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5/21/2018 Dialnet-ReminiscenciasDeCultoPrecristianoEnLaDevocionASanM-144485
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Reminiscencias de culto precristiano
en
l
devocin a San iguel
La restauracin del santuario es ya un hecho gozoso en Aralar. Con-
cluido prcticamente el interior del templo, queda por realizar la cubierta ex-
terior de piedra que sustituya al cinc, as como la eliminacin de dependencias
habilitadas hoy para vivienda, en la fachada meridional. Can ello se habr
dado cima a una de las empresas ms sugestivas de la arqueologa en Navarra.
Los trabajos se han llevado a cabo con escrupuloso rigor cientfico,
co
mo corresponde a la Institucin Prncipe de Viana, de la Diputacin Foral
de Navarra. Ha habido sorpresas importantes, aunque dejaran de producirse
otras aparentemente ms previsibles. Efectivamente, sin la legendaria sima
del dragn popular, pero con la realidad de una arquitectura mozrabe asen-
tada sobre base carolingia en el bside, nos remonta a los orgenes de la
arquitectura cristiana en Navarra. Una vez ms, mito y arqueologa, tradi-
cin e historia se bifurcan y siguen sus propios derroteros, por ms que un
da puedan sernos igualmente valiosos en el mensaje fragmentario de sus
huellas.
La obra del Prof. Iiguez ha. tenido gran resonancia en los medios
artsticos ms cultivados de Espaa y son ya varios los trabajos de inves-
tigacin, que enfocan la problemtica de nuestro primer santuario y su cl-
sica leyenda, a la luz de estos desaibrimientos. Recientemente asistimos a
una brillante leccin del Prof. Oliver Asn , que situaba en las inmediaciones
de Altxueta los sucesos de
un
discutido pasaje de las Crnicas rabes. Con
ms aparente lgica, pero con ambientacin menos ajustada a los datos
transmitidos por el cronista, Lvi-Provencal crey ver en Huarte Araquil el
emplazamiento justo de
los objetivos reseados. Sin duda alguna, implicaba
mucho riesgo para el invasor una escaramuza a la altura de San Miguel. Slo
un objetivo de gran trascendencia pudo justificar esta empresa. Oliver Asn
se fija en la atalaya natural que brinda Altxueta para un puesto de vigla;
domina todos los caminos de la Barranca desde el portillo de Alava
y
los
montes de Arnzazu por el
W.
hasta el fondo del sistema montaoso que
resguarda a Pamplona ms all de sus murallas, hacia el E La misma sierra
1
Las obras de restauracin estn a cargo del Prof. D. Francisco Iiguez Almech.
Conferencia presentada a la Semana Medieval de Estella Julio de
1970).
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Jos M A R ~ AATR~STEGUI
de Anda queda, en parte, a su alcance; en tanto que los das ms claros Ile-
ga a divisarse el mar, por el Cantbrico, tal como se previene a los nios
antes de la primera ascensin. La citada accin militar pudo estar motivada
fundamentalmente por razones de estrategia e intercomunicacin.
En
todo
caso, las modernas torres metlicas instaladas en la cima atestiguan de modo
fehaciente, que en este aspecto no ha perdido actualidad.
Con todo, a nadie medianamente conocedor de nuestras tradiciones se
le oculta el hecho de que Aralar constituye ante todo un smbolo religioso
para nuestro pueblo. Tradicin, historia y leyenda se entrecruzan
y
super-
ponen en la figura del Caballero de Goi.
ORIGEN
E
LA DEVOCION
A
SAN MIGUEL
La devocin a San Miguel es muy antigua en la Iglesia. Ya los judos
lo consideraban protector del Pueblo de Dios, y en este sentido pas a las
primeras cristiandades. Sin embargo, no son muy frecuentes las alusiones de
las Sagradas Escrituras. Aparece por primera vez en el libro de Daniel: ena-
die me ayuda contra ellos (persas y griegos), si no es Miguel, vuestro Prnci-
pe (Dan. 10,12).
