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141 DERECHO Y POLITICA DERECHO Y POLITICA DERECHO Y POLITICA DERECHO Y POLITICA DERECHO Y POLITICA Miguel Antonio Caro y la regeneración Miguel Antonio Caro y la regeneración Miguel Antonio Caro y la regeneración Miguel Antonio Caro y la regeneración Miguel Antonio Caro y la regeneración en Colombia a finales del siglo XIX en Colombia a finales del siglo XIX en Colombia a finales del siglo XIX en Colombia a finales del siglo XIX en Colombia a finales del siglo XIX 1 Q Rafael Rubiano Muñoz 2 . Q Recibído: agosto 28/07 Aprobado: septiembre 17 de 2007 “Si tuviera que explicarle a un extranjero sabio quién fue Miguel Antonio Caro, le diría: “Imagine usted un romano, patricio, de la época de Marco Aurelio, educado por maestros estoicos con el mayor esmero; supóngalo usted convertido al cristianismo por largas conferencias con un padre de la Iglesia; hágalo usted resucitar hacia mediados del siglo XIX; infúndale el habla castellana y el acento de los bogotanos, y déjelo usted proceder. Y tendrá usted a Caro” 3 . Miradas e imágenes del Derecho y la Política en Miguel Antonio Caro. Resumen Resumen Resumen Resumen Resumen La relación entre derecho y política en el pensamiento conservador de Miguel Antonio Caro constituye uno de los referentes analíticos que pueden explicar las diversas formas de violencia que en nuestro territorio subsisten a lo largo de más de un siglo. Para Caro el derecho y la política constituyen instrumentos de 1 El presente artículo es producto de la investigación “Política e intelectuales: la imagen de España en Hispanoamérica siglos XIX Y XX”, terminada en mayo de 2007. En calidad de Investigador principal participó: Juan Guillermo Gómez García. Co-Investigador: Rafael Rubiano Muñoz. La investigación fue financiada por la Fundación Carolina (España) y Universidad de Antioquia. 2 Sociólogo, Magister en Ciencia Política. Profesor Asistente Tiempo Completo, Universidad de Antioquia. Grupo de Estudios Latinoamericanos, problemas sociales e históricos de Latinoamérica, calle 67 no. 53- 108, Bloque 09- Oficina 340. Departamento de Sociología. Cr. 81 B No. 48ª-20, Calasanz, [email protected] , [email protected] 3 Valderrama Andrade, Carlos. “Itinerario de un humanista colombiano: Miguel Antonio Caro”. En. Obra Selecta, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1986. Presentación. p. 13. Opinión Jurídica Opinión Jurídica Opinión Jurídica Opinión Jurídica Opinión Jurídica - UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN Opinión Jurídica, Vol. 6, No. 12, pp. 141-162 - ISSN 1692-2530 - Julio-Diciembre de 2007 / 208 p. Medellín, Colombia

DERECHO Y POLITICA Miguel Antonio Caro y la regeneración ... · En Colombia, la figura de Miguel Antonio Caro encarnó con fidelidad en el pensamiento del siglo XIX, la relación

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DERECHO Y POLITICADERECHO Y POLITICADERECHO Y POLITICADERECHO Y POLITICADERECHO Y POLITICAMiguel Antonio Caro y la regeneraciónMiguel Antonio Caro y la regeneraciónMiguel Antonio Caro y la regeneraciónMiguel Antonio Caro y la regeneraciónMiguel Antonio Caro y la regeneración

en Colombia a finales del siglo XIXen Colombia a finales del siglo XIXen Colombia a finales del siglo XIXen Colombia a finales del siglo XIXen Colombia a finales del siglo XIX11111

Rafael Rubiano Muñoz2.

Recibído: agosto 28/07Aprobado: septiembre 17 de 2007

“Si tuviera que explicarle a un extranjero sabio quién fue Miguel Antonio Caro, le diría: “Imagine ustedun romano, patricio, de la época de Marco Aurelio, educado por maestros estoicos con el mayor esmero;

supóngalo usted convertido al cristianismo por largas conferencias con un padre de la Iglesia; hágalousted resucitar hacia mediados del siglo XIX; infúndale el habla castellana y el acento de los bogotanos,

y déjelo usted proceder. Y tendrá usted a Caro”3.

Miradas e imágenes del Derecho y la Política en Miguel Antonio Caro.

ResumenResumenResumenResumenResumenLa relación entre derecho y política en el pensamiento conservador de MiguelAntonio Caro constituye uno de los referentes analíticos que pueden explicar lasdiversas formas de violencia que en nuestro territorio subsisten a lo largo demás de un siglo. Para Caro el derecho y la política constituyen instrumentos de

1 El presente artículo es producto de la investigación “Política e intelectuales: la imagen de España enHispanoamérica siglos XIX Y XX”, terminada en mayo de 2007. En calidad de Investigador principal participó:Juan Guillermo Gómez García. Co-Investigador: Rafael Rubiano Muñoz. La investigación fue financiada porla Fundación Carolina (España) y Universidad de Antioquia.

2 Sociólogo, Magister en Ciencia Política. Profesor Asistente Tiempo Completo, Universidad de Antioquia.Grupo de Estudios Latinoamericanos, problemas sociales e históricos de Latinoamérica, calle 67 no. 53-108, Bloque 09- Oficina 340. Departamento de Sociología. Cr. 81 B No. 48ª-20, Calasanz,[email protected], [email protected]

3 Valderrama Andrade, Carlos. “Itinerario de un humanista colombiano: Miguel Antonio Caro”. En. ObraSelecta, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1986. Presentación. p. 13.

Opinión Jur ídicaOpinión Jur ídicaOpinión Jur ídicaOpinión Jur ídicaOpinión Jur ídica - UNIVERSIDAD DE MEDELLÍN

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poder disponibles para la organización y la estructuración de la sociedad en unsolo sentido y en una sola dirección. Como instrumentos son útiles según elconservadurismo ultramontano de este intelectual patricio para homogeneizar,uniformar y contrarrestar la pluralidad de las sociedades. El orden de la sociedadestá por encima de cualquier demanda por la libertad, y por ello al potenciar lacontienda ideológica y aumentar la intolerancia se genera una sociedad en abiertalucha contra la disidencia, la confrontación y la controversia, de modo, que laopción de la oposición política como garantía del reconocimiento de los derechosde las minorías y de las opiniones diversas debe ser aniquilada, censurada y, porsupuesto, extirpada.

PPPPPalabras Clavealabras Clavealabras Clavealabras Clavealabras ClaveConservadurismo, regeneración, autoridad moral, religiosidad, derecho y poder.

Law and PLaw and PLaw and PLaw and PLaw and PoliticsoliticsoliticsoliticsoliticsMiguel Antonio Caro and regeneration in ColombiaMiguel Antonio Caro and regeneration in ColombiaMiguel Antonio Caro and regeneration in ColombiaMiguel Antonio Caro and regeneration in ColombiaMiguel Antonio Caro and regeneration in Colombia

by the end of the by the end of the by the end of the by the end of the by the end of the XIXXIXXIXXIXXIX century century century century century

AbstractAbstractAbstractAbstractAbstractRelation between law and politics in Miguel Antonio Caro’s conservative thinkingis one of the analytical references which can explain several ways of violencewhich have survived for over a century in our territory. In Caro’s opinion, lawand politics are power instruments available to organize and structure society ina unique sense and in a unique direction. For this intellectual patrician with astrong conservative thinking, they are useful as instruments to homogenize,uniform, and oppose plurality in societies. Society’s order is more importantthan any demand for freedom. Consequently, when ideological debate is poweredand intolerance is increased, a society in a continuous conflict against dissidence,confrontation, and controversy arises, so political opposition as a warranty toacknowledge rights of minorities and opinions should be annihilated, censored,and, of course, extirpated.

KKKKKey Wey Wey Wey Wey WordsordsordsordsordsConservatism, regeneration, moral authority, religiosity, law and power.

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METODOLOGÍAMETODOLOGÍAMETODOLOGÍAMETODOLOGÍAMETODOLOGÍAPrimordialmente se elaboró una investigación

que se ocupó de tres referentes: la reconstrucciónintelectual y política de Caro, su contexto socialy político y su inclinación jurídica. Mediante elanálisis de los artículos de prensa, la revisión delos ensayos escritos por él y la lectura de losartículos jurídicos –discursos, anuncios, artículosde opinión, correspondencia epistolar,comunicados, entre otros– hechos a través delas intervenciones en la Administración Pública yel Estado, se abordó la relación derecho y políticaen este conservador colombiano. En contrastecon el liberalismo colombiano, se establecieronlos contrastes analíticos sobre el Estado, la nación,la ciudadanía, la Constitución, entre otros, quepermitieron concluir que la figura de Carorepresentó un retroceso y un atraso político enColombia, por su intransigencia, suantidemocratismo y su peculiar visión de lasrelaciones Iglesia y Estado, combinadas con unapercepción autoritaria del poder presidencia y dela restricción de la representación política de lademocracia.

INTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNINTRODUCCIÓNLa relación entre derecho y política en la

transición a la Modernidad ubica los conceptosde autoridad y de poder en un terreno dedisputas, a veces irreconciliables. Como lo hacenotar Norberto Bobbio en su libro Origen yfundamentos del poder político4 , la correspondenciaentre autoridad y poder a partir de unanormativa que debe procurar la libertad y laigualdad, el reconocimiento de la oposiciónpolítica en la sociedad, incluso, las relacionesentre mayorías y minorías no siempre se

establece bajo una concordancia positiva sinomás bien se presenta negativamente. En arasde garantizar las libertades se restringe ellamisma, como en aras de defender la igualdadse desatan las peores relaciones dedesigualdad. O para el caso es convenienteseñalar la disputa Max Weber y Hans Kelsen,para quienes el derecho al poder y ladominación conjugan la discusión entre normay costumbre, sin embargo, en una sociedad enguerra, la costumbre se impone sobre la normaracional y abstracta, como de otro modo, lacostumbre construye una normativa de factoque escapa a cualquier validez racional yuniversal5 . Todos estos asuntos son los que elsiguiente ensayo busca mostrar: cómo en elsiglo XIX, las relaciones entre autoridad y poderfueron vistas por el político colombiano MiguelAntonio Caro (1843-1909), como unívocas,atravesadas por la moral religiosa, atrapadasen el marco de las furibundas contiendasideológicas, pero efectivas como instrumentosde exclusión y de marginación.

En Colombia, la figura de Miguel Antonio Caroencarnó con fidelidad en el pensamiento del sigloXIX, la relación entre el derecho y la política bajoel tamiz de la influencia de lo que podríamoscalificar como el intelectual católico6 . Un tiposocial de sabio que une al mismo tiempo la razóny la moral religiosa en aras de construir unaorganización social perfecta –sin contradiccionesni contradictores–, además de un Estadopurificado de males, como igualmente unosciudadanos fieles y obedientes. Fue en obraperiodística donde consignó sus más diversas ypolémicas ideas políticas, y a través de sutrayectoria pública las hizo efectivas, pues ocupódestacados cargos dentro de la Administraciónestatal, e incluso en la cultura diseñó una noción

4 Bobbio Norberto. Origen y fundamentos del poder político. México: Grijalbo, 1985

5 Ibíd., p. 12

6 Ibíd., p. 15.

Miguel Antonio Caro y la regeneración en Colombia a finales del siglo XIX

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restaurativa de la idiosincrasia colombiana quesemejaba a los españoles medievales comba-tientes y fervorosos custodios de la cristiandad.

Agazapado en los años que vieron finalizarel siglo XIX, Caro descifró los asuntosfundamentales que, en su contexto social ehistórico, lo llamaron a influir e incidir en laconstrucción de un nuevo orden social enColombia a través de la Constitución de 1886,denominada la Regeneración. Como programajurídico y constitucional, el derecho al serviciode los postulados eclesiales y religiososgarantizaba la tradición colombiana de la moraly propiciaba la purificación política de todoslos males, aquellos que fueron impulsados porlos incómodos y molestos e impertinentesliberales radicales denominados del “OlimpoRadical” que se convertían en soldadosdefensores de la Carta constitucional deRionegro de 1863.

La peculiaridad del compromiso adquiridopor Caro fue imponer inevitablemente la alianzaentre la moral cristiana y el poder estatal. Estaasociación sería el auxilio que vendría aconsolidar una forma específica de sociedad,de instituciones, de ciudadanos y de hacer lapolítica que negaba la intromisión de laModernidad secular, es decir, de la separaciónde poderes, de ampliación de la participacióny representación política, de la división entrelo sagrado y lo profano, entre el poder civil y elpoder político en últimas.

Como complemento, Caro observó lanecesidad urgente de restaurar los valores

telúricos y ancestrales heredados de la “culturaespañola”7 , los que fueron suprimidos por lafirmeza de la Constitución de 1863, la carta querepresentaba con lealtad al liberalismo radicalcolombiano, y sintió la imperiosa convicción queuna de las misiones que desde el más allá le fueencomendada para el más acá era acabar conesos ideales de progreso, cambio ytransformación que el liberalismo propugnóferozmente con ideas provenientes de la“Ilustración” y de la “Revolución Francesa”8 .

Si bien, la inserción definitiva al modo deproducción propio de la industrialización y elcapitalismo se constituyó en uno de losmomentos culminantes del desarrollo históricoy social de los países latinoamericanos haciafinales del siglo XIX9 y la exigencia política deesa coyuntura demandaba adecuar lasinstituciones y las mentalidades hacia ese retouniversal, este provinciano bogotano, retratadopor su amigo Rafael María Carrasquilla comoun patricio militante y fervoroso católico,sostuvo de manera intransigente que el paíshabía abandonado sus invaluables tesoros, lelengua castellana, la moral religiosa y la políticaconcebida por la autoridad moral de la Iglesia.Las causas de esa pérdida se debieron, entreotros, a la “mala voluntad” de quienesaprovechando las ideologías de turno –provenientes del liberalismo y sus derivados,el socialismo- precipitaron a la nación a la máshorrorosa incredulidad, a la perversión de lalibertad y a la inocultable situación de guerra oanarquía, que se desencadenaron a lo largo delsiglo XIX hasta la catástrofe conocida como laGuerra de los Mil Días10 .

7 Jaramillo Uribe Jaime. Pensamiento colombiano en el siglo XIX. Bogota: Planeta, 1996.

8 Rama Carlos. Historia de las relaciones culturales entre España y América Latina. Medellín: Fondo de CulturaEconómica, 1982.

9 Romero José Luis. Latinoamérica: Las ciudades y las ideas. Medellín, Universidad de Antioquia, 1999.

10 Bergquist Charles. Café y conflicto en Colombia, 1886 1910: la guerra de los mil días sus antecedentes y consecuencias.Medellín. FAES, 1981.

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Lo que Caro representó para la historiapolítica del país fue la versión auténtica delintelectual conservador católico, una especieque a un mismo tiempo sintetizaba unhumanista centrado en los más acendradoscontornos del saber y del conocimiento clásicoy un militante cristiano cuya actitud personalinsobornable se compuso por la obstinaciónpolítica de acabar e ir en contra el enemigo, elliberalismo. Las diversas ideas liberales enColombia en esa época fueron señaladas,vindicadas, y perseguidas con saña por Caro,en particular debido a sus intereses desecularizar el país y llevarlo a una ambiguaModernidad. mediante la educación laica, laseparación del poder eclesial del poder humano,la limitación a los poderes presidencialistas y lainserción de la economía como la reduccióndel Estado frente al intercambio mercantil.

En lo jurídico en una de sus intervencionesen la Asamblea Nacional Constituyente de1885, a la que llegó como Delegatario porPanamá, y participó en las discusiones para ladefinición de la Constitución política deColombia de 1886 calificó Caro la obra de la“Constitución de 1863” la que representaba losideales del liberalismo denominado radical dela siguiente manera:

Acaso no ha habido una nación mássistemáticamente anarquizada queColombia bajo el régimen de la Constituciónde Rionegro. Aquel código impío y absurdo,después de negar la suprema autoridaddivina, pulverizó la soberanía nacional,creando tres soberanos absolutos, la nación,la provincia, el individuo. De aquí nacieronlas disensiones civiles, y aquel estado social,más deplorable que la tiranía y la revoluciónmaterial, en que los signos de la legitimidad

se borran, y se pierde el respeto a laautoridad por los mismos que en principiola proclaman y en hecho no aciertan adescubrirla. En nuestras guerras civiles nose ha sabido muchas veces dónde está larevolución y dónde la autoridad, porque hahabido violación recíproca de derechosreconocidos por la Constitución, y de ahíha surgido el conflicto entre potenciassoberanas; nuestras guerras han sido, en lomalo, a un mismo tiempo domésticas einternacionales

11.

