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Dossier de Prensa XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz

Dossier de prensa EL MAPA DE LAS VIUDAS

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Dossier de prensa EL MAPA DE LAS VIUDAS, de Daniel Dimeco. XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz. Algaida editores 2013

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Dossier de Prensa

XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz

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Escritor y dramaturgo (Argentina 1969). Graduado en Ciencias Políticas y Máster en Gestión Cultural. Ha publicado la novela La desesperación silenciosa (Premio Fray Luis de León 2010) y la obra La mano de János (Premio de Teatro Antonio Buero Vallejo 2010). Ha recibido el Premio de Autores Nacionales Teatro El Búho 2009 (Argentina) con Mirando pasar los trenes; el Premio de Teatro Mínimo Rafael Guerrero 2008 con El ángel azul y el accésit del Premio de Relatos Ciudad de Zaragoza 2012 con Los perros ladran de noche, entre otros galardones.

Ha coordinado talleres literarios en Fuentetaja, colabora como entrevistador para la revista Culturamas y como cronista para Revista de Letras-La Vanguardia. Administra el blog Café Copenhague.

El mapa de las viudas ganó el XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz.

www.danieldimeco.com

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A finales de agosto de 1960, la ciudad portuaria de Stralsund, al norte de la antigua República Democrática Alemana, se convulsiona a raíz de una serie de asesinatos que alteran la tranquilidad provinciana del lugar. Eleonora Maler, la costurera que cose para la mujer del líder del Partido en la ciudad, vive imbuida en sus propios miedos, algunos alimentados por esas muertes, pero los más importantes provienen de un hecho que la va a perturbar para siempre una noche trágica de 1945, cuando Alemania estaba al borde de la capitulación y el Ejército Rojo empezaba a controlar el sector oriental del país.

El mapa de las viudas es la historia de una locura, la locura de Eleonora, la protagonista, y la locura que escenifica toda una sociedad que queda atrapada por las garras del terror y amordazada por un silencio cómplice y asfixiante.

En Stralsund, como en toda la RDA, nada se mueve sin el conocimiento de los agentes de la Stasi, la policía política del Estado. A la Stasi la componen millones de ojos agazapados tras las ventanas de las casas, hombres sentados en coches aparcados en las esquinas, vecinos en las colas de los mercados

o en las estaciones de los trenes. La Stasi escucha y ve todo, incluso por las noches, en medio de la más cerrada oscuridad. La Stasi es como los murciélagos que obsesionan a Eleonora, ojos y dientes capaces de abalanzarse contra cualquiera que se mueva, metérsele en el cuerpo y robarle hasta la porción más privada de su vida.

Los hechos que alteran la cordura de Eleonora Maler a finales de la Guerra extienden su sombra hasta el verano de 1960 y, día a día, recrudecen la paranoia y alimentan unos miedos que se van convirtiendo en incontrolables y en una ira que estallará de repente.

¿Cómo salvar de las maldades del mundo exterior a una niña pequeña que, para Eleonora, está atrapada, como ella misma, en un punto concreto de ese mapa que una noche le cambió la vida? En la protagonista conviven dos existencias paralelas: por un lado, la mujer que fue hasta la noche trágica de 1945 y, por el otro, la que nació de aquel espantoso hecho. Ambas son una, la cuerda y la enajenada, que comparten cuerpo y pasado en medio de un drama íntimo en el que la primera sí es consciente de la existencia de la otra.

Una serie de asesinatos agudizan la locura de Eleonora Maler

Daniel DimecoEl mapa de las viudasPREMIO NOVELA CIUDAD DE BADAJOZ

15,40 x 23,00 cm312 páginas

CartonéISBN 978-84-9877-545-7Código 2962694

€ 20,00

ISBN 978-84-9877-903-5

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La Stasi (Ministerio para la Seguridad del Estado) fue el órgano de la Inteligencia de la República Democrática Alemana desde 1950, cuando se creó a imagen y semejanza del modelo soviético, hasta su disolución en 1989 cuando la caída del Muro de Berlín. Famosa por ser uno de los servicios de inteligencia más efectivos del mundo, los agentes de la Stasi controlaban absolutamente todos los movimientos que se producían en la RDA.La Stasi fue, además, un refugio en el que se entrenaban y alojaban terroristas internacionales, se llevaban a cabo asesinatos y chantajes de todo tipo. La RDA contaba con un agente por cada 50 habitantes que se encargaba de soplar sobre la vida de parientes, vecinos y amigos.En la calle no anda nadie, ha desaparecido todo el mundo, aunque en Stralsund las miradas suelen estar detrás de las cortinas y los oídos en los micrófonos de la Stasi.

