Durand, Gilbert - Exploración de lo imaginal

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  • 7/30/2019 Durand, Gilbert - Exploracin de lo imaginal

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    Exploracin de lo imaginalpor GILBERT DURAND

    (Spring 1971, incluido en Working with Images, Spring 2000)

    traducido por Enrique Eskenazi

    "En una poca en que el hombre ha puesto pie en la luna, gracias auna hazaa triunfal de la tecnologa, parecera paradjico que alguiendeseara recrearse en el anticuado reino del ensueo. Disipemos tales

    errores desde el comienzo: comparados con los pocos hombres quede hecho han aterrizado en la superficie gris y polvorienta de la luna,son incontables los que han hecho "viajes en sueos" de la tierra a laluna a lo largo de los milenios, viajes que han acompaado,sumergido y amplificado la narracin ms bien pobre de losastronautas. Podra incluso decirse que precisamente porque la lunaha originado sueos siempre recurrentes a lo largo de los siglos, lastecnocracias de nuestro tiempo han puesto en movimiento laestupenda maquinaria que ha hecho posible alcanzar la luna en juliode 1969.Tomar nuestros deseos por realidades objetivas, es decir, confundir ladimensin mtica con la utilitaria, constituye una de las grandesmistificaciones de nuestro tiempo- tan preocupado endesmitologizarlo todo. La enfermedad bsica de la que puede estarmuriendo nuestra cultura es la minimizacin por parte del hombre delas imgenes y los mitos, as como su fe en una civilizacinpositivista, racionalista, asptica. En el mismo momento en que -junto

    con el fracaso del simbolismo, el principio teortico que subyace atodas las mitologas- el hombre Occidental proclam que "Dios hamuerto", tambin "so" el nacimiento extravagante de unsuperhombre planetario, democrtico e igualitario, capaz decondensar todas las teologas y metafsicas en una forma radiante depositivismo -un superhombre capaz de reducir incluso estepositivismo al ritmo regular y desapasionado del pensamientoinformatizado.

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    Empero la venganza de los Dioses no demor en llegar. Detrs de lafachada hipcrita de la iconoclasia oficial, las imgenes alzaron sus

    cabezas en profusin el mito clandestino comenz a proliferar.Paradjicamente, la tecnologa proporcion una especie de extensinpictrica para el mundo imaginal de nuestros antepasados. Lejos dehacer trizas las imgenes del cuento oralmente transmitido, de lasaga re-citada incontables ocasiones, el descubrimiento del arte de laimprenta ofreci una dimensin adicional. Como lo dijo Bachelard, laimagen escrita, literaria se aadi a lo que una vez fue slo un merointercambio de palabras. Con el arte de la imprenta lo imaginal sevolvi un bien que poda emplearse, es decir, puso los cimientos para

    la forma moderna de expresin potica.

    Cmo apreciar el desarrollo subsiguiente de los siglos XIX y XX?Como resultado de la expansin "fantstica" de los medios impresos,y ms tarde del progreso tecnolgico en la reproduccin iconogrfica-el desarrollo de la fotografa y sus derivados en instantneas o enanimacin- la imagen una vez ms se volvi vital para la transmisinde ideas. Expresando algo de ansiedad, los antroplogos, los

    psiclogos y los socilogos por igual han acusado a nuestracivilizacin de ser una "civilizacin de la imagen visual" (1)

    En la segunda mitad del s. XX, la tarea de estudiar lo imaginal seconfi a las disciplinas de la antropologa. Hace cincuenta aos Jamesdijo que lo inconsciente fue el mayor descubrimiento del siglo XX.Ahora podramos decir que los contenidos de las imgenesinconscientes ser el campo de exploracin ms importante para elsiglo XXI. Con vistas a este fin, no hay duda de que la obra de Freud

    ha sido un paso decisivo, aunque muy limitado, que pronto necesitlas amplificaciones adleriana y junguiana. El psicoanlisis result enparte de todo un movimiento dedicado a la rehabilitacin de loimaginal por medio de un estudio sistemtico de la imagen y de lasmodalidades de la imaginacin. Este movimiento no fue sino la granrevolucin romntica, el tremendo esfuerzo hecho por los romnticospara la restauracin de lo imaginal, un esfuerzo que reson como ungrito de protesta en el alba de los siglos de hierro de tecnocracia y