Contra la relación entre revolución ydesorden, contra el conflicto y la contiendaideológico-política, Caro defendió algunasnociones jurídicas que harían de la Regene-ración el escenario propicio para el unanimismoideológico, el hermetismo cultural y enconsecuencia fundar su pretensión de legitimaral presidencialismo autoritario, aspectos queserán profundizados más adelante. En su ideariopolít ico, igualmente, se alentaron laintransigencia, la persecución y la exclusiónsistemática, convirtiendo la política enescenario de señalamiento y de ataque a todoaquello o aquellas personas e ideas que se leopusieran. Por ello, Caro tradujo en beligeranciael escenario de la política con la consigna“Quien no está conmigo está contra mí”, yagregó a esa consigna, la convicción según lacual, las concepciones del poder, la soberaníay la legitimidad provenían de una casta deprivilegiados que constituían las “conciencias

11 Caro Miguel Antonio. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. En: Antología del pensamientopolítico colombiano. Bogotá: Banco de la República, 1970. págs. 155-156.

Lo que Caro representó para lahistoria política del país fue la

versión auténtica del intelectualconservador católico

Miguel Antonio Caro y la regeneración en Colombia a finales del siglo XIX

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vigilantes” del país. Con ocasión de la presenciaen el poder político como presidente de laRepública de Rafael Núñez le llegó a considerarcomo el Mesías y el salvador de la patria.Igualmente estimó que los representantes dela regeneración constituían una legión de lealesy fieles seguidores defensores del orden moralde la sociedad12 .

Esas miradas e imágenes del Derecho y elpoder político provenían de las lecturas jurídicasdel derecho medieval cristiano, entre ellosFrancisco Suárez, y en el siglo XIX, de losconservadores políticos tales como DonosoCortés, Bonald y De Maistre, ejemplos de laderecha europea reaccionaria contra laModernidad política13 , pero en especialrepresentantes de la ideología del conserva-durismo que iba en contra del liberalismo radicaly el socialismo. Caro se destacó por su capacidadintelectual de reconciliar lo que era entoncesimposible de unir: la fe y la razón, la racionalidady la moral cristiana, las normas jurídicas con lascostumbres religiosas.

Supo conjugar, mediante argumentos enapariencia razonables, la intolerancia con laapariencia de bondad, la intransigencia con latransacción política, la lucha fanática ydesmedida del cristiano con los moldes políticosde la Modernidad. Pudo conciliar el más allásupraterrenal con el más acá vivencial. Entreotros aspectos, no concibió que la controversiay la oposición ideológica a través de lavalidación de las ideas fuesen constitutivas delderecho y la política como igualmente noexpresaban elementos esenciales de la sociedaddemocrática. Huía de lo que en la actualidadpodríamos llamar la política del reconocimiento,despreciaba la democracia en su sentido amplio

y detestaba el cambio en las costumbres y enlas instituciones sociales.

Nada delató más esta impresión de Caro alconcebir que por encima de la libertad delciudadano esté la salvaguardia de la nación. Lanación no es para él un ente territorial garantede las diversidades regionales y de las opcionespolíticas; todo lo contrario, es la máximaautoridad y el poder unificados bajo la banderade la moral religiosa; por eso expresó en el añode 1885 como delegatario a la AsambleaNacional Constituyente, evento preparatoriopara la Constitución de 1886 que aquellasautoridades que lideraron entre 1863 y 1885la nación, aquellos representantes dell iberal ismo radical no eran más querevolucionarios, porque:

En materia doctrinal no podemos admitir,debemos guardarnos cuidadosamente deadmitir nada que ofrezca contradiccionescon lo acordado, porque cualquierainconsecuencia nuestra, en lo que essustancial, implicaría una infidelidad alvoto de confianza que hemos recIbíd.o, ynosotros, que venimos aquí a condenar, amatar si fuese posible, la hidra de larevolución, faltaríamos al deber de laobediencia, quebrantaríamos la disciplina,revolviéndonos contra la primera fuente deautoridad que hemos reconocido, y seríamosasí al abrir la era de la legalidad, losprimeros revolucionarios…De aquí que losdepositarios de la autoridad se hayandeclarado muchas veces enemigos de lasociedad; que los que en principio condenanlas revoluciones, se hayan lanzado en ellas;y que, con la confusión de las nociones delo justo y de lo injusto, haya sobrevenido elcaos. La proclamación de la soberanía

12 Deas Malcolm. Del poder y la gramática y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas. Bogota:Tercer Mundo, 1993

13 Vallespín Fernando. Historia de la teoría Política. Madrid: Alianza, 1986.

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nacional es la primera muestra de laresurrección de este cuerpo político que sel lama patr ia. Ya no hay repúbl icadiseminada; ya no hay soberanoscoexistentes; la nación es una, y una es laautoridad

14.

Lo anterior se explicaba por el tipo devaloración que Caro le dio a la Constitución de1863 de Rionegro. La consideró antijurídica,deslegitimadora de la autoridad y del poder,como también la consideró arbitraria poralentar una disputa de la soberanía entre entesregionales que se diseminaron y fragmentaron.Lo que le aterró es que la falta de autoridad yde consistencia jurídica de las institucionespúblicas del país era lo que incitaba a las luchasy las contiendas bélicas en más de dos décadas.Por lo anterior, el derecho y la política, comosaberes dispuestos por los hombres otorgadospor Dios, han de servir de instrumentos en lalabor de restaurar y de regenerar la sociedadcolombiana. Por ello, la tarea de expandir lamoral cristiana de los ciudadanos, el podereclesial junto a la soberanía territorial fueronpropuestas bajo el lente de una restauracióngótica, de modo que las conciencias y lascostumbres, la política y el derecho sereconcilian inevitablemente con la moralcristiana y católica.

Para Caro el poder del derecho se expresabaen cuanto él podía unificar las conciencias yante todo desvirtuar las disputas y los conflictosideológicos que habían sumergido a Colombiaen una desinstitucionalización de todas lasformas de la Administración Pública como detodas las esferas representantes de la sociedad.Al haberse desatado la anarquía general,continua y permanente, no consideró Caro queexistiese normativa, leyes y menos un sistema

jurídico, porque el liberalismo y la Constituciónde 1863 habían destruido cualquier posibilidadde justicia, regulación y control social, cualquierexpresión racional del derecho. Con lo anteriorse puede estimar que, incluso, la inmoderadaactitud de Caro frente a los problemas de suépoca lo llevó a despreciar la política comoacción efectiva, y concibió que el derecho erael instrumento por naturaleza que utilizadomoralmente debía permitir la armonía y el ordende las sociedades.

Ratificó entonces esa noción al ver que laConstitución de 1863 que encarnaba lalegalidad de la división de soberaníasterritoriales y garantizaba la autonomía jurídicapolítica mediante el federalismo expresaba lamayor de las contradicciones en las leyes y, aúnmás, era fuente de todas las violencias. Carodetestaba la falta de unidad en lo político comotambién la falta de centralidad en el derecho,pues, él mismo lo llegó a expresar meses antesde la elaboración de la Constitución de 1886cuando afirmó:

Peor aún que un mal sistema es la falta detodo sistema; nada es tan funesto en lasinst i tuc iones de un pueblo, como lacontradicción. Porque así como el trastornodel juicio, el error de entendimiento tuercela voluntad, y ocasiona una conductaviciosa y funesta, en las leyes fundamentalesde una nación, se traduce luego en hechos,y la discordia de los principios sembradaen las leyes no tarda en germinar, yaparecer al fin en forma de discordia civile fect iva. ¿Cuál fue, s i no, e l de fectocaracterístico de la Constitución de 1863,sino e l reconocer soberanías querec íprocamente se exc luyen, e l seranticientífica, el ser absurda? Por maneraque la contradicc ión fundamental, e l

14 Ob. Cit., Caro Miguel Antonio. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. p. 156 y 157.

Miguel Antonio Caro y la regeneración en Colombia a finales del siglo XIX

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principio de Hegel en la pol í t i ca, laafirmación de que una cosa puede ser y noser a un mismo tiempo, es lo primero deque debemos huir, como del mayor, del máspernicioso de todos los errores

15.

Para Caro, la ciencia política y en especial elderecho se sustentan en verdades teológicas,pues como él mismo lo demandó a lo largo desu actividad pública, “Las doctrinas políticas sederivan de principios morales y los principios moralesde verdades religiosas”16 . La primacía de la religiónreveló en Caro que su conservadurismo seanclaba en la exigencia de mostrar lascontradicciones que la Modernidad políticahabía logrado a lo largo de varios siglos y enespecial en su utilización a través del idearioliberal. En la Modernidad se deslindan la políticade las consideraciones morales, entendiendola naturaleza de la moralidad desde la ópticade lo religioso. El ataque propiciado por laideología liberal, al separar el derecho y lapolítica de la moral religiosa fue para Caro unade las más terribles circunstancias queprecipitaron al país al desorden, la revolución,la anarquía y la violencia frecuente.

