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MARCELLE DE JOUVENEL CUANDO LAS FUENTES CANTAN II CUANDO LAS FUENTES CANTAN Presentación de Jean Prieur

Cuando Las Fuentes Cantan - Marcele de Jouvenel II

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MARCELLE DE JOUVENEL 

CUANDO LAS FUENTES CANTAN

II CUANDO LAS

FUENTES CANTAN

Presentación de Jean Prieur

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MARCELLE DE JOUVENEL

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CUANDO LAS FUENTES CANTAN

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Título original: QUAND LES SOUCES CHANTENT París, EDITIONS FERNAND LANORE, 1985 Traducción: CUANDO LAS FUENTES CANTAN Alfredo Camarero

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PRESENTACION En los Testigos de lo Invisible y las Tablillas de Oro, expliqué con más

detalle quién era Roland de Jouvenel. Para sus nuevos lectores, añadiré solamente que murió en París el 2 de mayo de 1946, a causa de una enfermedad inexplicable. Iba a cumplir quince años.

Era un muchacho prudente, reflexivo, enamorado de la naturaleza y de lo hermoso (lo que en el fondo es lo mismo), sensible al misterio y con dotes de premonición. Tenía verdaderos dones literarios y psíquicos, y estos dones encontraron su realización en la vida futura. A los primeros, debemos la pureza formal de sus escritos post-mortem; a los segundos, la facultad de comunicarlos a la tierra.

En los últimos tiempos de su breve existencia, se desarrolló en él una atracción hacia la contemplación y las realidades místicas. Frecuentaba las visitas a las iglesias, principalmente a Saint-Roch, muy próxima a su casa. Tuvo por entonces el presentimiento de su muerte cercana, percibió una llamada de lo Alto, y respondió con la aceptación: «Las golondrinas saben cuando deben partir y adonde van. Y los verdaderos elegidos de Dios, lo saben también, tienen el sentido de la orientación celeste.»

Unos meses antes de su muerte, Marcelle de Jouvenel, lo había llevado a ver el Aiglon. En el último acto lloró, a la vez, por la cautividad de Schönbrunn, por él mismo y por su madre, cuya prueba presintió bruscamente. Le tomó la mano y murmuró: « ¡Pobre mamá, te vas a quedar sola!»

En aquel momento, se encontraba todavía en perfecta salud. Su única pena al partir fue justamente dejarla en la soledad, la

desesperación y la rebeldía. La soledad duró veinticinco años, del 2 de mayo de 1946 al 20 de mayo de

1971, fecha en que se reunió con él. La desesperación y la rebeldía duraron sólo los seis primeros meses, hasta el día en que Roland le dictó su primer mensaje.

Ella misma explicó en qué circunstancias: «La idea de dejar escribir a una mano, sin que participe en ello el

pensamiento, no salió de mí, sino de una amiga, la madre de un compañero de

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Roland. Me visitaba con frecuencia y un día me confió que su hermana, después de la muerte de su madre, había recibido de este modo comunicaciones.

Esto no me parecía serio; veía en ello una práctica de ocultismo que detesto y me da miedo. Sin embargo, casi todas las mañanas me telefoneaba esta amiga y me preguntaba: “¿Has intentado escribir?”

Resistí más de un mes o, más bien, no me dejé seducir por esta clase de consuelos, muy dudosos para mí. Una noche, finalmente, superada por la insistencia de mi amiga, tomé un lápiz y, de pronto, comenzó a escribir con letra grande e inclinada, exactamente lo contrario de la mía. Me sentí sorprendida, pero no convencida, y no habría seguido si, al día siguiente, no se hubiera cumplido literalmente todo lo que me había anunciado Roland. A partir de entonces, se me han predicho tantas cosas, que luego he podido controlar y verificar, que ya no he dejado de escribir.»

Estas líneas, colocadas entre el prefacio de Gabriel Marcel y los mensajes, sirven de introducción al primer libro titulado «En sintonía con el Cielo» que comienza en París el 24 de octubre de 1946 y termina en Ruán, el 23 de septiembre de 1947.

Como respondía a una necesidad real, como por aquella época nadie o casi nadie hablaba del más allá, este pequeño libro cargado de esperanza fue un auténtico éxito. Fue entonces cuando el R.P. Bernaert escribió en Temoignage Chrétien: «Dios, que se sirve de todo para llegar al corazón del hombre, ¿no podría servirse también de los dones psíquicos supra-normales?»

Lo que aquí se dice es fundamental y pienso que es imposible formular mejor el problema planteado por el caso Roland de Jouvenel.

El segundo libro: «Cuando las fuentes cantan» fue publicado a principios de 1950. Abarca el período que se extiende desde septiembre de 1947 a diciembre de 1948. A su vez, se convierte en algo tan raro que la Sra. de Jouvenel sólo poseía un solo y único ejemplar, el que ha servido para la presente reedición.

El tercero: «En el umbral del Reino» (del 1 de enero de 1949 al 31 de mayo de 1952) lleva un título muy adecuado, porque se siente que el joven mensajero ha superado numerosos escalones, ha cobrado fuerzas, está a puto de partir hacia las esferas celestes.

El cuarto: «Con absoluta fidelidad», que va de junio de 1952 a enero de 1956, consigue el imprimatur... a costa de algunos cambios y renuncias. Se suprime todo carácter personal. El tú y el ti son sustituidos por el vosotros colectivo; las palabras mensajes, Roland, mamá ya no aparecen. El libro se presenta como una secuencia de meditaciones y no como un diálogo con lo invisible, un encuentro a través del velo. Una nota de los editores nos advierte que «el presente libro ha sido redactado día a día con un espíritu de absoluta

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fidelidad a la Iglesia católica.» El quinto: «La segunda vida» reúne los mensajes de los años 1959-60-61-

62, época en la que el diálogo comienza a espaciarse por razones difíciles de apreciar. La obra apareció el 9 de julio, aniversario del nacimiento de Roland; Marcelle de Jouvenel había conocido a su editor el 2 de mayo del mismo año.

Los cinco libros forman un todo, un verdadero corpus, contienen una enseñanza espiritual coherente, han aportado respuestas, han calmado la sed, han suscitado investigaciones, han provocado conversiones y despertares. No han cesado de «repatriar almas a Dios» como lo deseaba el joven mensajero.

Paralelamente a las cartas de Pierre, han vuelto a reconstruir el puente entre la tierra y el más allá crístico, han abastecido los tesoros interiores. No pretenden sustituir a las Escrituras, remiten a ellas al lector, le permiten comprenderlas mejor, actualizarlas, volverlas a dar contenido.

Nociones, que eran abstractas y confusas, encuentran el calor y la claridad de la vida. Esperanzas que eran vagas y lejanas, dan paso a certezas concretas y cercanas. Verdades, colocadas hasta entonces en la categoría de misterios, se convierten en objetos de conocimiento y a veces de experiencia.

A lo largo de esta lectura, algo ocurre, algo sucede; algo es lanzado que ya no se detendrá.

La prueba de la autenticidad se funda en su fuerza de influencia, en su calidad de vibración. Aquí se respira el buen olor de las flores del cielo. Aquí se recogen los frutos de la vida.

*

* * El sábado 27 de diciembre de 1947, en Nueva York, Roland dictaba a su

madre: «Cuando las fuentes cantan, se las escucha; recuerda la hierba verde,

atravesada por pequeños riachuelos, en las grandes praderas donde me gustaba correr.»

Cuando las fuentes cantan... el título del libro estaba dado y el joven, llegado a las esferas gozosas, recordaba el verde Corrèze donde había vivido con su madre los años de ocupación.

Pero en 1947-48, el drama de su partida está todavía cerca, y las fuentes son todavía lágrimas.

«Mamá, tú nunca estás sola; las lágrimas son muchas veces en vosotros como fuentes. ¡Oh! lágrimas santas de ojos que lloran a causa de Dios.»

— «Dime si eres tú el que guía mi mano, yo dudo. — Mamá, creía que te habías vuelto razonable; ser razonable es tener fe.» Notemos esta equivalencia entre lo racional y lo espiritual... Si ella sigue

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dudando es porque las personas maliciosas le han dado a entender que tiene relación con su subconsciente o incluso, lo que es peor, con al bajo astral.

«Mamá, otra vez te sientes derrotada por unos arañazos. El misterio de las cosas del cielo sólo raras veces debe ser tema de conversación.»

Esto se lo dictaba el 27 de septiembre de 1947. Casi un año después, él tiene que volver a comenzar todo su trabajo de

curación interior, pues entretanto envidiosos y burlones han vuelto a comenzar su trabajo de zapa.

«Mamá, no hagas el menor caso a las burlas. Deberías seguir sola creyendo que te hablo, deberías seguir creyendo. Sigue a conciencia tu tarea, como los humanos necesitan hacerlo para ganarse la vida; porque tú te estas ganando la vida eterna.»

En los papeles que me dejó, Marcelle del Jouvenel dejó el relato de una agresión verbal de la que fue objeto:

«Como había sido muy atacada por los defensores de la parapsicología, decidí acudir a la invitación recibida de uno de ellos. El tema era: la comunicación con los muertos y la parapsicología. Un tanto ignorante, porque en aquella época conocía mal la posición de cada uno, me encontraba muy contenta de asistir a esta reunión: incluía un debate que, ciertamente, me iba a enseñar muchas cosas.

Antes de comenzar, el conferenciante se acercó muy amigablemente a saludarme. Desgraciadamente, me iba a enterar pronto a mi pesar de que su gesto era sólo el de un hipócrita, que iba a sentir gran satisfacción por haber atraído la presa a su trampa.

Con violencia, comenzó por excluir todos los fenómenos extrasensoriales que no se apoyaran en las bases sólidas de la parapsicología, la única que, según él, era una ciencia. Todo lo que se relacionaba con la inspiración no tenía ningún valor en sus investigaciones, pues se trataba en estos casos de fenómenos de alucinación procedentes de la imaginación. No llegaba a citar mi caso, pero para los que conocían los mensajes, no podía quedar ninguna duda: se aludía claramente a “En sintonía con el Cielo”. Entonces, bruscamente, su amigable apretón de manos de un momento antes me pareció como un gesto atroz. Hubiera preferido que me dijera: “¡Váyase! Aquí no tiene nada que hacer.”»

Mi experiencia, como todas las que se parecían a ella, era destrozada, como la de la Sra. Monnier. Todos los mensajes eran únicamente el resultado de desarreglos mentales debidos a la tristeza, todos esos casos eran neurosis.

La gente hizo muchas preguntas. Yo misma habría podido pedir explicaciones, pero estaba demasiado trastornada, y era demasiado tímida para atreverme a levantar la voz.

Salí de allí tan triste que me precipité a la primera iglesia que encontré.

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Desamparada hasta la desesperación, sólo pude repetir la palabra de Cristo: «Padre mío, ¿por qué me has abandonado?»

Podía dirigirme a cualquier parte, sólo encontraba incomprensión y hostilidad. Las acusaciones de este hombre, creo que sólo las hizo para hacerme dudar.

Por la noche, como de costumbre, volví a tomar el lápiz y Roland vino a tranquilizarme.

«Mamá, todo lo que te dicen sobre nuestras relaciones no tienen más importancia que un poco de viento; tienes que considerar esto como la prueba indispensable. Ahora es cuando se va a demostrar tu valía.

Si resistes a los esfuerzos de los hombres que quieren demostrarte que sólo es cosa de tu subconsciente, será evidente que habrás triunfado de las corrientes perturbadoras, que se pegan como la lepra a todo lo que supera en entendimiento humano.»

El camino de Marcelle de Jouvenel no fue fácil, lo constato ahora que, continuando su tarea, me enfrento a las mismas incomprensiones y a las mismas críticas.

Sin embargo, hay que progresar, apresurarse y, una vez puesta la mano en el arado, no volver la vista atrás.

«Quema tu vida anterior, anula lo que fue, para poseer únicamente el futuro. Caminar hacia Dios no es darse media vuelta... ¡yo te señalo caminos, a ti te toca trabajar!»

El trabajo que propone a su madre es de lo más variado. Es de tipo intelectual:

«Si quisieras estudiar biología, descubrirías que todos los principios de la vida psíquica se encuentran en la vida de los cuerpos organizados. Para comprender las leyes psíquicas, sólo tienes que trasladar las leyes que rigen los minerales; en química y en física, existen fenómenos análogos a los que se producen en la energía de las almas; llegará el momento en que habrá experiencias que demostrarán la verdad de mis palabras.»

Este trabajo es, por supuesto, de tipo espiritual: «Habría que hacer una corona de amor uniendo los corazones de las madres

que han perdido a sus hijos.» Esto es lo que se hizo a través de reuniones periódicas en su apartamento

de París y de una publicación a multicopista que se titulaba Nuestra Carta. Si tuviera que resumir el contenido de estos cinco libros en una fórmula lo

más breve posible, diría: interdependencia entre el cielo y la tierra. «Si en la tierra los espíritus puros tienen la preocupación del más allá, el

más allá se preocupa a su vez de inmunizar a la tierra frente al mal.» Se trata aquí por supuesto del más allá crístico, deseoso de ayudar a la

humanidad a progresar; pero existe también un más allá hostil, tan deseoso de

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inquietarla, de separarla, de mantenerla en la fatalidad del mal. Con éste es con el que es peligroso entrar en comunicación.

Marcelle de Jouvenel supo librarse de él, tanto por la comunión como por la oración frecuente, y nunca tuvo otro interlocutor que su hijo. Las comunicaciones hechas posibles a través de la escritura intuitiva, han podido permanecer puras y desinteresadas. No han salido de los límites de lo sagrado.

— «Roland, dime si estas comunicaciones con la tierra impiden tu ascensión y retrasan tu subida.

— Escúchame bien: de la fe ardiente, se elevan vapores. No digas que yo bajo a la tierra, di que tú subes al cielo.

Se da entorpecimiento cuando se nos utiliza para vulgaridades; los esfuerzos que entonces hacéis para captarnos, nos turban y, en este caso, preferimos vuestra indiferencia a vuestra fidelidad.»

Cuántos, en efecto, utilizan a los difuntos para vulgaridades: ¡cuestiones de herencia, venta de inmuebles, organización del futuro próximo!

Pues bien, Roland se niega a toda predicción, no quiere que lo tomen por un echador de la buena aventura, lo que no le impide, de vez en cuando, hacer notables profecías, ésta por ejemplo:

«Mamá, te puede decir, sin concretar fecha ni dar más explicaciones que vais a pasar por nuevas angustias. Van a sacudir corrientes a los hombres, bancos de ondas van a hacer vacilar los cerebros. No habrá guerra por ahora; las tensiones de combate van a suspender sus efectos, pero guerrillas dañarán continuamente vuestro planeta; se necesita una llaga abierta para que la sangre no cese de correr. Los focos de expiación flotarán continuamente por encima del mundo y se posarán de lugar en lugar. Los culpables y los inocentes morirán juntos.

Los focos de combate captan las malas ondas que sobrevuelan el planeta; creo que llegarán a absorber la totalidad de los fluidos de choque. Un pararrayos recoge toda la electricidad de un cielo airado. El rayo tal vez no caiga en vuestro globo gracias a esos puntos de fijación de esos disparos locales.»

Hubo en efecto treinta años de focos de combate y de abscesos de fijación. Recordemos: Corea, Viet-Nam, Congo, Argelia, Israel, Biafra, Líbano, Angola, Mauritania...

Uno de los puntos esenciales de la enseñanza de Roland es la existencia del cuerpo metafísico, enseña a su madre cosas que él ignoraba cuando vivía y que ella ignoraba en la época en que él dictaba.

«Tu doble es ese imponderable, en torno a ti, de color pero invisible. Por eso te digo que trabajes continuamente para perfeccionarlo, porque él es el que debe sobrevivirte.»

Ahora bien, esta descripción del doble se relaciona de manera extraña con

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las concepciones del Vedanta y sobre todo con las de Egipto que lo definían como un cuerpo aéreo, vivo, de color, formado por una materia muy sutil que no se podía ni tocar, ni ver; se unía al hombre desde el nacimiento y servía al alma de soporte inmortal.

El mismo san Pablo habla de diversos colores con los que resplandecen los cuerpos de gloria, colores que compara con el brillo diverso de los planetas y las estrellas.

Antes de él, Daniel había evocado a la multitud de justos brillando en el esplendor de lo extenso y, para designarlos, este profeta creaba la expresión: rocío de luz.

*

* *

Aunque Roland no da muchos detalles sobre el más allá, nos aporta orientaciones útiles a propósito de nuestro modus supervivendi. Quiere librarnos de todas las ideas ingenuas e infantiles que arrastramos desde hace generaciones. Sobre el más allá, existe un folklore que no tiene nada que ver con las revelaciones de los mensajes y de las Escrituras.

No olvidemos que todas nuestras concepciones a este respecto datan de la astronomía geocéntrica, de la tierra plana y del universo creado en una semana, hace 6.000 años. Sería muy ingenuo imaginar por ejemplo que, una vez pasado el velo, será uno llevado enseguida hasta el trono de Dios.

«Aquí, como entre vosotros, hay que abrirse camino; hay que ganarse las estrellas celestiales; el camino hacia Dios es duro.»

«El viaje del más allá es largo; sé previsora y llena tus manos del pan de los ángeles, si no morirás de hambre... No iniciarías un viaje largo sin pertrecharte de algunos víveres; comprende que sólo tendrás para subsistir tus provisiones espirituales.»

«Dios es muy exigente con sus amigos. Pero esta exigencia es, en definitiva una gran bondad, porque Dios nos evita así recorrer, después de la muerte, senderos interminables. La expiación en la tierra suprime la permanencia en las zonas dolorosas.»

Las zonas dolorosas, los planos rugosos como él los llama en otro pasaje, Roland hace a ellos algo más que una alusión. Ni el carácter poético de su vocabulario, ni la claridad de su estilo, deberían hacernos perder de vista la amplitud, la seriedad de su mensaje.

A propósito de éste, se ha hablado de ascesis: la palabra es demasiado fuerte. Lo que enseña es simplemente una disciplina del pensamiento y de la existencia diaria. Pone en guardia contra todo lo que deriva de la dispersión: cotilleos, vida mundana, viajes sin ninguna finalidad.

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En cambio, ningún desprecio del cuerpo y de la tierra. El primero debe ser tratado como un buen servidor, la segunda debe ser amada y respetada como creación divina.

Estilo de vida, sí; mortificación, no. «La mortificación es otro camino. Tu cilicio es mi muerte. Dios ha puesto

una espada en tu corazón: esta es la prueba que te está reservada. Los que te aconsejan aumentar tu carga son intérpretes de falsos dioses. Desconfía de esos místicos enfermizos. Sigue despacio los caminos tranquilos que van al lado de los ángeles.»

Si su obra se presenta como un poema en prosa, es porque la verdadera poesía es presentimiento de cosas eternas. Si se habla mucho de alas, es porque ellas son símbolos de protección divina, de rapidez, de vibraciones, de libertad y de subida de cielo en cielo.

Si tantos pájaros atraviesan sus libros de luz, es porque esos seres esencialmente psíquicos pueden verse introducidos en las corrientes que los espíritus pueden dirigir.

Se sabe con certeza que, en nuestros días, los textos abstrusos cuentan con un prejuicio favorable. Está lejos el tiempo en que Voltaire podía exclamar: «En Francia, se puede hacer todo, menos aburrir.» La oscuridad y la confusión se consideran fácilmente como profundas. Ahora bien, en los textos de Roland se encuentra a la vez, como en los lagos de alta montaña, la nitidez y la profundidad.

El lector superficial pensará que estos textos son superficiales. Sólo se quedará con vuelos de palomas, de mariposas, y con perfumes. Sólo verá plumas, nubes, arcos iris, allí donde se levanta un edificio metafísico.

Cierto que las verdades importantes surgen bastante caprichosamente, a merced de la entrevista y de la inspiración, no siempre se han desarrollado o expuesto con método. Por eso Marcelle de Jouvenel deseaba que alguien se preocupara luego de extraer los temas esenciales, de organizar y explicar este paso. Esto es lo que yo he tratado de hacer, especialmente en esta presentación.

Para el que pone realidades detrás de las palabras, los pasajes densos, e incluso inquietantes, no faltan en esta obra de cristal. He aquí por ejemplo una advertencia lanzada a los que apuestan todo en busca de fama y de fortuna.

«Las ganancias de los hombres sólo son cenizas entre sus dedos. Cuando os presentéis aquí, no os quedará nada.»

En efecto, todo lo que deriva del campo del ser: pensamientos, afectos, recuerdos, está almacenado en el cuerpo metafísico animado por el espíritu, y todo ello aparece en el mundo incorruptible. Todo lo que deriva del campo del tener: propiedades, dinero, honores, sigue el destino del cuerpo físico y se convierte en polvo.

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A los que dicen: « ¡Bueno! ya hay tiempo de preocuparse de la vida futura, ya la veremos cuando se presente», les recuerda que todo debe ponerse en su sitio desde aquí abajo, sin esperar. Las construcciones espirituales se levantan a partir de los materiales terrestres.

«Ese vuelo debe partir de la tierra; los que no lo hayan alcanzado durante su vida humana, volverán a encontrar la tierra en los cielos.»

Encontrar la tierra en los cielos, la expresión puede parecer extraña. He aquí cómo hay que entenderla: los que están obsesionados por las preocupaciones de aquí abajo las descubrirán con estupor al otro lado, y los cielos de los que hablan no son el Cielo, sino cielos ficticios del mundo de los espíritus. Como viven en un ambiente de proyecciones, emanación de su mental, reconstruirán su tierra en el más allá. Sus concepciones y sus creencias estarán ceñidas a ellos como la túnica de Jesús.

Es preferible que nuestros pensamientos sean elevados, porque viviremos en la calidad de nuestro mental, se nos tratará según nuestra fe y viviremos en el lugar de nuestros pensamientos. «Al otro lado de nosotros, seguimos siendo nosotros.»

Así que los que niegan a Dios y la supervivencia «sólo encontrarán en otro plano su propia negación, y sus cadenas más pesadas serán las que llevarán después de su muerte; sus deseos no serán más que deseos; no conseguirán ser satisfechos.»

«La inmortalidad del alma nace en vosotros desde el momento en que creéis en ella. La muerte es muerte para los que no creen en la resurrección.»

Él mismo pasó por los planos rugosos, por las alternancias de sombra y de claridad que son los mayores sufrimientos al comienzo de la vida astral. Pasó también por la bruma y el frío.

«Mira la bruma; la bruma es nuestra primera evolución: paisaje vivido...» «Para no pasar demasiado frío cuando dejes la tierra, necesitas que tu vida

interior sea tórrida; las estepas de hielo en que te verás envuelta se fundirán si tu fervor es caluroso como una hoguera: tu fervor derretirá el hielo.»

Pero en el momento en que se comunica, está en esos lugares-estados que los mensajeros, lo mismo por otra parte que el Evangelio, llaman de alegría.

«Siento alegría. ¿Cómo hacerte comprender la apoteosis de la supervivencia? El más allá no tiene límites, vuestro planeta está lleno de limitaciones...

¡Alegría, alegría! ¡Si tú supieras!» A la paradoja de los materialistas: ¡la vida, es la muerte!, opone la suya: ¡la

muerte, es la vida! «Mamá, tu hijo vive. Cree estas palabras: la muerte, es la vida.» A la imagen clásica de la muerte comparada con el sol que se pone,

enfrenta la suya: el sol que sale. Alcanza entonces las cimas de la inspiración.

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«El día de tu muerte, saldrás de tu cuerpo como el sol sale de una nube, y nuestras dos luminosidades se estremecerán juntas.»

«Tu muerte será como un amanecer; llegarás de color sombrío a las puertas del cielo; después, poco a poco la luz del más allá se introducirá en ese cuerpo de oscuridad hasta que se haga luminoso. Cada amanecer es la metamorfosis de la sombra en luz. El nacer del alma es el momento del paso, la muerte es la aurora.»

Jean PRIEUR

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Vivo las enseñanzas de Roland, no en el aislamiento, sino con las madres

que como yo no encuentran consuelo después de perder un hijo amado. Ayer, eran para mí desconocidas, hoy nos encontramos unidas y escalamos

juntas la subida. Gracias a nuestros hijos. M.J.

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SEPTIEMBRE 1947

París, sábado 27 de septiembre de 1947.

— Hijo mío, ¿cómo quieres que me porte? — No tienes que dudar, tienes que ir derecha a la meta. — ¿Cuál es esa meta? — Dios. — Háblame de mi conducta terrestre. — Envuélvete en pasividad, escapa, flota, y para derrotar lo humano que

hay en ti, elévate; la tempestad sólo es peligrosa para los obstáculos que encuentra; si te elevas, soplará debajo de ti.

Pero basta de hablar de lo que es el hombre. Reza, teje con tu oración la escala que te traerá hasta aquí.

Noche del 27 de septiembre de 1947.

Noche del domingo: un sueño horrible, una pesadilla. Roland era

perseguido por un gato que, a pesar de mis esfuerzos, lo arañaba, ¿era un presagio?

Lunes, sufro cruelmente por una conversación llena de escepticismo a propósito de las comunicaciones de Roland.

Mamá, ya estás otra vez desconcertada por unos golpes de araña. El misterio de las cosas celestes sólo raramente debe ser un tema de

conversación. No hables de mí nunca, sino en las moradas de paz. ¡Es necesaria tanta delicadeza para acercarnos!

No vuelvas a hacerlo. No tienes que tratar de demostrar la autenticidad de nuestras comunicaciones. Habla sólo a los que viven en el calor celeste. No deben cebarse ni sobre ti, ni sobre mí; sólo debes esforzarte para prestar oídos a los ecos del cielo.

El demonio vive con frecuencia entre los hombres. ¿Por qué te han inquietado con la idea de que tú me agobias, mamá, cuando las horas de meditación son para mí como nidos de plumas?

Te exijo silencio sobre mí, excepto con aquellos cuyas palabras sean

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caricias de alas. ¡Pero sería necesario incluso, en una conversación así, decidirse sólo a hablar después de horas de silencio! Querías hacer el bien, y se nos ha devuelto el mal. Te lo repito, no vuelvas a hablar de mí; uno y otro hacemos lo que podemos para reunirnos. Sufro mucho cuando te entristecen y quieren interponerse entre tú y yo... ¿La calidad, el valor de nuestros encuentros? ¿Quién los juzga? ¿Quién los juzga? — ¡qué pobre entendimiento el del hombre!

Mamá, sé totalmente sencilla, como una niña. — Esta tarde eres un instrumento maravilloso para vibrar con el cielo. — ¿Por qué? — Porque durante todo el día has pensado en el cielo. Has vivido con seres

que han pensado en el cielo, atrayendo así sobre ti la atención. «Pide y recibirás»: Dios mantiene la palabra.

Te visitará tu amigo X..., que pide que yo le hable. Para arrastrarlo, para poner en funcionamiento el diapasón del cielo, necesita una prueba terrestre. Tú deberías haberlo comprendido antes. Es muy importante para ti que él entre en un ciclo de conexión, o más exactamente en la corriente, en los puntos de vista que te explico. Estoy muy contento de esto; es también un alma que se acerca, que se eleva. ¡Pruebas! ¡Certezas! Intentaré... Me extrañaría no obtenerlas también para él. ¡Todos sois iguales!...

En realidad, sólo podemos predecir a aquellos cuya alma se abre al calor nuestro, porque se hacen como hijos nuestros; entonces los dirigimos y sabemos cómo reaccionarán...

Que X... tenga paciencia. Este será un gran día para él.

30 de septiembre de 1947.

Haz que termine en ti el tumulto terrestre. Los diques de tu alma no son lo suficientemente fuertes para resistirlo. Tu vida interior está salpicada de vulgaridad —de esa vulgaridad que aparta al alma de los caminos de purificación. La gracia está en saber distinguir los caminos que llevan a Dios. Se os proponen muchas virtudes, y la religión está llena de flechas indicativas. Pero la caridad es la más lucrativa y la inversión más segura para ganar el cielo,

Dios creó a Marta, pero también a María Magdalena. Puesto que Dios te ha concedido la gracia de expresarte para el bien de sus criaturas, debes sacrificarlo todo, y ponerte totalmente al servicio de esta merced.

La mortificación es otro camino. Tu cáliz es mi muerte. Dios ha puesto una espada en tu corazón: esta es la prueba que te está reservada. Los que te aconsejan aumentar tu carga son los intérpretes de falsos dioses. Desconfía de esos místicos enfermizos. Sigue muy despacio los caminos tranquilos que van

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al lado de los ángeles. Dios amó a la que derramó perfumes sobre él. Si él te ha dado algunas

gotas de perfume para derramarlas sobre las ovejas, con mucha humildad, no hagas otra cosa.

OCTUBRE 1947

2 de octubre de 1947.

— Mamá, has comulgado y no has recibido gracias. Los rayos celestes te

habían abandonado. Temo que no sepas descubrir las razones de este abandono del cielo. ¿Cómo hacer para aclarártelo? Sé completamente flexible, sé como una caña, y la brisa del cielo te inclinará en el sentido del cielo, te orientará hacia tu salvación.

— Hijo mío, ¿cuál es mi salvación? — No puedo responderte. Las golondrinas saben cuando deben partir y

donde deben ir. Y los verdaderos elegidos de Dios, también lo saben, tienen el sentido de la orientación celeste. Trabaja.

Viernes, 3 de octubre de 1947. París.

Estás contenta porque el Padre X... ha aprobado tus escritos. « ¡Hija mía, te ha dicho, hay tantos milagros en el día a día! Mantén en ti

ese estado de piedad, para seguir siempre en una atmósfera espiritual. A la larga, estas breves situaciones de lucidez no te parecerán ya extraordinarias, porque toda tu vida se llenará de claridad.»

Mamá, vamos a ayudar a los hombres; trabaja, sé mi fiel intérprete en la tierra, sé mi alegría. Cuando un sabio ha logrado descubrir un suero que salva a millones de seres, siente una gran paz interior. Piensa que, nosotros también somos como sabios inclinados sobre el mundo, y que nos esforzamos continuamente por hacer vivir en vosotros la virtud.

Dios ama a sus ovejas. Como servidores de Dios, tenemos como misión y como tarea librar al hombre del mal. Si, en la tierra, los espíritus puros tienen la preocupación del más allá, el más allá se preocupa a su vez de inmunizar a la tierra contra el mal. Cada ángel, lo mismo que cada hombre, tiene su radio de acción, conoce el éxito o el fracaso. Dios, mi Padre, nos recompensa según

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nuestras obras. Muchas dificultades nos vienen por vosotros, que constituís nuestro trabajo diario. Cuanto más progreses en la perfección, más almas salvarás, más sutil me haré yo. Así que tu religiosidad, tu conversión al dogma ya me ha hecho mucho bien.

Mira, estamos unidos por lazos que tú no comprendes, pero tan estrechos como los que nos unían en la tierra. Trabaja como una loca, trabaja apasionadamente conmigo por la misma causa.

Domingo, 5 de octubre.

Recupera en ti la calma; deja que el viento elimine los sombríos propósitos que traman contra ti; si la tempestad arranca los árboles, los conflictos destierran los pensamientos secretos, esos que sólo aparecen en el libertinaje. ¡¡Que todas las borrascas se detengan en el umbral de tu alma!!

Mamá pequeñita, que tu alma sea como un gran lago transparente: entonces, me posaré en ti como una gaviota.

Martes, 7 de octubre.

Por fin, mamá, ya estás aquí. Yo te sigo, te acompaño; como un pájaro, doy

vueltas sobre ti sin conseguir posarme, porque tu alma está llena de remolinos. Es necesario que haya sobre vuestros corazones nubes de movimientos espirituales para que nosotros podamos captar algunas.

El ramo que tiene en su pico la paloma lo ha recogido en pleno vuelo. Tus ramos son las prolongaciones de tus virtudes; que sean verdes como los retoños absolutamente frescos.

Nuestras conversaciones son una larga armonía que no debe interrumpirse; mantén siempre en ti las notas de ese canto interior; sobre todo, no te dejes dominar nunca por los trajines humanos.

Sábado, 11 de octubre de 1947.

Acabamos de ser interceptados, separados muy profundamente. Te

preguntas por qué. Pero ninguna explicación ha aparecido en tu espíritu; te has contentado con ser desplazada en tu vida sobrenatural; has constatado el hecho sin comprenderlo.

Escúchame bien: los cambios de estación producen como cortacircuitos, a través de los cuales difícilmente podemos hacer pasar nuestras ondas.

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Vosotros os encontráis en una especie de bruma, de caos, en el que nos es casi imposible seguiros; y a poco que dejes de vibrar intensamente, ya no te veo. ¿Cómo encontrar en la oscuridad una lámpara apagada?

Reanima en ti toda tu fe y brilla, brilla como una estrella. ¡¡Grite tu fervor en la paz profunda de tu alma!! Canta, canta como un ruiseñor en la noche, mamá, mi mamá reencontrada: no te calmes.

Domingo, 12 de octubre de 1947.

— Ahora te es muy difícil escucharme. Pon mucha atención: vas a entrar

en una nueva fase de tu pena, porque yo mismo voy a entrar en una nueva evolución; y para que subsista y permanezca vivo entre nosotros el vínculo que nos une, va a ser necesario que por tu parte evoluciones.

— Hijo mío, dime lo que tengo que hacer. ―No me toca a mí indicarte el camino, tú debes descubrirlo. Cuando un explorador parte a la conquista de una tierra desconocida, nadie puede ayudarle; tú debes descubrir personalmente los caminos de tu conquista espiritual.

Lunes, 13 de octubre de 1947.

Mamá, tienes mala voluntad. No ser fervorosa, es insultar a Dios. Ya no sientes brotar en ti la fuente. Es tu castigo. Has quitado importancia a lo que yo te enviaba. A Dios no le gusta que se menosprecien sus favores. Has nadado en la abundancia, y has acabado encontrando esto natural. Te he pedido varias cosas que no has hecho. ¿Por qué no has estudiado la vida de las mariposas? Jamás te enriquecerás, si pasas y vuelves a pasar eternamente ante los mismos paisajes. Dios te ha dado ojos, tienes que utilizarlos. Dios te ha dado la posibilidad de cultivarte, cultívate. Eres actualmente como un espectador que, por cansancio, te quedarías sentada en el mismo lugar, frente al mismo espectáculo. Hay otras corrientes distintas de las que has tomado, pero más difíciles de descubrir. Va a ser necesario que permanezcas algún tiempo hundida en la oscuridad. No tengo la fuerza necesaria para lanzar ante ti cohetes por los caminos triunfales de una mayor evolución.

¡¡Paciencia, mamá!! Reza, sé modesta, y camina descalza por los caminos de la inteligencia como una humilde sierva de Dios.

Te quiero, mamá.

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......................................................................................................................... Si vieras lo ágil que me encuentro. Para agradecerte por haber mirado tan

bien y respirado el agua, he hecho más blancas para ti las flores de mi capilla.

Miércoles, 15 de octubre de 1947.

Cuando he entrado en la capilla de Roland, las flores colocadas en torno a él se habían hecho en efecto de una blancura inmaculada.

Mamá, obedece a Dios. Obedecer, es plegarse a lo que manda. En tu vida libre, nadie te manda; la única dueña eres tú. El amor es una servidumbre hacia el elegido; se quiera o no, implica entrega. Al perderme, has perdido toda obligación de entrega. Te encuentras en el árido desierto de las no-responsabilidades. No eres responsable de nadie. Tenías tesoros de delicadeza que darme, dáselos ahora a Dios: son propiedad suya.

Mañana te diré lo que significa el amor de Dios, te diré cómo manifestarle tu amor. Madura en ti la idea del Amor divino.

Jueves, 16 de octubre de 1947.

No has meditado lo suficiente para que yo te desvele el secreto de los

caminos de Dios. Era sin embargo un gran favor haber lo grado cogerte de la mano para indicarte las direcciones celestes. Pero no te has hecho digna de ello.

Tengo que alcanzar caminos luminosos.

Domingo, 19 de octubre de 1947.

Mamá, no te portas como deseo; el cielo no penetra en ti; estás en un momento de confusión. No es totalmente por culpa tuya; esos momentos de desviación tienen, en vosotros, causas lejanas. Vuestras construcciones interiores se derrumban a veces de golpe, porque sois malos arquitectos.

La arquitectura celeste tiene también sus claves de bóveda, y todo puede venirse abajo en vosotros por falta de conocimiento técnico. Creéis poseer el cielo, porque vibráis por Dios; pero la emoción que sentís es todavía una reacción física. Tenéis que superarla, adentraos en el Amor divino más allá de las sensaciones, es decir con una apariencia de nulidad. Así, cuanto más crezcas en amor, más crecerá en ti la idea de Dios, más desheredado te

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encontrarás. El equilibrio tiene lugar entre dos puntos iguales; en una parte de la balanza, tu cuerpo, en la otra tu alma. ¿Cómo van a pesar más las plumas que la carne? El desequilibrio procede de esa lucha entre el ángel y la criatura que has dejado establecerse en tu vida interior. Da gracias a Dios por tus lágrimas: ellas te purifican, pon en el platillo divino las gotas de sangre de tu alma.

Martes, 21 de octubre de 1947.

Tienes que pensar que todo influye en la calidad de mis mensajes: los elementos, en particular, tienen una gran importancia. Tenemos que atravesar estratos de ondas para reunirnos con vosotros, y nos es más o menos fácil de lanzarnos a la atmósfera. En nuestro reino, tenemos también nuestras dificultades, de tipo concreto, cuando se trata de volver a vuestras casas.

Dedícate cada vez más al estudio de las ciencias naturales, para encontrar a Dios en todo; remóntate a las fuentes de la creación; comprende que tu deber es hacer aparecer la encarnación de Dios en su obra. La naturaleza es materia; fue creada sin embargo por los dedos divinos, y debes encontrar en ella a su creador. Mira con lupa todo lo que el Altísimo ha escondido en la naturaleza para los hombres; trata de poner milagro allí donde los seres ven sólo teorías materialistas.

Después de la lectura de un libro sobre los bosques.

Miércoles, 22 de octubre de 1947. Media noche.

Acabas de leer que los hombres primitivos tenían hacia los árboles un

respeto y un cariño especiales. Así, existe todavía en el sur de Alemania un «tilo de justicia», rodeado de una mesa de piedra ante la que se sentaba el tribunal.

Mamá, aquí está la historia concreta de los árboles; a ti el desarrollar la filosofía sobrenatural de los hechos.

¿Por qué, entre los primitivos, se administraba justicia a la sombra de ciertos árboles, elegidos al efecto?

El hombre primitivo estaba más cerca de Dios que los hombres de hoy, porque acababa de salir más recientemente de las manos del Creador. Sentía más por ello la influencia del cielo, e instintivamente se colocaba en las corrientes celestes. Los árboles lo atraían como un imán, lo envolvían de ondas —porque el bosque es un propulsor de vibraciones. Junto a los árboles, se le daba al hombre una clarividencia superior; y a él le gustaba administrar

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la justicia bajo estas umbrelas de hojas, porque allí comunicaba más fácilmente con la armonía divina.

Instintivamente, las golondrinas siguen las corrientes que les son favorables; en otoño emigran, en primavera, atraviesan vuestro cielo europeo. Un insecto cae en la flor que le debe alimentar. Lo mismo ocurre con los humanos. Deberíais conocer los ambientes que mantienen mejor vuestra alma. Tened antenas siempre abiertas para captar las ondas que flotan a vuestro alrededor.

En el desierto, el animal huele, desde cientos de lugares alrededor, el agua de un oasis; aprende tú también a dirigirte en la geografía invisible de las vibraciones. No en vano se sentaba san Luis bajo una encina para administrar justicia.

Continuación. Después de la lectura de un estudio sobre el transporte de

bosques en Canadá. Mamá, bosques enteros pueden ser trasladados a través de la vía natural del

agua. Reflexiona. Han pasado siglos sobre este episodio milagroso de vuestra era sin que ningún hombre haya pensado nunca en el acontecimiento sobrenatural que representa. Árboles que caminan solos... bosques que se desplazan para ir a dar calor a los hijos de Dios.

Di a los hombres que se dediquen más a distinguir los beneficios del cielo.

