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Págs. 4-5 Jukar: “Manchas que terminan teniendo formas” SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. GUATEMALA, 10 DE JUNIO DE 2016 Fotografía de Mariana Pinto

Cultural 10-06-2016

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Cultural 10-06-2016

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Fotografía de Mariana Pinto

Página 2 / guatemala, 10 De junio De 2016

Barrancópolis

Ciudad de Guatemala es definitivamente un lugar hostil para pedalear. Fotografía de Elí Orozco

Por Fernando Vérkell

Hablo poco sobre mí; de forma directa, al menos. Esta es tal

vez mi columna más personal porque he abierto un ciclo en mi vida y he ejercido el rol de con-verso: aprendí a conducirme en bicicleta cuando chico, pero no empecé a disfrutarlo hasta un

par de meses atrás.

“A veces pienso que Julio Hernán-dez es el Horacio Quiroga del cine independiente.”

diarios de bicicleta

U

T

Barrancópolis

casiliteral.com

n romance posmo-derno llevado a la pantalla con exce-lente calidad visual. Pero también una mixtura de clichés del cine independien-

te de nuestra época —se entiende que lo de “romance posmoderno” es ya una prueba de lo anterior—. La ausencia de una historia teleológica se cumple adrede en esta película, al igual que en las demás películas de este director (autor), pero para mi gusto la trama pa-rece alargarse innecesariamente, como queriendo llenar un tiempo cinemato-gráfico para entonces vacío de conteni-do. O sea, la película pierde intensidad en los últimos 20 minutos y la escena final (melosa y detestable) contradice la coherencia estética de la película: la irresolución cínica, la ausencia de

oda moda es vani-dad y en toda vani-dad hay salud. En feisbuc empecé un diario de bicicleta que nada tiene que ver con egolatría o

necesidad de atención. Es una bitáco-ra de viaje; mis progresos, mi visión del asunto. Ha habido otras pasiones en mi vida; la de hoy parece que llegó para quedarse.Antes de compartir esos estados, hay

algunas consideraciones que me gusta-ría discutir. La primera es evidente: la bici es salud. La bici es disciplina y for-taleza mental. No es fácil pedalear en las calles de esta ciudad, ni las condiciones climáticas, ni los cláxones ni las cuestas. Esta ciudad es todo menos una vía pro-picia para los ciclistas, pero hay muchos valientes que todos los días salen a la ca-lle con la bici, deseosos de volver enteros o simplemente volver. No hablo de los hermosos y malditos con sus bicicletas Trek o Scott, con sus Fitbit y sus guan-tes Bontrager, felices en Pasos y pedales; sino de los que conducen su bici con pa-rrilla y dínamos, los que van a trabajar en bicicleta y no tienen otro medio de

“Te Prometo Anarquía” es el quinto largometraje de Julio Hernández Cordón, director guate-malteco radicado en México.

Por camilo Villatoro

te Prometo anarquía: un romance Posmoderno

transporte. A veces me los topo en la ca-lle y cedo la vía. Al fin ellos tienen más prisa y han estado en el mundillo de dos ruedas antes que yo.

16 de abrilDía unoSoy un gran gordo que no puede peda-

lear por dos cuadras seguidas. La cabeza bombea tanta sangre que no dudo que EE. UU. venga a invadirla.

Día tres(Día dos fue igual que el uno.) Avancé;

dos cuadras y media. Cuando iba en lo mejor de la pedaleada, la cadena se zafó. Luego otras dos cuadras en subida. La espalda me duele menos y las manos me arden. Todavía hay gente que ve a un gor-dito pedaleando por su vida. Si fuera yo, me reiría.

Día 7, semana 1Me sudan partes que no conocía y de re-

pente siento un olor familiar a nicotina. Mi cuerpo en estos días me ha reclamado el cambio drástico pero lo consiento con las chucherías de siempre. Dejo de ser un gordito pedaleando por su vida a un gor-dito pedaleando alegremente. No sé cuál de las dos situaciones es más cómica.

Día 9Mi mojo está trabajando contra el con-

juro jipster. No fotos, no action cams, no sentirse superior por pedalear a duras pe-nas… Mi progreso está siendo posteado para presión personal. Campero me lla-ma, pero pedaleo rápidamente y me alejo.

Día 21Parece que me gusta esto de la bicicle-

teada.

Día 24 Estreno bicicleta (Iris Cecilia se ha con-

vertido en mi cómplice). Siento algo raro; como cuando uno besa labios nuevos. Hoy salí de noche y ya tengo casco nuevo. La vida es buena y transpira.

Día… ya no cuento los días. Un gordinflas ahora tiene que empezar

a usar cinchos y recupera camisas y sué-teres que ya no podía usar. Mañana espe-ro recorrer aproximadamente 20 kilóme-tros. A ver qué ondas.

22 de mayoMisión cumplida. Casi 30 kilómetros.

Florida-Naranjo-Zona 1. Luego Zona 1-Reforma-Zona13. Luego, Zona13-Tré-

bol-Tulam Tzu-Florida. Las piernas no dan más pero, aunque suene melodra-mático, ya subido en la bici uno solo ve la ruta.

24 de mayo¿Nunca les pasó que por salir temprano

en día laboral nunca pudieron cruzar el carril y tuvieron que pedalear siempre hacia adelante? Hoy recorrí bastante y mi único terror fueron las burras extraurba-nas, que Dios las perdone a las hijas de ruta. No me pasó nada y estoy feliz.

