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Libro de Pedro Agustín Díaz Arenas sobre el fenómeno del subdesarrollo; causas históricas, sociales y económicas en Latino américa y específicamente en Colombia.
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Pedro Agustín Díaz Arenas
DIÁLOGO SOBRE
EL SUBDESARROLLADO GLOBALIZADO
ISBN: 958-9023-26-6
Portada: Cuadro de Débora Arango, sin título.
Ilustraciones: ALBERTO CARDENAS PATIÑO.
Autor: PEDRO AGUSTÍN DIAZ
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia.
Editor: EDITORIAL EL BUHO
Calle 54A N° 14-13 of. 101
Tels.: 2491083-2551521
Impresión: EDITORIAL CODICE LTDA.
Carrera 15 N° 53-86 Intr. 1
Tels.: 2494992-2177010
Bogotá, D.C.
Derechos reservados
1ª. Edición: 1984
2ª. Edición: 1985
3ª. Edición: 1986
4ª. Edición: 1987
5ª: Edición: 1994
6ª. Edición: 1995
7ª. Edición: 2000
8ª. Edición: 2002
Reimpresión 2004
CONTENIDO
Presentación……………………………………………. 5
Prólogo……………………………………………… ….11
Introducción……………………………………………..14
I. Cernimientos……………………………………19
II. La flecha en la nuez……………………...........33
III. La urdimbre……………………………………...51
IV. Las secuelas…………………………………….70
V. La encrucijada…………………………………110
VI. Un ensayo, verbi gratia………………….. 99
VII. Un cuento, por demás…………………… 110
PRESENTACIÓN
La sucesiva y renovada publicación del DIALOGO
SOBRE EL SUBDESARROLLO no sólo revela un éxito
editorial sino que, ante todo, constituye un acierto
académico y pedagógico en materia de ciencia social.
En efecto, cuando apareció la primera edición el tema
de subdesarrollo llamaba la atención en América Latina
y eran muchos los autores que analizaban sus causas,
naturaleza y consecuencias. En ese entonces el texto
del profesor Díaz Arenas tuvo el mérito de sintetizar una
visión del fenómeno, presentando en forma ágil y al
alcance de estudiantes que se iniciaban en el tema. Sin
embargo, los acontecimientos, económico-políticos
acaecidos durante la década de 1980, que llevaron a
instaurar la era del neoliberalismo o globalización,
impusieron el receso temático acerca del subdesarrollo.
Hasta se llegó a decir que el uso del tema obstaculizaba
los presagios de progreso proclamados para el Tercer
Mundo. El propio presidente estadounidense George
Bush, en gira imperial por América Latina, vetó el
empleo de la palabra, pues según él, era la causa del
subdesarrollo. Los medios de comunicación y manuales
escolares puestos al servicio de la ideología neoliberal
evitaban palabras como deuda externa, dependencia,
solidaridad internacional. Por el contrario, se insistía en
la apertura, la privatización, la desregulación y, sobre
todo, en el mercado, como categoría absoluta.
No obstante la moda ideológica, impuesta y a pesar del
veto terminológico, el profesor Díaz Arenas persistió en
el estudio del problema. Resultado de esto fueron las
varias ediciones que pusimos en circulación, en que se
recogían en forma de actualización el análisis de los
hechos sobrevinientes que en alguna forma afectaban
las condiciones del Tercer Mundo.
Hoy, cuando no sólo es posible hacer un balance de
más de dos décadas globalizantes sino en momentos
que las condiciones socio-económicas de América
Latina son calamitosas, el análisis con que se actualiza
EL DIALOGO SOBRE EL SUBDESARROLLO
GLOBALIZADO resulta aleccionador. Hasta podemos
afirmar que vivimos la agravación del subdesarrollo. No
en vano Juan Pablo II ha dicho recientemente que si
bien la globalización ha traído consigo ciertas
consecuencias positivas, como el fomento de la
eficiencia y el incremento de la producción, objeta que
si ella “se rige por las leyes del mercado aplicadas
según las conveniencias de los poderosos, lleva a
consecuencias negativas. Tales son, por ejemplo, la
disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos,
la destrucción del ambiente y de la naturaleza, el
aumento de las diferencias entre ricos y pobres y la
competencia injusta que coloca las naciones pobres en
una situación de inferioridad cada vez más acentuada.
La iglesia, aunque reconoce los valores positivos que la
globalización comparta, ve con inquietud los aspectos
negativos derivados de ella. ¿Y qué decir de la
globalización cultural producida por las fuerzas de los
medios de comunicación social? Estos imponen nuevas
escalas de valores por doquier, a menudo arbitrarios y
en el fondo materialistas, frente a los cuales es muy
difícil mantener viva la adhesión a los valores del
evangelio.” (Exhortación Postsinodal, Ecclesia in
América)
Consecuentemente, el texto que presentamos es
valioso instrumento pedagógico si se pretende que las
ciencias sociales cumplan la función de una verdadera
comprensión de la sociedad en que vivimos. Dentro de
este propósito el “dialogo” ha sido enriquecido con un
ensayo y un cuento. Es claro que si bien la forma
dialogada hace ágil y ameno el texto, además de
estimular en el estudiante su capacidad reflexiva, el
ejercicio de escritura y lecturas complementarias
posibilitan la educación integral. No se puede prescindir
de motivar el gusto por la literatura que, además de
cultivar el sentido estético, es también medio de
aproximarnos al conocimiento de la realidad social. Ante
el impacto que en la formación de las nuevas
generaciones están teniendo los medios audiovisuales,
se hace necesario contrarrestar sus nocivas
consecuencias con hábitos de lectura y destreza en la
expresión escrita.
Hemos recurrido a obras pictóricas de famosos artistas
latinoamericanos para ilustrar las sucesivas carátulas.
De este modo rendimos tributo a ellos y difundimos su
obra entre la juventud. Para esta edición escogimos a
Dévora Arango, a quien agradecemos la anuencia.
Esperamos que el DIALOGO SOBRE EL
SUBDESARROLLO GLOBALIZADO, tomado como
núcleo temático y recurso metodológico y
complementado con otros medios y sus
correspondientes ejercicios, sea un valioso apoyo en
instituciones que asumen con responsabilidad la
formación en ciencias sociales.
Luis José González Alvárez
PROLOGO
El dialogo catequístico que reconstruimos ha tenido
lugar muchas veces entre el profesor Didacio
Cantaclaro y muchos de sus discípulos. Al presente
texto prestó su concurso el joven Inocencio Yerbabuena
a quien consideramos representativo de su generación,
aunque con dos cualidades no comunes. Le interesa
conocer además de los Estados Unidos, el resto del
mundo. Y tiene una cierta sensibilidad social: le
preocupa no sólo si podrá ingresar a una universidad y
luego encontrar cualquier trabajo, sino el deterioro
material y moral de su país. Accidentalmente
intervienen en el dialogo el pastor Monroe Generoso y
el camarada Stalin Niño.
La ocasión para que suscitara el dialogo fueron unos
versos que el joven Yerbabuena leyera de quien había
sido su poeta favorito desde la niñez. En un soneto de
Rafael Pombo encontró lo siguiente, que no alcanzó a
comprender:
“Aturdir con el plan farandulero
De una utopía industrial que hasta los codos
Ha de inundarnos de progreso a todos:
Y a este asaltar el candelero.
Echarse a las espaldas la conciencia
Vivir de desvergüenza y fraude y robo
Yo por único Dios, Patria el bolsillo”
(Abril de 1877)
Al profesor Cantaclaro que no conocía el poema, pero
estudioso del tema del subdesarrollo, le llamaron
profundamente la atención aquellos versos por su
clarividencia y fuerza expresiva. Le aconsejo al joven
que estudiara la implantación del capitalismo industrial
en el Tercer Mundo, si quería desentrañar el sentido
histórico y social del poema. Y para fortuna de la
pedagogía, la afición poética de Inocencio le permitió al
profeso Didacio recordar las dos primeras estrofas del
único poema de Pombo que aprendió en la escuela:
“Mirringa, Mirronga, la gata candonga,
Va a dar un convite jugando escondite,
Y quiere que todos los gatos y gatas
No almuercen ratones ni cenen con ratas,
A ver mis anteojos y pluma y tintero
Y vamos poniendo las cartas primero.
Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas
Y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas”.
El autor.
INTRODUCCION
Inocencio: ¿Cuántos mundos hay?
Didacio: Hay solo un mundo estratificado en forma
piramidal.
I.: Es bien extraño. Usted niega que existe el Tercer
Mundo y, hasta, la globalización.
D.: La globalización ha sido propaganda imperial para
dominar el Tercer mundo y liquidar el segundo mundo
socialista.
I.: ¿Entonces el Tercer Mundo existe?
D.: Evidentemente, la expresión no tiene sentido
cósmico, aunque si geopolítico.
I.: ¿Cómo así?
D.: Muy fácil. Alguien con un telescopio no puede
encontrar otro planeta habitado, pero si esa persona se
dedicara a recorrer el mundo hallaría tantas diferencias
que es como si pasar por varios planetas.
I.: Entiendo, maestro. Cada vez que uno encuentra
pueblos que hablan otra lengua, que practican otra
religión o que son de otra raza, está en otro mundo.
D.: No, joven. Ese es el concepto de cultura. Lo que se
llama división del mundo en mundos se refiere a lo que
hacen los hombres, cómo trabajan ellos, cómo son
gobernadores y a organización social.
I.: Eso me confunde más, maestro.
D.: Es posible. Cuando empezamos a aprender es
frecuente que nos confundamos porque nos llegan a la
mente más datos y aparecen otras relaciones entre
ellos. Si los hechos son complejos, las ideas claras
sobre ellos resultan falsas. La verdad no siempre es
simple.
I.: ¿Todo esto quiere decir que sólo al finalizar el curso
sabré toda la verdad?
D.: No. Sostengo que aprender es un proceso que
implica dudas, confusiones, vacilaciones e incluso
olvidar.
I.: ¿Pero usted que ha aprendido por qué no me anticipa
la verdad sobre el Tercer Mundo?
D.: Imposible. Aprender significa coger y nadie coge la
verdad por otro. Además, si usted tiene paciencia y se
esfuerza, tal vez al terminar el cursillo tenga algunos
conceptos sobre lo que es el Tercer Mundo o el
subdesarrollo. Pero saber qué hacer para salir de él
resulta todavía más difícil.
I.: Según eso, ¿los países desarrollados no nos pueden
decir qué debemos hacer para parecernos a ellos?
D.: De ninguna manera. Precisamente ese proceder ha
causado subdesarrollo.
I.: ¿Cómo es posible eso?
D.: Los hombres no sólo proceden según su saber sino
de acuerdo con sus intereses. Y lo que ellos tuvieron
que hacer para ser desarrollados no es lo mismo que
nosotros debemos enfrentar para salir de subdesarrollo.
I.: ¿Eso quiere decir que ellos no fueron
subdesarrollados?
D.: ¡Bravo muchacho! Estás pensando muy bien.
I.: Pero, maestro, le ruego que no se emocione. Yo no
considero haber encontrado una respuesta sino que
añadí un problema a todos lo que he venido
acumulando. Por otra, me parece, señor profesor, que
usted complica las cosas. Esto sucede con todos los
que viven de una ciencia. El otro día, presencie una
discusión entre el pastor Monroe Generoso y el
camarada Stalin Niño y en lo único en que estuvieron
de acuerdo fue en que eso del Tercer Mundo no es
cierto. Para el pastor sólo había dos mundos: el de esta
vida y el de la otra. Según el camarada, únicamente
existía el mudo socialista y el capitalista.
D.: Todo eso es muy respetable. Pero me parece una
visión limitada. De todos modos serás tú quien decida
quién tiene la razón. Por ahora, creo que lo dicho es
suficiente como introducción al cursillo. Pienso sí
asignarle una tarea para la primera sesión. Organice en
un cuadro lo que generalmente se reconoce como
diferencias entre los países desarrollados y los
subdesarrollados. Puede considerar separadamente los
aspectos económicos, sociales, políticos y culturales.
I.: ¿Qué me recomienda consultar?
D.: Puedes empezar con los escritos de Antonio García.
I.: ¿Quién es ese señor? Sólo conozco un albañil que
tiene tal nombre.
D.: Por infortunio el sistema ha logrado que importantes
pensadores colombianos sean olvidados por las nuevas
generaciones. Antonio García tiene el mérito de haber
sido quien primero habló de subdesarrollo, mejor,
estableció que existían países subcapitalistas. Puedes
entonces consultar sus obras “BASES DE ECONOMIA
CONTEMPORANEA” y debes leer “DIALECTICA DE LA
DEMOCRACIA” y “ATRASO Y DEPENDENCIA EN
AMERICA LATINA”
I. CERNIMIENTOS
Tarea
Diferencia entre países desarrollados y
subdesarrollados.
Aspecto Económico
Desarrollados Subdesarrollados
-Industrializados -Incipiente industrialización
-Exportadores de maquinaria
-Exportadores de materias primas
-Prestamistas -Deudores
-Producción variada
-Mono cultivadores
Aspecto Social
Alto ingreso per cápita
Bajo ingreso per cápita
Baja mortalidad infantil
Alta mortalidad infantil
Desempleo subsidiado
Desempleo y subempleo
Integración Marginación
Nutrición Desnutrición
Aspecto político
Colonizadores Colonizados
Aspecto cultural
Instrucción común
Analfabetismo
D.: Observo que hiciste bien el trabajo; pero lo
desarrollaste parcialmente.
I.: Tan sólo, maestro, conseguí información relativa a lo
económico y lo social. Muy poco se dice de la cultura y
la política de subdesarrollo. Pienso que el subdesarrollo
no tiene que ver con esto.
D.: De ninguna manera. Lo que sucede es que el
subdesarrollo se consideró inicialmente como un
problema pasajero y limitado a lo socioeconómico. De
ahí que los estudiosos iniciales fueran economistas y
sociólogos. Pero recientemente ante el peso de los
hechos, se descubrieron sus aspectos culturales y
políticos. No es además lógico que algo con
características socioeconómicas no tenga rasgos
políticos propios. Si tú hubieras consultado fuentes de
información más especializadas hubieras podido
completar el cuadro, así:
Desarrollados Subdesarrollados
Aspecto político
Estabilidad Golpes de estado o estados de sitio
Civismo Militarismo
Autodeterminación Invasiones, presiones, desestabilización
Participación electoral
Clientelismo
Aspecto cultural
Autenticidad Alienación
Información crítica Información manipulada
Nacionalismo Metropolitanismo
I.: ¿Eso quiere decir que el subdesarrollo alcanza todo?
D.: Evidentemente, el subdesarrollo es un fenómeno
global. Es un tipo de sociedad dentro de la que las
instituciones y los individuos, lo material y lo espiritual,
el día y la noche resultan afectados. Por esto al
estudiarse sus causas no se puede ser simplista.
I.: ¿Acaso, también se discute sobre las causas del
subdesarrollo?
D.: Sí. Son varias las tesis que se han elaborado. Claro,
de acuerdo con los intereses de cada quien.
I.: Explíqueme, maestro, teoría por teoría.
D.: Bueno, quienes sostienen el determinismo
geográfico, se fijaron en la distribución de los países en
el globo terráqueo y comprobaron que los
subdesarrollados estaban dentro de la franja tropical y
los desarrollados en la parte norte. Sin embargo, no se
quedaron en la comprobación sino que buscaron
explicaciones. La ferocidad del trópico, dijeron, es
aparente, porque la explotación agrícola empobrece
rápidamente las tierras pobres en capa vegetal.
Además, el carecer del ciclo estacionario (primavera,
verano, otoño, invierno) impide la recuperación de las
energías vitales en el orden vegetal, animal. Ese eterno
verano produce aletargamiento en la psicología
humana, agregaron.
I.: Entonces ¿no tenemos nada qué hacer? Porque,
dado que no podemos cambiar el clima ni trasladar el
sol, estamos condenados al subdesarrollo. Bueno…
Se me ocurre algo. Deberíamos preparar las
emigraciones de todos hacia climas más propicios.
D.: Bien. A eso no le veo sino algunos inconvenientes.
Los Latinoamericanos tendríamos que esperar que los
Estados Unidos resolvieran el problema del desempleo
y eliminaran sus prejuicios raciales. Pero, es muy
probable que cuando estén llegando a Miami los últimos
lotes de latinos, los primeros emigrados estén cruzando
el Pacífico hacia el Japón, por ejemplo. Para pensar
esto, no haga sino seguir el sentido de progreso a través
de la historia del hombre, en la dirección este-oeste.
Así: Egipto→Grecia→Roma→España→Inglaterra→Es-
tados Unidos→. Llegará un día en que el círculo se
cierre. No sé por qué Estados Unidos, como única
excepción de la historia, sea un imperio que no se
derrumbe. Aunque habría otra posibilidad. Que los
latinoamericanos, por comodidad ante la invasión latina,
se trasladen a nuestro sur.
I.: En ese caso se invertirían las cosas. El sur sería
desarrollado y el Norte Subdesarrollado. Al fin y al cabo,
los gringos son de raza superior.
D.: Veo que tú te encargas de darle el golpe final al
determinismo geográfico. Pero lo substituyes por otro
no menos infundado y odioso.
I.: ¿Cómo así?
D.: Pretender que hay razas superiores es aceptar el
determinismo étnico, o menos elegantemente, ser
racista. Lamento en el alma que haya aún rezagos del
fascismo. Que Hitler esta reencarnado en espíritus
jóvenes. Esas ideas no sólo son peligrosas sino
refutables éticamente.
I.: Excúseme maestro. No me creía tan malvado. Sí he
visto algunas películas sobre Hitler y las masacres de
judíos, pero no tengo ninguna simpatía por nada de eso.
Por el contrario, me repugna.
D.: Usted me hace caer en la cuenta de que el fascismo
no se manifiesta siempre de la misma manera. El actual
puede no ser tan brutal, pero sí se inocula para buscar
efectos sociopolíticos nocivos. Es más, puede haber
gentes sanas mentalmente y sin tacha moral en quienes
el moderno fascismo biónico y televisado influye. Es
probable que en la disparatada ocurrencia sobre el
intercambio de pueblos americanos, el Sur se
convirtiera en desarrollado. Pero la razón no radicaría
en la superioridad intelectual o física de los americanos
del Norte sino en que traerían su experiencia, su
tecnología, su organización, en una palabra, su cultura
en nivel de industrialización. Nuestro atraso es
circunstancial. ¿Acaso en una época los bárbaros no
eran los del Norte? ¿España no fue el centro del
mundo? Los incas alcanzaron un alto grado de
civilización. No se crea que, constituyendo la única
excepción de la historia, el imperio norteamericano es
eterno.
I.: Basta, maestro, es claro. Acepto su punto de vista.
