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Debate: Sufragio Efectivo.
No Reelección Congreso
Constituyente, 1917
Debate: Sufragio Efectivo.
No Reelección Congreso
Constituyente, 1917
EL INSTITUTO NACIONAL DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LA REVOLUCION MEXICANA
EDITA, EN EL MARCO DEL LXXX ANIVERSARIO DE LA PROMULGACI()N
DE LA CONSTITUCION POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS,
EL PRESENTE FOLLETO CONMEMORATIVO
]997
Índice
Presentación 7
I. La gestación del cambio 9
H. El huertismo: rompimiento de la legitimidad 19
HI. Llamamiento al Congreso Constituyente 27
IV El Sufragio Efectivo y la No Reelección a debate 33
V Anexo documental. Sesión solemne de clausura del Congreso Constituyente 41
Presentación
A LO LARGO DE SU ¡lI'!ORlA, México ha p,,,,nciado te" movimi,nM ,ociab fundamentab que 1, han
dado identidad -Independencia, Reforma y Revolución-. Con ellos vinieron también la aprobación y proclama
ción de las constituciones políticas que han sellado el pacto social entre los diferentes grupos de la sociedad en pugna.
Así ocurrió en 1824, al concluir el movimiento independentista que rompió los lazos de sujeción de nuestra nación
con España. Los representantes de las diversas provincias asumieron el compromiso de dotar a la naciente República
del texto que avalara el acto constitucional.
Más adelante, cuando la ingobernabilidad y el despotismo, ocasionados por luchas internas e intervencionistas,
parecían apoderarse de los destinos de nuestro pueblo, un grupo de patriotas, unidos por el mismo sentir, lucharon
afanosamente por restablecer los principios constitucionales. Entre 1856 y 1857, los más destacados liberales se
reunieron en un Congreso Constituyente, encargado de elaborar la nueva estructura jurídica y constitucional sobre la
cual se erigiría, majestuosa, la República.
La nueva norma constitucional fue recibida con cierto recelo por grupos de ideología conservadora. Después
de tres años de cruenta guerra civil, la Constitución de 1857 logró ser implantada casi totalmente. Sin embargo, una
nueva amenaza se cerniría sobre el país: la embestida de la reacción apoyada por milicianos extranjeros y un empera
dor impuesto. Pero fue el ser republicano el que finalmente salió avante.
En 1876, victorioso tras el levantamiento emprendido contra el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, el general Porfirio Díaz se instaló en el poder manteniéndose como primer magistrado de la nación por más de treinta
años --con excepción del interregno de cuatro años en que le sucedió en la presidencia su compadre Manuel González-.
El principio de la no reelección fue violentado por quien enarbolara esa bandera contra Lerdo de Tejada.
1. La gestación del cambio
Los principios que enarbolamos como bandera son:
SUFRAGIO EFECTIVO. No REELECCIÓN.
El primero, para salvar a la República de las garras del
absolutismo, volver a los estados su soberanía, a los
municipios su libertad, a los ciudadanos sus
prerrogativas, a la nación su grandeza.
El segundo, para evitar que en lo sucesivo se adueñen del
poder nuestros gobernantes y establezcan nuevas
dictaduras; y por lo pronto, para obtener una renovación
en el personal del gobierno, llevando por miras que
quienes rijan los destinos de la patria en el próximo
periodo constitucional sean los más aptos y dignos y
puedan dar satisfocción a las ardier.'es aspiraciones de
los mexicanos, que quieren estar gobernados por la ley y
no por un hombre.
FRANCISCO 1. MADERO.
A L INICIARSE LA ÚLTIMA DÉCADA dd ,iglo p=do, d mal"", g,owdo pm la contioua "d,,,ióo dé ¡" autoridades, desde munícipes y regidores, incluyendo gobernadores, hasta llegar a la Presidencia, comienza a eviden
ciarse. Una de las formas como se manifestó esa inconformidad la podemos apreciar en la serie de levantamientos,
aislados y ocasionales, en contra del régimen porfirista, relacionados directamente con los conflictos de poder local y,
en ciertos casos, con el repudiado intervencionismo en materia política y económica por parte de la Federación. Estos
conflictos surgieron en diversas regiones, pero principalmente en la parte norte del país, donde existía una fuerte
tradición de autonomía en los distritos, algunos de ellos antiguas poblaciones militares.
Este progresivo malestar no se llevó a cabo de una manera pacífica y sin contratiempos. Prueba de ello es que en
1892 Emilio Vázquez Gómez recogió algunas inconformidades que ya se vislumbraban. En un folleto que tituló La
reelección indefinida atacaba al general Porfirio Díaz por su tercera reelección, convirtiéndose así en uno de los precur
sores del antirreeleccionismo, que en 1909 encabezaría Francisco I. Madero, movimiento que sacudiría a toda la nación.
Algunos periódicos de oposición, como El bijo dtl Ahuizou, reprodujeron noticia" reLuiva.\ J. b~ mJnifcsraciones de inconformidad que desde IR?:! P generaban 1.15 continuas rt:elcccione~ del gener:J.l Po rfirio Dial.. (CróniC/J !lusmul'l dr II( ReNIII/(l(jll /L/ex/amll, fascículo. 1, p. 16.)
El Dijo del i\lmizófe -. :::-.g~
•• .... -
En 1893 se produjo en Coahuila un levantamiento
que obligó al régimen a repla'Hca r cierras cuest io nes en el orden polírico de aquellas la!irudes. Se trata de la rebelión
en contra del gobernador José María Garla Galán, quien
buscaba la reelección. Las causas de la inconformidad de
los coahuil cnses sublevados era la represión con n a sus opo
sitores políticos, la falra de arención y estÍm ulos al empleo,
el oscuro manejo de los fondos públicos y los elevados im
puestos que prevalecían en la entidad.
A pesar de la represión , se o rganizaron en el estado
algunos clubes políticos independiemes que buscaban dar
fin al gobierno garzagalanisra, agrupaciones que participa
ron con sus propios candidaros en los com icios que se cele
brarían ese mismo año. Aun cuando no con raba con el apo
yo político del centro y teniendo, además, como adversa rio
político al general Bernardo Reyes, jeFe de la Tercera Zona
Milirar que comprend ía Coahuila, Garza Galán co ntinuó
sus trabajos proselitistas. Ame lo infructuoso de buscar el
cambio por la vía pacífica, los opositores decidieron levan
tarse en armas en agosro de aquel año y comenzaron a do
minar las poblaciones del cemro y norre del estado, tales
como Buenavenrura, Rosales y Allende. El co nflicro se re
solvió finalm ente gracias a la parricipación de Reyes, co no
cedor de los intereses y grupos políricos que operaban en la
entidad y. por supuesto, a la decisión romada por Díaz,
quien prefirió una solución conciliadora a una impositiva.
Es interesante señalar que en el con Aicro antes referido hizo su aparición pública un personaje que años más
tarde sería prQ[agonista en el proceso revolucionario: Venustiano Carranza, figura c1avt' en la rebelión. Probablemen
te, rales confli ctos fuesen además resonancias de lo que acom ecía en el cen tro del país, donde el sen tir de la ciudadanía
contra la reelección era evidente. Así lo demuestra la crónica de la manifestación ~tntirreeleccionista firmada por
Daniel Cabrera y publicada en El bijo del Ahuizote el 15 de mayo de 1892, la cual consigna que grupos de manifestan
tes recorriero n las calles de la ci udad de México gritando consignas en co mra de la reelección del general.
JO
El despertar de las conciencias
La demanda del retorno a la democracia, mediante la vía electoral, formaba parte de las peticiones esbozadas por una
nueva generación de liberales, o demócratas como ellos gustaban designarse. Los recursos propagandísticos emplea
dos por los nuevos liberales fueron esencialmente las reuniones políticas, la fundación de clubes políticos y el uso de
medios impresos: bien fuera a través de la prensa periódica que acogió encendidos editoriales, o en los pasquines y la
folletería que circulaban en aquella época; especialmente en tiempos electorales, los opositores daban a conocer sus
estrategias de acción, ciertamente diferentes de las tradicionales revueltas armadas.
Vale la pena mencionar algunos de los puntos principales de la argumentación elaborada por estos comentaris
tas, agudos intérpretes de su realidad política, que plantearon
la necesidad de introducir reformas que devolvieran el sentido a la Constitución, desnaturalizada por el gobier
no dictatorial, el cual, no obstante haber logrado que el país superara su 'época de anarquía' y conseguido un
indiscutible progreso material, liquidó cualquier forma de disidencia. 1
Sobresale en primer término la tesis presentada en 1901 por Antonio Díaz Soto y Gama, relativa a la libertad
municipal, en la cual consideró el requisito preliminar forzoso para el ejercicio democrático; ahí el joven abogado
potosino discurría también en torno a la necesidad de eliminar los malos hábitos arraigados en política y sustituirlos
a fin de cambiar "nuestro modo de ser nacional".
No obstante la aparición de críticos bien intencionados al régimen porfirista, éste no cambió ni un ápice sus
procedimientos políticos, por el contrario; en 1904, modificación constitucional de por medio, fue creada la vicepresi
dencia, con lo cual la esperanza de un cambio en las estructuras del poder fue más que denegada. Sin embargo, la
imposición de Ramón Corral como vicepresidente, personaje vinculado al grupo conocido como los científicos, trajo
consigo la inconformidad, además de renovar el deseo de un cambio democrático. A partir de ese momento fue recurren
te la aparición de comentarios políticos en diversos diarios de oposición, entre ellos El diario del hogar, los cuales insistían
en la necesidad de recuperar el ejercicio de los derechos políticos conculcados o desvirtuados, entre los que destacaba la
efectividad del sufragio y la no reelección, principios políticos que hacia 1910 transformarían la historia nacional.
De esta forma, la obra histórica y de análisis político de Francisco 1. Madero se inscribe en la corriente de
críticos al sistema. Antes de pasar al análisis de los acontecimientos posteriores, debe referirse algo acerca de la historia
personal de Madero.
I Gloria Villegas Moreno, En torno a la democracia. El debate político en México (1901-1916), estudio preliminar de ... , México, INFHRM, 1989, p. 14.
11
Consecuencia direcra de la rundación de clubes antirrcclcccionisras en todo el país, fue la creación del Cenrro Nacional AmirrecleccioniSt:l., en la ciudad de México, en mayo de 1909. (Archivo Casasola.)
IJ
Entre líneas, Madero recomendaba a Díaz que se alejara del poder tal y como lo había prometido, permitiendo
así que el pueblo mexicano tuviera la opción de elegir a sus diputados y senadores, inaugurando una nueva era
democrática en nuestro país. La elección de autoridades bajo esas circunstancias daría pie a que se llevara a cabo el
desarrollo económico y social de México en general, así como el mejoramiento de las condiciones de vida de las clases
trabajadoras en particular.
La incesante actividad de Madero y los antirreeleccionistas Roque Estrada, Juan SánchezAzcona, Benito Juárez
Maza (hijo del extinto presidente), Toribio Esquivel Obregón, Aquiles Serdán y José María Pino Suárez, entre otros
activistas diseminados a lo largo del territorio nacional, dio como consecuencia la formación de decenas de clubes
políticos. Dichas agrupaciones, tal como lo propuso Madero, constituirían en mayo de 1909 el Centro
Antirreeleccionista, fundado tras la celebración de una convención política en el Tívoli del Elíseo en la ciudad de
México, que contó con la asistencia de delegados de casi todos los estados de la República, quienes trazaron yacorda
ron los principios políticos básicos del Partido Antirreeleccionista, materializados en la búsqueda de la efectividad del
sufragio y la no reelección. Los puntos programáticos abarcaron también la elaboración y difusión de su propaganda, la
fundación de clubes en todo el país, así como convocar a los ciudadanos para lograr el cambio de funcionarios de
cualquier nivel político.
