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1 COLOQUIO CULTURA Y RELIGIOSIDAD POPULAR EN ARAGÓN La Iglesuela del Cid, 27 y 28 de octubre de 2007 Ponencias Alberto Serrano Dolader: “Aragón mágico. Leyendas y tradiciones aragonesas”. Manuel Benito Moliner: “Mitos y ritos de fertilidad: hipótesis de trabajo sobre una ruta musulmana al norte del Ebro”. Josefina Roma Riu: “Épica sagrada local: los Gozos en Sobrarbe”. Lucía Pérez García-Oliver: “El Dance y el ciclo festivo”. Comunicaciones. Primera sesión: Religiosidad popular en Aragón (coordina Ángel Gari Lacruz) Miguel Ángel Pallarés Jiménez: “El voto a San José de Tauste (1599) y la ermita de Santa Ana, en el Camino Jacobeo del Ebro”. Juan Ramón Bosch Ferrer, Juan José Nieto Callén: “Una aproximación a la piedad popular a través de los testamentos aragoneses de la Edad Moderna (Comarcas del Sobrarbe y Matarraña; S.XVI-XVII)”. José Luis Castán Esteban: “Aspectos de la religiosidad popular en la comunidad de Albarracín en los siglos XVII y XVIII”. Pablo Vidal: “Rituales sagrados en relación con el pastoreo y la trashumancia”. Nereida Muñoz Torrijos: “Creencias y supersticiones en la Comarca del Bajo Aragón-Caspe”. Vicente Chueca Yus: “Cultura popular y ciudad. El ejemplo de las creencias en el barrio del Rabal de Zaragoza”. Comunicaciones. Segunda sesión: Las fiestas en Aragón (fuego, música…) (coordina Fco. Javier Sáenz Guallar) Ángel Sancho Ramón: “Significados y capacidad de dinamización sociocultural de la fiesta de los Sanantones y la Encamisada (Estercuel)”. David Andrés Fernández: “La música litúrgica-popular monegrina en el s. XXI. Un breve estudio sobre la prelatura territorial de las parroquias de Tardienta, Torralba de Aragón y Valfonda de Santa Ana”. Àlvar Monferrer i Monfort: “Cantos litánicos en las romerías penitenciales”. Comunicaciones. Tercera sesión: Trabajos de Centros de Estudios locales Arturo Benítez Bartolomé (Centro de Estudios de La Iglesuela): “La ermita de Nuestra Señora la Virgen del Cid”. Alberto Iranzo Soler y Raquel Paricio Borrás (Centro de Estudios de Castellote): “El culto a la Virgen del Agua en Castellote”. Joaquín Campo (Centro de Estudios del Jiloca): “Religiosidad popular en la comarca del Jiloca a través de las publicaciones del Centro de Estudios”.

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COLOQUIO

CULTURA Y RELIGIOSIDAD POPULAR EN ARAGÓN

La Iglesuela del Cid, 27 y 28 de octubre de 2007 Ponencias

• Alberto Serrano Dolader: “Aragón mágico. Leyendas y tradiciones aragonesas”. • Manuel Benito Moliner: “Mitos y ritos de fertilidad: hipótesis de trabajo sobre

una ruta musulmana al norte del Ebro”. • Josefina Roma Riu: “Épica sagrada local: los Gozos en Sobrarbe”. • Lucía Pérez García-Oliver: “El Dance y el ciclo festivo”.

Comunicaciones. Primera sesión: Religiosidad popular en Aragón (coordina Ángel Gari Lacruz)

• Miguel Ángel Pallarés Jiménez: “El voto a San José de Tauste (1599) y la ermita de Santa Ana, en el Camino Jacobeo del Ebro”.

• Juan Ramón Bosch Ferrer, Juan José Nieto Callén: “Una aproximación a la piedad popular a través de los testamentos aragoneses de la Edad Moderna (Comarcas del Sobrarbe y Matarraña; S.XVI-XVII)”.

• José Luis Castán Esteban: “Aspectos de la religiosidad popular en la comunidad de Albarracín en los siglos XVII y XVIII”.

• Pablo Vidal: “Rituales sagrados en relación con el pastoreo y la trashumancia”. • Nereida Muñoz Torrijos: “Creencias y supersticiones en la Comarca del Bajo

Aragón-Caspe”. • Vicente Chueca Yus: “Cultura popular y ciudad. El ejemplo de las creencias en

el barrio del Rabal de Zaragoza”. Comunicaciones. Segunda sesión: Las fiestas en Aragón (fuego, música…) (coordina Fco. Javier Sáenz Guallar)

• Ángel Sancho Ramón: “Significados y capacidad de dinamización sociocultural de la fiesta de los Sanantones y la Encamisada (Estercuel)”.

• David Andrés Fernández: “La música litúrgica-popular monegrina en el s. XXI. Un breve estudio sobre la prelatura territorial de las parroquias de Tardienta, Torralba de Aragón y Valfonda de Santa Ana”.

• Àlvar Monferrer i Monfort: “Cantos litánicos en las romerías penitenciales”. Comunicaciones. Tercera sesión: Trabajos de Centros de Estudios locales

• Arturo Benítez Bartolomé (Centro de Estudios de La Iglesuela): “La ermita de Nuestra Señora la Virgen del Cid”.

• Alberto Iranzo Soler y Raquel Paricio Borrás (Centro de Estudios de Castellote): “El culto a la Virgen del Agua en Castellote”.

• Joaquín Campo (Centro de Estudios del Jiloca): “Religiosidad popular en la comarca del Jiloca a través de las publicaciones del Centro de Estudios”.

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Mesas redondas

• Música y religiosidad popular en la montaña mediterránea. o Modera: Fco. Javier Sáenz Guallar. o Intervienen: Carolina Ibor Monesma, Julià Pastor, Carles Pitarch

• El Patrimonio Local y la dinamización sociocultural.

o Modera: Víctor Guiu Aguilar o Intervienen: Centros de Estudios Locales de Alcorisa, Alcalá de la Selva

y La Iglesuela del Cid.

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PONENCIAS

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ARAGÓN MÁGICO. LEYENDAS Y TRADICIONES ARAGONESAS

Alberto Serrano Dolader Para empezar

• La niña que lloró en la Seo. ¿Todo hay que aprenderlo o se cree por ciencia infusa?

• Tradicional, sí, pero ¿desde cuándo? • Los emigrantes y su religiosidad popular que… ¿también será nuestra? • Los olvidados, ¿alguna vez nos acordaremos? • Hubo un tiempo en que se tenía tiempo para decir mil veces Jesús. ¿Nos quedan

horas con tanta tele? • Del tonelero al fabricante de ordenadores. ¿Tanto hemos cambiado? • El amor, los hijos, la salud, la muerte, el futuro… ¿Nos siguen preocupando las

mismas cosas? Tríptico de temas

• Vida y milagros de San Úrbez. Como ejemplo y sin ánimo de agotar el tema. o La gayata prodigiosa o Las reliquias o El agua o Las romerías

• El diablo y algunas piedras. Para mirar hacia el otro lado.

o El caballo de Satanás o Los lapidadores del mal o Las huellas con humo o La lucha celestial…

• … Y los huevos, con perdón

o Revuelto al gusto

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MITOS Y RITOS DE FERTILIDAD: HIPÓTESIS DE TRABAJO

SOBRE UNA RUTA MUSULMANA AL NORTE DEL EBRO

Manuel Benito Moliner

Durante las últimas tres décadas hemos venido contemplando un fenómeno curioso que, en algunas publicaciones, hemos denominado como piedras o cuevas fertilizantes. La zona de localización es bastante homogénea circunscribiéndose al Sur y al Este de la ciudad de Huesca, con una excepción posible en Rasal, al Norte. Dicho fenómeno incluye una serie de moles pétreas manipuladas por la mano del hombre, en tres casos sin cueva pero con abundantes adaptaciones para uso humano ritual –descartada cualquier finalidad económica- y el resto de las halladas hasta ahora, son cuevas horadadas a pico. Una de las moles (Peraltilla) dispone en su falda oeste una serie de estribos que permiten acceder de pie a un agujero horizontalizado y adaptado para que una persona de mediana estatura pueda colocarse en posición fetal. Otra (Velillas) presenta el aspecto de una mujer embarazada, su nombre es Peña Mujer, y unos estribos desgastados que permitían acceder a su vientre para deslizarse por él. La última es grandiosa e incluye entre sus estructuras un gran pene lítico, una masa rocosa vaciada con remate en la cabecera de una poza, y otra roca horada por varios silos con dos podomorfos uno de gigante y otro normal. El resto de las estructuras son oquedades practicadas a pico, con conocimientos de anatomía pues se pergeña una especie de vagina que penetra en la piedra hasta verse coronada por un hueco semiesférico, que representaría el útero. En uno de los casos (Cueva del Moro en Bespén), el orificio de acceso a la cúpula se bifurca, disponiendo de un tobogán en forma de embudo que finaliza su recorrido bajo la roca, permitiendo el deslizamiento de una persona normal. Lo usual es un estrecho pasillo cilíndrico y remate en el mismo plano o, mucho más generalizado, en plano superior a modo de cúpula Los pocos datos encontrados en la memoria oral referidos a ellas, se dirigen hacia usos de carácter fertilizador, al igual que las diferentes tipologías halladas: falo en Castilsabás, falo y testículos en Tramaced, mujer embarazada en Velillas y pergeño anatómico genital femenino en las cuevas. La época de ejecución podría datarse 1.000 años atrás, por la erosión, sabulación de las rocas, sobre todo la de La Tinaja en Huerto. Esta fecha coincidiría además con la presencia de canteros musulmanes que fortificaron en el siglo IX la frontera norte de Al Andalus. La presencia del fenómeno coincide siempre en los alrededores de un castillo agareno, en zonas donde la impronta de esta cultura fue muy importante. Hay dos casos de reutilización de un silo en zona desprotegida para cueva fecundante (Usón y Huerto), los silos rectangulares con rebaje para tapa aparecen en los castillos o poblados musulmanes.

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Curiosamente estos elementos no fueron nunca cristianizados, ni siquiera se incluyó en ellos una cruz labrada, cosa harto frecuente en otro tipo de manifestaciones paganas. El trabajo comenzó por un rastreo sistemático por la zona donde se han producido los primeros hallazgos, con el fin de localizar el mayor número posible de elementos. A continuación se procedió al estudio completo y catalogación de cada piedra, a la búsqueda de documentación y de testimonios orales relacionados con ella. Fotografiado, ubicación, descripción, comparación, planimetría y estudio geológico con el de fin de aproximarnos a las fechas de su manipulación. Asimismo se buscaron referencias históricas de su posible ejecución y comparaciones en otros ámbitos geográficos del mundo. IMPORTANCIA Por lo visto hasta hoy, este fenómeno etnográfico tiene un carácter singular desde el punto de vista cultural y geográfico, no conociendo otras referencias. Por ello el interés es máximo dado que es una fuente de estudio inédita para el conocimiento humano, que podría convertirse con muy poca inversión en una atracción cultural y turística. Además, en estos momentos, están desapareciendo o a punto de desaparecer algunos ejemplares por aterrazamientos o proyectos viarios.

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ÉPICA SAGRADA LOCAL. LOS GOZOS EN SOBRARBE

Josefina Roma El canto de los Gozos forma parte del patrimonio cultural de la Corona de Aragón. Esta composición semipopular, constituye una manifestación estética y religiosa, cuyo estudio nos permite conocer la historia sagrada local sentida y actualizada por la comunidad. La historia sagrada de los pueblos tiene que ver con la relación entre los personajes divinos o celestiales y la propia comunidad. Por una parte está la devoción y el ritual, pero por la otra está también una voluntad de patrocinio, que se construye con el hallazgo de una imagen, con su negativa a ser trasladada, con la visita de un peregrino divino, con la confirmación de esta voluntad en una insaculación del municipio, con milagros y favores, con maravillas y salvaciones extraordinarias, individuales o del grupo, del santuario, de la misma imagen. Es una relación constituida por episodios, a la manera de eslabones, forjados por ambas partes, en una retroalimentación continua, de generación en generación, que hace sentir a la comunidad, que tiene un hilo de unión a través de sus antepasados, y de los personajes sagrados, con la Divinidad. Esta comunicación confiere además identidad al grupo, de manera que el santo o advocación local de la Madre de Dios o de Jesucristo, devienen uno de los símbolos del grupo, que además, por ser un personaje sagrado, conferirá sacralidad a la propia identidad del grupo. Esta sacralidad le autodefinirá frente a los demás grupos de su entorno, formando parte de todas las afirmaciones festivas identitarias. De este modo, el personaje celestial no está puesto al azar en este contexto, sino que él mismo ha expresado a lo largo de toda la historia local, su voluntad de presidir, proteger y representar a la comunidad, convirtiéndose así en su primer antepasado, que une el cielo y la tierra. Los Gozos, en la Corona de Aragón cumplen la función de narrar de forma solemne la relación de un pueblo con su antepasado celestial, representando a cada generación en sus estrofas. Los Gozos son una antigua composición poética y musical, derivada en su forma, del ritmo de danza provenzal medieval, y de la antigua tradición, de rememorar los septem gaudia o siete gozos de la vida de la Santísima Virgen, así como de la devoción del Rosario o Roser, extendida por la orden de los dominicos. Poco a poco, este himno dedicado a Nuestra Señora, en la advocación del Rosario, pasa a otras advocaciones marianas primero y más tarde, a honrar también a Jesucristo, la Santísima Trinidad y a los santos, así como también, se emplea este tipo de composición para ocasiones profanas, conmemorativas, e incluso políticas y humorísticas. Muchos Gozos se conocen por transmisión oral, pero con la imprenta se convirtieron en hojas impresas con la imagen o estampa de la Virgen o del santo a quien iban dirigidas, con lo que se fijó hasta cierto punto la iconografía, con detalles como el paisaje, la ermita, el pastor que encontró la imagen, y otros muchos. Estas hojas, de un tamaño de

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folio, se guardaban y se guardan, en el santuario, para cantarse en el día de la fiesta o en las ocasiones solemnes que requirieran su canto, ya que cada comunidad ha organizado la sacralidad de este ritual, ya sea con un coro de hombres, a los que responde todo el pueblo en los dos versos que se repiten como retorno, o por las mujeres, o por un grupo restringido de hombres encabezados por el sacerdote. En Sobrarbe, la existencia de los Gozos tiene una personalidad distintiva en medio de las configuraciones generales del género literario-musical-iconográfico. Esta personalidad viene definida por la propia historia de la cristianización local, con la existencia de los santos evangelizadores, venidos de más allá de los Pirineos, como San Úrbez, San Victorián, San Visorio y San Martín. Con ellos, se recoge la tradición de las antiguas creencias y se transforman a la vez que perviven, de manera que los Gozos se constituirán en depositarios del universo sagrado local. La situación de territorios finales de la expansión conquistadora del Islam, se refleja en la presencia de santos de tradición mozárabe como San Pelay o San Justo y Pastor. Sobrarbe también recibe la difusión de santos de gran prestigio en situaciones de riesgo, como Santiago, San Quílez y Santa Julita, San Sebastián, San Mamet, Santa Marina y Santa Quiteria, abogada contra la rabia, que tendrá en Sobrarbe un desarrollo complejo de su ritual curativo y preventivo, como estudió Pilar García Guatas. Pero una de las manifestaciones más interesantes de la producción de Gozos, en Sobrarbe como en toda la Corona de Aragón, son los dedicados a las advocaciones de Vírgenes Encontradas o Aparecidas, como la de Pineta, Monclús o Badaín. A través de sus Gozos podemos seguir los avatares de su relación con la comunidad local, viva hasta el día de hoy. En Sobrarbe se observa una tendencia a la conversión de los Gozos en romances, prescindiendo de los versos de retorno y fijándose exclusivamente en la narración, como en los de San Pedro y de Santa Ana, de Fanlo. Las despedidas a San Mamet y a la Virgen de los Palacios, nos muestran otro tipo de adaptación de los Gozos, al ritual de las romerías al santuario local. Quizá la historia de los Gozos en Sobrarbe no quedaría completa si no nos refiriéramos a gozos humorísticos y transgresores como los dedicados a Mosen Bruno Fierro, compuestos por Blas Coscollar, que hoy se han convertido en reivindicación de otro tipo de linaje identitario.

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EL DANCE EN EL CICLO FESTIVO

Lucía Pérez García-Oliver

Qué es un dance Desde el punto de vista meramente descriptivo el dance es un acto festivo de homenaje, exclusivamente dedicado a uno de los patrones espirituales de un pueblo, barrio o gremio, que se celebraba solamente una vez el día de su conmemoración litúrgica como parte final de los festejos religiosos; en él un determinado número de personas del pueblo llevaban a cabo una representación teatral en verso, acompañada de varias danzas que bailaban parte de dicho grupo al son de diversas melodías instrumentales tradicionalmente interpretadas por la dulzaina y el tambor. Representación teatral

a) Desarrollo argumental

Pastores. Introducción, relato explicativo, danzas, despedida

Pastores con ángel y diablo: Introducción, engaño o/y amenaza, enfrentamiento ángel-diablo, victoria del ángel, danzas, despedida.

Pastores, ángel, diablo, moros y cristianos: Introducción-Soldadesca, enfrentamiento ángel y diablo, enfrentamiento moros y cristianos, victoria del ángel sobre el diablo, victoria de cristianos, conversión de moros, danzas, despedida.

Guinaldas: Concurso literario de elogios hacia la imagen que finaliza con un baile de arcos.

b) Personajes adicionales: Virgen, Reina mora y “llorones”, música, gitanillas, pastoras, peregrino, cazadores, cocineros, pastor 2º, pastoras, etc.

c) Participación de género: Exclusivamente femenina Exclusivamente masculina. Participación conjunta de ambos sexos. Participación separada de ambos sexos. Participación de ambos sexos y de otros personajes.

Respecto a los textos hay que tener también en cuenta el carácter no impreso de las composiciones; escritas frecuentemente por eruditos locales o trasladadas de otros lugares, y adaptadas al nuevo destino por clérigos, maestros, músicos o personas del pueblo con cierta movilidad y contactos en el exterior, quedaban sujetas al uso discrecional de los intérpretes que en muchas ocasiones, modificaban parcialmente el original o lo sustituían por otro nuevo. Esto mismo puede decirse de las melodías si observamos la variopinta procedencia, ritmo y época de las que conviven en una celebración y forman parte de los dances ajustándose a las diversas coreografías.

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Coreografías y melodías En lo que a los tipos de danzas se refiere, hasta mediados del siglo XIX todas ellas gozan de gran popularidad y, generalmente, existe un acuerdo con el texto representado mediante el cual unen unas u otras a cada momento escénico, por tanto no es extraño que en cierto dances le sirvan también de separación. Cuando se trata de “guirnaldas” el obligado colofón era el baile de arcos o el de cintas que, según Caro Baroja, pertenecen al género de danzas de grupo más frecuentes en la geografía europea con un amplísimo muestrario en la Península y, sea mayor o menor la complejidad de figuras o variadas las melodías, la tradición local parece haber fijado el sexo de los intérpretes otorgando preferencia en ambos a mujeres y /o niños.

a) Todas las coreografías tiene como protagonista al grupo y el éxito de cada una depende de la responsabilidad individual como miembro del conjunto.

a.1 En todos los dances conocidos existen una o más coreografías en las que las organización de las figuras se relaciona con la percusión rítmica de los bastones o palos. a.2 En muchos de dances hay coreografías que insisten en el objetivo religioso del acto escenificando el acorralamiento del pecado y su derrota por parte de los danzantes y el bien. a.3 Abundan las coreografías imitando juegos de espadas o lucha entre los danzantes. a.4 Son frecuentes como colofón al dance los bailes de cintas y trenzado. a.5 Aparecen con menor frecuencia los relacionados con oficios.

Ésas y otras variaciones efectuadas a lo largo del tiempo en los distintos dances tanto en lo que a la propia representación se refiere como a la indumentaria, acompañamiento musical etc, evidencian una de las características más frecuentes en las manifestaciones culturales del pueblo: su permeabilidad Valor patrimonial de los dances. La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial aprobada en la Conferencia General de UNESCO el 17 de octubre del 2003, en su artículo 2, párrafo 1 entiende por Patrimonio Cultural Inmaterial los usos, representaciones, exp resiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Nuestra primera pregunta sería en estos momentos, aquí y ahora refiriéndonos concretamente a los dances en Aragón, si las comunidades y grupos los reconocerían así. La lectura de algunos párrafos de la Convención citada plantea numerosas reflexiones sobre la historia reciente de nuestros dances y sobre cuáles podrían ser los caminos para su puesta en valor y consideración patrimonial, no como elementos “arqueológicos” sino como parte del patrimonio vivo e instrumento cultural de desarrollo, de comunicación intergeneracional y de conexión con otros territorios.