22 de octubre (bis).

Nada existe en sí mismo, sino sólo por los azares que lo envuelven. Una idea en la que no se cree es intransmisible, porque sólo su reflejo es el que vibra.

Jueves, 23 de octubre de 1947.

Mamá, vas a comenzar el invierno, el segundo invierno sin mí, y tu pobre

espíritu se turba y se inquieta a medida que pasa el tiempo. La gran espiritualidad aún no se ha apoderado de tu corazón. Dios es muy exigente con sus amigos. Pero esta exigencia es en definitiva una gran bondad, porque Dios nos invita así a recorrer después de la muerte senderos interminables. La expiación en la tierra suprime la estancia en las zonas dolorosas.

Acepta por tanto tu tristeza en la disciplina del amor de los hombres. En realidad, tu dolor no puede hacerte menos mal. Si te hiciera menos mal, sería menos purificador. El dolor profundo es como un cedazo; pasa por la criba de vuestras imperfecciones para dejar filtrar únicamente el fino olor de vuestras

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virtudes. Piensa que Dios sólo se alimenta de trigo limpio. Disminuir tu pena no es el objetivo a lograr; tu meta es utilizar tu sensibilidad puesta en carne viva para socorrer a los otros. La calidad de la ayuda sólo se mide según el número de los ayudados; con que hayas consolado a un alma, serás digna de entrar en el reino de Dios.

Sufre santamente, y tu pensamiento sostendrá a los desheredados.

Viernes, 24 de octubre de 1947.

Todas las voces de la perfecta armonía del cielo tienen que elevarse en ti como el canto de innumerables fuentes. Escucha en paz los acentos divinos, y que tu alma se llene de amor.

De pronto, resuena un canto en mi habitación. Apenas es perceptible;

parece el canto de un grillo. Sin embargo, todo es silencio en la noche. Siente sólo tus resonancias interiores. Despójate, cáscara a cáscara, para

llegar al centro de la serenidad. Tu corazón dejará de latir el día en que la chispa haya saltado. El fuego del cielo se encenderá en ti y serás libre.

Sábado, 25 de octubre de 1947.

Déjate transportar por las corrientes celestes, como una hoja por la

corriente del agua. No te esfuerces en demostrar que la verdad es verdadera. La verdad no se demuestra, se siente. El Amor de Dios no se aprende, es un deseo. El agua apaga la sed, las bienaventuranzas sacian el alma. El amor es la piedra angular de todas las construcciones celestiales. Para acoger a Dios, hay que construir su casa. Haz que tu templo interior sea una ciudadela indestructible.

Déjate guiar por Dios lo mismo que la oveja por el pastor, y tu alma entrara en los pastos del cielo. Bajo la influencia de los ángeles, vuestras oraciones son como la hierba de los prados. Hacen falta innumerables hierbas para cubrir un campo. Nuestros juegos más hermosos tienen lugar entre las oraciones más fervientes.

Domingo, 26 de octubre de 1947.

Cristo Rey.

Haz que calle en ti el tumulto de la vida: se necesita mucho silencio para que aparezca el alma. Un pájaro sólo juega confiado si está rodeado de paz; el menor ruido le alarma y se echa a volar. Lo mismo ocurre con vuestros

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fluidos celestes; cuanto más diáfanos, más tímidos son, y el menor sobresalto los hace alejarse.

El pensamiento es ya casi demasiado pesado para imaginar lo que es el alma. ¡El alma!... Oh, mamá, si pudiera definírtela, morirías de alegría. ¡Pero la inteligencia humana es aún tan primitiva que ni siquiera comprenderías!

En mi techo, a las dos y media de la tarde del domingo 26 de octubre de

1947, se escribe con letras de oro la palabra: LIBRO. Las letras tenían más o menos cuarenta centímetros de altura. La I llevaba un punto. Dos personas lo constataron.

Mamá, nos sentimos molestos en nuestras comunicaciones. Sin embargo,

no te asustes, pues tu hijo te dará la mano. Una mano de ángel tiene la sutileza de una nube y la fuerza del hierro. Serás protegida por escudos invisibles. Te envolverá toda una armadura de vibraciones. No te asustes. Acepta el combate si se te presenta. Acéptalo como un guerrero.

NOVIEMBRE 1947

1º de noviembre.

Día de todos los santos.

Tienes que llegar anhelante a la Mesa de Dios. La emoción nace del trabajo interior. La vida sería fría si vuestras imaginaciones no calentasen torres de Babel de entusiasmo. Entrega a Dios un corazón que late, un corazón que tiembla. Muéstrate llena de animación, como si corrieras desde hace días y días. Siéntete estremecida. Lo que a Dios no le gusta es la tibieza.

2 de noviembre. Día de Difuntos.

— Un huracán de pena se ha abatido sobre ti. Pero no te quejes de tu

aislamiento. Este abandono total tiene un significado: acortar las tribulaciones después de la muerte. El camino será más corto para los que hayan sido despojados. Tú reduces tu canon de purificación.

— ¿Qué piensa X... de tus mensajes? —Tu pregunta está mal formulada. Jamás debe uno preguntarse qué

impresión puede causar un punto en un ser. Lo que es importante que

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conozcas es la calidad mística del alma de X... Si sólo se encuentra en él una pequeña lámpara para iluminar mis palabras, él las verá muy pálidas. Si por el contrario su alma está llena de sol, lo que yo digo brillará en él intensamente. La emoción de X... es proporcional a la calidad de su alma. Tú sólo te imaginas la grandeza de Dios, si llevas en ti un germen de grandeza. La forma de cada flor está previamente contenida en su grano. La fuerza del calor le hace abrirse, pero no cambia ni su estructura ni sus colores; una nace azul, otra rosa, una tercera roja. ¿Por qué? Porque color y forma estaban en ella antes de su nacimiento. Lo que equivale a decir que vosotros sentís a Dios según los medios de que disponéis. Por eso es necesario cultivar la calidad de vuestra alma, pues vivís con ella, y ella es la que ilumina vuestra vida interior y vuestra vida exterior. En los grandes creyentes la fe inmensa.

Martes, 4 de noviembre de 1947.

Mamá, cuida mucho de no dejar que se pierda la realidad de lo sobrenatural

que hay en ti; esos roces divinos son tan raros en el hombre que el hombre tiene dificultad para retenerlos. El polvo que colorea las alas de las mariposas no es más frágil; un efluvio material de más, y vuestras envolturas celestes se pulverizan; ya no poseéis la santidad.

Dios sólo desciende a vosotros si vuestras vidas se someten a una profunda disciplina espiritual. Vuestro recogimiento construye ciudades, en las que nos gusta venir a vivir.

Duerme, man, tu hijo está aquí.

Mismo día.

Mamá, que la paz vuelva a ti y allane todo en ti como la marea ascendente cubre e iguala las asperezas de la arena. Ninguna conversación, ninguna palabra valen el oro que se desprende del recogimiento. Es una gran debilidad buscar siempre compañía. Si la vida de vuestro doble estuviera realmente viva en vosotros, hallaríais más alegría en conversar con él que con los demás hombres.

Mamá, no me sigues. Piensas en el examen del ojo que me hicieron los doctores. ¡Qué lejos está eso! Despréndete de esas visiones. Buenas noches.

Miércoles, 5 de noviembre de 1947.

Mamá, mantenme siempre vivo en tu pensamiento, porque estoy vivo. La

armonía celeste sólo puede vibrar en la tierra, si tenéis realmente en vosotros el templo. Este templo son vuestras bienaventuranzas. Una vez establecido el

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contacto entre la vida sobrenatural y la vida terrestre, nada debe ya sorprenderos, pues nos es posible hacer descender el cielo a vosotros.

¿No te ha impresionado e intrigado nunca el eco de las montañas? Tu voz te responde. Si rezas fervorosamente, te responderán tus plegarias. El eco sagrado es el clamor a Dios, que toma como acústica el cielo.

Viernes, 7 de noviembre de 1947.

Mamá, al volver de la oración de la tarde, has tenido la sensación del deber

cumplido. Porque te habías mostrado recta con Dios. No deberíais pasar un día sin cumplir vuestros deberes para con el cielo. ¿Cómo quieres construir tu vida celeste, si no pones cada día una piedra en el edificio espiritual de tu vida interior? Buenas noches. Cuanto más reces, más gusto sentirás en el recogimiento. Trabajar por Dios, es tejer su existencia sobrenatural.

Sábado 8 de noviembre de 1947.

Déjate invadir por la vida del cielo. Despréndete cada vez más de lo que

sólo pertenece a los hombres, para llegar hasta Dios con el espíritu vacío de preocupaciones terrestres. Está siempre alerta, para captar todas las señales que los ángeles puedan enviarte.

Pero estás distraída. Te veo en este momento como una sombra proyectada. Tu cuerpo está en la bruma, y tu espíritu proyecta luces: esos centelleos son los que captamos.

¡Mamá, es tan maravilloso el más allá! La hora de tu muerte está inscrita en las leyes divinas. Yo sé cuando terminarás tu pena, y me alegro.

10 de noviembre de 1947.

Mamá, no te dejes dominar por el desánimo. El arrobamiento te espera en

el cielo. No pierdas la fe en los éxtasis. Tu desequilibrio y tu malestar se acentúan, porque te acercas a Dios; cuanto más te eleves hasta él, más dejarás de hacer pie; eres como los barcos que están atracados en la orilla; los días de tempestad espiritual, desearías romper las amarras terrestres. Pobre mamá, tu cuerpo es un cable que te ata al suelo. Acepta, acepta; se acerca el día de la evasión.

Mamá, él está aquí...

Martes 11 de noviembre de 1947.

Cada día más estás más sola con tu pena, porque mi recuerdo terrestre se

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borra. Sólo he dejado en la tierra una silueta de niño. ¿Por qué habrían de pensar por tanto los hombres en mí? La estela que dejó mi vida se cierra. Tú eres la única que mantienes mi presencia viva en ti. Vivo en tu pensamiento. Todos tus pensamientos giran en torno a mí. No haces nada que no me dediques. Vives a la sombra de mis alas. Tu doble está en mí. Y esta unión total es la que te hace sufrir tanto, porque como vives de mi vida, sientes lo que yo siento, y no hay que creer que nosotros estemos sin tormento. Esa vida de la tierra y esa vida del cielo que corren por ti, es la prueba más dolorosa que Dios impone a sus ovejas. Pero ella te valdrá siglos de felicidad.

Jueves, 13 de noviembre de 1947.

Mamá, te envío una ola de amor. Siembro tu camino con un semillero de

estrellas...

Domingo, 16 de noviembre de 1947.

¡Ya estás aquí! Ten cuidado; no interrumpas nunca la comunicación demasiado. Que sepas

que sólo en la búsqueda constante del cielo llegarás a acercarte a las verdades celestes. Vivir para Dios, es tenerlo en su doble sin un momento de interrupción.

Tú no te preocupas lo suficiente de ese segundo personaje, que está sin embargo tan unido a ti como tu sombra. Debes dar forma con dedos de escultor a la construcción psíquica de tu doble. Jamás cuidarás lo suficiente de perfeccionar tu ser invisible. El va a escribir mucho.

Martes, 18 de noviembre de 1947.

Si no relacionas con el cielo todo lo que haces, malgastas tu vida. Todo

gesto, todo pensamiento deben ser ofrecidos a Dios. No te pido actos religiosos. Lo que te exijo en nombre de lo Divino, es atribuir todo al Altísimo. Cada cosa debe producir en ti como un impacto que viene del cielo.

Imagina un collar: se necesita un hilo para unir las perlas. Lo mismo que en él, tus días deben estar unidos unos a otros por el pensamiento continuo de Dios. Si ocurre de otro modo, sólo vives en la materia. La acción no es condenable, si el motor del alma suscita vibraciones de acuerdo con el cielo.

La idea de Dios debe ser en ti como el sonido en un instrumento musical. El menor roce del más allá hará entonces que surjan en tu alma armonías divinas.

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Jueves, 20 de noviembre de 1947.

— Sé más tranquila. La calma es una virtud divina, porque os coloca en

corrientes unidas al cielo. Tú estás cansada de vivir, y yo estoy cansado de animar continuamente tu fe. Paz a las almas de buena voluntad. Tú no tienes suficiente buena voluntad. El cielo sólo desciende a los que han cultivado los caminos de la vida interior.

Tú estás en equilibrio inestable. Ama a Dios más apasionadamente, y te enviaré la calma.

— ¿Qué debo hacer, hijo mío? — Deshazte del mal. — ¿Qué es el mal? — El mal es la pena causada a los ángeles. — ¿Qué es esa pena? — Para los que tienen como misión el amor de lo Divino, es la tibieza. Más

adelante, cuando conozcas toda la escala de los éxtasis, te dictaré una tarea de caridad, a menos que... Sonríeme, mamá.

No trates de entender pensamientos muy profundos, estás demasiado distraída.

Buenas noches. Domingo, 23 de noviembre de 1947.

Deja que los acontecimientos te zarandeen por todas partes. Te lo había

dicho. Fuerzas demoníacas se ensañan contigo. ¿Qué conclusiones debes sacar de esto? Dios quiere que mueras libre de todas las ataduras; tu destino no es el de una criatura de la tierra; las ataduras se rompen; es una gran señal que debes llamar manifestación. Alégrate, tu hora se acerca.

Lunes, 24 de noviembre de 1947.

— ¡Tengo muchos deseos de verte, mi pobre mamá, a quien tanto cuesta

imaginar que vivo en otro plano! Pero te falta imaginación, porque estás demasiado atareada en la vida y porque esa especie de empujones echa abajo tus cimientos espirituales. Se necesita mucho recogimiento para que nuestros rayos lleguen hasta vosotros.

Volveremos a encontrarnos... — ¿Qué me va a decir X...? — Tienes que hacer un esfuerzo de concentración sobrehumano para captar

lo que te voy a enviar. Encontrarás muchas cosas importantes, pero también muchas críticas y pedirán explicaciones y pruebas (aquí se trata de los

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mensajes de Roland) sobre nuestras comunicaciones y sobre el modo de comunicarnos. Te harán también una propuesta que te extrañará: yo te dirigiré. (Hubo en efecto una sugerencia de enorme importancia, pero de cuya realidad sólo me enteré seis meses después).

Me voy. Un pichón se posará en tu ventana. Obsérvalo: es un mensajero. Todo se va a animar para ti. Vacíate, para que el Espíritu Santo pueda evolucionar mejor en tu doble.

Tengo que relacionar el anuncio de este pichón con la noticia del 3 de

diciembre, en la que me enteré de que los mensajes de Roland aparecerían en libro. Igualmente, el 8 de enero en Nueva York, cuando me encontraba en mi habitación en el piso diecinueve, durante una tempestad de nieve, un pichón vino a estrellarse contra mi ventana. (Ver el mensaje del 8 de enero de 1948 y lo que él anuncia). Lo extraño es que sólo relaciono estos dos mensajes ocho meses después.

Jueves, 27 de noviembre de 1947.

Mamá, me preguntaba cuanto tiempo ibas a pasar sin venir a escucharme.

Sin embargo, te he enviado muchas cosas. ¡Qué consuelo para ti saber que X... leyó algunos de mis mensajes en la cabecera de una moribunda! Aunque mi venida a la tierra sólo hubiera servido para esto, ya era para alegrarte. No podéis imaginaros lo que supone, en el momento en que el cambio de plano comienza a operarse en el ser, el bienestar que se siente al oír formular algunas certezas celestiales. La mejor comparación que puedo ponerte es la de un camino andado bajo un cielo sombrío en lugar de una marcha iluminada por las estrellas. Sentirse orientado en el momento de la muerte nos evita la escisión de la dislocación que se produce entre lo físico y lo espiritual. Oír expresarse en palabras la llamada divina, es decir lo que sentimos de una manera todavía confusa, es el viático más precioso que se pueda proporcionar. Te había prometido regalos, he aquí uno, y el más gozoso que puedes recibir. Sé digna de esta recompensa y reza continuamente para dar gracias a Dios que ha querido ponerte en las manos algunas estrellas. Llora de alegría, hemos ayudado a un alma.

Recuerdas mi sonrisa unas horas antes de mi vuelo, cuando X... me dijo: «Roland, vas a reunirte con los ángeles.»

Los vivos no deberían temer, en el momento de nuestra agonía, hablarnos de nuestra futura morada: la de Dios; son las únicas palabras que pueden ayudarnos. Por temor a asustarnos, tendéis a ocultarnos la verdad, esa verdad que sentimos, porque la invasión del más allá se produce antes de los últimos latidos del corazón. Lo físico vive cierto tiempo entre reflejos, y aunque

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demos la impresión de estar ya en el tránsito, oímos; es en ese momento en el que, con mucha suavidad, deberían hablarnos de Dios continuamente, y hacer con una elección de palabras divinas las más hermosas descripciones celestes. Por eso es un gran privilegio morir en compañía de los amigos de Dios.

Di a los vivos que tienen que tener la valentía de hablar de la resurrección a los moribundos. Tú no me hablaste suficientemente del cielo. ¡Qué error ocultarnos la muerte! Esa estratagema sólo os consuela a vosotros, porque nosotros sabemos la verdad; y cuando te dije: «Mamá, tengo que irme», deberías haber exclamado: « ¡Oh! Dios bendito te llama.» Difunde la enseñanza que acabo de darte y ayudarás a las almas.

Sábado, 29 de noviembre de 1947.

Tu repentino alivio tiene una causa. Es vuestra ignorancia la que os hace

decir frases como esta: «No sé lo que ocurre, me siento bien, estoy contento.» Vuestro ser está tan poco evolucionado que sólo se alegra de la felicidad cuando la felicidad está ahí. Es sin embargo mucho antes de que se conviertan en hechos cuando lleváis inconscientemente en vosotros vuestras alegrías y vuestras penas. Una alegría vivida, una pena consumada son sólo la eclosión de un estado que venía gestándose desde hace tiempo en vuestro ser. Os sentís muchas veces aliviados o entorpecidos por motivos que no detectáis, pero que viven sin vosotros saberlo en vuestro doble. Esta es la razón de vuestras intoxicaciones. Sin saberlo, pasáis por períodos de incubación. Mantened por tanto siempre en vosotros un clima mental sano, para que vuestras miasmas no se desarrollen.

La calidad de vuestras vidas se teje en vuestro subconsciente, y son vuestros comportamientos los que abonan la tierra en la que crecen los granos divinos. Nuestros vestidos de ángeles están llenos de semillas que echamos en vosotros. Prepara los surcos de tu alma, para que florezcan allí las virtudes del cielo. Hunde tus antenas en lo celeste, y te transmitiré un poco de nuestro paraíso.

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DICIEMBRE 1947

2 de diciembre de 1947.

Mamá, tu comunión te ha revelado la liberación interior. Escúchame bien: la liberación interior es un estado de total independencia respecto al universo creado, es decir debe provocar una escisión entre vosotros y lo concreto. Si ya nada en ti depende del mundo exterior, todas tus fuentes brotarán en tu vida interior. Acostúmbrate a no considerar nunca un éxito terrestre como una ganancia. Todas esas aportaciones son de un orden inferior y deben ser consideradas por ti sin valor.

El día en que pongas todas tus facultades de exaltación en los valores abstractos, habrá hecho su entrada en ti la segunda vida. Emociónate únicamente por lo que crees enviado por Dios. El canto del ruiseñor contiene más fuentes de felicidad para el que sabe escucharlo con un corazón en estado de recogimiento celeste, que todos los regalos materiales que un hombre puede hacer a otro. Permanece siempre conectada a lo sobrenatural por la elevación de tu alma. Por todos los confines del mundo, sólo oirás entonces ruiseñores se desgañitarán para agradarte.

«Por todos los confines del mundo sólo oirás entonces ruiseñores que se

desgañitarán para agradarte, me dice Roland. ¿Qué puede hacerme más feliz que lo que acaba de ocurrir? Un orden divino parece regular los acontecimientos anunciados por Roland. Me quedo estupefacta por lo que ha ocurrido, de acuerdo con las predicciones de Roland.»

Miércoles, 3 de diciembre de 1947.

Permanece en paz. Todo lo que sucede, te lo había anunciado hace más de

seis meses. Duerme tranquila. Dios pone algo en funcionamiento...

Jueves, 4 de diciembre de 1947.

— Mamá, tú y yo somos indivisibles. El amor profundo tiene antenas indestructibles; el tiempo, los cambios de plano no pueden terminar con esta vibración. Como la madera contiene llamas, los corazones enamorados llevan entre sí un vínculo indisoluble.

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— Roland, dime si estas comunicaciones con la tierra impiden tu ascensión y retrasan elevación.

— Escúchame bien: de la fe ardiente, se elevan vapores. No digas que yo desciendo a la tierra, di que tú subes al cielo.

Hay entorpecimiento cuando se nos utiliza para cosas vulgares; los esfuerzos que hacéis entonces para captarnos nos molestan y, en ese caso, preferimos vuestra indiferencia a vuestra fidelidad. Cuando tratáis de uniros a nosotros con actos piadosos y con vuestro fervor, aumentáis nuestra capacidad de felicidad. Vuestras oraciones, vuestros recogimientos son parecidos a hogares cálidos a los que nos gusta venir.

12 de diciembre de 1947.

Atraviesan tu ser tantas sensaciones materiales que me es difícil elevarte a

mi nivel. Recupera la paz en ti y escúchame: una lluvia de rosas va a caer sobre ti. No trates de dar un sentido a esta frase: comprenderás más adelante...

Estoy contento. Ya no estás sola. Comenzáis a formar una familia según los ritos celestes y mi papel en ella se hace cada vez más importante. Porque cuanto más podemos guiar a los hombres, más contento está Dios con nosotros.

Lunes, 15 de diciembre. Nueva York.

Mamá, piensa, piensa mucho. No creas que es suficiente con pensar en lo

corporal. Hay que pensar en el segundo plano. Urde tus magias interiores como se ponen los hilos para fabricar una tela. Nueva York tiene para ti algo de alucinante. Buscas, andas a tientas. No te atreves a comparar el perfil de esta arquitectura con tus evocaciones, y sin embargo te quedas impresionada y desconcertada. No te apartas del buen camino poniendo atención en todo lo que se eleva hacia el cielo en forma de torre. También son torres los campanarios de las iglesias. Si tanto te impresiona Nueva York, es por sus líneas. Los hombres viven aquí en torres, y esto tiene una significación importante. Pero vosotros no la entendéis porque estáis ciegos.

Las formas arquitectónicas que nacen del pensamiento de los hombres son siempre señales: Egipto tiene sus pirámides, Grecia la Acrópolis, la Edad Media las catedrales. Esas moles que se elevan hacia el cielo son como la pasta que se eleva bajo la acción de un calor astral. Los enjambres de hombres que construyen en forma de torre atraviesan corrientes que los arrastran, y al igual que mariposas atrapadas en columnas de aire ascendentes, sus esfuerzos se elevan en espiral.

Piensa al pie de esas torres, míralas con serenidad, porque te encuentras

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ante los perfiles de una geometría iniciática.

Jueves, 18 de diciembre. Nueva York.

— Comprende que la segunda vida es a veces incompatible con la existencia activa. Comprende también que las relaciones con un desaparecido son tan absorbentes como toda una vida, puesto que sólo pueden producirse en un clima especial y ese clima sólo puede darse en vosotros si trabajáis en crearlo con una paciencia de hormigas. Cuanto más trabajes esto, más te absorberá la invasión de esta segunda vida.

No se trata sólo de recogerse y esperar; la comunicación sólo puede establecerse si vuestro inconsciente ha hecho antes un trabajo tan prolongado como el de un obrero. Lo espiritual es tan duro de fabricar como difícil de someter es la materia. Tu fábrica interior debe hacer turnos día y noche, no creas que se pueda evitar el esfuerzo. Como un pájaro a través del espacio, recoge las ramitas celestes que Dios ha extendido por todas partes; y tu nido será construido cuando llegues aquí.

— Te pido que me ayudes en mi visita a X... ¿Cómo será? — Cuando se abra una puerta, yo pasaré allí delante de ti. Tus pies pasarán

por el césped. Entra en casa de X... con la idea de que es bueno, y lo será. No pongas etiquetas a la atmósfera por la duda. Yo te ayudaré.

Nueva York. Sábado, 20 de diciembre de 1947.

Pienso que aún voy a poder ayudarte. No has hecho en vano un viaje tan

largo. Comienzas a tener el olfato de la geografía divina y te mueves según las leyes invisibles. La voluntad celeste te atrae como un imán. El cielo te va a introducir en una gran armonía. ¡Cuántas crepitaciones en torno a ti! Tu invisible está acribillado de chispas; estás rodeada de estallidos. Me es difícil impedir que las llamas abrasen tu corazón. Por parte de las cosas relacionadas con el cielo, hay paz; por parte de los hombres, hay ataques: planean.

Jueves, 25 de diciembre. Navidad. Nueva York.

Mamá, el cielo ya no es tu espejo. Ya no te miras suficientemente en lo

divino. ¿Sabrás cómo está formado tu rostro si no tienes espejos que lo reflejen? Los estigmas más horribles podrían inscribirse en él sin que tú te enteres. Ten cuidado, los vahos humanos pueden apagar los esplendores de tus centelleos espirituales.

El sentido de la orientación celeste sólo te será dado si construyes dentro de ti un instrumento parecido a una brújula; las agujas de tu alma se fijarán

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entonces en Dios. Es necesario a veces saber atravesar espacios inmensos para que, en lo

invisible, las almas conecten con nuevas corrientes; de estas uniones inestimables nacerán olas beneficiosas. No temas cortar esas conexiones por un reconocimiento profundo hacia Dios.

Sábado, 27 de diciembre de 1947. Nueva York.

Mamá, no hagas nada sin pensar en mí. Tu pensamiento que me imagina y

el mío que se une a ti son como dos manos, la una en la otra. Estoy lleno de alegría, en plena fiesta...

X... ni siquiera viene a escuchar lo que te digo... Despréndete como una fruta de su cáscara; lanza hilos para captar a las

almas, como se lanza el lazo. En este campo, serás ayudada; no en otros. ¡Un paro [pájaro paro] está junto a mí, nubes de paros! Ante la señora X..., deberías desplegar tu fe como un pájaro inmenso

despliega sus alas. Que las palabras salgan de tu boca como flores, y que tu pensamiento sea como una corriente de agua que arrastra.

Cuando las fuentes cantan, se las escucha; recuerda la hierba verde, llena de pequeños ruiseñores, en las grandes praderas donde me gustaba correr...

Mamá, ese amor que ya no puedes darme, dáselo a Dios. Dáselo a los que, como tú, han perdido su equilibrio en la tierra. Juntos, tejed hilos celestes y formad canastos de recogimiento.

ENERO 1948

1º de enero de 1948. Nueva York.

— Alegría... alegría... aquí estás subida en mis alas. Cuando no vienes a escucharme, me siento encerrado en mi cariño. Mi cariño está sobre mí como una campana y todas mis vibraciones vuelven a mí sin haber tocado para ti. Tú estás al otro lado de una muralla de cristal. Yo te veo, te miro, tú haces señales y pasas. ¡Ah, si supierais que sólo estáis detrás de pantallas trasparentes!

La ausencia de vuestro sexto sentido es la que nos hace invisibles a vuestros ojos. No dejes de estar de fiesta, he sido promovido a un grado de felicidad...

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Coordino fuerzas masivas de espiritualidad; todos los que trabajan en este círculo se van a sorprender de tener en sus manos tanto poder.

— Me siento decepcionada, Roland, me habías dicho que no llegaría al final de este año.

— Hay a veces leyes que vuestras maniobras hacen fracasar. No puedo decirte más. Vuelve a leer exactamente lo que escribí a este respecto.

La tempestad me hace mal. Buenas noches.

Martes, 6 de enero de 1948. Nueva York.

— Mamá, te voy a poner mala cara. Cuida de no interrumpir demasiado tiempo nuestros encuentros; eso cava entre nosotros inmensos silencios. Las atmósferas benignas forman parte de la cultura del doble.

La hierba crece más deprisa con el calor del sol. El alma se abre mejor con la ternura de un ala de ángel. Colócate siempre por tanto en el centro de los rayos divinos.

La aspereza humana descorteza al hombre de su sustancia sobrenatural.

Ejercítate en no utilizar nunca tu fervor para lograr ventajas terrestres. Las ganancias de los hombres son sólo cenizas en sus manos. No os quedará nada cuando os presentéis aquí. Despójate hasta de tu último pétalo. Si te retiene la ambición, sólo la marcha hacia el cielo la cortará de un tajo...

Mi reino es el de la felicidad; paciencia, se acerca tu hora. ¡Ah! si tú supieras... Duerme, mamá, yo te miraré.

— Roland, me permito hacerte una pregunta. ¿Qué va a ocurrir? — Nada, absolutamente nada. Esto sólo se pone en tu camino para ayudarte

a construirte. ......................................................................................................................... Sois vosotros los que debéis crearos vuestra segunda vida. Para crear este

embrión sólo contáis con vuestra fe.

Nueva York. Jueves, 8 de enero de 1948.

En el piso diecinueve, ha venido a estrellarse un pichón contra la ventana. ¿Es el pichón cuya venida me había predicho Roland anteriormente?

El vuelo de un pichón hacia un ser humano es una señal La Anunciación se

hizo bajo la señal de la paloma; mi muerte, bajo la señal de un pichón. Cada hombre está relacionado con zonas de vibración, con señales: los colores, los sonidos, las flores, las alas, las luces, esto es lo que se mueve en el recinto cerrado de mi recuerdo.

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Nueva York. Viernes, 9 de enero de 1948.

El estado segundo en la tierra es un estado de súper-lucidez. La mayoría de

los seres no son lúcidos, porque su visión se centra en lo creado; los que sólo vibran según los ritos de los hombres pierden su vida. El estado segundo es esa tensión espiritual que os lleva a un plano en el que nos es fácil reunirnos con vosotros. Es la zona en que comienzan los milagros. Si estuvierais más atentos, llegaríais a verlos.

Para vivir bien, tenéis que orquestar vuestros menores gestos con las armonías celestes. Vosotros os plegáis raramente a las disciplinas del cielo, porque raramente os obligáis a la necesaria desoxidación humana para llegar a la gran enseñanza del más allá. Una flor se abre y se desarrolla sin movimiento; un alma crece solamente en la meditación.

¡Soledad! ¡Oh, maravillosa soledad! ¡Nido para las vibraciones divinas! Es en la paz de los corazones que rezan donde se abre la sinfonía de Dios.

Nueva York. Viernes, 16 de enero de 1948.

Mamá, nos hemos perdido un poco de vista. He hecho muchas cosas en tu

ausencia. Pero no puedo decírtelas, porque se necesita más paz de la que tienes para penetrar en el dominio de las ocupaciones celestes. Tengo prisa por verte entrar en tu nido espiritual. Construirse una atmósfera es tan difícil como construirse una casa. Se necesita más ciencia para echar las bases de vuestros edificios invisibles que el tiempo que hace falta para construir un palacio. Sé pacientemente el albañil, el carpintero, el arquitecto de tus ciudades interiores. La jornada de un obrero comienza por la mañana y termina por la tarde. ¿Quién dedica tanto trabajo a su vida futura?

Nueva York. Miércoles, 21 de enero de 1948.

Aquí estás... estoy impaciente por sentirte totalmente a mi lado. Te será

revelada una infinidad de verdades si te vuelves a centrar en los raíles de la meditación. A cada uno su misión; la tuya está aquí. Te quiero, mamá...

Cuanto menos turben los hombres tus horizontes de paz, más se deslizará en tu alma lo celeste. Intoxícate de cielo, para que te vuelvas ebria con mi paraíso.

Nueva York. Sábado, 24 de enero de 1948.

— Mamá, no te dejes influenciar por nadie, no hay que creer que...

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Aligero para ti los caminos, y paso a paso vas a encontrar las sendas perdidas.

Estoy muy lejos de ti esta noche. Vas a necesitar clarificarte... Buenas noches.

— Mi comportamiento aquí ¿fue bueno o malo? — Has hecho cosas buenas como las has hecho estúpidas. Construirse,

lleva consigo traspiés. En adelante, se van a producir trastornos en torno a ti. Reza: lo esencial es tu alma. Una pobre traición humana no es más importante que el estallido de una bola de jabón.

Nueva York. Jueves, 29 de enero.

Es un error edificar la vida al margen de los caminos celestes. No se suben

los repechos de una montaña caminando por el llano. La ascensión es una cosa, el estancamiento otra. Es hora de que te rodees de paz. Tus esfuerzos aquí no deben prolongarse. Has recibido golpes de los que puedes sacar provecho; pero no dejes que dure demasiado este tipo de alteraciones humanas bajo pena de no sacar de ellas beneficio, porque basta un rayo para iluminar el cielo.

Parte y vuelve al redil de las horas solitarias como una oveja entra en el aprisco. Limita tu campo de experiencias a los confines de tu alma, y trata a veces de no ir más allá de lo que tus ojos alcanzan; una fuente es un hilillo de agua vinculada al lugar donde corre.

FEBRERO 1948

París, 7 de febrero.

Vuelta de Nueva York.

Mamá, henos aquí a los dos en nuestro nido de paz; estoy contento de sentirte de vuelta en tu redil espiritual; te preparo fugas de luz; me gustaría centrarte en espirales de recogimiento. Has perdido un poco la costumbre de escuchar al cielo; voy a tener que enseñarte de nuevo el alfabeto celeste. Después, restableceré uno a otro los lazos que te unen a esta familia espiritual conocida antes de tu marcha. Para asociaros, tenderé entre vosotros pasarelas, aunque serán frágiles, como gracias; utiliza con prudencia esos puntos delicados, y sé consciente de que si tu alma no ha adquirido la sutiliza del éter

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se romperán; repítete continuamente: camino entre favores.

Domingo, 8 de febrero. París.

Mamá, el tiempo no debe aún borrar en ti la sensación de lo que fui, pero

vives demasiado en la rutina de tus lágrimas, y tu pena sigue en primer plano. A Dios no le agrada esa manera de ser, ella aleja tu salvación. Sé consciente de que debes percibir el mundo y a ti misma a través de la lupa del agua formada por tu religiosidad. Delante de tus ojos, el filtro de un velo tranquilo debe desdibujar todo lo que no es Dios. Deja que los vahos divinos cubran tus pobres conflictos humanos: perderán entonces toda su sutileza.

Si te miras en un espejo cubierto con tu aliento, tu rostro no tendrá ya ni brillo ni defectos. Lo mismo ocurre con las cosas terrestres; deben perder para ti tanto su brillo como sus defectos. Sólo el Amor de Dios debe brillar y deslumbrarte. No dejes de imaginarte el cielo. Tu pena no debe invadir tu paz; porque al dejar que tu pena cubra tu paz, relegas a un segundo plano las preocupaciones del cielo. ¡El cielo! Lo que vosotros, humanos, llamáis así, debe penetrar continuamente todos vuestros pensamientos. La tierra y sus criaturas de carne sólo tienen significado en la medida en que son habitadas por lo divino: tu imaginación debe crear en ti continuamente el más allá; tu fe debe ser como una fuente; piensa en el misterioso camino que debe hacer el hilo de agua antes de salir a la superficie de la materia. En lo Invisible, las vibraciones recorren a través del éter circuitos tan fabulosos como los de una fuente. Tenéis el debe de cultivar en vosotros un terreno apto para que brote.

Martes, 10 de febrero de 1948.

París.

Mamá, paso a paso vuelves al centro de tus largas meditaciones. Tu paz interior se impone al tumulto de los días agitados, y poco a poco renace tu alma de las cenizas en que el ruido la había sepultado. Yo vuelvo a tomar posesión de tu doble como la marea sumerge a la playa; estás totalmente cubierta de cielo; así es como te quiero. Paz en ti, paz en el fondo de tu inteligencia, para que se eleve sin fallos por encima de...

Desdoblarse, es dejar de sentir ya su corteza. Mamá, tu hijo vive. Cree estas palabras: la muerte es la vida.

Miércoles, 11 de febrero de 1948. Miércoles de ceniza. Media noche.

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Cuando me dispongo a escribir, mi puerta está como tatuada de claroscuros gris blanco, que tienen forma de arcos. Estoy impresionada por estas clases de apariciones de nubes en mis paredes, nubes grises, nubes blancas que cambian de formas. Es media noche. Mi habitación está herméticamente cerrada. Estos dibujos se mueven.

Mamá, no estás loca; yo estoy completamente muerto. Pero tú me imaginas

vivo porque sientes en todo tu ser la fuerza de esta vida. Ella te penetra como la vida misma; y presientes que sería necesario algo tan ligero como la brisa para encontrarme. Imagina la materia que cubre las alas de las mariposas; no se palpa; es una especie de polvo que, al tocarlo, se desintegra. Pues bien, la cortina que nos separa de vosotros es así de pequeña. ¡Ah! si supierais refinaros hasta poseer el aspecto del alma, entonces nos reuniríamos. El polen apenas afecta a los pétalos de una flor; tu envoltura material no está más unida a ti que esos granos de polvo. Ten confianza; estás avanzando por el camino de la liberación.

Jueves, 12 de febrero de 1948.

París.

Mamá, estáis ciegos, completamente ciegos. Si quisierais creer más en el determinismo celeste, estaríais más tranquilos. Fíate menos del poder de las artimañas que de la eficacia de tus esfuerzos para preparar en ti campos floridos de amor: ellos se convertirán en nuestros lugares de encuentro, y los ángeles te guiarán. Lo importante estar habitada por el cielo; tu protección, te la fabricas fabricando tu calidad, porque entonces tus vibraciones segregan ondas protectoras.

Una simple tela de tienda colocada encima de un hombre le evita los chubascos más duros: ves cómo a veces se necesita poco para estar al abrigo.

Deja libres tantos perfumes espirituales que esos perfumes rechacen todos los efluvios viciados; sé la playa donde las olas se rompan; derrama en torno a ti un océano de miel, y el mal se retirará antes de alcanzarte.

Domingo, 15 de febrero de 1948.

París.

Esta comunicación me hace recordar que Roland vivía como en dos sintonías: la terrestre y la supra-terrestre. A veces, cambiaban sus gestos, su voz, su manera de ser. Estaba como proyectado fuera de sí mismo.

— Mamá, esta mañana al comulgar me has enviado reverberaciones de

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alegría. Yo te he seguido paso a paso como un pájaro sigue a los insectos que pueden alimentarlo. Me he alimentado de tu piedad, ella fue por unos instantes mi comida. Vuestro gran error es creer siempre que no podéis nada por nosotros, y que todos vuestros actos no tienen ninguna repercusión en nuestras existencias. Mamá, el sabor de tu recogimiento ha sido para mí como un racimo de uvas.

Estoy contento por todo lo que has descubierto; sí, yo soy el vínculo entre el cielo y tú; tú no estás suficientemente evolucionada para pensar en Dios; entonces me evocas, evocas mi vida sobrenatural, y lo sobrenatural penetra en ti. Para imaginarme, es necesario en primer lugar ahogar todo lo que hay de humano en tu espíritu; tras esta purificación, el Reino de los Cielos puede por fin encarnarse en el centro de tu imaginación. Imagíname cada vez más y lo más frecuentemente posible; acércate a mi luz. El sol corroe, come todo lo que él golpea duramente; a fuerza de exponerte a los rayos celestes, encontrarás que no tienen color tus impurezas.

— Roland, ¿por qué he tenido hoy presentimientos y alegría? — Vuestras alegrías no son sino el resultado de efluencias saludables de lo

Invisible. Tus nervios han sido tocados por vibraciones armoniosas. Pero estáis demasiado frustrados para saber identificar esos estados; no hacéis sino sentirlos como ignorantes; sois como niños que no saben leer. Revolotean cosas para ti en el aire, y van a ir a posarse en tu corazón; espera.

Martes, 17 de febrero de 1948.

París.

¡Mamá, si pudieras ver lo que se prepara para ti! Siento una alegría inmensa: vamos a reunirnos en lo abstracto de una idea; el abrazo de tu súper-espiritualidad va a producirse entre el más allá y tú; yo preparo los escenarios en que se realizará esta unión; la vida del cielo va a brotar de ellos. Te verás salpicada de amor; todos tus pensamientos serán lentejuelas de éxtasis.

