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1. discusión Definiciones web 1. Una discusión es un discurso o una conversación en la que se intercambian puntos de vista, ponencias y críticas sobre un tema propuesto a debate. A menudo los grupos poseen ideas o visiones contrapuestas. http://es.wikipedia.org/wiki/Discusion http://es.wikipedia.org/wiki/Discurso Se llamará discusión a aquella conversación o debate que se establecerá entre dos o más individuos y que se caracteriza principalmente por el intercambio de opiniones, puntos de vista, ideas y creencias acerca de un determinado tema. Generalmente, la discusión se entablará entre aquellos participantes de la misma que presentan visiones o ideas bien contrapuestas. Dependiendo de los participantes, la situación, el tema en discusión y la oportunidad, la discusión podrá darse en el marco de la más absoluta cordialidad y armonía. La discusión resulta ser más efectiva y con consecuencias altamente positivas a la hora de la esperada generación de cambios cuando la discusión se produce en términos amistosos, es decir, los intervinientes se tratan con el mayor de los respetos aún no coincidiendo en nada, permitiendo que todas las opiniones y puntos de vista sean expresados sin ningún tipo de interrupciones agresivas. En tanto y aunque por supuesto no es el mejor escenario en el cual podría darse, puede ocurrir que la discusión se de mediante un estilo confrontativo, en el cual, claro, primará la intención de ganarse la opinión de las personas mediante ataques y comentarios agresivos más que a partir del convencimiento a sumarse al pensamiento propio mediante argumentaciones claras, explicativas y cordiales y cordiales. En muchas discusiones, con el objetivo de reforzar el discurso, se suele hacer uso de elementos tales como objetos, mensajes, medios visuales que ayudarán a una mejor comprensión de la idea que se está discutiendo y proponiendo. Algunos de los más comunes son los

discusión. LOGICA

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1. discusiónDefiniciones web

1. Una discusión es un discurso o una conversación en la que se intercambian puntos de vista, ponencias y críticas sobre un tema propuesto a debate. A menudo los grupos poseen ideas o visiones contrapuestas.

http://es.wikipedia.org/wiki/Discusionhttp://es.wikipedia.org/wiki/Discurso

Se llamará discusión a aquella conversación o debate que se establecerá entre dos o más individuos y que se caracteriza principalmente por el intercambio de opiniones, puntos de vista, ideas y creencias acerca de un determinado tema. Generalmente, la discusión se entablará entre aquellos participantes de la misma que presentan visiones o ideas bien contrapuestas.

Dependiendo de los participantes, la situación, el tema en discusión y la oportunidad, la discusión podrá darse en el marco de la más absoluta cordialidad y armonía. La discusión resulta ser más efectiva y con consecuencias altamente positivas a la hora de la esperada generación de cambios cuando la discusión se produce en términos amistosos, es decir, los intervinientes se tratan con el mayor de los respetos aún no coincidiendo en nada, permitiendo que todas las opiniones y puntos de vista sean expresados sin ningún tipo de interrupciones agresivas.En tanto y aunque por supuesto no es el mejor escenario en el cual podría darse, puede ocurrir que la discusión se de mediante un estilo confrontativo, en el cual, claro, primará la intención de ganarse la opinión de las personas mediante ataques y comentarios agresivos más que a partir del convencimiento a sumarse al pensamiento propio mediante argumentaciones claras, explicativas y cordiales

y cordiales.

En muchas discusiones, con el objetivo de reforzar el discurso, se suele hacer uso de elementos tales como objetos, mensajes, medios visuales que ayudarán a una mejor comprensión de la idea que se está discutiendo y proponiendo. Algunos de los más comunes son los eslóganes, las palabras fuertes, posters, transparencias, anécdotas, referencias a expertos, entre otros.

Por otro lado, el término discusión también se emplea para referir a aquel estudio que se lleva a cabo sobre una cuestión concreta y desde diversos puntos de vista, con el objetivo de lograr la mejor resolución sobre la misma. La discusión sobre los derechos humanos de los delincuentes se encuentra en plena discusión tras los diferentes sucesos de delincuencia juvenil acontecidos.

Por su lado, un grupo de discusión resulta ser la reunión de personas que discuten sobre un tema de interés común asistidos por un coordinador y un secretario.La principal misión de estos grupos es obtener mayor información sobre el tópico de interés y tomar decisiones conjuntas al respecto.Algunas condiciones que deberá observar el mismo es que el grupo sea lo suficientemente heterogéneo para contar con las diferentes visiones sobre un tema, pero también homogéneo, para que todos los integrantes, entre cinco o diez individuos, compartan la misma base de conocimientos sin necesidad de ayudas excepcionales. Lo aconsejable es que el mismo se reúna en una habitación alrededor de una mesa redonda u ovalada la cual permitirá que todos los integrantes se vean las caras a la hora de opinar; y lo más importante: que exista libertad absoluta para que todos se expresen libremente.

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Una visión crítica-racional de la razonabilidad

Palabras como "racional" y "razonable" están a la orden del día en el lenguaje ordinario. A menudo no es claro lo que se supone exactamente que deben significar, e incluso si es claro, el significado no siempre es consistente. Una dificultad adicional es que los sentidos en que estas palabras son empleadas tampoco están definidos de manera precisa. En el uso ordinario su definición no es necesaria, pero si habremos de utilizar estas palabras técnicamente, tenemos que decidir lo que significan. Este es particularmente el caso en el estudio de la argumentación, donde se hace un intento sistemático por indicar si una argumentación es o no válida. Los términos razonable y racional juegan un papel crucial aquí, ya que la evaluación de la validez es puesta en las manos de un "crítico racional que juzga razonablemente" 1 .

Para comenzar con las definiciones de diccionario, el Oxford English Dictionary distingue los siguientes significados de "razonable":

1. Dotado de la facultad de razón; racional

2. En concordancia con la razón; no irracional o absurdo

3. Proporcionado

4. Que posee un criterio sensato; presto a escuchar la razón, sensible

5. Dentro de los límites de la razón, ni mucho más ni mucho menos de lo que se considera probable o apropiado; moderado; de una cantidad o tamaño justo, promedio o considerable, etc.

6. Claro

7. Que requiere el uso de razón

Los significados "proporcionado" (3), "claro" (6), y "que requiere el uso de razón" (7) no son muy relevantes en este caso, tampoco lo es el (5) en el sentido de que "el clima estuvo razonable" o "mi español es razonable". Por tanto, debemos limitar nuestra atención a los otros significados (descritos en 1, 2 y 4).

Excluyendo significados hoy en día obsoletos y aquellos que se reducen a ciertas disciplinas como la física y la matemática, el mismo diccionario distingue los siguientes significados del epíteto "racional":

1. Que tiene la facultad de razonamiento; dotado de razón

2. De, referente a, o con base en razón o en razonamiento

3. En concordancia con la razón; no insensato, absurdo o extremo.

Dejando de lado algunas diferencias sutiles, puede apreciarse que existen correspondencias claras entre los significados relevantes de la palabra "razonable", por un lado, y la palabra "racional", por el otro. La diferencia principal entre "racional" y "razonable" es generalmente la que existe entre "el uso de la facultad de razonamiento" y "el uso sensato de la facultad de razonamiento". En este sentido, debemos utilizar el término racional para el uso de la facultad de razonamiento y el término razonable para el uso sensato de la facultad de razonamiento. Pese a que esta terminología se deriva del uso del lenguaje ordinario, al mismo tiempo clarificamos, de un modo regulador, los significados de ambos términos por medio de definiciones estipulativas. Después de todo, la diferencia de significado entre estas dos palabras en el lenguaje ordinario es más difusa y las palabras son a menudo utilizadas indistintamente.

Al distinguir de este modo entre racional y razonable, adherimos a una distinción filosófica tradicional indicada habitualmente por los términos alemanes verständig y vernünftig. Por desgracia, incluso muchos escritores científicos confunden a veces el significado de Verstand y Vernunft, pero nosotros trataremos de distinguir de forma consistente entre racional en el sentido de "con base en razonamiento" y razonable en el sentido de "hacer uso sensato de la facultad de razonamiento"2 . Según nuestro uso de estos términos, la racionalidad es una condición necesaria de la razonabilidad, pero no automáticamente una condición suficiente3 .

La cuestión es ahora la del contenido exacto de razonabilidad en el sentido del uso sensato de razonamiento. El proceso de investigación científica es usualmente percibido como el parangón de la

razonabilidad. A pesar de que hoy en día se señala que elementos irracionales juegan un papel importante en el desciframiento de teorías científicas4 , muchos epistemólogos aún consideran el proceso de investigación científica como el prototipo de una discusión racional propositiva y como la forma más pronunciada de un intercambio razonable de ideas. Es, por ende, natural empezar a responder nuestra pregunta examinando la forma en que los filósofos de la ciencia que han reflexionado mucho al respecto, definen razonabilidad. Esto, sin embargo, genera más problemas de los que uno podría haber esperado. Discutiremos sólo algunos de ellos, que son los más relevantes para nosotros.

Diversos filósofos de la ciencia que se ocupan de metodología de la investigación han intentado darle más sustancia al término razonabilidad, al indicar cuáles reglas y criterios tienen que cumplirse en la solución de un problema científico. Al hacer esto, a menudo asumen que el proceso de resolución de un problema científico puede ser considerado como la conducción de una discusión científica. Según Habermas (1971), el propósito de una discusión científica de este tipo es llegar a un consenso intelectual5 . Las reglas que tienen que ser cumplidas en una discusión científica están basadas en las convenciones de la tradición científica y en los acuerdos intersubjetivos. De Groot (1984) ubica la razonabilidad del método científico en el hecho de que se hace un intento por llegar a un consenso por medio de la argumentación en una discusión crítica. El consenso se debe alcanzar en lo que de Groot llama el "foro" de científicos o eruditos. Los problemas que los investigadores confrontan no pueden ser resueltos con la aplicación de reglas y criterios metódicos definidos de manera precisa e infalible, puesto que tales reglas y criterios sencillamente no existen. Desde luego, reglas y criterios pueden ser, hasta un cierto punto, establecidos, pero nunca son suficientes. Según de Groot, los investigadores tendrán aún finalmente que proponer argumentos que sean convincentes para el foro y los argumentos son convincentes solamente si satisfacen la idea de razonabilidad compartida por el foro científico.

Es lamentable que, según de Groot, sea imposible indicar exactamente quién pertenece al foro. Aunque esto parezca un problema puramente práctico, es, de hecho, un obstáculo mayúsculo porque la construcción teóriconormativa de un foro implica una apertura total. Todos los expertos relevantes tienen que estar habilitados para participar en la discusión y un proceso de autoselección debería garantizar la calidad de sus participantes. La identidad de los miembros de esta comunidad de discusión puede ser determinada solo hasta cierto punto en la práctica. Algunos filósofos consideran necesario distinguir entre más de un foro: cada foro está conectado con un tipo de problema científico o forma de plantear una pregunta. De hecho, una mejor forma de resolver el problema de pertenencia al foro científico parece ser abordarlo desde la dirección contraria, determinando primero cuáles reglas de discusión imponen y luego examinando cuáles investigadores cumplen estas reglas.

Desde luego que, con seguir este enfoque, el problema de razonabilidad no se soluciona. En la filosofía moderna de la ciencia, se asume muchas veces que hay más de una metodología científica. Muchos se oponen a la sugerencia de que es posible establecer una serie de reglas metodológicas que sean absolutamente razonables. Ideológicamente, esta sugerencia está generalmente conectada con

una forma de pensamiento teleológico que asume que hay una escala objetiva de razonabilidad con límite absoluto y final. Hoy en día, estas especulaciones son ya solamente formuladas raras veces por filósofos, pero, aún así, a menudo es fácilmente asumido que los problemas son resueltos una vez se pasa del criterio y reglas metodológicas al criterio de argumentación sensata y a las reglas de discusión del foro. Un vistazo al estudio de la argumentación es suficiente para dejar claro que cambiar de esta forma el problema no lo soluciona así no más. Filósofos de la ciencia que piensan lo contrario tienen una confianza exagerada en la capacidad de solucionar problemas que tiene la teoría de la argumentación.

La situación es, de hecho, más bien complicada, porque, por otro lado, hay también filósofos de la ciencia que desestiman el alcance y el rango de la teoría de la argumentación. Ellos tienen un parti pris a favor de hacer una distinción principal entre afirmaciones descriptivas y normativas y consideran, además, que los juicios normativos nunca pueden ser objeto de una discusión razonable. Muchas veces se piensa que los deseos, preferencias y juicios de valor están basados únicamente en preferencias subjetivas. Al restringir de este modo la razonabilidad, los positivistas y otros que se adhieren a esta opinión relegan discusiones acerca de deseos, preferencias, y demás a un segundo plano: son discusiones que no cumplen la norma de razonabilidad. Esta limitación de la noción de razonabilidad da rienda suelta a aquellos en la política, por ejemplo, que no están interesados en mantener la razonabilidad. Más aún, les brinda un pretexto para no usar argumentación y blinda sus puntos de vista de la crítica. En nuestra opinión, no hay una justificación a priori para expresar deseos, objetivos y otras tomas de posición que impliquen que un juicio de valor sea inapropiado para una discusión razonable6 . La tarea de teóricos de la argumentación es explicar cómo la norma general de razonabilidad puede, en todos estos casos, ser cumplida en una discusión crítica.

Concepciones de razonabilidad en el estudio de la argumentación

Las concepciones dominantes de razonabilidad en el estudio de la argumentación pueden ser mejor caracterizadas sobre la base de dos obras que, a pesar de las nuevas ideas que se han desarrollado en las dos últimas décadas, han sido hasta el momento las que mayor influencia han ejercido en esta disciplina: The Uses of Argument (1958) de Toulmin, y La Nouvelle rhétorique (1958) de Perelman y Olbrechts-Tyteca7 . Las concepciones de razonabilidad propugnadas en estas dos obras se dirigen inminentemente contra la lógica formal. Estos autores atribuyen a los lógicos –en los términos posteriores de Toulmin- la utilización de un enfoque "geométrico" para tratar la razonabilidad:

Nosotros "sabemos" algo (en el completo y estricto sentido de la palabra) si y sólo si tenemos una creencia bien fundada en ello; nuestra creencia en ese ello está bien fundada si y sólo si podemos producir buenas razones para sustentarla; y nuestras razones son realmente "buenas" (en los más estrictos estándares filosóficos) si y sólo si podemos producir un argumento "concluyente" o formalmente válido, ligando esta creencia de nuevo con un punto de partida irrefutado (y preferiblemente irrefutable) (1976: 89)8 .

Del hecho de que lógicos formales apliquen un criterio formal de validez, no se puede concluir, sin embargo, que automáticamente compartan una concepción geométrica de razonabilidad según la cual el concepto de "razonabilidad" es solamente aplicable a argumentos artificiales en una argumentación formal. Los lógicos no comparan simplemente la sensatez de una argumentación con la validez de un razonamiento expresado en la argumentación. Aunque usualmente no le prestan mucha atención a este problema, algunos lógicos hacen énfasis, por ejemplo, en el hecho de que la argumentación debe ser también relevante para la posición defendida. Debido a su "orientación formal", los lógicos hoy en día se preocupan únicamente por la verdad de las premisas de un argumento, hasta el punto de que la verdad de las premisas influencia estructuralmente la validez del argumento. Un argumento es lógicamente válido sólo si tiene una forma que excluye la posibilidad de tener premisas verdaderas y una conclusión falsa. Los lógicos no están interesados en "valores de verdad" propiamente dichos, exceptuando que adhieren al ideal epistemológico de la "Ciudad Eterna de una verdad bien fundada" que Toulmin expone como una característica del enfoque geométrico.

Generalmente, los lógicos tampoco optan por un enfoque "antropológico" para abordar la razonabilidad, que implica que el conocimiento humano es producido simplemente al seguir ciertos procedimientos en los que hay un consenso en una comunidad particular (véase Capítulo 2). Desde este punto de vista, la validez de los argumentos no depende de la estructura formal, quasi-geométrica del argumento, sino de este consenso. Según el concepto antropológico de razonabilidad, el criterio de validez es determinado por motivos puramente empíricos. En el pasado, no era extraño considerar la lógica como una ciencia descriptiva, pero esta concepción ha entrado en desgracia desde que Frege lanzó su devastadora crítica del enfoque psicológico a los principios lógicos como "leyes del pensamiento"9 . Si uno optara por el enfoque antropológico, una de las consecuencias extremas sería que las falacias formales que un discutidor no reconoce como tales tienen que ser consideradas como argumentos válidos10 .

También hay lógicos –y aquí los seguiremos- que prefieren adoptar una perspectiva "crítica" de la razonabilidad, atribuyéndole valor tanto a las propiedades formales de los argumentos como al conocimiento compartido necesario para llegar a un consenso. Si estos dos aspectos diferentes están conectados, se hace posible considerar los argumentos como partidos funcionales de un procedimiento argumentativo formal que es aceptable "intersubjetivamente". En el enfoque crítico de la razonabilidad, no hay únicamente escrutinio de la efectividad del procedimiento argumentativo, sino también reflexión acerca de las ventajas y desventajas que asumen las partes potencialmente en desacuerdo al seguir este procedimiento (Toulmin 1976: 207-261). Los lógicos que tienen un ideal crítico de la razonabilidad consideran, tal como Toulmin, que un enfoque geométrico y antropológico de un argumento llevan eventualmente a ambos a un punto muerto. En el caso geométrico, resulta en escepticismo; y en el antropológico en relativismo. Con todo, los lógicos usualmente dan una interpretación a lo "crítico" un tanto diferente de la de Toulmin. A diferencia de Toulmin, no vinculan los argumentos exclusivamente con la justificación de los puntos de vista. Toulmin ignora el hecho de que la lógica puede también ser vista como una teoría de la crítica11 .

Tanto en el modelo de Toulmin como en el de la nueva retórica de Perelman y Olbrechts-Tyteca, la sensatez de la argumentación, como es costumbre en la teoría de la argumentación, está ligada a jueces específicos, pero difieren cuando se trata de identificar a estos jueces. Perelman y Olbrechts- Tyteca consideran válida la argumentación si el auditorio pretendido la acepta. De ese modo, escogen una perspectiva sociológica y adoptan una norma antropológica de razonabilidad, que implica que, en última instancia, equiparen la sensatez de la argumentación con la efectividad alcanzada sobre aquellos que hacen las veces de jueces en un caso particular. La consecuencia es que la argumentación que es sensata en un caso no necesita ser sensata en el otro caso. La sensatez de la argumentación depende entonces esencialmente del criterio de evaluación de un grupo más o menos arbitrario de personas, que son seleccionadas por el orador o el escritor. Esto significa que la norma de la razonabilidad es potencialmente muy relativa: hay, potencialmente, tantos tipos de razonabilidad como jueces –e incluso más, si se tiene en cuenta que los jueces podrían cambiar de opinión y con el transcurso del tiempo llegar a aplicar otro criterio de evaluación. La introducción de Perelman a la restricción de la argumentación, según la cual ésta solamente es razonable cuando el "auditorio universal" considera que lo es, termina no siendo restrictiva: cada individuo es libre de determinar quién o qué pertenece al auditorio universal. En últimas, esto se reduce al hecho de que quienquiera que presente un argumento puede además decidir si es sensato o no. Después de todo, un orador o escritor puede imaginar siempre un auditorio razonable que sigue la misma norma de razonabilidad, y declarar ese público el auditorio universal.

El modelo de Toulmin indica de forma menos clara cuál norma de razonabilidad es aplicada. En todo caso, esta norma no es geométrica. En sus obras siguientes, Human Understanding (1972) y Knowing and Acting (1976), Toulmin rechaza tanto el concepto de razonabilidad geométrico como el antropológico, pero en The Uses of Argument, publicada originalmente en 1958, su concepción de razonabilidad parece tener, ante todo, características antropológicas. Toulmin piensa que la sensatez de la argumentación depende al final del criterio de evaluación específico de un grupo particular de personas. A diferencia del caso de Olbrechts-Tyteca y de Perelman, en el caso de Toulmin este grupo no es arbitrario: incluye representantes del "campo" –sea lo que sea que esto signifique exactamente- al que pertenece la argumentación en cuestión. En nuestra opinión, hay una sorprendente similitud entre el grupo de jueces de Toulmin y el foro científico de de Groot. Es por esto que es de remarcar que Toulmin utilice luego igualmente el término foro para referirse a sus expertos (Toulmin, Rieke, y Janik 1979).

Según Toulmin, el papel crucial que tienen los expertos de un campo está conectado con la posición central que ocupa en su modelo la "garantía", la legitimación del paso de las premisas ("datos") a la conclusión ("afirmación"). Solamente las personas que están familiarizadas con el campo de la argumentación concernido pueden decidir si el "soporte" de la garantía es suficiente en un caso particular. Es esta evaluación "dependiente del campo" la que da a la concepción de razonabilidad de Toulmin un carácter relativo12 .

Una noción dialéctica de la razonabilidad

Una objeción crucial que se aplica a ambas normas de la razonabilidad, la geométrica y la antropológica, es que están basadas en el "justificacionismo": ambos enfoques asumen que la razonabilidad se encarga exclusivamente de la legitimación definitiva de puntos de vista. El justificacionismo de cualquier tipo, no obstante, nunca puede escapar el llamado Münchhausen trilemma, porque como último recurso la justificación debe escoger entre alguna de las siguientes tres alternativas: (1) acabar en una regresión infinita de nuevas justificaciones (regressus in infinitum); (2) dar vueltas en un círculo de argumentos mutuamente apoyados; (3) interrumpir el proceso de justificación con un punto arbitrario. Ninguna de estas tres alternativas es realmente satisfactoria13 .

Los justificacionistas adoptan generalmente la última alternativa. Usualmente detienen el proceso de justificación en un cierto punto. La aserción con que se interrumpe la justificación es luego declarada axiomática o es de alguna manera elevada más allá de cualquier discusión adicional. Algunas veces, esta aserción es incluso elevada retrospectivamente al estatus de una premisa, porque su verdad es interpretada como evidente con base en la intuición o la experiencia. De esta manera, se crea una premisa protegida de la crítica. Puede funcionar como una verdad a priori o quizá incluso como un dogma.