Capítulo veinticinco de El mapa de las viudas

Stasi

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Galería de personajes

Eleonora Maler: nace en Stralsund en 1910. Es una costurera de la RDA que viste de negro y tuvo una hija con un soldado alemán, Georg Schmidt, al que no vuelve a ver después de que lo destinan al frente en Checoslovaquia. Padece de enajenación mental y está obsesionada con los murciélagos que habitan las cajoneras de las ventanas de su casa. Le gusta la música de Paul Dessau.

Annette Maler: es una niña gravemente afectada después de una meningitis tuberculosa no curada. Eleonora le venda los ojos para que no vea la realidad y, de ese modo, intenta evitar que sufra.

Heinrich Groß: es un hombre de 51 años, de rostro triangular y ojos pequeños que, nada más acabar la Guerra, se hizo cargo de las riendas del Partido Socialista Unificado de la RDA en Stralsund. Merced a su cargo, disfruta de una posición económica privilegiada en la Alemania comunista, es ambicioso y supervisa todo lo que ocurre en la ciudad.

Maria Lothar Groß: es la mujer de Heinrich. Descendiente de una rica familia de provincias antes de la II Guerra Mundial, ha hecho del arte de disimular un modo de vida, tanto como la pasión que tiene por la ropa y por las comodidades. Es una mujer poco inteligente, entrada en carnes y que se desvive por su marido y su hijo.

Albert Groß: único hijo de Heinrich y Maria, tiene 18 años y es el protegido de su padre. Amigo de Peter y Karl Amstelheim.

Wilhelm Amstelheim: médico de Rostock que en 1956 se muda con su familia a Stralsund, a una casa en la esquina de las calles Filterstrasse con Papenstrasse, donde tiene la consulta a la que es casi imposible que alguien acceda. Por una extraña razón, que a todos los vecinos llama la atención, Amstelheim vive sometido a los deseos y órdenes de su mujer, Ulva.

Ulva Amstelheim: es una elegante, altiva y tacaña berlinesa de 48 años, casada con el doctor Amstelheim. En 1956 induce a su marido a que la familia se traslade de Rostock a Stralsund y es la encargada de hacer los diagnósticos médicos y de recetar los fármacos a los pacientes de su marido.

Peter Amstelheim: el hijo mayor de los Amstelheim es un gamberro y provocador con grandes inseguridades y sentimiento de inferioridad. Es el hijo protegido de Ulva Amstelheim y odia a su padre. Su ambición es conseguir ingresar, lo más pronto posible, al servicio de la Stasi en la sede central de Berlín Este.

Karl Amstelheim: el hijo menor de los Amstelheim, tiene 23 años, y suele ser una víctima en manos de su hermano mayor y de Albert Groß.

Sybille Müller: vecina de Eleonora Maler, novia de Albert Groß y hermana de una de las víctimas asesinadas aquel verano de 1960. Su deseo es desaparecer de Stralsund y está a punto de conseguirlo yéndose a estudiar la Universidad de Greifswald.

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¿Qué papel desempeñan los murciélagos en El mapa de las viudas?

Los murciélagos son los ojos que todo lo ven incluso cuando nadie los ve a ellos o cuando todo el mundo prefiere no ver-los. Son el temor que sobrevuela constantemente en la cabeza de la protagonista, Eleonora Maler.

¿Qué ocurre durante el verano de 1960 en Stralsund, la ciudad alemana donde transcurre la novela?

Al final de aquel verano, se suceden un par de asesinatos que llevan a que los personajes de la novela experimenten una situación de temor e incertidumbre. Los ciudadanos de la antigua República Democrática Alemana vivían en un verda-dero estado policial, todos los movimientos eran controlados por la Stasi, la policía política del Estado y, en el caso de la historia que narro en mi novela, en la ciudad de Stralsund nada pasa sin que Heinrich Groß, el líder del Partido Socia-lista Unificado, esté al corriente.