Una piedra en el camino
Durante el lapso comprendido entre finales de 1908 y principios de 1909, en la lucha por la Presidencia de la
República contendieron dos grupos claramente definidos: en el primero, los simpatizantes de la reelección de Porfirio
Díaz, aglutinados tanto en el Partido Reeleccionista como en el Círculo Nacional Porfirista; en el segundo, los
antirreeleccionistas. De la misma manera en que se definieron los grupos en pugna, también lo estaban los medios
tradicionales empleados por el porfirismo para obtener "amplia mayoría'. Los rivales a vencer en la contienda electo
ral no sólo eran Díaz y Corral, sino también todos los funcionarios al servicio del régimen, quienes idearon toda clase
de triquiñuelas para obstruir las aspiraciones político-electorales de Madero y Francisco V ázquez Gómez, candidatos
antirreeleccionistas a la Presidencia y vicepresidencia. Una de las intrigas urdidas contra el futuro jefe de la Revolución
fue acusarlo de robar guayule a un ranchero vecino suyo; posteriormente, en plena campaña proselitista, Madero fue
arrestado por supuestas ofensas proferidas en uno de sus discursos contra el presidente de la República. Con el líder en
prisión, se celebraron las elecciones primarias y secundarias, en las cuales, como era de esperarse, resultó vencedora la
planilla oficial.
MANIFIFSI'O A LA NACION
Sufragio Efectivo. No-Reelección. 5ulMlll PotMl, 0ctadJN0 S de 1910.
El Plan de San Luis (;011v0<:6 a los rn..:xicanos a de~rirllir :llas dutOritbdc'\ porfiri~I;ls y a 1.\ recupcraóón. mC{I!:I.IHC la<. ar
m,lS, de 1m derechos políricm conculcados. (Fac.similar, to
rnado de ú¡ Rrllolllób/l Mt>;;·
(,lIlItl. IdMrio. México. Secrelaría de Gobernación. 1993.l
/5
Una vez puesto en libertad condicional, Madero se trasladó a territorio estadounidense, donde preparó su
plataforma revolucionaria en compañía de sus seguidores más cercanos. El cambio por la vía legal les había sido
negado, por ello decidieron emprender la lucha armada. El Plan de San Luis, documento fundacional de la identidad
revolucionaria, desconoció en primer término a las autoridades recién electas y apeló a la nación a la recuperación de
sus derechos atropellados, especialmente los relativos a la efectividad del sufragio.
Por las dimensiones de la presente publicación no es posible narrar los pormenores de esa lucha; sobra decir que
los improvisados revolucionarios tuvieron que enfrentarse con militares entrenados para sostener al régimen porfirista.
Finalmente, se impusieron los rebeldes, encabezados por el mismo Madero, Pascual Orozco, Francisco Villa y Emiliano
Zapata, entre otros. Al fin, don Porfirio y su corte abandonaron los recintos del poder, unos para no volver jamás,
otros esperaron agazapados la oportunidad de retornar, deseo que vieron satisfecho durante el febrero negro de 1913.
Madero en el poder
Desde La sucesión presidencial. .. , Madero había anunciado que una vez obtenida la efectividad del suftagio y estable
cida en la Constitución la no reelección, entonces sería tiempo de estudiar las reformas convenientes a la ley electoral.
Durante su administración se preocupó por hacer cumplir aquel postulado: uno de sus primeros actos de gobierno fue
decretar una reforma a los artículos 78 y 109 de la Constitución vigente, que impidió en adelante la reelección,
disposición aplicable a los cargos de presidente, vicepresidente, gobernadores y funcionarios que los sustituyeran.3
Igualmente, fue reformada la prerrogativa y el carácter del voto; tras años de ser ejercido de manera indirecta, durante
el maderismo se decretó la elección directa y universal.
Las elecciones para renovar el Poder Legislativo fueron la oportunidad para poner en práctica la nueva ley
electoral. Los comicios fueron celebrados el 30 de junio de 1912 en un ambiente de competencia abierta y respeto por
parte del Ejecutivo. En aquella elección contendieron varios partidos políticos con diversas propuestas ideológicas:
Católico, Popular Evolucionista, Constitucional Progresista (antes Partido Amirreeleccionista), y Liberal, además de
candidatos independientes.
Sin embargo, la respuesta de los electores fue más bien baja si se toman en cuenta las cifras de votación
derivadas de aquel proceso: en el Distrito Federal votó aproximadamente veinte por ciento de los ciudadanos en
ejercicio, mientras que en los estados se calculó que hubo una participación cercana al ocho por ciento. Tal grado de
.1 Madero tomó protesta como presidente constitucional el6 de noviembre de 1911; el decreto que reformaba los artículos 78 y 109 de la Constitución
está fechado un día después.
16
abstencionismo puede explicarse, en parte, por la inexperiencia en el ejercicio del voto directo y, además, por las
campañas militares desplegadas en More!os y en algunos estados de! norte de la República, lo que revelaba la tensa y
relativa calma vivida por la sociedad mexicana.
La tambaleante situación aunada a la desconfianza en el régimen emanado de la Revolución, incapaz de cum
plir sus promesas, así como el desprestigio en que incurría e! maderismo día tras día, derivó finalmente en la caída de!
gobierno en manos de elementos del Ejército federal y de ex porfiristas, al frente de quienes se hallaba el general
Victoriano Huerta. Al triunfo de la traición, se instauró en México un régimen de gobierno que se caracterizó por sus
constantes atentados a las libertades individuales y a la democracia, en contraposición al ejercicio democrático impul
sado y practicado de manera incipiente durante la administración maderista. Ambos regímenes están registrados en la
historia nacional como experiencias antagónicas en términos de justicia, legitimidad y democracia.
11. El huertismo: rompimiento de la legitimidad
EL 18 DE fEBRERO DE 1913, el p,,,idente M,dem y el vicep,,,,idente J o,¿ M ,da Pino SU"'L fuemo d"coido,
en Palacio Nacional por órdenes de Victoriano Huerta. Un día después, ambos renunciaban a su investidura desde
prisión. Para consumar el golpe de Estado, Huerta necesitaba dar a su acción un barniz legal, por lo que envió las
renuncias a la Cámara de Diputados, donde fueron aceptadas por la mayoría. Tan sólo algunos legisladores como
Francisco Escudero, Luis Manuel Rojas, Ramón Morales y Alfredo Ortega, se resistieron a la presión que ejercían
diversos grupos para que las aceptaran. La Presidencia fue entregada por cuarenta y cinco minutos a Pedro Lascuráin,
quien a su vez nombró a Huerta secretario de Gobernación. Lascuráin renunció para que, conforme a lo establecido
en la Constitución, en ausencia del Ejecutivo, Huerta accediera al primer cargo de la nación en calidad de interino.
El nuevo régimen, que no era resultado del voto popular, tenía pocos elementos para sustentar una imagen de
legitimidad. Quizá buscando compensar la carencia de apoyo del pueblo y esperando su refrendo, Huerta envió el 18
de febrero un telegrama a los gobernadores informando su nombramiento y la aprehensión de Madero y Pino Suárez.
Carranza, gobernador de Coahuila, rechazó de inmediato tales hechos. El mandatario estatal expresó su convicción de
que la Constitución no autorizaba a las cámaras a nombrar otro presidente que no fuera electo por el pueblo y menos
aun otorgar la facultad de hacer prisioneros a los primeros mandatarios del país, por lo cual consideró que su deber era
desconocer esos actos y no aceptar el interinato de Huerta. Así, Carranza convocó a la diputación local de Coahuila a
una sesión de emergencia para presentar una iniciativa, en la que solicitó se determinara la actitud a asumir, siempre
señalando que el Senado no tenía facultades para aceptar la Presidencia de Huerta y que su investidura no era legítima.
El día 19, la Cámara de Diputados de Coahuila desconoció a Huerta y otorgó a Carranza facultades extraordinarias
para armar las fuerzas que sostendrían el orden constitucional.
19
Lui.s Manuel ROI,t!>. autor dd Illcrnori ... l litubdo }'¡.l ,mIJO, t:ncen didJ. ,lCm.llori;¡ ,:ontra el gl'llt:r,11 ViLtoriano HUCfI,1 y m.s cómplice.\. (CrlÍllú',1 "1' 1.1 Rn·,J/II,·i,ill .\1,~·i,,1I111, fa~íLlIln -'0. p. 10.)
Eln de febrero, Madero y Pino Suárez fueron asesinados
argumentando que habían inremado fugarse cuando eran trasla
d.lJOS a la penitenciaría. Huefla esperaba COlltar con el pronto
rc{;onocimiento del gobierno e!>tauounidcn::.e, pero el asc:.:inaro
terminó siendo el fiel de la balanza. El reconocimielllo a SlI go
bierno le daría cieno grado de legitimidad en el exrranjcro y for
talecería su imagcn en el interior. Sin embargo. su relación con
E!>tados Unidos se fue complicando. Entre los f..1clOres que influ
yeron estuvieron el cambio del Ejecutivo estadounidense, las que
jas abierras contra la participación del embajador Henry Lane
Wilson en el Pacto de la Ciudadela (mejor conocido como de la
Embajada) y, ¡¡nalmeme, porque se aseguraba que, aunque hu
biera podido, no quiso detener el asesinato dd presideme mexi
cano. ProntO comprendieron los estadounidenses que el origen
democrático del régimen de Madero condenaba cualquier acción
en su contra. Al respecro, el diputado Luis Manuel Rojas criticó
abiertamente los sucesos, en su memorable Yo acuso se opuso al
golpe dado coIma la voluntad del pueblo expresada en las urnas.
Para los mismos estadounidenses era una cuestión difícil
de manejar. Si bien al principio se partió de la idea de que Esta
dos Unidos mt!diaría entre los grupos en conHicro, era precondiciól1
que Huerra aSegurara que pronro habría elecciones y que él no se
presentaría como candidara. AJgunos consideraban incluso que la
cooperación con el régimen huenista sancionaría la panicipación de Estados Unidos en el derrocamiento de un gobierno
legal y legnirnamente constitwdo y que ello debilitaría su posición moraJ frente a Q(ros grupos y estados.
Huc.::rra siempre sostuvo ante la población que el objetivo de su gobierno era restablecer la paz y organizar
elecciones pre::'ldenciale." pJra terminar con su interinara. En realidad, llevó a cabo una serie de maniobras para
postergar la fecha de la dCl:clón e impedir.1 los posihles conrendientes una parricipación libre y organizada.
El primer gabinete de Huerra esraba formado por simparizanres suyos y por correligionarios de Félix Díaz. Para
debilitar a éste. Huen.1 fue eliminando a sus ministros dd gabinete e incluso envió a Díaz a Japón como embajador
extraordinario, de esl' moJo trató de impedir que eswviera presente el día de las elecciones, pues la legislación electO
ral eS[;.lblecía que los c;lnd idaros debi3n estar presentes en el paÍ!-. el día que se verificaran.