Espera como una religiosa la eclosión de esta predicción. Aquí, hago una pregunta a Roland. Me respondió algo que me pareció

imposible, pero luego se realizó exactamente como lo había predicho.

Jueves, 19 de febrero de 1948. París.

Mamá, recupera la paz en tu alma; líbrate del peso de los asuntos humanos

para adentrarte en el fondo de los asuntos celestes; piérdete en los senderos del cielo; recoge las flores de Dios; reza como se deshoja una margarita;

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vuestros recogimientos son pétalos para nuestros pasos; haz callar en tu cabeza el tumulto de los hombres.

¿Qué significa vibrar según su diapasón? ¿Y cuál es ese diapasón? Siempre los acordes de la materia: sus juegos están a ras del suelo.

Emprende tu vuelo y ven conmigo. Ven a mi reino de paz.

Mismo día. París.

¿Cómo explicarte que el vínculo entre nosotros no se ha roto y que, al igual que cuando yo vivía, estamos unidos el uno al otro? ¿Has analizado lo que es un sentimiento? Aun separado del ser humano, la cadena no se rompe si su calidad es excepcional. Como tú no me olvidas, la unión es tan sólida como cuando estábamos vivos el uno y el otro.

El gran «todo» en que estoy me resulta familiar; es necesario labrarse también aquí su puesto; pero uno hace su nido en los caminos de Dios.

Quítate por tanto la corteza del mal más deprisa de lo que lo haces; estoy cansado de intentar de educarte. ¡Cuántos estancamientos! Te acercas siempre a mí con la idea de que tengo que predecirte tu futuro terrestre, como si lo que hacen o no hacen los hombres tuviera una importancia de primer orden. Desplaza tus deseos y aprende definitivamente a poner en el cielo todo lo que quieres; entonces, se abrirán en ti las flores de la alegría se, como se abren los pétalos al sol.

Mamá, déjame que te envuelva en mis brazadas de aurora.

Viernes, 20 de febrero de 1948. París.

Mamá, mis alas te acarician desde lo invisible; ¿te has fijado alguna vez en

las volutas de calor que irradian sobre un hogar? Pues bien, vosotros también emitís radiaciones, y ellas son las que alcanzan nuestros fluidos. El humo que sale de un fuego no es la llama sino su prolongación. Piensa que tu espíritu tiene también sus humos y que son ellos los que llegan a nosotros. Echa en la hoguera de tu alma el amor tórrido del cielo; alimenta tu hogar interior con todas tus penas, con todas tus lágrimas, con todas tus bondades; entonces veré lucir sobre ti resplandores que son la prueba de que ardes por Dios.

Sábado, 21 de febrero de 1948.

París.

Sólo estás en el comienzo de tu educación religiosa; aún no te he revelado los grandes misterios espirituales en que se apoya la vida ofrecida a Dios.

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La idea de Dios debe llenar tu ser como el agua llena un vaso; tu cuerpo es el recipiente. Ese imponderable que es tu pensamiento debe ser maleable como cera y libre de instintos. Cuando los apóstoles dicen: «Hay que ponerse en las manos de Dios, que se cumpla su voluntad», eso significa en realidad que hay que saber apagar dentro de uno todo el ruido exterior, para poder recibir los dones celestiales. Un espejo bajo el cielo se tiñe de los colores del cielo; un alma en estado de inspiración refleja las estrellas del Reino de Dios. Sé blanca como una azucena, sé una pantalla inmaculada, para que todos los matices del más allá coloreen tus recogimientos. La vida interior es un trabajo minucioso, y para vivir la vida de los ángeles hay que estar celestialmente sensibilizados.

................................................................................................................... El éter debe ser objeto de una gran atención, porque la atmósfera climática

forma parte de los planos del mundo. La meteorología lleva consigo corrientes que influyen en el cuerpo astral.

El alma, ese embrión de lo divino que cada uno tiene dentro de sí, debe ser tratada con tanto esmero como lo sería un recién nacido o una planta. El alma es el grano celeste que Dios entierra en cada hombre; es libre de cultivarlo o de dejarlo podrir. El alma despierta picotea constantemente su alimento, como un pájaro. En el mundo invisible, las fuentes de alimentos son innumerables: basta saber mirar con los ojos del alma, y el alma encuentra su comida.

...................................................................................................................... Las reverberaciones del cielo se posan por todas partes.

Domingo, 22 de febrero de 1948. Doce y media de la noche. París.

No sé por qué ni cómo: de pronto, el cuadro de la foto de Roland proyecta

un reflejo luminoso por encima de mi puerta de entrada. Una especie de espada luminosa parte de un tajo el interior vacío del cuadro. Suenan en mi puerta tres pequeños golpes o más exactamente tres estallidos.

Domingo, 22 de febrero de 1948.

París.

Mamá, brazos de tijeras van a cortar el mal; el mal se va a romper; va a resonar el determinismo de una idea; únete a la señal del cielo; todas las campanas de los cielos van a sonar en tus oídos; reza a los pies de Dios.

Escucha la paz de tu alma; la fiesta de los ángeles es blanca como la caída de la nieve; estoy muy bien, mamá; nada me molesta; haz que tus plegarias tengan el horizonte de las perlas, para que, cuando lleguen a mí, no desluzcan

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mi reino celeste.

Lunes, 23 de febrero de 1948. París. Media noche.

Encierra tu pensamiento en mi recuerdo y ese recuerdo te servirá de carril

para llegar a mi plano. Esa sensación de batida de alas en torno a ti, cuando me evocas, no es

inútil; responde a una realidad, si se me permite utilizar esta palabra, porque el cielo imaginado por un ser humano no es todavía sino una concepción humana. Para pensar en Dios tal como es, sería necesario ser un dios, hasta ese punto lo sobrenatural supera lo natural. Pero vuestras visiones, por pobres que sean, son a pesar de todo vuestra única manera de acercaros a lo divino. Por eso no hay que temer calentar vuestros espíritus con oraciones. Esteriliza las partes de tu cerebro que tocan a Dios, porque hay que estar limpios para subir la primera escalera del Reino divino. La manera más eficaz para clarificarse es ver a Dios en todo. Los ojos impuros se purifican posándose en la pureza. Las flores blancas son como un filtro para los ojos, purifican la mirada.

Martes, 24 de febrero de 1948.

París.

Mamá, entrégate locamente a las causas que elevan, e ignora las necesidades que están a ras de tierra. ¡Perdéis tanto por ocuparos solamente de la materia! Espiritualízate.

Miércoles, 25 de febrero de 1948.

París.

Me gustaría explicarte dos cosas. La primera es ésta: el abrazo del cielo está reservado a los corazones que han adquirido la vibración celeste; la vibración celeste es una onda que podéis crear en vosotros, cuando ponéis en tensión hacia el más allá todas vuestras facultades. Para que comprendas mejor, te diré: levanta en ti la antena que te permita recibir el rayo astral o rayo de Dios.

Tu trabajo consiste en lograr continuamente altura en tus pensamientos. Los puntos de referencia son fáciles de controlar. ¿Cuáles son tus capacidades de comprensión respecto a las virtudes enseñadas en el Evangelio? ¿Y cuál es tu rendimiento? Haz el balance de tus actos, suma tus progresos lo mismo que un contable cuenta las ganancias, y mira si no estás en déficit con los ángeles;

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mamá, estoy muy serio cuando te hablo así, porque nuestro encuentro depende de esto.

La química espiritual de las almas es tan delicada que basta que la tuya sea menos sutil que la mía, para que fallemos también a la cita durante siglos.

La segunda cosa es ésta: no te drogues con ilusiones; lo creado te atrasa; todo lo que viene de los hombres parte de abajo, todo lo que viene del cielo parte de arriba. En cada momento de tu vida, estás en la encrucijada de un descenso o de un ascenso.

Cuando Rolan ha comenzado su conversación con estas palabras: voy a

explicarte dos cosas, jamás he sentido con más fuerza que sólo era un instrumento, porque mi cabeza estaba vacía.

Jueves, 26 de febrero de 1948.

París. Media noche.

La sombra se transforma en luz, la sombra se funde en la luz: reflexiona. Esta mañana estoy contento, —en una media- vela, es decir en ese estado

en que el cuerpo está en letargo, y sólo está lúcido el espíritu— de que hayas tenido, al amanecer, la revelación de la sombra que se funde en la luz. Esta absorción de la oscuridad por la claridad debe ser para ti un tema de meditación; piensa que tu cuerpo es tiniebla, y que tu muerte será como un amanecer; llegarás con color de sombra a las puertas del cielo, y poco a poco la luz del más allá se inyectará en ese cuerpo de oscuridad hasta que se haga luminoso. Cada amanecer es la metamorfosis de la sombra en luz. El amanecer del alma es el momento del paso, la muerte es la aurora.

Viernes, 27 de febrero de 1948.

París. Doce y media de la noche.

El hielo, la bruma: dos puntos a desarrollar. La bruma, se dice entre los hombres, difunde los gérmenes; es verdad; pero es también portadora de átomos divinos. Hay una cierta bruma, ligera, diáfana, traslúcida, que es un vaho celeste. Bajo esos vapores, lo creado se difumina; es un velo, tan trasparente como las alas de la libélula, que absorbe los contornos para dejar sólo siluetas; tenéis aquí un trabajo de desmaterialización, un espectáculo sobrenatural. Un bosque en la bruma pierde su materialidad, sus líneas; está cogido en una envoltura nubosa. Debes saber que esta metamorfosis se parece a las transformaciones por las que tenéis que pasar después de la muerte. Mira la bruma; la bruma es nuestra primera evolución: paisaje vivido...

Para no tener demasiado frío cuando dejes la tierra, es necesario que tu vida

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interior sea tórrida; las estepas de hielo en que te verás atrapada se fundirán si tu fervor es cálido como una hoguera: tu fervor fundirá el hielo.

Cuando el agua se transforma en hielo, queda privada de vida, de escalofrío, de canto; mantén en tu alma la temperatura del fuego.

Sábado, 28 de febrero de 1948.

París.

Me has obedecido. Gracias, mamá, estoy contento. Este gesto no cuenta; no hay que hacer continuamente calificaciones. El

canto del ruiseñor se pierde en la noche. Admitamos que no hayas cantado para nadie; sin embargo, las vibraciones que van a salir de esas flores transformarán la atmósfera; van a establecer la comunicación, van a ser como gaviotas, como palomas.

...................................................................................................................

Después de ver la exposición de Turner1

Turner... Turner está relacionado con un rayo cósmico, es decir pinta bajo

una inspiración. Los elementos lo han transformado. Te pido también a ti que te sientas transformada por una puesta de sol, por una aurora, por la bruma. La bruma, he aquí donde se expresó su genio, he aquí el lado por el que se relaciona; al desmaterializar lo real, ha hecho sobrenaturales sus paisajes; se creería que ve con los ojos del cielo.

MARZO 1948

Martes, 2 de marzo de 1948. París.

Mamá, ven rápida; tu doble ha estado abrumado por los problemas

exteriores. Es muy grave dejarse destruir. La tempestad hace crecer el mar hasta hacer peligrar los barcos. Piensa que

tus preocupaciones ponen en peligro nuestras relaciones, porque yo sólo puedo mantenerme en superficies llanas. Toma la decisión de no permitir que 1 . TURNER (Joseph Mallord William), pintor británico del s. XIX. Los paisajes de su última etapa se caracterizan por la intensa luminosidad de los efectos atmosféricos. (NdT).

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naufrague tu paz. Las gaviotas no cesan de dejarse mecer por aguas tranquilas. Piensa continuamente que floto sobre tu alma como sobre un lago. Mantente tranquila y cesará la tempestad. Tienes más fuerza de la que crees. Hazte ligera, y los golpes serán para los que viven a ras de tierra.

Esta mañana no acudiste a la cita de mi aniversario. La turbación da lugar a las peores distracciones. Te has equivocado de fechas; no sabías que era el 2 de marzo. ¡Mamá, qué inconsecuencia! No estabas en la cita de los ángeles. Date cuenta de cómo ha vuelto a dominarte lo humano; si tus alas fueran más sólidas, podrías volar mejor.

3 de marzo de 1948.

París.

¡Mamá, no estés apagada! ¡Vamos! despréndete de tus torpezas humanas, trabaja más tu vida interior. La armonía se aprende lentamente: hay reglas, técnicas a adquirir antes de convertirse en compositor. Lo mismo ocurre con vuestra armonía interior; si no picoteas más las migajas del cielo, te vas a volver estéril. Ten cuidado: debes estar siempre en el ¡quién vive! Observo que estás dando vueltas. Mi pobre mamá, me veo obligado a dejarte, tengo que cumplir obligaciones celestes.

Jueves, 4 de marzo de 1948. Mitad de cuaresma.

Media noche. París.

Mamá, domínate. Las manifestaciones nerviosas son como fermentaciones: manchan la pureza de nuestras vibraciones. Si estudiases química, verías las series de compuestos inferiores. Las debilidades son manifestaciones corporales. Inspírate en las flores; unidas a su raíz, florecen y dan olor sin un movimiento. La gran paz del alma debe parecerse a una flor que crece. Por encima de tu cuerpo, está el cielo; por encima de tu alma, está Dios. Cuando levantas los ojos, encuentras siempre el cielo; cuando rezas, debes encontrar la gracia. Haz que tus pensamientos se conviertan en rayos; si tratas de orientarlos hacia el reino celeste, llegarán al Altísimo. La luz de un faro puede trazar caminos luminosos en la sombra; a ti también te es posible hacer que brillen las capas de tinieblas que nos separan alimentando en ti un hogar celeste. Ten la fiebre divina.

Viernes, 5 de marzo de 1948.

París.

Mamá, yo juego con tus sonrisas, sonríeme con tu alma. Nos separan

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grandes espacios blancos. Me encuentro muy poco a gusto para hablarte. Cae en torno a mí una nube de puntos luminosos; imagina una lluvia de lentejuelas...

Húndete en el sueño. Detén tus pensamientos; interrumpe la vida; despréndete de ti misma como un fruto cae de un árbol. Penetra en la sima de la noche. Es hora de que dejes de sentir. No puedo explicarte el motivo de esta orden2; en resumen, que todo lo que es humano se detenga en torno a ti. Blanco, y siempre blanco. Los dedos de tu hijo acarician tus pestañas.

Duerme.

Sábado, 6 de marzo de 1948.

Mamá, no te atormentes por mí. Heme aquí otra vez en el azul, y la resonancia de nuestras conversaciones va a recuperar toda su fuerza. Sensibiliza hasta el extremo tus pensamientos, para que susurren ante los menores roces del paraíso. El paraíso, ésta tu ciudad. Mantente en estado de amor constante hacia Dios; mira desde el lado de los ángeles; mantente en los caminos que suben al cielo; despójate cada vez más. Un apego humano que se rompe es lastre soltado; todo lazo terrestre es un peso; para alcanzar el azul, hay que tener una densidad sobrenatural.

Domingo, 7 de marzo de 1948.

Mamá, es muy difícil sensibilizar al alma. Desgraciadamente, los trastornos

físicos son muchas veces una necesidad indispensable para que vuestra epidermis espiritual aparezca o se reafirme. Cuando hayáis adquirido una sensibilidad de ángel, los roces del más allá, por ligeros que sean, susurrarán en vosotros como la brisa en los árboles. Las hojas finas, ligeras, aunque estén en las ramas, mantienen en sus extremos suficiente sensibilidad para seguir las corrientes del viento. Si tu alma tendiese hacia Dios como miles de hojas hacia el cielo, sentirías en todos tus pensamientos el soplo divino, y te ondularías según la voluntad celeste.

Lunes, 8 de marzo de 1948.

París. Media noche.

Mamá, no dejes que nada te distraiga. Estás retrocediendo. La elevada ciencia del cielo sólo viene a vosotros si estáis continuamente en estado de gestación celeste. Los resplandores sólo llegan a los extasiados. Tu vida interior se empobrece a medida que el tiempo te aleja de mi muerte; ten 2 . La explicación me sería dada dos años después; figura en el tomo III.

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cuidado... Saber encerrarte en los círculos divinos es un duro aprendizaje. Tenéis dos

maneras de encontraros en el centro de vuestra propia fe: la primera es la renuncia y la paciencia. Para escalar los caminos verticales que llevan a las alturas limpias, es necesaria la paciencia.

La segunda es el golpe de un dolor que sólo podéis soportar con la ayuda de Dios; entonces os cubrís con una capa de piedad. Esos torbellinos sólo tienen valor si resisten al tiempo y se mantienen siempre en el mismo grado de elevación, con el mismo calor. Consumirse por Dios, es tener en sí una hoguera siempre incandescente. Que los que se han convertido bajo el peso de los golpes, tengan cuidado de que su fe no sea sólo una llamarada.

Martes, 9 de marzo de 1948.

París.

Mamá, no es posible que mamá... ................................................................................................................... — ¡Hay que aislarse! La paz debe encontrarse en ti. Haz que tu conciencia

te devore. Las cosas de la tierra deben perderse en la tierra. De los corazones puros suben plumas de alegría.

— ¿Cómo estás, Roland? — La primavera está en mí; mis alegrías son flores que crecen. Pero me

gustaría verte.

Jueves, 11 de marzo de 1948. París.

Mamá, te habla tu hijo, escucha atentamente mi voz. Tu vida se va a hacer

como un círculo; si pudieras formar como un arco iris, conseguirías lo que se va a producir en tu doble. Pero yo te hablo con fórmulas oscuras, y no puedes comprenderme3. Desgraciadamente, nos vemos siempre obligados a ponernos a vuestra altura. Desde aquí, vuestra tierra nos parece un poco como una clase de párvulos; entre los hombres más evolucionados, alguno capta, de vez en cuando, algunas de nuestras vibraciones, por supuesto las más primitivas; entonces los demás gritan...

¡Mi pobre vieja mamá, si pudieras pasearte por mi magia! El jardín de los

3 . Cuando vuelvo a leer mis pruebas, encuentro en mi correo un destacado estudio sobre el arco iris. Como no conozco a su autor, me veo obligada a decir que creo una vez más en la cercanía de los seres que se centran en los mismos problemas y en la certeza de que acaban encontrándose a través del espacio. Este estudio me era enviado de Ginebra.

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ángeles no puede ser imaginado por un cerebro humano. Si me quieres, alégrate de mi muerte.

Viernes, 12 de marzo de 1948.

París. Una de la mañana.

Mamá, me alegro de que, incluso muy tarde, tu último pensamiento antes de dormirte sea para mí; tu fidelidad me llena de dulzura. Uno de estos días, trataré de provocar en ti una manifestación. Que tu cerebro sea como una película virgen. ¡Ah! si pudierais no tener el espíritu rayado y contra-rayado de sensaciones humanas; mucho más fácilmente os enviaríamos resonancias de nuestra casa. Para hacer que comprendas, voy a ponerte un ejemplo: imagina un campo de nieve inmaculado; si pasa una paloma sobre esa superficie unida, dejará huellas. Lo mismo ocurre con las manifestaciones celestes; sólo pueden imprimirse en pensamientos puros como campos de nieve caída recientemente.

Día de la Pasión.

Domingo, 14 de marzo de 1948. París.

Mamá, estoy muy orgulloso de ti. Ahora sabes reservar un espacio importante para tu vida espiritual ortodoxa; te ajustas a los ritos, a las leyes, obedeces a Dios, al Soberano; esto te adorna de títulos para entrar un día en su Reino.

Esos grados de sumisión son necesarios para subir; fortifican los músculos de tu alma; entrénate pacientemente; atente a las normas; con Dios no se juega: Dice el Evangelio: «Ama a Dos más que a tu prójimo y más que a ti mismo», lo que significa que tu primer deber está hacia la divinidad. Si supierais mirar con amor las cosas del cielo, el cielo se grabaría en vosotros; cuando tus ojos se quedan largo tiempo mirando al sol, ves luego manchas de sol por todas partes. Mamá, me gustaría que sólo te preocupases de necesidades celestes; todo afecto que te abandona es una raíz terrestre que muere; cuando un corazón ya no te ate al suelo, es que habrá acabado tu tiempo entre los hombres; entonces te llevarán los ángeles.

Para venir directamente hasta aquí, es necesario que tu doble haya alcanzado planos superiores; esas etapas de purificación, tú las atraviesas en tu evolución carnal; estás en el ciclo infernal. Piensa que avanzas en dirección al más allá.

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Martes, 16 de marzo de 1948.

París. Media noche.

La tierra se cierra sobre un surco, el tiempo cicatriza una herida. Mamá, sería normal que la vida echase tierra en mi recuerdo; sin embargo, pobre mamá, tu herida está siempre abierta; pero toda esa sangre que corre vacía tu alma del pecado.

Perdóname, Roland, no puedo hacer otra cosa que llorar.

Miércoles, 17 de marzo de 1948. 10 de la mañana, después del Viacrucis.

Mamá, piedra a piedra, has de superar las pruebas. Que el Viacrucis dé una

significación a tu propia cruz. Para resucitar en la apoteosis, ¿no es necesario haber sido crucificado? Si quisierais dejar de ser ciegos, comprenderíais que lo que Dios ha sufrido, debéis sufrirlo vosotros también para llegar a la redención. La carne, esa envoltura imperfecta, es la capa que cubre al alma, y los trances que la desgarran transmiten la perfección al espíritu. Las grades pruebas son los filtros del mal; nada os resucita más que el dolor, porque muchas veces el dolor os lleva al arrepentimiento. El arrepentimiento es el primer paso en la dirección del cielo.

Jesús, con su tortura, os demostró que el hombre necesita agonizar en su carne para elevarse; esto es un símbolo. Los que hayan sido clavados a la desgracia, habrán purificado su pena y Dios los recibirá. El pre-paraíso es el último episodio del Calvario; alégrate: estás a las puertas del cielo.

Viernes, 19 de marzo de 1948. Media noche.

Día de la Compasión.

Mamá, estoy orgulloso de que hayas vuelto a leer los mensajes que te he enviado, por estas fechas, el último año, porque has podido darte cuenta de lo poco que has progresado desde entonces en sabiduría. A la naturaleza humana le es muy difícil perfeccionarse; caéis continuamente en vuestros errores. Deberíais deciros cada noche: «Si mañana muriese, ¿habría realizado todos mis deberes?»

El deber, he aquí en lo que los hombres deberían pensar más. Voy a tratar de definirte esta virtud.

Hay dos clases de deberes: hacia los hombres y hacia uno mismo. El deber hacia uno mismo es el más importante. Me explico: la primera obligación de

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un ser es mantener en su vida interior una calidad de pensamiento de alto valor. Lo que quiero decirte es que tienes la obligación de construir tu doble siguiendo una reglas tan estrictas que necesitas continuamente cumplir con deberes para contigo misma. Tu doble, ese huésped invisible, produce vibraciones, esa especie de nebulosa oculta en la cáscara humana está llena de exigencias.

Ten cuidado sobre todo de ese segundo personaje; que él te llene por completo, como el agua llena un recipiente; sométete a su voluntad; sométete a él, cuando te pida que seas tierna, y adquirirás la ternura; sométete a él, cuando te pida que seas dulce, y adquirirás la dulzura. Entonces, se elevará en ti un edificio misterioso, de tal calidad, que ya no tendrás nunca deberes que cumplir hacia otro, sino realizar actos de amor.

No es deseable practicar por deber la caridad; hay que practicarla con el corazón. Si previamente has dado al mundo tu corazón, él será el que actúe. Te lo digo: sólo tenéis deberes hacia vosotros mismos, hacia vuestras propias cualidades; cultivadlas al máximo, y vuestra caridad se hará amor.

Sábado 20 de marzo de 1948.

París.

Mamá, puedo afirmar, sin poner fecha ni dar una explicación más amplia, que vais a pasar por nuevas dificultades. Van a sacudir corrientes a los hombres, bancos de ondas caóticas van a hacer vacilar los cerebros. Ahora, no habrá guerra; las chispas de combate van a suspender sus efectos, pero habrá guerrillas que harán sufrir continuamente a vuestro planeta; se necesita una herida abierta para que la sangre no deje de correr. Los hogares de expiación planearán continuamente por encima del mundo y se asentarán en uno u otro lugar. Los culpables y los inocentes morirán juntos.

Los hogares combate captan las malas ondas que sobrevuelan vuestro planeta; creo que llegarán arrastrar de golpe a la totalidad de los fluidos. Un pararrayos capta toda la electricidad de un cielo airado. El rayo tal vez no caiga en vuestro globo gracias a los abscesos de fijación de los tiros locales.

Domingo de Ramos. 21 de marzo. Mañana.

París.

La coordinación que reina en el cuerpo humano es, en miniatura, la coordinación que debería reinar entre vosotros y lo universal; vosotros sois una parte del todo, lo mismo que vuestras manos y vuestros pies son una parte de vuestro ser.

La unión reina en el cuerpo porque ninguno de vuestros miembros tiende a

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una vida propia o a divergencias; el alimento que se toma se reparte por el organismo para el bien del conjunto; esta armonía perfecta debería existir en vuestra concepción del mundo astral, y así tomarías más conciencia de que sois los órganos del alma universal. Si la armonía reina en el cuerpo humano, la dualidad existe en los pensamientos del hombre, y tiene dos seres en él: el que piensa humanamente, y el otro, el que piensa según Dios; aquí es donde la criatura lleva dentro de ella su infierno, su guerra interior: la lucha del ángel y de la bestia; el combate se inicia desde el despertar de la conciencia.

Ten dentro de ti misma una iglesia pura.

Día de tempestad.

Un día, en una tempestad de nieve, percibí entre los copos que caían del cielo, una lluvia de puntos luminosos. En miniatura, eso parecía una avalancha de estrellas. A partir de aquel día, veo formarse, muchas veces, puntos azules en torno a los seres. Me limito a contar este hecho sin sacar de él ninguna conclusión.

Lunes, 22 de marzo de 1948. Mañana.

París.

Mamá, tengo muchas cosas que decirte. Tengo que darte algunas explicaciones sobre la vida contemplativa. Hay dos clases de contemplación: la contemplación interior o divina, y la contemplación del mundo creado.

Cuando miras una flor, se puede ver de dos maneras. Por ejemplo: veo esta flor, es rosa, es azul, es blanca, sin más; después, hay otra manera, la de los ángeles, la que provoca el estado contemplativo. Contemplas lo creado, lo admiras, y te invade una especie de gracia; se eleva tu nivel; te llenas de serenidad; en una palabra, te da el tono lo creado. Las melodías se desarrollan en tu alma y te sientes satisfecha, porque la belleza te ha proyectado a la parte más elevada de ti misma. Si tienes en potencia un foco de emotividad contemplativa, cuando llegue la ocasión, ese foco se encenderá. Cuando un corazón está lleno de cielo, todo le habla del cielo. Pero recuerda que el silencio, el recogimiento y la paz son las condiciones primordiales para que esos toques de gracia broten en vosotros.

Por otra parte, en el segundo grado, está la contemplación divina. Ésta se vive con los ojos cerrados; ocurre interiormente, en el interior de vuestro yo; brota en la anulación del cuerpo, se establece en el estado segundo y vibra en la aniquilación del «yo pienso» para aparecer por encima del ser, como las llamas del Espíritu Santo; es la prolongación.

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Martes, 23 de marzo de 1948.

París.

Mamá, no permitas que nadie destruya tu fe en nuestras comunicaciones. Cuando el hombre viene a complicar sobre este tema, te sientes completamente trastornada. Imprégnate cada vez más de la suavidad de amar a Dios. Esa ruptura entre X... y tú corta el paso de ondas que llegaba hasta mí, y provoca un desequilibrio en el apoyo que me venía de la tierra. Imagina una mesa a la que se hubieran cortado dos patas: todo lo que depositado en ella se caería. Es necesario que rehaga en mí una armonía, que encuentre nuevos fluidos para soportar la pesadez.

Miércoles, 24 de marzo de 1948.

París.

A mi lado, en mi capilla, has sentido el sueño psíquico. El alma duerme interiormente, el cuerpo se convierte en parte negativa del ser y aparece el doble. Durante unos segundos, la carne muere para despertar en el segundo plano; los sentidos se desvanecen para que aparezca un sexto sentido, que se despliega como unas alas dentro del ser. Este desdoblamiento es el comienzo de la metamorfosis; es el momento en que nace la crisálida; es necesario que la vida humana calle para que viva el silencio celeste.

Mamá, nosotros paseamos con frecuencia por las mismas orillas. Ven lo más frecuente que puedas a apagar tu sed en las mismas fuentes que yo. Hazte muy modesta, a Dios le gusta la humildad.

Tu muchacho.

Jueves, 25 de marzo de 1948. París.

Mamá, te pido que estudies botánica. Si quisieras observar la vida de las

plantas con su sexto sentido, descubrirías en ellas muchos misterios. No puedes seguir estudiando el alma de una manera tan primaria; yo te

propongo caminos, a ti el trabajar. También la astrología te abrirá puertas; ve a una finca con muchos libros y recógete; hazte servidora de las necesidades celestes. Mediante el recogimiento y la oración, tu espíritu se clarificará. Me alegro con la idea de este encuentro, querida mía; ven a unirte conmigo en la gran soledad de la naturaleza. Frescor, armonía, éxtasis, esto es lo que te transmitiré; casi no puedo esperar este encuentro; daré brincos en su silencio, y me posaré, como una mariposa, en todas las flores de tus vibraciones.

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Mamá, libaré tu polen; haz que toda tu vida interior sea un campo de flores.

Viernes santo, 26 de marzo de 1948. 12:30 de la noche.

Mamá, ¡qué regalo para tu viernes santo!... Un estímulo para practicar la caridad. ¿Por qué te interesas en otras cosas

que en perfeccionar tu vida interior y ayudar a los desgraciados? La vitalidad que te queda debes utilizarla así; ¡estos últimos acordes terrestres te conseguirán muchas gracias! Cuanto más rico es tu corazón, más te acercas a mí.

El viaje al más allá es largo; sé previsora y llena tus manos del pan de los ángeles, si no morirás de hambre; haz tu provisión, trocito a trocito. Día a día, liba el polen de las gracias celestes, pues hacen falta miles de gotas de néctar para caminar a lo largo de los caminos de Dios. No comenzarías un viaje sin proveerte de algunos víveres; piensa que sólo tendrás para subsistir tu provisión espiritual. Alimentos del alma que no pesen más que reflejos; los actos en el orden divino envían sus sombras hacia el cielo; llena tu alforja antes de partir.

Pascua. 28 de marzo. 12:30 de la noche.

París.

Estás en el punto de una evolución, estás en una metamorfosis. Como sabes, los insectos cambian de envoltura muchas veces a lo largo de su vida de larvas; pero el determinismo de la muda es todavía oscuro, aunque sea iniciado muchas veces por ciertas glándulas del cerebro. Ve un símbolo en este fenómeno. Lo que se produce en un insecto se repite en la vida de vuestro doble. Vuestro invisible se muda exactamente como una larva, y las metamorfosis de vuestras células son las que cuentan para vuestra vida futura. Tus lágrimas han germinado en una tierra celeste; Dios exige constantemente de sus criaturas una renovación de entusiasmo. Tu propia muda está en gestación; mañana ya no contarán para ti los problemas de ayer; todos tus miembros estarán movilizados para un servicio celeste; cansarás tu cuerpo, caminarás sin descanso por los caminos pedregosos con tus pies desnudos, pero poco a poco se fortalecerá tu salud.

Tu doble va a entrar en la angustia de las metamorfosis; vuestras almas cambian de piel como un árbol cambia de hojas en cada estación, porque vuestras evoluciones responden a calendarios celestes de los que no sabéis nada. Los astros influyen en vosotros con tanta fuerza como sobre esas mariposas diurnas que no pueden volar después de la puesta del sol o sobre

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esas plantas que ya no producen néctar a partir de la diez de la mañana. Tienes que saber que existen rayos aceleradores que actúan en vuestras células psíquicas. Aprended a crear en vuestro doble estados favorables para la eclosión espiritual y para discernir las orientaciones así como los ritmos relacionados con el astral; saber situarse en el interior de ciertos rayos es muy difícil.

La acción de la luz celeste sobre vuestros órganos abstractos puede provocar en vosotros resurrecciones interiores; piensa en esas luciérnagas que sólo pueden moverse a partir de la siete de la tarde, en esas otras que sólo emiten señales luminosas en la noche, y en esos insectos que se orientan por el olor... Símbolos... muchos símbolos... Si tuvierais antenas suficientemente sutiles para husmear las fuentes olorosas de las virtudes, iríais directamente a los que desprenden perfumes de alma; y se formaría el enjambre de los «puros»; el olor de los corazones rectos debería atraer a cientos de leguas a la redonda.

Al despertar. Martes de Pascua.

30 de marzo de 1948. París.

Los sueños alterados por las molestias del cuerpo son frecuentes. Ved también en esto un símbolo; en vuestras cabezas, se forman imágenes, se entreabren las puertas del paraíso; andáis de ilusión en ilusión; pero si por una adversidad sufre vuestro cuerpo y pasa un dolor a vuestra carne, surge entonces el cortejo de atroces pesadillas. Esto demuestra que vuestras escapadas celestes están relacionadas con la materia; tenéis la espiritualidad, pero está vinculada a lo corporal. La lucha del más allá comienza desde que nacéis. Fluidez y peso, esta es la tirantez demoníaca que se entabla en vosotros desde vuestra venida al mundo; la batalla del cielo y del infierno se libra dentro de vuestro caparazón, envoltura cerrada donde viven, unos junto a otros, palomas y monstruos.

...................................................................................................................... Sólo tienes que transcribir lo que te he enviado en tu sueño: la tierra es el

mantillo que Dios os ha dado para sembrar vuestros granos. Siembra, siembra en ti cada día una nueva virtud; tu floración es para otra parte, para el cielo. Lo único que puedes hacer en tu mundo es sembrar tu alma. ¡La cosecha! Será milagrosa; los ángeles recogerán tus espigas.

Mismo día.

París.

Mamá, mis alas te acarician. Te extraña mucho que te hable de mis alas, y

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desconcertada. Para vosotros, el más allá, el astral, es impensable y, cuando os enviamos imágenes según vuestro mundo, os volvéis incrédulos.

Me gustaría darte una descripción de un ser después de su muerte; pero, desgraciadamente, no puedo, porque no has estudiado lo suficiente la vida de todo lo que vive en la tierra. Mira con mayor atención las plantas, los astros, fíjate mejor en los pájaros, en los insectos, profundiza más en la resonancia de las vibraciones. Para tener la síntesis de un cuerpo astral, habría que comenzar por el canto de un ruiseñor y terminar por la luminosidad de una estrella. Si te dedicas, pacientemente, a estudiar todos los sistemas nerviosos y las células vitales que pululan en el planeta, llegarás a construir un ser de la segunda dimensión.

Cuando un insecto, sin ojos para ver, se dirige hacía una fuente de olor, se demuestra que posee el sentido de la orientación por el olor. Cuando otros insectos se precipitan hacia una luz, se demuestra que se orientan por la claridad. Piensa: una claridad es un polo de atracción tan fuerte que dirige la marcha ciega de una bestia.

¿Por qué, nosotros ángeles, no íbamos a tener el poder para hacer brillar luces tan brillantes que os sea imposible no verlas? Lo mismo que las mariposas que desde el fondo de la noche se dirigen hacia una lámpara, si tenéis antenas celestes, os dirigiréis hacia nuestras claridades.

Te lo repito: para definir a un ser astral, habría que hacer una síntesis de todos los sistemas nerviosos, de todas las vibraciones, de todos los colores. Habría que observar la respiración de una planta, la sensibilidad de un pétalo, el perfume de una flor, la transparencia del agua, la sonoridad del silencio. ¿Has escuchado alguna vez el silencio en el agua?

Mismo día.

París.

— Mamá, recógete profundamente; es difícil hacerse tan liso como una capa de nieve; sin embargo, son estas superficies planas las que son suaves para nuestras almas.

— ¿Cómo estás, hijo mío? — Estoy en tus brazos, mamá; me gusta cuando me preguntas. — Roland ¿nada te hace sufrir? — Mamá, sufrir es una palabra que ya no tiene significación para mí. He

superado los planos ásperos en los que nuestros fluidos se agarrotan; mi luz no atraviesa ya la oscuridad. Los mayores sufrimientos, al comienzo de la vida astral, son las alternativas de sombra y claridad, de centelleo y de no- centelleo; al no captar la luminosidad celeste, perdemos los rayos centrales, y se empañan las escamas de nuestras virtudes.

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Crisis de desesperación. — Roland, ya no puedo más. — Mamá, te veo completamente desencajada. Tu desesperación te sirve de

estímulo, tu pena te sensibiliza; no evites ninguna lágrima, ellas adornan tu túnica celeste.

Miércoles por la mañana, 31 de marzo de 1948

París.

Para algunos insectos, las radiaciones calóricas provocan fenómenos de orientación; esos mismos fenómenos de radiaciones se dan del cielo a la tierra; por tanto, en lo invisible, existen conductores de rutas celestes; pero estas rutas están siempre vacías, porque vuestras antenas espirituales son demasiado débiles para captar esas corrientes.

Con la ayuda de vuestro sexto sentido, podéis llegar a descubrir la entraña de los rayos solares divinos; entonces brillará vuestra oscuridad, y podréis enviar luminosidades hacia el más allá.

La aparición del sexto sentido hace inteligible muchos misterios y os hace percibir un plano por encima del vuestro. Cuando poseéis este órgano, se abre ante vosotros un nuevo universo.

Para llegar a reconstruir un ser astral, un ser completo, debéis hacer una simbiosis de todas las facultades contenidas en lo que vive en la tierra, desde las plantas hasta el insecto y desde el insecto hasta los elementos. El ser humano sólo es un fragmento del ser completo.

Mismo día.

París.

Bajo la acción del fuego, la madera cruje; bajo la acción de un rayo astral, la madera puede crujir también. Esto no se debe a la presencia del vuestros muertos en la madera, como pretende la magia.

ABRIL 1948

Viernes, 2 de abril de 1948. 11 de la noche. París.

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Mamá, seis y media de la mañana; tú corrías por la calle para ir a

arrodillarte sobre una escalera de piedra delante de Dios. Las manos unidas, los ojos cerrados, el vacío entraba en ti, tu cuerpo se vaciaba, penetrabas en tu doble, y durante todo el tiempo que permaneciste ante el Santísimo expuesto, viviste en esa sombra proyectada de ti misma que el estado segundo. Mamá, me has llenado de alegría, y en seguida he podido enviarte una réplica.

Piensa que todo lo que haces en la línea de la caridad clava una estrella en tu frente, y que así me es más fácil localizarte; muchas veces entráis en manchas de sombra y dejamos de distinguiros. Un gusano se pierde en la noche, una luciérnaga se ve. Vuestros actos de bondad encienden el fósforo de vuestras células e irradiáis en lo invisible. Te he tenido ante mis ojos. Gracias, mamá. Piensa que vuestro caparazón sólo proyecta señales luminosas cuando estáis en los caminos celestiales, es decir envueltos en la iluminación divina.

Domingo, 4 de abril de 1948.

Quasimodo. Antes de la misa.

Una palabra de Roland antes de su muerte. «Pobre mamá, primera separación.»

La muerte de una pena despeja tu alma para otra pena, así fluirá tu vida

hasta el día de nuestro encuentro. Esta acumulación de pena hincha tu vela, como el viento hincha la vela de un navío. Tu ánimo boga, pero las borrascas son tan fuertes que rompen el mástil. Sucesivas catástrofes que te obligan cada día a reconstruirte con mayor solidez, desdichada navegante que se encamina hacia Dios...

Sola, siempre sola; zarpas lo mejor que puedes, pero te falta la brújula, porque los puntos cardenales celestes aún no han sido descubiertos por los hombres. Tu alma se tensa, conviertes en vela todo tu ser; sin embargo los vientos te destrozan: sólo eres aún un aprendiz. Pobre barquera del cielo sin experiencia.

Mismo día. Media noche.

