Daniel Wallace - Star Wars - El Monstruo

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El MonstruoDaniel WallaceEl monstruo ahora estaba ms arriba. Haces de luz blanca se abran paso desde la superficie. Un grueso banco de dagelas se separ en la corriente generada por el monstruo como vapores esparcidos en el viento. Un opee nad cerca y sac con fuerza su lengua pegajosa. Un instante despus, la cola del monstruo retrocedi a mitad de su movimiento, golpeando al pez ms pequeo en un lado de la cabeza. El opee muerto se hundi, abdomen arriba, en las oscuras aguas de las profundidades. El segundo opee continu la cacera, siguindolo de cerca en la estela dejada por el monstruo. Nadaron sobre una serie de columnas rocosas que guardaban un paisaje submarino de cimas y fosos. Cortinas de glie verde flotaban a la deriva, atrapando la luz exterior que las haca brillar como si estuvieran tejidas con esmeraldas. El opee nad hacia arriba y luego se lanz en picada como un pjaro bombardero, arrancando un pedazo del lomo del monstruo. Su grito de dolor hara eco hasta la mitad del ocano antes de disiparse. Cegado por la rabia y el dolor el monstruo ascendi violentamente con un esfuerzo delirante. Estaba algo sorprendido cuando rompi la superficie. El monstruo vol en el aire, su piel mojada brillando. Caer fue una sensacin extraa para l. Aterrizar con fuerza sobre una planicie slida fue una completamente nueva. Ciento ochenta toneladas de carne golpearon la playa con un desgarrador ruido sordo. Huesos se partieron como ramas debajo de una sabana mojada. Aturdido, el monstruo aspir el desconocido aire profundamente en sus pulmones compuestos. Pateaba la arena con sus garras delanteras, pero no poda moverse por s mismo. El monstruo siempre haba sido una criatura de misterio y amenaza. Ahora estaba indefenso. Aun as algo ms era visible, donde el monstruo haba rasgado la arena. Profundamente en la tierra, brillando contra el oscuro lecho de roca, el plateado del duracero rasguado destell con el sol de la maana. La mtica criatura haba revelado una guarida de sombras. Ninguno de los dos haba sido visto jams por forasteros. Antes de que acabara el da, eso cambiara. *** Panaka! Lo veo! La llamada se transmita agudamente en la oreja del Teniente Panaka a travs del comunicador incorporado al casco. Pesados pasos apurados sonaban sobre la cabeza de Panaka a travs del piso, acompaado por el inconfundible brapp brapp de una pistola blster. Panaka maldijo silenciosamente. Supuestamente deban

capturar al sospechoso, no matarlo. Bialy conoca su entrenamiento mejor que eso. Panaka baj cuidadosamente por la desvencijada escalera de madera, luchando por ver en la oscuridad del stano de perfumes. Ahora que la situacin haba degenerado en un tiroteo, se arrepinti de no haber estado arriba para actuar como refuerzo de Bialy. Pero fue su decisin la de separarse y conducir al objetivo a una emboscada. Fue instruido en esta tctica en el Gremio de Rastreadores en Tolan por un disciplinado zabrak al que todava recordaba con respeto. Panaka odiaba pensar que la tctica pudiera tener un error. No, pens, la tctica es slida. Si falla, es slo porque yo me equivoqu al aplicarla. Las botas de Panaka tocaban suavemente en los escalones. El cuero de su uniforme de Seguridad Real cruji cuando levant la pistola blster S-5 hasta debajo de su oreja derecha. Arriba, las cosas se haban vuelto inquietantemente silenciosas. Consider usar el comunicador con Bialy, pero no quiso interrumpir cualquier ventaja que el silencio pudiera proporcionar. De arriba vino un estrpito, un golpe sordo y una llamada de pnico en el comunicador... Panaka, ah viene, ah viene... y fuertes pisadas en las tablas del suelo. Panaka sac su blster apuntando por la puerta del stano hacia el tope de la escalera. Su dedo ndice suspendido sobre el gatillo del disparador del dardo anestsico. La violencia pura del impacto lo asombr. Con un tremendo golpe la puerta vol de sus bisagras. Panaka se tir de cara al suelo y alz su brazo sobre su cabeza al tiempo que la puerta cay sobre l. El aplastante peso de un cuerpo cay encima de la puerta, luego repentinamente se alz. Panaka gru de dolor por el apretn contra el suelo, entonces empuj la puerta a un lado de la escalera. Se puso de cuclillas, arma en mano. La puerta golpe el suelo del stano con un traqueteo. No haba seal del sospechoso. El stano de la Perfumera de Puerto Landien estaba oscuro, con muchas esquinas ocultas entre las altas estanteras. Pero como todas las perfumeras, este stano estaba equipado con una depresin para desage, por el cual fue como Panaka entr en la habitacin en primer lugar para preparar su emboscada. Si no alcanzaba la depresin antes que su presa, el perseguido se haba escapado. Panaka salt del lado de la escalera. Sosteniendo su blster con las dos manos avanz rpidamente a travs de los estantes de fragancias que se estaban aejando. Estaba a mitad de camino hacia la depresin del drenaje cuando vino el ataque. Conforme pas un hueco formado por la interseccin de tres estantes, a lo que podra haber pasado por una pila de trapos en el suelo de piedra le crecieron brazos largos con dedos ganchudos. Saltando de su posicin fetal, un gungano se lanz contra su pecho. Panaka gir su arma alrededor, pero el gungano agarr las muecas de Panaka antes de que pudiera apuntarle. Panaka cay de espaldas, relajando su cuerpo a mitad de cada. Esperaba poder darle una voltereta en el aire al gungano, pero inesperadamente choc contra un estante de perfumes. Vidrios y lquido llovieron sobre l mientras se deslizaba al suelo. El gungano, llamativas rayas marrn y amarillo definiendo su enjuto fsico,

golpe las muecas de Panaka contra el fro suelo. La S-5 rod fuera de su alcance. Los dos oponentes forcejearon en un enredo en el suelo, sus msculos se esforzaron para hacer palanca. Panaka repentinamente tir su mano izquierda hacia adentro y puso su peso hacia el mismo lado, haciendo un giro que lo dej encima del gungano. A pesar de la ventaja todava no poda librar sus brazos del vicioso agarre de su atacante. Panaka saba que los gunganos eran fuertes. Este era aparentemente ms fuertes que la mayora. Sus muecas hicieron un ruido seco cuando el radio y el hmero se unieron. El rostro de Panaka era una mscara deforme de esfuerzo y sufrimiento. El gungano le hizo una mueca. Sus rostros estaban separados por meros centmetros. Con un crujido hmedo, la lengua prensil del gungano se dispar hacia afuera. Golpe la nariz de Panaka con un agonizante chasquido y se contrajo bruscamente. Un segundo relampagueante pinchazo aplast la blanda carne de debajo del ojo izquierdo de Panaka, llevndose un pedazo de piel con ella. El tercer pinchazo de lengua golpe el ojo izquierdo de Panaka y se qued pegada ah. El gungano viendo que el adhesivo qued fijo, empez a succionar la lengua de nuevo a su boca. Panaka hizo lo nico que poda, arroj su cabeza hacia adelante con todas sus fuerzas, chocando directamente contra el hocico del gungano. La fuerza del golpe aplast el elstico cartlago facial del gungano, chocando los dientes superiores contra los inferiores con un sonoro chasquido. La lengua atrapada entre ellos. El gungano aull de dolor. Panaka arroj su cabeza hacia adelante por segunda vez, golpeando a su atacante justo en medio de los zarcillos oculares. El gungano relaj su apretn y su cuerpo se puso flcido. Sosteniendo una mano sobre su pulsante ojo. Panaka se sent lentamente. Detrs de l vino el escandaloso descenso de Bialy por las escaleras. Pedazos de transpariacero roto yacan en el suelo como un campo minado de hielo. Una laguna de perfume encharcado alrededor de sus rodillas. Panaka arrug su nariz por el olor, y fue recompensado con un fresco goteo de sangre proveniente de sus fosas nasales. Haban atrapado a su objetivo, pero por ahora todo en lo que Panaka pensaba era en una venda y una ducha. *** La Sargento Bialy carg al aturdido gungano en la parte trasera del velotransporte Flash y lo asegur con una red de contencin. Grilletes electrnicos inutilizaron al sospechoso en tobillos y muecas. Panaka esperaba que la frescura del da lo animara, pero el sol de la maana slo irritaba su hinchado ojo mientras el calor sac el hedor de perfume en oleadas que lo dejaron mareado. Las esencias que llevaba su uniforme de la Fuerza de Seguridad Real podran costar las riquezas de un monarca si se compraban individualmente, ya que la gente de Naboo codiciaba los perfumes en la manera en que otras culturas valoraban vinos finos. Pero los aromas de la perfumera cuidadosamente hechos de almizcle y flores Milla estaban secos en una pegajosa mezcla de un extremo a otro del chaleco de cuero de Panaka.