El diario no se detiene aquí porque salgo casi todos los días. Yo tampoco me deten-go. Un día a la vez con un pedal detrás del otro.

un sentido teleológico, moral, y lo que haga falta. Hasta los finales que no son verdaderos finales merecen un final mejor… de todas formas toda película irremediablemente llega a su fin cuan-do se pone la música de salida y aparece el fondo negro con los créditos. Cuando digo que la película pierde intensidad es porque empieza el tedio y el público ja-más se recupera; al menos yo.En los aspectos técnicos, la mayor di-

ficultad que padecen los realizadores guatemaltecos es la inconsistencia y fal-ta de homogeneidad en la calidad de los actores. Obviamente también hay bue-nos actores en Guatemala, pero basta la impostura de uno para destruir una película por completo… El cine es así: poético, y decapítese a María Antonieta si fuera necesario. Esto lo resuelve Julio Hernández produciendo la película en México, y entonces sí, no hay pero que

valga, al menos en ese aspecto. Actores excelentes, pues.En conclusión: es la película mejor

realizada de Julio Hernández y una de las mejores dirigidas por un guatemal-teco, pero hay que criticarla con objeti-

vidad y no caer en el halago fácil, en pos de la superación espiritual de la especie.

Guatemala, 10 De junio De 2016 / PáGina 3

C

Barrancópolis

olocó pedazos de po-llo en agua hirviendo, lo sazonó, y se sentó frente a su amiga que destripaba limones so-bre un vaso lleno de agua mineral. Eso no

nos va a curar le dijo mientras sacaba un octavo de aguardiente de su delantal, el eterno delantal de mi abuela. Somató el culo del octavo sobre la palma de su mano izquierda y le retorció el pescue-zo, hizo el sonido característico de metal molido y giró la tapa dorada. Sirvió una mitad en cada vaso y brindaron en silen-cio. El caldo de pollo empezó a soltar un olor dulzón y grasoso.Aun paladeando el trago de aguardiente

se levantó para sacar el pollo del agua hir-viendo, lo desmenuzó y dejó los huesos dentro de la olla, la carne la guardó en un recipiente plástico con tapadera herméti-ca. Al agua con huesos le agregó tomates cortados en cuatro, una cebolla, sal, pi-mienta y unas hojas verdes que olían a sexo de mujer. Las sacó de una bolsa de manta que colgaba de un clavo oxidado y viejo. Yo solía acercarme a esa bolsa y aspirar el olor imaginando que era olor de mujer; ahora sé que era apazote. La pe-queña cocina se inundó de ese olor ener-vante. En 5 minutos me avisás, advirtió mi abuela antes de empinarse el último sorbo de aguardiente con limón.Mientras transcurrían esos cinco minu-

tos volvieron a comentar las anécdotas de la última noche, los chistes que contaron y quien había empezado a llorar con las canciones de Juan Gabriel. Ya pasaron cinco minutos le dije acercándome a sus mejillas arrugadas. Ella sacó los huesos del pollo, movió un poco la infusión y

Para aliviar una cruda intensa el apazote, tomate, cebolla y chile son ingredientes que no pueden faltar en un caldo de huevos. Fotografía de Elí Orozco

Por Juan Calles

Recuerdo a mi abuela en su co-cina diminuta, un poyo de adobe,

grandes tablas de madera para picar verduras y frutas, recuer-do su horno lleno de pan viejo y ratones avorazados. La recuerdo

preparando un caldo extraño pero oloroso. Un día antes ella y su mejor amiga habían bebido varios octavos de aguardiente

mientras hablaban de sus penas y recuerdos. Yo era un niño que ayudaba a atender la venta de

helados, chocobananos, gaseosas, poporopos y chicles mientras ellas bebían y platicaban. Esa mañana llovía y ellas padecían una cruda

de pronóstico reservado.

El caldo de huevos es voz de albañil, martillo de zapatero, silbato de afilador, delantal de locataria, es un cáliz repleto de la alianza nueva y eterna entre una noche de juerga y una mañana apacible y lenta…

una Cruda, una oda al Caldo de huevos

Juan Calles. Periodista, documentalis-ta, lector de tiempo completo, ha faci-litado el taller de narrativa del Centro Histórico. Autor de “Triciclo”, libro de cuentos cortos. Nació en mayo del 73, pero no está seguro de ello.

abrió cuatro huevos que dejó caer sobre el caldo hirviente; de inmediato se for-maron nubes blancas, parecían el velo de una novia de barrio, el olor se intensificó. La amiga de mi abuela ya servía el próxi-mo tapis.Mi abuela se quedó viendo el agua

mientras hervían todos los ingredien-tes, de pronto, como viniendo de la nada cuatro pelotas anaranjadas flotaron en medio del tomate, la cebolla, el apazote y el velo de huevo. ¡Ya está! dijo mi abuela eufórica. Traéme tres platos hondos me ordenó contenta. Yo corrí feliz por los platos, pero aproveché para traer cucha-ras y el frasco lleno de chiles jalapeños en escabeche. Ella vio mi iniciativa con buenos ojos, así me gusta mijo, mientras decía eso yo me sentía el mejor cocinero del mundo. Llenó los platos tratando que quedarán llenos de todos los ingredien-tes, los pasó a la mesa. Esto si nos va a cu-rar dijo, pero la verdad es que ya se picó el maíz, comentó mientras soplaba para no quemarse la lengua.Recuerdo esa mañana lluviosa, maravi-

llado y lucidamente, la cocina de mi abue-la, su delantal, su mejor amiga, el piso de tierra, las bancas de madera comidas por

la polilla de los años, sus manos cocine-ras, y esos remedios para la cruda que eran además de efectivos, deliciosos.Luego de tres cucharadas, las mejillas se

nos ponían coloradas y el ánimo se había trastocado, de estar casi aniquiladas por la resaca a jubilosas y felices, ya habían cambiado la música, ya Juan Gabriel no cantaba lastimero y rogón, en su lugar una cumbia de Pastor López hacía mover las chancletas Suave Chapina rítmicamente.El caldo de huevos cura la cruda, con

la temperatura del caldo, con la mezcla de sabores nutriciosos y exóticos, pero sobre todo con el olor sexual del apazo-te, el fuerte sabor de la planta mezclado con la grasa del pollo alivia las entrañas, te energiza y anima, el caldo de huevos es pura magia sanadora, es manos de abue-la alcanforadas, el caldo de huevos mata las crudas, es un aliciente social y es muy barato.El caldo de huevos es voz de albañil,

