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Designio y Azar, Peirce

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Designio y Azar, Peirce

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DESIGNIO Y AZAR

DESIGNIO Y AZAR

Charles S. Peirce (1884)

Traduccin castellana de Juan Marrodn (2001)

MS 875. [Publicado por primera vez como MS 494, en W4:544-54.] Escrito en diciembre de 1883/ enero de 1884, este manuscrito fragmentario fue utilizado para una conferencia titulada "Design and Chance," pronunciada ante el Johns Hopkins University Metaphysical Club el 17 de enero de 1884. A pesar de su brevedad y de estar incompleto, representa un gran avance en el progreso de Peirce hacia su conjetura del enigma del universo, y marca el comienzo de su explicacin evolutiva de las leyes de la naturaleza (y su metafsica arquitectnica detallada en los tems 21-25). Con las hiptesis del azar absoluto, la adopcin de hbitos y la evolucin universal, Peirce amplia el postulado de que "todo es explicable... de un modo general."La poca de la historia intelectual a la que el mundo ha llegado ahora encuentra todava que el pensamiento est fuertemente bajo la influencia que ejerci sobre l en 1859 la gran obra de Darwin.1 Pero un nuevo elemento se ha deslizado, no introducido por ningn gran libro pero mostrndose en varias direcciones, y destinado, segn me parece, a representar una papel importante en los aos venideros: me refiero a la tendencia a cuestionar la verdad exacta de los axiomas. Tengo la impresin de que el desarrollo de esta idea general en los variados terrenos de las matemticas, la ciencia positiva y la filosofa es, en el futuro inmediato, la que tiene probabilidades de ensearnos ms que cualquier otra concepcin general. Ha producido ya un importante trabajo en geometra, en el que nuestro propio Profesor Story tiene una honorable parte.2 En fsica, vemos su influencia en las investigaciones de Crookes y Zllner3 acerca de los fenmenos del espiritualismo y sobrenaturalismo, respecto de los cuales, la actitud de los hombres cientficos ha de ser ahora esencialmente diferente a como era hace 25 aos. Por mi parte, no puedo ocultar mi aprobacin a los procedimientos de la sociedad para la prosecucin de la investigacin psquica, que est ocupada en el cuidadoso examen de toda clase de fenmenos que sugieren la posibilidad de que la relacin entre cuerpo y alma sea diferente de aquello que la experiencia ordinaria nos lleva a concebir.4 No estoy queriendo decir, y esa sociedad tampoco dice, que algunos hechos se hayan establecido lo suficiente como para pedir una modificacin de las concepciones existentes; pero s digo que se ha recogido la evidencia suficiente para hacer que el examen cuidadoso y serio del problema no sea una prdida de tiempo; y que la inclinacin que exista anteriormente, y se consideraba con razn como a favor de los dictados del sentido comn en esta materia, est sensiblemente debilitada y correctamente debilitada al haberse probado que los axiomas de la geometra son meras leyes empricas en cuya perfecta exactitud no tenemos razn alguna para sentir confianza.

El mundo cientfico no ser molestado porque todas las personas imbciles cuyo equilibrio mental fue sacudido por el espiritualismo durante el periodo en que estuvo de moda, se vuelvan ahora y digan, investigamos estas cosas hace mucho tiempo y siempre os dijimos que os equivocabais al no investigarlas. Y ahora estamos contentos de que veis vuestro error. El mundo cientfico tena enteramente razn antes, cuando declinaba perder el tiempo en investigaciones absurdas; y es bastante consistente al decir - como pienso que est a punto de decir- que los pretendidos hechos parecen merecer ahora un examen. Ms an, como una mxima general en el mtodo cientfico, mantengo que en una fase de la investigacin es muy correcto insistir con fuerza en la exactitud de las leyes establecidas, cuyo cuestionamiento slo llevara a la confusin, mientras que en una fase posterior, es correcto cuestionar la exactitud de esas mismas leyes cuando estamos en posesin de una idea gua que nos muestra de qu manera pueden ser posiblemente corregidas.