Exhalando una esencia definitivamente desagradable e imposible de identificar. Bialy se quit el casco y se limpi la frente con una mano mientras caminaba hacia Panaka. No crees que deberamos volver a Theed? Estamos empezando a atraer publico. Panaka ech una ojeada alrededor. La Perfumera de Puerto Landien estaba localizada en la zona menos poblada de las afueras del pueblo, pero un granjero estaba guiando a un nio pequeo sobre la colina ms cercana, sin duda para echar un vistazo a este inusual criminal. Panaka frunci el ceo. l era un oficial de la Fuerza de Seguridad Real, no un animador de un carnaval. Panaka se puso trs el timn del velotransporte y encendi los motores. En el momento en que Bialy le acompa en el asiento de disparo, l apret el acelerador y sali hacia el camino de tierra dejando una nube de polvo. El viento ayud a quitarse el tufo aromtico que tena pegado. Panaka mir hacia atrs. Su prisionero contemplaba el paisaje con desnimo. Crees que tena un cmplice? le pregunt a Bialy. Panaka, ya te dije que no lo s dijo Bialy alzando las manos palmas arriba . Yo nunca dispar. Alguien me dispar a m dos veces. Si fue el gungano de algn modo hizo desaparecer el arma. Y si fue un cmplice, no lo encontramos en ninguna parte. Panaka hizo un gruido. Odiaba dejar el asunto sin resolver, pero las instrucciones de la oficina de Fuerza de Seguridad Real en Theed eran muy claras. La Capitana Magneta quera al sospechoso bajo custodia enseguida. Medio kilmetro ms adelante, la pequea figura de un pastor de shaak se hizo visible, parado en el medio del camino y haciendo seas para que se detuvieran. Panaka escudri las verdes colinas cuidndose de una emboscada. Dirigi el velotransporte a unos veinte metros del rebao del pastor y redujo la velocidad a un casi imperceptible avance, listo para acelerar los motores a la primera seal de problemas. Dndole una seal al pastor de que continuara, Panaka observ los animales con cuerpo de globo del pastor arrastrarse cruzando uno a uno el camino enfrente de l. Ni siquiera lo pienses, gungano dijo hacia la parte trasera. El gungano no respondi. Panaka se preguntaba si la herida de su lengua le impedira hablar. Los shaak, desgreados y con lana de mitad de verano, deambulaban a travs del camino, el pastor alz la mano dando las gracias mientras Panaka volva a velocidad de crucero. Bialy se volvi en su asiento para devolver el gesto al pastor. Entonces, gungano? dijo Panaka Tenas un amigo all en el Puerto? El gungano mantuvo su voz baja. Misa no dicir nadia. Tenas un amigo con un blster? Panaka flexionaba sus manos en el timn. Tratar de matar a un oficial de la Seguridad Real est a aos luz del vandalismo y robo, amigo. Podemos presentar cargos de intento de asesinato a un protector Real. Para un juez de Naboo, eso est a un paso del regicidio. El gungano mir a Bialy, luego a Panaka. Misa no tiene blster, misa no ha hechio nadia. Tenemos testigos que informaron sobre un gungano deambulando

sospechosamente por su pueblo respondi Panaka. Crmenes fueron cometidos al mismo tiempo. Mucha gente te vincular como su probable sospechoso. El gungano ri. Para elios, misa niquio crimen es ser un gungano. Panaka sacudi su cabeza. Tpico. El nimo cnico desapareci del rostro del gungano. Escupi algo de sangre hacia afuera. Ustedies no saben que istan haciendio dijo con tristeza. Bialy se volvi en su asiento. Qu quieres decir? Ustedies piensian que hacien bien. Pero lo que ustedies hacien es terrimalo. Te importara ser especfico ofreci Panaka. No a tusa, no confo en tusa. Como quieras. El gungano se recost en el asiento trasero y solt un pesado suspiro. Muy muy mucho malo para su mundio. Muy mucho malo para ustedies. Panaka frunci el ceo. Es eso una amenaza? No no, no es amenazia. Es la vierdad. Nadia puedien hacier ustedies para cambiar esio mir hacia los grilletes que ataban sus muecas. Ahoria, misa no puedie hacer nadia tampoco. *** Scrip scrip scrip Panaka sostuvo el ganchillo entre su pulgar y su ndice, torcindolo para alcanzar el contenido de cable lquido del cilindro. El pequeo cartucho normalmente contena una sustancia en spray que se endureca en un continuo carrete de cuerda al dispararlo. Desafortunadamente, el cartucho se atascaba con facilidad. Scrip scrip scrip El sonido pareca bastante ruidoso, ah en los vacos confines del departamento de las oficinas de la Fuerza de Seguridad de Naboo. Panaka estaba sentado en un banco enfrente de su casillero, el tablero de asignaciones de la semana pasada apoyado en sus rodillas como una improvisada mesa. Diversos componentes de su pistola blster S-5 descansaban dispersos sobre la superficie del tablero. De hecho, Panaka no saba que pareca ms ruidoso, el rasguo del ganchillo o el silbido que l haca al exhalar a travs de la envoltura de bacta sobre su nariz rota. Un parche de bacta ms pequeo cubra el rea enrojecida debajo de su ojo izquierdo. El mdico del Palacio que lo trat orden a Panaka tomarse el resto del da libre. Pero Panaka no tena ninguna razn para ir a casa. Estaba sentado solo en la habitacin, contento por el momento con el sencillo reto de desatascar un artefacto. La luz se derramaba hacia la habitacin por una fila de ventanas abiertas, que daban a una estrecha avenida y a un embarcadero en la costa del ro Solleu. Panaka coloc el cilindro entre sus palmas y las frot rpidamente hacia

adelante y hacia atrs. Calentar el cartucho normalmente aflojaba la seca sustancia de adentro. Tom el ganchillo y continu el scrip scrip scrip de la limpieza. Con un cuidadoso rasguo Panaka sustrajo un hilo del spray seco de los mecanismos internos del can. Con la limpieza completa, empez a ensamblar las piezas del rompecabezas de su S-5. La pistola blster era ya un arma pesada, cargada con dos miras ms grandes de lo normal y un cartucho de dardos anestsicos. Si el prototipo del disparador de cable lquido de Panaka fuera convertido alguna vez en equipo estndar tendra que ser lo suficientemente pequeo para que no interfiriera al apuntar y disparar con el S-5. Y tendra que dejar de atascarse. Panaka estaba decidido a hacerlo funcionar. Un gancho de agarre en una lnea de cable lquido permitira a los oficiales hacer rappel por los edificios y evacuar al Rey en caso de emergencia. Sus clases antiterrorismo le ensearon que la diferencia entre la vida y la muerte es usualmente cosa de segundos. La puerta del despacho golpe hasta el techo se abri deslizndose hacia el techo. DuKane, un atractivo y bigotudo oficial con ojos oscuros y expresivos, camin a travs de la entrada llevando una sonrisa. Su cara se ilumin cuando vio a Panaka. Acabo de ver a tu gungano, Panaka, as que por supuesto tena que venir a verte grit DuKane entre risas. Y es verdad! Te ves peor que l! Panaka le dio una sonrisa rpida, apretada y falsa. No dijo nada. DuKane tom su casco de su casillero. perfume fue un toque perfecto. Todava puedo olerlo desde aqu. Me El recuerda a mi abuela. Esa perfumera perdi docenas de botellas de existencias de la era Monticano. Panaka desliz la mira auxiliar del S-5 en su soporte. Es duro para los dueos. Si, bueno, Panaka, no te metas en problemas. DuKane se dirigi hacia la puerta. El Rey Veruna recibi a un visitante de Coruscant. El extranjero esta con la Capitana ahora mismo. Y parecen muy interesados en tu gungano. Leyendo el escepticismo de Panaka, agreg: Fuera bromas esta vez. Mantente tranquilo. La puerta se sell detrs de l, dejando la habitacin en silencio una vez ms. Los hombros de Panaka visiblemente ms relajados. Por su naturaleza, los oficiales de seguridad eran un equipo firme. Forzados a mantener una imagen profesional entre los ciudadanos de Naboo, oficiales reunidos en las horas libres para reventar en chistes vulgares y salvajes bromas pesadas. Esta era la cultura oculta de la estacin principal. Una cultura que Panaka encontraba completamente ajena. No era porque no lo hubiese intentado. Pero mientras Bialy lanzaba insultos juguetones con facilidad, Panaka se pona sumamente rgido y falso cuando discuta alguna cosa que no fuera relacionada con su trabajo. Los oficiales y compaeros de Panaka lo frustraban de una manera que ningn enemigo poda. No importa cuan duro estudiara, l nunca seria su compaero de juerga. No importaba cuan largo entrenara, nunca podra regalarles con inverosmiles historias bebiendo en una taberna.

