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THE IRON MAIDEN Alba Blanco 4th E.S.O Project: Tales of horror 14/01/13 Second Evaluation

Cuento de Ingles - Iron Maiden

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Cuento de terror, que trata sobre tres amigos de excursion por un viejo pueblo.

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THE IRON MAIDEN

Alba Blanco

4th E.S.O

Project: Tales of horror

14/01/13

Second Evaluation

Esta es una historia de terror. Qué ocurrió hace muchos

años, pero yo todavía recuerdo con claridad. Yo siempre lo

recordaré y como mi mujer o cualquiera de los dos nunca lo

olvidaremos.

Después de que nosotros nos casamos, mi mujer Amelía y

yo nos fuimos a Germanía. Nosotros vivíamos en una vieja

ciudad, Nüremberg, Amelía y yo conocimos a un americano.

Nos gusto, él estaba de vacaciones. Su nombre era Elías.

Los tres fuimos buenos amigos y nosotros pasamos todo el

tiempo juntos. Todos los días íbamos de compras mientras

veíamos la ciudad. Era muy antigua y muy bonita.

La construcción más vieja en Nümberg era el castillo. El

castillo estaba encima del centro de la ciudad. Desde el

castillo los visitantes podían ver el mar y la ciudad debajo

de ellos. Bajo sus pies estaban las fosas, en la muralla del

castillo. En un momento, las fosas estaban llenas de agua.

Las fosas aguardan a personas del castillo, los salvaban de

sus enemigos.

Sin embargo, eso fue durante hace millones de años. Hoy,

allí hay árboles con fruta y bonitos jardines. La calle un

poco más arriba del castillo era empinada y larga.

Un día, Amelía, Elías y yo fuimos a visitar el castillo.

Nosotros caminamos por la calle y vimos abajo los jardines

que había en la fosas. Era verano y el sola era caliente. Las

personas estaban sentadas en la sombra de los árboles de

los jardines. Era una bonita escena.

Nosotros andamos aún más lejos, hacía la montaña y vimos

bajar a las fosas. Quedaba poco para bajar, cercano al

fondo del muro, nosotros vimos un gato. Este era un gato

largo y negro y allí estaba jugando con sus cachorros. Sus

cachorros eran de caza, ellos estaban felices juntos. Que

felices son! Dijo Elías. Durante un tiempo nosotros jugamos

con ellos.

Elías, se empeñó en bajar y elegir una piedra.

Mira! Dijo él. Y tiraré esta piedra, y caerá cerca del

cachorro. Y así no sabrán de donde viene la piedra. Ellos

terminaron.

Tener cuidado! Dijo Amelía. Ella miraba triste y asustada,

¡por favor tener cuidado, no hagas daño a los pequeños

gatos!.

¡Yo no golpeo a los pequeños gatos! Replicó Elías. Yo quiero

jugar con ellos. Yo no les podría hacer daño.

¡Pero ellos están muy lejos! Dijo Amelía. ¡Es peligroso!.

¡No, no! Dijo Elías. Mira!, yo tiraré la piedra lejos de los

pequeños gatos y su madre.

Elías torció encima de la pared. El abrió sus manos y

lanzó la piedra. Nosotros al mirar a lo lejos. La piedra

golpeó al uno de los pequeños gatos. Él murió

inmediatamente.

La madre desde los lejos miró. Sus ojos verdes miraron

fijamente. Cuando ella miró su gatito estaba muerto junto a

su cuerpo. Ella miró a Elías de nuevo. Ella abrió su boca y

bañó sus afilados dientes. Sus dientes estaban rojos como

el gatito sangrando.

De repente el gato intentó correr hacía el muero. Ella

quiso llegar. Ella corrió hacía un pequeño camino y entonces

se cayó hacia atrás hacia el suelo. Su piel estaba roja con

sangre del gatito. La gata miró muy aterrada.

Amelía se sentía triste, enferma. Yo miré un asiento

cercano. Ella se sentó en el caliente sol.

Yo paseaba de espaldas a la pared. Elías estaba allí de

pies. Él estaba mirando por encima de la pared. La gata

cansada de correr, ella quería correr más rápido. Cada

momento ella probaba a escalar o subir, ella se cayó al

suelo. Ella miró como cada momento era más horrible.

¨El pobre gato se va a volver loco¨ dijo Elías. Esto ha sido

un accidente.