A nuestro modo de ver, es necesario desviarse radicalmente del justificacionismo de los enfoques geométrico y antropológico de la razonabilidad y remplazar estas concepciones por una razonabilidad diferente. Hacemos esto al adoptar la opinión de un racionalista crítico que procede con base en la falibilidad fundamental de todo el pensamiento humano. Para los racionalistas críticos, la idea de un escrutinio crítico sistemático de todos los campos del pensamiento y actividad humanos es el principio que sirve de punto de partida para la solución de problemas. En este enfoque, la conducción de una discusión crítica se convierte en el punto de partida para la concepción de razonabilidad –que implica la adopción de un enfoque dialéctico. Como hemos indicado, la argumentación en un enfoque dialéctico es considerada como parte de un procedimiento de resolución de una diferencia de opinión sobre la aceptación de uno o más puntos de vista en el marco de una discusión crítica. En este procedimiento, las observaciones críticas de la dialéctica, las observaciones geométricas de la lógica y las observaciones antropológicas de la retórica juegan cierto papel. La razonabilidad de este procedimiento se deriva de la posibilidad que él brinda para resolver diferencias de opinión (su validez del problema) en combinación con la aceptabilidad que tiene para los discutidores (su validez convencional). En relación con esto, las reglas de discusión y argumentación desarpapelladas en una teoría dialéctica de la argumentación tienen que ser escrutadas tanto en términos de su efectividad para la solución de problemas como en su aceptación intersubjetiva14 .

El punto de partida lógico, según el cual una aserción y su negación no pueden ser verdaderas al mismo tiempo, tiene como consecuencia para la discusión que una de las dos aserciones debe ser retirada. Racionalistas críticos concluyen de este aprieto que el escrutinio dialéctico de las afirmaciones en una discusión crítica se reduce a la exposición de inconsistencias (lógicas y pragmáticas). Barth y Krabbe (1982), por ejemplo, han desarrollado un método dialéctico para detectar contradicciones lógicas. Su método supone examinar si una tesis particular no lleva a contracciones con ciertas concesiones –esto

es, si es sostenible a la luz de estas concesiones. Si el mantenimiento simultáneo del punto de vista y de las concesiones lleva a contradicciones, uno de los dos tiene que ser abandonado15 .

En la teoría de la dialéctica formal de Barth y Krabbe, se adopta una situación de discusión que difiere substancialmente de la situación de discusión normal de la práctica argumentativa. La situación inicial adoptada en los diálogos regulados de la dialéctica formal, se presenta como un intento de resolver una diferencia de opinión sólo cuando en una discusión o texto argumentativo el protagonista ha presentado sus argumentos en defensa de un punto de vista y luego decide verificar, junto con el antagonista, si su punto de vista es, en efecto, sostenible a la luz de los argumentos propuestos. De hecho, en tal caso estarán examinando conjuntamente si el punto de vista es una conclusión que se sigue lógicamente de los argumentos que sirven de premisas. El antagonista debería entonces estar preparado para asumir el papel de oponente y para añadir a sus compromisos la argumentación del protagonista. En discursos o textos ordinarios, esta situación, más bien artificial, no sucederá tan fácilmente, aunque los compañeros de discusión son, naturalmente, libres de sumar un escrutinio de este tipo si así lo quieren.

Puesto que, a nuestro juicio, la teoría de la argumentación tiene que tratar en primer lugar con intercambios argumentativos ordinarios en lenguaje ordinario, el punto de partida general en la pragma-dialéctica es otro: un orador o escritor presenta un punto de vista y actúa como protagonista, y un oyente o lector formula dudas sobre el punto de vista y hace las veces de antagonista. (Si este antagonista presenta el punto de vista opuesto, la situación se hace aún más complicada). En una discusión crítica que proceda de acuerdo con reglas pragma-dialécticas, el protagonista y el antagonista tratan de averiguar si el punto de vista del protagonista es capaz de resistir la crítica del antagonista. Después de que el antagonista ha expresado sus dudas o críticas, el protagonista intenta argumentar en defensa de su punto de vista. Si se defiende un punto de vista positivo, el protagonista intenta justificar la(s) proposición(es) expresada(s) en el punto de vista; si se defiende un punto de vista negativo, el protagonista intenta refutar esta(s) proposición(es). Si hay alguna razón para hacerlo, el antagonista reacciona, en ambos casos, críticamente a la argumentación del protagonista. Si el protagonista es confrontado con reacciones críticas nuevas por parte del antagonista, los intentos de legitimar o refutar el punto de vista pueden continuarse presentando nueva argumentación, contra la que, a su vez, el antagonista puede reaccionar, y así sucesivamente. La diferencia de opinión es resuelta cuando los argumentos presentados llevan a que el antagonista acepte el punto de vista defendido o cuando el protagonista se retracta de su punto de vista como consecuencia de las reacciones críticas del antagonista. En este sentido, hay una interacción entre los actos de habla del protagonista y los del antagonista, lo que es típico del proceso dialéctico de convencimiento en una discusión crítica. Desde luego, esta interacción solamente puede llevar a la resolución de una diferencia de opinión si procede de manera adecuada. Esto requiere una regulación de la interacción, de acuerdo con ciertas reglas de discusión crítica. La tarea de los teóricos de la argumentación dialéctica es formular estas reglas de discusión crítica de tal manera que, juntas, constituyan un procedimiento de discusión con validez tanto convencional como del problema.

Un procedimiento que promueva la resolución de diferencia de opinión no puede reducirse exclusivamente a las relaciones lógicas por medio de las cuales las conclusiones son inferidas de premisas. Tiene que consistir en un sistema de regulaciones que cubran todos los actos de habla que necesitan ser llevados a cabo en una discusión crítica para resolver una diferencia de opinión. Esto significa que el procedimiento debería relacionarse con todas las etapas que deben ser distinguidas en una discusión crítica cuyo objetivo sea resolver una diferencia de opinión: la etapa de confrontación en que se desarrolla la diferencia de opinión, la etapa de apertura en que son establecidos el procedimiento y otros puntos de partida, la etapa de argumentación en que la argumentación se presenta y se somete a la reacción crítica, y la etapa de conclusión en que se determina el resultado de la discusión.

Siguiendo nuestro modelo básico de la distribución de actos de habla en las diferentes etapas de una discusión crítica, tal como se describe en el Capítulo 3* , hemos desarrollado en Speech Acts in Argumentative Discussions (1984) una teoría pragma-dialéctica de la argumentación que incluye un procedimiento de discusión, que, a nuestro juicio, cumple el criterio de validez del problema. Las reglas de procedimiento que aplican a las diferentes etapas de discusión crítica cumplen con la validez del problema ya que cada una hace una contribución específica para resolver ciertos problemas inherentes en las etapas del proceso de resolución de una diferencia de opinión16 . Por supuesto que las reglas no pueden ofrecer garantía alguna de que los discutidores que cumplan con ellas serán capaces siempre de resolver sus diferencias de opinión. Las reglas no constituirán automáticamente una condición suficiente para la resolución de diferencias de opinión, pero son, en todo caso, necesarias para lograr este propósito.

El procedimiento pragmadialéctico de discusión

Las reglas del procedimiento de discusión pragma-dialéctico se refieren al comportamiento de personas que quieren resolver sus diferencias de opinión por medio de una discusión crítica. Debido a que aquí nos preocupa el comportamiento deliberado, o la "actuación", para la que los actores tienen una cierta responsabilidad, las reglas aplican para los actos que los discutidores realizan. En las discusiones exteriorizadas que nos preocupan, estos actos consisten, ante todo, en actos de habla. En el Capítulo 3, hemos indicado cuáles actos de habla pueden ocurrir en las etapas sucesivas de una discusión crítica. En aras de simplicidad, comenzamos presentando nuestro procedimiento de discusión desde una discusión individual, consistentemente no ambivalente, en que es solamente defendido un punto de vista. Las reglas tienen que especificar los casos en que la realización de ciertos actos de habla contribuye a la resolución de la diferencia de opinión. Esto hace necesario indicar en cada etapa de discusión, el momento exacto en que las partes tienen derecho a realizar un discurso en particular y si están obligadas a hacerlo y, de ser así, cuándo.

En la etapa de confrontación de un discurso o texto argumentativo que trata con una sola diferencia no ambivalente, un punto de vista es exteriorizado (por el discutidor 1), y este punto de vista es cuestionado (por el discutidor 2). Si no hay diferencia de opinión, no hay nada que resolver y la discusión argumentativa es superflua. Una diferencia de opinión que sólo es exteriorizada en parte o no es exteriorizada, no hace superfluo el hecho de mantener una discusión, pero si lo hace

difícil. Una discusión dialécticamente regulada, en todo caso, es descartada. Después de todo, las reglas para una discusión crítica se relacionan con los actos de habla realizados por los discutidores involucrados en la diferencia y en los compromisos consiguientes. Por lo tanto, la importancia de la exteriorización de las diferencias de opinión es evidente. Así, una de las primeras tareas en la formulación de reglas para una discusión crítica es promover una exteriorización óptima. Esto significa que los discutidores tienen que gozar de la posibilidad de exponer todo de punto de vista y de poner en duda todo punto de vista. La garantía para esto puede ser obtenida explícitamente al concederle a todo discutidor el derecho incondicional de presentar o de poner en duda todo punto de vista vis-à-vis todo otro discutidor.

En principio, los puntos de vista son expresados por medio de asertivos. La habilidad fundamental para exponer o poner en duda cualquier punto de vista tiene la consecuencia de que ninguna condición especial aplica al contenido proposicional de estos asertivos. Pasa lo mismo con el contenido proposicional de la negación del compromisivo con el que el punto de vista es puesto en duda. El derecho incondicional de los discutidores a establecer puntos de vista y a ponerlos en duda también significa que no se aplica ninguna condición preparatoria respecto del estatus o posición del orador o escritor y del oyente o lector. No es el poder del más fuerte lo que es decisivo en una discusión crítica, sino la calidad de la argumentación y de la crítica.

Que esas diferencias de opinión pueden concernir a cualquier punto de vista y que todos los discutidores tienen el derecho incondicional a presentar o poner en duda todo punto de vista está expresado en la regla siguiente:

Regla 1

a. Condiciones especiales no aplican ni al contenido proposicional de los asertivos por medio de los cuales el punto de vista es expresado, ni al contenido proposicional de la negación de los compromisivos por medio de los cuales un punto de vista es puesto en duda.

b. En la realización de estos asertivos y compromisivos negativos, ninguna condición preparatoria especial se aplica a la posición o estatus del orador o escritor y oyente o lector.

La regla 1 se aplica a todos los discutidores que toman parte en una discusión. En virtud de esta regla, los mismos discutidores no sólo tienen derecho a presentar y a poner en duda cualquier punto de vista, sino que también permiten que otros discutidores hagan lo mismo. Es quizá baladí señalar que la regla 1 otorga a los discutidores un derecho incondicional, pero no les impone ninguna obligación. En términos generales, es recomendable hacer uso de los derechos otorgados por la regla 1. Cualquier persona que quiera que una diferencia de opinión sea resuelta tendrá que cooperar en su exteriorización.

Una consecuencia de los derechos incondicionales que son otorgados a los discutidores en la regla 1 es, por ejemplo, que un discutidor que acaba de perder una discusión en que defendió un punto de vista en

particular en contra de otro discutidor, reserva su derecho a presentar nuevamente el mismo punto de vista al mismo discutidor. Esto aplica incluso para un discutidor que ha defendido satisfactoriamente un punto de vista en particular y luego procede a ponerlo en duda o a defender el punto de vista opuesto. Por supuesto, es debatible si el otro discutidor estará preparado para empezar una nueva discusión con un discutidor tan idiosincrásico e impredecible y también si es razonable esperar que lo haga. Volveremos sobre la última cuestión al discutir las reglas de la etapa de apertura.

En la etapa de apertura, después de que el discutidor 1 ha aceptado el reto del discutidor 2 de defender su punto de vista, los discutidores deciden sostener una discusión y llegan a acuerdos sobre la asignación de papeles y sobre las reglas de la discusión. Las reglas de una discusión crítica tienen que indicar cuándo el discutidor 2 tiene derecho a retar al discutidor 1, cuándo el discutidor 1 está obligado a aceptar este reto, quién asume el papel de protagonista, quién asume el de antagonista, cuáles son las premisas compartidas, cuáles reglas aplican para la etapa de argumentación y cómo se debe concluir la discusión en la etapa de conclusión.

El derecho a retar

Proponemos otorgar el derecho incondicional a retar un discutidor a que defienda su punto de vista, a cualquier discutidor que ha cuestionado este punto de vista en la etapa de confrontación. Dado que, en virtud de la regla 1, todo discutidor también tiene el derecho incondicional de poner en duda todo punto de vista de cualquier otro discutidor, esto significa que, en principio, ningún discutidor tiene restricciones para retar cualquier discutidor sobre cualquier punto de vista. Esta regla incondicional está determinada en la regla 2:

Regla 2

El discutidor que ha puesto el punto de vista del otro discutidor en duda en la etapa de confrontación siempre tiene derecho a retar este discutidor a que defienda su punto de vista.

El derecho consagrado en la regla 2 puede ser un derecho incondicional de un discutidor que ha puesto en duda un punto de vista en particular, pero nunca es una obligación. Retar al otro discutidor a que defienda su punto de vista, después de todo, tiene que ser considerado como un reto para entrar en la discusión de este punto de vista; si el otro discutidor acepta esta invitación, el retador está obligado a ella. Sin embargo, es posible imaginar casos en que un discutidor tiene buenas razones para no entrar en una discusión con este otro discutidor, a pesar de que no acepte el punto de vista. Pensemos en el discutidor idiosincrásico e impredecible que mencionamos en los comentarios explicativos de la regla 1. Basta por tanto con otorgar a los discutidores el derecho incondicional para hacer esto en virtud de la regla 2, ya sea que estén o no preparados para hacer uso de esta regla.

La obligación de defender

Se sigue de las condiciones preparatorias del asertivo con el que el discutidor ha expresado un punto de vista, que él está obligado a presentar pruebas o argumentos para su defensa cuando se le solicite hacerlo. Debería ser inmediatamente añadido, sin embargo, que es debatible si esta obligación debería aplicarse bajo cualquier circunstancia, en todas las situaciones y a todo retador. Como regla general, un discutidor que ha sido retado está siempre obligado a defender el punto de vista y esta obligación sólo puede ser depuesta por medio de una defensa satisfactoria del punto de vista o por retracción del punto de vista. Un discutidor que ha defendido exitosamente un punto de vista no está subsecuentemente obligado a defender el mismo punto de vista nuevamente de acuerdo con las mismas reglas de discusión y con las mismas premisas en contra del mismo discutidor. Esto sólo conduciría a una repetición de la discusión que ya ha tenido lugar. Nos parece entonces razonable aplicar también el principio legal de non bis in idem a una discusión crítica.

Este principio no aplica para discusiones con un retador diferente o con el mismo retador pero con premisas diferentes o con reglas de discusión diferentes. En cualquiera de estos casos, el discutidor retado está obligado a defender el mismo punto de vista de nuevo. A diferencia de una disputa legal, una disputa argumentativa, en principio, puede ser nunca resuelta por completo. La discusión puede ser reabierta. Después de todo, es bastante posible (y muy normal en la práctica) que una nueva luz pueda brillar sobre el caso, por ejemplo, con base en otras premisas. Las reglas para una discusión crítica deben alentar esto, no restringirlo.

Debería notarse que el cese de la obligación de defender a través de una defensa exitosa no afecta el derecho incondicional a retar a un discutidor, como está expresado en la regla 2. Cualquiera que presente un punto de vista puede ser retado para defenderlo, así ya lo haya hecho exitosamente. La obligación del discutidor retado de aceptar el reto es anulada sólo si este ha defendido exitosamente el mismo punto de vista contra el mismo discutidor con las mismas premisas y con las mismas reglas de discusión. No es irrazonable continuar retando a alguien, como tampoco es irrazonable negarse a aceptar todo reto.

Siempre que el discutidor no haya defendido exitosamente su punto de vista (en contra de ningún discutidor en absoluto), la obligación de defenderlo se mantiene completamente (asumiendo que no se ha retractado de su punto de vista mientras tanto). Solamente hay una excepción a esta regla general. Una discusión crítica es imposible en ausencia de ciertas premisas compartidas y en ausencia, asimismo, de reglas de discusión compartidas. Los discutidores que no puedan alcanzar un acuerdo sobre las premisas y las reglas de discusión no están en posición de resolver una diferencia de opinión y, por ende, es aconsejable que no emprendan una discusión. Un discutidor retado no puede ser obligado a defender un punto de vista contra un discutidor que no esté preparado para aceptar ninguna premisa ni regla de discusión.

La obligación general de defender y su crucial excepción están establecidas en la regla 3:

Regla 3

El discutidor que es retado por el otro discutidor a defender el punto de vista que ha presentado en la etapa de confrontación, está siempre obligado a aceptar este reto, a menos que el otro discutidor no esté preparado para aceptar premisa compartida ni regla de discusión alguna; el discutidor permanece obligado a defender el punto de vista siempre que no se retracte de este y siempre que no lo haya defendido exitosamente frente al otro discutidor con base en las premisas y reglas de discusión acordadas.

La obligación de defender formulada en la regla 3 es una obligación (condicional) para defender en principio. Esto significa que la obligación de defender aplica en todo momento (siempre que las condiciones establecidas sean cumplidas). Sin embargo, pueden haber razones o causas que hagan imposible cumplir esta obligación inmediatamente en la práctica. Por ejemplo, el discutidor que es obligado a defender puede no tener el tiempo para comprometerse en una discusión con el retador, o puede ser el caso que, al pensarlo mejor, quiera primero preparar o documentar su argumentación más detalladamente. No obstante, esto puede, como máximo, llevar a una posposición de la discusión (aunque en la práctica esto pueda a veces llevar a su cancelación), pero no altera la obligación a defender. Esta se mantiene completamente hasta que el discutidor correspondiente ha cumplido con ella o se ha retractado de su punto de vista.

Al reconocer la obligación de defender, como establece la regla 3, y al aceptar el reto del otro discutidor, el discutidor que ha presentado el punto de vista indica su disposición para discutir. El discutidor que lo ha retado puede a su vez indicar su disposición para discutir con el hecho de estar de acuerdo con las premisas y las reglas de discusión compartidas. La regla 3 apunta, así pues, a exteriorizar la voluntad de comprometerse en la discusión que puede ser esperada de los discutidores involucrados en una disputa.

Asignación de la carga de la prueba

La regla 3 también regula como es distribuida la responsabilidad de la prueba con respecto al punto de vista. Cualquiera que presente un punto de vista y no se retracte de él luego, tiene la responsabilidad de la prueba en este punto de vista una vez ha sido retado (de acuerdo con las condiciones especificadas en la regla 3) para que defienda su punto de vista. La responsabilidad de la prueba en una discusión descansa entonces en el discutidor que tiene la obligación de defender un punto de vista de acuerdo con la regla 3. En el caso de diferencias de opinión no ambivalentes, que es lo que asumimos aquí, el problema de asignación de la responsabilidad de la prueba es tratado por la regla 3. En el caso de diferencias de opinión ambivalentes, que son comunes en la práctica, la situación es más complicada. Cada partido puede haber puesto en duda el punto de vista del otro y haber retado la otra parte. En este caso, sin embargo, la cuestión de quién tiene la responsabilidad de la prueba no es tampoco, en principio, problemática. La respuesta es simplemente que ambos discutidores están obligados a defender su propio punto de vista de acuerdo con la regla 3 y, por consiguiente, cada discutidor tiene la responsabilidad de la prueba de su punto de vista respectivo. La cuestión no es, entonces, cuál de los discutidores tiene "la" responsabilidad de la prueba en la discusión, sino cuál defiende su punto de vista primero17 . La asignación

de la responsabilidad de la prueba en una discusión ambivalente no acarrea problemas de elección, sino un problema de orden18 .

Los discutidores tendrán que consultar entre ellos mismos para llegar a un acuerdo sobre quién defiende su punto de vista primero. Si son incapaces de hacerlo, probablemente la discusión no tendrá lugar, pero la obligación de defender permanece vigente en relación con ambos puntos de vista. En la perspectiva tradicional de la asignación de la responsabilidad de prueba, una decisión a un dilema de este tipo es impuesta al proponer que la persona que ataca una opinión establecida o un estado de las cosas existente, tiene que comenzar la defensa (si no es la única persona que tiene la responsabilidad de prueba de acuerdo con este punto de vista). El carácter conservador de este parecer ha sido señalado desde varias perspectivas. Por lo demás, es a menudo problemático determinar cuál es "el punto de vista establecido"19 .

Asignación de los papeles de discusión

El primer acuerdo que los discutidores tienen que hacer antes de comenzar la etapa de argumentación es el de la asignación de papeles en la discusión. La pregunta es: ¿quién asumirá el papel de protagonista y quién el papel de antagonista? La respuesta a esta pregunta parece ser bastante obvia: el discutidor que ha presentado un punto de vista en la etapa de confrontación tiene que asumir el papel de protagonista y el discutidor que ha puesto en duda este punto de vista tiene que asumir el papel de antagonista. Esta es la manera en que las cosas procederían normalmente en la práctica, pero no es necesariamente el caso. Es muy posible que los papeles sean invertidos.

Aunque en la práctica los discutidores frecuentemente pasarán la pregunta de la asignación de papeles en silencio, el discutidor que ha presentado un punto de vista actuará casi automáticamente como el protagonista y el discutidor que ha puesto en duda el punto de vista hará lo mismo en el papel de antagonista. Nosotros proponemos dejar esta asignación en manos de los discutidores para que actúen de otra manera si así lo prefieren. Una condición es que ambos discutidores estén de acuerdo en la asignación de papeles y que mantengan la asignación acordada a lo largo de toda la discusión.

Regla 4

El discutidor que en la etapa de apertura haya aceptado el reto del otro discutidor para que defienda su punto de vista ocupará el papel de protagonista en la etapa de argumentación, y el otro discutidor ocupará el papel de antagonista, a menos que lleguen a otro acuerdo; la distribución de papeles es mantenida hasta el final de la discusión.

En la etapa de argumentación, el discutidor que haya asumido el papel de protagonista trata de defender el punto de vista inicial en contra del discutidor que ha asumido el papel de antagonista. La pregunta es cómo puede el protagonista defender el punto de vista y cómo puede el antagonista atacarlo. Otra pregunta es cuándo son exitosos estos intentos de defensa y de ataque –en otras palabras, cuándo ha defendido el protagonista exitosamente el punto de vista inicial y

cuándo ha atacado el antagonista exitosamente el mismo punto de vista.

