9
De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española Author(s): María Elena Bravo Guerreira and Fiona Maharg-Bravo Source: Hispania, Vol. 86, No. 2 (May, 2003), pp. 201-208 Published by: American Association of Teachers of Spanish and Portuguese Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20062830 . Accessed: 16/12/2014 09:24 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . American Association of Teachers of Spanish and Portuguese is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispania. http://www.jstor.org This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de lapostguerra españolaAuthor(s): María Elena Bravo Guerreira and Fiona Maharg-BravoSource: Hispania, Vol. 86, No. 2 (May, 2003), pp. 201-208Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/20062830 .

Accessed: 16/12/2014 09:24

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

.JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range ofcontent in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new formsof scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].

.

American Association of Teachers of Spanish and Portuguese is collaborating with JSTOR to digitize, preserveand extend access to Hispania.

http://www.jstor.org

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 2: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

De ni?as a mujeres: Elena Fort?n como semilla de

feminismo en la literatura infantil

de la postguerra espa?ola Mar?a Elena Bravo Guerreira

Dominican University Fiona Maharg-Bravo

London, U.K.

Abstract: Los libros de Celia tuvieron su apogeo entre las ni?as de Espa?a en la inmediata postguerra. Parad?jicamente la autora era una feminista republicana exiliada.en Argentina. El art?culo indaga las simetr?as que pudieron hacer

compatibles las actitudes inculcadas en los colegios y escuelas por las instructoras de la Secci?n Femenina de Falange

y la visi?n de la mujer en estos libros. La etapa de integraci?n de las ni?as a la cultura patriarcal adulta aparece en ellos

desde una perspectiva de dolor y sacrificio como la preconizara la ideolog?a falangista. No obstante los textos traslucen

las dudas y las ambig?edades que la maternidad planteaba y sigue planteando hasta hoy a las mujeres con aspiraciones

profesionales. Desde la comprensi?n de este desgarramiento se vislumbra una modificaci?n de la ideolog?a patriarcal. El art?culo analiza varios de estos aspectos de la liberaci?n de la mujer a la luz de las actuales investigaciones de g?nero.

Key Words: Fort?n (Elena), feminismo en Espa?a, lecturas de postguerra, literatura infantil, literatura del exilio, Secci?n Femenina de la Falange, familia, patriarcado, esencialismo, discurso materno, relaciones obj?tales

Elena Fort?n y Richmal Crompton son las dos grandes escritoras que durante los a?os

cuarenta y cincuenta animaron con sus personajes, Celia y Guillermo Brown respec

tivamente, la infancia de las ni?as y ni?os espa?oles. Como personas ambas eran

igualmente desconocidas y remotas, aunque la primera parec?a ser espa?ola y la segunda era in

glesa (Fort?n escrib?a en espa?ol, de Crompton se le?an las magn?ficas traducciones de Guillermo

L?pez Hipkiss), bien pod?an las dos haber sido extranjeras, presentes s?lo en sus inolvidables

personajes. Las entusiastas lectoras de los libros de Celia ignor?bamos que la raz?n del desvane cimiento f?sico de la fantasmag?rica autora se debiera, en realidad, a razones pol?ticas, pero as? era. Al revisar estos libros se rastrea una visi?n del mundo que nos hace estar de acuerdo con Fran

cisco Nieva, cuando ?ste opina que Elena Fort?n representa "el convincente feminismo que se

inici? durante la Rep?blica Espa?ola."1 En efecto, para tener una perspectiva completa de la apor taci?n de Elena Fort?n a las incipientes lectoras espa?olas, es fundamental contextualizar a esta

escritora en el intenso clima feminista de preguerra, ?poca en la que escribi? la mayor?a de sus

obras.2 Los libros de Celia abogan por la liberaci?n de la mujer y cuestionan el orden patriarcal, aunque lo hagan de una manera sutil que pas? desapercibida a los guardianes de este orden.

Elena Fort?n, pseud?nimo de Encarnaci?n Aragoneses (1886-1952), se dedic? sobre todo a la literatura infantil en el ?mbito period?stico, publicando cuentos en varias de las m?s

importantes revistas del momento {Blanco y negro, Cosm?polis, Cr?nica)? No obstante, las obras que le han dado la fama perdurable que logr? saltar el bache de la guerra civil y convertirse en la lectura favorita de las ni?as de la postguerra, fueron los libros que narran las aventuras de Celia. En el ambiente conservador imperante, parad?jicamente, aquellas lecturas estaban profun damente ligadas a una escritora republicana y feminista. Aun cuando este aspecto de la autora fuera rigurosamente escamoteado, el hecho es que sus libros, como los de ninguna otra persona del exilio, pertenecieron a la vida diaria de tantas j?venes lectoras. Se produjo un seguimiento fiel

