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B16. EL COMERCIO MIÉRCOLES 27 DE MARZO DEL 2013 Es momento de aliviar al CEO del cargo de presidente Los directores ejecutivos estado- unidenses están dejando de depen- der de su descon- certante cariño al cargo de presiden- te. Pero en unos cuantos bancos grandes, la adicción persiste. Los directores de JPMorgan Chase, por segundo año conse- cutivo, recomiendan rechazar la propuesta de un inversor de dividir el cargo de presidente y director ejecutivo que ocupa Jamie Dimon. Sostienen que la separación podría ocasionar “incertidumbre, confusión e ineficiencia”. Bueno, yo estaría feliz de arriesgar un poco de incertidum- bre, confusión e ineficiencia a corto plazo si esto minimizara la mayor amenaza planteada por los ejecutivos que poseen ambos cargos: exceso de confianza, ex- ceso de alcance y sobrecarga. Pero no se fíen de mi pala- bra, pregúntenle a los pares de Dimon en el Grupo de los 30, un foro para financieros y regula- dores. En un informe del 2012, el G-30 declaró que había una “lógica concluyente” para sepa- rar los cargos de alto nivel en las instituciones financieras globa- les. “Las presiones y la magnitud de la responsabilidad asumidas por el CEO han crecido práctica- mente más allá de la capacidad de una sola persona”, escribió su grupo de trabajo. También se estimó que los presidentes-CEO en los grupos financieros pasan el 35% de su tiempo en temas de directorio. Un presidente independiente deja que el director ejecutivo dedique ese tiempo a la gestión de la empresa. La separación reduce los conflictos de interés y promueve el reto constructivo en la sala de directorio. En resumen, una división no solo limita los problemas ocasionados cuando un alumno califica su propia tarea, sino que le da más tiempo, en primer lugar, para hacer la tarea. Muchas empresas esta- dounidenses han comenzado a favorecer el modelo de direc- ción que la mayoría de grandes empresas en el Reino Unido emplean, a pesar de que podría ser tan extraño para ellos como jugar cricket. Booz&Co. estimó que los nuevos nombramientos de presidentes-CEO disminuye- ron del 40% en el 2000 al 18% en el 2011. La proporción de presi- dentes realmente independien- tes dentro de las compañías en la lista “Fortune 500” ha aumenta- do del 9% al 20% en una década. Entonces, ¿por qué JPMorgan y muchos otros no siguen este ejemplo? Debido a dos malas razones: la exclusividad y el miedo. Seis de los 11 directores de JPMorgan son o han sido pre- sidentes-CEO. Su presidente a la cabeza –encargado de controlar a su jefe, si fuera necesario– es ac- tualmente Lee Raymond. Es un hombre muy fuerte. Steve Coll, autor de “Imperio privado” (“Private Empire”), escribió que él “gobernó Exxon Mobil como un emir”. Pero también es la última persona que tal vez encabezaría una campaña para compartir poder en el nivel más alto. Los directores y directores eje- cutivos también saben que Ken Lewis renunció a ser director eje- cutivo del Banco de América solo meses después chado la brillante reputación de Dimon. Pero los directores de JPMorgan deben tener miedo de que si nombran un presidente independiente, Dimon, un eje- cutivo en el que todavía confían, se sentirá desplazado hacia la salida. Considero que tales preocupa- ciones son, en palabras textuales de la opinión inicial de Dimon sobre la debacle de los deriva- dos, “una tormenta en un vaso con agua”. Citigroup opera bajo la autoridad de un presidente y un director ejecutivo. El propio JPMorgan y su rival Morgan Stanley en el pasado han tomado el medio paso de dividir el cargo para facilitar la transición hacia un nuevo director ejecutivo. Uno de los argumentos dados por BNY Mellon para el doble nom- bramiento de su jefe –que una “numerosa mayoría de nuestros compañeros” lo hacen– ya se ha debilitado. Una división puede no ajustar- se a cada compañía, por lo que no debería ser obligatoria. Un presidente no ejecutivo no pudo salvar al Banco Real de Escocia