Si no poda ganar su amistad, entonces ganara su respeto. Panaka tuvo aos de educacin de lite fuera del planeta. Muchos de ellos jams haban salido de Naboo. A travs del peso total de su competencia l inspirara su admiracin, y la reforzara todos los das por medio de nunca jams desviarse de dar un excelente ejemplo. l era un teniente ahora, pero no lo sera por mucho tiempo. Y la Capitana Magneta, con todas sus habilidades, no podra ser el jefe de las Fuerzas de Seguridad por siempre. Panaka aline el perno magntico del cartucho de cable lquido y lo calz en su lugar. La cmara prototipo de la S-5 brotaba como un pontn aparejado justo sobre el can y ligeramente fuera de centro para que no bloqueara la mira. Panaka elev el arma ensamblada y la observ a lo largo tomando nota del peso aadido. Su comunicador crepit. Aqu Panaka anunci, enfundando la S-5. Teniente, soy la Capitana Magneta. Reprtese en mi oficina inmediatamente. *** Como la mujer que la ocupaba, la oficina de la Capitana Magneta era austera e intransigente. Completamente escueta salvo por un escritorio, una silla y un holograma familiar, la habitacin pareca ms una celda que un lugar de trabajo. Panaka estaba de pie en posicin de firmes, sin ser tomado en cuenta, mientras Magneta hablaba en voz baja con un hombre vestido de negro. Finalmente Magneta se volvi y lo tom en cuenta. Una mujer alta con rasgos parecidos a los de un halcn, mantena su cabello blanco recogido en una corta y ajustada trenza. Las placas metlicas de su uniforme de Capitn, destellaban recin pulidas. Primeramente, Teniente, djeme felicitarle por su arresto. Naboo est salvo gracias a sus acciones. Gracias, Capitana respondi debidamente. Por supuesto no lo hice solo. La Sargento Bialy fue mi compaera en esta misin. Esperaba que dijera eso, Teniente, pero s que no lo dice en serio Magneta le record sagazmente. Bialy es una excelente oficial, pero conozco su educacin, Teniente. Yo reconozco sus cualidades: El crdito de la captura es suyo. No se requera una respuesta, as que Panaka se mantuvo en silencio. Magneta hizo un gesto al hombre que estaba a su izquierda. Este es Sate Pestage de Coruscant, asesor especial del Senador Palpatine de Naboo. Acomodado y digno, con fino cabello negro y una apretada y cruel boca, Pestage pareca un instructor de ejercicios forzado a vestirse para un funeral. Su capeado traje negro de negocios parecera locamente fuera de lugar en una de las coloridas avenidas de Theed. Pestage salud con la cabeza a Panaka. Teniente. El gungano que se encuentra en custodia ha sido identificado como Kroke Modbom, solicitado por diversos crmenes incluyendo traicin y asesinato. Ser detenido preventivamente bajo mi custodia y ser transportado fuera de

Naboo dentro de una hora. El Senador Palpatine le agradece su valenta y cooperacin. Pestage se mova ansiosamente, buscando un lugar donde sentarse, pero la oficina de Magneta no tena sillas para invitados. Panaka se tens y mir a la Capitana Magneta. Se llevarn al gungano fuera del planeta? Eso es correcto. Pero esto es un asunto de Naboo. Y continuar siendo manejado como tal respondi Magneta con un toque de disgusto. El Senador Palpatine es nativo de Naboo, en caso de que ese hecho se le haya escapado mientras usted mismo estaba fuera del planeta. Con el debido respeto, Capitana, el Senador es un poltico. Esto es un asunto de la Fuerza de Seguridad Real. Tenga cuidado, Teniente. Magneta alz un dedo en seal de advertencia . Usted alega respeto, an as usted no demuestra ninguno a m o a mi cargo. La orden de extradicin fue firmada por el Rey Veruna. Yo sirvo al Rey. Si usted ya no obedece al soberano de Naboo, entonces no tiene ningn derecho a llevar puesto ese uniforme. Mis disculpas, Capitana dijo Panaka en una voz queda, pero no rompi la mirada con Magneta. Pestage se aclar la garganta para romper el silencio. Yo s que hablo en nombre del Senador Palpatine cuando digo que las vctimas de Kroke sern vengadas. El asesino ser llevado a la justicia. Panaka no vio ventajas en seguir discutiendo la cuestin. La sargento Bialy pens que haba una segunda persona en la escena. Un posible cmplice. Si, le su informe respondi Magneta. Y usted conducir una investigacin a fondo de ese asunto tan pronto termine su asignacin inmediata. Asignacin inmediata? Control de trfico. Ya s que los mdicos le han puesto fuera de servicio, pero una criatura marina ha encallado en una aislada extensin de la costa al norte del Puerto Landien. Me gustara que comandara un pequeo grupo de oficiales para desviar el trfico peatonal y vehicular del rea para la seguridad pblica, hasta que podamos organizar una tropa de eliminacin. Suena bastante simple. Otro opee? Eso supongo, s. Magneta extendi su mano y Pestage le puso en ella un datapad. Su escuadrn no estar en el rea de limpieza. El cadver debera ser retirado para el anochecer, as que mantenga las inmediaciones seguras hasta ese momento. Las rdenes estn en este datapad. Ya puede marcharse. Panaka tom el datapad y se volvi para irse. Pestage se adelant y le extendi la mano. Buena suerte, Teniente, y gracias de nuevo. Regresar a Coruscant por la maana. Panaka acept la mano del hombre y la estrech firmemente. Pestage se acerc, estudiando las vendas en la cara de Panaka. Esas heridas, le duelen? Panaka neg con la cabeza. Yo no les dejo.

*** Los chirridos de los parsitos de las races eran suficiente para volverlo a uno loco. Pequeas colinas de grama nola flaqueaban la calzada en la que estaba parado Panaka, se tean de ocre en la desvaneciente luz crepuscular. La base de cada tallo de nola estaba rodeada de un parsito de las races del tamao de un dedo. Panaka no poda verlos pero poda orlos todos, en cuanto estos absorban aire a travs de los pequeos orificios en sus caparazones con la esperanza de atraer a una pareja. Los parsitos slo se apareaban durante unos das cada ao pero sus chillidos eran siempre ms fuertes al atardecer. Panaka mir hacia su alargada sombra mientras esta se estiraba junto al camino, casi extendindose todo el camino hasta su velotransporte de las Fuerzas de Seguridad Real. Estacionado lateralmente para bloquear el trfico, el velotransporte le parpade con una destellante luz de advertencia instalada sobre el cap. No es que el trfico sea un problema, pens Panaka. Esa regin no slo estaba despoblada, si no que estaba demasiado lejos de Puerto Landien para atraer a tontos curiosos. Slo una calle le serva al rea, y Panaka no haba visto ni un solo vehculo pasar por all en una hora. Detrs de l el terreno se haca ms rocoso cuanto ms se acercaba al agua. Panaka ech un vistazo sobre su hombro. Montculos dentados de tierra lanzaban afiladas sombras negras en la luz naranja, mientras mechones de pasto playero de bordes filosos crecan entre las piedras planas. La calle en la que l estaba parado se extenda hacia esa direccin por un kilmetro, luego giraba a la izquierda para seguir la costa ocenica hasta Puerto Landien. Evadiendo as una pared natural de serrada roca negra de cincuenta metros de altura. Detrs de esa barrera, Panaka saba, estaba embarrancada la criatura marina que era la razn de esta aburrida misin. Otros tres oficiales de la Fuerza de Seguridad Real, incluyendo a Bialy, tambin haban sacado a relucir este detalle. Panaka los haba situado en un improvisado semicrculo rodeando la zona pero l no poda ver a ninguno detrs de las colinas. Una brisa templada que soplaba desde la orilla le hizo cosquillas en su cuero cabelludo, y Panaka decidi que estaba contento de haber dejado su casco en el asiento del pasajero. Vio la nube de polvo acercarse antes de ver el otro velotransporte. Un maltratado modelo civil de color verde, el velotransporte redujo la velocidad cuando su conductor aparentemente avist el bloqueo. El sol poniente se reflejaba en su parabrisas. Panaka se preguntaba si el conductor podra verle entre los destellos. Alz sus brazos, palmas hacia afuera, e hizo un ademn al otro velotransporte para que se detuviera mientras l caminaba lentamente hacia su vehculo estacionado. A varias docenas de metros de distancia, el velotransporte termin por detenerse. La nube de polvo se asent. Panaka lleg a su propio velotransporte y busc en el compartimento trasero su datapad. Los pasajeros no, el conductor y nico ocupante, se corrigi Panaka