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COMUNICACIONES

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ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE ESTUDIOS Y FUENTES DE RELIGIOSIDAD POPULAR

Ángel Gari

Esquema

• Referencia a Jornadas y Congresos sobre el tema • Principales trabajos sobre informaciones históricas y sobre tradición oral • Fuentes documentales de interés

o Archivos de tradición oral o Museos y Centros de Interpretación o Música y religiosidad popular o Filmografía sobre religiosidad popular o Páginas web

• Conclusiones y propuestas de actuación

• Proyección de algunas secuencias de audiovisuales

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EL VOTO A SAN JOSÉ DE TAUSTE (1599) Y LA ERMITA DE SANTA ANA, EN EL CAMINO JACOBEO DEL EBRO

Miguel Ángel Pallarés Jiménez

Desde el día de la Anunciación de 1599, la villa de Tauste guarda voto a San José por haberla librado de una epidemia de fiebres tifoideas. Desde entonces, cada mes de marzo, sus habitantes han celebrado una romería hasta la cercana ermita de Santa Ana, a unos dos kilómetros de distancia, que desde entonces también adoptó el nombre de San José; allí se hacía misa en honor a este santo, siendo penable para todo el mundo el no guardar la fiesta, siendo multados los que trabajaban. Ésta ha sido, en Tauste, el inicio del ciclo primaveral, puesto que era día de salida de quintos y de subir al baile por primera vez las chicas. También se estrenaban ropas nuevas, de cara a lucirlas en las siguientes fiestas locales, las de abril en honor a la Virgen de Sancho Abarca. El de San José es uno de los tres votos que sabemos que Tauste ha guardado; si el de San Jorge no nos es conocido, el de San Miguel sigue vigente también, como el primero, desde 1421. El 19 de marzo es, pues, día señalado en la más meridional de las Cinco Villas. Ese día se consumen dos típicas tortas locales de gran tamaño, los fullatres y las culecas, y se llevan los que han ido hasta la ermita, como elemento protector, ramos de boj que son bendecidos después de la misa, que son colgados en las casas. Coincide también el día de San José, en el ciclo agrario local, con la vuelta de las aguas por el Canal de Tauste, verdadera arteria del municipio, una vez limpios los cauces de riego. La ermita de Santa Ana es un edificio de estilo gótico, aunque rústico, de tapial y mampostería; su construcción seguramente se realizó en el siglo XV. Se halla en el criuce de caminos que van a Zaragoza, Tauste, Navarra y el Ebro. Esta situación privilegiada, siendo como es Tauste uno de los nudos Jacobeos de esta ribera (como afirmara Antonio Ubieto), y la existencia de un retablo coetáneo dedicado a la titular nos hacen pensar que dicho edificio fue punto de encuentro o refugio de peregrinos. En efecto, la pintura sobre tabla que ahora se guarda en la iglesia parroquial de Santa María, con Santa Ana en el centro, cuenta también con la presencia de Santiago el Mayor, con todos sus atributos (sombrero y venera, bordón y esclavina), y San Martín de Tours, con similar vestuario. Para mayor originalidad de esta iglesia, una cofradía local de abejeros, llamada de Santa Ana, la mantuvo dignamente por lo menos durante los siglos XVII y XVIII, subvencionando también al ermitaño. A pesar de toda la carga histórica, cultural, etnológica y religiosa que esta ermita atesora, su estado es ruinoso, siendo este trabajo que presentamos una llamada a quien corresponda para que sus muros centenarios no caigan definitivamente. Esperamos que siga habiendo muchos días de San José en Tauste a la sombra de este edificio.

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UNA APROXIMACIÓN A LA PIEDAD POPULAR A TRAVÉS DE LOS TESTAMENTOS ARAGONESES DE LA EDAD MODERNA

(COMARCAS DEL SOBRARBE Y MATARRAÑA; S.XVI-XVII)

Juan Ramón Bosch Ferrer Juan José Nieto Callén

El testamento es un documento cuya finalidad es, como es sabido, la trasmisión patrimonial. En la sociedad actual el testamento se limita a determinar el destino de las propiedades y bienes materiales del testador, generalmente no entrando en otros considerandos mas allá de la herencia de dichos bienes. No obstante en los S.XVI y XVII el valor de las disposiciones testamentarias era mucho mayor. Amén que por supuesto servía como vehículo de trasmisión patrimonial, aunque en el caso Altoaragonés en muchas ocasiones mero auxiliar de lo dispuesto en las respectivas capitulaciones matrimoniales, cobraba en la cultura cristiana de la Edad Moderna a los ojos de los testadores otro sentido tan, o a nuestro juicio, aún mas importante: El asegurar la salvación eterna del redactante. La estructura de los testamentos de la época se encuentra determinada claramente por su caracter religioso: Comienza el testamento con la declaración del estado del testador, sano o enfermo, que agradece a Dios el hallarse en juicio para testar (“gracias a Dios en mi buen seso, ffirme memoria y palabra manifiesta”); no se refiere tan solo el testador a la posibilidad de ordenar sus bienes, sino especialmente a la rica oportunidad de evitar los horrores de la muerte sin confesión y sin disponer los vehículos de su salvación1. Continua el documento con la protesta de fe del testador que encomienda a Dios, en ocasiones en reveladoras palabras2, para seguirse con la elección del lugar de enterramiento (cementerio o fosal, templo y localización en este, capilla, fosa o sepulcro, compañía de parientes o colegas), donde se valoran toda una serie de elementos de prestigio social, piedad y afectos familiares, seguidos de los ritos mortuorios (letanías, actos consecutivos, velatorio, amortajamiento y lavado del cuerpo, vestido del cadáver). A continuación se determinaban los actos funerarios propiamente dichos (entierro, novena y cabo de año); número de misas, calidad de estas, número y calidad de los clérigos presentes, limosnas y obligaciones de estos, presencia en dichos actos de pobres, viudas, huérfanos y cofrades y recompensas a los asistentes (dinero, comida y

1 Vgr. V: AHPH. Secc. Protocolos notariales, Protocolo Nº 3880. Notario Juan Pilares. Testamento de Pedro Garcés mayor, año 1612. f. 37v. “Temiendo las penas del espantoso, horrible y tenebroso infierno, deseando como buen cristiano hir a la Gloria”. 2 AHPH. Secc. Protocolos notariales, Protocolo Nº 11180. Notario Jerónimo Sanchón. Testamento de mss. Juan López, ff. 207 r. “Encomiendo mi alma al Señor y criador de aquella al que humildemente suplico que por los méritos d su Sagrada Pasión perdone mis pecados y llebe mi alma a la Gloria del Cielo para que fuera criada, donde alabe para siempre su Santísimo Nombre y Gloria, la qual goze mi alma para siempre, amén”.

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bebida; a veces detallando el hábito de sacerdotes y asistentes, el porteo de hachones, toques de campana...), etc. Hecho esto se disponían las ofrendas anuales al alma del difunto (oblada, candela, añal; ofrendas en dinero, cera, aceite, o pan) y las misas de requien propiamente dichas, en toda su variedad: trentenarios abiertos o de requiem, gregorianos y de San Amador; misas votivas de Llagas (plagiis), Trinidad (trinitate) y Gozos de Nuestra Señora (gaudiis); misas de difuntos, de calidad variada: De los 12 apóstoles, exaltación de Nuestra Señora, de la Santa Cruz, de Minerva, etc, especificando que clérigos debían realizarlas, su calidad, en que templo y advocación, su número y las correspondientes limosnas, el periodo de celebración de las mismas, la petición de altares privilegiados, etc. Se seguía con las mandas piadosas especiales propiamente dichas: limosnas, candelas y luminarias en las cofradías locales, caridades extraordinarias a templos prestigiosos, conventos y ermitas (en dinero, pan, trigo, aceite, cera, ropas y un largo etcétera); las aportaciones a entidades de caridad como hospitales etc. (Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, Redención de Cautivos Cristianos, hospitales locales). Después se establecían los aniversarios perpétuos y su número, calidad (misas perpétuas, beneficios laicales, capellanías), advocación, destinatario (el difunto o los deudos de este “a los que esta obligado”), cantidades yo bienes consignados para el pago de estos (dinero, bienes raices, censos), etc. Se terminaba generalmente compromiso de satisfacer los derechos eclesiásticos (clamor y cincuantino) de los propios bienes. Solo cuando el testador terminaba de disponer por su alma comenzaba a disponer de sus bienes materiales: satisfacción o cobro de deudas, legítima, mayoría, gracias especiales, nombramiento de heredero universal y elección de ejecutores (albaceas o espondaleros). Tal disposición del testamento no es casual, pues interesaba al testador solucionar primero su salvación adecuadamente, para luego, liberada su alma, encargarse de sus posesiones materiales. Como se observa, el testamento de la edad moderna es una fuente riquísima para estudiar el comportamiento de los contemporáneos ante la muerte; su religiosidad, afectos, piedad y devociones, y con ellos los de la colectividad en la que habitan. En nuestra comunicación pretendemos, a partir del estudios de un volúmen considerable de dichos testamentos (mas de 900 de los notarios del Sobrarbe de los S. XVI y XVII y mas de 400 de los notarios de la comarca del Matarraña3) aproximarnos a las formas de piedad, advocaciones predilectas, lugares de enterramiento, mandas y costumbres piadosas de los testadores. Con ello esperamos acercarnos a la comprensión de la piedad y la actitud ante la muerte de los testadores que poseemos y con ello a las de la sociedad aragonesa de la Edad Moderna. 3 La razón de esta elección es que hemos trabajado el global de los documentos testamentarios del Sobrabe de la época conservados en el AHPH y los de los notarios del AHMM (Archivo Histórico Municipal de Mazaleón).

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ASPECTOS DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA COMUNIDAD DE ALBARRACÍN EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

José Luis Castán Esteban

El catolicismo después de Trento, insistió en el rito no como expresión de la fe de un pueblo, sino como devoción ante el misterio sagrado. La primera exigencia fue el silencio en la celebración. Se ordenó que los sacerdotes “no permitan estruendo ni ruido en las capillas, o altares que para este efecto están señalados, ni ellos den voces descompuestas, ni inquieten a nadie, particularmente los días que haya frecuencia; y en semejantes días hagan arrodillar al pie del altar, o en la grada a los que cupieren, y a estos solos administren el santísimo Sacramento sin desviarse del altar, ni alargar tanto la mano que parezca indecencia.”4 Evidentemente, nada de tabaco, “porque de él se siguen el toser, escupir y otras asquerosas evacuaciones que estorban la devoción y distraen a los fieles.”5 Y por supuesto, se debían suprimir los bailes, juegos, o danzas con ocasión de celebraciones litúrgicas.6 En su lugar se impuso la música sacra, el canto coral, que se exige a los clérigos para acceder al sacerdocio. En la diócesis de Albarracín la exaltación de la eucaristía y del Santísimo Sacramento tuvo su mejor reflejo en la creación doce cofradías de Minerva en las parroquias de la sierra.7 Como señal del poder de la eucaristía, los párrocos no dudaban sacar la custodia a la calle para llamar al orden en riñas y tumultos.8 Sin embargo, durante los siglos XVII y XVIII la mayor expresión de religiosidad en la sierra fue, y lo sigue siendo, la procesión. Las cofradías llegaban a celebrar en las aldeas las de Nuestra Señora del Rosario, del nombre de Jesús y de Minerva los primeros, segundos y terceros domingos de cada mes, incluso sin la presencia de clérigos.9 En ellas se combinaba la devoción, que evidentemente existía, con la convivencia social y la fiesta. Todos los intentos por limitar estos espectáculos fueron infructuosos.10 4 BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano celebrado en la ciudad de Santa María de Albarracín en el mes de mayo de 1604, Barcelona, 1604, Título 5, Artículo 18. 5 ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Descripción del partido de Albarracín , Albarracín, 2007, Carta X, pp. 237-238. 6 BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 41, Artículos, 3 y 4. La visita pastoral del obispo Pedro Jaime prohibió en Javaloyas los juegos durante misa y vísperas, bajo una pena de cinco sueldos. POLO RUBIO, Juan José, La visita pastoral del obispo Pedro Jaime a la diócesis de Albarracín (1598-1599), “Teruel”, 77-78 (1987), pp. 243. También del mismo autor, Las visitas ad limina de los obispos albarracienses Pedro Jaime (siglo XVI) y Juan Francisco Navarro Salvador (siglo XVII), “Hispania Sacra”, 39 (1987), pp. 589-615. 7 Este nombre le viene del templo de Santa María de Minerva en Roma, donde Paulo II (1534-1549) aprobó la congregación del Santísimo Cuerpo de Cristo para promover el culto eucarístico. La de Guadalaviar ha sido estudiada por POLO RUBIO, Juan-José, La cofradía del Santísimo sacramento de Guadalaviar (Teruel) según los datos del Archivo parroquial, “Memoria Ecclesiae”, IX (1996), pp. 545-565. El sínodo de 1604 ordenó que se creara en todas las iglesias del obispado. 7 BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 1, Artículo 10. 8 BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 5, Artículo 14. 9 El obispo obligaba a los rectores y vicarios asistir con modestia y compostura, en silencio, con rosarios en las manos, procurando dar ejemplo a los seglares, que no debían guardar tanto decoro. BALAGUER, Andrés, Sínodo Diocesano..., Título 29, Artículo 7. 10 ANTILLÓN y MARZO, Isidoro de, Carta X..., p.242. Las soldadescas también estaban asociadas a la cofradía del Santísimo Sacramento, como en la aldea de Guadalaviar. POLO RUBIO, Juan-José, La cofradía del Santísimo Sacramento..., pp. 555-557.

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De entre todas las romerías de la diócesis en la Edad Moderna podemos destacar dos. La celebración del día de la Santa Cruz de mayo, con procesión de la ciudad y aldeas de Albarracín a Nuestra Señora de Royuela, y la subida al santuario de la Virgen del Tremedal, en Orihuela. La conmemoración del día de Santa Cruz coincidía con la llegada de la primavera, con el fin del frío, con la vuelta de los hombres de los extremos con sus ganados. En la explanada próxima al monasterio, los vecinos de la ciudad y su comunidad celebraban una jornada festiva en la que junto a la eucaristía y la procesión, se comía, se bailaba y se organizaban juegos hasta bien entrada la noche. El concejo municipal y la comunidad de Albarracín corrían con los gastos: pagos al clero por sus servicios, limosnas para el monasterio, comida de campo para oficiales y ciudadanos y leña para las hogueras.11 La fiesta del santuario del Tremedal, tuvo su origen, como muchos otros, en la aparición de la Virgen a un pastor en el siglo XII. En lo alto del monte se alza la iglesia y la hospedería, acudiendo devotos de todos los pueblos de los alrededores. La celebración religiosa se complementaba con música, toros, y en el siglo XVIII, con fuegos de artificio.12 Estas fiestas eran básicas para la socialización de una comarca montañosa, poco poblada, y que había estado sometida desde la Baja Edad Media a fuertes tensiones y enfrentamientos. Además, propiciaban el conocimiento mutuo, y las posibilidades de concretar negocios ganaderos o familiares, no menos importantes, como eran noviazgos y alianzas matrimoniales. No es de extrañar que coincida con la fiesta de los mayos, en la que los mozos eligen pareja hasta la noche de San Juan.13 En esta comunicación analizamos los sínodos diocesanos de Albarracín de los siglos XVII y XVIII, completando la información que proporcionan con el análisis de la documentación de varias cofradías de pueblos de la comarca, así como la que existe en los archivos municipales sobre las romerías de Albarracín y Orihuela El objetivo del proyecto a largo plazo es explicar a través de las fuentes proporcionadas por las instituciones eclesiásticas (visitas pastorales, estatutos de hermandades, informes de párrocos y obispos, procesos criminales e inquisitoriales), la particular cosmovisión religiosa de las comunidades rurales de la diócesis de Albarracín durante la Edad Moderna.

11 Los pagos están registrados en los libros de cuentas tanto de la ciudad (Archivo Municipal de Albarracín. Sección I, nº 154), como de la Comunidad (Archivo de la Comunidad de Albarracín. Sección III, nº 6 ) Usamos la clasificación de AGUIRRE GONZÁLEZ, Francisco Javier; MOLES VILLAMATE, Carmen; ABOS CASTEL, María Pilar; y CASAUS BALLESTER, María José, Catálogo del archivo de la Comunidad de Albarracín (Tramacastilla), Teruel, 1990. Las disposiciones sobre la fiesta están recogidas en las ordinaciones de la Comunidad de 1678. 12 LORENTE, Francisco, Historia panegírica de la aparición y milagros de María Santísima del Tremedal, venerada en un monte del lugar de Orihuela, obispado de Albarracín, Zaragoza, 1744. Hay una interesante descripción de los festejos que se efectuaron con motivo de la dedicación de un nuevo templo en 1748 en MIGUEL POVES, José María, Apuntes para una historia de Orihuela del Tremedal, Teruel, 1928, pp. 67-77. 13 Las fiestas de los mayos han llamado la atención de etnógrafos desde el siglo pasado. De la amplia bibliografía recogemos el trabajo pionero de POLO y PEYLORÓN, Manuel, Los mayos, Madrid, 1879 [reedición 1982]; y ROMEO PEMÁN, M.ª Carmen, Los mayos de la sierra de Albarracín, Teruel, 1981.

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RITUALES SAGRADOS EN RELACIÓN CON EL PASTOREO Y LA TRASHUMANCIA

Pablo Vidal

Esquema

- Religiosidad popular en los pastores. - La protección de los rebaños por parte de los santos. - Rituales pastorales de protección: contra las raposas, los animales

perdidos, las enfermedades y el mal tiempo. - Cosmovisión del pastor. - La imagen del pastor en el medio rural (en relación con lo sagrado).

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CREENCIAS Y SUPERSTICIONES EN LA COMARCA DEL BAJO ARAGÓN-CASPE

Nereida Muñoz Torrijos

Breve introducción a la Comarca La situación geográfica de la Comarca de Bajo Aragón-Caspe coincide con el extremo oriental de la provincia de Zaragoza, a la que pertenece. Al norte linda con la provincia de Huesca y al noreste con Lérida, situándose al oeste de Tarragona y por encima de la provincia de Teruel. La superficie de esta Comarca comprende alrededor de 1.000 km2 e incluye la presencia de seis municipios. Junto al río Ebro se localizan, Caspe y Chiprana; junto al río Matarraña se ubican Maella, Fabara y Nonaspe; y por último, en las inmediaciones del Embalse de Ribarroja, donde confluyen el Ebro y el Matarraña, se encuentra Fayón. La Comarca de Bajo Aragón- Caspe preocupada por la memoria cultural de las localidades que la comprenden ha promovido una serie de proyectos e iniciativas que pretenden recuperar y rescatar del olvido aquellas manifestaciones culturales propias, que sufren el peligro de caer en el olvido. En este sentido, en el año 2004 se comienza el Inventario de Patrimonio Etnográfico que pretende recoger y clasificar aquellos bienes de carácter inmaterial que se conservaban en la zona y dar una localización a aquellos bienes de carácter material que aparecen dispersos en las distintas localidades de la Comarca. El inventario de Patrimonio Etnográfico, coordinado por Pyrene, PV., comienza con el trabajo de campo realizado por Domingo Albiac Berges. Este trabajo de campo abarcó las distintas fuentes de conocimiento de la cultura popular: Fuentes documentales y bibliográficas, sonoras y visuales. El resultado de todo ese trabajo pasó a formar parte del Archivo de la comarca, del cual se hizo una selección para ser publicada bajo el título: Cultura Popular en la Comarca del Bajo Aragón-Caspe / Baix Aragó-Casp. En esta ocasión vamos a acercarnos a los testimonios que los vecinos de la comarca transmitieron en relación con las creencias y supersticiones de su zona.