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    ciberntica. Para calibrar la amplitud de este movimiento esindispensable considerarlo tanto en trminos de lo que intent evitar

    y en trminos de lo que descart como fuente de futura corrupcin yalienacin. Podra ser til recordar que la devaluacin clsica de loimaginal, desde Aristteles a los cartesianos, se relaciona con sudevaluacin del alma. Acaso sera mejor decir que el alma se reduceuna racionalidad intercambiable que alienta la unicidad creativa, elvalor ontolgico, a favor de un poder indefinido de comunicar. Laintercomunicacin se volvi el valor de cambio por el cual el artistaindulge en copulae dramticas, empaando la situacin por medio dela lgica, reduciendo el alma a un menguante estado fantasmal,

    donde no es sino cogito, un "organon" o un "mtodo" queanmicamente funcional. La razn por la que el clasicismo desdeAristteles a Descartes slo fue una forma de pseudo-espiritualismo,un espiritualismo de tipo fantasmal, es que neg la realidad concretadel alma al separar la forma de la materia, y con ello al alma reflexivadel cuerpo. Ya leamos a Aristteles o San Anselmo, Santo Toms oDescarte, la mente (el alma) siempre se concibe de acuerdo con lasmodalidades de la experiencia objetiva: res cogitans se concibe de

    acuerdo con el mtodo de res extensa.Aqu reside la alienacin fundamental, el desastre antropolgico, quetodos los romnticos -poetas, polticos, novelistas e historiadores porigual- denunciaron con el mismo vigor. Henry Corbin (2) atribuye estedesastre, sobre el cual la metafsica Occidental naufraga desde elcomienzo mismo, a Averroes y al averroismo latino, que dio origendirectamente al tomismo aristotlico (3), es decir, al momento en quela filosofa occidental, con el apoyo de las enseanzas autoritarias de

    la Iglesia Catlica Romana, repudi la teora de Platn y de Avicenade un intellectus agens. Como resultado, la inspiracin proftica yteosfica, la apertura misma del alma, tuvo que dar paso a unamente humana que no era sino una herramienta, un organon o unmtodo para adaptarse al mundo material, o -como lo dijo Bergson,ese romntico tardo- "al mundo de los slidos". Desde entonces elalma humana se volvi hacia la experiencia causal y la razn. Lapsique se redujo a percepcin y razonamiento, mientras que la

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    memoria y la imaginacin se abandonaron como pertenecientes a laprehistoria del mtodo. Todas las fuentes de inspiracin proftica se

    volvieron sospechosas: fueron etiquetadas como herticas a los ojosde la ortodoxia racionalista occidental. Porque eran puro contenido,porque proponan el escndalo del concretismo espiritual, tanto laimaginacin como la memoria fueron confinadas al reino de losuperfluo, de la incoherencia, de la locura o la parcialidad, tanvigorosamente rechazado por los cartesianos. Imagen y mito noconstituan sino la "basura" (4) del discurso racional.

    Desde el romanticismo (5) sin embargo hemos presenciado un

    esfuerzo gigantesco para re-establecer la imagen. Al mismo tiempose hicieron intentos para recuperar el principio espiritual concreto, elalma, como distinto del principio de razn "de pequeo cambio". En elcurso del siglo XVIII, la marea del racionalismo gradualmentemengu, conduciendo eventualmente -va Hume, Rousseau y Kant- ala sustitucin del razonamiento experimental por la sensibilidademocional. La consciencia clsica, por supuesto, fue desgarrada: lapura razn fue mutilada, relegada a la tarea de la rutinaria

    experimentacin con cosas utilitarias y al intercambio de informacin.En su Crtica del Juicio Kant sustent un futuro para una realidadespiritual creativa, que por su acto mismo hua de las antinomias dela razn. Empero fueron los puestos, los exploradores directos de larealidad espiritual nuevamente encontrada, lo que al comienzos del s.XIX dieron los mayores pasos hacia el redescubrimiento de estemundus imaginalis. Adems el romanticismo era una gnosis opuestaa la marea agnstica del clasicismo, que haba separado el reino de lafe del reino del conocimiento. La alienacin siempre es agnstica;

    opera en detrimento del conocimiento; la filosofa racionalista no erasino la sierva (transformada progresivamente en ama agnstica) de lateologa.

    Con los poetas romnticos la exploracin de lo imaginal se volvi uncampo real de conocimiento, mientras que la conciencia de"sobrenaturalismo" se volvi en s misma una fuente de revelacin.Aqu est el corazn de la gran revolucin romntica. Despus del

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    largo periodo de positivismo y formalismo aristotlico, unareminiscencia platnica imprevistamente asumi significacin: la

    teologa se volvi teosofa y se internaliz en la bsqueda potica.Con la repentina devaluacin de las enseanzas eclesisticas yescolsticas, el mito helnico de la Musa fue revivido; y aquello quemedio siglo antes haba hallado expresin en la rebelin de Rousseaucontra los enciclopedistas en nombre de aquellas cosas garantizadaspor naturaleza -de hecho el indestructible derecho de cada alma- fueafirmado por os poetas romnticos Holderlin, Novalis, Carus, Ritter yColeridge como un estado y un derecho conferido por una sobre-naturaleza. Las teoras elaboradas por los poetas se usaron para

    exploraciones poticas. As, casi un siglo antes de Freud, Schubert (6)puso los fundamentos para el significado de los sueos, mientrasColeridge (7) disoci la imaginacin creativa -el verdadero "imaginer",para usar una de las expresiones de Corbin- de la simple siervareproductiva de la percepcin, la mera dispersin de la fantasa. Conesta concepcin Coleridge anticip la teora junguiana delinconsciente colectivo, el depsito de recuerdos de la psique humana.