Bravo Guerreira, Mar?a Elena and Fiona Maharg-Bravo "De ni?as a mujeres: Elena Fort?n como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra espa?ola"

Hispania 86.2 (2003): 201-208

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 3: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

202 H?spanla 86 May 2003

del entra?able personaje desde que ten?a siete a?os en Celia lo que dice hasta llegar a Celia

madrecita, Celia institutriz, y Celia se casa, novelitas estas ?ltimas en las que la protagonista deja de ser una ni?a libre y traviesa, y se convierte en mujer; una transformaci?n que manifiesta los

condicionamientos implicados en la transici?n del personaje al mundo adulto con perspectiva de

mujer.

En la postguerra los temas de la mujer como ama de casa, como madre y como apoyo del

esposo, reflejados en la ideolog?a la Secci?n Femenina de Falange Espa?ola y de las JONS e

incluidos en los programas de su doctrina, que las "Se?oritas de Falange" impart?an obligatoria mente en todos los colegios femeninos de Espa?a, cobraron un relieve espectacular y marcaron

una negaci?n y un total olvido de los avances conseguidos por las feministas antes de la guerra. Esta actitud regresiva est? hasta cierto punto presente en los tres ?ltimos libros de Celia, marcando

el contraste con los libros anteriores. La ni?a rebelde se integra en la familia patriarcal, proceso

que sigue Celia sin abandonar por completo sus aspiraciones a llegar a ser escritora, si bien de

manera subyugada y casera, siguiendo aparentemente una visi?n conservadora. Aunque esta

visi?n viniera del otro lado de la guerra y de una ideolog?a prohibida, no dejaba de ser un esquema

perfectamente aceptable a la mentalidad de la Secci?n Femenina de Falange. El aspecto republicano y el parentesco con el feminismo de la preguerra aparecen, no

obstante, en los libros de manera sutil aunque no se hicieron del todo patentes hasta 1987, cuando

Marisol Dorao public? un manuscrito in?dito, el ?ltimo libro de Celia que funciona como clave

para comprender con mucha m?s claridad tanto a la protagonista, Celia, como a la autora, Elena

Fort?n. En su pr?logo a Celia en la Revoluci?n, Marisol Dorao proporciona informaci?n esencial

acerca del aspecto feminista y republicano de la autora, quien empez? a escribir a instancias de

su amiga Mar?a Mart?nez Sierra, es decir Mar?a Lej?rraga, la dramaturga y activista pol?tica del

feminismo militante.4 Ambas escritoras eran socias del Lyceum Club, fundado en 1926 por Mar?a

de Maeztu. Esta asociaci?n estaba compuesta por un grupo de mujeres profesionales, quienes ten?an el prop?sito de "suscribir un movimiento de fraternidad femenina, que las mujeres colaboren y se auxilien [...] intervenir en los problemas culturales y sociales de nuestro pa?s."5

Fort?n, pues, formaba parte de un grupo de mujeres que participaban en la esfera p?blica y

pol?tica luchando por los derechos de la mujer en el plano social, como tambi?n lo hicieron la

vicepresidenta del club, Victoria Kent y otras abogadas socias, en el plano legal. Eran mujeres de

clase media y alta, muchas de ellas educadas en la universidad, que cuestionaban el papel

tradicionalmente asignado en exclusiva a la mujer como ama de casa y eje fundamental de la

familia. Elena Fort?n, como su amiga Mar?a Lej?rraga, se integra al mundo literario y expresa en

sus creaciones el duro proceso de inserci?n de la mujer en los papeles que la sociedad patriarcal tiende a asignarle.

El desconcierto y el condicionamento manifestados en una adolescente al transformarse en

mujer, cobran claro relieve en las novelas de Celia, una ni?a traviesa y en conflicto con el c?digo moral y social de las personas mayores. En Celia novelista (1939), por ejemplo, el personaje se

escapa del mundo real hacia un mont?n de aventuras inventadas para oponerse al mundo adulto.

Pero en Celia madrecita (1941), una vez que su madre ha muerto dej?ndola sola con sus dos

hermanitas, Celia por primera vez se ve obligada a formar parte de ese mundo de personas

mayores al tener que cuidar del padre y sus dos hermanas, una de ellas reci?n nacida. Su

independencia queda definitivamente reprimida en el momento que asume el papel de madre,

obligaci?n que acepta con ternura y a la vez con una pena inmensa por ver perderse su identidad

al ser absorbida por las obligaciones familiares. Trazar, pues, la evoluci?n de Celia en estos dos

libros, desde la libertad infantil al condicionamiento de ser "madrecita," pone de manifiesto el

eterno dilema de la mujer: ambivalencia ante la instituci?n de la familia y la maternidad como

fuente de felicidad pero tambi?n como centro de su opresi?n.