Cuestiones metodológicas: el trabajo de campo Uno de los temas que plantea más dificultad a la hora de ser tratado y recopilado en la fase de trabajo de campo es el tema de las creencias y supersticiones. Lo cierto es que al preguntar a las gentes de los pueblos por determinadas cuestiones relacionadas con sus creencias la respuesta es muchas veces parca y escueta. Las miradas se vuelven un poco desconfiadas y de repente surge una cierta distancia entre el informante y el entrevistador, que anteriormente no existía. Esto no ocurre siempre, pero sí es una situación que se repite en muchas ocasiones cuando se pregunta por la existencia de brujas o determinados remedios paramédicos. Entre aquellos que se resisten a contestar aparece recurrentemente la frase: «cuentos, eso, cuentos» o la afirmación «yo nunca he creído en eso, lo he oído pero eso no son

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más que tonterías». Es entonces, cuando el entrevistador ejerce un despliegue de estrategias para conseguir que el informante cuente aquello de lo que parece avergonzarse, sin que se sienta violento o coaccionado. A pesar de ello, algunos no dudan en admitir la existencia y permanencia de ciertas costumbres y creencias que no sólo se dieron en un tiempo pasado, sino que según afirman perduran hasta la actualidad. Gracias a estos últimos podemos hacer hoy un repaso por aquellas creencias religiosas y supersticiones más arraigadas en las gentes del Bajo Aragón-Caspe.

Creencias y supersticiones Muchas de las creencias de las que vamos a hablar no son exclusivas de esta zona sino que han sido registradas también en los más diversos lugares del territorio aragonés. Las sociedades rurales han tenido una vinculación muy fuerte con la religión imperante, el catolicismo, por eso muchas de las creencias vigentes en la Comarca del Bajo Aragón se ubican en un marco estrictamente religioso. Sin embargo, a pesar de esta predominancia, se recogen otras creencias que rozan la superstición y por lo tanto, se mantienen al margen de lo religioso. El rezo de oraciones se ha considerado una actividad protectora que acompañaba aquellos momentos considerados ajenos al control de las personas, como es el caso de las tormentas. Esa falta de control e impotencia ante el acecho de las tormentas hizo que en algunos pueblos de Aragón se atribuyera ese fenómeno meteorológico a la acción maligna de las brujas, pues muchos creían que eran ellas quienes transformadas en pájaros arrastraban la tormenta, llevándola de un lado a otro según su antojo. En el Bajo Aragón-Caspe, como forma de paliar su efecto negativo y siguiendo una costumbre extendida por todo Aragón, se rezaba una oración dedicada a Santa Bárbara para que les protegiera del peligro.

Santa Bárbara bendita / que en el cielo estás escrita / con papel y agua bendita / a los moros con la piedra / a los cristianos con la cruz / un padre nuestro / y amen Jesús.

Casilda Sancho Ferrer, Caspe, 82 años.

Si a pesar de las oraciones se formaba una tormenta, que amenazaba con descargar sobre la población, en Caspe los vecinos acudían a la iglesia, donde el cura sacaba la Vera Cruz, a la vez que se repicaban las campanas insistentemente para dispersar las nubes. Una costumbre que se ha mantenido en Fayón consiste en recoger un número de piedras, que oscila entre 9 y 10, el día de Resurrección, mientras sonaban las campanas. Estas piedras se reservaban para lanzarlas contra la tormenta que amenazaba la localidad. Por otro lado, también existía la creencia de que el mal podía encontrarse en las bifurcaciones del camino, por eso muchas cruces se situaban en el centro de la bifurcación para proteger a los viajeros. En Fabara todavía recuerdan como antiguamente, cuando se iba a todos los sitios caminando, el rezo a las cruces del camino servía para proteger a los transeúntes que con ellas se encontraban. Nos dicen:

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Tenían devoción a las cruces del camino. Cuando iba con mi madre y divisábamos una cruz, que eran de piedra, mi madre me hacía rezar con ella este saludo: «Salve Cruz que te engalanas / estando en campo sereno/. El galán que se retrata / es Jesús el Nazareno».

María Benages Camarsa, Fabara, 76 años.

Al igual que en otras zonas de Aragón, los vecinos de esta comarca otorgaban poder preventivo a algunos elementos directamente relacionados con la religión católica, como son el agua bendita y los cirios bendecidos en la iglesia, que evitaban la entrada del mal en la casa. Cuando alguien sospechaba que una casa podía estar sometida a un posible mal de ojo se echaba agua bendita por todos los rincones para contrarrestar el influjo. A las brujas se les han atribuido tradicionalmente todos aquellos males que sufrían los vecinos de la localidad, enfermedades, desgracias, tormentas, malas cosechas, la muerte de caballerías o animales de labor. Las brujas podían echar mal de ojo a las casas y a sus vecinos a través de una maldición, también ofreciéndoles algo de comer que les enfermaba o incluso camuflándose bajo la apariencia de otro animal, normalmente gatos o cabras. Se cree que los niños eran, en muchas ocasiones, el objetivo de las fechorías de las brujas quienes pretendían alterar la estabilidad familiar atacando a la descendencia. Por eso los bebés eran bautizados en los tres días siguientes al parto, evitando siempre que pasaran más de siete días desde el nacimiento, puesto que de ser así no se tocarían las campanas anunciando la ceremonia. Además, el recién nacido se protegía con amuletos, como el defensigo, bolsita con forma de corazón cosida por las monjas de algún convento cercano. También con la intención de que la buena suerte le acompañara se le ponía el día del Santo en el que había nacido y así tendría su protección de por vida. Hemos de pensar, que a pesar de que el alto índice de mortalidad infantil que asolaba a la gran mayoría de pueblos aragoneses fue explicado por muchos como consecuencia de la actuación de las brujas. Sin embargo, las causas de la gran mayoría de las muertes podían estar directamente ligadas a unas condiciones sanitarias e higiénicas escasas y deficientes. La descripción que se hace de las brujas en los pueblos de esta comarca no se aleja mucho de aquella ofrecida en la mayoría de los pueblos de Aragón. De modo que, las brujas han sido descritas como mujeres de avanzada edad, viudas o solteras, que por no adaptarse a los parámetros habituales de la comunidad eran señaladas y estigmatizadas. Y de acuerdo, también, con la tendencia aragonesa se las ha denominado “las mujeres de sayas”. En el imaginario de todos está esa imagen de mujer vieja, con largas faldas y rostro atemorizador. Resulta interesante el siguiente testimonio que nos habla de otras mujeres que también vestían sayas y que curiosamente también estaban ejerciendo un papel entendido como negativo por la comunidad.

Otras mujeres que también vestían sayas eran aquellas que se encargaban de recoger a los recién nacidos, no deseados de madres solteras, para llevarlos al Torno, hospicio donde los dejaban. Estas mujeres iban cubiertas con ropajes para no ser reconocidas.

Vicenta Serrablo Gil, Caspe, 83 años.

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Si nos situamos en un clima marcado por la sospecha y el temor a la actuación de estas mujeres, no nos resultará extraño el que surgieran diversos métodos para averiguar quién ejercía la brujería y limitar su actuación. Algunos de ellos son tan curiosos como ir a la puerta de quien dicen que es bruja y arrancar una astilla, quemarla y si al día siguiente aparece con el pelo quemado es porque realmente es bruja. Otro sugiere que si cuando el cura dice misa no cierra el misal y dentro de la iglesia hay una bruja, ésta no puede salir de la iglesia porque no encuentra la puerta. Una mujer de Caspe, nos contó como llevaron a cabo esto último.

Se ve que pasó algo en el pueblo y decían: «Pues si será Fulana, pues es, pues no será». Y un día se ve que fue alguien y le dijo al cura: «Le voy a pedir un favor. Cuando este Fulana en misa, cuando usted termine de hacer la misa, no cierre el misal». Con que lo hizo y no cerró el misal. Pasaron horas y horas y horas. Y la mujer que no salía. Hasta que al final fue y le dijo: «Bueno y usted ¿qué hace aquí, que no se va a casa?». Dice: «usted tiene la culpa». Dice: «Yo, pobre de mí, ¿por qué?». Dice: «Me ha dejado el misal abierto, yo no encuentro la puerta». Eso también pasó aquí en Caspe.

Ramona Fontoba Catalán, Caspe, 71 años.

La metamorfosis de las brujas, en gato o cabra para no ser reconocidas, es una creencia muy arraigada en todo el territorio aragonés. Por muchos es conocida la historia, con sus variantes, de la mula que cada año en la Nochebuena moría en la mejor casa del pueblo, después de la actuación maligna de un gato. Según se conserva en algunos relatos de tradición oral, cuando las brujas transformadas en animales recibían un golpe, pedían ser golpeadas de nuevo, ya que se cree que, si el número de golpes que se les aplicaba era par, se eliminaba el mal causado por el primer golpe. Antiguamente, se extendieron una gran cantidad de costumbres de carácter no sólo religioso sino también profano como profilácticos y preventivos. En Fabara los niños cuando se encontraban con una mujer que era considerada bruja hacían con los dedos el signo de la “figa” para evitar que les diera mal. También, en esta zona se ha utilizado la ruda para prevenir la maldad de las brujas. Esta planta se arrancaba la noche de San Juan, antes del amanecer, y con ella se hacía una cruz, que podía ser rociada con agua bendita. Esta cruz de ruda se ubicaba en aquellos puntos de acceso al interior de la casa, como eran las puertas y ventanas, donde también se colocaba el ramo de olivo bendecido el domingo de ramos, de acuerdo con la creencia de que prevendría la entrada de cualquier elemento maligno. Con la misma intención se advierte la presencia en las puertas de acceso al hogar de llamadores con formas solares y cilíndricas. Y los maellanos, aún recuerdan el siguiente dicho que pretendía alejar el mal del hogar.

Si veniu per mal, no pasau del portal; si veniu per be, no us quedau al carré.

Victoria Villalba Pellisa, 75 años, Maella.

De acuerdo con la creencia de que las brujas realizaban rituales demoníacos en sitios concretos que utilizaban para sus aquelarres, en la comarca del Bajo Aragón-Caspe se recuerdan algunos de esos lugares, en Fabara sus vecinos afirman que por las noches las brujas se escondían en el Mausoleo Romano que se localiza a las afueras del pueblo,

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donde además se cree que había pasadizos secretos que comunicaban con la parte alta del pueblo. Y en el barrio de Caspe denominado la Zaragoceta, se localiza el “Barranco de las brujas”. Algunos afirman, para explicar este topónimo, que allí murió y enterraron a una bruja y otros dicen que allí era donde vivían y que unas marcas con forma de gancho, que en la actualidad perduran, eran donde ellas colgaban los candiles. Resulta que a pesar de que algunos se mostraban escépticos, ante la existencia de estas figuras malignas, la creencia en ellas llegó a popularizarse tanto, que las brujas llegaron a incorporarse como personajes habituales en los cuentos maravillosos dedicados a los más pequeños. Como una versión recogida en Maella del conocido cuento de «Lunes y martes y miércoles tres».

Medicina Popular y remedios caseros

Sin embargo, frente a la visión negativa que la mayoría de los informantes de la zona han tenido y tienen respecto a las brujas, la figura del curandero ha gozado siempre de un buen reconocimiento por parte de los vecinos que acudían a ellos en busca de consuelo y alivio para sus dolores. Muchos de aquellos que tradicionalmente han sido considerados curanderos han desempeñado también el oficio de pastor. En la comarca de Bajo Aragón –Caspe se han registrado unos cuantos casos y se tuvo ocasión de hablar con algunos de ellos. Los poderes curativos podían ser recibidos de manera innata, en el momento de nacer, si se nacía en determinados días del año, como es el caso del jueves o viernes santo, mientras estaba el Señor en el monumento o el día del Corpus. Existía, entonces la creencia de que esa sería una persona con ciertos poderes curativos y como consecuencia podría “curar de gracia”. En caso de que el nacido fuera varón comenzaría a curar a partir de los treinta y tres años, edad a la que murió Cristo. Lo mismo se creía de aquellos niños que nacían “con velo o con manto” es decir que en el momento de nacer la placenta les cubría el rostro, como asegura el siguiente informante:

Mi abuelo decían que tenía gracia para curar, porque nació el día del Corpus y con velo al nacer, con la cara cubierta. No lo podía decir, porque si lo decías perdías la gracia. Como mi madre lo contó mi abuelo perdió la capacidad curativa.

Antonio Acero Navales, Chiprana, 68 años.

Otra muestra de la capacidad de curar se presentaba en el paladar de los elegidos, donde se podía apreciar el símbolo de la cruz. En ocasiones, aunque tan apenas se registran casos, se podía acceder a esos poderes curativos después de haber traspasado los límites de este mundo y haber entrado en el más allá, bien por estar al borde de la muerte o bien a través del consumo de determinadas sustancias alucinógenas. Una señora de Caspe nos contaba el siguiente relato:

Mi hijo obtuvo los poderes curativos, después de un accidente laboral. Estuvo durante unos instantes muerto. En ese tiempo atravesó un túnel en el que había una luz. Después pasó a un espacio similar al de una estación de trenes en el que sólo se veían como capas flotando, puesto

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que no tenían ni pies ni brazos, ni cuerpo. Pero él no pasó a la “Verdad”, él no vio a nadie. Allí le dijeron que si prefería quedarse allí o volver y curar. Él afirmó que quería volver a pesar de que le advirtieron que sería duro. Una vez regresó, podía curar sólo aquellos que le dejaban los del más allá. Si curaba a alguien que no le dejaban, por la noche el mal que había aliviado se volvía contra él.

Ramona Fontoba Catalán, Caspe, 71 años.

Los males que generalmente alcanzaban a curar, estas personas, eran torceduras, esguinces y contusiones. A través de masajes e imposición de manos conseguían recolocar los músculos y huesos en su posición original. La cruz, símbolo protector, servía también para curar y aliviar el dolor, por eso muchos curanderos hacían la señal de la cruz con saliva sobre la zona dolorida.

Además de poner la mano –nos cuentan- hacía crucecicas con el dedo pulgar, se mojaba el dedo en la saliva y te hacía cruces. Pero con poner la mano, ya muchas veces te curaba.

Teresa Berges Callao, Zaragoceta-Caspe, 75 años.

Otros curanderos usaban la aplicación de algunas unturas que se hacían con la grasa de gallina y con miel para aplicarlas por medio de cataplasmas y así conseguir aliviar los males. Los curanderos podían llegar a curar también afecciones como la varicela, las hernias y las anginas. Algunos recuerdan que el momento de la curación se acompañaba de oraciones, que encomendaban al enfermo a algún santo para que sanase antes.

Otro señor de Fabara de casa Pechín, que era pastor, curaba las anginas. Te cogía de la muñeca y te apretaba hasta hacerte mucho daño, así te “trencaba las anginas” que era como si te las rompiera y así no te dolían más.

Manuel Cubeles Aguilar, Fabara, 78 años.

Para diferenciar a los verdaderos curanderos de aquellos que desarrollan todo tipo de artimañas e imposturas, existía la certidumbre, de que aquellos que realmente eran curanderos y tenían la capacidad de curar, nunca cobraban por los servicios que hacían. Su curación era desinteresada y no a cambio de dinero o bienes materiales. Sin embargo, en ocasiones les agasajaban con regalos, como muestra de agradecimiento, cuando curaban a algún miembro de la familia. Las gentes del medio rural se sirvieron de una gran cantidad de remedios caseros con los que pretendían paliar aquellas enfermedades y dolores leves, sin la necesidad de la presencia del médico. Estos remedios, que utilizaban con frecuencia los recursos del entorno, eran transmitidos oralmente de generación en generación, para ser utilizados en caso de padecer alguna afección. Durante el periodo de la infancia se aplicaban todos los cuidados para que los pequeños crecieran debidamente, intentando evitar por medio de la aplicación de remedios caseros cualquier enfermedad o problema. Nos cuenta una mujer de Fayón:

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Mi madre lo decía porque lo sentía explicar a las abuelas. Una planta que le decían “lengua de vaca”. Esto lo metían debajo de una piedra y decían que era para que se “closara” la cabeza de los niños.

Josefa Andreu Batiste, Fayón, 70 años.

Cuentan que a los recién nacidos debía cortarles las uñas la primera vez una mujer que se llamase María y debía hacerlo detrás de una puerta, con esto se conseguía que el bebé de mayor tuviera buena voz y cantase bien. Respecto a las uñas también afirman que si se cortan en lunes o en un día que no lleve –r en su nombre es mejor porque crecen menos. A pesar de que las serpientes eran unos animales rodeados de superstición y misterio, por considerar que podían transmitir enfermedades e incluso de las que se creía que entraban en casa de las madres recién paridas para tetar en lugar del niño, al que daban su cola, han sido utilizadas para la elaboración de algunos remedios.

Cuando les salían los dientes a las criaturas se le arrancaba el “cizo” a una culebra viva y se le ponía en una bolsica al cuello para que no les doliera la boca. Decían que todo lo que rabiaba la culebra al chico le favorecía para salirle los dientes. Su marido lo hizo.

Teresa Berges Callao, Zaragoceta-Caspe, 75 años.

Cuando el dolor de muelas afectaba a personas de una edad más avanzaba se utilizaba la ruda para deshacerse de la muela careada.

Se ponía un palito de ruda en el agujero y con eso ya no dolía más la muela. Se iba cayendo a trozos.

Teresa Berges Callao, Zaragoceta-Caspe, 75 años. Diversos son los remedios utilizados para aliviar los síntomas del enfriamiento o resfriado. Y en algunos casos varían según los pueblos. En Caspe:

Para los enfriamientos hacían un cocimiento de malvas y con

manteca y miel preparaban emplastos y los ponían en el pecho. Quemaban azúcar con brasas en un tazón y se escaldaba con agua hirviendo, se hacía como un jarabe y también era para los enfriamientos. Si la persona era adulta se añadía un chorrín de coñac. Cuando estaban muy colorados, que decían “un ramé de plumonía” utilizaban en infusión una hierba que llamaban “pericol” y que recogían en mayo. También para el enfriamiento empleaban ventosas que hacían con un vaso recio de cristal y una perra gorda con un algodón que prendían fuego. Las ponían en la espalda y delante.

Teresa Berges Callao, Zaragoceta-Caspe, 75 años.

Y en el pueblo de Fayón:

Si se enfriaban ponían un puchero de hierbas y si tenían “chitam” en casa, que es una planta que tiene unas hojitas pequeñas, para matar la sangre mala que decían. Al día siguiente si era hombre al barco y si eran mujeres al río y a la faena de siempre.

Josefa Andreu Batiste, Fayón, 70 años.

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Para los dolores de vientre se hacían cataplasmas con distintos productos que se aplicaban sobre la zona dolorida.

Se utilizaban diversos remedios, tenías la cataplasma para dolores de vientre con malva y miel o se mataba un conejo, se quitaba la piel y se ponía en la tripa, después fermentaba y se curaba.

María Callao Buisán, Caspe, 83 años

La insolación por estar expuesto demasiado tiempo bajo el sol, se aliviaba ejerciendo un ritual que se conoce como “sacar el sol”. Se ponía una cazuela de un cuarto de litro de agua a hervir. Una vez que el agua hervía se volcaba sobre una cazuela mayor y se ponía una cazuela de menor tamaño boca abajo sobre la grande.

Si el sol está dentro de la cabeza el agua se esconderá en la cazuela pequeña. Para que el proceso de sacar el sol sea fructífero, en ocasiones es preciso pasar la cazuela por la superficie de la cabeza dejándola estática en aquellos puntos en los que el agua empiece a esconderse.

María Jesús Pinós Albiac, Maella, 71 años. Además aseguran que las quemaduras del sol se alivian con raspaduras de patatas. Variados han sido los remedios para eliminar los molestos orzuelos que aparecen en los párpados. En algunas zonas se aconseja poner una llave de hierro durante toda la noche en una ventana en la que reciba la luz de la luna, al día siguiente se roza la zona afectada por el orzuelo con la llave y el mal desaparece. En Maella se conoce otra manera de deshacerse de los orzuelos.

Y bueno otra costumbre que había cuando salía un orzuelo en el ojo, pues habían de ir a casa de una señora que se llamase María. Y entonces, llamaban al patio pero sin decirle nada a la mujer, pero se había de llamar María. Abrían la puerta y llamaban: «Tía María aquí t’el dixo». Y dice que aquello curaba el orzuelo.

Victoria Villalba Pellisa, 75 años, Maella.

Los productos utilizados en la elaboración de estos remedios caseros han sido generalmente plantas, animales y utensilios que se encontraban fácilmente en el entorno en el que se vivían. La sabiduría de los antepasados les aleccionaba sobre cómo usar esos recursos, cuándo recolectar determinadas plantas y cómo elaborar los remedios, para obtener mejorías en la salud. Conclusión Una vez que hemos trazado un breve recorrido por aquellas creencias y costumbres relacionadas con la brujería, la curandería y los remedios tradicionales de la Comarca del Bajo Aragón- Caspe, que nos fueron transmitidas como en otros tiempos por medio de la oralidad y siendo así como han conseguido llegar hasta nuestros días. Sólo resta destacar que, a pesar de ser muchas de estas costumbres conocidas, por ser comunes y coincidentes con las de otros lugares del territorio aragonés, su presencia confirma, una vez más, la necesidad del ser humano de explicar todo aquello que acontece a su alrededor, una necesidad que busca situar y delimitar el bien y el mal, como si con ello pensara tener bajo control aquello que más le asusta y le resulta misterioso.