mientras echaba una mirada podran necesitar indicaciones de rutas alternativas hacia Puerto Landien. Una oleada de polvo se alz de repente. El velotransporte verde se dispar hacia adelante como si hubiera sido pateado por una bota gigante. Panaka se qued inmvil por una fraccin de segundo, considerando si desenfundar y disparar, pero no hubo tiempo. Salt fuera de la calle, golpe el pasto y rod. Con un crujido de metal desgarrado ms fuerte que el estruendo de los parsitos de las races, el vehculo suicida se enterr a un lado del velotransporte de Panaka. El velotransporte de la Fuerza de Seguridad Real soport obstinadamente el empujn. Un invisible rayo tractor hizo un surco de tierra mientras el vehculo derrapaba lateralmente. La resistencia del suelo del camino rpidamente sobrecarg el rayo, y el velotransporte de Panaka de repente se balance sin resistencia sobre las rocas. El otro velotransporte, con el frente arrugado y echando humo, hizo saltar trozos de escombros y aceler calle abajo hacia la costa. Panaka se levant sobre una rodilla y dispar seis rpidos tiros. Varios disparos dieron en la parte trasera pero el velotransporte no se detuvo. Blasfemando, Panaka se puso de pi y corri hacia su velotransporte, el cual haba flotado hasta detenerse una docena de metros ms all. Bialy! grit, activando el comunicador enganchado a al cuello de su uniforme. Pestrak! Dunni! No poda or nada con los chillidos de los parsitos. Aqu Panaka anunci de todos modos, esperando que alguien pudiera orle . Estoy en persecucin de un velotransporte que choco con la barrera. Modelo SoroSuub verde, frente daado, un conductor. Reprtenlo y vengan aqu ya! Alcanz el destrozado velotransporte de la Fuerza de Seguridad Real y salt adentro, golpeando el botn de encendido y respirando aliviado cuando los motores se encendieron con un estremecimiento. Apretando el volante como si pudiera alcanzar al otro conductor slo con desearlo, rebot sobre el csped irregular y salt hacia la calle. Panaka aceler y los motores rugieron. La centelleante luz de advertencia sobre el cap todava parpadeaba dbilmente. Panaka trataba de ver a travs del agrietado parabrisas alguna seal del otro velotransporte. Se estaba preparando para afrontar el giro brusco a la izquierda hacia la lnea de la costa cuando repentinamente vio al velotransporte verde, estacionado detrs de dos piedras negras de carbn a los pies de la pendiente. Panaka sacudi bruscamente el volante y, golpeando los frenos, girando con violencia el velotransporte, se detuvo con un chillido golpeando el lado del pasajero contra las rocas. Hizo una mueca de dolor por puro hbito, pero apenas podra hacerle ms dao a un vehculo que ya era una prdida total. Salt fuera, pero el otro velotransporte estaba vaco. Panaka mir hacia la cresta del monte, la luz solar color rub quemaba las esquinas de sus ojos. Ms all de ese borde estaba el embarrancado animal. Las negras piedras se apilaban por encima de l, algunas coronadas con una capa de musgo, otras divididas por espinosos grupos de pasto playero. No haba seal del conductor del velotransporte, aunque Panaka admiti que las atenuadas sombras eran suficientemente profundas para esconder a un pequeo ejrcito.

Comenz a escalar la cuesta, trepando sobre las pulidas rocas con manos y pies. El estrpito de los parsitos fue gradualmente suplantado por el tranquilizador sonido de las olas. Diez metros arriba, su bota resbal en una roca llena de excremento de pjaro. Panaka cay con fuerza sobre un palo sobresaliente que par su cada y casi le parti una costilla. Para el momento en que alcanz la cima, sus vendas estaban empapadas con sudor salado y le picaba en su ojo irritado. Pasando una mano sobre su cara, Panaka pestae y miro por encima del borde de la cima hacia el valle. De medio kilmetro de ancho, la cuenca de la marea estaba cercada por altos acantilados en una forma de U ancha. Durante la marea alta los acantilados forman una pequea baha, pero en ese momento la cuenca seca revelaba un fondo de arena negra y charcos brillantes. Y justo en el medio, inhspito contra la alfombra color ndigo. Era fantstico. Y escalofriante. Panaka no poda comprender el tamao de la criatura. Sus ojos recogan detalles familiares una ola interrumpida, un ave volando en crculos pero, como una ilusin ptica en la que las lneas rectas parecan curvas, no poda conciliarlas contra la escena de fondo que era esa cosa. Experiment un breve momento de vrtigo mientras sus ojos luchaban contra su cerebro. La cosa descansaba desparramada de lado en la cuenca, largo y serpenteante. Sus sumergidos cuartos traseros eran parcialmente visibles bajo las agitadas olas. El resto de la criatura estaba tendida boca abajo en la arena, su carne colgaba por el peso desacostumbrado del aire. A Panaka le recordaba los espritus demonacos del folklore de Naboo, que se deslizaban desde el inframundo y moran cuando eran tocados por los rayos del sol. Un monstruo, pens, y un dbil recuerdo lo corrigi. No, un sando acuamonstruo. Los criptozologos haban creado largas teoras sobre l pero nunca basadas en evidencias slidas, el sando tena una atraccin poderosa para la fantasa popular. Para algunos era un mito, para otros realidad. Hasta ahora, Panaka no haba tenido opinin en ninguno de los dos casos. El monstruo an estaba tendido con un moribundo hilo de vida. La espuma rompa sobre sus sumergidas aletas traseras. Sus extremidades superiores, largas y ganchudas, descansaban tranquilamente cerca de los profundos surcos que haban hecho antes en la arena. El cuello parecido al de una serpiente estaba torcido como un sacacorchos, dejando la cabeza del tamao de una casa invertida en la clsica pose de muerte. La boca del monstruo abierta de par en par, dientes increblemente blancos brillaban como grandes bloques de sal. Repentinamente el monstruo se movi. Estremecindose, se volvi y se dej caer pesadamente sobre su estmago con un tremendo ruido sordo. Un grupo de asustadas aves marinas volaron al cielo. El monstruo gir la cabeza a su alrededor como si estuviera en busca del sol. Agua encorchada caa por su espalda como pequeos riachuelos. Los msculos de sus extremidades se movan en espasmos, y lejos en la orilla Panaka vio un chapoteo en respuesta cuando una aleta trasera rompi la superficie de un tirn. Sus garras escarbaban dbilmente en los surcos que ya haban hecho antes, y luego el sando acuamonstruo colaps con un vibrante rugido.

Panaka no saba cunto tiempo estuvo parado ah. Pero el anaranjado e hinchado sol estaba ya sumergindose detrs del perfecto horizonte ocenico. Panaka empez a bajar la cuesta interior, buscando con los ojos puntos de apoyo seguros para sus pies y seales de que alguien ya hubiese pasado por ah. El descenso fue ms peligroso que el ascenso, ya que las rocas a lo largo de la parte interna de la cuenca estaban manchadas de salitre. A mitad del descenso, hizo una pausa. Panaka quit la vista de sus pies por un momento y ech un vistazo a la arena que rodeaba al monstruo. Si el fugitivo cruzaba ese trecho descubierto Panaka podra ser capaz de inmovilizarlo con un disparo de largo alcance. Pero aunque la idea entr en su mente, Panaka estaba atnito con lo absurdo de todo esto. Qu haca el fugitivo ah abajo? Esperaba perder a Panaka en las inmediaciones del cuerpo? Entr en pnico, razon Panaka. Panaka no vio a nadie cruzando la extensin. l, sin embargo, not que la arena que cubra el suelo de la cuenca no se extenda del todo hacia el pie de la ladera. Ah, entre aglomeraciones de rocas que haban cado al fondo tras siglos de olas y viento, cavidades oscuras perforaban la corteza. Ms profundas que ninguna sombra, lucan como bocas bostezando llamndolo al inframundo. Panaka record los laberintos de pasadizos no cartografiables que plagaban Naboo. El planeta entero era como un meln rodo por una colonia de gusanos hambrientos. Tneles de roca corren debajo de toda esta extensin de la costa, pens. Si se fue por ese laberinto nunca lo encontrar. Como si lo hubiese incitado el pesimismo interior de Panaka, una figura vestida de blanco apareci debajo por detrs de una roca, una silueta en contra de una abertura como un fantasma. Panaka desenfund su blster. Detente! grit, y solt un disparo al aire. La figura se volte rpidamente y mir hacia l, pero la distancia y la oscuridad eran demasiado grandes para reconocer algn rasgo identificable Detente! grit Panaka de nuevo. . La figura se detuvo como evaluando sus opciones, luego dio un paso hacia la enorme boca del tnel. Cay directo hacia abajo y desapareci en un abrir y cerrar de ojos. Panaka enfund su blster apuradamente y gate el resto del descenso por la pendiente. Redujo la velocidad al llegar cerca de la boca del tnel. Su objetivo, abajo en la oscuridad, estaba protegido por la sombra y podra darle con un solo disparo. Pero Panaka tambin era aprensivo por razones menos tangibles. A pesar de su entrenamiento y su natural desdn por la supersticin, la idea de saltar de pie a una oscuridad infernal lo pona nervioso. Y atravesar los fros canales directamente debajo de la panza de un ser enorme y moribundo representaba el miedo en su forma ms primaria. Panaka salt al abismo oculto. *** Panaka aterriz con un chapoteo, sosteniendo fuertemente el blster en su puo derecho. Inmediatamente, se enroll como una bola y rod hacia su izquierda. Pero no escuch nada, y cuando sus ojos se ajustaron se dio cuenta