Efectivamente, el feminismo observado desde las ciencias sociales ha tratado desde sus

comienzos el tema de la familia como el principal sojuzgador de la mujer dentro de la sociedad

patriarcal. Como apunta la polit?loga estadounidense Susan Moller Okin, el papel del condi

cionamiento de la mujer, una vez que ha entrado en la familia, es un tema que se percibe desde los

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 4: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

Elena Fort?n como semilla de feminismo 203

textos cl?sicos. Plat?n, por ejemplo, sugiere en la Rep?blica que en realidad no hay diferencia

entre los sexos, salvo en sus respectivos papeles procreativos, y que la diferencia parte de las

obligaciones impuestas a la mujer como madre y eje de la familia. As?, contin?a Okin, en las Leyes la mujer pasa a ser propiedad de su marido o padre en un ambiente aislado de la esfera p?blica de

la que s?lo podr?a ser liberada con la abolici?n de la familia privada. Okin escribe: "cuando se

comparan los argumentos y propuestas de la Rep?blica con los de las Leyes, queda claro que la

ausencia o presencia de la familia privada determina si Plat?n aboga por la puesta en pr?ctica de

sus crecientemente radicales ideas sobre el potencial de las mujeres" (1991, 11).6 Para esta

escritora, as? pues, Plat?n no plantea que haya una diferencia esencialista biol?gica entre la mujer

y el hombre, m?s bien lo que viene a definir la inferioridad de la primera es su entrada en la familia.

En resumidas cuentas es la familia lo que hace perder su identidad a la mujer y la somete a un papel inferior, apartado de la esfera politica (p?blica), un ?mbito en la que ella ya no tendr? nada que ver, nada que aportar.7

Esta misma certidumbre es la que se ha hecho patente en todas las variedades de los

movimientos feministas radicales o moderados, anteriores a la guerra civil y posteriores a ella; en

todos ellos se modifica o se rechaza el concepto tradicional de la familia. En Espa?a la ilustre

feminista que es Emilia Pardo Baz?n percibe este lastre cultural como un grave impedimento para la formaci?n igualitaria de los seres humanos. La escritora se opone firmemente a la idea de la

funci?n maternal como condicionalmente definitivo para la mujer, y as? lo expuso en su trabajo sobre la educaci?n de las mujeres para el Congreso de Educaci?n de 1882: "La maternidad es una

funci?n temporal, no puede someterse a ella por entero la vida.[...] Adem?s de temporal, la

funci?n es adventicia, todas las mujeres conciben ideas pero no todas conciben hijos."8 En una

l?nea muy moderada Mar?a Lafitte y P?rez del Pulgar, Condesa de Campo Alange, escritora

feminista de los a?os cuarenta, afirma que la funci?n f?sica de la maternidad es esencial, aunque no tenga por qu? mantener a la mujer al margen del mundo exterior, debiendo extenderse sus efec

tos fuera del hogar. Campo Alange ve que el sentimiento de la maternidad, al que la mujer se

siente atra?da, da origen a toda clase de sacrificios que conllevan una pasividad absurda: "La

mujer siente latir dentro de s? algo que ignora o que entrev? solamente, y deja obrar en ella los

mandatos de la especie en actitud de pasividad" (96). Sin embargo, Campo Alange cree firme

mente que la maternidad es una condici?n ps?quica que no tiene por qu? encarcelar a la mujer en

su familia: "La maternidad ps?quica, puede concretarse a los hijos o extenderse, los tenga o no, a

la humanidad entera" (123). Hist?ricamente una gran parte de las propuestas feministas de

cualesquiera de las diferentes vertientes y ?pocas se ha centrado en una revoluci?n sexual que liberara a las mujeres de su funci?n reproductiva. No obstante, la maternidad contin?a siendo

hasta el d?a de hoy una opci?n onerosa aunque esencial para las mujeres que tambi?n aspiran a

mantener una vida profesional.

Desde posiciones actuales de los estudios de g?nero se han explorado estos ?mbitos proble m?ticos de la diferenciaci?n sexual y las relaciones entre mujeres y hombres. Se puede rechazar

el esencialismo, pero se investiga el proceso de la diferenciaci?n y las premisas biol?gicas, que han dado lugar a la subordinaci?n de la mujer como una construcci?n social. Para las feministas

espa?olas actuales como la fil?sofa Victoria Camps, la diferencia m?s que fisiol?gica y biol?gica, es sobre todo hist?rica y cultural: "No hay funci?n espec?fica de la mujer y del hombre [...] Pero

aunque no haya funciones espec?ficas, ha habido funciones atribuidas, las cuales han desarrollado

disposiciones y actitudes concomitantes" (145). La familia, como construcci?n patriarcal, sin

duda forma parte de esta tradici?n cultural que ha asignado a la mujer una serie de funciones que la han mantenido reprimida en el hogar.