Pero aunque los latinoamericanos, estamos bien
dotados, lo cierto es que somos muchos. Eso de la
explosión demográfica sí es la causa de nuestro
subdesarrollo. Piense que aún de tarzanes se puede
saturar la rica selva.
D.: La explosión demográfica tiene que ver con el
subdesarrollo. La industrialización, como uno de sus
primero efectos sociales, genera un crecimiento
desmedido de la población. Pero en la medida en que
los niveles de vida mejoran, las tasas de crecimiento de
la población disminuyen. De esta manera ocurrieron las
cosas en Europa. Es más, en general, el problema
demográfico de los países desarrollados es que la
población no crece al ritmo que socialmente se espera.
Es lo mismo que ocurre al interior de un país
subdesarrollado con sus clases pudientes.
I.: ¿Usted afirma que la explosión demográfica no es
causa sino efecto del subdesarrollo?
D.: Evidentemente. ¿Qué pasa entonces, si de una
enfermedad no se atacan las causas sino los efectos?
I.: Que el mal no se cura. Tal vez el enfermo se alivia un
poco si le bajan la fiebre; pero uno se puede morir sin
tener fiebre.
D.: Eso es así. Las campañas más efectivas de control
han reducido un tanto las tasas de crecimiento de la
población. Algo así como del 3.5% al 2.5%; pero no al
nivel demográfico de los países desarrollados. Hasta
ahora ningún país ha salido del subdesarrollo porque la
población descienda. Ni siquiera se puede establecer la
correlación disminución de la población= mejoramiento
del nivel de vida.
I.: Entonces ¿a qué se debe tanta propaganda al control
natal?
D.: Ante una enfermedad que puede curarse con
píldoras o con intervención quirúrgica, la gente prefiere
lo primero. Como los que usufructúan el subdesarrollo
(burguesía metropolitana y pseudoburguesía
doméstica) se plantean el dilema: dolorosa cirugía
socioeconómica o cómodo control natal. Prefieren esto
último.
I.: ¿Esto significa que lo demográfico no se puede
regular a voluntad de los hombres?
D.: No. Lo que quiero decir es que las tasas de
crecimiento de la población no se manipulan como la
salida del agua de un grifo: torciendo la llave hacia la
derecha o hacia la izquierda. La población crece o
decrece a partir de condiciones socioeconómicas que el
hombre crea. Un estado que alfabetiza, asegura
condiciones materiales mínimas y vincula la población a
un propósito nacional, puede y debe tener un plan
demográfico.
I.: ¿Qué se propone ese plan?
D.: En algunas circunstancias que la población
aumente, en otras que disminuya. Eso depende de las
disponibilidades de recursos, de la extensión territorial
o del estadio económico en el que se esté. Si en muchos
países del Tercer Mundo se produjera el “despegue”
económico, el problema, sería carencia de gente.
I.: Un país subdesarrollado jamás podría buscar que u
población aumente. Si el subdesarrollo implica bajos
ingresos per cápita, al disminuir la población
aumentarían los ingresos.
D.: Aquí has enunciado de nuevo otras de las teorías
sobre el subdesarrollo. Es el punto de vista del
formalismo estadístico. Aunque esta escuela utiliza
varios indicadores, al que más recurre el al del ingreso
per cápita. Se dice que en un país desarrollado cada
persona recibe más de 7.000 dólares al año; en cambio,
en el Tercer Mundo la cifra es inferior a los 3.000
I.: Este criterio me parece muy técnico.
D.: Como operación matemática el resultado es exacto,
puesto que el ingreso per cápita es el resultado de
dividir el ingreso nacional total por el número de
habitante de cada país.
I.: ¿Y que tiene esto de incorrecto?
D.: Que no es sino una relación matemática. Para que
correspondiera a la realidad debería haber igualdad
social en cada Estado. Lo grave es que en el Tercer
Mundo las cifras sobre ingreso están mucho más
distantes de los hechos que en el mundo desarrollado.
Decir que en Venezuela el ingreso per cápita es de
3.000 dólares significa en la realidad que unos pocos
venezolanos reciben esta cantidad multiplica por 1.000
y muchos dividida por 100.
I.: Es increíble cómo se engaña a la gente y cómo se
trabaja sobre datos falsos.
D.: Agrego, joven estudiante, que no es la única
imprecisión de los cientificistas del desarrollo. En una
época pregonaban que el subdesarrollo se debía a la
falta de técnicos. Hoy vemos en varios sectores y en
muchas regiones exceso de técnicos y el subdesarrollo
subsiste, haciendo muy difícil la vida de esos mismos
técnicos. Hubo también quienes afirmaron que el
problema radicaba en que la clase media era inexistente
o muy exigua. Actualmente la clase media crecida
parece hacer acrecentado el subdesarrollo. La última
tarjeta que han sacado es la cibernética. De ello lo que
más se puede esperar es que el subdesarrollo quede
programado hasta en sus más mínimos detalles. Para
conocerlo no habrá que buscarlo en libros, aparecerá
en pantalla.
I.: Menos mal maestro que usted dejó de hablar en
serio.
D.: Está bien que tú tengas una actitud psicológica tan
sana, así sea en detrimento de la realidad y del lúgubre
futuro. Eso facilita el alegre vivir en el Tercer Mundo.
I.: Los pobres en nada mejoramos nuestra situación si
nos desesperamos.
D.: Distingamos. El subdesarrollo no implica que toda
su gente esté en la penuria. Hay unos pocos que
poseen muchísimo y algunos que tienen algo. Estos
tienden a per psicológicamente miembros de
sociedades en decadencia.
I.: ¿Cuál es la psicología de la decadencia?
D.: La de los romanos a partir del siglo II. En esa época,
como ahora, florece el hedonismo, la corrupción, la
indisciplina, la molicie y la imprevisión. ¡Qué sabroso!
Pero nosotros no podemos ser decadentes porque no
tenemos de dónde caer.
D.: ¡Ah! Esa es la paradoja del subdesarrollo.
Decadentes sin haber sido grandes. Decrepitud en la
adolescencia.
I.: ¿Por qué?
D.: La explicación es histórica, la interpretación
estructural.
I.: Eso es complejo.
D.: Si. Aplacemos ese análisis para otra sesión.
Mientras tanto, trata de representar gráficamente la
estructura del mundo actual. Ubica en un esquema las
partes de nuestro mundo.
II. FLECHA EN LA NUEZ
I.: He aquí mi visión del mundo en ascenso
escalonado.
D.: Observo que acogiste el punto de vista de la
sociología norteamericana y lo acomodaste a tu ingenio
representativo.
I.: Espero los reparos. Ya estoy habituado a las ácidas
reacciones críticas de los maestros de las ciencias
sociales.
D.: Dado que quieres almíbar para tu oído, te digo que
el grafico es tan bueno que para alcanzar la perfección
sólo te falta que se señale la fecha en que,
sucesivamente, soviéticos, latinoamericanos, asiáticos
y africanos están llegando a la paradisiaca sociedad de
consumo. El cuadro podría parecer de Miguel Ángel si,
como culminación del último peldaño, se pasa al reino
de los cielos. Algo así:
I.: Veo que usted es enemigo del progreso.
D.: El progreso no se puede desconocer. Pero no hay
que confundir el progreso con el desarrollo y el atraso
con el subdesarrollo.
I.: Me sorprende con esto.
D.: Progreso y atrasado han sido una constante en toda
la existencia de la humanidad. Llamamos progreso al
hecho de que ciertos pueblos acceden primero que
otros a los bienes materiales y espirituales. Así pues,
siempre ha habido, hay y habrá pueblos avanzados y
atrasados. Es de la naturaleza de las relaciones inter
pueblos el atraso y el progreso. Además a veces es
difícil, por la subjetividad que implica calificar el
progreso, determinar si quienes acceden a algo en
realidad están retrocediendo o progresando. No se
puede calificar de progreso el que los norteamericanos
hayan antecedido a los latinoamericanos en el consumo
masivo de estupefacientes.
I.: Y entonces ¿qué es el subdesarrollo?
D.: Este, por ser un fenómeno histórico, esto es,
circunscrito a una época, podemos concretarlo.
Sabemos con precisión cuándo se produjo y dónde. Y
no siendo un estado natural de las sociedades,
constituye de por sí una situación patológica.
I.: ¿Es algo similar a lo que ocurre en la vida de los
seres?
D.: Pues sí. De un niño que tiene 7 años podemos decir
que está atrasado con respecto a su hermano de17.
Como el atrasado, en circunstancias normales, se
recupera con el transcurso del tiempo, el atraso de por
sí no es un problema. Pero aun reconociendo las
situaciones de atraso negativas, éstas no generan
estados dramáticos y resultan fácilmente superables.
En el caso por ejemplo, de un niño de 13 años que está
en el mismo curso que sus compañeros de 12. Eso no
es una fatalidad para su futuro. La naturaleza y los
efectos de subdesarrollo son otros. Aquí se trata de
alteraciones estructurales y funcionales graves en el
orden vital. Del niño de 7 años que no habla ni se
desplaza por perturbación fisiológica o deformaciones
anatómicas no podemos decir simplemente que está
atrasado. Es subdesarrollado y muy posiblemente
quedará subdesarrollado.
I.: Se me ocurre algo que me puede ayudar a diferenciar
la situación del atraso del estado de subdesarrollo.
D.: Muy bien.
I.: El subdesarrollo es, pues, una atrofia.
D.: Puede ser también hipertrofia. Como la figura que
encontré en una revista médica.
I.: ¿Qué puede causar tales estados en las sociedades?
D.: La endemia del subdesarrollo la generó la revolución
industrial o capitalismo moderno.
I.: De la revolución industrial estoy informado. Me
interese por el tema desde cuando leí Los bienes
terrenales del hombre, de Leo Huberman. Lo que
desconozco son sus efectos negativos en otros países.
D.: Para refrescarte tus conocimientos te voy a leer una
magistral síntesis de Mijailov, que aparece en la
introducción a su Revolución Industrial.
En el siglo XVIII, el hombre no conocía ni la utilización
del vapor, ni de la electricidad, no había ferrocarriles ni
vapores. Los tejidos para las ropas se elaboraban a
mano. En la agricultura, durante siglos y siglos se
emplearon el pico y la pala, la azada y el arado de
madera. Había muy pocas ciudades grandes. La
mayoría de la gente vivía y trabaja en las aldeas. En
muchos países, el pueblo estaba privado de todo
derecho político. Los reyes y los duques, los
emperadores y los zares, apoyados en la rica
aristocracia, ejercían un dominio absoluto. Explotaban
sin piedad a los trabajadores. Los países mantenían
escasas relaciones, si bien el comercio existía ya desde
siglos y milenios: lo conocieron la Grecia y la Roma
antiguas, así como Egipto, Babilonia, Asiria y Fenicia,
Estados que existieron hace 5.000 años.
Como en la antigüedad, había guerras sangrientas en
las que con frecuencia se empleaba el arma blanca.
Lo más característico en el proceso de producción, es
decir, en el proceso de fabricación de los objetos
indispensable para el mantenimiento de la vida humana,
era el dominio absoluto del trabajo a mano, casi sin
maquinas.
Si un habitante de la antigua Grecia deseaba comunicar
algo a su vecino o conocido, escribía una carta y un
criado la llevaba a caballo, informándose
constantemente acerca del camino, pues se carecía en
absoluto de mapas y de indicaciones. Tres mil años
después, el habitante de Inglaterra o Alemania tenía
que proceder casi de la misma manera, pues tampoco
existía el telégrafo, ni teléfono, ni el ferrocarril. La gente
no conocía otro alumbrado que la tea o la vela.
Y de súbito, inesperadamente para los
contemporáneos, todo cambió. El trabajo manual fue
sustituido por la máquina. El lugar del artesano y
maestro lo ocuparon el capitalista y el obrero. En vez del
taller, apareció la fábrica. La vieja aristocracia feudal
cedió su lugar a la nueva clase: la burguesía.
Aparecieron los ferrocarriles, los vapores, los potentes
motores, las maquinas complejas y se erigieron grandes
urbes. En algunos países se produjo la revolución
industrial. Sus resultados se fueron reflejando en todos
los países. Pero en tanto que a unos Estados les reportó
el progreso técnico y aceleró la formación de las nuevas
relaciones burguesas, a otros trajo la ruina, la
esclavitud, la perdida de la independencia por largos
años.
I.: No entiendo cómo algo bueno de por sí, un progreso
indiscutible, puede producir malos efectos en algunos.
D.: Como todo. La penicilina fue una revolución en la
medicina, pero inyectada desmedidamente causa más
daños de los que remedia. La revolución industrial
implicó madurez y mejoramiento para las sociedades
donde tuvo origen. Europa Central o el núcleo industrial
hicieron tránsito de un modo avanzado de sociedad
mercantil a otra industrializado.
Cualitativamente hablando, hubo mejoramiento y
cuantitativamente, crecimiento. Ese crecimiento fue
gradual y armónico. Aquellos países, no teniendo polos
competitivos fueron perfeccionando paso a paso su
tecnología. Aun en la tardía industria automovilística
observamos ese avance escalonado.
La armonía resultó de haber sido la revolución industrial
un proceso apoyado en sólidos presupuestos culturales
(calvinismo), social y económicos (acumulación); de
haberse manifestado, por naturaleza, como fenómeno
global. Ciertamente hubo crisis inicial pero fue tan sólo
un problema de acomodamiento, como la crisis de quien
pasa de la adolescencia a la edad adulta.
Si hablamos de revolución industrial no es para
desconocer la precedente revolución agrícola y la
concurrente revolución del transporte.
I.: Pero el crecimiento no ha sido ajeno al Tercer Mundo.
D.: Evidentemente. Sin embargo, nuestro crecimiento
es disparejo e irregular. De golpe nos hallamos ante
técnicas o maquinas como descargadas de las nubes.
Esto origina nocivas consecuencias materiales y
psicológicas. Si nos detenemos a observarnos
descubriremos esos cuerpos deformes que son
nuestras sociedades, hipertrofia urbana, raquitismo
cultural, macrocefalia social y anemia productiva.
I.: ¿Cómo se explica esto?
D.: La industrialización entre nosotros no ha sido un
fenómeno que el medio haya generado sino el efecto
tardío y condicionado de lo que sucedió en el núcleo.
No es lo mismo el fruto que crece en su medio natural
óptimo que aquél producido en ambientes artificiales y
mediante ingredientes de laboratorio.
I.: ¿Esta es la única razón?
D.: No. Hay que tener en cuenta que nuestra
industrialización no sólo es refleja sino que, desde un
comienzo, quedó atada. Resultó una industrialización
tardía y dependiente.
I.: Pero esto de la dependencia no tiene nada de malo.
Al fin y al cabo los menores deben depender de los
adultos como condición indispensable para formarse y
adiestrarse.
D.: Se debe diferenciar una situación de otra. Los
adultos dentro de los pasos previsibles deben dejar su
lugar a los hijos. En la actual estructura del mundo, nada
indica que los países desarrollados cedan su
preeminencia hegemónica, por el contrario, la distancia
subordinante entre el mundo desarrollado y el
subdesarrollado se acrecienta. Por otra parte, la
relación de dependencia imperial es por naturaleza
depredadora y expoliadora.
I.: Según esto, ¿usted no está de acuerdo con el grafico
del proceso escalonado que le traje como tarea?
D.: Te reitero que no. Resulta difícil superar el mito del
progreso simétrico, despegarse de la utopía
consumista. Te propongo algo más simple como figura,
pero más complejo en su significado.
El círculo del centro representa el núcleo o conjunto de
países que, ubicados en el mismo medio geográfico, e
identificados con una misma cultura, hicieron la
revolución económica (industrial) y la revolución política
(demo liberal) en el siglo XIX. El segundo círculo
corresponde a los países que estando en la misma
situación geográfica y perteneciendo a la misma cultura
europea, llegan al siglo XIX sin haber hecho ni la
revolución económica, ni la política. El tercer círculo de
la figura, el de la periferia, representa al resto de países,
esto es, a los que estando por fuera del contexto geo
cultural del núcleo, al llegar la segunda parte del siglo
XX no habían hecho la revolución económica y politica
moderna.
I.: En concreto ¿Dónde coloca cada uno de los países
dentro de los respectivos círculos?
D.: Por las limitaciones de espacio y tiempo, ubico los
más representativos.
I.: Me surgen varias dudas. En su definición de núcleo
no caben los Estados Unidos dado que están por fuera
del territorio europeo.
D.: Si bien ellos no comparten el mismo territorio con
Europa, unos y otra se han desarrollado en un medio
topográfico y climático muy similar. Los emigrantes
anglosajones encontraron en el norte de América una
tierra que no les era extraña. Además, y esto es lo más
importante, los Estados Unidos como cultura son una
prolongación de la europea.
I.: La América Latina sí no es del tercer círculo porque
nosotros somos también una prolongación de Europa.
D.: En parte tienes razón, en cuanto a de que los tres
continentes de la periferia, la América Latina es el único
que culturalmente tiene componente europeo. Pero no
es lo mismo decir que nuestra cultura tiene un elemento
europeo que afirmar su naturaleza europea. La cultura
latinoamericana es el resultado de tres componentes –
el indígena, el europeo y el africano que se conjugaron
en lo étnico, lo religioso y lo lingüístico. Y desde el punto
de vista geográfico nos correspondió un medio tropical-
andino, muy disímil al europeo.
I.: Pero la Argentina sí es Europa.
D.: Los argentinos llegaron a convencerme de eso. Yo
también lo creía hasta marzo de 1982.
I.: ¿Qué revelación sideral le hicieron a usted en esa
fecha?
D.: Ninguna. Simplemente reflexione sobre el
significado geopolítico de la guerra de Las Malvinas,
que tuvo lugar por aquellos días.
I.: Aún tengo algo que precisar. ¿Dónde ubicar a Nueva
Zelandia, Australia o Israel?
D.: Australia y Nueva Zelandia fueron lo que los
europeos llamaron colonias de población, esto es,
territorios a donde emigraron los anglosajones
masivamente. Lo mismo que en los Estados Unidos no
se mezclaron con los débiles grupos nativos. Prefirieron
exterminarlos. Y las condiciones del medio son
similares a la de Europa. Sobre esas bases son hoy
países desarrollados. Hacen parte del núcleo. En
cuanto a Israel, no es sino un experimento político de
laboratorio que patrocinaron los británicos. Se creó un
Estado-Nación con el concurso del núcleo de gente,
técnicas y dinero. Para hacerse a un territorio
desalojaron a los palestinos.
I.: Estoy convencido de que los judíos eran gente sin
techo, errantes por el mundo, desposeídos de sus
propiedades por los palestinos.
D.: Basta. Veo que tú estás más preparado para escribir
el catecismo sionista que para captar todo el drama del
Tercer Mundo.