20
El enfrentamiento entre los poderes
Los co nflictos de Huerta con la Cámara de Diputados comenzaro n pron to. En un primer incidente, los legislado res
no aceptaron que él designara a dos de sus miembros en cargos de su gabinete sin co nsultarlos previamente como lo
establecía la ley. El clima de crítica qu e había prevalecido duranrc el periodo de Madero continuaba y se acentuó con
el tiempo. Los legisladores objetaban la actuación de Huerta. cuestionaban su legil imidad y. en general. mantenían una
táctica de obstrucción a las propuestas enviadas por el Ejecutivo.' En el primer periodo de sesiones (abril -mayo) trataron
temas como la convocatoria a elecciones y la ley electoral, deteniendo las propuestas del Ejecutivo en cuanto podían.
El decreto que envi ó el secretario de Gobernación al Congreso para
convocar a elecciones fue presentado has ta el 31 de mayo de 19 13. Para
hacerlo, fue necesario promulgar una nueva legislación electoral que sustiru
yó a la de 191 1, que de hecho había conformado a dicha illStancia como
cuerpo legislativo. Esa ley se 3plicó en las elecciones extraordinarias de 1913,
posteriormente fue sustiruida el 20 de septiem bre de 1916 por OtrO ordena
mien to jurídico que definía el proceso para la inregración del Congreso Cons
tituyente. El con tenido de la ley de 1913 no incluía realmente nada novedo
so, fu e elaborado dentro de la lógica de participación democrática que se
comenzó a formar en el siglo XIX. 'i
La desaparición del senador Belisario Domínguez ocasionó el enfren
tamiento ab ierto entre los poderes. El senador había pronunciado ya sendos
discursos en contra de Huerta. mas cuando intentó leer un par de documen
tos francamente antagónicos, el presidente del Senado le impidió hacerlo
aduciendo que no era de incumbencia de esra Cámara. Los rextos circuJaron
meca nografiados co n una nota fina l que so licitaba al lector que lo cop iara y
distribuyera. En ellos. Dom ínguez planteaba que en esa situación de crisis el
pueblo no debía:
! Josefina Mac Crcgor. La XXV! LeglS/tUl"'l. ullrpisodro f'1I /" bÚforirl /rf.u/l1tillll de Mbáco. Méxi
co. InstilUto de 11l\"(:stigacioncs Legislativas. Cámara de Dipuradm. 1983.
, Gcorgcu e José V:llemuela. La /egisklciól1 ,./("Clora/ mrxirt11U1. /8/2-/92/. México, Instituto Jt·
Investigaciones Sociales. UI'A.\1, 1992.
rn vchemcnre discUT\{) que l.Írwlú entre 1m legil.I.Jdort .... , el ser1.ldor l~di !>,lrio Domingue7 llamó ¡¡ la rl"lm~ .. cntación naóon;l] p.lra JeS(onoccr ,JI gener.u I 11Iena como prt.'sidt:ntc de la Repühlic.l_ (CrÓ1/I/',1
dI' 1./ Rt'z·(lll/mú¡ Mrx!t·ltllil. fa~iclllo 1 S. p. I tU
2/
resignarse a tener por presidente de la República a don Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder
por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la Presidencia fue asesinar cobardemente al presidente y
vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular, habiendo sido el primero de éstos quien colmó de
ascensos, honores y distinciones a don Victoriano Huerta, y habiendo sido él igualmente a quien don Victoria
no Huerta juró públicamente lealtad y fidelidad inquebrantables.6
Es probable que entre los puntos que más preocuparan al régimen estuvieran tanto las afirmaciones del senador
Domínguez contra su carencia de legitimidad como el llamado que hacía contra el interinato de Huerta:
... señores, un supremo esfuerzo puede salvarlo todo. Cumpla con su deber la Representación Nacional y la
patria está salvada y volverá a florecer más grande, más unida y más hermosa que nunca.
La Representación Nacional debe deponer de la Presidencia de la República a don Victoriano Huerta,
por ser él contra quien protestan con mucha razón todos nuestros hermanos alzados en armas y, de consiguien
te, por ser quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos.7
Disolución de la Cámara
La Cámara de Diputados fue la primera institución en reaccionar tras la desaparición del senador Domínguez. Los
diputados decidieron formar una comisión integrada por tres representantes populares para investigar el suceso,
invitar al Senado a hacer lo propio e informar al Ejecutivo de su decisión para que los apoyara. Exigían el respeto al
fuero de los miembros de las cámaras y estipulaban que en caso contrario, se celebrarían las sesiones en otro lugar,
donde se les otorgaran las garantías necesarias.
En la noche del 9 de octubre, Huerta convocó a una reunión del gabinete para estudiar las medidas a tomar
ante la declaratoria del Congreso. Al día siguiente, al llegar los diputados a la sesión vespertina, encontraron que el
sitio estaba rodeado e incluso en el recinto cameral había policías y miembros de las fuerzas armadas. A nombre del
Ejecutivo se solicitó a la Cámara que anulara la resolución del día 9 aduciendo que con ella se conculcaban los
derechos de los demás poderes. Los diputados exigieron que, para trabajar, se desalojara a la fuerza pública y turnaron
(, Memorables discursos del doctor Belisario Domínguez que originaron su muerte por el usurpador Victoriano Huerta. México, Cámara de Diputados,
1942, p. 26.
7 Ibidem, p. 27.
22
la propuesta del Ejecutivo a comisiones para su discusión. La sesión fue interrumpida con la lectura de un documento
que disolvió la Cámara, anuló sus leyes y reglamentos y convocó a elecciones extraordinarias para sustituir a los
legisladores el día 26 de octubre. A continuación se aprehendió, sin importar su fuero, a los ochenta y cuatro diputa
dos presentes. Veinticuatro horas más tarde, sumaban 110 los diputados encarcelados por oponerse al régimen. Ante
tales acontecimientos, el Senado de la República dispuso disolverse en solidaridad con la desaparecida Cámara.
Un día después del golpe contra la Cámara, Huerta eliminó ex post jacto el fuero de sus miembros. Para ello
esgrimió argumentos tan endebles como la "actitud" que tenían para con el Ejecurivo. Siempre preocupado por cubrir
sus actos con una apariencia de legalidad, estableció de inmediato que las elecciones para renovar la XXVI Legislatura
serían el mismo día que las extraordinarias para presidente y vicepresidente. Incluso apuntó que el15 de noviembre se
iniciaría la revisión de credenciales y que el 20 ya habría un nuevo Congreso instalado. El periodo de sesiones duró
menos de un mes; había comenzado a trabajar el 16 de septiembre y fue disuelto el 10 de octubre. Si bien en
apariencia se cubrían los requisitos, en la realidad se atropellaba el voto ciudadano. El doble juego de Huerta se
transparenta en sus discursos e informes:
Me vi obligado a decidir la disolución del Poder Legislativo para que el público elector, harto ya de las angustias
de una larga guerra civil, pueda constituir al cuerpo representativo nacional con ciudadanos cuyo único celo y
único ideal sea la reconstrucción de la patria sobre un sólido fundamento de paz.s
Pero volvamos al discurso de Domínguez. Es evidente la importancia que adjudicaba al voto como elemento de
legitimidad y como única vía democrática de acceso al poder. Apuntaba ya que la posibilidad del fraude electoral se
reforzaba en diversas formas y niveles. En su arenga, aseguraba que aún había esperanza, a pesar de que
Don Victoriano Huerta se ha adueñado tanto del poder que, para asegurar el triunfo de su candidatura a la
Presidencia de la República en la parodia de elecciones anunciadas para el 26 de octubre próximo, no ha vacilado
en violar la soberanía de la mayor parte de los estados, quitando a los gobernadores constitucionales e imponiendo
gobernadores militares que se encargan de burlar a los pueblos por medio de farsas ridículas y criminales.9
El texto tiene mayor significado si recordamos que la ley electoral establecía que las elecciones debían ser
organizadas, efectuadas y valoradas por funcionarios municipales.
H Michel Meyer, Huerta, un retrato político, México, Domés, 1983, p. 165.
9 Memorables discursos ... , p. 27.
La elección de octubre
Establecer la fecha para las elecciones extraordinarias no había sido tarea sencilla. La mayor parte de los participantes
en el golpe de Estado quería que se verificaran lo antes posible. Sin embargo, no fue sino hasta los primeros días del
mes de abril de 1913 cuando la Secretaría de Gobernación presentó una propuesta al Legislativo para que convocara
a la elección presidencial. Tras largas negociaciones con todos los grupos y con el desacuerdo de quienes consideraban
que el único beneficiado era Huerta, se fijó la deseada fecha. Ambas elecciones se verificaron el 26 de octubre de 1913.
La confusión reinante favoreció la apatía ciudadana y la dispersión de la oposición. Muchos electores nunca
tuvieron claro ni siquiera que Huerta era postulado como candidato. El Partido Antirreeleccionista y su candidato
retiraron su participación pocos días antes de la contienda. Conocer las plataformas y propuestas para el Legislativo
era virtualmente imposible con 26 partidos en la boleta electoral. Los programas no se conocían, aunque tampoco
variaban sensiblemente entre sÍ. Díaz, por ejemplo, exigía el sufragio eftctivo, y David de la Fuente prometía, con
Andrés Molina Enríquez, que su única intención era preparar al país para unas elecciones nuevas que sí podrían ser
"libres y significativas" sin Huerta a la cabeza.
La oposición estaba fraccionada y su capacidad para competir se nulificaba. En un esfuerzo por evitar el fraca
so, un grupo de demócratas creó la Junta Unificadora Nacional, que fue integrada por hombres de ideologías tan
diversas como eran los maderistas, constitucionalistas, católicos y ciudadanos independientes, con la intención de
encontrar un candidato que pudiera coligar a todos. Huerta no aceptó su presencia y reprimió sus actividades.
El día de la elección era evidente que la estrategia en contra del sufragio popular sería exitosa. Se decía que
burócratas y grupos allegados al gobierno huertista habían sido aleccionados para votar por Huerta. Como ejemplo,
Michael Meyer menciona que en Puebla el gobernador militar había dado instrucciones para que, independiente
mente del voto popular, ganara la fórmula oficial. El triunfador fue el abstencionismo. En las capitales de Tamaulipas,
Nuevo León y Guerrero, el interés ciudadano fue mínimo. En sitios como Juárez o Ensenada las cifras que se mane
jaron indicaban que sólo había votado entre el cinco y el siete por ciento del electorado registrado. Las elecciones
pasaron, a decir de los cónsules estadounidenses que las observaron, "casi desapercibidas".lo Incluso la esposa del
enviado estadounidense O'Shaughnessy escribió en su diario: "El gran día de las elecciones; el 26 pasó sin pena ni
gloria, mas también sin votos. Los candidatos brillaron por su ausencia." I I
La ley electoral establecía que para que hubiera un triunfador se necesitaba la mayoría de los votos. El mismo
Huerta había asegurado: " ... ninguna oportunidad mejor para demostrar el civismo y asegurar la vida de nuestras
10 Michael Meyer, Huerta, un retrato político, México, Domés, 1983, p. 170.
11 Edirh O'Shaughnessy, Huerta y la Revolución, México, Diógenes, 1971, p. 43.
instituciones republicanas, que la de aceptar, sin restricción alguna, el resultado de los próximos comicios" .12 Sin
embargo, Huerta sabía que también era necesario que la participación superara un tercio de la población registrada y
que al menos el cincuenta y uno por ciento de los distritos electorales entregara su cómputo.
Las elecciones de 1913 fueron invalidadas porque no se logró cumplir con varios de los requisitos establecidos
en la ley electoral del referido año, elaborada con base en las propuestas de los mismos huertistas. El dictamen de la
XXVI Legislatura bis decía: "Se declaran nulas las elecciones extraordinarias ... en virtud de no haber funcionado
legalmente la mayoría de las casillas electorales, y ser ésta una causa de nulidad ... " Es indudable que Huerta logró
manipular el desarrollo de las elecciones y, a pesar de que algunos grupos como el felicista reclamaban fraudes electo
rales, no se aceptaron sus alegatos.
