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DESDE LOS SUESTOS Antonio Valle end4a Grupo Editorial Endira Mexico, S.A de C.V

Desde los sueños 1ra parte

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Un libro sobre el sueño mas grande que es esta vida, por eso hay que disfrutarla al máximo, como un sueño. Encuentralo en Librerias Gandhi, Librerias Gonvill, Endira y mas...

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Page 1: Desde los sueños 1ra parte

DESDE LOS SUESTOSAntonio Valle

end4aGrupo Editorial Endira Mexico, S.A de C.V

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Desde los suenos

Primera ediciOn, 2012

© 2012, Antonio Valle

D.R. de esta ediciOn:

© 2012, Grupo Editorial Endira Mexico, S.A de C.V

Boulevard Centro Industrial No.26 Industrial Puente de VigasC.P. 54070 Tlalnepantla de Baz, Edo. Mex.

Telefono: (55) 5363 - 7614

www.endira.com.mx

Queda prohibida la reproducciOn directa o indirecta, total o parcial de esta ediciOn, asicomo la explotaciOn de la misma, sin autorizaciOn escrita del editor.

Impreso en Mexico

ISBN: 978-607-8035-47-2

Fotograffa: Erick Nava

Diserio y portada: Alys Robles

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• Que sere de mi cuando no sea mes? .Que sere de mi entonces?Cuando mi respiraciOn ya no empafie el espejo ni mis pasos agitensutilmente la tierra, cuando mis manos ya no puedan tocar otra

piel y mi voz sea ahogada en el vacio porque nadie la recordare. Lose bien: estoy muriendo, estoy cayendo y un dia de estos tocare elsuelo; entonces no habre marcha atres, voy por aqui solo de pasoy es inevitable Ilegar a la triste meta. Mientras camino de regreso acasa bajo la incesante Iluvia, un cruel pensamiento viene a mi mentehelendome el corazOn: la vida se me este fugando con el avance delreloj, se este yendo con cada paso y lo terrible es que la he desper-diciado en su mayoria con mortificaciones vanas que al final no ten-dren ninguna importancia; con ilusiones, vanidades y pretensionesque se haren polvo en cuanto las toque. Cerrare los ojos y al abrirlos

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de nuevo vere que cincuenta arios han pasado sobre mi, entoncesme arrepentire de tanto y sabre la verdad aunque ya no me sirva denada. He vivido en un engario, la vida es en realidad solo un sue° yestoy a punto de despertar, la gran ilusiOn habre terminado.

Por eso, hoy mismo quiero abrir los ojos y disfrutar todo lo que merodea. Abrire los ojos para ver el sol que ilumina mis dias y la lunaque adorna mis noches, sere feliz porque yo puedo decidirlo, toma-re las riendas de mi vida porque yo tengo el poder para hacerlo, nodejare que mis preocupaciones y mi miedos me dominen, no volverea caer en ese juego que me ciega y me distrae de mi realidad. Tengoque aprovechar cada minuto, el tiempo es demasiado precioso comopara seguirlo desperdiciando. Vivire para vivir, no sOlo sobrevivirecomo lo he hecho todos estos afios, disfrutare este sue° Ilamadovida como siempre lo he deseado, porque al fin y al cabo es sOlo unsue° y mes pronto de lo que crea, me voy a despertar.

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el tesoro

Fue en los primeros dias de marzo cuando sucedi6 el milagro: i ha-Ile el tesoro!

Los meses anteriores hablan sido bastante duros y las cosas estabancada vez mãs dificiles, todo parecia hundirse en esos momentos crib-cos y no encontraba una salida fãcil a nuestra desgracia. La amargurade mi vida comenzaba a envenenar mi alma y la de mi familia, nocabe duda que mi enemigo mãs grande era yo mismo, aunque tam-bien mi ambici6n contribuy6 en gran medida.

