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CUADERNOS DE INGENIERIA Y TERRITORIO 11 Maria Sol Moreno Muñoz, Maria Reyes Serrano Redondo, Rita Ruiz Fernández, Ignacio Tejeda Oliva, Alberto Toledano Sánchez, Cristina Mucientes de La Peña, Alejandro Lustres Real, Ana Barenca Bonet, Mª Jesús Horcas Pérez, Manuel Adame y Pilar Lara Jiménez. EL PAISAJE DEL ALTO SEGURA La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río Ignacio Español Echaniz Elena Muñoz Espinosa Marta Tafalla González Proyecto de Paisaje y Evaluación Ambiental Escuela T.S. de Ing. de Caminos C. y P. de Ciudad Real Universidad de Castilla La Mancha

Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

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En este volumen se recoge el estudio del paisaje del Alto Segura realizado por alumnos y profesores de la ETSI Caminos de la UCLM. Las condiciones del río Segura en su tramo alto y las del paisaje en el que se enmarca, combinan ejemplarmente valores paisajísticos de primer orden relacionados con sus condiciones escénicas, de naturalidad y aprecio popular con la presencia de una serie de infraestructuras hidráulicas de tiempos pasados cuyas capacidades se pretenden mejorar.

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CUADERNOS DE INGENIERIA Y TERRITORIO 11

Maria Sol Moreno Muñoz, Maria Reyes Serrano Redondo, Rita Ruiz Fernández, Ignacio Tejeda Oliva, Alberto Toledano Sánchez, Cristina Mucientes de La Peña, Alejandro Lustres Real, Ana Barenca Bonet, Mª Jesús Horcas Pérez, Manuel Adame y Pilar Lara Jiménez.

EL PAISAJE DEL ALTO SEGURA La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Ignacio Español Echaniz

Elena Muñoz Espinosa

Marta Tafalla González Proyecto de Paisaje y Evaluación Ambiental Escuela T.S. de Ing. de Caminos C. y P. de Ciudad Real Universidad de Castilla La Mancha

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

1

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Ignacio Español Echániz

Elena Muñoz Espinosa

Marta Tafalla González Escuela Técnica Superior de Ing. de Caminos Canales y Puertos Universidad de Castilla La Mancha

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

2

Edita: Ignacio Español Echániz

Elena Muñoz Espinosa

Marta Tafalla González

Imprime: Publicaciones Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos

Canales y Puertos

Portada: Diseño Ignacio Español. Foto: Vista del Embalse y Presa

del Cenajo, Albacete (Foto Ignacio Español Echániz)

Contraportada: Diseño Ignacio. Español. Foto: Vista del Embalse

del Cenajo, Albacete (Foto Ignacio Español Echaniz)

DL: M-cc-cc

ISBN: 84-690-XXXXX

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

3

A María que nació ayer

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

4

Índice de contenidos

Prólogo 5

CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN AL DOCUMENTO 8

1.1 Planteamiento del estudio 8

1.2 Las obras públicas en el paisaje 9

1.3 Contenidos del documento 11

1.4 Equipo de trabajo 11

CAPITULO 2: EL RIO, INGENIERIA CIVIL Y PAISAJE 13

2.1 El entendimiento del río y sus valores 13

2.2 Las obras públicas y la estética del entorno 28

2.3 La experiencia estética de la naturaleza. 42

CAPITULO 3: COLORES Y FORMAS 53

3.1. Cómo analizar los colores y formas del paisaje 53

3.2 Contraste 54

3.3 La regularidad 58

3.4 Ameneidad 59

3.5 Uniformidad 60

3.6 Sutileza 61

3.7 Armonia 65

CAPITULO 4. NATURALEZA SUBLIME 73

4.1 Introducción 73

4.2 La grandeza de lo sublime 74

4.3 La luz como fuente de lo sublime 77

4.4 Lo sublime y el terror 78

4.5 Lo sublime de las fuerzas de la naturaleza. 82

4.6 Conclusión 86

CAPITULO 5 LA VISION DEL TURISMO 87

5.1 Planteamiento y alcance del estudio 87

5.2 Visión del paisaje del negocio turístico 89

5.3 Importancia de la naturaleza 91

5.4 Idealización del mundo rural 92

5.5 Actividades turísticas en el paisaje 94

5.4 Diagnóstico de la oferta turística 100

5.5 Diagnóstico de las actividades turísticas 102

CAPITULO 6: VISION LOCAL V VISION DE USUARIOS 103

6.1 Introducción al conflicto interregional del agua 103

6.2 Particularización del conflicto a la zona de estudio 112

CAPITULO 7: EL CARÁCTER DEL PAISAJE 117 7.1 Introducción 117

7.2 La fisonomía del paisaje del embalse de La Fuensanta117

7.3 Elementos artificiales en el paisaje de La Fuensanta 119

7.4 Carácter del paisaje del embalse de La Fuensanta 123

7.5 La fisonomía del paisaje del embalse del Cenajo 124

7.6 Elementos y formas naturales 126

7.7 Formas y rasgos de origen antrópico 127

7.8 El carácter del paisaje el embalse del Cenajo. 128

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

5

Prólogo:

“…afirmo … que tomar un interés inmediato en la

belleza de la naturaleza es siempre un signo

distintivo de un alma buena y que, cuando este

interés es habitual y se une de buen grado con la

contemplación de la naturaleza, muestra al menos,

una disposición del ánimo favorable al sentimiento

moral” (Inmanuel Kant, Crítica del Juicio, 42)

La perspectiva estética forma parte inevitable del estudio del

entorno, de su historia natural y cultural, de su apreciación, y de la

planificación de las intervenciones en él. Sin embargo, no está claro

porqué debiera ser así, dado el uso que se hace en ocasiones del

adjetivo “estético”, como sinónimo de lo que es meramente

agradable a los sentidos, superficial o formal. En realidad, incluso

puede culparse a la ideología estética moderna de la creación de

un concepto de naturaleza como paisaje, profundamente influido

por la práctica artística del género paisajístico, que parece

inadecuado para la apreciación respetuosa, la evaluación y la

planificación de las intervenciones en el entorno. La influencia del

género paisajístico nos acostumbró a contemplar la naturaleza a

nuestro alrededor como si se tratará de una pura escena visual, o a

lo máximo como pantalla donde proyectar sentimientos ligados a

nuestra biografía personal o idealizaciones bucólicas o arcaizantes.

La naturaleza era algo que mirábamos desde la distancia, a ser

posible desde un mirador elevado suficientemente seguro, los

paisajes rurales algo que idealizábamos convenientemente con

ayuda del género pintoresco, los entornos caracterizados por la

presencia de ciertas obras del hombre –un puente elevado, una

potente presa o una carretera arriesgada-, motivos para ensayar el

ejercicio de lo sublime.

La conciencia ecológica ha sido decisiva a la hora de

plantear de nuevo los viejos problemas, bastante olvidados, sobre

la consideración estética de la naturaleza: el valor de la belleza

natural para la vida humana, los criterios de apreciación, o el

carácter de la experiencia y el carácter del juicio sobre lo valioso

estéticamente. Las razones estéticas se esgrimen junto a las

prácticas o las medioambientales en beneficio de un tratamiento

integral del entorno. Es normal que sea así. Creo que también es

necesario. Normal porque tanto la belleza natural como el espíritu

que emana de un paisaje modificado por el trabajo humano a lo

largo del tiempo influyen profundamente en la consideración que

tenemos de un lugar, de un determinado entorno. Ambos imponen

respeto de un modo especial, desde la experiencia sensible, la

contemplación sentimental y la curiosidad cognoscitiva, exigiendo la

conservación posible y la prudencia en la intervención.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

6

Ahora bien, lo que es normal en quienes no han perdido la

sensibilidad hacia el mundo es también normativo. Una

aproximación integral a la naturaleza exige considerar en un todo

cada nivel explicativo ocupado por las distintas ciencias positivas.

Percibir la dependencia entre elementos y procesos, experimentarla

en una forma característica del terreno o en un peculiar modo de

cooperación o de integración de la vida animal y vegetal, por

ejemplo, son capacidades estéticas. Pero más allá de la

experiencia ejemplar de procesos explicados por las ciencias de la

naturaleza, la sensibilidad estética se extiende a la percepción del

significado que todo ello tiene para la vida humana. La capacidad

de activación del sentido estético no es ni meramente visual ni

teórica sino que se da en el mundo de la vida, en el que se

interrelacionan todos nuestros sentidos en la acción con el medio y

estimulados por este. Es en este nivel de interacción cotidiana en el

que llegamos a esa conciencia de lo que es externo a nosotros e

independiente de nuestra voluntad que llamamos naturaleza, de

sus múltiples aspectos y de su impacto sobre nuestra sensibilidad,

sobre nuestro sentido de orientación en el mundo.

Los ríos son fenómenos ejemplares de la interrelación entre

diferentes elementos naturales, y entre lo humano y la naturaleza.

La íntima relación que establece con el paisaje, con las riberas, con

el valle, con la vegetación fluvial, con los organismos que viven en

él o de él, con las formas de vida humana ribereña, con los

puentes, canales y en general las obras de ingeniería que puntean

su recorrido, es perceptible de forma inmediata. No sería un río si

no se contemplaran todos estos elementos. No sería un río si no le

supusiéramos un nacimiento y una desembocadura. Incluso dejaría

de ser un río si a estos elementos no se sumaran la percepción que

del río tienen los regantes, los viajeros, los bañistas, los

exploradores de sus fuentes... La percepción de su carácter

cambiante y dinámico, su fuerza y su fragilidad, el que se trate de

una metáfora tan arraigada de la vida y de la condición humanas

determinan la percepción de su paisaje. Creo que este es el modo

espontáneo de percibir un río, de entenderlo y de apreciarlo. Así

aparece en narraciones históricas o ficticias, en expresiones del

lenguaje, en discursos científicos y literarios.

Por necesidad las ciencias fragmentan el fenómeno y lo

analizan por partes, pero sólo cuando por los motivos que sea, a

veces completamente justificados, otras menos, aislamos alguna

variable con la intención de modificar el curso natural del fenómeno

corremos el peligro de dañar en algún punto su compleja

estructura. Es evidente que el río ha sido desde siempre fuente de

recursos, el inicio de la civilización está unido a la capacidad

humana de aprovechar sus aguas y de dominar su cauce. La

intervención de ingeniería en el río (la canalización, la construcción

de presas, los trasvases…) obedece a la necesidad de solucionar

un problema, o lo que socialmente se percibe como un problema,

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

7

es decir, a la interacción del hombre con su entorno. Sería difícil

encontrar un ecosistema fluvial que no esté afectado

antrópicamente y en particular por obras de ingeniería. En realidad,

como vimos anteriormente pertenece a nuestra concepción de río,

que esté atravesado por puentes, salpicado de molinos, canalizado,

con esclusas, con presas, acequías, etc… Sin embargo, es hoy,

cuando el poder tecnológico y la presión demográfica son más

fuertes que nunca cuando las intervenciones pueden poner en

peligro el equilibrio del sistema, la supervivencia del propio río.

La experiencia estética posee carácter no instrumental, lo

que la antigua estética filosófica denominaba desinteresado.

Contemplar los fenómenos naturales en sí mismos y no como

medios para la utilización y el consumo puede ser un antídoto

contra la explotación del medio. Pero incluso el tratamiento

interesado de la naturaleza (su tratamiento como fuente de

recursos) tiene efectos valiosos que nos reconcilian con nuestro

entorno. Ninguna intervención puede obviar su efecto en el

ecosistema; la conciencia de este hecho ha de guiar la obra entera,

su funcionalidad y también su carácter estético.

La intervención de la ingeniería en el paisaje funda su valor

estético en el hecho de que es un elemento que exhibe de forma

ejemplar la relación de los humanos con la naturaleza, de la historia

con la historia natural.

Por esa razón, ni la funcionalidad concreta aislada del

contexto paisajístico, ni la forma de la obra explican. La excelencia

de la obra radica en buena medida en poner en uso y en evidencia

la relación de los habitantes con el entorno: favoreciendo

experiencias de distancia y proximidad, de dominio o de resistencia,

de accesibilidad o de inaccesibilidad, de admiración del pasado o

de innovación.

El Valle del Alto Segura. La fragilidad y la belleza del paisaje

como debate moral es parte del Proyecto sobre Paisaje y

Evaluación Ambiental, que trata de poner en juego todos los niveles

de interpretación de un paisaje, de un fragmento del territorio

limitado geográfica y administrativamente. Las decisiones públicas

han de estar informadas tanto por el interés material común como

por el conocimiento del medio y la sensibilidad hacia sus

propiedades más valiosas.

La percepción de la fragilidad, que es una propiedad real del

medio, está en el centro del debate, en la necesidad de entender

globalmente el paisaje, su experiencia y las intervenciones en él. Lo

que está en juego es la supervivencia de nuestros paisajes, es

decir, de lo que el medio significa materialmente para la vida natural

y la humana, pero también lo que significa emocional y

culturalmente para nosotros.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

8

Lo bello es frágil porque es frágil el equilibrio entre lo humano y lo

natural, la huella de la civilización sobre la naturaleza se trasforma

con facilidad en herida y el cálculo utilitario de medios y fines tiende

a olvidar que el fin último, vivir una vida buena, es incompatible con

la destrucción de una de nuestras mayores fuentes de felicidad: la

naturaleza.

Francisca Pérez Carreño

Catedrática de Estética,

Universidad de Murcia

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

9

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la

fragilidad y la belleza de un río.

CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN AL DOCUMENTO

1.1 Planteamiento del estudio de caso

Este estudio es el resultado del proyecto de curso de la asignatura

de Paisaje y Evaluación Ambiental de la Escuela Técnica Superior

de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Ciudad Real

(Universidad de Castilla La Mancha). La asignatura se plantea con

un fuerte contenido práctico de manera que incorpora la realización

de estudios de caso en cuyo trabajo los alumnos, dirigidos y

supervisados por los profesores, revisan las circunstancias de un

caso real trasladando los conocimientos teóricos a su aplicación a

las condiciones de ese caso.

El curso de Paisaje y Evaluación Ambiental de 2006-2007 eligió el

del Valle del Alto Segura, en Albacete, como trabajo para los

alumnos. El ejemplo de este paisaje en el que en ese momento se

estaban llevando a cabo estudios de viabilidad para las conexiones

hidráulicas entre los embalses de La Fuensanta, El Cenajo y El

Talave se prestaba muy bien a cumplir los objetivos docentes y

formativos que persigue la asignatura de Paisaje y Evaluación

Ambiental. Las condiciones del río Segura en su tramo alto y las del

paisaje en el que se enmarca, combinan ejemplarmente valores

paisajísticos de primer orden relacionados con sus condiciones

escénicas, de naturalidad y aprecio popular con la presencia de una

serie de infraestructuras hidraúlicas de tiempos pasados cuyas

capacidades se pretenden mejorar.

El planteamiento del estudio de este caso parte de la idea esencial

de que el valor paisajístico descansa sobre múltiples procesos que

son de distinta naturaleza y entidad y que pueden agruparse en dos

tipos esenciales: Por un lado están los procesos naturales y

culturales que objetivamente han generado la realidad material de

ese paisaje y que pueden ser hasta cierto punto explicados por las

ciencias experimentales de la naturaleza (geología, hidrología,

ecología, geografía) y por las ciencias humanísticas de la cultura

(historia, economía, derecho, sociología). Por otro, están los

procesos de apreciación e interpretación de esa realidad que no

son menos importantes pues son los que determinan el aprecio del

paisaje y la reacción estética, emocional que suscita. Se asume por

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

10

tanto la definición del paisaje como la percepción que tienen las

poblaciones del territorio (Convenio Europeo del Paisaje, Florencia

2000).

1.2 Las obras públicas en el paisaje La aproximación que las personas hacemos al paisaje no puede

evitar estar condicionada por las sensaciones que provoca y los

sentimientos que inspira. La belleza, el temor y la grandiosidad que

sugiere la confrontación con los fenómenos más espectaculares de

la naturaleza son algunas de esas sensaciones. La familiaridad con

el lugar y la apropiación afectiva de aquellos rasgos que sentimos

representan algo propio presiden también la relación sentimental

que tenemos con los lugares que habitamos. La satisfacción de

poder confirmar las expectativas previas y la de aún sorprenderse

por lo inesperado son sensaciones que dominan los paisajes que

visitamos temporalmente.