    A pesar de los mritos de un libro que revela plenamente el intersdel siglo en los sueos, no nos satisfara volvernos a Hervey de Saint-Denis (8) para hallar un equivalente francs a Novalis o Coleridge,sino a ese gran explorador, Gerard de Nerval, Gracias a l, la imagenadquiri profundidad ontolgica. En efecto, hasta el desarrollo de lacontempornea psicologa profunda y terapia de sueos, nadie iguala Nerval en cuanto a penetracin de lo imaginal. Recordemos lafamosa frase inaugural deAurelia:"Los sueos son como otra vida. No sin temblor abr aquellas puertas

    de cuerno y marfil, que nos separan del mundo invisible. Los primerosinstantes el sueo son la imagen de la muerte..."

    Aqu abandonamos el campo de la exploracin menor, a la que noshan acostumbrado aquellos como Maury, Hildebrandt, Binz y mstarde Foucault, Dumas, Bergson e incluso Freud. Para Freud el sueoera una facultad revalorizada, sin duda, pero slo una entre variasotras. Con Nerval y Baudelaire, y ms tarde Rimbaud, Novalis yHolderlin, un Nuevo Mundo se nos abra para ser explorado, un

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    mundo ms all de las puertas de "cuerno y marfil", una quepertenece a la espiritualidad especfica de la sinrazn. La asimilacininicial de sueos y muerte enAurelia encarnaba la certeza gnstica.Segn ella, la espiritualidad no es de este mundo; no pertenece almundo burgus de Daumier, de los "haberes" y de JosephPrud'homme. El alma, por el contrario, est hecha para otro mundo o,en trminos kantianos, para un mundo ms all del fenomenal. Laimaginacin es por lo tanto la posibilidad de experimentar lonoumnico, y lo imaginal es el Nuevo Mundo que permite larevivificacin de esta gnosis.

    Las investigaciones sobre los sueos nos muestra que aqu sonabolidas las famosas "formas a priori de la intuicin sensible", queproporcionan el molde necesario para toda experiencia de vigilia:"Despus de pocos minutos de somnolencia, comienza una nuevavida, una desprovista de la nocin de tiempo y espacio eindudablemente semejante a esa que nos aguarda despus de lamuerte. Quin sabe, puede haber una relacin entre las dos formasde existencia y el alma puede ser capaz de establecerla ahoramismo" (9)

    En primer lugar los sueos, y todas las "imgenes activas" comodiramos, derogan las limitaciones espaciales, preservando slo lalibertad de extensin: la imgenes activas son ambiguas -toda unaescuela literaria anglosajona se dedic a estudiar el estrato de estaambigedad (10)- y son ubicuas. En los sueos, el aqu es cualquiersitio, los lugares son amplificados, perdiendo tanto su contexto

    geogrfico como geomtrico.Ms que nada, el tiempo (se est casi tentado de decir el tempo) dela imagen activa elude los antecedentes causales, mezclando elxtasis del tiempo (pasado-presente-futuro) en una "duracin pura"concreta, como ms tarde sealara Bergson (11). La memoria dejade ser restauracin, repeticin y mimesis, deviniendo en cambioreminiscencia creativa (anamnesis) y, sobre todo, creadora de smismo. Mediante esta exploracin concreta del romanticismo,redescubrimos el verdadero Platonismo, desvestido de sus adornos

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    aristotlicos y racionalistas, un Platonismo que pone el acento enintelligentia agens, que no es sino la inspiracin, la Musa tan queridapara los corazones de nuestros romnticos.Si furamos an ms profundo en esta ruptura de la cronicidadrevelada por las imgenes activas, encontraramos en el efecto de lareminiscencia los prolegmenos a una filosofa del Eterno Retorno,esto es, la indestructibilidad e la creatividad, la sustancia misma delalma. As, Nerval, meditando sobre el Faust de Goethe, anticip tantoa Nietzsche como Jung al decir:

    "Sera reconfortante creer que nada que haya tocado la inteligenciase ha perdido y que la eternidad preserva un tipo de HISTORIAUNIVERSAL (esta expresin es tan Junguiana antes de su tiempo quequisimos acentuarla) que puede ser percibida por el ojo del almacomo un divino sincronismo, inicindonos acaso algn da en laciencia de aquellos que puede captar con una mirada todo el futuro ytodo el pasado" (12)