En esos dias, los problemas comenzaban a asediarme casi al puntode ahogarme, estaba cayendo gradualmente en un precipicio del cualno seria capaz de salir, al menos no sin ayuda; pero justo cuando lascosas Ilegaron a un punto de verdad bajo, pas6 algo increible que me

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devolvi6 los enimos para continuar la lucha e ilumin6 mi camino denuevo. Esa vez, cuando vi el primer rayo de sol a traves de la pequefiarendija, supe que las cosas estarian bien a pesar de las dificultades.Todo era cuestiOn de tiempo para que mi situaciOn mejorara, habiadescubierto mi tesoro y no habia mes de que quejarse o lamentarse,era momento de celebrar, era momento de cambiar y ser mejor per-sona. Ese mismo dia tambien recupere un recurso muy valioso, algoque por algim tiempo perdi pero justo cuando sail de aquella cueva,pude dar un giro a mi vida y ese buen dia recupere mi fe, esa luzbrillante y celida que ilumin6 la oscuridad de mis miedos, limpi6 mialma de pesimismos y comenz6 a curar mis heridas. iYa podia sentir-lo!, pronto estaria totalmente aliviado, habia encontrado la Ilave demi prisiOn y era libre; las cosas no serian feciles ni tampoco megicascomo a veces lo supuse, aunque poco a poco con esa gran ayuda sal-dria de mis problemas.

La bilsqueda del tesoro empez6 varios meses atres. En ese tiempotrabajaba en un pequerio negocio como ayudante general de la tien-da, y mi familia apenas podia sobrevivir con el salario que ganaba.La economia andaba mal y el cansancio que sentia en mis hombroscomenzaba a desgastar no solo mi cuerpo, sino tambien mi mente;tenia varias deudas y no sabia como librarme de ellas, era una cruzque no podia quitarme de encima pese a mis esfuerzos; era dificil le-vantarme de la cama sabiendo que al final me quedaria en la mismamiseria de siempre.

Sin embargo, un dia mientras terminaba de limpiar el piso, me encon-tre en una de las cajas de la bodega un viejo peri6dico donde estabaimpreso un articulo acerca de un tesoro escondido por los primerosrevolucionarios mexicanos en un lugar muy cercano a la ciudad. Aun-que nadie conocia su exacta localizaciOn, en el peri6dico se mencio-naba la cueva de la Piedad y el hecho de que muchos hombres habiantratado de encontrar ese tesoro sin conseguirlo.

Y ahi me encontraba yo, leyendo sobre una historia ilusoria que algu-na vez tuvo eco en el pasado y que por una buena raz6n qued6 borra-da del presente. No era tan ingenuo como para tragarme el cuento ensu totalidad, aunque confieso que siempre habia sido mi mes profun-do deseo hallar algo tan extraordinario como ese tesoro y hacermeinmensamente rico de la noche a la mafiana, ganando una fortunarepentina con la que todos sofiamos pero que muy pocos Ilegan a

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concretar. No queria ilusionarme en vano con un espejismo, pero elhecho de encontrarme justamente con ese peri6dico me resultabaextrario y me motive) para hacer algo que jamãs me hubiera atrevidoa hacer de otra forma, pues tome aquella rara coincidencia como unaserial del cielo, una serial que debia seguir.

Impulsado por mis anhelos y mi desesperaci6n, sin saber con certezalo que hada, tome una pala, un pico, una mochila con algunos refri-gerios y otras cosas que supuse me servirian para mi osada aventuray, muy temprano en la mariana siguiente, me dirigi al lugar dondesupuestamente estaria el tesoro sin siquiera mencionarlo a mis hijos;solo mi esposa sabia de mis intenciones y aunque ella no confiabamucho en la existencia de aquel suerio, me apoy6 incondicionalmen-te, quiz6s porque a ella tambien le ilusionaba encontrar esa fortunaque cambiaria nuestras vidas para siempre.