que estaba solo en una pequea cmara de roca con una sola salida. O no? A lo largo de las chorreantes paredes vio varios plidos orbes brillantes, cada uno del tamao de su cabeza. Unos ojos nebulosos y mortecinos estaban pegados a la roca y hacan sonidos pegajosos mientras se enfocaban en l. Panaka no tena idea de qu clase de criaturas eran, pero le disgustaban por razones que no poda explicar. Un rugido quejumbroso retumb desde el techo de la entrada. El monstruo golpe alguna extremidad contra la arena sobre su cabeza y las paredes de la cmara resonaron. Como sacudidas del sueo, docenas de las criaturas-ojo se revelaron, descubriendo sus cuerpos fosforescentes uno despus de otro con sonido de chupetones hmedos como de bebs amamantndose. Panaka sinti un escalofro y agach la cabeza mientras se alejaba por el tnel. La luz de las criaturas-orbe disminuy rpidamente en el apretado pasaje. Panaka pens en encender su linterna de campo, pero no quiso destruir su visin nocturna o ser un blanco fcil para su presa. Avanz con cautela, probando el suelo con cada paso. Una delgada pelcula de agua cubra el suelo rocoso. Debido a su elevacin por debajo del nivel del mar, Panaka casi esperaba que estos pasajes estuvieran completamente inundados. El agua haca imposible buscar huellas. Panaka se qued inmvil, reteniendo el aliento, y escuch el eco distante de chapoteantes pasos. Tambin escuch un leve zumbido mecnico. Una bomba? En este punto se encontraba en la oscuridad total. Mientras tomaba su linterna con su mano libre, not delante un plido brillo lejano. La luz era esperanzadora pero entre all y aqu podran estar escondidas estalactitas sobresalientes o fosos donde torcerse un tobillo. Arriesgado como era, necesitaba una vista instantnea del terreno que tena delante. Con su pulgar izquierdo sobre el botn de encendido, Panaka activ su linterna. Un chillido estall detrs de l, como humo silbando al salir de un tubo al estallar. Algo golpe a Panaka entre los omoplatos y derrib la linterna de sus dedos. Cay al agua y se apag, sumiendo el tnel nuevamente en una oscuridad total. Panaka movi a ciegas su blster alrededor. Una segunda cosa, dura y fra, se peg a su cuello y mordi la piel con dientes afilados como agujas, Panaka se quit la criatura de encima, pero docenas se pegaron a su cara, su pecho, sus manos, su pelo. Panaka tropez hacia adelante, tratando de quitarse de encima esa pesadilla con torpes barridos de sus antebrazos. Agudos chillidos retumbaban en el claustrofbico tnel, desorientando y poniendo nervioso a Panaka. Su rodilla golpe una roca y cay, dndose un porrazo en la cabeza contra el suelo con tal fuerza que vio estrellas. Panaka gate hacia adelante, casi inconsciente, dirigindose a la luz. Criaturas invisibles se apilaban en su espalda, masticando a travs del cuero de su tnica y colgando de a dos y tres, como si estuvieran montando un kaadu. Panaka andaba como un borracho a travs del agua, dando tumbos hacia adelante en sus manos y rodillas. Sutilmente, Panaka vio que haba entrado en el tnel iluminado. Aunque la luz era dbil, pareca ser algo aborrecible para los pequeos mordedores. Las rgidas criaturas sisearon y saltaron de la espalda de Panaka. Con el traqueteo como de un esqueleto dentro de un envase de roca, rpidamente saltaron de nuevo a la

oscuridad. Sacudiendo su cabeza para aclararla, Panaka se levant del suelo y sinti la fra presin de un can de blster en la nuca. Manos arriba dijo una spera voz masculina. Y tira tu blster. Me haces moverme un milmetro y t pierdes la cabeza. Panaka hizo lo que le ordenaron. Grate orden la voz. Panaka se gir despacio y mir a su captor. Calvo y barrign, pero con msculos evidentes debajo de la grasa, el hombre era por lo menos una cabeza ms alto que Panaka. Su hinchada cara estaba dominada por la protuberancia de una nariz que pareca rota y restaurada varias veces sin el beneficio del bacta. Su holgada ropa blanca, manchada con arena y sudor, le colgaba en su amplio esqueleto. El hombre no baj el disruptor. Cuidadosamente, Panaka entrelaz sus dedos detrs de su cabeza. Planeas usar eso? haciendo un gesto sealando el arma del hombre. No a menos que hagas algo estpido. Por el modo en que te manejaste con esos mordedores supe que no eras muy brillante. Panaka no mordi el anzuelo. Cualquiera que sean tus intenciones aqu abajo, retener a un oficial de la Fuerza de Seguridad Real a punta de blster no va hacer tu situacin ms fcil. Cuidado, teniente dijo el hombre sonriendo sarcsticamente. Su compaera no est aqu para cubrirle la espalda. Le podra disparar aqu mismo por lo que le hizo a Kroke Modbom. Panaka se sobresalt al or el nombre, entonces pens en la confrontacin de esta maana y el tirador invisible de Bialy. Kroke era un criminal gungano respondi suavemente. Dime que eres t. La expresin que cruz el rostro del hombre combinaba disgusto y lstima. Teniente, todos somos criminales. Gracias a dios tenemos oficiales como usted para mantener a Naboo a salvo en el nombre de nuestro rey. El llanto del sando acuamonstruo reson a travs del metro de roca que haba sobre ellos, ms fuerte esta vez y repleto de notas graves como si la mayora de las llamadas del monstruo estuvieran por debajo del umbral de audicin. Panaka sinti la vibracin a travs de sus botas. Mientras el sonido se desvaneca, un fuerte golpe casi tumb a Panaka de sus pies. El monstruo estaba sacudindose. Arena... o tal vez roca pulverizada... se escurra a travs de grietas en el techo del tnel cayendo sobre su cabeza. El hombretn mir hacia arriba ansiosamente. Panaka se tens, preparado para tomar ventaja de la distraccin, pero su captor devolvi la mirada rpidamente y sacudi su cabeza en seal de advertencia. Uh uh hizo un gesto con el disruptor. Grate y camina hacia adelante. Despacio. Ms polvo de roca se derramaba desde arriba en corrientes secas, haciendo conos de polvo en el agua poco profunda. Pero no arrastres los pies. No apostara a que este tnel se sostendr por siempre. Panaka se preguntaba cmo se supona que hara ambas cosas simultneamente, pero se qued callado. En vez de eso, pregunt: Cul es tu nombre?