En el artículo titulado “Principios y hechos”,la defensa y la sustentación de la relación entrela religión y la política tienen un propósitoespecífico, demostrar que el derechocomprendido como regulación y normativa enlas sociedades, sin el fundamento religioso desdela moral, se reduce a la fuerza, a la violenciadesmedida; por tanto, la utilización del derechoen el plano del uso del poder y la legalidad, aldesprenderse de la valoración religiosa seconvierte en crimen y en conflicto ilimitado. Lainfluencia del pensamiento religioso en Caro frentea la política y el derecho se debe a su interés de

contrarrestar la incidencia ideológica delutilitarismo que promulgó el liberalismo del sigloXIX, al que consideró como una de las corrientesmodernas que al unir la política y el derecho a lasensibilidad de los hombres provocó la caída delos colombianos al lugar de la bestia y con ello ala barbarie. Caro emprendió una profundapolémica frente al utilitarismo que se extendió apartir de la introducción de la filosofía de Detuttde Tracy y Jeremías Bentham por Santander, queaplicado a la política concebía “el placer como finúltimo de los hombres” y en el contexto social comouno de los principios fundamentales de la libertadindividual y de la igualdad.

Al observar la introducción del utilitarismono solamente en la educación sino en el régimenjurídico, Caro argumentó que los principios queexigían los liberales, esto es, el placer y lasensibilidad para la mayoría “igualaría al hombrecon las bestias”, pues sin los límites de la moraly la religión, las acciones humanas serían porcuestión de semejanza absolutamente igualesa los animales. Procuró Caro extender estasreflexiones polémicas al ámbito de las leyes ydel gobierno, acudió a Donoso Cortés que aun mismo tiempo recuperó a Proudhon cuandoafirmó que “en toda cuestión política tropieza unocon una cuestión teológica”17 .

De otro lado, Caro estimó que quienesgobiernan han de formarse de manera rígidaen los valores religiosos, pues, la incidencia delos gobernantes debe estar trazada por lainfluencia de valores morales, ya que ante lapreocupación del orden social al que se debedirigir la acción de los hombres públicos sedebe procurar la rectitud, la disciplina y lapureza personal y los gobernados han de seguirde manera sumisa esos principios bajo la

15 Ibíd, p. 158.

16 Caro Miguel Antonio. Escritos Políticos. Vol. 1. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo. 1990. p. 1.

17 Ibíd., p. 4.

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obediencia absoluta. Por ello, la educación laica,el utilitarismo, la libertad de imprenta, la libertadde conciencia rel igiosa, el disenso, lacontroversia, la pluralidad de ideas y creencias,la democracia constituían para Caro los malesdel siglo y, por ende, los factores de de-sequilibrio o de destrucción del orden social.

Unido a lo anterior, para el conservadorultramontano no era posible el reconocimientodel contradictor político, entre otras razones,porque para Caro no eran baluartes del derechoy la política. Derecho y política no secomprenden como instrumentos de mediaciónde los conflictos, árbitros de las contiendasideológicas y políticas, puesto que el patricioconservador los consideró como herramientaspara neutral izar y desarticular a loscontradictores y a los que llamó enemigos dela “Regeneración”, al punto que Caro en sumomento desestimó la democracia. Vio naturaly positivo el uso i l imitado del poderpresidencial, consideró negativa la democraciacomo forma de vida o como procedimiento18 ,no valoró la reconciliación, ni la mediación eincluso la limitación del poder político con laviolencia porque la Regeneración fue el triunfodefinitivo de una facción política frente otra,pero más allá fue la garantía de la paz y larestauración moral de Colombia mediante lainteriorización de la moralización de la política,de la que se produjeron las tendencias aperseguir, no tolerar, señalar, vindicar y liquidarcualquier amenaza frente al Gobierno de laregeneración como a sus presupuestosfundamentales. Por el lo, al arr ibar la“Regeneración” con la Constitución política de1886 la celebró del modo en que sigue:

La cruz ha vuelto a verse honrada en loalto del capitolio, y palabras que confortan

y animan han salido de los labios de losprimeros magistrados, que los pueblos hanescuchado con júbilo y con regocijo comosagradas promesas que habrán decumplirse. No avanzamos por el planoinclinado de la barbarie; nos hemos detenidocuando ya nos acercábamos al abismo, yde seguro podremos entonar el aleluya delos días felices, si las obras corresponden alas palabras… Hemos entrado en mejorcamino, y el cristianismo, la santa religiónde nuestros padres, ha vuelto a recibir elhomenaje de los que tienen en sus manos elpoder, y la voz de los mandatarios ha sidorecibida con aplausos sinceros por todos loshombres de buena voluntad…Él – elproyecto de la Regeneración en el contextodel derecho y la política en Colombia,R.R.M. -encuentra perfectamente unidastodas las voluntades de los conservadores,él nos halla dispuestos a todo sacrificio porel bien común. Un solo pensamiento dominatodos los espíritus y un solo objeto guíatodas las voluntades

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El unanimismo, el espíritu de sistemapolítico hermético y cerrado, la permanenciade los valores morales religiosos y su comunióncon el derecho y la política expresaron lasensación de encontrarse en vísperas de unaresurrección después de las cruentas guerrasque azotaron el siglo XIX. Pero nada resultó tan

Caro estimó que quienes gobiernanhan de formarse de manera rígida

en los valores religiosos, pues, laincidencia de los gobernantes debe

estar trazada por la influencia devalores morales

18 Friedrich Carl J. La democracia como forma política y como forma de vida. Madrid: Técnos, 1961.

19 Caro Miguel Antonio.”1881-1882”. Escritos Políticos. Vol. 2. Bogotá. Instituto Caro y Cuervo. 1990. p. 6.

Miguel Antonio Caro y la regeneración en Colombia a finales del siglo XIX

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contradictorio en Caro, por su defensa de losvalores conservadores en las ideas y en laacción política con la incentivación del odio yla persecución hacia todo aquello querepresentaba la herejía y que se expresaba encontra de las ideas políticas religiosas. Al puntoque “la Regeneración” en medio de su crisisderivó en la famosa contienda, la “Guerra delos Mil Días”, una más, entre muchas de lasluchas partidistas más atroces que azotaron alpaís. No obstante lo anterior, se añade que Caroalentó la convicción según la cual el derechocomo norma e institución ha de ser aplicadobajo la moral sacralizada y no con razones quejustifiquen los límites del poder, lo que lecondujo como veremos a la defensa incluso delpresidencialismo vitalicio20 como formaefectiva contra la endémica democracia abiertay participativa.

EL CONTEXTO SOCIAL E HISTÓRICOEL CONTEXTO SOCIAL E HISTÓRICOEL CONTEXTO SOCIAL E HISTÓRICOEL CONTEXTO SOCIAL E HISTÓRICOEL CONTEXTO SOCIAL E HISTÓRICODE LA REGENERACIÓN DE 1886:DE LA REGENERACIÓN DE 1886:DE LA REGENERACIÓN DE 1886:DE LA REGENERACIÓN DE 1886:DE LA REGENERACIÓN DE 1886:ORDEN, AUTORIDAD Y MORALORDEN, AUTORIDAD Y MORALORDEN, AUTORIDAD Y MORALORDEN, AUTORIDAD Y MORALORDEN, AUTORIDAD Y MORAL

Revisar las ideas de Caro sobre las relacionesentre el derecho y la política exigiría analizarlos antecedentes históricos del liberalismocolombiano del siglo XIX21 , y en especial,reconstruir las incidencias que paraLatinoamérica tuvieron las ideas de laIlustración, la Revolución Francesa y elliberalismo económico que se consolidó a través

del lema “Lassaiz Faire”22 . De igual manera seríanecesario observar que después del proceso dela conquista y la colonización, Latinoaméricahaya heredado una política imperial –la deEspaña–; por supuesto que abanderó una luchadenodada contra la Reforma Protestante(1517)23 e impuso lo que algunos historiadoreslatinoamericanos, entre los que se destacaSergio Bagú24 , llamaron la economía colonialhispánica, esto es, un tipo de sociedad que secaracterizó bajo el régimen feudoburgués25 .