martillo de zapatero, silbato de afilador,

delantal de locataria, es un cáliz repleto de la alianza nueva y eterna entre una noche de juerga y una mañana apacible y lenta en la que cocinas esa infusión sana-dora conocida incluso en otras culturas y latitudes, en Armenia la usan para curar las gripes, en Corea es una sopa afrodisía-ca muy popular, en España la reclaman como una receta originaria; yo estoy se-guro que la receta sanadora y nutritiva proviene de la misma 24 calle del Barrio San Antonio.Me gusta lidiar con la cruda cocinando,

retorciéndole el pescuezo a los octavos de aguardiente, llegando al mercado a ele-gir las mejores ramas de apazote, el po-llo más grasoso que encuentre, me gusta lidiar con las crudas recordando la coci-na de mi abuela, las crudas de mi abuela, que si el caldo de huevos no era suficiente preparaba un trago quemado que debía tomarse en posturas casi imposibles para un bebedor con cruda. Pero esas son re-cetas que quizá nunca se publiquen.

Guatemala, 10 De junio De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 10 De junio De 2016

J

Jukar es un artista plástico originario de San Marcos. Fotografía de Mariana Pinto

uan Carlos Cardona es un artista plás-tico expresionista, nacido en el de-partamento de San Marcos en 1993. Huérfano desde los dos años, este creativo rebelde desafió a su destino al encontrar su vocación en el arte (sobre todo en la pintura) cuando era

un adolescente. Respecto a este momento de-cisivo, Jukar recuerda: el arte llegó a mis manos, por medio de un volante que repartieron a to-dos. El resto de gente hizo avioncitos, pero a mí fue el primer volante que me importó en la vida. En la parte de atrás del papel (la parte blanca)

empecé a dibujar; cuando mi maestro de artes plásticas lo vio, me dijo que tenía que estudiar en la Escuela de Formación Artística de Quet-zaltenango (ESFAQ). Fui a hablar con el direc-tor para que me diera una beca, la cual conseguí con el apoyo de muchas buenas personas que habían visto mi talento. Actualmente su trabajo se caracteriza por el uso de colores vibrantes, sujetos femeninos con cuellos largos, formas sinuosas, entre otros. Este reportaje es un re-corrido narrativo por las obras expuestas del artista, distribuidas en la ciudad de Quetzalte-nango, bajo un sol mañanero de un jueves, a

eso de las diez de la mañana.Saludándolo por primera vez como “Jukar” y

él notando mi leve inflexión de indecisión en la voz, me explicó que había decidido adoptar este seudónimo en el 2012. Conocí y me hice amigo de un francés, que me decía que me cambiara el nombre, que desapareciera al Juan Carlos Cardo-na, que empezara de cero… confiesa el creativo, mientras cruzamos hacia el Pasaje Enríquez.¿Empezaste tu carrera en la plástica como Car-

dona?, le pregunté y me contestó que de hecho, a los 17 años lo hacía y hasta había tenido dos exposiciones en el Café El Infinito en el 2010. Al preguntarle si se sentía diferente después de tomar esta decisión, me dijo que las cosas para él sí habían cambiado porque es alguien nuevo, alguien que puede crear sin cargar con la historia de Juan Carlos y se expresa a través de sus obras. Nunca voy a olvidar al Cardona, porque ese fue quien se introdujo al medio… in-cluso ahora el Jukar roba detalles de mis inicios, con más fuerza. Por tanto, ahora el individuo y el artista comparten el mismo cuerpo.Con estas palabras llegamos a Casa Nativos.

Al subir las impactantes escaleras redondeadas que llevan al establecimiento en el segundo piso, nos recibió su primera pintura expuesta: una joven indígena de Santiago Atitlán, que observa al visitante con una mirada determi-nada y fuerte. Esta obra nació de observar a una chica en el lago, comentó al pasar. Adentro del restaurante nos encontramos con su colo-rida versión de la Mona Lisa. En este momento empecé a dejar fluir mi curiosidad.

¿Cuántas obras crees que has hecho hasta el momento?Uh… desde que empecé… no podría decirte.

Tal vez ya llevo unas 300. Te juro que no las cuento. Solo pinto, pinto y pinto.

¿En qué sitios han sido adoptadas tus crea-ciones?

Se mueven mucho en el extranjero. Así que además de Guatemala, se las han llevado a Ca-nadá, Estados Unidos y Europa.

¿Qué técnicas dominas?Lápiz, lapicero acuarela y, desde 2013 he es-

tado trabajando especialmente con el acrílico, porque me gusta empezar y terminar las obras rápido. Aprovechando la inspiración del mo-mento.

¿Cuál es el proceso creativo que sigues en-tonces?Disfruto estar solo, sin nadie que me mire,

quizás con un poco de no ego, con ánimos que nacen de mí para impulsarme a pintar. Empie-zo haciendo manchas que terminan teniendo formas. Casi siempre trabajo todo de una y es-pero si acaso al siguiente día, para ver si necesi-ta retoques, que le arregle la mirada o agregue un par de tonos más.

Tus motivos son peculiares y resaltan den-tro del arte tradicional de la región.Mucha gente me pregunta y me dice que por

qué no pinto personas o lo que veo a mi alrede-dor. No lo pinto porque la mayoría de artistas quetzaltecos lo hacen, y yo siempre he sido re-belde. Me gusta irme por otro rumbo, desviar-me de lo que todos hacen.Respondía orgulloso, mientras observaba su

propio trabajo. En este momento comencé a fotografiar parte de este patrimonio, mientras Jukar dialogaba con la gente de la barra con naturalidad. Después de admirar el resto de coloridos cuadros expuestos, bajamos y volvi-mos a nuestras andadas. El siguiente destino era El Cuartito.[Pasamos por el Parque Central, uno de los

primero escenarios donde el trabajo del artista vio la luz en sus inicios. Empecé pintado en una banca, pero nadie me hacía caso, como suele pa-sar. Sin embargo, un día se me ocurrió mostrar

tres de mis cuadros grandes al mismo tiempo y ahí sí me prestaron atención, mencionó riendo para sí.Con un paso decidido, atravesamos el mar

de olor que otorgan los tacos de la esquina de Casa No’j, las ventas de comida que comenza-

ban a preparar el almuerzo cotidiano y los pe-rros callejeros que toman la siesta. Al llegar a La Despensa y doblar a la izquierda, la singular puerta se presentó ante nosotros e ingresamos a El Cuartito.Adentro, el mundo imaginario de Jukar esta-

ba representado en dos cuartos, llenos de per-sonalidad. Para continuar con la plática, orde-namos un par de refrescantes jugos de naranja, que no tardaron en llegar de las manos de una sonriente señorita.]