Esta aproximación estética, sentimental y también cognoscitiva, al

territorio que es el paisaje afecta también a la visión que tenemos

de las creaciones de la ingeniería civil. La admiración por la fuerza

y capacidad de las grandes obras públicas que modulan los ríos,

contienen las tormentas del mar en el abrigo de los puertos o se

abren paso sobre profundos barrancos entre las montañas, es una

sensación que tiñe nuestra mirada sobre la obra civil en el entorno.

También en algunos paisajes deteriorados podemos sentir con

preocupación el frágil equilibrio de los procesos vivos de la

naturaleza y cómo estos se degradan y aproximan su desaparición.

Todos estos sentimientos y emociones junto con un entendimiento

de base componen la dimensión estética que es propia del paisaje.

Los técnicos sin embargo han de realizar un esfuerzo personal para

superar las sensaciones que les suscita el paisaje en el que

intervienen. Este esfuerzo es necesario para abstraer las

condiciones y las cualidades de los procesos en los que se

pretende intervenir para, por ejemplo, construir una presa que

contenga las aguas de un río, levantar un puente que sobrevuele

un vano o excavar un túnel que atraviese la base de una montaña.

La mirada de la ingeniería civil abstrae los procesos de la

naturaleza y de sus recursos para conocerlos bien, poder concluir

las reglas y condicionantes que rigen sus fenómenos y conseguir

así poder diseñar la manera de intervenir sobre ellos con éxito,

modificándolos para satisfacer las demandas del bien colectivo.

En este proceso los técnicos se ayudan de las capacidades que les

proporcionan las ciencias de la naturaleza y los instrumentos

científicos que de ellas se derivan.

Sin embargo, esa visión esencialmente funcional del paisaje, no

existe por sí misma sino que es resultado de un proceso de

acuerdo social que enmarca y determina la presencia de la obra

pública en el paisaje. Es ese acuerdo social el que primeramente

determina la necesidad de la obra civil, es decir, requiere sus

beneficios, para luego organizarse sacando a adelante el proyecto

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

11

de intervención más ajustado a esos condicionantes, para

construirlo y para ponerlo en funcionamiento asumiendo los costes

que implica (sociales, económicos y ambientales) mejorando si

cabe sus beneficios y conteniendo en lo posible sus posibles

efectos negativos.

La ingeniería civil se encuadra en esa condición esencial que le

concede su carácter público. Su razón de ser radica en una

decisión colectiva sobre recursos que, en un sentido amplio, son de

todos (en el caso que nos ocupa, el río y sus aguas) y que se

destinan a satisfacer un fin común determinado (la prevención de

avenidas, el abastecimiento urbano y el regadío). Se trata de una

cualidad ética esencial de la ingeniería civil que descansa sobre el

consenso colectivo que la justifica pero también sobre el

aprovechamiento de recursos que son de todos para su uso en la

consecución de un beneficio colectivo.

La percepción de esa cualidad colectiva de la obra pública

condiciona el perfil de sensaciones que se suscitan en la sociedad

que la contempla como resultado de un esfuerzo colectivo de

acuerdo social inmersa en el paisaje en el que se inserta y en los

sentimientos que éste le inspira.

Se puede decir por tanto que la obra pública actúa con vigor en esa

dimensión estética, sentimental del paisaje, percibiéndose su

presencia dentro de la reacción que provocan las cualidades

estéticas de esta interacción. Fragilidad y belleza del entorno se

confunden en esa decisión colectiva del aprovechamiento utilitario

del entorno que la ingeniería civil articula y materializa con la gran

expresividad estética que suelen poseer sus vistosas instalaciones.

1.3 Contenidos del documento

Este trabajo de curso es un intento de aproximar estas cuestiones

estéticas y éticas que rodean a la razón de ser de las obras

públicas entendidas en su contexto. Para ello en el siguiente

capítulo (que es el segundo de esta publicación) se sientan los

puntos de partida de la cuestión. Primero, se presenta una breve

revisión de las distintas maneras de interpretar un río que

proporcionan las diferentes ciencias que lo tratan. Luego se tratan

las cualidades estéticas que son propias de las obras públicas

apuntando a sus diferentes aspectos y dimensiones. El segundo

capítulo se cierra presentando la estética de la naturaleza, la

cuestión de la ética y estética del entorno y cómo ésta cualifica el

debate sobre el paisaje, sus aprovechamiento y la razón de ser de

las obras públicas.

Tomando como ejemplo las presas del curso alto del río Segura se

han aproximado diferentes sensaciones e interpretaciones del

paisaje, desde las más primarias y abstractas, como los colores y

formas básicas, que se tratan en el capítulo 3, o la sensación de

naturaleza sublime (capítulo 4), hasta las más elaboradas y

complejas, como puedan ser la interpretación que nos da el

negocio turístico (capítulo 5), los intereses colectivos regionales

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 1: Introducción

12

(capítulo 6) y el carácter e identidad del paisaje (capítulo 6). La idea

es aproximar la complejidad del aprecio del paisaje desde puntos

de partida teóricos: el conocimiento del río, la responsabilidad

colectiva de la ingeniería civil y la estética de la naturaleza hasta

visiones más pragmáticas y específicas de un caso real.

1.4 Equipo de trabajo

El proyecto fue dirigido por los profesores responsables de la

asignatura Ignacio Español Echaniz y Elena Muñoz Espinosa

que coordinaron y supervisaron el trabajo de los alumnos. Estos

trabajaron en cuatro grupos que se encargaban del análisis de los

valores paisajísticos de distintos tramos del curso alto del Segura.

De entre todos los trabajos presentados para el área de análisis

estético, se seleccionaron aquellos que recogían mejor los objetivos

planteados para el estudio de caso. Sus resultados se recogen

aquí.

Otros alumnos también aportaron con sus trabajos interesantes

resultados que por razones de organización y eficacia no se han

podido incluir en este documento.

Marta Tafalla González, profesora de filosofía de la Universidad

Autónoma de Barcelona, participó en la elaboración de los textos

de introducción y la revisión de los trabajos de los alumnos

seleccionados.

El análisis de colores y formas que se presenta en el capítulo 3 fue

realizado por María Sol Moreno Muñoz y por María Reyes Serrano Redondo a partir del tratamiento de las imágenes

obtenidas de la zona en el trabajo de campo.

Rita Ruíz Fernández desarrolló una aproximación al concepto de

sublime tratando imágenes del área con el criterio de reproducir esa

sensación que para los románticos inspira la naturaleza (cap. 4).

Por su parte, Cristina Mucientes de La Peña y Alejandro Lustres Real, recogieron y analizaron información relativa a la oferta

turística de la zona con el objeto de caracterizar la visión que esa

actividad hace del paisaje y sus recursos elaborando el capítulo 5.

Ignacio Tejeda Oliva y Alberto Toledano Sánchez, desarrollaron

el análisis contrastado de los diferentes puntos de vista de la

opinión local castellano-manchega y de los usuarios del agua en

Murcia sobre la gestión de este recurso y su paisaje. Este análisis

forma el capítulo 6.

La serie de trabajos de alumnos se cierra con la aportación de Ana Barenca Bonet y Mª Jesús Horcas Pérez y de Pilar Lara Jiménez y Manuel Adame que sintetizaron el carácter del paisaje

de los entornos del embalse de La Fuensanta y del embalse del

Cenajo, respectivamente, produciendo unos esquemas formales de

referencia (capítulo 7).

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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CAPITULO 2: EL RIO, LA INGENIERIA CIVIL Y EL PAISAJE

En este capítulo se sientan las bases relativas al debate sobre el

aprovechamiento de los recursos naturales y del paisaje que hacen

las obras públicas considerándolos en sus dimensiones estética y

ética y haciendo referencia a las condiciones que se dan en el

paisaje del Alto Segura.

2.1 El entendimiento del río y sus valores

Las sensaciones que provoca en cada persona la contemplación de

un río son diversas, pueden ser casuales o intencionadas pero una

vez que uno se deja llevar por la curiosidad, la observación

detenida permite intuir algunas relaciones que se dan entre sus

formas y sus propiedades. La observación puede acabar

conduciéndonos a la necesidad de un entendimiento del fenómeno

que se observa, a la búsqueda de una explicación de lo que vemos

que inevitablemente se adivina como de gran complejidad.

Esa explicación del río se ha de levantar sobre las aportaciones del

conocimiento científico que nos proporciona herramientas fiables

que atienden a una realidad objetiva. Se trata de una realidad

construida sobre hipótesis científicas de base experimental que se

han contrastado y que se establecen fuera del orden de las

sensaciones libres y sugerentes que dominan la percepción del

observador. Esta realidad objetiva del río se interpreta mediante la

ciencia como un sistema, es decir, como parte de la red de

relaciones causales que se dan entre las distintas formas que

adoptan la materia y la energía.

Algunas disciplinas científicas se plantean una explicación objetiva

de por qué los procesos de la naturaleza ocurren de esa especial

manera en el río. La complejidad del ciclo hidrológico y de los

distintos fenómenos que se dan en él hace que a menudo podamos

confundir las condiciones y funciones de cada uno de sus

componentes. El río como parte más notoria del segmento

continental del ciclo muestra unos rasgos propios. Por ejemplo,

cuando paseamos por la ribera del río y lo observamos es fácil

dejarse llevar por la idea de que el agua es parte esencial del

principio de la vida. Intuitivamente entendemos que la presencia y

el desarrollo de la vegetación y de los animales que observamos en

sus orillas dependen del agua que circula por el cauce; las formas

de vida acuática peces, insectos, nenúfares se nos presentan

también como indisociablemente unidas al río pues no las

encontramos en otros lados.

La fuerza del agua se aprecia también con facilidad. No es difícil

intuir que la energía que produce una central hidroeléctrica es el

resultado del empuje del caudal y de la fuerza que adquiere con la

altura del salto del agua.

Page 15: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Puente de origen romano en Isso (Albacete).

También podemos entender con una mínima abstracción que los

valles han sido erosionados por el trabajo constante del discurrir del

agua sobre los terrenos, un esfuerzo que viene modelando los

paisajes fluviales desde hace más de un millón de años.

La relación entre la intensidad y régimen de las lluvias y la cantidad

de agua que circula por los ríos es otra ligazón que no requiere

gran abstracción. En sentido inverso, la existencia de cauces con

corrientes esporádicas y de poco caudal se da en regiones donde

la meteorología se corresponde con climas secos o poco húmedos.

Pero la vitalidad del río y su capacidad para modelar el paisaje se

relacionan con cierta complejidad. Los caudales de los ríos actúan

con más fuerza en unos terrenos más que en otros; la energía del

río se deja sentir más sobre unos lugares que otros dependiendo

del tipo de material geológico que conforma su lecho. Los

agricultores y en general las poblaciones ribereñas saben bien que

las lindes de los campos se han de ir adaptando a los movimientos

del cauce del río pues este no es fijo. Esa variabilidad es el

resultado de varias de las causas expuestas anteriormente (lluvia,

porosidad de materiales, fuerza del río,…).

Las condiciones del río, el régimen de sus aguas, el

encajonamiento del cauce o su movilidad repercuten directamente

sobre los aprovechamientos que esas poblaciones hagan de los

recursos que les ofrece el río. Estos aprovechamientos que, en

gran medida han determinado la visión que se ha tenido de los ríos,

no han sido siempre los mismos sino que han ido variando con la

historia y han ido marcando con sus huellas el propio paisaje del

río, a veces con restos materiales, otras sólo con el efecto de sus

acciones o en muchos casos sin dejar trazo alguno de su

presencia. Los usos que se hacen de los ríos y de sus recursos

también participan en el sistema que determina las condiciones y

cualidades del río a veces incluso de una manera fundamental, casi

siempre dejando rastros de su influencia.

Las sociedades más primarias, más próximas a los recursos

naturales por depender en mayor medida de ellos, llegaron a

elaborar una cierta idea de la necesidad de equilibrio y de la

fragilidad de los recursos del río: desde la idea intuitiva, de que los

vertidos en un punto del río dificultan los posibles

aprovechamientos aguas abajo y entorpecen el desarrollo de una

Page 16: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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determinada flora y fauna más sensibles y dañables, a la necesidad

de organizar la disponibilidad del agua disputada entre varios

posibles usuarios o de regularla para prever los tiempos de

escasez.

Las ciencias explican que son los propios recursos del río (su

morfología y cauce, su régimen de caudales, su biota y sus

aprovechamientos) los que mantienen su vitalidad y lo hacen sobre

el equilibrio que se da entre las relaciones que mantienen entre sí.

Estas relaciones determinan las capacidades del sistema y sus

cualidades. Si bien estos equilibrios tienen umbrales de cierta

amplitud y sometidos a determinadas cargas de aprovechamiento

son recuperables, es a partir de una determina intensidad de las

acciones cuando el sistema entre en crisis y no se recupera,

perdiendo así sus recursos, sus funciones o incluso su propia

vitalidad. Las distintas ciencias que estudian el río han tratado estos

equilibrios y fragilidades del río desde sus puntos de vista e

intereses parciales.

Lo que sigue es una breve revisión de las aportaciones que las

distintas ciencias hacen de la visión del río, de sus procesos y

recursos. Se incluye también una breve mención a cómo

aproximan su equilibrio, o en sentido inverso, su fragilidad así como

una estimación de su calidad.

2.1.1 Geomorfología

La principal cualidad que configura y determina la base física de lo

que entendemos por territorio fluvial son las formas del relieve. La

ciencia que las estudia y explica es la geomorfología.

El estudio de esas formas en el río trata de sistematizar y explicar

cómo se reparte el agua al discurrir y filtrarse sobre las

irregularidades del espacio fluvial. Cómo circula por superficie o

subsuelo, las zonas donde se acumula más agua y las zonas que

antes se secan serán definidas por la geomorfología del río. Al

mismo tiempo que las formas del terreno determinan cómo fluye el

agua sobre él o cómo se infiltra, el paso del agua modela y

transforma en un proceso interactivo y dinámico de gran

complejidad.

Estos procesos van a depender mucho de la naturaleza de los

materiales que conforman el lecho del río, de su geología, y

también de la susceptibilidad de estos materiales a ser

erosionados, de la entidad y dureza de los materiales geológicos.

En los ríos, las formas geológicas superficiales y subterráneas son

específicas de cada caso por ser resultado de las fuerzas

modeladoras del río, del aporte de material, de su erosión y del

balance entre ambos.

El cauce del río conforma un corredor lineal ligeramente más

deprimido que los terrenos adyacentes y que lateralmente, a partir

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

16

de sus márgenes, se extiende con una cierta pendiente a lo largo

de un extenso territorio que es el que al recibir las aguas de lluvia

las dirige por su caída natural hacia ese cauce. A ese territorio, que

puede incluir otros cauces menores o secundarios al principal, lo

llamaremos cuenca vertiente.

Este territorio es especial por incorporar no sólo las condiciones de

la superficie que reciben el agua de lluvia y la dirige sino también

las condiciones del terreno en profundidad pues el subsuelo es

parte fundamental y soporte de todos los procesos geodinámicos

que ocurren en el río, el cauce, sus márgenes y su cuenca.

Superficie y subsuelo están estrechamente conectados y forman

una unidad funcional.

Desde el punto de vista de la dinámica de la morfología fluvial, la

estabilidad del río se puede ver afectada con mayor o menor

gravedad por tres acciones principales. Por un lado, la ocupación

de alguna parte de su territorio, mediante la instalación de

edificaciones u otras construcciones sobre terrenos aluviales los

substrae de los procesos de equilibrio dinámico de la morfología del

río, iniciando un proceso de reequilibrio propio. Por otro lado, de

forma indirecta se puede provocar la interrupción o modificación de

lo que se llaman “los caudales sólidos”, que no es otra cosa que el

flujo de los materiales que el río va erosionando, arrastrando y

depositando a lo largo de su discurrir.