Puedo ilustrar este punto con algo que entra dentro de la experiencia de cualquier persona. Cualquier persona pierde algo alguna vez; yo, por mi parte, me avergenzo al confesar que soy ms bien propenso a actuar as. Olvido por completo qu hice con el objeto y me veo obligado a buscarlo. Pues bien, al comienzo de mi bsqueda, me guo por el conocimiento que tengo de mis propios hbitos; busco el objeto donde la regla ordinaria de mi accin me podra haber llevado a dejarlo, y declino correctamente gastar mi tiempo en buscar donde casi s que nunca lo habra dejado. Pero en una fase posterior de mi bsqueda, cuando los lugares probables estn agotados, comienzo a buscar en los improbables, y al hacerlo as acto igualmente de modo correcto.

De un manera hasta cierto punto similar, cuando empezamos por vez primera a cuestionar un axioma, no decimos que es probable que sea inexacto; lejos de ello. Slo decimos que la cuestin de si es o no exacto ha llegado a exigir una consideracin mayor de la que haba tenido en un estado anterior de la ciencia.

Lo que propongo hacer esta noche, siguiendo el avance de aquellos matemticos que cuestionan si la suma de los tres ngulos de un tringulo es exactamente igual a dos ngulos rectos, es poner en duda la perfecta precisin del axioma fundamental de la lgica.

Este axioma es que las cosas reales existen o, en otras palabras que vienen a ser lo mismo, que cualquier cuestin inteligible es susceptible en su propia naturaleza de recibir una respuesta definitiva y satisfactoria, si es suficientemente investigada por la observacin y el razonamiento. Este es el modo en que yo lo dira; lgicos diferentes formularan el axioma de modo diferente. Mill, por ejemplo, lo vierte en la forma: la naturaleza es uniforme.5 No me ocupo ahora de investigar cmo debiera ser formulado. Es el axioma en s mismo, cualquiera que sea su forma ms adecuada, lo que deseo poner en duda.

Dejen que me explique bien. Tan lejos como alcanzan todas las cuestiones ordinarias y prcticas, yo insisto en este axioma tanto como siempre, tanto como cualquiera puede hacerlo. Yo debera pensar que cualquier hombre que propusiera guiarse por cualquier otro principio como mxima de razonamiento estara tan loco como Gauss, Lobachewsky, Riemann o Helmholtz sostendran del geodesista que pensase que podra detectar alguna desviacin de las leyes aceptadas de la geometra en algn tringulo medido en esta tierra.Vale la pena darse cuenta de cunto significa la cuestin de la exactitud de un axioma. Hay 25 estrellas cuyos paralajes* han sido determinados por mtodos intachables. De acuerdo con la geometra ordinaria, este paralaje debera exceder ligeramente a cero. De acuerdo con la geometra no euclidiana, podra ser bien mayor o menor que cero, y el valor ms cercano posible a cero debiera ser proporcional al rea del tringulo. Pues bien, de las veinticinco estrellas hay slo una para la que el paralaje resulta negativo. Es Cygni, de la cual slo hay una determinacin y el error probable es ms de la mitad del valor del paralaje negativo. Hay sin embargo varias cuyo paralaje es menor que 0."I, entre ellas Groombridge 1830, una de las mejor determinadas de todas. Podemos concluir por tanto que para una estrella tan distante que el rea del tringulo est por encima de mil millones de millones de millones de millas cuadradas, el error de la geometra ordinaria es una cantidad menor que el 1/500 del punto ms pequeo que puede ser visto en el ancho horizonte, y que la extincin de la raza humana ha de esperarse antes que la aplicabilidad de la geometra no euclidiana a algn tringulo geodsico. Es una duda comparable a sta la que yo propongo respecto del axioma de la lgica.

Con vistas a explicar lo que quiero decir, tomemos una de las proposiciones ms familiares del axioma, aunque no de las ms exactas cientficamente, a saber: que todo evento tiene una causa. Yo cuestiono si esto es exactamente verdad. Los cuerpos obedecen sensiblemente a las leyes de la mecnica; pero, no podra ser que si nuestros recursos de medicin fuesen inconcebiblemente ms finos, o, si tuviramos que esperar inconcebibles edades a una excepcin, se encontraran excepciones irreductibles en su propia naturaleza a cualquier ley? En breve, no podra ser que tuviera que admitirse que el azar, en el sentido aristotlico, mera ausencia de causa, tiene un pequeo espacio en el universo?