Acuerdos con respecto a las reglas de discusión Los ataques y defensas a un punto de vista ocurren en una discusión crítica de acuerdo con reglas de discusión compartidas. Discutiremos varias de estas reglas de discusión de la etapa de argumentación. Como se mencionó más arriba, estas reglas de discusión tienen que ser entendidas como propuestas que sólo tienen vigencia en una discusión una vez han sido aceptadas por los discutidores que desempeñan los papeles de protagonista y antagonista. Esto significa que los discutidores en cuestión han declarado su buena disposición para conducir la discusión de acuerdo con reglas compartidas. Si los discutidores que toman parte en una discusión han hecho esto, las reglas adquieren el estatus de convenciones a las que las partes están obligadas durante la discusión y con que se mantiene el uno al otro. En las discusiones enteramente exteriorizadas, este acuerdo sobre las reglas de discusión se da explícitamente. En la práctica, sin embargo, a menudo los discutidores asumen tácitamente que aceptan más o menos las mismas reglas de discusión. A diferencia del caso en que las reglas son acordadas explícitamente, los discutidores en este caso asumen que están obligados por convenciones.

La diferencia entre acuerdos explícitos y convenciones no tiene necesariamente serias consecuencias para el curso de la discusión. Si ambos partidos acatan consistentemente las reglas, incluso no hay diferencia alguna entre las dos. La ventaja de las reglas acordadas explícitamente sólo surge si hay un desacuerdo sobre la fuerza de una regla aplicada por la otra parte o en la fidelidad de la aplicación de una regla vigente. La formulación explícita hace más fácil alcanzar una decisión tanto en la fuerza como en la aplicación de la regla en cuestión.

Como se señaló anteriormente, una consecuencia del acuerdo explícito sobre las reglas de discusión es que los discutidores están obligados por estas reglas (al menos, durante la discusión). Esto implica que las reglas de discusión ya no pueden ser traídas a discusión durante la misma discusión. Las reglas aplican siempre que esta discusión entre estos discutidores continúe. La única cuestión con respecto a las reglas que puede ser planteada durante la discusión es si ellas están siendo correctamente aplicadas. Desde luego, esto no significa que las reglas no puedan ser traídas a discusión después de que la discusión ha tendido lugar o antes de la iniciación de una nueva discusión. Ciertamente, esto no significa que haya reglas que no puedan ser traídas a discusión. Sin excepción alguna, todas las reglas pueden ser puestas en duda por cualquier discutidor que vea conveniente hacerlo.

La regla que es cuestionada adquiere entonces el estatus de una proposición en que pueden ser adoptados diferentes puntos de vista (cfr. regla 1). La discusión que surge sobre la regla, si alguna surge, es una meta-discusión.

Regla 5

Los discutidores que desempeñarán los papeles de protagonista y antagonista en la etapa de argumentación acuerdan, antes del comienzo de la etapa de argumentación, las reglas para lo siguiente:

cómo debe el protagonista defender el punto de vista inicial y cómo debe atacarlo el antagonista, y en cuál caso el protagonista ha defendido exitosamente el punto de vista y en cuál caso el antagonista lo ha atacado exitosamente. Estas reglas aplican a lo largo de la duración de la discusión y no pueden ser puestas en duda durante la discusión misma por ninguna de las partes.

Ataque y defensa de puntos de vista

Tres tipos de actos de habla son realizados en la etapa de argumentación: por medio de asertivos, el protagonista realiza exclusivamente el acto de habla argumentación complejo, mientras que el antagonista acepta esta argumentación realizando la aceptabilidad del compromisivo o rechaza la argumentación realizando la negación de este compromisivo; el antagonista puede entonces realizar la solicitud directiva para obtener una nueva argumentación. Estas son las únicas maneras aceptadas de atacar o defender puntos de vista en una discusión crítica. Ellas representan un derecho del protagonista y del antagonista que es, en principio, ilimitado. El antagonista puede atacar toda argumentación presentada por el protagonista de esta manera (y de ninguna otra), y toda argumentación que sea puesta en duda puede ser defendida de esta manera (y de ninguna otra).

Presentar una argumentación en defensa de un punto de vista es siempre una defensa provisional. El protagonista no ha defendido definitivamente un punto de vista hasta que el antagonista ha aceptado totalmente la argumentación. La aceptación de una argumentación implica que las proposiciones expresadas en la argumentación son aceptadas y que la constelación formada por los enunciados argumentativos es considerada como una legitimación (pro-argumentación) o una refutación (contra-argumentación) de la proposición a la que pertenece el punto de vista. El antagonista que no acepte la argumentación del protagonista puede entonces poner en duda su contenido proposicional, pero también puede poner en duda su fuerza de justificación o de refutación.

Regla 6

a. El protagonista siempre puede defender el punto de vista que adopta en la diferencia de opinión inicial o en la sub-diferencia de opinión realizando un acto de habla argumentativo complejo, el cual vale entonces como defensa provisional de este punto de vista.

b. El antagonista siempre puede atacar un punto de vista poniendo en duda el contenido proposicional o la fuerza de justificación o de refutación de la argumentación.

c. El protagonista y el antagonista no pueden defender ni atacar los puntos de vista de ninguna otra forma.

Las reglas de discusión de la etapa de argumentación tienen que establecer explícitamente el caso en que la defensa del protagonista puede ser considerada exitosa. Las reglas tienen que indicar cuándo está obligado el antagonista a aceptar la argumentación presentada por el protagonista como una defensa adecuada del punto de vista.

Después, y solo después, cuando el protagonista ha defendido su punto de vista en concordancia con las reglas y el antagonista se encuentra obligado a aceptar la defensa en concordancia con estas reglas, puede decirse que el protagonista ha defendido exitosamente su punto de vista. Si el protagonista fracasa al hacerlo, el antagonista ha atacado exitosamente el punto de vista (asumiendo, por supuesto, que ha cumplido las otras reglas de discusión).

Debemos concentrarnos primero en las regulaciones que se emplean cuando (parte de) el contenido proposicional de una argumentación es puesta en duda. Al poner el contenido proposicional de una argumentación en duda, el antagonista crea un nuevo punto de controversia. Desde que el protagonista ha aducido a la argumentación en soporte de su punto de vista, adoptará un punto de vista positivo en cuanto a esta proposición y está obligado (en virtud de las reglas 3 y 4) a defenderlo otra vez. Junto a la disputa inicial, relacionada con el punto de vista inicial del protagonista, surge una sub-disputa, relacionada con este sub-punto de vista positivo. Toda una cadena de sub-disputas, sub-sub-disputas, y demás pueden surgir en este camino. En este caso la argumentación del protagonista está subordinadamente compuesta.

¿En cuál caso está el antagonista obligado a aceptar el contenido proposicional de una argumentación? Esta pregunta sólo puede ser respondida si los discutidores que habrán de desempeñar los papeles de protagonista y antagonista acuerdan en la etapa de apertura la manera en que decidirán la aceptabilidad de las proposiciones presentadas por el protagonista en su argumentación. Con este fin, ellos tienen que explicar con detalle cuáles listas de proposiciones ambos aceptan, por un lado, y cómo decidirán la aceptabilidad de otras proposiciones, por el otro.

El procedimiento intersubjetivo de identificación

Las proposiciones aceptadas por ambas partes pueden concernir hechos, verdades, normas, valores o valor de jerarquías. Los discutidores son totalmente libres de esbozar una lista de proposiciones aceptadas por ambas partes. Todas las proposiciones que acepten pueden ser incluidas. La única restricción es que la lista tiene que ser consistente. No puede incluir proposiciones inconsistentes con otras proposiciones. De otra manera siempre sería posible defender exitosamente cualquier punto de vista arbitrario en contra del atacante, lo cual inevitablemente hace imposible la resolución de una diferencia de opinión. Que una propuesta esté incluida en la lista de proposiciones aceptadas significa solamente que los discutidores acuerdan, que la proposición en cuestión, no puede ser puesta en duda durante la discusión. En otras palabras, para el propósito de esta discusión la aceptan, si bien podrían no hacerlo en otros contextos. La lista especifica las proposiciones que los discutidores han aceptado para la discusión. Por tanto, pueden ser consideradas como sus premisas compartidas.

¿Cómo puede el protagonista hacer uso de la lista de proposiciones aceptadas al defender la argumentación que ha presentado? Si el antagonista sólo pone en duda el contenido proposicional de la argumentación, el protagonista puede señalar que, según él, la(s) proposición(es) en cuestión aparece(n) en la lista. El protagonista y el

antagonista tienen entonces que verificar para determinar si ese es realmente el caso. De ser así, el antagonista está obligado a retractarse de su objeción a la(s) proposición(es) en cuestión y aceptar la argumentación. El protagonista entonces se ha defendido exitosamente del ataque del antagonista. Este método de defensa que despliega el protagonista consiste, así pues, en participar del escrutinio conjunto, atendiendo a su propia petición, para determinar si las proposiciones puestas en duda realmente son idénticas a las proposiciones de la lista que han sido aceptadas por ambas partes. Nos referimos a este método como procedimiento intersubjetivo de identificación. Si la aplicación de este procedimiento produce un resultado positivo, el antagonista está obligado a aceptar el contenido proposicional de la argumentación presentada por el protagonista. Si la aplicación de este procedimiento produce un resultado negativo, el protagonista está obligado a retractarse de esta argumentación.

Los comentarios anteriores sobre el estatus convencional de las reglas para la etapa de argumentación, también aplican para proposiciones aceptadas por ambas partes. En discusiones completamente exteriorizadas, está explícitamente determinado de antemano cuáles proposiciones son aceptadas por ambas partes, pero en la práctica estas proposiciones usualmente funcionan como presuposiciones mutuas de que se comparte el conocimiento de los antecedentes. Siempre que ambas partes tengan un acuerdo tácito de que una proposición particular pertenece al conocimiento compartido de antecedentes, no cambia nada. Tan pronto surge el desacuerdo, no obstante, ninguna de las partes puede apelar al compromiso de la otra parte, y ambas partes pueden fácilmente (correcta o incorrectamente) negar que están comprometidas con ciertas proposiciones.

Desde luego, el protagonista también tiene que tener la posibilidad de hacer uso de proposiciones sobre las que ningún acuerdo previo haya sido alcanzado. De otra forma, el protagonista sólo sería capaz de defender un punto de vista haciendo uso de proposiciones que ya han surgido al comienzo de la discusión. Esta es una restricción indeseable. El protagonista tiene, por tanto, que ser capaz de utilizar nueva información en su defensa.

Para hacer uso de nueva información en una discusión critica, es necesario que los discutidores acuerden, en la etapa de apertura, cómo determinarán si una proposición debería ser o no aceptada. Los métodos acordados pueden consistir en consultas a fuentes orales o escritas (enciclopedias, diccionarios, documentos de referencia) o percepciones en conjunto (por medio de un experimento). Al igual que en el caso de la lista de proposiciones aceptadas por ambas partes, ambos discutidores tienen que considerar el método escogido de acuerdo a su idoneidad.

Además de llevar a cabo procedimiento intersubjetivo de identificación, los discutidores también pueden decidir en la etapa de apertura si permiten que sea conducida una sub-discusión, en la que se determine si la proposición sobre la que hizo falta acuerdo al principio, puede ser aceptada en una segunda instancia. El protagonista tendrá, entonces, que tomar un sub-punto de vista positivo, en lo que se refiere a la proposición concernida y defenderla contra posibles objeciones y críticas del antagonista. Esta subdiscusión debe ser conducida según

las mismas premisas y las mismas reglas de discusión, aceptadas en la discusión original20 .

Las consecuencias de las regulaciones de las oportunidades que tiene el protagonista para la defensa, que recomendamos, están establecidas en la regla 7:

Regla 7

a. El protagonista ha defendido exitosamente el contenido proposicional de un acto de habla argumentativo complejo contra un ataque del antagonista, si la aplicación del procedimiento intersubjetivo de identificación produce un resultado positivo o si el contenido proposicional es aceptado en segunda instancia por ambas partes como resultado de una sub-discusión en la que el protagonista ha defendido exitosamente un sub-punto de vista positivo con respecto a este contenido proposicional.

b. El antagonista ha atacado exitosamente el contenido proposicional de un acto de habla argumentativo complejo, si la aplicación del procedimiento intersubjetivo de identificación produce un resultado negativo y el protagonista no ha defendido exitosamente un sub-punto de vista positivo con respecto a este contenido proposicional en una sub-discusión.

El procedimiento intersubjetivo de inferencia

Tal como lo establece la regla 6, el antagonista puede poner en duda una argumentación no sólo por su contenido proposicional, sino también por su fuerza de justificación o de refutación. ¿Cómo puede el protagonista defenderse exitosamente de un ataque dirigido a la fuerza de justificación o de refutación de su argumentación, y en cuáles casos está el antagonista obligado a aceptarlo? Antes de que emprendan la etapa de argumentación, los discutidores tienen que acordar en la etapa de apertura cómo será determinado esto.

Si el protagonista adopta un punto de vista positivo, puede ser planteada la pregunta de si el razonamiento siguiente es válido tal como está: "contenido proposicional de la argumentación, por lo tanto proposición a la que refiere el punto de vista". Si el protagonista adopta un punto de vista negativo, es necesario determinar si el razonamiento siguiente es válido tal como está: "contenido proposicional de la argumentación, por tanto ninguna proposición a la que refiera el punto de vista". La validez del razonamiento en la argumentación sólo necesita ser juzgada si este razonamiento es completamente exteriorizado y si puede considerarse que el protagonista está comprometido con la afirmación de que la sensatez de la argumentación depende de su validez lógica.

Pudiendo, así, verificar si los argumentos del protagonista son peticiones, lógicamente válidas, de reglas lógicas, como las reglas para el diálogo de la Escuela de Erlangen, para evaluar la validez de los argumentos. Esto hace posible examinar si una proposición enfrentada es defendible en relación con las premisas (vistas como una concesión) que constituyen la argumentación. Puesto que verificar la validez de los argumentos es cuestión de determinar si las inferencias del

protagonista son aceptables, nos referiremos a este procedimiento como procedimiento intersubjetivo de inferencia.

El procedimiento intersubjetivo de explicitación

Si el razonamiento vehiculado en la argumentación no es completamente exteriorizado –y por esta razón no puede ser válido tal como se presenta- , la pregunta girará en torno a si la argumentación utiliza un esquema argumentativo que haya sido admitido por ambas partes y que haya sido correctamente aplicado. Por regla general, el esquema argumentativo empleado en una argumentación no se hace explícito en el discurso o texto, pero debe ser reconstruido.

Con este fin, el antagonista y el protagonista deberían llevar a cabo conjuntamente un procedimiento intersubjetivo de explicitación. Este procedimiento puede estar basado en principios similares, como el procedimiento que hemos desarrollado para hacer explícitas premisas no expresas. Este procedimiento tiene que conducir a un acuerdo entre los discutidores en cuanto al tipo de esquema argumentativo que se usa en la argumentación. Cuando el razonamiento de la argumentación del protagonista está incompleto y, por tanto, no puede ser válido, depende del interés del protagonista que el procedimiento intersubjetivo de explicitación sea llevado a cabo. De suerte que este tiene que ser realizado a petición suya.

El procedimiento intersubjetivo de prueba

Una vez el esquema argumentativo empleado en la argumentación del protagonista ha sido reconstruido por medio del procedimiento intersubjetivo de explicitación, tiene que ser determinado si el esquema argumentativo puede ser considerado admisible por ambas partes y si ha sido correctamente aplicado. Para examinar si la argumentación del protagonista está basada en un esquema argumentativo admisible, es necesario que el protagonista y el antagonista hayan primero determinado de forma conjunta cuáles esquemas argumentativos pueden o no pueden ser utilizados. En principio, los discutidores son libres de decidir esto, siempre que el fallo sea de mutuo consentimiento. En casos especiales, sin embargo, puede haber condiciones institucionales específicas en vigencia que prohíban el uso de ciertos esquemas. Por ejemplo, en algunos países el uso de la argumentación por analogía es inadmisible en ciertas disputas de derecho penal. Por supuesto, los discutidores también pueden concluir que es mejor excluir ciertas formas de argumentación sin que esas condiciones estén en vigencia. Por ejemplo, podrían decidir no hacer uso de argumentación basada en autoridad, porque el tema en discusión no se presta a esta determinación, o podrían decidir no hacer comparaciones porque, por regla general, las comparaciones no constituyen un argumento decisivo.

Solo cuando se ha alcanzado un acuerdo sobre la naturaleza de los esquemas argumentativos que se emplearán, tiene sentido determinar cuáles aplicaciones de los esquemas adoptados son o no admisibles. Por ejemplo, los discutidores pueden apelar a ciertas condiciones para hacer conexiones causales o de otro tipo entre diferentes tipos de proposiciones. Ellos pueden, además, determinar a cuáles preguntas críticas se espera que respondan los diferentes esquemas argumentativos21 . En estos casos, podrán acordar que, si bien una

comparación es en principio una forma admisible de argumentación, la argumentación de este tipo solo será considerada decisiva si ninguna diferencia relevante puede ser demostrada entre los casos en comparación.

Ya que examinar la aceptabilidad global del esquema argumentativo está relacionado con determinar cómo escudriñar los contenidos del paso de la proposición expresada en la argumentación a la proposición expresada en el punto de vista, nos referiremos a este procedimiento como el procedimiento intersubjetivo de prueba.

Regla 8

a. El protagonista ha defendido con éxito un acto de habla de argumentación complejo, contra un ataque del antagonista respecto a su fuerza de justificación o refutación, si la aplicación del procedimiento intersubjetivo de inferencia o (después de la aplicación del procedimiento intersubjetivo de explicitación) la aplicación del procedimiento intersubjetivo de prueba produce un resultado positivo.

b. El antagonista ha atacado con éxito la fuerza de justificación o de refutación de la argumentación, si la aplicación del procedimiento intersubjetivo de inferencia o (después de la aplicación del procedimiento intersubjetivo de explicitación) la aplicación del procedimiento intersubjetivo de prueba produce un resultado negativo.

Atacar y defender conclusivamente puntos de vista

Con base en lo que va de discusión, y en virtud de las reglas 7 y 8, podemos ahora indicar cuándo el protagonista ha defendido conclusivamente un punto de vista inicial o un sub-punto de vista por medio de argumentación y cuándo el antagonista ha atacado conclusivamente este punto de vista. Para una defensa conclusiva de un punto de vista, el protagonista tendrá que haber defendido tanto el contenido proposicional de la argumentación (como prescribe la regla 7) y su fuerza de justificación o de refutación con respecto a la proposición en que descansa el punto de vista (como prescribe la regla 8). Para un ataque conclusivo a un punto de vista, el antagonista tiene que haber atacado con éxito ya sea el contenido proposicional de la argumentación o su fuerza de justificación o de refutación (como prescriben las reglas 7 y 8). El antagonista puede tratar de hacer ambas (en virtud de la regla 6), pero para un ataque conclusivo al punto de vista, es suficiente con tener éxito en uno de los dos intentos. Esto está planteado en la regla 9:

Regla 9

a. El protagonista ha defendido conclusivamente un punto de vista inicial o sub-punto de vista por medio de un acto de habla de argumentación complejo, si ha defendido con éxito tanto el contenido proposicional puesto en duda por el antagonista como su fuerza de justificación o refutación puesta en duda por el antagonista.

b. El antagonista ha atacado conclusivamente el punto de vista del protagonista, si ha atacado con éxito tanto el contenido proposicional

como la fuerza de justificación o de refutación de un acto de habla de argumentación complejo.

Si el protagonista logra defender el punto de vista inicial de la manera prescrita, el punto de vista es, así, al mismo tiempo, defendido conclusivamente. Una defensa conclusiva de un sub-punto de vista, sin embargo, no significa automáticamente que el punto de vista inicial ha sido entonces conclusivamente defendido. Para defender el punto de vista inicial conclusivamente, es necesario, en virtud de la regla 9, que la fuerza de justificación o de refutación de la primera argumentación sea también defendida con éxito (como prescribe la regla 8). Lo mismo aplica, mutatis mutandis, para la defensa de un sub-punto de vista con ayuda de un sub-sub-punto de vista, etcétera.

Uso óptimo del derecho a atacar

Las reglas 7, 8 y 9 se refieren al ataque y defensa de puntos de vista, pero el antagonista no necesita necesariamente poner en duda todo lo que el protagonista trae a discusión. Por virtud de la regla 6, el antagonista tiene derecho a poner en duda tanto el contenido proposicional como la fuerza de la justificación o de refutación de cada una de las argumentaciones del protagonista, pero no está obligado a hacerlo. Es bastante posible, no obstante –y muy común en la práctica-, que en el curso de la discusión el antagonista pueda, de repente, darse cuenta de que se equivocó al aceptar toda la argumentación sin ninguna objeción. También puede suceder que él en primera instancia sólo puso en duda el contenido proposicional de una argumentación, pero no su fuerza de justificación o de refutación y se arrepienta de esto después de pensarlo bien. El antagonista tiene que tener la oportunidad de ejercer los derechos que pasó por alto previamente. La oportunidad puede ser dada al antagonista al permitirle hacer uso del derecho que le corresponde, a lo largo de toda la discusión, en virtud de la regla 6. Así pues, esta adición a la regla 6 brinda al antagonista la oportunidad de hacer uso óptimo de su derecho a atacar y es, por lo tanto, propicia para la resolución de una diferencia de opinión.

Regla 10

El antagonista retiene a lo largo de la discusión el derecho de poner en duda tanto el contenido proposicional como la fuerza de justificación o de refutación de cada acto de habla de argumentación complejo del protagonista que éste no haya aún defendido con éxito.

Uso óptimo del derecho a defender

En virtud de la regla 9, para una defensa conclusiva de un punto de vista inicial, el protagonista está obligado a defenderse de todos los ataques que el antagonista haga a una argumentación que él haya avanzado. Sin embargo, es posible que el antagonista haya puesto en duda tanto el contenido proposicional de una argumentación como su fuerza de justificación o de refutación, y que, en primera instancia, el protagonista sólo se haya defendido del primer ataque llevando a cabo una nueva argumentación.

El antagonista puede, entonces, poner en duda esta nueva argumentación y si el protagonista se defiende de este ataque, no

significa que la primera argumentación haya sido defendida conclusivamente. El protagonista tiene que gozar de la oportunidad de defenderse conclusivamente en este punto. Esta oportunidad puede ser ofrecida permitiéndole defender de los ataques del antagonista toda argumentación que este haya atacado a lo largo de toda la discusión. Esto brinda al protagonista la oportunidad de hacer uso óptimo de su derecho a la defensa y, esto también, al igual que el uso óptimo del derecho a atacar del antagonista, es propicio para la resolución de una diferencia opinión.

Regla 11

El protagonista conserva a lo largo de toda la discusión el derecho a defender tanto el contenido proposicional como la fuerza de justificación o de refutación de todo acto de habla de argumentación complejo que él ha realizado y que no ha defendido aún con éxito de todo ataque del antagonista.