El curso del río Segura recoge las aguas del karst.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

17

Estos caudales sólidos pueden alterarse de varias maneras: por

reducción de la fuerza de la corriente (que hace que decanten en

ese punto), por disminución de su caudal (que reduce los aportes

en general) o por interrupción de la circulación cuando por ejemplo

se interponen barreras o elementos transversales al cauce (que

contiene los aportes en su descenso por el río).La tercera vía de

actuación sobre la morfología del río consiste en la intervención

directa sobre las formas del río, modificándolas con la construcción

de lechos artificiales, la extracción de arenas de río o el dragado en

la base de su cauce, la construcción de escolleras en sus

márgenes o cuando se construyen tramos enteramente nuevos de

cauce y márgenes, las llamadas rectificaciones del cauce que no es

otra cosa que dibujar la nueva línea por donde circulará el río.

La visión que esta disciplina hace del río contempla la vitalidad y el

equilibrio de las formas vivas del relieve del río. Es decir, un río

dinámico que erosiona, que transporta y aporta materiales a todo lo

largo de su cauce; que regularmente inunda su valle y reduce su

flujos hasta casi desaparecer y que como consecuencia mantiene

una morfología específica que incorpora la franja deprimida del

cauce y otros terrenos más elevados en las márgenes, terrazas,

áreas de depósito, arenales, etc.; que cuenta con una cierta

variabilidad de las formas y zonas generadas por él. Y, sobre todo,

que no se encuentra rígidamente encorsetado en un recipiente

rígido artificial.

En el caso del río Segura, el resultado de las formas características

del cauce, de sus márgenes y del valle, y con ellas la estética del

río y de su paisaje en este tramo alto se deben a esa dinámica

morfológica que es en su caso el factor determinante principal. Son

materiales calizos kársticos por tanto altamente erosionables por

disolución química, estos han configurado un cauce muy, muy

encajado por el que el río discurre se podría decir que disolviendo

la roca. Estos materiales favorecen la generación de cavidades

superficiales y subterráneas por las que circula el agua

manteniendo activos una serie de procesos de desgaste-disolución

cuyo resultado es la generación de formas caprichosas y muy

peculiares (típicamente kársticas1) y una disposición casi vertical de

las paredes del río, gargantas y hoces prácticamente inaccesibles

en buena parte de su curso.

2.1.2 Hidrología

La Hidrología explica el río desde el agua y sus flujos: cuánta agua

accede al río, qué territorios de la cuenca vertiente lo alimentan,

cuánta agua circula por su superficie y cuánta se infiltra en el

terreno y circula por el subsuelo. Esa circulación superficial y

1 Que no son otra cosa que cavidades y formas muy específicas generadas por la disolución de la roca debida a la circulación constante del agua.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

18

subterránea se comunica a lo largo, ancho y profundo de toda la

cuenca del río. Además, los flujos de agua no tienen la misma

intensidad (caudal) a lo largo del año, ni a lo largo de las diferentes

estaciones, ni siquiera a lo largo de una serie de años.

Existe lo que se llaman periodos hidrológicos hiperanuales que son

variables a diferentes escalas de tiempo y en las diferentes zonas

del planeta y en cada región. Según sean los periodos hidrológicos

de intensos y recurrentes y según lo asimile el río llevará más o

menos caudal durante más o menos tiempo. Y ese caudal podrá

ser en mayor medida o menor medida superficial y/o subterráneo.

Por otra parte, la aportación del agua al río depende del clima,

fundamentalmente de las precipitaciones (lluvia principalmente a

veces nieve) y de las temperaturas (que determinan la cantidad de

agua que se evapora), de la geomorfología de la cuenca (que

retiene, que deja escurrir, que guarda en su interior), de la

porosidad de los materiales (que dejan penetrar el agua hasta

cierto punto o no), de la capacidad de los acuíferos (en el caso de

que existan y del volumen que estos pueden almacenar), de la

cubierta vegetal que asimile el agua, la transpire y/o la retenga en

su follaje, y de la organización de todo este sistema en su conjunto.

Desde el punto de vista de la hidrología un río es muy sensible a la

modificación de los caudales líquidos circulantes, a la alteración de

la calidad de sus aguas y a la alteración de la distribución espacial

y temporal de caudales y calidades.

Esa modificación puede producirse cuando se detiene el agua con

obras que la almacenen (p.e. presas de embalse), la regulen

además de extraerla y llevarla a otros lugares distintos del cauce

natural (p.e. tuberías, canales, acequias, abastecimientos) o

cuando se modifican la composición y cualidades del agua por

vertidos al cauce tras su uso (doméstico, industrial o agrario) o

como resultado indirecto de otras acciones (cambios de velocidad

del agua, pérdida del caudal de agua, construcción de lechos y

márgenes artificiales, otros).

Un río con menos caudal y peor calidad pierde la capacidad de su

recurso principal: el agua que se ve disminuida en sí misma y en

todas las funciones y usos que proporciona (geomorfología,

energía, mantenimiento de la vida en sus diferentes formas, usos y

aprovechamientos humanos)

Para la hidrología, se asume el río como un sistema poseedor de

unos caudales naturales que le son propios, con un régimen y

cantidad que se deben al tiempo y lugares al que pertenece y que

puede así mantener las funciones y usos propios de ese sistema.

También, se aprecian las cualidades del agua, ya que la

composición de esta es propia del cauce por el que circula y de las

funciones que ejerce sobre la morfología, la biota o la cultura

humana.

En el caso del río Segura la lluvia es escasa y concentrada en dos

periodos del año, es un régimen típicamente mediterráneo.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

19

Nacimiento del rio Mundo en el Calar.

Sin embargo, la superficie de recogida de aguas, su cuenca

vertiente, es extensa, siendo su cabecera más lluviosa. Se trata de

una zona de sierras con numerosos y cuantiosos afluentes que

vierten al río principal. También es característico el complejo

sistema de acuíferos calizos que retienen el agua de lluvia y que

proporcionan una cierta regulación natural dosificándola poco a

poco al sistema hasta finalmente acceder al río. Este carácter

hidrológico del Segura es reconocible no sólo por la comprobación

directa en los medidores o aforadores2 repartidos por la cuenca

sino también por la existencia de numerosas fuentes y manantiales

a lo largo del curso del río que denotan la gran actividad hidrológica

y una circulación muy peculiar derivada de la composición

geológica dinámica del lecho y subsuelo del río.

Otra de las características hidrológicas de este río es su marcado

carácter mediterráneo levantino en buena parte de su recorrido. Lo

que traducido en términos de la presencia de agua sería algo así

como la repentina y esporádica caída de grandes cantidades de

agua3 en muy poco tiempo. No obstante, el río se encuentra

regulado en su tramo alto por la acción de la presa de la

Fuensanta.

Las calidades del agua en este tramo alto del Segura se pueden

considerar elevadas aunque delatan la presencia de acuíferos

calizos y el arrastre de sales que la hacen ligeramente dura. La casi

ausencia de actividades humanas de alcance evita la

contaminación de aguas residuales, agrícolas o industriales que es

típica en otros ríos peninsulares y en otros tramos de este río.

2 Utensilios que utilizan los organismos responsables del control hidrológico y los técnicos estudiosos de estas disciplinas 3 Y que tradicionalmente han producido inundaciones catastróficas para las que la población, que ocupaba los terrenos fluviales secos la mayor parte del tiempo, no estaba preparada por desconocimiento o por olvido.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

20

2.1.3 Ecología

Las características ecológicas del río, es decir, sus condiciones

como sistema soporte de distintas formas de vida, son muy

especiales. Existen determinados organismos vivos que son

propios de los ríos, éstos se presentan con una disposición o

reparto tanto en sentido longitudinal como transversal del cauce, se

trata de las comunidades animales y vegetales que están

especializadas en el territorio fluvial y en sus diferentes zonas. Esas

zonas interiores del río se diferencian por la profundidad, velocidad

de la corriente, temperatura del agua, etc, definiendo diferentes

hábitats acuáticos. Estas zonas son específicas para cada río y

para cada tramo de río y también para cada tiempo del río

(estación).

Además de la riqueza y especificidad ecológica del río propiamente

dicho existe una gran variedad de ecosistemas en sus riberas. Esta

variedad tiene que ver con la inundación permanente que se

mantiene en el cauce y que crea desde las riberas hacia el exterior

un gradiente escalonado de ámbitos decrecientemente húmedos en

función de los diferentes niveles de presencia de agua que soporta

cada franja de terreno (de máxima humedad o inundación

constante, a menos humedad o inundación esporádica, pasando

por terrenos encharcados o tierras húmedas por las que, aunque

presente, no circula el agua). Cada uno de estos ámbitos mantiene

determinados tipos de vegetación y de comunidades de fauna que

están especializados y que en conjunto reúnen una gran variedad.

El conocimiento e interpretación de los hábitats4 asociados al río y

sus riberas y las relaciones entre los distintos hábitats son objeto de

la ecología. Para la ecología la fragilidad del río radica en la

posibilidad de afectar a las necesidades mínimas de las especies

vegetales o animales que se mantienen asociadas a las

condiciones de los distintos hábitats del río.

Dichas necesidades son diferentes para cada especie y

corresponden con las que requiere el mantenimiento de las

funciones vitales de todo organismo vivo, destacando entre ellas el

mantenimiento de hábitats viables en el río tanto en términos de

extensión como de calidad, es decir, con caudales suficientes y

calidades del agua admisibles para la vida.

La peculiaridad que mantiene el ecosistema fluvial es su

conectividad longitudinal, transversal y de profundidad, en un

corredor en el que partes aparentemente distantes entre sí se

encuentran directamente conectadas por el agua y por su

circulación de manera que los recursos para la vida de una partes

4 El concepto de ECOSISTEMA se utiliza aquí como concepto integrador del río, tomando la palabra directamente de la ecología y que implica un intercambio de materia y energía entre todos los elementos que lo componen o que forman parte de él en algún momento; mientras que el significado de la palabra HÁBITAT es más reducido y se aplica a las necesidades básicas de una determinada especie (en forma de alimento, temperatura, lugar de nidificación, relaciones particulares con otros individuos o con otras especies, …).

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

21

(oxígeno del cauce central, aguas calmas de las márgenes,

microorganismos, zonas profundas de refugio, etc.) colaboran con

el mantenimiento de los seres vivos de otras zonas aparentemente

alejadas de ellas pero en realidad estrechamente relacionadas e

interconectadas en su vitalidad.

El principal valor del paisaje del río es para la ecología la

variabilidad de sus ecosistemas que radica en la variabilidad

espacial y temporal de las diferentes comunidades vivas fluviales

que las hace especialmente singulares y diferenciadas de los

ecosistemas terrestres relativamente más estáticos. También en su

distribución espacial, que lejos de ser azarosa o arbitraria responde

a unos patrones muy complejos de la distribución de las calidades

del agua (velocidad, acidez, oxigenación, sales, etc.) y de sus flujos

(orillas, cauce central, lecho, meandros, zonas de rápidos)

principalmente. Para apreciar el sistema fluvial la ecología requiere

de la visión de las demás ciencias: la morfología del terreno, el

estudio de la composición del suelo, la bioquímica del agua y el

conocimiento hidraúlico de la circulación del agua pues son ellas la

que explican las cualidades de los distintos ambientes del río y que

son necesarias para entender las relaciones de materia y energía

existentes entre los singulares organismos vivos propios del

sistema fluvial.

La vegetación de ribera acompaña al curso del Segura

El río Segura en su tramo alto conserva en bastante buen estado

comunidades vegetales y animales que se encuentran sólo o

principalmente en ríos. Cada una sobre sustratos de diferentes

grados de humedad se dan en este tramo del Segura: vegetación

acuática (sumergida), vegetación permanentemente encharcada

(helófitos) y la vegetación de ribera (galerías fluviales arbóreas o

arbustivas) son los principales tipos de vegetación frecuentes

Segura.

Hay otros tipos de vegetación que son también muy específicos por

su especial contexto climático, edáfico y geomorfológico como son

las comunidades de paredes rezumantes (propias de las tobas), las

comunidades casmofíticas (en las fisuras de las calizas) o las

rupícolas (que prosperan sobre paredes de roca). Algunas de ellas

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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gozan, además, de protección legal por su valor ecológico y natural.

La variedad de especies animales también es destacable.

Este tramo alto del río tiene también una gran importancia

ecológica cuando se le contempla en el contexto de las sierras por

las que discurre a cuyos hábitats proporciona una gran

bioproductividad adicional sirviendo a aquellos ecosistemas

también como un eficaz conector biológico lineal.

2.1.4 Historia de la cultura

La Historia de la Cultura fluvial atiende a cómo el hombre se ha

relacionado con los ríos y los ha utilizado. Las actitudes colectivas

que conforman esa cultura derivan de la interpretación particular

que cada sociedad y cada comunidad han hecho de la realidad del

río. Aspectos como los usos actuales y pasados de los recursos del

río, de las márgenes fluviales (de la vegetación fluvial, del agua

circulante, de los vertidos al río, de la generación de energía), de

los sistemas de comunicación asociados al río, de la estructura del

poblamiento en torno al río y a su dinámica son algunos de los

elementos que componen esa dinámica cultural. Con el paso del

tiempo, las distintas actitudes culturales han ido superponiendo los

efectos de sus acciones sobre el río de modo que los encontramos

en la actualidad como claves históricas del pasado que nos

permiten su interpretación.

Estas claves pueden aparecer conservadas en mayor o menor

medida ya sea como elementos discernibles (construcciones,

ruinas), como rasgos (condicionantes del trazado del cauce, de sus

márgenes o su lecho) o como simples relaciones (proximidad del

cauce actual a un antigua defensa fluvial). En definitiva, un análisis

diacrónico de los culturas fluviales del pasado nos permite extraer

pautas de los aprovechamientos del río, de la organización

territorial o de la relación con de las diferentes dinámicas del río

que relativicen el presente y revelen posibilidades de entendimiento

del sistema fluvial para un mejor futuro del río.

La historia de la cultura fluvial entiende el conjunto de los

aprovechamientos del río como un complejo conjunto de

información sobre las culturas que se relacionaron con él. Su

sensibilidad radica así en la posibilidad de eliminar la capacidad de

proporcionar información de esos elementos, rasgos o relaciones

que se conservan en la actualidad más o menos evidentes. Esas claves que nos explican cómo el ser humano ha entendido

cada río según el momento cultural, las actitudes e ideario y, en fin,

las circunstancias en los que le ha tocado vivir.

El río como frontera territorial, los tramos vadeables como puntos

de paso, el río como fuente de alimentos, el río como sistema de

comunicación navegable, son algunos de los papeles que el ser

humano ha concedido al río a lo largo de la historia y que se

pueden explicar por medio de claves.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

23

Los aprovechamientos tradicionales de la vega y cauce del río en el barranco de Lietor (Sra. de Alcaraz) determinan las condiciones del río y sus valores.

Esas claves en forma de elementos simples construidos como

torres de vigilancia, puertos de navegación o molinos hidráulicos. O

en forma de relaciones y redes complejas de mayor alcance

territorial como sistemas de regadíos entorno al río, calzadas de

comunicación paralelas al cauce, sistemas de desagüe urbano o de

defensa militar.

La visión que proporciona el conocimiento de la historia y cultura

del río descansa sobre el aprecio que deriva del entendimiento de

todos los elementos y relaciones que han participado en la

evolución del río como sistema cultural dinámico hasta hoy.

A grandes rasgos, en el alto Segura se pueden diferenciar cuatro

etapas históricas principales: la primera, en la que se impone su

función de conexión territorial debida sobre todo a su posición

estratégica de comunicación del levante con el sureste y centro

peninsular; la segunda, en la que destaca la utilización de la cuenca

de este tramo alto para producción maderera (que incluía

principalmente reforestación orientada a la producción y talas

periódicas); una tercera, desarrollada durante el siglo XX, de

construcción de grandes presas para el embalsamiento y

regulación del agua (para su uso en las huertas y regadíos de la

región de Murcia principalmente); y la época actual definida en la

que a los usos anteriores se unen unos nuevos usos de menor

escala y repercusión en el general de la cuenca que están más

relacionados con el disfrute del río y sus valores naturales (pesca,

senderismo, deportes acuáticos, turismo rural, etc).