Perdona yo tiré esa piedra, yo solo quería jugar con los

gatos. Yo no quería matar al gatito. Amelía no se

acostumbró a esos feos momentos. Ella quería estar a solas.

Ellos miraron por encima del muro. La gata les miró. Ella

miró a Elías y probó a saltar el muro.

´Oh, pobre gato` dijo llorando Amelía. Ella tiene hambre.

Ella quería acercarse a ti, Elías, y no matarte.

Elías rió cuando Amelía decía esto. El era un hombre

valiente. Él no tenía miedo al gato. El gato no podía hacerle

daño, escucho a Elías reírse. Inmediatamente ella se paró a

mirar y estaba sentada al lado de su gato muerto. La gata

empezó a lamerle la sangre que tenía en el cuerpo.

Ellos dejaron esa parte del muro y caminaron hacia abajo,

la gata les miraba. Ella nos estaba siguiendo. Ella estaba

caminando, recorriendo el fondo del muro. Al principio, ella

sujetaba su gato muerto con la boca. Entonces ella miró el

gato y se escondió en alguna parte. Ella siguió por sí misma.

Ellos fueron sobre su camino. Llegaron a una gran puerta.

Delante de la puerta había un camino, esta era una

construcción muy famosa, en el suelo del castillo. Esta

construcción era la torre de la tortura. La torre de la tortura

era el edificio o construcción más interesante en la ciudad

de Nürnberg.

Dentro de la torre. Ellos eran los únicos visitantes allí. Un

hombre estaba sentado en una silla. Él era el guía. Su

trabajo era enseñar los alrededores de la torre.

La torre estaba muy oscura dentro. Él solo podía encender

la luz desde la silla. Ellos empezaron a subir las

polvorientas escaleras. En la cumbre de las escaleras, había

una larga habitación.

Hay estaba una pequeña ventana en las paredes de esa

habitación. En frente de la ventana, ellos vieron unas cosas

claramente grandes en la habitación. Había una larga

espada sobre el muro. Esas espadas eran las más grandes

que ellos habían visto. Sobre el suelo, había leños de

madera con manchas de sangre. Años después, había

cortadas cabezas de personas, encima de los leños y como

ellos las hachas tenían sangre.

Casi siempre era horribles instrumentos. Estos

instrumentos se usaban a lo largo de los años para torturar

a las personas. A veces sobre una silla con afiladas puntas

sobre las que se sentaban. Las personas se hacían daño al

ser sentadas en aquellos asientos. Allí había collares

redondos de hierro para poner el cuello de las personas. Allí

había cosas que se veían como estas. Pero esas estaban

hechas de acero.

La cesta estaba puesta encima de la cabeza de la persona

y las cabezas estaban aplastadas.

Esas cosas eran horribles y aterradoras para verlas.

Amelía tenía la cara blanca y ella tenía mi mano.

En el centro de la habitación, allí estaban muy aterrorizados

en aquel lugar. Esto era la Calle de Iron Maiden.

Estos estaban hechos de metal y eran en forma de mujer.

Esto estaba cubierto con polvo y estaba muy sucio. Aquello

era muy viejo.

En frente había un cuerpo de metal que estaba hecho de

acero. Encima tenía la ropa de metal. El otro final y la ropa

estaban sobre la polea sobre la madera del pilar de la

habitación.

El guía enseña a Iron Maiden. El tiró la ropa y en frente la

parte era de metal y el cuerpo se abrió. Ella tenía una

bisagra muy pesada. Nosotros vimos el cuerpo y el cuerpo

se abrió. Allí estaba en la habitación por dentro. La puerta

era muy pesada. Cuando el guía le quitó la ropa, la puerta

talada rápidamente y se cerró con fuerza.

Nosotros estábamos muy asustados!. Por dentro de la

puerta había unas largas espadas de hierro. Esas espadas

tenían largas puntas en el final. Cuando la puerta se cerró,

algunas de las espadas cayeran al lado de los ojos del

hombre. Otras espadas se le clavaron en el corazón y en su

estómago.

Amelia vió esas espadas. Ella era muy miedosa, era muy

débil. Yo la lleve por las escaleras de abajo y dentro el sol

acabó. Yo la veía a ella. Ella pronto se sentía mejor.