Otra forma de permitir que el protagonista haga uso óptimo del derecho a defender, es darle la oportunidad de retractarse de una argumentación que ya haya sido avanzada una vez. Puede suceder que el protagonista considere, en primera instancia, que puede defender conclusivamente su punto de vista inicial o sub-punto de vista por medio de esta argumentación, aunque luego se dé cuenta de que ese no es el caso. Al retractarse de una argumentación, el protagonista retira su compromiso con ella y, por consiguiente, su obligación de defenderla. De esta manera, el protagonista puede corregirse a sí mismo en el curso de la discusión. El protagonista puede reemplazar la argumentación retractada con otra nueva, que él considera que es capaz de defender exitosamente. Los protagonistas deberían tener la oportunidad de retirar una argumentación por iniciativa propia, habiendo ésta sido cuestionada o no por el antagonista. Puesto que la obligación de defender la argumentación cesa cuando es retractada, los protagonistas tienen todavía la posibilidad de cumplir con el requerimiento formulado en la regla 9, para una defensa conclusiva del punto de vista inicial.

Regla 12

El protagonista conserva a lo largo de toda la discusión el derecho de retractarse de cualquier acto de habla de argumentación que haya realizado y, por lo tanto, a remover la obligación de defenderlo.

La guía ordenada de la discusión

La adición al final de las reglas 10 y 11 significa que el antagonista no puede llevar a cabo ataques a una argumentación que el protagonista ya ha defendido con éxito y que el protagonista no tiene que defenderse (¡y ni siquiera le es permitido defenderse!) de ataques que ya ha sorteado con éxito. Estas disposiciones impiden que la discusión se vuelva una repetición sin fin de idénticos ataques o defensas. Estas repeticiones no tienen sentido porque de ninguna manera propician una resolución de una diferencia de opinión. El principio legal del non bis in idem -ya mencionado en conexión con la regla 3- es aplicable aquí igualmente.

Una discusión crítica no sólo no puede contener repeticiones sin sentido de actos de habla idénticos, sino que además tiene que proceder de una forma ordenada. Esto requiere de disposiciones que son propicias a la resolución rápida y eficiente de diferencias de opinión. Estas disposiciones, tomadas en su totalidad, forman una serie de regulaciones para la guía ordenada de una discusión crítica. Las disposiciones comprendidas en la regla 13 pueden ser consideradas una parte importante de esta serie de regulaciones.

Regla 13

a. El protagonista y el antagonista pueden realizar el mismo acto de habla o el mismo acto de habla complejo con el mismo papel en discusión tan solo una vez.

b. El protagonista y el antagonista tienen que, a su turno, hacer un movimiento de actos de habla (complejos) con un papel particular en la discusión.

c. Ni el protagonista ni el antagonista pueden realizar más de un movimiento de actos de habla (complejos) simultáneamente.

En la etapa de conclusión, el discutidor que ha jugado el papel de protagonista en la etapa de argumentación se retracta o no del punto de vista inicial y el discutidor que ha jugado el papel de antagonista en la etapa de argumentación mantiene o no la puesta en duda del punto de vista inicial. Los discutidores cierran juntos la discusión determinando el resultado final (que puede llevarlos o no a comenzar una nueva discusión). El único punto que exige regulación explícita en la etapa de conclusión es determinar en cuál caso está obligado el protagonista a retractar el punto de vista inicial sobre la base de los ataques hechos por el antagonista en la etapa de argumentación y en cuál caso está el antagonista obligado a retractar su cuestionamiento del punto de vista inicial sobre la base de la defensa llevada a cabo por el protagonista. Estas regulaciones están plasmadas en la regla 14.

Regla 14

a. El protagonista está obligado a retractar el punto de vista inicial, si el antagonista lo ha atacado conclusivamente (de la manera prescrita en la regla 9) en la etapa de argumentación (y además ha cumplido las otras reglas de discusión).

b. El antagonista está obligado a retractar la puesta en duda del punto de vista inicial, si el protagonista lo ha defendido conclusivamente (de la manera prescrita en la regla 9) en la etapa de argumentación (y además ha cumplido las otras reglas de discusión).

c. En todos los otros casos, el protagonista no está obligado a retractar el punto de vista inicial, ni el antagonista está obligado a retirar su puesta en duda del punto de vista inicial.

Ninguna regla se necesita para determinar en cuál caso el protagonista puede retractar el punto de vista inicial o en cuál caso el antagonista puede retractar su cuestionamiento del punto de vista inicial. Tanto el protagonista como el antagonista tienen derecho a hacerlo en

cualquier etapa de la discusión. Si alguno de ellos hace uso de este derecho, la diferencia de opinión es, por lo tanto, inmediatamente removida y la discusión es finalizada. Por supuesto, esta conclusión prematura de la discusión no podrá ser vista como una resolución de la diferencia de opinión, que es el resultado de la discusión.

La razón para no establecer en una regla de discusión el derecho a la retracción de que gozan el protagonista y el antagonista, es que este derecho se sigue inmediatamente de la premisa en la que todas las reglas de discusión están basadas. Después de todo, todas las reglas de discusión suponen que los discutidores nunca podrán ser obligados o forzados a avanzar o cuestionar un punto de vista. Según esta premisa, los discutidores que avancen puntos de vista o que los pongan en duda, lo hacen por su propia voluntad, lo que significa igualmente que tienen derecho a retirar estos puntos de vista o expresiones de duda por su propia voluntad.

Tampoco es necesaria una regla que indique en cuál caso el protagonista puede continuar manteniendo el punto de vista inicial y en cuál caso el antagonista puede continuar poniendo el punto de vista inicial en duda. La razón es que esto ya está implícito en la regla 14. Si el antagonista es obligado a retractar la puesta en duda del punto de vista inicial, entonces el protagonista automáticamente tiene derecho a continuar manteniendo el punto de vista inicial, y si el protagonista es obligado a retractar el punto de vista inicial, el antagonista automáticamente tiene derecho a continuar poniendo en duda el punto de vista inicial. El protagonista y el antagonista tienen que decidir si desean hacer uso de este derecho o no.

Después de que los discutidores han concluido la discusión al determinar conjuntamente el ganador, en concordancia con la regla 14, pueden decidir realizar una nueva discusión o no. Esta nueva discusión, por ejemplo, podría concernir un punto de vista inicial diferente con respecto a la misma proposición, una declaración que formule una proposición de la lista de proposiciones aceptadas (esto es, una premisa de la discusión previa) o una regla de discusión previamente aceptada (de manera que una metadiscusión surja). Ciertamente, son los discutidores quienes deciden si quieren empezar una nueva discusión (y de ser así, cuál es su materia). Si deciden hacerlo, las reglas para conducir una discusión crítica igualmente aplicarán a la nueva discusión.

Derechos y obligaciones con respecto a declarativos de uso En la etapa de confrontación de una discusión crítica, es muy importante que los discutidores entiendan los actos de habla de la contraparte. Esto naturalmente vale también para las otras etapas de discusión. Si un discutidor no es claro al formular su punto de vista o al poner un punto de vista en duda o si el otro discutidor malinterpreta las formulaciones, hay una alta probabilidad de que hablen con propósitos cruzados. Asimismo, es posible que ninguna discusión surja, ya que en vista de la formulación el otro discutidor no ve ningún motivo para poner en duda el punto de vista. Las reglas para una discusión crítica entonces no solamente tienen que ser propicias para la exteriorización de diferencias de opinión, sino que sobre todo tienen que ser propicias para la óptima exteriorización de las diferencias. Con este fin, los discutidores tienen que formular e interpretar óptimamente. Aunque no es fácil determinar cuándo una formulación o una interpretación son

óptimas, las formulaciones y las interpretaciones no pueden, por lo menos, obstruir la resolución de una diferencia de opinión en una discusión crítica. La consecuencia de este requerimiento es que el discutidor tiene que escoger formulaciones que sean comprensibles para los otros discutidores, y que estos otros discutidores tienen que interpretar las formulaciones de acuerdo con suposiciones razonadas sobre la intención del primer discutidor. Por lo demás, todos los discutidores tienen que estar preparados para, donde sea necesario, remplazar sus formulaciones e interpretaciones con otras mejores.

Apuntar a formulaciones e interpretaciones óptimas no significa, desafortunadamente, que estos objetivos sean automáticamente conseguidos. Para estar seguros, los discutidores que duden de la claridad de su formulación harían bien en remplazarla por una formulación que consideren más clara y los discutidores que duden de su interpretación harían bien, por si acaso, en exponerla al otro discutidor y pedir una amplificación, especificación u otro declarativo de uso.

La resolución de diferencias es promovida si los discutidores tienen la oportunidad, ya sea por un acuerdo propio o por solicitud de otros, de proporcionar una amplificación, especificación, explicación o definición. Si los discutidores lo desean, pueden por lo tanto realizar siempre dichos declarativos de uso en una discusión y pueden también solicitar siempre a otros discutidores que realicen un declarativo de uso. El último derecho crea en el otro discutidor la obligación de acceder a una petición de este tipo. Los derechos y obligaciones de los discutidores con relación a la realización de declarativos de uso o a la solicitud de realización de declarativos de uso están establecidos en la regla 15.

Regla 15

a. Los discutidores tienen el derecho a solicitar al otro discutidor en cualquier etapa de discusión la realización de un declarativo de uso y de realizar uno ellos mismos.

b. El discutidor al que le es solicitado por el otro discutidor la realización de un declarativo de uso está obligado a actuar como corresponde.

Nuestras propuestas de reglas para una discusión crítica llegan a un final con la regla 15. Cada una de las reglas formuladas aquí hace posible cumplir con una condición necesaria para la resolución de una diferencia de opinión. En general, las reglas son propicias para la resolución de una diferencia de opinión por medio de discusiones argumentativas. El seguimiento de las reglas no garantiza que las diferencias de opiniones puedan ser siempre resueltas en la práctica. Naturalmente, se requiere más que eso22 .

* Traducido de "Rules for a critical discussion" (Chapter 6), en van Eemeren y Grootendorst, A Systematic Theory of Argumentation: The Pragma-dialectical Approach, Cambridge, Cambridge University Press, 2004, pp. 123-157.

1 Véase el capítulo 2 del volumen del que ha sido extraído este apartado, por lo que respecta al papel del crítico racional que juzga razonablemente.

2 Cf. Perelman (1979: 117-123).

3 La razonabilidad puede, por ejemplo, significar que en ciertos casos no se tomen en cuenta sólo elementos verbales, sino también elementos visuales que juegan un papel en el proceso de argumentación, tales como las imágenes de soporte. Inclusive, la razonabilidad puede a veces incluir la incorporación de factores emocionales en el análisis de un discurso o texto argumentativo.

4 Véase Kuhn (1962) y Feyerabend (1975).

5 Para un estudio útil y general de las consideraciones de Habermas, véase Habermas (1998).

6Nuestra perspectiva no es novedosa. Aparte de "razonabilidad cognitiva", que es sobre lo que los científicos usualmente se concentran, la tradición analítica distingue también "razonabilidad desiderativa" que se relaciona con deseos, objetivos y normas y "razonabilidad práctica" que tienen que ver con acciones. Recorriendo los pasos filosóficos de Popper, racionalistas-críticos han enfatizado durante años que cualquier tema sobre el cual se pueda conducir una discusión crítica se presta para un tratamiento razonable, independientemente de si la diferencia concierne hechos, ideas, juicios, actitudes o acciones.

7 Para una discusión completa de los trabajos de Toulmin y Perelman y Olbrechts-Tyteca, véase van Eemeren et al. (1996: capítulo 5 y capítulo 4, respectivamente). Véase además el capítulo 2 del volumen al que pertenece originalmente este artículo.

8 La traducción del inglés es nuestra (N. de los T.).

9 Véase Haack (1978: 238).

10 Por otro lado, el enfoque antropológico hace justicia a factores de los que la lógica formal prescinde, pero todos son igualmente relevantes para la evaluación de argumentación, tales como las circunstancias contextuales en que la argumentación es presentada.

11 Véase Jarvie (1976: 329).

12 Véase además Burleson (1979: 115).

13 Véase Albert (1975: 13).

14 Véase Barth y Krabbe (1982: 21-22). Para un proyecto de investigación empírico extensivo que trata el grado en que el procedimiento pragmadialéctico corresponde con las normas de razonabilidad de los discutidores ordinarios y puede afirmar validez convencional, véase van Eemeren, Meuffels y Verburg (2000).

15 Estrictamente hablando, en el sistema de Barth y Krabbe las contradicciones no son excluidas. Lo único que es prohibido es poner en duda, en un estadio posterior, una aserción que uno ha presentado anteriormente en la discusión.

* Recuérdese que los autores se refieren al libro A Systematic Theory of Argumentation. Para una versión española de este apartado, véase la traducción que hemos propuesto en van Eemeren, F. y R Grootendorst. (2007). "Un modelo de una discusión crítica". Humanitas, vol 2., Santiago de Cali: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, pp. 137-169. (N. de los T.).

16 De hecho, las reglas pragma-dialécticas aspiran a cumplir con las normas más específicas implícitamente planteadas por Barth y Krabbe (1982), entre ellas las sistematicidad, el realismo, la minuciosidad, la metodicidad y el dinamismo.

17 En caso de una disputa ambivalente, no es por tanto el caso que la responsabilidad de la prueba tiene que ser otorgada a uno de los discutidores; ambos tienen una responsabilidad particular de probar.

18 Véase Hamblin (1970) y van Eemeren y Houltosser (2002c).

19 Véase van Eemeren y Houtlosser (2003).

20 La explicación siguiente podría ser provechosa desde el punto de vista didáctico. En esta etapa, los discutidores aún no han alcanzado ningún acuerdo sobre las premisas que, a excepción de la premisa en cuestión, deberán ser aceptadas, y las reglas de discusión que deberán ser cumplidas. La subdiscusión requerida, desde luego, no puede ser conducida efectivamente hasta que tal acuerdo haya sido alcanzado.

21 Véase van Eemeren y Grootendorst (1992: 92-102).

22 Nos referimos aquí no sólo a posteriores elaboraciones, especificaciones y sobre todo "operacionalizaciones" requeridas, sino también al cumplimiento de las "condiciones de orden supremo". Véase van Eemeren, Grootendorst, Jackson y Jacobs (1993: 30-34) y la traducción que hemos propuesto del Código de conducta para discutidores razonables.

http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0120-46882009000100010&script=sci_arttext

LA DIALÉCTICA COMO LÓGICA Y COMO TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

La lógica dialéctica no es otra cosa sino la historia y el proceso del conocimiento en su elaboración lógica. Junto a la lógica dialéctica existe la lógica formal, la cual estudia las leyes de relación entre las premisas y las conclusiones y las leyes

de la demostración. El materialismo dialéctico se apoya en el análisis de las categorías en los principios de la teoría marxista-leninista del reflejo y de la dialéctica. El estudio y la exposición de las categorías y leyes del materialismo dialéctico debe partir de la unidad de los métodos lógicos e históricos, lo cual a su vez, expresa la lógica objetiva de las relaciones de las cosas y su desarrollo, el desenvolvimiento en relación con la complicación de sus relaciones, ya que, según Marx, “la marcha del pensamiento abstracto, que asciende de lo más simple a lo complejo, corresponde al proceso histórico real”.

En la base del sistema de la dialéctica materialista que se desenvuelve históricamente, debe ser colocada una categoría que no necesite de premisa alguna y que ella misma constituya la premisa de partida para la investigación de las categorías restantes. Así es la categoría de materia. A ella le siguen las formas fundamentales de existencia de la materia: MOVIMIENTO, ESPACIO Y TIEMPO. Los diversos estados de la materia se conocen sólo a través del movimiento.

La CALIDAD es el rasgo específico del objeto dado, su peculiaridad, lo que le diferencia de los otros objetos. El proceso de conocimiento se realiza de tal modo que la conciencia de la calidad antecede al conocimiento de la CANTIDAD. Al mismo tiempo que descubre la determinación cualitativa y cuantitativa de las cosas, el hombre establece su DIFERENCIA y su IDENTIDAD, que son uno de los escalones elementales del conocimiento.

Todos los objetos poseen aspectos exteriores que se alcanzan directamente con la sensación y la percepción, y aspectos internos, el conocimiento de los cuales se alcanza por vía mediata, mediante el pensamiento abstracto. Esta diferencia de los grados de conocimiento se expresa en las categorías de lo EXTERIOR y lo INTERNO.Sin una noción elemental de los nexos causales es imposible la actividad práctica del hombre encaminada a un fin. En el proceso ulterior de desarrollo del pensamiento el hombre empezó a comprender que la causa no se limita a generar la acción, sino que la supone en calidad de acción contraria. Al diferenciarse, la causa y el efecto no son dos formas distintas e independientes de existencia. Toda acción es INTERACCIÓN.

El conocimiento profundo de los vínculos objetivos y de la interacción de las cosas es resultado de un largo desarrollo de la práctica social y del pensamiento; los vínculos más simples de las cosas fueron objeto del reflejo en la conciencia humana ya en la primeras fases de su desarrollo ya que son el conocimiento sería imposible la actividad productiva. La interacción de los objetos entre sí y de los distintos aspectos o momentos dentro del objeto, que se expresa en la contradicción, en la lucha de contrarios, es la causa universal, residente en la naturaleza de las cosas, de su cambio y desarrollo, los cuales transcurren no a consecuencia de un impulso de fuera como acción unilateral, sino en virtud de la interacción y de la CONTRADICCIÓN.

La interacción práctica de los hombres con un gran número de cosas semejantes y diversas llevó a descubrir los signos individuales, particulares y generales de las mismas; estos sirvió de base para la elaboración de las categorías de la INDIVIDUAL, LO PARTICULAR Y LO GENERAL.

Ahora, la REALIDAD es resultado del proceso de desarrollo de los objetos y procesos de la naturaleza y de la vida social, el grado concreto de desarrollo de los fenómenos, resultado de la aparición del ser presente a partir de la posibilidad real. La posibilidad es el ser potencial, interno, del objeto que se revela. La realidad es más rica que la posibilidad, puesto que esta última no es sino uno de los momentos de la realidad.Las leyes universales fueron descubiertas por la generalización de las leyes de orden parcial. Las leyes más generales de la dialéctica materialista son:PASO DE LOS CAMBIOS CUALITATIVOS A CUANTITATIVOS, UNIDAD Y LUCHA DE CONTRARIOS Y NEGACIÓN DE LA NEGACIÓN.

La ley del paso de los cambios cuantitativos a cualitativos muestra el modo cómo se realiza la aparición de lo nuevo. Pero no revela toda la esencia del proceso de desarrollo, no nos dice qué es la fuerza motriz, la fuente del desarrollo. La fuerza motriz del desarrollo viene expresada por la ley de la unidad y la lucha de contrarios. Según esta ley, los objetos y fenómenos del mundo objetivo, en el proceso de su desarrollo –que se desprende de la interacción y contradicción entre los distintos objetos y fenómenos y de los distintos aspectos dentro de los objetos y fenómenos y de los distintos aspectos dentro de los objetos y fenómenos-, pasan del estado de diferencia no advertida y no esencial de los aspectos que integran el fenómeno dado a las diferencias esenciales de los aspectos del todo y a los contrarios, los cuales se manifiestan entre sí en contradicción, en lucha, que es la fuente interna de desarrollo de dicho fenómeno.

Cualquier desarrollo es un proceso dirigido de manera determinada. Este aspecto del desarrollo viene expresado por la ley de la negación de la negación. Cada fenómeno es relativo y, en virtud de su naturaleza finita, pasa a otro fenómeno, el cual, en determinadas condiciones, puede convertirse en el contrario del primero y negarlo. La negación es no sólo la negación de lo viejo, sino la afirmación de lo nuevo. Como resultado de esta creciente negación de la negación se obtiene el movimiento del objeto de lo simple a lo complejo, de lo inferior a lo superior, con elementos de repetición de etapas pasadas, de retrocesos temporales, etc.

Cada momento de desarrollo, por mucho que se diferencie del anterior, procede de él, es resultado de se desarrollo, por lo cual lo incluye y conserva en sí en un aspecto transformado. De ahí se desprende una importante exigencia al conocimiento científico, que se manifiesta en calidad de método:EL CONOCIMIENTO HISTÓRICO ÚNICAMENTE PUEDE SER FECUNDO CUANDO CADA MOMENTO DEL DESARROLLO HISTÓRICO ES

CONSIDERADO COMO RESULTADO DEL MOMENTO PRECEDENTE Y EN RELACIÓN ORGÁNICA CON ÉL.

El materialismo dialéctico proporciona a los investigadores el único método científico de pensar, el método de conocimiento adecuado a las leyes del mundo objetivo. En cuanto al materialismo dialéctico, trata de las leyes más generales del movimiento y desarrollo del ser y del pensamiento, el conocimiento de las leyes universales a su vez, sirve de base y guía para el estudio de las leyes específicas.

Cada ciencia se basa en los resultados del conocimiento de las leyes universales del desarrollo como principio metodológico. El único método científico para el conocimiento y transformación de la realidad es la dialéctica materialista…”ya que es la única que nos brinda la analogía y, por tanto, el método para explicar los procesos de desarrollo de la naturaleza, para comprender, en sus rasgos generales, sus nexos y el tránsito de uno a otro campo de investigación” (Dialéctica de la Naturaleza)La tesis del materialismo dialéctico de que la materia es lo primario y la conciencia lo secundario, se diferencia del materialismo anterior al marxismo en que se incluye el reconocimiento del carácter primario del ser social y del carácter secundario de la conciencia social. Por ser social el marxismo entiende el proceso real de la vida de los hombres, el trabajo, el proceso de producción de los bienes materiales, las relaciones que se establecen entre los hombres en el proceso de producción, etc. Por conciencia social entiende las concepciones políticas, filosóficas, jurídicas y artísticas, la moral, la ciencia y la religión.

Historia de la lógica dialéctica

El pensamiento dialéctico es de un origen antiquísimo. Ya el pensamiento primitivo se hallaba presidido por la conciencia del desarrollo, de la dialéctica. La filosofía del Oriente antiguo y la de Grecia crearon modelos no superados de teorías dialécticas. La dialéctica griega, basada en la percepción sensorial viva del cosmos material, ya desde sus primeras manifestaciones formuló toda la realidad como algo en proceso de formación, como algo que incluye contrarios en su seno, como algo que se mueve eternamente y tiene existencia en sí.

Todos los filósofos en absoluto del primer período de la época clásica griega mantenían el carácter general y eterno del movimiento, al mismo tiempo que se representaban el cosmos como un todo perfecto y hermoso en forma de algo eterno y que permanece en reposo. Era la dialéctica universal del movimiento y del reposo. Los primeros filósofos clásicos griegos enseñaban también la mutabilidad general de las cosas como resultado de la transformación de un elemento fundamental (tierra, agua, aire, fuego y éter) en otro. Era la dialéctica universal de la identidad y la diferencia.