El cuestionamiento de toda autoridadimpuesta y la consolidación de la libertad deconciencia serían principios que se articularíana las relaciones entre libertad y revolucióndurante los siglos XVIII y XIX. En la Modernidadpolítica las relaciones entre sociedad y políticaserían profundamente conflictivas, pues elEstado absoluto ya no representaría más esosdos escenarios y con el advenimiento de lasociedad de clases se generaría una contiendaque remitiría al problema entre libertad eigualdad, irrealizado y denunciado por muchos,entre ellos, los socialistas utópicos26 (Babeuf,Saint-Simon, Fourier, Cabet, Blanquí) hastallegar a las críticas de la Revolución Francesamás acabadas, Tocqueville, Lorenz Von Stein yKarl Marx, lo que propiciaría una oscilación queiba de la detracción a los logros de la RevoluciónFrancesa, a la apología positiva de ella misma,cuando no produciría una nostalgia que seapoyaba en la necesidad de la restauraciónmonárquica.

20 Ob., Cit. Caro Miguel Antonio. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. p. 160.

21 España Gonzalo (Comp.). Los Radicales del siglo XIX. Bogotá: Áncora, 1984.

22 Romero José Luis. Situaciones e ideologías en América Latina. UNAM. México, 1980.

23 Cassirer Ernst. “Derecho, Estado y Sociedad”. En: Filosofía de la Ilustración. México: Fondo de CulturaEconómica, 1994.

24 Bagú Sergio. Estructura social de la colonia. Buenos Aires: EL Ateneo, 1952.

25 Heer Friedrich. Europa madre de Revoluciones. España: Alianza, 1980.

26 Lichtheim George. Los orígenes del socialismo. Barcelona: Anagrama, 1970.

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Las relaciones entre el poder civil y el podereclesial o religioso que se creían superadas apartir de la caída de las monarquías absolutasy que posibilitarían el tránsito hacia lasmonarquías constitucionales e incluso a lasdemocracias radicales27 no demostraban eltriunfo de la Modernidad política, porque a lolargo del siglo XIX y bien entrado el siglo XXesas relaciones permanecieron latentes encontinua disputa, no solamente paraLatinoamérica sino para ciertas regiones deEuropa28 . Con todo, la Revolución Francesa de1789 fue sumario de un acumulado históricopolítico en la que culminó la idea de la razón,la libertad y la revolución como gestores de unnuevo orden social, en la que, por paradójicoque parezca, libertad y terror convivían sincontradicción, es decir, los derechos delhombre y el ciudadano se tuvieron quegarantizar a través de la guillotina, pormedio de acciones estatales violentas eirracionales.

Con todo, los gestores de la RevoluciónFrancesa (1789) produjeron un impulso políticoque potenció los idearios del cambio y de latransformación de las sociedades mediante larevolución. A partir de un discurso sostenidopor la razón y encaminado a ser fortalecidocomo acción política se confiaba en laposibilidad de establecer el progreso científicoy moral de las sociedades occidentales. En elmarco de esas ideas y valoraciones, comotambién en el contexto de ese suceso históricoy universal se consolidó la democracia, es decir,la innovación política producida por el cismade 1789 conmovió los cimientos de la sociedad

tradicional, pero a su vez, replegado elconservadurismo, surgió como una respuestainmediata que enfrentó dos modelos desociedad: una racional, progresista y avanzadacontra otra vernácula, tradicional y retrógrada.

En ese marco histórico surgió elconservadurismo, respuesta y reacción a lasconsecuencias de la Revolución Francesa comolo demostró José Luis Romero en su ensayodidáctico y pedagógico titulado: La RevoluciónFrancesa y el pensamiento historiográfico29 . Sinembargo, el conservadurismo se alimentará dedos corrientes: los tradicionalistas y elromanticismo30 . Los tradicionalistasdesechaban la idea de los ilustrados según lacual razón y revolución, razón y progreso eranlos principios culminantes de la sociedadmoderna, mientras los románticos giraronalgunos hacia el rescate del folclore y los valoresvernáculos medievales, hacia la reconciliacióndel poder religioso con el poder civil e inclusoa radicalizar su oposición a la sociedad modernacapitalista, planteando el socialismo y elcomunismo.

Unida a la Revolución Francesa y laIlustración, la reforma protestante incidió enlos procesos de secularización política de lasociedad tradicional. No trató exclusivamentede romper con los lazos que unían a la sociedadcon la autoridad divina sino más bien se apoyóen su separación, de lo que resultó que muchospensadores de la era que precede y advienecon el protestantismo fueron leídos yrecuperados para ubicar como novedad yactualidad, las categorías de poder, soberanía,

27 Vallespín Fernando. Historia de la Teoría Política. Madrid: Alianza, 1986.

28 Hobsbawm Eric. La Era de la Revolución. España: Crítica. 2001.

29 Romero, José Luis. “El pensamiento historiográfico de la Revolución Francesa”. En. Revista Investigar. No.3. Bogotá. 1990.

30 Mannheim Karl. “Pensamiento conservador”. En: Ensayos de psicología social y sociología de la cultura. Madrid,Aguilar, 1963. p. 90.

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orden social y autoridad que se vincularonestrechamente al poder divino como lo siguedetenidamente en su ensayo Joaquín Abellántitulado: El vínculo entre tradición y mundo moderno.Las teorías políticas del Derecho natural: 1600-175031 , donde se muestran las obras y lospostulados de pensadores como JohannesAlthusius, Francisco Suárez, Hugo Grocio,Samuel Pufendorf, Christian Thomasius,Christian Wolf, entre muchos otros.

Según José Luis Romero, el “Pensamientoconservador”32 latinoamericano ha dereconstruirse en esos procesos históricos, peroes necesario analizarlo en Latinoamérica segúnlas circunstancias y las variantes que tuvo enocasión de las exigencias del momento. Elconservadurismo de Caro encaja en laintransigencia pero en su matiz se acerca alromanticismo radical del siglo XIX. Secaracteriza por el grado y el compromiso conlos estratos lo que permitirá establecer entrelos grupos sociales la peligrosidad o no delcambio social. Se ratifica en Caro cuando alexaminar las circunstancias sociopolíticas delaño 1885, en las sesiones preparatorias para laConstitución de 1886 admite lo siguiente:

Para terminar, señor Presidente. No bastanuestra fidelidad a lo pasado; también hade mirar a lo futuro. Hemos convenido enreconocer a este cuerpo como legítimo poderconstituyente, y estamos obligados enconciencia a sostener y defender en todoterreno sus resoluciones definitivas, aunqueno hayan tenido nuestro voto. Es paranosotros y debe ser para todos los miembrosdel partido nacional en la república, dog-

ma indiscutible que contra esta Constituciónno habrá más recursos lícitos que los queella deja para su reforma. Así no solohabremos consignado en ella el principiode la autoridad y del orden, sino quesabremos todos confirmarlo con el ejemplode un horror invencible a la anarquía, deuna sumisión incondic ional a lalegalidad

33.

Se refiere Caro a que la legalidad y laConstitución sin autoridad y orden, sinprincipios de obediencia y sumisión, resultanobsoletas. Pero autoridad y orden en Caro sedistribuyen plenamente mediante la obedienciaque ofrece el mandato de la religión católica ylas creencias en la cristiandad aplicadas al poderpolítico como al derecho. La constante vigilanciade la legalidad, de la autoridad, de la moral, delorden y de la regeneración constituye elcemento que une las estructuras tradicionalesa los conservadores, pues, los conservadoresson aquellos “a quienes los ata una consustanciadatradición, importantes intereses económicos, un modocongénito de vida, vigorosos prejuicios y, sobre todo,la convicción profunda de ser herederos históricos ymandatarios de quienes establecieron -de maneratácita o expresa- aquellos fundamentos al instituirlas estructuras originarias de la sociedad”34 .

Como preservadores de las estructurassociales, guardianes del orden y de la pazoriginarias en la sociedad, los conservadoresfueron escurridizos, en algunos rasgos pudieronparecer liberales, pero en otros completamenteregresivos. De lo anterior fue posible deducirla difícil tarea por la que transitó el historiador

31 Vallespín Fernando. Historia de la teoría política. Vol 2, Madrid, Alianza, 1990. Pp. 13-68.

32 Romero José Luis. “El pensamiento conservador latinoamericano en el siglo XIX”. El Pensamiento Conservador1815-1898. Caracas: Ayacucho, 1986. p. 9.

33 Ob., Cit. Caro Miguel Antonio. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. p. 160.

34 Ob., Cit. Romero José Luis. “El pensamiento conservador latinoamericano en el siglo XIX”. p. 10.

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y el investigador de la política, al intentar definiro caracterizar el pensamiento políticoconservador. Un primer aspecto fue que en elpensamiento conservador “se descubren fisurasen la conceptualización de sus contenidos y en el juegode sus relaciones tanto con la realidad política comocon los demás sectores de acción y de opinión”35 . Deaquí que sea más adecuado partir de lasdificultades con que tropieza el historiador paraconseguir delimitar lo que es propio delpensamiento conservador, específicamente enAmérica Latina.

El pensamiento conservador aparece comoopaco, como un discurso oculto y desva-necido, ocasión para caracterizarlo como unaacción donde los grupos sociales portadoresde él no les pareciera necesario declararloexplícitamente. Se advertía entonces que otrode los rasgos que caracterizaron elconservadurismo de Caro en sus fundamentosdoctrinarios era la vigencia indiscutible, pues,“La acción conservadora es, para ellos, la acciónlegítima, la corrección forzosa y necesaria de otroscomportamientos políticos que sí merecen y necesitanser discutidos y fundamentados”36 . La historiografíatradicional en Latinoamérica descuidó elestudio del pensamiento conservador por susrasgos característicos de ocultamiento y dedesvanecimiento.

Así mismo lo expuso Caro como Delegadopor Panamá a la elaboración de la Constituciónde 1886, aceptando la figura jurídica delConsejo de Delegatarios como representaciónpopular pero admitiendo a su vez que sonpocos los que pueden realmente dirigirse encalidad de dignatarios:

De todo lo expuesto dedúcese claramente queel preámbulo de la Base ha sido materia deinterpretación por parte de muchos pueblos,y por lo mismo, nosotros debemos confirmar,o rectificar la interpretación que se hahecho; y adviértase asimismo que todos losque de la Base han hablado, la entendieronde un mismo modo, siendo esta uniformidad,junto con el silencio de otros, que significaasentimiento o inercia, presunción fundadade que la interpretación constitucionalhabrá de coincidir con la interpretaciónpopular. ¿Y tiene este Consejo derecho ainterpretar las Bases? Sí, porque él lasexpidió, y solo el que hace la ley puede porvía de autoridad interpretarla, según elprincipio de todos conocido -ejus estinterpretare le-ges cujus condere-. Masdigo, t iene este Consejo e l deber deinterpretar las Bases de reforma aprobadapor los pueblos de la República, porque estáen la obl igación de desenvolver las ycomplementarlas, y todo desenvolvimientoy complementación razonable indicaforzosamente la operación de interpretar.Dígase -y yo el primero lo he afirmado quetenemos la obligación moral de ejercer conánimo imparcial e intención recta y sana,la facultad interpretativa, pero no se niegueeste derecho al Consejo, si ya no es quepretende condenarlo a la impotencia y alsilencio

37.

Se refiere Caro a que la legalidad yla Constitución sin autoridad y

orden, sin principios de obedienciay sumisión, resultan obsoletas.

35 Ibíd.., p. 11.

36 Ibíd.. p. 11.

37 Ob., Cit. Caro Miguel Antonio. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. p.167.

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La autoridad es la ley y la ley es la autoridad.Con lo anterior, Caro defendió un principio quelo llevó hasta la muerte. Pero la autoridad y laley ausente de religión en la sociedadcolombiana es la inclinación a la barbarie. Lafisonomía del pensamiento conservador sereconstruye en el marco del desafío al queresponde, según el bagaje doctrinario deladversario, el grado de peligro a que se vesometido el orden social por el nivel deagresión, la resonancia de la prédica y laestrategia pragmática que las circunstanciasaconsejan a sus defensores, llevándolos altriunfo total o a la transacción. El pragmatismopolítico de Caro se entendía como la estrecharelación entre el derecho y el poder a través deuna mediación, la de la moral religiosa, la de lamilitancia católica, fortín de toda unanimidady hermetismo social, político e incluso cultural:

El catolicismo es la religión de Colombia,no solo porque los colombianos la profesan,sino por ser una religión benemérita de lapatria y elemento de la nacionalidad, ytambién porque no puede ser sustituida porotra. La religión católica fue la que trajola civilización a nuestro suelo, educó a laraza criolla y acompañó a nuestro pueblocomo maestra y amiga en todos los tiempos,en próspera y adversa fortuna. Por otraparte, la religión católica es hoy la únicaque tiene fuerza expansiva en el mundo,signo visible de la verdad que encierra,demostrado por la exper iencia yprincipalmente por la estadística religiosade los Estados Unidos. Si Colombia dejasede ser católica, no seria para adoptar otrareligión, sino para caer en la incredulidad,para volver a la vida salvaje. La religióncatólica fue la religión de nuestros padres,es la nuestra, y será la única posible

religión de nuestros hijos. O ella o ninguna;y puesto que es dilema inevitable, ningúnhombre que experimente la necesidad delsentimiento religioso, vacilará en aceptarel primer término

38.

En el pensamiento político conservador sepodría plantear la noción de desplazamiento,porque, sus líneas no fueron en una únicadirección; por ejemplo, una vertiente delpensamiento conservador fue principista,polémica e inclinada a deslizarse hacia la elcombate, la lid y rivalidad o lucha. Esta líneafue propiamente expresada a través delconservadorismo ultramontano, de la que sedestacó la figura colombiana de Miguel AntonioCaro. Él mismo en sus escritos políticos y ensu trayectoria intelectual tenía en alta estimala opinión pública, a partir de la actividadperiodística y con unas permanentes actitudesde combate y de rivalidad, se enfrentó desde1871 a 1909 a su enemigo más encarnizado,el liberalismo radical. Siendo editor delperiódico “El Tradicionista” (1871-1876) ycolaborador columnista de muchos otrosimpresos de la época, Miguel Antonio Caroreafirmó esta convicción del conservadurismo:

Para contribuir por nuestra parte a launificación de las aspiraciones de lasesperanzas de nuestro partido, y a laeducación mental de los jóvenes de sanaintención que, muchos y decididos sientenhoy fuerte aunque vagamente la necesidadde una reacción pacífica en nuestro modode ser político, acometemos la presentelabor, determinados a reclamar con energíanuestros derechos al e jerc ic io delpensamiento y la palabra, como amantenernos con igual austeridad dentro delos límites que hemos dicho nos trazan lareligión, la prudencia y la urbanidad

39.

38 Ob., Cit. Caro Miguel Antonio. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. págs. 170-171.

39 Caro Miguel Antonio. “Editorial” Periódico el Tradicionista. En: Escritos Políticos, Vol. 1., Bogotá, 1990. p. 21.

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El editorial escrito con ocasión de laaparición del periódico “El Tradicionista” queCaro fundó sustentaba que los católicos y conellos el partido que representaban losconservadores tenían el deber moral de opinary de velar a través de la expresión pública porsus pensamientos, por sus costumbresreligiosas, por la buena moral y por larestauración de las creencias piadosas que sehabían perdido a causa de las reformas liberales.Incluso Caro se tornó más pragmático cuandoadvirtió:

A la luz de la justicia natural, y con criteriojur ídico, emit iremos dictamen en losnegocios extraños a la moral y a la religión;pero en todas las materias conexionadas conestos vitales intereses, particularmente enlo relativo a la educación, ajustaremosnuestros juicios al criterio católico. Cuantofavorezca al catolicismo, directamente nosfavorece; cuanto lesione y ofenda enseñanzasy prácticas de la verdadera Iglesia, como afieles hijos suyos nos ofende y nos lesiona...Nada publicaremos que en algo contradiganuestros principios religiosos, y en todo sereflejará la luz del astro que seguimos pornorte

40.

En el conservadorismo latinoamericano, elcaso de Miguel Antonio Caro fue especial,porque representó la expresión más extremadel pensamiento conservador, el cual, se

alimentó de las doctrinas sociales de la Iglesia,especialmente de la encíclica de Pío IX titulada“Syllabus”, donde se estructura una reacciónprofundamente anti l iberal. Esta l íneaconceptual del conservadorismo ultramontanofue luchador, combatiente y desafiante, ademástradicionalista, retrógrado y utópico en larestauración del pasado religioso católico y dela herencia colonial de España. Pero su utopíafue hacia atrás - disutopía–: concibió lasociedad como un sistema estático, y en elmarco de los cambios sociales pretendió quelo importante no era la conservación de lasestructuras reales, sino más bien, restauraraquellas que ya habían sido modificadas. Nadadelató más este hecho en el pensamientopolítico de Miguel Antonio Caro, por ejemplosu dedicación a la cultura clásica, especialmenteHoracio y Virgilio, de los cuales extrajo suconcepción de la sociedad: pastoral, virginal yheroica41 . En contra de los logros de lacivilización moderna, más expeditamente encontra de los ideales del liberalismo, Caro buscóregresar al mundo idílico y pacífico de la culturaantigua, especialmente, por la vía derecuperación de el alma hispánica en loscolombianos y de los más profundos valoresotorgados por la Iglesia Católica, el cristianismo.No resulta sorprendente que Caro hayatitulado algunos ensayos de la siguientemanera: “Bello era católico”42 , “Virgilio y elnacimiento del salvador”43 y “Virgilio enEspaña”44 , entre muchos otros45 .