Es sta una mera duda ociosa? Hay consideraciones que lleven a tal suposicin y puede hacerse algn uso de ella si fuera concedida?

En primer lugar, por lo que se refiere al motivo de la duda. Si hemos de admitir que todo evento tiene una causa, estamos obligados por cualquier mxima de consistencia a conceder que todo hecho tiene una explicacin, una razn. Cuando detectamos un movimiento entre cuerpos, se considera justo el requerimiento de una causa. Supongan entonces que encontramos que esa causa es que los cuerpos se repelen uno a otro inversamente, a la quinta potencia de la distancia, de acuerdo con la teora de Maxwell acerca de las molculas. Ahora bien, la fuerza no es en s misma un evento; pero, meramente porque no es un evento sino una clase diferente de hecho, no estamos autorizados para preguntar por qu las molculas han de repelerse una a otra inversamente, a la quinta potencia de la distancia, con la confianza de que debe haber alguna razn para ello? La gravitacin parece menos extraa en su ley, que es aquella de una emanacin. En el caso del calor tenemos la energa irradiada desde el sol; pero la energa de la gravedad no sigue la ley de radiacin. La singular analoga, por tanto, entre la aceleracin de la gravitacin y la energa del calor demanda una explicacin. Ha habido un intento de explicar la gravitacin por el impacto de las partculas, pero la ley del impacto es tan poco razonable como aquella de la gravedad, o ms.

Entre las cosas que demandan explicaciones, entonces, estn las leyes de la fsica; y no solamente esta o aquella ley sino cada una de ellas. Por qu son las tres leyes de la mecnica como son y no de otra manera? Cul es la causa de la restriccin de los cuerpos extensos a tres dimensiones?

Y, despus, el hecho general de que haya leyes, cmo hemos de explicar eso?

La idea general de la evolucin gobierna ms y ms la ciencia; y todo sistema de filosofa desde Kant, ya sea idealista o materialista, ha sentido con fuerza su influencia. La evolucin es, ella misma, el postulado de la lgica; porque, qu es una explicacin sino la adopcin de una suposicin ms simple para dar cuenta de un estado de cosas complejo?

Cualquier teora de la evolucin que yo he visto es ms o menos especial. Es verdad que, con vistas a estar cientficamente fundada, una teora debe ser especial, pero, con todo, la ciencia evolucionista y la filosofa evolucionista estn ms estrechamente conectadas en lgica que lo que los cientficos // comnmente suponen / son capaces de pensar // de ellas. Sobre este tema, remito a las observaciones de Cliffords acerca de conclusiones muy generales, a propsito de la Generacin Espontnea.6 Una premisa muy importante, que representa un gran papel en el establecimiento de la Hiptesis Nebular o la Teora de la Seleccin Natural, es que las cosas deben haber procedido en conjunto desde lo Homogneo a lo Heterogneo.

Ahora bien, las teoras de la evolucin que han sido presentadas hasta ahora, al menos hasta el limitado punto hasta el que yo, siento confesarlo, estoy familiarizado con ellas, mientras tratan de hacer probable que los organismos y los mundos hayan tomado su origen de un estado de cosas indefinidamente homogneo, todas suponen esencialmente que la misma base de ley fsica ha estado operativa en cualquier edad del universo.

Pero yo mantengo que el postulado de que las cosas son explicables se extiende a s mismo tanto a las leyes como a los estados de cosas. Pedimos una teora de la evolucin de la ley fsica. Deberamos suponer que, en la medida en que retrocedemos en el pasado indefinido, la ley misma, y no meramente las leyes especiales, se encuentra menos y menos determinada. Y cmo puede ser eso si la causacin fue siempre tan rgidamente necesaria como es ahora?