Siguiendo adelante, todos, los primeros filósofos clásicos griegos concebían el ser como materia sensorialmente percibida, viendo en ella unas u otras leyes. Los

números de los pitagóricos, por lo menos en la época inicial, son completamente inseparables de los cuerpos. El logos de Heráclito es el fuego mundial que se enciende y se apaga rítmicamente. El pensamiento en Diógenes de Apolonia es el aire. Los átomos de Leucipo y Demócrito son cuerpos geométricos eternos e indestructibles que no están sujetos a ningún cambio, pero de ellos se compone la materia percibida sensorialmente. Toda la primera filosofía clásica griega enseña la identidad, la eternidad y el tiempo: todo lo eterno transcurre en el tiempo, y todo lo temporal contiene en sí una base eterna, de donde se deriva la teoría de la rotación eterna de la materia. Todo ha sido creado por los dioses; pero los propios dioses no son sino la generalización de los elementos materiales, de tal modo que, en última instancia, el cosmos no fue creado por nadie ni por nada, sino que surgió por sí mismo y surge constantemente en su existencia eterna.

Así, ya en los primeros tiempos de la filosofía clásica griega (siglos VI y V de n.e.) se meditaba sobre las categorías fundamentales de la lógica dialéctica, aunque, bajo el imperio del materialismo dialéctico, permanecía lejos del sistema de estas categorías y de la separación de la lógica dialéctica como una ciencia especial.

Heráclito y otros filósofos de la naturaleza dieron las fórmulas del devenir eterno como unidad de contrarios. Aristóteles consideraba como primer dialéctico al eleata Zenón. Precisamente los eleatas fueron los primeros en enfrentar netamente la unidad y la multiplicidad, o el mundo concebido o el mundo sensorial. Sobre la base de la filosofía de Heráclito y de los eleatas, en un ambiente de creciente subjetivismo, en Grecia surgió como lógico la dialéctica puramente negativa de los sofistas, los cuales en la mutación constante de cosas eternas y de conceptos veían la relatividad del saber humano y reducían la lógica dialéctica hasta un nihilismo completo, del que tampoco se salvaba la moral.

Por lo demás, conclusiones de la dialéctica para la vida sacaba ya Zenón. En este ambiente es como Xenofonte, presenta a su Sócrates, el cual trata de dar la doctrina de los conceptos puros, pero sin el relativismo sofista, buscando en ellos los elementos más generales, dividiéndolos en géneros y especies, sacando de ahí obligatoriamente conclusiones morales y valiéndose del método del diálogo: La propia palabra ‘dialéctica’ -decía- tuvo su origen en que los hombres, al cambiar opiniones en las asambleas, dividen los objetos en géneros...

En ningún caso hay que reducir el papel de los sofistas y de Sócrates en la historia de la lógica dialéctica. Ellos precisamente, apartándose de la lógica dialéctica excesivamente ontológica de los primeros clásicos, condujeron a un vertiginoso movimiento del pensamiento humano con sus contradicciones eternas, con sus incansables búsquedas de la verdad en una atmósfera de encarnizadas disputas en persecución de categorías del pensamiento cada vez más sutiles y exactas. Este espíritu de la heurística y la teoría de preguntas y respuestas de la dialéctica comenzó desde entonces a penetrar en toda la filosofía antigua y en toda la lógica dialéctica que le era propia. Este espíritu emana de los

diálogos de Platón, con su intensa actividad pensante, de las diferencias de Aristóteles, de la lógica formalista de los estoicos e incluso de los neoplatónicos, los cuales, con toda su inspiración mística, penetraban hasta el fondo de la heurística, en la dialéctica de las categorías más sutiles, en la interpretación de la vieja y sencilla mitología, en la sistemática rebuscada de todas las categorías lógicas. Sin los sofistas y sin Sócrates no se puede concebir la lógica dialéctica antigua ni siquiera allí donde no tiene nada de común con ellos por su contenido. El griego era un hombre siempre dispuesto a hablar, a discutir, un equilibrista de la palabra. Así era su lógica dialéctica, surgida sobre la sofística y el método socrático del diálogo dialéctico.

Prosiguiendo el pensamiento de su maestro e interpretando el mundo de los conceptos o ideas como una realidad especial independiente, Platón entendía por dialéctica no sólo la división de los conceptos en géneros netamente diferenciados y no sólo la búsqueda de la verdad con ayuda de preguntas y respuestas, sino también el conocimiento de lo relativamente existente y de lo verdaderamente existente. Esto creía posible alcanzarlo sólo con ayuda de la reducción de las partes contradictorias en lo integral y común. Magníficos modelos de este género de lógica dialéctica idealista antigua tenemos en los diálogos de Platón Sofista y Parménides.

En el primero de ellos encontramos precisamente la dialéctica de las cinco categorías dialécticas fundamentales: movimiento, reposo, diferencia identidad y ser, como resultado de lo cual este último es interpretado por Platón como la separación coordenada que se contradice por sí misma activamente. Cualquier cosa es idéntica, a sí misma y a todas las demás, y diferente a sí misma y a todas las demás, y también en estado de reposo y movimiento por sí misma y con relación a todo lo demás.

En Parménides esta lógica dialéctica es llevada al grado máximo de detalle, de sutileza y sistematización. En un principio se da la dialéctica de lo único como unidad absoluta e inseparable, y luego la dialéctica del todo único-separado tanto en relación a sí mismo como en relación a todo lo demás de lo cual depende. Las reflexiones de Platón sobre las distintas categorías de la lógica dialéctica aparecen en todas sus obras; podemos indicar siquiera sea la dialéctica del devenir puro o la dialéctica de la unidad cósmica, que se encuentra por encima de la unidad de las distintas cosas en su conjunto, y también por encima de la propia oposición del sujeto y el objeto. No en vano Diógenes Laercio (III,56) consideraba que el inventor de la dialéctica había sido Platón.

Aristóteles, que insertaba las ideas platónicas dentro del marco de la propia materia, convirtiéndolas así en formas de las cosas, y que además incorporaba aquí la teoría de la potencia y la energía (lo mismo que algunas otras teorías análogas), elevó la lógica dialéctica hasta su nivel más elevado, si bien este apartado de la filosofía no lo llama lógica dialéctica, sino primera filosofía. El término de lógica lo conserva para la lógica formal, y por dialéctica entiende la doctrina de los juicios y conclusiones probables o apariencias.

La significación de Aristóteles en la historia de la lógica dialéctica es inmensa. Su doctrina de los cuatro principios -material, formal (más exactamente, de sentido eidético), motriz y de finalidad- es interpretada de tal modo que todos estos cuatro principios existen en cada cosa completamente separados e idénticos con la propia cosa.

Desde el punto de vista moderno se trata, sin duda, de la unidad de los contrarios por mucho que Aristóteles llevase a primer plano la ley de la contradicción (más exactamente, la ley de la no contradicción) lo mismo en el ser que en la conciencia. La teoría de Aristóteles acerca de la fuerza motriz primaria que piensa por sí misma, es decir, que es para sí sujeto y objeto, no es sino un fragmento de la misma lógica dialéctica. Cierto, Aristóteles examina sus famosas diez categorías por separado y de manera puramente descriptiva. Pero en su primera filosofía todas estas categorías son interpretadas con un criterio bastante dialéctico. Finalmente, no se puede rebajar la circunstancia de que él mismo llama dialéctica al sistema de conclusiones en la región de las hipótesis probables. Aquí, en todo caso, Aristóteles da la dialéctica de la formación, por cuanto la propia probabilidad sólo es posible en el campo de la formación. Lenin dice: La lógica de Aristóteles es petición, búsqueda, acceso a la lógica de Hegel, y de ella, de la lógica de Aristóteles (que por doquier, a cada paso, plantea precisamente la cuestión de la dialéctica), han hecho una escolástica muerta, han prescindido de todas las búsquedas, fluctuaciones y métodos de planteamiento de los problemas.

En los estoicos, sólo el sabio es dialéctico, la dialéctica es definida por ellos como la ciencia de dialogar acertadamente acerca de los juicios por medio de preguntas y respuestas y como ciencia de lo verdadero, lo falso y lo neutral. Si consideramos que en los estoicos la lógica se dividía en dialéctica y retórica, su concepción de la lógica dialéctica no era ontológica en absoluto.Contrariamente a esto, los epicúreos entendían la lógica dialéctica como canónica, es decir, de manera otológica y materialista.

No obstante, si tomamos en consideración no la terminología de los estoicos, sino su doctrina real del ser, en lo fundamental nos encontramos con la cosmología de Heráclito, es decir, con la doctrina de la eterna formación y de la transformación recíproca de los elementos, la doctrina del logos-fuego, de la jerarquía material del cosmos, y la diferencia principal de Heráclito se presenta en la teleología insistentemente aplicada. De este modo, en la doctrina del ser de los estoicos también encontramos no sólo materialistas, sino partidarios de la lógica dialéctica. La línea de Demócrito-Epicuro-Lucrecio tampoco se puede entender en modo alguno de una manera mecanicista. La aparición en ellos de cada cosa partiendo de los átomos es también un salto dialéctico, por cuanto cada cosa posee una cualidad que la diferencia por completo de los átomos de los cuales procede. Se conoce también la equiparación antigua de los átomos a las letras: la cosa integral viene de los átomos de la misma manera como la tragedia

y la comedia surgen de las letras. Está claro que los atomistas concebían aquí la dialéctica del todo y de las partes.

En los últimos siglos de la filosofía antigua, la dialéctica de Platón adquirió particular desarrollo. Plotino tiene un tratado especial sobre la dialéctica; y conforme el platonismo se va desarrollando hasta fines del mundo antiguo, tanto más sutil, escrupulosa y escolástica se hace la lógica dialéctica. La jerarquía neoplatónica fundamental del ser es completamente dialéctica: lo único, que es la unidad absoluta de todo lo existente, que funde en sí todos los sujetos y objetos y que por ello es inseparable en sí; la separación numérica de este único; el complemento cualitativo de estos primeros números, que representa la identidad del sujeto universal y del objeto universal (tomada de Aristóteles) o mundo de las ideas; el paso de estas ideas a la formación, que es la fuerza motriz del cosmos o alma mundial; el producto y resultado de esta esencia móvil del alma mundial, o cosmos; y, finalmente, la reducción gradual en su contenido de sentido de la esfera cósmica, empezando por el cielo y acabando en la tierra. En el neoplatonismo es también dialéctica la doctrina misma de la gradual y constante efusión y división del único inicial, es decir, lo que en la filosofía antigua y medieval se suele llamar emanacionismo (Plotino, Porfirio, Yámblico, Proclo y otros muchos filósofos de los siglos III a VI). Aquí nos encontramos con un sinfín de concepciones dialécticas productivas, pero todas ellas, debido al carácter específico de la época, son presentadas a menudo en forma de reflexiones místicas y de una sistemática escrupulosamente escolástica: Dialécticamente tiene valor, por ejemplo, la concepción del desdoblamiento de lo único, el reflejo recíproco del sujeto y el objeto en el conocimiento, la doctrina de la movilidad eterna del cosmos, de la formación pura, etc.

Como resumen de la lógica dialéctica antigua, hay que decir que en ella fueron meditadas casi todas las categorías principales de esta ciencia sobre la base de la relación consciente hacia el elemento de la formación. Pero ni el idealismo ni el materialismo de la antigüedad pudieron hacer frente a esta tarea debido a su espíritu contemplativo, a la fusión de la idea y la materia en unos casos y a la separación de las mismas en otros; debido a la primacía de la mitología religiosa en unos casos y al relativismo ilustrador en otros; debido a la débil conciencia de las categorías como reflejo de la realidad y a la incapacidad constante para comprender la acción creadora del pensamiento sobre la realidad. En medida considerable esto se refiere también a la filosofía medieval, en la que la mitología anterior fue sustituida por otra mitología aunque también aquí la lógica dialéctica seguía trabada por un ontologismo demasiado ciego.

El predominio de las religiones monoteístas en la Edad Media desplazó la lógica dialéctica al campo de la teología, utilizando a Aristóteles y el neoplatonismo para crear la doctrina escolástica del absoluto personal.

En el sentido del desarrollo de la lógica dialéctica esto era un paso adelante, ya que la conciencia filosófica se acostumbraba gradualmente a sentir su propia fuerza, aunque fuese surgida de lo absoluto interpretado con un criterio

personalista. La doctrina cristiana de la trinidad (por ejemplo en los capadocios Basilio el Grande, Gregorio Nazianzin, Gregorio Nisski y en general, en numerosos padres y maestros de la Iglesia, por ejemplo, San Agustín) y la doctrina árabe-judía del absoluto social (por ejemplo, en Ibn Roshd (*) y la Kabbala) se construían preferentemente según los métodos de la dialéctica. El símbolo de la fe, afirmado en los dos primeros concilios universales (325 y 381) proclamaba la substancia divina expresada en tres personas con la identidad completa de esta substancia y de estas tres personas y con su completa diferencia, y también con el desarrollo independiente de las mismas personas: el seno inicial del movimiento eterno (el padre) la ley desmembrada de este movimiento (el hijo o Dios verbo) y la eterna formación creadora de esta ley inmóvil (espíritu santo). En la ciencia hace ya tiempo que se ha puesto en claro el vínculo de esta concepción con la lógica dialéctica de Platón y Aristóteles, de los estoicos y del neoplatonismo. Donde más profundamente se encuentra expresada esta lógica dialéctica es en el tratado de Proclo Elementos de teología y en las llamadas Areopagíticas, que constituyen una compilación cristiana del proclismo y tuvieron gran significación en toda la lógica dialéctica medieval.

Esta lógica dialéctica, basada en el pensamiento religioso-místico, llegó hasta Nicolás de Cusa, quien construyó su doctrina precisamente sobre la base de Proclo y las areopagíticas. Tales son las teorías de Nicolás de Cusa sobre la identidad del saber y el no saber, sobre la coincidencia del máximo y el mínimo sobre el movimiento eterno, sobre la estructura trinitaria de la eternidad, sobre la identidad del triángulo, el círculo y la esfera en la teoría de la divinidad, sobre la coincidencia de los contrarios, sobre cualquiera en cualquiera, sobre la reducción y el desenvolvimiento del cero absoluto, etc. Además, en Nicolás de Cusa el neoplatonismo antiguo y medieval se junta a las ideas de los primeros gérmenes del análisis matemático, ya que en el concepto de lo absoluto se pone la idea de la formación eterna, y el propio absoluto empieza a entenderse como integral peculiar y que lo abarca todo o, en dependencia del punto de vista, como diferencial. En él figuran, por ejemplo, conceptos tales como ser-posibilidad (posse-fieri). Esto es el concepto de eternidad como formación eterna, como posibilidad eterna de todo lo nuevo y de lo nuevo que es su auténtico ser. De este modo, el principio infinitesimal, es decir, de lo infinitamente pequeño determina la característica del ser del propio absoluto. Tal es también, por ejemplo, su concepto de possest, es decir de posse est, o concepto de potencia eterna que engendra todo lo nuevo, de tal suerte que esta potencia es el último ser. Aquí, la lógica dialéctica con un matiz infinitesimal se convierte en una concepción muy neta. Con relación a esto hay que recordar a Giordano Bruno, panteísta a la manera de Heráclito y materialista pre-spinoziano, que también enseñó la unidad de los contrarios, la identidad del mínimo y el máximo (comprendiendo este mínimo también de manera semejante a la teoría del infinitamente pequeño que entonces aparecía), la infinitud del Universo (interpretando de un modo completamente dialéctico que su centro se encuentra en todos los sitios, en cualquiera de sus puntos), etc. Filósofos como Nicolás de Cusa y Giordano Bruno seguían aún hablando de la divinidad y de la unidad divina de los contrarios, pero estas concepciones ya adquieren en ellos un matiz infinitesimal;

y al cabo de cien o de ciento cincuenta años aparece ya el auténtico cálculo de los infinitamente pequeños, que representa una etapa nueva en el desenvolvimiento de la lógica dialéctica.

En la Edad Moderna, en relación con la formación capitalista en ascenso y en dependencia de su filosofía individualista, en el período de la dominación del análisis racionalista metafísicamente matemático (Descartes, Leibniz, Newton, Euler), que operaba con variables, es decir, con funciones y magnitudes que se forman infinitamente, fue una región de la lógica dialéctica que maduraba sin cesar, aunque no siempre se tuvo conciencia de ello. Porque lo que en matemáticas se denomina variable, en filosofía es el punto de vista de formación de la magnitud; y como resultado de esta formación surgen unos u otros valores límites, que en el sentido completo de la palabra resultan la unidad de contrarios, como, por ejemplo, la derivada es la unidad de contrarios del argumento y la función, sin hablar ya de la formación misma de las magnitudes y de la transición de las mismas al límite.

Es necesario tener en cuenta que, a excepción del neoplatonismo, el término de lógica dialéctica o no se empleaba en absoluto en sistemas filosóficos del Medievo y de la Edad Moderna que por su esencia eran dialécticos, o se utilizaba en un sentido cercano a la lógica formal. Así, por ejemplo, los tratados del siglo IX de Juan de Damasco Dialéctica, en la teología bizantina, y De la división de la naturaleza, de Juan Escoto Erígena, en la filosofía occidental. Las teorías de Descartes sobre el espacio heterogéneo, de Spinoza sobre el pensamiento y la materia o sobre la libertad y la necesidad, o de Leibniz sobre la presencia de cada mónada en cualquiera otra mónada, contienen indudablemente unas construcciones dialécticas muy profundas, aunque sus autores no hablan para nada de lógica dialéctica.

Toda la filosofía de la Edad Moderna fue también un paso adelante hacia la comprensión de lo que es la lógica dialéctica. Las empíricos modernos F. Bacon, Locke, Hume), a pesar de todo su espíritu metafísico y de dualismo, gradualmente, de una manera o de otra, enseñaban a ver en las categorías un reflejo de la realidad. Los racionalistas, a pesar de su subjetivismo y de su metafísica formalista, enseñaban a encontrar en las categorías cierto movimiento autónomo. Hubo incluso intentos de ciertas síntesis de lo uno y de lo otro, pero no podían verse coronados por el éxito por el excesivo individualismo, dualismo y formalismo de la filosofía burguesa de la Edad Moderna, que había surgido sobre la base de la iniciativa privada y del enfrentamiento demasiado acusado del Yo y el no-Yo, en el cual la primacía correspondía siempre al Yo en oposición al no-Yo, que se entendía como algo pasivo.

Los éxitos y los reveses de tal síntesis en la filosofía prekantiana pueden ser ilustrados con el ejemplo de Spinoza. Las primeras definiciones de su Ética son perfectamente dialécticas. Si en la causa coinciden en sí esencia y existencia, esto es la unidad de contrarios. La substancia es lo que existe por sí mismo y se representa a través de sí mismo. Es también la unidad de contrarios: el ser y la

noción sobre él determinada por él mismo. El atributo de substancia es lo que la mente concibe en ella como su esencia. Es la coincidencia en la esencia de lo que en ella es esencia y de su reflejo mental. Los dos atributos de la substancia, pensamiento y extensión, son una misma cosa. La cantidad de atributos es infinita, pero en cada uno de ellos se refleja toda la sustancia. Indudablemente, lo que aquí encontramos no es otra cosa sino lógica dialéctica. Y sin embargo, la doctrina de Spinoza adolece de una excesiva ceguera ontológica, habla con demasiada imprecisión del reflejo y comprende demasiado poco el reflejo inverso del ser en el propio ser. Y sin esto resulta imposible construir una lógica dialéctica correcta y sistemáticamente comprendida.

La forma clásica para la Edad Moderna de la lógica dialéctica la proporciona el idealismo alemán, que empezó con su interpretación negativa y subjetivista en Kant, y que a través de Fichte y Schelling pasó al idealismo objetivo de Hegel. En Kant la lógica dialéctica no es sino la denuncia de la ilusiones de la razón humana, deseosa de alcanzar obligatoriamente el conocimiento integral absoluto. Considerando que el conocimiento científico, según Kant, sólo es el conocimiento que se apoya en la experiencia sensorial y se basa en la actividad del raciocinio, y el concepto supremo de razón (Dios, el mundo, el alma, la libertad) no posee estas propiedades, la lógica dialéctica, siempre siguiendo a Kant, no revela las contradicciones inevitables en que la razón se confunde en su deseo de alcanzar la integridad absoluta. Sin embargo, esta interpretación puramente negativa de la lógica dialéctica por Kant tuvo la enorme significación histórica de que descubrió en la razón humana su necesaria contradicción. Y esto condujo posteriormente a la búsqueda de la superación de estas contradicciones de la razón, lo cual sirvió de base a la lógica dialéctica ya en el sentido positivo.

Debemos señalar también que Kant empleó por primera vez el término mismo de lógica dialéctica: tal era el sentido independiente que atribuía a esta disciplina. Pero lo más interesante es que también Kant, lo mismo que toda la filosofía mundial, sin él mismo advertirlo, se mantuvo bajo la impresión del inmenso papel que la lógica dialéctica cumple en el pensamiento. A pesar del dualismo, a pesar de su metafísica, a pesar de su formalismo, sin él mismo advertirlo, utilizó con gran frecuencia el principio de la unidad de los contrarios. Así, en el capítulo Del esquematismo de los conceptos puros de la razón de su obra fundamental, Crítica de la razón pura, se pregunta súbitamente: ¿de qué manera estos fenómenos sensoriales se someten al raciocinio y a sus categorías? Porque está claro que entre el uno y los otros debe existir algo común. Lo que hay de común, que él llama aquí esquema, es el tiempo. El tiempo relaciona el fenómeno que transcurre sensorialmente con las categorías del raciocinio, es decir, es empírico y apriorístico. Kant cae aquí en la confusión, naturalmente, porque según su doctrina fundamental el tiempo no es en absoluto algo sensorial, sino apriorístico, de tal manera que este esquema no proporciona en absoluto ninguna unificación de lo sensorial y del raciocinio. Es indudable, sin embargo, que lo no consciente para sí mismo es aquí para Kant el tiempo de formación en general; y en la formación, indudablemente, cada categoría surge en cada momento y en ese mismo momento desaparece. Así, la cansa de un fenómeno dado, que

caracteriza su origen, obligatoriamente, en cada momento de este último se manifiesta de manera diferente y diferente, es decir, constantemente surge y desaparece. De este modo, la síntesis dialéctica de la sensoriedad y del raciocinio, justamente en el sentido de la lógica dialéctica, fue construida de hecho ya por el propio Kant, aunque los prejuicios metafísicos dualistas le impidieran dar una concepción clara y sencilla.