    Como ms tarde descubrieron laboriosamente los asociacionistas, las

    imgenes tienen muchos modos ms de establecer relaciones que losconceptos; a las cuatro causas de Aristteles la imagen aade todo lagama de sincronicidades, relaciones espaciales, relaciones debidas alas mltiples manifestaciones de color, forma y consonancia. Laimagen tiene una lgica especfica propia, que requiere un abandonocompleto del principio de identidad as como de sus famososcorolarios: no contradiccin y tercero excluido. Habiendo abolido lacronologa del tiempo y la tridimensionalidad del espacio, la imagen

    no est limitada por el pensamiento linear y las secuencias lgicasbivalentes. Se relaciona sobre la base de analogas, o mejor dicho, de"homologas", usando el completo arsenal de la retrica- tanto msvasto que el de la lgica: litotes, hipotiposis, catachresis, etc. (13) . Laambigedad del smbolo significa ante todo que no hay eleccin, quea imagen simblica compele el reconocimiento como un resultado desu presencia lgica, existencial. Gerard experimenta con fuerza lamultiplicacin y, a la vez, la concentracin del s, que primeroduplicado, luego se multiplica indefinidamente. El Conde de Saint-

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    Germain experiment esta prdida de identidad as: "Me parecapercibir una cadena ininterrumpida de hombres y mujeres, en loscuales yo estaba y que yo era" (14).

    #Aqu, el espacio fenomnico es abolido y reemplazado por laextensin -es decir, una representacin concreta- donde los estadosde disociacin, multiplicacin y concentracin concretizan laubicuidad del yo y de los valores que le pertenecen. El tiempoinvolucrado en esta experiencia tambin difiere radicalmente deltiempo del reloj, en tanto el anacronismo del sueo, la experiencia de

    re-vivir y "re-cordar", debilita las exigencias del viejo Chronos.Todo esto resulta no slo en la famosa desorientacin de los sentidos,o las correspondencias bien conocidas reconocidas por los poetas,sino tambin en la total subversin de la lgica racionalista. En esteuniverso sincrnico, del cual son tpicos el eterno retorno y laredundancia del cuento imaginario (15), ya no operan la causalidadlinear y el determinismo basados en la identidad y la nocontradiccin, sumergidos como estn por la marea de relacionesambiguas; el hilo del discurso est atrapado en la massa sincrnicade significados. Mediante la exploracin potica de lo imaginal, elromanticismo descubri un modo de ser que no es ni parte del mundode los fenmenos, sometido a la razn pura, ni es parte del "sujetotrascendental", que piensa el mundo y constituye este mundo para elpensamiento, ni es capaz de huir de esta condicin esencial dereflejo, salvo por el furor absurdo de la fragmentacin existencialista.Ms all del yo trascendental, ms all del yo fragmentado por laexistencia, ms all del mundo de los fenmenos, se revela otra

    modalidad del ser: la modalidad del mundos imaginalis, esa redgigante, tejida por los sueos los deseos de las especies, en el que laspequeas realidades de la vida cotidiana estn atrapadas a pesar des mismas.

    Va surrealismo esta exploracin se extiende hasta la poticacontempornea. Sin negar el genio de Freud, debiera emperoreconocerse que este experimento fue continuado sin tomarle encuenta. En comparacin con las exploraciones contemporneas de lo

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    imaginal, Freud desempe el rol que en el siglo XIX jug Hervey deSaint-Denis o los psiclogos: fue el popularizador y codificado,

    reduciendo la exploracin de los poetas al niel de la epistemologamecanicista de ese tiempo. La exploracin de un mundo profundo,comenzada por Nerval, Arnim o Holderlin y llevada a cabo por Bretony sus sucesores, tena que salirse del Freudismo. Pues pese a susgrandes mritos, la interpretacin freudiana, como seal Ricoeur(16), representa los tmidos ensayos de hermenutica de un mdicoviens. Freud no dio a la imagen el intrpido status que los poetas eincluso Nietzsche le confirieron. Para Freud la imagen no era sinosntoma de otra cosa, lo que reduca nuevamente lo imaginal a un

    modo de ser ajeno a su naturaleza y estructura (17). No fue hastaJung y Bachelard que lo imaginal fue reconocido como real.

    Con todo el vigor romntico necesario, Jung asumi la investigacindel mundo profundamente individualizador que encontramos ensueos y smbolos. Repudiando el sueo como una forma de simpledesinters, Bergson (18) contempl este mundo desde lejos como untierra prometida confusa. Empero nunca entr en ella, dejando as las

    muertas -hechas ni de marfil ni de cuerno- abierta para losexistencialistas, estos neo-clasicistas desesperados, abasteciendo alos gustos nihilistas de nuestros tiempos. Gracias a su conocimientode etnologa de filosofa tradicional, Jung entendi el significadoespiritual de este mundo ms profundo. A la vez, Gaston Bachelardproporcion la base epistemolgica para disear un estatuto de lopotico como opuesto a la mente positivista.