Y
el captulo doce sugiere la figura del defensor del
pueblo elegido:
Y
en aquel tiempo surgir Miguel, el gran prncipe, cons-
tituido defensor de los hijos de su pueblo (Dan. 12,l).
En la breve epstola de San Judas hay otra alusin ; pero quiz el pasa-
je ms significativo sea el del Apocalipsis, en que aparece como abande-
rado de los ngeles leales en lucha abierta contra el dragn: y se trab una
batalla en el cielo: Miguel y sus ngeles iniciaron el combate contra el dra-
gn. Y
el dragn pele y con l sus ngeles, y no pudieron resistir, y no se
hall ya para ellos lugar en el cielo. (Apoc. 12,7).
Encuentra eco en los Apcrifos. El libro de Henoc, el ms extendido e
influyente del A.
T.
presenta a Miguel como jefe de los ngeles. Aclara los
profundos juicios de Dios, presenta a Henoc ante el Seor, y arroja a Satans
con sus secuaces al infierno.
La tradicin pasa a la primera generacin cristiana y el
Pastor Hermas
nos habla de San Miguel como protector del pueblo creyente y lo hace in-
tervenir en una de las alegoras.
El
Testamento de Abrahm
libro contemporneo del anterior y ms ex-
tendido que aqul, aade an ms: dice que San Miguel tiene incluso poder
para rescatar las almas del infierno.
El arcngel Miguel, cuando, altercando con el diablo le disputaba el cuerpo de
Moiss. no os pronunciar sentencia contumeliosa, sino que dijo: mndete callar el
Seor (Judae 9 .
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En el ofertorio de Difuntos aparece San Miguel salvando a las almas de
las fauces del len. No llega a reincidir en el pensamiento anteriormente
expuesto de salvarlas del infierno. En las letanas se le invoca inmediatamen-
te despus de la Santsima Virgen. Tambin en el Confiteor.
Los artistas lo dibujan al principio pesando las almas; los tmpanos de
las catedrales medievales reproducen con frecuencia esta escena. Muy cerca
el demonio suele intentar falsear la balanza.
En Oriente empiezan pronto las fiestas bajo el ttulo de dedicacin de
San Miguel. E n tiempo de C ostantino exista ya una iglesia dedicada a l, en
Constantinopla. Luego pasa esta devocin a Roma donde erigen en el siglo
VI la baslica de la Via Salaria, que dio origen a la fiesta del 29 de setiem-
bre. De ella se hace mencin en itinerario Salisburgense siendo el ms anti-
guo y
venerado santuario romano en honor del Santo Arcngel 4
Hay un hecho notable
y
es que muchas veces las baslicas o simples
iglesias dedicadas a San Miguel se encuentran en lugares altos, y en ocasiones
se relacionan con leyendas de monstruos abatidos por determinados persona-
jes, con el auxilio de su santo protector. As la fiesta del da 8 de Mayo que
figura en el calendario litrgico como Ap paritio Sancti M ic ha el is ~ , ecuer-
da la dedicacin de uno de los ms clebres santuarios longobardos, el del
Santo Angel en el monte Gargano. El monstruo que nos recuerdan las lec-
ciones del breviario presenta la figura de un toro. Tambin en Sabina, sobre
el monte Tancia, haba otra cueva que antes haba sido orculo pagano, y
hacia el siglo VI1 dedicaron los longobardos a San Miguel. Adquiri tambin
mucha fama. En algunas regiones suplant, incluso, por influencia de la
Abada de Farfa a la fiesta del Gargano. Ambas tenan lugar en la misma
fecha ( 8 de mayo).
Tenemos, por tanto, el precedente histrico de que ciertas baslicas
erigidas en honor de San Miguel sustituyeron a antiguos cultos paganos.
,
A propsito de este punto el gran Cardenal Schuster escriba: En vez
de suprimir violentamente costumbres populares profundamente arraigadas
en el corazn del pueblo, lo que ha hecho la Igles ia) ha sido darles un sig-
nificado espiritual, para s poderlas conservar y asimilrselas .