Veo que tu trabajo aquí varía un poco en es-tilo de lo de Casa Nativos.Aquí hay obra de una época que va de 2014 a

hoy… y si, considero que mi trabajo ha cam-biado con el tiempo. Como te contaba, siem-pre he sido rebelde y me he ido por lo que me gusta, así que siem-pre pinto lo que me nace y me inspira. A veces plasmé abstrac-ciones de textiles, pero en otras ocasiones, formas geométricas y conceptuales coloridas. Sin embargo, man-tengo un estilo, una esencia y, por supuesto, siempre tengo musas.

¿Son chicas reales?Sí y no. Son detalles que me inspiran de chi-

cas que tengo cerca de mí.

¿Cómo las has representado en el tiempo?A mis mujeres empecé adornándolas con

puntillismo a su alrededor, dándoles una espe-cie de forma. Ahora juego con el cabello, por-que despeinadas se miran muy bien. Por eso siempre tienen formas exóticas, diferentes. Los

cuellos largos también son una constante.

¿También las formas circulares dentro de sus peinados?Sí, pero eso es por una memoria infantil. Re-

cuerdo que una vez vi una mariposa blanca inmaculada, pero que tenía unos grandes cír-culos rojos en sus alas. Eso se me quedó muy grabado y ahora lo replico en las formas den-tro de los cabellos.[La conversación siguió así, encontrando los

motivos curiosos de-trás de los detalles y elementos de en sus cautivadoras obras, las cuales a veces disfrutan de seguir con la mirada a sus espectadores. Como es lógico, termina-mos hablando de otros artistas genia-les, tales como Fri-da Kalho, Picasso o Gustav Klimt, todos creativos rebeldes

que se atrevieron a ir en contra de las tendencias para explorar su propia voz.Filosofar sin presiones, en compañía de un

sonoro jazz de fondo, hace que el tiempo pase volando. Eso aprendí ese día, pues cuando el sol en alto anunciaba el medio día, los temas continuaban sin presiones. Con la promesa de verlo en próximas exposiciones, nos despedi-mos. Jukar se mezcló con su entorno con na-turalidad y gusto.]

El uso de colores vibrantes, sujetos femeninos con cuellos largos y las formas sinuosas son una constante en la obra de Jukar.

Jukar ha expuesto en sitios relevantes de Quetzaltenango, como el Centro Cultural Casa No’j, Casa Nativos y El Cuartito.

Obras del artista marquense también han sido expuestas en galerías de Barcelona, España.

FotograFía de Mariana Pinto FotograFía de Mariana PintoFotograFía de Mariana Pinto

Jukar: “Manchas que terminan teniendo formas”

Por Mariana PintoEsquissEs.nEt

Mucha gente me pregunta y me dice que por qué no pinto personas

o lo que veo a mi alrededor. No lo pinto porque la mayoría de

artistas lo hace y yo siempre he sido rebelde. Me gusta irme por

otro rumbo, desviarme de lo que todos hacen.

Jukar, pintor guatemalteco.

Guatemala, 10 De junio De 2016 / PáGina 5PáGina 4 / Guatemala, 10 De junio De 2016

J

Jukar es un artista plástico originario de San Marcos. Fotografía de Mariana Pinto

uan Carlos Cardona es un artista plás-tico expresionista, nacido en el de-partamento de San Marcos en 1993. Huérfano desde los dos años, este creativo rebelde desafió a su destino al encontrar su vocación en el arte (sobre todo en la pintura) cuando era

un adolescente. Respecto a este momento de-cisivo, Jukar recuerda: el arte llegó a mis manos, por medio de un volante que repartieron a to-dos. El resto de gente hizo avioncitos, pero a mí fue el primer volante que me importó en la vida. En la parte de atrás del papel (la parte blanca)

empecé a dibujar; cuando mi maestro de artes plásticas lo vio, me dijo que tenía que estudiar en la Escuela de Formación Artística de Quet-zaltenango (ESFAQ). Fui a hablar con el direc-tor para que me diera una beca, la cual conseguí con el apoyo de muchas buenas personas que habían visto mi talento. Actualmente su trabajo se caracteriza por el uso de colores vibrantes, sujetos femeninos con cuellos largos, formas sinuosas, entre otros. Este reportaje es un re-corrido narrativo por las obras expuestas del artista, distribuidas en la ciudad de Quetzalte-nango, bajo un sol mañanero de un jueves, a

eso de las diez de la mañana.Saludándolo por primera vez como “Jukar” y

él notando mi leve inflexión de indecisión en la voz, me explicó que había decidido adoptar este seudónimo en el 2012. Conocí y me hice amigo de un francés, que me decía que me cambiara el nombre, que desapareciera al Juan Carlos Cardo-na, que empezara de cero… confiesa el creativo, mientras cruzamos hacia el Pasaje Enríquez.¿Empezaste tu carrera en la plástica como Car-

dona?, le pregunté y me contestó que de hecho, a los 17 años lo hacía y hasta había tenido dos exposiciones en el Café El Infinito en el 2010. Al preguntarle si se sentía diferente después de tomar esta decisión, me dijo que las cosas para él sí habían cambiado porque es alguien nuevo, alguien que puede crear sin cargar con la historia de Juan Carlos y se expresa a través de sus obras. Nunca voy a olvidar al Cardona, porque ese fue quien se introdujo al medio… in-cluso ahora el Jukar roba detalles de mis inicios, con más fuerza. Por tanto, ahora el individuo y el artista comparten el mismo cuerpo.Con estas palabras llegamos a Casa Nativos.