La Presidencia de Victoriano Huerta se había convertido para 1914 en una quimera. La presión de los
constitucionalistas, del gobierno estadounidense y de otros grupos, lo obligó a renunciar el 15 de julio de 1914. La
Cámara de Diputados aceptó la renuncia con ciento veintiún votos a favor y diecisiete en contra. Así terminó la
actividad de la XXVI Legislatura y uno de los episodios electorales más cuestionados de la historia nacional. La
capacidad crítica y la independencia demostrada por esa representación nacional en circunstancias tan difíciles, no ha
tenido paralelo en la historia de la naci6n.
12 Diego Arenas Guzmán, Historia de la Cdmara de Diputados de la XXVI Legislatura Federal México, INEHRM, 1966, vol. V, pp. 108-109.
26
III. Llamamiento al Congreso Constituyente
DNTRO DEL CONJUN'ID DE PRINCIPIOS politico-j uddiw, q Ut cataettti,," n u,ma [otma d, gobitmo y ,mue
tura constitucional, destacan los que integran el lema Sufragio Efectivo. No Reelección, por la trayectoria histórica que
tuvieron que recorrer hasta ser integrados en la ley fundamental, así como por su importancia en la construcción de
la unidad política de la nación.
Su significado radica en que ambos principios son las condiciones esenciales para la existencia de la democracia
en México y la permanencia de mecanismos legales y legítimos en la elección de las autoridades del país, por lo que su
vinculación a los procesos electorales es indudable.
La discusión del tema de la democracia ha estado presente a lo largo de la historia nacional. Eso permitió
otorgar a la sociedad mexicana elementos de juicio para definir, en cada etapa histórica, las características particulares
de las disposiciones legales y políticas que le han permitido fortalecer su vida republicana.
En particular, el debate en torno a la democracia adquiere relevancia en los periodos previos a la celebración de
elecciones y, más importante aún, en las etapas legislativas que concluyeron en reformas y cambios sustanciales al
orden constitucional.
Sin duda alguna, en el lapso comprendido entre el inicio del movimiento revolucionario de 1910 y la fecha de
promulgación de la Constitución Política de 1917 se verificó un debate significativo sobre el tema. Dentro de este
periodo, los debates suscitados tienen un lugar especial durante las sesiones del Congreso Constituyente de Querétaro;
en cuyo seno se discutieron las propuestas principales que sobre el Sufragio Efectivo y la No Reelección existían entre
los representantes de la nación que acudieron a esa histórica asamblea.
27
Triunfantes los conslimcionalisrJ.S en los campos delnonc )' ct'mro del país. el Ejército fcderJI fue ohligado a capitular en ago!>to de 1914. (Crónim dl'!J1 Re/'o/lIoÓIl Aft'XiCl1IlIl. fascículo SO. p. 4.)
En esos momentOS se requería
ratificar ambos principios en e l orde
namienm jurídico-político, dando así
expresión constitucional a dos de las
principales reformas políticas deman
dadas por las fuerzas revolucionarias:
por un lado, otorgar a la ciudadanía
la capacidad de ejercer e! derecho para
elegir a sus gobernantes, y que su vo
luntad mayoritaria expresada en las
urnas se cumpliera cabalmente; por el OtrO, escablecer el principio para ter
minar con la permanencia indefinida
en los cargos públicos de mayor im
porrancia, en particular la Presidencia
de la República, impidiendo la alter
nancia política de las fuer7.as sociales
más representativas.
Como preámbulo al tratamien
m de ambos (elllas en el Congreso
Constituyente de 1916-19 17, e, per
tinente mencionar los antecedentes históricos más importantes que prepararían e! terreno para la celebración del acto
legislativo h1l1dacional del México contemporáneo.
A partir de febrero de 1913 da comienzo la denominada Revolución constitucionalista encabezada por Venus(iano
Carranza, en ese momento gobernador de Coahuila. A través del Plan de Guadalupe -con fecha 26 de marlO de
1913- desconoce al gob ierno de! general Victoriano Huerta y a todas las autoridades que lo apoyaban, llama al
restablecimienro del orden constitucional, violado con la muerre de! presidente Madero y el vicepresidente Pino
Suárez, y convoca a las fuerzas revol ucionarias a defendet con las armas los postulados del referido plan y a organizar
el Ejército ConsritucionaJ ista.
Después de año )' medio de cruentas batallas entre e! Ejército federal y las fuer la revolucionarias, en agosto de 19 14
se firmaron los tratados de Teoloyucan, med iante los cuales se declaró derrotado e! ejército huerrista y se establecieron las
bases para la entrega de la capital de la República a los representantes del Primer Jefe del Ejército Constirucionalisra.
18
Este acontecimien
tO, sin embargo, marcó el inicio de la confrontación
político-militar en el seno
de las fuerzas revoluciona
rias, y dio la palita para la
celebración de una asam
blea de jefes revoluciona
rios, la Convención de
Aguascalicmes, en la que se
iIHeIHó infrllC[lIosa lllente
lograr el co nsenso requeri
do para reorganizar la vida
nacional.
Mientras el país se
enfilaba hacia una nueva
guerra civil. las tareas polí
ricas conrinuaron. Era ne
cesa rio emprender una se
rie de reformas sociales y
políticas que permitiesen
Con el propósitO de subS.1I1ar dikn>ncias de opinión enrrc "illistas \' c.1rrancis(~, J.!lí como pl,lnt'ar la rt-COn5trucóón del país, _\C reunit.'ron en Agu.I~,11icntes 1m rcprcsent.mtt:.\ de amtJ.l~ fucciom'S, d ld.\ cuales los 7A,patistJ..~ \e sumarian posteriormentc. (Grabado de Alberto Bc[¡ran, t':n CrOIl/CIl d~ la RnlO!lIáóll Mt:á¡-(lI/(/, f;u,dculo ')4, tcn:cra de rorrm.)
satisfacer las demandas de amplios grupos de la sociedad. A la par de los combates, en el escenario político se vislum
braban y se gestaban, sobre todo en la zona jefaturada por Carranza, las iniciativas que a la postre serían las bases del
lluevo o rdenamiento legal de la nación.
¿Cómo surge la idea de un Congreso Constituyente?
El 12 de diciembre de 19 14 se difundió el programa de la Revolu ción, conocido C0l110 Adiciones a1!'lan de Guadalupc,
en el que el Primer Jefe Venustiano Carranza dió a conocer su posrura freme a los problemas políticos y militares, y
enumeró lo que en su opinión era el selUir general de los jefes del Ejérciro Constirucionalista, de los gobernadores de
los estado; y demás colabo radores de la Revolución, al riempo que interpretaba las necesidades del pueblo mexicano.
29
Ta1 como lo sostuviera alo largo de la lucha anrihucrtista, Venustiano Carra nza incorporó al Plan de GuadaJupe las reformas necesarias para dar inicio a la "revolución social". (Facsimilar, lomado de La R~/)olució" Mo;iífwa. Idmrio, M¿xico, Sef,:rClaría de Gobernación, 1993,)
y DECRETOS DICTADOS
CONFORME A LAS MISMAS
Además de ratificarse el Plan de Guadalupe del
26 de marzo de 191 3, "hasta el triunfo completo de la
Revolución", y confirmarse el liderazgo de Carranza
como Prim er Jefe de la Revolución Constitucionalisra y
Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, se estable
ció en dicho documento que se expedirían y pondrían
en vigor, durante la lucha, leyes, disposiciones y medi
das encaminadas a satisfacer las necesidades económi
cas, sociales y políticas el país.
Una vez concluida la etapa armada se convocaría
al Congreso de la Unión para que "la voluntad sobera
na de la nación ratificase, enmendase o complemen te"
las reformas expedidas durante la lucha, y elevase a pre
cepto constirucionallas que deberían tener ese carácter
al restablecerse la normalidad jurídica tundamentaL
Otra tarea de imponancia sería convocar a la elec
ción del presidente de la República, verificando que el
Primer Jete entregase el poder a quien obtuviese la ma
yoría de VOtos.
Las Adiciones al Plan de Guadalupe constiruye
ron un preliminar programa de gobierno revolucio nario,
cuyo objetivo general sería combati r los desórdenes en la
vida nacional , a través de cambios políticos y sociales en
los aspectos urgentes de la agenda pliblica nacional.
Respecto de las primeras, se establecía la necesi
dad de instrumentar ley~ y reformas electOraJes que
posibilitaran una demanda originaJ de la movilización
social de 1910, la efectividad del sufragio. Se requerían reformas políticas para garantizar la aplicación cabal de la
Constirución de la República, y asegurar a los habitantes del país el pleno goce de sus derechos e igualdad ante la ley.
Dentro de las reformas políticas decretadas en esa etapa, destaca la reforma al artículo 109 de la Constitució n
de 1857, que además de establecer la forma de gobierno de los estados y revitalizar al Municipio Libre, señaló que el
principio para elegir a los ayuntamientos sería a través de la vía popular y directa, y prohibió la reelección de los
gobernadores, funcionarios públicos que no podrían durar en el cargo por un periodo mayor de seis años. El tema
sería retomado durante el Congreso de 1916-1917, en el asunto relativo a los poderes federales.
Derrotados los grupos armados contrarios al Constitucionalismo, el 14 de septiembre de 1916, Carranza
decretó que el único medio para lograr los objetivos del programa revolucionario sería la organización de un Congreso
Constituyente. Cinco días más tarde apareció el decreto que convocaría a la histórica asamblea.
Se estableció que la sede para llevar a cabo sus sesiones se localizaría en la ciudad de Querétaro y debería ser
instalado el primero de diciembre del mismo año. Las elecciones se realizarían el domingo 22 de octubre, conforme al
censo de 1910 y la división territorial de 1912. El objetivo único sería reformar la Constitución y dispondría de dos
meses para efectuar sus tareas.
A seis años de distancia del inicio de la Revolución Mexicana de 1910, el 30 de noviembre de 1916 quedó
legalmente constituido el Congreso Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos. Su integración heterogénea
permitió a todas las clases sociales expresar su opinión: abogados, ingenieros, profesores y periodistas al lado de
obreros, agricultores, mineros y ferrocarrileros. La mayoría con antecedentes de participación militar revolucionaria.
Al día siguiente, Venustiano Carranza asistió a la apertura del único periodo de sesiones, entregando al Congre
so su proyecto de Constitución Reformada. En su mensaje estableció lo que a su juicio requería la atención de los
diputados constituyentes para dotar al país de instituciones sólidas y permanentes.
Cabe mencionar alguno de los planteamientos de Carranza en torno al principio de sufragio efectivo y la no
reelección, sobre todo porque tuvieron una gran influencia entre los asistentes a Querétaro. Con relación al primero,
estableció:
Al proyectar la reforma de los artículos 35 y 36 de la Constitución de 1857, se presentó la antigua y muy
debatida cuestión de si debe concederse el voto activo a todos los ciudadanos sin excepción alguna, o si, por el
contrario, hay que otorgarlo solamente a los que están en aptitud de darlo de una manera eficaz, ya por su
ilustración o bien por su situación económica, que les dé un interés mayor en la gestión de la cosa pública.