Me llaman Veermok ladr el hombre, y puntualiz la declaracin con un brusco empujn con la pistola disruptora en la espalda de Panaka. Comienza a caminar. Panaka sonri para sus adentros al sobrenombre de sonido feroz. Los veermoks eran simios sedientos de sangre cuyas mandbulas podan romper huesos. El gungano te dio ese nombre? pregunt mientras se mova avanzando hacia la luz que se haca ms brillante continuamente. La voz del otro hombre transmiti odio. Djeme adivinar, teniente: usted ha pasado ms tiempo montado en turbo ascensores que hablando con gunganos. Y lo reto a contradecirme. Hizo una pausa mientras recoga del suelo la S-5 de Panaka. No sabe nada sobre gunganos, y sabe menos an sobre Kroke. S que era un criminal buscado. Qu dice eso acerca de ti? No puedo imaginrmelo. Dgame usted. Panaka se encogi de hombros. Ya conoces el dicho. Los veermonks andan en manadas. No es una cosa muy sabia decirle eso a un hombre que tiene una pistola en tu espalda. Yo no lo veo as. Panaka movi sus dedos dentro de los guantes de cuero . Me tenas casi muerto hace dos minutos. Yo pienso que si ibas a matarme ya lo hubieses hecho. El hombre ri framente. Teniente, no tiene idea de lo que hacemos aqu abajo, o s? Yo s qu estoy haciendo aqu respondi Panaka con confianza. Avanzaron hasta la completa luz del nuevo tnel. Panaka vio sus anteriores sospechas confirmadas. Bancos de iluminacin artificial colgaban del techo a intervalos regulares. Al menos una docena iluminaban el tnel hasta que el pasadizo haca un giro. Panaka todava no vea evidencia de la bomba, pero el sonido subyacente de maquinaria era evidente. Placas de metal rayado en el suelo cubran centmetros del agua sucia encharcada debajo. Sombras oscuras en las paredes adelante indicaban la presencia de bifurcaciones. Mientras Panaka pasaba el primero de estos pasillos secundarios, not que estaba bloqueado por una pesada puerta de duracero marcada con un nmero en alfabeto futhark. Baja la velocidad orden el hombre. Camina hacia adelante, cuidadosamente, un paso cada vez. Yo estar parado justo aqu. Panaka escuch el familiar clic del ajuste de intensidad de su blster. Y recuerda, ahora tengo dos pistolas apuntndote. Sus vsceras se volvieron fras. Crees que el tnel tenga trampas? Puntos para el teniente. Tal vez ustedes los oficiales no son tan torpes. As que si no avanzo me disparan por la espalda. Si avanzo activo un aparato anti-intrusos y me disparan de frente. As que dime de nuevo, por qu crees que debo ayudarte? Oh, vamos, Teniente se burl su captor. Todo ese entrenamiento en la Fuerza de Seguridad, y no puede vencer una simple emboscada? Muvase,

estamos perdiendo tiempo. Panaka flexion sus manos. Nunca estuvo tan consiente de la prdida del peso de su S-5. Dio un paso adelante cuidadosamente, las botas haciendo un vaco eco en las placas. En las paredes, cientos de pequeos brotes de hongos creaban patrones de puntillismo en verde fosforescente. Races peludas salan por toda la cara de la piedra, cruzndose con los plidos hongos como redes de vasos sanguneos. Panaka pas varios tneles afluentes en ambos lados, algunos cerrados con puertas y otros que desaparecan en la oscuridad. Te importara decirme qu estoy buscando? Panaka vio una de las puertas numeradas con recelo. Qu cree usted que es este lugar? Qu le dice su entrenamiento de las Fuerzas de Seguridad Real? Panaka estir su cuello para mirar detrs de un grupo de luces colgantes sobre su cabeza. Una cmara de vigilancia lo mir en blanco por su nico lente. Corroda y goteando, las partes electrnicas de la cmara obviamente haban perdido su batalla contra la omnipresente humedad del tnel. Un escondrijo de piratas respondi Panaka. Un almacn de contrabandistas. Qu pasara si le digo que esto fue encargado por el Rey Veruna? Que contiene documentos concernientes a corrupcin en los ms altos niveles del gobierno? Documentos que haran sorprender incluso a usted? Panaka resopl. No lo creera. T ves lo que quieres ver. No eres el nico en contra de la realeza en Naboo. En contra de la realeza? escupi el hombre. Nosotros no estamos all afuera llevando pancartas. Kroke y yo y los otros, nosotros peleamos por Naboo. Entonces jams he escuchado de ustedes. Me alegro. No estamos esforzndonos para que nos tomen en cuenta. No somos ni siquiera una organizacin. No tenemos un lder, ni jerarqua. Pero cuando sus amigos empiezan a desaparecer, la gente tiene curiosa manera de trabajar juntos. Hizo una pausa, luego continu con voz ms queda, pero sus palabras estaban envueltas en un nudo de tristeza. Los gunganos estuvieron aqu antes que nosotros. Ellos pueden decir cuando su mundo esta fuera de balance. Toda mi vida he tratado de sentir ese balance. Ahora tenemos esa oportunidad de arreglarlo. Veermok suspir como si se librara de un gran peso . As que no, Teniente, no estamos en contra de la realeza. Estamos en contra de las mentiras, en contra de los secretos. Panaka sinti una leve sonrisa nacer en las comisuras de su boca. Idealistas. Eso es lo que todos quieren dijo, manteniendo su tono calmado. Incluyendo Veruna, incluyndome a m. Tiene buenas intenciones, Teniente, pero es un mentiroso la voz de Veermok sonaba irritada con amargura. Kroke y yo hemos estado buscando un depsito como este durante aos. Informacin reciente nos llev a Puerto Landien, pero no pudimos encontrarlo por nosotros mismos. Naboo entendi. El propio planeta finalmente revel esta enfermedad enviando al sando acuamonstruo. Tengo el honor de aceptar su regalo. Si usted es realmente sincero acerca de querer la verdad, aydeme a buscar. Aydeme a hacer pblico lo que sea que

encontremos. Baje las armas y hablaremos al respecto. Teniente, quizs soy un poco ingenuo, pero nunca me han llamado estpido. As que djese de rodeos. Panaka dej la cmara muerta atrs y alcanz otro par de tneles secundarios. El pasaje de la derecha estaba tapado por una puerta en que pona ALMACN DE DESPERDICIOS en pintura roja descolorida. El afluente a su izquierda se estiraba hasta la oscuridad. Tratando de ver a travs de la penumbra, Panaka crea discernir la silueta circular de un hueco ancho en el suelo de roca. Preocupado por lo que el pozo podra contener, Panaka salt hacia adelante sobre las placas por lo menos un metro y se tir al suelo mientras un grupo de luces del techo explot en una lluvia de chispas, escupiendo un rayo de energa que resopl al pasar por la oreja de Panaka. La destartalada lmpara cay al suelo con un estrpito, revelando una torreta lser en descanso en el techo. Con un chirrido hiperactivo la torreta gir en crculos vertiginosamente, rociando todo con energa destructiva. Panaka retrocedi sobre su barriga, fuera del aparente rango de accin de la torreta, hasta la interseccin de los dos tneles secundarios. Su captor se movi detrs de l. Qu hiciste? Lser de defensa fija Draconi dijo Panaka de plano. No s decir si es activado por presin o por movimiento, as que qudate quieto. La torreta gir alocadamente en su cerrado crculo, empapando el aire con misiles de energa naranja. Dardos lser ametrallaban las paredes del tnel, dejando hileras de humeantes hoyos negros, luego quemando sobre las cabezas de las dos figuras acostadas boca abajo sobre las placas. No s admiti Panaka, gritando sobre el chisporroteo. Esperaba que esta nos siguiera, y no lo hace. Es vieja, y creo que est funcionando mal. Como un aerodeslizador atrapado en una espiral fatal, el lser daba vueltas ms rpido con cada revolucin. La base de la torreta temblaba violentamente con cada giro. El patrn del roco circular del lser empez a zigzaguear arriba y abajo por las paredes, en sincrona con la sacudida adelante-atrs de la montura. Panaka apret los dientes. Luego not que la roca que rodeaba la torreta en el techo brillaba. Plasma. Venas de energa de plasma natural brotaban profundamente a travs del ncleo de Naboo. Estas eran explotadas con pozos taladrados para generar energa para grandes ciudades. Cantidades localizadas de plasma algunas veces penetraban la roca de la superficie, intiles para cualquier propsito prctico que no fuera la diversin de encender un breve espectculo de luces. La torreta fuera de control al parecer usaba su propia fuente de plasma, y estaba descargando su exceso de calor directamente a la saturada roca. La roca por si misma no poda explotar, pero mientras la temperatura del techo ascenda, la cubierta del motor se derretira, exponiendo la batera de plasma pura al calor directo. Y cuando eso pasara... Movmonos! Panaka le anunci a su captor. Ese lser va a explotar. El hombre lo mir. Un poco de suciedad manchaba el lado de su cara con el que se haba apretado contra la rayada placa. T no irs a ningn lado. Todava sostena las dos armas fuertemente en