40 Ibíd. Pp. 24,25.

41 Rafael Gutiérrez Girardot afirmó que en el proyecto de Caro se erige una utopía, que no va hacia delantecomo la de los liberales radicales, sino más bien, va hacia atrás, esto es, una disutopia, de restauración yde vuelta al pasado. La formación del intelectual hispanoamericano en el siglo XIX. University of Marylandat College Park. 1990.

42 Ob. Cit., Caro Miguel Antonio. Obras Completas, Vol. 1., Pp. 667-671.

43 Caro Miguel Antonio. Estudios Virgilianos, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1989.

44 Caro Miguel Antonio. Estudios Virgilianos, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1989.

45 Caro Miguel Antonio. Ideario Hispánico. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1952.

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Semejante al romanticismo que vio larestauración del alma popular en las artes y laliteratura, Caro no sólo se dedicó a la actividadpolítica sino que mantuvo un ejerciciopermanente de estudio y crítica literaria, alpunto que sus obras en torno a la gramáticano solamente española sino también latina,merecen todavía en nuestros días, laadmiración y el respeto profundos. Los estudiosvirgilianos, la gramática y la ortografía comotambién las investigaciones de crítica literariaresaltaron no en pocas ocasiones por encimade la labor pública y política en la que secomprometió. Un hecho significativo marcó elacento de esas preocupaciones en Caro, laconsolidación de la Nación y la conformaciónde la nacionalidad de un país pasan por ellenguaje y la religión, de esta manera lo expresóen el discurso de “Fundación de la AcademiaColombiana de la Lengua”. Lengua, religión ypatria son los valores a defender en elconservadurismo46 .

Fueron muchos los trabajos a los que sededicó Caro a exaltar el espíritu español, y comolo afirmó Jaime Jaramillo Uribe en los ensayosque dedicó al pensamiento del políticobogotano, la insistencia en el regreso a lasraíces españolas, al sentimiento hispánico dela vida y de la sociedad era producto de suataque contra la ideología liberal y todo lo queella contenía con el utilitarismo (Bentham yDestutt de Tracy) como también eraconsecuencia de su tradicionalismo47 .

La noción de sociedad a la que se refirió elconservadurismo se sustentó en la posesión de

los viejos privi legios, la certidumbreincuestionable casi por decreto de defender latradición, el pleno derecho y la obligación adefender los privilegios por un mandatosupremo. Por ello comenta Romero que: “elnúcleo original del pensamiento conser vadorperpetuaba las ideas de la antigua sociedad colonial,una sociedad barroca constituida por dos gruposnetamente diferenciados: los que gozaban de privilegiosy los que no los tenían”48 . Lo denuncia coninsistencia Caro, al situarse como hombrepúblico por encima de las diferencias de clasesy por las divergencias ideológicas de maneraque se podría promulgar como salvador, héroey libertador frente a las desgracias producidaspor el mundo moderno49 .

CONCLUSIONESCONCLUSIONESCONCLUSIONESCONCLUSIONESCONCLUSIONES

La trayectoria del pensamiento político deMiguel Antonio Caro puede ser dividida a travésde cuatro grandes etapas. La primera comoopositor acérrimo del liberalismo radicalmediante la publicación del periódico “ElTradicionista” entre 1871 y 1876, donde,desplegó su más potente lucha política a partirde la opinión pública; La segunda, que puedeir de 1882 a 1891, período fundamental porcuanto se estructuró el movimiento de laregeneración y se fundó el Partido Nacional; latercera, el momento en el cual, ejerce el poderpolítico cuando se convierte en Vicepresidenteencargado, que transcurre entre los años de1892 a 1898; y la cuarta, su retirada del poderpolítico, su carácter de analista político, lo que

46 Ibíd., P. 81.

47 Jaramillo Uribe Jaime. “El regreso a la tradición española”. El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Bogotá,Temis, 1974, p. 77.

48 Ibíd.., P. 16.

49 Ob. Cit., Caro Miguel Antonio. “Editorial Periódico El Tradicionista”. En: Escritos Políticos, Vol. 1., Pp. 19,20.

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transcurrió de 1899 a 1909, año en que seprodujo su muerte. Dentro de esas etapashemos destacado la figura del conservadorcatólico y ultramontano. Destacaremos a modode conclusión los contornos del derecho y lapolítica en Caro: Por un lado frente a laConstitución de 1863 y la crítica al liberalismo:

No podemos aceptar ni practicamos, comohombres honrados, las libertades ilimitadasque consagra la Constitución; así no noscreemos libres para adorarlo todo, ni paradecirlo todo, ni para hacerlo todo: el placeres un ídolo a quien no nos juzgamosautorizados para rendir culto; la mentirauna palabra que nos está vedadopronunciar; e l envenenamiento unaindustria que no queremos profesar; y nadade eso haremos, Dios mediante, aunque laConstitución declare lícitos todo culto, todapalabra y toda industria. Nosotros, los quepertenecemos a la escuela del derecho,consultamos también la utilidad y creemosque el interés privado tiene deberes para conel interés público, lo mismo que éste paracon aquél. Averiguamos primero que es lojusto, y dentro de los justo, indagamos luegolo que es más út i l o provechoso. L adiferencia, y cardinal por cierto, que hayentre las dos escuelas, es que nosotrosqueremos la utilidad subordinada a lajusticia; por este medio sabemos cuándo esla pública y cuándo la privada utilidad laque tiene razón en las competencias que entreambas suscitan: ellos confunden utilidad yjusticia; confusión que equivale a subordinarésta a aquella; así que, o ponen la utilidadprivada como única regla de moral, y estolos lleva a la anarquía; o ensalzan la

pública sobre la privada, y esto los conduceal despotismo

50.

En el desarrollo de toda su polémica, Caroatacó con vehemencia esas ideas del libe-ralismo ilimitado que no calificaron al serpasadas por el rasero de la religión y porprincipios morales puestos por el cristianis-mo, porque el tipo de individualismo quegeneraron los liberales radicales se apoyó enuna moral, abstracta, racional, burguesa ymoderna, complementados con los ideales dedesarrollo y progreso social, los cualespropiciaron el derrumbe de los valorestradicionales, de las identidades colectivasy de la constitución corporativa de lasociedad51 . La desacralización de las visionesdel mundo y la descorporativización de lasociedad colombiana fueron procesos decambio social que introducidos por elliberalismo colombiano condujeron al país aldesastre, en la observación que de esaincidencia hizo Caro. Para ello, catalogó Carocomo el mal del siglo, a la secularización y a ladescorporativización de las relaciones socialesen los diversos ámbitos.

El núcleo original del pensamientoconservador perpetuaba las ideas

de la antigua sociedad colonial, unasociedad barroca constituida por

dos grupos netamentediferenciados: los que gozaban deprivilegios y los que no los tenían.

50 Ob. Cit., Caro Miguel Antonio. Escritos Políticos. Vol. 1., págs. 21-22 y 121.

51 Para una revisión de la influencia conservadora en la concepción corporativista de la ciudadanía y de lasociedad, la lectura de los ensayos de María Teresa Uribe sobre la ciudadanía colombiana en el siglo XIXson oportunas y ejemplares. “Ordenes complejos y ciudadanías mestizas: una mirada al caso colombiano”. En.Revista Estudios Políticos. No. 12. Medellín, Enero-Junio de 1998.

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Esta unión de suyo natural y armoniosa,aún no bien se manifiesta, por lo quemuestra la vasta y práctica utilidad de lareligión al propio tiempo que moraliza lasartes del gobierno, ofrece a los ojos del pueblola risueña perspectiva por que anhela. Estono lo puede sufrir nuestros adversarios: ellosquieren que guardemos nuestra religión enel santuario de la conciencia para que nofertilice a la sociedad, y que proclamemosnuestros severos pr incipios pol í t i cosdesnudos de toda razón religiosa, para quepor su apariencia austera, destruidos de loque los hace amables y ligeros, aparezcantiránicos y nos desacrediten, mientras ellosejercen sorda dictadura al mismo tiempo queapellidan libertad para distraernos delsufrimiento a que nos condenan

52.