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CULTURA POPULAR Y CIUDAD. EL EJEMPLO DE LAS CREENCIAS

EN EL BARRIO DEL RABAL DE ZARAGOZA

Vicente Chueca Yus La urbs, civilizada y organizada, sede del poder político, religioso y militar siempre ha mirado con desconfianza, cuando no falsa superioridad moral, todo el conjunto de creencias que agricultores, pastores y aldeanos practicaban.

Estos prototipos del ciudadano-señorito enfrentado al palurdo-campesino se difundían a través de los insuperables medios de comunicación urbanos, vinculados a los mass media de cada época. Mientras, el medio rural, más relacionado con una cultura oral, perdía la batalla. El siglo XIX y XX no hicieron otra cosa que ratificar esa polaridad.

La ciudad parecía abandonar, en esa lucha o aceptación del modelo racionalista, parte de su propia cultura de hogueras, fiestas y manifestaciones espontáneas de creencias. Algunas heredadas y oficiales, otras adaptadas, cuando no reinventadas, las más conviviendo en paralelo con “lo correcto” y establecido.

Determinados comportamientos, mitos, ritos y leyendas parecían cosa de “incultos” y era preciso “ilustrar” y volver a la “rectitud” de la ciudad a todos sus practicantes. O lo que es lo mismo: someter al poder todo tipo de alternativa a la cultura “oficial”. Desde hace algunos años diversos estudiosos como Ángel Gari, María Tausiet o Eliseo Serrano se han encargado, a través de sus publicaciones, de ir mostrándonos como es posible que en plena Zaragoza de la Edad Moderna las brujas o los comportamientos festivos con Gigantes, Tarascas o Cabezudos tuvieran su hueco. Podemos descubrir en sus escritos como las creencias y la fiesta son también trasuntos más o menos simbólicos y lúdicos del poder pero también de la sociedad en general. Desde el Instituto Aragonés de Antropología, en colaboración con la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Zaragoza, se profundizó en esta vía con una perspectiva antropológica y etnográfica. En el año 2005 se inició un estudio de las diversas fuentes orales, escritas y visuales de la ciudad. Había que saber si era posible estudiar la cultura popular zaragozana contemporánea en un sentido amplio y si, sobretodo, se podía abarcar.

El resultado fue una publicación que pretendía ilustrar y guiar al ciudadano y al erudito en el, a veces, complejo mundo de los archivos, las colecciones y las publicaciones vinculadas al ámbito comentado.

Los libros eclesiales, los libros de cofradías, las actas del ayuntamiento de Zaragoza, la prensa de la época, los planos, el campo de las artes, la fotografía y los sucesivos estudios de las diversas disciplinas humanísticas que se han publicado sobre la ciudad fueron tenidos en cuenta a la hora de plantear por dónde abordar la visión etnográfica y antropológica de la cultura popular zaragozana.

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Se añadió en este proceso la cultura oral. Los zaragozanos vivos con historias que contar se fueron mostrando como una fuente interesantísima de tradiciones y costumbres. Una constatación y una aportación a esas líneas de trabajos que desde las distintas disciplinas académicas y educativas se venían realizando.

Se concretó todo esto en una segunda fase de colaboración entre el Ayuntamiento y el Instituto Aragonés de Antropología que escogieron como barrio piloto: El Rabal. El punto de partida no fue otro que intentar responder a la pregunta: ¿Pero existe o existió una cultura popular zaragozana?

Fue sorprendente, aunque previsible, encontrar los mismos comportamientos y personajes en la Zaragoza del siglo XIX- XX, agrícola, urbana y dado el carácter del Rabal, ferroviaria que en los espacios rurales.

Oficios, viviendas, usos y costumbres estaban perfectamente enlazados con el entorno. Dentro de ese panorama general destacaba el papel de las creencias y la religiosidad popular zaragozana de una forma más concreta.

Sólo así, con unos antecedentes sólidamente asentados en la sociedad a través del tiempo y las culturas, fue posible comprender la presencia en Zaragoza de una calle de La Bruja, junto al palacio Fuenclara, según noticia de Ximénez de Embún o el conocido monte del Sábado, en lo que después fue la carrera (calle) del sábado, todavía existente, o los famosos duendes de Gascón de Gotor, de la Torre Nueva, de la Calle del Olmo, de Antón Trillo...

Fijándonos en el Rabal, los libros eclesiásticos de este barrio nos permitieron acercarnos a un calendario religioso oficial que celebraba Navidades y Semanas Santas con algunas peculiaridades. El ritmo oficial, cristiano en los últimos siglos y regularizado desde Trento, convivía con prácticas extraoficiales o espontáneas de la población. La tradición oral se encargaba de matizar y aportar información.

Si existió en el Rabal un ranking devocional, y aquí ya comenzaban las preferencias de los rabaleros frente a la cultura de poder, primaba a San Mauricio en el siglo XVIII, como patrón de tintoreros, a San Gregorio como patrón de labradores o San Antón de los animales.

Descubrimos en este trabajo la importancia de La Candelera, la cofradía más antigua de la que tenemos noticia en los libros parroquiales rabaleros. Ésta tuvo algo menos de suerte que las restantes devociones y con el tiempo fue completamente superada por la de San Gregorio que acabo por abarcarlo todo. Con estas advocaciones aparecieron los dances, alguno de ellos felizmente recuperados por la Asociación de Gaiteros de Aragón, las romerías, los gaiteros como Benito Larría, los carros decorados y con ellos los mitos y ritos asociados a los mismos. Los oficiales y los no oficiales. No es de extrañar que San Gregorio sea patrón del Rabal en este sentido si hacemos caso de lo que nos contaron

San Gregorio dice que era… La historia que contaban dice que San Gregorio, con San Licer y no sé que otro santo, venían en peregrinación y San Licer, como le gustaba mucho el vino, más que a San Gregorio, se quedó borracho en Zuera y San Gregorio,

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se quedó borracho a dormir donde se construyó la ermita. Y el otro santo siguió, que me parece que fue San Pantaleón, siguió hacia otro sitio. (Juslibol) Eso se decía.

Esta visita sagrada que sirve de motivo para justificar el origen de una creencia casi podríamos encontrarla en cualquier otro lugar del territorio con las variantes correspondientes. Igualmente podemos saber que los zaragozanos, urbanos ellos, también acudían, y acuden, a las romerías, exactamente como en el campo.

Esta vinculación con San Gregorio es fundamental en la comprensión del barrio y en la constitución de su identidad. Las historias se acumulan en esta línea, algunas religiosas, otras truculentas y en ocasiones divertidas.

En las romerías se subía a la ermita con las caballerías, luego ya con los tractores como era entre semana, pues bueno, si coincidía en domingo pues subía mucho más personal, entre semana subían pocos eran generalmente los torreros y alguno del barrio que guardaba fiesta, porque entonces había muchos trabajadores del campo, entonces se arregablan. El día de la Romería la comida se hacía familiarmente, cada uno lo que podía, haciendo esfuerzos, iban a casa de mi padre, o a casa del señor José, a casa Alejandro y decían –oye déjanos que cuando cobre ya te pagaré este exceso que vamos a hacer y se lo dejaban. Y allí preparaban la comida que querían como en la cincomarzada, que también se celebraba aquí para todos los del barrio y que consistía en comida, baile y los juegos que aquí se usaban. Lo oficial y lo establecido convivía con otra cultura más popular. Insistiendo en la línea anterior y la fiesta de San Gregorio Otra historia es que cuando prohibieron hacer fiestas en el barrio (porque Mosen Vicente dijo que hacían actos muy profanos y no quería) el tio Pistolo, el tío Madriles, El Foto, El Cantador hicieron un desfile de un santo. Subieron al Foto en unas andas y lo pasearon por todo el barrio y es cuando cantaba:

Viva San Gregorio que es nuestro patrón, que sube a las casas y empina el porrón

El Rabal era un barrio agrícola desde la antigüedad e industrial desde finales del siglo XIX pero estaba extramuros. Al otro lado del puente. Y los puentes siempre han sido lugar de leyendas porque no están en ninguna orilla, o están en las dos. ¿Quedaría huella de ellas?

Diversos estudiosos nos narran como se acudía a pedir consejo a los curas del Rabal para acabar con el mal de ojo, como se lanzaban comidas y objetos al río desde el Puente de Piedra para que el diablo concediera los favores deseados o como cita Octavio Sierra, en una ocasión fue encargado un cuadro de la Virgen del Pilar para este barrio, la tabla voló misteriosamente hasta el palacio del Arzobispo, cuando pasaba por el puente de Piedra, regresando a Zaragoza.

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El puente se convertía en un lugar mágico en el que la Cruz, que había en el centro, marcaba el límite de la ciudad e indicaba que parroquia debía de hacerse cargo de los muertos que bajaban por el río. Un recordatorio siniestro que reforzaba las leyendas e historias del lazareto y el pozo de San Lázaro.

Hay quien dice que cuando el Sitio de los franceses estos con las bombas y demás produjeron el hueco que es el pozo. Antiguamente como había tantos carros de caballerías y galeras pues que una galera al subir la cuesta, la caballería se espantó, chocaron y la galera cayó al río, que las galeras debían de tener unos cuatro metros de anchura, y además aún era más grande el autobús que cayó recientemente, y mientras lo estaban sacando con la grúa del Portillo, el autobús estaba dentro del río y no se veía. Los bomberos dijeron que había una corriente subterránea que tiraba para abajo. Yo también he oído que la primera vez que arreglaron el Puente de Piedra (cuando González) (Por Felipe González), pues inyectaban cemento líquido a base de presión y resulta que se dieron cuenta de que gastaban mucho cemento es que había una corriente subterránea y que salió el cemento casi cerca de la Cartuja. Pueden ser ríos subterráneos.

Celedonio García y Jose Antonio Adell también recogieron historias de túneles maravillosos que partían de este entorno y la historia del Arte se encargaba de mostrarnos imágenes idílicas de apariciones de santos y milagros cuyo fondo era el Pilar. Jose Ramón Marcuello también nos hablaba de moros maravillosos como Paiporta, Jarandin o Mamblas que con el tiempo se convirtieron en acequias y términos de la ciudad. Nos sorprende por otro lado la presencia de una cofradía de Ntra Sra de la Misericordia y de las Almas de San Lázaro. Indudablemente la utilización desde antiguo del barrio del Rabal como lugar para enterramiento y apestados ayudó a generar todo un conjunto de creencias y leyendas que evidentemente, ocurría fuera de los muros de Zaragoza. Con esto se seguía la pauta de localizar “lo extraño” fuera de la muralla y el caserío. Pero la creencia y la leyenda no se quedaban a las puertas del Rabal. Entraba en el barrio y en sus calles. De nuevo la cultura oral nos acercaba a ellas:

Yo, mayormente, no me he roto ningún hueso, ¿verdad? Pero si te dislocabas la mano o te salía un pie o tal. Aquí bajo, detrás de la estación había una señora que se dedicaba a arreglar huesos de esos. Era una curandera. Y ahí íbamos que si el brazo, que si la pierna, que si el tobillo. Una curandera, sí. Yo me acuerdo que aquí en Zaragoza había un famoso curandero que le llamaban el tío Gildo, que vivía en el barrio de San José, por ahí arriba y ese hombre, igual que deshacía críos que curaba piernas, que… ese hombre daba de todo. El tío Gildo. Iba siempre con una maleta al hombre, que debía llevar la maleta llena de hierbas y llena de… cosas de medio brujería que era. Iba hecho un pordiosero, con unas greñas y mal afeitao ahí con una pipa en la boca, el tío Gildo.

Hay que decir que la señora citada en el primer caso, que era curandera, según otros testimonios orales, había recibido la virtud por una aparición que había tenido en el

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barrio de las Delicias. Así era la ciudad del tranvía, de las fábricas y de la incipiente industrialización. Por ir terminando, otro clásico del mundo de las creencias y la religiosidad popular son las fuentes de agua. A principios del siglo XX, tomado del diario La Alianza Aragonesa, ocurrió lo siguiente

… Fuente del Berro, que estaba situada en el zaragozano camino de Juslibol. La fuente surgía en los terrenos que ocuparon las antiguas balsas de Ebro Viejo… una de estas filtraciones de agua, que antiguamente por estancamiento producía charcales insanos, dando origen al paludismo que en el Arrabal era endémico, era objeto de veneración y motivo de romería, por creer los que con cántaros y botijos iban a proveerse de agua que, como otras mil, libraba de todo mal a los que con fé la bebían…

Los zaragozanos también tenían aguas sagradas. Tanto que el Ayuntamiento tuvo que prohibir que se bebiera de ella ante el peligro de enfermedades. Resumiendo. La ciudad es un espacio más donde las creencias y religiosidades populares tienen lugar. Las leyendas urbanas no son algo nuevo. Han existido con anterioridad e integradas en las sucesivas culturas de Zaragoza. Lo oficial y lo extraoficial conviven en ritos, mitos y leyendas. Estas aparecen en los mismos lugares que en el medio rural: puentes, pozos, lazaretos, fuentes, etc. No pertenecen a un pasado remoto o erudito, las historias que se han mostrado en la presente ponencia siguen siendo contadas por los antiguos arrabaleros, se adaptan. Existe también una oralidad.

El barrio del Rabal estaba extramuros. Era lugar de apariciones milagrosas, de almas benditas, de leproserías y de sucesos extraños. Pero también era lugar semiurbano donde el ciclo del año y el de la vida se sucedían como en todas partes. Un consejo final. Todavía es posible, precisamente, ir al Puente de Piedra a buscar a un hombre con tantas narices como días le quedan al año, en Nochevieja, evidentemente. Yo lo he visto y probablemente ustedes, también. Al menos así nos lo contaron a nosotros.

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SIGNIFICADOS Y CAPACIDAD DE DINAMIZACIÓN SOCIOCULTURAL DE LA FIESTA DE LOS SANANTONES Y LA ENCAMISADA

Ángel Sancho Ramón

Resumen La fiesta de los Sanantones, más allá de la espectacularidad de la Encamisada, esconde un complejo e importante contenido simbólico, ritual, musical y antropológico; sin embargo quedan numerosos interrogantes y dudas razonables por despejar: el verdadero origen de la fiesta, el papel real de los santos protectores, la evolución e interacción de aspectos religiosos y paganos, el significado real del Reinau y su vinculación a la fiesta, el sentido y simbología de los cargos, etc. Por otra parte la fiesta se ha convertido en un importante reclamo turístico, durante las fechas de celebración y en un potente dinamizador sociocultural a lo largo de todo el año, la suma de todos los factores ha permitido la creación de un centro expositivo permanente y una intensa producción cultural. Origen de la fiesta Referencias históricas. Apenas se tienen noticias sobre la aparición, los primeros datos los encontramos en el libro del Padre Bravo de 1892 “Historia de la Virgen del Olivar” en la cual dice lo siguiente:

“Tiene gran fama y atrae multitud de forasteros la procesión que celebran en la noche de la fiesta de San Antonio Abad, 17 de Enero, llamada la Encamisada. Consiste en una gran cabalgata en la que toman parte el Ayuntamiento, mayordomos de las fiestas y algunas otras personas principales, todos vestidos de gala; esto es, con sus grandes capas y elegantes pañuelos a la cabeza, menos los dos que preceden, quienes han de llevar unas coronas, adornadas de cintas y flores, por lo cual se los designa con el nombre de Rey y Conde; llevan en la mano derecha un hachón de fuego, y en esta actitud han de recorrer las calles, que están también iluminadas con grandes hogueras, y dar la vuelta entorno de la imagen del santo. No he podido averiguar el origen de esta extraña ceremonia” BRAVO, P. 1892: 20.

Beltrán por su parte analiza el origen de algunos de los actos buscando su conexión con otras culturas.

En el pueblo turolense se conserva la fiesta con los más complejos elementos encadenados y vinculada a tradiciones que alcanzan hasta las que practicaron los romanos y seguramente algunas de origen indoeuropeo y prehistórico, por más que la versión actual haya modificado en muchos detalles la que ocurría a fines del siglo pasado. BELTRÁN, A. 1995:116.

El concepto Encamisada. Una posible explicación de porqué se le llama de esta forma, la podemos encontrar en el siglo XVII, en tiempos de Felipe V; cuando se celebraban múltiples fiestas en las que intervenían las caballerías, entre ellas estaba una que denominaban la Encamisada, esto es lo que nos dice Deleito Piñuela en su libro “También se divierte el pueblo”:

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Era cierta fiesta que se hacía de noche con hachas por la ciudad, en señal de regocijo, yendo a caballo… se efectuaba la Encamisada en la Corte y en las ciudades principales y preferentemente para conmemorar todos los príncipes o magnates, o bien otros acontecimientos … especie de mojiganga nocturna alumbrada con hachones …DELEITO, J. 1954.

Se recoge la definición que aporta Eliseo Serrano, en la que aparecen conceptos coincidentes como: hachones, mayordomos, teas, pendones:

La «encamisada» consistía, por lo general, en veintiocho parejas vestidas con una camisa blanca alargada, con algún adorno, a veces la cara cubierta por una máscara y que generalmente montaban caballos rica y vistosamente engalanados. Delante solía ir un capitán con un traje más vistoso acompañado de lacayos con hachones encendidos. A continuación seguían las parejas entre las que iba un Mayordomo que era el que llevaba un pendón en el que generalmente se pintaban los retratos de los visitantes regios o de aquellos a los que se festejaba. Completaba la comitiva una serie de personajes que simulaban ser prisioneros. A ambos lados de toda la «encamisada» desfilaban una serie de lacayos con teas encendidas para dar vistosidad al cortejo. Al final un teniente y cuatro personas más cerraban la comitiva. SERRANO, E., 1981/143.

Otra hipótesis puede centrar su origen en una estrategia bélica (teoría que se maneja en la población de Falset como origen de la celebración de su Encamisada) según se recoge en una cita del siglo XVII del Diccionario tesoro de la lengua castellana:

Es cierta estratagema de los que de noche han de acometer a sus enemigos y tomarlos de rebato, que sobre las armas se ponen camisas, porque con la “escuridad” de la noche no se confundan con los contrarios. Y de aquí vino llamar encamisada la fiesta que se hace de noche con hachas en señal de regocijo. COVARRUBIAS, S. 1611.