Al subir las impactantes escaleras redondeadas que llevan al establecimiento en el segundo piso, nos recibió su primera pintura expuesta: una joven indígena de Santiago Atitlán, que observa al visitante con una mirada determi-nada y fuerte. Esta obra nació de observar a una chica en el lago, comentó al pasar. Adentro del restaurante nos encontramos con su colo-rida versión de la Mona Lisa. En este momento empecé a dejar fluir mi curiosidad.

¿Cuántas obras crees que has hecho hasta el momento?Uh… desde que empecé… no podría decirte.

Tal vez ya llevo unas 300. Te juro que no las cuento. Solo pinto, pinto y pinto.

¿En qué sitios han sido adoptadas tus crea-ciones?

Se mueven mucho en el extranjero. Así que además de Guatemala, se las han llevado a Ca-nadá, Estados Unidos y Europa.

¿Qué técnicas dominas?Lápiz, lapicero acuarela y, desde 2013 he es-

tado trabajando especialmente con el acrílico, porque me gusta empezar y terminar las obras rápido. Aprovechando la inspiración del mo-mento.

¿Cuál es el proceso creativo que sigues en-tonces?Disfruto estar solo, sin nadie que me mire,

quizás con un poco de no ego, con ánimos que nacen de mí para impulsarme a pintar. Empie-zo haciendo manchas que terminan teniendo formas. Casi siempre trabajo todo de una y es-pero si acaso al siguiente día, para ver si necesi-ta retoques, que le arregle la mirada o agregue un par de tonos más.

Tus motivos son peculiares y resaltan den-tro del arte tradicional de la región.Mucha gente me pregunta y me dice que por

qué no pinto personas o lo que veo a mi alrede-dor. No lo pinto porque la mayoría de artistas quetzaltecos lo hacen, y yo siempre he sido re-belde. Me gusta irme por otro rumbo, desviar-me de lo que todos hacen.Respondía orgulloso, mientras observaba su

propio trabajo. En este momento comencé a fotografiar parte de este patrimonio, mientras Jukar dialogaba con la gente de la barra con naturalidad. Después de admirar el resto de coloridos cuadros expuestos, bajamos y volvi-mos a nuestras andadas. El siguiente destino era El Cuartito.[Pasamos por el Parque Central, uno de los

primero escenarios donde el trabajo del artista vio la luz en sus inicios. Empecé pintado en una banca, pero nadie me hacía caso, como suele pa-sar. Sin embargo, un día se me ocurrió mostrar

tres de mis cuadros grandes al mismo tiempo y ahí sí me prestaron atención, mencionó riendo para sí.Con un paso decidido, atravesamos el mar

de olor que otorgan los tacos de la esquina de Casa No’j, las ventas de comida que comenza-

ban a preparar el almuerzo cotidiano y los pe-rros callejeros que toman la siesta. Al llegar a La Despensa y doblar a la izquierda, la singular puerta se presentó ante nosotros e ingresamos a El Cuartito.Adentro, el mundo imaginario de Jukar esta-

ba representado en dos cuartos, llenos de per-sonalidad. Para continuar con la plática, orde-namos un par de refrescantes jugos de naranja, que no tardaron en llegar de las manos de una sonriente señorita.]

Veo que tu trabajo aquí varía un poco en es-tilo de lo de Casa Nativos.Aquí hay obra de una época que va de 2014 a

hoy… y si, considero que mi trabajo ha cam-biado con el tiempo. Como te contaba, siem-pre he sido rebelde y me he ido por lo que me gusta, así que siem-pre pinto lo que me nace y me inspira. A veces plasmé abstrac-ciones de textiles, pero en otras ocasiones, formas geométricas y conceptuales coloridas. Sin embargo, man-tengo un estilo, una esencia y, por supuesto, siempre tengo musas.

¿Son chicas reales?Sí y no. Son detalles que me inspiran de chi-

cas que tengo cerca de mí.

¿Cómo las has representado en el tiempo?A mis mujeres empecé adornándolas con

puntillismo a su alrededor, dándoles una espe-cie de forma. Ahora juego con el cabello, por-que despeinadas se miran muy bien. Por eso siempre tienen formas exóticas, diferentes. Los

cuellos largos también son una constante.

¿También las formas circulares dentro de sus peinados?Sí, pero eso es por una memoria infantil. Re-

cuerdo que una vez vi una mariposa blanca inmaculada, pero que tenía unos grandes cír-culos rojos en sus alas. Eso se me quedó muy grabado y ahora lo replico en las formas den-tro de los cabellos.[La conversación siguió así, encontrando los

motivos curiosos de-trás de los detalles y elementos de en sus cautivadoras obras, las cuales a veces disfrutan de seguir con la mirada a sus espectadores. Como es lógico, termina-mos hablando de otros artistas genia-les, tales como Fri-da Kalho, Picasso o Gustav Klimt, todos creativos rebeldes

que se atrevieron a ir en contra de las tendencias para explorar su propia voz.Filosofar sin presiones, en compañía de un

sonoro jazz de fondo, hace que el tiempo pase volando. Eso aprendí ese día, pues cuando el sol en alto anunciaba el medio día, los temas continuaban sin presiones. Con la promesa de verlo en próximas exposiciones, nos despedi-mos. Jukar se mezcló con su entorno con na-turalidad y gusto.]

El uso de colores vibrantes, sujetos femeninos con cuellos largos y las formas sinuosas son una constante en la obra de Jukar.

Jukar ha expuesto en sitios relevantes de Quetzaltenango, como el Centro Cultural Casa No’j, Casa Nativos y El Cuartito.

Obras del artista marquense también han sido expuestas en galerías de Barcelona, España.

FotograFía de Mariana Pinto FotograFía de Mariana PintoFotograFía de Mariana Pinto

Jukar: “Manchas que terminan teniendo formas”

Por Mariana PintoEsquissEs.nEt

Mucha gente me pregunta y me dice que por qué no pinto personas

o lo que veo a mi alrededor. No lo pinto porque la mayoría de

artistas lo hace y yo siempre he sido rebelde. Me gusta irme por

otro rumbo, desviarme de lo que todos hacen.