El efecto inhibidor que tiene para la mujer asumir el papel de madre queda perfectamente claro en la obra de Elena Fort?n quien ilustra en sus narraciones c?mo esta condici?n maternal

puede cambiar radicalmente la vida y la funci?n de una persona y presentar a la familia como

punto de partida de una serie de sacrificios que conducen a la pasividad y al fin de una existencia como ser independiente. En principio, Fort?n parece tradicional y esencialista; no parece intentar reconciliar en Celia una fuerte personalidad independiente con el hecho de haberse convertido en

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 5: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

204 Hispania 86 May 2003

"madre," esto no parece posible. Y en principio queda claro que la idea de la maternidad se asocia

necesariamente con el sacrificio y la represi?n de la identidad personal dentro de los par?metros de una construcci?n social de corte patriarcal y en consecuencia, muy conservadora. De ello se

desprende que el sacrificio y la renuncia que los papeles sexuales han atribuido hist?ricamente a

la mujer son aspectos inherentes a la condici?n femenina con los que Celia misma se enfrenta en

Celia madrecita. No obstante, hay una lucha y una lucidez en el personaje que se manifiestan en

un claro desgarramiento interior. El peso de la renuncia es formidable pero ella, sin embargo, se

aplica a su nuevo papel con una mezcla de pena y de felicidad al sentirse tan necesitada por sus

hermanas. Es, en efecto, una Celia muy distinta a la de los cuentos anteriores, como Celia nove

lista, en la que las tradiciones sociales no cuentan para nada en los esquemas mentales de una ni?a

libre que a?n no ha sufrido ning?n proceso de "doma" en palabras de Emilia Pardo Baz?n al

hablar de la educaci?n de las mujeres.9 Una de las primeras conclusiones que las ni?as lectoras pu dieran sacar, as? pues, de las secuencias de estas narraciones es que la abnegaci?n de la mujer es

un destino al parecer ineludible y, aunque duro, deseable sobre todo a partir de su transformaci?n

en madre.

Observando m?s atentamente el proceso de maduraci?n del personaje, se ve c?mo en Celia

novelista, Celia es una ni?a ajena a cualquier esquema convencional de orden y desorden, de

trangresi?n y libertad. La acci?n comienza en una escena de despedida entre Celia y su padre; ?ste

le regala un libro "para que escribas en ?l tus fantas?as" (1). Su padre as? le proporciona una

manera imaginaria de escaparse de su colegio y la se?ora de compa??a por medio de la escritura.

El padre, en efecto, representa la libertad y el poder creativo que el orden patriarcal ha asignado

siempre al var?n. En este mundo de multiplicidad de opciones, Celia se encuentra en su ambiente,

apoyada en su imaginaci?n; su libertad no conoce l?mites. Cuando las monjas le dicen que escriba

en ?l jaculatorias y oraciones, Celia replica que piensa escribir una novela: "Ser?a la historia de

una ni?a que se llamar?a Celia, como yo, y andar?a sola por el mundo... ?Una ni?a como yo? No,

yo misma" (2). As? la ni?a Celia crea su propio personaje a trav?s del cual se escapa del mundo de las

personas mayores. Escribe el cuento a escondidas, ya que los adultos que la rodean no aprueban

su vocaci?n de novelista: "Do?a Benita se dormir?a pronto, y entonces yo, encender?a la luz,

sacar?a el libro y el l?piz de debajo de la almohada, y empezar?a a escribir" (4). Y Celia cuenta la

historia de una ni?a que, cansada de su entorno habitual, se escapa con una caravana de titiriteros

a ver mundo. Con ellos deja de atenerse a ninguna regla convencional de comportamiento,

bailando y cantando con los titiriteros por los pueblos de Espa?a en completa libertad. En esta

historia Celia representa hasta cierto punto, lo que Carmen Mart?n Gaite luego llam? "la chica

rara" para describir a las protagonistas de novelas escritas en la postguerra por novelistas

espa?olas como Carmen Laforet (99). Forman parte de un tipo de mujer que cuestiona la

normalidad de la conducta dom?stica que la sociedad le impon?a. Celia, aunque a?n es una ni?a,

tampoco sigue las reglas tradicionales, a?n no ha sufrido "la doma" a la que se refer?a Pardo