Mamá, pongo mis manos en las tuyas, mis alas se cierran sobre ti, estás en

mi círculo astral. El día de tu muerte saldrás de tu cuerpo como el sol sale de una nube, y

nuestras dos luminosidades se estremecerán juntas. Nos estremeceremos de alegría, vibraremos como el sonido, te abrigaré con todas tus plegarias para atravesar las zonas frías que preceden al paraíso. Paciencia. Redobla tu

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actividad espiritual, pasa por encima de la materia, supérate, despójate hoja a hoja como un árbol en otoño, a fin de que sólo viva en tu piel tu sabia, que es la esencia divina.

Lunes, 5 de abril de 1948.

11 de la noche.

Mamá, desde hace tiempo quería darte una prueba de la realidad de nuestras comunicaciones. Piensa que en lo invisible existen enjambres de espíritus, y que a muy grandes distancias esos grupos se hacen presentes, se reconocen.

Aquí cuento un hecho que me sucedió el 5 de septiembre de 1948 y que

parece relacionarse con esta frase. Yo llegaba de Bretaña, estaba sola en la estación de Montparnasse, perdida en medio de una multitud abigarrada, molesta por no poder dejar mis bultos para ir a buscar un taxi, cuando una señora se abre paso entre la multitud, se acerca a mí y me propone guardar mis maletas mientras yo trato de encontrar un coche. Un tanto sospechosa, dudo, pero finalmente acepto su oferta.

Montamos en el mismo vehículo; partimos, me presento, ella da un grito: «Antes de tomar este tren, he leído un artículo sobre En sintonía con el Cielo, y usted es la persona a la que quería conocer.»

Voy a tratar de envolver a X... en mis rayos; para su propia oportunidad, se

va a unir al enjambre del que tú formas parte; va a ser relacionado conmigo siendo tú el canal; como un insecto con antenas sensibles, se acerca y va a entrar en tu ciclo. Da gracias a Dios. Mis ángeles van a ir a visitarlo en su soledad y a inspirarlo; triunfará de los demás por Dios. Veo alas en torno a él, voy a ayudarle.

En lo invisible, circulan pólenes celestes, y algunos seres dotados de pistilos espirituales reciben estas semillas; entonces, vuestras almas fecundadas por el cielo, paren cielo.

Sábado, 10 de abril de 1948.

10:30. París.

Mamá, mírame. Los ángeles están a mi lado, examinan tu morada, sus alas se estremecen, tu habitación está llena de sonoridades, aunque insonoras para ti. Tu manera de escuchar es recogiéndote; abre los oídos de tu alma; con tu sexto sentido es como debes vibrar durante nuestro encuentro; sin embargo, a pesar de toda tu buena voluntad, no entenderás nada según el entender de los

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hombres; sólo tu fe vibra y esos círculos de ondas son los que se encarnan en ella. En el viento, una hoja tiembla; bajo la brisa del cielo, un alma debe estremecerse. Estremécete con todo tu corazón; palpita como esas mariposas ligeras que, mientras descansan, oscilan ante el menor soplo. Todo canta en torno a ti, todo se anima, pero tú no ves nada, tus ojos abiertos de par en par son como ojos cerrados. Pobres ciegos, pobres sordos, vuestra buena voluntad es vuestro único mérito, y Dios os estará agradecido por ver estrellas donde sólo hay bruma.

El silencio canta a tus oídos; sin embargo sólo hay silencio. Sigue creando el Reino de Dios de la nada; detrás de esa nada, está todo lo que tú no ves, pero que existe. Construye reinos celestes hasta el infinito y piensa que sólo ellos tienen una realidad. Piensa, eleva el pensamiento: yo vuelo.

Mismo día. Media noche.

París.

Mamá, desdóblate, échate a volar, encuentra esos ascendientes espirituales de los que está lleno vuestro éter. Nosotros echamos constantemente en torno a vosotros escaleras de vibraciones; en vosotros está el subir los escalones.

Está muy bien que todas las relaciones humanas te parezcan cada vez más torpes, pesadas, sin finura: esto demuestra que progresas y que te haces más sutil. Te espera una gran alegría.

Te amo, mamá, y necesito tu fidelidad. Duerme. Esta escalera de vibraciones me ha sido curiosamente enviada. De pronto,

mi habitación se ha llenado de humo y se ha formado una auténtica escalera de rayos, partiendo del suelo para llegar a la altura en que se unen los innumerables reflejos luminosos que actúan en mi techo.

Jueves.

Mamá querida, me echo a tus brazos; no escuches a los malos que quieren

separarnos, que quieren impedirte publicar el libro que te envío; son piedras que debes apartar de tu camino. ¿Saben que es con los pies descalzos como se recorre el trayecto de los caminos celestes?

Paz en tu alma; los que sufren estarán a nuestro lado, poco importa a los dichosos y a los calumniadores.

Camina como una ciega aferrada a tu fe, camina con los ojos muertos para ver sólo tus caminos interiores, los que llevan a Dios.

Sin fecha. 1948.

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¡Las flores!... Vosotros las miráis con ojos habituados a verlas y ya ni las

veis, y encontráis complemente natural su existencia. Escucha lo que voy a decirte: las flores tienen tentáculos que les permiten extraer del suelo los jugos que pueden desarrollara en ellas sus órganos aéreos. Aquí, es necesario que medites y que comiences a entrar en el reino de las metáforas, de los símbolos. Piensa en la extraordinaria sensibilidad, en la perfección que debe tener el pistilo de una flor para que pueda ser fecundado por el polen que vuela por el aire; es el viento el que coloca este grano de amor en el órgano creador. La reproducción de la flora depende de los elementos; un campo de flores puede nacer según el capricho de la brisa. Veis estas cosas todos los días y lo encontráis natural.

La carne de una flor está compuesta de células en las que un rayo cósmico puede imprimir su color. Esta concreción vegetal representa una de las partes del astral, es un desprendimiento del Todo. Ancladas en la hierba o unidas a las ramas, las flores son parcelas de lo divino.

Domingo, 11 de abril de 1948.

París.

Mamá, esta noche las estrellas dejan huellas en el cielo, la primavera está en la tierra, la savia sube por las plantas, los granos horadan el suelo; lo vegetal, lo astral, se reconocen para una vaga eclosión; tu planeta está en plena gestación; esto es muy importante para nuestro cielo, porque en el cosmos nuestros rayos están relacionados; ¿se te ocurriría separar el sol de sus rayos?

Si nosotros somos el centro, si os iluminamos, vuestras vibraciones vuelven hacia nosotros; por tanto, la eclosión misma de una flor envía sus reverberaciones al más allá. Así puedes imaginar la majestad de una primavera que nace.

Si estuvierais más atentos, veríais las series de símbolos contenidos en la eclosión de las estaciones. El nacimiento de un lirio es a veces más importante que la toda la vida de algunos hombres. Mi primer ramo de lirios del año, tú lo has depositado en mi capilla, gracias mamá.

12 de abril de 1948. Mi cumpleaños.

Mediodía.

Nadie en el mundo se ha acordado de felicitarme el cumpleaños; esta soledad es como un símbolo. Ninguna atención humana, ni una flor, sola.

Mediodía, voy a mi ventana para cuidar las plantas que pondré en la

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capilla de Roland para su aniversario, el 2 de mayo. Con más cuidado que de costumbre, examino mis macetas de flores.

¡Oh milagro! En una mata de hojas verdes descubro el primer tallo de lirio; una lágrima viene a mis ojos y doy gracias a Dios por haberme hecho este regalo en mi cumpleaños. ¿No ha sido por el calor del cielo por el que ha crecido esta flor, y por lo que se ha abierto precisamente este día? Me quedo muy impresionada, tanto más cuanto que Roland me decía ayer: «El nacimiento de un lirio es a veces más importante que toda la vida de algunos hombres.»

Calor, estación, parecen haberse unido para enviarme un regalo. ¿No debo ver una señal en la aparición de esta pequeña campanilla blanca? De pronto, me parece bruscamente que soy muy despistada y que no miro nunca con suficiente atención. ¿Cuántos días me he quedado sin examinar mis plantas? Si estuviera más recogida, lo invisible tal vez apareciera con más frecuencia en tono a mí. Roland, ¿eres tú quien ha hecho madurar este cáliz?

Mamá, ¿imaginas el cálculo al que ha respondido esta planta para que sus

raíces absorban del suelo los alimentos necesarios para nacer en este día concreto? Cálculo de aritmética celeste que a vosotros, mamá, se os escapa; reza para que Dios te envíe el don de ver y de comprender.

Mismo día.

París.

— Mamá, mamá tesoro, has tenido un día completamente vacío, vacío de presencia humana, un día dentro de ti misma. Muéstrate exultante, porque nada indica mejor los caminos celestes que la desnudez del silencio. En esta paz, las líneas del cielo se dibujan con mayor nitidez. Pobre mamá que, para su cumpleaños, sólo tuvo la ramita de lirio que hice que se abriera ante sus ojos, que lloraste por no tener mi ternura junto a tu corazón; mamá, cierro mis brazos sobre tu alma, tu hijo se inclina sobre ti. Volemos los dos sobre las alas de una oración.

— Roland, ¿cómo estás? — Siento alegría. ¿Cómo hacerte comprender la apoteosis de la

supervivencia? El más allá no tiene límites, vuestro planeta está lleno de fronteras; vuestra inteligencia no rebasa ciertos círculos, aquí los círculos son infinitos. El tiempo no es el tiempo...

Sigue estudiando las metamorfosis; el jugo de una flor puede transformarse en miel, pero para esto se necesitan abejas. La delicada flor de vuestra alma puede transformarse en una sustancia celeste, pero para este trabajo son necesarias obreras del cielo; no basta con libar, hay que contar con el órgano

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purificador. La misión se termina cuando la colmena está llena.

Martes, 13 de abril. París.

Seis y media, voy a misa. Después de la comunión, te he enviado olas de infinito. Ola tras ola, la vida

humana se inundó y tú sólo sentiste en ti una eclosión celeste: eso es la gracia. Estado somnoliento en el que todo se detiene en el ser, estado en que lo astral inunda totalmente la materia. Sumergida así en el más allá, viviste algunos segundos en el nivel del segundo plano. Te acercas. Paciencia.

En la misma madrugada.

Si cierras tu mano sobre la materia, te queda materia. Si cierras tu mano sobre el agua, no te queda nada. Si repliegas tus alas sobre los valores celestes, los cierras dentro de ti, pero

siempre que tus plumas sean suficientemente espesas para que no escape de ti una partícula.

El cielo es como el éter: se volatiliza sobre los cuerpos impuros. El agua debe ser un agente conductor, porque cuando toco agua se acerca

el recuerdo de Roland.

Miércoles, 14 de abril de 1948.

La doble vida tiene sus ondas de retorno. Si creas en tu doble lo que llamáis en la tierra ondas electromagnéticas, llegarás fácilmente a detectar las gamas de sonidos que vibran en el más allá.

Sábado, 17 de abril de 1948.

París. Media noche.

Mamá, si te explicase que tu doble entra en un ciclo distinto del que te encontrabas hace algún tiempo, no sé si me creerías, pues no me entenderías. Sin embargo, en el astral, tú cambias de zona; tu cuerpo no atrae hacia ti los mismos rayos; tu piel se va a nutrir de vibraciones tan distintas de las del pasado que tu segundo ser cambiará. Algunos pájaros migratorios siguen las estaciones; lo mismo ocurre con vuestro cuerpo magnético. Cuando habéis alcanzado cierto grado de evolución, os dirigís hacia las regiones que os son

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favorables. Favorables para la vida o para la muerte, esto debe seguir siendo un misterio para ti. Duerme.

Vosotros sois accesibles al magnetismo de los ángeles, cuando estáis en estado segundo, es decir cuando todo lo exterior deja de actuar en vosotros. Cuando llegáis a este plano, ya estáis atrapados en un rayo celeste.

Uno fabrica la inmortalidad de su alma lo mismo que fabrica su perfeccionamiento. Si jamás practicas la caridad, tu bondad será nula. La inmoralidad del alma nace en vosotros desde el momento en que creéis en ella. La muerte es muerte para los que no creen en la resurrección.

Domingo, 18 de abril de 1948.

París, una de la mañana.

¡Mamá, victoria! En tu doble, tu alma abandona una cáscara, forma piel nueva; entras en el halo de un nuevo ciclo. Jirones de sombra yacen a tus pies; tu cabeza está en la luz.

Mismo día. 9 de la mañana.

Mamá, con la comunión, te ha sido revelado el misterio de la germinación

espiritual. Escúchame bien: para que crezca un grano, se necesita un conjunto innumerable de causas: una armonía entre el cosmos y el grano, temperatura, agua, rayos solares. Esta comunión entre las vibraciones astrales y el crecimiento de una planta tiene que mostrarte que no basta con estar en estado de gracia para que lo celeste germine en vosotros; es necesario también vivir en el marco del amor divino, es decir en la ortodoxia de los ritmos religiosos. No es indiferente que la Iglesia celebre fiestas, no es inútil que haya Semanas santas, Pascuas, una Navidad, un mes de María; estas fiestas espirituales son como las estaciones del cielo; hay que seguirlas con atención, porque bajo su influencia se encarnan en vuestro doble ciertas virtudes. Sólo en los corazones conscientes crecen los buenos frutos; si las raíces se hunden en tierras puras, los nacimientos son sin defecto. Haz que tu vida esté dorada de amor; tus pensamientos serán así suculentos, los ángeles se posarán en tu alma, y las antenas celestes penetrarán en ti. Mantén siempre en ti una alta calidad de vida.

Lunes, 19 de abril de 1948. 11 horas.

París.

¡Mamá, y pensar que a tanta gente nuestras conversaciones les parecen ficciones! Esta doble vida que te muestro es para ellos divagación venida de

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tu subconsciente. Niegan sin dar argumentos, sólo dicen que están en la verdad. Déjalos. Tu deber lo habrás cumplido, puesto que habrás puesto al alcance de todos la enseñanza que te he trasmitido. Gracias, mamá, por no haberla guardado para ti sola y enfrentarte a las críticas.

¡Pobre mamá, todavía manteniéndote en la entereza! Me gustaba mucho tu entereza. ¿Recuerdas cuando pasabas las barreras enemigas para ir a buscarme azúcar?

Ahora he cambiado totalmente y cada vez me es más difícil explicarte cómo soy. Pero sigue estudiando los fenómenos extraordinarios de la naturaleza.

Miércoles, 21 de abril de 1948.

París. Media noche.

Mamá, estoy aquí. En el mismo momento, suena un golpe en la puerta de Roland. Como esto

sucede casi siempre que comienzan sus comunicaciones, definitivamente, me niego a atribuir este fenómeno a coincidencias.

Estás completamente nerviosa. El nerviosismo crea en vuestro doble como

láminas de fondo, y nosotros tenemos entonces gran dificultad para posarnos en vosotros.

Reza, mamá, ello volverá a ponerte en los caminos de la paz; luego seguiremos nuestra conversación.

Para que el polen fecunde los pistilos de una flor, se necesita la ayuda de la brisa; para que los pólenes celestes fecunden el alma de los hombres, se necesita un vehículo; este vehículo es el recogimiento. Un corazón en paz recibe el aliento del cielo.

Segundo crujido en la puerta de Roland. Mamá. ¡Que todo cruja! Tercer crujido en la puerta de Roland. Mamá, levanta tu cara, junta las manos. Cuarto crujido a la izquierda, en mi cama. ... y no esperes nada, porque nunca hay que esperar nada. Piensa que a Dios

le agradan especialmente los que no piden nada. Vosotros mismos preferís la caridad cuando viene de vosotros, y receláis de los que la piden.

Jueves, 22 de abril de 1948.

Media noche. París.

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Mamá, ven deprisa, tengo que hablarte; has pensado a veces que te predecía cosas que no se realizaban. Voy a darte la clave del misterio; nosotros ángeles, no podemos hacer milagros, sólo podemos ayudaros; imagina que deseas absolutamente una flor que sólo existe en semilla. Instantáneamente te haces con esa semilla y la plantas; luego, tienes que hacerla crecer. Si no la cuidas, no la recoges. ¿De quién es la culpa? Tuya.

Lo mismo sucede con mis predicciones. En una mano, te pongo una posibilidad, en la otra cómo conseguirla. En ti está el unir los dos elementos y tener éxito. Si no cultivas nada, no sucederá nada; hay que sembrar mucho para recoger mucho. La mayoría de los seres se para a medio camino. Los débiles tienen tallos demasiado finos, se rompen, su perfume queda a ras de tierra. Piensa en la vida oculta de las violetas; hay que descubrirlas; igualmente, hay seres que tienen aromas, pero no más allá de ellos mismos; para encontrarlos, hay que buscarlos.

Entre los seres, hay razas y selecciones lo mismo que las hay en la fauna y la flora. No puedes pedir al junquillo derramar los efluvios de un lirio. El junquillo es discreto, mientras que el lirio proyecta con fuerza su olor; todo en él es bueno, como el aire del que se sirve como vehículo.

Lo que equivale a decir que hay individuos de onda corta y otros de onda larga. Lo esencial para vosotros es saber cómo clasificaros; pero vuestro infierno es desear ser uno cuando sois otro. Si unos rabanillos quisieran transformarse en buganvillas, sólo morirían como rabanillos y toda su existencia se habría consumido en la envidia.

Viernes por la mañana, 23 de abril de 1948.

París.

Asómbrate de la cantidad de gente que hace crecer flores o las pone en floreros sin ver otra cosa en su acto que una necesidad material. Esto demuestra que lo concreto obstruye totalmente vuestros espíritus. ¡Con qué ligereza manipuláis esta manera celeste, esta fuente de símbolo, sin haceros nunca una pregunta!

La cinceladora más extraordinaria, los cálculos más sabios actúan ante vuestros ojos sin que os sintáis desconcertados ni turbados por el fenómeno supra-material de la colaboración establecida entre lo terrestre y lo astral. Necios hasta el extremo, vuestras inteligencias se contentan con hacer historia natural y rodear de positivismo un campo que debería plantearos problemas sobrenaturales. Te lo repito una vez más: estudia a fondo la vida de las plantas; descubrirás en ellas leyes celestes. Tu manera de trabajar es demasiado lenta, date prisa pues en realidad no sabes nunca si tu muerte se oculta detrás del minuto que sigue.

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Lunes, 26 de abril de 1948.

El libro de Roland ha entrado en la imprenta a las siete de la tarde. A esa

hora iba yo a adquirir una obra en Notre-Dame de la Salette con la idea de escribir de ella un misterio siguiendo los mensajes de Roland.

Martes, 27 de abril de 1948. 11 de la noche.

Mamá, me has abandonado varios días, estoy disgustado. ¡Al diablo tus

ocupaciones que te impiden venir a mi lado! Ha sido necesario un paseo por el campo para volverte a encontrar. He podido colocarte de nuevo en un rayo astral. Estoy festejando que hayas sentido la atracción de la luz.

Para imaginar la post-vida, piensa en una falina [mariposa]. ¿Cuántos kilómetros de sombra tiene que pasar par llegar a un punto luminoso? Rastrea caminos en la noche, para llegar a la claridad. Esos caminos son los mismos que nosotros tenemos que recorrer después de la muerte.

En la tierra, las mariposas nocturnas se lanzan hacia la luz; en el segundo plano, nuestras almas se dirigen a las estrellas. ¡La luz, siempre la luz! ¡Los reflejos, los rayos, he aquí nuestras escalas de Jacob!

Mamá completamente frágil, tú calcas esta primavera en la primavera de mi vuelo, y todo llora en ti. No pases tu vida interior llorando sobre tu pena. Te dejé en la estación en que cantan los ruiseñores, te dejé cuando nace la primavera; te viniste abajo cuando todo florecía. Haz que nazca en ti tu nacimiento divino. Es hora de que el cascarón se rompa; el picotazo es tu fe. Reza.

Viernes, 30 de abril de 1948. Media noche.

¡Mamá, por fin se calma en ti la agitación de la vida! Estoy muy contrariado, porque ahora sabes lo que hay que hacer para que

lleguen a ti los rayos de la gracia, y tú andas dispersa en una especie de escuela montaraz del alma; esto no es serio.

Para recibir señales, hay que estar más atenta de lo que tú estás; la doble vida es tan dura de construir en uno mismo como una catedral de piedra. Imagina que hay en ti una colmena y alvéolos, esos miles de celdillas permanecen abiertas si cada día no vienen a llenarlas oraciones. Tu vida debe suponer miles de esfuerzos, miles de fuentes espirituales, miles de miradas hacia el cielo. Un alma en comunión con Dios es un alma empapada en éxtasis. Saca tu amor celeste del cáliz de los sacramentos.

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MAYO 1948

11 de mayo de 1948. París.

Hay que pensar mucho, pensar con altura de miras, pensar con nobleza;

pensando, construís el universo cósmico. El acto de caridad es un acto de amor despojado de egoísmo material. El acto de pensar según Dios es un acto de amor despojado de egoísmo espiritual.

El cosmos también necesita dones; dar toda su cabeza a las fuerzas invisibles es al menos tan generoso como entregar toda la vida a la miseria de los hombres.

...........................................................................................................................

En la tierra, la materia está fija, el suelo está fijo, los objetos están fijos. En vuestro doble, las visiones son movedizas; en esto, se parecen al agua. El agua es lo que más se parece a la sustancia interior, a la sustancia impalpable del ser. El agua es un espejo, el agua se mueve, el agua es fluida; sin embargo es capaz de soportar el peso: el pensamiento es inmaterial, pero el pesado acontecer de los hombres se apoya totalmente en él. El agua se parece al pensamiento, el agua se colorea, el agua tiene reflejos; el pensamiento brilla, el pensamiento vibra, el pensamiento puede levantar montañas. Tu doble es como un océano. Llevas en tu pensamiento lo infinito de tus facultades y la posibilidad de vivir o de morir para la eternidad.

Mismo día. Media noche.

Mamá, no estaba seguro de que vendrías, y he tenido una gran angustia.

Pobre mamá, te veo tan profundamente enganchada a esta tierra como una fruta a un árbol. No estás suficientemente coloreada de cielo como para desprenderte de la vida; tu alma no está madura. Sáciate de paraíso, aliméntate con alimentos divinos.

Al amanecer, los campos están cubiertos de rocío, y las hierbas adornadas con perlas de gotitas trasparentes. Lo mismo que los campos, tu corazón debe estar adornado de perlas espirituales. Ve, mañana, hacia Dios con pensamientos trasparentes; recibe a Dios en paz. (Oh! (Maravilloso

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momento el de la comida del alma, en la mesa santa, Dios se entrega a vosotros!

Domingo, 2 de mayo de 1948París.

Mamá, tengo catorce años de vida terrestre, y dos años de cielo. Aquí,

como entre vosotros, hay que ganarse un sitio; hay que ganarse las estrellas celestes; el camino hacia Dios es duro. En la tierra, hay piedras por el camino; aquí, hay espinas de la sagrada Corona. El símbolo de las espinas rodeando rosas debe ser para ti un tema de meditación...

Te envuelvo con mi cariño, mamá, te encierro entre mis alas. Coloréate de amor. Gracias, mamá, por haberme dado tantas flores.

Todo lo que es humano es como una tela de araña sobre tu alma. Te quiero, mamá... (Mi libro! (Si pudieras oírme reír de alegría!...

Noche del 1 al 2 de mayo.

(Curiosa noche! En un duermevela, llego a la certeza de que mañana encontraré un pájaro en la capilla de Roland; me duermo con esta idea. En medio de la noche, me despierto y distingo una luminosidad en mi habitación. Justo en medio del techo, brilla intensamente una claridad en forma de ala; no puedo menos de mirar esta especie de pájaro que ilumina mi habitación; después, bruscamente, la atmósfera parece desgarrarse para dejarme ver lo que contiene lo imponderable. Detrás del aire, hay todo un infinito que se mueve; brazos de sombra se mueven como torbellinos de humo o como nubes incoloras que caminan. El primer velo se ha roto; he viso lo que escapa a la mirada, he visto lo invisible, he visto el aire.

Si estuviera más evolucionada, estoy segura de que, en esta calidad de atmósfera se iluminarían fosforescencias y que la sombra se revestiría de formas.

Lunes, 3 de mayo de 1948.

París.

Misa de aniversario de la muerte de Roland, celebrada el 3 de mayo a causa del domingo.

Mamá, tu fidelidad a mi recuerdo no es fidelidad. Se te ocurriría decir,

hablando del amor de una madre hacia su hijo vivo: “Ella le es fiel.” Pues bien, yo no estoy muerto; existo tan realmente como si viviera. Sólo he

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desaparecido a tus ojos y a tus oídos, pero lleno tu doble. Mi presencia llena tus aspiraciones sobrenaturales; por eso te sientes cada vez más absorbida por el más allá. Pocos seres saben perderse en las zonas astrales; aprendéis con mucha lentitud a orientaros en estos caminos infinitos. Sin embargo, haces progresos de forma intermitente; un niño cuando crece consolida sus pasos; tu caminar es menos vacilante.

Mismo día.

Tu doble es ese imponderable, en torno a ti, coloreado pero invisible. Por

eso te digo continuamente que trabajes para perfeccionarlo, pues él debe sobrevivirte.

Es necesario que un diamante sea muy puro para proyectar reflejos puros. Ahora bien, tú no niegas la materialidad del diamante; tampoco los reflejos de sus luces. (Por qué entonces tanto escepticismo, cuando te explico los misterios de las metamorfosis! La menor mancha en una piedra altera sus luces; la menos mancha en vuestro doble altera vuestros colores.

Actúa de tal manera que tus células psíquicas sean un prisma: entonces volarás al reino de los siete colores, ese al que yo voy a llegar.

Viernes, 7 de mayo de 1948. Media noche.

París.

Mamá, es increíble que puedas permanecer varios días sin escucharme. No puedes imaginarte las roturas que eso provoca en la cadena de vibraciones que nos une. En vida, cuando te llamaba, siempre venías; sólo tenía que decir: *mamá+. Desde hace cuatro días, (cuántas veces te habré gritado mamá, sin tener respuesta!

Examina atentamente tus ocupaciones y mira lo que te ha tenido alejada de mí. Martes. Miércoles. Jueves. Cuando vivía, ¿es que realmente X... Y... Z... te habrían impedido decirme buenas noches?

Mamá, recuerda todas las palabras cariñosas que me decías veinte veces al día. (Atención, mamá! Dios es exigente.

Domingo, 9 de mayo. Fiesta de Juana de Arco.

11 de la noche. París.

C Mamá, lánzate desde la altura de ti misma, húndete en el vacío para tocar lo infinito y la eternidad de la supervivencia. Hay que sufrir hasta el desmayo, hasta el desvanecimiento, para ganar el cielo.

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Me gustaría derramar en tu corazón un poco de paraíso, pero tu alma no está aún suficientemente impregnada de gracias. La gracia sólo te atraviesa con fogonazos; se alterna con la sombra; es como un sol huraño de un día triste de invierno. Tu amor hacia Dios está enterrado en el fondo de largos períodos de sombras. Tu fe es parecida a un pobre pájaro friolero: tirita en el frío de tus horas sin luz.

¡No siempre me es fácil sostenerte, arrastrarte! ¡Ah! si pudiera cogerte de la mano... Mamá, estoy aquí... Enciérrate en la oración como una abeja en una rosa. Reza incansablemente, reza hasta perder tus fuerzas. Reza por mí, reza por todo el cielo, y el cielo hará nacer en tu alma un rocío celeste. ¡Muéstrate encantada por las alas de los ángeles! Me gustaría que estuvieras turbada como un cielo borrascoso. Me suceden cosas inmensas, y he aquí que tú te ahogas en la tierra. )¿Cuándo se rasgará lo espeso que nos separa? No corres suficientemente deprisa por los caminos que llevan a cielo.

¿Cuál será mi jornada de mañana? Vas lanzando hilos, pero yo me apago si insistes en hacerme predecir tu

futuro, buenas noches.

Martes, 11 de mayo de 1948. Una de la mañana. París.

Mamá, cierra los ojos, recógete y abre tu inteligencia al más allá. Para que

dos ríos de niveles distintos se viertan el uno en el otro, se necesita una caída; esta caída, su ruido, su efervescencia es lo que tú debes sentir cuando quieres comunicarte con el cielo; jamás te perderás lo suficiente en la idea de Dios. (Que tu espíritu haga interminables caminatas por los caminos santos! Descifra, poda, corta el mal, haz cortes en el pecado, como el leñador golpea en la madera para cortarla; y a fuerza de sufrir te elevarás a la bienaventuranza.

Miércoles, 12 de mayo de 1948.

9 de la mañana. París.

Mamá, tú piensas en mí, es necesario que este pensamiento te cubra como una campana; es necesario que te separe del mundo entero y sólo deje filtrar hasta ti las sonoridades del cielo. Ciérrate en el bronce vibrante de una soledad hermética.

..........................................................................................................................

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Algunas plantas tienen órganos de una sensibilidad tan viva que pueden captar el perfume y rechazarlo. En este punto, han adquirido por tanto una perfección total.

Tienen también el poder de ponerse en contacto con vibraciones de color y de establecer un matiz.

Cada una de sus flores, de sus hojas, es una antena sensible a las vibraciones de colores y de perfumes.

Miércoles, 12 de mayo de 1948.

11 de la noche. París.

Mamá, no busques ninguna penumbra, ningún rasgo, ninguna señal. Tienes que sentir que mi pensamiento te golpea como un día pleno. Esta noche hace un tiempo agradable; la noche es clara; las golondrinas han vuelto. Importante presencia. Siguen volando por corrientes invisibles, cagadas de ondas benéficas, que ellas os aportan y que se extienden a vuestro alrededor. En la marco de las leyes secretas, la llegada de las golondrinas marca un gran acontecimiento.

Alégrate; sé feliz en tu doble vida, porque vibraciones bienhechoras acaban de ser puestas a tu alcance; si sabes captarlas, te serán tan saludables como un vaso de agua a un sediento.

Jueves, 13 de mayo de 1948.

¡Mamá! ¡Alegría! ¡Alegría! ¡Si pudieras saber! Deshazte de mi recuerdo terrestre. Pobre mamá, dividida cruelmente entre el cielo y la tierra. ¡Ah, si yo

tuviera el poder de hacerte invitar en seguida! Pero tu servicio humano aún no ha terminado.

Mismo día.

Sobre los colores. El blanco, contrariamente a lo que dicen los hombres, es el “súper-color”:

está más allá de los siete colores que sirven para componer los rayos luminosos.

El blanco se ve en la noche. El blanco es más que todos los colores, porque él es su negación.

Mismo día.

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Ángel mío, dime si eres tú el que guías mi mano, yo dudo. Mamá, creía te habías vuelto razonable; ser razonable es tener la fe; una fe

tan fuerte que mate todo lo que no es ella. Si uno te dice que tu creencia es falsa, ¿en qué se basa? En probabilidades,

nada más; nadie puede demostrar que esto es falso, lo mismo que tú no puedes demostrar que esto es la verdad. ¿Quién está entonces más cerca de la verdad? Por otra parte, te atacarán por haber publicado mis mensajes; te hablaré de esto más adelante; tengo que irme.

Viernes por la mañana.

Mamá, ahora que estás absorbida en la luz de un rayo, continuamente y

cada vez más estarás salpicada de paraíso. Toda la creación de Dios se iluminará, y tú irás de revelación en revelación. Llamo revelación al descubrimiento de lo divino en todo.

Viernes, 14 de mayo de 1948.

Les Andelys.

Mamá, has mirado al cielo, y has recibido el cielo en pleno corazón como una flecha. El azul de la bóveda celeste era tan intenso que te has maravillado hasta el fondo de tu ser. Piensa en los espacios inmensos que tu mirada ha atravesado para alcanzar el cielo. Pues bien, cuando hayas evolucionado mucho, adquirirás la facultad de impulsar tu alma a una distancia tan lejana como lo estaba el cielo de tus ojos.

No encuentras nada extraordinario en tocar con la mirada el infinito. ¿Por qué no iba a tener también tu alma la facultad de caminar en lo invisible? Entonces llegaría al reino de Dios. Pero esta agilidad espiritual sólo puede lograrse por la oración. Reza como respiras. El aire de los cielos te llegará por las oraciones.

Viernes, 14 de mayo de 1948. Media noche.

Mamá, llévame donde quiera que vayas. Tengo que instalarme en tu vida interior, como estaba instalado en tu casa cuando vivía. La muerte no es la muerte, sino que es, por el contrario, la resurrección para los que saben crear en su corazón la metamorfosis de la supervivencia.

Me encuentro ahora en un ciclo desde el que puedo ayudarte, pero tú estás menos atenta. Duerme.

15 de mayo de 1948. Les Andelys.

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Si realmente te hubieras hecho sensible como un ala de mariposa, tendría sobre ti mucha influencia, y el menor roce espiritual, la menor vibración celeste te arrancaría de la tierra.

Para ser llevada continuamente por el espíritu celeste, es necesario que el más allá se vuelque en vosotros y llene hasta los bordes vuestros pensamientos más elevados.

Desborda cielo. Lleva todo el cielo dentro de ti. Es la única manera de palpitar según los ángeles.

16 de mayo de 1948. Pentecostés.

Les Andelys.

Mamá, esta mañana en la misa te he visto, y te he visto así. Escúchame bien. Estabas como esas pobres mariposas que chocan contra una ventana cerrada. Para ti, el dolor es ignorar cómo estoy, dónde estoy, y tu espíritu desearía ver continuamente al otro lado de lo infinito, pero la cortina está echada y te estrellas, y tus alas se rompen, y dudas. Dudas de ti, dudas de Dios, pones bajo sospecha todo lo que tu espíritu ve y oye, y te quedas sin fe al pie de la muralla. Tu cielo interior se oscurece; caes en las tinieblas, no crees ya en la resurrección; la noche te envuelve como un sudario; estás en la tumba.

Llora, llora, mamá, por ser tan vulnerable. Llora por estar tan poco llena de infinito; llora por sentir tu cielo interior tan frágil como una gota de rocío; una nadería hace que apagues en ti las certezas. Llora, mamá.

Domingo, 16 de mayo de 1948.

Media noche. Pentecostés. Les Andelys.

Hoy es la fiesta del Espíritu Santo, el aniversario del día en que los apóstoles vieron su espíritu concretado por una lengua de fuego, y apenas te siento estremecer ante la idea de este símbolo. Reflexiona, mamá: esos vapores que envuelven vuestro cuerpo y que para vosotros son invisibles, fueron una vez visibles para los hombres y llamados “Espíritu Santo”. Durante unos instantes, los efluvios de la inteligencia santa se hicieron fosforescentes; en lo invisible, todos lleváis, por encima de vuestra cabeza, esa lengua del fuego. Llama más o menos intensa según la pureza de vuestros estados interiores.

Cuando te digo que debes brillas para que yo te perciba, esto está de acuerdo con la ortodoxia de los símbolos religiosos. Todo está contenido en los dogmas, pero vosotros sois ciegos y nunca tratáis de ver más allá de lo creado.

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......................................................................................................................... Mamá, estoy encantado de que hayas estado tan atenta en tu paseo por el

jardín; has estado muy aplicada y has observado meticulosamente algunos misterios de la flora; te maravillabas observando las tres metamorfosis de las judías.

En primer lugar, son flores, luego en esa flor crecen dos hojas verdes, como dos alas unidas; crecen hasta que se caen los pétalos blancos. Se alimentan de estrellas, de sol, de tierra, de agua; y se forman en ellas granos. Para la tercera fase la cáscara debe morir, y por fin aparece el fruto. Observa el número de capas sucesivas que han sido necesarias para que se forme el grano.

Ten por seguro que vuestras almas sólo pueden crecer después de sucesivas evoluciones. El cáliz deberá deshojarse y renacer varias veces antes de que la síntesis celeste viva en vosotros.

...........................................................................................................................

¡Y las dos metamorfosis de miosotas salvajes! Granos de flores que nacen rosados y mueren azules.

Muchos misterios que debéis estudiar pacientemente, pues todos ellos son símbolos.

Lunes, 17 de mayo de 1948.

Les Andelys.

¡Lo infinito! ¡El espacio! Será necesario llegar a despojarte hasta superar la tierra. Cuando hayas

recorrido pacientemente todos los misterios que pongo a tu paso, comprenderás que nada de lo que vive debe retener tu atención. Entonces, penetrarás en lo eterno.

Cuando un pájaro vuela, ¿adónde va? Al infinito. El vuelo y la caída a través del espacio son dos carreras similares. Tus trayectos ya no deben realizarse en el vacío, pero sólo llegarás a eso cuando hayas alcanzado una evolución superior.

Date cuenta de que todo lo que observas en esta tierra no es todavía sino la vida; sólo acercándote al cielo crucificarás, una a una, hasta la última de tus sensaciones. Haces lo mejor que puedes inclinándote sobre la naturaleza, pero hay planos más elevados. El cielo está desnudo, y a esa desnudez es a la que hay que aspirar.

Trabaja, trabaja incansablemente, supera el arte y la naturaleza, para que llegues a la nada de ti misma. Todo lo que te digo te parece muy abstracto. Paciencia, mamá. Hoy has tenido un resplandor sobre otro horizonte, pero

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estás todavía tan lejos de él, que ese hilo de claridad va a desaparecer, y volverás a caer al nivel inferior de “lo expresado”.

Jueves, 20 de mayo de 1948. París.

Mamá, cuanto más me elevo, más difícil me es la comunicación. Por más que te multipliques para volar, permaneces limitada por ti misma.

Un hombre no tiene físicamente la fuerza para levantar una montaña; espiritualmente, un espíritu no siempre puede avanzar. Este es el infierno de vuestro mundo. Muchas más almas de las que tú imaginas tratan de progresar, pero el campo de su esfuerzo es un campo estrecho. Vosotros no podéis ir más allá de vuestra tierra; no podéis ver más lejos de vuestro globo; no podéis tener pensamientos más elevados que vuestro cielo interior, y ese cielo sólo está hecho todavía de carne y de sangre. (Pobres mortales atados a sus cuerpos, crucificados en la cruz del tiempo, ese tiempo que lleva consigo sus calvos y sus espinas!

El tiempo lo termina todo; termina la vida; termina la continuidad del recuerdo; os separa a unos de otros; os lleva incluso a veces al olvido de los más habéis amado. Todo muere en vosotros, porque no lleváis en vuestro cuerpo mortal ningún embrión de eternidad. Hay que hacerse inmortal para pensar la eternidad.

Jueves, 20 de mayo de 1948.

Mamá, observa con mucha atención ciertos ritos litúrgicos, pues en ellos

encontrarás toda la sinfonía de los misterios que trato de explicarte. En la liturgia de la Iglesia romana, los colores tienen tanta importancia que

cada fiesta tiene el suyo; todos los colores se desarrollan así ante Dios. Ciertas fiestas se visten de blanco, otras de verde, de violeta, de rojo; otras también están bajo el signo de “el Oro de la Magia”. Vosotros nos os hacéis idea de la importancia de las vibraciones coloreadas. ¡Ah, si supierais lo que se desprende de un color! En el astral, los colores tienen su eficacia; prorrumpen; irradian; atraen ciertos rayos que emiten ondas apropiadas. La síntesis de los colores se contiene totalmente en el culto católico. Maravilloso pilar que se eleva como un contrafuerte entre los valores “sutiles”.

Viernes, 21 de mayo de 1948.

París.

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Mamá, hay que ser muy fuerte para pensar en Dios con fortaleza. No dejes que se enfríen en ti ni tu fe ni tu esperanza; ellas son vuestros dos vértices.

Me gustaría hilar en torno a tu pobre vida cintas de estrellas. Mientras puedas, da a los hombres la esperanza del más allá.

¿Qué va a suceder en el mundo? Los hombres corren a su perdición, pero pasarán largo tiempo cayendo al

fondo del abismo. 1958 será un año fatal. Mi cielo es maravilloso... Está muy bien que te sientas completamente aspirada por lo divino y que ya

no puedas expresar otra cosa. La tierra absorbe el agua; un alma debe absorber las ondas celestes y con frecuencia no dejar ver nada de ellas. ¿Dónde se pierde la gota de rocío que bebe el sol? La idea beatífica debe también perderse en vosotros.

Sábado, 22 de mayo de 1948.

París.

X... ha entrado en el círculo de ondas conectadas, un viernes santo a mediodía.