Para que el ejercicio del derecho al sufragio sea una positiva y verdadera manifestación de la soberanía
nacional, es indispensable que sea general, igual para todos, libre y directo; porque faltando cualquiera de estas
condiciones, o se convierte en una prerrogativa de clase, o es un mero artificio para disimular usurpaciones de
poder, o da por resultado imposiciones de gobernantes contra la voluntad clara y manifiesta del pueblo [ ... ] el
derecho electoral sólo debe otorgarse a aquellos individuos que tengan plena conciencia de la alta finalidad a
que aquél tiende; lo que excluiría, por lo tanto, a quienes por su ignorancia, su descuido o indiferencia sean
incapaces de desempeñar debidamente esa función, cooperando de una manera espontánea y eficaz al Gobier
no del pueblo por el pueblo.
31
Carranza consideraba un desacierto político e inoportuno en esos momentos, después de una gran revolución
popular, restringir el sufragio exigiendo "que todos los ciudadanos tengan la instrucción primaria bastante para que
conozcan la importancia de la función electoral y puedan desempeñarla en condiciones fructuosas para la sociedad".
Con relación a la organización del poder electoral, dependerá en gran parte que el Poder Legislativo no sea un
mero instrumento del Poder Ejecutivo, "pues electos por el pueblo sus representantes, sin la menor intervención del
Poder central, se tendrán cámaras que de verdad se preocupen por los intereses públicos, y no camarillas opresoras y
perturbadoras, que sólo van arrastradas por el afán de lucro y medro personal [ ... ]"
Sobre la elección directa del presidente y la no reelección, que fueron las conquistas obtenidas por la Revolu
ción de 1910, afirma que éstos preceptos dieron fuerza al gobierno de la nación,
32
las reformas que ahora propongo coronarán la obra. El presidente no quedará más a merced del Poder Legisla
tivo, el que no podrá tampoco invadir fácilmente sus atribuciones. Si se designa al presidente directamente por
el pueblo, y en contacto constante con él por medio del respeto a sus libertades, por la participación amplia y
efectiva de éste en los negocios públicos, por la consideración prudente de las diversas clases sociales y por el
desarrollo de los intereses legítimos, el presidente tendrá indispensablemente su sostén en el mismo pueblo,
tanto contra la tentativa de cámaras invasoras, como contra las invasiones de los pretorianos. El gobierno,
entonces, será justo y fuerte [ ... ]
IV. El Sufragio Efectivo y la No Reelección a debate
L CENTRAL DEL DEBATE POÚTICO ,n México. fundam'nto d, " demomc;, y bond", dd movimi,nto revolucionario iniciado en 1910 por Francisco 1. Madero, el sufragio eftctivo fue analizado por la asamblea queretana
durante la LXIII sesión ordinaria, al efectuarse la discusión del artículo 35.
Los diputados constituyentes aprovecharon la presentación del dictamen en torno a las prerrogativas del ciuda
dano, para llevar a la tribuna las dos posiciones existentes relativas al sufragio eftctivo. En particular, dos fracciones del
mismo causaban las posiciones contrarias: "Son prerrogativas del ciudadano: 1. Votar en las elecciones populares; 11.
Para ser votado para todos los cargos de elección popular y nombrado para cualquiera otro empleo o comisión,
teniendo las cualidades que la ley establezca."
La primera cuestión que se discutió se refirió al alcance y carácter del voto. El diputado Esteban B. Calderón
(mencionado en el Diario de los Debates como el "diputado Calderón") sostuvo el argumento de que la asamblea
debería pronunciarse en contra del voto ilimitado, debido a que durante las primeras sesiones, en el orden político, el
Congreso había suprimido la institución de los jefes políticos, emancipado el municipio libre y establecido las pautas
para combatir "los desmanes de las autoridades administrativas y de los jueces venales". La obra constitucionalista,
agregó, no estaría completa si no se aseguraba definitivamente contra las embestidas de la reacción; el voto ilimitado
entrañaba un peligro: que el poder cayera nuevamente en manos de la reacción.
Sin embargo, en esos momentos era conveniente sostener el voto ilimitado que proporcionaría la satisfacción a
los revolucionarios, civiles y armados, analfabetos o ilustrados, de "dar su voto por su Primer Jefe, para llevarlo a la
primera magistratura de la nación". Calderón justificaba esta última postura debido a que pasada la lucha política y
elegidos tanto el presidente de la República como el Congreso de la Unión -ambas instituciones consideradas "el
33
Es[eban Baca Calder6n confiaba en que el mejoramiento de las condiciones culturales y económic;4 de lo.) mcx.icanos traería wmigo la formación de ciudadanos aptos para el ejercicio democráliw. (Cránim d~ In Rrvoluúón MexicllIlfl, f.lscículo 70, p. 11.)
timón de la nave nacional"-, las circunstancias de la lu
cha electo ral cambiarían por complero y se podrían reali
zar los ajustes necesarios.
Para lograr lo anterior, Calderón propuso el estable
cimienro de un anícu lo transitorio que señalase que las
elecciones de poderes inmediatas fueran absolutamente li
bres y que contemplara además una restricción razonable
para el futuro. En su opinión. el vOtO universal o ilimitado
presentaba graves inconvcnientes y, al compararlo con el
fraude elecroral, consideraba que las conquiscas revolucio
narias sólo podrían hacerse efectivas y ser defendidas por
"el voro restringido. la clase pensadora y el glorioso Partido
Liberal".
La posrura de Calderón se sustentó en un estudio de
Roque Estrada leído en la asamblea. En él se concluía que
a) el sufragio universal no entraña la expresión libre
y espontánea de cada uno de los sufragistas. sino la
expresión de la voluntad de un pequeño grupo for
mado por los agitadores; en consecuencia, ese sufra
gio universal es un sufragio profundamente restrin
gido; b) En el sufragio es factor decisivo el senti
mentalismo. conrrario hasta hoy en la mayoría de
las veces a la significación intrínseca y real de los
problemas políticos y sociales.
La influencia de los agitadores sobre la población se sustentaba en el analfabetismo. sobre todo en el medio
rural, por lo que su propuesta pretcndía restringir el sufragio sólo a los ciudadanos que sup ieran leer y escribir.
Calderón confiaba en que el mejoramiento de las condiciones culturales y económicas del país permi[iría en el futuro
incrementar los niveles de insrrucción y, por lo tal1m, se formarían ciudadanos apres para el ejercicio democrárico.
Para forralecer su posición, el diputado Calderón leyó un comun icado del general Eduardo Hay en el que
dividía al decrerado en dos grupos: el de los elemenms conscientes y el de los semiconscientes. El primero, conforma-
do por las clases ilustradas y el obrero que lee y escribe, y que conoce sus derechos; el segundo, compuesto por el peonaje, "ignorante en su gran mayoría, por no saber leer ni escribir".
El Partido Liberal, en este caso en voz de Eduardo Hay, representado en el Congreso Constituyente por medio
del diputado Calderón, hizo patente su posición al afirmar:
... Es preciso que, ya que al pueblo mexicano se le ha dado el derecho de votar, este derecho sea usado debida
mente por aquellos que lo pueden usar, pues de otra forma se obraría criminalmente, como cuando se entrega
un arma a un niño que todavía no está en condiciones de manejarla. Démosle el voto a quien lo sabe usar: al
pueblo perfectamente consciente, al obrero o al peón que sabe leer y escribir, pero reservémoslo de aquel que
no sabe leer ni escribir, y así podremos estar seguros de que habrá grandes probabilidades de que los futuros
gobernantes de México serán debidamente seleccionados. 13
Además, consideraba que el voto restringido provocaría en la sociedad analfabeta un deseo natural y lógico para
recibir instrucción y ganar el derecho al voto, y destruiría los efectos del poder absoluto que por más de treinta años
gobernó al país y mantuvo al pueblo sumido en el analfabetismo.
En general, la mayor preocupación del Partido Liberal era lograr el establecimiento del voto restringido y
garantizar a sus integrantes que continuarían "rigiendo los destinos de la patria; [pues] el voto sin restricciones, dentro
de poco tiempo, gracias a los votos de los analfabetos, guiados por los terratenientes o por los curas de los pueblos, nos
conducirá irremisiblemente a los Gobiernos conservadores y quizá ultraclericales".14
Al finalizar su intervención, Calderón estableció que desde su punto de vista era necesario conciliar el interés
político del momento con el interés futuro: las elecciones para los poderes federales, absolutamente libres, y para
dentro de dos o cuatro años, en la siguiente lucha electoral, el voto se deberá otorgar a los mexicanos que sepan leer y
escribir, mediante una elección verdaderamente liberal, no usando el fraude en las credenciales, "que no son más que
el engaño y que han hecho formar en el carácter del pueblo la hipocresía, abandonando la lucha política".
La propuesta en favor del dictamen motivo de discusión, y en particular en contra de la posición del represen
tante del Partido Liberal, la realizó el diputado Luis G. Monzón, a nombre de los "señores diputados de verdadero
impulso democrático", los diputados de "alma francamente revolucionaria". Sus argumentos principales se dirigieron
a ejemplificar los obstáculos interpuestos a la efectividad del sufragio a lo largo de la historia de México; señaló que al
instaurarse la forma de gobierno monárquica en el país, ésta impidió el sufragio; asimismo, al adoptar la nación la
13 Congreso Constituyente, 1916-1917, Diario de Debates, romo Il, México, INEHRM, 1986, p. 99l.
14 ¡bid., p. 992.
35
El representante por Sonora en el Congreso Constimyemc, Luis G. Mon
zón, cxhorró a Jos diputados a pronunciarse por la efectividad del sufragio,
porque por dIo "habían quedado trescientos mil muenos en los Clmpos de ba[alb.". (Crónica de In Rr/lolución Maicann, maculo 71. p. 5.)
•
forma de gobierno republicana, el gobierno "despótico y
tiránico, apoyado por los esbirros del militarismo, por la
c1erigalla infame y por la burguesía insolente, también im
pidieron la efecrividad del sufragio"." La crítica que hizo
del porfirismo fue tajante y profunda: "cuando el sufragio
efectivo fue más tiranizado, más vilipendiado, fue en los
aciagos tiempos de la dictadura de Porfirio Oíaz". La iIHer
vención del diputado Monzón , poco a poco iba encendien
do los ánimos de los asistentes a la magna asamblea: " Por
eso, cuando Francisco 1. Madero. desde las mazmorras de
San Luis Pomsí, le dijo al pueblo mexicano: 'Levántate y
reconquista rus derechos conculcados', las primeras pala
bras que estampó es sus pendones fueron las siguientes:
'Sufragio Efectivo y No Reelección"'.
El llamado de Madero provocó, continuaba Monzón,
que de todos los lugares de la nación surgieran "millares de
millares de patriotas, hombres fuertes y viriJes, la mayor par
te analfabetos, que volaron a los campos de batalla a ofren
dar su vida por la efectividad de! sufragio". El diputado con
sideraba que la población, integrada por miles de ciudada
nos armados y millones de desheredados, esperaba en ese
histórico momento que el Congreso Consciruyente de 191 7
se proclamase por la efectividad del sufragio, porque "saben
que por eso y para eso trescientos mil muertos quedaron
rendidos en los campos de batalla, en los campos sangrien
tos de la revolución. Si matamos su esperanza, si aniquilamos sus creencias, esperemos los resultados" y, En cuanto a permitir al VOto sólo a los ciudadanos que supieran leer y escribir, e! diputado Monzón señaló que
era f.,uso que dichos individuos fueran más aptos para la democracia que muchos analf:1bcros; la observació n y la
experimentación así lo demostraban, replicaba.
I~ Idem.
16 ¡bid., p. 993.
