera de los dos reinos, y cualquier otra forma sutil de hacer avanzar la agenda de la Corte. Estas acciones se veran influidas, desde luego, por los deseos de las hadas locales. Si el susodicho aspirante se presenta a la Corte del Invierno por una fortaleza predominantemente controlada por Militantes, las tareas que se le asignaran seran muydiferentes de las que le encomendaran en una plaza regida por Humanistas.

    Durante la Purificacin, el aspirante nunca se encontrar solo en sus viajes y abnegados esfuerzos. Se le asignar un maestro ritual que actuar como mentor y gua de la Corte. Las relaciones entre maes-tro y aspirante son generalmente muy emocionales, ya que el tutor est ayudando a forjar el destino espiritual de su alumno. Muchas de estas relaciones se mantienen a lo largo de toda la vida de las hadas, frecuentemente en forma de amor mutuo, confianza y amistad o en algunos casos, como enemigos irreconciliables.

    El NombramientoEl autntico ncleo del Bautizo viene justo despus de la Puri-

    ficacin. En esta fase, el maestro de ritos se habr reunido con el seor de la Corte que corresponda, y admitido al aspirante como una valiosa adquisicin entre las filas de la Estacin. Las relacio-nes personales entre el maestro ritual y su aspirante supuestamente resultan irrelevantes, aunque existan ciertos prejuicios y rencores. Idealmente, con independencia de lo que el maestro pueda sentir personalmente por su estudiante, si ste verdaderamente ha dado

    LA ConFesinLas confesiones dependen tanto de las ambiciones que el aspi-

    rante tenga en la Corte, como de su propia personalidad. Las Purifi-caciones del Invierno incluiran, por ejemplo, largos cantos fnebres en memoria de los amigos que podran haber sido salvados de las antorchas de la Inquisicin, o una corta diatriba contra las hadas de la Primavera de la zona, que culminase con una socarrona disculpa del aspirante por no haber conseguido matarlas a todas. Las confe-siones del Verano y el Otoo podran incluir disculpas a los rivales polticos y sociales del asentamiento, generalmente por tramas y pla-nes que fueron descubiertos durante su puesta en prctica. La confe-sin de un aspirante a la Primavera incluira muy probablemente la bsqueda de la absolucin de hechos previos en los que el aspirante tratase, de algn modo, de forma torpe con la humanidad.

    El objetivo que se esconde tras la Purificacin es que el aspirante pueda confesarse y buscar el perdn por cualquier asunto menor que cargue sobre su conciencia, o que, en otros casos, simplemente se encoja de hombros e ignore con sorna la oportunidad que se le brinda. Los aspirantes ms inteligentes generalmente se inclinan por un equilibrio entre estos dos extremos, admitiendo actos infantiles de rencor o insensatez, y otros ms recientes de pereza, malicia o traicin. Dado que la meta final-es ser perdonado por estos actos, la mayor parte de las hadas no se muestran reticentes a admitirlos.

  • Edad Oscura: Hadas26

    el primer paso de su camino con habilidad y dedicacin, el mentor estar obligado por su honor a pronunciarse en favor de su pupilo.

    En algunas Cortes, la tradicin obliga a que haya un buen nme-ro de maestros rituales, ya que muchos seores imponen un lmite sobre el nmero de aspirantes que una misma hada pueda Bautizar en una Corte durante un cierto periodo de tiempo. En alguno de los ms firmemente tradicionalistas dominios del Verano podra llegarse incluso a que un maestro ritual pueda Bautizar a un nico

    aspirante a la Corte cada cierto nmero de siglos. Obviamente sta resulta una posicin bastante extrema; pero muchos do-minios s actan sobre el principio de que a un maestro slo

    se le permite Bautizar a un hada cada cierto nmero de dcadas, como mucho. El rito es un acto sagrado, y su importancia nunca puede exagerarse, pero tampoco malgastar su valor en cualquier barato reclutamiento en masa sin sentido.

    El ritual del Nombramiento en s mismo es profundamente personal para las dos hadas que lo llevan a cabo, y los detalles

    pocas veces se comparten con los dems. Algunos son relativa-mente simples y claros, como la realizacin de ciertos juramentos

    a la Corte, y la mencin del propio linaje y los detalles del rbol genealgico, o de una reflexin sobre el lugar que ocupan las hadas en el mundo. Otros podran incluir el sacrificio ritual de un humano y la adivinacin del futuro a partir de sus entraas.

    El Nombramiento dura unos pocos segundos, pero el ritual en s libera el potencial mgico ms profundo, escondido dentro del alma del ferico, y as el aspirante comulga con el poder de la Corte. A veces, algo tan sencillo como un roce o una palabra mgica Bautiza al hada en su Corte, aunque est claro que el rito no termina ah. Es bastante habitual que se pase la mayor parte

    del tiempo del Nombramiento Desatando de forma furiosa, activando y gastando as energa mgica sobre todo lo que se encuentra en el rea.

    En el momento en el que el hada se desploma de extenuacin, el maestro ritual la bendice con un sello mstico pintado sobre su piel.

    Este smbolo representa el nombre de Corte del hada, un nombre que nunca se compartir con los miembros de otras Cortes Estacionales.

    Si el maestro ritual no usa su propia sangre en esta parte del rito, el Bautizo fracasar completamente. Pero si el aspirante se

    bendice con el smbolo de su nombre escrito con la sangre de su maestro, entonces el Nombramiento se completa y slo resta el tercer y ltimo paso.En este punto, el hada ya es miembro de la Corte. El ltimo paso del camino del Bautizo permite al ya no aspirante probar que es un miembro de pleno derecho.

    La AceptacinLa ltima fase del ao transcurre va sin la orientacin del

    maestro. Durante esta estacin la favorecida por la Corte el recin Bautizado pasa el tiempo con los otros miembros de su grupo, acompandoles en sus tareas, misiones y actividades. La es a veces denominada de forma despectiva con el trmino Tiempo de Aprendiz, aludiendo al hecho de que algunos fericos durante este periodo son sencillamente explotados como mano de obra barata.

    En realidad, la Aceptacin refleja la llegada de la edad adulta, el estatus y el poder al final del Bautizo. Muchas veces es una oportunidad de estudiar bajo la tutela de diversos maestros y nobles de la Corte, ayudndoles en

  • captulO unO 27

    sus respectivos esfuerzos y aprendiendo a la ve- valiosas lecciones y forjando importantes contactos para el futuro. En realidad, abun-dan los rumores de hadas recientemente Bautizadas a las que se les