Como te he dicho, entre los hombres se forman enjambres, lo mismo que se forman entre los insectos; vosotros entráis en un rayo: nosotros os vemos entonces, os seguimos, y tratamos de ayudaros.

Esta fraternidad entre familias santas puede atraer sobre vosotros gracias especiales, porque abre caminos en lo invisible; si uno de vosotros descubre un camino puede arrastrar a todo el enjambre hacia las fuentes de abundancia.

Cuando una abeja descubre una flor de esencia rara, todo el enjambre vuela hacia ella. Esta familia espiritual debe componer un arco.

Domingo, 23 de mayo de 1948.

París. Día de la Trinidad.

Mamá, no te preocupes por mí. La sensación que has experimentado esta tarde, de un peso atado a tu cuerpo, es la que nosotros sentimos inmediatamente después de la muerte; tratamos de elevarnos, pero la materia está todavía en torno a nosotros como un plomo. Este plomo lo forman todas nuestras faltas. Cada error en vuestras vidas espirituales es una piedra en vuestras almas.

El camino es largo para llegar al cielo; piensa con frecuencia en ese viaje futuro, en ese viaje a la eternidad.

¿Puedes hablarme de X...?

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Está a veces muy cansado, pero sus cansancios son en él como fuentes; le hacen alcanzar planos superiores. Su vida se eleva por niveles. Cada una de sus elevaciones permanecerá inmóvil cierto tiempo, y él creerá siempre haber llegado al último escalón; en ese momento, es cuando su alma emprenderá el vuelo para ir más arriba. Jamás se extasiará lo suficiente por ser un servidor de Dios. Yo lo encierro en mis círculos; vosotros vais a trabajar juntos para la gloria del cielo. Recuerda: es un viernes santo, a mediodía, cuando he orientado tus pasos hacia él; se van a abrir a él nuevos caminos; está ya envuelto en un rayo astral en forma de abanico.

A los dos días, yo recibía un poema compuesto por este mismo X... sobre

Roland en la fecha y a la hora exacta en que había recibido esta comunicación.

Lunes, 24 de mayo de 1948.

París. Mamá, desde hace algún tiempo no estás en situación de gracias. El

alejamiento que se produce entre ti y yo provoca dislocaciones. Me sientes menos bien, yo te encuentro menos bien.

No estés abatida, vamos a superar rápidamente este caos. Santifícate sin descanso y trama caminos espirituales, como una oruga construye sus caminos sedosos a lo largo de las hojas; es entonces cuando encontrarás el néctar nutritivo.

Martes, 25 de mayo de 1948.

París. Mañana.

Observo que la mañana me resulta más fácil para recibir los mensajes de Roland. El aire puro del alba me parece un excelente vehículo; además, es también muy favorable estar en ayunas. Mi habitación está llena de crujidos; los pájaros vienen a mi balcón, otros tantos toques preciosos para que vuele mi espíritu.

Mamá hay que vivir con mucha elevación, hay que encontrar la comida

muy arriba. Como las mariposas que nacen, se alimentan y mueren en las alturas, vosotros tenéis que aclimatar vuestras almas para respirar únicamente el aire ligero de las atmósferas limpias. ¡Cuando habéis llegado a un cierto nivel intelectual, qué impaciencia sentís hacia los que están aún en los balbuceos de la inteligencia! Esta dureza que tenéis los u nos con los otros es dolorosa para los corazones sencillos. No impongáis por tanto a los ángeles

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lo que a vosotros mismos os es insoportable; no nos impongáis la dura prueba de una compañía demasiado mediocre.

Martes, 25 de mayo de 1948. París.

Las aguas hacen su camino como las aguas abren su lecho.

Silenciosamente, se adentran en los corazones, depositan allí sus cantos, y un buen día resplandecen ante el mundo como fuentes grandiosas. El misterio de las realizaciones está siempre relacionado con un poder magnético. Si las ideas suenan realmente justo, si están el tono celeste, no se pierden. Pero para superar el primer círculo, sus antenas deben estar en sintonía con las armonías del cielo.

27 de mayo de 1948.

París. Corpus Christi.

Mamá, ¿te van a alejar de mí tus metamorfosis? ¿ Me van a alejar de ti mis metamorfosis? Estamos en un cambio muy grave de nuestras relaciones. Tu doble entra en una nueva evolución.

El árbol de la vida que está en vosotros evoluciona sin vosotros saberlo, y las estaciones lo cubren de hojas, de flores, de frutos, como a un árbol del bosque. Sensible a la luz, a los astros, puede despojarse y morir. El ejemplo de las capuchinas, que has olvidado en la sombra y cuyos tallos vueltos anémicos comienzan a alargarse para luego morir, te demuestra que los rayos luminosos son una necesidad fundamental para la vida.

Tu alma es tan sensible como una planta; mantenla siempre expuesta a la luz celeste para que no muera. Si no, lo que he hecho madurar en ti perecerá, y ya no volveremos a reunirnos. Te lo repito, estamos en una encrucijada. Mamá, te hago señales, pero mi barca es de plumas, y si tú no eres ligera como una libélula zozobrará. Refúgiate en la oración, la oración te salvará.

Viernes, 28 de mayo de 1948.

París.

Mamá, hablas demasiado; te explicas demasiado. ¿De qué sirven las palabras? Una piedra, al caer al agua, provoca círculos que se agrandan en silencio. Lo mismo ocurre con las ideas profundas: sus círculos se agrandan con la calma.

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Estás claramente en regresión, ten cuidado, Marcelle. Háblame de ti, Roland. Mi reino es mi reino; ya no tienes derecho a mirar en la zona de las

bienaventuranzas que son las mías. Para que te hable de mí, es necesario que llegues a perfecciones más elevadas.

Chiquitina, camina con más rectitud, sé más firme.

Lunes, 31 de mayo de 1948. París.

Mamá, te sigo; te veo ir a visitar a los seres para ayudarlos a hacer que

canten en su espíritu algunas notas celestes. Eres amable, mamá, corriendo así por Dios, el cielo que te ve te encuentra bastante conmovedora.

Hay dos maneras de cumplir tu misión. Si haces que intervenga la menor ambición personal, todo te será entregado. Vigila tus intenciones, vigila tus instintos; ningún orgullo debe animaros jamás.

Me ha gustado mucho que, después de la visita a X... hayas corrido a una iglesia. En ella estaba expuesto el Santísimo Sacramento, ¡qué gracia!... Eso es una señal.

Todo seguirá según tu deseo, pero con la condición de que permanezcas humilde en tus esperanzas interiores. El comportamiento de tu doble tiene una gran importancia, porque es de él de donde partirán las ondas que harán nacer la idea que aprecias en el cerebro de X...

Las flores son fecundas por el polen que corre con el viento. El polen de las ideas existe. A través de ti, voy a difundir en lo invisible una especie de polvo celeste que germinará en el cerebro de X...

Aquí, pregunto si el autor X... tendrá un premio literario. Se me

responde:”sí”. Pero el premio en que yo pensaba es concedido y el autor no lo recibe. Me quedo decepcionada, casi en el escepticismo.

Un mes más tarde viene a mi casa el autor: se le felicita por el premio que ha recibido. Yo salto casi a su cuello. “Pero no te emociones tanto, me dice, es un premio sin ninguna importancia.”

Poco importa, tienes un premio, esto es lo esencial; Roland no me había engañado.

JUNIO 1948

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Miércoles, 2 de junio de 1948.

París.

Mamá, para que tú me reconozcas, es necesario que yo hable mi lenguaje de muchacho de la tierra. Si hablase como muchacho del cielo, tal vez no me reconocieras.

Es necesario por tanto, para que lleguemos a comunicarnos, que te inicie poco a poco en lo divino mediante ejemplos a tu alcance, es decir ejemplos terrestres.

Elévate más cada día: así me encontrarás. Nuestro encuentro más perfecto es en la Mesa Sagrada; en ese momento, es cuando estamos más cerca el uno del otro. El éxtasis de la comunión debe sembrar de estrellas todos tus pensamientos.

3 de junio de 1948.

París.

Cuando he entrado en mi habitación, me ha cegado una luz, como de un faro; se encontraba delante del retrato de Roland.

Mamá, estoy radiante... La comunicación sigue existiendo entre tú y yo, pero tú la sientes menos,

porque no progresas con suficiente rapidez. Las tinieblas te envuelven, porque tu sexto sentido no evoluciona. ¿Puedes ver flores en la noche? Lo mismo sucede con los tesoros interiores; están ahí, pero no los ves.

Cada vez me es más difícil guiarte, porque yo me alejo de la imperfección. Si quieres seguir recibiendo mensajes, tienes que estar mucho más atenta, mucho más cerca de la perfección; sabes muy bien lo que entiendo por perfección. Los límites de la vida humana sólo pueden ser superados con la ayuda de Dios; es necesario por tanto que te pongas en estado de gracia. El estado de gracia es la parálisis de lo físico en favor de una inspiración celeste. Tu doble debe hacerse blanco como una hostia, y los colores del paraíso teñirán entonces tu alma.

Lo que debes tomar son los caminos solitarios, la senda desierta.

Doce y media de la noche. 3 de junio. París.

Echan a volar las campanas, comienzan a tocar. Voy a mi ventana, sólo

está el silencio de la noche; vuelvo a escribir, las campanas vuelven a

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repicar. Alegría: desde hace tiempo, la gran pluma luminosa no se había dibujado en la pared, y esta noche está ahí.

Mamá, has vuelto a conectar con tu dolor por la visión del dolor, y el

milagro de los fenómenos sensibles se ha vuelto a convertir en tu dominio. En lo invisible, pueden producirse cortocircuitos entre un y otro plano.

Estas perturbaciones se corresponden con fenómenos inexplicables para vosotros...

Vas a salir pronto del túnel de los días sin ondas sonoras. Cuando un topo entra en su agujero, deja de ver el día, pero el día sigue luciendo. Lo mismo te ocurrirá a ti, saldrás pronto de las galerías sombrías en las que estabas hundida y, poco a poco, volverá a inundarte la luz celeste.

Duerme. Te quiero, mamá, era necesario que se produjera en la atmósfera una

descarga; estoy loco de alegría: se ha producido.

Lunes, 7 de junio de 1948. 11 de la noche. París.

Mamá... ¡Oh, mamá! ¡Hace mucho tiempo que no venías! No repitas

siempre que no se establece entre nosotros la comunicación; di que ya no vienes.

Yo sin embargo estoy siempre a tu alrededor, te envío señales; trazo en tus paredes alas de siete colores.

Cuando estoy escribiendo, levanto los ojos hacia el retrato de Roland y veo

en la pared, en dirección a la puerta de la habitación, escrito en luz blanca, un punto y un guión, como los que utilizan los tipógrafos para señalar en un diálogo el cambio de interlocutor. Mucho más grueso, evidentemente.

¿Qué debo pensar de esa raya luminosa? No comprendo, explícamelo. Es un vínculo entre tú y yo, una señal idéntica a vuestras señales; trázalo

sobre el papel y lo reconocerás. C Cuando un escritor quiere indicar que va a hablar una persona, ¿no pone un guión y un punto? Yo te envío esta misma señal en dirección al cielo, porque tu conversación con el cielo no debe nunca interrumpirse.

¿Qué piensas de las experiencias espiritistas? Ya te he dicho que te las prohibía. No es ese tu camino; no debes buscar

ninguna prueba complementaria a las que yo te envío; no necesitamos médium entre tú y yo. Si yo he mojado tu pluma en la tinta del cielo, ¿por qué

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quieres ir a buscar otros instrumentos? Sigue dentro de los límites que te he trazado.

¿Qué piensas de esos seres? Voy a ocuparme de ellos; la luz se va a encender en su alma, reza por su

tristeza, que es mayor que su vida, y que los va a transportar como un cometa. Hacia media noche, he oído en la calle una voz que llamaba: Roland; he

escuchado; nadie caminaba, la calle estaba desierta.

Miércoles, 9 de junio de 1948.

Mamá, los recuerdos vuelven a ti tan vivos que parecen zarzas de espinas hacia las te sientes precipitada. Esos tornados de visiones en los que estoy como vivo en tu pensamiento, en los que me produzco intacto, tienen una significación: responden a necesidades del astral. Desgraciadamente, no puedo hacerte ninguna revelación a este respecto. Piensa, sin embargo, que las lágrimas son tan necesarias a tu alma como el agua a la planta. ¡Oh, misterio del sufrimiento! ¡Misterio de las lágrimas! Sin conocer su utilidad, vosotros las vertéis y ellas caen, una a una, quemando vuestros ojos. Las fuentes celestes no se secarán nunca, pues las lágrimas correrán siempre.

Viernes, 11 de junio de 1948.

Mamá, se eleva una estrellas. Cuando un faro ilumina un camino, vosotros os encamináis a través de las

sombras siguiendo sus rayos. Lo mismo ocurre con vuestras aperturas espirituales. Si poseéis en vuestra vida interior un hogar radiante, él proyecta ante vosotros claridades infinitas que sólo habéis de seguir.

Lunes, 14 de junio. 11 de la noche.

Mamá, desde hace varios días deseo hablarte de la diferencia entre la oración hecha en las iglesias y la oración en la propia casa. La iglesia es, en cierto sentido, una placa sonora que remite el eco de las oraciones.

Es curioso que no penséis nunca sino en vosotros mismos, y que a bastantes personas les guste decir: “Me agrada más rezar en mi casa.” ¿No podríais preguntaros de vez en cuando cuál es la voluntad divina?

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Hay varias razones para que la oración sea más eficaz en los lugares consagrados. La primera es que están bendecidos, y que la gracia llega a ellos con mayor facilidad. Dios está en las iglesias, y si vosotros no lo encontráis allí, es porque estáis distraídos. Si estuvierais realmente en afinidad con el cielo, sentiríais tal bienestar en la casa de Dios, que iríais a ella continuamente.

Encuentro odioso que separéis vuestra necesidad de rezar y la necesidad de ir a la casa de Dios. Los que están distraídos en las iglesias son aquellos que sólo son embriones de fe. El paraíso está tan lejos de ellos que ni siquiera pueden sentir la presencia de lo divino allí donde reside lo divino. Dios está en los lugares bendecidos. Por eso es bueno frecuentar las iglesias. Si en ellas no encontráis a Dios, echaos la culpa a vosotros mismos.

Miércoles, 16 de junio de 1948.

Mamá, el dolor es un vehículo celeste. Las almas que sufren son

instrumentos especialmente sintonizadas con las armonías del más allá. Si tu carne está herida, el menor roce te hace sufrir; en una palabra, estás en carne viva. Lo mismo ocurre con las almas desesperadas; se encuentran en un estado de receptividad especialmente propicio para los toques celestes. Tus lágrimas, tus melancolías, tus imaginaciones sin esperanza son en ti superficies deformadas por las que el cielo puede deslizarse más fácilmente.

Paciencia, mamá, duerme.

17 de junio de 1948. París.

Mamá, serían necesarias dos cosas. La primera es ésta: tienes que llegar a mí. Llegar a un desaparecido, es

esperarlo. Espérame en tu doble; cierra tu ser a todo lo que no venga del cielo; ciérrate en los grandes arcones de la paz interior, y permanece en oración al pie de la inmensa muralla que te separa del más allá.

Ésta es la segunda: la intensificación de tu imaginación. Trabaja para alcanzar escalones superiores, lo mismo que el pájaro salta de rama en rama para llegar a lo alto de un árbol. Sube una a una todas las alturas de tu yo; desde allí, me escucharás mucho más fácilmente y distinguirás mejor los sonidos que te envío. ¡Estoy tan ágil esta noche!

¡Pobre mamá! Me gustaría colocarte en la bóveda de un arco iris. ¡Oh, mamá! me gustaría que una estrella se duerma en tu corazón.

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Al pie del retrato de Roland, brillan dos estrellas, una blanca, otra de fuego.

Viernes, 18 de junio de 1948

Mamá, cada vez eres menos sensata. Me parece que tu doble se degrada en ti misma. Si continuas así, sólo quedarán de tu vida interior algunas gotas de rocío. El volumen de una bola de nieve que rueda desde hace tiempo va creciendo, pero cuando se deshiela, ¿qué queda de ella? Un chorreo de agua.

La espiritualidad es tan frágil como las mallas de un encaje. Es un tul. Ilusión ante la marea constante de lo vulgar. Sé suficientemente hábil para apartar los torrentes de barro que el exterior está siempre dispuesto a dirigir sobre las almas en oración. Paz en lo profundo de ti misma; el agua pura de las cumbres es la única que debe verterse sobre tu serenidad.

Viernes, 18 de junio de 1948.

Media noche. París.

Mamá, nos sostenemos con nuestras alas; las tuyas son las alas de tus pensamientos; las mías, mis vibraciones.

Escucha sólo tu canto interior, el que emerge en tu doble como el hervor de una fuente por los huecos de la arena.

El negro no es adecuado para la llamada de mi pensamiento; tus ojos están desconcertados; abandona esa experiencia; no supone ninguna prueba adicional.

Alguien me había pedido escribir sobre el negro. Roland, me piden que te haga esta pregunta: “¿Por qué me has hablado tan

poco de las Santísima Virgen?” San Luis reinó en Francia. ¿Es ésta una razón para que todos los franceses

lo hayan conocido? Aunque nosotros estamos en el Reino de Dios y de la Santísima Virgen, raramente accedemos a su luz; hay entre nosotros leyes muy complicadas.

Sábado, 19 de junio de 1948.

11 de la mañana. París.

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Cuando escribía ciertos pasajes de En sintonía con el Cielo, pensando en X..., la empuñadura de mi puerta comenzó a chirriar como si una mano se apoyara en ella para abrirla. El chirrido duró varios segundos; era lento y de aguda sonoridad; luego, algunos segundos después, se produjo en la cerradura un verdadero estallido; este ruido fue tan vivo que me hizo sobresaltar.

Sábado, 19 de junio de 1948.

11 de la mañana. París.

Mamá, me ha gustado mucho que mires al cielo con tanto detalle. Tu mirada se ha perdido, ahogada en el azul, el rosa, el blanco, el gris; esas bandas de colores han recorrido lentamente el espacio bajo tu mirada atenta, y tu espíritu ha sido arrebatado sobre las nubes fluidas de esos vapores coloreados. Tu cuerpo te ha parecido pesado, porque tu imaginación volaba en l o infinito.

Nuestro plano es como ese cielo que cierra vuestro horizonte. Evolucionamos en éter fluido y coloreado. Nuestra morada se parece a la bóveda celeste )Por qué mostráis tan poca admiración delante del cielo? Ese cielo más sorprendente que una océano, puesto que en su inmensidad las nubes se mueven como la mar, componen formas, concretan colores, construyen playas y montes; el día nace en él y en él muere, puesto que la sombra lo mata. Tantos símbolos que evolucionan a vuestro alcance, sin que nunca reflexionéis en el gran misterio contenido en ese semi-círculo que rodea vuestro planeta: cúpula de azul y noche.

Domingo, 20 de junio de 1948.

11 de la noche. Mamá, vuestro universo está salpicado de señales celestes; pero hay que

caminar de puntillas para no destruirlas; tan salvajes como las mariposas, se desvanecen cuando vuestros espíritus se hacen pesados para captarlas. Por el contrario, fluyen en torno a los corazones puros; este es el privilegio de los amigos del cielo.

El segundo plano comienza a vibrar en vosotros cuando os es dado saber tejer hilos entre las visiones exteriores y el más allá.

Un pétalo que cae, un pájaro que canta, una libélula que vuela, tantas figuras que deben servir para componer los arcos de vuestro paraíso interior.

Cuando estáis conectados a una onda divina, sabed distinguir los presagios, y las señales se precipitarán en vosotros como los insectos sobre la luz.

Domingo 20 de junio de 1948.

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Mamá, el polo de atracción de un torrente es el fondo del valle; el polo de atracción de una gota de agua es la tierra; todo lo que no tiene alas cae. ¡Tu alma se siente también atraída constantemente por lo de abajo! Para romper el equilibrio de esta ley física, hay que entrar en el campo de las leyes psíquicas, donde se dice que la gota de agua se remontará a su fuente, lo mismo que el alma se remontará hasta Dios. Vuestros deseos no deben saciarse en la tierra, sino por el contrario elevarse en lo infinito, para llegar a lo infinito o reino de Dios.

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Al escuchar esta tarde las mil voces de niños en la iglesia, has tenido la resonancia del primer plano o primer cielo que está por encima de la tierra. Yo he superado esas armonías. Mamá, es indispensable tener polos de atracción espirituales, por las almas, después de la muerte, se sienten atraídas por la ley de la gravitación, y así alcanzan sus evoluciones más perfectas.

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Alfombrad vuestros caminos futuros con señales espirituales y encontraréis así con mayor facilidad los caminos del cielo.

21 de junio de 1948.

11 de la noche.

Has mirado al cielo y te has llenado de cielo. Las luces de la bóveda celeste se han proyectado en tu mirada, y tu mirada en tu alma; entonces te has entregado al éxtasis como los pétalos de una flor al sol.

Si pudieras elevar el plano de un jardín hasta al nivel del azul, te encontrarías en mi plano...

La agonía del día en la noche es como el final de una vida. Los ojos se llenan de sombras hasta que el plano de los hombres se vuelve totalmente oscuro; entonces, de repente, se siente uno iluminado al otro lado de sí mismo, en el lado del alma. La muerte del día es lo que más se parece a la muerte humana.

El globo, al dar vueltas, entra por zonas oscuras. El ser humano, al morir, deja de dar vueltas en torno a una luz terrestre para ir a gravitar en torno a una luz celeste. Lo que retiene al alma es el cuerpo; es necesario por tanto que se despoje para elevarse hacia el polo divino. Quiero que comprendas: si la tierra es una necesidad para la oruga, si el aire es una necesidad para el vuelo de la mariposa, el encuentro de las ondas astrales es primordial para la vida del alma. Como un zahorí busca el agua con una varilla, el amigo de los ángeles debe tener antenas suficientemente sensibles para encontrar los fluidos

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celestes. Cuando ya no tenéis el peso de la carne, la fuerza centrípeta del más allá os atrae.

Lunes, 28 de junio de 1948. París.

Mamá, mis pensamientos van a fluir en tu cabeza; tu mano, tan ligera

como una pluma, va a correr sobre el papel. Como una araña, cuélgate en el hilo que voy a tejer en el interior de tu

propia alma. Te voy a hablar largamente de la importancia de tus pensamientos para tu doble. Piensa constantemente que se puede dar forma en uno mismo a ese segundo personaje, como se puede dar forma a una masa de nieve. Si la temperatura permanece helada, los copos no se derriten; lo mismo ocurre con la vida interior; seguirá fuerte en ti misma si no cambia tu calidad. Dios sólo invita a sus amigos cuando su alma está revestida de la elegancia del cielo.

¿Irías a ver a un rey con harapos? ¡Cuántas almas están con harapos! Todo pensamiento inferior deja harapientos en vuestro doble.

Podéis lanzar piedras contra las estrellas, las piedras vuelven a caer y las estrellas siguen indemnes, porque no están al alcance de vuestros golpes. Pero vuestro doble está en vosotros; vive al nivel de las piedras, de la tierra, de las espinas; por eso podéis hacerle sangrar, cubrirle de llagas. Un mal pensamiento penetra como un dardo en ese personaje invisible a vuestros ojos ciegos. Piensa por tanto continuamente en el nivel en que viven los ángeles.

¡Roland! Mamá, no llores, hoy es una gran día, he trazado para ti un semicírculo en

tu techo; tú estabas atrapada en esta línea de luz como en un arco iris.

JULIO 1948

Jueves, 11 de julio de 1948. París.

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Cada día tienes que librarte más de las influencias terrestres para llenarte de los favores del cielo. Ser “completo” desde el punto de vista del cielo, es ser sólo sensible a las vibraciones divinas.

Este estado es difícil de alcanzar fuera de los claustros y sin ascesis, porque todo ser atrapado por la existencia vive en sintonía con lo humano. La plataforma que está suspendida sobre el reino material es el trampolín más cercano del cielo; pero para llegar a este plano, hay que atravesar siete zonas de evoluciones interiores; hay siete porque la luz del sol está compuesta de siete colores. ¿Cómo no has pensado antes en este símbolo que evoca los siete cielos?

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Los que olvidan lo aprendido a través de su vida están heridos de “regresión”; el tiempo y los errores arrancan las plumas de sus alas, y terminan a ras del suelo. Tendrán que reconstruirse totalmente en otra vida.

Vuestra escala interior de Jacob está compuesta por siete escalones; con estas palabras te doy la explicación de tu sueño.

Yo subía una escalera colocada en el vacío, cuando, llegada a cierta

altura, me faltó un escalón, y tuve que volver a bajar. Roland estaba conmigo, y me pedía continuar. Pero ¿cómo habría podido hacerlo?

En la lejanía, vi la torre iluminada que tenía que alcanzar. Tu yo, para ser santo, debe experimentar siete metamorfosis.

Viernes, 2 de julio de 1948. Media noche.

¡Si yo estuviera contigo! Reflexiona. Mira el camino que has recorrido desde mi vuelo. Nuestra separación es sólo momentánea. Si se hubiera producido lo contrario, si tú te hubieras ido la primera, habríamos necesitado sin duda eternidades para reunirnos. Las leyes de Dios son rígidas, porque dirigen todo el conjunto astral; Dios no puede por tanto en modo alguno transigir en los principios. Si queda una paja en el acero, el acero se rompe; una sombra en la calidad de vibraciones de los cuerpos gloriosos, y se altera toda la luz del más allá. Por eso son necesarias las zonas de purificación. Tu crucifixión en la tierra abrevia tu prueba celeste.

¿Cómo no han reflexionado los hombres en el sentido simbólico de los campos de concentración? Esos parques de miseria y de tortura eran el “duplicado” de esas regiones oscuras que se llaman infierno. El suplicio del

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hambre, la prueba del fuego, del látigo, del frío, de la enfermedad, se corresponden con las siete pruebas a las que aluden los textos...

Los pecadores morirán una segunda vez después de su muerte y resucitarán una segunda vez si no son precipitados en el infierno cerrado. Porque hay dos infiernos: el eterno y el pasajero, llamado purgatorio. Amaos los unos a los otros; el amor puede salvaros.

Sábado, 3 de julio. Mañana.

Una mirada malintencionada sobre un objeto o sobre un ser le quita su magnetismo.

Sábado, 3 de julio. 11 de la noche.

París.

Mamá, hilos de araña atraviesan mi cielo; mi cielo está tamizado de haces luminosos; todo se trasmite, todo susurra; haces fosforescentes irrumpen en el éter.

Estoy unido a ti a través de tu espíritu; tus pensamientos son regalos que vuelan hasta mí y se enroscan en torno a mi corazón. Sé fiel a mi recuerdo; morirás unida a mi memoria como la hiedra a un tronco.

Soy tu columna espiritual. Cuando tu fervor llegue a mi plano, tu envoltura mortal perecerá y entrarás en tu cuerpo glorioso. Ese cuerpo glorioso es el que hay que construir día a día, etapa por etapa, punto por punto, como se borda una tapicería. Utiliza las mejores madejas de tu alma, para que los colores de tu túnica celeste te abran las puertas del reino adonde yo he llegado.

Martes, 6 de julio de 1948. 11 de la noche.

Mamá, los ecos del más allá resuenan en vosotros si estáis situados

exactamente de cara al cielo. Por eso tienen tanta importancia los caminos que tomáis. La orientación celeste es una ciencia que debería ser conocida por los hombres; ella tiene reglas fijas, pero vosotros las ignoráis todas. Dedícate a avanzar en su conocimiento.

Miércoles, 7 de julio de 1948.

París. Mamá, los encuentros celestes deberían ser más respetados que los

humanos; tú sin embargo muestras más puntualidad para acudir a las llamadas

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de los hombres que a las llamadas de los ángeles. Estos desajustes en vuestra envoltura invisible no reafirman lo suficiente vuestras certezas para seduciros hasta la renuncia. Lo divino zumba tan débilmente en vuestros oídos que no consigue ahogar los tumultos exteriores.

No trates ni de dirigir ni de conducir los acontecimientos, pues vives en las parihuelas de tu destino sobrenatural, y es un ángel el que las riendas de tu existencia.

Si Dios te llama, puedes morir en el mismo instante.

Jueves, 8 de julio de 1948. París.

Mamá, no es nada extraño que pienses menos en el aniversario de mi vida

terrestre que en el aniversario de mi vida celeste. Mañana, 9 de julio, tendría diecisiete años... Hace dos años y dos meses que te dejé; esta cifra jamás se repetirá. Si estuvieras más informada en la ciencia de los números, te explicaría muchas cosas a este respecto.

Viernes, 9 de julio de 1948.

París.

Mamá, hace diecisiete años, traías al mundo a un niño que creías tuyo y que en realidad pertenecía a Dios. En torno a un nacimiento, desfila todo el cortejo de los instintos, y los peores son muchas veces los más fuertes. El instinto de posesión domina todos los demás. El hijo es una algo suyo. El egoísmo reina como un amo en torno a él; crece el instinto de autoridad. El “tengo razón” de los padres es odioso; el orgullo crece también de forma desmesurada en las relaciones entre padres e hijos: “a su edad, yo sabía más que él”... Finalmente, el hijo satisface el instinto de inmortalidad terrestre de los hombres: “Mi nombre no se extinguirá, mi sangre no morirá, me perpetuaré para siempre a través de mi descendencia.” Muchos apetitos terrestres saciados. “Carne de mi carne”, dice los padres, cuando tendrían que decir “espíritu de mi espíritu”. El instinto maternal se ha degradado. Mira a la Virgen; ella entregó a su hijo para salvar al mundo. María no tuvo ningún instinto de propiedad sobre su hijo.

Domingo, 11 de julio de 1948.

11 de la noche.

Mamá, los días pasan, y la distancia entre nosotros es “cronometrable” de acuerdo con el tiempo que no separa. La vida de un hombre es como la de una

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concha: vive vinculada a la tierra; mientras que la supervivencia atraviesa planos Co cielos. Los siete cielos de la Escritura son una verdad en la que debes creer.

Si, en vuestras vidas humanas, el tiempo es uniforme, para nosotros es una ascensión comparable al vuelo de una mariposa hacia las cumbres. Nuestros paisajes cambian. ¡Oh suavidad de las elevaciones celestes! El tiempo nos lleva como el aire lleva a una pluma; el tiempo corre como un río, y yo me alejo de ti tan deprisa como el agua que corre. Cada minuto que pasa es una distancia superada.

Piensa continuamente en la dicha del más allá, para que podamos reunirnos otra vez a través de la eternidad. ¡Que tus iluminaciones y tus éxtasis te lleven lejos de lo creado! Como el viento arranca el polen de las flores, que la oración te arranque totalmente del suelo y te lleve al borde del reino de los ángeles.

Mismo día

Ha sucedido un acontecimiento en la vida de X...; este acontecimiento me

había sido anunciado por Roland, pero como no se produjo en la fecha que yo había supuesto, había creído que Roland se había equivocado en su predicción. Hoy estoy confundida de alegría y de vergüenza.

Jueves, 15 de julio de 1948. Media noche.

París.

Mamá, cuenta los días que no has venido a escucharme y baja los ojos. Deberías estar avergonzada...

Mamá, tu hijo vive. Pareces dar menos importancia a mi supervivencia que a mi existencia humana. Si prestas menos atención a lo sobrenatural, despueblas tu invisible, caminas hacia atrás. Faltar a una cita del cielo es grave; muéstrate menos desengañada cuando se trata de Dios. Abre tus ojos al cielo, al cielo del que llevas en ti un reflejo y que sólo alcanzarás cuando mueras. Tu muerte es segura. ¿Por qué lamentarte tanto de algo que sucederá? Las horas que hay que vivir son los golpes de remo que hay que dar en el tiempo; cuida de no fallar ninguno, si no irás a la deriva y la meta estará más lejos.

Húndete en el trabajo loco de tu perfeccionamiento interior. Pon flores en tu doble como pones flores en mis retratos; lleva dentro de ti ramos radiantes, ramos de felicidad, canastillos de éxtasis. Ama a Dios, aprende a venerar a la Virgen; mamá, ella es mi madre eterna, es dulce como el alba, es como el día

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que despide a la noche, y las tinieblas se echan atrás cuando ella pasa. Duérmete con la sensación de la supervivencia unida a tu vida.

Viernes, 16 de julio de 1948.

Nueve y media.

Mamá, escúchame como a un muchacho; mamá, tu hijo ha dejado atrás todas las auroras, todos los crepúsculos del eterno. Entre el alba y la noche, está la luz; esto debe hacerte comprender el símbolo de la Santa Trinidad: tres elementos en un todo, con la eternidad como perpetuo comenzar.

La muerte de la luz es en todos los sentidos el símbolo de la muerte del hombre.

La desaparición de la luz debe sumir al hombre en el sueño que es una muerte artificial; la luz debe despertarlo como la luz celeste despertará al difunto. Esa agonía del día en la sombra es una réplica de lo que sentimos en el momento de la muerte. La tierra se convierte en tinieblas; ya no distinguimos lo creado, pasamos luego por una región tenebrosa comparable a la noche. Somos llevados por el espacio como nubes en la sombra de una noche oscura, después el alba celeste se eleva por fin para nosotros; pero todavía estamos lejos de Dios, tan lejos como el sol de la tierra. Sentimos el calor divino, pero no podemos mirar la luz cara a cara; estamos sólo en el reino de los ángeles. ¡Dichosos los que por sus virtudes han podido escapar del reino doloroso, porque la ascensión a la vida sobrenatural comienza para ellos y los siete cielos se superponen delante de sus ojos!

En este viaje, sólo tenemos para sostenernos lo que nos aporta nuestro doble. En este segundo personaje que nace de nuestras cenizas, entramos cuando morimos; nunca te recomendaré lo suficiente trabajar en perfeccionarlo.

¡Que todo el amor que Dios ha puesto en ti sirva para hacer prosperar al huésped invisible! Fortifica, en la serenidad y el éxtasis su vida misteriosa.

Sábado, 17 de julio de 1948.

11 de la noche.

Mamá, vuestra fe es como la prolongación de vosotros mismos; a veces, sube tan arriba que se funde con los primeros planos del cielo. Estas escapadas rápidas llegan a nuestros jardines.

Háblame de las apariciones. Las apariciones tienen su importancia, porque demuestran que Dios ha

rasgado la cortina opaca que impedía al hombre ver. Lo creado es una

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muralla; al otro lado, está nuestro reino. Si Dios lo permite, el muro cae; y os encontráis no en el cielo, sino cara a cara con vuestro propio cielo.

Me explico; si la Virgen de la Salette lleva una cofia, es porque Mélanie se imaginaba a la Virgen así engalanada; lo que equivale a decir que, cuando Dios se entrega a vosotros, lo hace a vuestra medida. Medita en esta ley del equilibrio, porque nadie puede engañar a la balanza del cielo; con tu peso psíquico es con el que aquí te presentarás.

...........................................................................................................................

¿Qué debo responder a esa joven amiga? No debe atormentarse; su camino le vendrá impuesto. Llegará un día en

que no pueda obrar de otra manera... Un ser que duda es un ser que no tiene en sí suficiente sol para hacer que madure su propio camino. El corazón, como la naturaleza, tiene sus floraciones; sólo con el calor interior se produce la madurez. Paciencia para ella, todo se prepara.

Roland, ¿ves algo para mí? Los preliminares de la muerte deben dedicarse a la paz y al trabajo;

purifica sin descanso tu doble. Tus meditaciones son perfectamente válidas. Tu idea de tribulación no me desagrada: ella destruirá tu comodidad.

Jueves, 22 de julio de 1948.

Mamá, la línea de continuidad entre el cielo y la tierra jamás debe

interrumpirse. Imagínate caminando por un camino largo, recto, llano. ¿Qué dirías si este camino estuviera cortado continuamente por torrentes impetuosos? Lo exterior es la ola que corta los caminos que llevan a Dios. Todo lo que no es de origen puro divide al alma. Tu fe debe ser en ti un bloque sin fisuras.

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Ese religioso te ha dicho: “Hay tres hipótesis para identificar el origen de sus comunicaciones: la primera se relaciona con la teoría del subconsciente; de acuerdo con la segunda, usted interpreta la inspiración del Roland; según la tercera, es el mismo Roland el que se expresa.” ¡Que los hombres reflexionen! ¿Cómo pueden ellos decir el plano en que se hunden las raíces de la inspiración? ¿Es ésta algo que vosotros recibís, o bien vive en vuestro doble, es decir en un segundo ser que os es completamente extraño y que es ese huésped misterioso cuya voluntad está con tanta frecuencia en desacuerdo con vuestras propias intenciones? ¿No recibes directrices contrarias a tus deseos? Conclusión: yo conduzco tu pensamiento y tus actos al margen de ti

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Mamá querida, tu espíritu está tan completamente impregnado de mis fluidos que, en el mismo momento en que dejas de ser presa de lo creado, nuestras electricidades se combinan.

Los incrédulos no explican nada puesto que evocan un estado de subconsciencia, sin llegar por otra parte a definir lo que es el subconsciente.

En realidad, el problema se plantea así: vosotros lleváis sobre vuestras espaldas dos cabezas: la visible y la invisible. ¿Quién alimenta este segundo espíritu? ¿De dónde saca su materia gris? ¿De qué fuente se abastece? ¿Se encuentra ésta en las brumas terrestres o en las claridades del mundo sobrenatural? El hombre que evoluciona en función de la materia, no supera la materia. Mientras, vuestra segunda cabeza sólo vibra y se impresiona bajo el influjo de lo divino.

¡Oh, maravilloso regalo de Dios! Vuestra frente invisible se baña ya en la ciudad eterna.

Domingo, 25 de julio de 1948.

Mamá, el otro mundo... el que vosotros no veis... el mundo impensable...

Ese cielo del que cada uno se hace una idea de acuerdo con su imaginación... Tu cielo no es el de tu vecino; el cielo del católico no es el del mahometano

ni el del israelita o el del protestante. Sin embargo, todos estáis dominados por el mismo más allá. Si perdieseis realmente la costumbre de ver sólo el aspecto material del universo, llegaríais a la visión beatífica, pero estáis ciegos y vuestros espíritus se enfrentan a las formas, sólo veis los moldes sin llegar jamás hasta los símbolos.

El cielo tiene etapas, escalones, dimensiones; bajo tu piel hay sangre, habría que despellejar tus pensamientos para que brotase de ellos la savia divina. Vuestras imaginaciones también tienen moldes y vuestro cielo está siempre impregnado de tierra. Haz una incisión en tus sensaciones; llegarás entonces a la médula de tu substancia pensante.

Martes, 27 de julio de 1948.

Mamá, las estrellas se estremecen en el cielo, y todo el cielo centellea. El espectáculo de una noche de verano está lleno de símbolos. Pero sería necesario desprenderte de tus conocimientos astronómicos para ir directamente al símbolo. El cielo forma por encima de vosotros un círculo punteado de astros luminosos; estáis atrapados en ese círculo de infinito, y el infinito se ofrece a vosotros con todo su principio de eternidad sin que vosotros tratéis de pensar en este impensable.

Roland, ángel mío, no te comprendo, sé más claro.

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Mamá, reflexiona, trata de ir más allá de tus límites y reanudaremos más tarde esta conversación. Lo impensable para un ser limitado por sus cinco sentidos se convierte en pensable para los que hacen uso de su sexto sentido.

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Mamá, el cielo se recorta en ti... La pena te mantiene en sus nudos corredizos y por momentos las cuerdas

aprietan tan fuerte tu corazón que querrías escapar; es entonces cuando la mano de Dios tira aún más fuerte. Encadenada a tus lágrimas, encadenada a mi recuerdo, soportas sufrimientos sobrehumanos, pero piensa en María cuando vio a su hijo morir. Todos los dolores del mundo fueron vividos por la familia divina. ¿Por qué queréis ser más dichosos que vuestro Dios y que la Reina eterna?

¿Cómo estás Roland? Estoy envuelto en felicidad; estoy aquí en tu doble como las vibraciones

sonoras en el fondo de una concha. Duerme, estoy muy ocupado.