I.: Maestro, le pido que tenga paciencia. Casi todo lo
que sé de Israel lo he leído en el diario El Eterno. Allí
escribe un señor que fue embajador en Israel y sabe
mucho de los judíos.
D.: Si, sabe mucho. Y sabe de todo. Es el mismo que
dice que la CIA no existe. Es un caso curioso. La
mayoría de las compañías pagan para que la prensa las
haga conocer. En este caso, la CIA paga para que no la
conozcan.
I.: No sé de qué está usted hablando, maestro
Cantaclaro.
D.: Sí. Ya hemos trabajado hoy suficiente. Te pido…
I.: Excúseme. Le propongo que me permita como tarea,
mejorar los círculos que usted hace.
D.: Me agradaría.
III. URDIMBRE
I.: Aquí esta lo que hice:
D.: No hay duda que mejoraste los círculos. Les diste
vida.
I.: ¿Es necesarios explicarlos?
D.: No. Hablan por sí solos.
I.: ¿Piensa usted entonces que la figura nos sirve para
entender la historia de la dominación del mundo
occidental sobre los otros pueblos?
D.: De ninguna manera. Lo que dibujaste sólo tiene
validez a partir del siglo XIX: desde la revolución
industrial. Si tú quieres representar la relación de
Europa con los otros continentes durante los siglos XVI,
XVII y XVIII, tendrías que recurrir a una figura como
ésta. Mejorándola, claro.
Europa
D.: Al rectángulo central que representa Europa se
aproximan otros cuatro que representan a los otros
continentes. Ese contacto tornó por punto de partida el
conocimiento que ya en el siglo XVI se tuvo del mundo
en su totalidad. Sobre esa base, Europa emprende una
tarea de aproximación de los otros continentes. Sin
embargo, la penetración europea en términos
generales, fue muy superficial. Prácticamente el único
continente que logró involucrar en su esfera fue
América. Y en este caso, con manifiestas limitaciones
de comunicación y monopolización (ibérica). La
América del Sur fue integrada a España no a Europa.
I.: Por eso usted coloca el rectángulo central
penetrando más en el de América que en los otros; pero
sin que la penetración llegue a ser superposición total.
D.: Claro.
I.: No entiendo por qué Europa, habiendo estado tan
próxima al África, no la colonizó en esa época.
D.: Al África del norte, de cultura musulmana, no la
domino porque no podía. Europa carecía entonces de
la superioridad técnica y bélica para imponerse. El
África negra no le interesaba porque viviéndose la era
mercantilista, cuyo fundamento económico era la
acumulación de metales preciosos, allá no había oro y
plata. O mejor: los metales preciosos no habían sido
extraídos y laborados aún.
I.: ¿Y el Asia?
D.: A Europa le interesaba mucho el Oriente, por su
civilización legendaria, sus especies naturales y la
calidad de las manufacturas: vajillas, sedas, armas,
aderezos, etc. Pero no tenía la capacidad material y
organizativa para dominar a los pueblos asiáticos. Sólo
a finales del siglo XVIII Inglaterra logra penetrar en la
India.
I.: ¿Por qué pone en contacto a África y América?
D.: A causa del significativo aporte humano y cultura de
África a nuestra América. Europa, dentro de su política
mercantilista, acudió al África para extraer esclavos con
destino a América.
I.: Esto contradice su afirmación anterior. Ahora
sostiene que Europa si buscó al África.
D.: Se puso en contacto con el África pero no penetro
en ella. Le basto dotar a las tribus de la costa occidental
de los medios (armas y organización) para que ellas
dominaran a otras. Las tribus guerreras emprendían
expediciones, hacían prisioneros y se los vendían a los
traficantes de esclavos por pacotilla.
I.: No estoy de acuerdo con que Australia la represente
tan al margen del rectángulo central. Usted ya me dijo
que los ingleses se trasladaron masivamente allí para
fundar colonias.
D.: En la época a que se refiere la figura, los británicos
sólo utilizaron a Australia como pequeña colonia penal.
I.: Viendo el conjunto, uno puede pensar que Europa no
era el centro de un sistema mundial.
D.: Así es. Aquí no puedes representar a Europa como
un sol.
I.: Se me ocurre entonces que la figura que estudiamos
hoy fue el embrión de la que vimos en la ocasión
anterior. Los que eran simples elementos en contacto
se convirtieron en una unidad compacta, perfectamente
estructurada. Trato de relacionar esto con ciertas
figuras que he visto en los libros de biología o de física.
D.: Es correcto. Si observamos el rectángulo central
(figura izquierda) y el círculo núcleo (figura derecha)
podemos decir que en cuanto la revolución industrial y
la revolución demo liberal, fueron apareciendo en
Europa, el rectángulo central se fue convirtiendo en
círculo núcleo. Súbitamente, o poco a poco, según la
referencia temporal, los rectángulos externos, que solo
tenían un roce superficial con el centro, fueron
absorbidos por éste, a la manera de un remolino.
I.: Me interesa mucho todo este proceso absorbente y
satelizante.
D.: Para comprender cabalmente es necesario tener en
cuenta varios momentos: la formación del núcleo, la
expansión del núcleo hacia el mundo exterior y su
transformación en periferia, la situación actual de los
países periféricos. En cuanto a lo primero, ya lo
analizamos al aludir a la revolución industrial, y a la
revolución política. Solo hay que añadir que tanto uno
como otra tuvieron un punto generador: Inglaterra para
la económica y Francia para la política. En razón de la
identidad territorial y de la identidad cultural, el germen
revolucionario se extendió, como en su medio natural,
hacia los otros países de Europa Central y luego hacia
Norteamérica.
I.: Esto más o menos lo había captado. Lo que sí
desconozco es la situación socioeconómica de los
países que no iban a ser núcleo.
D.: Hay que distinguir entre los países del Segundo
Mundo y los del Tercer Mundo.
I.: Me parece que como el curso versa sobre el
subdesarrollo podemos prescindir de lo relativo al
Segundo Mundo. Algo he leído de la decadencia
española en los siglos XVIII y XIX. Y más o menos
conozco la historia rusa antes, durante y después de la
revolución. Es muy fácil conseguir literatura sobre este
tema.
D.: Tienes razón. Yo añadiría que lo del Segundo
Mundo, su situación de atraso y las respuestas que has
encontrado para superarlo, es tema de todo un curso.
Es mucho lo que hay que estudiar para analizar la
revolución soviética de 1917, por ejemplo.
I.: Se me ocurre algo más. Si bien África, Asia y América
Latina están dentro de la misma estructura de
dominación, lo que los hace del Tercer Mundo, sin
embargo, el proceso de satelización y su situación
periférica es específico en cada caso. Esto me hace
pensar que nos debemos concretar a la América Latina.
D.: Comprendo tu premura por conocer lo que
directamente no atañe. Pero no sobra saber que el
África negra, al ser colonizada por ingleses y franceses,
se encontraba en el estadio de sociedad tribal y el Asia
conocía civilizaciones milenarias.
I.: Esto quiere decir que se justificaba la colonización del
África pero no del Asia.
D.: De ninguna manera. No hay cultura superior a otra.
I.: ¿Cómo así? De nuevo hace usted una afirmación que
me deja confundido.
D.: La cultura, antropológicamente hablando, es una
relación del hombre con el medio en que vive. De esta
manera cada cultura es el complejo de elementos
materiales y espirituales que le permiten a un pueblo
vivir en un espacio y en una época.
I.: Esto quiere decir que las tribus tenían cultura.
D.: Claro que sí. Cada tribu africana tenía su lenguaje,
sus creencias, sus herramientas, sus armas, etc.,
suficientes para vivir en su propio medio. Otra cosa es
que los europeos, prevalidos de sus armas y
organizaciones, los pudieran someter a su yugo
fácilmente. Al ser destruida la cultura tribal quedaron los
indígenas en la penuria material y en la miseria anímica.
I.: Exactamente lo que sucedió en América con la
llegada de los españoles.
D.: Sí y no. A través de la historia ha habido varios tipos
de colonización. Entre la colonización española del siglo
XVI y la anglo francesa del siglo XIX existe toda una
gama de diferencias en cuanto a naturaleza, medios,
funciones y fines.
I.: No me parece útil la distinción. Aquí confirmo la
tendencia de los académicos a encontrar esguinces, a
hacer distinciones, es una gimnasia.
D.: Te pido el favor de que no anticipes conclusiones.
Primero reflexiona sobre lo siguiente: la colonización
que produjo el subdesarrollo fue la industrial. La
colonización española de América Latina la podemos
considerar como parte del fenómeno histórico de fusión
de pueblos y culturas. Durante tres siglos (XVI, XVII y
XVIII), españoles, indígenas y negros se fundieron,
dando lugar a una raza mestiza, a una nueva cultura.
Ciertamente eso no se hizo a las buenas. El estado
español ejerció dominio imperial sobre las colonias de
América. Al declararse la independencia, el aparato de
dominación política extranjera se retiró, pero quedó una
entidad étnica, religiosa, lingüística, con personalidad
propia. Ese nuevo ser del género humano se bautizaron
más tarde con el nombre de América Latina.
I.: Veo que usted reivindica lo hispánico, en
contraposición con lo que enseñan en las escuelas y
divulgan los periodistas.
D.: Y también lo indígena y lo africano que tenemos.
Nosotros no podemos hacer otra cosa. Lamentarnos de
nuestros ancestros es alienante; pretender modificar a
estas horas nuestro origen equivale al suicidio cultural.
Así como el hijo que nace de un apareamiento irregular,
por más reprobable que hubiesen sido las
circunstancias en que fue concebido, nosotros no
podemos negar a quienes nos parieron. Si hubo de por
medio violencia o engaño el pecado fue de ellos.
Nosotros valemos por lo que somos y nos corresponde
afrontar el futuro sin lastre de pecado original.
I.: Maestro, usted generalmente tan calmado, sólo
pierde el equilibrio por ira. Pero es la primera vez que lo
veo emocionado.
D.: Te confieso que al tratar esto se mezclan en mí
varios sentimientos, porque acuden a mi mente varias
situaciones. Desde la del vecino que no se resigna a lo
que es sino que tiene como paradigma al que habita
enfrente de su casa, hasta quien para obtener acceso a
un club social cambia de apellido.
I.: No es cierto entonces que nuestro subdesarrollo se
debe a que descendemos de indios, negros y
españoles.
D.: De ninguna manera. Al finalizar la colonización
española estábamos atrasados en relación con Europa,
pero no subdesarrollados. La situación de pobreza del
siglo XVII en la América Hispánica implicaba que las
gentes satisfacían rudimentariamente sus necesidades
materiales y a cabalidad las psicológicas. El vigor
espiritual llevó en aquel entonces a la insurgencia
comunera y luego a la declaración de independencia.
La miseria espiritual que genera el actual subdesarrollo
postra a los pueblos latinoamericanos. En cuanto a lo
material, no se pueden negar los logros artesanales al
fin de la colonia. En la región del El Socorro, textiles,
curtiembres, talabartería y cigarrerías eran actividades
prósperas. En Cochabamba (Bolivia), al comenzar el
siglo XIX, ochenta mil artesanos producían paños,
lienzos y manteles de reconocida calidad. En la región
de Mendoza (Argentina) se envasaban hasta tres
millones de litros de vino al año y Tucumán era famosa
por sus ponchos, carretas y cigarrillos. Estos no son
sino algunos casos de los que hoy ni siquiera son polos
de desarrollo sino pozos de subdesarrollo, al decir de
Eduardo Galeano.
I.: ¿Por qué piensa que fue tan nociva la expansión
industrial capitalista?
D.: Me parece muy bien formulada la pregunta. Lo
nocivo no fue la revolución industrial sino la expansión
de esta y de su sistema económico, el capitalismo, a
una periferia. Hacia afuera el núcleo generó una
estructura internacional con estas limitaciones:
abrumadora dependencia, marginalización forzosa,
pérdida de la dinámica propia y opresión insuperables.
I.: Esto me parece muy abstracto. Quisiera algo más
gráfico.
D.: Los pueblos no europeos, desde comienzos del
siglo XIX, fueron cayendo en una red dentro de la que
no se extinguieron pero que los dejo a merced de las
metrópolis industriales. Tan tupida malla ofrecía
algunas ranuras que permitían a las extremidades
ciertos movimientos libres y que dejaban algunos
orificios a través de los que los aprisionados podían ver
lo que era atractivo en ese momento.
I.: Estas son figuras literarias. Me interesan más los
acontecimientos que conforman ese proceso.
D.: Cuando se constituyó la junta revolucionaria en
Buenos Aires, el 25 de mayo de 1810, una salva de
cañonazos de los buques británicos de guerra la saludó
desde el río, escribe Eduardo Galeano. Pero lo que
saludaban no era tanto la libertad política que ofrecían
los argentinos sino la argentina libertad de comercio que
conquistaban.
I.: Aun Bolívar era consciente del interés mercantil que
había tras el apoyo ingles a la independencia.
D.: Sin duda alguna, Bolívar insistía en que el objetivo
de la guerra de independencia buscaba “sacudir el yugo
español y amistad y comercio con la Gran Bretaña”.
I.: ¿Cómo se concretaron esos intereses?
D.: Mediante privilegios comerciales que se les
otorgaron y a través de las operaciones financieras que
los convirtieron en nuestros prestamistas. La inserción
de América Latina en el sistema industrial capitalista se
hizo principalmente a base de crédito. Hacía 1825 ya
les debíamos 17.500.000 de libras esterlinas. Para 1840
ocupábamos en América Latina el primer lugar en el
mundo con importadores de textiles ingleses.
En ese entonces, Inglaterra exportaba a la América
Latina 282 millones de varas. Superábamos al resto de
Europa, que importaba 200 millones.
I.: A Dios gracias empezamos a vestirnos mejor.
D.: Y el diablo muy satisfecho porque perdíamos las
destrezas fabriles, liquidábamos los talleres y
adquiríamos deudas.
I.: Pero la situación ahora es diferente.
D.: Sí. Ya no compramos telas, sino de contrabando, y
de lo que producimos algo exportamos. El capitalismo
sufre metamorfosis y su tecnología no se detiene. Hoy
ya no le es lucrativo vender telas sino la maquinaria para
fabricarlas. Los países del Tercer Mundo adquieren los
últimos equipos, no con el propósito primario de
satisfacer las necesidades nacionales, sino de
conquistar los mercados metropolitanos. Pero como son
tantos en la competencia, muy pocos tienen éxito
(Corea, Hong Kong, Taiwán). El resto se queda con la
ilusión.
I.: Al decir que la situación no es lo mismo, pensaba que
Inglaterra dejó de ser el centro del capitalismo industrial.
D.: Evidentemente. A Inglaterra la substituyeron los
Estados Unidos, con la gran desventaja para la América
Latina de que el centro de succión del sistema de
explotación internacional se le colocó a boca de jarro.
Así fue cómo con el siglo XX se implantó con toda su
fuerza el imperialismo norteamericano en
Latinoamérica. Los siguientes datos algo dicen: hacia
finales del siglo XIX, las inversiones de los Estados
Unidos en la América Latina ascendían sólo a 300
millones de dólares, en tanto que las de Gran Bretaña
superaban los 2.000 millones de dólares, las de Francia
llegaban a 600 y a 500 las de Alemania. Pero, al
declararse la Primera Guerra Mundial, las inversiones
norteamericanas alcanzaban la cifra de 1.600 millones
de dólares y al producirse la crisis de los años 30, el
monto fue de 5.200 millones de dólares. Viene un
periodo de contracción por razón de una crisis
económica del capitalismo y a causa de la Segunda
Guerra Mundial. Los estados vuelven a recuperar el
ritmo de inversión de modo que alcanzan en 1950 los
6.000 millones de dólares y en 1955 los 10.000.
I.: Todo esto me parece muy positivo. Acaso no
necesitamos de inversiones extranjeras y que nos
compren lo que producimos. Y si el más rico de los
países capitalistas es nuestro generoso vecino, tanto
mejor. Así prosperaremos con ellos.
D.: Partes se supuesto falsos tales como:
-Lo que es bueno para algunos (los tiburones)
beneficiará también a los demás (sardina y camarones).
-El progreso es universal e ilimitado.
-El desarrollo se logra antes que por una dinámica
propia a una tracción externa.
I.: De nuevo me siento transportado a la metafísica.
D.: Bueno. Es preferible el encumbramiento reflexivo a
la satelización alienada.
I.: Observo que mi maestro está cansado. ¿Qué debo
hacer como tarea?
D.: Dado que dedicaremos la próxima sesión al estudio
de los efectos del subdesarrollo, te pido que busques
algún tipo de información acerca de las comunicaciones
de la América Latina con los Estados Unidos.
IV. SECUELAS
D.: Ante todo, advierto que dividiremos las
consecuencias del subdesarrollo en: la dependencia, la
desculturización y el estar a la deriva.
I.: Lo que conseguí parece que corresponde a la
primera consecuencia que usted señala. Se trata de un
mapa que reúne los itinerarios internacionales de la
empresa aérea. Observe que la mayoría de los vuelos
se dirigen a los Estados Unidos.
D.: ¿A qué piensas que se debe eso?
I.: Bueno, son mucho los turistas colombianos que van
a Miami de vacaciones. Y hay muchos colombianos que
trabajan allá y vienen de visita o algunos van a visitarlos.
D.: Si, eso es lo más ostensible. Pero esas líneas hacia
el norte también representan el ir y venir de los hombres
de negocios, de los funcionarios del Estado, de los
asesores militares, de los técnicos. Tales vuelos en
alguna manera simbolizan el dinero que se escapa de
Colombia o el que llega por tráfico de estupefacientes.
I.: Quiero ver con nitidez cuales son los efectos nocivos
que se derivan de esa dependencia.
D.: Voy a enunciar algunos: fuga de recursos, riesgo
político, extroversión psicológica, desintegración
comunitaria, raquitismo turístico, desvalorización de lo
propio, inercia creativa, atrofia productiva, etc.
I.: ¿Qué es atrofia?
D.: Es un raquitismo.
I.: ¿Equivale al entecamiento que se produce en los
pequeños que se duermen junto a los mayores?
D.: Es posible. Si usted prefiere nos entecamos,
productivamente hablando. En general, los países
subdesarrollados son países entecos, a los que la
energía externa, por serles artificial, los hace débiles,
crecen enfermizos.
I.: Acepto que el turismo de nuestra Costa Caribe no se
ha desarrollado por la atracción que ejerce sobre
nosotros la encementada Florida. He observado que en
estos días la empresa Avianca ofrece viajes en
promoción a Miami y no a San Andrés o a Santa Marta.