del casi colapso o mantener a Barclays fuera del abismo ético. Una nueva investigación tam- bién sugiere que “degradar” a los presidentes de las compañías que tienen un buen desempe- ño disminuye el precio de las acciones. Pero una presidencia inde- pendiente debería ser el modelo para las compañías que llegan al mercado o para planificar una sucesión de liderazgo. La fun- ción no es difícil de entender –el presidente no ejecutivo dirige el directorio y el director ejecuti- vo dirige la empresa– pero esto debe explicarse habitualmente. Con demasiada frecuencia, los presidentes en Estados Unidos ven su nombramiento como una excusa para ejercitar sus múscu- los ejecutivos no usados. Sin embargo, el problema más grande en Estados Unidos es que el debate sobre qué modelo ele- gir muchas veces se convierte en una prueba de machismo, en el que los inversores activistas com- piten por arrancar las hombreras con rango de presidente de los hombros del humillado ejecuti- vo. Dividir las funciones no es la panacea, pero mientras el jefe lo considere como un castigo cruel e inusual, los directores tendrán una excusa para dejar en su caja una herramienta necesaria para una buena dirección. de que los accionistas votaran por un margen muy pequeño para nombrar a un presidente independiente en el 2009. Las pérdidas de US$6,2 mil millones por el comercio de derivados del corredor “London whale” (balle- na de Londres) y las acusaciones perjudiciales sobre el fracaso en la gestión de riesgos han man- Los nuevos nombramientos de presidentes-CEO disminuyeron del 40% en el 2000 al 18% en el 2011”. Traducido por: SANDRA CAPCHA H. ILUSTRACIÓN: VÍCTOR AGUILAR © The Financial Times Limited [2013]. All Rights Reserved. FT and Financial Times are trademarks of the Financial Times Ltd. Not to be redistributed, copied or modified in anyway. El Comercio is solely responsible for providing this translation and the Financial Times Limited does not accept any liability for the accuracy or quality of the translation. Andrew Hill Editor en temas de administración de negocios

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B16.EL COMERCIO MIRCOLES 27 DE MARZO DEL 2013Es momento de aliviar al CEO del cargo de presidenteLos directores ejecutivos estado-unidenses estn dejando de depen-der de su descon-certante cario al cargo de presiden-te. Pero en unos cuantos bancos grandes, la adiccin persiste.Los directores de JPMorgan Chase, por segundo ao conse-cutivo, recomiendan rechazar la propuesta de un inversor de dividir el cargo de presidente y director ejecutivo que ocupa Jamie Dimon. Sostienen que la separacin podra ocasionar incertidumbre, confusin e ineficiencia.Bueno, yo estara feliz de arriesgar un poco de incertidum-bre, confusin e ineficiencia a corto plazo si esto minimizara la mayor amenaza planteada por los ejecutivos que poseen ambos cargos: exceso de confianza, ex-ceso de alcance y sobrecarga.Pero no se fen de mi pala-bra, pregntenle a los pares de Dimon en el Grupo de los 30, un foro para financieros y regula-dores. En un informe del 2012, el G-30 declar que haba una lgica concluyente para sepa-rar los cargos de alto nivel en las instituciones financieras globa-les. Las presiones y la magnitud de la responsabilidad asumidas por el CEO han crecido prctica-mente ms all de la capacidad de una sola persona, escribi su grupo de trabajo.Tambin se estim que los presidentes-CEO en los grupos financieros pasan el 35% de su tiempo en temas de directorio. Un presidente independiente deja que el director ejecutivo dedique ese tiempo a la gestin de la empresa. La separacin reduce los conflictos de inters y promueve el reto constructivo en la sala de directorio. En resumen, una divisin no solo limita los problemas ocasionados cuando un alumno califica su propia tarea, sino que le da ms tiempo, en primer lugar, para hacer la tarea. Muchas empresas esta-dounidenses han comenzado a favorecer el modelo de direc-cin que la mayora de grandes empresas