sus manos. Echa un vistazo! Panaka sacudi su cabeza hacia la torreta, enojado. Lneas vvidamente blancas hacan telaraas a travs de la roja roca sobrecalentada. Panaka se esforzaba en ver por el tnel a su izquierda, donde anteriormente vio un pozo oscuro Cuando el lser gire hacia all hizo un . movimiento hacia el lado opuesto de su posicin rodamos hacia la izquierda, y nos escabullimos por ese tnel lo ms rpido que podamos. Panaka alz su mano. A mi seal. Uno.... Panaka nunca termin su cuenta mientras el mundo se les desmoron encima. Fue volteado de un lado a otro, barrido sobre una pila de rocas que lo golpearon en todos lados. El tiempo se puso en cmara lenta mientras Panaka se hizo agudamente consciente de sus alrededores, en una especie de hiperconsciencia que invada sus sentidos en situaciones de vida o muerte. Estaba en el aire, girando, cayendo. Aunque no haba fuego de una explosin. La torreta lser no explot. Sobre l vio rocas grandes y pequeas, suspendidas en el aire en mitad de la cada como l. Ms all de las rocas vio un parche morado desigual salpicado de pequeas estrellas. Silueteado contra el discorde cielo nocturno haba una garra enorme con uas del tamao de troncos de rboles, cavando hondo en la tierra como en busca de gusanos. No le hicieron volar por los aires, fue desenterrado. Panaka mova frenticamente sus brazos, tratando de agarrarse a algo, algo con que frenar la inevitable cada. Mientras torca su cuerpo en medio del aire vio el suelo viniendo hacia l. Panaka aterriz con fuerza sobre sus antebrazos. Sus piernas le pasaron por encima, voltendolo boca arriba y llevndolo en polvoriento tobogn hacia el siniestro pozo del tnel secundario. Panaka buscaba desesperadamente por una de las peludas races colgantes que caan por el borde del pozo, pero era muy tarde. Cay en la oscuridad, luego se zambull de pie en una pelcula de agua helada que rpidamente le cubri la cabeza. Con una estremecedora bocanada, Panaka rompi la superficie, tratando desesperadamente de mantenerse a flote mientras su ropa empapada amenazaba con tirar de l de nuevo hacia abajo. Rocas y pedazos de escombros seguan lloviendo desde arriba, golpeando el agua a su alrededor con sonoros chapoteos. A su lado, Panaka vio un listn rectangular enorme y empez a hundirse; con sorpresa, Panaka vio que era la puerta del tnel secundario opuesto, ALMACN DE DESPERDICIOS, la cual fue arrancada completamente de sus goznes. Panaka se sac sus botas y maldijo silenciosamente a quienquiera que hubiese diseado los uniformes de las Fuerzas de Seguridad real para que incluyera una falda de tela que llegaba a las rodillas y un pesado chaleco de cuero. Mantenindose a flote mientras se despojaba de sus guantes, Panaka mir fijamente hacia el borde del pozo por encima de l. Veermok colgaba del borde, pateando el aire intilmente con sus piernas. Sujeto con una mano a algn saliente fuera del pozo, sostena con la otra la S-5 de Panaka. Obviamente poco dispuesto a soltar el arma, aunque incapaz de trepar hacia arriba con una sola mano, el radical colgaba en el aire indefenso antes de soltar finalmente el blster y agitar su brazo libre para agarrase mejor. La pistola cay directa hacia abajo. Panaka nad hacia ella, esperando atraparla, pero rompi la superficie con un chapoteo suave y se hundi fuera de

vista. Panaka aspir profundamente y se hundi en el agua, nadando furiosamente. El agua helada indujo una presin en su pecho. La visibilidad era nula, pero a travs de la suerte o la providencia Panaka roz el blster con sus helados dedos. Sujetndolo ansiosamente con ambas manos, nad hacia la superficie. Cerca de la superficie, Panaka empuj un obstculo flotante fuera de su camino. Luego tom otra bocanada de aire. Veermok ya no colgaba del borde del pozo. Panaka alcanz el objeto flotante que haba recin empujado, esperando usarlo como un salvavidas mientras examinaba la S-5. El flotador tena dos metros de largo, aproximadamente cilndrico. Lanz sus brazos sobre l y se sumergi en el agua en respuesta. Panaka vir su cabeza hacia el extremo ms cercano. Un cuerpo sin ojos le sonri. Alguna vez fue un gungano, antes de que el cuerpo se hinchara y se pudriera. Los zarcillos oculares haban desaparecido, dejando slo huecos oscuros mirando desde una calavera. Carne gomosa se estiraba sobre el hocico, despellejndose de dos filas de sonrientes y ennegrecidos dientes. Dos orejas como abanicos flotaban en la superficie del agua, aunque como la piel haba desaparecido, las redes cartilaginosas parecan manos de largos dedos apuntando en direcciones opuestas. Separndose del cuerpo con asco, Panaka golpe algo detrs de l. Se volte y vio un segundo cuerpo, esta vez humano. Su estmago estaba abultado por el gas y su boca abierta como en un grito insonoro. La bilis subi por la garganta de Panaka cuando se acord de que haba tragado la misma agua en la que los cuerpos dormidos nadaban. Mientras escupa su saliva, vio por lo menos media docena ms de formas flotantes. Panaka buscaba a tientas en su cinturn por el gancho de agarre de duracero. Encontrndolo, lo encaj en el barril de su S-5. Pataleando con fuerza para no sumergirse bajo el agua, levant la pistola con las dos manos y apunt directo hacia arriba, pasando el borde del pozo, hacia el techo de roca del tnel. Apretando el gatillo, dispar el cable lquido. Una fina lnea de spray se desenroll desde el blster, arrastrando el gancho como una hebra de seda de cholorpodo. Se endureci en un cable irrompible en el momento en que toc el aire. El gancho golpe el techo del tnel con un sonido seco, sus afiladas puntas mordiendo profundamente en la piedra. Panaka accion el control de retraccin. Los motores dentro del mecanismo silbaban mientras tiraban del cable de regreso al pequeo tanque de la S-5. Panaka se sostuvo con fuerza al mango de la pistola con ambas manos. Mientras la S-5 recoga el cable l era izado en el aire, el agua le corra de su ropa en grandes chorros. Panaka detuvo la ascensin una vez que hubo salido del hoyo en el suelo, con un par de metros de cable todava. Necesitaba ganar velocidad lateral para alcanzar el borde del pozo. Empez a balancearse hacia adelante y hacia atrs, haciendo que el gancho se balanceara dentro de la roca sobre su cabeza. Mientras Panaka finalizaba el largo arco hacia atrs alz ambos pies, preparado para saltar a la seguridad al final del arco de vuelta. Cuando pas el punto medio del balance el gancho se solt.

Panaka cay, pero la inercia an lo llev al borde del pozo. Golpe el borde con fuerza, sacando el aire de sus pulmones, pero logr envolver su brazo alrededor de una de las races peludas antes que se deslizara de regreso al pozo. Panaka se impuls hacia arriba al suelo seguro. Jadeando con fatiga, retrajo lo que quedaba del cable lquido y el colgante gancho de agarre. Panaka se levant y corri hacia el tnel principal, de regreso a donde el sando acuamonstruo cav desde el mundo exterior. Su uniforme se senta como un traje de fro, una armadura que chorreaba agua en sus desnudos pies. Mientras Panaka se acercaba al lugar de la brecha, la gris oscuridad de los pasadizos subterrneos daban paso al ndigo puro del cielo nocturno de Naboo. El monstruo de pronto aull y golpe con su cuerpo semejante a una serpiente contra la superficie de arriba. El tnel vibr como un tambor. Panaka dio un traspi, perdi el equilibrio, y condujo su taln izquierdo hacia la punta de una estalagmita pequea. Rocas sueltas llovan desde el techo. Desde afuera del tnel principal Panaka escuch un grito de sorpresa. Favoreciendo su pierna derecha en una cojera grotesca, Panaka se tambale hacia afuera de la abertura, con el blster preparado. El tnel principal era una devastacin total, como si hubiera sido destrozado por una bomba de presin. Panaka todava no poda creer que hubiera estado parado en la zona cero. Varias toneladas de piedra, la mayor parte desmenuzadas en pedruscos del tamao de un shaak, cubran el suelo de lo que una vez fue un tnel, aunque ahora que un pedazo del techo no exista Panaka supuso que era ms bien como una trinchera. Directo hacia arriba, a travs del hoyo, poda ver la constelacin Beautit parpadeando detrs de una temblorosa y pesada masa que era ms o menos una parte del hombro del monstruo. La garra del monstruo haba paleado una montaa de rocas rotas, dejando dos montones rocosos en lados opuestos marcando su paso. Una pila bloqueaba completamente la ruta que Panaka y su captor haban atravesado al comienzo de su exploracin. La otra pila atascaba el tnel donde la frentica torreta lser mantuvo guardia. Desde el otro lado de ese revoltijo de roca venan gruidos y maldiciones. Lanzndose hacia la barrera de piedra, Panaka trep y ech un vistazo sobre el borde superior. Debajo de l, Veermok acababa de librarse de la avalancha de trozos del tamao de lminas. Detente! grit Panaka. Veermok mir hacia arriba, sorprendido, y empez a correr. Ya no tena el disruptor. Panaka se lanz sobre el borde y se desliz hacia el suelo lleno de rocas. Hizo una mueca de dolor al aterrizar sobre su taln herido Veermok! Te estoy diciendo que te detengas! . El otro hombre no se detuvo. Panaka apunt a travs de la mira principal de su S-5 a la rodilla derecha de Veermok y apret el gatillo. La S-5 dio una pequea y desagradable explosin y solt una llovizna de chispas como un fuego de artificio barato. Panaka resopl cuando se dio cuenta que la zambullida en el agua helada haba destruido los componentes electrnicos del blster. Veermok mir hacia atrs. Su tono de voz era fuerte y burln. Problemas, Teniente? Siento ver eso. El tnel intacto delante de l estaba levemente iluminado por las lmparas restantes. Pasando eso, un tnel recto