    En otra parte hemos descrito la extraa aventura espiritual de Gaston

    Bachelard (19), qumico francs y autor de "La Formacin del EsprituCientfico". Inicialmente se propuso demostrar la inanidad einofensividad de los residuos irracionales, usando el ejemplodramtico del simbolismo del fuego (20). Empero, sometido a unaespecie de conversin potica, se dio cuenta de la coherencia yrealidad potica de la imaginera mental.A partir de este momento, Bachelard procedi a restablecer laimportancia tanto del ensueo como del soador, ubicndolos en un

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    nivel igual al del enfoque cientfico. Demostr que los filsofos denuestro da debieran mostrar la misma devocin a los dos intereses

    polares del intelecto: ciencia y poesa. La vaga forma de intuicin, queBergson us como un anttesis a la "ciencia" (es decir, el pensamientoracional), fue definida por Bachelard como "potica" y estudiadacomo tal. El epistemlogo semi-convertido dedic entonces una parteimportante de su exploracin al ensueo literario. Usando la matriz delos cuatro "elementos", Bachelard lleg a descubrir que, a diferenciadel funcionamiento estril de la metodologa cientfica, las imgenesson materia dinmica derivada de nuestra participacin activa en elmundo y constituyen la "carne" espiritual, la florescencia de lo que

    ms profundamente sentido y expresado por el hombre en su yo msinterno. Y finalmente, sus ltimos escritos ms sincrticos Potica delEnsueo y Potica del Espacio, en los que continu los resultados desu investigacin publicada en El Aire y los Sueos, Bachelard iba ahacer el importante descubrimiento, que constituy la base de mispropias investigaciones, de que la imaginacin es el producto defuerzas imaginativas, que el denominador comn de todaconstruccin imaginal es "verbal" (dinmico) ms que "substantivo"

    (esttico) o incluso "calificativo" (descriptivo).El principal mrito de Bachelard fue tener el coraje -l, un profesor defilosofa de la ciencia en la Sorbona- de erigir la imaginacin potica aun nivel igual en importancia con el conocimiento cientfico. Entiempos recientes el pensamiento filosfica ha tendido a oscilar entreel existencialismo, con su actitud negativa hacia la ciencia as comocon su alienacin de la potica, por un lado, y el estructuralismoformalista, que intilmente intent reducir el estudio del hombre, la

    antropologa, al formalismo de las ciencias y la materia, por el otro.Bachelard, empero, mostr ingenuamente que haba un tercerenfoque. Era lo mismo que haba sido afirmado tan brillantemente porlos poetas romnticos: el sendero real de la imaginacin creativa. Espor supuesto verdad que Bachelard, a diferencia de algunossurrealistas, nunca abandon completamente sus actitudespositivistas (21). Sigue siendo cierto sin embargo que el estudio deBachelard de la poesa constituye el bagaje ms slido para

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    cualquiera que desee embarcarse en algunas exploraciones de mayoralcance de lo imaginal.

    Finalmente, empero, fue Jung el que gana el mayor mrito con subsqueda e investigacin de lo imaginal en su autobiografa (22), ensu bsqueda de verdades imaginales fuer de nuestra propiacivilizacin, en su investigacin clnica. La devocin dual de Jung alreino de la poesa y al psicoanlisis le hicieron en un sentido elcontinuador de Freud. En otro, por supuesto, tambin le apart, entanto ubic su psicologa profundamente en un nivel totalmentedistinto al del psicoanlisis.

    Recogiendo la experimentacin adonde la haban dejado losromnticos, Jung insisti en la finalidad del simbolismo expresado enimgenes del sueo. Para l la imagen no simplemente una grabacinde algo que ha ocurrido antes, una reproduccin, sino ms bien unplan, un diseo. Freud redujo el significado de los sueos a unapantalla sintomtica simplista, tramada por las limitaciones limitadasde la libido. Jung, por otra parte, atribuy un valor intrnseco a la

    opulencia polimorfa de imgenes onricas. Esta florescencia deimgenes es incluso ms que un diseo; es el trabajo ambiguo defiligrana del destino. Adems, Jung como los romnticos, insisti enun enfoque gentico a la exploracin de las imgenes onricas. Elalma del sueo no es slo una forma de prospeccin individual, sinoque es arcaica. Ms que la expresin de un destino individualizador,es la recoleccin del destino ancestral de la especie entera. A estafuncin radical de ciertas imgenes (las imgenes primordiales oarquetpica) Jung le dio el muy discutible nombre de "inconsciente

    colectivo".