El viaje en carretera no dur6 mãs de media hora y pude Ilegar antesde las nueve de la mariana. Despues de bajar las cosas de la camione-ta, camine hasta Ilegar a la entrada de aquella cueva donde se inici6mi aventura. Entre y comence a bajar por una pendiente bastantepronunciada hasta donde me fue posible hacerlo. El camino era pe-dregoso, aunque por fortuna habia dos cuerdas sujetas a la paredpara asirse y no resbalar; no era tan dificil como supuse en un princi-pio, pero el miedo a la oscuridad y la incertidumbre me hacian pre-guntarme si debia continuar con esa locura. Sin embargo al final mideseo fue mãs fuerte que todos los malos pensamientos y conseguiIlegar a la bOveda principal sin muchos contratiempos.

Una vez ahl me tome algunos minutos para descansar y contemplaraquel bello espacio. Mucha gente habia visitado esa cueva, sobretodo durante las vacaciones y habia muchas historias que rondabanesta zona, la del tesoro era sOlo una mãs, aunque era la que mãs meinteresaba a mi. Despues de descansar lo suficiente, con mucha cau-tela me fui adentrando mãs lejos entre la penumbra y la humedad.Camine varios metros entre las piedras y la poca vegetaciOn hastaque Ilegue a un punto donde sOlo podia continuar agachado y tuveque avanzar con mis manos sobre el resbaloso piso. El timel era muyangosto pero despues de algunos pasos la abertura se hizo mãs espa-ciosa y me senti aliviado. No tenia idea alguna sobre d6nde comenzara buscar pero despues de algunos minutos, como si fuera plan deldestino, pude notar un pequerio hueco en la pared, el cual conducia

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a un recinto escondido y que quizes nadie habia notado. Sin pensar-lo demasiado comence a guitar las piedras de la pared, tratando dehacer la abertura suficientemente grande para poder ingresar, y conmucho esfuerzo asi lo logre. Enseguida entrar, comence a explorartodo el sitio queriendo encontrar una pista sobre el tesoro. Tal vezfue una simple corazonada o una maravillosa coincidencia, pero misorpresa fue grande cuando al remover la primera capa de tierra delsuelo, me encontre con un anillo de oro sOlido.

No podia creer lo que tenia en mis manos, iera una pieza de oro ge-nuina!, al menos eso supuse en un principio. No era demasiado gran-de ni lujosa, pero era increible haber hallado algo tan extraordinario.Tal vez si seguia excavando podria encontrar el tesoro completo comose mencionaba en el peri6dico. Mi suerte estaba a punto de cambiary no tendria que preocuparme mes por dinero o por deudas banales,mi familia y yo tendriamos la vida que siempre habiamos sofiado ytodas nuestras penas seria borradas por el dinero.

Pero mi buena suerte dio un giro repentinoy apenas tome la pala, aimsonriendo por la emoci6n, la abertura por la que habia entrado se co-lapse) frente a mis ojos, dejendome atrapado en el interior de aquellaestrecha cemara sin poder hacer algo para evitarlo. El terror de morirahi adentro se hizo presente enseguida, era un miedo terrible que meparalizO los mOsculos por un buen rato y me hizo sentir totalmentevulnerable e incapaz de reaccionar. Busque con desesperaciOn unasalida y comence a escarbar la entrada como loco. Despues de variashoras intentando hallar una escapatoria, tratando de abrir el huecoderrumbado de la pared, no pude lograr gran cosa. Estaba atrapado yno sabia que iba a ser de mi, solo seguia removiendo piedras y tierrahasta que ya no tenia mucho espacio donde ponerlas. Mi esperanzadecay6 a tal punto que me di por vencido y me tire al suelo; estabaagotado y el aire ya comenzaba a faltarme.