Los aviones pasan así por encima de una región muy
hermosa pero pobre en centros vacacionales y muy
limitada en servicios turísticos. Pienso que con esta
orientación se favorecen unos pocos colombianos que
se dan vacaciones de gringos ricos, pero que deja a la
inmensa mayoría sin poder conocer su propio país. Y
sin duda alguna, Miami seguirá prosperando. Eso es
claro. Pero no entiendo cómo la dependencia perjudica
la productividad.
D.: Tu observación debe ser precisada. Hay ocasiones
en que la dependencia favorece –no el desarrollo
turístico- sino masivas invasiones depredadoras y
depravadoras. Fue el caso de Cuba prerrevolucionaria
inundada de burdeles y garitos, carcomida por la
corrupción y el parasitismo. En cuanto a la relación
dependencia-improductividad te pido que observes este
mapa.
I.: Lo primero que se me ocurre es que la ventaja que
nos llevan los estados Unidos, es inmensa. Luego,
como este curso me está volviendo un poco suspicaz,
sospecho que la América Latina ha contribuido a tal
prosperidad.
D.: No lo dudes. Así como durante el imperio español
suministrábamos los metales preciosos, ahora le
contribuimos al imperio gringo con metales industriales
y materias primas. Los Estado Unidos deben importar
un quinto del cobre que consumen, un tercio del hierro,
la casi totalidad de la bauxita, para el aluminio, todo el
manganeso, el níquel y el cromo. Agréguese que lo que
se compra al Tercer Mundo se pega a precios muy
bajos. Además, en la gran mayoría de los casos las que
han explotado esos recursos son empresas
norteamericanas.
I.: Entiendo que esos recursos no son renovables y que
muchos estarán agotados en un futuro próximo. ¿Qué
vamos a hacer en la América Latina cuando los
necesitemos, esto es, cuando lleguemos a la era
industrial?
D.: Eso no me lo preguntes a mí porque no soy
futurólogo, como Sevan Schreiber, quien predijo que
Estados Unidos no perdería la guerra de Vietnam, o
Revel, quien profetizó que la izquierda jamás
conquistaría el poder en Francia. Estos profetas del
capitalismo industrialista y cibernético, que aún siguen
en escena, te lo explicarán. Además, PhD y másteres
han formado los Estados Unidos para alimentar
ilusiones. Por mi parte, no creo en la utopía del
capitalismo moderno: en la industrialización universal y
el consumismo generalizado. Por ahora, analicemos
nuestro “desarrollo industrial”.
I.: Muy subdesarrollado me parece sobre el mapa. ¿Por
qué?
D.: Es una industria dependiente y tardía, con todas las
manifestaciones negativas de tal situación: destruimos
la producción artesanal, antes de tiempo; no
desarrollamos la agricultura para hacer una
pseudoindustria, adquirimos equipos que ya no son
útiles en el núcleo, nos endeudamos agobiadoramente
por tal tipo de industrialización; las empresas de
importancia las controla el capital imperial; no se
produce para satisfacer las necesidades básicas; la
calidad y costos de estos productos genera
contrabando; la publicidad produce locura consumista,
etc. En síntesis, la industrialización dependiente genera
permanente subdesarrollo y provoca más desarrollo
imperial.
I.: Usted, que tiene tantos datos, por qué no expresa en
cifras lo que acaba de decir. De lo contrario, uno no
logra concretar las cosas.
D.: Es difícil expresarlo estadísticamente. Pero estos
números algo indican.
-En la década de 1950 el 18% del ahorro interno bruto
(acumulación) en Latinoamérica estaba enajenado a los
Estados Unidos y para 1950 la cifra era superior al 25%
-Durante la década de 1970, las empresas
transnacionales norteamericanas repatriaban 4.25
dólares de ganancia por cada dólar que invertían en el
Tercer Mundo.
-Actualmente, el servicio de la deuda (intereses +
cuotas de amortización) equivalen al: 85% de las
exportaciones del Brasil, el 80% de las exportaciones
de Chile, 73% de las exportaciones de México, 63% de
las exportaciones de Argentina.
Hacia 1965, en el Brasil 234 empresas estaban
controladas por el capital extranjero y 506 por el
nacional. Pero el capital promedio de las extranjeras se
establecía en 1.300 millones de cruzeiros, en tanto que
el de las brasileñas sólo era de 300 millones.
I.: Si con la industrialización no hemos tenido mucho
éxito, en cambio, la agricultura de exportación se ha
tecnificado y expandido.
D.: En términos absolutos sí. Pero la dependencia
expoliadora ha echado a perder tales logros. Ten en
cuenta las siguientes correlaciones, tal como fueron
presentados a la VII Conferencia de los países no
alineados: en 1960 con la venta de una tonelada de café
podían comprarse 37.3 toneladas de fertilizantes. En
1982 con la misma cantidad de café sólo se obtenían
15.8 toneladas de fertilizantes. En 1959, por la venta de
6 toneladas de fibra de yute podía comprarse un camión
de 7-8 toneladas. A fines de 1982 eran necesarias 26
toneladas de yute para adquirir ese camión. Hay que
tener en cuenta, además, que la comercialización de los
productos agrícolas controlada en un alto porcentaje por
las grandes empresas extranjeras, así: bananos, arroz
y caucho en un 75%; cacao, y café en un 80%, lo que
conduce a que los países productores reciban una parte
muy baja del precio final que los consumidores pagan
así: un 14% del café, un 15% del cacao, un 20% del
banano.
I.: ¿No existe otra palabra más diciente, en vez de
dependencia? Esta me parece tan utilizada y tan
inexpresiva que resulta corta para expresar todo el
abuso e injusticia que hay en la relación del núcleo con
el Tercer Mundo.
D.: Si quieres puedes utilizar los términos
avasallamiento, servidumbre o subyugación. Pero de
todos modos, no lo expresan todo y parecen
inadecuados. Piensa que tan sólo hemos analizado un
aspecto de la dependencia. Nos falta el político y el
cultural.
I.: ¿Acaso todos los Estados latinoamericanos no son
soberanos? Nosotros somos libres desde la
independencia.
D.: Normalmente. Al desligarnos de España, rompimos
la cadena colonial, luego caímos en la red imperial
angloamericana.
I.: Estimo que el imperialismo moderno es económico,
pero no político.
D.: Fundamentalmente es económico, pero en cuanto
los intereses económicos lo exijan se interviene
políticamente.
I.: Es obvio que quien tiene dinero trata de influir.
D.: No es eso. No me refiero a las simples sugerencias
diplomáticas sino a la imposición violenta de la voluntad
imperial.
I.: Cíteme un solo caso.
D.: Para iniciar, los Estados Unidos, prevalidos de su
poder militar y económico, despojaron a México de la
mitad de su territorio en los primeros cincuenta años del
siglo XIX. Luego, a fines del siglo, ayudaron a Cuba y a
Puerto Rico a independizarse de España, pero se
quedaron temporalmente con Cuba y definitivamente
con Puerto Rico. Durante el siglo XX desencadenaron
una serie de intervenciones en Centroamérica;
ocuparon, entre otros países, a Guatemala, República
Dominicana, Haití y Nicaragua.
I.: A Nicaragua aún no la han invadido las tropas
norteamericanas.
D.: Si le parece que no es invasión, descartemos la
actual “operación encubierta” contra Nicaragua.
Registro entonces las anteriores, que fueron:
1857: los Estados Unidos reconocen e imponen como
presidente al filibustero William Walter.
1912 a 1925: intervención con barcos de guerra,
marines y soldados de infantería.
1926-1935: ocupación del país. En esta ocasión
recurren también a la fuerza aérea, que bombardea
poblaciones. Todo culmina con el asesinato de Sandino
y la instalación en el poder de Anastasio Somoza
García.
I.: Afortunadamente, nuestra patria no ha sido agredida
de esta manera.
D.: No tantas veces, pero sí con la suficiente
contundencia, la vez que lo hicieron, como para
desmembrarla.
I.: ¿A qué se refiere usted, maestro Cantaclaro? ¿Cuál
fue ese hecho tan grave?
D.: Los acontecimientos del 1903 o toma de Panamá.
I.: ¿Usted alude a la independencia de Panamá? En el
bachillerato nos enseñaron, y así lo anoté en el
cuaderno de historia, que el istmo debió independizarse
por una necesidad natural; porque en el Caribe no
pueden haber sino Estados pequeños.
D.: Ese, su profesor de historia, es de los que creen que
nacen enanos para no tener que utilizar sino una misma
talla de camisa toda la vida.
I.: ¿Qué fue lo que sucedió en realidad?
D.: Simplemente, que a los Estados Unidos, que tenían
interés en hacerse al Canal en construcción, les pareció
excesivo lo que pedía Colombia. Resolvieron entonces,
algunos testaferros, declarar la independencia de
Panamá y luego, cuando tropas colombianas trataron
de controlar la situación, barcos de guerra gringos
impidieron la acción.
I.: ¿Históricamente esto ha sido demostrado?
D.: Un abogado diría que en el expediente figura hasta
la confesión de parte. En efecto, el siniestro Roosevelt
pronunció la frase “I took Panamá”, que pasó a la
historia. Claro, menos a los textos colombianos de
historia. Además, los gringos, para la aliviar la
conciencia, le dieron al Estado colombiano una
determinada suma de dólares como indemnización.
I.: Bueno. Eso es historia pasada. Eso sucedió en época
de naciones bárbaras, cuando los Estados Unidos
estaban definiendo su espacio vital.
D.: Es lamentable que tú, además de no haber
aprendido historia, no leas la prensa. O si la lees te
dejes engañar. Ten presente:
-La invasión frustrada a Cuba (1961) y la realizada a
República Dominicana, con 35.000 soldados, para
aplastar una rebelión popular (1965).
-Luego la intervención entre 1970 y 1973 contra el
gobierno de la unidad popular. Sólo un organismo
(Comité de los 40) gastó 8 millones de dólares en
desestabilizar el régimen de Allende.
-Colaboración con Inglaterra para mantener el dominio
colonial sobre las Malvinas.
-La invasión a Granada.
-La actual agresión a Nicaragua.
I.: ¿Por qué hacen todo esto?
D.: ¡Carajo! Tú…
I.: Excúseme, maestro, he dicho una estupidez.
Evidentemente, buscan por todos los medios asegurar
los beneficios económicos de que usted ya habló.
Intervienen, entonces, cuando ven en peligro sus
intereses.
D.: Así es. Sin embargo, no pienses que sus
intervenciones son esporádicas u ocasionales. Tienen
todo un sistema, amplio y profundo, de control sobre los
Estados dependientes. Piezas de ese gran engranaje
en continuo movimiento son el FMI, la BM y la CIA.
I.: Eso me suena a detergentes o repelentes.
D.: Sí que lo son. Las dos primeras, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial son poderosísimas
organizaciones financieras internacionales, sin cuyos
créditos no pueden subsistir los países
latinoamericanos. Son casa de empeño en donde
nuestras repúblicas dejan su soberanía, por unos
dineros. La CIA es un servicio de policía secreta, muy
dotada en hombres y técnicas, para espiar, interferir y
atacar en beneficio de los Estados Unidos.
I.: ¿Entonces la CIA es un ejército permanente en
nuestros territorios? Siendo un desafío para nuestras
fuerzas armadas deben ser frecuentes y graves los
conflictos. Por mi parte, nada he sabido al respecto.
Seguramente ello se debe a que ignoro lo que sucede
en realidad.
D.: En este caso tu ignorancia coincide con los hechos.
Nuestro ejército y nuestras organizaciones policivas
están muy penetrados y controlados por la fuerzas de
USA. Piensa en esto: entre 1950 y 1969 fueron
adiestrados y mentalizados 54.000 oficiales
latinoamericanos en la U.S School of the Americas que
funciona en Fort Gullick, zona del Canal de Panamá.
I.: ¿Qué es eso de mentalizar?
D.: Un lavado de cerebro para dejarles la obsesión de
que los intereses de cada uno de sus países son los de
los Estados Unidos; que todo lo que se oponga al
dominio norteamericano es comunismo y que la misión
de ellos se debe centrar en la lucha contra el
comunismo, así entendido.
I.: ¡Pobres tipos!
D.: Pobre la América Latina. Estamos en las
condiciones de los antiguos esclavos. No sólo abusan
materialmente de nosotros sino que nos tienen
convencidos de que éste es nuestro destino: que ésa es
nuestra dicha.
I.: Entonces a todos nos tienen mentalizados, sin
habernos matriculado en la escuela de las Américas.
D.: Esto ya es otro tema, diferente al de la dependencia.
Debemos entrar ya a tratar la desculturización.
I.: Qué palabra tan rara.
D.: Yo diría: qué cosa tan común
I.: Con tal de que no sea tan grave como la
dependencia.
D.: Para mí, mucho más grave.
I.: No es posible.
D.: Si lo es. Debido a la dependencia perdimos los
bienes materiales y las libertades políticas. A su turno,
la desculturización ha significado que el alma se
extinga.
I.: Pero si el alma no muere.
D.: Muchas culturas han fenecido porque perdieron su
alma, aunque sobrevivan los pueblos a quienes
perteneció esa cultura. Pero sobrevivir sin alma es
como vivir en muerte. Esos pueblos no tienen vitalidad,
ni figuración, ni destino.
I.: ¿Por ejemplo?
D.: Los egipcios o lo incas. De la civilización egipcia
quedan unas monumentales tumbas y algunas figuras
momificadas. Los actuales descendientes de los incas,
aunque conservan algo de su legendaria cultura, esta
carece hoy de esa fuerza inmanente que es el alma.
I.: ¿Cómo definiría usted el alma de un pueblo?
D.: Es esa esencia que hace un pueblo sea el mismo y
no otro. Con un pueblo nace su propia alma. Si por un
accidente de la historia de un pueblo se desculturiza
pierde su propio ser, de disfraza. ¿Te imaginas la
llaneza de los indígenas andinos substituida por los
amaneramientos cortesanos a la europea? Piensa en
un grupo de encabriolados negros caribeños reducido a
las rígidas posturas de los yogas orientales. O en una
familia de huitotos celebrando un matrimonio en una
ambiente de decoración vienesa y al compás de los
valses de Strauss.
I.: Ja, ja, ja, ja, ja.
D.: La ocurrencia provoca hilaridad, pero cuando se
piensa que ésa es una situación generalizada y
constante en el Tercer Mundo, las cosas se tornan
patéticas. Producen lastima.
I.: Sospecho que todos por aquí estamos metidos en
payasadas de ese estilo.
D.: A todo momento y en muchos escenarios. Sin
embargo, considero que el símil de payaso es muy
apropiado. Prefiero la imagen del pachuco que describe
magistralmente Octavio Paz en el Laberinto de la
soledad.
I.: ¿Qué es un pachuco?
D.: Es el mexicano americanizado que ha perdido toda
su herencia: lengua, religión, costumbres, creencias.
Sólo le queda un cuerpo y un alma a la intemperie,
inerme ante todas las miradas. No afirma nada, no
defiende nada, excepto su exasperada voluntad de no
ser. No es una intimidad que se vierte, sino una llaga
que se muestra, una herida que se exhibe. Como ves,
la subespecie del pachuco no es un circunstancial
payaso.
I.: Ciertamente. El payaso hace reír, el pachuco hace
llorar.
D.: Sí. Todo se debe a que el payaso se disfraza en su
exterior mientras al pachuco le han disfrazado su alma.
Alguien se disfraza de payaso para divertir a algunos
durante un rato. El pachuco es un mexicano a quien han
disfrazado interiormente de gringo, por utilidad.
I.: Pero nosotros no somos pachucos.
D.: Aún no completamente, joven estudiante. Sin
embargo cada día amanecemos más próximos a ese
tipo que genera la desculturización progresiva de la
América Latina.
I.: De esta pérdida de identidad sí no se puede culpar a
otros. No son ellos los que nos imponen su cultura sino
que nosotros descontroladamente la imitamos.
D.: La gringo manía es un estupefaciente moral, como
la coca o la marihuana. Basta iniciar a las gentes para
que se genere la adicción. Luego, los drogadictos
irresistiblemente demandan el producto.
I.: Eso quiere decir que una vez inoculado el vicio
imitativo ya no hace nada para expandirlo.
D.: No. Nuestra gringo manía es de tan alto grado
porque no sólo tenemos el hábito muy arraigado sino
porque todo el sistema social lo incentiva. Es como si al
muchacho drogadicto de por sí la familia además lo
estimulará a hacerlo.
I.: ¿Cómo es posible esto último?
D.: Existe un gigantesco y efectivo aparato para difundir
la “american way of life” o estilo de vida norteamericano.
Basta con decirle que el 70% de los programas de
televisión que se comercializan son de facturación USA
y que el 65% de las noticias que circulan las difunden
las dos grandes agencias noticiosas norteamericanas.
No ha existido en el mundo un sistema -del que lo
anterior no es sino un pequeño elemento- tan
penetrante y eficaz para imponerle a otros ideas,
valores, gustos y gestos.
I.: En consecuencia, ¿Se podría sostener que somos
menos independientes y libres que durante la época
colonial?
D.: Formalmente, ahora somos más libres. Pero en
realidad la actual coacción lo abarca todo y utiliza
medios sutiles y tecnificados. En otras épocas los
padres moldeaban el alma de sus hijos. Hoy día de esa
tarea se encargan las agencias de publicidad.
I.: Aunque todo esto es negativo, tiene la ventaja de no
utilizarse la violencia para obligarnos. Prefiero que me
estafen pero no que me atraquen.
D.: No creo que ése sea el dilema a que debamos
resignarnos. Además, no es que el sistema prescinda
de la violencia, especialmente de la económica. No
considera que alguien cuyo sustento depende de lo que
otro le pague o le compre, pueda ser víctima de un arma
poderosísima si no se somete a su voluntad.
I.: No veo cómo opera la violencia en la
desculturización.
D.: Tomemos el caso de la prensa. Hoy día los
periódicos, sobre todo las emisoras y la televisión, se
financian con la publicidad comercial. Así, en un estudio
reciente que se hizo sobre 22 importantes periódicos
latinoamericanos se encontró que el 70% de sus
ingresos depende de los anuncios. Ahora bien, más de
la mitad de estos ingresos provienen de 30 grandes
empresas con sede en los Estados Unidos. ¿Qué
conclusión sacas de esto?
I.: Que los periódicos se cuidaran mucho de no ir en
contra de los intereses concretos de estas empresas y
del tipo de sociedad que hay detrás de ellas. De lo
contrario, se teme el riesgo de la quiebra o al menos de
la reducción significativa de las ganancias.
D.: Además de que no solo sus anuncios sino sus
productos promueven el “american way of life”.
I.: Todo eso es claro y hasta reprobable. Pero, al fin y al
cabo, a las buenas o a las malas, nos están preparando
con la mentalidad y las actitudes de las sociedades
industrializadas. Estamos en el kindergarten del
desarrollo.