Pero djenme consignar el punto en toda su generalidad. Aquel preciso postulado de la lgica cuya rgida exactitud pongo en cuestin, exige por s mismo que cualquier hecho determinado ha de tener una explicacin, y no hay razn para hacer ninguna excepcin. Y, entonces, entre los hechos determinados que debieran por tanto ser explicados, est precisamente el hecho supuesto en ese postulado. Eso tambin debe ser explicado, debe estar entre las cosas que de algn modo han llegado a ser ocasionadas. Cmo puede entonces ser absoluta, rgida e inamoviblemente verdadero?

Hasta aqu respecto al motivo de la duda. Ahora respecto a la cuestin, a qu resultado til conducir esta hiptesis? No es mi propsito ofrecer ninguna explicacin determinada de cualquiera de las leyes de la naturaleza. Todo lo que puedo hacer es sugerir que quiz pueden ser explicables por medio de hiptesis que tengan una cierta general [...]Siempre me ha parecido singular que cuando planteamos la cuestin de cules son los agentes que han provocado la evolucin a un evolucionista, spenceriano, darwiniano, o de la escuela que sea a la que pertenece, menciona varios hechos y leyes determinadas pero, entre los agentes que intervienen, nunca menciona una sola vez el azar. Y, sin embargo, me parece que el azar es el agente esencial del que depende todo el proceso. Acerca de la naturaleza de los fenmenos ordinarios de azar no puede haber discusin alguna. Un cierto antecedente, que tire un dado con un cubilete, por ejemplo, determina el carcter general de un consecuente, a saber, que salga un nmero, pero no determina especficamente el carcter del consecuente, el nmero que va a salir; eso es determinado por otras causas que no pueden ser tenidas en cuenta. Supongo que en ocasiones excesivamente raras y espordicas, una ley de la naturaleza es violada en cierto grado infinitesimal; eso puede ser llamado azar absoluto; pero el azar ordinario es meramente relativo a las causas que se tienen en cuenta.

Las leyes de las dos clases de azar son en lo principal lo mismo. Hablando en primer lugar de azar ordinario y relativo, un hombre con un nmero indefinido de dlares de plata que se sienta a jugar un juego perfectamente limpio y apuesta un dlar en cada lanzamiento de los dados, perder y ganar en aproximadamente la misma medida. Hablando de azar absoluto, ocurrir lo mismo, porque si no habra ipso facto una tendencia definida a ganar o perder. La nica diferencia entre los dos casos es sta: que la hiptesis del azar absoluto es parte esencial de la hiptesis de que cualquier cosa es explicable, no absolutamente, rgidamente y sin la ms pequea inexactitud o excepcin espordica, porque eso es una suposicin contradictoria en s misma, pero, an as, explicable de un modo general. La explicabilidad no tiene un lmite determinado y absoluto. Siendo todo explicable, todo ha llegado a ser; y, consecuentemente, todo est sujeto a cambio y sujeto a azar. Ahora bien, cualquier cosa que puede suceder por azar, en un momento u otro suceder por azar. El azar causar alguna vez un cambio en cualquier condicin; o, al menos, sta es una formulacin del problema casi tan correcta como puede formularse fcilmente, ya que no es, ciertamente, lo bastante correcta.

Ahora propongo probar que la actuacin del azar presentar siempre este fenmeno cuando los objetos con los que opera presentan gran multiplicidad.

Un milln de jugadores se sienta a jugar un juego limpio. Cada uno apuesta un dlar cada vez que tiene una probabilidad parecida de ganar o perder. Pongamos que cada jugador dispone al comenzar de una pila de un milln de dlares de plata. Pues bien, es un resultado curioso y aparentemente paradjico que, aunque se supone que todo suceder por puro azar, sabemos sin embargo con bastante aproximacin cmo quedar ese milln de jugadores despus de un milln de apuestas. Aproximadamente diez habrn perdido $2000 o ms, ninguno ms de $3000; y la mitad de ellos jugando da y noche durante cerca de dos semanas, a razn de una apuesta por segundo, quedar dentro de los $300 de diferencia respecto de la cantidad con la que partan.