Pero justo en ese momento, pensando en mi familia y lo mucho quelos apreciaba, sin que yo hiciera nada y probablemente por obra di-vina, algunas rocas cayeron al suelo y entr6 un pequelio haz de luza mis ojos sedientos de esperanza. No pas6 mucho tiempo para quelograra hacer mes grande la abertura por la cual pude escapar de micautiverio, dejando atres aquel angosto tOnel. SOlo Ilevaba conmigoel anillo de oro y no obstante en ese momento lo que menos meimportaba era el tesoro. Estaba agradecido por seguir con vida y me

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senti afortunado de salir ileso, sin nada mes que un susto por aquellaestOpida aventura.

El sol ya empezaba a posarse sobre el horizonte cuando subi a mivehiculo con el coraz6n aim agitado y me dirigi a toda prisa hacia elpueblo. Estaba feliz de haber sobrevivido y de al menos haber obte-nido ese anillo como premio, no era muy grande pero quizes podriaemperiarlo por algunas monedas que de algo me servirian. Muchasideas venian a mi cabeza mientras iba en carretera, aunque la mesimportante de todas era ver los rostros de mi familia de nuevo.

Al abrir la puerta, mi esposa ya me estaba esperando y me recibi6en seguida con un gran abrazo. Habia estado preocupada toda latarde por mi demora, los nirios ya estaban cenando en el comedor,ignorantes de lo que habia pasado. Sin dar muchas explicaciones mesente con ellos en la mesa y me uni a su pletica, Ilenando mi pechode una gran alegria por estar con mi familia una vez mes, por ver lossemblantes inocentes de mis hijos. Entonces, cuando mi esposa mehizo la gran pregunta: "tEncontraste el tesoro de la cueva?", supeexactamente que decirle:

"No, no encontre nada en esa cueva mes que problemas. Pero noimporta, mi verdadero tesoro, mi tesoro mes valioso lo halls aqui:son ustedes, no necesito mes riquezas, no necesito cosas valiosas silo mes valioso que tengo este aqui justo ahora".

Pasaron las semanas y con aquel anillo que encontre, mande a hacerdos sortijas mes pequerias para mi y mi esposa en nuestro decimoaniversario. Nunca habiamos tenido unas de verdad, cuando nos ca-samos aim eramos muy jOvenesy a duras penas pudimos realizar unaboda modesta.

Por supuesto que trate de volver a la cueva para encontrar el tesoro,incluso neve algunos amigos conmigo. Quizes era una fantasia peropor alguna extraria raz6n no podia dejarla it tan fecilmente; A pesarde nuestra persistencia james hallamos nada.

En la segunda ida, incluso mi compadre termin g lesionado por unacaida entre las resbalosas rocas. Lo que logre la primera vez fue unaverdadera proeza, aunque sabia bien que no se repetiria; la vida noes asi de fed, la vida no da pasajes secretos para acortar el camino

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que todos tenemos que recorrer. Asi lo entendi, tendria que traba-jar duro para subir de puesto y juntar suficiente dinero para ponermi propio negocio, el negocio que siempre habia querido y que conmucha fe y disciplina pude conseguir varios alios despues. Solo teniaque despojarme del pesimismo y el miedo que me hada conformarcon lo poco que tenia.

Seria una fantasia o una realidad oculta entre leyendas, pero aquellaexpedici6n me hizo darme cuenta de que mi verdadero tesoro se ha-Ilaba en casa y por ellos valia seguir luchando y salir adelante.

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Con motivo de mi cumpleanos

L

a tarde se consumfa Mpidamente, los colores rojizos aparecie-ron por primera vez en el cielo indicando que el atardecer ha-bla Ilegado, el aire fresco ya comenzaba a soplar ligeramente

sobre la calle mientras los vehiculos pasaban de manera acelerada ami lado. Hal)la muchas cosas a mi alrededor que tambien se movian,aunque la mayoria eran invisibles a mi mirada: estaba mãs enfocadoen seguir caminando velozmente ya que debla Ilegar a la casa de mispadres antes de que me alcanzara la noche; mi familia y la comidaesperaban mi Ilegada.