36
Las irregularidades en la práctica del sufragio se debían, según él, a la falta de costumbre, que no se regularizaría
en los siguientes años, "negando el voto a tres ~illones de hombres fuertes, viriles, aunque analfabetos". Para él, la
solución a los males provocados por el analfabetismo radicaba en "multiplicar la acción de la escuela y en multiplicar
la acción de la prensa sana".
Para concluir su intervención, Monzón señaló que el proyecto del Primer Jefe consagraba, al igual que la
Constitución de 1857, la efectividad del sufragio, coincidiendo de esa forma con la comisión que dictaminó el asunto, e hizo un llamado a los diputados verdaderamente democráticos y revolucionarios a votar en favor del mismo.
Al finalizar el discurso de Monzón, y por lo delicado de la cuestión, la asamblea demandó a la mesa directiva la
votación del dictamen, escuchándose por todo el recinto los gritos: "¡A votar! ¡A votar!"
El presidente de la asamblea consideró que el tema había sido suficientemente discutido y por lo tanto se
procedería a su votación, reservando el artículo para votarlo con los demás. Minutos más tarde se sometió al escruti
nio de los constituyentes, teniendo el artículo 35 la aprobación de 136 votos contra cinco. Con ello se perfiló el
derecho de los mexicanos a ejercer libre y abiertamente la elección de sus gobernantes, aspecto que con el tiempo se
constituyó en la base de nuestras instituciones democráticas, mecanismo fundamental de los procesos electorales y
principio de armonía entre las partes integrantes de la sociedad mexicana.
La Revolución Mexicana comenzó con una demanda que a la postre se convertiría en principio político fundamen
tal del régimen mexicano y elemento primordial para el mantenimiento de la estabilidad nacional: la No Reelección, en
particular la relativa al titular del Poder Ejecutivo de la Unión. Junto con el principio de Sufragio Efectivo, se constituyó
durante las sesiones de la magna asamblea, celebrada en la ciudad de Querétaro durante el último mes de 1916 y el primero
de 1917, en uno de los temas que lograrían un consenso mayoritario entre los diputados constituyentes. Era el momento
propicio para debatir una de las cuestiones más importantes y significativas del movimiento revolucionario, motivo de
polémica a lo largo de la historia, sobre todo a partir de 1867 con la restauración de la República, y aspiración de miles de
mexicanos que veían la perpetuación de los hombres en el poder, como uno de los males de la nación que le impedían
consolidarse políticamente, alejarse de personalismos e iniciar el tránsito hacia un régimen legal y legítimamente instituido.
La historia nacional requirió en el periodo posterior a 1867 de un gobierno fuerte, que para no dejar de serlo
recurrió a la reelección indefinida de los gobernantes, según lo expresó el historiador Álvaro Matute:
Primero Benito Juárez, después Sebastián Lerdo de Tejada y finalmente Porfirio Díaz. Ninguno dio la espalda a la
gran tentación: a Juárez, la muerte lo sorprendió en la Presidencia; a Lerdo, Porfirio Díaz lo apartó de la reelec
ción, pero al último nadie lo pudo mover de su sitio, hasta 1910, cuando ya era insostenible una reelección más [ ... J 17
17 Á1varo Matute, En torno a la democracia. EISuftagio Efoctivo y la No Reelección (J 890-1928), México, INEHRM, 1992, p. 1 l.
La propucsta de imponer restriccioncs a los ciudadanos que ocuparan la Presidenci.l en algún periodo pre.idencial, fue prc.scnrada por Francisco J. Mt'¡gicl. (rróllim tI~ In Rt'I'o!lIrión MrxICOl1ll, f.&-kulo 7 1, 1), 19.)
El tema de la no reelección se tocó durante la XLVIII
sesión ordinaria del Congreso Constimyenre de Querétaro,
al someterse a discusión el diC[amen del ardcu lo 83 del
proyecto de la Constitución que el Primer Jefe de la Revo
lución Consúrucionalisca enHegó a la asamblea. La pro
puesta exponía: "Arr. 83. El presidente elmará a ejercer su
encargo el 1 de diciembre, durará en él cuatro años, y nunca
podrá ser reelecw, "
La discusión se centró en [QrI10 a la afirmación de
que el presidente de la República nunca podría ser reelecto.
El diputado Alfonso Cravioto inició el debate señalando
que el texro originaba una doble significación: por un lado,
que jamás podría ser nuevamente electo quien ya hubiese
ocupado el cargo; por el Otro, si la disposición se refería a
una prohibición válida únicamente para el sigu iente perio
do. El asuntO despertó inquietud enHe algunos diputados.
Se debatiría si era necesario incluir la palabra nunca o el adverbio no en la frase en cuestión.
El diputado Paulino Machorro y Narváez sostuvo la
posición de que no podría ser reelecw en roda tiempo el ciudadano que hubiese ocupado la Presidencia, lo que lle
vó a Cravioro a insistir en el tema , provocando que saliera
a relucir el caso del compad razgo de Porfirio Díaz y Ma
nuel Go nzález, quienes se alternaron en la Presidencia.
El diputado Luis Espinoza, para argumentar su po
sición en rorno a la inclusión de la palabra no, señaló lo
siguiente: "La revolución de 1910 escribió en sus banderas el lema 'Sufragio Efectivo y No Reelección', y la Revolu
ción Constitucionalista recogió aquel lema revolucionario y lo fundió con el de 'Consrimción y Reformas'''. En el
fondo, agregó, la revolución política de 1910 era la misma que se vivía en esos momemos, y "seríamos nosotros
inconsecuentes con es ros principios si no les diéramos la verdadera interpretación".
Desde el punto de viSta del diputado Espinoza, el dictamen no había interpretado adecuadamente el espíritu
que se le imprimiría al artículo referido y consideraba anridemocrárico que quien hubiese ocupado la Presidencia no
38
la pudiese ocupar nuevamentc. En taJ virtud, propuso cnmen
dar la Frase y eliminar la palabra no.
La discusión del co menido del ardculo 83 no abarcó úni
camenre la frase comenrada. También se propusieron enmien
das para establecer restricciones a qu ienes ocuparon la Presi
dencia inrcrinamcnte en algún periodo presidenciaJ c impedir
les ser reelectos para el siguiente, proposición presenrada por el dipurado Francisco J. M úgica.
Además de los postulados favorables al principio de "No
Reelección", al que algunos calificaron como aoridemocrático,
se argumenró que aquél se acepraha como una necesidad para
combatir al desporismo, )' que llegado el momento se deberían
realii"...ar las reformas constirucionales que permitirían "dar la opor
tunidad a quienes prestaron sus servicios de gran ciudadano".
Toc6 a los diputados Crisóforo Rivera Cabrera y Rafael
Marrínez de Escobar manifestar el senrir generalizado de los cons
tituyentes. El primero seóaJó la conveniencia de interpretar exac
tamente la idea general en roda la República: "que ningún ciuda
dano pueda ser reelecto para presidenre de la República por dos
veces o por segunda vez". Por su parte, MartÍnez de Escobar afir
mó que "se debe tener en cuenta las desventajas que a través de la
hiswria hemos venido teniendo por la reelección" y, si se presentare
un presidenre de gran ralla polírica, se podría hacer uso del poder
constituyente y reformar tal disposición, JK
Finalmente, en la XLIX sesión ordinaria, cele
brada el 18 de enero de 1917, se aprobó en conjunro diversos
artículos, entre ellos el 83, quedando prohibida la reelección
para ocupar el cargo de presidenre de la República.
18 Congreso COllSfÍtuyt'llte. 1916-1917. op. cit., pp. 59]-')94.
Rafael M:l.rtín/.'7 de Escob.lf -en sendo discurso en lomo :1. la reelección y sus dc~vcnrajJ"'-. invito a los diplll,ulos wmtitu"e/\les J. no olvidar I.!~ Icccionc~ de 1.1 hi!otoria. (LOI Wl/lllfllyrTIIl"j
(1II1l" SIl obra. México. Senado de 1.1 RcpúbliCJ. 19H5. p. 245.)
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39
V. Anexo documental
Sesión solemne de clausura del Congreso Constituyente efectuada en el Teatro Iturbide la tarde del miércoles 31 de enero de 1917
SUMARIO
1.- Se pasa lista. Se abre la sesión. Son leídas y aprobadas la actas de la 66a sesión ordinaria y de la Permanente.
2.- El ciudadano presidente otorga la protesta de guardar y hacer guardar la Constitución expedida hoy. Los ciudadanos diputados prestan
igual protesta y se suspende la sesión mientras llega el ciudadano encargado del Poder Ejecutivo.
3.- Reanudada aquélla, es introducido al salón el ciudadano Primer Jefe. El presidente del Congreso lee un discurso con motivo de la entrega
de la Constitución, contestándole el mencionado funcionario. El primer jefe protesta solemnemente guardar y hacer guardar la Constitu
ción política.
4.- El C. Hilario Medina pronuncia un discurso alusivo.
5.- El C. Carranza abandona el salón. Se lee y aprueba el acta de la presente sesión y se clausura el periodo único de sesiones del Congreso
Constituyente.
Presidencia del C. ROJAS LUIS MANUEL
1
- El C. prosecretario Bojórquez: Hay una asistencia de 184 ciudada
nos diputados. Hay quorum.
- El C. presidente: Se abre la sesión.
- El C. secretario Lizardi: (Leyó las actas de la 66a sesión y de la per-
manente). Están a discusión las dos actas. Las personas que deseen ha
cer uso de la palabra, sírvanse pasar a inscribirse.
- El C. Zavala: Ruego a la Secretaría se sirva decirme si consta mi
nombre en la votación con que terminó la memorable sesión en que se
votó la cuestión agraria.
- El C. secretario: No consta el nombre del ciudadano diputado Zavala.
- El C. Zavala: Me permito hacer la aclaración correspondiente: estaba
yo presente a esa votación que terminó a las tres y media de la mañana, y
estaba sentado precisamente en el lugar que en este momento ocupa el
señor licenciado Macías. Es muy interesante para mí esta rectificación,
más por el motivo que estaba a discusión y que en esa noche se aprobó, lo
mismo que por la asistencia extraordinaria que yo presté en esa memora
ble sesión. Pido que se haga la rectificación correspondiente.
- El e. secretario: Se hará la rectificación correspondiente.
- El e. Jara: En la sesión nocturna del día 29, en los momentos en que
se iniciaba la votación sobre la fracción II de! artículo 115, me permití
llamar la atención de esta honorable Asamblea sobre e! hecho de que la
proposición presentada por e! señor Gerzayn Ugarte, relativa a los mu
nicipios, no debía tomarse en consideración, puesto que dejaba en la
misma independencia económica cada Estado. Es decir, él decía, acom
pañado de los demás firmantes de la proposición, que los presupuestos
fuesen rechazados o aprobados por las legislaturas respectivas. Como
eso se viene haciendo ahora, me permití llamar la atención, como antes
dije, a esta soberana Asamblea, para que no se tomara en consideración
esto. Quiero que eso conste en e! acta.
- El e.: Bravo Izquierdo: Ruego a la Secretaría se sirva informarme
por qué no aparece mi nombre en la votación sobre e! artículo 33.
- El e. secretario: Porque se expresa anteriormente que fue aprobado
por tantos votos. Las personas que votaron por la negativa, son las que
constan aquí. Aquí sólo constan los nombres de las personas que vota
ron por la negativa de! artículo 33. Los que votaron por la afirmativa
no, porque se votaron varios artículos a un tiempo. La redacción de!
acta está en estos términos: (Leyó).