Pero supongamos ahora que los dados utilizados por los jugadores se desgastan con el paso del tiempo. El azar lo cambia todo y el azar cambiar eso. Y supondremos que estn desgastados de tal modo que cada vez que un hombre gana, tiene una probabilidad algo mejor de ganar en los turnos siguientes. Esto supondr una diferencia pequea en el primer milln de apuestas, pero su efecto ltimo sera separar a los jugadores en dos clases: aquellos que han ganado y aquellos que han perdido, con pocos o ninguno que no hayan ni ganado ni perdido, y estas clases se separaran una de otra ms y ms, ms y ms rpido.

Si, por otra parte, el desgaste de los dados hubiese de tener el efecto contrario y tendiera a hacer perder a aquel que hubiera ganado hasta ese momento y viceversa, la tendencia sera a prevenir la separacin de ricos y pobres. Pero el azar actuar de varios modos. En un momento tendr un efecto y en otro momento, otro.

Si estos efectos fuesen alternados tras billones de intentos, el efecto sera hacer nmeros de distintas clases de jugadores.

Sera fcil, si tuviera tiempo, consignar las soluciones en probabilidades a un buen nmero de problemas similares.

Es suficiente con decir que, puesto que todo es sujeto de cambio, todo cambiar despus de un tiempo por azar, y entre estas circunstancias cambiables estarn los efectos de los cambios en la probabilidad de cambio ulterior. Y de esto se sigue que el azar debe actuar moviendo las cosas a la larga, desde un estado de homogeneidad a un estado de heterogeneidad.

Estos son estados de cosas improbables. Es improbable que un jugador vaya ganando dinero billones de veces y no se haga nunca ms pobre de lo que comenz. Pero ste es el efecto del azar. Tampoco puedes prevenirlo asesinando al jugador que ves que toma ese curso. Privas al azar de un medio pero l proporciona otro en la persona de otro jugador y el resultado ltimo no es afectado.

La operacin del azar, por tanto, muestra una tendencia definida a provocar eventos improbables, al variar los medios bajo circunstancias variables.

No tengo tiempo para dar ms que una vaga idea de las consecuencias que la atencin a este principio trae para la ciencia y la filosofa.

Todos ustedes han odo hablar de la disipacin de la energa. Se ha encontrado que en toda transformacin de energa, una parte se convierte en calor y el calor siempre est tendiendo a nivelar su temperatura. La consecuencia es que la energa del universo tiende, en virtud de sus leyes necesarias, hacia una muerte del universo en la que no habr fuerza sino calor y la temperatura ser en cualquier parte la misma. Este es un resultado verdaderamente asombroso, y el ms materialista y ms antiteleolgico que se pueda concebir.

Podemos decir que sabemos lo suficiente de las fuerzas que trabajan en el universo para saber que no hay ninguna que pueda contrarrestar esta tendencia hacia cualquier final definido que no sea la muerte.

Pero, aunque ninguna fuerza puede contrarrestar esta tendencia, el azar puede tener y tendr la influencia opuesta. La fuerza es a la larga disipadora; el azar es a la larga concentrador. La disipacin de la energa por las leyes regulares de la naturaleza est, por esas precisas leyes, acompaada de circunstancias ms y ms favorables a su reconcentracin por el azar. Ha de haber por tanto un punto en el que las dos tendencias estn equilibradas y esa es sin duda la condicin real de todo el universo en el momento presente.

De ciertas leyes de la naturaleza, las leyes de Boyle y Charles,7 la segunda ley de la termodinmica y algunas otras, se sabe que son resultados del azar, hechos estadsticos, por as decirlo. Las molculas son tan inconcebiblemente numerosas, sus encuentros tan inconcebiblemente frecuentes, que el azar es con ellas omnipotente. No puedo evitar creer que de otras de las leyes moleculares - los principios de la qumica, por ejemplo - se encontrar que envuelven el mismo elemento, especialmente en la medida en que todas estas leyes presentan la peculiaridad de no ser rgidamente exactas.

Ahora bien, cuando tenemos en cuenta esa caracterstica del azar de la que les he dado noticia, encontramos que este agente, aunque slo puede trabajar sobre la base de alguna ley o uniformidad, o una razn ms o menos definida hacia una uniformidad, tiene la propiedad de ser capaz de producir uniformidades mucho ms estrictas que aquellas desde las que trabaja.