Baz?n, y se parece a las chicas raras de Carmen Mart?n Gaite que "quieren largarse a la calle,

simplemente, para respirar, para tomar distancia con lo de dentro mir?ndolo desde fuera, en una

palabra, dar quiebro a su punto de vista y ampliarlo" (101). El caso de Celia es interesante no s?lo por una espontaneidad que rechaza el c?digo

tradicional de la ni?a callada y formal, sino tambi?n porque ella misma crea; su liberaci?n se

materializa por medio de su pluma. En este sentido Celia es como su creadora, Elena Fort?n, que

toma la pluma a pesar de la reserva de la sociedad convencional con respecto a las mujeres

literatas. Esto no debe sorprendernos pues, como Dorao se?ala, Celia a lo largo de la colecci?n

es en cierto modo un reflejo de la escritora misma. Celia, como Fort?n, crea un personaje literario

a su imagen, todav?a m?s libre e independiente que ella, estableciendo as? una literatura dentro de

otra. Celia, el personaje de Fort?n, se convierte en el v?nculo entre estos dos niveles y es quien

hace posible que las dos escapen a un mundo exterior. Como la "chica rara," Celia sue?a con

perderse en unas calles donde nadie la conoce; donde, convertida en un ser an?nimo con los

titiriteros, puede dejar de sentir la servidumbre de los lazos agobiantes de la rutina diaria.

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 6: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

Elena Fort?n como semilla de feminismo 205

El personaje de Celia cambia radicalmente al morirse su madre, noticia con la cual Fort?n

comienza Celia madrecita. Este acontecimiento hace que ella, a pesar de contar s?lo catorce a?os,

se vea obligada a asumir el papel de una mujer al tener que ocuparse del cuidado de sus hermanas

peque?as, Teresina y Mar?a Fuencisla. Hasta entonces, Celia hab?a estado estudiando el bachi

llerato en Madrid, convirti?ndose, seg?n su abuelo, en una "chica moderna con la cabeza llena de

p?jaros" (1). All? disfrutaba de una vida estudiantil rodeada de sus amigas, tambi?n "chicas

modernas," que estudiaban para poder entrar posteriormente en el mundo profesional. Celia tiene

muchas ambiciones: "ahora hago el Bachillerato, y luego har? Filosof?a y Letras y tal vez

Derecho, y ser? bibliotecaria o abogada" (18). Sin embargo, sus ambiciones se ven frustradas al mudarse a casa de su abuelo en Segovia

donde se encuentran tambi?n su padre, siempre ocupado fuera de casa, y sus hermanitas. Su

abuelo fue quien le escribi? para poner de manifiesto las prioridades que Celia deb?a tener como

mujer: "Tu obligaci?n es dejar esas zarandajas de estudios en que os ocup?is ahora las chicas y venir junto a tus hermanas" ( 1 ). Complaciente y movida por un fuerte amor hacia su familia, Celia se desplaza a Segovia. Una vez all?, intenta llevar adelante los estudios por su cuenta, tarea que se le hace muy dif?cil dadas las necesidades de sus hermanas y el desentendimiento de los hombres

de la casa con respecto a las tareas dom?sticas. Sintom?ticamente, el padre aqu? representa no al

liberador, sino al marido subyugador, de la misma forma que el abuelo. Son dos patriarcas que ahora ven en Celia a la representante del g?nero mujer. Celia se siente al principio abrumada al

verse de repente convertida en ama de casa y casi madre. Sin embargo, se entrega de lleno a su

labor, sacrificando sus estudios e incluso sacando satisfacci?n de ser la protectora de sus

hermanas. Esto queda claro en una escena en la que la peque?a Maria Fuencisla pronuncia su

primera palabra, "mam?," dirigi?ndose a Celia. Ella reacciona como una madre extasiada,

gritando "?Me llama mam?! ?Rica! ?Cielo! ?Coraz?n! ?Hija m?a!" (49). Pero Celia a?ora la libertad que disfrutaba estudiando en Madrid, comentando en una

ocasi?n en la que Teresina le estaba dando especial guerra: "Como si no hubiera estado yo m?s a gusto leyendo un libro o asistiendo a clase en el instituto" (79). A medida que van pasando los

meses, Celia se convierte poco a poco en un ama de casa que se pasa todo el d?a absorta en tareas

dom?sticas y comienza a olvidarse de c?mo fue su vida anterior. Incluso empieza a pensar que los

estudios de nada le hab?an valido para desempe?ar su nuevo papel: "Y yo pensaba que para ser

ama de casa no me serv?a nada lo que hab?a estudiado.... y que me estorbaba lo aprendido" (120).

Hay que recordar en este punto que una gran parte de las ense?azas obligatorias de la Secci?n

Femenina en los colegios versaba precisamente sobre temas dom?sticos, cuidar enfermos, y c?mo

llevar una casa. En el comentario de Celia se ve que ya empezaba a tener la mentalidad de su

abuelo con respecto a lo que realmente es importante para aprender a ser mujer.