De los cuatro grupos de categorías, la calidad y la cantidad, indudablemente, se funden dialécticamente en el grupo de categorías de relación; el grupo de categorías de modalidad es sólo una precisión del grupo de relación obtenido. Incluso dentro de los distintos grupos, las categorías son dadas por Kant según el principio de la tríada dialéctica: la unidad y la pluralidad se funden en la unidad de esos contrarios, que Kant denomina integridad; en cuanto a la realidad y a la negación, es indudable que su síntesis dialéctica es la limitación, por cuanto para esta última es necesario fijar algo y hace falta tener algo que rebasa esta realidad para delimitar 1a frontera entre lo afirmado y lo no afirmado, es decir, delimitar lo afirmado. Finalmente, incluso las famosas antinomias de Kant, (por ejemplo: el mundo es limitado e ilimitado en el espacio y en el tiempo), en última instancia son también salvadas por el propio Kant con ayuda del método de la formación: el mundo realmente observado es finito; sin embargo no podemos encontrar este fin en el tiempo y el espacio; por esta razón el mundo es no finito y no infinito, y lo único que existe es la búsqueda de este fin según la exigencia regulativa de la razón. La Crítica de la síntesis del juicio es también una síntesis no consciente de la Critica de la razón pura y de la Crítica de la razón práctica.

Fichte facilitó al momento la posibilidad de la lógica dialéctica sistemática con su interpretación de las cosas en sí como categorías también subjetivas, desprovistas de toda existencia objetiva. Esto era ya subjetivismo absoluto, y por tanto, no eradualismo, sino monismo, con lo que se facilitaba la separación sistemática y armónica de unas categorías partiendo de otras y acercaba la lógica dialéctica al monismo antimetafísico. Bastaba introducir en este espíritu absoluto de Fichte la naturaleza -lo cual encontramos en Schelling- y también la historia -como encontramos en Hegel- para que surgiese el sistema del idealismo objetivo de Hegel, el cual, dentro de esté espíritu absoluto, proporcionaba una lógica dialéctica irreprochable por su monismo, que abarcaba todo el campo de la realidad, desde las categorías puramente lógicas, pasando por la naturaleza y el espíritu, hasta la dialéctica categorial de todo el proceso histórico.

La lógica dialéctica hegeliana, sin referirnos a las demás regiones del conocimiento, aunque, según Hegel, también son movimiento de unas u otras categorías creadas por el mismo espíritu mundial, es una ciencia desarrollada sistemáticamente en la cual se da un cuadro completo y sustancioso de las formas generales del movimiento de la dialéctica. Hegel tenía toda la razón desde su punto de vista, cuando dividía la lógica dialéctica en ser, esencia y concepto. El ser es la primera y más abstracta definición del pensamiento. Se concreta en las categorías de calidad, cantidad y medida (entendiendo por esta última la cantidad determinada cualitativamente y la calidad limitada

cualitativamente). Hegel comprende su calidad como el ser inicial que después de su agotamiento pasa al no ser, y la formación como síntesis dialéctica del ser y no ser (por cuanto en cualquier formación el ser surge siempre, pero en ese mismo momento se destruye). Después de agotar la categoría del ser, Hegel examina ese mismo ser, pero ya oponiéndolo a sí mismo. De manera natural, de aquí nace la categoría de esencia del ser, y en esta esencia, Hegel, siempre de completo acuerdo con sus principios, encuentra la esencia por sí misma, su aparición y la síntesis dialéctica de la esencia inicial y el fenómeno en la categoría de realidad. Con esto se agota su esencia. Pero la esencia no puede permanecer apartada del ser. Hegel estudia el grado de la lógica dialéctica en el que figuran las categorías que contiene en sí por igual el ser y la esencia. Es el concepto. Hegel era idealista absoluto y por esta razón es en el concepto donde encuentra la expansión máxima del ser y de la esencia. Examina su concepto como sujeto, como objeto y como idea absoluta; la categoría de su lógica dialéctica es la idea y lo absoluto. Además, el concepto hegeliano se puede interpretar como lo hizo Engels, de un modo materialista: como naturaleza general de las cosas, o, como lo hizo Marx, como ley general de la producción, o, como lo hizo Lenin, como conocimiento. Y entonces este apartado de la lógica hegeliana pierde su carácter místico y adquiere un sentido racional. En general, no obstante, todas estas categorías que se mueven por sí mismas han sido estudiadas por Hegel con tanta profundidad y de manera tan completa que, por ejemplo, Lenin, al terminar sus apuntes de la Ciencia de la Lógica hegeliana, dice: En esta obra de Hegel, la más idealista de todas, es en la que hay menos idealismo y más materialismo. ¡Es ‘contradictorio’, pero es un hecho!

En Hegel tenemos la cumbre de toda la filosofía occidental en el sentido de la creación de la lógica de la formación, cuando todas las categorías lógicas son tomadas invariablemente en su dinámica y en su generación recíproca, y cuando las categorías, aunque producto exclusivo del espíritu, como tal principio objetivo en el que se hallan representadas la naturaleza, la sociedad y toda la historia.

De entre la filosofía del siglo XIX anterior a Marx, un gran paso adelante fue el que dieron los demócratas revolucionarios rusos -Belinski, Herzen, Chernishevski y Dobroliubov-, cuya teoría y práctica revolucionaria no sólo permitió pasar del idealismo al materialismo; sino que los condujo a la dialéctica de la formación, ayudándoles a crear las concepciones más avanzadas en diversas regiones de la historia de la cultura. Lenin escribe que la dialéctica de Hegel fue para Herzen el álgebra de la revolución. La profundidad con que Herzen comprendía la lógica dialéctica, por ejemplo, en relación con el mundo físico, se advierte en estas palabras suyas: La vida de la naturaleza es desarrollo constante, desarrollo de lo simple abstracto, no completo, espontáneo, a lo completo concreto, complejo, desarrollo del germen del desmembramiento de todo lo que se encierra en su concepto, y de la eterna aspiración a llevar ese desarrollo hasta la correspondencia completa, dentro de lo posible, de la forma con el contenido: esto es la dialéctica del mundo físico. También Chernishevski enunció profundas ideas sobre la lógica dialéctica. Atendidas las condiciones de

su tiempo, los demócratas revolucionarios no pudieron más que acercarse de lleno a la dialéctica materialista.

http://www.nodo50.org/ciencia_popular/articulos/Spirkin.htm

1. Lógica dialéctica

El marxismo considera a la ética, a la religión, a las leyes, a la cultura en general, como una “superestructura” que deriva de las condiciones materiales de producción, pero que carecen de validez en sí mismas. Al cambiar las relaciones de producción, cambiará el significado de la ética, podrá desaparecer la religión, cambiarán las leyes y la cultura, etc. Tenemos así el siguiente esquema (Del “Atlas Universal de Filosofía” – Ed. Océano )

Superestructura: Arte Religión Ética Poesía Filosofía Ley Política

Estructura: Recursos naturales - Medios de producción y de distribución

Quien se dedica a estudios sobre ética o sobre religión, podrá ser tachado por el marxista como un “colaboracionista” de la clase dominante, ya que esta clase utilizaría tales medios para ejercer mejor su poder. Es una atribución gratuita, excluyente y difamatoria por lo que, lo más natural, es que el ético o el religioso supongan que en realidad es el marxista el que está del todo errado. Desde el marxismo no se admite otra razón, para cualquier actividad humana, que la de una finalidad económica encubierta, algo completamente fuera de la realidad, al menos en un gran porcentaje de los casos.

La lógica dialéctica es el fundamento lógico de tales supuestos del marxismo. José Ferrater Mora escribe al respecto: “La noción de dialéctica, el método dialéctico y, a veces, la titulada «lógica dialéctica» son centrales en el marxismo”. “El uso de la dialéctica permite, en efecto, al entender de estos autores (Engels, Lenin, Stalin), comprender el fenómeno de los cambios históricos (materialismo histórico) y de los cambios naturales (materialismo dialéctico). Todos estos cambios se hallan regidos por las «tres grandes leyes dialécticas»: la ley de la negación de la negación, la ley del paso de la cantidad a la cualidad, y la ley de la coincidencia de los opuestos. Tales leyes permiten, al entender de los marxistas, afirmar ‘S es P’ y negar a la vez ‘S es P’, pues señalan que si ‘S es P’, puede ser verdadero en el tiempo t, pero puede no ser verdadero en el tiempo t1. Varios autores han argüido al respecto que esto representa únicamente la afirmación conjunta de contrarios, pero no de contradictorios. Los marxistas «oficiales», sin embargo, han insistido en que las leyes de la dialéctica citadas representan una verdadera modificación de las leyes lógicas formales y que, por lo tanto, los principios de identidad, de contradicción y de tercio excluso no rigen en la lógica dialéctica. Por ese motivo la lógica formal (no dialéctica) ha sido o enteramente rechazada o considerada como una lógica de nivel inferior, apta solamente para describir la

realidad en su fase estable” (Del “Diccionario de Filosofía” – Editorial Ariel SA).

Así como la ciencia económica le da poco, o ningún valor, a los aportes de Marx, la lógica formal tampoco considera la validez de la “lógica dialéctica”. Cuando la sociología supere la etapa filosófica en la que actualmente se encuentra, al menos parcialmente, es posible que los aportes de Marx sean considerados como de limitada validez o bien como carentes de realidad.

Lo criticable respecto de los conocimientos que transitan por una etapa filosófica radica en que se desconocen los fundamentos básicos de la ciencia experimental. Ello no significa que la filosofía carezca de interés para la ciencia, o para el pensamiento científico, ya que es distinto que la filosofía complemente y se fundamente en la ciencia, a que la ciencia se fundamente en la filosofía.

La sociología debe aceptar, en principio, lo que acepte la ciencia económica, la lógica, la biología, la psicología, la neurociencia, etc., de manera de fundamentarse en las distintas ramas de la ciencia o, al menos, en ser compatible con ellas.

http://foros.monografias.com/showthread.php/43085-L%C3%B3gica-dial%C3%A9ctica

La dialéctica 

¿Qué es el pensamiento dialéctico o la Dialéctica?  

"La dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales del movimiento y la evolución de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento."  

 

Engels, Ánti-Dahring. 

El método dialéctico tenía ya una larga existencia antes de que Marx y Engels lo desarrollasen científicamente como un medio

de comprender el desarrollo de la sociedad humana. los griegos antiguos produjeron algunos grandes pensadores dialécticos,

entre los que están Platón, Zenón de Elea y Aristóteles. Ya en el año 500 antes de nuestra era, Heraclito adelantaba la idea de

que "todas las cosas son y no son, porque todo fluye, está

cambiando constantemente, constantemente naciendo y muriendo. Es imposible sumergirse dos veces en uno e idéntico

rió".

Esta frase contiene ya la concepción fundamental de la Dialéctica, de que todo en la naturaleza está en un constante

estado de cambio y que este cambio se produce a través de una serie de contradicciones. 

"La gran idea cardinal de que el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados y acabados, sino como

un conjunto de procesos, en el que la cosas que parecen estables, al igual que sus reflejos mentales en nuestras cabezas, los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida de cambios, por un proceso de génesis y caducidad; esta gran idea cardinal se halla ya tan arraigada desde Hegel en la conciencia habitual,

que, expuesta así, en términos generales, apenas encuentra oposición. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra cosa

es aplicarla a la realidad concreta, en todos los campos sometidos a la investigación (... Para la filosofía dialéctica no existe nada definitivo, absoluto, consagrado; en todo pone de

relieve lo que tiene de perecedero, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del devenir y perecer, un ascenso sin fin

de lo inferior a lo superior, cuyo mero reflejo en el cerebro pensante es esta misma filosofía."

Engels, Ludivlg Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. 

 

La dialéctica y la metafísica 

Los filósofos griegos anticiparon brillantemente el posterior desarrollo de la Dialéctica así como el de otras ciencias. Pero no

podían llevar ellos mismos esta anticipación a su conclusión lógica, debido al bajo desarrollo de los medios de producción y a la falta de una adecuada información acerca de los fenómenos

del Universo.

Sus ideas dieron casi una correcta visión del conjunto, pero a menudo no eran más que geniales inspiraciones y no teorías

elaboradas científicamente. Para llevar más lejos el pensamiento humano, era necesario abandonar este camino e intentar llegar a

una comprensión general del Universo y concentrarse en las pequeñas, más mundanas tareas de coleccionar, elaborar y nivelar un conjunto de hechos individuales, de verificar las

teorías particulares', mediante la experimentación, la definición...

Esta aproximación factual, experimental, empírica, permitió un enorme avance del pensamiento humano y la ciencia. Las

investigaciones sobre los fenómenos de la naturaleza se podían llevar ahora científicamente, analizando cada problema particular

y verificando cada conclusión. Pero en esta evolución, en este nuevo estadio de desarrollo, la vieja habilidad de tratar las cosas

en su conexión, y no aisladamente, en su movimiento y no estáticamente, en su vida y no en su muerte, se perdió.

El estrecho, empírico, modo de pensar que consecuentemente surgió se llamó acercamiento metafísico y es el que todavía

domina la moderna filosofía y la ciencia capitalista. En política está reflejado en el famoso pragmatismo "si funciona, debe ser

correcto" y en el constante llamamiento a los hechos, pero siempre aislados.

Pero los hechos no se seleccionan a si mismos. Deben ser elegidos por los hombres. El orden y la secuencia en que se les

ordena, así como las conclusiones que se obtienen de ellos, depende de las nociones preconcebidas del individuo. Así, estos llamamientos a los hechos, a los que se supone de acuerdo con una imparcialidad científica, suelen ser sólo una cortina de humo

para ocultar los prejuicios de los que los utilizan.

La Dialéctica no se ocupa sólo de los hechos, sino de los hechos en su conexión, es decir, de procesos no sólo de ideas aisladas,

sino de leyes; no sólo de lo particular, sino de lo general.

El pensamiento dialéctico guarda la misma relación con la Metafísica que la que guarda un fotograma de una película con la película en su conjunto. El uno no contradice al otro, sino que lo complementa. De todas maneras, la más certera y completa

aproximación a la realidad está en la película.

Para la vida cotidiana y para cálculos sencillos, el pensamiento metafísico o sentido común es suficiente. Pero tiene sus

limitaciones y más allá de éstas convierte la verdad en mentira. La principal pega de este tipo de pensamiento es su incapacidad para comprender el movimiento y el desarrollo y su repudio de toda contradicción. Sea como fuere, el movimiento y el cambio

implican contradicciones. 

"Para el metafísico las cosas y sus imágenes en el pensamiento, los conceptos, son objetos dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos. El metafísico piensa según rudas contraposiciones sin mediación: su lenguaje es «sí, si», y «no, no», que todo lo que pasa de eso de mal espíritu procede. Para él, toda cosa existe o no existe: una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo diferente. Lo positivo y lo negativo se excluyen lo uno a lo otro de un modo absoluto; la causa y el efecto se encuentran del mismo modo en rígida contraposición. Este modo de pensar nos resulta a primera vista muy plausible porque es el del llamado sano sentido común. Pero el sano sentido común, por apreciable compañero que sea en el doméstico dominio de sus cuatro paredes, experimenta asombrosas aventuras en cuanto que se arriesga por el ancho mundo de la investigación:'     

Engels, Anti-Dúhring. 

Para las cuestiones diarias, por ejemplo, es posible decir con un cierto grado de certeza si un individuo, planta o animal está vivo

o muerto. Pero es mucho más complicado decir exactamente dónde está el límite a partir del cual se puede hablar de vida

independiente del feto en el vientre materno, y de igual manera es imposible fijar el momento de la muerte porque la fisiología ha demostrado que la muerte no es un suceso instantáneo, sino un

proceso bastante largo.

Como Heráclito advertía: "La misma cosa en nosotros vive y muere, duerme y está despierta, es joven y vieja; cada una cambia su lugar y deviene la otra. Nosotros entramos y no

entramos en el mismo rió: estamos y no estamos

Trotsky, en su En defensa del marxismo, caracterizaba la Dialéctica como una ciencia de las formas de nuestro

pensamiento en la medida en que no se reduce a los problemas diarios, sino que intenta llegar a una comprensión de los

procesos más complicados y complejos:'

Comparaba la dialéctica y la lógica formal (la metafísica) con las matemáticas superiores y las básicas. Aristóteles fue el primero que desarrolló las leyes de la lógica formal, y su sistema lógico ha sido aceptado siempre desde entonces por los metafísicos

como el único método posible de pensamiento científico: 

"La lógica aristotélica del silogismo simple parte de la premisa de que A es igual a A. Este postulado se acepta como un axioma

para una cantidad de acciones humanas prácticas y de generalizaciones elementales. Pero en realidad A no es igual a

A. Esto es fácil de demostrar si observamos estas dos letras bajo una lente: son completamente diferentes. Pero, se podrá objetar, no se trata del tamaño o de la forma de las letras, dado que ellas son solamente símbolos de cantidades iguales, por ejemplo de

un kilo de azúcar. La objeción no es válida; en realidad un kilo de azúcar nunca es igual a un kilo de azúcar: una balanza delicada descubriría siempre la diferencia. Nuevamente se podría objetar:

sin embargo un kilo de azúcar es igual a sí mismo. Tampoco esto es verdad: todos los cuerpos cambian constantemente de

peso, color, etc. Nunca son iguales a sí mismos. Un sofista contestará que un kilo de azúcar es igual a sí mismo 'en un momento dado'. Fuera del valor práctico extremadamente

dudoso de este axioma, tampoco soporta una crítica teórica. ¿Cómo concebimos realmente la palabra 'momento'? Si se trata

de un intervalo infinitesimal de tiempo, entonces un kilo de azúcar está sometido durante el transcurso de ese 'momento' a

cambios inevitables. ¿O este 'momento' es una abstracción puramente matemática, es decir, cero tiempo? Pero todo existe en el tiempo y la existencia misma es un proceso ininterrumpido de transformación; el tiempo es en consecuencia un elemento

fundamental de la existencia. De este modo el axioma A es igual a A, significa que una cosa es igual a sí misma si no cambia, es

decir, si no existe.

A primera vista, podría parecer que estas sutilezas son inútiles: En realidad tienen decisiva importancia. El axioma A es igual a

A, es a un mismo tiempo punto de partida de todos nuestros conocimientos y punto de partida de todos los errores de

nuestros conocimientos. Sólo dentro de ciertos límites se lo puede utilizar con uniformidad. Silos cambios cualitativos que se

producen en A carecen de importancia para la cuestión que tenemos entre manos, entonces podremos presumir que A es igual a A. Este es, por ejemplo, el modo con que vendedor y

comprador consideran un kilo de azúcar. De la misma manera consideramos la temperatura del sol. Hasta hace poco

considerábamos de la misma manera el valor adquisitivo del dólar. Pero cuando los cambios cuantitativos sobrepasan ciertos límites se convierten en cambios cualitativos. Un kilo de azúcar sometido a la acción del agua o del queroseno deja de ser un

kilo de azúcar. Un dólar en manos de un presidente deja de ser un dólar. Determinar en el momento preciso, el punto crítico, en que la cantidad se transforma en calidad, es una de las tareas

más difíciles e importantes en todas las esferas del conocimiento, incluso de la sociología."

Trotsky, ((En defensa del marxismo).  

 

Hegel 

El viejo método dialéctico de razonar, que había caído en desuso desde los tiempos medievales, fue revivido a principios del siglo

XIX por el gran filósofo alemán Hegel. Hegel, una de las más enciclopédicas mentes de su tiempo, sometió las afirmaciones

de la lógica formal a una detallada crítica, y demostró sus limitaciones y su manera estrecha y unilateral de ver las cosas.

Hegel realizó el primer análisis completo de las leyes de la Dialéctica. 

"la idea del desarrollo, de la evolución, ha penetrado actualmente casi en su integridad en la conciencia social, pero no a través de la filosofía de Hegel, sino por otros caminos. Sin

embargo, esta idea, tal como la formularon Marx y Engels, arrancando de Hegel, es mucho más vasta, más rica de

contenido que la teoría de la evolución al uso. Es un desarrollo que parece repetir las etapas ya recorridas, pero de otro modo,

sobre una base más alta (la 'negación de la negación'); un

desarrollo que no discurre en línea recta, sino en espiral, por decirlo así; un desarrollo a saltos, a través de catástrofes y de

revoluciones, que son otras tantas 'interrupciones en el proceso gradual', otras tantas transformaciones de la cantidad en calidad; impulsos internos del desarrollo originados por la contradicción, por el choque de las diversas fuerzas y tendencias que actúan

sobre un determinado cuerpo o en los límites de un fenómeno en concreto, o en el seno de una sociedad dada; interdependencia e íntima e inseparable concatenación de todos los aspectos de cada fenómeno (con la particularidad de que la historia pone

constantemente de manifiesto aspectos nuevos), concatenación que ofrece un proceso único y mundial del movimiento, con sus

leyes; tales son algunos rasgos de la dialéctica, doctrina del desarrollo mucho más compleja y rica que la teoría corriente."

Lenin, Carlos Marx. 

"Esta nueva filosofía alemana tuvo su culminación en el sistema hegeliano, en el que por vez primera -y esto es su gran mérito- se exponía conceptualmente todo el mundo natural, histórico y espiritual como un proceso, es decir, como algo en constante

movimiento, modificación, transformación y evolución, al mismo tiempo que se hacía el intento de descubrir en ese movimiento y esa evolución la conexión interna del todo. Desde este punto de vista, la historia de la humanidad dejó de parecer una intrincada confusión de violencias sin sentido, todas igualmente recusables por el tribunal de la razón filosófica ya madura, y cuyo más digno destino es ser olvidadas lo antes posible, para presentarse como el proceso evolutivo de la humanidad misma, convirtiéndose en

la tarea del pensamiento el seguir la marcha gradual, progresiva, de ese proceso por todos sus retorcidos caminos, y mostrar su interna legalidad a través de todas las aparentes casualidades',

Engels, Anti-During. 

Hegel planteó el problema brillantemente, pero le fue imposible resolverlo por sus prejuicios idealistas. A pesar de su visión

mística, la filosofía de Hegel ya aplicaba las más importantes leyes de la Dialéctica.   

A)    Transición de la cantidad a la calidad y viceversa 

"A pesar de toda posible lentitud, sea cual fuere la continuidad progresiva, la transición de una forma de movimiento a otra es

siempre un salto, un cambio decisivo:'

Engels, Anti-Düring. 