Otros usos muy comunes en otros ríos (o en los tramos medios y

bajos del propio Segura) como son la ocupación de las márgenes

del río (p.e. por edificacioens de uso residencial o industrial), el

vertido de poblaciones, la contaminación difusa proveniente de los

retornos del regadío o el tránsito de vehículos o construcción de

carreteras sobre cauce y márgenes son en el tramo alto del Segura

muy excepcionales, dada la poca accesibilidad y topografía tan

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

24

abrupta y difícil de este tramo y, por otro lado, la baja densidad

poblacional y modesta actividad económica que lo caracteriza.

Estos factores hacen que la visión que tienen las poblaciones más

cercanas sean únicamente periféricas pues no se relacionan

directamente con el río, siendo además vadeable sólo en puntos

muy concretos y de acceso restringido al cauce en muchos tramos.

2.1.5 Paisaje

El paisaje del río incorpora la percepción del río y su entorno

relacionándose con su disfrute, lectura y aprecio. Además de la

percepción que permiten los criterios que proporcionan las ciencias

que interpretan el río y su dinámica (geomorfología, hidrología,

ecología, historia de las culturas del río) está la visión que genera

en el observador la respuesta estética, dejándose sentir tanto en el

entendimiento como en el sentimiento del paisaje la influencia más

o menos elaborada que ejercen la corriente romántica, los medios

de comunicación, la propaganda turística o la visión local.

La definición del Convenio Europeo del Paisaje, Florencia (2000),

asume como paisaje la percepción que del territorio tienen las

poblaciones. De acuerdo a este concepto el paisaje fluvial se puede

caracterizar mediante el análisis de los significados que se perciban

en el territorio del río, los rasgos y formas que le dan su carácter y

las condiciones escenográficas propias del valle del río en las que

se muestran todos estos valores.

La fragilidad del paisaje fluvial tiene que ver con la posibilidad de

alterar los significados que la población identifica como principales

del río es decir con el mantenimiento de las formas que permiten la

percepción de esos significados (y de los sistemas dinámicos que

mantienen esas formas), también con la información de referencia

que maneje la población que le permita desentrañar esos

significados.

Estos referentes dependerán de la historia lejana o reciente que

haya tenido el río y de cómo se conserve en la memoria colectiva

de la gente. El temor por las inundaciones, el bienestar por la

obtención de alimentos de las vegas, y los sucesos y

acontecimientos que hayan originado creencias, mitos o lugares

sagrados son sólo algunos ejemplos de esas lecturas.

Los aspectos que atañen al carácter del paisaje son aquellos que

se apoyan en las formas de la hidrología, la geomorfología, la

ecología o la historia y que son principales y específicos del río en

términos de las estructuras y procesos que identifican esas

ciencias.

La susceptibilidad de modificar o alterar la escenografía, es decir, el

marco de relación entre el observador y el paisaje, vendrá

determinada por las condiciones generales de la cuenca en

cuestión.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

25

El paisaje del rio Segura aguas arriba del Embalse del Cenajo.

Aspectos como la visibilidad, organización de la escena y

accesibilidad son sólo algunos de los aspectos que pueden ser más

frágiles en el paisaje del río.

El atractivo del paisaje del río descansa sobre la riqueza de sus

propios significados, de hecho está en el conocimiento y la

apreciación que la sociedad hace de sus formas.

Observar al río como lo que es, entender y disfrutar los procesos

que lo hacen ser así e interaccionar con otras estructuras y

mecanismos (relieve, biocenosis, cultura), en una palabra apreciar

su condición de sistema vivo es parte de ese atractivo. El

reconocimiento y aprecio de los procesos hidrológicos,

geomorfológicos, ecológicos y culturales es parte de su gran

atractivo que radica en constatar su variable escenografía, de valle

abierto o cerrado y sinuoso, establecer la relación entre los colores

y rasgos de las distintas formaciones vegetales y la infinidad de

relaciones y matices estéticos y causales del universo dinámico del

río. La accesibilidad, la contemplación, la observación y la

conciencia que la población tiene de ello participa de ese atractivo y

de su reconocimiento.

El río Segura por su parte presenta un paisaje con un marcado

carácter principalmente por las formas que le impone su relieve.

Este condicionante principal es el que, junto con el clima

mediterráneo, rige el resto de sus rasgos específicos: la

peculiaridad natural comentada, su escenografía sublime, su

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

26

accesibilidad limitada históricamente, la escasa relación directa de

la población con el entorno o la utilización del recurso hídrico en

puntos muy alejados de donde se embalsa el agua (riego en la

huerta de Murcia, Campo de Cartagena, etc.) junto con otros

aprovechamientos menores vinculados al río (madera, turismo

rural, pesca, caza, etc) completan esta breve visión del Segura.

2.1.6 La visión que las ciencias hacen de los ríos

Existen múltiples formas de entender un río. Si nos referimos al

saber popular aparecen múltiples concepciones que intentan

explicar lo que es un río, su esencia y características desde

visiones mágicas y legendarias hasta las interpretaciones más

elaboradas de la experiencia campesina pasando por el amplio

abanico de metáforas que proporciona el arte para explicar las

sensaciones que produce su observación.

Se han recogido aquí las visiones que proporciona el acercamiento

científico como punto de partida para la revisión del debate moral

que entraña el aprecio del paisaje.

En el caso de las ciencias, la especialización en los distintos

fenómenos de la naturaleza que es propia de cada disciplina

científica conduce, de nuevo, a numerosos acercamientos parciales

que aisladamente se centran cada uno en aspectos sectoriales de

la compleja realidad objetiva del río.

Todos en su conjunto permiten una lectura integral y objetiva del

fenómeno fluvial. Se trata de enfoques muy precisos, aunque

fragmentados, que pueden servir correctamente al entendimiento

que tiene un ciudadano si son debidamente divulgados y puestos a

su alcance (que no tiene por qué pertenecer a este ámbito de la

ciencia), o incluso alguien relacionado con las ciencias, puede

encontrar numerosas acepciones, todas ellas válidas y todas ellas,

a la vez, fragmentadas y correctas.

Todas estas visiones parciales son correctas y complementarias

puesto que entienden un aspecto o varios del río y al hacerlo se

apoyan unas en las aportaciones de las otras. Incluso ignorando la

necesidad de un posible entendimiento global de río como una

unidad diferenciada y autónoma de funcionamiento, todas esas

aportaciones de las ciencias deben considerarse puesto que, en su

especificidad, explican procesos vivos, procesos naturales,

procesos culturales que se dan o se dieron en el río y que en la

mayor parte de los casos son propios del río.

La Teoría de Sistemas permite una visión integral del fenómeno

fluvial, el río no es otra cosa que un especial ecosistema que refleja

los procesos de la gea, el agua, la vida o la cultura con los que

interacciona dinámica en el tiempo y en el espacio.

En el contexto de la ciencia y la técnica, se puede decir que

dependiendo de los objetivos finales que se planteen, el

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

27

entendimiento del río que se persiga deberá asumir una visión u

otra como directriz en la consecución de los mismos.

Pero cuando se quiere comprender el río todo él como una unidad

dotada de procesos interdependientes, como una sucesión de

reacciones encadenadas, como una reunión de organismos que

dependen de cualidades y propiedades particulares que son

propias del río y no de otros sistemas necesitamos identificar esos

procesos, cualidades y propiedades que lo hacen único, como

sistema peculiar, especial, rico, interesante y diferenciado de los

demás.

Un entendimiento equilibrado y consciente del río es necesario para

su gestión pues se trata de un bien colectivo tanto en su conjunto

como por ser poseedor de recursos naturales, culturales y

económicos.

En este apartado se han revisado brevemente todas esas

diferentes áreas científicas de interpretación de un río: las

diferentes ciencias que los estudian con sus diferentes puntos de

vista. Se trata de integrar las aportaciones de todas ellas productiva

y selectivamente, sin perder información y centrándose en la más

relevante. También se trata de dar cabida por igual a todos esos

aspectos concediéndoles la importancia que cada tenga en cada

caso, evitando sesgos, carencias o sobrevaloraciones que a

menudo distorsionan el entendimiento científico y técnico de los

ríos.

Puente de arco sobre el rio Segura.

Para la gestión es necesario además reconocer la variabilidad que

es propia de estos sistemas en todas sus dimensiones morfológica,

hidrológica, ecológica y cultural así como el carácter dinámico e

interactivo que viene asociado a esta peculiar propiedad. Es esta

variabilidad la que los hace poseedores de esas características

específicas que les son propias.

Si lo que interesa para la gestión es definir un área en el espacio o

un periodo en el tiempo para actuar sobre un elemento dinámico

que es esencialmente cambiante, no debemos definir un plazo fijo

ni dibujar una línea estática con rigidez porque así ya perderemos

parte de su esencia. Cada sistema tiene sus propios ciclos, sus

propios espacios y requiere su propio entendimiento. Las

propuestas para la gestión deben ser por tanto abiertas y

entendidas con flexibilidad pues se han de aplicar con

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

28

discrecionalidad y selectivamente en cada caso. Se trata tan sólo

de reunir las principales causas naturales y antrópicas que lo hacen

ser como es para que se entienda su esencia y pueda seguir

siendo río, nuevo río, viejo río, río estable, río variable, y que no

desaparezca.

Una de las principales conclusiones es que los ríos se pueden

interpretar según unos criterios generales que reúnen esos

múltiples aspectos que los configuran.

Esos criterios son los geomorfológicos, hidrológicos, ecológicos,

culturales y paisajísticos. Estos cinco grandes grupos incluirían las

interpretaciones científicas que se pueden hacer de los ríos y los

diferentes aspectos a tener en cuenta y a conocer para su

entendimiento. En cada uno de esos cinco ámbitos se manejan

unos conceptos determinados y términos o variables que recogen a

su vez aspectos más específicos a observar, medir, cuantificar y/o

cualificar en un río y que nos permiten apreciar adecuadamente las

cualidades del sistema. La aproximación como se ha dicho debe

abandonar los tradicionales determinismos y sesgos, aproximando

equilibradamente el carácter dinámico del río y su variabilidad.

2.2 Las obras públicas y la estética del entorno

La presencia de las obras públicas en el paisaje no se limita a la de

sus instalaciones y elementos construidos sino que se hace notar

también a partir de los cambios que introducen en los procesos y

estructuras del medio que son a menudo mucho más notorios que

los propios elementos construidos.

Tal es el caso, por ejemplo, de los puertos o las carreteras, los

primeros formados por las estructuras y barreras protectoras de la

dársena de abrigo generan el ámbito de aguas más tranquilas del

interior de la rada y a largo plazo inducen procesos de acumulación

y erosión en la costa a un lado y otro del puerto dependiendo de la

dinámica de equilibrio que tenga ese litoral.

Del mismo modo, la carretera no limita su presencia a la plataforma

y los movimientos de tierra, desmontes y terraplenes, canteras y

escombreras que la sostienen sino que también induce cambios de

actividades humanas en sus márgenes, fragmentan los hábitats a a

cada lado de la vía o espantan a las especies más exigentes con la

presencia de su tráfico transformando así el paisaje. Todos estos

efectos forman parte de la presencia de las obras civiles.

Aunque tradicionalmente se ha reducido la estética de las obras

públicas a considerar aisladamente las formas de los elementos

construidos, una tradición que encuentra su origen en las escuelas

de arquitectura, en realidad la estética de las obras públicas debe

ser considerada como la estética del entorno transformado por su

presencia y por la gestión que inducen en las estructuras y

procesos del medio ambiente.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

29

El vaso del embalse de la Fuensanta, río Segura, sin agua.

2.2.1 Las obras hidraúlicas y su modificación del paisaje

Las obras hidraúlicas tienen una gran capacidad de modificar el

paisaje pues al afectar a las cualidades de los procesos

hidrológicos. Producen efectos sobre todos los mecanismos del

medio que están asociados al agua. Ocurre así con las presas, los

trasvases, las captaciones y canalizaciones y con las adecuaciones

y encauzamientos de ríos.

La presencia en el paisaje de las presas incluye no sólo el muro de

presa que se construyó en la cerrada y las demás instalaciones

(central eléctrica, tendidos, torre de tomas, base del aliviadero) sino

también, a través de las nuevas condiciones que induce en el río su

regulación del caudal; ya sea aguas abajo, con el caudal disminuido

y regulado; aguas arriba, en la gran lámina de agua que se

extiende por el fondo del valle; o en sistema servido por la

captación, en las áreas regadas, las poblaciones abastecidas y los

cauces que reciban sus retornos.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

30

Las presas contienen el agua del río embalsándola en grandes

masas de agua a menudo de dimensiones muy extensas. El

embalse es un sistema hidrológico enteramente nuevo dotado de

una gran profundidad y de un mayor estatismo que el curso de

agua original. Estas condiciones producen a su vez un ecosistema

generado exnovo en el que sólo pueden vivir especies más

capaces que las originales del río que son más exigentes pues no

soportan sus aguas profundas de menos oxigeno y menos luz.

En general se puede decir que la masa del embalse es un

ecosistema nuevo de condiciones más simples y aisladas y, por

tanto, más pobre en términos de biodiversidad. Además, las orillas

pierden sus riberas pues los bordes del embalse sufren los efectos

del ascenso y descenso regular de las aguas (especialmente si

embalsan agua para riego) generando una banda árida, una franja

de roca vista que rodea la lámina de agua en la que no suele

prosperar vegetación a menos que la pendiente sea muy tendida.

En este caso se produce un área encharcada de gran

bioproductividad, un verdadero humedal de gran interés ecológico

tanto en sí misma como por su efecto sobre los ecosistemas

próximos. Este efecto de generación de una valiosa área

encharcada es muy común en las colas de embalses de ríos con

relieves muy horizontales. Aguas abajo de la presa, si opera como

una captación que es lo más frecuente, se reduce el volumen neto

de agua que desciende por el cauce más abajo de la presa. El río

pierde así parte de su caudal, el que se detrajo para el uso, y con él

su capacidad de sustentar a los ecosistemas del propio río y de sus

riberas. También, pierde su continuidad con el tramo superior

aislado ahora por la propia presa y su embalse, perdiendo la

conectividad que tenían los recursos a lo largo del curso, una

cualidad en la que radica su mayor interés ecológico.

La posibilidad de regular los caudales, es decir contener o liberar el

flujo del agua según lo requiera la gestión del recurso embalsado,

repercute en el régimen del curso de agua aguas abajo de la presa.

La variabilidad temporal de los caudales es una cualidad también

esencial de los ecosistemas del río y de las relaciones internas y

externas que mantienen. Este régimen climático especialmente

marcado en los ríos mediterráneos se puede ver alterado en mayor

o menor grado por la regulación que haga la presa del flujo del

agua.

Las presas de regadío tienden a contener el agua durante las

épocas de lluvias (otoño y primavera en el sistema mediterráneo)

para tenerla disponible cuando menos llueve en verano que es

cuando la requieren los cultivos.

La detracción del agua afecta a los periodos en los que el río en

condiciones naturales tendría más agua. Las presas de producción

eléctrica pueden liberar agua provocando una avenida (descenso

de gran caudal por el cauce) de manera artificial cuando se

demanda una punta de energía, al margen, por tanto, de los ciclos

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

31

y régimen propios del río. Para prevenir los desajustes entre las

demandas que se exigen a la regulación del embalse y el régimen

natural de los ríos, se ha venido imponiendo el mantenimiento de

un caudal de régimen ambiental (también llamado ecológico).

La idea es que siempre se deje circular un cierto volumen de agua

que permita mantener los ciclos y recursos vitales esenciales del río

sin llegar nunca a estrangularlos.

Otro efecto de los embalses en el paisaje es el que genera el uso

que se le de a las aguas que captan. Por ejemplo, los embalses

empleados cuyas aguas se destinan al riego favorecen los regadíos

generando paisajes agrícolas enteramente nuevos allí donde se

apliquen.