Pero de vez en cuando se acuerda de su vida anterior por su ?nico v?nculo con Madrid: las cartas de su amiga Mar?a Luisa. En ellas se pueden ver los objetivos que anteriormente caracteri

zaban a Celia y los de sus amigas estudiantes en Madrid, que gracias a sus estudios gozaban de una libertad intelectual poco com?n a las chicas de la ?poca: "Estoy leyendo a Thomas Mann, La

monta?a m?gica," escribe Mar?a Luisa "que es una obra magn?fica. Di a tu padre que te la

compre. Claro que en casa prefieren que lea la novela rosa; pero, hija, me carga ese ingeniero que se casa al final con la duquesita" (40). Una opini?n seguramente compartida por Elena Fort?n y sus amigas del Lyceum Club. Celia y sus amigas, pues, son un ejemplo del rechazo de este g?nero de vida y de literatura que no encajaba en sectores progresistas de las j?venes en los a?os que

precedieron a la guerra civil, pero que encontr? plena vigencia de nuevo en los a?os sumisos de

la postguerra. No obstante, al convertirse en madrecita, Celia deja ya de formar parte de la

moderna vanguardia femenina y vive s?lo para cuidar a sus hermanas y a su padre. Todo le parece

poco con respecto al cuidado de su familia. Lleva tanto tiempo dentro de casa que comienza a

olvidarse de sus propias necesidades: tener amigos, ropa decente, poder leer, etc. Un episodio que le hace volver transitoriamente a la realidad se presenta cuando su vecina, y futura suegra, al darse

cuenta del peso que Celia lleva encima por ser hu?rfana, pobre y responsable de su familia, la incita: "Y claro, los hombres no hacen caso de nada. Y t? a limpiar y hacer camas, y a cuidar de

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 7: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

206 Hispania 86 May 2003

las criaturas en vez de ir al instituto para prepararte un porvenir" (166). Y Celia comienza a llorar

y sentirse desgraciada en su prisi?n dom?stica. Sin embargo, cuando su padre trata este tema con

ella al verla tan triste, acaba por comprender que en realidad est? muy contenta, y que no

cambiar?a su lugar con otra chica de su edad por nada del mundo. A primer golpe de vista, la

convergencia de estas dos actitudes resulta desconcertante: por una parte quiere volver a tener su

independencia y personalidad, pero por otra disfruta cuidando de su familia.

Aqu? es donde se ve claramente el conflicto aludido al comienzo de estas p?ginas: que la

familia ha constituido tanto un verdugo como una fuente de satisfacciones para las mujeres con

frecuencia irreconciliables en los esquemas tradicionales de las relaciones de la pareja. Esto

explica la confusi?n y ambivalencia de Celia al convertirse en la madre de sus hermanas y ama de su casa, una ambivalencia que ha caracterizado en todo momento la condici?n femenina y ha

contribuido a la construcci?n de la prisi?n dom?stica. Celia ve que al tener que apoyar a su familia

ella misma pierde una identidad y sacrifica sus estudios, sin embargo tambi?n encuentra

satisfacci?n en ello. ?C?mo se pueden compaginar estos conflictos a partir de las perpectivas que ofrecen los estudios de g?nero?

Las escuelas psicoanal?ticas de relaciones obj?tales que centran su atenci?n en la con

strucci?n del sujeto, tanto en su relaci?n con la madre, como en el papel desempe?ado por la

propia madre, van arrojando luz para comprender las razones por las que lo materno es parte

sustancial en la configuraci?n de los seres humanos. En consecuencia, la abolici?n de la familia

en s? no vendr?a a cambiar sustancialmente el dilema de la mujer como madre y simult?neamente como sujeto aut?nomo. Se precisa un entendimiento m?s profundo de esta interacci?n y sus con

secuencias en la configuraci?n del g?nero. Cuando Marianne Hirsch se refiere a la ausencia de la

madre como sujeto en las historias de familias y toma como paradigma el vac?o que rodea a

Jocasta, alega: "al preguntar d?nde est? la historia de Jocasta en la historia de Edipo pregunto no

s?lo d?nde est?n las historias de las mujeres en los argumentos (plots) de los hombres, sino d?nde

est?n las historias de las madres en los argumentos (plots) de los hijos y de las hijas."10 Las

investigaciones m?s recientes de los an?lisis feministas tratan, as? pues, de iluminar este aspecto oscuro, el acceso a la conciencia y el discurso materno como configurador y sin ligarlo necesaria

mente a lo biol?gico. La psic?loga Nancy Chodorov explica c?mo se podr?a producir la inclusi?n

de la madre en el orden simb?lico: "La diferenciaci?n implica dos personas [selves], dos presen

cias, dos sujetos. [...] Si el sujeto maduro se desarrolla solamente a partir del beb? como sujeto, el otro [la madre] no ser? reconocido como sujeto a su vez. [...] Desde una perspectiva feminista

la percepci?n de la particularidad de la madre debe conllevar el concederle su propia identidad."1 ]

La autonom?a de la madre como segundo sujeto puede aprenderse, seg?n esta aproximaci?n al

tema, al hacerse m?s compartida y m?s solidaria la responsabilidad en la diferenciaci?n del beb?.