    Puede imaginarse fcilmente el lmite al que la investigacinjunguiana del mundo de imgenes fue una fuente terrible deembarazo para el cientificismo occidental e incluso para la blandacautela de los freudianos. Como resultado del trabajo de Jung, labuena consciencia del psicologismo clsico, cuestionadaprimeramente por los poetas romnticos, fue subvertida hasta un

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    punto sin retorno. No slo se afirm lo imaginal en un nivel surreal,sino que para empeorar las cosas, result tener un propsito til, una

    necesidad escatolgica. Jung sacudi la filosofa tradicional deoccidente en sus mismos fundamentos. Los surrealistas fueron losprimeros en intentar una rehabilitacin filosfica de Lautreamont,Arnim, Nietsche, Sade, Arcimboldo, Meryon, Bresdid y todos aquellosdescartados por la buena ciencia de los racionalistas. Con Jung, comocon Bachelard, la alquimia retom su lugar entre las filosofas. ConJung Goethe reemplaz a Hume, Paracelso a Descartes, y Boehme aGalileo. Comenzamos a ver el bosquejo de una anti-historia de lafilosofa, acerca de lo cual mucho podra escribirse: sera la historia de

    todas las oportunidades perdidas por Occidente y, en particular, laoportunidad de permanecer femenino, que tanto lament Levi-Strausscomo una prdida de nuestra cultura.

    Gracias a Bachelard y a Jung, se estableci un lao entre las obras dela imaginacin -la literatura y las artes- y las manifestacionespsquicas de lo imaginal. A diferencia de la reduccin de Freud de lacultura a una mera mala aventura de la libido, en Bachelard y Jung

    tenemos un enfoque no slo unidireccional sino de doble va.Supusieron que la cultura y sus obras a la vez inspiran y guan lasvisones de deseo, sin censurarlas ni mutilarlas necesariamente (23).La exploracin del arte tom nuevas dimensiones: las obras de arteya no se consideraron meras expresiones subjetivas de laslimitaciones del deseo y sus proyecciones sublimadas, sino que se lesatribuy una funcin gentica y socialmente compensatoria. Lasobras de arte son la gua, la anti-fatalidad (segn Malraux), que da ala sociedad humana la posibilidad de compensar las necesidades

    urgentes de su destino socio-histrico.

    Con la total subversin del modo de pensar occidental tpicamenteiconoclasta, se estableci una relacin entre la filosofa del mundusimaginalis y las tradiciones que eran no-Occidentales y no merosreflejos de la razn. El sincronismo bachelardiano o junguiano fue elproducto de la anti-historia, una forma de existencia humana que semanifiesta obstinadamente, a pesar de y en contra la historia delprogreso tecnolgico o la sucesin de acontecimientos polticos.

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    Similarmente, la ruptura con los hbitos culturales de la filosofaoccidental result en la introduccin de la filosofa oriental-entendiendo por Oriente aqu aquello que esta en discrepancia conOccidente.

    No es raro que, al igual que Jung, Nerval -al modo tpico de tantospintores, poetas msicos romnticos- partiera hacia "Oriente" enbusca de confirmacin cultural de ciertas experiencias psquicas. Enlos escritos de Nerval la insuficiencia mortal de la pseudo-espiritualidad occidental era un leitmotiv para su bsqueda inicitica;

    sus Voyages en Orient y Notes de Voyage iban a la par con susensayos en Illumins et Illuminisme as como con sus cuentos deiniciacin, tales como "L'Histoire de la Reine du Matin et de Soliman".La asociacin de Nerval con la Francmasonera, cuyas filiacionesorientales y templaras son bien conocidas, indica que el defensor delsueo, el autor de Aurelia, buscaba un paliativo filosfico fuera delcristianismo. Pues los intentos esotricos occidentales ocultaban lasverdaderas realidades espirituales.

    Debiramos reflexionar sobre la moda del exotismo, que comenz enel siglo XVII y que se vuelve cada vez ms popular. Es fcil hablar delos "resultados" de las conquistas coloniales. Pero el curso marcadopor los Persas imaginativos y los Hurones del siglo XVIII y elZarathustra del s. XIX no pueden reducirse a un mero epifenmenode la historia poltico-econmica. El mundo japons descubierto porVan Gogh en Arles era infinitamente ms profundo que el descubiertopor Loti. La egiptomana expresada en La Flauta Mgica y en las

    logias martinistas precedieron y prologaron las campaas deNapolen en Egipto y el estilo Imperio. Las miserias del alma puedenllevarnos tan lejos como cualquier medio de transporte tecnolgico.