- El e.: Bravo Izquierdo: En la primera acta, señor secretario, en la de
la sesión nocturna.
- El C. secretario: Ésta es, señor.
- El e. Bravo Izquierdo: La cuestión agraria.
- El e. secretario: Precisamente es la misma. (Voces: ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya!).
- El e. De los Ríos: En e! acta se asienta que yo voté por la negativa en
la fracción II de! artículo 115, cuando voté por la afirmativa.
- El e. secretario: Se hará la rectificación correspondiente.
Con estas modificaciones, ¿se aprueba e! acta? (Voces: ¡Sí! ¡Sí!). Las per
sonas que estén por la afirmativa, sírvanse ponerse de pie. Aprobada.
2
- El mismo e. secretario: Se va a proceder a tomar la protesta a los
ciudadanos diputados, después de que e! presidente la haya otorgado.
En este acto se suplica a todas las personas que estén en las galerías, se
sirvan poner de pie.
Se suplica a todas las personas que estén en las galerías, incluso las da
mas, se sirvan poner de pie.
- El e. presidente: Protesto guardar y hacer guardar la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos expedida hoy, que reforma la
de! 5 de febrero de 1857. Si no lo hiciere así, la nación me lo demande.
(Aplausos estruendosos).
- El e. presidente: ¿Protestáis guardar y hacer guardar la Constitu
ción Política de los Estados Unidos Mexicanos expedida hoy, que refor
ma la de! 5 de febrero de 1857?
- Todos los ce. diputados presentes: ¡Sí, protesto!
- El e. presidente: Si no lo hiciereis así, la nación os lo demande.
- El e. secretario: Se suspende un momento la sesión, rogando a los
ciudadanos diputados conservan sus puestos, mientras llega e! ciudada
no Primer Jefe.
Se recuerda a los componentes de la Comisión para ir a buscar al ciuda
dano Primer Jefe, que cumplan su cometido.
3
- El e. secretario: Se reanuda la sesión.
(En estos momentos se presenta en e! salón e! ciudadano Primer Jefe,
siendo entusiastamente aclamado por los ciudadanos diputados y e!
público que llena las galerías).
- El e.: presidente: "Ciudadano Primer Jefe:
"Me es altamente satisfactorio haceros entrega en estos momentos de la
nueva Constitución de 1857, reformada en esta ciudad, y que e! Con
greso Constituyente, que tengo la honta de presidir, ha sancionado des
pués de largos, intensos y concienzudos debates.
"De importancia extraordinaria fue, sin duda alguna, el contingen
te que para tan grande empresa trajo usted en su mensaje de 10 de
diciembre y en el proyecto de reformas que con él tuvo usted a bien
someter al estudio de esta honorable Asamblea; y por todos los tér
minos en que las reformas de la antigua Constitución de los Estados
Unidos Mexicanos se han hecho, se viene en conocimiento de que
todas las ideas fundamentales aportadas por usted, como e! fruto de
su personal, amplia y madura experiencia, inclusive las que infor
maron los proyectos y leyes de Veracruz, sobre la cuestión agraria y
obrera, han sido completamente aceptados por la Representación
Nacional.
"Si en algunos puntos se ha ido un poco más allá de lo que vuestra
sabiduría había indicado como un término medio, justo y prudente de
las encontradas tendencias nacionales, el calor de la juventud que ha
seguido la gloriosa bandera enarbolada por usted en Guadalupe, su
entusiasmo revolucionario después de la lucha, y su natural afán de
romper los viejos modales sociales, reaccionando así contra inveterados
vicios del pasado, explican suficientemente los verdaderos motivos ha
bidos en el seno de esta Asamblea, para apartarse en algo de la senda
serena y perfectamente justificada que usted nos había trazado, no obs
tante que por otra parte, la gran mayoría de los señores diputados al
Constituyente de Querétaro, hay y ha habido siempre el sentimiento
de su comunidad de ideas y aspiraciones en favor de! pueblo mexicano,
ideas y aspiraciones de que usted es justamente la más alta personifica
ción, como e! jefe supremo de la revolución constitucionalista.
"De cualquier manera que se piense, es claro que la obra legislativa que
surge de este Congreso, como el fruto admirable de la gran revolución
constitucionalista, había de caracterizarse por su tendencia a buscar
nuevos horizontes y a desentenderse de los conceptos consagrados de
antaño, en bien de las clases populares que forman la mayoría de la
población mexicana, que han sido tradicionalmente desheredadas y
oprimidas.
"Pero, si hemos cometido algún error en la ejecución de esa obra gran
diosa, a que con tanto empeño y cariño nos hemos consagrado todos
los miembros de este Congreso Constituyente, o si en algo hubo exceso
o defecto de que pueda hacérsenos responsables de pronto por los inte
reses lastimados o por las opiniones reinantes contradichas, la historia,
siempre justiciera, nos absolverá de todo cargo, en vista de la nobleza de
nuestras miras en favor de los desvalidos y de la sinceridad de convic
ciones sobre los grandes problemas sociales, pues en todo nos ha guiado
la idea de hacer grande y feliz a la República Mexicana.
"En nombre, pues, de este Congreso Constituyente, que será ilustre en
la historia mexicana, me cabe el honor de poner en vuestras manos la
nueva ley suprema de esta tierra, dando a usted la seguridad de que
todos nosotros de hoy en más, donde quiera que nos encontremos y
cualesquiera que sean las circunstancias, seremos sus más celosos defen
sores, estando dispuesros a cumplirla y respetarla como e! emblema
sagrado a cuyas sombras gozará mañana de libertad, de paz y bienestar
e! pueblo mexicano".
- El C. Carranza: "Ciudadano presidente de! honorable Congreso
Constituyente:
"Ciudadanos diputados:
"Hace precisamente dos meses expresé a esta honorable Asamblea la
honda satisfacción que experimenté al venir a entregarle el proyecto de
reformas a la Constitución de 1857, cumpliendo así con uno de los
deberes que la revolución que he tenido la honra de dirigir, se impuso
en favor de! pueblo mexicano.
"Entonces me cabía, señores diputados, la duda de que hubiera yo in
terpretado debidamente, a pesar de mi buena voluntad y de mis gran
des anhelos por la felicidad de este pueblo, las necesidades de la nación,
ideando para satisfacerlas, instituciones que correspondieran a sus an
tecedentes y al momento histórico por que atravesamos, ya que aqué
llas, para ser útiles deben ser el trasunto fiel de su carácter y estar en
concordancia con sus legítimas aspiraciones, pero al encontrar hoy que
este ilustre Congreso, que sin duda alguna será de los más notables y de
los más fecundos que registra la historia mexicana, después de hondas
meditaciones y de análisis escrupulosos, ha encontrado aceptables las
reformas políticas y sociales delineadas a grandes rasgos en mi mensaje
de 10 de diciembre último, y formulados en términos concretos en el proyecto antes mencionado, no puedo menos que sentirme grande
mente satisfecho no sólo porque mi experiencia y la observación de los
hechos me hayan orientado debidamente en el sentido de las públicas
conveniencias, sino también por que veo que la nación, por medio de
sus legítimos representantes, aprecia en el mismo sentido que yo, a la
vez que sus legítimas tendencias, cuáles son las medidas a que funda
mentalmente debe recurrirse para reorganizar nuevamente la nación y
encarrilarla por la senda de la justicia y del derecho, como único medio
de cimentar la paz y las libertades públicas.
"Las reformas que esta honorable Asamblea realizó hoy en las institu
ciones políticas del pueblo mexicano, expresadas por un sentimiento
de alto patriotismo y de profundo conocimiento de las necesidades que
durante un largo periodo de tiempo han afligido a la nación, nos per
mitirán hacer en lo futuro un ensayo sincero, honrado y decidido por la
implantación en nuestros usos y costumbres de las institucionales li
bres, a la sombra de los que podremos todos gozar de una libertad
amplia mediante la igualdad de todos los mexicanos ante la ley, para
poder convivir en provechosa armonía, en busca del desarrollo de nues
tras facultades, ye! fomento y aprovisionamiento de todas las riquezas
que tiene nuestro suelo privilegiado.
"Sean cuales fueren los defectos que por deficiencia o exceso pueda
tener la obra a que dais cima en estos momentos, hay en ella una pren-
da que asegurará para lo futuro su estabilidad, ya que siendo la expre
sión genuina de necesidades seculares y correspondiendo a los deseos
ingentes de la nación, no se verán en lo sucesivo como un sueño de
difícil e imposible realización, si no algo que es fácil de entrar en los
usos y costumbres nacionales, para formar e! espíritu público y e! con
cepto grandioso de la patria, por la práctica de las instituciones demo
cráticas, que, nivelando a todos los hijos de este país, los estreche en
vínculo indisoluble con e! sentimiento de solidaridad en los medios de
acción y en e! esfuerzo de buscar la felicidad común.
"Ahora sólo nos queda la obligación de ir a la práctica de la ley suprema
que acabáis de sancionar, llevándola en nuestras manos como la enseña
que nos hará grandes, jusros y respetados entre los demás pueblos de la
tierra, que nos traerá la paz y la prosperidad y que acabando con todas
nuestras rencillas, con todos nuestros odios intestinos, nos llevará a vi
vir la vida tranquila de los pueblos libres, por e! respeto a la libertad y al
derecho de cada uno.
"Señores diputados: Al recibir de este honorable Congreso e! sagrado
tesoro que me acabáis de entregar, sumiso y respetuoso le presento mi
completa mi completa aquiescencia, y al efecto, de la manera más so
lemne y ante la faz entera de la nación, protesto solemnemente cum
plirla y hacerla cumplir, dando así la muestra más grande de respeto a la
voluntad soberana de! pueblo mexicano, a quien tan dignamente re
presentáis en este momento".
- El C. secretario: Va a ser la protesta solemne de! ciudadano Primer
Jefe y se suplica a todas las personas que ocupan las galerías se sirvan
poner de pie.
- El C. Carranza. Protesto guardar y hacer guardar la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, expedida hoy, que reforma
la de! 5 de febrero de 1857. Si no lo hiciere así, la nación me lo deman
de. (Aplausos ruidosísimos. Gritos de ¡Viva Carranza!)
4
- El C. presidente: Tiene la palabra e! ciudadano diputado Medina.
- El C. Medina: Ciudadano presidente de! Congreso Constituyente,
ciudadano Primer Jefe de! Ejército Constitucionalista, encargado de!
Poder Ejecutivo de la Unión; ciudadanos diputados:
"Una vibrante y viril caricia que ha pasado por e! alma nacional, evoca
en estos momentos todo un pasado, y presente ante los ojos, llenos de
admiración en contemplaciones extáticas, todo un porvenir brillante.
"El alma nacional seguramente que puede estremecerse con las clarinadas
que han mandado a los cuatro vientos sus pájaros de bronce y han
venido a despertar en todos nosotros dos cosas; un recuerdo agudo de
una lucha dolorosa por las libertades y la confianza y la seguridad en e!
triunfo de estas mismas libertades, yen la futura gloria y prosperidad de
la inmensa, de la gloriosa, de la tanto más amada cuanto más dolorida
patria mexicana.
"Señores diputados: ¿Cuál ha sido la obra, la obra que hemos conclui
do? Preguntémonos con ánimo de llegar a la verdad, ¿cuál ha sido hasta
hoy nuestro pasado y qué es lo que queremos que sea en lo de ade!ante?