en el Reino Unido emplean, a pesar de que podra ser tan extrao para ellos como jugar cricket. Booz&Co. estim que los nuevos nombramientos de presidentes-CEO disminuye-ron del 40% en el 2000 al 18% en el 2011. La proporcin de presi-dentes realmente independien-tes dentro de las compaas en la lista Fortune 500 ha aumenta-do del 9% al 20% en una dcada.Entonces, por qu JPMorgan y muchos otros no siguen este ejemplo? Debido a dos malas razones: la exclusividad y el miedo. Seis de los 11 directores de JPMorgan son o han sido pre-sidentes-CEO. Su presidente a la cabeza encargado de controlar a su jefe, si fuera necesario es ac-tualmente Lee Raymond. Es un hombre muy fuerte. Steve Coll, autor de Imperio privado (Private Empire), escribi que l gobern Exxon Mobil como un emir. Pero tambin es la ltima persona que tal vez encabezara una campaa para compartir poder en el nivel ms alto.Los directores y directores eje-cutivos tambin saben que Ken Lewis renunci a ser director eje-cutivo del Banco de Amrica solo meses despus chado la brillante reputacin de Dimon. Pero los directores de JPMorgan deben tener miedo de que si nombran un presidente independiente, Dimon, un eje-cutivo en el que todava confan, se sentir desplazado hacia la salida.Considero que tales preocupa-ciones son, en palabras textuales de la opinin inicial de Dimon sobre la debacle de los deriva-dos, una tormenta en un vaso con agua. Citigroup opera bajo la autoridad de un presidente y un director ejecutivo. El propio JPMorgan y su rival Morgan Stanley en el pasado han tomado el medio paso de dividir el cargo para facilitar la transicin hacia un nuevo director ejecutivo. Uno de los argumentos dados por BNY Mellon para el doble nom-bramiento de su jefe que una numerosa mayora de nuestros compaeros lo hacen ya se ha debilitado.Una divisin puede no ajustar-se a cada compaa, por lo que no debera ser obligatoria. Un presidente no ejecutivo no pudo salvar al Banco Real de Escocia del casi colapso o mantener a Barclays fuera del abismo tico. Una nueva investigacin tam-bin sugiere que degradar a los presidentes de las compaas que tienen un buen desempe-o disminuye el precio de las acciones.Pero una presidencia inde-pendiente debera ser el modelo para las compaas que llegan al mercado o para planificar una sucesin de liderazgo. La fun-cin no es difcil de entender el presidente no ejecutivo dirige el directorio y el director ejecuti-vo dirige la empresa pero esto debe explicarse habitualmente. Con demasiada frecuencia, los presidentes en Estados Unidos ven su nombramiento como una excusa para ejercitar sus mscu-los ejecutivos no usados.Sin embargo, el problema ms grande en Estados Unidos es que el debate sobre qu modelo ele-gir muchas veces se convierte en una prueba de machismo, en el que los inversores activistas com-piten por arrancar las hombreras con rango de presidente de los hombros del humillado ejecuti-vo. Dividir las funciones no es la panacea, pero mientras el jefe lo considere como un castigo cruel e inusual, los directores tendrn una excusa para dejar en su caja una herramienta necesaria para una buena direccin.de que los accionistas votaran por un margen muy pequeo para nombrar a un presidente independiente en el 2009. Las prdidas de US$6,2 mil millones por el comercio de derivados del corredor London whale (balle-na de Londres) y las acusaciones perjudiciales sobre el fracaso en la gestin de riesgos han man- Los nuevos nombramientos de presidentes-CEO disminuyeron del 40% en el 2000 al 18% en el 2011.Traducido por: SANDRA CAPCHA H.ILUSTRACIN: VCTOR AGUILAR The Financial Times Limited [2013]. All Rights Reserved. FT and Financial Times are trademarks of the Financial Times Ltd. Not to be redistributed, copied or modified in anyway. El Comercio is solely responsible for providing this translation and the Financial Times Limited does not accept any liability for the accuracy or quality of the translation.Andrew HillEditor en temas de administracin de negocios