28 de julio de 1948

Están los que arrancan las malas hierbas con instrumentos, y los que descifran los caminos de la perfección con sus lágrimas. Tú, mamá, es con el sudor de tu alma como ganarás el pan de los ángeles. Dios distribuye a cada uno su maná santo; para algunos, el lote es el dolor. Acepta.

Jueves, 29 de julio de 1948.

Es necesario que os alejéis del suelo; es necesario que os alejéis del barro;

es necesario que os alejéis del tronco; es necesario romper todas las amarras. Así aliviados del vuestro peso corporal, comenzad a volar hacia Dios. Pero este vuelo debe partir de la tierra; los que no lo hayan intentado durante su vida humana, seguirán encontrando la tierra en los cielos.

Jueves, 29 por la noche.

No siempre es fácil librarse de una ola de pensamientos ligados a la materia. estaba en una mala noche, una noche en la que lo creado causaba estragos en mí, cuando de repente una bocanada de perfume se extendió por mi habitación, e, instantáneamente, las realidades del mundo torturado se disiparon, como ahuyentadas por una mano invisible.

29 de julio de 1948.

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En el retrato de Roland, entre el cristal y la foto, en el ángulo izquierdo, abajo, encuentro dos gotas de agua. ¿Cómo han podido filtrarse en este cuadro?

Momentos después, voy a sentarme en el ángulo izquierdo del salón; llega una amiga; le comento la extraña aparición de esta agua; en el mismo momento, resuena a mi lado un grito desgarrador. No era ni el runrún de una paloma ni el ulular de la lechuza, sino como un largo lamento triste.

Roland, dime, ¿qué grito era ese? Piensa cada vez más que algunos pájaros pueden ser captados en corrientes

que nos es posible dirigir... Recuerda esta fecha; ese grito es precursor de un acontecimiento gigantesco

que se prepara; prepárate.

Sábado, 31 de julio de 1948.

Mamá, ya es hora de que te recuperes; es hora de que entres en ti misma; cierra todas tus ventanas a lo exterior. Las conversaciones en este campo espiritual raramente son fructuosas; no se trata de mirar fuera de uno, sino dentro de sí mismo.

El cultivo de tu yo es importante, no por ti, sino por la cantidad de energía que gastas para alcanzar una cierta evolución; porque toda evolución crea en el mundo invisible una plataforma o un escalón sobre el que pueden levantarse otros.

Lo mismo que hay pioneros en la tierra, así también en lo invisible; su misión consiste en descifrar las corrientes o, más exactamente, en captar los impulsos de ondas que parten de los planetas celestes y que irrumpen en el éter. Tu alma debe ser tan sensible como la aguja de un manómetro. Para llegar a esta perfección, como ya te he dicho, tienes que trabajar continuamente en purificar tu doble, es decir la parte de ti misma que se comunica con los planos superiores.

Sin que nunca lo sepas, puedes emitir ondas que penetrarán en la tierra fértil de las inteligencias en alerta.

Lo que te revelo es tan exacto que tú puedes controlarlo; una idea nace cientos de horas antes del momento en que se concreta. No se estila esta frase, que lo explica todo: “¿La idea está en el aire?”

AGOSTO 1948

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Lunes, 2 de agosto de 1948.

Si quisieras estudiar la biología, descubrirías que todos los principios de la

vida psíquica se encuentran en la vida de los cuerpos organizados. Para comprender las leyes psíquicas, sólo tienes que aplicar las leyes que gobiernan los minerales; en física y química, existen fenómenos análogos a los que se producen en la energía de las almas; llegará el tiempo en que se demuestre la verdad de mis palabras.

Trabaja, trabaja continuamente, y tendrás un día la clave de los ritos interiores; te serán desvelados la existencia y los misterios de tu segundo personaje.

En la tierra, los ignorantes no son admitidos a escuchar a los elegidos. Dios sólo puede dejar entrar en su reino a aquellos suya alma esté abierta.

Mira en torno a ti. El mundo vegetal crea exigencias insuperables. ¿Por qué una virtud iba a ser menos difícil de cultivar que un arpente4 de viña? En los viñedos, el hombre es el esclavo de la planta. Su inteligencia, sus gestos, todo en él se pone al servicio de la evolución material. Pobres ciegos que sólo tenéis ojos para lo creado, dejad de vez en cuando de dedicar todos vuestros cuidados a los regalos de la tierra. No estéis continuamente ocupados en modelar estatuas de piedra, de greda o de arcilla, pues están también vuestras estatuas interiores. Si la materia se modela con instrumentos, el alma se modela con el pensamiento.

¡Oh, sutil reino, invisible como la nada, impalpable como el aire! Ámbito sin gráfico aparente, pero en el que las curvas ascendentes y descendentes se establecen en el cielo.

Sed conscientes de vuestras responsabilidades interiores y dirigid la ruta de vuestros pensamientos como se dirige el ritmo de una cosecha. Vuestras cosechas están todas en el más allá; cultivad vuestro doble, espiga por espiga, grano a grano, pues vuestras comidas de trigo están todas en la mesa de Dios.

Ha ocurrido algo extraordinario. Por primera vez, después de la muerte de

mi hijo, he olvidado hacer decir una misa en su memoria el 2 del mes. ¿Es ésta la razón por la que tantas señales se han desencadenado en torno a mí: dos gotas de agua se habían infiltrado detrás del cristal del retrato de Roland, la queja del pájaro invisible? El día 3, al darme cuenta de mi olvido, corrí a la misa y fui a rezar en la capilla de Roland. Al intentar encender una vela, intenté encender cerillas; unas después de otras, se apagaron; el azufre

4. Arpente: medida agraria francesa entre 42 y 51 áreas (NdT).

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saltaba sobre mis manos, se colaba a mis uñas y me quemaba; luego, la vela accedió a encenderse, pero se apagó enseguida.

Fue entonces cuando esta tenaz mala voluntad de la materia acabó impresionándome.

Martes, 3 de agosto de 1948.

Mamá, en estos momentos, tu comportamiento interior es exactamente el

que necesito para que poder comunicarme fácilmente contigo. Tu estado responde al de voluntad muerta, tu espíritu está en paz; me es muy fácil hablarte. Escúchame bien: vosotros tenéis que tener en vosotros puntos culminantes, cumbres; estas cumbres raramente podéis alcanzarlas solos.

Necesitáis la ayuda de Dios. Esta es la razón de que la comunión sea una gran ayuda, ella os eleva a lo más alto de vosotros mismos.

Cuando habéis llegado a alturas desérticas, es decir cuando sólo sois un alma, lo celeste se derrama en vosotros, y estáis un momento envueltos en vibraciones “afinantes”. Pero sólo experimentáis el deseo de elevaros así, si os sentís llamados, invitados; es entonces cuando acumuláis en vosotros la fuerza necesaria para escalar toda la rocalla que os separa de las cimas vislumbradas. El contacto con la hostia es el golpe alado que os proyecta más allá del concierto. Minuto sagrado que os atrae al infinito. Saborea esas misas matinales de la semana, esas misas humildes, porque son como navecillas.

Jueves, 5 de agosto de 1948. Mañana.

Mamá, busca tus puntos de partida espirituales no en “lo pensado”, sino en

ti misma. Bebe el agua de la fuente en la misma fuente. Si te sientes seca, es que tu vida no está de acuerdo con las fecundaciones del más allá.

Las leyes que os ponen en las corrientes nutritivas son difíciles de descubrir. Vuestra alma vive a la buena de Dios sin saber exactamente lo que es o no saludable. Todo repercute en ella: el clima, los rayos solares, las cosas miradas, oídas, vistas. Estas resonancias atraviesan vuestros canales psíquicos y dan coloraciones a vuestra alma. Vuestra fertilidad espiritual se parece mucho a la de las plantas. Piensa que la viña es fecundada por el polen de las flores vecinas, incluso cuando son de sazones y variedades distintas. En ciertos casos, la viña moriría si el viento cargado de este polvo de oro no engendrase la vida en sus órganos.

Traslada este ejemplo al plano espiritual: existen cerebros que emiten ideas, cadenas de pensamiento parecidas al polen circulan por el aire, siempre dispuestas a fijarse, pero que sólo proliferan de verdad en los cerebros

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dotados de pistilos psíquicos; de aquí la importancia de estar siempre en estado de fecundación espiritual.

La corteza de vuestra alma debe ir reduciéndose a medida que os acercáis a la muerte, y todas vuestras imperfecciones deben caer de vosotros como la viña sufre sus caídas de hojas.

Viernes, 6 de agosto de 1948.

Me siento despertada a la fuerza y obligada a tomar un lápiz para escribir

esto. Mamá, un pájaro, inmenso y solitario, planea sobre ti: él es la cima.

7 de agosto de 1948.

Lucha, lucha incesante del hombre para combatir los mil males que se muestran crueles en torno a la pureza.

Un viticultor es una especie de ángel de la guardia en torno a su viña. Para salvar la pureza de sus racimos, tiene que llevar a cabo una batalla incesante, porque el grano intacto es una presa, un blanco para la corrupción; el hombre tiene que hacer fracasar todas las añagazas de la naturaleza para salvar el fruto. La tierra, el tiempo, el agua, el sol, lo abstracto, lo concreto, todo es motivo de decisión para bien o para mal de la vendimia. Un rayo de sol sobre la planta puede madurarla o matarla, una gota de agua quitarle la sed o pudrirla.

Se trata por tanto de equilibrar, de armonizar las formas que Dios pone en el universo.

En su vida interior, también el hombre posee también una cantidad de dones; en él está el vigilar por la abundancia de sus cosechas.

Martes, 10 de agosto de 1948. Noche.

Mamá, ya ves que es menos fácil oírme si dejas de venir a escucharme

cada día. Cuando pones harina en un cedazo, hay que agitarlo largo tiempo para que

una pequeña nube lo atraviese. Lo mismo ocurre entre nosotros dos, es necesario que haya en ti muchos éxtasis para que me sea posible pasar a través del filtro. Sígueme paso a paso en mi vida astral, como me seguías paso a paso cuando aprendí a caminar...

Roland, ¿qué puedo hacer? Cada día siento más pena. ¡Tu pena limpia muchos caminos descuidados!

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Cuanto más avances en tu vida profunda, más te identificarás con el estado de vacío, que es la condición necesaria para llegar a las zonas puras.

Sé muy consciente, prepara tu vestido para el más allá... Te quiero, mamá.

Sin fecha.

Mamá, que el cielo se vuelque en ti como se vuelca una barca demasiado cargada de flores, y tu alma quedará sembrada de pétalos celestes.

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La sombra sólo es sombra para las endrinas que no la ven en la noche; los ojos limpios no pueden mirar el sol de frente. Hacen falta miles de vidas para llegar a contemplar la luz divina. Construye por planos tu vida interior.

Roland, explícate. Sobre cada plano o terraza espiritual, debe apoyarse en sólidos cimientos.

Lo más difícil es apoyarlos al margen de los principios normales, porque en este caso os encontraréis de pronto sin punto de referencia.

Construcciones sin materiales, construcciones invisibles, construcciones imaginarias... ¿Cuáles son las dimensiones celestes? Pobres ignorantes que no sabéis distinguir en las leyes sagradas las indicaciones que se os dan.

Saber guardar su rebaño es una clavija en el carro astral. Deshazte del mal...

Sábado, 14 de agosto de 1948. Kérestat.

Esta mañana me ha despertado una mariposa. Mamá, qué contento estoy de poder por fin reunirme contigo en el silencio

y en la paz de la naturaleza. Nos resulta siempre un poco difícil aterrizar en medio del tumulto. No encuentras mariposas en las calles...

Cuánta pena para nosotros volver a encontrar la materia, puesto que contiene en sí todas nuestras servidumbres pasadas. Piensa que los alimentos del más allá son vibraciones astrales y que nuestra agilidad sobrenatural procede de estos alimentos imponderables.

Domingo, 15 de agosto de 1948. Kérestat.

Te he visto en la misa. Has logrado hacer realidad el estado de aislamiento

en medio de la masa; a pesar del ruido, has podido alcanzar la última

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elevación espiritual; has sabido perderte en el vacío abstrayéndote del tiempo. El tiempo ya no existía para ti, pues no pudiste darte cuenta si permaneciste así un minuto o una hora. Por primera vez, has conseguido abolir la noción del tiempo.

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Te quedan por descubrir una serie de nuevas evoluciones; pero no estás aún suficientemente preparada para que yo pueda enviártelas; tu oído no es suficientemente fino. Hay que saber descubrir el punto concreto en que nuestras vibraciones pueden tener eco en vosotros. Tu gran malestar procede de la mala gestión de tus bienes interiores. Paciencia, mamá... Imagina cuanto sol hace falta para madurar un fruto, a veces incluso pasan las estaciones sin que se pueda lograr la perfección. Lentamente, con calma, sigue siempre los caminos solitarios; tú te escuchas mejor en el silencio, porque las armonías puras se acercan más a tu alma.

Hay que saber romper en uno mismo la materia con la misma facilidad con que se puede romper un vaso; sólo después de este acto destructivo podéis penetrar en vuestro doble.

La construcción de esta frase está calcada realmente de mi pensamiento,

que sólo he tenido que leerla. Las leyes que gobiernan la biología están en la base de toda comprensión

psíquica evolutiva.

Lunes, 16 de agosto de 1948, Mañana. Kérestat.

Mamá, tienes que encontrar en lo creado el símbolo de las evoluciones sobrenaturales: un color, el agua, el comienzo del día, la desaparición de la luz contienen en sí mismos la síntesis de los siete cielos.

Lunes, 16 de agosto de 1948. Kérestat.

Mamá, hoy me he ocupado mucho de ti y esta noche vengo sólo a decirte

que te quiero. Acaricio tu alma; duerme, mamá, pasaré por tu sueño.

Martes, 17 de agosto de 1948. Kérestat.

Mamá, existe una radio-actividad espiritual, como existe una radio-actividad biológica.

¿En qué consiste esa radio-actividad?

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La excitación de vuestras fosforescencias interiores puede multiplicarse en contacto con ciertas radiaciones. El agua es conductora de radio psíquica. Toda la naturaleza puede vitalizar vuestras almas. ¿Qué hay más irresistible para el mental que el espectáculo de los elementos? En menor medida, ¿las hermosas noches estivales no provocan vuestros delirios psíquicos? Claros de luna, noches de estrellas: inspiradores de confusas emociones.

Escúchame bien: si te pongo estos ejemplos es únicamente para demostrarte la realidad de lo que te digo. Al nivel de vuestros cinco sentidos, no podéis negar la influencia exterior, porque os es posible controlarla. Te lo suplico, mamá, supera ese plano, ven hacia las cumbres, vive en armonía con tu sexto sentido, y afluirán a ti todas las revelaciones de la segunda dimensión. Una brizna de hierba, un rayo de estrella, un reflejo de sol sobre una rosa incorporarán sobre tu doble ondas celestes. Créeme, mamá, la radio-actividad psíquica tiene leyes tan concretas como la radio-actividad química; pero para captar estos elementos todo vuestro ser debe vivir según el cielo.

Busca perdidamente, busca como una loca. Medita hasta el infinito, olvida la noción del tiempo, y piérdete en lo impensable no pensando; esos flash de entumecimiento te elevarán hasta el astral.

Miércoles, 18 de agosto de 1948. Kérestat Mamá, hoy me he ocupado

mucho de ti, y esta noche me acerco a tu corazón sólo para decirte que te quiero. Acaricio tu alma, duerme mamá, vendré en tu sueño.

Una nube que avanza, una flor que crece, el perfume de la tierra que asciende del suelo: tres movimientos mudos. El éxtasis que prorrumpe es también un tumulto silencioso. Tu doble está lleno de locas carreras, también insonoras, lo mismo que el azul que camina por el cielo.

La naturaleza es doble: primeramente, es materia, una flor es materia; en segundo lugar, es una entidad relacionada con leyes universales; es símbolo, es una metamorfosis. Le dais su verdadero sentido cuando descubrís su heterogeneidad.

En ese momento, habéis adquirido la segunda visión, entráis en el más allá de la vida.

20 de agosto de 1948. Kérestat.

Mamá, ven deprisa, tengo que explicarte varias cosas. Escúchame, es muy

importante: tienes que saber que los hechos están en gestación en el hombre mucho antes de aparecer. Si se pudiera desnudar vuestro campo interior, os daríais cuenta de que, desde vuestro nacimiento, toda vuestra vida dormita en vosotros, y de que el tiempo sólo sirve para hacer crecer vuestras raíces.

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La libertad del hombre es limitada. Un asesino sigue siendo muchas veces un asesino, aunque sea sometido a los peores castigos. Esto significa que, en el primer plano, poco os podéis perfeccionar. Sólo en el segundo plano comienzan las metamorfosis.

Desde que entráis en el resplandor divino, os es posible trabajar vuestro yo y desterrar las malas hierbas. Pero esto ya es ritmo de la segunda dimensión, una concordancia relacionada. Lo esencial, para vosotros, es acelerar vuestras facultades ascensionales.

Viernes, 20 de agosto de 1948. Kérestat.

Mamá, ¿qué es el estado de gracia? El estado de gracia apenas se puede definir porque se adapta a la calidad de

cada ser. En realidad, si se quisiera explicar realmente, sería necesario el andamiaje de siete planos, lo mismo que el arco iris tiene siete colores; su octavo círculo es el blanco, es decir el vacío; pero este último escalón sólo puede alcanzarse por la ascesis.

La oración es el mejor vehículo para acceder a ese torbellino negativo. ¿Qué es la oración? Un ejercicio de desarraigo de “sí!. Monotonía de sonidos que adormecen la personalidad; innumerables palabras que deben formar en torno a vosotros como hileras de pétalos; camino místico para plegarse en su propio cáliz.

¡Oh, maravillosa invocación de las letanías de la Virgen! Torre de marfil... Puerta del cielo... Estrella de la mañana.

Sábado, 21 de agosto de 1948. Kérestat.

Mamá, no te canses de dar vueltas en torno al plan de los ángeles. Nuestros caminos de seguimiento están bien guardados, pero a veces se puede descubrir un resquicio en la muralla.

Mi cielo es secreto, mi cielo está cerrado; sin embargo tú te pones en contacto. No dudes nunca; la prueba está en la incredulidad de otros que tratan de demostrar la imposibilidad de nuestra comunicación... ¿Dónde están tus pruebas?

Pobre mamá, aislada en sus meditaciones como un hombre perdido en el desierto.

Pasa de todo y de todos, y avanza en paz hacia el reino de los imponderables; avanza, sin más certeza que tu fe. Mamá, te abrazo entre mis alas, deja de tiritar.

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Lunes, 23 de agosto de 1948. Kérestat.

Por fin has comprendido... Aquí, tengo que explicar que fui despertada por un extraño estallido en mi

ventana, después por otro. Me sentí impresionada, y no pude dejar de preguntarme si todos aquellos ruidos significaban algo; comencé a desear un tercero. Con gran extrañeza por mi parte, fue bajo mi cabeza, en mi almohada, donde se produjo; unos momentos después, fue el florero de cristal colocado delante del retrato de Roland el que se puso a tañer; nunca había oído tintinear al cristal. Durante cuatro días sin interrupción, en el mismo florero, a la misma hora, se produjo el mismo tintineo.

Mamá, tengo muchas cosas que decirte esta mañana. Todo va a cambiar

para ti; lo que seguía una determinada trayectoria respecto a ti se bifurca; las ondas se arremolinan; se tejen como hilos de araña en trono a tu alma; te vas a ver envuelta en fluidos nuevos.

Espera, estoy loco de alegría por ti, por tu bien; se encienden hogueras y pronto te alcanzará el humo que sale de las llamas.

Mamá, mi mamá, qué bien estaremos... Desengánchate de los anzuelos terrestres. Hay tanta agitación en torno a

vosotros, en vuestros momentos de vida estática; el grano de vuestro futuro crece mejor en la sombra del silencio. Vuestras capacidades sólo nacen en la paz, y vuestros capullos sólo afloran a la superficie de vosotros mismos en el aislamiento. Permanece en paz en la paz. Gracias, mamá, por haber venido cuando te llamaba.

Martes, 24 de agosto de 1948. Kérestat.

Por segunda vez, a las nueve y cuarto, la misma hora que ayer, se produce

un tintineo en el florero colocado delante del retrato de Roland. Mamá, tienes que considerarme como un ángel de la guarda encargado por

Dios de llevarte por el camino purificador. La recompensa que Dios te envía por todas tus lágrimas es esta ayuda que te ofrezco. Tengo la misión de iluminarte y de hacerte pasar por los ciclos de la santificación.

Al igual que hay siete colores en la unidad-luz, así también hay siete círculos que superar; esas tribulaciones son necesarias. Voy a ponerte un ejemplo: ¿se te ocurriría invitar a un niño a contemplar un espectáculo de elevada cultura? Dios puede sin embargo invitar a su mesa a recién nacidos. Tienes que seguir tus cursos lo mismo que un alumno. Da gracias al Altísimo

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por haberte dado el gusto por instruirte antes de tu muerte. Cada paso dado en la tierra es un paso menos en el otro plano. Ánimo, mamá.

Hay dos maneras de acercarse a Dios: a través del amor al prójimo o a través de la contemplación. A cada uno su elección. Pero para alcanzar el fin, tenéis que consumiros hasta haceros ceniza...

Miércoles, 25 de agosto de 1948. Kérestat.

Este día me había despertado más tarde de lo habitual y estaba

desayunando cuando, de repente, comenzó el tintineo diario en el florero colocado delante del retrato de Roland. Miré inmediatamente la hora; eran las nueve y cuarto.

Mamá, los incrédulos se reirán de ti; yo me río de tu extrañeza, de tu

sorpresa, y sobre todo de tu eterna sospecha. Dudas y te dices a ti misma: “En esta vibración sólo hay un fenómeno material, sólo es la materia la que está en cuestión.” ¿Olvidas que es Dios el que ha creado y anima la materia y que, en su omnipotencia, nos da a veces ciertos poderes? ¿Qué es más extraño en todo esto: que podamos hacer vibrar una onda sobre un objeto o que podamos guiaros? Pues bien, vosotros admitís que os guiamos. ¡Cuántas incoherencias en vuestros juicios, cuántos límites en vuestras teorías sobre el más allá! De una vez por todas, habéis colocado ciertos fenómenos en ciertas casillas, y vuestro conformismo os impide sacarlos de allí. Un chasquido en la madera es colocado definitivamente en el campo de la magia, y nada cambiará la opinión de los que piensan así. El bien y el mal tiene tienen a veces el mismo aspecto. Piensa: el mar tiene también dos caras: si es movido por la tempestad, es asesino; si por el buen tiempo, es inofensivo; sin embargo, es el mismo mar.

Los ángeles buenos y los malos sólo tienen a su disposición la creación del Dios. Revoloteando en torno a ti, se produce rápidamente un aletazo sobre una flor, y tu alma, que sigue allí, se maravilla de esta señal.

¡Pero cuánto aprendizaje para llegar a captar en vuestro mundo material las resonancias del más allá! Perdidos en la jungla del materialismo, vosotros, los pocos que veis, sois considerados como trastornados; mamá, sigue cortando las lianas, y cuando llegues al centro de esta espesa vegetación, te perderás en la nada de ti misma, desde donde percibirás las orillas del segundo plano. Allí, ya no hay palabras, ni imaginación; es lo impensable. A ese imponderable, sólo puedes llegar con la nota más elevada de ti misma. Por eso te recomiendo vivir al máximo tu finura. Sigue siempre agarrada a tu mástil más alto, con los ojos fijos en el cielo; desde allí, tendrás ciertas reverberaciones del otro mundo. Oriéntate sin miedo hacia el infinito, pasa las noches, pasa los días,

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pasa el tiempo en la cima de tus velas, y así podré enviarte algunas estrellas al corazón.

Jueves, 26 de agosto de 1948. Kérestat. Noche.

Piérdete en la inmensidad de imaginaciones sin límite, no te canses de

alimentarte de infinito. ¿Te aburres de comer todos los días? Y sin embargo, para vivir, te pliegas a

las exigencias de tu cuerpo. Si tu alma se convierte en una realidad, te sentirás presa cada vez más de grandes crisis de apetito celeste. Que tu doble vida no esté continuamente en marea baja; aprende llenarte de calor divino.

Lee la vida de los santos, medita, pero aprende también a entrar en el sueño del pensamiento, porque es en esos minutos de suspense cuando más te acercas a las ondas celestes. Cuando un «acumulador» se recarga, ya no trabaja.

¡Oh, admirable momento en que se vive el tiempo al margen de la duración! Cortado de la acción, tu doble germina como una planta; te desarrollar, creces, te coloreas a través de todas tus raíces que ya no están en la tierra, sino en el cielo.

Viernes, 27 de agosto de 1948. Kerestat, Mañana

Como te he dicho, todos vivís en distintos etapas de vuestras evoluciones. Los hay para quienes la tierra es el paraíso, puesto que ella seguirá siendo mucho tiempo su mejor paso.

Como no creen ni en Dios ni en la supervivencia, sólo encontrarán en otro plano su propia negación, y arrastrarán después de su muerte sus cadenas más pesadas; sus deseos ya sólo serán deseos; no conocerán la saciedad.

Mamá, te lo suplico, habla de Dios a todos los que amas. Que tu alma sea como una flor y se acercarán a ella a respirarla. Una rosa, un lirio, una primavera atraen la mirada, incluso del más indiferente. Los colores del alma pueden percibirlo los ojos puros al igual que los sencillos. Irradiación invisible cuyo fósforo hace vibrar al sexto sentido.

La doble vida de los que buscan es completamente loca como el vuelo de una mariposa, loca por la flor; recorre incalculables distancias para unirse a valores insospechados, teje tramas, abre caminos. Cuando os comprometéis en los caminos invisibles, estáis sólo en los raíles de los actos.

Permanece lúcida y no dejes nunca de escuchar en ti misma la resonancia de tu doble; debe estar unida a tu alma, lo mismo que un cascabel. ¡Oh, ciudad de vuestros pensamientos interiores! En ella es donde se teje vuestro futuro.

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Viernes, 27 de agosto de 1948. Kerestat

La eternidad es una noción impensable. « ¿Qué es la eternidad?» Os

responden: «Lo que no tiene principio ni fin.» Y sin saberlo, como ciegos, pasáis de largo de la noción de eternidad sin que siquiera os afecte.

¿No llevan en sí los elementos el principio de eternidad? ¿Conocéis la fecha de la creación del agua; conocéis su fin? ¡El fin del mundo! Os gusta imaginarlo. Tal vez no llegue nunca, y ahí estáis vosotros encerrados en el principio de eternidad.

La creación del mundo ¿es una ordenación de los elementos o es una creación total hecha por Dios? En el Génesis está escrito: «Dios separó el agua de la tierra...» ¿No se encuentra en la vida misma el principio de eternidad, puesto que la vida se remonta a la creación del mundo, cuyo comienzo y fin nos son desconocidos? El principio de eternidad está por tanto contenido en el principio de la vida; lo que es perecedero son las existencias; como los nudos, se acumulan en la cadena de la eternidad. Para que me comprendas mejor, te voy a poner un ejemplo: mira ese peñasco. Tal vez ha estado siempre ahí. Pero las conchas que se sujetan a él mueren unas después de otras. Otro ejemplo: el viento es eterno; si tomas una gota de agua en el mar, se seca y se volatiliza, pero el agua sin embargo no está muerta. Os encontráis así cara a cara con el principio de eternidad plasmado delante de vosotros, pero os negáis a pensar en la eternidad...

Vuestro cuerpo es una aglomeración de moléculas perecederas agarradas a lo imperecedero. Poseéis el principio de la supervivencia, puesto que en vosotros, que estáis vivos, los muertos no mueren. Yo vivo en tu pensamiento; mi muerte sólo ha hecho cesar para ti la vida corporal de mi ser; pero tu espíritu me resucita en cada momento.

Paciencia, mamá, lo único que hago es adentrarte en otro mundo. Bendito el día de mi vuelo: fue el día más hermoso de mi vida. Mamá, te tiendo mis dos manos...

Sábado, 28 de agosto de 1948. Kerestat.

En vuestra segunda existencia, os integráis en el principio mismo de la

vida; ya no sois la gota de agua aislada, la gota de rocío que brilla con los rayos del sol y muere al medio día; os incorporáis a la universalidad divina, estáis en el reino de Dios, y os convertís en la calma, y a veces en la tempestad cuando el cielo brama.

Hazte toda observación, reflexiona. Sólo depende de tu voluntad el navegar hacia horizontes celestiales.

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Mamá, no prestes ninguna atención a las burlas. Aunque fueras la única en creer que yo te hablo, deberías seguir creyendo. Sigue haciendo a conciencia tu tarea, lo mismo que los humanos necesitan hacerlo para ganarse la vida; porque tú ganas la vida eterna. Piensa en el esfuerzo que ha de hacer el campesino para roturar la tierra; tú tienes que roturar tu tibieza. Trabajo abstracto, trabajo más duro que el del hombre, porque todos los esfuerzos terrestres implican un fin; tu ganancia no está en la tierra. Ánimo, mamá, levántate cuando caigas y sigue; los caminos son pedregosos, las lágrimas caen de tus ojos, no te detengas, pues estás recortando el tiempo que nos separa, mamá querida.

Domingo, 29 de agosto de 1948. Mañana.

Mamá, jamás te esforzarás lo suficiente para fijar las reglas que definen la

vida santa, la vida según el Amor divino. En primer lugar, la realización de vuestra segunda vida debe hacerse en vosotros tan tangible como todos vuestros actos. No pienses que se puede acceder a este segundo plano sin un trabajo minucioso. Los músculos de vuestro doble son tan difíciles de desarrollar como vuestros músculos físicos. Para convertirse en un campeón entre los hombres, hay que dedicar a ello la vida; para convertirse en un campeón del cielo, hay que dedicar la vida a Dios. El amor al estado santo debe convertirse en un apetito. Comprobarás tu grado de espiritualidad en la sed interior que sientas por Dios.

¡Oh! maravillosas palpitaciones del alma que te harán ardiente y extasiada en el umbral de lo sobrenatural.

El punto de partida del vértigo es el silencio; cuando ten encuentres en estado de silencio, el turno de las olas celestes comenzará a envolverte y las resonancias invisibles se insinuarán en ti, como una mariposa se detiene en una flor.

Llénate de jugo como una corola, y los ángeles vendrán a libarte. Sé un lugar de encuentro para lo sobrenatural.

Lunes, 30 de agosto de 1948. Salida de Kerestat.

Mamá, los ángeles te saludan, los ángeles están en la edad de oro, viven en

la eclosión de vuestros paraísos interiores. La vida terrestre es el génesis de la vida del hombre; es vuestra etapa de

caos. Se dijo: Dios separó el agua de la tierra. Pues bien, la tierra y el agua están en vosotros, y no hay orillas, no hay ciudades; el alma y la carne son un revoltijo depositado en vuestra armazón humana. El orden viene después; el orden viene en el plano de los ángeles. Tú eres sólo una madeja enredada.

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Todo vive en vosotros, el bien, el mal; los hilos se mezclan, se cruzan, y en los días malos sólo sois nudos. Mamá, ponte enteramente en el lado de Dios; ahí es donde conseguirás la paciencia necesaria para desenredar tus embrollos.

Gracias, mamá, por haber venido tan pronto a la casa de Dios. Los ángeles te han recompensado, pues el camino que haces por la mañana te proporciona alegría. Alegría por ver la salida del sol, alegría por haber visto la escarcha, alegría por haber visto los campos de estrellas temblar en todas las gotas de rocío, prados de mil colores, centelleos de esmeralda, de zafiro, de fuego; las telas de araña tejían arco iris de una hoja a otra, y en la mañana que comenzaba los pájaros cantaban libremente. La primera respiración del día es como nuestra primera visión del más allá. Se hace la luz en medio de un gran silencio.

¡Oh! despertar por encima de la tierra, despertar donde estamos con nuestras alas... Mamá, las espinas de las zarzas ya no pinchan; ama las rosas y el perfume hasta el infinito...

Martes, 31 de agosto de 1948. Belle-Isle-en-Terre.

Mamá, los hombres recién salidos de las manos de Dios se apasionaron por

él; después, poco a poco, se alejaron de la matriz divina, el tiempo que lo desgasta todo desgastó su espíritu, y olvidaron a su Creador lo mismo que el niño que crece aprende a prescindir de su madre. La ingratitud del hombre va en aumento, se deshace de Dios como el hijo se deshace de su padre.

Gracias a las almas de buena voluntad que forman círculos. Cogeos de la mano, vosotros que veis; vuestras almas harán círculos de amor, círculos de alabanzas, y nosotros las percibiremos en medio de las tinieblas. Intensifica tu pensamiento, y sus volutas subirán en espiral hacia las cimas.

..........................................................................................................................

Mamá, qué bien se está en mi cielo... Se me ha concedido poder desgranar un poco de suavidad en tu camino. Ve

a rezar a Dios para darle gracias por favorecerte.

SEPTIEMBRE 1948

Jueves, 2 de septiembre de 1948.

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Belle-Isle-en-Terre.

Mamá, este es el mes veintiuno de nuestra separación. Si fueras razonable, harías balance de todas las luces que se han encendido en ti. ¡Ah! si pudierais establecer en vosotros una contabilidad de registros luminosos...

¡La luz y la sombra! Toda la evolución del alma se contiene en estos dos principios. El paso del tiempo de un crepúsculo a otro describe el ascenso del vuelo psíquico. Noches oscuras, noches de tinieblas, noches ciegas en las que el hombre está bloqueado en medio de la sombra; cárceles en las murallas invisibles, pero sólidas como la piedra. Si el día no naciese, el hombre jamás vería en ellas. Entonces se os da el alba, y todas las auroras que nacen son el milagro de la noche que muere. Agonía de tinieblas, la luz asciende, se extiende, llega a toda la tierra, veis en medio de ella... Una flor se convierte en una flor, se dibujan los caminos, podéis seguir vuestro camino. En vuestro doble, el ciclo es el mismo: o bien vuestra segunda vida es ciega y vuestra prolongación será tiniebla; o bien todo lo que hay en vosotros es luminoso y poseeréis la irradiación interior. ¡Oh, magia de meditaciones atravesadas por rayos!...

Esta mañana, cuando has llegado a la iglesia del pueblo, estabas totalmente salpicada de luminosidades, te he visto muy bien, mamá... Gracias...

Viernes, 3 de septiembre de 1948.

Belle-Isle-en Terre.

— Mamá, yo estoy en la alegría por ti: tú vendrás. — Roland, ¿podrías decirme cuál es el criterio del bien y del mal, la

medida de la moral? — Serían necesarias noches y noches de conversación contigo para que

pudiera darte la medida de las formas celestes. A pesar de todo, voy a tratar de iniciarte en nuestras visiones angélicas.

Sábado por la mañana, 4 de septiembre de 1948.

Belle-Isle-en-Terre.

— El cielo no puede calcarse en vosotros cuando vuestro pensamiento ha dejado de ser en vosotros pensamiento, cuando vuestro yo y lo creado caen en lo indiferenciado, es decir cuando estáis en la desnudez existencial, en el vacío; entonces, los ciclos concéntricos del más allá dejan de golpear vuestro cerebro para producir en él reflexiones, penetran en vosotros como una videncia, veis...

De aquí, tu certeza de haber visto un campo de mariposas...

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Hace aproximadamente un mes, en la oscuridad total de la noche, tuve

realmente ante los ojos un campo de mariposas luminosas que volaban. Me había quedado sorprendida por este hecho sin querer no obstante detenerme a pensar en él demasiado, porque mantengo siempre en el fondo de mí una gran repugnancia hacia esta clase de manifestaciones. Gracias, Roland, por haberme dado la explicación sencilla de una señal que me horrorizaba.

El bien es sólo proporcional a vosotros mismos; de ahí mis consejos: eleva

tu calidad. — Pero el bien mismo ¿qué es? — El bien es el amor abstracto, el amor gratuito. Cuando amas a un ángel,

amas gratuitamente, amas por amar. Lo que hay que hacer ante todo, es reconocer en uno mismo los dones. Buscad hasta que encontréis la semilla puesta por Dios en vuestra alma; sabed descubrir y cultivar eso por lo que habéis sido creados, porque cada ser tiene su lugar en el cosmos; no viváis al margen de vosotros mismos.

El defecto está en no abrirse. Una rosa debe llegar a ser rosa, un albañil debe construir; si habéis nacido para la caridad, dad mucho; si habéis nacido para pensar, pensad mucho; si habéis nacido para amar a Dios, amadlo más que a vosotros mismos. Vivid siempre más allá de vosotros; no os preguntéis nunca lo que sacaréis por un acto, sino lo que sacará por él vuestro doble o vuestra identidad celeste. Dios ha dado a cada hombre la conciencia, y el hombre sabe perfectamente cuándo no está de acuerdo con ella. De lo que el ser está más abundantemente provisto es de «conciencia»; jamás ignora lo que tendría que hacer, y cuando no lo hace, es por debilidad. Tiene una visión tan clara del deber, que sabe siempre cómo debe conducirse el otro, por tanto viven en él la rectitud. Lo que lo desvía, es la materia; los mayores desviados son los enfeudados en el materialismo.

Si quieres mucha gloria, harás trampas a tu doble que sólo quiere a Dios. Si quieres mucho dinero, harás trampas a tu doble que sólo quiere a Dios. Si quieres mucho lujo, harás trampas a tu doble que sólo quiere a Dios.

Viernes, 10 de septiembre de 1948. París.

Tus elevaciones están prisioneras, pobre mamá, encarceladas detrás de los

barrotes de tu voluntad demasiado débil. Bandadas de pájaros que pían día y noche en tu corazón entorpecido. Estás en el estado en que las aspiraciones no son todavía esperanzas. Tus pájaros interiores picotean tus días y tus noches. ¡Pobres pajarillos de cortas alas para emprender su vuelo! Y esta pajarera da vueltas incansablemente en ti. Sólo tienes tu imaginación para dar plumas a

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estos recién nacidos. ¡Qué hermosos son los pájaros de tus sueños! Los colores del sol se pegan

a su garganta, a su corazón, y sus plumones tienen el color de las estrellas. Mundo guardado en las vallas de tu doble. Tu ciudad de magia es tu tormento, porque aún perteneces a la ciudad terrestre.

Sábado, 11 de septiembre de 1948. 11 de la noche. Les Andelys

Sobre la foto de Roland, justo en su frente, se refleja una estrella. Mamá, coge tu cabeza entre tus manos y espera... Los ojos cerrados son

una magnífica actitud para captar lo infinito. Cada ser debe encontrar la posición que le resulta más adecuada para facilitar en él el paso de los pensamientos inspirados, de los pensamientos dedicados al plano superior. El cuerpo debe encontrar su orientación y poseer un timón lo mismo que un barco. Vosotros estáis rodeados de corrientes; a vosotros el descubrir las que pueden llevaros lejos de la tierra.

Mi pobre mamá sin su hijo...

Lunes, 13 de septiembre de 1948. Les Andelys.

Bajo el cielo inmóvil, corre el agua arrastrando todas las nubes del cielo. Has pedido una señal y al momento ese agua se ha encendido con los últimos rayos del sol, después comenzó a desfilar un cortejo de estrellas apagándose todas por el mismo sitio.

Comulgar con el cielo no es una imagen, es una realidad; gracias, mamá, por haber experimentado esa sensación. Comulgar con el cielo, es sentirse confundido con los elementos, es ser solamente un átomo entre los átomos, es identificarse con el vacío, es lanzarse por la corriente infinita del infinito. Comulgar con el cielo, es dejar de sentir, es perder su identidad para llegar a la identidad astral. Tú has salido de aquí vacilante; hay que saber embriagarse de nubes, de crepúsculos, de estrellas. Los siete colores estaban ahí, y en tus ojos han penetrado arcos iris. Durante un instante, te has alimentado de espacio, como otros se alimentan de pan.

Cree, mamá, en las exaltaciones que te arrastran, porque son esos circuitos misteriosos que más te acercan a mi reino. La naturaleza y los elementos son mis pilares.

Te quiero...