Nosotros habíamos ido con Elías. El miraba con cuidado a la

doncella de hierro. ´Yo quiero ponerme dentro de esto´ dijo

Elías. Yo quiero ver como es estar dentro de pie. Pero

primero tú tienes que atar mis manos juntas y luego mis

pies! Elías habló con gran entusiasmo. ´Nosotros tenemos

que encontrar alguna cuerda! Dije él a ellos.

Elías habló con el guía, ´Puede traer alguna cuerda´.

El guía no contestó. Él no se movió. El solo sacudió su

cabeza. Elías cogió alguna moneda de su bolsillo. Él se las

ofreció al guía.

´Aquí, tiene su dinero´ le dijo Elías. ´Y no tenga miedo´

El guía miró el dinero. Entonces él le dio un trozo de

cuerda. Él volvió y ató las cuerdas alrededor de las manos

de Elías.

Entonces Elías dijo, ´Espera un momento´. Ahora no

puedes atar mis pies juntos. Yo soy un hombre pesado y no

será capaz de levantarme dentro de la doncella de hierro.

Entonces tú puedes atar mis pies cuando yo, este dentro.

Mientras él hablaba con nosotros, Elías iba dentro de la

doncella de hierro. Aquello era bastante grande. Y allí no

había nada debajo. Amelía miraba con miedo, pero ella no

decía nada.

El guía ató a Elías, sus pies con la cuerda. Él no podía

moverse de allí. Ambas manos y ambos pies estaban atados

fuertemente. Elías estaba muy feliz y él sonreía a Amelía.

´Esto es genial´ rió él. ´No cierres la puerta, muy despacio!.

´Oh, no´ No! No! Lloraba Amelía. ´Yo no puedo verlo, yo no

puedo!´.

Elías miraba a Amelía y entonces a mí.

´Toma Amelía´ dijo él. Ella asustada. Le cogió para andar.

Amelía no se movió. Ella sostuvo su mano fuertemente y

temblaba con miedo.

Despacio, muy despacio, el guía dejó la cuerda y fue a

coger la polea.

La puerta se cerró poco a poco. Las espadas estaban más

cerca de Elias, su cara y su cuerpo. Él miró más feliz y más

feliz a ellos poco a poco.

Yo miré a Amelía. Sus labios estaban blancos. Ella no

quería mirar a Elias. Ella estaba mirando fijamente

alrededor de la doncella de hierro. Yo lo vi. El gato negro

estaba allí dentro. Los ojos del gato estaban brillantes.

Todavía tenía sangre sobre su piel.

Yo lloraba, ´Mira, allí está el gato!´.

La gata se levanto. Ella lo miró muy feroz.

Elías vio al gato y se rió.

¿Nos ha seguido el gato aquí? rió él. ´Si ella viene cerca de

mí, le daré una patada´. Yo no puedo moverme!

En ese mismo momento, Amelia se desmayó. Yo apoyé mis

manos sobre sus hombres para sostenerla.

Y en poco tiempo, el gato negro dio un grito ruidoso. Ella

saltó encima rápidamente. Pero ella no saltó hacia Elías,

sino sobre el guía. La gata arañó su cara con sus largas

uñas. Sus uñas estaban dentro de los ojos del guía y debajo

de sus mejillas. Sus mejillas estaban rasgadas.

El guía gritó. Él saltó y las cuerdas cayeron sobre sus

manos.

Las cuerdas cerraron la polea. Elías vio las cuerdas

deslizarse hacia él despacio.

Por un segundo, él miró aterrorizado. Sus ojos estaban

perdidos. Sus labios se movieron, pero ningún sonido salió

de ellos. La puerta se cayó y se cerró apretada.

Yo abrí la puerta. Cuando la abrí, las espadas estaban

sobre el cuerpo de Elías y cayó al suelo. Su cara miraba

horriblemente.

Yo agarré a Amelía. Yo vi todo y puse su cuerpo en el

asiento. Yo no quería ver a Elías. Es algo muy horrible.

Entonces, volví corriendo dentro de la habitación. El gato

negro estaba sentado sobre la cabeza de Elias.

Rápidamente choqué con una de las paredes y cogí con

mis manos una gran espada.

Con toda mi fuerza, levanté la espada por encima de mi

cabeza y la dejé caer de repente.

Tuve razón al matar al gato. Estoy seguro de esto. Nadie

puede decir que fui cruel.

FIN