D.: Tú eres de los que ven a alguien ahogándose y
piensa que se está preparando para ser anfibio. Es
bueno cierta dosis de optimismo en esta vida, pero no
al punto de vivir de una utopía.
I.: ¿Acaso es una utopía pensar que mañana seremos
tan desarrollados como los Estados Unidos?
D.: Esa es la más febril utopía que jamás se halla
concebido. Los antiguos se idearon utopías que todos
reconocieron como inasibles ilusiones. La utopía del
siglo XX, que se difunde por todos los medios y a todo
momento, tiene la fundamentación de un paraíso
terrenal que existe y puede ser visitado.
I.: Usted habla mal de las utopías. Yo leí la de Tomás
Moro y me pareció formidable.
D.: Insisto en la diferencia entre las antiguas utopías
literarias y la actual puesta en escena. Aquéllas fueron
escritas para educar, criticar y aún divertir. La utopía
que se ha escenificado para el Tercer Mundo, engaña,
enloquece y produce frustración.
I.: Entonces, ¿Nosotros tenemos una meta a la que no
llegaremos?
D.: Has hablado como el menos optimista de los
arquitectos de la torre de Babel. En términos de
navegación, lo que dijiste significa que estamos a la
deriva.
I.: Insinúa que el Tercer Mundo es como una frágil
embarcación al vaivén de las olas, sin combustible que
la mueva y sin puerto de destino.
D.: Mas o menos. No carecemos de combustible sino
que el motor (el capitalismo) que impulsa la nave no
sirve para estas circunstancias (el maremoto del
subdesarrollo) y además está muy desgastado. En
realidad nos dirigimos a un puerto (la sociedad
consumista) pero éste es como un espejismo: a medida
que nos acercamos se aleja más.
I.: Todo esto me parece muy literario.
D.: Escucha estás palabras que escribió hace algunos
años –en todo caso antes de que el milagro brasileño
resultara una farsa- el más reputado economista
latinoamericano, Celso Furtado, en un opúsculo que
tituló El mito del desarrollo económico: “El estilo de
vida promovido por el capitalismo industrial ha de ser
preservado para una minoría, pues toda tentativa de
generalizarlo para el conjunto de la humanidad
provocará necesariamente un colapso global de todo el
sistema. Esta conclusión es importantísima para los
países del Tercer Mundo, pues pone en evidencia que
el desarrollo económico que viene siendo preconizado
y practicado en esos países –supuesto camino de
acceso a las formas de vida de los actuales países
desarrollados- es un simple mito. Sabemos ahora que
los países del Tercer Mundo no podrán desarrollarse
jamás, si por desarrollo debe entenderse ascender a las
formas de vida de los que ya están desarrollados. Si por
un milagro tal desarrollo fuese a operarse, el sistema
entraría necesariamente en colapso”.
I.: ¿Por qué?
D.: ¿No consideras que la dependencia y la
desculturización explican el que estemos a la deriva?
I.: En algo inciden.
D.: En mucho. La dependencia de por sí implica que los
sujetados no lleven su propio rumbo sino el que se les
impone. Y el que se les impone sin duda no es el que
les conviene, porque él, ante todo, proyecta el beneficio
del dominante. La desculturización distorsiona la
personalidad de los pueblos y los aliena, esto es, los
hace creer lo que no son y los pone a buscar falsos
destinos.
I.: Con esto veo claro que el objetivo que buscamos no
es el apropiado. ¿Se podría pensar que se debe a
deficiencia de los medios?
D.: Sí. Los recursos naturales son extremadamente
limitados para sustentar una sociedad de consumo
universalizado. Se han hecho cálculos que permiten
señalar una fecha en que se habrán agotado un buen
número de metales. Así es como nos quedan: 41 años
de mercurio, 42 de plata, 48 de cobre, 55 de aluminio,
61 de estaño, 64 de plomo. ¿Qué decir de los
combustibles?
I.: Habiendo dado el hombre pruebas de ser tan
recursivo y siendo la tecnología moderna tan eficaz,
alguna salida encontraremos a tales limitaciones.
D.: Esto no sólo se sospecha sino que algunos tratan
de programarlo. Piensa que se logra triplicar las fuentes
de metales agotables o que de substituyen por
elementos nuevos. Eso no responde a la esencia del
problema, lo único que logra es prolongar la situación
como esta.
I.: ¿Cómo así?
D.: Mira. Se considera que hay 13 productos minerales
indispensables para una sociedad industrial. Hace 10
años los Estados Unidos importaban más de lo que
producían en cinco de ellos. Para 1985, serán nueve. Y
para el año 2000 sólo se autoabastecerán en un
producto (los fosfatos). Esto significa que los Estados
Unidos podrán resolver su problema aprovechando a
los pueblos del Tercer Mundo. En este orden hay un
interés norteamericano de que no nos industrialicemos.
La mejor prueba de esto la dieron los Estados Unidos al
no firmar la convención internacional del Mar, porque
allí se establecía que los depósitos minerales
submarinos pertenecían a toda la humanidad.
I.: Además, temo que cuando estemos en la posibilidad
de industrializarnos ya no existirán esos metales
básicos.
D.: Y qué decir de la devastación de los recursos
naturales como los bosques y el agua, que están
desapareciendo en aras de un industrialismo, de un
urbanismo.
I.: Supongamos que todo esto se resolverá. Al fin y al
cabo la ciencia ha encontrado soluciones que los
filósofos descartaban por inconcebibles. Además, los
computadores permitirían calcular todo y los robots
realizarían proezas.
D.: Quisiera tener tu fe en los taumaturgos de la IBM.
Ojalá no me muera sin haber visto descubierta por fin la
piedra filosofal.
I.: Entonces ¿usted niega el poder de la ciencia actual?
D.: Nadie puede hacerlo. Me resisto sí a darle un valor
absoluto. ¿Podemos pensar fundadamente que la
ciencia transformará en imperecederas todas las formas
de vida? ¿Por qué siendo la problemática del
subdesarrollo de naturaleza social se piensa que son
las ciencias físicas o químicas las que las resolverán?
Es como pretender que el cáncer lo van a curar los
ingenieros civiles.
I.: Entonces ¿usted niega el poder de la ciencia actual?
D.: Lo que rechazo es el mito cientifista. La manera
como tu reiteras la pregunta confirma cómo está
divulgado y arraigado ese mito. En el Tercer Mundo el
cientifismo nos hace perder el sentido de las
posibilidades reales. Nos desorienta fatalmente. Los
computadores nos podrán ayudar a saber con lujo de
detalles cuántos y cómo millones de personas morirán
de hambre en el año 2000. Pero su función en cuanto a
resolver el problema es mínima. Periódicamente se
anuncia que un premio Nobel descubrió el maná que
con seguridad va a ser la panacea del hambre de los
pueblos del Tercer Mundo. Pero éstos ni siquiera sacian
su estómago con la buena noticia porque no les llega la
prensa. Y si se la encuentran no la saben leer.
I.: Hasta ahora no logro concretar en qué consiste que
las sociedades del Tercer Mundo estén a la deriva.
D.: Las sociedades subdesarrolladas están a la deriva
porque no cumplen la función primaria que por
naturaleza les corresponde. Esa función no es otra que
la de satisfacer las necesidades materiales y
espirituales de sus miembros.
I.: Ello es lo que se propone nuestro gobierno en cuanto
busca por todos los medios del progreso.
D.: No. Con el progreso se trata de imitar a las
sociedades altamente desarrolladas. De esta manera
se benefician unos pocos (las oligarquías) o algunos
(las clases medias), pero la gran mayoría quedan al
margen.
I.: ¿Quiénes quedan al margen?
D.: Los marginados.
I.: ¿Quiénes son ellos?
D.: Por tus antecedentes podría pensar que me tomas
el pelo. Pero el subdesarrollo está tan bien organizado
que algunos viven sin ver a los marginados, ni sentir la
marginación. Es más, ni los marginados tienen
conciencia de estar al margen. Tú eres un joven que
tomas las tres comidas diarias, has terminado le
bachillerato, acudes a donde el médico, vistes bien y te
albergas en tu casa. Dado que tienes acceso a estos
bienes y servicios, estimas que el resto de tus
compatriotas están más o menos en la misma situación.
Los que se colocan por encima de tu situación son los
grades privilegiados. Pero quedar ubicado debajo
resulta catastrófico.
-No se consumen los alimentos en cantidad suficiente
ni de la calidad necesaria.
-No se dispone de habitación higiénica y abrigada.
-No se sabe ni leer ni escribir.
-No se recibe atención médica ni odontológica.
I.: Usted me describe a los pordioseros.
D.: No, joven. Los marginados no piden limosna. Ellos
reciben un sueldo o perciben unos ingresos
insuficientes en las sociedades en que viven.
I.: ¿Son entonces los proletarios?
D.: No exactamente. El proletario es quien vende su
fuerza de trabajo para la producción industrial, hablando
con precisión. Ahora bien, quienes en el Tercer Mundo
están vinculados al sector industrial participan de un
nivel de vida aceptable y en ocasiones muy bueno.
I.: Por lo que he leído y según su concepto de
marginación, también en los países desarrollados hay
marginados.
D.: Así es. Sin embargo, la marginación es diferente, en
cantidad y en su naturaleza, ya se trate de un país
desarrollado o del Tercer Mundo. Observa esta figura,
con la que representamos la composición social de un
país desarrollado.
El círculo del centro nos representa la gran burguesía
(10%). El círculo intermedio es una extensa clases
media (80%) de la que hacen parte empleados,
profesionales, obreros, medianos y pequeños
industriales y comerciantes, etc. Y el círculo externo
corresponde a los marginados. Esta marginación es
residual (10%) y formalmente asimilable. Así está
estructurada socialmente la sociedad norteamericana y
con algunas alteraciones la de los países europeos.
I.: ¿Cuál sería la estructura opuesta?
D.: La del África negra, Así:
El punto significa el reducidísimo grupo de personas
(1%) que controlan el poder político, económico y social.
El círculo intermedio representa la incipiente clase
media (10%). Y el amplio círculo externo cubre la
marginación (89%). Marginación en el África quiere
decir la persistencia de las forma de vida tribal.
I.: Me parece que la estructura de la América Latina es
muy similar a la de un país desarrollado.
D.: Es una confirmación intermedia, formalmente
hablando. Así:
La clase alta u oligarquía está en el centro (5%). Luego
se ubica la significativa clase media (30% o 40%).
Finalmente, aparecen los marginados (65% o 55%).
I.: Si las diferencias entre el África negra y la América
Latina son tan notables no veo cómo se pueden
equiparar diciendo que pertenecen al Tercer Mundo.
D.: Son dos tipos de sociedad que tienen por común
denominador ser periféricas. Están dentro de la
estructura mundial de dominación y explotación en
niveles diferentes. Sus clases dirigentes son
dependientes de la alta burguesía mundial.
Sus clases marginadas –por ser esta marginación
resultante del capitalismo subdesarrollado- constituyen
la mayor parte de la población.
I.: Observo que usted insiste sobre aspectos
cuantitativos más que en diferencias de naturaleza
entre las estructuras representadas.
D.: Si esa es la impresión que te he dejado no me he
sabido expresar. En efecto, lo que llamo gran burguesía
en la primera figura no es equiparable con la oligarquía
en los países latinoamericanos. En el primer caso, se
trata de la burguesía suprema, el máximo poder
mundial. La oligarquía Latinoamericana es una
burguesía dependiente o pseudoburguesía. Con
respecto a la estructura social del África, nuestra
oligarquía es una verdadera clase por su número y por
su historia (con dos siglos de trayectoria). Tampoco
significa lo mismo la marginación en los Estados Unidos
que en la América Latina. Allá los marginados no
reciben lo suficiente para satisfacer las necesidades de
una sociedad tan exigente. En América Latina
marginación implica analfabetismo, desnutrición,
enfermedad, miseria extrema.
Pertenecer a la clase media en los Estado Unidos es ser
partícipe de la sociedad de consumo.
Ser de clases media en América Latina es llevar una
vida materialmente aceptable pero con zozobras,
esfuerzos extremos, inseguridad, limitaciones, etc.
I.: ¿Cuáles, por ejemplo?
D.: En lo cultural, aunque nadie sabe leer no se tiene el
hábito de lectura; no hay un rubro del presupuesto
familiar para libros, muchas veces ni siquiera para el
periódico. En lo recreacional no hay vacaciones
efectivas. Salir de vacaciones significa quedarse en la
casa.
I.: Es obvio que para usted el subdesarrollo no se
supera expandiendo la clases media.
D.: Antes de responder a esto es necesario considerar
la posibilidad que tú planteas: la expansión de la clase
media.
I.: Yo pienso que en la medida en que progresemos la
clase media se extiende. El día en que se haya reducido
la marginación a una proporción tolerable (20% del total
de la población) habremos superado el subdesarrollo.
D.: Por mi parte, tengo serias dudas de que eso pueda
ocurrir. Me apoyo en las siguientes consideraciones:
-El capitalismo genera marginación por naturaleza y por
función. Inclusive sus economistas hablan en aplicación
de la oferta y la demanda, de una tasa ideal de
desempleo (6%). La marginación en los países
subdesarrollados resulta tan expandida porque el
nuestro es un capitalismo estructuralmente dependiente
e irrecuperablemente tardío. En otras palabras, nuestra
marginación (superior al 50%) es el producto del
capitalismo internacional y de la inercia congénita del
autóctono.
-Nuestro modelo imitativo de desarrollo implica
importación de la más reciente y más sofisticada
tecnología. Así, lo que producimos son bienes y
servicios que por calidad y acabado están destinados a
satisfacer necesidades reales y artificiales de las clases
medias y altas. A esto agreguemos que esa tecnología
demanda cada vez menos mano de obra no calificada
(la que ofrecen los marginados).
I.: ¿Quiere hacerme caer en cuenta que nuestro tipo de
sociedad sólo incrementa la capacidad de compra de
las clases medias y que principalmente para ésta
produce bienes, así sea con el rin de reemplazar lo que
ya tiene?
D.: Así es. Lo que estoy diciendo no es mera teoría sino
que los hechos lo corroboran. Tome el experimento
supercapitalista del Brasil en los últimos 20 años. Allí lo
que se logró después de voluminosas inversiones, de
transferencia de la más refinadas tecnología, de la
implantación del espíritu empresarial capitalista, fuer
modernizar el país. Esto en términos reales significa
más barrios lujosos, autopistas, automóviles,
computadoras, electrodomésticos, destinados a las
clases altas y medias. En el Brasil la marginación
(favelas y bandeirantes) es la misma en extensión que
antes del “milagro”. Y, sin duda, es más grave porque
psicológicamente los que no participan se sienten más
relegados en cuanto mayor es la ostentación de lo que
tienen.
I.: Lo que acaba de decir resulta desilusionante. Pero…
D.: Me parece que estamos entrando en el tema de las
soluciones. Así es como para la próxima…
I.: Le pido el favor, maestro, que no me asigne tareas
escritas. Me comprometo, si no tiene reparo alguno,
invitar para la próxima clase al pastor Monroe Generoso
y al camarada Stalin Niño.
D.: Convenido.
V. LA ENCRUCIJADA
I.: Maestro, le presento a mi amigo, el camarada Stalin
Niño. Y le entrego el mensaje impreso que gentilmente
le hace llegar el pastor Monroe Generoso, quien no
pudo venir por haber salido ayer para Chicago a cumplir
con el culto semestral en el Templo Piramidal de los
Actuarios de las Siete Plagas.
D.: ¿Así se llama la secta?
I.: Sí. Los Actuarios de las Siete Plagas. Su
fundamentación teológica está en la parte de Éxodo en
que se describen los castigos que Jehová impuso a los
egipcios por oponerse a los deseos de los judíos. Su
misión apostólica consiste en pregonar y registrar la
acción punitiva de Dios contra los pueblos bárbaros del
siglo XX.
D.: Leeré el texto:
PECADO SOCIAL Y CASTIGO TERRENAL
El señor que es benigno y generoso con el pueblo
escogido castiga inmisericordemente a todos los
réprobos e impíos.
Él, en boca del profeta, puso estas palabras. “La tierra
también es profanada por sus habitantes; porque
traspasaron su ley y cambiaron el estatuto, los que
habitan en ella son culpables; por lo tanto ellos serán
calcinados y pocos hombres merecerán la tierra”
(Isaías, 24:5,6). Porque muchos pueblos del Orbe
nacieron en el pecado Jehová los ha castigado con
pestilencias, hambrunas y hecatombes. Como nacieron
en el pecado con el castigo morirán, sin el ungüento
sedativo que mitigue el aguijón. Solo aquellos individuos
que el Señor señale con su dedo y alcance con su
gracia los cubrirá la capa de su calmante ungüento.
Sobre todos los demás caerán incesantemente las siete
plagas de Egipto. Pero con el pueblo escogido se
cumplirá la palabra de Jehová: “Pídeme y te daré
naciones por herencia y por tu posesión los confines de
la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como
vaso del alfarero los desmenuzarás” (Salmos, 2:8,9.
Vosotros viviréis en medio de los castigos dictaminados
desde el Éxodo: la contaminación de las aguas, la
pululación de insectos, la devastación de la roya, la
contaminación del ambiente, la mortandad de los hijos,
la aftosa vacuna, las heladas sabaneras.
Todo a causa de oponer resistencia a la voluntad del
pueblo dilecto del señor.
El que le rinde culto en el Templo Piramidal de la ciudad
sagrada de Chicago.
I.: Le ruego maestro que no vaya a pensar nada malo
del pastor Monroe Generoso. Sí hay gente buena en
esta ciudad, está él en primer lugar. Yo quise traerlo.
Como en el subdesarrollo se producen hombres
íntegros, hasta santos.
D.: No lo dudo. El problema no es ése. Los malvados
son quienes utilizan a esas buenas gentes con
propósitos políticos perversos. Pienso que existen
fundamentalmente místicos que son manipulados por
organizaciones imperiales. A tales místicos los
enloquecen y les aseguran un modus vivendi, para
ponerlos a su servicio, que es el perjuicio de otros. Estos
estados de locura colectiva permiten hacer lo que se
quiera con la gente. Recuerde lo que sucedió en
Guyana en esta década.
Camarada Stalin: Todo eso es alienación religiosa.
Toda religión es el opio del pueblo (Introducción crítica
a la filosofía del derecho de Hegel, pág. 5.) Todo el que
cree es un estúpido.
I.: Respete camarada Stalin.
D.: Considero que nos hemos desviado del tema.
Nuestro objetivo de hoy consiste en plantear soluciones
al problema del subdesarrollo y dado que en el mensaje
el pastor no propone ninguna porque hay pueblos que
sempiternamente están predestinados a la perdición, no
nos detengamos a considerar su tesis. Concretémonos
a las respuestas que puede encontrar el Tercer Mundo
a su situación.
