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“LOS BOMBEROS.”
Mario Benedetti.
Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: "Mañana va a llover". Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: "El martes saldrá el 57 a la cabeza". Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: "Es posible que mi casa se esté quemando".
Llamaron un taxi y encargaron al chofer que siguiera de cerca a los bomberos. Éstos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: "Es casi seguro que mi casa se esté quemando". Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tiesos de expectativa. Por fin, frente mismo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por los aires.
Con toda parsimonia, Olegario bajó del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata, y luego, con un aire de humilde vencedor, se aprestó a recibir las felicitaciones y los abrazos de sus buenos amigos.
A continuación se presenta el cuento alternativo:
UN DON IMPREDECIBLE.
Tiempo antes, creían que estaba loco; porque al predecir que algo
malo estaba sucediendo o en un futuro cercano. No me creían, decían que
solo era mi imaginación, debido a mi corta edad. Pero al cabo del tiempo, lo
dicho sucedía. ¡Qué locura!
Yo, soy Carlo, el príncipe de Francia. Desde pequeño he tenido el gran
poder de predecir sucesos próximos o actuales. Tengo una hermana, Ana
Sofía; y mis padres, por lógica son los reyes. Nuestro hogar es el hermoso
Palacio de Versalles.
Al anochecer; habrá una reunión en honor de Ana Sofía, ya que
cumple 16 años; cuando me dieron a saber sobre este suceso, me alegré
demasiado, mi familia lejana asistirá, así que tendré la posibilidad de
convivir con mis primos de nuevo, lo cual es muy bueno. Fuera de esto,
tengo el desorgullo, de presentir el inicio de algo malo y que no será
pasajero, se quedará en pie por mucho tiempo. Aún no sé qué pasará, y
prefiero no angustiarme.
Al parecer, esta dará inicio a las 20:00 horas. A pesar de que quiero y
debo asistir, no sé si habrá la posibilidad de que pueda asistir; aún hay
muchos pendientes del pueblo por arreglar; ya que mi padre, el rey Dante,
no se encuentra en el reino, y espero este de vuelta para el festejo, y si es a
tiempo, mucho mejor. Por lo tanto, mi madre Natalia está terminando los
preparativos, junto con las ayuda de los sirvientes.
Por mi lado, aparte de los pendientes, mi traje aún no está
confeccionado por completo. Debo ir al pueblo aún y verificar los caballos
(ojalá estén bien, ya es bastante tiempo desde mi última visita y paseo.)
Desearía que en mi familia hubiera más unión y buena convivencia; de esa
manera, podríamos dar un paseo y platicar, al menos mi hermana y yo.
Son las 10:00, creo que ya es hora de ir al pueblo; pero tengo la
corazonada fuerte de que le ha sucedido algo horriblemente malo a mi
padre. Pero no hay manera de comunicarnos, ya que la mayoría de los
guardias se fueron con él, espero haya posibilidad que se nos dé a conocer
lo sucedido antes del anochecer.
No le he dicho algo a mi madre, porque sé que se preocupara y
querrá salir a buscarlo; pero no puedo permitir que lo haga. A mi hermana,
no sé si decirle; presiento qué le dirá a mi madre y entrará en pánico. Así
que deberé crear un plan.
Afortunadamente la noticia se me adelantó, y no fue nada muy grave.
Uno de los guardias ha llegado corriendo al Palacio para informarnos que el
carruaje de mi padre había sido robado en el transcurso de ida al pueblo
vecino. Dijo que solo les han robado unas joyas que mi padre traía puesto.
El guardia se ha llevado mi carruaje, yo estaré bien caminando. Y ha
dicho que regresaran por ahí de las 18:00 horas. Yo iré a erradicar los
pendientes del pueblo. Supongo que también estaré de vuelta por ahí de las
16:00 o 17:00 horas.
El reloj de la torre ha sonado, marcando las 18:00, yace
aproximadamente una hora y media que he regresado; mi padre aún no. Me
han dicho que mi traje estará en el palacio en media hora; pero este me
urge. Espero si este arreglado a tiempo. También me han informado que la
llegada de mi familia lejana será 1 hora antes del festejo, pero ¡yo no creo
estar listo para esa hora!
Mi traje por fin me ha sido entregado, y creo que el sastre tuvo
conexión con mis pensamientos, ya que son las 18:15. Mi padre ya ha
llegado al Palacio, y le ha contado a mi madre lo sucedido de la mañana y al
parecer no fue grave, aunque perdimos un carruaje.
Yacen las 20:00 y gran parte de los invitados ya dan compañía; mi
familia efectivamente ha llegado a la hora dicha. Desde entonces me he
puesto a charlar con mi primo Evan, acaba de cumplir 17 y me ha contado
lo que ha pasado en su vida. Mi hermana ya no tarda en darse a conocer.
21:00 Está sucediendo una catástrofe, algunos invitados se han
puesto a convulsionar y otros se encuentran con fiebre. No sé qué está
pasando, pero por seguro esto es lo que por la mañana he sentido. No estoy
enterado del actual problema, y mucho menos la causa. Los alimentos no
pudieron haber sido, ya que aún no es servida la cena.
Me ha entrado la intriga y preocupación. Y creo que mi padre sabe
que está sucediendo; desde su regreso, ha estado nervioso y preocupado.
Hace unos momentos mis ojos lo habían captado, pero lo hemos perdido,
debo charlar con él. Ha ido a la alcoba, iré a buscarlo.
Mi padre está sentado sobre la cama, con cara de angustia.
-¿Qué pasa padre? ¿Qué está sucediendo allá abajo?
-Es un grave asunto esto, y Carlo, no sé si logres entender.
-Adelante padre, tal vez si logre entender y pueda ser de ayuda.
-Escucha con atención; por la mañana que he salido, he ido al pueblo
vecino, y a la entrada me he encontrado a gente tirada, supongo fallecida.
-¿Acaso hubo un ataque?
-No Carlo. Al reunirme con Alejandro, me ha contado todo. Ha sucedido una
tragedia. Ha dicho que 3 días antes, un noble, llegó al pueblo buscando
ayuda, pero sin saber especificar su origen ni que había pasado. Total, le
dieron ayuda, pero a los 2 días de su llegada falleció.
-¿Pero cómo? ¿Qué le habrá sucedido? ¿No dijo una última palabra?
-Lo único que ha dicho antes de morir, fueron dos palabras las cuales no
recuerdo. Pero ese mismo día por la tarde, más de la mitad del pueblo
murió y los sobrevivientes han dicho que solo han convulsionado, tenido
fiebre y no se podían mover.
-¡Santa coincidencia! Eso es lo mismo que está sucediendo ahora mismo en
el salón padre, ¿Qué haremos?
-No lo sé Carlo, no lo sé.
-¿Nos pasará lo mismo a todos? Y ¿sabes? Hoy por la mañana he sentido
algo grave estaría en pie del Palacio.
-Espero que no. ¡No nos diste a conocer la circunstancia Carlo! Si debiste
hacerlo.
-Lo lamento padre, es que nunca me habían creído, así que creí correcto no
informar ni preocupar.
-Ya no hay remedio, y no se puede hacer nada más. Pero ya recuerdo lo que
el noble ha dicho antes de morir.
-¡¿Qué ha dicho?!
-“Peste Negra.”