Jukar, pintor guatemalteco.

Página 6 / guatemala, 10 De junio De 2016

Leonel Juracán. Un tipo que nació hace como 34 años, salió del IGSS de Pamplona en brazos de su madre. Jura-cán lee, camina mucho, dizque estudia, a veces ciencias y otras veces pajas humanistas, se embriaga con facilidad y se apasiona por la cultura, sea ésta alta o baja. K’aqchikel desclasado, según linaje y racismo guatemalteco.

Segunda parte

N

Hace cerca de 20 años, antes de que internet alcanzara la cobertura que tiene hoy día, pero ya intuyendo la dirección que tomaba, Jacques Derrida, en un ensayo titulado “El fin del libro y el comienzo de la escritura”1 nos advirtió que esto que podemos considerar como una crisis, no está en la literatura, sino en el lenguaje mismo, porque siendo éste una forma de “téc-nica”, puede colocar al individuo a distancia de la temporalidad, y esto se acentúa mucho más si separamos el individuo de la “presencia”, (como efectivamente ocurre ahora con el chat). El resultado de éste proceso sería que los sig-nos irían perdiendo su carácter de verdad, los libros se irían devaluando, y en general el len-guaje perdería algunas de sus atribuciones.

o se trata de ser apoca l ípt icos , pero hay mu-chas otras cues-tiones a consi-derar, no sólo en el fenómeno

superficial de que la lengua escri-ta pierda solemnidad, sino la pér-dida de fiabilidad de todo texto escrito; asuntos que no se ubican como “literatura” simplemente, sino que corresponden al desa-rrollo de la cultura en general, nuestra presencia en el mundo y búsqueda de adaptación.Si el lenguaje es primariamente un medio de comunicación, las condiciones actuales de dicha comunicación atentan contra la certeza de que realmente esté co-municándome con otra persona. La publicidad “personalizada”, cuyo precedente era la máquina contestadora, hoy se ha exten-dido al spam y el marketing por teléfono, con voces y mensajes que, pese a su esfuerzo por resul-tar más naturales, hacen dudar de que la emisión corresponda a un ser humano. Por otra parte, la cobertura de las “redes sociales”, o bien valdría decir, la apertura universal del diario íntimo, en vez de llevarnos a una comuni-cación más íntegra, ha devalua-do las opiniones personales y las expresiones afectivas por escrito. Al parecer, nuestra cobardía, ten-dencia al atavismo y las tácticas de mercadeo del software nos están jugando una mala pasada. Desde el anonimato de un perfil falso, hoy una misma persona puede asumir distintos roles y posturas en la red, sin que por eso se le admire como a un Fernando Pessoa, ni se le dé tratamiento como esquizofrénico. El merca-do favorece ésta disociación de actividades, porque cada másca-ra exige un tinglado específico, y esto representa multiplicación milagrosa de consumidores. El diseño de plataformas virtuales,

el malestar de la literatura

por LeoneL Juracán campos de juego y “avatares” pa-rece ser el sustituto electrónico de eso que antes conseguíamos con novelas de largo aliento. Con la diferencia de que el lector-usua-rio de este tipo de historias se ha convertido en personaje, y como tal, no tiene control ni derecho a opinar sobre el papel que ocupa en el planteamiento de la historia.

¿Es entonces, culpa de la tecnología?Ésa cualidad que tenía la lite-ratura, para colocarnos ante el mundo desde la perspectiva de “El otro”, es una función que desde hace más de un siglo, com-parte con el cine, y la existencia de internet ha modificado su función pedagógica.Antes recurríamos a las novelas históricas, ya fuesen testimo-niales o investigativas cuando queríamos encontrar una vi-sión particular de los hechos. Sabíamos bien que si no eran imparciales, al menos había una investigación de parte del autor. Ahora, la mayoría se conforma con ver una película y revisar al-gunos artículos en internet.Sin embargo también debemos reconocer que muchas veces la literatura ha servido como coadyuvante de las leyes, con-firiendo “belleza” estética a la articulación del orden social, instituido y garantizado por el estado. Pero, una vez los valores se revelaron falsos y el estado como incapaz, no solamente la literatura, sino las mismas le-yes se revelan como artificio. Y todos perdemos credibilidad, porque no es mediante gestos y símbolos que pretenden contro-larnos, sino mediante guardias, fronteras y drones artillados; la violencia que se hace patente a medida que nos alejamos de los “focos de cultura”.Vladimir Prop y Luis Hjelmslev propusieron a principios de siglo pasado una teoría literaria que bien podría ser la versión diecio-chesca de “La Matrix”: dice que

TODA narración puede reducirse a una sola, pues existiendo sola-mente una cantidad limitada de funciones entre personajes (aho-ra personas) y tomando en cuenta que las características de la per-sonalidad son también finitos, las posibilidades de un personaje en un momento dado de la historia, pueden calcularse de manera ma-temática. De modo que es impo-sible que haya “nuevas historias” si no simplemente “variaciones y repeticiones permitidas” ¿Será ésta lo que hay en la base de los juegos de rol en red, y su creciente tendencia al dinero electrónico?El descubrimiento de los arqueti-pos planteaba la posible cancela-ción de la metafísica, con ello la decadencia de las religiones y el cimiento teológico de la política. Estar consciente y bien informa-do hoy en día no confiere ya nin-gún poder, bienestar o tranquili-dad de consciencia, sólo conlleva a mayor frustración ante la im-posibilidad de cambiar un orden que se rige por la inercia de una economía surgida de la violencia y la dominación.¿Cómo oponernos entonces a éste movimiento desde la litera-tura? Podríamos ser radicales y aislarnos como eremitas, escri-bir sólo en lenguas locales, to-mar por compromiso la margi-nalidad. Pero esto no evita que la estructura de la marginación y segmentación social siga cre-ciendo. Lo más recomendable es no olvidar nunca que la infor-mática es un medio y no un fin, que es la presencia de los demás lo que da sentido a nuestras pa-labras y que es a personas y no probabilidades de mercado a quienes nos dirigimos.