En este proceso no tiene que participar s?lo la mujer. La funci?n reproductiva no ser?a pues la

n?mesis de las mujeres sino que formar?a parte de su realizaci?n como ser humano compartida con el hombre.

En Celia madrecita, la ambig?edad y el desgarramiento que implica una asignaci?n que arrasa a la madre como sujeto y, seg?n una ideolog?a patriarcal, la convierte en objeto para el resto

de la sociedad, aparecen claramente perfilados, como tambi?n la soluci?n impuesta por unas

costumbres patriarcales hincadas en el esencialismo biol?gico. En realidad, como especifica Silvia Tubert, "[masculino y femenino] no se pueden estudiar en s? mismos porque son t?rminos

relaci?nales [que estructuran] la diferencia entre los sexos, producto de una operaci?n simb?lica"

(1995: 13).12 En virtud del amor y la satisfacci?n que de la maternidad extrae, Celia no se ve

totalmente como v?ctima y acepta la tradici?n. Fue precisamente esa dolorosa pero voluntaria

inserci?n en lo materno lo que debi? posibilitar la publicaci?n e incluso la entronizaci?n de los

libros de Celia en la postguerra. De hecho, Celia madrecita parece redimir cualquier veleidad

infantil y podr?a actuar como el modelo de la joven ama de casa preconizada por la Secci?n

Femenina, con su abnegaci?n, y su inteligencia (digna de Santa Teresa y de Isabel la Cat?lica) en

la ardua administraci?n de la casa, la compra, la cocina, la ropa, el cuidado de los enfermos ...

pero ?siempre con la sonrisa en los labios? Claro est? que en el caso de Celia, como en el de las

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 8: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

Elena Fort?n como semilla de feminismo 207

mujeres en general, a la postre hay que quitar la sonrisa y dejar paso a la desaz?n y la perplejidad. Este estado de suspensi?n plantea conflictos intolerables que empujan a esas nuevas perspectivas

y a esos cambios en los papeles de ambos procreadores con los cuales ahora vamos encontr?n

donos con m?s y m?s frecuencia, pero eso no se ve?a desde la perspectiva de la Secci?n

Femenina...

NOTAS

'Ver Francisco Nieva, "Elena Fort?n y Richmal Crompton," en ABC, 3 de junio de 1990.

2Seg?n el fichero de la Biblioteca Nacional, la pr?ctica totalidad de las obras de Elena Fort?n, publicadas por la

casa Aguilar, tiene la fecha de 1939 o 1940, con excepci?n de Cuchifrit?n y sus primos, que aparece con fecha de 1935.

Es de suponer, pues, que esta editorial obtuviera para la escritora el permiso de publicaci?n a una obra escrita antes de

la Guerra y publicada cuando ya la autora se encontrara en Argentina. Veinti?n libros forman la totalidad de los libros

de Celia, incluido Celia en la revoluci?n.

3Cf. Pilar Nieva de la Paz, "Las escritoras espa?olas y el teatro infantil de preguerra: Magda Donato, Elena Fort?n

y Concha M?ndez," en Revista de Literatura 55.109 (1993): 113-28.

4Mar?a de la O Lej?rraga, diputada socialista por M?laga en las Cortes de 1933, es autora (junto con su marido

Gregorio Mart?nez Sierra) de dos tratados feministas: Cartas a las mujeres de Espa?a (1916), y Feminismo, feminidad

y espa?olismo (1917). La mayor parte de su obra fue publicada bajo el nombre del marido. Sin embargo, a trav?s de sus

cartas, queda claro que la obra que aparece como si fuera de ?l fue escrita por Mar?a.

5Ver Carmen de Zulueta, Misioneras, feministas, educadoras: Historia del Instituto Nacional (Madrid: Castalia,

1984), 208.

6"I contend that when one compares the arguments and proposals of the Republic with those of the Laws, it

becomes clear that the absence or presence of the private family determines whether Plato advocates putting into pratice his increasingly radical beliefs about the potential of women" (ver Susan Moller Okin, "Philosopher Queens and Private

Wives: Plato on Woman and the Family" en Carole Pateman and Mary Lyndon Shanley, eds., Feminist Interpretations and Political Theory [University Park: Perm State UP, 1991]).