Es por tanto posible suponer que no slo las leyes de la qumica sino las otras leyes conocidas de la materia son resultados estadsticos. Thomson supone que la materia consiste en remolinos en fluido. Si un fluido est a su vez compuesto por molculas, sus leyes se debern principalmente al azar. Ahora supondr que todas las leyes conocidas se deben al azar y reposan en otras mucho menos rgidas que ellas mismas, debido al azar, y as en un regreso al infinito, siendo la naturaleza de las leyes ms indefinida cuanto ms retrocedemos, y de este modo veremos la posibilidad de una aproximacin indefinida hacia una explicacin completa de la naturaleza.

El azar es indeterminacin, es libertad. Pero la accin de la libertad se distribuye segn la ms estricta regla de ley.

/Designio y azar (A)/

Epicuro hace que los dioses consistan en tomos, pero su superioridad es debida al material ms fino del que estn compuestos. Por tanto, la divinidad proviene de una causa especial y no se origina por azar a partir de elementos que no la contienen.

La visin de Darwin es ms cercana a la ma. Sin duda, mi opinin es solamente darwinismo analizado, generalizado, y situado dentro del mbito de la ontologa. Pero Darwin sostiene que el desarrollo de animales y plantas se debe a ciertos caracteres especiales, reproduccin, variacin espontnea, herencia, etc.

Herbert Spencer y muchos otros evolucionistas sostienen que la operacin del azar es un factor importante en el desarrollo de la autoconciencia. Pero todos ellos admiten otros elementos primordiales, la conservacin de la energa y similares, como factores necesarios. Mientras mi principio es que [...]8 mantiene un lugar en la naturaleza independientemente de cualquier accidente de la materia.

Antes de poder probar mi proposicin debo mostrar primero lo que significa. Debo analizar la concepcin de designio o inteligencia y averiguar en qu consiste.

En primer lugar, entonces, por lo que respecta a eliminar el elemento de sentimiento en tanto que no es un elemento esencial de la inteligencia o, al menos, slo un elemento subsidiario. El sentido interno, la reflexin, que nos hace conscientes de lo que pensamos, es, en verdad, la cosa principal que nos distingue de los brutos. Es por medio de ella como controlamos nuestros pensamientos y conquistamos impulsos que no aprobamos. Pero porque sucede que es valioso para nosotros, porque sucede que es el instrumento por el que nos hacemos a nosotros mismos racionales, no se sigue que sea esencial a la racionalidad. Lo que es esencial es que todas nuestras cogniciones han de ser reunidas en una unidad y que nuestras acciones deberan proceder del cuerpo entero de nuestro conocimiento. Porque nuestro pensamiento se unifica slo imperfectamente, requiere esfuerzo recolectarlo y se requiere un ojo vigilante que est dirigido a las imperfecciones de esa unidad. Pero si estuvisemos tan felizmente constituidos que asimilsemos siempre por completo cualquier cosa que aprendisemos, sin necesidad de reflexin, de tal modo que la tomsemos debidamente en cuenta en cada acto, bien podra estarnos ahorrado el problema de reflexionar; y seramos slo ms racionales si pudisemos, por tanto, comportarnos con inteligencia con la primera intencin de la mente, sin reflexin, y no supiramos nada ms de lo que ocurriera en nuestras mentes que lo que un hombre sano sabe de lo que ocurre en su estmago.

He mostrado varias veces a mis estudiantes cmo podra darse cuenta de algunas de las principales leyes de la actividad mental y particularmente de la formacin de hbitos, por los principios de la probabilidad, y he mostrado mediante experimentacin cmo se puede imprimir una cierta regularidad de disposicin a una baraja de cartas imitando la accin del hbito.