Poesía y ensayo al rescateQuizá sean éstos los géneros en que mejor se refleja la tenden-cia mercantil de la literatura. El ensayo, con todo y la tendencia al “abstract”, se ha ido despo-jando del estilo, cuando mucho se ha convertido en una forma de opinar sin comprometerse. Cumplir los requisitos de la aca-demia. Mientras la poesía corre por sentido contrario, es un es-tilo vacío, juego de palabras en que apelando a sus sentimientos individuales, el autor evita a toda costa aludir a sentimientos colec-tivos. Pero es precisamente ahí, donde el autor no puede emplear la palabra como máscara, don-de es posible todavía una “ética de la escritura”. Roland Barthes, que en esto era todo un optimis-ta, hace este llamado el ensayista consecuente, al poeta honesto, al escritor al fin, consecuente con su palabra frente al mundo, a que oído atento permanezca en el ca-mino de la lengua hablada: Si verdaderamente la escritura es neutra, si el lenguaje, en vez de ser un acto molesto e indomable,

alcanza el estado de una ecua-ción pura sin más espesor que un álgebra frente al hueco del hom-bre, entonces la Literatura está vencida, la problemática huma-na descubierta y entregada sin color, el escritor es, sin vueltas, un hombre honesto. Por desgra-cia, nada es más infiel que una escritura blanca; los automatis-mos laboran en el mismo lugar donde se encontraba anterior-mente una libertad. Una red de formas endurecidas limita cada vez más el frescor primitivo del discurso, una escritura renace en lugar de un lenguaje indefinido.2

NOTAS

1. Jacques Derrida, “De la Gra-matología”, Siglo XXI, México, 1998. pp. 11-35 “El fin del libro y el comienzo de la escritura”, Traduc-ción de O. Del Barco y C. Ceretti.

2. Roland Barthes, “Ensayos Críticos”, Siglo XXI, México, 1997. pp. 80. “El Grado Cero de la Escritura”, Traducción de Nicolás Rosa.

Lo más recomendable es no olvidar nunca que la informática es un medio y no un fin, que es la pre-

sencia de los demás lo que da sentido a nuestras palabras y que es a personas y no probabilidades de

mercado a quienes nos dirigimos.

Erotomecánica, una pintura de Hans Rudolph Giger.

Guatemala, 10 De juni0 De 2016 / PáGina 7

A

Palabra, imagen, géne-ro, relaciones de poder, fronteras y diálogos. Todos estos temas atra-viesan la propuesta artística de Alexandra Grant, titulada Pueblo Fantasma, que se pre-senta en la 20 Bienal de Arte Paiz. Una crea-ción colectiva, que bien puede definirse como poesía visual, surgida del texto de la autora guatemalteca Vania Vargas “Cartografía de un Pueblo Fantasma”. Hoy se inaugura con la presencia de la artista, la escritora y quienes crearon al lado de ellas en estos días esta mara-villosa experiencia.

lexandra, tu pro-puesta está en las fronteras entre las palabras y las imá-genes, podríamos decir que esa es una primera lí-

nea que se cruza, pero luego, por ser una obra que se gene-ra colectivamente, cruza otras fronteras y se amplía… Soy artista de Los Ángeles, tuve una infancia magnífica en Méxi-co y por tener la suerte de vivir en esos dos mundos, siempre me interesé por la tradición oral y por las distintas narrativas, eso me llevó a interesarme en cono-cer qué pasa cuando una persona cambia de contexto, qué provoca ese cambio. Por eso me interesó tanto la obra de Vania Vargas, porque sus conocimientos abar-can distintas disciplinas: como editora, como periodista, como cuentista. Vi que tenemos puntos en común, varias vidas creativas con éticas paralelas y cuando Alma (curadora principal de la 20BAP) me invitó a presentar mi obra, le dije quiero a una escrito-ra- porque el género me interesa mucho - y tiene que ser de la ciu-dad, fue entonces cuando encon-tré a Vania en internet.

¿Por qué mencionás al género como una categoría importante en tu propuesta artística?Ser mujer y ser artista es para mí muy importante. Por ejemplo, hay días en que no quiero levan-tarme de la cama, pero pienso si no lo hago, no voy a crear y ne-cesitamos más mujeres en el arte porque en Estados Unidos y en Europa menos del 30 % de todas las exposiciones son dedicadas a las mujeres, es un problema gra-vísimo ¿qué pasa si dejamos de crear? A mí me interesa mucho trabajar aquí con mujeres ocu-pando el espacio público, porque en ese sentido, es muy importan-

Por Silvia Trujillo

los caminos e imágenes que toman las palabras

te que tengamos espacios creati-vos y seguros. Considero que éste es un proyecto muy femenino, por las formas de relacionamien-to, por la forma de incluir y nom-brar, y no quiere decir que es un proyecto solo de mujeres, porque también tiene participación de hombres, pero el tipo de gesto y de intercambio que se ha gene-rado es de mucha conexión y es desde ahí que tiene un sentido muy femenino.

No es la primera vez que presen-tás este tipo de propuestas ¿qué tendrá esta pieza de especial?Hice un proyecto colectivo en el 2013 del cual aprendí mucho, era la primera vez que abría mi proceso privado del atelier, del estudio al mundo público, se lla-ma “Bosque interior” y se realizó entre Los Ángeles y París a partir de un texto de Hellene Cixous, una filósofa francesa a quien admiro mucho. De verdad que aprendí mucho, incluso de los errores que cometí. Fue a partir de ahí que salió un modelo para poder hablar con Vania sobre cómo podíamos hacer algo úni-co y así será, porque en este caso tiene absolutamente que ver con este contexto. Hay un ADN en los textos de Vania que es muy visual y ese ADN se puede mover de sus obras, tienen un ritmo que se puede dibujar. Por eso el texto de ella va a estar en la pared por medio del dibujo colaborativo.