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Me gustaría, mamá, que analizases más profundamente tu comunión con el cielo. ¡Cielo en tus ojos! y fuiste cegada de infinito, confundida con las nubes que se escalonaban hasta el sol poniente. Tu doble sintió que subía esta escalera luminosa, que alcanzaba el primer círculo solar. Revoloteando por el éter, tu alma alcanzó los espacios incalculables que separan vuestra tierra del más allá. Tus ojos han estado en el límite de lo visible. En el otro lado, está mi reino.

Mamá, la tierra se ha vuelto violeta, la tierra se ha vuelto roja, tu mundo cambiaba de color, como bajo los efectos de una linterna mágica; el mago estaba en el cielo.

Mamá, es perfectamente justo que hayas conseguido para ti la magia de ese cielo coqueto. Dos ojos que saben sorprenderse hacen surgir lo sorprendente. Durante unos instantes, tu doble no fue arrastrado por nada; el cielo estaba en ti.

Esas grandes elevaciones son el comienzo de un nuevo vértigo que te arrastrará por una armonía cuyo alcance aún no conoces. Recuerda este día, va a marcar una revolución en tu yo.

Todo estaba mezclado, todo estaba fundido en ti excepto el cielo. El estado supremo es la aniquilación de lo creado; él os hunde en la bruna total para dejaros ver sólo un punto luminoso, del que poco a poco crecen los círculos, absorben la sombra, hasta que todo lo anterior vuestro sea como un sol; es en ese instante cuando habéis alcanzado la otra vertiente de vosotros mismos, estáis en las orillas del segundo plano.

En vosotros esos puntos no duran, porque tenéis poco entrenamiento, y en seguida caéis contra el suelo. Sin embargo, la óptica de los que han llegado a esas alturas se cambiará, porque habrán adquirido la ciencia de los valores sobrenaturales.

Si supierais en vuestro mundo el peso exacto de cada cosa, reinaría la armonía. Mamá, la cúpula de toda vuestra vida es Dios. Permanece con los ojos fijos en esta bóveda de oro. Los días y los acontecimientos ya no tendrán para ti más consistencia que la ceniza. No se lucha por un puñado de polvo...

Martes, 14 de septiembre de 1948. 11:30 horas. Sobre el muro blanco, comienza a brilla todo un punteado de estrellas.

Miércoles, 15 de septiembre de 1948. Les Andelys.

Mamá, si quisieras estudiar a conciencia las metamorfosis que se operan por millares en la naturaleza en torno a ti, sacarías una lección profunda. La

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más extraordinaria es sin duda la de las mariposas. Traslada este fenómeno al interior de tu doble vida y habrás adquirido un nuevo conocimiento. Las metamorfosis de la vida mística pueden compararse con las evoluciones de las larvas...

Mientras vuela, una mariposa pone sus huevos. En el aire, hay semillas divinas que os son lanzadas. Sed el campo de hierba que recibe el grano, sed el nido donde caerá el huevo.

Para que nazca la oruga, es necesario todo un invierno de espera. Cuando viene al mundo, sólo es un vientre que se alimenta y diez anillos que se mueven penosamente. Cuando se acerca el tiempo de la metamorfosis, la oruga muestra una gran agitación; se mueve incansable en todos los sentidos, va, viene, sube, baja hasta que encuentra un lugar adecuado; entonces, su energía se convierte en inercia; entra en su momento de inmovilidad.

Las grandes metamorfosis del alma ¿no llegan después de tribulaciones, es decir cuando el silencio comienza a entrar en vosotros? Es necesario que hayáis conseguido matar vuestros apetitos sensoriales para entrar en el primer círculo de la espiritualidad.

En su período estático, la crisálida es presa de un extraño trabajo; debe vaciarse de sus órganos; su piel se atrofia, se aja; su cuerpo se contrae. ¡Oh, agonía de la materia! Os será necesario también ajar vuestros instintos, arrugar vuestros deseos, contraer vuestra carne en vuestra carne para que agonice lo corporal. Al igual que el insecto, tendréis que llegar a la inercia total; al igual que la larva, cuya piel debe reventar sobre la nuca para que aparezca la crisálida, habrá que hacer reventar en vosotros vuestros ritmos humanos, para que nazca vuestro doble. Para desprenderse de su antigua envoltura, la crisálida está condenada a esfuerzos dolorosos. ¿No necesitaréis también sufrir duramente para que se desprenda de vosotros todo el polvo de los caminos sucios?

Finalmente, aparecen los órganos de la futura mariposa; se ve la cabeza, los ojos, las alas; pero todo esto es confuso y se adhiere a un cilindro informe...

Días de angustia en los que creéis ver y en los que no veis; días de angustia, en los que creéis oír y en los que no oís; días de angustia, en los que creéis caminar, y en los que en realidad vuestras facultades son todavía prisioneras de la ventaja informe de vuestras certezas sin alas. ¡Cuántas palpitaciones en vosotros! Pero todavía no voláis. Tenéis antenas, pero no están adaptadas a la forma suprema y no podéis utilizarlas para necesidades celestes. Aún no sois sino larvas. En ese momento es cuando los insectos actúan mejor que vosotros, porque tienen la sabiduría de separarse de la vida y de ir a esconderse en la tierra para esperar la liberación.

Torre de marfil, torre sagrada de la soledad donde debe realizarse la gestación de vuestro futuro. ¡Sed pacientes!...

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Muchas mariposas pasan la mayor parte de su vida en el estado de ninfas. Muchos hombres no superan ese estadio. Para que en el interior de su misteriosa envoltura se transforme la oruga, es necesario que haga reventar el cascarón de su prisión, que se rompa su dorso, y que el capullo se disuelva totalmente; es entonces cuando sus alas se despliegan.

Me gustaría decirte: aprende a ser ni más ni menos que esas mariposas valientes que han sabido morir varias veces para gozar sólo muchas veces de una jornada de vuelo. Todas las evoluciones que hayáis evitado aquí abajo, las sufriréis en el plano de Dios. Al igual que la mariposa no escaparéis a ningún desgarrón para que se lleve a cabo la formación de vuestras alas.

Jueves, 16 de septiembre de 1948. Les Andelys

Oh madres que habéis perdido un hijo, todas estáis heridas. En el mundo

material, para los heridos del cuerpo, hay hospitales. Lo mismo debería haber para los heridos del alma. Tú que me oyes, escucha: hay que aliviar a tus semejantes. Son semejantes a ti, todas aquellas cuyo corazón está en el cielo; en la tierra, sólo tenéis una imagen de nosotros, por eso todo en vosotros está proyectado allí donde creéis que estamos.

Formad cestos de corazones; imaginadnos como enjambres; construid una colmena; todos juntos llegaréis más lejos.

Mamá, quiero que hagas lo que te digo. Vosotros fecundaréis algunas ideas nuevas y los alveolos se llenarán de miel.

Los seres sólo pueden unirse a través sus raíces. El dolor suelda tan profundamente como el amor.

Jueves, 16 de septiembre de 1948

(4 de la tarde) Mamá, no debes preguntarme a cualquier hora, eso me molesta. No puedo

estar continuamente a tu disposición. Es preferible que te limites a las horas de conversaciones matinales o nocturnas. Durante el día, estoy ocupado.

Mamá, te quiero, pero tengo que volar; hasta luego... Trabaja, reflexiona, forma un nido de flores y avísame.

Jueves, 16 de septiembre de 1948. Les Andelys.

Mamá, la naturaleza no es ilusión, es un contacto, es un choque, un hilo

conductor capaz de conectar con las fuentes del segundo plano; os es muy difícil superaros sin vehículo.

Al principio de vuestra evolución, la contemplación tiene una gran

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importancia; voy a ponerte un ejemplo: cuando miras mucho tiempo al sol, ves luego soles por todas partes. Es por tanto esencial que las formas y los colores más perfectos se calquen en vosotros.

En el campo visual, no podéis ir más allá de lo creado; aprended por tanto la contemplación como un niño aprende a caminar. No basta con mirar, hay que emocionarse, es necesario que la mirada se haga como el sabor. Cuando mordéis una fruta madura, sentís una sensación de placer. La mirada debe trasladarlo todo al reino sobrenatural, a los valores abstractos. Contempla las flores como se saborea una fruta; contémplalas en sintonía con el cielo; que abran en ti un abanico de mil ramas; toma sus vibraciones para venir a mi casa; piensa que cada flor está relacionada con el paraíso a través de un favor, y que esos manojos de adornos vuelan hasta nosotros. Medita entre las flores; toca las flores; construye cimas de vibraciones; a la larga, ellas formarán la corta escalera hasta el cielo.

Sábado, 25 de septiembre de 1948. París.

Mamá, no hay que permitir que se desvanezca la realidad de nuestros

encuentros. Dejar de comunicar conmigo es perder tu verdad; todo lo que se os da es verdadero.

Mamá, el tiempo me construye... Se necesitan muchos copos de nieve para cubrir un paisaje, se necesitan

también muchos días para enterrar lo que queda en nosotros del pasado. ¿Cuántos soles deberán de ponerse antes de que seamos llamados a superar los círculos que nos acercan a Dios?

Mamá, la vida en el más allá es apasionante. Yo estoy en el «Todo», estoy en lo insuperable. Vuestras ideas sobre el cielo raramente son justas, y la mayoría de las veces están llenas de prejuicios; pero todos se creen con cualidades superiores a su vecino para crear «lo increable». Toda concretización es una visión falsa. Todos tenéis razón y todos os equivocáis; porque el paraíso de cada uno será como su paraíso interior, puesto que al otro lado de vosotros mismos, seguís siendo vosotros mismos; no escaparéis a vuestra identidad.

Un ejemplo: cuando la llama brota de la leña, sus colores son distintos según la naturaleza de la madera. Como el cielo es el fuego que consume la materia, vuestras llamas tienen la coloración de vuestra propia esencia. El haya no produce los mismos resplandores que el roble; vuestro paraíso será por tanto a vuestra propia imagen.

Piensa en uno que no conociera la tierra y se hiciera una idea uniforme de vuestro planeta. ¿No es distinta la tierra para cada uno de vosotros? No estéis por tanto en busca de fórmulas clásicas y dejad de creer que cada uno de

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vosotros es el que tiene la verdad. El cielo de uno necesita el cielo de otro; por el contrario, el injusto es el que se complace en describir la concepción que no es la suya, y habría que reírse mucho de este presumido.

Hago una pregunta a Roland. Entonces ese momento, se detiene de pronto

mi lápiz.

Domingo, 26 de septiembre de 1948. París. Mamá, creo que ya has superado la vuelta de varios círculos y que vas a

entrar en una nueva evolución, encerrada también en otros círculos.

Lunes por la mañana, 27 de septiembre de 1948. París.

Mamá, escúchame bien, y recuerda lo que voy a decirte como un ejemplo

muy importante: piensa que los cuernos del ciervo tienen que pasar por siete metamorfosis antes de llegar a su perfección estética; descubre en esta realidad la expresión de un símbolo, la expresión de una metáfora. ¡Pobre animal, obligado a renovar su cabeza año tras año para cambiar el cincelado de sus cuernos! En cada una de sus evoluciones, pasa por una crisis dolorosa, y debe retirarse a la soledad, lejos de toda mirada, para madurar en paz su trabajo cruel. Bajo las estrellas y entre los árboles, solo en la profundidad del bosque, desde que amanece hasta que anochece, sufre hasta las lágrimas para crear su belleza.

¡Renovar su cabeza!... Si la expresión es exacta para el ciervo, debería serlo también para vosotros. Porque tenéis que transformaros en lo invisible; tenéis que renovar vuestra cabeza hasta que llegue a un estado perfecto. Entonces es cuando el cielo entrará en vosotros.

El proceso evolutivo que se produce durante siete años en la cabeza del ciervo, debe ser considerado por vosotros como la síntesis del esfuerzo que hay que hacer para llegar a la perfección estética de vuestra vida interior. Vuestro doble se forma sólo con capas sucesivas que se van aglomerando en el mortero de las lágrimas.

Mismo día. París. 11 de la noche.

Tintineo en la puerta de Roland, siento como una llamada, y me pongo a

escribir.

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Mamá, esta noche yo te rodeo por todas partes, y tú estás envuelta en mis fluidos como un pájaro en un nido de plumas. Yo estoy al borde del nido, como un pinzón que canta; escucha los arpegios de mi corazón; presta oídos a todos los arrullos del cielo; pronto saldrá tu alma de su cascarón.

Dentro de tu envoltura, constrúyete sólidamente. Vuélvete loca por Dios; supera todas las fronteras, todos los límites, todos los obstáculos que cierran el paso a las horas luminosas. Ve de cúpula en cúpula, de cima en cima; haz un botín con las alegrías que te vienen del cielo. Es necesario amar mucho la pureza para que el más allá haga descender su polen hasta vosotros. Sé como u n cáliz; duerme como una flor; y en tu sueño, vendré a recoger tus claridades.

Mamá, cantaré toda la noche al borde del nido donde tus alas se construyen.

Miércoles, 29 de septiembre de 1948. Media noche. París.

— Mamá, si quisiera, podría decirte muchas cosas, pero prefiero callarme,

el momento no es oportuno. — ¿De qué se trata? — Se me ha dado la consigna de silencio. Abordemos más bien problemas

de tipo general. Mamá, habría que formar una corona de amor uniendo los corazones de las

madres que han perdido a sus hijos. Ya te he dicho que había que formar familias espirituales. Hay seres que se reúnen para compartir sus penas y sus esperanzas. Tú debes crear el vínculo. Todas sufrís y vuestro sufrimiento os hace buscar. Esas búsquedas deben ser como las de un sabio en su laboratorio. Pacientemente, recogeos; pensad en nosotros en reuniones de bondad, y de esos encuentros se elevarán haces luminosos.

No os acerquéis los unos a los otros sino completamente libres de espíritu crítico; todos juntos sed claros, es decir despojados de las cosas de la tierra; y si hay en vosotros un solo pensamiento que no sea puro, dejad la reunión. Esos ejercicios serán un entrenamiento para la claridad meridiana. Si, por casualidad, en esas reuniones, una de vosotras se siente a pesar de ella en estado de crítica interior, que diga lo que la preocupa o se retire. Es muy difícil ser totalmente veraz; veraz hasta el fondo de uno mismo, es decir hasta su segundo ser.

Este es el primer entrenamiento que os pido. ¡Ah! si pudierais saber las infinitas suavidades que se desprenden de esos hogares y que suben hasta nosotros. Mamá, descubre tú misma y enseña a descubrir lo falso a los demás, las falsas sonrisas, las falsas palabras, los falsos entusiasmos; y habréis subido un escalón. Cada paso adelante en vuestras vidas es un minuto menos de

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separación para el encuentro esperado.

Jueves, 30 de septiembre de 1948. París. Mamá, ¡granos!... Las palabras que te transmito son granos, y florecerán en

ciertos cerebros. Mamá, nos acercamos a la meta. Mamá, alégrate por mí. Ahora es preciso que muy despacio, por sucesivos escalones, los que han comprendido se unan a las fuentes incluso del pensamiento sobrenatural. Es necesario que se acerquen por los caminos más limpios hasta sus desaparecidos. Esos corazones que te pido formes en la tierra tienen su equivalencia en el más allá. Cread hogares de vibraciones, y vendremos todos a acoger el arco iris de vuestros corazones en estado luminoso.

OCTUBRE 1948

Viernes, 1º de octubre de 1948.

Mamá, estoy aquí... Comienzas a decir gracias a Dios por todo lo creado; eso está bien.

Permanece sin cesar en acción de gracias; paséate por la tierra viendo al final de cada sendero una perspectiva celeste; hay brechas de cielo por todas partes, incluso en lo cotidiano.

Tu cielo es tu doble; se construye día a día en el interior de ese segundo personaje que vive dentro de ti. Piensa que es en la calidad de tus pensamientos como serás proyectada desde el momento de tu muerte. Por eso es tan importante elevar su tono...

Los deseos se realizan cuando todo en uno está tranquilo y el alma está serena. Hace falta mucho silencio interior para que nosotros podamos actuar y acercarnos realmente a los que vemos. Las grandes cosas llegan pasito a pasito. Lo que se prepara viene de muy lejos, del fondo de los espíritus. Hace falta mucha paciencia, y poco a poco... ¡Ah! me gustaría hacerte comprender: en lo invisible, todo se prepara, todo madura, pero aún hace falta sol.

2 de octubre de 1948. París.

Aniversario de Roland.

Mamá, hace dos años y cinco meses que dejé la tierra. Piensa en el

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desarrollo que puede tener un niño con dos años y cinco meses, y piensa que en el cielo el perfeccionamiento no va más deprisa que en vuestro planeta. Hacen falta muchos años y muchas rodaduras para que una piedra echada al mar pierda sus ángulos; lo mismo ocurre con las escorias del alma; hacen falta muchas tribulaciones antes de que la esencia pura, la que entra en el séptimo cielo, se realice; hacen falta tribulaciones de planos, hace falta un cúmulo de evoluciones.

El símbolo de estos perfeccionamientos está contenido visiblemente en las plantas; sólo tenéis que mirar para comprender.

Lunes, 4 de octubre de 1948.

París. 11 de la noche. Mamá, un poco de viento; tienes que ver eso como la prueba indispensable.

Ahora es cuando se va a mostrar tu calidad. Si resistes a los esfuerzos de los hombres que quieren demostrarte que lo

único que está en juego es tu subconsciente, será evidente que habrás triunfado de las corrientes perturbadoras que se pegan como la lepra a todo lo que supera el entendimiento humano.

Mantén puro tu corazón, conserva viva tu fe, y cree más locamente aún en las palabras que te envío.

Miércoles, 6 de octubre de 1948. París. Mamá, concéntrate. Sé bien que todas las incomprensiones humanas te

molestan para adentrarte en tu propio cáliz. Forman como una pantalla, son una dispersión.

Sé terca, sé sencilla, sé como un niño que ignora al mundo. Un niño no teme llorar en público, olvida lo exterior, quiere lo que quiere.

Tú misma, tienes que pasar de los incrédulos para unirte a los que han comprendido; es a estos a los que debes sentirte unida. Sigue viniendo a escucharme con una fe ciega. Mamá, yo estoy siempre unido a ti. Te quiero.

Jueves, 7 de octubre de 1948.

París. Mañana. Mamá, no te acuerdes demasiado del pasado. Tienes que desprenderte de

todo lo que yo fui para elevar los ojos al cielo. Vive cada vez menos con tus facultades sensoriales.

Sin embargo, hay que llegar a una clasificación de las sensaciones y no

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rechazar las que son un punto de partida para volar hacia la idea de Dios. Hay sensaciones que pueden hacer las veces de fronda. La naturaleza más especialmente puede desempeñar este papel; yo diría incluso que ella es como un resorte susceptible de proyectar vuestro yo hacia el infinito. Vuestras ensoñaciones sobre la naturaleza pueden alcanzar una rara calidad; si poseéis el diapasón celeste, ellas harán que surjan en vosotros acordes armoniosos.

¿Qué más seductor que un hermoso paisaje? ¿No vuela un pájaro desde la rama de un árbol? Una galería de rosas, una zarza de majuelo, un campo de amapolas pueden serviros de trampolín. Al igual que las mariposas parten de las flores para ascender al azul, vuestros pensamientos pueden también iniciar su vuelo desde la naturaleza. En lo más alto de esas subidas, están los ángeles.

Viernes, 8 de octubre de 1948.

París. 11 de la noche.

Curiosa jornada, jornada en la que los acontecimientos se amontonan como torbellinos. He ido a ver a una señora que me había escrito a propósito del libro de Roland. Vive en la calle... adonde daba el patio de mi hijo. Era la primera vez que volvía a pasar por aquí desde el 2 de mayo de 1946. Estaba muy emocionada. En casa de la Sra. X..., me quedo mucho tiempo y siento como una imposibilidad de irme. No iba a tardar en recibir la explicación. Sonó una llamada al timbre y entró una persona: la vecina. Es la primera vez que viene a este apartamento. El azar la ha llevado debido a una filtración de agua. Le hablan del libro de Roland, ella se queda de piedra. Ha leído este libro y como está emparentada con la Sra. M..., autora del libro Cartas de Pierre, en seguida me habla de ella. La Sra. M... es la persona a la que más deseaba yo conocer y cuya dirección buscaba desde hacía mucho tiempo.

Mamá, las comunicaciones con el más allá están sometidas a leyes

sencillas. La falta de entrenamiento embota lo más fino de vuestra alma y cuando está embotado oís peor. Por tanto, aunque vengas y sea poco lo que recoges, tienes que venir sin embargo. No temas molestarte por el cielo. Escúchame: en la tierra, hay que vivir mucho tiempo con un ser para llegar a comprenderlo, a conocerlo; para comprender a los del más allá, es necesario vivir con ellos. Tú vives conmigo durante nuestras horas de comunicación. Piensa que yo hago todo lo que puedo para sorprenderte.

Domingo por la mañana, 10 de octubre de 1948.

Mamá, cuando te digo: «Haz por mí todo lo que haces», esto en realidad

quiere decir: como no es fácil llevar una vida según la reverberación astral,

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hay que contar siempre con ayuda. ¿Podrías levantar algo demasiado pesado para tus fuerzas? Por eso te digo: Pensar en mí debe ser en todo tiempo y lugar como una palanca para tu debilidad. Cada vez que pienses: «Roland está aquí, Roland me ve», estarás en el camino recto, y podrás mucho, porque yo soy del cielo. Estar en el reino divino, es estar más cerca de Dios. Asociarme a la idea del paraíso, pensar en mí, es también pensar en el paraíso.

Mamá, estoy en tu cabeza, como estuve en tu carne antes de mi nacimiento, y tú sientes en tu alma todos mis movimientos como los sentías cuando yo vivía en ti. No se corta el vínculo de sangre; nuestra circulación común comenzó en la tierra y se continúa más allá de la muerte. Yo soy tu hijo a través de todo, a través de la eternidad, a través del tiempo. Tú me diste a luz, y ahora yo doy en ti a luz la doble vida, la que continúa más allá de la vida.

Al dejarte, me he sumado a la juventud intrépida, a la que camina detrás del velo, a la que prefiere a los ángeles. Mamá, no he tenido hacia ti ninguna ingratitud, porque te abro el camino de la eternidad, te tiendo mis dos manos, estoy al final del sendero.

Mamá, vive lo más noblemente posible e imprégnate cada día más de las certezas divinas.

11 de octubre de 1948.

Mamá, ser permeable a los efluvios que vienen del cielo, es hallarse en un

estado de súper-sensibilidad. Si tu cuerpo está arropado con un abrigo no siente la brisa. Lo mismo ocurre con vuestra alma; si vive oculta detrás de las preocupaciones terrenales, tenéis pocas posibilidades de recibir las inspiraciones del más allá; hay que estar muy recogido, muy atento; hay que prestar mucha atención hacia los ángeles para sentir su presencia.

Mamá tesoro, no te desparrames, condúcete siempre como si fueras dos; el otro, es el reflejo divino. ¿Harías entrar a Dios en la casa del injusto o del villano? Mamá, nunca estás sola; las lágrimas son muchas veces en vosotros como fuentes. ¡Oh! lágrimas santas de los ojos que lloran a causa de Dios.

Jueves, 14 de octubre de 1948. 11 de la noche.

Mamá, mamá, tu hijo está aquí, lloremos juntos de alegría. No has de dejar

pasar tanto tiempo sin venir a escucharme; eso perturba todas nuestras relaciones. Me gustaría hacerte escribir durante horas para no dejarte. Desearía guiar tu mano indefinidamente, para tenerte ahí en el punto de mira

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de mi pensamiento. Prométeme venir todas las noches. ¡Ah! si pudierais saber lo que es para nosotros una alma a nuestra

disposición. Yo no puedo decirte nada extraordinario, estás muy poco preparada. Mamá, sólo puedo enviarte ramos de alegría. Nos encontramos tan bien cuando hablamos los dos, aunque sea para decirnos cosas tan banales y tan cambiantes como el movimiento de las nubes en el cielo.

Tú no tienes el don de la doble visión, ten cuidado, mamá. Los vapores del alma deben envolver lo real. Está atenta. Tu Roland.

Viernes, 15 de octubre de 1948,

11:30 horas Mamá, debes escuchar cada noche los ecos del cielo. Lo mismo que una

planta bebe agua para vivir, así debes venir para llenarte de vida en las fuentes celestes. Pienso que vas a sufrir menos cuando hayas renovado tu unión conmigo. Mamá, te espera toda la alegría del cielo; yo te preparo tu entrada aquí. Dios me deja avanzar hacia él, estoy en el gran camino luminoso.

— ¿Por qué he sufrido tanto? — Te lo repito: las perturbaciones atmosféricas y los cambios de estación

trastornan la intensidad de los rayos que podemos enviaros. Mamá...

Sábado 16 de octubre de 1948. 11:00 horas

Mamá, al dejar de venir a escucharme, al dejar de vivir según la tonalidad

celeste, has dado mil pasos hacia atrás. Escúchame: la vida del cielo no consiste en suprimir vuestras necesidades y

vuestras cargas materiales, porque ellas son el lote del ser humano; no debéis sustraeros a ninguna servidumbre terrestre; muy al contrario. Cristo es un ejemplo de esto. La carga de los días laborables no es por tanto evitable, y debéis aceptarla; pero no olvidéis que si ganáis vuestra vida con vuestras manos, ganáis vuestra eternidad con vuestros pensamientos. La emoción divina está en todo. ¿Por qué no conseguir tanta felicidad en una jornada vivida a conciencia como en un Pater y un Ave? Todo depende de la calidad de vuestra vida, todo depende de vuestras magias interiores, de vuestra relación con Dios. Sé paciente, sé dulce, sé atenta, haz tu alma de seda, y Dios se inclinará sobre ti.

Domingo, 17 de octubre de 1948.

Voy a definirte la posición exacta de la espiritualidad con relación a los

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desaparecidos. La espiritualidad es el punto concreto en el que nos es más fácil

establecernos; es como la chispa que ilumina las fosforescencias del más allá. Me explico: la oración, la comunión son las formas clásicas de la espiritualidad; nos es por tanto más fácil reunirnos con vosotros en esos caminos cuidadosamente trazados. El ala de una oración es una vibración que toma una onda dirigida; ella une vuestros fluidos con los nuestros.

Yo te digo: trabajad de muchas maneras para aportar alguna luz sobre estas verdades oscuras, formad coronas, estableced vínculos. Ni tú sufres en vano ni sufren en vano las que han perdido a un hijo. Juntas, unid vuestras penas, estudiad la forma que ha adoptado vuestra desesperación; la desesperación tiene sus leyes lo mismo que la alegría, y, a base de tantear, llegaréis a establecer algunas certezas fundamentales. Esto os llevará a la búsqueda de evidencias invisibles.

Todas tenéis dentro de vosotras una jerarquía de sensaciones que os llegan desde nosotros. Vuestras aspiraciones hacia el más allá son orientadas por nosotros. Esta es la razón por la que todas las que mantienen el contacto con sus desaparecidos pasan por etapas similares. ¡Ah! si tú pudieras establecer la gama de tonalidades que podemos enviaros, iluminarías la doble vida de los que la poseen. Mamá, te conjuro a que trabajes.

Miércoles, 20 de octubre de 1948.

9 de la mañana. La mañana es más fría para encontrarte. Esta pequeña frase no significa

gran cosa para ti. ¡Ah, si pudiera explicártela! ¡Lástima!... Para que me comprendas, sería necesario comenzar por desintegrar todo tu

universo, por aniquilar totalmente tu primer personaje para que sólo quede en ti la crema de tus pensamientos, los cuales deberían perder el sentido de la orientación planetaria. Lo que sopla en tus velas es el norte, el sur, el este, el oeste. Hagas lo que hagas, es el viento de la tierra el que las hincha. ¡Oh, mamá, olvida el viento de la tierra para que sólo te rocen las brisas del más allá.

Si vives sin cesar en tu segundo personaje, el que es tu futuro, acabarás recibiendo el aliento del cielo. Me gustaría que te sientas en reposo en tu doble, me gustaría que allí te sientas bien, lo mismo que tu cuerpo puede encontrar descanso tendiéndose en la espuma. ¡Que la idea de lo divino calme tus angustias, como el agua de la una fuente quita la sed al sediento! ¡Hay que beber tanto infinito para embriagarse de cielo! Embriágate de paraíso, siéntete vacilar de éxtasis, y llénate de la mañana a la noche de ciertas gracias que Dios te envía.

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Jueves, 21 de octubre de 1948. Mamá, tienes que seguir los caminos que te indico, fielmente,

pacientemente, sin espíritu de rebeldía. Todos queréis más; todos estáis descontentos de vuestra suerte, todos

encontráis vuestra penas demasiado pesadas. No abruméis al cielo con vuestros reproches, pues no sabéis nada. No contáis con ninguna de las antorchas que podrían hacer reventar las sombras en torno a vosotros; vivís en las tinieblas.

Aquí, soy interrumpida por la entrada de una persona en mi habitación. El

viernes 22, trato de continuar esta conversación, y, con gran estupor por mi parte, constato que, una vez cortado el hilo sobre este tema, ya no es posible restablecerlo. Esto me lleva a la conclusión de que veo las palabras, y cuando se borran ya no queda nada porque ya no es mi pensamiento el que piensa.

Viernes, 22 de octubre de 1948. Mañana.

Mamá, me encanta que hayas adquirido una certeza. Si estuvierais más

atentos, os daríais cuenta de que estáis rodeados de evidencias; pero las miráis con ojos muertos.

Convéncete cada día más de que, cuando escribes, no es tu pensamiento el que piensa. Mamá, el pensamiento tiene distintas arquitecturas, distintos orígenes. Está el pensamiento que se instala en lo creado; sube de la tierra, es como un soplo del suelo. El otro tiene sus raíces en el cielo; es como un largo tallo plantado en los jardines de los ángeles, y se balancea a merced de la voluntad divina. Esos cestos de flores volcadas se mueven por encima de vuestras cabezas al alcance de vuestras manos; pero aún es necesario que vuestros brazos se tiendan y que vuestros ojos busquen en lo invisible esas zarzas ardientes. Mira la bóveda del cielo, y si tus ojos ven, encontrarás tantas certezas divinas como estrellas hay en el cielo; la nada queda cribada. Recibe en ti con mucha humildad los pensamientos que te envío; ellos son tus ramos. Pero ten cuidado, esas hierbas sólo se unen al Reino de Dios a través de tallos, y esos tallos son frágiles.

¡Oh! mamá, si me escuchases sin ninguna vanidad, una savia aérea circularía en tu cabeza...

Viernes, 22 de octubre de 1948.

7 de la tarde.

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Gracias, Mamá, por haber mirado al cielo tanto tiempo, y por haber descubierto en él tantos paisajes. En el cielo, hay caminos, lagos, bahías rodeadas de rocas; hay fuegos, carreteras, tempestades de arenas completamente rubias, espejismos, y todo ese infinito que se mueve continuamente sin hacer ningún ruido. Los colores ascienden unos sobre otros, se desvanecen los unos en los otros. El cielo, se transfigura indefinidamente, incansablemente, para la alegría de vuestras miradas, y vuestras miradas sólo miran la tierra. Llora, mamá, por tanta ingratitud y tantas traiciones hacia lo que se os da. Mamá, en la bóveda del cielo hay azul, malva, rosa, paletas de oro. Lo que hay de más hermoso en el mundo está en el cielo, puesto que en el cielo está el día.

Lunes, 25 de octubre de 1948. París.

Mamá, es necesario que todas las ventanas de tu vida interior se abran de

par en par. Transforma, cambia, convierte lo creado en innumerables centelleos, puesto que todos debéis tener en vosotros un segundo sol.

Fíjate en el poder de transformación de un rayo: disipa la oscuridad, pone estrellas en la sombra, madura el trigo, provoca la recolección, lleva el fruto a la madurez. Lo repito: si poseéis este segundo sol, la sombra retrocederá ante vosotros.

Cuando te hice escribir (comunicación del 1º de octubre): «Aún se necesita mucho sol para madurar este acontecimiento», esto quería decir que los que quieren llegar a hacer progresar el bien tienen, como primer deber, librar del fondo de su tiniebla el globo de fuego que está en ellos. ¡Cuántas nubes, cuántas lluvias, cuánta oscuridad en este fondo! Mamá, piensa que deberías ser siempre como un hermoso día de verano, como una mañana radiante.

Martes, 26 de octubre de 1948.

Mamá, ábrete al cielo como se abre bajo el sol una corola. ¡Necesitáis tanta

piedad, tanta meditación, tantas plegarias para seáis dignos de entrar en la morada de Dios! Piensa en las innumerables evoluciones por las que pasa el árbol hasta alcanzar toda su grandeza. ¿Cuántos nacimientos, cuántas muertes sufren sus fibras para mejorar su crecimiento? Primavera tras primavera, el árbol brota; otoño tras otoño, muere. Cada verano, se abre paso su corteza: revienta por todas partes para que maduren sus hojas y sus frutos. Desde las raíces a la cima, es trabajado por la savia; y todo este trabajo y todas estas muertes, [él] las repite, las sufre cada año durante el espacio efímero de una estación.

¡Cuán necesario sería que vosotros también supieseis madurar miles de

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veces en vuestras imperfecciones para resucitar en vuestra perfección!

Mismo día.

Mamá, ni siquiera durante breves segundos, debes dejar de tenderme la pluma. Siempre tendré tiempo para filtrarte algunas palabras. Para ponernos realmente en comunicación, hace falta tiempo, y sobre todo hace falta una vida totalmente centrada en el estudio; hace falta el gran silencio, días de aislamiento, días sin otra preocupación que la idea de Dios. Lo que yo puedo hacer deprisa es enviarte un puñado de palabras, como se lanzan octavillas. En ti el atrapar al vuelo esas pocas señales; pero ten cuidado: no recibes la mejor parte del cielo.

Mismo día.

Y yo estaré obligada a vivir como si nada sucediera... Sin embargo, ¡qué

extraordinario día! Volvía yo de la capilla de Roland; eran alrededor de las cinco y media; me arrodillaba delante del tabernáculo; la iglesia estaba casi oscura; a la izquierda del altar había solamente una lamparilla roja; de pronto, el tabernáculo fue atravesado tres veces por una luz blanca, exactamente igual que un rayo. Ninguna reverberación podía producir estos resplandores; todo estaba oscuro. Yo seguía clavada en mi sitio con los ojos fijos en el lugar donde acababa de producirse esta manifestación; esperaba, pero nada se producía. La sensación que había sentido no tenía nada de humana; durante unos segundos, había sido como proyectada fuera de mí y puesta en contacto con una calma por la que habría dado mi vida.

Mamá, guarda dentro de ti todas las manifestaciones que te son dadas.

Debes conservarlas durante cierto tiempo; luego, podrán contarse. Cuanto más cerrado está un frasco de perfume, menos pronto se evapora. Hay que saber ocultar dentro de sí un gran privilegio, para que sus efluvios no se dispersen.

Piensa continuamente en las llamas blancas que has visto, y recógete. ¿Quién te creerá si hablas de ello? Y no sacas nada con ser escuchada; sólo

tu fe debe darte una certeza. Inútil divulgar con palabras lo que has visto; más tarde escríbelo, para que quede en el silencio de las letras. No hay que temer nunca decir la verdad.

Miércoles, 27 de octubre de 1948. París. Mañana.

Mamá, la hermosa vida del cielo se impregna poco a poco en vosotros si

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estáis en continuo estado de receptividad. Sed permeables a las influencias celestes; sed como un campo de tierra a merced del rocío y, gota a gota, os impregnaréis del frescor del más allá. La disciplina es indispensable para la vida interior; con las leyes eternas no se juega.

Tomas demasiado a la ligera la construcción de tu doble. Tenéis que construir, piedra a piedra, la morada de vuestra eternidad. Pero estáis tan poco evolucionados y en una edad tan primitiva que no sabéis distinguir vuestros deberes. Asumís ciegamente los principios de una moral totalmente establecida.

Cuando queréis estar perfectamente vestidos, compráis vestidos hechos a medida. Lo mismo tenéis que hacer con vuestra alma, tenéis que vestirla con preciosos ropajes. No improviséis vestidos para vuestro segundo personaje, ni lo dejéis tampoco caminar con harapos. Si vuestro interior es harapiento, con harapos os presentaréis ante Dios.

Viste siempre un vestido de oro para pensar en Cristo. Mamá, aun en de las tinieblas de las necesidades humanas, mantén en tu alma una luz encendida.

Jueves, 28 de octubre de 1948. París. Mañana.

Sólo debería descender a ti cuando tu espíritu sea puro. ¡Oh! Mamá, no

creas que esto es fácil, pues vuestras vidas corren por el lecho cenagoso de los deseos; vuestros instintos os llevan a conservar obstinadamente lo que habéis tomado. Cuando dormís, vivís con las manos cerradas sobre vuestras ganancias. La manipulación de los instrumentos de trabajo sólo puede ser limpia si vuestras manos están limpias; el espíritu sólo es limpio cuando corre por instintos limpios. El barro altera el agua, la arena la vuelve cristalina. Es por tanto en el interior de vosotros donde debéis ser limpios.

Sed sólo entusiastas de vuestros triunfos interiores; sólo ellos son un paso en el camino del cielo. Sed muy humildes y considerad siempre vuestras victorias materiales como triunfos de un día. Si desapareciera del mundo la pasión por los honores y por el dinero, el mundo sería transformado.

Domingo, 31 de octubre de 1948. Media noche.

― Mamá, hay que captar lo invisible. ― Roland, ya no te oigo, ¿te he disgustado? ― Piensa por tu cuenta. ― Roland, mañana es el día de Todos los Santos y estoy preocupada

continuamente por ti. ― Hay que saber a veces trabajar como obrera; haz a conciencia tu trabajo

espiritual. Mamá, levanto el vuelo.

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NOVIEMBRE 1948

Todos los Santos, 1948. 10 de la mañana. ¡Mamá, tienes ante ti toda una jornada! Desde que ha amanecido, has

entrado en la luz; alégrate de ello, y considera como un regalo del cielo que el día se haya alzado sobre las tinieblas. Físicamente, puedes distinguir lo creado: es un don, pero muy pequeño en proporción al resto, pues en torno a ti en lo imperceptible se ofrecen mil caminos; estos caminos están en la sombra, puesto que no los ves; sin embargo, existen. Como tu sexto sentido aún no está despierto, no distingues nada y a lo largo de la jornada te moverás y te distraerás en el mundo concreto sin tratar de ir más allá. Mamá, deja de estar ciega, supera tus límites y entra en lo invisible. ¡Cuántos caminos triunfales están en ti prisioneros! ¡Ah! si pudieras vivir más en el recinto de tu doble, te sería fácil abrir de par en par las ventanillas de tu alma, y descubrirías el cielo.

¡Tienes ante ti toda una jornada! ¡Oh, maravilloso campo libre por el que puedes caminar a tu gusto! De ti depende el hacer del tiempo un jardín florido o un pantano cenagoso; mamá, descubre los caminos de Dios, los caminos en los que la ley de los profetas es soberana; vive en el reino de las Escrituras, pues Jesús escribió en sus tablillas el secreto de la vida eterna.

2 de noviembre de 1948. Día de Difuntos.

Mamá, hace dos años y medio que levanté el vuelo, y siempre te encuentro

en la morada de la oración. Los pocos granos de paraíso que he sembrado han echado en ti raíces.

Hay que saber hacer un alto de vez en cuando y mirar hacia atrás. Si tú vuelves la cabeza, la que eras ayer está tan lejos que apenas puedes distinguirla. No te desanimes continuamente por tus imperfecciones. Cuanto más turbada te sientes ante la perfección que huye de ti, más te acercas a Dios. Te gustaría que yo te dicte reglas; te gustaría, como a toda alma

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inquieta, conocer al detalle dónde están el bien y el mal, lo justo y lo injusto, como si el baremo de esto estuviera establecido. Reflexiona, ¿hay dos entre vosotros que sientan de la misma manera sus alegrías y sus penas? Ni siquiera una espina clavada en vuestra carne provoca un dolor igual; ni una pena sufrida, ni una mortificación infligida provoca reacciones iguales. A tientas, debéis descubrir por qué os ha puesto Dios en la tierra. Tan pronto como un hombre comprende su destino espiritual, su vida se convierte en un camino en dirección a sí mismo, es decir a su centro, a su hogar.