Los trasvases entre cuencas también repercuten en el paisaje más

allá de las simples instalaciones que requieren; por ejemplo, al

detraer caudales de un río en una determinada región y conducirlos

a otro territorio para su uso en abastecimiento doméstico y regadío.

En el territorio receptor, los trasvases favorecen la presencia y

extensión del regadío y el desarrollo urbanístico, mientras en el

territorio del que procede el agua, la pérdida del recurso repercute

en las capacidades y dinámica del sistema.

Otras obras hidraulicas de gran efecto en el paisaje fluvial son las

actuaciones en el cauce y las márgenes como las adecuaciones de

cauces y los encauzamientos.

Muro de presa del Cenajo en el río Segura

Las primeras consisten en construir márgenes artificiales, de

hormigón o escollera, con la idea de reducir el índice de rozamiento

de las aguas en los bordes del cauce para aligerar su paso para

que cuando se produce una avenida discurra el máximo caudal

posible aguas abajo reduciendo la inundación lateral posible.

Con el mismo criterio se construyen los encauzamientos de ríos

que consisten en construir un nuevo cauce para el río con

paramentos de hormigón, escolleras y movimientos de tierra o

combinaciones de estos trabajos. Estas actuaciones hacen rígida la

morfología dinámica del río, sustituyen su variedad y sus elementos

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

32

vivos por superficies planas e inertes. Son muy utilizadas en los

tramos urbanos de los ríos en los que, además de contener los

movimientos del cauce, se pretende que los caudales de

inundación discurran fuera de las ciudades, facilitando su desagüe

rápido y evitando así el daño a las poblaciones. El efecto en el

paisaje del río de estas actuaciones es notorio.

Muchas veces, estos tratamientos de adecuación y encauzamiento

se aplican con una visión parcial, estática y excesivamente

simplista de los mecanismos de génesis y desarrollo de los

procesos de avenidas consiguiendo tan sólo trasladar el problema a

otros tramos del río que, finalmente, reciben la carga de la

inundación con mayor fuerza aún desbordándose y dañando

también a bienes y personas.

Los azudes, molinos de agua y captaciones son obras menores que

también afectan a los procesos de los ríos produciendo ámbitos con

dinámica propia pero de entidad menor. Los azudes, que son en

realidad pequeñas presas, contienen las aguas y las embalsan en

saltos de pequeña altura dirigiendo el caudal hacia un

aprovechamiento situado en una de las márgenes donde se capta

el agua, se aprovecha el salto del agua para un molino o generar

energía.

Una multitud de obras hidraúlicas menores componen parte del

paisaje agrario del riego. Canales, acequias, sifones, sistemas de

impulsión y captaciones subterráneas y pozos generan su propio

paisaje, generalmente asociados a cultivos en riego y a una

organización productiva y eficaz de las zonas regadas.

Existe por tanto un amplio abanico de contextos de la ingeniería

hidraúlica fluvial que abarcan tanto a los paisajes del río en el que

intervienen y se insertan como a los paisajes de los territorios a los

que sirven o afectan de una manera u otra.

2.2.2 La estética de lo funcional

A diferencia de las creaciones de la arquitectura o del arte en

general, las actuaciones propias de la ingeniería civil no tienen una

intención estética clara o asumida pues son esencialmente

funcionales en su planteamiento y diseño. En general, el argumento

de las obras públicas se centra en resolver la funcionalidad del

servicio que se le demanda; esto es en una carretera se trata de

conseguir un trazado seguro y adecuado para una determinada

carga de tráfico; en un puerto consiste en aislar suficientemente la

dársena y muelles de amarre de las tormentas exteriores y en una

presa en conseguir una determinada capacidad de embalse.

Los planteamientos estéticos suelen ser de naturaleza ornamental

es decir surgen en el proceso de creación y diseño en las fases

finales y no llegan a determinar lo esencial de la intervención sino

que se traducen en la adición de elementos complementarios o en

el diseño de acabados. Están los ajardinamientos y tratamientos de

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

33

recuperación ambiental de los taludes de excavación o de las

escombreras de las carreteras y los acabados de los materiales y

elementos constructivos de canales, puertos, bocas de túneles,

muros de presa, aliviaderos o soportes de depósitos.

En el amplio y heterogéneo conjunto de obras civiles y en sus

variados argumentos creativos hay, sin embargo, excepciones en

ese sentido. En algunas obras el argumento estético es decir la

intención de emocionar, juega un papel primordial hasta el punto de

anteponerse en la elaboración del diseño a los argumentos

meramente funcionales y de eficacia. Entran en esta excepción,

notablemente, los llamados puentes de autor, en los que se

requiere de la estructura además de una determinada capacidad y

nivel de servicio, un cierta efecto estético a menudo de

espectacularidad, elegancia, icónico o simplemente de presencia

singular. En otras obras más funcionales como las propias presas,

algunas carreteras y otras muchas puede ocurrir también que la

necesidad de dotarlas de una cierta presencia formal, seductora o

impresionante, comparta espacio al mismo nivel con los criterios de

elaboración del diseño, en la elección del modelo funcional o

simplemente en la elección de los materiales y complementos.

En cualquier caso, las obras públicas cuyo diseño se hizo

consciente del lugar que ocupan en el paisaje y de cómo lo

transforman y alteran son minoría. Un puente en la Hoz del río Mundo.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

34

Aliviadero de la presa del Cenajo

También aquí, en la intención estética respecto a la dimensión

emotiva del entorno, del paisaje, podemos encontrar honrosas

excepciones (estructuras pensadas para determinados paisajes,

carreteras paisajísticas o estrategias estéticas de camuflaje o

realce para instalaciones).

En realidad, éstas tienden a ser una anécdota en el contexto

general de producción masiva de obras civiles que ignoran tanto la

propia dimensión estética de sus elementos construidos como la de

sus transformaciones en el medio y el efecto estético de todo el

conjunto.

Lo curioso del asunto es que pese a que en general se ignora esta

capacidad de las obras públicas, éstas tienden a provocar una

notable reacción estética en el observador, especialmente si las

considera en el contexto emotivo del paisaje. Es común que la

contemplación de un túnel o un puente produzca sorpresa,

espectacularidad, monumentalidad, admiración, sensación de

progreso, que se observe como la materialización formal de las

capacidades técnicas de una sociedad o que se sienta un cierto

aprecio por lo funcional o mecánico. Este fenómeno de percepción

de las infraestructuras en el paisaje tiene que ver con la propia

naturaleza ambiental de las obras públicas, la manera en la que se

relacionan con el entorno transformándolo, y también con su

carácter social y colectivo, el hecho de ser consideradas un

producto de la acción humana ya sea en un sentido genérico, o

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

35

particularizado a una determinada sociedad o época. Como se dijo

estos dos aspectos son esenciales en la razón de ser de las obras

civiles.

2.2.3 La confrontación con lo sublime

La espectacularidad de las grandes obras públicas sorprende y

atrae por que las dimensiones de los artefactos construidos

exponen la relación que mantienen frente a los procesos de la

naturaleza a los que contienen, dirigen o modulan. También está el

interés y aprecio que suscita observar cómo se manifiesta la

capacidad que estas grandes creaciones artificiales muestran sobre

los procesos del medio y sus estructuras. Un gran viaducto que

atraviesa aéreo el vano de un profundo barranco o una gran presa

que contiene las aguas de un río conformando un inmenso lago

artificial son ejemplos muy vistosos de cómo se materializan estas

capacidades del artificio humano.

El concepto de naturaleza sublime, atractiva y temible por estar

fuera del control del ser humano se confronta así con la presencia

de las grandes obras monumentales. Los grandes periodos

históricos del desarrollismo (imperio romano, industrialización, años

sesenta del siglo XX, momento actual) muestran con sus grandes

elementos construidos como la cultura de los seres humanos ha

podido llegar a superar las limitaciones de una naturaleza

aparentemente caprichosa, poniéndola al servicio de un fin social.

Placa de la inauguración de la Presa del Cenajo en el río Segura

A menudo es la estética de la grandiosidad de los monumentales

elementos construidos la que parece traducir esta capacidad de la

sociedad humana, este es el efecto de los grandes viaductos, los

muros de grandes presas o los trazados de autovías a través de

paisajes abruptos.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

36

Pero también hay un cierto entendimiento de la inteligencia

operativa y funcional del artefacto que reclama la respuesta

emotiva en el observador. Esto ocurre cuando el proceso de

funcionamiento de la obra se traduce en sus formas y éstas

muestran expresivamente sus capacidades. Se puede así hablar de

una cierta estética funcional. Las estructuras metálicas, los puentes

atirantados o las presas de arco o de bóveda explican su sistema

de sujeción casi con sólo mostrarse al observador delatando la

inteligencia funcional del sistema y fascinando así al observador

que constata la capacidad que la sociedad humana contrapone con

las fuerzas de la naturaleza.

2.2.4 Estética de la función y la materialización del progreso

Esta expresividad de las formas que delatan la función es

seductora en sí misma pues reclama el interés del entendimiento

de la función y, al mismo tiempo, seduce por apreciarla en sus

formas. La funcionalidad se vuelve más evidente cuando el artificio

de la obra civil muestra, como ocurre en muchos casos, con sus

movimientos y fases operativas los mecanismos a los que debe su

eficacia.

Los puentes levadizos cuando alzan sus plataformas, los trenes

cremallera, los elevadores, los teleféricos, las compuertas de

alviaderos de grandes presas o la operatividad de las máquinas en

una obra así como el paso de los vehículos por una autovía o de

los trenes por el ferrocarril muestran este atractivo de la

funcionalidad.

Esta funcionalidad también se abstrae de la observación de las

formas de los elementos construidos de las obras civiles sin

necesidad de constatar su operación material. La sinuosidad del

trazado de una autovía con sus curvas tendidas y abiertas, el perfil

de un aliviadero de gravedad sobre el muro de una presa o la

disposición de un canal a través de un paisaje muestran su

funcionalidad con una cierta sutileza.

El aspecto de geometría pura, ordenado, sistemático, mecánico y

funcional de los elementos contruídos de la ingeniería civil se ha

tomado como un referente del progreso humano especialmente

cuando se contrasta con el aspecto del entorno en el que se inserta

de aspecto generalmente más orgánico e irregular, espontáneo y

dotado de una cierta arbitrariedad típica de los elementos de la

naturaleza5. Frecuentemente, esta identificación entre forma

funcional y progreso es muy apreciada por el observador

contemporáneo. Incluso en las obras de ingeniería antigua (puentes

romanos, acequias hispanoárabes) o en los productos de la

5 En realidad las formas de la naturaleza son esencialmente funcionales pues responden a adaptaciones al medio que incorporan inumerables funciones específicas: físicas (p.ej. modelados del relieve por erosión), de protección (p.ej. copas de árboles), de movimiento (p.ej. medios locomotrices de los animales) y otras, sólo que no se entienden como tales y, por tanto, no se aprecian en ese sentido.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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ingeniería artesanal (molinos, azudes, pozos, norias) aparece esta

estética de lo funcional que delata un cierto ingenio en su creación

y en su puesta a punto, frente al proceso natural y al recurso que

aprovechan y modifican y que se ve como más arbitrario y libre.

Hay muchas maneras de progresar que no están representadas por

las grandes construcciones de la ingeniería civil ni con las

funciones de los artefactos más artesanales.

Están más relacionadas con otras consecuciones de la sociedad

humana como, por ejemplo, las relacionadas con el ideario social

(derechos humanos, solidaridad, servicios sociales), las

producciones del intelecto (arte, filosofía, educación) o la

sensibilidad ambiental (consideración unitaria de ser humano y

planeta).

También hay una creciente revisión de la idea de progreso que

contrampone el saber aprovechar lo que se tiene frente a buscar

continuadamente una mejora válida más en sí misma que por su

repercusión. Sin embargo, la manifestación material del gran

progreso tecnológico que muestran las infraestructuras es muy

llamativa y tiene una clara dimensión paisajística cuando se aprecia

en su contexto, cualidad que la hace muy asequible al observador

y, por extensión, muy seductora para la opinión pública, muy

mediática (fácil de transmitir en los medios de comunicación) y muy

atractiva por su popularidad para los representantes públicos.

Resalte al pie del aliviadero en la presa del Cenajo.

Considerando esta poderosa presencia de las obras públicas y los

estímulos estéticos que suscitan se puede decir que hay una

notable dimensión estética de las obras públicas, aunque no

siempre intencionada en su creación, que tiene que ver con la

fascinación que suscita su razón de ser funcional y operativa en un

medio que suele ser formalmente diferente. La gran atracción y

popularidad que suscitan muchas obras civiles modernas tienen

que ver con esa seductora fascinación que produce la manera en la

que expresan su utilidad.

Este aprecio público de naturaleza estética es muy importante para

estas grandes acciones colectivas que van encaminadas a producir

un bien común, el acceso seguro y veloz al territorio, la regulación y

disponibilidad del agua de un río de caudal inestable o el refugio de

los buques en un puerto de mar tormentoso.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

38

2.2.5 La ética de la gestión de los recursos naturales y el beneficio

de la obra pública.

No obstante, una gran obra civil es en esencia resultado del

planteamiento ético que implica un esfuerzo colectivo encaminado

al bien común. Un esfuerzo colectivo, articulado dentro de la

organización social de la que se haya dotado una comunidad que

recurre al consumo de recursos de la naturaleza que en esa acción

pierden su cualidad, se transforman pasando a tener otras

condiciones.

El proceso consiste en que el sistema previo suele perder su

diversidad y pasa a especializarse en aquella función o servicio que

pretende obtener la infraestructura para servir a la sociedad que la

demanda. La perdida de diversidad parece traducirse en una mayor

capacidad del nuevo sistema en prestar el servicio que se pretende

muy superior a la del sistema previo. Este es el caso del embalse

especializado en acumular agua, en los periodos del año en que

más se necesita, a costa de perder otras funciones (dinámica

morfológica, calidad del agua, diversidad ecológica y otros valores

culturales y paisajísticos).

Ocurre también, por ejemplo, con las autovías especializadas en

servir a un tipo de desplazamientos (el del tráfico rodado de largo

recorrido, de gran capacidad y velocidad) frente a otros

movimientos del territorio que se estorban o impiden (conectividad

ecológica, escorrentías, movimientos transversales de personas,

otros desplazamientos no motorizados).

Este proceso de especialización propio de las obras públicas, con

sus beneficios y mejora de capacidad del servicio, y con el deterioro

parejo de la diversidad del sistema se justifica socialmente a través

de los mecanismos de toma de decisiones y el marco legal y

administrativo en el que se insertan. Específicamente, los

mecanismos administrativos de evaluación ambiental (impacto

ambiental, evaluación estratégica, cumplimiento de leyes de

protección de recursos naturales y culturales) a los que se someten

las obras públicas y su gestión son los responsables de garantizar

que los costes ambientales sean socialmente viables y por tanto

asumidos.

Las demandas de servicio de la sociedad, articuladas mediante sus

mecanismos administrativos de gestión y planificación, son las que

finalmente justifican o compensan el deterioro del recurso natural

que implica proporcionar el servicio demandado.

Las situaciones en las que se genera un proyecto de obra pública

como parte de un esfuerzo colectivo, consumiendo determinados

recursos públicos y transformando y simplificando la naturaleza,

son muy variadas y heterogéneas.

Las iniciativas de implantar una obra civil para mejorar las

condiciones del entorno se vienen produciendo desde que las

comunidades humanas alcanzaron un mínimo nivel tecnológico.

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Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Presa del Talave en el río Mundo, provincia de Albacete.

La ingeniería civil no es indiferente a las ideologías como tampoco

lo es su estética. Por ejemplo, las demandas de actuaciones de

ingeniería civil poseen también un cierto valor estético cuando se

reclaman, como viene ocurriendo últimamente, por lo que tienen de

simbólicas. Esta función simbólica puede darse por tratarse de una

manifestación formal del progreso, o por su carácter icónico

comunitario, es decir por lo representativas que puedan llegar a ser

de la comunidad que los lleva adelante o por una curiosa

combinación de ambas percepciones.