Como vemos, una estrategia militar, pudo integrarse en la corte como acto de homenaje y mas tarde el pueblo pudo adaptarla a sus necesidades e incorporarla como fiesta, pero aun repitiendo el mismo esquema, aquí pudo convertirse en un rito con finalidad de agradecimiento o con deseo de protección y purificación. Evolución de los aspectos religiosos El Reinau. Es evidente que en la fiesta se entremezclan muchos factores, cristianos y paganos que se han fusionado, adaptado o han evolucionado. En el caso que nos ocupa, solo ha llegado hasta nuestros días en su modalidad de baile, aunque según la cita que se adjunta, el Reinado era algo mucho mas complejo, que nos muestra puntos de conexión con mojigangas y carnavales, la vinculación con la fiesta que nos ocupa, puede establecerse tanto en el nombre, como en la denominación de los personajes: rey, conde, mayordomo y con gran parte de sus símbolos. En el siglo XVIII pasó de estar integrado en las celebraciones religiosas a prohibirse, según puede desprenderse del edicto que publica el Obispo de Teruel en 1745:

Mandamos que ninguna cofradía pueda nombrar ni permitir a sus cofrades y cofradesas que acepten el nombramiento de Rey, Reyna, Duque o Conde, Duquesa o Condesa, Mayordomo o Mayordoma del Reynado... ... Y assimismo no puedan los dichos Reyes o Emperadores de Juego de Reinado entrar en la iglesia con la mogiganga de corona de papel o de otro material en el sombrero, o en la cabeza, ni el Duque o Conde con la del Plumaje, ni el mayordomo con disfraz, ni con alguna insignia de tales oficios, ni estos oficiales burlescos puedan sentarse juntos en la Iglesia en figura de comunidad a cuerpo separado, ni en banco separado, ni en banco preferente o igual a las Justicias que tiene

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la vara del Rey nuestro señor. Ni las emperatrices o Reynas de Carnestolendas pueden tener en la Iglesia trono (como dizen) de asiento preheminente, separado y alfombrado, ni llevar divisa alguna de tal burla, ni estar en comunidad o cuerpo distinto con la Duquesa o Condesa, y la Mayordomesa o Sacalostodos. Ni nuestros curas, ni nuestros sacerdotes ni clérigos de cualquiera orden y grado, puedan acompañar esta tramoya burlesca del Reynado para ir a la Iglesia en mujeres ni hombres, ni salir a recibirlos a la puerta de ella, ni ministrarles la agua bendita con el hisopo o sin el, acompañarlos al assiento, ni despedirlos a la salida, o conducirlos a sus casas. CAMPS CAZORLA, E. (1927. 138)

En la actualidad la fiesta mantiene un importante número de actos de carácter religioso; se han mantenido todos aquellos que se celebraban antes de su pérdida como son: la entrega de pan bendito, la procesión, la salve y la misa mayor; con la recuperación integral de la fiesta se ha vuelto a “sacar hacha” y se mantiene la presencia de los cargos festivos en lugares de privilegio dentro de la iglesia, de una manera muy similar a la que describe la cita de Camps Cazorla. Otro aspecto que no queda claro es la representación simbólica de cada cargo: procurador (representante popular), rey (poder real) conde (poder nobiliar), al igual que los elementos que les identifican (plumas, cintas y estrellas) Nombramiento de los cargos. Hasta el año 1974, el cura párroco era quien tenía la capacidad de nombramiento de los siete matrimonios entrantes, cuya decisión se hacía pública durante la misa del día de Reyes, sin embargo tras la recuperación, la comisión saliente es quien pasa a designar a las siete parejas de fiesteros (previa consulta con las mismas), aunque sus nombres se leen de forma pública el domingo de Reyes o en su defecto el día de la fiesta durante la misa mayor, la iglesia pierde su capacidad de decisión y adquiere un papel ratificador de aquello que la comisión determina. Denominación del acto central. Otro tema confuso es el relativo a denominar “Santa” a la Encamisada, ya que en ninguna cita y definición histórica vincula la Encamisada como acto religioso, incluso cuando el mercedario Padre Bravo en 1892, se refiere a la fiesta no la denomina con ese grado, y mas, cuando ésta siempre ha realizado el recorrido en sentido contrario al de las procesiones religiosas, parece mas bien una cristianización, ya que los únicos rasgos de carácter religioso podrían ser la fecha (vinculada a San Antón o San Sebastián) y el pendón de San Antón. San Antón y los Santos Mártires. La importancia de unos u otros santos protectores en algunos actos de la fiesta, tiene sus contrasentidos, por una parte la fiesta se ha denominado de forma coloquial Sanantones, (a pesar de que en los últimos años, el acto mas conocido: la Encamisada, ha asumido el nombre gobal). La imagen de San Antón preside de forma simbólica algunos actos oficiales, entre ellos: la Salve, la Encamisada, la Llega, la procesión. Otro aspecto que genera cierta confusión es la elección de la fecha de celebración (el fin de semana más próximo al día 17 o al día 20), el padre Bravo cita la víspera de San Antonio Abad como la fecha de su celebración, sin embargo, la tradición oral durante el siglo XX nos dice que la fecha de inicio es la víspera del día 20, -San Fabián y San Sebastián-; incluso Altaba Escorihuela lo cita en su libro:

Se encendían en la noche del 19 de enero y luego pasaba la Encamisada, dando la vuelta al pueblo. ALTABA, J. (1979. 174).

Por otra parte en la procesión, tras la misa mayor, los Santos Mártires preceden siempre a San Antón, el cual ocupa el último lugar (a pesar que su pendón encabeza la comitiva). El

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inicio de los actos oficiales, tiene lugar en el arco de entrada al pueblo, bajo la capilla dedicada a los Santos Mártires, en el cual se canta la salve y se enciende el primer fuego. Si tenemos en cuenta como posible origen de la fiesta, la teoría de protección o agradecimiento relacionada con una epidemia medieval, el santo protector de las personas con respecto a la peste es San Sebastián (como sucede en Castelserás) y no San Antón que protege a los animales. Sacar hacha. El concepto de hacha nos viene definido como: “vela de cera, grande y gruesa” del latín: fascûla, cruce de facûla, pequeña antorcha y fascis, haz. Es un acto ceremonial de carácter religioso, del que se han encontrado pocas similitudes con otros actos festivos y religiosos en Aragón. Al revisar las fiestas del pueblo a lo largo del año, encontramos: que la cofradía del Santísimo, “sacaba hacha” los domingos de Minerva (tercer domingo de mes), que podría tener algún punto de conexión con otras culturas, según apunta Antonio Beltrán, el cual se centra en la figura simbólica de “las manos veladas”, en el momento de portar el hachón de fuego:

…es digna de subrayarse la práctica de manos veladas en la misa que hallamos en los “hirpi sorani” correspondientes a una cofradía de sacerdotes sabinos, semejante a los lupercos de Roma, que cuidaban del culto a la diosa Feronia que personificaba la floración primaveral…BELTRÁN, A. (1995: 147).

En la actualidad “sacan hacha” siete parejas de hombres, -vestidas con roquetes blancos-, las cuales están compuestas por los siete fiesteros entrantes, mas siete voluntarios. Los portadores o pajes de hacha salen durante tres momentos de la misa (al inicio de la ceremonia, en la lectura del Evangelio y al alzar a Dios o Consagración) colocándose a ambos lados del pasillo central de la iglesia o vía sacra. Entrega del pan bendito. Una vez bendecido el pan por parte del párroco, y al finalizar la ceremonia religiosa, las mujeres de los fiesteros, ataviadas con el traje tradicional de gala (con mantón y mantilla) reparten en canastillos engalanados, el pan bendito.

La costumbre de repartir pan bendito beneficiaba en algunos lugares a los cofrades de San Antón, pero en la mayor parte de ellos a todos los fieles que acuden a la misa, como en Estercuel y en casi todos los pueblos se atribuye a este pan, en realidad torta, efectos sanadores y benéficos. BELTRÁN, A. (1995: 138).

Además de los asistentes a misa, el pan también se entrega a los enfermos de la localidad, e incluso a otros hijos del pueblo que no se encuentran en él, ampliando de esta forma su protección a quienes no pueden acudir a la iglesia, reforzando el sentido grupal de la comunidad y al efecto protector de un alimento “bendito”. Evolución de la fiesta Formato temporal. Hasta 1974 la fiesta se celebraba durante tres días, iniciándose el día 19 de enero por la tarde (celebrándose La Encamisada) el día 20 (los Santos Mártires) y el 21 (San Antón,), se oficiaba misa los dos días, repartiéndose pan bendito y sacando hacha en las celebraciones religiosas. En 1975, en plena crisis minera y ante la falta de fiesteros que quieran continuar, desaparece el sistema organizativo tradicional, a partir de ese año asume la fiesta la corporación municipal, (simplificando la fiesta a la Encamisada y a los actos religiosos) celebrándose durante el fin de semana más próximo al día 19. El siguiente cambio fue comprimir los actos al formato de fin de semana, incorporando y adaptándose a la nueva realidad social que se vive en los inicios de la década de los 90.

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En el año 89 la A.C.S.T. compra las capas y se contratan gaiteros, el Ayuntamiento y socios de la Asociación, hacen las veces de salientes con un grupo de voluntarios que acceden en calidad de entrantes, es a partir del año 1990 cuando se vuelve a recuperar los actos festivos y el sistema organizativo adaptado como se realiza actualmente. La Asociación Cultural en el proceso de recuperación. Era necesaria una entidad independiente y representativa que iniciara el proceso de recuperación. A pesar de que se daban factores favorables desde hacia unos años, nadie se atreve a dar el primer paso, influido sobre todo por el peso que tiene en una comunidad rural tomar una decisión de esas características, se precisa de un elemento impersonal, que permita dar ese paso sin traumas. En este caso, es la Asociación Cultural quien realiza las primeras acciones, convenciendo individualmente a la gente del pueblo para que sean ellos, quienes avalados y nombrados por la Asociación, recuperen la fiesta. La Asociación facilita así el camino, mentalizando a socios y no socios en artículos de opinión en la revista y aportando aquellos componentes fundamentales. Las acciones puntuales que ejerció la Asociación fueron los siguientes: - Documentar la fiesta, editando artículos de investigación -dentro de la revista Tedero-, intentando recuperar el contenido y los documentos gráficos de la misma - Motivar a un grupo de personas para que se conviertan en entrantes y tomar el relevo de la primera comisión (compuesta por miembros de la Asociación y el Ayuntamiento) - Conseguir el vestuario identificativo de la fiesta, en especial los sombreros, las capas y con posterioridad las distintas comisiones: mantones y mantillas. - Formar a un grupo de socios para que, a medio plazo se inicien en los instrumentos de dulzaina y tambor para interpretar todas las melodías de la fiesta, (grupo que actualmente conforman los gaiteros de Estercuel). Incremento del tejido social. Gracias al fenómeno festivo se ha experimentado un sensible crecimiento de las entidades sociales registradas en la localidad, legalizándose la asociación Gaiteros de Estercuel en la década de los 90 y en 2005, se constituyó la asociación Cultural la Encamisada.

Recuperación festiva y procesos de participación • El vestuario propio de la fiesta. Gracias al material fotográfico y a modelos reales, se inicia un lento proceso de recuperación, tanto del vestuario masculino: capas, sombreros, los símbolos de los cargos; como del femenino: los mantones, las mantillas, además de materiales complementarios como canastillos. Las capas fueron realizadas por un grupo de socias que se prestan como voluntarias, pasando de esta manera de un vestuario privado que se deja entre grupos de relación, a un material común perteneciente a todos los socios. • Los músicos. Los dulzaineros o gaiteros han sido una pieza fundamental dentro del marco de la celebración, pues han sido el grupo conductor de todos los actos festivos, interpretando las melodías y dando continuidad al programa festivo. Durante unos años una pareja de dulzaineros de un pueblo próximo actuaba durante la fiesta, pero la edad de ambos hacía temer por la continuidad de los actos musicales, ante lo cual dos personas de la asociación inician clases de tambor y dulzaina; que años mas tarde se incrementaría en número, que configuraron un grupo, que son quienes interpretan actualmente las melodías, además de continuar la labor de recuperación del repertorio perdido de la fiesta y de otras labores de investigación del patrimonio de tradición oral en la comarca.

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• Las melodías musicales. Uno de los valores musicales de la fiesta, reside en que cada apartado de la fiesta se corresponde con un toque específico para dulzaina y tambor. Están editadas las partituras específicas de la Encamisada, La Encamisada de día, La Llega, la Mazurca, toque de procesión, el Reinau y las Coronas, parte de las cuales han sido recogidas por Blas Coscollar en las dos ediciones de su libro: Método de dulzaina aragonesa. Gracias a la existencia de éstas partituras y al trabajo de investigación realizado sobre músicos de los años cincuenta, se han grabado diferentes versiones de éstas melodías, a cargo de grupos y músicos como: Escandallo, Los Gaiteros de Alcañiz, Somerondón, Angel Vergara y los Gaiteros de Estercuel. • Los bailes. Hasta 1950 se bailaban dos bailes: El Reinau y las Coronas, se perdieron ambos y solo quedaron los pasos básicos en la memoria de algunas personas mayores. En la V Muestra del folklore aragonés, se consiguen bailar y grabar ambos (por parte del grupo Somerondón y con el acompañamiento musical de los Dulzaineros de Alcañiz) tanto en soporte vídeo como en vinilo, quedando de esta forma un documento audiovisual, de gran ayuda en el proceso de recuperación de los bailes. Aunque el Reinau se ha bailado de forma puntual por alguna pareja, no es hasta el año 1995 cuando la Asociación Cultural consigue recuperarlo, después de 50 años. En los últimos años se han ido realizando sesiones de aprendizaje en grupo, tanto en Zaragoza, en el colegio público local y durante el mes de agosto en el propio pueblo, lo cual permite incrementar año a año el número de personas que bailan el Reinau. Participación organizativa • Organización de la fiesta. La preparación de la fiesta constituye en si misma un importante proceso participativo a lo largo de todo el año. El sistema de financiación conlleva entre otras las siguientes tareas: - Recaudación de fondos económicos: venta de loterías y números para todo tipo de sorteos, venta de complementos y reclamos publicitarios, además de la recogida tradicional o llega.

Por todo ello en estas fiestas, es común que se organicen “llegas”, “plegas” “subastas” u “ofertas” en las cuales cada individuo o familia ofrece un regalo a los santos protectores esperando que intercedan ante la divinidad en reciprocidad, y que esta les guarde los bienes o la salud. OTEGUI. R. (1989: 96).

- Contrataciones: conjunto musical, dulzaineros, corales o grupos joteros, caballerías. - Preparación de las hogueras: talas de árboles (durante el verano), recogida de aliagas, reparto de tierra por las diferentes hogueras (que actúa como aislante del fuego). - Mantenimiento: reparación, limpieza y mantenimiento de los materiales festivos: capas, sombreros, mantones, sillas de montar, roquetes, canastillos, etc.. - Encargo y elaboración de materiales complementarios: tederos, camisolas de portadores de tederos, pendones de los santos. - Realización de proyectos con el dinero sobrante de la fiesta, entre otros: reparación de instalaciones vinculadas a la fiesta (capilla de los santos mártires), murales cerámicos, señalización de hogueras, etc. El peso organizativo de la fiesta descansa en siete matrimonios en calidad de salientes (que tienen capacidad ejecutiva) y siete matrimonios entrantes (que realizan una labor de aprendizaje) un total de 28 personas llevan a cabo todas las actividades. Desde su recuperación un número importante de personas han pasado como componentes de la organización.

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Producción cultural • Edición de materiales documentales. La fiesta ha generado un importante volumen de publicaciones, editándose numerosos folletos (de exposiciones, de programación anual) además de dos monográficos sobre la fiesta, junto a cuatro posters (y la inclusión en publicaciones turísticas del Parque Cultural del Maestrazgo). Se ha editado el libro: San Antón en las fiestas Bajoaragonesas escrito por Antonio Beltrán, el libro dividido en dos partes presenta en una de ellas: Las hogueras y el paso del fuego en Estercuel. También se ha publicado el libro Estercuel en cuerpo y alma, que dedica portada y un amplio capítulo a la celebración festiva junto a un DVD con unas cien imágenes documentadas sobre los aspectos relevantes. • Materiales audiovisuales. En diferentes formatos y soportes se han editado entre otros: vídeo y vinilo en la V Muestra de Folclore Aragonés, de la Ciudad de Zaragoza (1983), en el que se recogen los bailes y melodías representativos de la fiesta. Vinilo del Grupo Universitario Somerondón (1990) en el que aparece el Reinau. Casette de los Gaiteros de Alcañiz, con las piezas más representativas interpretadas con dulzaina y tambor. Cd interactivo del C.I. del fuego y la fiesta (2004), en el cual se hace un recorrido por todos los actos, e incluso se pueden conocer los aspectos básicos de la fiesta con el juego de la Encamisada. En otro CD de los Gaiteros de Estercuel: Ya llegan. (2005), encontramos versiones de todas las melodías de la fiesta. • Ámbito expositivo. El interés despertado por la recuperación de la fiesta supuso la realización de una exposición monográfica con todos los materiales audiovisuales e iconográficos que ilustran o forman parte de la fiesta además de toda la producción generada (videográfica, fotográfica, sonora etc) en una amplia muestra celebrada en el pueblo durante el periodo estival. La fiesta ha ido generando un importante material fotográfico que han permitido realizar tres exposiciones monográficas tituladas: De Sombra y Luz. de fotografía, una en el propio pueblo y dos en Zaragoza (Biblioteca de Aragón. y Universidad de Zaragoza), elaboradas por dos miembros de la Asociación Cultural. En el año 2005 se realizó una exposición con los objetos representativos (tederos, sombreros, canastillos, hachas de fuego, capazos, roquetes, etc.) alrededor de la plaza de la iglesia. • Concursos fotográficos. Unido a la riqueza plástica del fuego y en función del abundante material fotográfico, que todos los años se genera durante la fiesta, se convocó durante varios años un concurso de fotografía. La instantánea ganadora se editaba como cabecera del calendario festivo anual del pueblo, lo cual permitía: generar un archivo fotográfico alrededor del fuego y por otra dar un nuevo aliciente participativo a la fiesta. • Recorrido permanente de la Encamisada. En los Sanantones de 2005, se crea la “Ruta del fuego” que señaliza con placas en soporte cerámico, el recorrido de las quince hogueras -destacando aquellos aspectos reseñables de la fiesta-; todo lo cual consolida de forma permanente la huella de la fiesta a lo largo del casco urbano. Los temas que aparecen en cada una de las quince placas son:

1. Acto ritual: Sacar hacha. 2. Compartir un alimento común: pan bendito. 3. El fuego purificador. 4. Combustibles: las aliagas y el pino. 5. El fuego iluminador: los tederos. 6. Patrimonio musical: Encamisada, mazurca, llega. 7. Bailes propios: El Reinau y las Coronas. 8. Vestuario masculino y femenino. 9. Sistema organizativo: entrantes y

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salientes. 10. C.I. del fuego y la fiesta. 11. Santos protectores: San Antón, San Fabián y San Sebastián. 12. Fiesta participativa: cada uno en su papel. 13. Sufragar la fiesta: la llega. 14. Símbolos de poder: procurador, conde y rey. 15. Cabalgata: El papel de las caballerías. Folleto Comisión de 2005.

Espacio expositivo permanente • Centro de interpretación del fuego y la fiesta. Tras la consolidación de la fiesta se acometió por parte de la A.C.S.T., el proyecto de construcción de una instalación donde poder exponer de forma permanente, el contenido de la fiesta con sus materiales y en todos sus formatos y manifestaciones. El centro está instalado en unas cuevas-prensa aparecidas en el casco urbano del municipio, recuperando de esta manera un patrimonio emblemático y el único dedicado de forma monográfica en Aragón al fuego y la fiesta. Tras un largo proceso de restauración y de adecuar los espacios expositivos, se inaugura en Enero de 2002 un espacio que es fiel reflejo de la fiesta el fuego y sus rituales, además de servir como centro de difusión de todas las visiones y expresiones que se generan alrededor del mismo. Las tres salas en las que se divide el espacio son: A) El fuego como elemento mágico. B) El fuego y las manifestaciones festivas. C) La fiesta de la Encamisada. También se pueden encontrar repartidas en las tres salas vitrinas como: capacidades e iniciadores del fuego, combustibles, vestuario de la fiesta, materiales complementarios, y contenidos El fuego y la fiesta en el Maestrazgo, además de un equipo informático (en el que se puede interactuar con un cd específico sobre la fiesta), junto a un equipo audiovisual (en el cual se proyecta un vídeo sobre la fiesta), además de una gran maqueta interactiva del pueblo con sus quince hogueras. Participación y repercusión social • Fiesta de interés turístico de Aragón. Dada la gran repercusión social, mediática y turística del evento, se solicitó en el año 2004, el reconocimiento de la fiesta como de interés turístico, concedido meses mas tarde, tras cumplirse todos los trámites exigidos.

(...) dado que ha quedado plenamente constatado que la celebración de la “Fiesta de los Sanantones y la Encamisada” que se celebra en Estercuel (Teruel), forma parte de la tradición de esta localidad, por su antigüedad y continuidad a través del tiempo y la originalidad y diversidad de sus actos, habiendo sobrepasado la consideración meramente sociológica para convertirse en un fenómeno turístico con gran atracción de visitantes. (código F.I.T.A. nº 34). (BOA. 125. 22/X/2004).

• Influencia simbólica. Desde la recuperación de la fiesta su presencia e influencia es palpable en muchos aspectos de la vida cultural y social del pueblo. El nombre de la revista de la A.C. Santo Toribio, se llama Tedero, el cual es también el icono que identifica a la entidad. Encamisada ha sido el nombre elegido por la asociación cultural legalizada en 2005 para el mantenimiento de la fiesta y cuyos estatutos se traspasan en el cambio de poderes. El hotel Villa de Estercuel*** inaugurado recientemente, utiliza como símbolo identificativo una llama de fuego y una de sus salas está dedicada a la Encamisada. En los folletos editados por parte del Ayuntamiento el titular de cabecera es: “Estercuel, el pueblo de la Encamisada”. Incluso la bandera aprobada hace unos años, evoca en su color rojo al fuego de las hogueras:

En cuanto a la bandera se propone una combinación basada en los esmaltes del escudo, pero con simbolismo propio, al destacar el rojo y el negro en evocación a las hogueras de San Antón y del lignito. Decreto17/2002, de 22 de enero del Gobierno de Aragón.

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• Participación y espectáculo. La fiesta ha pasado en los últimos años de una celebración de invierno de interés local, donde la mayor parte de los habitantes participan de una manera u otra en la fiesta, a un espectáculo multitudinario, en el cual, se busca el atractivo del acto central, mas como espectadores, que como participantes activos integrados en la celebración. Citando a Guy Debord: vivimos en la sociedad del espectáculo, y como tal tendemos a convertir en espectáculo una serie actos lúdicos y festivos de relevancia. Las tipologías de participantes son: A. Comisión organizadora, integrada por siete parejas salientes y siete entrantes, los cuales son participantes cualificados, quienes trabajan a lo largo del año, y quienes ejecutan los actos festivos, el vestuario (capas y sombreros marca su presencia en la fiesta. B. Participantes activos. Habitantes e hijos del pueblo, que son quienes colaboran en los aspectos fundamentales de la fiesta: recogida de aliagas, montaje de las hogueras, portadores de tederos y de hacha, también conforman el grueso de participantes activos de la Encamisada y son quienes sufragan con sus aportaciones económicas gran parte de la fiesta. C. Otros participantes. Compuesto por el gran número de visitantes, la mayoría, asisten exclusivamente al acto central de la fiesta como es la Encamisada, solamente como espectadores, apostados en los márgenes de las hogueras, marchándose al finalizar la cabalgata o tras la cena o la verbena. La Encamisada en el que se amalgaman: las caballerías, el protagonismo del fuego aplicado en las hogueras, los tederos, etc. quedando en un segundo plano el resto de actos de la fiesta: la vivencia integral y el sentido de la misma. Se exageran también algunos rasgos, como el tamaño de las hogueras, con el fin de realizarlas cada vez mas grandes además de incorporar de forma puntual elementos no habituales en las mismas (objetos y materiales que no proceden de la naturaleza), imitando modelos propios de otras fiestas. • Competitividad. En la fiesta tradicional no se actuaba por competencia ni se obtenían galardones, los actos se realizaban por el sentido simbólico heredado y por el peso de la tradición. En la actualidad algunas actividades son premiadas o recompensadas; en unos casos para estimular la participación y en otros para destacar determinadas acciones, de tal manera, que se conceden premios: a la aliaga de mayor tamaño y a la mejor hoguera. Por influencia recibida de otras fiestas relacionadas con el fuego, se ha variado de forma puntual la composición de las hogueras, ya que en los últimos años se han llegado a colocar objetos y materiales ajenos a la tradición (ruedas de coche, muñecos, carteles, plásticos), razón por la cual se han marcado criterios que eviten transformaciones del sentido y de los materiales originarios de las hogueras.

Valoración de las hogueras. Se valorará la estructura y composición de la hoguera y que los combustibles que la conformen sean materia vegetal. Los añadidos ajenos a las tradiciones de la Encamisada no serán tenidos en cuenta. Folleto Sanantones 2007

• De lo individual a lo grupal. La fiesta ha sufrido una serie de cambios en los últimos años, algunas tareas como la recogida de las aliagas y la leña, han pasado de ser una labor individual, que cada uno realizaba con medios propios, a una actividad pública, que forma parte del programa festivo como un acto mas y que también está incentivado al ofrecer a los participantes un almuerzo comunitario al finalizar la recogida. • De lo privado a lo público. La cena durante la fiesta se realizaba en el ámbito de lo privado, cada familia cenaba en su casa, solamente la comisión de fiestas comían juntos,

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pero no en las hogueras (quizá influido por las condiciones climatológicas del mes de enero). Con la recuperación se ha ganado la calle por cuadrillas y se comparte la comida en las hogueras convirtiéndose en un acto popular alrededor del fuego, transformándose la fiesta en un acto más abierto público y compartido, como un factor de convivencia grupal y vecinal que hasta los años 80 no tenía. La comisión obsequiaba a principios de los 90 con alimentos y con vino a los distintos grupos que cenaban alrededor de las hogueras, en la actualidad solo se obsequia con vino por parte de la comisión. Conclusiones La fiesta ha sido el único motivador endógeno que ha cuajado en la vida social y cultural del pueblo, convirtiéndose en el acontecimiento de mayor interés a lo largo del ciclo festivo anual, además de ser su símbolo mas representativo. La culminación de todo este proceso ha cristalizado en la creación de un centro permanente desde el cual, se mantiene vivo el espíritu de la fiesta a lo largo de todo el año, sirviendo no solo como reclamo sino también como mecanismo de interpretación de todos los aspectos de la fiesta. La fiesta deberá esforzarse para consolidar los elementos mas representativos: - Mantener la presencia de las caballerías, en base a soluciones imaginativas, dado que cada año son mas difíciles de conseguir. - Buscar el mantenimiento del rigor, los valores y las esencias de la fiesta, por encima del espectáculo y la competitividad. - Motivar a las posibles fiesteros, para conseguir en el futuro el número necesario de parejas para mantener el sistema organizativo. - Implicar a las instituciones que tienen competencia en las fiestas de interés turístico para solucionar los problemas presentes y evitar los futuros. - Documentar y difundir aspectos poco conocidos de la fiesta, y dinamizar el Centro de Interpretación del fuego y la fiesta a lo largo de todo el año. Bibliografía - ALTABA ESCORIHUELA, José. El Olivar y sus pueblos aledaños. Teruel. 1979. - GAITEROS DE ESTERCUEL. Ya llegan. La Indiferente. Zaragoza. 2005 - RICONER. P. “Simbolique et temporalité” en Ermenéutica e tradizione. Roma. 1963. - OTEGUI PASCUAL, Rosario. Estrategias e Identidad de la Provincia de Teruel. Instituto de Estudios Turolenses. Teruel 1989. - RODRIGUEZ BECERRA, Salvador. Métodos, técnicas y fuentes para el estudio de las fiestas tradicionales populares. - BELTRÁN MARTINEZ. Antonio. San Antón en las fiestas bajoaragonesas. Colección Boira. Ibercaja. Zaragoza 1995.

- SANCHO ABELLA, Angel R.. Estercuel en cuerpo y alma. Mira editores. Zaragoza. 2005. - VELASCO, Honorio. Tiempo de fiesta (Ensayos antropológicos sobre la fiesta en España). Madrid. 1982. - Revistas “TEDERO” Asociación Cultural STº Toribio. Nº del 0 al 15.

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LA MÚSICA LITÚRGICA-POPULAR MONEGRINA EN EL S.XXI: UN BREVE ESTUDIO SOBRE LA PRELATURA TERRITORIAL

DE LAS PARROQUIAS DE TARDIENTA, TORRALBA DE ARAGÓN Y VALFONDA DE SANTA ANA

David Andrés Fernández

Esquema 1. Introducción: Estado de la cuestión en Los Monegros. 2. El repertorio litúrgico-popular local y su relación espacio-temporal. 3. Comparativa musicológica del contenido músico-textual. 4. Un caso práctico: análisis y comentario de una obra autóctona (a concretar). 5. Conclusiones y preguntas.

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CANTOS LITÁNICOS EN LAS ROMERÍAS PENITENCIALES

Àlvar Monferrer i Monfort Resumen La presente comunicación pretende una puesta al día, en síntesis, de nuestros conocimientos sobre los antiguos cantos litánicos que se cantaban, y todavía se cantan, en las romerías penitenciales de los pueblos situados en las comarcas del interior de las provincias de Castellón (La Plana Alta, L’Alcalatén, el Alto Maestrazgo, Els Ports y el Bajo Maestrazgo) y de Teruel (Maestrazgo Turolense, Bajo Aragón y el Matarranya). Índice provisional de contenidos:

I. Qué son los cantos litánicos. Su origen litúrgico y etnológico. II. Historia y documentación que la fundamenta. Extensión geográfica antigua y

actual. III. Cantos documentados y clases, según la lengua, el momento ritual y el estilo

musical. IV. Estudio especial del O vere Deus. Hipótesis sobre la evolución y las

diferencias que se observan entre las diferentes melodías que se utilizan. Exposición detallada de las mismas, desde los modelos más sencillos hasta los más complejos. Su probable origen como contrafactum de melodías antiguas procedentes del gregoriano o el canto llano. La hipótesis de la Escuela de Nôtre Dame de Paris.

V. Otros cantos litánicos: Els Pelegrins de les Useres y las estaciones del camino de a Sant Joan de Penyagolosa; Culla y la processó a Sant Joan de Penyagolosa; Catí i las estaciones de la peregrinación a Sant Pere de Castellfort; La romería de Mosqueruela a la Virgen de la Estrella; otras romerías y peregrinaciones.

VI. Resumen del estado de la cuestión y conclusiones. Notas y bibliografía. Material musical y audición Previamente a la exposición de la comunicación se repartirán a los asistentes algunas partituras musicales de cantos litánicos, sobre todo del O vere Deus. Durante la exposición se procederá a la audición de alguna de las estaciones del camino de Els Pelegrins de les Useres a Sant Joan de Penyagolosa.

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LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DEL CID

Arturo Benitez Bartolomé Centro de Estudios de La Iglesuela del Cid

Su origen y ampliaciones En su origen fué una pequeña construcción que podríamos catalogar como humilladero. Edificada probablemente durante el siglo IV durante el imperio de Constantino, después de la persecución cristiana. Así se la debió de encontrar Manuel de Onis Belín cuando la amplió en 1546 según consta en un bloque de piedra en el exterior del edificio que forma una esquina de la ermita. Curiosamente esta piedra formó parte de un enterramiento romano de un miembro de la familia de Domicio Próculo, según la inscripción que también se puede leer en otra cara de este mismo bloque pétreo, y que el tal Belín no tuvo reparos en aprovechar para reseñar la autoría de su obra. Tampoco en la reconstrucción de 1708 sintieron el menor escrúpulo en aprovechar este bloque formando una esquina. A mi entender, debieron ser más escrupulosos respetando la importancia histórica que tiene y colocorla en otro lugar más predominante. No debió ser muy importante la obra de Belín ya que en el siglo XVIII, dice el historiador D. Alejandro Piera, hijo de este pueblo, que él la conoce con las medidas de 18 palmos de ancho y 24 de largo, toda hecha en piedra sillería. Sus actuales dimensiones se deben a las sucesivas ampliaciones y trabajos. Les detallaré algunos basándome en datos que el Dr. Piera recogió de los libros de cuentas de la casa de Cid: - En 1601 se construyen los altares dedicados a San Bartolomé y a San Roque. - En 1639 se pusieron las nuevas puertas de entrada a la ermita. - En 1690 viendo que el techo de la ermita era muy bajo, se levantaron las paredes de

las mismas. Se puso en buena forma el arco de la bóveda y se aseguró con piedra el alero del tejado, quitando el de madera que tenía anteriormente.

- En 1691 se derribó y renovó la capilla principal. Se construyeron pavimento, paredes, arcos, cúpula o media naranja y sobre pared y bóveda de la iglesia se levantó una torre cuadrada a la que se le colocó una campana de gran timbre.

- En 1692, por haberse roto dicha campana, se colocó otra, fundiéndola en la misma ermita y como por los vientos no ofrecía seguridad el campanario, en 1694 se construyó de piedra sillería la torre de éste.

- Desde 1695 hasta 1698 se vistió de madera la capilla, con basas, arco, pilastras, cornisas, etc.

- Desde 1699 hasta 1702 se doraron todos los altares de madera y se estrucó toda la iglesia. Su coste total fue de 1.500 libras valencianas, o sea 22.500 reales.

- El 17 de octubre de 1728, el Ayuntamiento acordó con su clero que para aumentar la devoción a María Santísima del Cid, se ensanchara el local de la ermita con su postcamarín y su altar correspondiente, donde se colocase la imagen del Santísimo Cristo, llamado el ´´milagroso´´, que estaba en la verja debajo del busto del Cid y en

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su alrededor los tapices de damasco amarillo que regaló el sochantre Roselló, Canónigo de la metropolitana de Zaragoza e hijo de La Iglesuela del Cid.

Hasta aquí en lo que se refiere a la ermita propiamente dicha. En cuanto al ermitorio o resto de edificaciones, me consta que ya en 1123 debieron existir, ya que está fechado en el suelo enguijarrado de la entrada a una sala de la planta baja. No cabe duda que la ermita tuvo su ermitaño y que éste a su vez necesariamente debía disponer de su vivienda y de medios de manutención, así lo asevera D. Joaquín Salvador y Benedicto, que reseña que en 1728 el Ayuntamiento acuerda que hubiese un ermitaño perpetuo para cuidar de la limpieza de la iglesia, ayudar a misa y hospedar a los que por devoción a la Virgen fueran a visitarle. El 13 de mayo de 1740, se acordó que hubiese un capellán perpetuo en la ermita del Cid y al efecto se fundó una capellanía. Para sufragar los gastos que suponía este servicio, dispusieron de un masico que cedieron los iglesuelanos Juan Cucalón y Jaime Trillas. Posteriormente se incrementó con tierras como la umbría de la Fuente del Cid con su carrascal y arbolado y la solana de Las Viñas hasta la cueva de la Bonifacia. Sus advocaciones a la Virgen María Esta Ermita en un principio fue destinada a la advocación de la Virgen del Alba y así llegó a venerarla D. Rodrigo Diaz DeVivar ´´ El Cid Campeador´´. Es admirable la fe de aquellos iglesuelanos, la abnegación que derrocharon para mantenerse en la devoción a su Virgen en los años de diferentes ocupaciones por gobernantes que no creían en la fe cristiana. Desde romanos hasta musulmanes, impusieron sus condiciones y tributos a un pueblo de reducidos medios económicos, pero que fieles a sus tradiciones y convicciones fueron seguidores incondicionales a su Virgen del Alba, aceptando y sufriendo tales imposiciones. El Cid Campeador, en su avance estratégico por conquistar Valencia, asentó como plaza fuerte a Morella, pero militarmente era necesario conquistar las poblaciones próximas a este emplazamiento, así como todas las ocupadas por los árabes hasta llegar a su objetivo. Por esta razón ocupa el lugar conocido como Ateba y se encuentra con la ermita de la Virgen del Alba. Para él que era un marianófilo acérrimo, supone un hallazgo gratísimo. Ocupa y refuerza las defensas árabes, edifica sobre éstas, un castillo o torre de vigía, favorece a los fieles devotos de la Virgen del Alba y él mismo visita y adora a esta Virgen en varias ocasiones. No podría suponer que después de su muerte en 1099, volverían los sarracenos a recuperar las plazas por él conquistadas. Con esta reconquista las taifas musulmanas fueron más severos con los mozárabes y en algunos lugares no permitían ni aceptaban tributos para permitir el culto a las imágenes cristianas, como sucedió con la Virgen del Alba. Esta dominación árabe, persistió hasta el año 1169, en que Alfonso II Rey de Aragón y Cataluña reconquista definitivamente de los almorávides estas villas para la corona de Aragón. Anteriormente lo intentó

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Alfonso I “El Batallador” en 1117, pero fue una pobre victoria, lo cierto es que al poco tiempo abandonó estas plazas para la morisca. Ya cristianizado este territorio, se impone con fuerza el catolicismo y se recupera el culto a las imágenes. Sería entonces cuando se coloca la imagen de la Virgen del Cid en la ermita. Su origen según la tradición local fue un suceso que entonces se repetía en muchos pueblos de España. Escribe D. Joaquin Salvador que la tradición antigua afirma que en el campo vecino al Castillo del Cid, distante de La Iglesuela una media legua, arando un labrador con una junta de bueyes, éstos no quisieron pasar adelante y mirando el labrador el surco vió una imagen de María Santísima, con su Niño, al que la punta de la reja había hecho una cisurilla en la cara, como se ve hoy. Admirado en labrado dio noticia al lugar, salieron en procesión y la colocaron en una ermita pequeña, sitio mismos en donde, según la tradición, había estado antes de la persecución de las imágenes. Fuese así o de otra forma, lo cierto es que no se trataba de la imagen del Alba, sino que la imagen colocada en la ermita era la que hoy conocemos como Virgen del Cid. La descripción que hace de esta imagen D. Joaquin Salvador es la siguiente: ´´Es la imagen de madera, de dos palmos de alta, sentada en un trono o silla unida a la santa imagen, rostro y manos encarnadas y el ropaje dorado. El Niño lleva en su mano derecha una bolita pequeña y la imagen otra mayor. Ambas llevan corona de plata´´ Presentada esta imagen al Congreso Mariano, celebrado en Zaragoza, determinaron que era una talla del siglo XII y obtuvo tal calificación que regresó a La Iglesuela con fuerte custodia militar. Constatamos así que ésta imagen tiene la misma antigüedad que la de su hallazgo. La devoción local y de los pueblos aledaños Lo curioso y a la vez asombroso es que a esta imagen se la entronizase como Virgen del Cid y perdiera la antigua advocación de Virgen del Alba.

Pero así fue por decisión popular de un pueblo que prodigó el insigne alias de su héroe liberador a muchos lugares de este enclave y que todavía se conocen. Por ejemplo: camino del Cid, morrón del Cid, fuente del Cid, cuevas del Cid, etc. No podía ser de otra forma que a su nueva Virgen no le aplicasen la misma norma.

Quiero destacar que en 1658 el Papa Alejandro VII concedió el jubileo e indulgencias a la Virgen del Cid.

Popularmente está tan compendiado en esta ermita el culto a la Virgen, que en ocasiones nos olvidamos que está compartida con el Cristo. Éste está ubicado detrás del altar de la Virgen en el postcamerín que se construyó en 1728.

La Ermita de Ntra. Sra. la Virgen del Cid, no se ha limitado a ser culto local de la Iglesuela, también los pueblos aledaños la veneran y le ofrecen sus invocaciones.

Las romerías

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Algunos de nuestros pueblos vecinos hacían sus romerías a la Virgen del Cid de forma tradicional. Actualmente ya se han perdido. Cantavieja, Barranco de San Juan y Castellfort, tenían destinados sus diferentes aposentos en la ermita que todavía persisten con sus salas para los de Cantavieja, Barranqueños y para los de Castellfort. Algunos años habían coincidido dos romerias y cada uno tuvo su propia sala.

Se celebraban todas ellas en los primeros días de mayo. Las de Castellfort y Barranco de San Juan, marchaban directamente a la ermita sin pasar por La Iglesuela, siempre seguían el mismo itinerario. Todavía conocemos por ejemplo ´´ la calleja de los barranqueros´´.

La romería de Cantavieja tenía la característica de que estaba compuesta exclusivamente por hombres. Éstos venían ataviados con grandes capas de paño color negro, al frente marchaba el Cura con sus acólitos portando una cruz procesional. De la misma forma les esperaba el clero y feligreses en el primer peirón del camino Real a Cantavieja, allí ambas cruces se inclinaban ante sí hasta tocarse y ya desde este punto continuaban su romería hasta la ermita. Era costumbre que a estas romerías les acompañara un masovero de la contornada por donde pasaba. Este masovero era elegido por turno cada año.

Lógicamente estas romerías estaban justificadas por sus rogativas correspondientes. Las de Cantavieja y Castellfort se hacían pidiendo por las cosechas del año, para que lloviese beneficiosamente y sin granizadas.

Curiosamente la del Barranco era pidiendo a la Virgen que les protegiera de la repetida desaparición de algunas mozas, casos que inexplicablemente sucedían sin que se volviera a saber nada de las desdichadas.

Ahora que se están recuperando las casas abandonadas del Barranco San Juan y ya parece consolidada la fiesta patronal y los toros, sería enriquecedor que recuperaran esta romería a la ermita de la Virgen del Cid.

Localmente La Iglesuela tiene sus romerías a su ermita. La más importante y de mayor afluencia es la que se hace para el Dulce Nombre de María, en septiembre, dentro del programa de sus Fiestas Patronales en Honor a Ntra. Sra. la Virgen del Cid. Se conservan las de primeros de mayo, festividad de San Felipe y Santiago, la del 15 de agosto, festividad de San Roque y la del segundo día de Pascua de Pentecostés. Actualmente los conductores celebran en julio una romería con sus coches en la festividad de San Cristobal. También es deplorable la pérdida de las que se celebraban los dos primeros sábados de mayo, quizás si se lo plantearan la actual Cofradía de la Virgen del Cid podrían recuperarse.

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EL CULTO A LA VIRGEN DEL AGUA EN CASTELLOTE

Raquel Paricio Borrás Alberto Iranzo Soler

El hallazgo de la imagen de Nuestra Señora del Agua hay que situarlo hacia el año 1170, unos años después de la conquista de Castellote a los musulmanes en 1163. La imagen bien podría haber sido escondida por los cristianos durante la dominación musulmana y venerada nuevamente con el establecimiento de la Orden del Temple en la villa en 1196. Los caballeros templarios llevaron a cabo una profunda exaltación del culto mariano.

Cuenta la leyenda que fue un sacerdote quien encontró la talla en el peñón de La Hoz, atraído por unos resplandores que señalaron el lugar donde se encontraba la imagen de María. El sacerdote marchó al pueblo para dar la noticia, mientras un pastor, que se encontraba por aquellos parajes, quedó como primer testigo del encuentro. La noticia se recibió en el pueblo con gran entusiasmo y se organizó la primera procesión con cánticos, gente descalza y, al caer la tarde, teas encendidas. Los castellotanos trajeron la imagen de María al pueblo que fue colocada para su veneración en un pilar con su hornacina. La imagen fue custodiada por los hombres durante la noche y las mujeres por el día.

Pronto se pensó en erigirle una capilla buscando un lugar más digno para María; pero la pobreza de las gentes, la inseguridad política a veces y desgraciados sucesos fueron frenando los buenos deseos de los vecinos y forasteros que acudían en romería.

Tanto es así que la construcción de la iglesia de Nuestra Señora del Agua no se concluyó hasta el 1718. Esta pequeña iglesia se la denominó de la Virgen del Agua por haber sido encontrada la imagen cerca de un manantial o fuente contigua, llamado El Llovedor.

Esta iglesia data del siglo XVII, aunque posteriormente fue ampliada y concluida en 1718; en 1741 el altar mayor; en 1788 el de Santa Lucía, y el altar de San Vicente Ferrer ya en 1803. Se edificó para acoger la imagen de la Virgen. La talla románica, datada del siglo XII, conserva su policromía original; presenta a María sedente con el niño sentado en su regazo (sedes sapientae, trono de sabiduría), en su mano derecha sostiene una manzana. Hoy se puede ver vestida con manto y coronada

Iglesia de la Virgen del Agua en el presbiterio de esta iglesia.

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Tras la Guerra Civil, al destruirse la iglesia parroquial de San Miguel, ésta hizo las funciones de parroquia, lo que exigió que fuese reformada y ampliada hacia 1944, empleando el edificio de una almazara adjunta. Se trata de una pequeña edificación, con una sola nave presidida por una gran cúpula sobre pechinas. El presbiterio está cubierto con bóveda de cañón con lunetos y a los pies coro alto. Exteriormente ha sido muy reformada, especialmente en la zona de la portada y la torre, situada a los pies, en el lado del evangelio. La fachada es de sillería y la portada consta de dos cuerpos: un arco de medio punto flanqueado por columnas helicoidales coronadas con capiteles corintios; el cuerpo superior presenta una hornacina con la imagen de la Virgen del Agua con columnas del mismo estilo a los lados y acabado por un frontón.

Talla románica de la Virgen del Agua (s. XII)

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Cofradía de Nuestra Señora del Agua La Virgen del Agua siempre fue invocada cuando se necesitó agua, pero su devoción debió decaer ya que, durante varios años, Castellote acudió en rogativa a Bordón para suplicar a la Virgen de la Carrasca el agua anhelada y desde principios del siglo XV hasta finales del siglo XIX se peregrinó al Santuario de Nuestra Señora de La Balma.

Podemos decir que la Cofradía de Nuestra Señora del Agua, bien puede considerarse como continuadora, reanudación o restablecimiento de la antiquísima Cofradía de la Balma. El santuario de La Balma, se encuentra en el término de Zorita del Maestrazgo (Castellón), y es un lugar de mucha devoción al que concurrían en romería hasta once pueblos vecinos, entre ellos Castellote, y no tan vecinos como la Iglesuela del Cid.

Con ocasión de una gran sequía doce mozos de Castellote se dirigieron al santuario de La Balma, solicitando una lluvia, que el Cielo concedió en abundancia. Éste fue el motivo por el que el día 29 de Abril de 1408 se fundase una Cofradía o Hermandad con el título de Nuestra Señora de La Balma. En cumplimiento de la constitución número 19 de dicha Cofradía, la mitad del clero, del Ayuntamiento y vecinos de Castellote iban en romería todos los años al santuario de La Balma el primer lunes de mayo. Allí hacían noche y el martes por la mañana confesaban y comulgaban, se ofrecían sufragios por los cofrades difuntos, se celebraba misa solemne a la Santísima Virgen (Castellote tenía altar propio, que aún se le llama el altar de Castellote), y después de comer, regresaban en procesión a Castellote.

Hacia 1880, un desencuentro entre el párroco y el alcalde de Zorita hizo que un año los romeros de Castellote se encontraran con las puertas del santuario cerradas; a pesar de la advertencia del párroco de Zorita de que no saliesen, los romeros marcharon en romería. Llegados al santuario encontraron las puertas cerradas. Los romeros, disgustados, no quisieron volver más a La Balma y esto hizo que el pueblo de Castellote retomara su devoción hacia Nuestra Señora del Agua.

Este suceso sirvió para pensar en erigir una ermita a Nuestra Señora del Agua, en el lugar más próximo a El Llovedor, nombre con el que se denomina el manantial cerca del cual fue encontrada la imagen de María. El agua del manantial nace a buena altura en la

roca viva en una cortada impresionante, por lo que siempre parece que llueve ya que en el interior de la roca se almacena el agua en pozos acuíferos; de aquí el nombre de El Llovedor.

Castellote instituyó su romería de “El

Llovedor” en el año 1890. Al llegar vieron la estrechez y pequeñez del lugar de la primera ermita, incapaz de cobijar a los romeros. Por ello en el año 1891 se comenzaron las obras de ampliación. En 1892 se celebró por primera vez misa en un altar portátil.

Rincón de El Llovedor

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Todos los años se dirigían los romeros el primer lunes de mayo, como antes lo hicieran a La Balma, aún cuando las obras no estaban terminadas. Estas obras fueron suspendidas entre 1893 y 1902. En este año, 1902, el sacerdote don Antonio Bazán lanza la idea de crear una Cofradía para recoger fondos y extender y fomentar la devoción a Nuestra Señora del Agua, Patrona de Castellote. Por lo tanto, la fecha de creación de la Cofradía de Nuestra Señora del Agua se puede fijar en 1902. En el libro de actas que posee la Junta Directiva, la primera anotación data del 11 de Junio de 1916, realizada por el párroco que estaba en Castellote, don Bienvenido Royán. En la actualidad se celebran dos romerías a la ermita, una de ellas el 1 de mayo (fecha fijada desde 1968), en la que los asistentes son únicamente hombres, y la otra el sábado más próximo al lunes de Pentecostés con la participación exclusiva de mujeres. Las fiestas patronales son en honor de Nuestra Señora del Agua y se celebran el segundo domingo de Agosto. En el pasado se celebraban el segundo domingo de Noviembre.

Romería de los hombres

Cada 1 de Mayo se celebra en Castellote la romería del Llovedor cuya singularidad es que está formada únicamente por hombres. Desde por la mañana, bien temprano, un cofrade con el campanico va despertando a las gentes. El volteo de campanas reúne a hombres y mujeres en la iglesia de la Virgen del Agua donde se celebra misa a las ocho de la mañana. Una vez finalizada, los cofrades en procesión bajan hasta la plaza del Caballón, donde se reza un responso en latín por los difuntos y donde las mujeres “despiden a los hombres”. Los cofrades llevan colgada al cuello una medalla con un cordón blanco y morado con la efigie de la Virgen del Agua. Los hombres (niños, adultos y ancianos) precedidos por los sacerdotes y los “quintos” de ese año, que portan un estandarte azul, se encaminan en procesión hacia la ermita de El Llovedor, situada en el abrupto barranco a la entrada de Castellote. La procesión atraviesa el túnel entonando cánticos y oraciones, como el “O Vere Deus” mostrando agradecimiento a la Virgen del Agua, si es un año de lluvias, o rogando para que lleguen pronto, en caso de sequía. A lo largo de toda la romería se rezan oraciones exclusivas de Castellote, como el Ave María de El Llovedor o los Gozos de la Santísima Virgen del Agua, cuyo autor fue un hijo de Castellote, el Padre Mercedario D. Manuel Sancho Aguilar. Al llegar a la ermita, enclavada en lo alto de la roca, los romeros aprovechan para almorzar, este es un lugar donde el agua mana incesantemente y llena de frescor el lugar. Tras este descanso tiene lugar la Junta General de la Cofradía, en la que se deliberan diferentes asuntos y se manifiesta cualquier propuesta de los cofrades. Las decisiones son tomadas en el acto. También se nombra las bajas y altas de cofrades en el año. Tras esto los romeros entran en la ermita donde se celebra la Misa. Después, en los alrededores de la ermita cada cuadrilla prepara su comida que siempre estará compuesta de judías de ayuno con ajo, conejo con caracoles y vino, que era preparada el día anterior por las mujeres; la tendencia actual es encargar el tradicional menú a los restaurantes de Castellote.

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A las cuatro y media de la tarde vuelve a sonar el campanico y se organiza la procesión de vuelta al pueblo. Al llegar al pilón del barranco del Llovedor, uno de los quintos le dará tres vueltas con el estandarte en ristre y tras pedir un deseo, observado por el resto de los romeros. Según descienden bajan cantando el rosario.

La procesión continúa hasta “los arenales” y a partir de ese lugar caminan varios kilómetros hasta llegar al “Pocico de San Juan” donde descansan y meriendan (carne asada y vino). Al anochecer retoman el camino hacia Castellote, la “vuelta del pino” se forma de nuevo la procesión. Al llegar al cementerio rezan unas oraciones por los difuntos y se encaminan hacia el Calvario donde se reparten antorchas y una copica de cazalla a cada hombre. Tras encender las antorchas y un gran farol comienza el ascenso entre los peirones que forman el Via Crucis.

En ese momento, las campanas del pueblo comienzan a tocar, y se contempla desde Castellote el ascenso de los hombres, con las antorchas encendidas, por el monte del Calvario. Las mujeres acuden a la iglesia de la Virgen del Agua, provistas de su medalla de cofrade; cada una enciende una vela y, en procesión descienden hacia el Caballón donde esperarán la llegada de los hombres con oraciones y cánticos.

Mientras tanto, los hombres hacen una parada al llegar a la ermita de San Macario, rezan unas oraciones en el interior y salen en dirección a la plaza del caballón, con sus antorchas encendidas. En la plaza quedan enfrentadas las dos procesiones y allí dos “quintos” tomarán el estandarte azul que llevaba la procesión de los hombres y otros dos cofrades tomarán el rojo que venía con la procesión de las mujeres. Ambos estandartes tienen una altura de cinco metros y medio y terminan en un farolillo encendido. Se realiza el “saludo de los estandartes” entrelazándolos tres veces, evitando entrechocarse o dar contra el suelo.

Después, ambas procesiones se unen, aunque no se intercalan. Pasan primero los hombres y les siguen las mujeres, hasta llegar a la iglesia de la Virgen del Agua, donde antes de entrar se apagan las antorchas y velas. En el interior el sacerdote hace repaso de lo acontecido en el día, de lo tratado por la mañana en la Junta y la relación de los fallecimientos, y nuevos cofrades del año. Para finalizar pasan a besar a la Virgen y se canta el himno de la Virgen del Agua.

Romería de las mujeres

En esta ocasión son las mujeres las únicas participantes en la romería, a excepción del Sacerdote. La romería del Llovedor de las mujeres se celebraba tradicionalmente el lunes de Pascua de Pentecostés, aunque en la actualidad se ha desplazado al sábado para que puedan asistir las castellotanas que viven en otras localidades. En esta romería las mujeres no portan el gran estandarte pero sí llevan en la procesión una peana con la

Asamblea de cofrades.

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imagen de la Virgen y las cofradesas llevan colgada la medalla con una cinta morada y blanca con la efigie de la Virgen del Agua. A las diez de la mañana sale la procesión hacia la ermita del Llovedor, tras la celebración de la Misa se almuerza en los alrededores de la fuente y vuelven al pueblo al mediodía otra vez en procesión entonando los cánticos y rezos en honor a Ntra. Sra. La Virgen del Agua.

Bibliografía

• MARTINEZ CALVO, Pascual; Historia de Castellote y la Comarca. Ed. Hechos y Dichos. Zaragoza. 1992.

• Revista El Peirón, nº 4, artículo La Romería de El Llovedor de Marisa Tena.

• Estatutos de la Cofradía de Nuestra Señora del Agua (Castellote).

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RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA COMARCA DEL JILOCA A TRAVÉS DE LAS PUBLICACIONES DEL CENTRO DE ESTUDIOS

Joaquín Campo. Centro de Estudios del Jiloca

Durante los más de veinte años de andadura que lleva el Centro de Estudios del Jiloca, su misión ha sido y sigue siendo la recuperación y conocimiento de cualquier acontecimiento histórico, artístico, documental, tradicional... ocurrido o existente en la comarca del Jiloca y su puesta en difusión para un conocimiento global. Dentro de toda esa documentación existe un bloque no excesivamente numeroso de artículos que han recogido aspectos directamente relacionados con la religiosidad popular en la zona. Es de ellos de los que sacamos las siguientes referencias de una comarca que, por mal estudiada, y por la imposibilidad de abarcar un territorio tan amplio, parece que no muestra elementos singulares de interés. No se ha pretendido ni mucho menos hacer un estudio exhaustivo de la religiosidad, sólo alcanzamos a mostrar aquellas cosas que nos han parecido más interesantes de lo publicado por el Centro de Estudios. Sabemos que hay más, mucho más. Mucho por estudiar y mucho publicado en revistas de carácter local, que en esta zona abundan con habituales altibajos en su frecuencia de publicación. Eso quedará para el etnógrafo o para el investigador. Nosotros aquí sólo ponemos el primer grano de arena. Sin encontrar una definición más o menos normalizada para referirnos, la religiosidad popular podría englobar tranquilamente a todo aquel conjunto de creencias y de prácticas que quieren establecer determinadas relaciones entre los hombres y los poderes sobrehumanos. Medicina popular La medicina popular es un buen ejemplo de estas creencias, al atribuir en cosas inanimadas propiedades curativas inexplicables: Existió en Torre los Negros (ahora en Portalrubio) una piedra de nácar, de forma triangular, que asemeja una cabeza de culebra, que puede curar a una persona que haya sido mordida por una víbora, sin necesidad de cortar la carne ni otro remedio médico actual. El origen de la piedra parece ser Cuba. La piedra, previamente mojada, se pasaba, frotando fuertemente, por encima de la mordedura y en sentido contrario a la circulación sanguínea, con la intención de arrastrar el veneno hacia la entrada de la mordedura. Esta situación se repetía tantas veces como fuese necesario. El miembro donde estaba la picadura cambiaba rápidamente de aspecto: primero se volvía negruzco e hinchado, en unos días el color cambiaba a tonos amarillentos para, poco a poco, recuperar su tamaño y morfología normales. Como prevención, parece que resulta efectivo encomendarse a San Fernando:

“Glorioso San Fernando,

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líbrame de los animales que van rastrando.” Rezando a continuación un Padre Nuestro y un Ave María.

No menos efectiva dicen que resulta esta oración para que dejen de sangrar los machos enrejados:

“Detente sangre en tus venas, como se detuvo Nuestro Señor en el árbol de la Cruz. Padre Nuestro, amén, Jesús”.

Y se rezan cinco Padrenuestros seguidos con gran fe. En remedios caseros se utilizaba la camisa de culebra para extraer pinchas clavadas en la piel, o la tela de araña como antiséptico. El conocimiento de las virtudes de las plantas ha curado a personas y animales durante muchos años, aunque también han servido para acelerar la muerte en otros casos. Para la epilepsia, el enfermo que había sufrido algún ataque, debía encomendarse a Santa Elena, y acudir a Torrecilla de Rebollar, donde está la Santa. De beneficiosas se han calificado las aguas de muchas de las fuentes de la comarca del Jiloca, como la del Galindo, entre Lechago y Cuencabuena, donde llevaban a beber a los niños poco nutridos e inapetentes. Pero si a alguna se la ha dotado de especial virtud esa es la del venerable franciscano P. Pedro Selleras, a la que se le atribuyen importantes propiedades curativas en especial para enfermedades de la piel. Beneficio que se consigue lavándose en sus aguas la mañana de San Juan, antes de salir el sol. Sanjuanarse, como denominan en algunos sitios, no es exclusivo de Torre los Negros en la comarca del Jiloca, así, en Loscos, la mañana de San Juan acuden a lavarse a la fuente de los Olmos, cuyo origen se sitúa en la historia de otro venerable, el venerable Anadón, oriundo del lugar, y durante el recorrido se cantan una serie de coplas alusivas a la jornada. En Burbáguena acuden las mujeres al río a lavarse la cara para que desaparezcan las arrugas. En Peracense la sanjuanada congrega a sus gentes en las fuentes de los alrededores. En Tornos se lavaban la cara y cogían abrojos en los amaneceres del día de San Juan. Y en El Poyo del Cid, la sanjuanada se celebraba lavándose la cara en el río de madrugada. Peirones Como religiosidad popular es, y si no debería serlo como aceptado, el papel que juegan los peirones no sólo como elementos de señalización, que no hay que olvidar también presentan, sino como elementos de tradición que no fueron levantados casualmente ni en el lugar ni bajo la advocación que profesan. Elementos que han servido para dar gracias por curaciones, para encomendarse ante adversidades, y como no, para indicar el “buen camino” a seguir. Homenajes que sacaron las devociones cerca del lugar donde apuraban la jornada los que las veneraban, y que querían ver en ellos el aliento para terminarla con buen fin.

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De este modo, raro es el pueblo que no posea un peirón de San Antón. Los animales, de siempre imprescindibles en cualquier economía doméstica, debían tener su protección ante cualquier desgracia. Hoy en día se mantiene la tradición de llevarlos “a pasar por el peirón” cada 17 de enero en pueblos como Burbáguena, o Villafranca, donde les dan tres vueltas, rezando un padrenuestro en cada una de ellas; aunque se recuerdan en la casi totalidad de los pueblos: en Godos, las caballerías pasaban tres veces alrededor del peirón, en Castejón de Tornos se las pasaba por el peirón y se les daba agua, en Torrelosnegros se celebraba procesión hasta el peirón de San Antón con la bendición de animales, mientras que en Loscos se paseaban siete veces a los animales desde la iglesia hasta el peirón del santo, en el barrio bajo. En Collados y Tornos también existía esta tradición de pasar los animales por el peirón de San Antón. Generalmente esta fiesta iba acompañada de hogueras que se celebraban la víspera, donde el pueblo solía cenar en común. En la celebración de Villafranca se podía escuchar:

“San Antón cuando era viejo le quitaron el pellejo, e hicieron un tambor que se tocaba en Castilla y se oía en Aragón. Porron pon pon”.

Las hogueras también eran comunes en otras fechas del año, casi siempre coincidiendo con el invierno. Se celebraban fiestas con hogueras para Santa Bárbara, Santa Lucía o la fiesta de los Santos Fabián y Sebastián, en lugares como Torrecilla del Rebollar, Allueva, Bañón, Torrijo o Torrelosnegros, donde además “zahumaban” a los gaiteros para evitar que se desplazaran a la hoguera “del otro barrio”. Además de a Santa Lucía, Castejón de Tornos celebra hogueras en honor de San Valero, y El Poyo del Cid, en honor de San Blas. Torrecilla del Rebollar celebraba fiestas de San Cristóbal, con hoguera, y en Tornos, la noche del 12 de junio se daba fuego a la hoguera de San Antonio. Volviendo de nuevo a los peirones, no sólo el de San Antón ha cumplido una misión especialmente protectora, se han utilizado otros situados más o menos estratégicamente para realizar la llamada “bendición de términos”. Así, en Torrelosnegros, en la fiesta de la Cruz de mayo (el 3), sonaban todas las campanas y se acudía al peirón de San Vicente para bendecir el término (“tantananublo, el cielo está nublo; las eras de Cutanda, llenas de agua). En El Poyo del Cid, es también el día de la Santa Cruz de mayo cuando se va en procesión al peirón de San Miguel para la bendición de términos. En Burbáguena acuden en procesión para ese fin al llamado de la Virgen de Herrera, mientras que en Peracense se ha perdido esta costumbre que se realizaba en el Arcillero, junto al peirón de la Virgen del Pilar el domingo más cercano al 3 de mayo. También han dejado de celebrarse en Peracense las rogativas en demanda de agua, para San Marcos, que reunían al pueblo alrededor del peirón del santo; y las de la Ascensión, cuando iban los tres días precedentes a los peirones de San Gregorio, San José y San Miguel.