C.: ¿Cuál Tercer Mundo? Eso es un invento. En este
mundo que yo piso no hay sino países capitalistas y
socialistas. Yo vine a esta reunión porque quiero
exponer la interpretación ortodoxa del marxismo
moderno según la teoría-única-válida del Grupo
Cósmico Resurreccional Stalinista.
D.: ¿Es éste un nuevo partido?
C.: Mucho más que eso. Es un movimiento. Y no sólo
internacional sino cósmico. En esto hemos superado al
marxismo-leninismo y al marxismo-maoísmo. Ya que
menciono a todas esas impurezas pseudofilosóficas
quiero dejar claro que nosotros nos oponemos
dialécticamente al revisionismo soviético, al
chauvinismo chino, al miopismo trotskista, al
entreguismo carrilista, al esclerotismo titista y al
expansionismo cubano. A todos ellos les negamos
hasta el saludo.
D.: Toda esta depuración teórico-política es lo que les
permite también negar que existe atraso.
C.: Claro que todos los países capitalistas son
atrasados en diferente grado. Ahora bien, aún los más
atrasados pueden dar un gran salto en la historia si
implantan el socialismo.
I.: ¿Cómo sería eso, camarada?
C.: Nosotros, que aplicamos científicamente las leyes
de materialismo histórico, hemos establecido que el
conflicto capitalismo-socialismo se está resolviendo a
través de guerras mundiales. Vendrán dos guerras
mundiales más, la tercera y la cuarta. La tercera
concluirá con un acuerdo en Yalta, que le permitirá a las
URSS (para entonces resurrecto el espíritu de Stalin)
implantar el socialismo en toda Europa. Luego la cuarta
guerra mundial terminará con otro acuerdo que
conducirá a socializar el África, el Asia y la América
Latina, Ya en este estadio histórico los Estados Unidos
se refugiarán en el espacio. Y será allí, en un combate
sideral, que se sellará el triunfo definitivo del socialismo.
D.: Acepto todo ese planteamiento porque al fin y al
cabo ustedes sostienen que llegaron a él a través del
método científico. Lo que sí nos debe explica es cómo
se resolverán los problemas de los que usted llama los
países más atrasados del capitalismo. Persisto en el
delirio de qué el subdesarrollo existe.
C.: Todo es muy sencillo. Se nacionalizarán los medios
de producción. Basta con decretar la expropiación de
las haciendas, las fábricas, minas, comercios y
servicios. En nuestro “Libro cósmico” está el decreto
que pondremos en vigencia de inmediato.
I.: ¿Aquí expropiaran los pequeños comercios de la
clase media?
C.: No me hable de clases medias. Sólo hay burguesía
y proletariado. Los primeros son los dueños de los
medios de producción y los segundos no.
I.: Entonces mi padre, que tiene una fábrica de velas
con tres empleados ¿pertenece a la burguesía? ¿Y el
doctor John Gutiérrez, asesor para la América Latina de
Panamerican Bank, aunque como asalariado gane cien
veces más que mi padre, es un proletario?
C.: No hay duda.
D.: Me parece que usted no explica suficientemente el
problema que le plantea el joven Yerbabuena.
C.: Las dificultades que ustedes tienen para
entenderme radican en que su concepción del mundo
es idealista y la mía se funda en el método científico del
materialismo. Y de esta manera, mientras ustedes dicen
que estamos de noche y yo sostengo que estamos de
día. Así no puede haber comunicación. No es la primera
vez que esto me pasa. Me retiro.
I.: Excúseme, maestro, por el mal momento que
pasamos, a iniciativa mía.
D.: No tienes de que excusarte. Me ha parecido que la
visita hizo un doble aporte. Por un lado, se planteó un
modo de pensar que si bien está limitado a círculos muy
reducidos, sí resulta en extremo dañino. Por otro, te
pudiste dar cuenta de que el subdesarrollo afecta las
soluciones que se conciben para salir del subdesarrollo.
En este estado de nuestro trabajo, puedes enunciar las
principales teorías que existen acerca del tratamiento
que debe darse al subdesarrollo. ¿Cuáles serían?
I.: Recapitulo:
-Primero, la del progresismo capitalista que es la más
común, puesto que es la difundida por el tipo de
sociedad en que vivimos.
-Luego la del progresismo socialista.
-Después la del fatalismo religioso protestante.
-Y, finalmente, la que espero que usted enuncie como
propia. Y que ojalá resulte incontrovertiblemente válida.
D.: Por mi parte, no tengo ninguna fórmula
generalizante y rígida.
I.: Pero si usted al hacer el diagnóstico del subdesarrollo
encontró características comunes en ciertos países –lo
que le permitió llamarlos del Tercer Mundo- ahora, en el
momento de las soluciones, debe haber respuestas
uniformes.
D.: Hay mucha lógica en lo que tú expresas. Considero
que si podemos decir que el subdesarrollo es un hecho
debido al capitalismo industrial y que es el resultado de
la expansión del núcleo sobre la periferia, la respuesta
sería reordenamiento socialista y reivindicación
autóctona. Sin embargo éste es un punto de partida
muy genérico que al ser llevado al terreno de la práctica
se manifestaría en aplicaciones muy diversas.
I.: Así, pues, para curarnos del resfriado del
subdesarrollo debemos adquirir la pulmonía del
comunismo.
D.: No he dicho comunismo. He empleado la palabra
socialismo.
I.: Al fin y al cabo es lo mismo.
D.: Insisto en la diferencia. El comunismo es
teóricamente la etapa culminante de la historia social
del hombre. El socialismo es un tipo de sociedad que se
opone substitutivamente a la sociedad capitalista. Es
posible que el comunismo sea una utopía. El socialismo
es una realidad.
I.: Aun así, el socialismo es lo que se ha implantado en
Rusia con tan malos resultados que todo allá buscan
oportunidad para emigrar a occidente.
D.: Si lo que estás diciendo no obedeciera al infantilismo
conceptual que interesadamente ha creado la
organización informativa capitalista, hubiera estallado
en ira. Por ti siento compasión. Por los falseadores de
la verdad, desprecio.
I.: Entonces usted es partidario del sistema ruso.
D.: No le puedo decir en términos absolutos sí o no. Hay
campos, como el social, en los que la URSS ha tenido
éxitos indiscutibles. No se puede tapar el sol con las
manos. Sin embargo existen otros campos en los que lo
realizado es defectuoso. A pesar de todo, lo que
pretendemos ahora no es pronunciar una sentencia
condenatoria o absolutoria sobre la URSS, sino
establecer las experiencias de otros pueblos para que
nos puedan servir para resolver el subdesarrollo.
I.: ¿Por qué razón entonces considera que el socialismo
es una respuesta válida?
D.: Por una razón teórica y otra práctica. Como teoría,
el socialismo es la alternativa al capitalismo explotador,
individualista y marginador. En la práctica, los países
del Tercer Mundo que más avances han hecho en la
superación del Subdesarrollo son algunos que han
adoptado racionalmente un sistema socialista, como
China y Cuba. Lo que ha hecho China debe ser digno
de admiración universal. Con mil millones de habitantes
–diez veces más grande que el Brasil- han logrado
alimentar, vestir y alojar a todos.
I.: He observado en las fotografías que Vienen de China
que todos están bien alimentados, pero me parece poco
elegante el verlos a todos uniformados.
D.: En las economías pobres del Tercer Mundo hay que
producir en cantidad para todos, así no sean los
productos de muy buena calidad o elegante acabado.
La otra posibilidad es la de que se produzcan o importen
bienes para minorías acaparadoras, exigentes y
despilfarradoras. Si se opta por esto, siempre habrá
marginados que no satisfarán sus necesidades básicas.
I.: De Cuba he oído decir que las gentes hacen cola
para conseguirá los básico.
D.: Hacer cola significa que la gente puede conseguir –
porque se produce y se tiene el dinero- lo que busca.
¿O tú piensas que aquí los pobres no hacen cola en los
almacenes porque no necesitan nada de lo que hay allí?
En una economía capitalista –especialmente si es
subdesarrollada- el sector del comercio resulta
exageradamente crecido y extendido, frente al sector
productivo. Por eso, aquí hay tantos almacenes,
tiendas, mercados y puestos callejeros, con tan pocos
compradores. Una economía socialista debe concentrar
la mayor parte de los esfuerzos en la producción.
I.: Sé que en Cuba se carece de ciertos productos
básicos.
D.: ¿Cómo cuáles?
I.: Las gaseosas, por ejemplo.
D.: Las gaseosas no son alimentos básicos. Dentro de
esas botellas hay agua, colorantes y anhídrido
carbónico. En cuba prefieren dedicar los recursos
productivos y distributivos a otros líquidos más
alimenticios y nada nocivos, como la leche.
I.: Una prima mía, enfermera de profesión, asistió a un
congreso en Cuba y le pareció formidable el servicio de
salud. Pero se le acabó la base del maquillaje y sufrió
mucho al final porque no consiguió base Max Factor ni
Helena Rubinstein.
D.: Bueno, es posible que esos productos básicos no se
consigan en Cuba.
I.: ¿Por qué no mencionó a la URSS entre los países
que han vencido el subdesarrollo?
D.: Este no es un caso diferente al de China y Cuba. La
URSS es un país ubicado en el segundo mundo, como
lo vimos en la segunda lección, que superó no el
subdesarrollo sino el atraso. Por eso el modelo soviético
fue tan atractivo en países del Tercer Mundo.
I.: Entonces, ¿Por qué la URSS se derrumbó?
D.: El caso es complejo. Concurrieron varios factores:
internos y externos, organizativos e ideológicos,
económicos y culturales.
I.: Muchos afirman que el sistema estaba en quiebra y
en tal fracaso económico no tenía culpa Occidente.
D.: Bueno, la URSS no padecía tan extremas penurias
como las que sufre hoy cuba.
I.: ¿Con eso quiere decir que el principal factor no fue el
problema económico?
D.: Exactamente: le doy más peso al factor burocrático.
En la URSS se enquistó una casta que utilizando el
discurso socialista acumuló privilegios. Llegado el
momento la burocracia –liderada por el ingenuo
Gorbachov y luego por el oportunista Yeltsin, ambos
apadrinados por Estados Unidos-, dilapidó todo un
emporio socialista para enriquecerse personalmente.
Por eso hoy se habla de la naciente oligarquía rusa,
integrada en buena parte por los viejos burócratas
soviéticos.
I.: No es posible atribuirle la desnaturalización del
comunismo soviético a Estados Unidos y Europa.
D.: No olvides, joven, que la URSS desapareció
repentinamente. Todo ocurrió a la manera de una
rendición, sin que se diese la batalla final.
I.: Entonces, maestro, ¿Usted esperaba una guerra
nuclear para que se definiera la lucha bipolar?
D.: No era mi esperanza vital. Pero si pensaba que la
URSS se reformara de defectos congénitos y rectificara
vicios adquiridos. Sin embargo la confrontación
capitalismo versus comunismo, por ser una guerra fría,
tenía lugar en varios campos y con diversos medios. En
consecuencia el triunfo correspondió al bando que
impuso globalmente su ideología y su cultura.
I.: Precisamente eso demuestra la superioridad cultural
e ideológica de occidente.
D.: En términos estratégicos sí. El capitalismo con su
portentosos desarrollo tecnológico ha perfeccionado los
medios de comunicación (mediática) y la informática de
modo que pudo universalizar su ideología. Por eso
fukuyama, un publicista gringo de origen japonés,
escribió “El fin de las ideologías”.
Además, el capitalismo, que es un proceso milenario de
acumulación de riqueza, desarrolla al mismo tiempo la
cultura del individualismo y el confort. Una cosa sirve a
la otra.
I.: Pero eso lo veo muy positivo para la humanidad.
D.: En principio, es cierto. Sin embargo, el capitalismo
avanza como un caballo de carreras que
progresivamente aumenta su velocidad al punto de que,
por no tener mata definida, se desboca. De este modo
el individualismo se torna en egoísmo y el confort o
simple bienestar se vuelve desenfrenado consumismo.
El capitalismo no se puede detener, por eso arrastra a
la humanidad hacia el precipicio fatal de la devastación
ecológica, el agotamiento de recursos y la insolidaridad
despiadada.
I.: Pero dejando de lado esos extremos, yo observo que
en la URSS hizo falta algo de individualismo y mucho
confort, aunque sus habitantes tenían lo vitalmente
necesario.
D.: Estoy de acuerdo en parte. Sin embargo, cuando
Estados Unidos pudo permear culturalmente al Este
europeo, la sociedad gringa había entrado ya, a
plenitud, en la fase del egoísmo y el consumismo
pervertido. Occidente, después de la guerra del Vietnam
y la crisis petrolera de mediados de los años 70, revivió
como recurso desesperado el capitalismo, salvaje en
sus propósitos pero sofisticado en sus medios.
Como recurso psicosocial se estimularon los instintos
elementales y las pasiones concupiscentes. Efecto
político de todo esto fue la instauración de regímenes
ultraderechistas como el de Reagan y la Thatcher.
I.: Es extraño que en su esfuerzo por sobrevivir el
capitalismo acabó con el comunismo.
D.: O, en otros términos, el fin de la URSS obedeció
también a la crisis de Occidente, que para curarse
agudizó sus vicios a tal punto que contagió de muerte a
su enemigo.
I.: ¿Y el tercer mundo también se contagió?
D.: Claro. La globalización ha sido una epidemia,
porque la “apertura” sirvió para arrastrar la frágil
industria de los países marginados, la “privatización” le
permitió a los países ricos apoderarse de las empresas
rentables del Tercer Mundo y la “desregulación” logró
revivir un colonialismo disfrazado.
I.: Parece, sí, que el socialismo democrático de estilo
europeo sobrevive.
D.: Sólo de nombre. El socialismo europeo o la social
democracia le sirvieron al capitalismo para sortear la
crisis de los años 30, mediante intervención estatal y
programas de bienestar social. Pero llegado el
momento de la “globalización” los partidos socialistas
europeos se acomodaron al modelo neoliberal que
beneficia a los países dominantes. Ellos practican el
neoliberalismo o predominio de mercado, aunque
cumplen la función de mitigar internamente los nefastos
efectos éticos y sociales del capitalismo salvaje. Con
respecto del Tercer Mundo son tan insolidarios como los
partidos de derecha.
Sólo el socialismo francés conserva algo del clásico
proyecto.
I.: Como todo ha cambiado, hoy se habla de la “tercera
vía”.
D.: La “tercera vía” es la tercera edad en política. Es una
expresión de cuño anglosajón que sirve incluso para
hacer desaparecer la palabra socialismo. En Inglaterra
se manifiesta como prolongación del thatcherismo,
ahora azucarado con sonrisas de Blair.
I.: Concluyo entonces que usted insiste en el socialismo
como salida del subdesarrollo del Tercer Mundo.
D.: Sí señor.
I.: ¿En que se basaría?, puesto que también percibo
sus críticas a malas experiencias a nombre del
socialismo.
D.: Si, como lo vimos, el subdesarrollo es en esencia un
desfase histórico y una situación periférica, sólo en la
medida en que superemos eso nos desarrollaremos.
Como proyecto, nuestras sociedades persiguen
objetivos falsos y recurren a medios no idóneos. En
consecuencia no es necesario definir un modelo social
propio e instrumentarlo con medios adecuados.
I.: No olvide maestro que estamos ya en las
conclusiones y es necesario concretar las cosas.
D.: Resulta claro que no podemos pretender la
industrialización a toda costa, el consumismo pródigo,
la estéril desculturización, el provincialismo exangüe, el
urbanismo absorbente.
I.: ¿Significa esto que nuestros objetivos deben ser más
modestos?
D.: Más modestos en cuanto a emular las sociedades
industrializadas, pero más ambiciosos en cuanto a
satisfacer las necesidades comunitarias.
I.: ¿Cómo lograrlo? Porque eso del “consumismo
pródigo y de la estéril desculturización” se dice en
cualquier discurso presidencial y las cosas siguen como
antes, o peor.
D.: Es muy pertinente lo que dices porque las
diferencias con algunos casos son más en los medios
que en los objetivos. Con el actual sistema productivo,
distributivo y financiero no se alcanzan tale objetivos.
Tampoco el sistema educativo y el informativo vigentes
favorecen un ideal de sociedad razonable.
I.: En concreto, ¿Cómo se reordenaría el sistema
económico?
D.: Dando la prioridad en la producción a los bienes
alimenticios, de habitación y vestuario.
-Desplazando los productos superfluos o suntuarios.
-Reduciendo el comercio a lo necesario.
-Controlando estatalmente el sector financiero.
-Planificando globalmente el desarrollo.
I.: Eso es socialismo, contrario a la iniciativa privada.
D.: Sí. Es socialismo, pero éste no supone la
eliminación de la iniciativa privada sino su reubicación.
Si bien la economía debe ser socialmente dirigida en
nuestras sociedades y en el estado actual de las fuerzas
productivas, es necesario aprovechar la iniciativa, la
organización y los recursos privados en la producción y
distribución. Por ejemplo, en el sector agrario, en la
mediana industria, en el pequeño comercio.
I.: Lo demás sería del Estado.
D.: No todo. Hay formas de organización comunitaria
que sin ser estatales, ni quedar bajo el control particular,
son recomendables para la producción y el comercio. El
cooperativismo puede ser útil en el mercado de
productos agrícolas o en la prestación de servicios.
I.: ¿Todo eso significa que usted propone un sistema
económico dividido en tres sectores: el estatal, el
cooperativo y el privado?
D.: Si. Pero puede haber otras modalidades igualmente
aceptables como el socialismo autogestionario. En este
caso el Estado es el titular nominal de los medios de
producción, pero la gestión de las empresas les
corresponde a los trabajadores de cada una de ellas.
Era el socialismo practicado en Yugoslavia.
I.: Lo enunciado es teóricamente muy atractivo, hasta
hermoso, pero en la práctica no funciona. Por ejemplo:
en el colegio funcionaba una cooperativa de profesores
y fueron los mismos directivos, el tesorero y el revisor
fiscal quienes la hicieron fracasar porque cometieron un
desfalco. Le advierto que ellos eran los profesores del
cooperativismo.
D.: Tú tienes razón. Dentro de una sociedad dominada
por el capitalismo e imbuida de espíritu individualista,
como la nuestra, todos esos intentos comunitarios están
destinados al fracaso, o tienen alcances muy limitados.
Los enemigos de la socialización son muchos y
variados. No sólo se oponen a los poderes imperialistas
y las burguesías criollas sino sectores laborales. Hay
castas sindicales y cooperativas corrompidas que se
aprovechan de un lenguaje solidario para encubrir sus
intereses egoístas. En general, al aparato burocrático
de los Estados Latinoamericanos es lo más contrario a
un ideal socialista. Socializar en las actuales
circunstancias equivaldría a beneficiar a castas
ambiciosas y parasitarias. En definitiva, los más
perjudicados serían los marginados.