4
Card. A 1.SCHUSTER.iber Sacramentorum, tomo VIII p. 331.
5
Quien esto escribe ha tenido ocasiones de comprobarlo, a: hallarse en ciertos
lugares de la dicesis de San Pablo con prcticas verdaderamente paganas, que en el
transcurso de los siglos han ido tomando significados inocntes entre aquellas gentes sen-
cillas.
De
esta suerte se conserva en Civitella San Pablo la fiesta clsica de Rosaia, con-
sistente en que el da de la solemnidad de las calendas de mayo salen en procesin las
vrgenes canforas llevando en la cabeza pirmides de flores entretejidas con cintas de
seda se dirigen a la iglesia del cementerio, dedicada a San Lorenzo, cuyo piso cubren
todo de rosas y hierbas aromticas, para all celebrar con solemnidad el Sacrificio Euca-
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P RTICUL RID DES DEL CULTO E N
NAVARRA
Partiendo del argumento arqueolgico la existencia de restos carolin-
gios en el arranqu e del bside central d e San Miguel de Excelsis nos sita e n
los orgenes de la arquitectura cristiana en el pas vasco. D e hecho es Ia igle-
sia ms antigua conocida hasta ahora entre nosotros. Esto nos plantea
n el
fondo el problema de sus motivaciones. Una obra de tanta envergadura su-
puso un esfuerzo gigantesco dadas las dificultades de acceso y los precarios
medios de que disponan; lo que hace pensar en motivaciones profundas y
bien arraigadas.
No cabe pensar en razones prcticas. El altar hubiera estado en funcin
de la comunidad den tro o muy cerca de los poblados evangelizados; y de
ningn modo en uno de los puntos ms agrestes de la geografa circundante.
La tradicin popular atribuye el origen de la primitiva iglesia a la
aparicin de San Miguel a Teodosio d e G oi desembarazndole de sus pesa-
das cadenas de penitente. Aparte de que los diversos elementos que integran
la leyenda del Caballero d e G oi no son en s originales
6
nos encontramos
con la figura del dragn que encierra el enigma d e un culto pagano suplan-
tado p or e l eucologio d e unos hechos sobrenaturales. E s as como nu estro
primer monumento cristiano entronca en la lnea de tantas otras advocacio-
nes clsicas del calendario romano.
La inmemorial concurrencia de pueblos y valles en determinados das
del ao sugera por ot ra parte a Arigita la existencia en su origen de unas
rstico. Por ms que el rito siga siendo el mismsimo de los Rosala, su significado ha
sido invertido y santificado .
En Leprignano, los lejanos descendientes de los antiguos capetanes regalan el 25
de abril a todos los nios y nias de la aldea monigotes de dulce, los cuales llevan des-
pus a que el sacerdote los bendiga. El origen de los tales monigotes no es otro sino el
de los que hacan los paganos para la procesin del Ambarval, con e l fin de lib rar a
las mieses del mal de ojo que podra echarles Robigo . (Op. cit., IV, 140.)
Precisamente la fiesta litrgica de las Letanas Mayores tuvo como finalidad la de
suprimir la antigua fiesta pagana de Ambarval o de los Ribigalia, que tena lugar el
25
de abril, y consista en sacrificios que la juventud romana sola ofrecer al otro lado del
puente de Milvio al dios Robigo. Se le atribua la virtud de preservar a los trigos del
eiiublo. La fiesta cr istiana sigue celebrndose el mismo d 25 de abril y en nuestros
pueblos es da de rogativas.
La primitiva iglesia vio a San Miguel, vencedor de Satans, como abanderado en
la lucha contra el paganismo. Es lo que le situ por encima de la devotin a los otros
santos. Utilizando la expresin del gran liturgista que fue el Cardenal Arzobispo de
Miln, anter iormente citado, los santos pueden interceder por nosotros delante de Dios,
haciendo de abogados nuestros; pero San Miguel ha sido constituido por el mismo Dios
como protector
y
defeilsor de la Iglesia. Por ello, San Miguel no pertenece simplemente
a la hagiografa, sino a la misma teologa cristolgica (Ob. cit., VII, p. 190.)