Al dar vuelta en una esquina, contemple el pavimento color gris y lasviejas calles de mi barrio y entonces fue cuando el mar de memoriascomenz6 a asediarme. Por fin despues de tanto tiempo volvia a casa y

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me di cuenta de que pese al paso de los arios, la mayoria de las cosascontinuaban exactamente igual, como en una fotograffa; los nirios se-gulan jugando beisbol en la calle, tal como yo tambien lo hice, mien-tras algunos de ellos paseaban en sus bicicletas recien compradas,algunos senores estaban sentados en las bancas platicando y viendode reojo a las personas que transitaban por la banqueta. Incluso pudereconocer a varios de mis vecinos mientras caminaba, el solo mirarsus rostros me dio una alegria enorme, no esperaba verbs de nuevo.

Al ir avanzando, inevitablemente empece a recordar aquellos hermo-sos arios de mi infancia cuando corria a traves de las mismas callesjugando con otros nirios, cuando mi madre me hablaba a las nuevepara cenar, y todas las tardes que pass en la mequina de videojuegosde la tienda de la esquina. Me parecia que el tiempo habla pasadomuy repido, como si todo hubiera sucedido ayer y me aferraba a esasmemorias, queria atraparlas en mi mente y disfrutarlas por una vezmes. Pero el tiempo no espera a nadie y los arios me hablan arreba-tado esos dias, mi tiempo ya habla pasado.

Entonces respire profundamente tratando de continuar con el reco-rrido, dar un paso era mucho mes dificil de lo que hubiera pensado,todos los recuerdos acudian a mi cerebro como piedras arrojadas so-bre mi, causendome emociones confusas. No tenia idea de lo queme estaba pasando pero era claro que todo tenia su origen en volvera mi viejo hogar, donde yacen mis rakes y donde deje gran parte demi ser.

Los recuerdos no eran tregicos ni mucho menos, por el contra-rio, eran momentos de mucha felicidad que mi coraz6n vela connostalgia y extrariaba; eran instantes de bienestar cuya esenciaalimenta mi alma, y aquella reconfortante sensaci6n en el pechosustrala mi aliento.

Era un regalo de Dios el solo hecho de poder volver y segui caminan-do bajo el influjo de una arioranza que me hacia sentir singularmentefeliz, casi a punto de Ilorar, aunque no eran legrimas de tristeza estavez; aquellas gotas de agua en mis ojos estaban limpiando mi almay todas las penas que cargaba todavia conmigo, entonces quede cu-rado. Recuerdo que al ir sobre la calle comence a experimentar unaprofunda calma, una paz increible que me hacia ver todo perfecto,incluso las cosas que alguna vez me molestaron.

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No cabe duda de que las cosas se aprecian mãs cuando ya no las po-sees y asi me encontraba yo, queriendo recobrar un tiempo que yano era mio y todas las vivencias que me perdi al estar fuera de mi ho-gar. Pero no debia pensar en ello, no queria estar melancOlico cuandoera momento de celebrar, lo importante era que estaba de vuelta yellos me recibirian con gran entusiasmo, ellos me extrafiaban tantocomo yo y nuestro reencuentro seria algo que guardaria por siempreen mi mente y recordaria cada vez que me encontrara lejos.

La distancia y el tiempo me habian regalado una nueva perspectiva,mãs madura. En ese viaje habia aprendido lo valioso que eran ellospara miy me senti un poco avergonzado por las veces que los despre-cie y cuando no me cansaba de decir que queria irme lo mãs prontoposible de mi casa, pues ya estaba cansado de lidiar con ellos. El estarlejos definitivamente me habia revelado lo mucho que los queria apesar de que a veces no tenia ni deseo de verbs.

Con cada paso firme sobre Ia acera, las memorias se levantaban delsuelo como hojas en los primeros nortes del °ton°, era toda una vidadejada en aquel barrio de Ia ciudad de San Luis. Todas mis angustiasquedaban atrãs, habia Ilegado el gran dia y debia aprovechar cadaminuto como si fuese oro puro, pocas veces tendria Ia oportunidadde visitarlos de nuevo.