    Los muchos viajes de Jung a Africa del Norte, Kenya, Uganda, India osu visita a los indios Pueblo fueron diseados, como aquellos de suspredecesores romnticos y etnlogos contemporneos, a fin deobtener "confirmacin" antropolgica de las verdades que habahallado cuando exploraba la imaginacin de la gente de Zurich y

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    alrededores. Para su propia sorpresa, el pare de la psicologaprofunda descubri que las construcciones ms ntimas, ms

    predestinadas de los sueos de los occidentales ignorantes, eranmaterial y estructuralmente comparables a las de los mitos y ritosIndios y Tibetanos. De modo semejante, al final de la ltima bsquedainterior deAurelia, despus de haber abierto y asado ms all de "losportales de cuerno y marfil", Nerval pudo comparar su penetracin enlas profundidades del yo con los ritos de iniciacin que habaobservado en el curso de sus viajes al Oriente geogrfico:"Sin embargo, me siento satisfecho con las convicciones que obtuve yslo pueden asimilar las pruebas por las que tuve que pasar con lo

    que nuestras antepasados hubieran llamado un descenso alInfierno" (24)

    Los relatos de Nerval y de Jung de sus peregrinajes al Este, su retornoa la fuente, son prueba clara del papel importante que jug laetnologa y el Orientalismo en la exploracin de lo imaginal durante elsiglo pasado. A diferencia de la nuestra, otras culturas tenan lo queLevi-Strauss tan adecuadamente llam "el privilegio de permanecer

    femenina" (o mejor dicho, el privilegio de la androginia), de nodescuidar la gua femenina de la imaginacin, la Sophia creativa.

    En esta conexin, es til recordar dos antologas publicadas en losltimos aos: Les Songes et leur Interpretation, y Le Rve et lesSociets Humaines (25). Estos volmenes demuestran el valor quetodas las culturas no-Occidentales atribuan a la experiencia de laimaginacin pura, es decir, los sueos. Reconocieron en los sueos lamanifestacin autntica del yo ms espiritual del hombre. Estos

    volmenes presentan historias de civilizaciones que van ms all denuestra pequea historia fustica de los ltimos mil aos y describenla historia del hombre en el espacio etnolgico- el espacio del hombretal como realmente es, del individuo que est ms all de la ilusinOccidental de representar la Civilizacin.

    Del inmenso repertorio de etnologa, podemos recoger innumerablesejemplos, amplificando y describiendo claramente los

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    despus de la muerte;"Dios recibir las almas en el momento de sumuerte, y aqullos que no estn muertos, durante su sueo..." (Corn

    34:42; ver 42:50-51)Empero, el aspecto ms importante de la tradicin fantasmolgica enIslam no fue conectar los sueos con una visin proftica o unaprediccin (una prctica perfectamente usual en las sociedades no-Occidentales), sino en valorar eso otro mundo revelado por lossueos, smbolos y visiones. Para la filosofa Occidental y cristiana,hay un vaco entre la mente y el cuerpo, la mente yendo slo tan lejoscomo la extensin corporal, y ms all de eso desvanecindose en

    aire, como si derretida por el mtodo limitado del positivismo. Encontraste, para el Oriente islmico, as como para el tantrismo, hay unmundo intermedio (barzakh), el Alam al-Mithal, el mundus imaginalis,cuya imaginacin constituye un exploracin.

    Los exploradores y tericos de este mundus imaginalis hallaron susrepresentantes ms brillantes en el gran Avicena (m. 1037),Sohraward (m. 1191), Ibn 'Arabi (m.1240) y Molla Sadra. Todosbucearon en el mundo de la imagen, este mundo intermediario que elpre-romanticismo kantiano slo comenz a sospechar siete siglos mstarde. Es el mundo donde las ideas, es decir, las puras formasespirituales del platonismo (los esquemas dinmicos, como lo diranlos psiclogos modernos) estn de hecho incorporados, dondeasumen forma simblica o "cuerpo" y polarizan el deseo. Aqu loscuerpos, es decir, los objetos del mundo tangible, se espiritualizan,adquiriendo significado y extendiendo el deseo hacia sus horizontessemnticos y escatolgicos.