6
J CAROBAROJA, a leyenda de don Teodosio de Goi. Cuadernos de etnologa y
etnografa de Navarra, nm. 3 pg. 293-346.
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Portada Torrea Oyarzun
Fotografa: Fermn de Leizaola
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causas que nos fueran desconocidas
.
Los das de letanas o de rogativa
que hemos visto cuartearse
y
sucumbir en nuestros das, contabilizaban to-
dava en 1904, las siguientes ascensiones oficiales a la cumbre de Aralar:
5 d e abril.-Fiesta de San hlarcos. Letanas Mayores en el calendario
romano. Estrena rogativas Huarte Araquil. Vuelve a subir en solitario con
motivo de las letanas menores, los tres das anteriores a la fiesta de la As-
censin.
8
d e mayo. La Aparicin de San Miguel. Acudan oficialmente Huar-
te Araquil, Iraeta, Arruazu y Lacunza. Peregrinaban asimismo, sin las cru-
ces parroquiales, otros ocho pueblos del cercano valle de Araquil.
Sin embargo, el da grande de las concentraciones de primavera sola
ser el sbado siguiente a la Ascensin, conocido generalmente con el nom-
bre de elarunbet- letar i~.En Lacunza recibe el nombre peculiar de Amale-
tari. Se daban cita este da en cumbre de Aralar, treinta y cuatro pueblos
de los valles de Araquil, Barranca-Burunda, Larran, Basabura e Imoz.
Vspera del Corpus.-Acudan hasta hace muy pocos aos los tres pue-
blos de Ergoyena, Lizarraga, Torrano
y
Unanua. Se les agregaba Arruazu.
En cuanto al calendario de verano, destaca la fiesta de la Dedicacin
del templo, que el pueblo llama solbezio o da de las absoluciones. Tra-
dicionalmente tena lugar el domingo siguiente a San Agustn 28 de agos-
t o , pudiendo coincidir con el primer domingo de setiembre, o e l ltimo de
agosto. Para obviar este incoveniente que muchas veces induca a error, se
ha llegado a fijar la fiesta en el primer domingo de setiembre, tal como viene
celebrndose ltimame nte.
El domingo siguiente a la Asuncin de Nuestra Seora, era el da lla-
mado de la Cofradas. Volvan a subir los ms asiduos: Huarte Araquil,
Iraeta, Arruazu
y Lacunza. Finalmente, el da 29 de setiembre, Fiesta de
San Miguel, cierra el ao oficial de ascensiones colectivas con afluencia de
fieles de los lugares ms dispares.
En todo este ambiente de rogaciones subyace, como denominador co-
mn, la mentalidad de una cultura netamente agrcola. En este sentido, San
Miguel de Excelsis resume en sntesis regional el ciclo de actividades religio-
sas de los distintos pueblos que a l acuden; o que al menos, tradicional-
mente concurran. En la devocin a San Miguel en Navarra debera tenerse
.. .no contentos los devotos navarros con acudir
las fiestas que se celebraban
en el Santuario en determinadas ocasiones como simples particulares, acordaron en tiem-
pos remotos
y
por motivos
qu
nos son desconocidos tributar
un
culto especial San
Miguel de Excelsis, ya subiendo en comunidad al Santuario en ciertos das, ya recibien-
do la visita del Santo Arcdgel en sus pueblos con gran solemnidad . (Historia de la
Imagen
y
Santuario de San Miguel de Excelsis,
p. 136.
Mariaao Arigita
y
Lasa. Pam-
plona, 1904.)
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os MARASATR~STEGUI
en cuenta tanto la zona de influencia que abarca, como la asiduidad e impor-
tancia de las ascensiones oficiales. Algunos pueblos contaban con sus pro-
pios refugios, que todava conservan su nombre: Lakuntzetxe, etctera.