I.: Observo que usted emplea dos términos:
socialización y socialismo. ¿Qué diferencia hay entre
ellos?
D.: La socialización es un proceso que implica
preparación, fundamentación, desarrollo y
consolidación. Y aún fracasos. Cuando se consolida la
socialización se ha construido el socialismo.
I.: Si el socialismo es la respuesta al subdesarrollo,
cada vez veo más lejos el desarrollo de nuestras
sociedades. Y si el capitalismo persiste seremos países
en franca vía de subdesarrollo.
D.: Lo paradójico es que quienes recientemente han
optado por la vía socialista han sido países europeos
que son los que menos lo necesitan. Francia, por
ejemplo. En cambio en el Tercer Mundo, tan apremiado
de socialización, ésta no se produce tan
generalizadamente, por varias razones:
-Las burguesías criollas defienden a capa y espada sus
intereses. Para mantener el liberalismo económico
implantan la dictadura política (militarismo).
-Los poderes imperiales intervienen descaradamente
para mantener sus mercados, preservar sus inversiones
y cobrar sus dividendos.
-La ignorancia de las gentes marginadas es tal que
desconocen su penuria y no saben de sus posibilidades.
-Los grupos de izquierda no obstante tener un terreno
abonado se convierten en clubes aislados.
I.: Esto último me parece extraño.
D.: Sí. Aunque vistas las cosas a fondo resulta
explicable.
I.: ¿Por qué?
D.: Nuestros grupos de izquierda son fundamentalistas,
proféticos, mesiánicos y apostólicos.
I.: ¿Cómo así?
D.: -Fundamentalismo o excesiva preocupación por la
pureza dogmática u ortodoxia.
-Proféticos, porque esperan de la historia más de lo que
ellos pueden hacer por sí mismos.
-Mesiánicos o sueño en un remoto estado de perfección
que suplanta la respuesta a problemas inmediatos y
concretos.
-Apostólicos o devota consagración a acciones
ejemplarizantes en detrimento de la estrategia política.
I.: ¿Eso significa que el subdesarrollo afecta a los
revolucionarios y a la revolución?
D.: Evidentemente. Podemos pensar que nuestra teoría
revolucionaria ha estado viciada de dependencia y que
la acción revolucionaria está a la deriva. Esto confirma
que el subdesarrollo no sólo es decrepitud material sino
penuria cultural.
I.: ¿Qué hacer entonces? Porque me parece que lo
grave para el hombre no son los problemas sino el no
encontrarles solución.
D.: ¿Consideras, dentro de esa sana lógica, que
cometidos los errores sus secuelas son mínimas si
logramos extraer enseñanzas correctas?
I.: ¿Cuáles serían ellas?
D.: Estoy convencido de que la mejor pedagogía para
la acción práctica debe fundarse en la inducción propia.
Por eso, y a esta altura del curso, lo indicado es que tú
te respondas tu pregunta.
I.: Bueno. Me parece que el problema del subdesarrollo
es, en el fondo, político. Esto es, sin controlar o al
menos participar del poder, las víctimas del
subdesarrollo no pueden cambiar el sistema
socioeconómico que genera subdesarrollo. Ahora bien,
siendo las primeras víctimas los marginados y luego las
clases medias, se impone una alianza entre ellas. La
naturaleza y el grado de transformación del sistema
penden del poder político que marginados y clases
medias logren acumular.
D.: Lo que acabas de decir es válido como
razonamiento. Quedan problemas prácticos por
resolver, tales como:
-La clase media tiende a ser aliada de las oligarquías.
-Los partidos de izquierda en cuanto programas,
estrategias, adeptos y dirección se nutren de clase
media.
-Los grupos de izquierda en su composición se integran
de juventud universitaria presta a mimetizarse con la
revolución y luego con el sistema.
-Los marginados, el día que tomen conciencia de su
condición y obren en bloque, dejarán de ser
marginados. Este es un perfecto círculo vicioso.
I.: Usted me lleva a concluir que mis propuestas, siendo
válidas como objetivo, ofrecen muchas dificultades en
su proceso.
Es bueno reconocerlo para no hacerse ilusiones. Por
otra parte, cómo vencer nuestra congénita
inautenticidad, fuente de alienación aun para la
revolución y causa de rivalidades caninas.
I.: Estoy convencido de que la época de los maoísmos,
estalinismos, trotskismos y demás europeísmos está en
declive.
D.: Es posible que la vida nos haya aleccionado, pero
quedan rescoldos. Y no olvides que en no pocos casos
el grupismo lo fomenta el imperio. La CIA tuvo y tiene
bajo su orientación algunos de esos “movimientos”.
I.: Lo que observo no es simplemente la extinción por
agotamiento propio, sino todo un fenómeno substitutivo.
Es todo que usted describe en su libro Latinoamérica
hiel y miel. La diferencia está en que yo soy más
optimista.
D.: ¡Qué tal que los jóvenes no lo fueran!
I.: Muchos no lo son. Para ser optimista o pesimista es
requisito un interés previo. Si a uno no le llama la
atención y la sociedad, su gente, los problemas
sociales, los acontecimientos políticos, menos
inclinación tendera a evaluar el futuro.
D.: Deben ser muy pocos los jóvenes en ese estado de
abulia.
I.: No lo crea, maestro. Descartemos a los que siendo
jóvenes por edad, socialmente no lo son, como los
jóvenes marginados. Ser joven marginado equivale a
llevar vida de adulto frustrado desde niño. A los jóvenes,
los de mi clase, los tienen dopados con peinados,
lociones y rock. De los jóvenes de la oligarquía no sé
nada. No he conocido a ninguno. Creo que todos viven
en los Estados Unidos.
D.: Estamos perdidos, joven.
I.: No, maestro. Simplemente que la lucha será intensa
y larga. No es fácil desechar la utopía industrial que
hasta los codos ha de inundarnos de progreso a todos.
Y resulta muy cómodo vivir con la conciencia en las
espaldas.
VI. UN ENSAYO, VERBI GRATIA
“Cuando me desintoxiquen en Cuba
Regresaré a Colombia
A trabajar por la juventud”
(Kid Pambelé)
Año después del último diálogo, el señor Yerbabuena,
ahora un avanzado estudiante de periodismo, habló con
el profesor Cantaclaro para pedirle orientación sobre un
ensayo que le asignaron acerca del tema: el deporte y
los medios de comunicación. Aunque está ya muy
diestro en elaborar artículos periodísticos e incluso lleva
muy adelantada su monografía de grado, no había
tenido oportunidad de trabajar un ensayo. Por esta
razón conversó con su viejo amigo y maestro
Cantaclaro, con quien además tuvo oportunidad de
actualizar algunas reflexiones sobre el subdesarrollo.
Extraño al profesor que no se ejercitase a los
estudiantes en la elaboración de ensayos, puesto que
éste es un método de articular conocimientos, aplicar lo
aprendido y demostrar creatividad. Aunque propende
por la pedagogía activa y dialogada de la vieja escuela
socrática, ésta debe complementarse con el ejercicio
escrito, una de cuyas modalidades más valiosas es el
ensayo. En conclusión el universitario Yerbabuena
extrajo las siguientes pautas:
-Un ensayo es un escrito intermedio entre un artículo
periodístico y una monografía académica en que se
formula una tesis susceptible de comprobación o se
hace análisis o critica en forma lucida y sucinta. En su
extensión es un género intermedio entre los dos
mencionados y en su calidad se valora como un escrito
digno de ser publicado en una revista especializada.
-El ensayo requiere precisar muy bien el tema y un
adecuado conocimiento del mismo. Por esta razón se
hizo necesario concretar el asunto genérico de deporte
y medios de comunicación, a un evento (los juegos
olímpicos de Barcelona) y especialmente a un deporte
(el atletismo). Además, el universitario Yerbabuena
desde Cuando el profesor Cantaclaro lo inicio en el
problema de subdesarrollo ha seguido leyendo y
reflexionando sobre él. En consecuencia optó por
analizar las olimpiadas del 92 a la luz de la participación
en ellas de Colombia como país del Tercer Mundo.
-Despierta interés sobre el tema el hecho de que en
plena era neoliberal y después del derrumbe del muro
de Berlín, pareciera que el Tercer Mundo también ha
desaparecido. Sin embargo, el subdesarrollo es más
agudo y dramático en estos momentos, puesto que la
desculturización, la dependencia y el ser sociedades a
la deriva han sido agravados por el aperturismo
ingenuo, las privatizaciones privilegiantes y la
hegemonía de los países poderosos.
-La formación universitaria requiere no sólo capacidad
de acumular información sino desarrollar un espíritu
crítico. Y si en estos momentos los intereses creados
están manipulando la opinión pública a través de un
deportivismo radio teledifundido, se hace necesario
develar esta situación para hacer el deporte una
verdadera práctica educativa.
Así pues, el señor Yerbabuena se dio a la tarea de
elaborar el siguiente ensayo considerado un buen
ejercicio y modelo para otros trabajos similares.
NIVELES DE PRODUCCION LITERARIA AUTOR
FORMA CONTENIDO OBJETIVO DESTINATA
RIO
ARTICULO ENSAYO MONOGRAFIA TESIS MANUAL
Alfabetizado
Bachiller
Universitario
Profesional
Profesor
Periódico
Revista
Opúsculo
Libro
Tratado
Comentario
Reflexivo
Fundamentado
Creativo
Comprensivo
Expresar Valorar Profundizar Investigar Enseñar
Ciudadanos Intelectuales Académicos Científicos Estudiosos
SUBDESARROLLO, MEDIATIZACIÓN Y DEPORTE
Ha sido demostrado que desarrollo no es simple
crecimiento ni modernización a ultranza. Por esto, a la
hora de la verdad, el subdesarrollo rebrota, así se hagan
esfuerzos para ocultarlo o contrarrestarlo falsamente.
Ciertos acontecimientos internacionales (cumbres
políticas, conflictos bélicos, reinados de belleza,
premios Nobel) reproducen y exteriorizan la más
sustantiva división que hoy segmenta al mundo. Y cada
cuatro años, con ocasión de los juegos olímpicos,
padecemos de una erupción de subdesarrollo, cargada
de lava calcinante. Los juegos olímpicos son un crisol,
como los simposios científicos, las ferias industriales,
las asambleas económicas, dentro del cual el Tercer
Mundo descubre el cobre o se reduce a arcilla.
No quiere decir esto que en el subdesarrollo no florezca
a su manera algún deporte. Por el contrario, en cada
país del Tercer Mundo, a un espectáculo deportivo –
antes que a una práctica comunitaria y educativa- se
recurre como factor de integración nacional, por la
ausencia de fuerzas cohesionantes más sustantivas. En
razón de que los países periféricos no son competitivos
científica, técnica o productivamente, se acude a
substitutos, en principio, fáciles sucedáneos, para
generar sentimientos de identidad nacional y tener
presencia en el mundo. De aquí que el tour de Francia
llegara, en su momento de “apogeo” colombiano, a
tener más radiodifusión aquí que allá.
En el deporte como en la agricultura y en el comercio
exterior, hemos sido mono cultivadores y mono
exportadores. A los más, logramos la substitución de un
producto por otro (ciclismo, fútbol, toreo y ahora los 400
metros) que coyunturalmente y por fuerza de azar
ofrece mejores perspectivas propagandísticas, así
como en Venezuela el basquetbol substituyó
publicitariamente al béisbol y en el Perú el voleibol al
fútbol.
Pero cuando se trata del deporte en su magna
dimensión olímpica, estamos irremediablemente
perdidos. Aquí el desbordado cubrimiento radiodifusivo
sólo logra el ridículo y el apoyo postobónico revela su
ineficiencia. No podría ser de otra manera, porque
competir dignamente en una justa olímpica, supone
condiciones insustituibles: adecuados niveles
nacionales de nutrición, educación física masiva, apoyo
estatal. Esto es tan cierto que nos atrevemos a decir que
es la última olimpiada con apogeo ex soviético, no solo
por su desintegración estatal sino por su acelerado
proceso de tercermundización. Nada bueno se puede
esperar del deporte privatizado (a merced de
comercialización) y escenificado (reducido a la
pantalla).
La algarabía mediática
Con todas las limitaciones que tienen las afirmaciones
absolutas me atrevo a decir que no hay país en el
mundo que supera a Colombia en cantidad y en delirio
de radiodifusión deportivista, obsesivamente
concentrada en el fútbol y el ciclismo. Febriles
encuentran los africanos nuestras transmisiones de
futbol, así sea del más insignificante partido.
Tropicalismo resulta para los europeos la narración
metro a metro del tour de Francia por nuestras
satelizadas cadenas. Aberrante les parece al resto de
latinoamericanos nuestra programación radial que,
desde la madrugada hasta la noche, se dedica a
rememorizar, recomentar, hiperanalizar,
ultraclarividenciar las minucias futbolísticas. Un
marciano que sintonizara (ciclismo + futbol) pensaría
que en nuestro país el dios tiene forma circular, los
templos son como cráteres y su liturgia es bípeda.
Lo paradójico es que cuanto más se intensifica la
algarabía radioteledifusiva, menos los jóvenes practican
el deporte. Por el contrario, en ellos se expande la
subcultura sedentaria y contemplativa, cuando no la
psicotrópica. Pensándolo bien, la relación inversa entre
radio difusión y práctica es lógica porque se
desnaturaliza algo que ante todo es actividad, realismo,
disciplina y sentido de superación.
Lo grave para Colombia, urgida de desmontar este
alienante aparato de dominación y de racionalizar su
radioteledifusión, radica en que esto no se hace por
decreto y de que el sistema se respalda en él. El
establecimiento patrocina el modelo, el Estado lo avala,
los gobernantes lo usufructúan y están de por medio los
intereses creados de un gremio de profesionales en
cantar goles, despellejar árbitros, dialectizar pases,
embrujar técnicos, prestidigitar resultados, endiosar
subcampeones y salvar a la patria.
Como Ximena Restrepo afirma que “Colombia es un
país donde se respira demasiado futbol” (El Tiempo 6,
VII/92), entiendo que no se siente repelida por un
exceso de colombianos que transpiran la camiseta sino
que está asfixiada por la polución del espacio
electromagnético viciado de imágenes y palabrería
futbolísticas.
El soporte gaseoso
¿Qué es entonces hacer deporte en nuestro país? A
nivel básico el deporte nacional está afectado por la
aguda crisis que padece el sistema educativo,
discriminante socialmente, verbalista en su método,
estéril en valores y frustrante profesionalmente. En las
escuelas y colegios marginales apenas hay aulas, en
los de clase media se cumple con un formalismo y en
los de clase alta el más exigente ejercicio físico es ser
periodista, pintor o político desde la adolescencia. Las
universidades careciendo de prácticas profesionales o
siendo estas muy deficientes, menos posibilitan las
prácticas deportivas. Obsérvese que buen número de
nuestros deportistas han salido o se preparan en
universidades extranjeras. Todo esto lo afirmo, saltando
sin garrocha sobre excepciones raras y frágiles, de
orden personal o institucional.
Hay un puñado de compatriotas que viven directamente
(ciclistas y futbolistas) o indirectamente (locutores,
comentaristas, reporteros, burócratas) del deporte.
Todo esto magistralmente instrumentalizado por el
establecimiento para sostener el sistema de manera
eficaz y no muy costosa. El estado, simbolizado por el
Presidente de la República, nacionaliza los triunfos y la
gran empresa comercializa sus productos. Se debe
acotar que la gran empresa nacional patrocinadora del
deporte es la de bebidas gaseosas, espirituosas o
estimulantes, aunque la más rentable (Coca Cola
obtiene ganancias anuales de 11.000 millones de
pesos) poco ayuda y si le extrae lucro.
En realidad la financiación deportiva ha estado a cargo
de las bebidas calientes (café) y de las frías (gaseosa y
cerveza). No es extraño que la Restrepo diga: “En
Colombia es muy difícil hacer deporte. No hay apoyo
necesario por parte del Gobierno. En mi caso, sino es
por la firma Postobón, seguramente que ninguno de mis
planes se hubiese podido concretar y nada de lo que es
hoy una realidad, fuera cierto” (El espectador, 6,
VIII/92). La mayoría de los equipos del campeonato
profesional de futbol son patrocinados por colombiana;
sin embargo esta es la cobertura gaseosa, porque los
grandes tienen sustento sólido aunque pulverizado.
El modelo imperante de mecenazgo deportivo está muy
ligado a los deportes utilizables, a su cobertura radio
difusiva y a los resultados alcanzados. De él no se
puede esperar más ni algo diferente. En efecto, los
deportes apoyados son los más radiales o televisivos en
cuanto sirven a un especifico mercado; dependen de la
afición de un magnate (extraditable o transnacional) o
de la prosperidad de la empresa, como le sucedió al
equipo Café de Colombia; pierden su carácter nacional
en cuanto se feudalizan intereses. Hasta se puede dar
la paradoja deportista publicitando brebajes que atentan
contra la salud (aguardiente) o no contribuyen
(gaseosas) a la nutrición nacional. Así las cosas,
encuentro inteligente y de carácter la declaración de
Ximena al concluir su hazaña. Por una parte reconoce
y agradece a su patrocinador, pero por otra demanda al
Estado apoyo al deporte. Ve su logro como algo
excepcional para nuestro medio y lo explica “porque
cuento con una familia adorable, con alguna
comodidad, que siempre me brindó su apoyo. Eso no lo
tienen muchos deportistas en Colombia y es una lástima
ver cómo se lucha primero contra los inconvenientes y
luego frente a los rivales” (El Tiempo, 6, VIII/92). Y
añade: “Miren, con hambre no se puede practicar
ningún deporte. Lo primero que hay que hacer para
esperar resultados es contar con una adecuada,
oportuna y bien balanceada alimentación. Después
buenos entrenadores. Después, una férrea disciplina...”
(El espectador, 7, VIII, 92).
Los límites del subdesarrollo
Según nuestra tesis central el contexto del Tercer
Mundo determina la generalidad de fenómenos
sociales, niveles de vida, resultados materiales y
obviamente los acontecimientos deportivos. Sin
embargo acabamos de observar que en Barcelona 92,
hubo algunos países del Tercer Mundo que escaparon
a la relación deporte=olimpiadas=subdesarrollo. Por
ejemplo, allí China, Cuba y Corea del Sur, ocuparon
respectivamente la cuarta la quinta y séptima posición.