7Celia Amor?s ha estudiado con amplitud estas cuestiones a lo largo de su Hacia una cr?tica de la raz?n patriarcal

(Barcelona: Anthropos, 1985). Cf. especialmente "Rasgos patriarcales del discurso filos?fico. Notas acerca del sexismo

en filosof?a" (21-55). 8Ver Emilia Pardo Baz?n, La mujer espa?ola y otros art?culos feministas, ed. Leda Schiavo (Madrid: Editora

Nacional, 1976), 78.

9Pardo Baz?n se?ala en el discurso citado en la nota 8 c?mo las ni?as al llegar a la edad pre-adolescente son

sometidas a lo que ella denomina una aut?ntica doma dirigida a hacerles olvidar la libertad y encauzarlas en la ideolog?a

patriarcal. 10"... in asking where the story of Jocasta is in the story of Oedipus, I am asking not only where the stories of women

are in men's plots, but where the stories of mothers are in the plots of sons and daughters" (Marianne Hirsch, The Mother/

Daughter Plot. Narrative, Psychoanalysis, Feminism [Bloomington: Indiana UP, 1989], 4). 1 'Nancy Chodorov afirma que "Differentiation involves two selves, two presences, two subjects. [...] If the mature

self grows only out of the infant as self, the other [the mother] need never be accorded selfhood. [...] From a feminist

perspective, perceiving the particularity of the mother must involve according the mother her own selfhood" ("Gender, Relation and Difference in Psychoanalytic Perspective," en The Future of Difference: The Scholar and the Feminist

Conference Series, vol. 1, ed. Hester Eisenstein y Alice Jardine [Boston: G. K. Hall, 1980]). 12Ver Silvia Tubert, "Introducci?n," Jane Flax, Psicoan?lisis y feminismo. Pensamientos fragmentarios

(Berkeley: U of California P, 1990; Madrid: C?tedra, 1995).

OBRAS CITADAS

Amor?s, Celia. Hacia una cr?tica de la raz?n patriarcal. Madrid: Anthropos, 1985.

Camps, Victoria. Virtudes p?blicas. Madrid: Espasa Calpe, 1990.

Chodorov, Nancy. "Gender, Relation and Difference in Psychoanalitic Perspective." The Future of Difference: The

Scholar and the Feminist Conference Series. Vol. 1. Eds. Hester Eisenstein y Alice Jardine. Boston: G. K. Hall, 1980.

Fort?n, Elena. Celia en la Revoluci?n. Pr?logo de Marisol Dorao. Madrid: Aguilar, 1987. ?. Celia madrecita. Madrid: Aguilar, 1941.

?. Celia novelista. Madrid: Aguilar, 1939.

Hirsch, Marianne. The Mother/Daughter Plot. Narrative, Psychoanalysis, Feminism. Bloomington: Indiana UP, 1989.

Laffitte y P?rez del Pulgar, Mar?a (Condesa de Campo Alange). La secreta guerra de los sexos. Madrid: Revista de

Occidente, 1948.

Mart?n Gaite, Carmen. Desde la ventana. Madrid: Austral, 1992. ?. Los usos amorosos de la postguerra espa?ola. Barcelona: Anagrama, 1992.

Nieva, Francisco. "Elena Fort?n y Richmal Crompton." ABC 3 de Junio, 1990.

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

Page 9: De niñas a mujeres: Elena Fortún como semilla de feminismo en la literatura infantil de la postguerra española

208 Hispania 86 May 2003 Nieva de la Paz, Pilar. "Las escritoras espa?olas y el teatro infantil de preguerra: Magda Donato, Elena Fort?n, y Concha

M?ndez." Revista de Literatura 55.109 (1993): 113-28.

Okin, Susan Moller. "Philosopher Queens and Private Wives: Plato On Woman and the Family." Feminist

Interpretations and Political Theory. Carole Pateman and Mary Lyndon Shanley, Eds. University Park: Penn

State UP, 1991. 11-31.

Pardo Baz?n, Emilia. La mujer espa?ola y otros art?culos feministas. Ed. Leda Schiavo. Madrid: Editora Nacional, 1976.

Pateman, Carole y Mary Lyndon Shanley, Eds. Feminist Interpretations and Political Theory. University Park: Penn

State UP, 1991.

Tubert, Silvia. "Introducci?n." Psicoan?lisis y feminismo. Pensamientos fragmentarios. Jane Flax. Berkeley: U of

California P, 1990; Madrid: C?tedra, 1995.

Zulueta, Carmen de. Misioneras, feministas, educadoras: Historia del Instituto Nacional. Madrid: Castalia, 1984.

This content downloaded from 128.235.251.160 on Tue, 16 Dec 2014 09:24:36 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions