De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia)

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    1/22

    Estudios Pblicos, 98 (otoo 2005).

    CONFERENCIA

    EL TOTALITARISMO Y LA NATURALEZA HUMANA:

    CMO Y POR QU FRACAS EL COMUNISMO*

    Carlos Alberto Montaner

    La explicacin del fracaso de los socialismos reales no se encontra-ra en determinadas condiciones sociales, culturales o materiales, ni

    tampoco en fallas de liderazgo o errores de implementacin. El pro-yecto colectivista, en efecto, ha sido ensayado en las ms variadassociedades, culturas y circunstancias, y sus resultados han sido in-variablemente los mismos. En este artculo se sugiere que su fracasoobedece a la incompatibilidad de sus postulados con rasgos esencia-les de la especie humana. A la luz de planteamientos de la sociobio-loga moderna, Carlos Alberto Montaner revisa aqu diez elementosbsicos de los socialismos reales que daran cuenta de su inexorableinviabilidad y sus fatdicas consecuencias para la sociedad.

    CARLOS ALBERTO MONTANER. Ensayista, escritor y periodista cubano, residente enMadrid. Ha sido profesor universitario y conferenciante en diversas instituciones deAmrica Latina y Estados Unidos. Entre sus libros ms recientes destacan Los Latino-americanos y la Cultura Occidental (2003), Las Races Torcidas de Amrica Latina

    (2001), Viaje al Corazn de Cuba (1999), No Perdamos Tambin el Siglo XX(1997).* Conferencia pronunciada en Madrid el 21 de febrero de 2005 dentro del ciclo

    La revolucin de la libertad convocado por FAES (Fundacin para el Anlisis y losEstudios Sociales).

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    2/22

    280 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    A

    LOS DIEZ FACTORES PSICOLGICOS QUE HACEN

    INCOMPATIBLES AL HOMBRE Y AL MARXISMO

    principios de la dcada de los noventa viaj a Mosc en variasoportunidades. El mundo haba sido testigo de dos sucesos asombrosos: lapacfica desintegracin de la URSS y la disolucin por decreto del partidocomunista ms grande y fuerte del planeta. Ya gobernaba Boris Yeltsin, conquien, a su paso por Estados Unidos, haba compartido una interesantemaana en la que pude darme cuenta del increble nivel de confusin eimprovisacin que exista en los altos mandos del Kremlin y el intenso mie-

    do que este poltico, nacido en los Urales, en los confines de Europa, sentaa ser ejecutado por el KGB.

    Curiosamente, el entierro de la URSS poda verse como una victoriadel nacionalismo ruso, que juzgaba ese desmembramiento como una suertede deseada liberacin que libraba a Mosc de un rosario de incosteablessanguijuelas. Slo Cuba, en el remoto Caribe, le haba costado a los rusosms de cien mil millones de dlares en intiles subsidios a lo largo de variasdcadas. Qu sentido tena continuar sosteniendo a la Nicaragua sandinis-

    ta, agregar a la lista de satlites la Etiopa de Mengistu y la Angola revolu-cionaria, o insistir en la guerra colonial de Afganistn?

    Entonces se repeta una audaz frase que sintetizaba esta pragmticaposicin poltica: hay que liberar a Rusia de la URSS. Al fin y al cabo, anpodndole las adherencias imperiales, Rusia segua duplicando en tamao acualquiera de las otras grandes naciones de la tierra: Estados Unidos, Chi-na, Canad, Brasil o la India. El mundo vea a los soviticos como verdugos,mientras los rusos, en cambio, se perciban como vctimas de una ideologa

    que haba hipertrofiado el permetro de sus responsabilidades econmicas ymilitares en perjuicio del bienestar de la propia poblacin eslava.Pero tal vez ms sorprendente an que la incruenta cancelacin del

    imperio sovitico fue el dcil comportamiento del PCUS: sus veinte millonesde miembros acataron la orden de disolverse sin protestar, y el pas deLenin, el pas de la gloriosa Revolucin de Octubre, meca y mito de todaslos revolucionarios radicales del siglo XX, a una sorprendente velocidadenterr los dogmas y doctrinas marxistas-leninistas con un universal gesto

    de fatiga.En ese viaje a Mosc, tras entrevistarme con el canciller Andrei Ko-zirev y el vicecanciller Georgi Mamedov para hablar de los inevitables asun-tos cubanos, por medio del escritor Yuri Kariakin, un gran especialista enDostoievski y en Goya, concert un encuentro con Alexander Yakovlev, unpersonaje que ya estaba fuera del gobierno, ex embajador de la URSS en

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    3/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 281

    www.c

    epchile.c

    l

    Canad, y tal vez el principal consejero e idelogo de Mijail Gorbachov.Quera escuchar en su propia voz una explicacin coherente sobre el proce-so que haba liquidado el sistema comunista en la nacin que por primeravez lo puso en prctica.

    En ese momento Yakovlev era el funcionario clave de una fundacincreada por Gorbachov, e irnicamente nos recibi en el enorme despachoque haba ocupado Mijail Suslov hasta su muerte, ocurrida en 1982. Suslovhaba sido el implacable defensor de la ortodoxia comunista, el Torquemadade mano dura contra cualquier desviacin de la obediencia al Kremlin, yafuera el trotskismo, el titosmo o la revuelta hngara de 1956. Si exista un

    smbolo del drstico cambio ocurrido en la URSS era que Yakovlev estuvie-ra sentado exactamente en el lugar que, en su momento, ocupara el temidoSuslov.

    1. Un sistema contrario a la naturaleza humana

    La historia que me cont Yakovlev merece ser repetida. Este hroede la Segunda Guerra mundial, miembro prominente del Partido, a principios

    de la dcada de los setenta se atrevi a escribir que el comunismo soviticoarrastraba un perverso componente de la historia zarista que lo llevaba aejercer la violencia indiscriminada contra la sociedad, lo que, a su vez, impe-da el desarrollo de la URSS en todo su enorme potencial.

    Tal vez para impedir que ese peligroso juicio se contagiara a otroscamaradas, el entonces premier Leonid Breznev, quien poco antes, tras lainvasin a Checoslovaquia de 1968, haba formulado la doctrina imperialque le conceda al PCUS el derecho a decidir dnde y cundo desplegar los

    tanques para preservar el comunismo en el planeta, que era tanto comoasignarle a la URSS el derecho al uso indiscriminado de la violencia a escalainternacional, le procur a Yakovlev un exilio dorado, nombrndolo embaja-dor en Canad, lejos de las intrigantes camarillas del Kremlin.

    Pero el destino, como en el reino de Alexander Yakovlev Serendip, aveces desemboca en el lugar exactamente contrario al procurado. Sucedique un da lleg a Canad en viaje oficial un joven tcnico en desarrolloagrario, prometedora estrella del Partido Comunista, el seor Mijail Gorba-

    chov, y se reuni con su embajador Alexander Yakovlev, y estuvieron con-versando durante varios das, tal vez porque la misin de Gorbachov seprolong ms de lo previsto, o tal vez porque el avin de Aeroflot, la lneaarea sovitica, se averi ms de lo acostumbrado.

    Es muy aleccionador pensar que aquellas plticas amables peroapasionadas entre dos personas inteligentes, que podemos imaginar hu-

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    4/22

    282 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    medecidas por un buen vodka ruso, sin que nadie lo supiera, y sin que losinterlocutores lo sospecharan, cambiaron el rumbo de la humanidad. Anc-

    dota que nos recuerda la fragilidad de esa futurologa mecanicista basadaen el acopio de informacin econmica o en las predicciones de los ex-pertos.

    Fue all y entonces, aparentemente, donde Gorbachov se convencide que el comunismo era reformable si se eliminaba ese doloroso compo-nente de violencia que impeda el libre examen de los problemas. Fue all yentonces donde dos comunistas patriotas se persuadieron de que sabanexactamente qu hacer para que el pas ms grande del mundo se convirtie-

    ra, adems, en el ms rico, feliz y desarrollado.Era necesaria la reforma, la luego tan mentadaperestroika. Pero para

    que la reforma diera sus frutos, haba que quitarle las cadenas al juiciocrtico: eso era la glasnost, la transparencia sin consecuencias ni represa-lias, la recuperacin de la verdad como instrumento de anlisis y correccinde los males. Si a la planificacin colectivista y a la bsqueda de la justiciadistributiva inherentes al marxismo se agregaba la libertad, el comunismoconcluyeron Yakovlev y Gorbachov se convertira en un modelo imba-

    tible para lograr la felicidad de los pueblos.Andando el tiempo, de un modo casi mgico las cartas fueron cayen-

    do ordenadamente sobre la mesa: tras la muerte de Breznev, lo sucedi en elcargo Yuri Andropov, un reformista moderado y prudente, ex jefe del KGB yamigo de Gorbachov, quien de la mano de su poderoso protector ascendiunos peldaos dentro de la burocracia sovitica. Pero en 1984 muri Andro-pov y, en lo que pareca ser un retroceso, fue elegido Konstantin Cher-nenko, un duro de la poca de Breznev fue su jefe de gabinete, mas

    lleg al poder a los 74 aos, ya enfermo de muerte.Apenas un ao ms tarde, en efecto, Chernenko muri, y es muyprobable que ese hecho haya convencido a la nomenklatura sovitica de lanecesidad de estabilizar la autoridad eligiendo a un lder razonablemente

    joven y saludable capaz de dirigir al pas durante un largo perodo. Fue enese punto en el que Mijail Gorbachov entr en la historia por la puertagrande. Slo tena 53 aos y proyectaba una imagen vigorosa. Con l traerade la mano a Yakovlev, y lo colocara al frente del aparato de propaganda

    para defender el novomyshlenie o nuevo pensamiento.Los hechos que siguieron son ms o menos conocidos. Gorbachovcomenz por continuar las reformas emprendidas por Andropov, y entreellas la de racionar el alcohol o aumentarlo significativamente de precio,dado que este vicio supuestamente debilitaba la capacidad productiva delpas una campaa en la que ya haba fracasado el bueno de Nicols II,

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    5/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 283

    www.c

    epchile.c

    l

    ltimo zar de Rusia, pero lo verdaderamente decisivo fue la tolerancia conespacios de libertad crtica que fueron aumentando de manera imparable en

    crculos cada vez ms amplios.Poco a poco, los comentarios negativos dejaron de limitarse a los

    problemas concretos de la economa y se empez a cuestionar la esencia delsistema sovitico y los dogmas marxistas-leninistas. Todo ello llegabaacompaado de una aguda crisis de produccin y abastecimiento, pero Gor-bachov, lejos de amilanarse, extendi su voluntad de reformas al campo delos satlites europeos.

    Finalmente, en octubre de 1989 cay el Muro de Berln y una tras

    otra casi todas las naciones de Europa central fueron abandonando el co-munismo y el campo sovitico.

    Por qu Gorbachov les pregunt a Yakovlev y a Kariakin, ambosconocedores ntimos del personaje, pese a su temperamento enrgico, nointent frenar la descomposicin de la URSS y del llamado campo socia-lista?

    La respuesta que entonces me dieron me sigue pareciendo convin-cente: porque en la psicologa profunda de Gorbachov, o en eso a lo que

    llamamos carcter, haba un elemento genuino de aborrecimiento de laviolencia.

    Gorbachov no ignoraba que se estaba desintegrando el mundo pari-do por Lenin a partir de 1917, pero saba que para mantenerlo sujeto eraindispensable sacar el Ejrcito Rojo a las calles y matar varios millones depersonas. Seguramente es lo que hubieran hecho Stalin, Kruschov o Brez-nev, pero l era demasiado compasivo para ordenar una carnicera de esamagnitud.

    Tras la descripcin histrica de los hechos, que consumi casi todala entrevista, le hice a Yakovlev una pregunta final: en definitiva, por qufracas el comunismo?

    Se qued pensando unos segundos y me dio una respuesta proba-blemente correcta, pero que hay que abordar con cuidado y en extenso:porque me dijo no se adaptaba a la naturaleza humana.

    Las reflexiones que siguen van encaminadas a explorar esa premisa,aunque se hace necesario cierto rodeo previo.

    2. El marxismo y sus fracasos

    En realidad, hay un primer elemento de bulto, extrado del mtodocientfico, que indica que, en efecto, hay algo en el sistema comunista queinvariablemente conduce al fracaso. Cuando llevamos a cabo un experimen-

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    6/22

    284 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    to en un laboratorio, y luego podemos repetirlo en las mismas condiciones ylos resultados son similares, de esta experiencia extraemos reglas y conclu-

    siones. Por la otra punta, cuando intentamos obtener unos resultados pre-vistos, y realizamos el mismo experimento, pero variando las circunstancias,y en ningn caso logramos esos resultados, la conclusin obvia debera serque la premisa cientfica estaba equivocada. Test, por cierto que el propioMarx recomendaba vivamente, como se puede leer en su conocido ensayoTesis sobre Feuerbach, firmado junto a Engels, en el que el pensador ale-mn afirmaba:

    el problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir unaverdad objetiva, no es un problema terico, sino un problema prcti-co. Es en la prctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad,es decir, la realidad y el podero, la terrenalidad de su pensamiento.El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aslade la prctica es un problema puramente escolstico.

    Apliquemos, pues, ese criterio de Marx a la experiencia comunista.La premisa marxista estableca que al eliminar la propiedad privada y planifi-

    car la produccin se producira una mejora intensa del modo de vida fsicoy espiritual de las personas hasta alcanzar una sociedad justa, equitativa,feliz, y en la que no estuviera presente la violencia coactiva del Estadoporque ste habra desaparecido.

    Se llegara a una sociedad en la que ni siquiera seran necesarios los jueces y las leyes porque la convivencia entre los seres humanos estarabasada en una forma de espontneo altruismo capaz de armonizar fraternal-mente las necesidades e intereses de todas las personas. Esta premisa sesustentaba en los supuestamente providenciales hallazgos de Karl Marx enel terreno histrico, filosfico y econmico que Engels sintetiz hbilmenteen la oracin fnebre que le dedicara en 1883, en el momento de su muerte,y que cito textualmente:

    As como Darwin descubri la ley del desarrollo de la naturalezaorgnica, Marx descubri la ley del desarrollo de la historia humana:el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideolgica, de que elhombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo yvestirse antes de poder hacer poltica, ciencia, arte, religin, etc.;

    que, por tanto, la produccin de los medios de vida inmediatos,materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase econmica dedesarrollo de un pueblo o una poca es la base a partir de la cual sehan desarrollado las instituciones polticas, las concepciones jurdi-cas, las ideas artsticas e incluso las ideas religiosas de los hombres ycon arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revs, comohasta entonces se haba venido haciendo.

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    7/22

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    8/22

    286 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    mayora de los casos se trataba de personas simplemente desafectas quesostenan puntos de vista diferentes o eran ex camaradas desengaados

    con las ideas marxistas.La represin brutal, pues, no pareca una aberracin del sistema sino

    la consecuencia natural de tratar de implantar un tipo de sociedad extrao alos valores y expectativas de las personas. Los revolucionarios rusos llega-ron al poder en 1917, y un ao ms tarde Lenin ya daba la orden de crearcolonias penales y de utilizar una feroz represin contra mencheviques,kadetes, o cualquier fuerza acusada de simpatizar con los reformistas deKerenski, tarea en la que Trotski colabor con criminal energa, como re-

    cuerdan los historiadores que se han ocupado de la matanza de los marinosde Kronstand.

    Pero las instrucciones de Lenin iban ms all todava: era importantecastigar indiscriminadamente, incluso a inocentes, para que nadie se sintieraseguro y todos obedecieran. Era el principio del Gulag que luego Stalincontinuara con entusiasmo vesnico hasta dejar varios millones de muertosen las cunetas y calabozos, bao de sangre al que aadira los juicios pbli-cos a comunistas acusados de colaborar con el enemigo, farsas que solan

    culminar con la autoconfesin de crmenes nunca cometidos, gritos de mili-tancia revolucionaria y la posterior descarga de los fusiles y el tiro en lanuca.

    Naturalmente, no hay nada desconocido en esta rpida descripcindel terror comunista en las primeras tres dcadas de su implantacin en laURSS, pero a donde quiero llegar es a la siguiente observacin: exactamenteeso, o algo muy parecido, ocurri luego en Bulgaria y en Rumania, en Che-coslovaquia y en Hungra, en China y en Corea del Norte, en Cuba y en

    Etiopa.Donde quiera que se implantaba el totalitarismo comunista aparecanel paredn de fusilamientos, las innumerables crceles, las torturas, los jui-cios pblicos, los siempre vigilantes cuerpos de delatores, la paranoica poli-ca poltica, permanentemente dedicada a la bsqueda de traidores contac-tos con el exterior, los pogromos, los atropellos sin lmite, las persecucionesa las minoras ideolgicas, sexuales y, a veces, tnicas, y el control total dela vida de las personas, que ya ni siquiera podan emigrar, porque el deseo

    de marcharse resultaba ser una prueba clara de deslealtad a la patria.Daba exactamente igual que el proceso lo dirigiera un abogado cuba-no como Fidel Castro, educado por los jesuitas, un ex seminarista cristianocomo Stalin, un maestro como Mao, un militar como Tito o un afrancesado ytmido burgus como Pol Pot. No era una cuestin de personas sino deideas y de mtodos: todos no podan ser psicpatas malignos.

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    9/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 287

    www.c

    epchile.c

    l

    No haba diferencia en que se tratara de regmenes impuestos por elejrcito sovitico, como ocurri en varios pases de Europa central, o que

    fueran el resultado de revoluciones, guerras civiles o golpes autctonos,como en Albania, Cuba, China o Etiopa: el resultado admitidas algunasdiferencias de grado ms que de fondo acababa por ser muy parecido,como si la implantacin del comunismo inevitablemente trajera aparejadauna sanguinaria manera de maltratar a los seres humanos.

    Por qu esa cruel fatalidad? Cmo personas bien intencionadas,altruistas, que creen dedicar sus vidas a la redencin de sus conciudada-nos, incurren en esas monstruosidades? Seguramente, porque sacrificaban

    cualquier juicio moral con relacin a los medios que utilizaban con tal dealcanzar los fines que se haban propuesto. Eso se ve con toda claridad enun prrafo clave del Mensaje a los pueblos del mundo a travs de la Tri-continental un cnclave planetario de guerrilleros, terroristas y radicalescomunistas de medio mundo congregado en La Habana en 1966 enviadopor el Che Guevara, quien entonces preparaba su aventura boliviana, en elque el mdico argentino reivindicaba el odio como factor de lucha, el odiointransigente al enemigo, que impulsa ms all de las limitaciones naturales

    del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta y selectiva mquinade matar.

    Odiar y matar a los enemigos era exactamente lo que deba hacer elrevolucionario en nombre del amor a la humanidad, y por ello no debasentir la menor vacilacin o pena. Esta fantica certeza en las creenciascomunistas que ha convertido a Stalin, al Che, a Pol Pot y a tantos revolu-cionarios en criminales polticos, tiene, adems, dos consecuencias nefas-tas. Por una parte, los lleva a crear un lenguaje compatible con el odio,

    inevitablemente precursor de la agresin. Los adversarios ideolgicos sonsiempre gusanos, aptridas, vendepatrias, lamebotas del imperialis-mo, es decir, una gentuza infrahumana que se puede suprimir sin contem-placiones con un balazo en la cabeza o se puede internar para siempre entrerejas, como se hace en los zoolgicos con los animales peligrosos.

    La segunda consecuencia de esta actitud dogmtica es el autismomoral. En general, quienes permanecen fieles a las creencias comunistas secierran totalmente a otros estmulos intelectuales crticos o a proposiciones

    ms razonables, enterrando la cabeza en la arena, como afirman que hacenlos avestruces cuando se sienten en peligro.Cmo seguir creyendo en el anlisis econmico marxista tras la refu-

    tacin impecable de Bhm-Bawerk y otros miembros destacados de la Es-cuela austraca? Cmo insistir en las bondades de la planificacin centrali-zada cuando Ludwig von Mises, ya en 1922, en su obra Socialismo

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    10/22

    288 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    demostr la imposibilidad del clculo econmico en sociedades complejas,el valor de los precios como un sistema de seales y el mercado como la

    manera menos ineficiente de asignar recursos, prediciendo, de paso, el in-evitable fracaso del entonces incipiente experimento sovitico?

    Cmo sostener el materialismo dialctico y la supersticin de que lahistoria se comporta de acuerdo con las leyes supuestamente descubiertaspor Marx tras ponderar las reflexiones de Karl Popper sobre el historicismo?Cmo insistir en la culpabilizacin de Occidente si se ha ledo con deteni-miento El opio de los intelectuales de Raymond Aron o los seminalesensayos de Isaiah Berlin?

    Cmo no coincidir con Hayek cuando advierte que el camino socia-lista conduce a la servidumbre, con Hanna Arendt cuando explica los tor-tuosos mecanismos que destruyen el equilibrio emocional en los regmenestotalitarios y generan ese odioso sentimiento de indefensin con que esetipo de omnipresente dictadura castra y marca a los ciudadanos?

    Los marxistas, prisioneros de una injustificada arrogancia intelectual,para poder insistir cmodamente en sus errores descalificaban las observa-ciones de sus adversarios sin necesidad de conocerlas, o recurran a una

    obscena aspereza en el lenguaje, siempre encaminada a tratar de destruir alos autores, no a sus ideas, y muy especialmente cuando se referan a per-sonas de izquierda o ex comunistas que haban escapado de la secta ycontaban sus valiosas experiencias como Arthur Koestler, Andr Malraux,Albert Camus, George Orwell, John Dos Passos, Octavio Paz, Joaqun Mau-rn, Eudocio Ravines, Mario Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza, JorgeSemprn y otras varias docenas o quizs centenares de valiosos intelectua-les y pensadores desencantados con lapraxis marxista-leninista, invariable-

    mente calificados de agentes de la CIA, de asalariados de Wall Street o, msgenricamente, de lacayos al servicio del imperialismo.

    3. Otras circunstancias, los mismos resultados

    Sera acaso un problema cultural?

    Habra tal vez culturas ms proclives a ejercer la violencia o a aceptar

    la tirana y otras en las que el comunismo poda arraigarde manera ms suave y natural?

    No parece. El comunismo se intent en el enorme imperio ruso en elque coincidan cien pueblos distintos; en la Alemania del Este, corazn deEuropa, desarrollada y culta; en Checoslovaquia y Hungra, dos fragmentos

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    11/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 289

    www.c

    epchile.c

    l

    gloriosos del viejo Imperio Austro-Hngaro; en el mosaico Yugoslavo; enla Albania culturalmente desovada por Turqua; en China, en Vietnam, en

    Camboya, en Corea del Norte; en Cuba y Nicaragua; en el frica negra deAngola y Etiopa.

    Y en todos fue un desastre. Se intent en pueblos de raz bizantino-cristiana, como Rusia, Bulgaria y Rumania; en pueblos catlicos, como Hun-gra, Cuba o Nicaragua; en pueblos cristiano-protestantes, como Alemaniao Checoslovaquia; en pueblos islamizados como Albania, ciertas porcionesde Yugoslavia y algunas repblicas del Turquestn sovitico; en otros detradicin confusiana, budista y taosta, como China, Camboya, Vietnam y

    Corea del Norte. Y en todos fracas.Lo ensayaron sociedades de origen eslavo, germnico, chino, subsa-

    hariano, latino, hispanoamericano, escandinavo y turcomano, y todas con-cluyeron en el desastre, el abuso, la pobreza y la mediocridad.

    Un fracaso del que slo conseguan salvarse abandonando el siste-ma, o del que todava hoy intentan huir mixtificndolo con medidas caracte-rsticas de las sociedades occidentales tomadas de la economa de mercado.

    Pero, cmo y por qu podemos afirmar que se trata de experimentos

    fracasados? No habla la propaganda comunista de sociedades dotadas deextendidos sistemas de salud y educacin, en las que no existe el desem-pleo y todas las personas disfrutan de unos bienes mnimos, suficientespara sostener una vida feliz?

    Naturalmente, xito y fracaso son siempre juicios relativos, pero,como en los laboratorios, contamos con experimentos de control y contras-te que nos permiten calificar de total desastre la experiencia comunista: trasla segunda guerra mundial varios pases y sociedades homogneas se divi-

    dieron en los dos sistemas antagnicos que durante medio siglo disputaronla Guerra Fra.Hubo dos Alemanias, dos Coreas, y dos o varias Chinas: la conti-

    nental, Taiwn, Hong Kong, e incluso Singapur. Hubo una Austria neutralen la que se instaur la democracia y se insisti en la economa de mercado,mientras Hungra y Checoslovaquia los otros dos grandes fragmentos delviejo Imperio Austro-Hngaro quedaban tras el teln de acero.

    La comparacin de los resultados no ha podido ser ms humillante

    para el sistema comunista. Alemania Occidental, Austria, Corea del Sur, lasChinas capitalistas, se desarrollaron mucho ms eficaz y humanamente, des-plazndose hacia formas de convivencia cada vez ms democrtica y respe-tuosa de los derechos civiles, como sucediera en Taiwn y en Corea del Sur,convirtindose en un poderoso polo de atraccin para quienes tuvieron ladesgracia de quedar al otro lado de los barrotes.

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    12/22

    290 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    Las sociedades capitalistas no eran perfectas, por supuesto, y noestaban exentas de graves problemas, pero el flujo migratorio indicaba la

    clara preferencia de los pueblos.Nadie saltaba el muro en direccin del Este. Los chinos que lograban

    huir pedan asilo en Taiwn o en Hong Kong, nunca en el paraso de Mao.La mayor parte de los prisioneros norcoreanos cautivos en Corea del Sur,terminada la guerra en 1953, imploraron no ser devueltos al pas del queprovenan. Cuba, tras ser un importante refugio de inmigrantes a lo largo delsiglo XX, a partir de la revolucin se convirti en un pertinaz exportador debalseros y emigrantes.

    Los estados comunistas, como observara la profesora y diplomticanorteamericana Jeanne Kirkpatrick, eran las primeras entidades polticas dela historia que construan murallas no para evitar las invasiones, sino paraimpedir las evasiones de sus desesperados sbditos, y no hay un juicioms certero para medir la calidad de una sociedad que la direccin en que sedesplazan los migrantes.

    Sera, acaso, un problema de recursos materiales? Tampoco: resulta-ba evidente que el comunismo fracasaba en todas las circunstancias mate-

    riales posibles, an cuando tuvieran enormes posibilidades de triunfar.La URSS contaba con inmensos recursos naturales, mayores que losde cualquier otro pas. Ucrania haba sido el granero de Europa hasta laPrimera Guerra mundial. Bulgaria y Rumania tenan una buena experiencia enel terreno agrcola. Alemania del Este, Checoslovaquia y Hungra poseanuna antigua tradicin industrial y cientfica, y podan exhibir un copiosocapital humano formado en notables universidades.

    Todos esos pases crearon un mercado comn articulado en torno alCOMECON la respuesta sovitica al Plan Marshall y a la ComunidadEconmica Europea y coordinaban sus esfuerzos econmicos, financie-ros e investigativos.

    No obstante, todos esos factores positivos no eran suficientes paragenerar riqueza, tecnologa o avances cientficos en la cuanta en que Occi-dente lo lograba, y, visto ya con cierta perspectiva, resulta casi inexplicableque, con ese inmenso potencial a su servicio, el bloque comunista no hayasido capaz de originar siquiera una sola de las grandes revoluciones tecno-lgicas del siglo XX: la televisin, la energa nuclear, los antibiticos, la

    biotecnologa, los vuelos supersnicos, los transistores o la computacin.Slo en un aspecto, el de carrera espacial, los soviticos tomaron la

    delantera por un corto perodo tras el sputnik lanzado en 1957, pero eseepisodio ms bien pareca un subproducto de la cohetera militar, una indus-tria favorecida por el Kremlin, donde tambin habra que inscribir la impre-sionante actividad espacial posteriormente desplegada por Mosc.

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    13/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 291

    www.c

    epchile.c

    l

    No obstante, todava exista una coartada final para no admitir que elmarxismo parta de una serie de errores intelectuales originales que condu-

    can al fracaso a todos los lderes, en todas las culturas y hasta en las msprometedoras circunstancias materiales: y ese pretexto era la idea de queexista un socialismo real que fracasaba por errores humanos en su torpeimplementacin y no por el carcter equivocado de los planteamientos origi-nales.

    Se negaban a aceptar, entre otras evidencias, la melanclica observa-cin de Yakovlev: el comunismo, sencillamente, no se adapta a la naturalezahumana. Exploremos ahora las razones de esta esencial incompatibilidad.

    4. La naturaleza humana

    Durante buena parte de los siglos XIX y XX, psiclogos, socilo-gos, filsofos y bilogos discutieron apasionadamente sobre la esencia dela naturaleza humana. El ncleo del debate era muy escueto: unos opinabanque, fundamentalmente, el hombre era el resultado de la influencia externa,mientras los otros se decantaban por explicarlo como consecuencia de fac-tores genticos.

    Por un tiempo, un sector tal vez mayoritario del mundo acadmico,seguramente horrorizado por la experiencia del nazismo, neg con vehemen-cia que los seres humanos tuvieran instintos o tendencias innatas, y hastase consider reaccionario y racista suponer que la herencia y la biolo-ga jugaban un papel preponderante en la conducta de las personas.

    No obstante, en la segunda mitad del siglo XX, con la concesin delPremio Nobel en 1973 al etlogo austroalemn Konrad Lorenz por las inves-

    tigaciones y reflexiones volcadas en su libro On Agression, en medio de unagrio debate acadmico que dura hasta nuestros das, se fortaleci unaespecie de neodarwinismo que tuvo otro hito fundamental en los postula-dos de los sociobilogos, capitaneados por Edward O. Wilson desde lapublicacin de sus libros Sociobiology (1975) y On Human Nature (1978).

    A partir de ese momento, fue creciendo exponencialmente el nmeroy la importancia de quienes pensaban que los seres humanos, como todaslas criaturas, estaban sujetos a las fuerzas de la evolucin, lo que permita

    explicar la conducta, los sentimientos y las actitudes como formas de adap-tacin a esa misteriosa urgencia de perpetuacin de las especies que go-bierna a todos los seres vivos.

    A esa visin neodarwiniana, en general contrapuesta a la postura delos cientficos sociales ms cercanos al marxismo, tambin se le llam fun-cionalismo: la existencia de instituciones como el matrimonio y la familia,

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    14/22

    292 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    de creencias religiosas o de comportamientos agresivos frente a los extra-os podan explicarse como estrategias innatas de supervivencia de nuestra

    especie, involuntariamente aprendidas y aprehendidas durante cientos demiles de aos de constante evolucin.

    Si aceptamos esta premisa terica, y si convenimos en que la clavedel xito en cualquier sociedad es el capital humano de que se dispone, susvirtudes cvicas, la disposicin que muestre para el trabajo y la coherencia yadecuacin entre el sistema de convivencia y los rasgos psicolgicos dequienes deben habitarlo, qu elementos de los planteamientos marxistas ydel modelo de organizacin comunista del Estado contradecan la naturaleza

    humana y afectaban negativamente a la sociedad y, por ende, al proceso decreacin de riquezas?

    A mi juicio, varios, todos ellos vinculados a la psicologa profundade la especie, y, para facilitar su comprensin, creo que vale la pena consig-nar diez de los ms importantes, aunque lo haga de manera esquemtica:

    4.1. El colectivismo y la represin al ego

    El ms evidente de esos elementos contrarios a la naturaleza humanaera la imposicin violenta de diversas expresiones del colectivismo que ne-gaban o repriman la pulsin egosta radicada en la psiquis de las personassanas.

    El totalitarismo converta el reclamo de prestigio y distincin perso-nal uno de los grandes motores de la accin humana en una suerte deconducta antisocial castigada por las leyes y estigmatizada por la moral

    oficial, olvidando que las personas necesitan fortalecer su autoestima me-diante el reconocimiento social basado en la singularidad de sus logros.Naturalmente, esa represin al egosmo y a la bsqueda de reconoci-

    mientos iba acompaada por grotescas formas sustitutas del xito, como lasdistinciones oficiales a los hroes del trabajo dentro de la tradicin staja-novista, pero la artificialidad de este sistema de premios, generalmente en-tregados en ceremonias ridculas, inevitablemente vinculados a la docilidadbovina de los elegidos, acababa por perder cualquier tipo de prestigio so-cial, vacindolo totalmente de contenido emocional.

    4.2. El altruismo universal abstracto contra el altruismo selectivo

    espontneo

    El colectivismo exhiba, adems, otra faceta inmensamente negativa:decretaba la obligatoriedad de una especie de altruismo universal abstracto

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    15/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 293

    www.c

    epchile.c

    l

    los obreros, la humanidad, el campo socialista, mientras combata elaltruismo selectivo espontneo, dirigido al crculo de las relaciones ms

    ntimas, que es, realmente, el que moviliza los esfuerzos de los seres huma-nos: al desaparecer la propiedad privada ya no era posible dotar a los hijosde elementos materiales que garantizaran su bienestar.

    Ese fuerte instinto de proteccin que lleva a padres y madres espe-cialmente a las madres a sacrificarse por sus descendientes y a posponerlas gratificaciones personales en aras de sus seres queridos, quedaba prc-ticamente anulado por la imposibilidad material de transmitirles bienes.

    Era, pues, un sistema que inhiba y penalizaba dos de las actitudes y

    comportamientos que ms influyen en la voluntad de trabajar y en la conse-cuente creacin de riquezas: la bsqueda del triunfo personal y la protec-cin y el mejoramiento de la familia.

    Cmo asombrarse, pues, de los raquticos resultados materiales deltotalitarismo comunista cuando el sistema, generalmente impuesto por laviolencia, suprima las motivaciones ms enrgicas que tienen las personaspara trabajar con ahnco?

    4.3. La desaparicin de los estmulos materiales como recompensa a los

    esfuerzos

    Pero ni siquiera ah terminaban los refuerzos negativos que debilita-ban la voluntad de trabajar en las personas comunes y corrientes: el marxis-mo propona como meta la lejana obtencin de un paraso siempre situadoen la inalcanzable lnea del horizonte.

    El sistema exiga el sacrificio constante en beneficio de generaciones

    futuras, privando a los trabajadores de una recompensa efectiva e inmediataconseguida como resultado de sus desvelos, ignorando que, si algo se sabecon toda certeza en el terreno de las motivaciones, es que existe una rela-cin directa entre el nivel de esfuerzo y la inmediatez de la recompensaobtenida: mientras mayor sea y ms prxima se encuentre la recompensa,ms intenso ser el esfuerzo por obtenerla.

    Cunto tiempo y cuntas generaciones de trabajadores podan real-mente defender con entusiasmo un sistema que les negaba o aplazaba sine

    die una legtima compensacin por sus desvelos?

    4.4. La falsa solidaridad colectiva y el debilitamiento del bien comn

    Como consecuencia del colectivismo y de la desaparicin de estmu-los materiales asociados al esfuerzo personal, en todos los Estados comu-

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    16/22

    294 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    nistas se produca, adems, un paradjico fenmeno que Marx no supoprever: la solidaridad colectiva, lejos de fortalecerse con el comunismo, fue

    desvanecindose hasta hacerse imperceptible. Nadie cuidaba los bienes p-blicos. La verdad oficial era que todo era de todos.

    La verdad real era que nada era de nadie, y, en consecuencia, a nadiele importaba robarle al Estado, dilapidar las instalaciones colectivas, o abu-sar sin contemplaciones de los servicios ofrecidos, actitud que generabauna letal combinacin entre el despilfarro y la escasez propia del sistema.

    En los Estados comunistas la obsolescencia de los equipos eraasombrosa: los tractores, vehculos de transporte o cualquier maquinaria

    que se entregaba a los trabajadores tenan una vida til asombrosamentebreve, acortada an ms por la permanente falta de piezas de repuesto,tpica de las economas centralmente planificadas. Nadie cuidaba nada por-que las personas no conseguan asumir mentalmente la idea del bien co-mn.

    Lo que era del Estado un ente opresor remoto e incmodo noles perteneca a ellas y no haba razn para protegerlo.

    Esto se vea con claridad en el entorno urbano caracterstico de las

    ciudades regidas por el socialismo, siempre sucio, despintado, mal ilumina-do, con edificios en ruinas.

    A un pas como Alemania del Este, la ms prspera de las nacionescomunistas, las cuatro dcadas que dur el comunismo no le alcanzaronsiquiera para recoger todos los escombros de la Segunda Guerra mundial.

    En La Habana, destruida por la incuria sin lmite del castrismo, mien-tras los automviles oficiales al servicio de la nomenklatura apenas dura-ban dos o tres aos, los viejos coches de los aos cuarenta y cincuenta,

    todava en manos de particulares, se mantenan circulando heroicamente.La diferencia entre el destino de unos y otros era una forma silencio-sa, pero efectiva, de demostrar la ineficiencia sin paliativos del socialismo yel inmenso costo material que esa caracterstica le impona a la sociedad.

    4.5. La ruptura de los lazos familiares

    Por otra parte, el colectivismo y la imposibilidad de colaborar con elbienestar de la familia no parecan ser un producto fortuito de la desapari-cin de la propiedad privada, sino una consecuencia conscientemente bus-cada por la dictadura totalitaria en su afn por romper los lazos familiarescon el objetivo de forjar hombres y mujeres que no estuvieran sujetos a lamoral tradicional.

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    17/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 295

    www.c

    epchile.c

    l

    De ah las comunas chinas, las escuelas en el campo cubanas o elrechazo brutal camboyano a la vida urbana durante la tirana de Pol Pot: se

    trataba de romper bruscamente los vnculos de sangre para crear una her-mandad fundada en la ideologa, donde la fuente nica para la transmisinde los valores fuera el omnisapiente Partido.

    Por eso en todos los gobiernos comunistas se cantaban las gloriasde los nios que vencan los prejuicios de la lealtad burguesa y eran capa-ces de delatar a la polica poltica a sus padres o hermanos cuando estosviolaban las normas de la doctrina. Ni siquiera se poda amar a quien noexhibiera las seas de identidad comunistas o, ms genricamente, revolu-

    cionarias.En Cuba, por ejemplo, desde los aos sesenta el castrismo decret el

    fin de cualquier contacto con familiares desafectos o exiliados, y centena-res de miles de familias interrumpieron sus vnculos tajantemente.

    Hijos, padres y hermanos, divididos por la militancia poltica porrdenes implacables del Estado, dejaron de hablarse o escribirse. En losexpedientes policacos, en las planillas de admisin a los centros de estudioy en las empresas se inscriba el dato peligroso: el acusado mantiene rela-

    ciones con familiares que viven en el exterior.Otras veces la advertencia giraba en torno al crculo de amigos: el

    acusado mantiene relaciones con contrarrevolucionarios conocidos. Masesa brutal manipulacin de las zonas afectivas de las personas tena un altocosto emocional: las personas, obligadas por el miedo, obedecan al Estado,y renunciaban a los lazos familiares o amistosos comprometedores, perosecretamente se distanciaban an ms del Estado que las obligaba a esaabyecta mutilacin de sus querencias.

    4.6. Las instituciones estabularias

    Consecuentemente, el totalitarismo negaba y reprima cualquier for-ma de organizacin que no estuviera sujeta al control y escrutinio de lacpula gobernante.

    La sociedad no poda espontneamente generar instituciones paradefender ideales o intereses legtimos. La participacin estaba limitada a los

    pocos cauces creados por la cpula: el Partido, las organizaciones de ma-sas, los parlamentos unnimes, los sindicatos amaestrados, y en ninguna deesas instituciones oficiales las personas se vean realmente representadas.

    De forma contraria a la tradicin histrica, el comunismo era un siste-ma conscientemente dedicado a desatar lazos y a disgregar las estructurasespontneas y naturales de vinculacin generadas por la sociedad, sustitu-

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    18/22

    296 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    yndolas por correas de transmisin de una autoridad arbitraria y represiva,disfrazadas de cauces artificiales de participacin, aun cuando eran, en reali-

    dad, verdaderos establos en los que encerraban a los ciudadanos paralograr su obediencia.

    Resultado de esa cruel estabulacin de las personas? Un crecientesentimiento de enajenacin en el conjunto de la poblacin, incapaz de sen-tirse representada y mucho menos defendida por un sector pblico percibi-do como extrao y ajeno.

    4.7. Del ciudadano indefenso al ciudadano parsito

    Sin embargo, el pecado comunista de someter a la obediencia a losciudadanos mediante la coaccin, y de cortarles las alas para que no pudie-ran pensar, organizarse, ni crear riquezas por cuenta propia, traa implcita supropia penitencia: converta a las personas en unos improductivos parsi-tos que esperaban del Estado los bienes y servicios que ste no podaproporcionarles, precisamente por las limitaciones que le haba impuesto ala sociedad.

    Ese ciudadano indefenso se converta entonces en un consumidorpermanentemente insatisfecho, constantemente obligado a violar las injus-tas reglas a que era sometido mediante el robo y el mercado negro, debili-tando con ello las normas ticas que deben presidir cualquier organizacinsocial justa y razonable.

    4.8. El miedo como elemento de coaccin y la mentira como su

    consecuencia

    En todo caso, cmo lograban los comunistas ese grado de controlsocial? Lo conseguan por medio de una desagradable sensacin fsica om-nipresente en las sociedades dominadas por el totalitarismo: mediante elmiedo. Miedo a la represin. Miedo a los castigos fsicos y morales. Miedoa ser expulsado de la universidad o del centro de trabajo. Miedo a serdespojado de la vivienda. Miedo a la crcel. Miedo a los aterrorizantespogromos. Miedo a las golpizas. Miedo a los paredones de fusilamiento.

    Slo que el miedo, como todo refuerzo negativo afirmacin en laque no se equivocan los psiclogos conductistas, es un estmulo preca-rio que genera reacciones contraproducentes.

    Entre ellas, tal vez las ms graves son el fingimiento, la simulacin yla ocultacin. Mentir es la especialidad de las sociedades regidas por elcomunismo. Miente el Partido cuando defiende planteamientos que sabe

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    19/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 297

    www.c

    epchile.c

    l

    falsos o inalcanzables. Mienten los funcionarios cuando informan sobre losresultados de la gestin a ellos encomendada, generalmente mal ejecutada

    por falta de medios. Mienten los jerarcas cuando presentan resultados deli-beradamente distorsionados. Mienten los militantes o los indiferentes cuan-do deben opinar sobre los logros supuestamente obtenidos, pero, lo que esan ms grave, todos, tirios y troyanos, ensean a sus hijos a mentir por-que en el sistema comunista, al revs de lo que asegura la Biblia, la verdadno nos hace libres, sino nos lleva directamente a la crcel.

    Slo que esa atmsfera de falsedades que en Cuba llaman de do-ble moral, o de moral de la yagruma, una hoja que tiene dos caras de

    distintos colores, se transforma en una fuente del cinismo ms descarna-do y destructor, terrible medio para la creacin de riquezas, como revela unafrase que se oa en todas las sociedades regidas por el comunismo: ellos(el Estado) simulan pagarnos; nosotros, a cambio, simulamos trabajar.

    4.9. La desaparicin de la tensin competitiva

    De forma tal vez previsible, un modelo de organizacin como el co-

    munismo, que introduce en la sociedad unas artificiales tensiones psicolgi-cas basadas en el miedo y en la permanente incoherencia entre lo que secree, lo que se dice y lo que se hace, simultneamente destruye una tensinnatural que contribuye a la mejora de la especie: la urgencia por competir.

    En efecto, los seres humanos tienden a competir en prcticamentetodos los mbitos de la convivencia. Desde el simple intercambio de crite-rios entre varias personas, muy estudiado por la dinmica de grupos, endonde inconscientemente todos procuran establecer y colocarse dentro de

    una cierta jerarqua, hasta las competiciones deportivas, en las que resultaobvia la bsqueda del triunfo, las mujeres y los hombres luchan por desta-carse y escalar posiciones de avanzada.

    Desgraciadamente, dentro del sistema comunista, donde las nicasinstituciones que existen son las diseadas artificialmente por el Partido, ydonde las iniciativas que se permiten son slo las que emanan de la cpuladirigente, los individuos creativos son casi siempre marginados y no en-cuentran campo para desarrollar sus sueos y proyectos. Los hroes y

    capitanes de industria, como les llamaba Thomas Carlyle, impelidos por lanaturaleza para llevar a cabo impetuosas hazaas sociales, estn prohibi-dos, son perseguidos o se les extirpa cruelmente de la vida pblica si consi-guen hacerse peligrosamente visibles.

    Es muy probable que en pases como la URSS o Checoslovaquia,donde haba un alto nivel educativo, existieran personas como William

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    20/22

    298 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    Schockley, uno de los creadores del transistor, o jvenes inquietos comoSteven Jobs, padre del computador personal Apple, pero cmo las buenas

    ideas se transforman en acciones concretas en sistemas sociales cerrados,guiados por dogmas infalibles y administrados por burocracias polticas,ciegas y sordas ante cualquier iniciativa novedosa?

    El xito aplastante de sociedades como la norteamericana, compara-das con las comunistas, se debe, en gran medida, a las inmensas posibilida-des de actuacin que tienen los individuos creativos donde existen liberta-des individuales e instituciones que favorecen el talento excepcional.

    Es muy notable que un genio como Thomas Alva Edison haya pa-

    tentado ms de mil inventos, y entre ellos la bombilla de luz elctrica, o queun estudiante llamado Bill Gates haya creado un software ingenioso paraser utilizado como sistema operativo en las computadoras, pero tan admira-ble como la obra de estas personas, es que vivan en sociedades que poten-ciaban el paso vertiginoso de la idea al artefacto y del artefacto a la em-presa.

    Edison no slo invent la bombilla: adems cre la empresa paradistribuir la electricidad y cobrar por el servicio. Gates no slo perfeccion

    el lenguaje Basic y le dio un destino concreto como pieza clave de lascomputadoras personales, sino en un humilde garaje y ayudado por cuatroamigos cre una empresa, Microsoft, que en veinte aos estara entre lasmayores del planeta.

    De ambos haber nacido en el mundo comunista, lo probable es quela creatividad y la energa que los impulsaba a trabajar, competir y triunfarse hubieran disuelto lentamente bajo el peso letal de un sistema concebidopara destruir casi cualquier iniciativa espontneamente surgida en su seno.

    4.10. La necesidad de libertad

    A esta represin del espritu de competencia hay que agregar la fatalsupresin de las libertades implcita en toda forma de organizacin socialmontada sobre la existencia de dogmas inapelables, como sucede con laescolstica marxista.

    Por qu recurrir a la expresin escolstica marxista? Porque en el

    marxismo, como en el mtodo escolstico medieval, las verdades ya sonconocidas y aparecen consignadas en los libros sagrados de la secta escri-tos por las autoridades.

    En el marxismo lo nico que les es dable a las personas, especialmen-te si ocupan puestos destacados, es confirmar la sagacidad de las autorida-des con ridculos ditirambos como Gran timonel, Mximo lder, Queri-

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    21/22

    CARLOS ALBERTO MONTANER 299

    www.c

    epchile.c

    l

    do lder, Padre de la patria, muestras todas de las formas ms degradadasde culto a la personalidad.

    Pero sucede que la libertad para informarse, examinar la realidad yproponer cursos de accin no es un lujo espiritual prescindible, sino una delas causas de la prosperidad en las sociedades modernas.

    Si hay una definicin bastante exacta del hombre es la de ser que seinforma constantemente. No es una casualidad que el saludo ms extendi-do en la especie humana es qu hay de nuevo?. Por qu? Porque elrasgo caracterstico de la especie es la permanente transformacin del medioen el que vive, y eso significa un cambio constante en los peligros que

    acechan y en las oportunidades que surgen.Tenan razn, pues, Yakovlev y Gorbachov cuando pensaban que la

    libertad para intercambiar informacin sin miedo la glasnost era el cami-no para aliviar los enormes problemas de la URSS, pero se equivocaron alcreer que el sistema comunista era reformable. No lo era, como finalmenteme admiti Yakovlev, porque contrariaba la naturaleza humana. Eso lo con-denaba al fracaso.

    5. Eplogo

    Slo que la evidencia no es suficiente para convencer a cierta gentede la inviabilidad del comunismo.

    Un profesor y amigo me contaba que haba acudido a un pas latino-americano para dictar una conferencia sobre el fin del marxismo, pero a laspuertas de la universidad lo esperaba una elocuente pancarta: Marx hamuerto: viva Trotski!. Y as es: decenas de fracasos en otros tantos pases

    y en diversas circunstancias, contemplados a lo largo de muchas dcadas,no han bastado para convencer a algunas personas indiferentes a la reali-dad. Por qu? Tal vez porque el marxismo, aunque falso, aporta un diag-nstico sencillo, elemental y comprensible de los males sociales, al alcancede cualquier persona, por limitada que sea su educacin o por escasa queresulte su capacidad de anlisis; tal vez, porque la disparatada terapia quepropone posee esas mismas caractersticas.

    Tambin, porque las utopas, causantes de las mayores catstrofes

    de la historia, son siempre seductoras para un porcentaje de la sociedad queprefiere delirar a observar y reflexionar. Sin embargo, el hecho de que algu-nas personas insistan en un error no es una forma indirecta de validarlo. Es,simplemente, una muestra de terquedad irracional, de la que hay otros milesde ejemplos en la historia. En todo caso, no olvido una triste observacinque me hizo Yuri Kariakin, marxista en sus aos mozos y demcrata en su

  • 8/7/2019 De C. A. Montaner: Totalitarismo y la naturaleza humana (conferencia).

    22/22

    300 ESTUDIOS PBLICOS

    www.c

    epchile.c

    l

    vejez, mientras esperbamos a Yakovlev: Qu raro y desproporcionado esel marxismo! Durante nuestra juventud me dijo, en pocos das nos

    llenamos la cabeza de porqueras e insensateces ideolgicas, pero luegonos toma muchos aos sacarlas del cerebro. Hay gente que no lo consiguenunca.