Realizamos en este momento e! ideal, e! milagro de detener e! tiempo,
pesarlo en nuestros manos y poder auscultar, como lo hicieran los ena
morados, con los pétalos de la rosa, que van arrancando uno a uno, cuál
es e! porvenir, y si debe tener para nosotros las palabras afirmativas de
todas las glorias y de todos los ideales.
"La Constitución Política que se acaba de protestar solemnemente en
estos momentos, seguramente que va a demostrar al pueblo mexicano
que no fueron una mentira las palabras que se grabaron en e! glorioso
Plan de Guadalupe; que no fueron una mentira las palabras que e! Pri
mer Jefe lanzaba a los cuatro vientos de la nación; que ya e! pueblo
mexicano podía tener confianza en sus supremos destinos, porque ya
venía laborándose poco a poco la obra a que hoy se ha dado término y,
que, por lo tanto, ya podía otra vez recobrar la confianza y lanzarse y
seguir hacia la conquista de! lugar que indudablemente le tiene reserva
do e! destino.
Decidme, señores diputados, ¿cuál es e! pape!, cuál debe ser e! pape!,
cuál debe ser la influencia de! enorme peso de millones de voluntades
apuntadas hacia los destinos de un pueblo? Seguramente que pesarán
mucho en esa balanza, y que esos destinos tendrán que ser tales cuales
deben ser.
En la Constitución Política que se acaba de protestar, hay, como los
grandes basamentos, como las macizas columnas en donde está e! edifi
cio constitucional, cuatro cosas principales: e! artículo 3°, que se refiere
a la cuestión de la enseñanza; e! artículo 5°, que ha resuelto e! problema
de! trabajo; e! artículo 24, que se refiere al llamado problema religioso,
ye! artículo 129, que ha dado una organización a esa clase social que se
llama e! clero. De esas cuatro cosas, señores diputados, que son, como
he dicho, las columnas de! edificio, hay dos que corresponden, o mejor
dicho, todas ellas corresponden a lo que nosotros podemos llamar la
reforma social, y todas las demás que hacen nuestra Constitución, son
precisamente las que hacen la reforma democrática o política; y si es
cierto que en esta Cámara, en un principio hubo alguna diferencia de
tendencias, yo creo, si es cierto que existen, que ellas serán solamente en
la apreciación de los límites de las reformas; por una parte la reforma
política, que se refiere a la organización del Gobierno, y por otra parte
la reforma social, que ha puesto los fundamentos de la reforma social.
El trabajo, la enseñanza, han sido grandes necesidades, y han sido me
didas de defensa que hemos creído necesario asegurar al pueblo mexi
cano. Las otras dos cuestiones han sido, señores diputados, no en la
parte que se refiere al sentimiento religioso, porque aquí se han distin
guido perfectamente estas dos cosas: una, el sentimiento religioso, y
otra, los dos hijos espurios de ese sentimiento, que son el fanatismo y el
clericalismo. Habiéndose distinguido perfectamente estos aspectos,
nosottos nos hemos visto en la necesidad de respetar uno y limitar al
otro, es decir, al fanatismo, por medio de la enseñanza, prohibiendo la
intervención de los malos elementos, y e! otro, esto es, al clericalismo,
nos hemos visto en la necesidad de cogerlo -a semejanza de lo que
decía la leyenda helena del gigante Anteo, que cobraba nuevas fuerzas
al tocar la tierra-, hemos tenido la necesidad de levantarlo y ahogarlo
en el aire para que no cayera en tierra y recobrara de nuevo sus fuerzas.
Las otras reformas, señores diputados, que se refieren al trabajo, son
indudablemente la base y el escudo de la resolución definitiva de! pro
blema social del trabajo; y si se me precisara a hacer en estos momentos
un juicio sintético de la obra constitucional, yo podría decir que tiene
dos aspectos: uno, el aspecto político, que se ha resuelto definitivamen
te, y otro, el aspecto social sobre el cual hemos puesto los grandes basa
mentos para su resolución definitiva también. En la parte política cons
titucional seguramente que hemos encontrado la forma definitiva. Lar
gos años de experiencia nos habían acreditado que no estaban bien
ponderados los poderes fundamentales en los cuales reposa la confianza
política y apoyados en esa experiencia y por medio de datos científicos
que pudimos allegar, hemos logrado, hemos buscado y seguramente
que hemos conseguido, que cada uno de esos poderes fundamentales
funcione en la órbita de sus atribuciones y mantenga entre sí un equili
brio, de tal modo que no pueda perturbarse y mantenga todas las insti
tuciones en el lugar que deben tener. El Departamento Judicial ha sido
motivo de largas discusiones, de trabajos sesudos, y hemos conseguido
indudablemente que el Departamento Judicial de hoy en más, se en
cargue de velar por la Constitución, por el funcionamiento de todos los
poderes, y tenga a su favor la justicia, la serenidad, la alteza de miras;
ésta es, señores diputados, la obra que nosotros hemos concluido en
estos momentos. Yo aseguro solemnemente ante la faz de la nación, que
con seguridad está pendiente de nuestros menores actos; yo aseguro
que la obra es buena. Todavía más, señores diputados; aseguro también
y afirmo que la obra es bella; es bella la obra, señores diputados. ¿Se ha
visto en otras veces e! espectáculo de todo el pueblo levantado para
acabar con aquel individuo ebrio de sangre, de vino y de vergüenza,
que con su espadón brutal había roto las leyes más sagradas del pueblo
mexicano? ¿Se ha visto esa inmensa obra realizada en un momento
dado por la fe y el patriotismo de los hombres que la han hecho; se ha
vis ro también en la época o en todas las épocas de la Historia mexicana,
a un hombre que ha asumido todos los poderes en un momento dado
y ha usado de ellos con toda discreción y que luego se presenta ante la
faz de la nación sencillo y puro, y viene a mostrar lo que es la obra y el
ideal?, y que un poco más tarde, señores, se presentará ante e! Congreso
Constitucional a exhibir la obra, a decir a los futuros representantes del
pueblo: "He aquí la obra, la patria estaba herida, enferma, triste y des
confiada. Unos cuantos apasionados, aquellos que hacen las politique
rías, los círculos de amigos, la habían cubierto con oropeles mentirosos
y efímeras aspiraciones, pero en el fondo, la patria mexicana estaba
enferma, llena de desconfianza, adolorida, llena de escepticismo; en
tonces yo he recogido la patria otra vez, la he podido confeccionar se
gún todos los ideales y según todas las aspiraciones de un pueblo. En un
momento supremo, acaso de la adivinación del porvenir, he podido
escuchar el hondo palpitar de todos y cada uno de los corazones de los
mexicanos y he podido confeccionar una nueva obra, una nueva patria,
que yo os exhibo en estos momentos, levantándose de las agitaciones
revolucionarias, como se levantaba la inmaculada Venus de Médicis en
su blancura seráfica, en su desnudez pura. Así os presento una nueva
patria. ¡Adoradla!" (¡Aplausos estruendosos!)
Ésa será seguramente, señores, ésa será la presentación de la obra en el Congreso que va a juzgar de esa misma obra. Nosotros, nosotros que
nos ha tocado por una suerte envidiable indudablemente, nosotros que
hemos tenido en nuestras manos también e! palpitar de una parte de
esos problemas, a la resolución de los cuales hemos puesto todo nuestro
patriotismo, debemos confirmar e! veredicto que indudablemente tie
nen que pronunciar las generaciones, para que más tarde el futuro no
nos vaya a hacer el agravio de que nosotros no pudimos, no supimos
comprender al gran hombre que realizó la obra; y nosotros debemos
45 I
I
repetir que es, indudablemente, que es como lo fueron Washington en
los Estados Unidos, Juárez en México, el primero en la paz, el primero
en la guerra y e! primero en e! corazón de sus conciudadanos. (Aplau
sos).
Puesto que habéis, señores diputados, ratificado mis palabras con este
espontáneo aplauso, es indudablemente ésta la más alta significación de
lo que es el Congreso Constitucional juzgando esa obra. Pues bien,
señores diputados, que esa obra viva, que esa obra perdure, que esa obra
sea duradera, que se haga vieja; que esa obra la defendamos todos y
cada uno de nosotros, cuando ya hemos tenido el grandioso ejemplo de
lo que es una protesta constitucional; porque una protesta, al respetar
las leyes de! país y las adiciones y reformas de aquellas leyes de! país, esa
protesta fue la que levantó en armas al pueblo mexicano cuando se
violaron aquellas leyes. Ya tenemos ese ejemplo y ya sabemos lo que
debe ser una protesta; siguiendo con aquel compromiso que todos con
trajimos cuando nos obligamos a hacer una obra, debemos continuarla
y defenderla y propagar a los cuatro vientos la semilla de la revolución,
hecha Constitución y hecha ley. Ahora sí, señores, la revolución tiene
ya una fórmula, ya tiene un símbolo. El pueblo, el sentimiento popular,
que seguramente no puede apreciar las exquisiteces, e! refinamiento de
esa misma obra, e! pueblo sí verá un símbolo en la nueva Constitución;
y verá sobre todo un símbolo en el frontispicio de esa obra, que se llama
"Garantías individuales". Sabrá que él puede conservar e! producto de
su trabajo; sabrá que se le respetará su vida; sabrá que puede instruirse
con entera libertad en una amplia atmósfera de libertad religiosa, que
puede entrar y salir de la República; y el pueblo, como he repetido, que
acaso no puede comprender refinadamente, sí obra por e! sentimiento,
sí sabe que está garantizado por todo un código, por todo un Poder
público, y que no habrá de hoy en más una autoridad, por poderosa
que sea, que pueda venir a lastimar los derechos de ese pueblo. Ésta,
señores diputados, será seguramente la parte más popular y la más enér
gicamente defendida por las masas populares.
Nosotros, que hemos comprendido acaso hasta un poco más lejos, por
que indudablemente nuestro patriotismo nos ha inspirado hasta dónde
debe llegar la obra, seguramente que debemos afirmar, debemos creer,
que todavía los cañones mexicanos podrán lanzar al aire sus hurras de
victoria, la guerra y la gloria para e! pueblo, porque acaso tengamos
todavía que defender esta Constitución y si tuviéramos que atravesar
otra vez por e! doloroso camino, como lo hizo la Constitución de! 57,
yo os exhorto, señores, a que vosotros hagáis la obra que podáis hacer,
puesto que ya habéis protestado hacerla respetar. Yo os exhorto a repar
tir, como he dicho, la semilla de la revolución hecha ley, y a hacer que
todos y cada uno de nuestros conciudadanos la sienta, la viva, la com
prenda y la respete. He dicho. (Aplausos nutridos).
5
(El C. Primer Jefe abandona e! salón).
- El C. secretario Lizardi. La Presidencia suplica a los ciudadanos di
putados permanezcan en sus asientos.
El acta de la presente sesión dice así: (Leyó).
Está a discusión. ¿No hay quién haga uso de la palabra? En votación
económica, ¿se aprueba? (Voces: ¡Sí! ¡Sí!). Aprobada.
- El C. presidente: Hoy, 31 de enero de 1917, clausura en e! honora
ble Congreso Constituyente su periodo único de sesiones. (Aplausos
ruidosos). Gritos de ¡Viva la revolución! ¡Viva Carranza! ¡Viva e! Con
greso Constituyente!
* Congreso Constituyente, 1916-1917. Diario de Debates, Vol. n, México, INEHRM, 1960, pp. 1171-1178.
46
La Constituci6n Po!irica de los ESlados Unidos Mexicanos fue firmada el3! de enero y jurada el 'j de febrero de 191 7. En la fO[o. VenUSliano Carranza hace el juramento a la Constitución. (Archivo Casasola.)
47