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Villafranca efectuaba la Bendición de términos desde el cerro de la Cruz todos los 3 de mayo, ahora lo hace desde la ermita de la Virgen del Campo el día de San Isidro. En Blancas se sube en procesión el segundo domingo de mayo hasta la Cruz del Monte, desde donde se bendicen los términos. En Castejón de Tornos celebraban romería al peirón del Carmen el 1º de mayo. Y a la ermita de San Ambrosio de Báguena, donde dejaron de acudir en 1915 y ahora se celebra la romería al peirón de San Ambrosio, el tercer sábado de mayo, con responso y bendición de términos. Enramadas En la comarca del Jiloca los “mayos”, al estilo de los que conocemos de la sierra de Albarracín, son escasos. Antiguamente se celebraban en Peracense, ahora, lo más cercano lo encontramos en San Martín del Río, donde los mozos rondan a las mozas con cánticos tradicionales y jotas populares, acompañados de su propia rondalla, en las noches previas a las fiestas mayores de agosto. En Collados, el Domingo de Pascua, los jóvenes plantaban un árbol en la plaza mayor, y luego rondaban a las mozas, para bien o mal, obsequiándolas con ramos de flores si se asomaban:

“Aunque vivas en el rincón, no vives arrinconada, que en los mejores rincones, se crían las ensaladas.” “Asómate a la ventana, cara de estrella brillante, que aunque yo no te pretenda, soy amigo de tu amante.”

Esto último está más cercano a lo que se ha dado en llamar “enramadas”. Perdidas en Bañón por falta de juventud, aquí los quintos plantaban chopos en la plaza y en el cerro de la iglesia, y colocaban ramos a las mozas en las ventanas. En Burbáguena, en Semana Santa, los quintos adornaban el Ayuntamiento, la Plaza y la Iglesia con arcos florales, y obsequiaban a las mozas con flores y “zancarrones”. En Loscos, la noche de Pascua Florida, y con ronda por el pueblo, se colocan ramos de flores en las puertas de las mozas casaderas, y dos chopos o “mayos” en la puerta de la iglesia. En Villafranca, los quintos plantan un árbol en la plaza y les ponen a las mozas las enramadas en puertas y ventanas: flores, ramos con caramelos, macetas o cardos. En El Poyo del Cid siguen plantando en la plaza un gran árbol el día de San Juan y lo retiran para Santiago. En tiempos celebraban las enramadas con obsequios para todos los gustos. En Tornos el mayo lo plantan los quintos la víspera de la Purísima. La “ronda del Carro” de Torrelosnegros colocaba las enramadas en las casas de las mozas, cantando “el ramo” y recitando poesías a las novias de cada uno. Ya se sabe la copla:

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“En Bañón venden albarcas, y en Villarejo sombreros, y el que quiera mozas guapas que venga a Torrelosnegros”.

En Fonfría, en las noches de San Juan se efectuaba la enramada a las mozas, con cantos de ronda y adornando con flores sus balcones y puertas. En la noche de San Pedro y San Pablo el protagonismo lo tomaban los casados, que eran quienes efectuaban la ronda. Existe también el Fonfría la costumbre de que las muchachas pasaran “el ramo” en las bodas solicitando una ayuda económica para el sostenimiento de la Virgen de los Dolores. A cambio, les recitaban poesías alusivas a los novios:

“Toma novia este ramo, míralo con devoción y en medio encontrarás, el corazón de tu amor.” “Toma novio este ramo, míralo con devoción, que en el huerto de la Virgen, no hallarás otro mejor”.

Bailes y dances La devoción a San Roque en la comarca del Jiloca sirvió para el nacimiento de una de las publicaciones del Centro de Estudios, los Cuadernos del Baile de San Roque, con la intención de recoger los dichos que al Santo le dedican en las procesiones de Calamocha y Cutanda. El baile de San Roque se celebra en tres puntos de la comarca, en Calamocha, Cutanda y Ferreruela. Calamocha lo celebra en tres ocasiones, el día de San Roque, 16 de agosto, San Roquico, 17 de agosto, y el domingo siguiente para devolver la imagen a la ermita. El recorrido es de dos kilómetros aproximadamente, la distancia que separa la iglesia parroquial de la ermita del Santo. El baile se realiza por la mañana, y en él los bailadores se colocan en dos filas, una a cada lado del recorrido, los bailadores más jóvenes delante, los veteranos, detrás, más cerca de la peana del santo, es un orgullo bailar debajo del patrón. Cada bailador lo hace con otros tres: el de delante, el de detrás, y el de enfrente, que es su pareja y con el que se cambiará de fila. El baile no se interrumpe, salvo actuación de los dicheros. Dichero puede ser cualquier persona, basta tomar el “palitroque” y con él en la mano, recitarlo. Es habitual dedicarlos a seres queridos para los se solicita intercesión del Santo, o bien para denunciar situaciones de abuso. La fórmula del dicho es siempre igual: - salutación al santo - exposición del tema - petición de intercesión - despedida de San Roque.

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El último dicho se realiza a la entrada de la iglesia y los bailadores no entran en el recinto bailando. Cutanda celebra su baile a San Roque el día 16 de agosto, pero por la tarde. Al finalizar el Rosario, los danzantes se preparan a la puerta de la iglesia para recorrer bailando, tras las banderas, el camino que separa la iglesia de la ermita de San Juan, ininterrumpidamente, con castañuelas o palmas. Aquí no hay dichos, hay “discursos”, que se leen en la entrada a la ermita. Tras la misa, el regreso con el mismo recorrido, acabando los danzantes en el interior de la iglesia. Ferreruela celebra su baile a San Roque el domingo después de la celebración del Santo, para no coincidir con los de Calamocha y Cutanda. La procesión se dirige desde la iglesia a la ermita del Santo, y la encabezan dos estandartes. Tras ellos, dos grupos de bailadores, que se distinguen por el color del pañuelo, encabezados cada uno por un “cabecero” y dos capitanes. Van en dos filas, y los capitanes son los primeros de cada una de las filas; el cabecero se caracteriza por llevar a la espalda un morralico y una calabaza de peregrino, y en la mano un “palitroque” adornado con pañuelos de vistosos colores; él es el que dirige el baile: a su orden empiezan a cruzarse los bailadores: primero los capitanes, que al terminar se dirigen al final del grupo, y van continuando el resto de los danzantes. Cuando los capitanes vuelven al comienzo de las filas, el cabecero levanta el palitroque y lanza vivas a San Roque. Pero no todo es, o ha sido baile a San Roque en la comarca del Jiloca, conocemos la existencia del dance de Odón, en honor a la Virgen de las Mercedes, y de su representación como cosa corriente también en santuario de la Virgen de la Hoz, que se encuentra en Ventosa, Guadalajara,. Ya lo reflejan los gozos a esta Virgen:

“Sería injusto callar la acendrada devoción que los vecinos de Odón, que siempre esperan hallar favor, y gracia sin par en Reina tan poderosa. Amparad a los mortales en esta vida penosa. A seis leguas de distancia se halla este pueblo devoto; esto no obstante, hacen voto la ancianidad y la infancia de vestir con elegancia, y con danza muy graciosa. Amparad a los mortales en esta vida penosa.”

Este dance se bailó en Odón hasta 1925, y hubo una última representación en 1939, para celebrar la finalización de la contienda civil. Junto a Odón está Bello, un pueblo que tuvo dance sólo un día, en el año 1913 ó 1914, pero que una foto existente de los participantes en el mismo ha merecido sus estudios.

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Se supone que se trata de una representación teatral basada en otras composiciones que se bailaban en honor a Santo Domingo de Silos con elementos muy emparentados con los del dance aragonés. Otra representación teatral similar es la que se realizaba en la localidad de Monreal del Campo, representando el abajamiento durante la Semana Santa. En Torrijo recuerdan un dance que se celebraba en los graneros del antiguo ayuntamiento, con versos, ángel, diablo y otros personajes. Como curiosidad queda el dance de Barrachina, popularmente conocido por “el Dance del Cura”, y desaparecido en 1932. Se celebraba en vísperas de las fiestas de enero, sus sones eran de jota y sus primeros danzantes el cura y las autoridades locales. Para San Blas, en Peracense, se llevaba a cabo el Entierro de la Sardina los años en que las balsas estaban secas, el vecindario acudía allí a bailar la “labarda”, una especie de dance que se efectuaba alrededor de un mástil de hierro con cintas de colores, mientras se cantaban coplas alusivas a la falta de lluvia. Romerías Los centros romeros son una parte importante en la religiosidad de la zona. Buen ejemplo de ello son los santuarios de la Virgen de Pelarda, de La Silla, de la Langosta o de La Carrasca. A la ermita de la Virgen de Pelarda acuden romeros de Olalla, término donde se encuentra la ermita, Valverde, Nueros, Torrecilla, Barrachina, Allueva, Cutanda, Godos y Collados. Antaño lo hacían por separado en unas fechas previamente establecidas, ahora se ha unificado y acuden juntos el domingo de Pentecostés. En esta romería, antes de iniciar la misa se realiza una procesión con la imagen de la Virgen del Mar por el exterior de la ermita que da la vuelta a un peirón que se encuentra en la campa romera. Se mantiene la tradición de ir andando desde alguno de los pueblos, tal es el caso de algunos vecinos de Allueva, que, como hacían sus antepasados, al llegar al alto de la sierra, toman aliento mientras entonan el “Salve Regina”. En Godos, la romería a la Virgen de Pelarda es llamada “del Trago”. Cuando vuelven por la tarde al pueblo, al llegar a la partida de los Rebollos del Trago, se hace un alto para continuar la fiesta:

“En Godos existe la procesión del Trago, donde bebe el cura, el alcalde y toda clase de chicos y chacos”.

La devoción que sus romeros profesan a la Virgen de Pelarda y a la del Mar, queda latente en la multitud de exvotos que están colgados en las paredes de la ermita: piernas, cabezas o velas de cera, cintas, cuadros, dibujos. La Virgen de La Silla recibe la visita de los vecinos de Anadón, Bea, El Colladico, Fonfría, Lagueruela, Piedrahita, Rudilla y Salcedillo. Su devoción es manifiesta si se tiene en cuenta que en la totalidad de estos pueblos apenas habitan 100 almas, y el último domingo de mayo, en el santuario, en el término de Fonfría, se multiplica por 10

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la población de la zona. Aquí se mantiene el espíritu romero saliendo en procesión desde la iglesia de Fonfría hasta la ermita, y continúan practicándose las reverencias que antaño realizaban las banderas cuando acudía cada pueblo su día correspondiente. Los exvotos que tiene la Virgen de La Silla son fruto de su protección, es llamada patrona de quintos, pues aseguran que si al incorporarte al servicio militar, llevas contigo un presente de las cintas del altar de la Virgen, es seguro que regresas sano y salvo; eso sí, hay que corresponder devolviendo el objeto y ofreciendo uno nuevo. La Virgen de la Langosta, aún estando en Alpeñés, ocupa parte de su área de influencia en pueblos de la comarca. Allí Torrelosnegros, Rubielos de la Cérida o Bañón son tres de los 10 pueblos que habitualmente acuden a la ermita. Torrecilla también participó en alguna ocasión, y sus habitantes recuerdan ver procesionar a la Virgen por sus calles. Antiguamente los de Rubielos acudían en cabalgaduras que, al regresar a su pueblo, hacían dar varias vueltas al peirón de San Antonio antes de entrar. Torrelosnegros ha acudido en muchas ocasiones al santuario en rogativas pidiendo lluvia que siempre ha conseguido. La Virgen de la Carrasca, en Blancas, acoge también a romeros de Monreal el primer domingo de mayo, y de Torrijo, el tercero. Otras romerías en la comarca las encontramos en Castejón de Tornos, que acuden en romería a lo alto del monte Picazo, donde se encuentra el peirón de San Ambrosio, el tercer sábado de mayo. Hasta principios del siglo XX acudían a la ermita de San Ambrosio en Báguena. Es en Báguena donde el día de San Juan iban en romería a la ermita de Santa Bárbara; como curiosidad asistían mujeres y jóvenes, rara vez hombres. En Loscos se siguen celebrando las romerías de San Miguel, el primer domingo de mayo a la ermita donde antes acudían también El Villar, Plenas, Nogueras y Santa Cruz, y la del Carrascal, que celebra en solitario en la ermita de Santa Águeda. En la romería a la ermita de Santo Domingo de Mezquita de Loscos que se hace en agosto, es costumbre derramar copas de anís sobre los campos. En Luco de Jiloca, el primer domingo de octubre se efectúa la romería a la Emita del Rosario. En Torralba de los Sisones celebran una romería el segundo domingo de mayo a la ermita de Santa Bárbara, en el término municipal de Calamocha, y el 13 de junio al Peirón de San Bernabé en el cerro del mismo nombre, en su propio término lindando con Odón. A la ermita del Santo Cristo de Herrera acuden los vecinos de Ojos Negros el primer domingo de mayo. Sigue la tradición romera de acudir con carros engalanados y acompañar la fiesta con una rondalla:

“Santo Cristo de la Banda de Ojos Negros protector rige siempre a nuestro pueblo con el cetro de tu amor”.

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A la ermita de la Virgen del Moral, en el Poyo del Cid, acude Navarrete todos los años el domingo más próximo al 9 de mayo. Aún persiste la tradición de ir andando. Como cántico de despedida:

“Clara Estrella, Madre nuestra, Virgen Santa del Moral, llénanos de bendiciones que nos vamos a marchar... ... Adiós Reina esclarecida, adiós Virgen del Moral, que los fieles de esta ermita su corazón dejarán .”

El tercer domingo de mayo los vecinos de El Poyo realizan una nueva romería, esta vez a la ermita del Santo Cristo del Arrabal de Calamocha, siendo los encargados de organizarla los penitentes de la Hermandad de la Sangre de Cristo, conocidos popularmente como los “curitos”, con su hábito procesional negro. Cantos Al hilo de un artículo aparecido en Xiloca sobre los cantos populares de Lechago, daremos un repaso a los de la comarca. El rosario de la Aurora aún se celebra, aparte de Lechago, en Loscos, donde se canta la madrugada del día de la Virgen de Agosto. En Luco de Jiloca se canta para la festividad de la Virgen del Rosario hasta en catorce ocasiones por las calles del pueblo. En Blancas, el día de la Virgen de la Carrasca, a las 6 de la mañana, los “despertadores”, acompañados de una campanilla, salen a recorrer el pueblo:

“El Rosario de la madrugada es para los pobres que no tienen pan que los ricos están en la cama porque la serena no les haga mal. Salir sin tardar que por rato tan breve la Virgen promete las glorias de una eternidad”.

Esta es una de las nueve coplillas que el sacristán José Marco dejó escritas en dos manuscritos de 1942 y 1960, y que se cantan en la actualidad siguiendo una antigua tradición recientemente recuperada. También se cantan Auroras en Blancas para las fiestas de San Antonio de Padua, la Virgen del Rosario y San Francisco de Asís. En Rubielos de la Cérida, en la madrugada del 24 de septiembre cantan los hombres los llamados gozos de la Aurora a la patrona de la localidad Ntra. Sra. de la Merced:

“Es María la caña del trigo San José la espiga y el Niño la flor, el Espíritu Santo es el grano,

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que está formado por la obra del amor. Cristianos venid, cristianos llegad, a rezar el Rosario a María y a pedirle todos alguna merced. Hoy Señora, Rubielos te aclama, la patrona insigne de su juventud. Hoy te cantan alegres tus hijos las coplas de siempre con solicitud. Cristianos corred, cristianos llegad, a rezar el Rosario a María y a pedirle todos alguna merced. Por el título amoroso que ostentas todos confiados venimos a ti, a pedirte consuelo ahora y que de mercedes nos colmes allí. Hoy es la Merced, hoy es la Merced, venid todos, venid a María que en oír a todos está su placer. De los campos el fruto abundante, hemos recogido con felicidad, labrador no te vuelvas ingrato y dale las gracias a quien te lo da. Ven pues a alabar, ven pues a alabar, al Señor y a su Madre Purísima y pedirle fuerzas para trabajar”.

Tras el canto de las auroras, sigue la misa principal y procesión por las calles de la localidad con la imagen de la Virgen, que se acompaña con los cánticos de los hombres. Se han perdido, al menos por el momento, los cantos de la Aurora en Burbáguena, Cutanda, y Tornos, donde los celebraban para San Antonio, Inmaculada y Virgen de los Olmos. Cada santo tiene su novena, y cada novena, sus gozos. Conocemos los gozos por las Almas del Purgatorio, San José y septenario de la Virgen de los Dolores en Lechago, Fonfría y Villafranca. Más particulares o específicos de cada pueblo son los de la Virgen del Pilar, o San Judas y San Tadeo en Lechago, San Francisco Javier y Santa Bárbara en Fonfría, o San Roque, en Loscos. Sabemos que en Castejón de Tornos se han perdido los del Ecce Homo y San Miguel. También todos los titulares de santuarios o centros romeros tienen sus gozos, y con seguridad son los que más se rezan. Así, la Virgen de La Silla, en Fonfría, la del Moral, en el Poyo, la de Villeta, en Peracense, la de Los Olmos, en Tornos o la del Campo, en Villafranca, tienen sus gozos. En la ermita de Pelarda, en Olalla, se rezan dos, los de la Virgen de Pelarda y los de la Virgen del Mar, que también se venera en esa ermita. Muy cercano a los gozos del septenario de Dolores se encuentra El Reloj de la Pasión, que se cantaba en Ojos Negros, y en Lechago, en la procesión del Viernes Santo. En Tornos se mantiene, aunque ya no madruga tanto como antaño.

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En Lechago existían también otros cantos en Semana Santa: las Coplas del Jueves Santo, y las llamadas Coplas de Semana Santa, que se recitaban en las procesiones o en la iglesia:

“Jueves Santo, Jueves Santo tres días antes de Pascua cuando el Redentor del mundo a sus discípulos llama. Los llama de uno en uno de dos en dos los junta y después de haberlos juntado de esta manera les habla: ¿Cual de vosotros amigos moriréis por mi mañana? Se miraban de unos a otros y ninguno contestaba. Hasta que San Juan Bautista que predicaba en la montaña: Yo moriré por mi Dios, morir por mi Dios no es nada”. Jesucristo salió a cazar por los montes que solía, los perros se le cansaban la caza no aparecía. Se encontró con un hombre de mala y muy mala vida le preguntó si había Dios. “No hay Dios, ni Santa Marta". “Calla hombre que estas loco, que hay Dios y Santa María, ahora puede venir y a ti quitarte la vida”. “No tengo miedo a la muerte ni tampoco a quien la envía”. Y al otro día la muerte por él venía. “Quítate muerte traidora déjame pasar un día, confesaré mis pecados y enmendaré el alma mía”. “No puedo dejarte, no, que Dios del cielo me envía, que te arroje a los infiernos a los más hondos que había”.

Final En Bañón existe el cargo de “virgenera”, que lo ostentan cuatro mujeres que se renuevan anualmente y cuya misión es cuidar de la imagen de la Virgen. Para Viernes Santo, la visten de negro, y para Pascua y la romería de la Virgen de la Langosta, de blanco. También adornan su peana en todas las salidas de la imagen.

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En Blancas, en la procesión que traslada la mañana del Viernes Santo a la Virgen de los Dolores desde su ermita a la de San Pascual, sólo participan mujeres. En Castejón, la Virgen de la Soledad, era transportada por cuatro mujeres viudas. En numerosos pueblos de la comarca se acude a la iglesia el Sábado de Gloria, y después de bendecida el agua los vecinos recogen parte de ella para “rogear” las casas, con intención de alejar malos espíritus de las mismas, de ahuyentar al diablo y a las brujas. En Rubielos, los mozos participaban en la protección, dibujando cruces con salvado mojado en las puertas de las casas, que eviten maldiciones ajenas. En Torrelosnegros, para Santa Lucía, los “ofrecidos” iban a Torrecilla del Rebollar a venerar la imagen de la Santa de su Iglesia, mientras que los chicos besaban los pies de la imagen que tenían en una casa del pueblo. Sabemos que se utilizan ramos de acebo en las ventanas, que en los corrales se cuelgan piedras, que se clavan patas de animales en las puertas, se dibujan cruces, se recercan con pintura los vanos de las casas. Que las campanas tocan de una manera u otra según el anuncio que quieren dar, o que hay edificios que son auténticos relojes según su sombra. Todo un mundo que estudiar y acercar a todos. Es cuestión de tiempo.