Era un poco gris mi visita, lo reconozco, no todo era felicidad, el he-cho de que este reencuentro nunca duraria lo suficiente me hadasentir un tanto triste, pues mãs temprano de lo que pensase partiriade nuevo. No podia hacer mucho para cambiarlo, mi tiempo ya esta-ba bien marcado y las obligaciones me esperaban de regreso.

Finalmente pude ver Ia gran reja de mi casa y el patio que se asoma-ba detrãs de ella, Ileno de macetas y plantas como de costumbre.Ese sitio habia sido mi santuario por muchos afios, el lugar dondemis suelios nacieron, donde encontre paz a Ia hora de marcharme ydonde encontre soporte a Ia hora de regresar como ahora. Abri len-tamente Ia puerta, queriendo no hacer tanto ruido pero el chillido delos soportes de fierro se escuchO en todo el patio, aunque no habianadie cerca que lo notara. Pude escuchar algunas voces a tra y& deIa pared, las de mis padres, entonces una sutil sonrisa se dibujO enmi rostro. Sus voces eran cada vez mãs claras y fuertes, ya se habianreunido en Ia cocina alistãndose para el festejo.

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De repente apareci6 mi abuela dirigiendose hacia el fondo del patiocon unos platos en las manos, estaba tan ocupada con los prepa-rativos que ni siquiera volte6 hacia donde yo estaba. Mi deseo erasorprenderlos con mi pronta Ilegada, sin embargo la sorpresa fue miacuando finalmente los vi a traves de la puerta de la cocina.

El tiempo los habia cambiado, se velan diferentes a lo que recorda-ba. Parecian estar felices por la celebraciOn y pude sentir su calidez,pude oir sus voces queriendo hablar al mismo tiempo y notar que mimadre habia preparado mi platillo favorito, mole poblano, y lo estabasirviendo; el aroma a chocolate y chile se podia oler hasta la entrada.

Estaba tan emocionado de verbs que no me atrevi a entrar de Ileno,tenia miedo de desmoronarme en Ilanto, asi que solo me quede pa-rado junto a la puerta, observando c6mo se movian de un lado a otroalrededor de la mesa. Mi coraz6n era un torbellino de emociones y nisiquiera podia hablar, sOlo era capaz de ver aquel bello cuadro dondemis padres y mis hermanos se preparaban para la cena. En una delas paredes, una foto mia junto a una pequefia luz de la veladora quehabia iluminado mi camino.

Ya Ilevaba dos arios de muerto y aun asi seguian festejando mi cum-plearlos. No se por que lo hacian, cOmo podian estar tan seguros deque yo estaba presente. Ni siquiera yo podia saberlo con certeza,aunque nada de eso tenia importancia en lo absoluto, sOlo ese dulcemomento que compartia con ellos en la total serenidad, inmOvil enla esquina esperando que todos se sentaran a comer y comenzara mifiesta. Pude ver algunas sonrisas en sus rostros mientras hablaban yentonces supe en el fondo de mi alma que pese a todo, estarian bien.

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Perdido en la isla de los nin os

S

obre la blanca arena de la playa yacia inconsciente, sumergidoen el interior de su cabeza, aquel hombre cuyo destino a6n noera claro. Las olas del mar golpeaban su cuerpo y lo movian leve-

mente, sin embargo el segula sin despertarse, totalmente desfalleci-do, indiferente al constante movimiento de las aguas o cualquier cosaque se encontrara en los alrededores.

El vibrante aroma salino se percibla sobre la costa mientras el soploligero del viento lo dispersaba hacia todos los rincones de la isla El solapareci6 por fin sobre la tierra, renaciendo de las profundidades delocean°, sus rayos formando un camino hecho de luz pura cuyo finalera el sol mismo.

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