    Como el mi'raj (ascenso) ejemplar del Profeta, las visiones y losdueos dan acceso directo al mundo del significado, es decir, la unindel significante con lo significado. El gran estudioso de la literatura yel pensamiento visionario islmico, Henry Corbin, indic que el mundode imgenes es muy real; retiene las manifestaciones ricas y diversasdel mundo tangible, tal como los sueos de Nerval. A la vez, estnapartados del mundo del tiempo fijo y de las limitaciones del espacio."La existencia de este mundo presupone la capacidad de poder

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    trascender el espacio tangible sin abandonar la extensin".Recordando la experiencia onrica de Nerval as como la intuicin de

    Bergson (aunque no llegara al final!) podramos incluso aadir: unopuede trascender el tiempo sin abandonar la individuacin de laduracin concreta, es decir, la concentracin anticipadora, comoresultado de lo cual el individuo se define por medio de un super-cogito, como constituyendo una presencia suficiente aunque no-esencial para s mismo.Y en la misma manera en que los romnticos, los surrealistas y lospsiclogos profundos redescubrieron la experiencia espiritualconcreta mediante la imagen, los pensadores Chitas y los Sufis

    desarrollaron una teora de la "imaginacin creativa" cuyo alcance,precisin y profundidad sobrepasaban cualquier cosa descubierta enOccidente. La imaginacin, la reina de las facultades, fue demostraday experimentada. Su investigacin en visiones no perceptuales,sueos, ensueos, epifanas simblicas, nos permite alcanzar yvisualizaron nivel de verdad que es inaccesible al camino de la razno al impacto utilitario de las percepciones tangibles.

    Sobre la base de la inestimable contribucin hecha por lainvestigacin "oriental" en lo imaginal y en la psicologa profunda, nosencontramos en un curso de exploracin que da clara preeminencia alo imaginal, excluyendo su reduccin a los senderos trillados delracionalismo y del perceptivismo clsicos. Antropolgicamente, nosvemos obligados a tomar en cuenta lo que los autores islmicosllamaran la confluencia o armona de los dos enfoques exploratorios;el enfoque Sophianico del Oriente y el ms reciente y ms didcticode una cultura Occidental que ha sido de-mistificado despus de mil

    aos de estrechez de miras alienante. Esta estrechez de visin, que"cuando alguien apunta a la luna ve slo la punta del dedo", y laactitud intelectual mutilada, degradada, del racionalismo estrecho ydel historicismo simplista -estos puntos negros frustrantes del genioOccidental- han sido derribados por la exgesis exploratoria de loimaginal.

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    Notas

    (1) R. Huyghe, L'Art et l'me, Paris, 1960(2) H. Corbin, Avicenne et le rcit visionnaire, 2 vol. Paris-Teheran, 1964. Haytrad. castellana:Avicena y el relato visionario(3) E. Gilson, La Philosophie au Moyen Age, Paris, 1962. Hay trad.castellana: La Filosofa en la Edad Media.(4) La expresin fue acuada por C. Levy-Strauss en La Pense sauvage,Paris, 1962(5) A. Beguin, L'me romantique et le rve, Paris, J. Corti, 1967(6) G. H. von Schubert, Symbolik der Traume, Berlin, 1812(7) P. Deschamps, La Formation de la pense de Coleridge, Paris, 1964(8) Hervey de Saint-Denis, Les Rves, les moyens de les diriger, Paris,reed:1964(9) G. de Nerval, Aurelia(10) P. Deschamps, La notion d'ambiguit.(11) H. Bergson, Matire et Memoire.

    (12) G. de Nerval, "Les deux Faust de Goethe"(13) G. Durand, Estructuras antropolgicas de lo imaginario, parte 3:Estructuras y figuras del estilo.(14) G. de Nerval, Cagliostro(15) Levy-Strauss escribi en L'Anthropologie structurale, Paris, 1958, que losmitos se caracterizan por la "redundancia". Gracias a esta "redundancia" esposible estudiar un cuento o una serie de cuentos temticamente.(16) P. Ricoeur, "Essai sur Freud", De l'interpretation, Paris, 1965(17) G. Durand, L'imagination symbolique, Paris, 1964(18) Bergson, L'Energie spirituelle.(19) G. Durand, L'Imagination symbolique, op. cit(20) G. Bachelard, Psicoanlisis del Fuego.(21) En esta diferenciacin bachelardiana podemos, empero, descubrir ladistincin tradicional hecha entre la fantasa puramente arbitraria, y laverdadera imaginacin creativa.(22) C. G. Jung, Recuerdos, Sueos, Pensamientos.(23) Esto no siempre ha sido logrado por el psico-criticismo de CharlesMauron, que est limitado por un punto de vista demasiado estrictamentefreudiano.

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    (24) Sources orientales, Paris, du Seuil, 1959(25) Preparados con la colaboracin de varios autores y editados por R.Caillois y G. E. von Grunebaum, Paris, 1967(26) Lama Anagarika Govinda, Les Fondements de la mystique thibetaine,Paris, 1960(27) Sobre la "espacializacin" del pensamiento islmico, ver F. Schuon,Comprendre l'Islam, Paris, 1962(28) Toufy Fahd, "Les songes et leur interpretation selon l'Islam", Les Songeset leur interpretation, op. cit. Ver tambin L. Massignon, "Les Themesarchetypiques en onirocritique musulmane", Eranos Jahrbuch XII, Zurich,1945