La idea de cambio y de evolución se acepta hoy generalmente, pero las formas por las que los cambios se producen en la naturaleza y en la sociedad sólo han sido explicadas por la

Dialéctica marxista. La visión, bastante común, de la evolución como desarrollo pacífico e ininterrumpido es; a la vez, parcial y falsa. En política, es la teoría gradualista del cambio social, la

base teórica del reformismo.

Hegel desarrolló la idea de una línea nodal en la que en un punto definido, los aumentos o disminuciones puramente cuantitativos, dan lugar a un salto cualitativo: Por ejemplo en el caso del agua calentándose, donde el punto de ebullición y de congelación son

los puntos donde bajo una presión normal el salto a un nuevo estado tiene lugar y donde, por tanto, la cantidad se transforma

en calidad.

Así, en el ejemplo citado, las transformaciones del agua (líquido) a vapor (gas) o hielo (sólido) no ocurre con una evaporación o

congelación gradual, sino de repente, a una determinada temperatura (()º, lOOº )'. El efecto acumulativo de los numerosos

cambios de la velocidad de las moléculas produce eventualmente un cambio de estado (cantidad en calidad).

Se pueden poner miles de ejemplos, de todas las ramas de la ciencia, de la sociología e incluso de la vida cotidiana (por

ejemplo, el punto en el que al añadir más sal cambia la sopa de algo exquisito en algo incomestible).

La línea nodal hegeliana de medir el cambio y la ley de transición de cantidad en calidad y viceversa, son de esencial importancia no sólo para la ciencia (donde como en otras leyes dialécticas, son usadas inconscientemente por los científicos que no son

conscientemente dialécticos), sino sobre todo en un análisis dc la historia, de la sociedad y del movimiento de la clase obrera.

B)    Unidad y lucha de contrarios 

El sentido común metafísico pretende por un lado eliminar la contradicción en el pensamiento y la revolución en la evolución y, por otro, probar que todas las ideas y fuerzas opuestas son mutuamente excluyentes. Pero encontramos, bajo un examen más concienzudo, que "los dos polos de una contraposición, como positivo y negativo, son tan inseparables el uno del otro como contrapuestos el uno al otro, y que a pesar de toda su

contraposición se ínter penetran el uno al otro; también descubrimos que causa y efecto son representaciones que no tienen validez Como tales, sino en la aplicación a cada caso particular, y que se funden en cuanto contemplamos el caso

particular en su conexión general con el todo del mundo, y se disuelven en la concepción de la alteración universal, en la cual las causas y los efectos cambian constantemente de lugar, y lo

que ahora o aquí es efecto, allí o entonces es causa, y viceversa:' (Engels, Anti-Dúring). 

"La dialéctica es la ciencia de las concatenaciones, en contraste con la metafísica que trata los fenómenos separados. La dialéctica pretende descubrir las incontables transiciones,

causas y efectos que actúan juntos en el universo. La primera tarea de un análisis dialéctico es, por tanto, resaltar la necesaria conexión objetiva de todos los aspectos, fuerzas, tendencias...

de la esfera dada de un fenómeno:'

Lenin, Apuntes Filosóficos. 

La dialéctica se acerca a un fenómeno dado desde el punto de vista de su desarrollo, su propio movimiento y vida: cómo surge y

cómo muere; considerando también las contradictorias tendencias y aspectos internos de este fenómeno.

El movimiento es el modo de existencia de todo el universo material. La energía y la materia son inseparables. Aún más, el

movimiento no nace de la nada, sino como manifestación de tensiones internas que son inseparables no sólo de la vida, sino

también de todas las formas de la materia. El desarrollo y el cambio tienen lugar a través de contradicciones internas. Así, el

análisis dialéctico empieza descubriendo mediante una investigación empírica las contradicciones que dan lugar al

desarrollo y al cambio.

Desde un punto de vista dialéctico todos los polos opuestos son parciales e incluso inadecuados, incluyendo la contradicción entre verdad y error. El marxismo no acepta la existencia de

ninguna verdad eterna. Todas las verdades y errores son relativos. Lo que es verdad en un momento y en unas

circunstancias, se vuelve falso en otro: verdad y error pasan de ser uno a ser el otro.

En este sentido, el progreso del conocimiento y la ciencia no se produce con la mera negación de teorías incorrectas. Todas las

teorías son relativas, abarcando un lado de la sociedad. Al principio se les atribuye la validez y posibilidad de aplicación

universal. Es verdad. Pero, al cabo de cierto tiempo, se encuentran deficiencias en la teoría: No es aplicable a todas las circunstancias, se encuentran excepciones a la regla general. Estas excepciones tienen que ser explicadas y, de nuevo, en

otro momento, se desarrollan nuevas teorías que puedan abarcar también las excepciones. Pero las nuevas teorías no sólo niegan las viejas, sino que las incorporan a ellas mismas

bajo una nueva forma.

Sólo podemos excluir las contradicciones si miramos objetos faltos de vida, quietos o individualmente uno encima del otro, es decir, metafísicamente. Pero tan pronto como consideramos las

cosas en su movimiento y cambio, en su vida, su interdependencia mutua y su interacción, nos encontramos con

una serie de contradicciones.

El movimiento mismo es una contradicción. El cambio físico de un objeto de lugar sólo tiene sentido si admitimos que ese cuerpo está en un lugar y al mismo tiempo en otro lugar.

Con la vida pasa lo mismo. Es una contradicción entre "ser en cada momento uno mismo y otro diferente" (Engels, Ant¡-

Dúnng).

El ser vivo absorbe constantemente sustancias que le rodean, las asimila, y a la vez otras partes del cuerpo se desintegran y

son expulsadas del mismo. En el mundo de la naturaleza orgánica ocurren también estas constantes transformaciones.

Por ejemplo: una piedra se va desintegrando bajo la presión de los elementos; como consecuencia de esto, podemos decir que

todas las cosas son constantemente ellas mismas y otras distintas en el mismo momento.

Por esto, el deseo de eliminar las contradicciones es el deseo de eliminar la realidad.   

 

C)    Negación de la negación 

"¿Qué es pues la negación de la negación? Es una ley muy general, y por ello mismo de efectos muy amplios e importantes, de desarrollo de la naturaleza, la historia y el pensamiento; una ley que, como hemos visto, se manifiesta en el mundo animal y vegetal, en la geología, en las matemáticas, en la historia, en la

filosofía..:'

Engels, Anti-During. 

Esta ley, cuyo funcionamiento en la naturaleza fue observada con mucha anterioridad a su redacción, fue elaborada por

primera vez y, muy claramente por Hegel; quien dio un gran número de ejemplos concretos, que se reiteran en el Anti-Düring.

La ley de la negación de la negación se ocupa de la naturaleza del desarrollo a través de una serie de contradicciones que, aparentemente, anulan, niegan una forma de existencia, un

hecho o una teoría anterior, para posteriormente a su vez, ser también negadas. El movimiento, el cambio, el desarrollo... se

mueven de esta manera, a través de una serie ininterrumpida de negaciones.

De todas formas, la negación en un sentido dialéctico no significa simplemente decir que no, porque en el estadio anterior es a la vez vencida y preservada. Negación, en este sentido, es

a la vez un acto positivo y negativo.

Hegel da un ejemplo muy simple en su libro Fenomenológica de la mente:  El capullo [de una flor] desaparece cuando los pétalos florecen y podríamos decir que la forma original es negada por la

posterior; en el mismo sentido, cuando surge la fruta, la flor (pétalos, estambres...) puede ser explicada como una falsa

forma de la existencia de la planta para que la fruta aparezca como su propia naturaleza en lugar de la flor. Estas etapas no son meramente autodiferenciadas, sino que se complementan

las unas a las otras, siendo incompatibles las unas con las otras. Pero la actividad incesante inherente a su propia naturaleza hace que haya momentos de unidad orgánica en los que no simplemente se contradicen unas a otras, sino que son tan

necesarias como las otras; y esta necesaria igualdad de todos los momentos, constituye por sí sola y, por tanto, la vida del

proceso global".

En este proceso de auto anulación sin fin la desaparición de ciertas formas y la aparición de otras, un modelo que surge frecuentemente parece ser una simple repetición de formas, sucesos y teorías ya dejados atrás. Así, en una frase hecha,

cuando dicen "la historia se repite a si misma", los reaccionarios historiadores burgueses intentan probar que la historia misma no es nada más qué una repetición del pasado sin ningún sentido;

es decir, que la historia es un círculo sin fin.

La Dialéctica, por el contrario, separa dentro de esto que parecen repeticiones un desarrollo actual de lo inferior a lo

superior, una evolución en la cual una forma se puede repetir a si misma, pero a un nivel superior, enriquecida por los

desarrollos anteriores.

Esto se puede ver aún más claro en el proceso de desarrollo de las ideas humanas. Hegel ya enseñaba como la filosofía se desarrollaba a través de contradicciones: una escuela del

pensamiento negando la otra, pero absorbiendo simultáneamente las viejas teorías dentro de su propio sistema

de pensamiento.

Lo mismo pasa con el desarrollo de la ciencia. Los alquimistas de la Edad Media intentaban encontrar la piedra filosofal que

podría cambiar, decían, los metales normales en oro. Debido al bajo nivel de las fuerzas productivas, y a la falta de una

verdadera técnica, estos tempranos intentos de transmutación de los elementos eran en realidad una fantasía utópica. Pero, en

el proceso de estos vanos intentos, los alquimistas actuales descubrieron gran número de hechos válidos acerca del aparato

químico y experimental que más tarde sirvió de base a la química moderna.

Con el ascenso del capitalismo, la industria y la técnica, la química llegó a ser una ciencia que rechazó estos intentos locos de transmutación de los elementos, que de esta manera fueron

negados y rechazados. Sin embargo, tod6 lo que de válido y científico tenían los descubrimientos de la vieja- alquimia se

guardaron en la nueva, que mantenía que los elementos eran inmutables y no podían ser transformados el uno por el otro.

El siglo XX ha contemplado la revolución de la ciencia y de la técnica con el descubrimiento de la física nuclear, por medio de

la cual, hoy en día, un elemento puede ser transformado en otro.. De hecho, teóricamente, sería posible transformar el cobre en oro en la actualidad, pero el proceso sería tan caro que no sé podría justificar económicamente.... Así, este particular proceso

parece haber dado una vuelta completa:

A.- Transmutación de elementos.

B.- No transmutación de elementos.

C.- Transmutación de elementos.

Pero la refutación es sólo aparente. En realidad, la ciencia moderna, que en un sentido ha vuelto a la idea de los antiguos

alquimistas, incluye dentro de si misma todos los enormes descubrimientos de los siglos XVI II y XIX en todo lo referente a

la ciencia. Así, una generación se apoya en las espaldas de otra. Ideas que aparentemente han sido desacreditadas o negadas

hacen su reaparición, pero a un nivel superior, enriquecidas por las nuevas experiencias y descubrimientos.

La dialéctica se basa en el determinismo. Aparentes accidentes nacen sólo como resultado de una más profunda necesidad.

Historiadores superficiales han escrito que la 1 Guerra Mundial fue causada por el asesinato del príncipe de la corona. Francisco

José 1, en Sarajevo. Para un marxista este suceso fue un accidente histórico, en el sentido de que este suceso casual

sirvió de pretexto o catalizador para el conflicto mundial, que ya

se había hecho inevitable por las contradicciones económicas, políticas y militares del imperialismo. Si el asesino hubiese

errado, o si el príncipe nunca hubiera nacido, la guerra hubiese tenido lugar también en base a cualquier otro pretexto

diplomático. La necesidad se hubiera expresado a través de un accidente diferente.

Todo lo que existe, existe por necesidad. Pero, de la misma forma, todo lo que existe está condenado a perecer, a ser transformado en otra cosa. Así, lo que es necesario en un

momento y lugar se hace innecesario en otro. Todas las cosas contienen su opuesto, que está destinado a sustituirle y negarle. Esto es válido tanto para las cosas vivientes individuales, como

para las sociedades.

Todo tipo de sociedad humana existe porque es necesaria en el momento dado en que se impone: 

"Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de

ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad

antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas,

vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan, o por lo menos se están gestando las condiciones

materiales para su realización:'

Marx, prefacio de la Contribución a la Critica de la Economía Política. 

La esclavitud, en su momento, representó un enorme paso adelante con respecto a la barbarie. Era un estadio necesario en

el desarrollo de las fuerzas productivas, de la cultura y de la sociedad humana. Como Hegel planteaba: "No es tanto desde la esclavitud, como a través de la misma, como el hombre se hizo

libre".

De la misma forma, el capitalismo era, en un principio, necesario y un estadio progresivo en la sociedad humana. Pero, al igual que la esclavitud, el comunismo primitivo y el feudalismo, el

capitalismo hace tiempo que ha dejado de representar un sistema social progresista y necesario. Se ha basado en las

profundas contradicciones que llevaba en sí y está condenado a ser vencido por las nacientes fuerzas del socialismo,

representadas por el proletariado moderno. La propiedad privada de los medios de producción y el Estado nacional, los puntos

básicos de la sociedad capitalista que en su momento significaron un gran paso adelante, en la actualidad sólo sirven para impedir el desarrollo de las fuerzas productivas amenazan todos los avances hechos durante siglos por el desarrollo de la

sociedad humana

Ejemplos de Dialéctica

Mao Tse-tung. 1959

FUENTE: “¡Viva el Pensamiento Mao Tsetung!”, publicación de los Guardias Rojos

1. Comprender el análisis es comprender la dialéctica

Indice

Comprender el análisis es comprender la dialéctica. Lenin dijo que la dialéctica podría sintetizarse como la doctrina de la unidad de contrarios. Siendo ese el caso, el núcleo de la dialéctica puede agarrarse inmediatamente. Pero es necesario explicar y desarrollar esta doctrina. La unidad de contrarios es condicional, temporal, transicional, relativa y mutuamente excluyente. Por otra parte, la lucha de contrarios es absoluta, del mismo modo que el desarrollo y el movimiento son absolutos. Por tanto, el equilibrio es temporal y puede ser desestabilizado y es nuestra responsabilidad conseguir el equilibrio más firmemente cada día que pasa. En cuanto a la capacidad de una persona se refiere, no depende de si puede haberse impedido que se dieran los incidentes húngaro y polaco, sino que depende de si o no después de haber surgido los incidentes tuvo las formas o los medios para resolver los problemas.

2. Dialéctica es presentar dos métodos de Indic

e

comparación en todoLa integración de la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica específica de China es materialismo. Ambas constituyen una unidad de contrarios, lo cual es dialéctica. ¿Por qué insistir en contradecir? Es simplemente por evitar discutir de dialéctica. La Unión Soviética tiene su propia forma de hacer las cosas. La experiencia soviética es un aspecto y la práctica China también es un aspecto. Esta es la unidad de contrarios. La Unión Soviética debe coger de sus experiencias las buenas y seguirlas, coger las malas y descartarlas. Aislar las experiencias soviéticas y no integrarlas con la práctica China es no coger las buenas experiencias y seguirlas. Si uno publica un periódico y plantea de la misma forma que Pravda, lo que no es analítico, sería como un niño de 3 años, que necesita apoyo para todo, puesto que ha perdido su pensamiento independiente. En todo, es necesario presentar dos métodos de comparación. Esto es dialéctica. De lo contrario, será metafísica.

3. Dialéctica es estudiar la tendencia principal y las cuestiones laterales, la esencia y la apariencia externa

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Dialéctica es estudiar la tendencia principal y las cuestiones laterales, la esencia y la apariencia externa. En contradicciones, hay contradicciones principales y contradicciones secundarias. En el pasado, errores tales como el avance opuesto al atrevimiento surgieron debido a que agarramos las contradicciones principales y la esencia y tratamos de resolver las contradicciones secundarias como contradicciones principales y porque tomamos las cuestiones laterales como la tendencia principal y no agarramos la esencia. El Concejo de Estado y el Buró Político del Comité Central celebraron reuniones y resolvieron muchas cuestiones aisladas, pero no agarraron las cuestiones esenciales. A esta reunión trajimos muchas cuestiones del pasado para consulta y resolución.

4. Para analizar una cuestión es necesario considerar la esencia y la tendencia principal

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El marxismo nos dice que para analizar una cuestión, es necesario considerar la esencia, la tendencia principal y la línea. Es decir ver si o no se construye el socialismo localmente, se opone al imperialismo a nivel internacional y se trabaja por el internacionalismo en el campo socialista. Estos tres ítems

constituyen una línea. Como miembros del Partido Comunista de China, también estamos en un partido que se opone al imperialismo y está por el socialismo y el internacionalismo. Así también son la Unión Soviética y los otros países socialistas. Estos aspectos manifiestan la esencia de la línea marxista-leninista. Podemos hacer una comparación para ver si son firmes o no. Tomemos a Tito. ¿Es firme? A mí me parece que todos los tres ítems faltan en las cosas que él hace. Él no quiere nada de antiimperialismo. Él está siempre hablando de lo bueno que es el imperialismo norteamericano y lo mala que es la Unión Soviética.

5. La unidad de contrarios y la transformación mutua

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Todas las provincias, municipalidades y regiones autónomas deben convocar reuniones cada dos meses para revisar y sintetizar su trabajo. Deben convocar pequeñas reuniones de varias personas o de una docena de personas o algo así. En el aspecto de coordinación y cooperación también deben celebrar una reunión cada dos o tres meses. Pueden ocurrir muchos cambios en un movimiento y es tanto más necesario intercambiar información. Las reuniones son con el propósito de armonizar el ritmo de la producción. El trabajo y la producción deben tener un ritmo. Una oleada viene mientras otra desciende. Esta es la unidad de contrarios de alta y baja velocidad. El avance en oleadas bajo la Línea General de echarla toda, apuntar alto y lograr mayores, más rápidos, mejores y más económicos resultados es la unidad de contrarios de alta y baja velocidad, así como unidad de contrarios de trabajo y descanso. Si hay solamente alta velocidad y trabajo, será unilateral. Si hay sólo trabajo y no hay descanso, ¡entonces cómo puede ser! Al hacer algo tiene que haber un período de ata velocidad y un período de baja velocidad. Cuando librábamos una guerra en el pasado, teníamos períodos de consolidación, reposición y descanso entre dos campañas. Sería imposible librar una campaña tras otra. Librar una guerra también tiene que tener un ritmo. La Zona Soviética Central estaba 100 por ciento bolchevizada. “Se oponían a la consolidación y hablaban de decisión, intrepidez, arrojo, resolución y atrevimiento, presionando el avance a la victoria y a hacer un ataque directo sobre Nan-Ch’ang [1].” ¿Cómo es posible esto? Las Batallas duras y el descanso y consolidación constituyen una unidad de contrarios. Esta es una ley. También son mutuamente transformables. No existe nada que no sea mutuamente transformable. La alta velocidad se convierte en baja velocidad y

la baja velocidad se convierte en alta. El trabajo se convierte en descanso y el descanso en trabajo. El descanso y consolidación y el combate duro son también así. Descanso y trabajo y alta y baja velocidad también tienen identidad. El descanso y consolidación y el combate duro también tienen identidad. Levantarse y acostarse son también unidad de opuestos. Hay un viejo dicho: “Quien ha dormido un largo tiempo piensa en levantarse.” Dormir se transforma en despertarse y despertarse se transforma en dormir. ¡Iniciar una reunión se convierte en clausurar una reunión! Una vez se inicia una reunión, inmediatamente contiene el factor de clausurar la reunión. Esto es justamente lo que Wang Hsi-feng [2] daba a entender cuando dijo: “Aunque se pusieran toldos a lo largo de mil li [500 km], nunca sería un festín permanente.” Lin Tai-yu estaba profundamente conmovido cuando se acabó el festín y los huéspedes se dispersaron. Esto era metafísica. Era ignorancia de las leyes objetivas de que cuando hay un encuentro tiene que haber separación. Wang Hsi-fang no trata de buscar el favor de Lin, pero ella dijo: “Aunque se pusieran toldos a lo largo de mil li, nunca sería un festín permanente.” Sin embargo, eso era dialéctica. Esta es la verdad. No puede ser decidido por el hombre. Debe decidirse por si es verdad o no. Luego de que se clausura una reunión, los problemas se amontonan y se transforma en iniciar una reunión. Luego de que se ha implementado la unidad por un tiempo, habrá diferencias de opinión y se transformará en lucha. Cuando surgen diferencias, la desunión comienza de nuevo. No es posible tener unidad todos los días de todos los años. Cuando se está hablando de unidad, entones tiene que haber desunión. La desunión es incondicional. Algunas veces aún no hay unidad aunque se esté hablando de unidad. Por lo tanto, es necesario hacer algo con el fin de lograr la unidad. Hablar todo el tiempo de unidad y nunca de lucha, no es marxismo. La unidad debe pasar a través de la lucha antes de que pueda lograrse la unidad. Así es en las filas del partido, de la clase o del pueblo. La unidad se transforma en lucha y de nuevo en unidad. No se puede hablar de unidad solamente sin hablar de lucha y contradicciones. La Unión Soviética no habla de contradicciones entre los dirigentes y los dirigidos. Sin contradicciones y lucha, no habría mundo, ni desarrollo, ni vida, ni nada. Hablar todo el tiempo sobre unidad puede compararse a una charca de agua estancada. Es monótono. Tenemos que romper las viejas bases de unidad y lograr la unidad sobre unas nuevas bases. ¿Qué es mejor, una charca de agua estancada o el incesante fluir de aguas corrientes del Río Amarillo? Así es el Partido y así son el pueblo y la clase. Unidad-lucha-unidad.