Esto nos permite afirmar que el subdesarrollo no es una
fatalidad y que hay cierta respuesta a algunas de sus
secuelas sociales (desnutrición, analfabetismo,
corrupción, inseguridad, alienación deportivista, etc.), si
se dan ciertos presupuestos políticos y se realizan
significativos esfuerzos. Lo de China puede ser
explicado por su inmensa base de población y su
planificada política de insertarse en la modernidad. El
resultado coreano es herencia de la pasada olimpiada y
efecto de su prosperidad económica fundada en una
sólida educación y la responsabilidad del Estado. ¿Y
Cuba? Es lamentable que nuestro plegamiento a la
política del pentágono y los intereses de una burguesía
obcecada nos impida ver con objetividad la realidad
cubana. Es admirable el gran triunfo de Cuba (14
medallas de oro, 6 de plata y 23 de bronce) superando
a cada uno de los países de la Comunidad Económica
Europea, con excepción de Alemania, y a todos los
estados ex socialistas, menos la ex URSS. La
performance cubana, sin términos de comparación con
la del resto de América Latina reunida, es causa de
muchas vergüenzas. La isla caribeña con un cuarto de
la población colombiana, en medio de penurias
extremas, no sólo nos sacó una distancia inmensa, sino
que nos apabullo moralmente. Nuestros medios
radioteledifusivos hicieron lo imposible por ocultar y
demeritar lo que brillaban en pundonor y contundencia.
Esos artilugios que utilizan para agigantar pigmeos o
para convertir el cobre en oro o para tonificar anilinas,
los han venido utilizando a la inversa contra Cuba. Al
hacer el balance del atletismo cubano un comentarista
valluno –de los que se desmayan por un cobre nuestro-
pudo escribir: “alcanzaron 2 medallas de oro, 5 de plata
y 6 de Bronce, volumen modesto pero interesante” (El
país, 10, VIII/92). A este periodista al menos se le abona
haber dicho algo. Me pregunto: “¿Cuántos meses de
locura radioteledifusiva hubiera padecido el país si
Colombia hubiese obtenido una cuarta parte de las
preseas cubanas?”
Por el contrario, quien la noche del domingo 9 de mayo
sintonizó los noticieros de Radio Habana pudo advertir
la mesura con que se informó al continente el balance
olímpico. Es más, ni siquiera fue la primera noticia pues
estuvo precedida por una referente a la próxima reunión
de los países no alineados en Indonesia y otra a la
posible intervención de los Estados Unidos en la guerra
de Yugoslavia.
Gravísima será la pérdida para América Latina si Cuba
no logra hacer una transición racional y preservante
hacia el nuevo orden mundial. Sería fatal otra febril
perestroika, incluso para el deporte. América Latina no
soporta ni siquiera otro Brasil. La revista “Cambio 16”,
después de equiparar lo incomparable, presagia el fin
del deporte cubano, pero sin precisar si por causa de la
crisis del socialismo o por la implantación del
capitalismo. “Ellos (los cubanos), el dorado equipo de
voleibol del Brasil y la atleta Ximena Restrepo, la mujer
de bronce colombiana, han salvado la cara al deporte
iberoamericano. Sin embargo la dura crisis económica
de la isla hará sucumbir casi todos los planes de
preparación y muchas ilusiones. Cuba difícilmente
volverá a ser una potencia olímpica” (17, VIII/92).
En fin, muchos colombianos nos consolamos viendo a
la Restrepo cosechando preseas postolímpicas. Más
valiosa que la medalla de bronce ella dio un dorado
golpe mediático. Logró hacer un paréntesis al
consabido remate ciclístico: “dedico este triunfo a mis
patrocinadores y a mí a…pá y a mí a…má”. Con mucho
carácter dijo “Mire, sinceramente no le dedico a nadie
en especial esta presea. Lo único que me acuerdo de
todos aquellos que de una u otra manera me han
colaborado. Y ellos saben muy bien quiénes son”.
Tememos que esta recóndita dedicación se siga
repitiendo habida cuenta del amañado balance que
autoridades y medios han hecho de la actuación de
Colombia en Barcelona. Peor aún, la manipulación
mediática ha convencido a los colombianos de que el
Estado no se debe encargar del deporte (neoliberalismo
tropical) y que no nos conviene masificar el deporte1. En
conclusión, como hasta ahora, durante los próximos
500 años el deporte colombiano será gaseoso y
pantallero, si no hay una reorientación plena.
1 Según encuesta de El Tiempo tan solo el 38%
considera que el Estado debe hacerse cargo del
deporte (17, VIII/92) y según El espectador un idéntico
38% propende por la masificación del deporte (22, VIII,
92).
VII. UN CUENTO POR DEMAS
(ALEGORIA)
Sabemos la importancia que en el estudio del
subdesarrollo tiene la literatura. En efecto, es
reconocido el aporte del “Boom latinoamericano”
al describir la condición socio económica del
continente. De este modo la pléyade de autores
latinoamericanos no sólo contribuyeron al arte de
la novela sino crearon conciencia universal de la
problemática del Tercer Mundo.
Y si bien la literatura ha logrado una visión
comprensiva del subdesarrollo, cada obra
enfatiza o el aspecto político (“Yo el supremo”,
“El otoño del patriarca”), o el social (“Cien años
de soledad”, “Los funerales de mama grande”), o
el psicosocial (“Crónica de una muerte
anunciada”, “la muerte de Artemio Cruz”) o el
antropológico (“Pedro Paramo y aún “Los hijos
de Sánchez”)
Consciente de esto, el ya periodista yerbabuena,
decidió escribir un cuento macondiano que
articulara globalidad imperial y subdesarrollo.
CLEOPATRA ENJAULADA
“La jaula estaba terminada. Baltazar la colgó en el
alero, por fuerza de la costumbre, y cuando acabó de
almorzar ya se decía por todos lados que era la jaula
más bella del mundo. Tanta gente vino a verla, que
se formó un tumulto frente a la casa, y Baltazar tuvo
que descolgarla y cerrar la carpintería…
-Sirve hasta para un loro- intervino uno de los niños.
-Así es- dijo Baltazar.”
(“La prodigiosa tarde de Baltazar” G. García
Márquez.).
Esta otra jaula había sido toda una fortaleza de la
imaginación, aunque más imponente que bella. Era
otra perfecta obra de arquitectura con sentido social,
pero con alambra de mayor calibre y reforzada con
varillas de hierro. Más ancha que alta para que un
pájaro grande pudiera extender sus alas, con dos
cubículos pequeños, uno para visita semanal y otro
para defecar, puerta blindada y techo reforzado, más
alarma ambiental para prevenir hasta la idea de fuga.
El único problema para Baltazar consistía de nuevo
en que la jaula se la disputaban muchos destinos. Los
ingenuos pensaban que servía para criar canarios sin
que se los comieran los gatos, los negociantes para
exportar turpiales a prueba de robo aduanero, alguno
para encarcelar el gavilán pollero anidado en el
Pentágono y hasta un pacifista ornitólogo reveló que
aun sola se justificaba porque infundía respeto entre
las aves depredadoras. Pero al cabo de propuestas,
todo se redujo por fuerza de la necesidad a que la jaula
se destinaría a proteger los turpiales que desde hacía
años por temor ya ni cantaban, o a encerrar la lora
pajaricida y terrorista.
El pajarraco de marras, apellidado Cleopatra, de
escuálida cresta, con grandes orejas negras, las
espuelas romas desgastadas por el uso, el pico tan
encorvado que ya se picaba a sí misma, dispone de
pocas plumas verdes pues la mayoría reflejaban el
amarillo otoñal. Nadie sabía cuántos años tenía. Tan
sólo que había aparecido en el pueblo por la época de
la escasez, cuando un marinero de un baro egipcio, en
viaje de trueque por América, se la dio a una
prostituta por tres noches de amor. Por eso la
llamaron Cleopatra. Y su índole agresiva se la
atribuyen al marinero que azotaba a su compañera
antes de aparearse. Se dice que la dueña, al poco
tiempo liberó la lora, porque picoteaba a sus clientes
cuando llegaban a los quejidos de amor.
Aunque ya compartía su poder con otras aves rapaces,
no había perdido su agresividad y aún conservaba sus
portentosas amistades de ultramar.
Baltazar al fin confesó que con este propósito había
fabricado la jaula. Todos estuvieron de acuerdo en que
la comprara el consejo porque la lora era patrimonio
municipal, pues desde cuando la aquerenciaron
habitaba en el techo y la baranda de la casa
consistorial y en su cielo raso dormitaba.
Y mucho más, en una época se apoderó de la alcaldía
de modo que allí fungió durante 17 años de
burgomaestre soberano a base de consignas. ¡Que
maten al desgraciado! ¡Que le aprieten el cogote!
Al cabo de los años acepto salir, pero se ubicó en el
atril del consejo desde donde dirige las sesiones.
Interrumpe a sus colegas con gritos: ¡Mierda del
comunismo! ¡Al carajo los ateos! ¡Apátrida
desgraciado! Siempre posada sobre el hombro de
respectivo interlocutor.
Los concejales en pleno desecharon la propuesta
porque se atentaba contra el altísimo derecho a volar.
Así Cleopatra sea ave de corto vuelo, acotó el más
exegeta de todos, porque además no hay un rubro en
el presupuesto para gastos represivos. Y al fin y al
cabo, observó su más íntimo amigo, hace días no
vemos a Cleopatra.
Y el pueblo sospecho que, como siempre, alguien la
previno incluso antes que se tuviera la idea de
enjaularla. Todos cavilaban acerca de su paradero.
Unos aseguraban que estaba en el acorazado USA
libertad, fondeando cerca del pueblo, en visita de
buena voluntad, desde el 11 de septiembre de 1973.
Allá vuela con frecuencia, tiene camarote de lujo
reservado, le aplican tintorería, le afilan los espolones,
le enderezan el pico, le desenredan la lengua y le
enseñan nuevas consignas. En reciprocidad divierte a
los marines con historietas de villa Grimaldi y se
embriaga de “libertad” concentrada que bebe con el
almirante, a quien confunde con Napoleón.
Pero un guajiro tiburonero dijo haberla visto en isla
Albión, con su madrida Margarita, de quien se dice, le
ha reservado en caso de muerte, sitial histórico a la
siniestra de Mr. Drake. El guajiro leal amigo de
Baltazar y damnificado por Cleopatra, quien le había
matado muchos turpiales, prometió ayuda para
atraparla porque de lo contrario, dijo, hasta esta otra
jaula también la pierdes. La jaula con Cleopatra
adentro tiene valor universal, le aconsejó.
Baltazar mismo, quien era el parroquiano que mejor
letra tenia, hizo la solicitud de extradición, respaldada
por muchos ciudadanos, cada uno aduciendo algún
cargo contra la maldita lora.
En especial los días del golpe en que se tomó la
alcaldía incurrió en pajaricidio. Descuartizó
gorriones, descabezo copetones, aplastó canarios,
degolló mirlas, destripó perdices, ahogó turpiales,
mutiló palomas y hasta abatió al cóndor boliviano. No
tuvo obstáculo en romper jaulas, perforar tabiques,
destrozar rejillas, agujerear tablas, rasgar bejucos,
taladrar latas, pulverizar vidrios, con tal de ensañarse
sobre sus víctimas. Siempre secundada y protegida
por una manada de gavilanes nórdicos que tenían por
base el acorazado libertad. Las gentes que salieron en
defensa de sus animalitos también fueron atacadas, de
modo que doña Gertrudis, quedó tuerta, Cupertino
mudo por un picotazo en la lengua, pepito perdió
media oreja, a Graciela le arqueó una ceja, el niño
Carlitos murió de pena moral y al viejo Isidoro le dio
un infarto. A los que protestaron los acorralo en el
potrero de fútbol donde los mantuvo al sol y al agua
en cuarentena democrática. Y ante el desamparo y
terror muchos aldeanos abandonaron el poblado y se
dispersaron por el mundo.
Se había vuelto tan cruel que muchos empezaron a
llamarla “Cleopotro”.
Toda su agresividad y asechanza se le facilitaba
porque a su natural mimetismo para cambiar de verde
militar, a blanco papal, a rojo cardenal o a negro
clerical, en la sección de operaciones encubiertas del
acorazado había logrado agregar la metástasis de lora
a paloma o a felino y luego a guacamaya. Incluso podía
transmutarse de paloma mensajera a gato montuno
sin pasar por lora.
Desde entonces Cleopatra ejerce su imperio inspirado
en la deslumbrante y volátil ley del mercado. Todo se
compra y todo se vende. Las tiendas están
abarrotadas de mercancías nórdicas abigarradamente
embaladas, para que los que puedan compren a
crédito. Y como el salario no alcanza ni para pagar las
deudas, los agiotistas hacen su agosto. La escuela es
como una tienda que vende letras y números y la
iglesia una agencia celestial que ofrece bonos para la
otra vida. Se privatizaron los bienes públicos de modo
que el coso es ya de don Pancracio y su suegra, el
estanco de doña Rudesinda y el matadero de don
Lucrecio & Hijas Ltda. La estación de tren se la
regalaron a la empresa interplanetaria de viajes el Big
Bang, el telégrafo fue asignado a la Watergate &
Nixon Company y la distribución exclusiva de
cigarros a Lewinski inc.
Las supertiendas cósmicas se hicieron al mercado del
aguadulce, las arepas rellenas, los embustes
novedosos, las diversiones lúbricas y a muchos más.
Los inversionistas nórdicos explotan la mina de
barro, la veta de arena y la cantera de piedra. Ellos
también controlan la fabricación de adobe, el diseño
de techos pajizos y la producción en serie del bareque
plastificado. Por todo esto, desde el atardecer del
golpe, el Banco Planetario y el Fondo Global se
deshacen en elogios al milagro económico de
Cleopatra en un poblado sometido a tan extremo
régimen que, si bien muy estilizado según la moda
moderna, ha quedado sin cintura, como una lombriz
infinita.
Cuando el tiburonero partió con el libelo extraditorio
y la maravillosa jaula, fue prevenido de que en vez de
regresar con Cleopatra enjaulada, podría aparecer la
lora con él encadenado. Por fortuna el primer alguacil
a quien le mostro el libelo, sabía de las andanzas de la
lora y hasta le tenía bronca porque un día de parada
real, lo sobrevoló y con mala intención le mancho el
kepis rojo, y la pechera de grana. Sin dificultad
localizó la lora en una casa de mensajes en cuyo
vecindario era reconocida porque madrugaba a
cantar: “con dinero o sin dinero siempre hago lo que
quiero…” y, luego de tomar respiro, remataba con voz
estridente: “mi voluntad es la ley”. Entre tonada y
tonada intercalaba un meloso estribillo: “¿Margarita
quiere cacao?”, a manera de publicidad política
pagada.
Allí estaba en tratamiento a causa de que el último
vuelo había sido tan precipitado y con tantos vientos
en contra que se lastimó el espinazo. Cuando el
alguacil la enjauló y la conminó a repatriación,
Cleopatra se enfureció tanto que reconoció al
uniformado de rojo y por eso lo insultó, recusó y
agredió. Mientras el notificador ser cubría los ojos
para evitar perder alguno, la lora se voló por un
postigo y fue a pedir asilo al tribunal augur. Allí, las
volandas, ampararon a la lora por portar patente de
corso otorgada de puño y letra por el Emperador
Ronaldus, el gran buitre orbital.
Tuvo sin embargo, este tribunal la delicadeza de
conceder una apelación ante la instancia última de las
aves superiores. Y la altísima cámara de los loros,
avergonzada de la mala reputación que estaba
adquiriendo la especie –antaño personificación de la
simpatía dicharachera- decidió extraditarla enjaulada
para escarmiento también de todas las aves de presa,
durante estos tiempos envalentonadas por la política
neoliberal de cielos abiertos.
Sin embargo, ante las insistentes súplicas de la
expatriada y para colmarla de garantías jurídicas (no
conculcar ninguno de los derechos fundamentales del
Reino Animal y evitar protesta de la sociedad
protectora de loras, pericos y guacamayas), la cámara
de los loros aceptó que Cleopatra quedara confinada
en zoológico continental, a medio camino entre la
ínsula de Margarita y la austral comarca depredada.
La sabia decisión permitía evitar nuevas tropelías,
imponer ejemplar castigo y a los admiradores de
Cleopatra visitarla sin las cortapisas carcelarias. Se
tuvo, si, que convencer a todos los mamíferos,
reptiles, ovíparos y vertebrados que aceptaron a la
peculiar Cleopatra en el lugar de exhibición de todas
las otras especies. Estas aceptaron si Cleopatra
expresaba público y sincero arrepentimiento. Sin
embargo la recalcitrante lora aún no se pronunciaba,
por considerarse héroe de su especie.
Mientras se hacían los preparativos para el traslado al
zoológico, Cleopatra, haciéndose la loca, engaño al
carcelero mayor, y se fugó. Simuló jaqueca
permanente que le había hecho olvidar el lugar de
nacimiento, el sitio en que ejercía soberanía e incluso
no saber dónde estaba. En especial el sentido de la
orientación parecía haber desaparecido por completo
porque en vez de ir al excusado se trasladaba al
comedero, y a la inversa, con todos los efectos
nauseabundos de tal despiste. Todo este
enrevesamiento trastornó también al carcelero, de
modo que un día pensó que Cleopatra se estaba
subiendo al cielo raso donde hacía la siesta, cuando en
realidad salía por la puerta principal.
Cleopatra desapareció en segundos por entre el manto
de nubes que siempre cubren el pérfido Albión. Al
principio casi todos pensaron que la fugitiva había
sido recogida por la nave planetaria “Star Wars” y que
para mayor seguridad se le había dejado en el
asteroide Eros o Heros, recién habilitado como
refugio planetario de las aves rapaces imperiales con
problemas judiciales. Pero hoy en día está totalmente
comprobado que el paso por la nave tan sólo fue escala
para hacer posible su reinstalación en el territorio
austral donde aún es soberana.
Allí, protegida por sus admiradores, podrá prestar
nuevos servicios a la causa imperial y alcanzar
longevidad interminable mediante el cambio
progresivo de sus órganos por piezas electrónicas y el
control digital de su cerebro gracias a estar conectado
a una computadora del acorazado, convertido ahora
en nave espacial.
Cuando el poblado supo la evasión de Cleopatra, las
gentes alarmadas acudieron a casa de Baltazar para
que alistara otra jaula. Este de inmediato, aunque
malhumorado y sin ganas, acometió la tarea. Después
de dos días la obra no tomaba forma, pues de tanto
preocuparse por la seguridad había configurado una
caja hermética.
¿Qué has hecho?, le dijo Juanito, el niño que quiere
ser carpintero. Parece un ataúd, añadió.
Después de observar la caja, Baltazar sin pronunciar
palabra asintió. Te la puedes llevar, concluyó.
Para que sirve, susurró Juanito, si Cleopatra es
inmortal.
Esa tarde los niños del pueblo depositaron dentro de
la caja sus cometas y jugaron al entierro de ilusiones,
pues ni la brisa corría.