llevaba a las puertas numeradas ms altas... y a la libertad. Usted no est en condiciones de hacer una carrera conmigo, as que creo que aqu es donde nos separamos. Espero que nos volvamos a encontrar en mejores circunstancias. Veermok hizo un irrespetuoso saludo. Nos veremos pronto. Y rompi en una ligera carrera. Panaka hizo un pequeo ajuste a su S-5, apunt de nuevo y dispar. El cable lquido sali como un rayo de luz blanca. Los dientes del gancho de duracero mordieron a travs de la tnica de Veermok y a travs del msculo debajo de su omoplato derecho. Trastabill y cay de frente con un gruido. Panaka apuntal su pie sano contra un robusto pedazo de roca y accion el control de retraccin de la S-5. La lnea se tens, volteando a Veermok sobre su espalda. Lenta pero inevitablemente la retrajo hacia la cmara de disparo. Veermok se sacuda como un pez en un anzuelo mientras era arrastrado de regreso por el suelo, pero el cable remolcaba el peso con eficiencia mecnica. Cuando el cable se haba retrado casi por completo, Panaka puso su pie sobre el pecho del hombre. Antes de lo que pensabas. Panaka volte a Veermok sobre su estmago. Tirando del gancho para liberarlo, Panaka sujet los brazos del hombre con una mano mientras buscaba las esposas de la Fuerza de Seguridad en su cinturn con la otra. En un ltimo y desesperado movimiento, Veermok alz su cabeza y sus hombros en un convulsivo arco como un prisionero electrocutado. La parte trasera de su cabeza impact directamente contra la nariz vendada de Panaka. Panaka gru de dolor y sus manos fueron reflexivamente hacia su rostro. Tomando la ventaja de la distraccin de medio segundo, Veermok se arrastr hacia adelante y estaba sobre sus pies antes que Panaka pudiera detenerlo. Sali disparado por el tnel. Veermok! No hagas esto! Panaka apunt su S-5, el gancho de agarre listo para disparar. El tnel se ilumin como un pulsar, punzando los ojos de Panaka. El crujido que lo acompa era seguido de resonantes ecos arriba y abajo por las paredes del corredor. Veermok se qued quieto en el lugar, un hoyo humeante en su espalda. Panaka mir tontamente hacia su S-5, sabiendo que era imposible que l hubiese disparado. Veermok no se desplom hacia adelante sino que en cambio cay hacia atrs como un rbol talado. Su cuerpo golpe el suelo con un chapoteo vaco, revelando otra figura ms all en el tnel. Sate Pestage avanz hacia adelante, blster en mano. Panaka maniobr hasta llegar junto al hombre herido. El disparo de blster pas directamente a travs del pecho como si hubiese sido taladrado. No haba terminado de cauterizar. La sangre era roja y espesa, saliendo lentamente de los bordes de la herida. Aydeme! Panaka exigi a Pestage, limpiando las cenizas de la herida. Es sangrado venoso, no arterial. Todava tiene una oportunidad. Pestage se acerc pero no se movi para ayudar. Panaka lo mir.

Por qu dispar? Yo lo tena! Pestage lo mir framente. Por primera vez, Panaka not la larga caja fuerte que llevaba debajo del brazo. Usted necesitaba ayuda, Teniente, nosotros recibimos su llamada. Hizo un gesto hacia el cuerpo tendido. Y usted tiene su hombre. Panaka localiz dnde la vena se una con el hueso y puso dos dedos contra la vena, deteniendo la hemorragia principal. El corazn an lata, pero Veermok no respiraba. Vaya a la superficie dijo bruscamente Panaka. Contacte con Theed. Y trigame un botiqun de primeros auxilios. Inclinndose, puso su boca sobre la de Veermok y llen sus inertes pulmones con aire. Pestage se qued en donde estaba. Demasiado tarde para eso. La vibracin hmeda contra los dedos de Panaka ces de repente como si alguien hubiese accionado un pequeo interruptor desde dentro. Con el sonido de un tanque pinchado, el aliento escap a travs de los flojos labios de Veermok mientras sus pulmones colapsaban. Panaka vio los ojos de Veermok desenfocarse como si estuvieran mirando a travs del techo del tnel hacia el cielo, y luego se fue. *** La luna Ohma-D'un estaba alta en el cielo, repartiendo su luz marrn plido sobre la piel arrugada del mar y sus agitadas olas. Panaka estaba parado en un risco rocoso mirando el ocano. Detrs de l, en el camino a Puerto Landien, media docena de velotransportes de las Fuerzas de Seguridad Real se agrupaban, con las seales destellantes iluminando su propio velotransporte destruido atado a un carro recuperador. En la grama, la Sargento Bialy y los dems oficiales estaban dando parte. Panaka coloc su mandbula preparado para responder a la Capitana Magneta. No estoy convencido, Capitana. La evidencia requiere ms investigacin. Lo que hizo Pestage es ilegal e indicativo de encubrimiento, inmunidad diplomtica o no. Soy la cabeza de la Fuerza de Seguridad real, Teniente contest Magneta secamente. Luca una mirada de cansada resignacin. No debera convencerle de nada. Magneta mir por encima de su hombro hacia el distante montculo de piedras que cubra la ensenada del monstruo. Pero los cuerpos. Humanos y gunganos. Panaka frotaba la tela empapada de su uniforme para calentar un poco sus hombros. Ocho cuerpos, posiblemente ms. Regurgitados por el monstruo. Tal vez no pudo soportar su ltima comida. Panaka suprimi un suspiro. No lo creo. Ha pasado antes con opees. Usted lo sabe. Tiene cuerpos y tiene un monstruo marino. Una conexin no es una coincidencia. Lo s admiti Panaka. Pero esos cuerpos estaban podridos, no digeridos.

Magneta lo mir con dureza. Asesinados por un pirata. Almacenados debajo de la tierra para que nadie los encontrara. Panaka cruz sus brazos. Hay algo ah abajo... Un complejo. El revolucionario clamaba que fue construido por el Rey Veruna, pero sospecho que su origen es de fuera del planeta. Pestage se llev una caja de evidencia de la escena. Mat un testigo que podra haber sabido la verdad. Esos cuerpos son ms de lo mismo. El revolucionario habl de amigos perdidos. Deberamos hacer trabajo forense de inmediato. Los ojos de la Capitana Magneta destellaban con obvia distraccin, pero Panaka continu. Si est en lo cierto, y fue un pirata, entonces Pestage es un participante conocido. Podra estar protegiendo su participacin financiera en una operacin ilegal de Naboo. Qu esta sugiriendo, Teniente? Quiero poner a Sate Pestage bajo arresto. Magneta asinti. Lo tomare como un consejo. Su tono era tranquilo pero cortante. Y tambin me gustara informar a Veruna y al Senador Palpatine continu Panaka entrecerrando sus ojos. Este asesino coruscanti no es una persona con la que quieran estar asociados. Suficiente. Eso ser mi responsabilidad, no la suya. Panaka frunci el ceo. Magneta miraba distradamente hacia Ohma-D'un. Panaka sigui su mirada, pero sus ojos vieron algo en el cielo directamente detrs de ella. La luz de la luna brill de manera poco natural contra un punto metlico lejano sobre la cuenca. Panaka supo que solo poda ser un caza estelar N-1. Se preocupa demasiado, Teniente le asegur Magneta, poniendo una mano en su garganta. Dos agujas rojas se emitieron desde el distante caza estelar. Un brote naranja de fuego creci rpidamente detrs de la pared de roca y salpic rudamente sobre un lado, como tratando de alcanzar hambrientamente a los observadores distantes. Nos estamos encargando de todo. Traduccin: Jawa