Me interesa hablar sobre las fronteras porque vos como ar-tista viajás entre el lenguaje y la imagen y en esta obra en par-ticular hay varias transiciones desde las reinterpretaciones del texto a las imágenes, que a su vez pasan por la interpretación de quienes pintan, y luego una ampliación más que pasa por las

¿Cuánto de los otros vive en nosotros? ¿Cuánto de nosotros vive en los otros?

Alexandra Grant, artista estadounidense

lecturas de quienes presencien la pieza terminada. ¿Son estas una serie de fronteras?Lo interesante es que el dibujo ter-minado va a tener otra vida. Vania va a hacer una lectura formal el día de la inauguración y vamos a tener una experiencia muy cine-matográfica porque, por un lado, vamos a tener un horizonte lineal del texto, pero por el otro habrá una narración y las palabras nos irán guiando. Será muy simbólico porque será una voz colaborativa y lo más importante para mí es que todos los participantes van a ser nombrados como autores. Eso rompe con muchas ideas en torno al arte y la autoría, hay muchos mundos del arte contemporáneo, por ejemplo aquí hay gente que viene del entorno del arte urbano, yo vengo del mundo del arte con-ceptual, pero en esta pieza todos los mundos del arte son impor-tantes, tiene muchos estilos, pero los pone a todos al mismo nivel. Finalmente, la razón del proyecto, el hilo que nos guía son las pala-bras de Vania, entonces, es inte-resante pensar ¿qué papel tiene el idioma al ponernos a todos al mismo nivel?

¿Vania, cuál está siendo tu experiencia en torno a esta propuesta?A mí me llama mucho la atención lo que está haciendo Alexandra poniendo en escena el trabajo de mujeres, el de ella, el mío, el de otras mujeres jóvenes, pero además poniendo el trabajo de la escritura, que generalmente se lleva a cabo en muchísima so-ledad, en el espacio público. De repente se involucra tanta gente, y ver cuántas personas empiezan a reinterpretar mis palabras has-ta que finalmente me doy cuenta que “¡el pueblo fantasma se llena de gente!”. Para mi realmente eso

asista a la inauguraciónGhost Town/Pueblo Fantasma

Lectura de Vania Vargas en colaboración con Alexandra Grant

Hoy a partir de las 18:00 horas en la sede Anexos, a la vuelta de Arte Centro Graciela Andrade de Paiz (9 avenida 9

calle zona 1). Entrada libre.

es maravilloso. La naturaleza de este proyecto es el propio pro-ceso, que no sabemos cómo va a terminar y ahora estoy viendo imágenes en movimiento que an-tes solo había visto en mi cabeza.

¿Por qué se llama Cartografía de un pueblo fantasma?Cartografía de un pueblo fan-tasma es una recopilación de poemas de tres de los libros que he publicado. Yo siempre he pen-sado que mis libros de poesía, al final, son un mismo libro, que plantean una especie de línea de tiempo y cuando Alexandra me planteó la posibilidad del proyec-to y de tener un texto, yo aprove-ché para hacer esta recopilación. Se llama así porque creo que en esta parte del viaje interior del yo poético que se da a lo largo de la línea del tiempo, tengo la teo-ría que todos tenemos un pueblo fantasma adentro, conformado por las ruinas de por ejemplo, las casas que imaginábamos que íba-mos a tener, en una ciudad donde imaginamos que íbamos a vivir, que está conformada por los hijos que nunca tuvimos con la gente que pensamos que los íbamos a tener, que está conformada por esas versiones de nosotros mis-

mos que se quedaron a medias porque cambiamos de caminos vitales, y si eso lo llevamos den-tro de nosotros tenemos la posi-bilidad de voltear la mirada hacia adentro y compartir con esas rui-nas y tener monólogos con ellos, con nosotros mismos y explicar por qué no sucedió, de pelear-te con esas imágenes. ¡Es todo un mundo! esa era mi imagen y es hermoso porque cuando vos abrís tu pueblo fantasma, otras personas te abren sus propios pueblos fantasmas y empiezan las reinterpretaciones. Estamos en el Centro Históri-co y aquí hay tantos fantasmas, en este contexto se van abrien-do las posibilidades. Todos esos fantasmas se están haciendo tan grandes y se van ampliando de tal manera que van tomando su propia huella. Se está creando algo muy fuerte.No es onírico literalmente, pero tiene mucho de ese mundo por-que está en el terreno y no está…Alexandra: ¡Por eso yo creo que es un sueño compartido! Com-partimos nuestros fantasmas. Lo cual me lleva a algo que siempre me ha preocupado ¿Cuánto de los otros vive en nosotros? ¿Cuánto de nosotros vive en los otros?

Página 8 / guatemala, 10 De junio De 2016

Un cuento y coreografía original de Amadeo Albizures. La historia se manifiesta en un lugar mágico. Dos niños jugando pierden su pelota, de pronto entre las sombras aparece un ser maltratado y en agonía. (La madre naturaleza), ésta lleva a los niños a un jardín perdido, ya que los edificios y la tecnología han hecho de la tierra una ciudad de concreto. Los niños van a un mundo lleno de personajes, donde conocerán la verdad del dete-rioro del planeta, la madre naturaleza les encarga luchar por salvarlo.

La obra busca convivir en armonía con el medio ambiente y todas sus especies, para lograr tener derecho a

en el marco de su Temporada dominical

Santiago calma su sed con una jugosa fruta. Fotografía de Waldo Mérida

BalleT moderno y Folklórico presenTa “el Jardín perdido”

vivir en un planeta sano. En contra de un mundo de concreto y metal.Creación Coreográfica: Amadeo AlbizuresDirección General: Luis Fernando Juárez

Elenco Artístico del Ballet Moderno y Folklórico

Fechas: Domingos 12, 19 y 26 de junio a las 11:00 horas

Lugar: Teatro de La Universidad Popular (UP), 10ma calle 10-32 zona 1 ciudad de GuatemalaAdmisión: Q. 40.00

Por redacción cultura