Los llamados puentes de autor tienen en este sentido una dudosa

moralidad si se considera que tanto su posible efecto en el entorno

(algunos se plantean en espacios muy frágiles y valiosos) como su

coste presupuestario se asumen a costa de un valor simbólico.

Se trata de vistosos artefactos a los que intencionadamente se les

dota de una estética espectacular, que goza de gran popularidad y

es muy mediática.

No responden al mero planteamiento funcional, de proporcionar un

servicio, implicando con ello un enorme gasto de recursos

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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colectivos y valores del patrimonio natural que podrían dedicarse a

otros fines o abandonarse a su enriquecedora dinámica propia. Sin

embargo, el procedimiento de su concepción, diseño y aprobación

por la sociedad que los demanda y financia parece dotarlos de una

cierta justificación moral: son aprobados por los representantes

democráticos de la sociedad que quiere disfrutar esas obras civiles

más allá de su mera funcionalidad mecánica, dotándolas de una

gran espectacularidad y un poderoso aparato estético que es la

base de su función simbólica.

Las actuaciones del desarrollismo descansaban sobre muy

diferentes premisas. En el caso de España esas actuaciones

tecnológicas se realizaron en el contexto político de una dictadura

procedente de una sublevación contra un sistema democrático. El

caso de la presa del Cenajo en el curso alto del Segura es un

ejemplo especialmente complejo en su dimensión moral.

Construida en los años sesenta del siglo pasado, es un producto de

la política social de base tecnocrática del desarrollismo de la

dictadura franquista.

Su objeto era el de proporcionar agua para el regadío y el

abastecimiento en la región de Murcia sirviendo al mismo tiempo

como sistema de contención de las típicas avenidas de clima

mediterráneo. Se trata de dos objetivos esencialmente sociales que

fueron conseguidos con un esfuerzo tecnológico de envergadura y

involucrando recursos de la naturaleza de primer orden. Además,

presos de la guerra civil fueron utilizados en la construcción de sus

instalaciones perdiendo muchos la vida en esos trabajos. La

estética de esta acción pública no se limitó al diseño del aspecto

monumental del muro de presa y de su aliviadero (reformado años

más tarde) obligadamente grandiosos dados las capacidades para

las que se construyeron.

También se incluyó una curiosa ceremonia de inauguración, con

asistencia del propio dictador, en la que se realizó una

representación de un auto de fe en el que se representaba la

trascendencia de la actuación.

Se escenificó el diálogo entre la tecnología, la naturaleza salvaje,

representada por el inestable río Segura, la productividad de la

huerta y otros personajes alegóricos. La ceremonia culminó con la

apertura del aliviadero que provocó un vistoso chorro de gran altura

que mostraba la energía del río contenida en el embalse. Ninguna

estética es ideológicamente aséptica. La presa del Cenajo es un

desafortunado ejemplo en este sentido.

Finalmente, la identificación de una comunidad con los recursos de

la naturaleza que se encuentran próximos matiza la apreciación del

paisaje y afecta a la interpretación de las obras de ingeniería civil

que plantean transferir recursos de un territorio a otro. Se ha dicho

que la percepción de los rasgos de un territorio que nos es familiar,

de su paisaje, se traduce en una respuesta afectiva de proyección y

apropiación del paisaje en los observadores autóctonos.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Puente de arco sobre el Segura en Los Gallegos.

Inversamente, se percibe por observadores foráneos con un cierto

exotismo, no carente de curiosidad pero a menudo teñido de un

claro distanciamiento afectivo.

El localismo, es decir, el mayor interés por lo que ocurre en una

comunidad o un territorio que consideramos propio se construye

sobre estos sentimientos de apropiación. También la xenofobia

parte de la sensación de extrañamiento de lo que nos parece

diferente y por tanto fuera de control.

En la percepción del paisaje y de sus recursos ocurre un proceso

similar aunque referido al entendimiento del entorno y sus

aprovechamientos. Es frecuente que grandes infraestructuras

utilicen recursos de un territorio para servir a otros. Las líneas de

alta velocidad ferroviaria sirven más eficazmente a las poblaciones

que se encuentran próximas a sus estaciones generalmente muy

distanciadas entre sí, mientras que deterioran los recursos, los

paisajes, de todo un prolongado corredor.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Algo similar ocurre con las grandes infraestructuras hidraúlicas que

embalsan el río en un tramo, generalmente alto, de montaña, donde

el relieve puede permitir un buen almacenamiento y se producen

mayores precipitaciones, mientras que sirven a las poblaciones y

aprovechamientos situados en los territorios más llanos aguas

abajo donde la demanda social es mayor y la productividad agrícola

es superior. Cuando se trata de infraestructuras de trasvase, la

distribución geográfica de recursos naturales implicados y servicios

servidos es aún más distante, implicando a menudo a comunidades

que se sienten muy diferentes y ajenas entre sí.

La apreciación estética de estas grandes infraestructuras puede ser

contemplada como la materialización de un balance aparentemente

injusto. Sus grandes capacidades se entienden así en sentido

negativo. Se transforman y simplifican los recursos de un territorio a

cambio de los beneficios en otro.

Sin embargo, la reacción social contra estas actuaciones, en

algunos casos muy enconada, no responde tanto a al deseo de

mantener los beneficios del sistema natural en su riqueza y

diversidad como a la apropiación afectiva de los recursos próximos

que se sienten como propiedad de unos y no de otros, una

apropiación que es excluyente.

El argumento que cuestiona estas infraestructuras también se

produce cuando hay una diferenciación social entre grupos de

interés, aunque no estén necesariamente territorializados, por

ejemplo, cuando un puerto comercial favorece determinados

intereses industriales (p.ej.: puerto carbonero para una central

térmica) deteriorando su posible uso social o turístico; o cuando las

líneas de alta velocidad de largo recorrido repercuten en el cierre

de trenes de cercanías (grupos de movilidad diferenciada).

Esta cuestión ética de la apropiación afectiva de los recursos

naturales (o su derecho al uso o la su conservación) por un

determinado grupo social (territorializado o no) y su uso para

beneficio de otros, no es excepcional ni anecdótica sino que

subyace en el complejo entramado de infraestructuras civiles que

mantienen una sociedad que gestiona recursos geográficamente

muy distanciados y que sirve selectivamente a grupos específicos.

2.3 La experiencia estética de la naturaleza.

2.3.1 La experiencia estética como estímulo a la reflexión moral.

Que una experiencia estética puede fomentar la reflexión moral es

algo tan intuido por la mayoría de nosotros como examinado desde

la antigüedad por los expertos. Las artes narrativas, desde el

cuento que los padres leen a sus hijos por la noche hasta la novela,

el cine o el teatro, pueden ayudarnos a plantear con mayor claridad

problemas morales difíciles

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Macizo rocoso de Ayna: monumentalidad sublime de la naturaleza.

Pueden enseñarnos a ponernos en el lugar del otro, sensibilizarnos

con el dolor ajeno, imaginar soluciones a situaciones injustas,

etcétera. Pero no son sólo las creaciones humanas como los

cuentos, el teatro o la pintura, quienes a través de una experiencia

estética pueden ofrecernos la oportunidad de un aprendizaje moral.

También la naturaleza nos concede esa posibilidad. Por ejemplo,

podemos aprender de los animales cuando nos maravillamos de la

fidelidad de un lobo a su grupo o cuando admiramos las estrategias

con que los bonobos combaten la violencia. Y también la naturaleza

en tanto que entorno puede ayudarnos en ese sentido, y eso es

precisamente lo que vamos a tratar aquí

La experiencia estética de un entorno natural puede ser de varios

tipos. Los pensadores de la Ilustración, cuando pusieron los

fundamentos de esa disciplina filosófica que es la Estética de la

Naturaleza, nos dejaron en herencia la descripción de tres tipos

básicos de experiencia. En primer lugar nos legaron el concepto de

belleza para describir la experiencia estética que podemos tener al

contemplar un hibiscus, un mirlo o un manantial.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Es bello lo que es armónico, equilibrado, bien proporcionado,

suave, dulce, y nos produce una sensación de serenidad. Los

ilustrados lo aplicaban, sobre todo, a elementos de la naturaleza

que no pueden hacernos daño, y a menudo a la naturaleza

domesticada por la mano humana, por ejemplo a los jardines, los

campos cultivados o los lagos artificiales. El otro gran concepto que

nos dejaron es el de sublime, que se refiere a las experiencias que

nos provocan fenómenos naturales de gran magnitud o fuerza. Lo

sublime se aplica a fenómenos que representan un peligro para

nuestra vida, y que por ello mismo nos hacen experimentarnos

como vulnerables, nos recuerdan nuestro carácter mortal, como el

mar embravecido por una violenta tormenta. O bien se aplica a algo

virtualmente infinito frente a lo cual redescubrimos la finitud, lo

efímero de la vida humana, y aquí el ejemplo clásico es el

firmamento nocturno. Un tercer concepto es el de pintoresco, que

da nombre a aquella experiencia en que un entorno natural se nos

aparece como un escenario digno de ser pintado, es decir, como

los paisajes que les gustaba representar en sus telas a los artistas

del XVIII y el XIX: un pueblo de campesinos en medio de un gran

valle, un castillo en ruinas, un viejo cementerio devorado por la

maleza donde pasea un ciervo solitario, etc.

Hoy en día seguimos teniendo esas experiencias estéticas de la

naturaleza. Experimentamos la belleza, por ejemplo, ante un

manantial que brota de la tierra, creando una corriente de agua que

alimenta a su paso las más diversas formas de vida. Pasear por la

orilla de un río en verano, ver discurrir el agua escuchando su

alegre sonido, contemplar como la luz brilla en ella y se reflejan los

colores de la vegetación y el cielo, ver los juegos de luz y sombra

que provoca la vegetación que crece junto al agua, oler la hierba

húmeda, ver acercarse a algún animal a beber, es una experiencia

que nos contagia calma y alegría. Y esa experiencia de la belleza

nos enseña a apreciar como ese bien que es el agua crea el

ecosistema fluvial, alargado y profundo, el ecosistema de ribera que

protege las márgenes del empuje del río, cobija la humedad y con

su frondosidad multiplica el efecto benefactor del río en el árido

clima mediterráneo, como alimenta a lo largo de su recorrido las

más diversas criaturas vegetales y animales, y nos proporciona

también a nosotros una experiencia de placer y serenidad.

También seguimos teniendo la experiencia de lo sublime.

Contemplar altísimas cumbres de picos escarpados, descubrir una

gran cascada con su atronador ruido, ver como el agua ha labrado

vertiginosos canales en la tierra, son experiencias de la fuerza

inmensa de algunos fenómenos naturales. Y tenemos asimismo la

experiencia de lo pintoresco cuando encontramos ese viejo puente

sobre el río que ha sobrevivido al paso de los siglos, y que

ejemplifica una convivencia amable entre el ser humano y la

naturaleza.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

45

El río a su paso por Letur

Todas esas experiencias estéticas pueden enseñarnos a admirar

los entornos naturales como algo que tiene un valor propio, un valor

en sí mismo que debe ser respetado.

Pero necesitaríamos nuevos conceptos para dar nombre a un tipo

de experiencia estética que desde el siglo XVIII se ha hecho cada

vez más frecuente: la experiencia de un entorno natural dañado por

la mano humana, marcado por las cicatrices de la destrucción.

Un bosque quemado, el cauce inerte y recubierto de placas de

hormigón de un río encauzado, las aguas sucias y espumosas de

un río contaminado por los detergentes domésticos y los

fertilizantes agrícolas, o un río seco que se ha quedado sin agua

por la mala gestión de una presa, con los peces muertos sobre el

lodo, producen una experiencia estética del daño, de la pérdida, y

nos revelan que la naturaleza, a pesar de su fuerza, puede ser

también muy vulnerable.

Nos invitan a tomar conciencia de que los ecosistemas son

mecanismos complejos que dependen de equilibrios muy ajustados

y frágiles, que una breve intervención irresponsable en un entorno

puede robarle su vitalidad y autonomía, su riqueza y su belleza

para siempre.

Eso no significa que debamos o podamos aspirar a mantener la

naturaleza salvaje intacta, lo que a estas alturas de estrecha

integración de lo natural y lo humano es ya imposible, o condenar

cualquier intervención humana, pues muchas son viables al no

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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comprometer la viabilidad de los sistemas. Todos los seres vivos

alteran su entorno por el mero hecho de vivir en él, y nosotros

también. Y sin embargo, hay dos formas muy distintas de

relacionarse con los entornos naturales. La primera de ellas es

considerar los entornos naturales como meros instrumentos para

los fines humanos, un material a nuestro servicio, como si no fueran

más que arcilla que podemos modelar a nuestro gusto y carecieran

de dinámicas que les son propias y que les conceden su propia

vitalidad manteniéndose gracias a ella disponibles para el ser

humano. Entonces vemos la naturaleza como algo que debe ser

dominado y sometido, no como un sistema dinámico e interactivo

de cuya autonomía depende nuestra propia viabilidad y existencia.

Si se piensa la naturaleza como un sistema a dominar, en

confrontación con la cultura humana, el destino de aquello que no

se deje someter sólo puede ser la destrucción, como ha sucedido

con tantísimas especies de animales y plantas, hábitats y paisajes.

La segunda forma de relacionarnos con el entorno es asumir que

formamos parte de él, que nuestra existencia se encuentra

entretejida en una compleja red de seres y fenómenos naturales

con los que guardamos relaciones de dependencia. El agua que

bebemos, el aire que respiramos, el territorio sobre el que

organizamos nuestras vidas cotidianas. Entonces podemos buscar

una relación de simbiosis, de convivencia pacífica, de colaboración.

Acequia del río Mundo (Ayna)

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Por lo que se refiere a las obras de ingeniería civil, necesitamos

una actitud menos dominante y más mimética, una ingeniería de

convivencia con la dinámica de la naturaleza, que no agote su

vitalidad, que colabore con su recuperación donde haga falta y que

sirva a sus fines sociales sin poner en peligro la durabilidad del

sistema.

Cuando se reconduce el cauce de un río o se gestiona su caudal

mediante presas de regulación, podemos imponer nuestras formas

racionales y artificiales sobre las naturales, negándolas y

borrándolas, para que la obra ilustre el poder humano, o bien

podemos dialogar con esas formas naturales, intentando dañarlas

lo mínimo posible, aceptando su dinámica y aprovechándola sin

dañar su continuidad, jugando con ellas, imitándolas,

subrayándolas.

El ser humano ya tiene museos donde exponer y exaltar la

grandeza de su ingenio, no necesita hacerlo a costa de la vida de

otros seres, del equilibrio y la belleza de un entorno natural. Una

obra civil de estética discreta, como un pequeño azud con molino,

de tamaño diminuto y materiales locales, con una capacidad

modesta, surte de energía renovable y de caudal a la huerta de

vega, con una mínima intromisión en los ciclos y riqueza del río,

conviviendo amablemente con la naturaleza. Y quien puede

revelarnos esa forma de relacionarnos con la naturaleza basada en

el respeto, la admiración y la mimesis, es precisamente la

experiencia estética de la naturaleza.

2.3.2 La universalidad de la experiencia estética.

Quizás el lector tenga sus dudas de cómo una experiencia estética

pueda guiarnos hacia una forma más pacífica de convivir con la

naturaleza. Quizás no lo entienda, porque crea que una experiencia

estética es algo subjetivo, en el sentido de caprichoso y arbitrario,

es decir, que a mí puede gustarme el color verde y el olor a pino,

pero a otros les gusta el color rojo y el aroma a lavanda.

Bien, pues aquí nos toca aclarar que la experiencia estética de la

naturaleza no es algo meramente subjetivo que sólo dependa de la

personalidad de cada cual.