Otra faceta de la devocin a San Miguel de Aralar, en Navarra, es la
de sus tradicionales visitas a los pueblos que cuentan con este privilegio. Es
tpica en una extensa zona de Navarra la bella estampa de la efigie alada,
emergiendo de los paos de iina pintoresca falda. Itinerante y romntica
antao, por caminos de herradura, se diluye ahora en el anonimato de un ve-
hculo cualquiera en el trfico espeso de nuestras czrreteras. Lo que pervive
inconmovible es el mensaje espiritual de su llegada, la sedante bendicin
de los campos contra toda una pesadilla de plagas, nubarrones y seres noci-
vos a los sembrados, que l protege desde la atalaya de su santuario. Al final,
y de cara ya hacia la iglesia parroquial, suele quedar siempre flotando en el
aire el eco solemne de una invocacin, coreada a los cuatro vientos por el
pblico asistente: De0 gracias. Deo inmensas gracias.
Muchos pueblos conservan todava la costumbre, muy generalizada an-
tes, de que las madres acudieran a la iglesia llevando en brazos
a
sus hijos
lactantes, para besar al Angel .
Terminada la recoleccin, los pueblos de la Barranca correspondan con
aportaciones en especie, que los encargados del santuario solan recoger cada
ao.
Este es, a grandes rasgos, el calendario de fiestas y el estilo de correras
de la imagen peregrina. Lo que no consta en ningn catlogo es otra serie
de prcticas relacionadas con esta devocin, y que el pueblo ha conservado
hasta nuestros das. As por ejemplo, varios pueblos de la Barranca ben-
dicen maz, trigo y habas del ltimo cultivo en la misa parroquial del dfa
29
de setiembre, fiesta de San Miguel. Algunos aos en que la cosecha de maz
viene ms retrasada que de ordinario, los labradores suelen andar mal para
recoger media docena de ejemplares maduros. En Urdiin llaman
San Migel
maiza
y existe el convencimiento de que siempre se da.
Estas muestras se
destinan exclusivamente para siembra
y
sirven para m e z c i ~ r l conjunto de
las respectivas semillas.
No se nos oculta la predisposicin de ilustres investigadores de archivo
contra las concIusiones fudadas en datos de la tradicin popular. Pronto se-
rn pruebas de archivo estas mismas noticias y es posible que entonces ad-
quieran ante ellos todo su valor. En todo caso, creemos ver reminiscencias de
un posible
culto de ia fertilidad
en estas prcticas del da de San Miguel. Del
grado de arraigo que .tena esta costumbre puede darnos idea el Siguiente
hecho. Urdiin, que va perdiendo los rasgos tradicionales de la cultura agrco-
la, suplantados por la economa industrial, hace ya varios aos que dej de
bendecir las semillas el da de San Miguel; pero no por eso dejan de
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recorrer los campos, en busca de las mazorcas mejor granadas para este da.
Este mismo ao
1970)
las he visto por la maana colocadas sobre el mar-
co exterior de algunas puertas. Otros pueblos, como Arruazu, siguen todava
aferrados a la tradicin y bendicen el da
29
de setiembre las tres semillas
ms representativas de sus cultivos.
No soy quin para dictaminar si la enfermedad del rey don Pedro
que afectaba a los rganos genitales del monarca y cuya curacin recab y
obtuvo por intercensin de San Miguel, acudiendo a Aralar con las alforjas
repletas de arena, tuvo o no relacin con la virtud fecundante. Ha pervivido
hasta nuestros das la creencia de que cierta piedra existente a la entrada
de la iglesia, en Aralar, garantizaba la fecundidad dentro del ao, a las
mujeres que se detuvieran a or misa sobre ella.
Varios folkloristas han recogido esta tradicin. He aqu lo que escribe
al respecto el competente investigador don Juan Thalamas: por otra parte,
en el interior de la iglesia de Aralar hay una losa sobre la cual durante las
misas se colocan las mujeres que desean tener hijos. En cierta ocasin, sin
saberlo, se puso encima de la losa una mujer que haba tenido quince hijos.