Gracias, mamá, por haber permanecido todo el día en oración y meditación. Los que creen que has perdido el tiempo son los que niegan la existencia de Dios, porque también Dios quiere que lo amen.

Miércoles, 3 de noviembre de 1948. Media noche.

Mamá, sé como una hoja en el viento, sin voluntad alguna. Esta tarde, ni siquiera hay que escribir, porque escribir es todavía una

materialización. Tienes que superar lo concreto del pensamiento; recoge tu papel, apaga tu lámpara y húndete en el silencio.

Jueves, 4 de noviembre de 1948. Mañana.

Mamá, esta noche organizaremos para ti una gran fiesta de ángeles. Ven a

la cita. Voy a decirte lo que hay que hacer para estar entre nosotros. Detén la vida en torno a ti, no hagas nada, medita y deja que tus

pensamientos floten sin dirección como nubes a merced del viento; sobre todo no llores. Entonces, poco a poco, penetrará en tu alma una gran suavidad, y nosotros, los ángeles, nos apoderaremos de tu espíritu. En ese preciso instante, tal vez sólo sientas en ti el vacío. Durante unos segundos, se habrá producido el desdoblamiento; habrás entrado en el sueño del cuerpo, habrás entrado en tu doble. Mamá chiquitita, hasta esta noche…

Prepárate a lo largo del día para ser arrebatada. Prepararse, es hacer nacer en uno la certeza de que lo que se espera se realizará. Prepararse, es no dudar, es construir la armazón, levantar la peana, construir el nido, para que el milagro sepa donde posarse.

¡Ah, si supierais más cómo tender tapices de plumas a los ángeles!... Ellos vendrían con más frecuenta a visitaros. Haced de vuestro corazón una morada para el Espíritu Santo.

Sábado, 6 de noviembre de 1948. Mañana.

Mamá, las leyes divinas son inteligibles para vosotros cuando habéis

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logrado la armonía interior; esta es la enseñanza que intento darte. Para conseguir que me entiendas, tengo que poner los ejemplos más

sencillos y recurrir a metáforas; así comprendes, con mayor facilidad, el contenido de mis palabras.

Escucha: el espíritu de Dios vive realmente en vosotros cuando se ha encarnado no sólo en vuestra alma, sino también en vuestra carne, es decir cuando vuestro cuerpo y vuestra alma se confunden, cuando se establece entre ellos la armonía. Vuestro infierno viene de que sois una unidad con dos cabezas; la una es visible, la otra no; la que se oculta tiene su vida propia, lo mismo que la que se ve; llegamos aquí a la dualidad de lo concreto y de los abstracto. El día que se produzca en ti la homogeneidad, habrás realizado la idea de Dios.

Hay muchos caminos para conseguir la fusión del espíritu y del cuerpo. Tu camino personal soy yo. A través de mí, te acercarás lo más posible a la idea de Dios. Los que creen que tú me das demasiado, son ciegos; sólo ven lo concreto; olvidan las envolturas que elige la divinidad para revelaros su existencia.

Domingo, 7 de noviembre de 1948.

Mamá, deshojarse es pasar de una tonalidad a otra. Para el cuerpo, los

cambios bruscos de temperatura son peligrosos; para el alma, los cambios demasiado bruscos son mortales. Vuestra alma agoniza en la arritmia de las cadencias. Haz que tu vida sea más homogénea. Es necesario el calor para que se forme el embrión; hay que mantener en uno mismo una temperatura muy suave y siempre parecida para el que alma no perezca.

Lunes, 8 de noviembre de 1948.

Mamá, no te puedes imaginar, y nadie se imagina realmente, la cantidad de

conciencia que tiene dentro de sí cada uno de vosotros. Nosotros que vemos lo oculto de las criaturas, te puedo decir que la conciencia es de lo que menos carece el ser.

El doble del hombre está lleno hasta arriba. Pero, la mayoría de las veces, el individuo vive como si Dios le hubiera privado de ella. La falta de conciencia aparente que reina en el mundo es la prueba auténtica de que el hombre sólo actúa en función de sus luchas exteriores, jamás en función de su vida interior. Sólo le preocupan los lucros positivos, y para triunfar engaña al otro, cegándose a sí mismo hasta creer que su víctima no ha descubierto sus estratagemas. Independientemente de su mala conducta mantiene un juicio sano, puesto que se rebela e invoca las leyes de la honradez, cuando el destino

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vomita sobre él el sufrimiento que impuso a los demás. Si, en todas las circunstancias, os tomaseis la molestia de poneros en el lugar de vuestros enemigos, es probable que ya no tuvierais enemigos. Si estuvierais seguros de que todos vuestros pensamientos se ven, perderíais la costumbre de pensar mal y la atmósfera se purificaría.

En lo invisible, el efecto de los pensamientos malos es tan terrible como el de los microbios para el cuerpo. La ciencia ha inventado microscopios para descubrir lo infinitamente pequeño; pero los hombres de bien no han encontrado nada para purificar el universo de los efluvios más perniciosos.

Martes, 9 de noviembre de 1948. Medianoche.

Mamá, el que crezca tu pena tiene motivos. Nunca deja de tener motivos

vuestro corazón para deshacerse en lágrimas. Obedecéis ondas, estáis bajo la influencia de vibraciones que os arrastran. En la voluntad de Dios, vuestro espíritu es como una hoja sobre el agua, sigue la corriente; y decís bien que cada una de vuestras lágrimas tiene una significación.

Miércoles, 10 de noviembre de 1948. Medianoche.

Mamá, cree sólo lo que te digo, y no te dejes separar por nadie de los

caminos que te indico. Me preocupo mucho antes de dictarte una línea de conducta, no debes ir en contra de mis indicaciones. Si he situado mi voz en la iglesia, hay que ir a escucharla a la iglesia. No seas rebelde a ninguna de mis indicaciones. Entrégate cada día más a la idea de Dios. Mamá, me voy. Una palabra más: te quiero.

Me gustaría seguir escribiendo, pero bruscamente mi cabeza se queda

como desierta. Estoy vacía.

Jueves, 11 de noviembre de 1948. Mañana. Mamá, voy a aclararte un punto muy importante: tienes que saber lo que es

una existencia privilegiada. Una existencia privilegiada está relacionada con su aureola Me explico: la

aureola es el halo que nimba al individuo, aparece por encima de él. Desde su nacimiento, el hombre lleva en él de forma abstracta todo su destino. ¡Cuántos acontecimientos inscritos en esas trenzas de vibraciones! Sin embargo, ¡cuántas vidas monótonas y mediocres! ¿Por qué? Porque sólo los elegidos de Dios tienen la percepción de esta verdad suprema; tienen en ellos el embrión de un sentido complementario, una especie de órgano psíquico capaz de tejer

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el hilo aéreo que los relaciona con esa aureola de gracia sostenida por los ángeles.

Domingo, 14 de noviembre de 1948.

11 de la noche. Mamá, lo que te pido es la visión interior; lo que te pido es tratar de unirte

conmigo etapa por etapa, como un pájaro salta de rama en rama. Sígueme hasta el fondo de ti misma, hasta los recovecos de tu silencio interior.

Tenéis en vuestra alma incontables murallas. ¡Oh, multiplicidad de círculos sin fin! Vosotros podéis ir siempre más adelante en vosotros mismos. Hay que entrenarse para morir un número incalculable de veces, para tocar el fondo de su propia eternidad. Y cuando creáis haber llegado a vuestros límites, os daréis cuenta de que no hay fin.

Lunes, 15 de noviembre de 1948.

Mamá, el principio de las grandes leyes, o leyes divinas, brilla ante tu

mirada como un cielo estrellado; pero tu entendimiento está tan lejos de él como tus ojos están alejados de las estrellas. Estás separada de la visión beatífica como la tierra está separada de sí misma cuando la atraviesa un río. Tu otra orilla sólo se te volverá a dar con la muerte.

Martes, 16 de noviembre de 1948.

Mamá, está bien que sientas morir en ti tus antiguas evoluciones, que

sientas el nacimiento de nuevas floraciones. La hierba crece en cada estación, se seca y muere. Lo mismo debe suceder

con vuestras progresiones. Para renovaros, tenéis que hacer que agonice en vosotros vuestro pasado. Una tierra virgen fecunda mejor el grano que cualquier otra. Quema tu vida anterior, aniquila lo que fue, para poseer únicamente el futuro. Caminar hacia Dios, no es regresar, siempre podéis actuar mejor que ayer.

Miércoles, 17 de noviembre de 1948.

Mañana. Mamá, está bien decir que asimiláis más o menos fácilmente las ondas que

recibís del más allá, y que el sentido que las recibe en vosotros debe flexibilizarse continuamente. Hay un trabajo de nosotros a vosotros, y de vosotros a nosotros. Si vosotros sois como un objetivo abierto, nosotros os

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enviaremos imágenes, y estas imágenes las acogeréis en vuestro subconsciente. Para los unos, ellas seguirán siendo eternamente tinieblas, para los otros, ayudados por nuestra fuerza y por su propia vida interior, se formarán los contornos.

Esta es la razón por la que, cuando un ser está conectado con una onda psíquica, la calidad de su vida es esencial. Tu ser se convierte en un instrumento de grabación. No dejes de pensar nunca que el objetivo de tu doble está siempre abierto. De aquí la importancia decisiva de no escuchar, de no ver, de no pensar sino en lo «raro». El mediocre trastorna, vela la película. Ama todo lo que ves, quiere a todos los que encuentras; si no, tus fuentes se cegarán, y cuando yo proyecte sobre ti mis fluidos, serán incoloros. Los astros solo brillan en el agua clara. Mi luz sólo será luz si tu espíritu está preparado como un gran velo blanco, siempre dispuesto a recibir mis proyecciones. En resumen, yo puedo enviarte rayos y hacer brotar pensamientos de tu cabeza segunda, la que graba desde el cielo y para el cielo.

Jueves, 18 de noviembre de 1948.

Mamá, la concentración debe ser total. No basta con pensar en Dios de vez

en cuando. Concentración significa absorción de todo el ser en favor del punto culminante de vuestro entendimiento. Y si la vida os obliga a necesidades materiales, la parte superior de vosotros mismos debe flotar por encima de los ritmos concretos. No porque are el labrador el sol deja de lucir; ni porque libréis vosotros en la tierra una batalla, debe apagarse la luz en vosotros.

Mamá, te das cuenta de que me voy haciendo muy serio. Me gustaría tanto hacerte avanzar deprisa, para que vengas aquí pronto. Las leyes que rigen la tierra son duras; tú no puedes escapar de tu propio trazado; haz noblemente tu servicio; cuanto menos bien realices tu tarea, más larga será nuestra separación. Piensa siempre que tu alma es tan exigente como tu cuerpo. Vosotros sólo percibís el trazo de las cosas sobrenaturales en los momentos en que vuestro entendimiento ha superado lo natural.

Mismo día. 11 de la noche.

Tienes tu cabeza dividida en dos, porque llevas en ella dos mundos: el

mundo de tu mental físico, y el mundo de tu mental psíquico. El primero te da las sensaciones humanas; el segundo nace de las agonías del primero. Tienes en ti por tanto muertes y nacimientos.

La aurora sepulta a las tinieblas. Haz que muera en ti, al menos una vez al día, tu mental físico, y el universo de los cielos se abrirá en tu cabeza.

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Sábado, 20 de noviembre de 1948.

Esto es un sueño. El más allá era una resonancia de mí misma, donde lo

que yo hacía en la tierra repercutía allí. Había adquirido bruscamente el don de la doble visión y la facultad de ver la prolongación de mis actos, vivía por tanto dos vidas a la vez; pero la de aquí abajo era sombría, mientras la otra me sumergía en el encantamiento. Durante mis horas de oración, se formaban por encima de mí coronas de ángeles.

Jueves, 25 de noviembre de 1948. Mañana.

Mamá, todo lo que agudiza en vosotros el apetito del amor divino debe ser

considerado como beneficioso, aunque a los ojos de los hombres tengáis que descender escalones en los valores de orgullo.

Desde el momento en que trabajáis en vuestro perfeccionamiento interior, sois llevados en seguida a desprenderos de la idea de injusticia. Jamás hay injusticia allí donde el contragolpe de un choque o de un fracaso os ha hecho avanzar un paso hacia el más allá.

El sufrimiento es uno de los sabores más activos para revelar al ser sus propios dones. ¡Cuántas almas se han encontrado en el dolor! Vosotros no tenéis tantos caminos para encontraros. Caminos de alegría, caminos de lágrimas; los valles son estrechos, los valles son largos; una lágrima os hace avanzar muchas veces más rápido que una sonrisa. Dios no eligió la felicidad para salvar al mundo, Dios eligió la Cruz.

Jueves, 25 de noviembre de 1948.

Mañana. Mamá, oh, estás ahí… Como de costumbre, cuando comienzo a escribir, hay crujidos en la puerta

de Roland. Tu lucidez es muy importante; mantén siempre tus ojos muy abiertos.

¡Cuántos nudos en torno a ti! Te encuentras en un equilibrio muy inestable; tu espíritu no se armoniza con las ondas celestes. Habría que echar como una gran capa sobre todos los incidentes terrestres, para no volver a verlos. Donde cae la nieve, sólo hay nieve; ella entierra los campos. Entierra también la infinidad de tus vanidades humanas. Hacen mucha falta días vacíos de incidentes para que seáis visitados por el Espíritu Santo. Sólo a lo largo de

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horas planas nos es posible posarnos. Trata de conocer cada vez menos lo que el mañana te aportará; trata cada

vez menos de adivinar la conducta o la actitud que tomará tal o cual ser; no debes poner tus ojos en la tierra. Cada día debe traerte el nacimiento de una nueva certeza abstracta.

Viernes, 26 de noviembre de 1948. Mamá, tú no estabas hecha para el orden del mundo; por eso se te cortó el

camino de la felicidad terrestre. Has pasado por la prueba total, da gracias a Dios; no son tantos los seres elegidos para un servicio absoluto.

El que lleva consigo un dolor inconsolable, si sabe elegir los caminos del cielo, subirá muy deprisa.

Bendice a Dios por haber tenido el accidente que te ha proyectado hacia tu segundo ser. Sin lugar a dudas, has perdido toda la felicidad terrestre, pero has ganado al mismo tiempo la esperanza de la felicidad divina. Sé feliz, estás iniciando tu ascensión; los ángeles están al final del camino.

Viernes, 26 de noviembre de 1948.

11 de la noche. Desamparo total, pero de repente, en un intervalo de unos cinco minutos,

hay dos gorjeos de pájaro en mi habitación. Mamá, toma tu pluma como se toma un laúd, para que yo pueda hacer

sonar en tus pensamientos los acordes del cielo. Me gustaría secar tus lágrimas con la punta de mis alas.

Paciencia, mamá, el clavo de la muerte se ha hundido en ti. Mamá, tu hijo te ve.

Sábado, 27 de noviembre de 1948.

Mañana. Mamá, tienes que llegar a distinguir la parte de soledad y la parte de acción

que deben entrar en una vida a la que ha sido enviada la prueba total. Es muy cierto que el dolor trata de bastarse a sí mismo, es decir de suprimir todo lo que no es él.

Un ser que sufre realmente no quiere hacer otra cosa que sufrir; subordina todo a su angustia. El débil permanecerá hundido en este estado, pero el que

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vuelve sus miradas hacia el cielo camina hacia la liberación, no de su mal, sino del mal.

La puerta del cielo sólo se abre con frecuencia a través de las lágrimas. ¡Pobre pecadores, que sólo podéis encontrar a Dios cuando os golpea! No

habéis evolucionado más que esos miserables animales a los que se les aplican correcciones para hacerles sumisos. Ese bastón que manejáis con tanta agilidad sobre el lomo de las bestias se vuelve muchas veces sobre vosotros, y vosotros eleváis entonces la mirada hacia Dios. ¿Tan difícil os es caminar hacia el bien?

¡El bien! He aquí el valor esencial que debéis hacer madurar en vosotros. Hay caminos absolutamente claros y otros dudosos. ¡Cuánta dificultad sentís para descubrir vuestras fuentes! Si vivierais más cerca de vuestra alma, oiríais el murmullo de vuestras armonías interiores. ¡Que dentro de vosotros haya hasta el infinito arrullos y cantos! Esas melodías son las que os abrirán la pista general. Cuando aprendáis a escuchar, oiréis; y de vuestro deseo de gobernaros nacerá vuestro propio bullicio.

Domingo, 28 de noviembre de 1948.

Medianoche. Mamá, ¿qué has hecho durante el día? Esto es lo que deberías preguntarte

cada noche. Me gustaría que hicieras un recuento de tus ganancias espirituales. Te aconsejo vivamente comprar tela y perlas; cada vez que estés segura de ser enriquecida con un nuevo fervor, añadirás una perla a esa túnica simbólica. Pero ten cuidado de que tu vestido no se termine el día que Dios te invite.

Haz lo que te digo, mamá, con gran docilidad, sin considerar pueril mi consejo. ─ Me gustaría saber, Roland, lo que puede contar como un punto en mi

vida futura. ─ Toda la dificultad está ahí; porque os consideráis ignorantes, cuando por

el contrario yo sostengo que sabéis perfectamente lo que resuena exactamente dentro de vosotros mismos.

¡Oh, mamá, tú sabes cuando haces el bien! Sabes lo que te hace grande y lo que te hace pequeña. Estoy seguro de que todas las perlas que cosas en tu túnica serán verdaderas perlas.

Tu hijo que vive, duerme.

Lunes, 29 de noviembre de 1948. Media noche.

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Mamá, mamá querida, te sigo, te veo debatirte en la noche oscura de verdades que pasan por tu cabeza, pero de las que aún no puedes apoderarte. Das vueltas sobre ti misma, y crees haber caminado; piensas que captas formas cuando, en realidad, esas formas están separadas de ti por una muralla de cristal; vislumbras claridades, pero en seguida huyen de ti; el cristal opaco está siempre ante tus ojos. El choque de aspiraciones se produce en tu alma, pero todo es aún desorden.

Pide a Dios que rompa el velo que envuelve tu percepción espiritual. Presientes la importancia que pueden tener en tu vida interior elementos como el fuego, el agua, el aire, pero aún no puedes calibrar su influencia en tu ser psíquico. Yo trabajo y trato de obtener luz para ti. Haz que tu cerebro sea siempre un brasero rojo, para no perder ninguna de sus chispas; muéstrate siempre dispuesta.

Martes, 30 de noviembre de 1948.

Mañana. Acrecienta cada día el campo de tus arrobamientos, porque después de tu

muerte es en ellos como tú entrarás. ¡Ah, si supieran los vivos que se prepara su vida futura con tanta certeza como se aprende el alfabeto para leer!

Por la noche, como todo el mundo, no veo nada; sin embargo, a veces,

algunas noches, detrás de mis párpados cerrados, se mueven torbellinos parecidos al humo; después cambian de color hasta que se vuelven rojos; poco a poco se quedan quietos, forman un estrato sanguíneo, y sobre esta pantalla aparece en relieve el rostro de Roland; lo veo como vería una escultura; aparece de frente, de perfil, de medio perfil; se borra y vuelve a aparecer. Este fenómeno está completamente al margen de mi voluntad; en cierto sentid, asisto a una proyección interior; soy como una espectadora ante un espectáculo.

DICIEMBRE DE 1948

1º de diciembre. Mañana.

Mamá, piensa que el vínculo que nos une es tan frágil como un hilo de

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araña; piensa que la voz que hago resonar en ti es tan rara como un canto de ruiseñor. Los ruiseñores no cantan en todas partes; abandonan las ciudades, gustan de la noche, eligen las cimas, necesitan mucho calor para lanzar sus notas más bellas.

Mantén en ti un clima arrullador, a pesar del mucho frío de los días sin sol. Pluma a pluma, construye el nido.

Te amo, mamá, pero deja que el cierzo sople en vuestra tierra, me sería difícil travesar todas esas zonas de viento, si no fuera para aterrizar en las cálidas catedrales de tu fe. Trabaja para ti, trabaja para mí; las lágrimas que lloras no son inútiles, el mal que soportas no se pierde. Te amo.

Observo que Roland ya me ha dicho que le era más difícil reunirse

conmigo cuando hacía mucho viento y mal tiempo en la tierra.

Miércoles, 1º de diciembre de 1948. 11 de la noche.

─ Mamá, mantén fielmente la tradición… …………………………………………………………………………… ─ Vas a recibir la gracia del corazón… Me es muy difícil hablarte esta noche. ─ ¿Por qué, Roland? ─ Por razones de tipo celeste. No trates de comprender. Ve mañana a la

Mesa santa, siéntete divinamente arrobada, siéntete iluminada hasta en tus menores rincones, siéntete sin sombra, sé como la tierra al mediodía. Yo me alejo, hay tanto que hacer. Tu Roland.

Jueves, 2 de diciembre de 1948. Mañana.

Mamá, me gusta hacerte avanzar más especialmente los días de comunión;

por otra parte esto me resulta más fácil, porque estás más cerca de Dios. Entiendo por avanzar estar en situación de recibir algunas verdades.

No hay que creer que todo se os da. Dios distribuye sus bienes con parsimonia, y sus bienes la mayoría de las veces son abstractos.

Vosotros, cuya inclinación natural es la intercesión, la súplica por el favor material, aprended a desplazar vuestra sed. En el Evangelio, el vaso de agua es sólo un símbolo; la fuente, una ficción; en vuestra ignorancia, deseáis realmente el agua y el vaso.

La felicidad integral se os podría dar si supierais tomarla donde existe. Pobres pecadores, ¡la alegría está en vuestra cabeza y la buscáis en vuestras manos!

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Mamá, todas las flores del cielo pueden venirse abajo en tus pensamientos… ¡Cuántos perfumes podrían llenarlos si estuvieras más elevada!...

Es muy importante que para la misa te haya sido enviada una verdad en el pre-sueño. El pre-sueño es ese estado neutro en el que os sumergís antes de dormir. Durante unos instantes, el asalto del «yo quiero» consciente deja en vosotros de funcionar; os despojáis; se extingue vuestra voluntad; se difumina la sutileza de vuestros valores; todo se borra; se diluye la batalla humana; entráis en una especie de vacío. ¡Oh, desgraciados que os negáis a percibir uno de los estados más importantes de vuestra condición! El duermevela es el momento exacto de «la entre-vida»; es el desmembramiento entre vuestro plano y el otro. Cada día estáis sometidos a ese ritmo casi sobrenatural, sin daros cuenta siquiera de que os afecta una de las grandes leyes del más allá. En resumen, os precipitáis en vuestro propio vacío.

………………………………………………………………………………. Cuando estás encerrada en tu doble, es decir en ti misma, lejos de lo

creado, confundida con lo universal, todo se te vuelve a dar, porque ya no hay tú y yo, sino la unidad.

2 de diciembre. 10 de la noche.

Aniversario de Roland. Jornada extraordinaria… Ha venido a verme una amiga; concreto la hora:

eran las 3. Se sorprendió por todas las luces de arco iris que había en las paredes de mi habitación; al mirarlas, dijo: «Falta un color; el verde». En seguida, como una respuesta, aparece en la pared una inmensa mancha verde.

Mira en silencio y, pasado de un momento, me pregunta si veo una especie da mancha en un rincón. Me sobresalto: esta mancha es un dibujo: «Mira, me dice, es un perfil; está la nariz, la boca, el párpado, los cabellos. Me estremezco y exclamo: «Pero si es el rostro de Roland.» Todos los rasgos eran como los suyos, excepto la nariz que era un poco más corta.

Mamá, hace dos años y siete meses que fui separado de ti, y tus ojos no

saben ver. ¡Mamá, me he reído viendo tu estupor cuando te han mostrado mi rostro

sobre la pared! Estoy ahí desde hace tiempo y jamás me has descubierto. Tiembla de emoción, tiembla de confusión, es una que pasaba la que te ha revelado mi presencia… Y cuando sea Dios, él me volverá a dar completamente a ti, tan fácilmente como la que hoy te ha dicho: «Mira», y tú has exclamado: « ¡Pero si es Roland!».

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Sólo has podido verme con la fuerza de una vibración más fuerte que la tuya. Tú y tu amiga, recordad este día; porque a la vez que nosotros nos manifestamos, os enviamos una sacudida de fluidos que se impregna en vuestro doble; todas vuestras acciones quedan marcadas por ellos, y vosotros lleváis el contraste del más allá. Entonces, vuestras palabras se hacen verdad. Resuenan justamente en los corazones; algo en vosotros se pone a tono con el diapasón del más allá. Junta las manos, mamá, y da gracias a Dios. ¡Mamá, me he divertido mucho!

Viernes, 3 de diciembre de 1948.

Mamá, si os he favorecido con esta imagen, es porque esto te sirve para

estudiar las tinieblas. Escucha: recógete primero y escribe después. Recogerte significa hacer que

tu pensamiento dé vueltas en torno al punto luminoso que es la verdad. Entiendo por verdad el brote de una sonoridad auténtica. Cuando hayas oído el sonido exacto, las palabras sonarán a verdad.

Hay una clasificación que hacer en las señales que podemos enviaros: hay fenómenos espontáneos y fenómenos provocados. Sólo te hablaré de los primeros, porque se encuentran en un plano completamente distintos de los segundos. Entiende que para tocaros, tenemos muy pocos accesorios a nuestra disposición, porque sólo podemos actuar en lo infinitamente ligero. Para enviarte mi imagen, he tenido que amasar el polvo; como una hormiga, grano a grano, molécula a molécula, he tenido que modelar rasgos con cosas imponderables; me he servido de humo, de pavesas que vuelan por el aire; he necesitado más de un año para desplazar, acumular, amalgamar todo esto y darle una forma. Y alguien ha venido y te ha dicho: «Mira». Pero para ver cada vez más, hay que trabajar cada vez más.

En cuanto al lenguaje directo, es la forma de comunicación más difícil, porque raramente tenemos a nuestra disposición las herramientas necesarias para enviaros instantáneamente una respuesta. Considerad como algo único que haya tenido a mi alcance los elementos deseados, es decir: la hora, el sol, la reverberación. Esto me ha permitido, en respuesta a esta frase: «Falta el verde», enviaros verde al momento.

Orad para dar gracias a Dios: Realmente, en la pared, está el dibujo de un perfil. Por la noche, hacia las doce, una espada de luz se dibujó en mi puerta. Mamá, en cada flor, existe la estructura de una enseñanza espiritual. Si

abres el tallo de una mimosa, verás, en lo infinitamente pequeño, una corona

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de pistilos en torno a un centro. Innumerables tentáculos apretados unos a otros como los puntos de un tapiz. El conjunto de este trabajo meticuloso parece consistir en una bola. La bola es el símbolo del movimiento de rotación en el cosmos. Si tus pensamientos pudieran propulsarse una vez adquirida la forma redonda, su trayectoria dejaría de tropezar; se lanzarían sin producir choque. Pero piensa en el trabajo preparatorio a que ha estado sometido el adorno de la mimosa antes de convertirse en una bola.

Domingo, 5 de diciembre de 1948.

Después de la misa.

Yo estaba arrodillada al lado de Roland cuando, de repente, una parte de la capilla se ha llenado de humo; esto ha durado aproximadamente medio minuto, y todo ha vuelto a estar claro.

Mamá, está bien que hayas pensado en la idea del vacío; sí, el vacío es

necesario para que el cielo descienda a vosotros. ¿Por qué? Porque intervine el sistema de la dualidad de densidades.

El cielo tiene una densidad, y vuestro cuerpo, con las exigencias de sus cinco sentidos, tiene otra.

Hay que anular por tanto vuestro ser humano para que un poder, de peso distinto, llegue a introducirse en vosotros. Te voy a poner un ejemplo muy sencillo: las nubes no descienden por debajo de cierto nivel, de tal manera que sólo las tocan las altas cimas. La lombriz debajo de la tierra no encontrará nunca una nube. Esto quiere decir que tenéis que anonadaros interiormente para que la llamada celeste pueda producirse en vosotros. ¡Dura necesidad! Lo que os parece como esencial, como indispensable, como la sustancia misma de vuestra vida, debe ser ahuyentado.

No es tan fácil dejar de creer, aunque sólo sea un instante muy breve, en las razones humanas de existir. Uno vive en función de su oficio, otro en función de sus gustos, de sus impulsos, de sus obligaciones. Ahora bien, el abandono total de estos apetitos es la primera condición para llegar al estado de vacío interior; ello implica, como ves, la negación absoluta de lo creado. Así deslastrados, así convertidos en absolutamente nada, es cuando pueden tocaros las densidades del más allá.

Martes, 7 de diciembre de 1948.

Medianoche. En la pared de mi habitación, se ha dibujado un gran pájaro blanco. Tenía

aproximadamente un metro setenta y dos centímetros de grande.

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Miércoles, 8 de diciembre de 1948.

Mañana.

Mamá, sé confiada, sé toda alegría. ¡Si pudieras ver lo invisible! Muy cerca de ti, se acumulan miles de ondas; tienes en torno a tu ser verdaderas montañas, y te vas a lanzar a su conquista. Caminarás de cima en cima. Prepárate hasta el fondo de ti misma. Mamá, estás menos lejos de mí de lo que te imaginas. Alégrate.

Miércoles, 8 de diciembre de 1948.

11 de la noche. Después de una jornada de distracción, es decir una jornada en la que me

veo obligada a andar por el mundo, nunca me apetece venir a escuchar a Roland. Me parece que no estoy suficientemente limpia. Aquella noche, antes de dormir, leí al Maestro Eckhart. Acababa esa línea en que dice san Pablo: «Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su hijo.» Mis ojos fueron como arrancados del libro y obligados a mirar a la pared. Allí se destacaba, sobre la sombra, en luz blanca, el rostro de Roland. Mis ojos se llenaron de lágrimas; con gran emoción, me quedé un rato largo contemplando esta extraña proyección; después, intenté reproducirla. Desgraciadamente, nunca he sabido dibujar y no pude plasmar la extraordinaria semejanza de su frente, de sus cabellos, de sus ojos; la parte baja del rostro se perdía en la bruma.

Vuelvo a pensar en el mensaje que Roland me ha enviado esta mañana: ¡Si pudieras ver lo invisible! Muy cerca de ti, se acumulan miles de ondas; estás menos lejos de mí de lo que te imaginas.»

Jueves, 9 de diciembre de 1948. Mañana.

Mamá, para hablar sólo del mundo concreto, tú puedes, como sabes, estar

más cerca de un ser que se encuentra a mil leguas, que de un ser que vive a tu lado. Observa en esto el poder ilimitado que tiene el individuo para existir donde quiere. Vivir no quiere decir estar allí donde te encuentras, porque esto significaría que la vida se reduce a esto. Ahora bien, existir es negarse al tiempo como movimiento. ¿Por qué? Porque el movimiento es independiente de la fuerza de propulsión que existe en el interior del ser. No debes por tanto lamentar mi desaparición: ella deja de existir si me niegas en el movimiento.

Jueves, 9 de diciembre de 1948. Mañana.

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Mamá, tenéis que ser muy fuertes, que vuestros pensamientos sean duros

como la piedra para que podamos posarnos en vosotros. Si vuestro ser interior no está construido como una catedral, todo se desmorona cuando nos acercamos, y sólo nos preocupa una cosa, marcharnos. No tenemos dificultad para unirnos con vosotros cuando vuestro ambiente es realmente el nuestro. Lo que se apodera de nosotros cuando os encontramos y no estáis preparados para acogernos, es el frío, tiritamos de frío y en seguida nos vamos. Mantén en ti una temperatura de verano.

Martes, 14 de diciembre de 1948.

Mamá, es bueno que nos comuniquemos de otra manera. Me alegra que

reproduzcas los rostros y las siluetas que calco para ti en la pared. ¡Tú que nunca supiste dibujar! Sonrío viendo tu sorpresa. Estás asombrada de que tu lápiz vaya solo. Dios lo puede todo, vosotros sois sólo obreros inconscientes que trabajan con fuerzas desconocidas.

¿Qué puede haber para ti más convincente que hacer bruscamente algo que jamás hiciste? Da gracias al cielo, sé muy humilde, y piensa que sólo eres una ejecutora. Manipulas el lápiz como las hormigas ciegas siguen pistas. ¡Oh, cómo me divierte tu asombro!

Duerme, vendré en tus sueños. Jamás supe dibujar, y de repente puedo hacerlo fácilmente, y reproduzco

sin dificultad los dibujos que aparecen en la pared de mi habitación.

Miércoles, 15 de diciembre de 1948. Mamá, el cielo se pone en movimiento para quienes lo veneran. Pero has de

saber que el cielo sólo da las gracias del cielo, es decir que os envía mercedes de acuerdo con sus reglas, y vosotros muchas veces no las recibís porque no las apreciáis.

Un hombre encerrado mucho tiempo en un subterráneo no sabe ya caminar en la luz; ha perdido el hábito de la claridad, y sus ojos están ciegos.

Si te acostumbras realmente a reconocer las mercedes del más allá, el reino de los ángeles se te mostrará y la tierra entera florecerá.

Lunes, 20 de diciembre de 1948.

Mamá, no dibujes más, detente. Todo lo que tratas de fijar en formas no es

de un orden absolutamente puro. Sólo el pensamiento es realmente fluido. Las

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líneas son demasiado materiales. Es un trabajo humano que acabaría por hacerte perder la altura, porque podrías tener reverberaciones impuras. Un lugar «fluidificado» puede servir de cortina a cualquiera. Imagina un sendero: todo el mundo puede ir a pasear por él. Lo mismo sucede con los caminos que abrís en el otro plano: cualquiera puede pasar por ellos.

Te he enviado mi imagen, te he dado la posibilidad de dibujar, pero te pido ahora que no sigas haciéndolo; si no, todo el mundo desfilará por tu habitación y ya no podrás concentrarte. Mamá, adéntrate en tu interior.

Martes, 21 de diciembre de 1948.

Mamá, pobre mamá, acabas de disponer de una gran prueba. Créeme: no es

fácil comunicar visualmente con las entidades del otro plano. Tú has llegado a él, pero aquí no está tu camino, porque ese camino no es el de la elevación espiritual.

No se trata ya de hacer que desciendan formas ante tus ojos. La experiencia era necesaria, ahora ha terminado. Es necesario que tu espíritu tome en este momento los fluidos del aire para llegar hasta nosotros.

A partir del primer intento, te has convertido en la presa de fuerzas nefastas. Ello fue una prueba, pero has triunfado de ella. Tu cielo interior no es aún suficientemente elevado para que imágenes celestes vengan a reflejarse en él. Sólo conmigo te es posible volar y atravesar los nubarrones para abordar zonas bienhechoras.

Mamá, has desaprendido muchas cosas. Hazte muy humilde y espera con paz los dones de Dios sin tratar nunca de provocarlos. No mendigues; eso sería exponerte a recibir cinco céntimos en lugar de monedas de oro.

Viernes, 24 de diciembre de 1948.

¡Mamá, trata de llegar a ser sólo una unidad con tu centro, es decir con el

punto de donde parten tus círculos! Estás lejos de esta armonía… Imagina el interior de una bola luminosa… No, imagina más bien una

piedra que lanzas al agua. Las ondas concéntricas parten del punto de caída; la causa desaparece, pero los efectos permanecen. Si en ese momento preciso se eleva una tempestad, provoca remolinos y rompe la disposición de los círculos que se extienden sobre el agua. Lo mismo os sucede a vosotros: si os encontráis separados de vuestro centro, vuestras vibraciones se rompen. Toda atmósfera de de orden inferior en torno a vosotros, es parasitaria; os corta de vosotros mismos; altera las sonoridades que proceden de vuestro cáliz y que están de acuerdo con los planes de Dios.

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Sábado, 25 de diciembre de 1948. 2 h. ½ de la mañana, después de la misa de media noche.

Mamá, después de todas tus lágrimas, sonríe, voy a poner mi cabeza junto a

tu alma. Mamá, te encuentras en medio de inmensos anillos blancos; tus colores

resplandecen; vibras en un círculo. ¡Oh! qué bien te veo, mamá. Has hecho bien permaneciendo sola en esta noche de Navidad. Has hecho bien al volver sola y caminar por los jardines, porque el contacto con el suelo es como una toma para tus antenas. No olvides que vosotros sois polos y que vuestras ondas prorrumpen mejor en el aire cuando están en contacto con la tierra.

Mamá, me has hecho un magnífico regalo al volver en la noche. Duerme, mamá, gracias, mamá.

Domingo, 26 de diciembre de 1948.

Mamá, la renuncia interior es la primera condición para estar en el camino

de Dios. Es necesario que renuncies a ti en tu espíritu y en tu carne, renunciar a sí mismo en su carne es más fácil que renunciar en su espíritu. ¿No es el pensamiento el que hace vivir al cuerpo? Al perder sus razones de existir, cree uno perder la vida, y sin embargo sólo en esos momentos de sacudidas interiores es cuando el canto divino comienza a sonar. Perder sus razones para vivir, es perder sus ataduras. ¿No se deshojan en otoño todos los brotes? ¿No hace brotar cada primavera todos los tallos? Muertes y nacimientos sucesivos caminan unos sobre otros como un rito de eternidad. Todo debe morir en vosotros. Tenéis que tener, como el árbol y la tierra, períodos de renuncia. Cada vez que se rompe en vosotros una esperanza, si esta esperanza llega a vosotros desde abajo, gritad como el guerrero que triunfa: «He vencido». Sí, mamá, has conseguido un alivio material.

Lunes, 27 de diciembre de 1948.

Medianoche. Mamá, os es muy difícil no olvidar, con el paso del tiempo, la realidad de

vuestros desaparecidos. Todo conspira contra vosotros. Como una llaga, el espíritu se cicatriza. Vivir, es muchas veces vivirse, jugar con valores humanos; batirse con deseos; desear. No olvidarnos es como un fallo en vuestra armadura, porque eso insinúa en vosotros apetitos fuera de vuestros límites, os superáis a vosotros mismos para seguirnos; sois proyectados hacia…

¡Oh! mamá, termino. Esta noche eres un mal instrumento. Me voy.

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Duerme.

Martes, 28 de diciembre de 1948.

He tenido dos curiosas sensaciones a propósito de sueños. Al despertar, cuando aún estaba en duermevela, tuve la sensación de haber vivido mil años durante la noche.

Todas mis preocupaciones y penalidades terrestres se habían desprendido de mí, y a medida que despertaba, volvía a encontrar la noción del tiempo y los tormentos volvían a adquirir su valor.

Martes, 28 de diciembre de 1948.

Mamá, tu estado de perturbación física, tus desazones, tus angustias son

perfectamente explicables: cambias de onda. Los fluidos que te alcanzaban no actúan ya sobre ti. Tienes que sintonizarte con otras fuerzas; de aquí tu desequilibrio. Estás en plena gestación espiritual; estás perdiendo la corteza de de algo basto; te acercas a tu centro; entras en una nueva evolución que te hace avanzar hacia el estado segundo.

Paciencia, mamá, las densidades que nos separan disminuyen. Estás en pleno cambio. Manchas rojas brillan en los anillos de tus pensamientos. Tu madurez de ayer se desprende de ti; te estás metamorfoseando. Un año que muere supone para las cutis sensibles un cambio total. Ya no te encuentras, respecto a los astros, en la misma posición; de manera que los fluidos del más allá te tocan de forma distinta. La claridad va a penetrar en las partes de tu ser que habían permanecido hasta ahora en la oscuridad. Muere un ciclo o más exactamente se petrifica.

Cuando una mariposa siente que se acerca el invierno, toma su retirada. Para morir, entra en la nada de sí misma. Todo su ser se congela, sus alas se ponen rígidas, su sangre se coagula en cristales. Sabe que debe permanecer en su retiro hasta días mejores; y si se deja sorprender demasiado pronto por el milagro de un falso sol, muere.

Acepta la petrificación de una parte de tu alma. El frío de las pruebas debe congelar la envoltura de ciertas ilusiones. La agonía de esos trozos de esperanza es dolorosa como la misma muerte, pero es necesaria, porque engendra renaceres. Al salir de esas tribulaciones interiores, tu corazón volverá a florecer por encima del mundo; y, al igual que la mariposa, te encontrarás en primavera con una nueva evolución.

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TABLA DE MATERIAS

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