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Zócalo | diciembre 2011 20 Defender la libertad de expresión Dr. Raúl Plascencia Villanueva 1 E l derecho a la libertad de expresión ha sido una exi- gencia y la condición fundamental para encontrar soluciones a problemáticas diversas. Aunque se han tenido grandes avances en los últimos 200 años en esta materia, nuestro país ha transitado por oscuras épocas como cuando se condenaba a quien emitiera opiniones pú- blicas contrarias al Estado. Sin embargo, la posibilidad de expresarnos libremente y manifestar nuestras ideas constitu- ye una condición necesaria para avanzar como sociedad. La libre manifestación de las ideas de forma oral, impresa o por medios electrónicos está prevista en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Pacto Interna- cional de Derechos Civiles y Políticos. Estrechamente vin- culada al derecho a la información que se garantiza en los sistemas jurídicos del mundo, como la libertad de imprenta, difusión, manifestaciones artísticas, cátedra e investigación. Existe una doble dimensión de la libertad de expresión: la individual, que es la expresión libre del pensamiento por cual- quier medio y con la posibilidad de hacer llegar sus ideas al mayor número de destinatarios; y la social, que implica recibir información y conocer la expresión del pensamiento ajeno. Son dimensiones que sirven de frontera al ejercicio del poder y adquieren sentido en el contexto social. Suponen interacción, enfatizan la importancia de las relaciones entre individuo y Estado y delimitan su competencia. Sobre todo, representan el eje de la preservación de las libertades públi- cas, es decir, de los demás derechos. Los Estados tienen la obligación de respetar la manifes- tación de inconformidades y desacuerdos generados por el ejercicio de las libertades. Deben prevenir hechos y actos que violen la libertad de expresión a través del impulso de reformas legales, la adopción de políticas públicas y la ejecu- ción de medidas gubernamentales encaminadas a establecer una eficaz procuración de justicia que genere confianza so- cial como resultado del combate a la impunidad. Debido a la importancia que la libertad de expresión im- plica para los sistemas democráticos, es imperativo evitar re- gresar a un pasado que la sociedad resolvió dejar atrás. No es válido pretender criminalizar la expresión de las ideas bajo ningún contexto. Imponer limitaciones a la libertad de expresión mediante temor o intimidación, quebranta el desarrollo de las socieda- des democráticas. Es una restricción inadmisible a la esfera de derechos de toda persona que restringiría injustamente el ejercicio de expresarse. Para todos, dentro y fuera del país, expresarse es una de las más preciadas libertades de las que gozamos y debe ejer- cerse sin limitación ni fronteras. Intentar regular la libertad de expresión atenta contra cualquier legislación fundamentada en los derechos huma- nos. El derecho a expresarse y ser libremente informado le- gitima un sistema político democrático. La libertad de expresión no es un anhelo o una posición personal, es un principio universalmente acepta-do, un con- senso global de comunidades y juristas. Es una de las joyas más preciadas para el desarrollo integral de una sociedad, está incrustada en la naturaleza humana y como tal, debe ser sal- vaguardada en todo momento. Es bajo estas circunstancias que se generan las condiciones para alcanzar los ideales que tenemos previstos en nuestro proyecto de nación. 1 Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Internet

Defender la libertad de expresión

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A propósito del Día de la Libertad de Expresión compartimos este texto del Dr. Raúl Plascencia Villanueva publicado en revista Zócalo en diciembre 2011.

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Zócalo | diciembre 2011

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Defender la libertad de expresión

Dr. Raúl Plascencia Villanueva • 1

El derecho a la libertad de expresión ha sido una exi-gencia y la condición fundamental para encontrar soluciones a problemáticas diversas. Aunque se han tenido grandes avances en los últimos 200 años en

esta materia, nuestro país ha transitado por oscuras épocas como cuando se condenaba a quien emitiera opiniones pú-blicas contrarias al Estado. Sin embargo, la posibilidad de expresarnos libremente y manifestar nuestras ideas constitu-ye una condición necesaria para avanzar como sociedad.

La libre manifestación de las ideas de forma oral, impresa o por medios electrónicos está prevista en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Pacto Interna-cional de Derechos Civiles y Políticos. Estrechamente vin-culada al derecho a la información que se garantiza en los sistemas jurídicos del mundo, como la libertad de imprenta, difusión, manifestaciones artísticas, cátedra e investigación.

Existe una doble dimensión de la libertad de expresión: la individual, que es la expresión libre del pensamiento por cual-quier medio y con la posibilidad de hacer llegar sus ideas al mayor número de destinatarios; y la social, que implica recibir información y conocer la expresión del pensamiento ajeno.

Son dimensiones que sirven de frontera al ejercicio del poder y adquieren sentido en el contexto social. Suponen interacción, enfatizan la importancia de las relaciones entre individuo y Estado y delimitan su competencia. Sobre todo, representan el eje de la preservación de las libertades públi-cas, es decir, de los demás derechos.

Los Estados tienen la obligación de respetar la manifes-tación de inconformidades y desacuerdos generados por el ejercicio de las libertades. Deben prevenir hechos y actos que violen la libertad de expresión a través del impulso de reformas legales, la adopción de políticas públicas y la ejecu-ción de medidas gubernamentales encaminadas a establecer una eficaz procuración de justicia que genere confianza so-cial como resultado del combate a la impunidad.

Debido a la importancia que la libertad de expresión im-plica para los sistemas democráticos, es imperativo evitar re-gresar a un pasado que la sociedad resolvió dejar atrás. No es válido pretender criminalizar la expresión de las ideas bajo ningún contexto.

Imponer limitaciones a la libertad de expresión mediante temor o intimidación, quebranta el desarrollo de las socieda-des democráticas. Es una restricción inadmisible a la esfera de derechos de toda persona que restringiría injustamente el ejercicio de expresarse.

Para todos, dentro y fuera del país, expresarse es una de las más preciadas libertades de las que gozamos y debe ejer-cerse sin limitación ni fronteras.

Intentar regular la libertad de expresión atenta contra cualquier legislación fundamentada en los derechos huma-nos. El derecho a expresarse y ser libremente informado le-gitima un sistema político democrático.

La libertad de expresión no es un anhelo o una posición personal, es un principio universalmente acepta-do, un con-senso global de comunidades y juristas. Es una de las joyas más preciadas para el desarrollo integral de una sociedad, está incrustada en la naturaleza humana y como tal, debe ser sal-vaguardada en todo momento. Es bajo estas circunstancias que se generan las condiciones para alcanzar los ideales que tenemos previstos en nuestro proyecto de nación.

1 Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

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