La experiencia estética de la naturaleza posee un fundamento

emocional. Este fundamento emocional se halla en nuestra

naturaleza humana, y consiste en esas emociones de las que nos

ha dotado la historia evolutiva de nuestra especie, y que pasaron el

filtro de la selección natural por tener una función adaptativa. Esas

emociones son una respuesta adaptativa a estímulos externos,

tienen un componente de conocimiento, y son muy semejantes en

todos nosotros, lo que permite que nos las podamos explicar unos

a otros y comprendernos.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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El río a su paso por Letur

Por ejemplo, sentir terror ante aquello que consideramos que puede

matarnos, como podría ser un tigre que corre hacia nosotros, o

sentir alegría al encontrar un oasis en el desierto, son emociones

básicas que todos podemos entender y compartir. Del mismo modo

en que sentir pena ante un niño que llora porque se ha perdido,

sentir alegría ante niños jugando, sentirse ridículo cuando uno se

cae en medio de un charco, son emociones que todos

comprendemos.

Son esas emociones que nos hacen humanos, y si alguien no las

posee, nos parece muy extraño. De la misma manera, sentir

serenidad ante un manantial o terror ante una tempestad son

experiencias de las que, como ya defendía Kant en la Crítica del

Juicio, podemos hablar en un lenguaje compartido y confiar en que

los demás las comprendan y compartan. Es razonable, decía Kant,

esperar un cierto grado de consenso, esperar que nuestro juicio

sobre la belleza de un arroyo sea universal.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Yo siempre podré dar razones de por qué me parece que un

entorno es especialmente bello y valioso, y es razonable que yo

espere que los demás lleguen a la misma conclusión. Si alguien me

dice que no lo encuentra bello, seguramente insistiré, le invitaré a

pasear por él, le señalaré los parajes más hermosos, le llamaré la

atención sobre los cantos de los pájaros.

Sobre ese fundamento emocional, la experiencia estética de la

naturaleza se construye con los elementos de cada cultura y

lenguaje, y se tiñe de valores y tradiciones locales, lo que permite

explicar las considerables diferencias de apreciación estética de la

naturaleza en distintas épocas y culturas. Y además, hay que

añadir que, como decía Hume en La norma del gusto, la

experiencia estética de la naturaleza, como la del arte, mejora con

la práctica. Cuanto más se la cultiva, más se afina el gusto, más ve

el ojo entrenado, como el naturalista aprende a distinguir las huellas

de los animales y a reconocer a los pájaros por su canto. Y eso

significa que la experiencia estética de la naturaleza, aunque se

basa en emociones que están presentes en todos nosotros, puede

ser educada. Y es razonable afirmar que en nuestra época, en que

buena parte de la población occidental vive de espaldas a la

naturaleza, y tan sólo la conoce por los reportajes de televisión, los

parques temáticos o la publicidad idealizada de lugares

supuestamente exóticos o salvajes, deberíamos reivindicar una

educación en la apreciación estética de la naturaleza.

2.3.3 La necesidad de una educación en la experiencia estética

Aprovecharemos estas páginas para ofrecer algunas pistas sobre

cómo podría ser esa educación en la experiencia estética de la

naturaleza.

En primer lugar, la experiencia estética de la naturaleza no debería

ser tan sólo una experiencia estética formalista, es decir, que tan

sólo aprecie la pura belleza de las formas, sus simetrías,

equilibrios, contrastes, texturas, juegos de luz, sin pensar en el

contenido, en que estamos apreciando un entorno natural formado

por seres vivos que tienen sus propias historias. El capítulo 3 de

este libro ilustra lo que es una mera experiencia formalista. Con

gran inteligencia visual, María Sol Moreno Muñoz y María Reyes Serrano Redondo, las autoras del capítulo, nos muestran en un

elevado grado de abstracción las formas y colores básicos que

componen un paisaje. Por supuesto que apreciar eso, por ejemplo,

apreciar la riqueza de tonos de un bosque caducifolio en otoño,

forma parte de la experiencia estética. También lo es en la

apreciación de la pintura o la escultura. Pero contemplar El

nacimiento de Venus viendo tan sólo una gama de colores y

formas, sin entender de qué trata el cuadro, sería una experiencia

muy pobre. Igualmente lo es contemplar los colores de un bosque

otoñal sin entender mínimamente cómo se desarrolla la vida en ese

entorno.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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Acequia del río Mundo

En segundo lugar, la experiencia estética del entorno no ha de ser

sólo una experiencia del paisaje, en el sentido que tradicionalmente

lo ha entendido el arte clásico: la pintura. Se entiende así como la

naturaleza vista desde la perspectiva del pintor, de su

representabilidad en un lienzo, en una fotografía, o en la típica

postal. Un paisaje se convierte así un entorno contemplado desde

fuera, desde la distancia. El observador estaría separado de

aquello que contempla, y lo percibiría como una composición

cerrada en sí misma, como una escena que le es ajena, como un

cuadro.

Esta es una mirada muy estética sin duda alguna, pero tiene

elementos muy reductores, pues reduce la compleja realidad que

se nos muestra a su reflejo casi exclusivamente cromático en un

lienzo. Reduce la tridimensionalidad del entorno a un plano, una

superficie, y la encierra en un marco. Y la reduce al sentido de la

vista, el más racional y distante de todos nuestros sentidos.

Aún siendo esencialmente estética, la experiencia del paisaje que

proponen otras artes más evolucionadas como el Land-art es más

positiva. Estas obras recurren a la sensación directa que la propia

naturaleza puede producir en la persona que la recorre y se

relaciona con ella. Sus obras nos llaman la atención sobre la

inmensidad del cosmos, sobre los procesos continuados lentos y

discretos que operan con el tiempo, sobre la capacidad

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

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reproductiva y la vitalidad y, en fin, sobre un completo universo de

sensaciones e ideas ligadas a ellas.

La visión del paisaje que desde diversos campos proponen algunos

autores e instituciones (Convención Europea del Paisaje, Florencia

2000) radica en el entendimiento del paisaje como la percepción

que la población tiene del territorio. La experiencia estética juega un

papel crucial en este sentido pues pone en relación al individuo con

su medio y a través de las sensaciones y conocimientos que en esa

percepción obtiene se puede alcanzar una cierta concienciación y

responsabilidad en el sentido ético que lo planteábamos.

En tercer lugar, hay que tener también una experiencia del entorno

en tanto que entorno, (el paisaje según la definición institucional

anterior), lo que significa entrar en él, recorrerlo, pasear por él,

experimentarlo desde perspectivas distintas.

Percibirlo no sólo con la vista sino con los cinco sentidos, con todo

el cuerpo, sentir en la piel el frescor, la brisa, el sol, percibir la

textura del suelo bajo nuestros pies, dejar huellas en los caminos,

tocar la corteza de los árboles. Aplicar nuestra capacidad de

abstracción para entender sus peculiaridades, su fragilidad y

continuidad en tiempo y espacio, y así disfrutarlo mejor. Significa

experimentarlo desde dentro, conocerlo, vivirlo, mediante los

sentidos y el conocimiento. Sentirse parte de él, redescubrir nuestra

pertenencia a la naturaleza. Sentirnos una criatura más de ese

entorno y hacerlo conscientemente.

Hoz del río Mundo

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 2: El río, la ingeniería civil y el paisaje

52

En cuarto lugar, la experiencia estética de la naturaleza debe entrar

en diálogo con el valor ecológico de ese entorno, con su historia y

su riqueza biológica, con la complejidad de relaciones que

conforman el ecosistema. En esa experiencia estética podemos

trazar el difícil equilibrio y la sutil variabilidad de los ecosistemas

fluviales, las variadas formas de vida animal y vegetal que

albergan, cómo son resultado de la cualidad longitudinal de la masa

de agua en movimiento que es el río y también de su variación

estacional, tan importante para la vitalidad de los cursos

mediterráneos. Y también, al mismo tiempo, con su cultura, con la

actual y con todo el largo recorrido de culturas previas que ha

interaccionado con su naturaleza produciendo el paisaje que se nos

muestra, con lo que representa para las poblaciones humanas que

lo habitan, su presencia en el arte y la literatura, en las historias

orales, la música popular, las fiestas y tradiciones.

Y en quinto lugar, es fundamental ser muy críticos con la publicidad

y en general con los medios de comunicación que nos venden la

idealización de algunos entornos y que hasta cierto punto nos

impiden conocer la realidad del lugar. En el capítulo 5 de este libro, Cristina Mucientes de La Peña y Alejandro Lustres Real ofrecen

un lúcido estudio de cómo el negocio turístico utiliza ciertas

concepciones de lo bello y lo sublime para vender el disfrute de un

entorno.

Hemos de aprender a ser muy críticos con el modo en que la

publicidad deforma lo que ofrece y lo reduce a algo muy superficial.

A menudo la publicidad pinta con un carácter de naturaleza salvaje

un entorno muy domesticado, o tiñe de idílico un lugar que no lo es.

Esa falsa publicidad es una de las responsables del alto grado de

ignorancia que buena parte de los habitantes de occidente tiene

hacia la naturaleza.

La mayoría de nosotros vemos más naturaleza en la televisión o

Internet que en la realidad, y es fácil caer en equívocos y

confusiones. Seamos críticos, no nos acabe sucediendo como a

aquel caballero de ciudad que acudió a descubrir la naturaleza

salvaje que le prometía un zoo, y que al final de su visita presentó

una queja, argumentando que los leones viejos y aburridos que

dormitaban en la jaula no se parecían en nada a las bestias feroces

que él veía en los reportajes de televisión.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capitulo 3: Colores y formas

53

CAPITULO 3: COLORES Y FORMAS

3.1. Cómo analizar los colores y formas del paisaje

A continuación se analiza la base estética visual del paisaje del

entorno del Embalse de “La Fuensanta”. Se trata de analizar los

elementos visuales básicos que lo conforman, aunque de manera

conjunta, es decir, trataremos de apreciar también su composición:

Primero se analizan aspectos puramente estéticos: los elementos

formales, las propiedades de las superficies y la escala y el

espacio. Para, posteriormente, analizando la organización de los

elementos básicos, las gamas en las que se manifiestan y la

combinación de éstos en la misma escena, llegar a aproximar el

aprecio de la composición.

La metodología seguida trata de analizar la imagen mediante un

proceso de simplificación de lo visual (abstracción estética o

formal). Una vez tomadas numerosas fotos en campo se procedió

a una selección en función de los objetivos de este estudio.

Luego, cada una de las fotos elegidas se analizó atendiendo a

cómo mostraban los siguientes elementos visuales:

- Dentro de las propiedades de las superficies se estudian el

color y la textura.

- En los elementos formales estudiamos la forma y la línea.

- En la composición, estudiaremos la escala y el espacio.

Se analizan los colores gradualmente: de cálidos a fríos, de

brillantes a mates… de tal manera que nos ayuda a entender el

aprecio de la imagen, es decir, que elementos influyen en que nos

resulten atractivos.

En otras ocasiones hemos tratado de simplificarla teniendo en

cuenta sólo líneas o formas, entendiendo que son esos tipos de

líneas o esas formas las que justifican su aprecio. Por otra parte,

también hemos forzado cambios de escala o de posición de

determinados objetos, buscando las posiciones y tamaños más

idóneos al aprecio estético.

Una vez analizados los elementos visuales de las imágenes se ha

estudiado su composición, es decir, las imágenes reproducidas se

han agrupado para forzar el contraste, regularidad, ameneidad,

uniformidad, sutileza y armonía del conjunto.

Lo que sigue es el producto de este último análisis de composición

de los colores, formas y escalas.

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Capítulo 3: Colores y formas 54

3.2 Contraste

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Capítulo 3: Colores y formas 55

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Capítulo 3: Colores y formas 56

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Capítulo 3: Colores y formas 57

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Capítulo 3: Colores y formas 58

3.3 Regularidad

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Capítulo 3: Colores y formas 59

3.4 Ameniedad

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Capítulo 3: Colores y formas 60

3.5 Uniformidad

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Capítulo 3: Colores y formas 61

3.6 Sutileza

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Capítulo 3: Colores y formas 62

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Capítulo 3: Colores y formas 63

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Capítulo 3: Colores y formas 64

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Capítulo 3: Colores y formas 65

3.7 Armonía

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Capítulo 3: Colores y formas 66

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Capítulo 3: Colores y formas 67

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Capítulo 3: Colores y formas 68

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Capítulo 3: Colores y formas 69

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Capítulo 3: Colores y formas 70

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Capítulo 3: Colores y formas 71

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Capítulo 3: Colores y formas 72

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Capítulo 4: Naturaleza sublime 73

CAPITULO 4: NATURALEZA SUBLIME

4.1 Introducción

No es muy habitual el uso de expresiones del tipo de “lo sublime”

de este paisaje. Sin embargo, representan una sensación que se

produce en el observador cuando afronta el paisaje, una expresión

que fue acuñada por los románticos para describir su sentimiento

frente a la naturaleza. Aunque el observador contemporáneo sea

incapaz de expresar ese sentimiento con palabras, este término

aluden a su reacción estética. Lo sublime se refiere a la sensación

de confrontar algo superior, inabordable, poderoso que nos supera

y que nos produce una sensación de admiración sobrecogedora en

su grado más elevado. Sin embargo, el término “sublime” no se

aplica sólo a la sensación que producen determinados paisajes,

sino también a determinados comportamientos, acciones y

fenómenos de todo tipo. Como tantos otros conceptos, la palabra

“sublime” y su significado, tiene una larga historia, pero a lo largo

de ella siempre ha conservado esa afirmación de intensidad y

grandeza.

El primer tratado en el que se abarca el término “sublime” fue

escrito por Pseudos Longino en torno al siglo I. d.C. Sin embargo,

será preciso esperar al siglo XVIII para que su lectura desbordase

los límites de la poética para que se hiciese una lectura estética. A

partir de este momento, y fundamentalmente durante el movimiento

romántico, fue cuando se establecieron las bases del aprecio por el

paisaje que aun en nuestros días se mantienen en toda la sociedad

occidental.

En el presente trabajo se han considerado cuatro fuentes

productivas de sublimidad en el paisaje: la grandeza, la luz, el terror

y las fuerzas de la naturaleza. Tales fuentes o estímulos han sido

estudiadas en el paisaje de la Sierra de Alcaraz en sus

inmediaciones al río Segura. No obstante, hay que destacar que a

pesar de que la zona de trabajo inicial era tan solo la parte alta de

este río, ha sido necesario utilizar alguna de las fotografías

correspondientes al tramo más próximo al embalse del Cenajo por

la falta de información. Se han utilizado imágenes para analizar

estos estímulos, algunas, como es obviom han sido modificadas

con el programa de tratamiento de imágenes para resaltar el

carácter sublime de las mismas.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 74

4.2 La grandeza de lo sublime

Uno de los rasgos que pueden caracterizar una imagen como

reflejo de los sublime es su grandeza, entendida como una

perspectiva que abarque una vista amplia. De hecho, según

palabras de J.Addison, al contemplar una cosa grande, singular o

bella, se pueden llegar a despertar los placeres de la imaginación:

“Por grandeza no entiendo solamente el tamaño de un

objeto peculiar, sino la anchura de una perspectiva entera

considerada como una sola pieza. A esta clase

pertenecen las vistas a un campo abierto, un gran desierto

inculto, y las grandes masas de montañas, riscos, y

precipicios elevados, y una vasta extensión de aguas, en

que no nos hace tanta sensación la novedad o belleza de

estos objetos, como aquella especie de magnificencia que

se descubre en estos portentos de la naturaleza”(1)

Las imágenes que se muestran a continuación son,

fundamentalmente, panorámicas formadas por la composición de

varias fotografías. De este modo, se consigue que el observador no

se sienta aprisionado como cuando la vista está contenida dentro

de un corto recinto y acortada por todas partes por la cercanía de

las paredes o montañas, tal y como podría suceder en los dos

siguientes casos en la salida y entrada de un túnel.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 75

Así pues, las panorámicas (que se van más adelante) muestran un

horizonte espacioso que lleva consigo la imagen de libertad. En

ellas, los ojos tienen campo para espaciarse en la inmensidad de

las vistas, y para perderse en la variedad de los objetos que se

presentan por sí mismos a su observación.