Cuando se enter de su torpeza, exclam:
-Milla colonia Len amabost ba ditiat, eta nik aurra?
En el siguiente parto tuvo dos gemelitos~-lo.
Don Inocencio Ayerbe, Capelln del Santuario, me proporciona otro
dato ms reciente. Se trata de un matrimonio que atribuye a esta piedra el
logro tardo de un
embarazo, y fueron a presentarle el hijo.
Sb de personas que han llegado hasta all preguntando por la piedra,
en nuestros propios das. Debo aadir, que resulta imposible localizarla, ya
que a raz de la restauracin actual ha sido removido el pavimento y no
queda ningn resto de ella, ni siquiera indicios del lugar a donde fuera a
parar.
De todos modos, creo que no se le ha prestado la debida atencin al
estudio de un culto como el de la fertilidad, en una regin tradicionalmente
agrcola ganadera que ha sido el pas vasco. Quiero curarme en salud, de
cara a ciertas crticas, confesando paladinamente que slo soy un aficionado
a estos temas; que adems no estoy ligado a determinada escuela, ni sigo
en este caso directrices de ningn autor. No trato, por tanto, de dogmatizar.
Sugerir, incluso, una posibilidad apoyada en datos que por m mismo he
8
Jos MARALACARRA,ilagros de San Miguel de Excelsis. Cuadernos de etnologa
y
etnografa de Navarra, nm. 3
p.
356.
X
9
JU N
HALAMAS
ANDIBAR.
ev. Gernika, nm.
18.
enero-marzo 1952,
p.
15. Nota
facilitada por don Inocencio Ayerbe.
10
Jos MARA RIBARREN,
e
Pascuas a Ramos (Pamplona, 1946), p. 153.
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Jos MARAS A T R ~ S T E G U I
podido recoger puede ser para alguien demasiada audacia por provenir del
campo aficionado. E n to do caso doctores tiene la Ciencia
Lo
que s quiero decir es que los datos aportados en es te caso son los
qu e ms directamente se refieren al tema de A ralar. Es decir no son los
nicos que poseemos. Tengo delante una fotografa que me la he procurado
gracias a la amabilidad de mi buen amigo Fermn Leizaola y que reproduce
fragmentariamente una portada de Oyarzun. Bien pudiera pertenecer a las
postrimeras del siglo XV. Se trata de una torre o torreta en una de cuyas
dovelas existe el conjunto de figuras que puede apreciarse en la fotografa
f .
1 .
Encabeza el grupo un animal con los rganos genitales sumamente de-
sarrollados. En un plano inferior otros dos ejemplares adultos amamantan
a sus vstagos. Sin entrar en el detalle marginal de la naturaleza de los mis-
mos -bien pudiera ser ganado vacuno- podem os colegir que se tra ta de
una escena del culto flico. Obsrvese que el recuadro superior de la de-
recha representa a ms abundamiento un acto ritual. Hay una figura hu-
mana tocada con aparatosa corona de guirnaldas
y
tiende una mano al ani-
mal en actitud de blandir la lanza con la otra.
Tanto en la dovela superior como en el fragmento de abajo pueden
apreciarse asimismo sendas parejas de animales superpuestos que en termi-
nologa figurativa simbolizan el apaream iento. O tra figura probablem ente
femenina completa el cuadro superior. Abajo se trata d e palomas. Motivo
ornamental de reminiscencias paganas?
E n resumen puede afirmarse que el culto
de la fertilidad ha dejado
huellas constatables en el conjunto de la cultura vasca. Una buena recopila-
cin seguida de una clasificacin sistemtica tienen la ltima palabra.
E n segundo lugar la clave del origen de San Miguel puede estar en un
culto precristiano de gran arraigo en la regin y que bien pudo revestir las
caractersticas de un culto flico; quiz el de la fertilidad.
X I
197
Jos Mar a SATR~STEGUI