El principal elemento del hbito es la tendencia a repetir cualquier accin que ha sido realizada antes. Es, como mnimo, un fenmeno coextensivo con la vida, y podra cubrir un mbito real todava ms amplio. Imaginen un gran nmero de sistemas en algunos de los cuales hay una decidida tendencia a hacer de nuevo algo que ya ha sido hecho una vez, en otros una tendencia contraria a hacer lo que ya ha sido hecho una vez, en otros elementos con una tendencia y elementos con la otra. Consideremos los efectos del azar sobre estos diferentes sistemas. Para fijar nuestras ideas, supongan jugadores jugando con dados, algunos de cuyos dados estn desgastados de tal manera que el acto de perder tiende a hacerles perder de nuevo, otros de tal manera que el acto de perder tiende a hacerles ganar. Los ltimos ganarn o perdern mucho ms lentamente, pero an as, tras un periodo de tiempo suficiente estarn en peligro de quedar arruinados y, si el juego es lo bastante constante, quedarn finalmente arruinados y destruidos. Aquellos cuyos dados estn desgastados de manera que reproduzcan los mismos efectos, sern divididos en dos partes, una de las cuales ser destruida rpidamente, la otra hecha ms y ms fuerte. Para cada clase de un organismo, sistema, forma o compuesto, hay un lmite absoluto para el proceso de debilitamiento. Ese lmite termina en destruccin; no hay lmite a la fortaleza. El resultado es que el azar, en su accin, tiende a destruir lo dbil y a aumentar la media de fortaleza de los objetos restantes. Los sistemas o compuestos que tienen malos hbitos son destruidos rpidamente, aquellos que no tienen hbitos siguen el mismo curso; slo aquellos que tienen buenos hbitos tienden a sobrevivir.

No podran ser las leyes de la fsica hbitos adquiridos gradualmente por sistemas? Por qu, por ejemplo, tienden los cuerpos celestes a atraerse mutuamente? Porque, a largo plazo, los cuerpos que repelen o no atraen sern arrojados fuera de la regin del espacio dejando solamente a los cuerpos que se atraen mutuamente. Por qu atraen inversamente al cuadrado de la distancia? Esa puede ser solamente su ley media de atraccin; vemos cmo un cometa arroja fuera su material repulsivo segn se aproxima al sol. Pero a largo plazo, la materia que atrae inversamente a una potencia ms alta de la distancia tiende quiz a agregarse junta a s misma, de tal modo que las masas de planetas que han estado largo tiempo separados tienden a atraer de esta manera.

Traduccin de Juan Marrodn

Notas

1. Sobre el origen de las especies2. William Edward Story (1850-1930), matemtico americano que ense en la Johns Hopkins University y en Harvard.

3. William Crookes (1832-1919), qumico y fsico ingls, y Johann Karl Friedrich Zllner (1834-1882), fsico y astrnomo alemn. (Para Crookes, ver tambin nota 5 en tem 21.)

4. Para tres de las discusiones de la investigacin psquica de Peirce, ver p.347, 352 y 354; la primera de esas est en CP 6.548-56.

5. J. S. Mill, Logic, bk. 3, ch. 3, sec. I.

* (N. del T.) Paralaje (i: Parallax): en general, ngulo que forman entre s las direcciones de las visuales dirigidas a un objeto A desde dos puntos distintos B y C. En astronoma, diferencia entre las posiciones aparentes que en la bveda celeste tiene un astro, segn el punto desde donde se supone observado. Uno de estos dos puntos es el lugar de observacin y el otro, tratndose de nuestro sistema solar, el centro de la tierra, y para las estrellas el centro del sol. Paralaje estelar: para determinar el paralaje de una estrella, como se trata de distancias enormes, los astrnomos tienen que elegir una base muy grande, y toman el dimetro de la rbita terrestre; es decir, el de la curva que la tierra describe alrededor del sol; por ejemplo, el dimetro determinado por los equinoccios de primavera y otoo

6. William Kingdon Clifford, "Cosmic Emotion", en sus Lectures and Essays (London, 1879), 2:253-85.

7. Para la ley de Boyle, ver nota 5 en tem 12; la ley de Jacques Charles dice que, a presin constante, el volumen de un gas es directamente proporcional a la temperatura.

8. Aunque la elipsis en parntesis itlicos indica una pgina perdida del manuscrito, es posible que slo est perdida la palabra "azar".

Fin de: "Designio y azar", C. S. Peirce (1884). Traduccin castellana de J. Marrodn (2001). Original en: W4, pp. 544-54.