Y esa obra de restauración conservadoradebía sustentarse en el cristianismo, la herenciauniversal más invaluable del pueblo colombiano.Como segunda conclusión, en lo que siguerecogeremos algunos aspectos de la relaciónentre religión, política y nación a través de lasideas polémicas del pensador bogotano. De allíse desprendieron en lo fundamental, lasrelaciones que determinarán el cuerpo políticode Miguel Antonio Caro. La crítica a laModernidad polít ica hizo emerger unaconcepción del Estado, de los partidos políticosy de la Nación que está supeditada a la tradiciónespañola, cercana al pensamiento de unDonoso Cortés, pero más influido por la AcciónFrancesa de De Maistre y Bonald.

Con una clara aspiración a restaurar lastradiciones perdidas, Caro impuso un carácterautoritario a las nociones de la política de

donde se desprendieron las ideas decentralismo, jerarquía, subordinación yobediencia, valores que se adquirirán cuandolas instituciones estén preparadas para ello. Enel caso del Estado, por ejemplo, planteó Caroy lo comentó Jaime Jaramillo Uribe: “Asignó alEstado una función moral y vio en él un instrumentono solo para llenar funciones administrativas ypolicivas, sino para lograr la perfección delhombre”

53. Ese comentario de Jaramillo Uribe

queda contrastado como sigue a través delmismo Caro:

Nada más lógico que admit ir comoobligatoria para los pueblos la misma leydivina que obliga a los individuos. No esracional que haya para el hombre dos leyesy dos conciencias; que como particular seacristiano y como ciudadano o magistradopueda declararse impío. Ni podemos sinrenegar implícitamente de nuestra fe admitira discusión los argumentos racionalistas delos que no creen en Cristo

54.

Deseamos insistir: en las diversas etapasde Caro se nota la intransigencia, porque,según lo manifestó José Luis Romero, fue entrelos conservadores latinoamericanos un casoextraordinario y por las referencias que hemoshecho aquí, difícilmente se puede poner en telade juicio. Lo que resultaría más provechososería realizar un estudio comparativo delconservadurismo colombiano con el de otrospaíses, España, Francia y Alemania, por ejemplo,e incluso establecer paralelos en América Latinacon un Cecilio Acosta en Venezuela, Gabriel RenéMoreno en Ecuador y un Lucas Alamán enMéxico. Las investigaciones están por hacerse.

52 Ob. Cit., Caro, Miguel Antonio. Escritos Políticos. Vol. 1., p. 83.

53 Ob. Cit. Uribe, Jaime Jaramillo. El Pensamiento Colombiano en el siglo XIX. p. 89.

54 Ob. Cit., Miguel Antonio Caro. En: Escritos Políticos, Vol. 1., p. 94.

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Contener los embates entonces de laModernidad política y restaurar la sociedad sonlas propuestas más sinceras de Caro. Para él lavida política de la nación se estructuró a partirde la construcción de la nacionalidad, y su plenaconjunción lo daba el espíritu clásico. Superarlos avatares de las realidades secularizantespromovidas por los ideales del cambio, de latransformación y el desarrollo social fue unaempresa inevitable. Detener a toda costa ladesintegración social, la desarticulación de lasinstituciones sociales y el desorden impulsadopor las ideologías económicas del momentofueron las aspiraciones utópicas retrógradas delintelectual conservador.

Siendo como fue, el pensamiento políticode Caro, se caracterizó por ser el representantemás destacado del conservadorismoultramontano. Muchas de sus ideas se irían aplasmar en la Constitución de 1886 y en laorganización del partido nacional que él y RafaelNúñez liderarían a finales del siglo XIX enColombia. Para situar un poco más la incidenciadel pensamiento conservador de Caro en elproyecto político de la regeneración habrá quedecir entonces que se articuló básicamente enel campo educativo, en el de las relaciones dela Iglesia y el Estado que permitió el Concordatode 1887, en la neutralización de las contiendasideológicas de los partidos políticos y en lacultura, básicamente.

En lo referente a la Constitución de 1886 ysu relación con Rafael Núñez estimó Caro:

. . . hemos entrado en la era de laregeneración fundamental . . . En estaconst i tución hal láis consagrados losprincipios salvadores: la patr ia

reintegrada; las relaciones entre las dospotestades instituidas para el bien de lasoc iedad, cordialmente reanudadas;restablecido en su índole propia, y honrado,el ejército, que es garantía de orden y fuerzade todos; fundado el imperio de la justicia,que es refugio de los débiles; las libertadesomnímodas, calamidad grande, reprimidas;protegida la libertad del bien, a cuya sombraflorecen las artes y las ciencias, la industriay el comercio

55.

¿Pero a qué precio las ideas de orden, depaz y de progreso propuestas por laRegeneración se cumplieron fielmente? Escierto que las incertidumbres de la historiamotivadas por los liberales radicales a partir desus proyectos de utopía, de cambio ytransformación propiciaron unas contra-dicciones y una crisis de la política colombianaque ya ha sido objeto de suficienteinvestigación, pero no es menos cierto que ladespreocupación con la incidencia delpensamiento conservador en Colombia, en loque hace referencia a las ideas políticas perotambién a las ideologías, nos pone en alertaporque quizás allí se hallen muchas de las clavesdel estado de intolerancia, violencia ydesintegración social del país. En conclusión,la Constitución de 1886 y las concepciones delpoder y el derecho en Caro se acentuaronmediante unos fundamentos jurídicos decarácter autoritario que imponían la ley, el ordeny la soberanía sobre la base de la negación delas participaciones y decisiones democráticascomo lo demostró de nuevo Caro, en suintervención en la preparación de laConstitución que según él debía restringir lademocracia amplia y de consagrar mediante lasleyes un presidencialismo vitalicio en aras de laconsecución del proyecto de la Regeneración:

55 Caro, Miguel Antonio. En: Escritos Políticos, Vol. 1., p. 43.

Miguel Antonio Caro y la regeneración en Colombia a finales del siglo XIX

Opinión Jurídica, Vol. 6, No. 12, pp. 141-162 - ISSN 1692-2530 - Julio-Diciembre de 2007 / 208 p. Medellín, Colombia

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56 Ob., Cit. Miguel Antonio Caro. “Los fundamentos Constitucionales y Jurídicos del Estado”. p. 187.

La asamblea popular es una voluntad,como el pueblo que representa, y las doscámaras no han de ser una voluntadbipartita, lo cual envuelve con la tradición,sino dos voluntades que se consultan y seconforman para acordar las leyes. Ladualidad de cámaras ha de apoyarse, y seapoya en efecto, en un fundamento verdaderoy sólido: en la distinción entre el pueblo omuchedumbre que forma la cámara popular,por una parte, y por otra los miembrosorgánicos del Estado, clases, órdenes ointereses soc iales en cualquier formaorganizados, que deben constituir la altacámara. Dos sistemas hay de componer elSenado, y a veces concurren juntos: elhereditario, que representa la aristocraciade la sangre; y el electivo, que representaintereses permanentes diversos, comunes alas monarquías y a las repúblicas. Portanto, si en una constitución republicanase establece que en el Senado han de entraralgunos elementos que no sean de origenpopular, no se diga que esta es disposiciónaristocrática ni monárquica, sino un medio,más o menos imperfecto, de contrapesar laotra cámara, para que la institución de lasdos cámaras tenga alguna razón de ser, yno aparezca como aplicación inconsideradade un mecanismo de invención extranjeracuyo secreto se desconoce. En vano se han

discurr ido modos de representaciónproporc ional y de representación deminorías. En todo sistema la elecciónpopular ofrece dos inconvenientes gravísimose incorregibles. El remedio consiste enbuscar contrapeso a la representacióndemocrática. Dejemos la cámara popular,con sus caracteres propios, con sus ventajasy defectos característicos. En ella tienenasiento las pasiones ardientes, los interesesprogresivos, y si se quiere, las tendenciasrevolucionarias. Pero sometida a la mismacoyunda de la otra cámara, que representatradiciones e intereses conser vadores,moderará con la práctica de los negocios yla concurrencia de ese colaborador sabio ydiscreto, el ardor de novedades peligrosas,y se obtendrá la conciliación de la libertady el orden, que es nuestro lema nacional.Esta es exactamente la doctrina de las Basesconstitucionales aprobadas. En ellas seestablece que la Cámara de Representanteses cuerpo esencialmente popular, y que elSenado se const i tuye con e lementosdestinados a asegurar la estabilidad de lasinstituciones sociales

56.

Derecho y política conviven perfectamentecon el poder, el orden y la autoridad en el marcode restricciones que llevan al triunfo de la moralcristiana y a la regeneración de las sociedades.

Rafael Rubiano Muñoz

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