Entonces habrá trabajo que hacer. La producción se transforma en consumo y el consumo en producción. La producción es para el consumo. Los productores no lo son simplemente por el bien de otros trabajadores, sino que ellos mismos también son consumidores. Marx dijo que la producción implica consumo. La producción y el consumo y la construcción y la destrucción constituyen unidades de opuestos y son mutuamente transformables. La producción del país en su conjunto es para el consumo y la renovación de equipos e instalaciones en unas cuantas décadas. La siembra se convierte en cosecha y la cosecha se convierte en siembra. La siembra es para utilizar las semillas. Luego de que se siembran las semillas, se convertirán en almácigos. Si no se siembran semillas, no habrá almácigos. Luego de la cosecha, se siembran nuevas semillas. La vida y la muerte también son mutuamente transformables. La vida se transforma en muerte y las cosas sin vida se convierten en cosas vivientes. Yo planteo que de ahora en adelante se hagan celebraciones para la gente que haya cumplido más de 50 años. Esto porque la gente inevitablemente morirá. Es una ley natural. Los granos son plantas anuales. Cada año viven una vez y mueren una vez. Además, entre más mueren, más se cultivan. Si no se mataran cerdos, cada vez habría menos. ¿Quién los alimentaría? El “Diccionario Conciso de Filosofía” de la Unión Soviética se cita a sí mismo para discrepar conmigo. Dice que la transformación de la vida en la muerte es metafísica y que la transformación de la guerra en la paz es errónea. ¿Quién tiene razón después de todo? Por favor pregúntense si las cosas vivas no se transformaran a partir de cosas inertes, ¿de dónde vendrían? La tierra está compuesta de materia inorgánica y de materia orgánica. Todos los organismos vivos están compuestos de [se transforman del] nitrógeno, hidrógeno y otros 10 elementos. Las cosas vivas invariablemente proceden de cosas no vivas. Los hijos se transforman en padres y los padres en hijos. Las hembras se transforman en machos y los machos en hembras. La transformación directa no es posible. Pero luego del matrimonio cuando se engendran los hijos y las hijas, ¿no es eso transformación? La transformación mutua de oprimidos y oprimidos hace referencia a la relación entre los terratenientes y capitalistas por una parte y los obreros y campesinos por la otra. Por supuesto, por opresores queremos decir las clases dominantes, no las personas. Estamos hablando de dictadura de clase no de opresores individuales. La guerra se transforma en paz, y la paz se transforma en guerra. La paz es contraria a la guerra. Cuando no hay guerra, hay paz. Cuando estallan las hostilidades en el paralelo 38 [en Corea], hay guerra. Cuando se

detiene la guerra, hay paz de nuevo. Los asuntos militares son un tipo especial de política.La guerra es una extensión de la política. La política también es una especie de guerra. De todos modos, la cantidad se transforma en calidad y la calidad se transforma en cantidad. El dogmatismo es intenso en Europa. Ya que la Unión Soviética ha tenido fallas, la transformación es absolutamente necesaria. De igual modo, si nosotros no arreglamos lo que está mal, también nos transformaremos. Si en ese tiempo nuestra industria se convierte en la primera del mundo, posiblemente seremos arrogantes y nos volveremos rígidos en nuestra concepción. Lo infinito se transforma en finito. La dialéctica antigua se transforma en metafísica medioeval y la metafísica medioeval se transforma en dialéctica moderna. El universo es transformable. También la sociedad. El capitalismo se transforma en socialismo y luego en comunismo. El comunismo también se transformará a sí mismo. También tiene un comienzo y un fin. Con seguridad, estará dividido en etapas. Tal vez se le dará otro nombre. No será inmóvil. Si hay sólo cambio cuantitativo y no cambio cualitativo, actuará contrario a la dialéctica. No existe nada en el mundo que no pase por surgimiento, desarrollo y extinción. El mono se transformó en hombre y surgió el hombre. El desenlace final de la humanidad en su conjunto es la extinción. El hombre probablemente se convertirá en otro tipo de cosa. Par entonces la Tierra ya no existirá. El Sol se habrá enfriado. Incluso ahora el calor del Sol se ha enfriado considerablemente, en comparación con los tiempos antiguos. En el período glacial, los cambios ocurrían cada 12 millones de años. Cuando llegaron los glaciares, las cosas vivas murieron en grandes cantidades. Bajo el Polo Sur hay depósitos de carbón. Por tanto puede verse que era muy caliente allí en tiempos antiguos. En la Provincia Yen-ch’ang, fueron excavados fósiles que tenían vestigios de bambú de la Dinastía Sung. En tiempos antiguos, crecía el bambú en Yen-ch’ang. Ahora no crece allí. La cosa invariablemente tienen un comienzo y un fin. Hay sólo dos infinitos tiempo y espacio. Los infinitos están compuestos de finitos. Todos tipo de cosas se desarrollan y cambian gradualmente. Hablar sobre todo esto es para hacernos pensar y avivar nuestro pensamiento. Es muy peligroso inmovilizar el cerebro. Los cuadros dirigentes y los cuadros a nivel central, provincial, regional y distrital son todos muy importantes. Incluyendo todos los sistemas hay centenares de miles de cuadros. Ellos tienen que pensar más. Ellos deben no sólo leer obras clásicas, sino preferentemente poner sus cerebros en movimiento para avivar su pensamiento.

http://www.acgcr.org/mlm_archivos/Archivos/mtejedi01.htm

Conformación de “la lógica de las discusiones”   (1) Lenguaje: opacidad y terapéutica (deshacer las confusiones)   Con la expresión “lógica de las discusiones” intentamos reunir una serie de conceptos referidos a la argumentación que integra una diversidad de planos que se dan en las discusiones y que proponen modos de solución de conflictos y criterios para arribar a acuerdos razonables. La lógica de las discusiones estaría articulada en los siguientes ejes: 1) Lenguaje: opacidad y terapéutica (deshacer las confusiones), 2) Las cuestiones normativas y la imposibilidad de alcanzar soluciones idealmente perfectas, 3) Criterios de verdad en el universo de las cuestiones normativas, 4) Aspectos psicológicos de las discusiones: modos de presentación de las cuestiones y planos mentales

En el capítulo I titulado “Lenguaje y esquemas” tratamos de analizar las derivaciones del análisis que Vaz Ferreira realiza de nuestros usos lingüísticos entendiendo al lenguaje en dos sentidos (a) como sistema clasificatorio, es decir, como esquema porque: “las “clasificaciones que aplicamos a los seres o a los fenómenos en el lenguaje corriente son esquemas” para expresar la realidad (Vaz Ferreira, LV, 1957:214), esto es, como sistema de signos y reglas convencionales caracterizadas por su “inadecuación fundamental para expresar la realidad (en muchos casos, al menos)” (Andreoli, 1996:11) y (b) como herramienta que sirve para expresar significados y gracias a la que podemos comunicarnos.  

Sobre la concepción del lenguaje hemos partido de (a) la crítica al uso del lenguaje como esquema para desarrollar (b) la crítica a la concepción formalista, unívoca y abstracta del lenguaje de la lógica como a los procedimientos del raciocinio y (c) la crítica a los procedimientos de la argumentación entendida como arte normativo encaminado a convencer y tener éxito en las discusiones. Por último, llegamos al (d) planteo de una terapéutica de las cuestiones verbales que puede ayudar a reducir en las discusiones “el desacuerdo de origen paralogístico”. La terapéutica del lenguaje propuesta en Lógica viva implica una labor crítica gradual de los esquemas verbales que consiste en utilizar el raciocinio para argumentar, pero, empleando el criterio hiperlógico para evitar caer en falacias y el instinto empírico que nos permite adecuarnos a casos particulares para evitar oposiciones radicales y unilaterales, considerando matices, desarrollos de ideas, previendo un cambio en las circunstancias sociales, políticas e históricas en que están inmersos los individuos. Lógica viva considera a la discusión en contextos argumentativos concretos y situados en determinados procesos sociales.

Criticando los modos de pensar “esquemáticos” y “sistemáticos” que describe heredados de la lógica formal y de la retórica, Vaz Ferreira realiza un aporte significativo acerca de los usos del lenguaje en procesos argumentativos, que en diferentes circunstancias de comunicación, permitirían el logro de acuerdos y consensos relevantes. En este sentido, analizamos los fundamentos de su “lógica de las discusiones” que se encontrarían vinculados con sus ideas directrices, las cuestiones de grados y las etapas de evaluación de las cuestiones que nos permiten investigar los procesos de formación de la “validez” y de la “verdad” de los razonamientos en las “cuestiones normativas”.

Vaz Ferreira sostiene una concepción crítica al uso del lenguaje como esquema porque en Lógica viva, entiende que el lenguaje proporciona esquemas (heredados y aprendidos): nombres, definiciones, categorías conceptuales, etc. (LV, 1963:238-239) y que es utilizado como un sistema de calificaciones y clasificaciones (LV, 1963:238). Así, afirma que: “las clasificaciones que aplicamos a los seres o a los fenómenos en el

lenguaje corriente son esquemas” para expresar la realidad (LV, 1963: 238). Esta idea aparece en una conferencia sobre Nietzsche de 1920 publicada en Inéditos (tomo XX):

Las clasificaciones de la lógica y de la moral son instrumentos de acción, pero, no se adaptan estrictamente a la realidad, sino que nos sirven para obrar en ella. Son instrumentos a perfeccionar y los usamos conscientemente dándonos cuenta de su relativa inadecuación (Vaz Ferreira, Ia, 1963: 237).

En tanto las clasificaciones y los esquemas “aíslan algunas partes de una continuidad de sucesos” (Ia, 1963:239), cuando son empleados como instrumentos para pensar, describir, enseñar y discutir deben ser usados con conciencia de que reducen y simplifican la realidad.

En cuanto a la crítica a la concepción formalista, unívoca y abstracta del lenguaje de la lógica como a los procedimientos del raciocinio, Vaz Ferreira refiriéndose a la lógica formal en Lógica viva afirma que para la Lógica “la connotación de cada palabra es suficientemente precisa, fija, permanente y clara en sus límites” y que la lógica considera que hay (o que pueden ser creadas) tantas palabras como para que todos los seres puedan ser nombrados con absoluta adecuación1[4]. (LV, 1963:241). Señala:

Vean ustedes la teoría del silogismo clásico: Hay tres términos, nos enseña; combinado esos términos, estableciendo las relaciones que existen entre unos y otros, se demuestra la verdad. “Todos los hombres son mortales; Pedro es hombre; luego, Pedro es mortal”... Pero en la mayor parte de los casos prácticos, no se pueden aplicar las palabras de ese modo: “Si en el silogismo hubiera que decir “Pedro es bueno”, cómo y por qué no es forzoso que se pueda decir clara y categóricamente ni que es bueno ni que no lo es. Del Pedro de nuestro ejemplo, bueno como padre y como hijo, malo como ciudadano y como funcionario, no puede decirse ni que sea bueno ni que no lo sea; Pedro es como es; y hay que describirlo con mucho trabajo. En realidad, en bien pocos casos, podrá describirse a Pedro, a ninguna persona, con una palabra... (LV, 1963:240-241).  

  En primer lugar, la lógica hace un uso formal y abstracto del lenguaje que deja de lado el uso social e histórico (Seoane, 2003) y sólo considera aquellos enunciados en los que puede establecerse valor de verdad; solo capta dos valores (verdadero y falso), Lógica viva considera a la discusión en contextos argumentativos concretos y situada en determinados procesos sociales.

Vaz Ferreira realiza una crítica a la concepción taxonómica (ideal) del lenguaje en tanto entiende que sus reglas son exactas, pero, solo para las matemáticas o cuando pueden usarse como términos matemáticos pero no aplicarse a las cuestiones sociales o normativas (LV, 1957:218). Así, Vaz Ferreira sostiene en Lógica Viva: “en la práctica el raciocinio resulta para los hombres sumamente engañoso y falaz” (VF, 1963:243), que “el razonamiento es bueno. Pero, por sí solo no basta, en esta cuestión de casos y de grados (VF, 1963:249) y que “sería bueno que la lógica no privara a los hombres de esta forma superior de buen sentido”. (VF, 1963:179).

En síntesis, para Vaz Ferreira, en la práctica, la lógica viva se fundamenta en la crítica

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a lo ornamental, a las cuestiones de meras palabras y a lo abstracto por lo que “darnos bien cuenta” de esto nos sirve:

1º) Para estimular nuestro pensamiento, tanto en sentido positivo (acercar el pensamiento a la realidad) como en sentido negativo (destruyendo inhibiciones que no tienen razón de ser). 2º) Para aprender a evitar, a prevenir y a reconocer esas proyecciones ilegítimas, y a guardarnos de sus efectos. (VF, F, 1953:151) 2[5].

En segundo lugar, mientras la lógica hace un uso unívoco del lenguaje, en el que éste carece de ambigüedad y de vaguedad, Vaz Ferreira distingue entre el sentido literal y del sentido interpretativo de los enunciados.

En tercer lugar, mientras la lógicaconsidera al lenguaje como un sistema abstraído de su uso “psico-lógico” (Seoane, 2003) Lógica viva integra los planos no-racionales (psicológicos, no conscientes) a los racionales.

En cuarto lugar, mientras la lógica considera el razonamiento propio de un individuo aislado, universal e intemporal, Lógica viva comprende razonamientos colectivos que corresponden a profesiones, discusiones parlamentarias, el problema del divorcio, el problema de la tierra, los problemas sociales, etc., con lo que se muestra cómo a la lógica se suma una psico-lógica de la discusión colectiva, esto es, una “lógica de las discusiones”.

En cuanto a la crítica a los procedimientos de la argumentación entendida como arte normativo encaminado a convencer y tener éxito en las discusiones,

Lógica Viva no consiste en un manual que enseñe a llegar a la demostración de razones mediante la presentación de una serie de argumentos ordenados y sistematizados con la intención de probar una tesis y de refutar otra. De esta manera en la Introducción de Sobre los problemas de la tierra afirma:

No es una demostración, lo que intentaré: no voy a tratar de “probar” una teoría, por una serie encadenada de “argumentos”, ordenándolos bien y construyendo con ellos un sistema, y forzándolos, y “refutando” todo lo que aparezca en contra. (SPT, 1953:17).    

En las teorías de la argumentación convencionales, refutar equivale a una fórmula privilegiada de solución y elección que iría en desmedro de otras alternativas porque la argumentación es una operación que se apoya sobre un enunciado asegurado (aceptado) -el argumento- para llegar a un enunciado menos asegurado (menos aceptable) -la conclusión. (Toulmin en Plantin, 2002:39) Argumentar implica dirigir a un interlocutor un argumento, es decir, una buena razón para hacerle admitir una conclusión e incitarlo a adoptar los comportamientos adecuados. 

Mientras que, en general, se discute para imponer una razón o "persuadir"3[6], Lógica viva propone llegar a la verdad como ideal moral y como meta de la discusión, encontrar la verdad como acuerdo y como elección posible mediante la convicción que implica (respecto al receptor) un proceso activo, razonable y reflexivo. Así, considera las formas dialógicas de razonar en las discusiones y afirma en Lógica Viva que “Debe

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discutirse para averiguar la verdad y no con la finalidad de imponer un único punto de vista y de triunfar en lo inmediato” (LV, 1957:221). (Cursivas nuestras).

Vaz Ferreira reconoce que existe una organización discursiva canónica (orden y distribución) y un uso convencional de los términos que conviene conocer y no alterar injustificadamente. Mientras los tratados de Retórica tradicionales se refieren a las habilidades que el orador debe tener en cuenta4[7], Vaz Ferreira considera estas convenciones como necesarias de conocer para estar advertidos sobre su uso. Sin embargo, estas convenciones no son suficientes para garantizar la demostración de la “verdad” de una opinión porque, en general, las opiniones se basan en creencias difíciles o imposibles de refutar, categorías, clasificaciones, conceptos sub-discursivos, que no son totalmente racionales o conscientes. (LV, 1963:237).

En cuanto a la terapéutica de las cuestiones verbales puede afirmarse que si bien el lenguaje puede ser un sistema de clasificación de la experiencia social heredada por los individuos empleado a-críticamente, también puede constituirse en un instrumento que posibilite el entendimiento intersubjetivo. En Lógica viva, Vaz Ferreira sostiene: “...les enseño ciertas cosas, no para que las utilicen como habilidades, sino para que sepan defenderse de ellas” (LV, 1952:172).

En vez de formular nuevos argumentos, Vaz Ferreira propone “deshacer las confusiones” (PL, 1963:159) o realizar una “terapéutica del error” (Andreoli, 1993:10) por lo que entendemos que existe una concepción del lenguaje como herramienta al servicio de las discusiones sociales que nos permitiría deshacer las falacias o errores que, generalmente, cometemos cuando discutimos. Esta terapéutica consiste en realizar una labor crítica de estos esquemas o creencias que en las cuestiones normativas conducen normalmente a intentar imponer una verdad sobre otras, a considerar las cuestiones normativas como si fueran explicativas buscando una solución sin inconvenientes y no una elección entre ideas alternativas.

Cuando se trata de cuestiones normativas, Vaz Ferreira entiende que debe apelarse al razonamiento gradual (razonablismo) en el uso del lenguaje como instrumento o herramienta. En Fermentario explica esto con las siguientes palabras:

Lo que se desprende más fundamentalmente de este afincamiento moderno del sentido crítico, de esta adquisición de hábitos de análisis, de nuestra manera matizada de interpretar las fórmulas verbales, es un hecho de significación esencialmente optimista: que vamos aprendiendo a usar cada vez mejor el lenguaje; que cada vez nos dominan menos las palabras, y cada vez más las dominamos más. Al comprender que, con fórmulas verbales, no podemos en todos los casos expresar la realidad, ni transmitir nuestros estados mentales sino por aproximación, aprendemos a manejar nuestro instrumento de expresión, y éste se ha vuelto, a la vez, muchísimo menos peligroso y muchísimo más eficaz. (VF, F, 1953:144). (Resaltado nuestro).

Así, el análisis y la crítica al uso esquemático del lenguaje permitiría “deshacer las confusiones” argumentales y, por lo tanto, facilitaría un mejor entendimiento siempre que los participantes tuvieran la aptitud crítica y auto-crítica, en sus palabras “la buena voluntad” para distinguir lo que se dice literalmente de lo que pretende expresarse y estuvieran prevenidos ante la aparición de falacias, principalmente, falacias de falsa

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sistematización (pensar con una sola idea), falacia de falsa oposición (tomar lo conciliable y lo complementario por contradictorio), en la actitud de “estar antes de los hechos”, etc.

(2) Las cuestiones normativas y la imposibilidad de alcanzar soluciones idealmente perfectas  

En el capítulo referido a las cuestiones normativas y la imposibilidad de alcanzar soluciones idealmente perfectas nos referimos a (a) la definición de las cuestiones normativas y su diferencia con las cuestiones explicativas. (b) el reconocimiento de las diferencias sociales que existen cuando se aborda el tratamiento de las cuestiones normativas; al (c) tratamiento de las cuestiones normativas (etapas para la discusión) y, por último, al carácter de la (d) Acción normativa, “buena voluntad” y “acción buena” en tanto que la mayor comprensión (la razón, el análisis, los modos de pensar más amplios y más completos, la mayor crítica) regula y suaviza la acción. (LV, 1963:65).

Considerando aportes de Bergson, James y Nietzsche, Vaz Ferreira entiende legítimo poner en cuestión el carácter “verdadero” y “trascendente” de los discursos: aborda la cuestión del lenguaje como un “hecho institucional” en tanto que “para saber si algo es del caso, deberemos acudir al conocimiento y aplicación de reglas morales y sociales de vigencia general. (Andreoli, 1993:28-29). Así, discute la “teoría de la verdad” del pragmatismo de James, que en los procesos de discusión sobre cuestiones normativas como búsqueda del bien común, le permite formular un conjunto de apreciaciones acerca de la “verdad como proceso que tiende al entendimiento y al acuerdo” donde “todo es discutible”, el “ideal moral es la verdad” y la “verdad se ha de buscar directamente, y con independencia de las teorías” (Vaz Ferreira, LV, 1957:170). Distinguiendo entre el valor o alcance lógico de lo que se dice y el efecto psicológico que produce con lo que Vaz Ferreira se inserta en la tradición crítica del pensamiento sistemático impuesto tradicionalmente por la Lógica, la Retórica y la Gramática –como disciplinas que proponen una concepción taxonómica del lenguaje y, por lo tanto, una concepción ideal que no tiene capacidad de describir los hechos lingüísticos insertos en procesos discursivos ni tienen en cuenta que los términos, las palabras y los enunciados que conforman los discursos y los argumentos constituyen “instrumentos para pensar”.

Cuando Vaz Ferreira realiza el análisis de las falacias no realiza una mera enumeración de ejemplos o de casos o al simple señalamiento de los paralogismos que se cometen en los razonamientos. No se trataría únicamente de “razonar bien”, de no cometer errores, de encontrar el “raciocinio perfecto” o del deseo de volver más claro y exacto el pensamiento, por la mera eficacia de su claridad y exactitud. Sin perjuicio de eso, pero un poco más allá, nuestro autor entiende que: "Hacer nuevos argumentos, descubrir aspectos nuevos, es necesidad secundaria al lado de la esencial de deshacer las confusiones..." (Vaz Ferreira, PL, 1963:159).

¿Por qué es importante “deshacer las confusiones” (falacias discursivas y sub-discursivas) generadas en los procesos de discusión? “Deshacer las confusiones” es un concepto central en tanto permitiría entender en qué consiste para Vaz Ferreira el pensar y dialogar tomando conciencia de que generalmente nos valemos de esquemas (clasificaciones) del lenguaje y del pensamiento que, potencialmente, pueden obstaculizar el logro de entendimientos. Paralelamente, esto le conduce a realizar una consideración más comprensiva y amplia de los procesos discursivos. Esta tarea de “deshacer confusiones” en el marco de la “lógica de las discusiones” no supone un mero procedimiento formal sino que exige un comportamiento moral o ético referido al

pensar público que debe estar orientado por la preocupación hacia los asuntos que incumben a todos los ciudadanos y no motivado por una actitud egoísta. Se trata de una “actitud” que nos permitiría abordar con menos hipocresía el reconocimiento de los problemas y de las injusticias sociales y que, paralelamente, exigiría cierta disposición para ejercer la “auto-crítica” tanto como la “crítica”, la “amplitud”, la “comprensión”, la “tolerancia” y la “sinceridad” sobre los esquemas y las clasificaciones del lenguaje que usamos cuando nos comunicamos habitualmente.

Considerando, entonces, que en las cuestiones normativas es importante tener en cuenta los obstáculos discursivos (las falacias) que surgen (para “deshacer las confusiones”) respecto a la consecución de ideales "progresivos" tendientes a conformar un estado de cosas económico y social más equitativo que el actual, podríamos afirmar que el conjunto de las ideas directrices que distinguimos en la obra de Vaz Ferreira que conforma la “lógica de las discusiones” se apoya en una ética del entendimiento y del reconocimiento.

Las cuestiones normativas tratan sobre “problemas de acción” en los que se discute cómo obrar y para los que no existe solución perfecta ni deben ser evaluadas en términos de verdad o falsedad. Vaz Ferreira sostiene que: “El problema moral es el problema normativo por excelencia. El problema social, en toda su vastedad, es un problema normativo: inmenso ejemplo para nuestra lógica viva”. (LV, 1963:116).

Vaz Ferreira afirma que existe “cierta costumbre de tratar los problemas normativos “como si fueran” problemas explicativos (lv, 1963:91) y se busca para ellos “una solución perfecta, sin inconvenientes”. (LV, 1963:101). así, distingue las cuestiones normativas de las cuestiones explicativas:

Lo que interesa es dar idea de dos clases de cuestiones.