¿Cuáles son los miedos de la protagonista?

La protagonista vive una situación muy especial dentro del clima asfixiante de la antigua RDA y de lo que pasa, particu-larmente, en aquel momento. Ella es consciente de lo que ocurre fuera de su casa, pero de un modo parcial. Eleonora, en el caos de su locura, sabe que Alemania se partió en dos tras la II Guerra Mundial, pero vive inmersa en sus propias paranoias y en su enajenación, nacidas de un hecho clave en la trama de la novela y traumático para el personaje y que ocurre en una noche de 1945.

La novela habla de la existencia de dos mujeres en un solo cuerpo: la cuerda y la enajenada. ¿Es una historia sobre la locura?

Podría decirse que sí en buena medida. La locura en Eleono-ra Maler condiciona toda la realidad, tanto la propia como la de los otros personajes que la rodean. La locura de Eleonora es un elemento distorsionador, siempre lo es, por supuesto, pero en este caso es un elemento que deforma los hechos a través de dos miradas: lo que ve y percibe la Eleonora cuerda no tiene relación ninguna con las acciones de la Eleonora enajenada que, al fin y al cabo, es la que se ha apoderado del cuerpo y la mente del personaje.

¿Cuál es la relación que se establece entre Eleonora y Annette?

Eleonora protege a Annette de un modo excesivo. Eleonora vive aterrada con la posibilidad de perder a la niña y decide hacer de ella un objeto intocable alrededor del cual levanta un muro infranqueable, con el único fin de que nadie le haga daño, al tiempo que la somete a una existencia terrible.

Entrevista a Daniel Dimeco

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A lo largo de toda la novela conviven algunos elementos que desestabilizan a la protagonista. Uno de ellos es un Trabant (antiguo coche popular de la RDA) que sistemáticamente aparca delante de su casa.

El sonido del motor del Trabant la retrotrae a quince años antes. La trasnporta a aquella noche de 1945 en la que su vida se tuerce irreversiblemente. Y no sólo se trata del coche, sino también de la actitud agresiva que para Eleonora tienen los muchachos que lo conducen. Eleonora escucha las conversa-ciones inquietantes de ellos, los observa jugar con un revólver mientras hablan de muertos.

¿Qué representan esos jóvenes? Uno de ellos es el hijo del jefe del Partido en Stralsund.

Son una de las partes corrupta de la sociedad en la que viven. Mientras que los simples mortales están siempre bajo el ojo de la Stasi, a ellos, por ser quienes son, se les permite casi todo, siempre que no desafíen la autoridad del Partido o a los miembros prominentes del mismo.

¿Por qué eligió ambientar esta historia en una ciudad costera del norte de la antigua RDA?

Necesitaba una sitio cerrado, quiero decir, un lugar lo sufi-cientemente asfixiante como para que los hechos que ocu-rren se muestren a lo largo de la narración, pero los persona-jes hablen poco acerca de ellos. El hermetismo del mundo nórdico-germánico es fascinante, porque al cobijo de una aparente civilidad, del orden y de imágenes bucólicas, se su-ceden hechos que son demenciales y escalofriantes. En El mapa de las viudas he intentado reproducir esa atmósfera in-quietante, paralizante y de una gran dureza en cuanto a las relaciones humanas en un contexto de alta vigilancia.

Atmósfera que, de algún modo, también está presente en otras novelas suyas como lo es La desesperación silenciosa o en obras de teatro como La mano de János o Mirando pasar los trenes.

Los espacios cerrados y sometidos a diferentes presiones que creamos los humanos me resultan muy atractivos para escri-bir, porque es una manera de poner a prueba a los persona-jes, observar sus reacciones y después escribir. Las miserias humanas las sacamos a la luz y las padecemos cuando las si-tuaciones son, o nos parecen que son, lo suficientemente ad-versas como para traicionar, como para que muramos o ma-temos. Los universos idílicos los prefiero vivir en persona, pero no me atraen para trabajarlos como escritor.

¿Por qué escribe?

Por algo muy sencillo: porque gran parte de mi vida transcu-rre a través de andariveles imaginarios, como les ocurre a los

niños cuando juegan, y, sin las historias y los personajes que les dan vida, me resultaría imposible respirar.

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