Tan extensas e ilimitadas vistas son tan agradables a la

imaginación, como lo son al entendimiento las especulaciones de la

eternidad y del infinito. La libertad que permite lo ilimitado es motivo

de agrado y satisfacción, afín a la experimenta el entendimiento en

sus especulaciones sobre la eternidad y el infinito. Son muchos los

autores que reflexionando sobre lo sublime se inclinan, en algunos

momentos, por la divinidad como último fundamento. El propio

Addison escribe:

“Una de las causas finales del placer que sentimos en

las cosas grandes, puede ser la esencia misma del alma

del hombre, que no encuentra su última, completa y

propia felicidad sino en el Ser Supermo” (2)

En la imagen siguiente lo extenso se opone a lo cerrado, lo que

conlleva que la libertad se oponga a la represión. La imaginación

del observador puede realizarse libremente, sin la coacción de

límites que coarten su desarrollo. Si a la grandeza citada en

relación a la panorámica siguiente, se le agrega la belleza de un

terreno espacioso variado con pinar, matorral y el río y su

vegetación (ver segunda panorámica página siguiente), se aumenta

el placer porque se reúnen sus fuentes o principios.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 76

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 77

4.3 La luz como fuente de lo sublime

Obviamente, todos los colores dependen de la luz: por

consiguiente, en una escena deberán de analizarse tanto ésta

como la oscuridad que se opone a ella. No obstante, para que la luz

sea una causa capaz de producir sensación de sublime, es

necesaria que esté acompañada de ciertas circunstancias además

de la mera facultad de mostrar objetos.

La luz es una cosa demasiado común para que por sí sola haga

una impresión fuerte en el ánimo, lo cual, es imprescindible para

que pueda ser considerada como sublime. Un ejemplo de ello

podría ser la luz directa e intensa del sol que se traspasa entre

árboles o montañas. Esta idea es una de las defendidas por E.

Burke (2): Indudablemente, el reflejo de la luz sobre los objetos es

un fenómeno tan común que difícilmente puede producir una

reacción especial en el observador.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 78

Sin embargo, sí hay ciertos casos en que ésta puede tener un

cierto efecto sublime: es el caso de la luz directa del Sol (efecto

añadido mediante el programa de tratamiento de imagen en la

segunda fotografía). Con este tipo de luz se provoca un efecto

cegador similar al que se produce en la oscuridad (una de las

principales causas de sublimidad).

“ He aquí una idea no solamente poética, sino también

exacta y precisa según filosofía. La excesiva luz,

superando los órganos de la vista, borra todos los

objetos; de modo que en su efecto semeja exactamente

á la obscuridad. Después de haber mirado por algun

tiempo el sol, parece que danzan delante de nuestros

ojos m anchas negras, pues esta es la impresión que

dexa. De esta manera convienen entre sí en los

extremos dos ideas diametralmente opuestas, y á pesar

de su opuesta naturaleza, ambas concurren a producir

sublimidad”

Lo mismo sucede con una luz menos intensa si ésta se mueve con

gran celeridad. El ejemplo más común de esto son los rayos

asociados a tormentas. Los siguientes pares de fotos ilustran esta

capacidad de la iluminación repentina de un relámpago. En la

segunda de las fotografías mostradas en cada par, un relámpago

produce un sentimiento de grandiosidad asociado,

fundamentalmente, a la extremada velocidad de su movimiento.

No obstante, es importante destacar que estas imágenes también

podría considerarse como sublime por mostrar cómo se

desencadenan las fuerzas (enormes) de la naturaleza durante una

tormenta (tema que se tratará en el último de los apartados).

Se ha de destacar que un rayo, como el de la segunda fotografía,

supone un tránsito rápido de la luz a la oscuridad o de la oscuridad

a la luz lo que puede causar un efecto aún mayor que su propia

celeridad. Esto es debido a que, como se comentará en el próximo

apartado, la oscuridad es más productiva de ideas sublimes que la

luz.

4.4 Lo sublime y el terror

Es Edmund Burke el primero en perfilar a un ser humano que

permanece indiferente si es afectado por sensaciones que no son

suficientemente enérgicas o contundentes para suscitar reacciones.

En este caso, los sentidos, pero también la imaginación,

constituyen el ámbito privilegiado en el que tales afecciones tienen

lugar.

Page 80: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 79

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 80

Este supuesto explica los valores estéticos que el terror conlleva:

las sensaciones intensas como lo son las terroríficas, suspenden el

ánimo, lo agitan de forma contundente, y evitan la “pereza” a la

que, sin ellas, podría estar sometido.

“(…) Si la pena y el terror están modificados de manera

que no sean actualmente nocivos, si el dolor no llega a

ser vehemente y el terror no se refiere a la destrucción

actual de la persona, como estas mociones

desembarazan las partes, bien sean finas o toscas, de

un estorbo peligroso y molesto, son capaces de producir

deleyte; no placer, sino una especie de horror deleytoso,

cierto género de tranquilidad con una tintura de terror, la

cual, como pertenece a la propia conservación, es una

de las pasiones más fuertes: su objeto es lo sublime” (3)

Es probable que ninguna pasión prive tan eficazmente el ánimo de

las facultades para obrar o raciocinar como el miedo. En

consecuencia, todo lo que es terrible para la vista es sublime.

Una de las principales causas de terror es, indudablemente, la

oscuridad y más aún si ésta se da en una zona boscosa como es el

caso de las inmediaciones del río Segura y Taibilla a su paso por la

Sierra de Alcaraz.

Como puede comprobarse mediante la comparación de los dos

siguientes pares de fotografías, la oscuridad parece necesaria para

hacer muy terrible alguna cosa. Con ella, gran parte de nuestra

percepción se desvanece y es en la noche cuando aumenta el

temor y cuando generan más impresión los cuentos populares

sobre fantasmas y duendes. Sin duda, la segunda de las

fotografías, suscita las reacciones de las que hablaba Edmund

Burke. Entre ellas: admiración, respeto y un cierto “miedo” que

puede considerarse como principal fuente de sublimidad.

A pesar de que la primera de las fotografías ya presentaba un cierto

carácter de “terrorífica” como consecuencia de su oscuridad, al

añadir la luz de la luna se consiguen destacar las siluetas de la

vegetación de la montaña.

De este modo, se resalta el escenario donde es captada la

fotografía: un frondoso bosque que, durante la noche, podría

producirnos tanto miedo como para privarnos de la capacidad de

razonar. No obstante, si se consigue superar tal temor, entonces

podrá surgir en nosotros un profundo deleite de carácter estético

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 81

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 82

4.5 Lo sublime de las fuerzas de la naturaleza.

En el libro segundo de la Crítica del Juicio, de E. Kant, se desarrolla

la analítica de lo sublime en unos términos que serán decisivos

para la historia del concepto. En este caso, la naturaleza viene

representada por grandes montañas, la inmensidad del mar, una

tempestad,…Así pues, el hombre está rodeado por un sinnúmero

de fuerzas que son superiores a él y que juegan a ser sus dueñas.

Esta naturaleza salvaje actúa como espejo en el que los seres

humanos advierten su grandeza. De hecho, las proporciones de la

naturaleza escapan a los designios del ser humano.

En muchas ocasiones, el hombre se somete a una lucha con la

naturaleza para imponer su ley ante ella. En este enfrentamiento se

dirime la libertad humana y se eleva el espíritu por encima de ella.

Cuanto más poderosa es la naturaleza, mayor el esfuerzo de la

libertad:

“Ciertamente lo bello es ya una expresión de la libertad,

pero no de aquella libertad que nos eleva por encima del

poder de la naturaleza y nos desliga de todo influjo

corporal, sino de aquella de la que, en cuanto hombres,

gozamos de la naturaleza”

Algunas de las manifestaciones más evidentes de las fuerzas de la

naturaleza son las tormentas y tempestades.

El propio movimiento del agua en el río Segura o el carácter erosivo

de éste al surcar las calizas en su parte alta. Este tipo de

fenómenos han sido relatados por numerosos viajeros románticos

durante sus peregrinaciones por tierras españolas. Algunas de

estas citas pueden encontrarse en libros como el denominado

“Paisajes de España, entre lo pintoresco y lo sublime” de E.H.

Locker.

De este libro se han tomado una serie de descripciones que aluden

a fenómenos que muestran la sublimidad de la naturaleza y, más

concretamente, a la fuerza que ésta puede llegar a tener. No

obstante, se ha de mencionar que tales relatos no pertenecen a la

Sierra de Alcaraz pero sí a zonas que poseen un carácter similar.

Con estas fotografías, y fundamentalmente con la última, en la que

se han enfatizado las fuerzas que muestran la naturaleza durante

las tormentas, se pueden sentir dos sentimientos: en primer lugar

dolor, que se exterioriza como estremecimiento, y, por último,

liberación ante los convencionalismos por las sensaciones

efectistas que aporta este paisaje.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 83

Un relato que podría describir el carácter erosivo del Segura en la

Sierra de Alcaraz es el que corresponde a las proximidades de la

localidad de Fraga:

“A medida que nos acercábamos a Fraga, a la hora del

crepúsculo, el paisaje resultaba de lo más hermoso; la

mirada abarca un extenso panorama del curso del Cinca

(..). Su situación es en extremo pintoresca: se halla en lo

alto, sobre terreno abrupto e irregular, formado por el

deterioro de rocas de arenisca, mezcladas con calizas y

cortado por quebradas muy profundas, a lo largo de las

cuales serpentea el río”

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 84

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 85

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 4: Naturaleza sublime 86

Una de las descripciones que se pueden asemejar al abrupto

relieve de la Sierra de Alcaraz en sus inmediaciones del Segura

son las correspondientes a la localidad de Granadilla:

“ Toda esta parte es extremadamente pintoresca y se

halla atravesada por cordilleras montañosas, abundando

en esos escarpados y sorprendentes rasgos que

constituyen la perfección de una escena paisajista. (…)

las profundas cañadas que yacían a sus pies,

enriquecidas en aquella estación del años con los más

esplendorosos tintes del follaje otoñal le proporcionan un

colorido exuberante

4.6 Conclusión

La zona del Segura a su paso por la Sierra de Alcaraz, puede ser

considerada, sin duda, un paisaje con el que el observador puede

estimular sus sentidos con la sensación de sublime.

Algunos de los estímulos que pueden provocar esa sensación

serían:

- La grandeza: reflejada en las panorámicas que pueden

percibirse en este lugar.

- La luz: que puede generarse ante distintas situaciones

- El terror: que puede generarse ante distintas situaciones

- Las fuerzas de la naturaleza: que se manifiestan en el

carácter erosivo de los ríos, relieves abruptos o durante tormentas

Bibliografía del capítulo

J. Addison, Los placeres de la imaginación y otros ensayos de The

Spectator, Visor, Madrid, 1931.

Edmund Burke, Indagación filosófica sobre el origen de nuestras

ideas acerca de lo sublime y lo bello, Arquilectura, Murcia, 1985.

Valeriano Bozal, Historia de las ideas estéticas, Historia 16, Madrid,

1998.

Edgard Hawke Locker, Paisajes de España: entre lo pintoresco y

sublime, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1998.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 87

CAPITULO 5: LA VISION DEL TURISMO

5.1 Planteamiento y alcance del estudio

El embalse del Cenajo se encuentra situado en la Sierra del

Segura. Como consecuencia de su particular riqueza natural, dicha

sierra presenta una gran oferta turística, tanto en plazas en casas

rurales (incluso, el alojamiento más próximo a la presa es un hotel

de cuatro estrellas).como en actividades a realizar. Se trata de

analizar cómo la oferta turística plantea los valores del paisaje, su

percepción.

Si buscamos la oferta real en el entorno del embalse del Cenajo,

únicamente aparecen casas rurales en el término municipal de

Férez y de Socovos. Los otros dos municipios que incluyen el

embalse, también tienen casas rurales pero lejos de éste. Hellín

tiene en dos de sus pedanías, una en Isso y otra en Cancarix,

mientras que el municipio de Moratalla, en el que se encuentra el

Hotel Cenajo (junto a la presa), no tiene ninguna casa rural.

Respecto a las actividades, se presentan algunas de carácter

puntual como la pesca y caza en cotos o la práctica de deportes

acuáticos en el embalse del Cenajo y otras de tránsito como las

rutas que atraviesan los términos municipales de Férez, Socovos,

Hellín y Moratalla.

Para determinar los alojamientos que se han de considerar en el

presente estudio, se ha seguido dos criterios: su proximidad al

embalse y la influencia que tiene la presencia del embalse en su

oferta turística.

Por tanto, queda justificada así la consideración de alojamientos

rurales algo alejados (como pueden ser los de Férez), pues están

influidos por lo acontecido en el embalse. Con todo esto, se han

considerado los siguientes alojamientos:

o FEREZ: Cortijo de los Pradillos, Finca Las Ramblas de

Talamansi, Cortijo La Zorrera, Alojamiento Rural Enférez y

Casa Rural de la Abuela

o SOCOVOS: Cortijo el Almirez y Centro Turístico El Cañar

o MORATALLA: Hotel Cenajo

Atendiendo a su ubicación podemos distinguir entre dos tipos de

alojamientos: próximos a un núcleo urbano y los alejados. Todas

estas edificaciones tiene origen en los antiguos cortijos que se

extendían por la sierra del Segura, situados generalmente en zonas

de altiplanicie. Con la creciente demanda de turismo rural que se ha

dado en la actualidad, estos cortijos se han reformado y adaptado a

la demanda.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 88

Vista aérea de Férez

Un caso especial es el del hotel Cenajo, que tuvo como origen el

alojamiento de Francisco Franco durante la inauguración del

embalse que lleva su nombre. Aprovechando tanto la nueva

demanda de turismo rural, como el cierto lujo que se quería en su

construcción, se aprovechó dicho alojamiento para crear un hotel

de cuatro estrellas.

La búsqueda del contacto con la naturaleza, practicando deporte o

actividades de recreo, desconectando de la vida estresada urbana

es una de las ideas que más aparecerán en este informe.

Las actividades que se proponen son:

• Senderismo: Ruta de las casas del Cenajo, Rutas del Hotel

(subida a la cruz, al pie de presa, de la piscifactoría)

Cortijo El Almirez

• Actividades relacionadas con el agua (destacando los

deportes acuáticos): Deportes de riesgo como el raft, surf o

el piragüismo ofrecen diversas empresas animadoras

socioculturales. Son actividades que no aportan identidad

• Pesca (Coto del Cenajo, Coto El Gallego): Dos cotos de

pesca intensiva se localizan en la zona.

• Caza: Cotos de caza menor en los cotos vecinos al hotel

Cenajo. Rica variedad de fauna como ardillas, jabalíes,

conejo o la perdiz roja, etc.

• Actividades que no aportan identidad

• Retiros espirituales

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 89

Hotel Cenajo

5.2 Visión del paisaje del negocio turístico

La oferta turística ha tenido una evolución con la historia. En los

últimos años ha aflorado el turismo rural frente a otro tipo de

turismo como el cultural o como el de playa. Este hecho se asocia

con la marcha cada vez mayor de los ciudadanos hacia las

ciudades, y a consecuencia de esto, se valora cada vez más el

mundo rural. El aprecio de este tipo de turismo ha ido a la par por

una tendencia hacia el pensamiento romántico, considerando muy

importante el contacto con la naturaleza y la idealización de la vida

rural. Asociado a este pensamiento, la oferta de alojamientos y

actividades ha tendido a adaptarse a las nuevas necesidades y

gustos de los ciudadanos.

Cortijo La Zorrera

Como se ha dicho anteriormente, la oferta tiende a los puntos más

destacados del pensamiento romántico. La construcción de

alojamientos ha ido en la línea de rehabilitar casas antiguas, pero

manteniendo la identidad del lugar

rehabilitar casas antiguas, pero manteniendo la identidad del lugar

y su cultura. Si analizamos los dos tipos de alojamientos:

. Alojamientos dentro de un núcleo de población, donde el inquilino

durante su estancia se sienta como un habitante más del pueblo, y

pueda hasta imaginarse como sería su vida si viviera ahí. Se busca

que el inquilino valore la vida alejada de las prisas de la ciudad y

que tenga la sensación que la vida va mucho más lenta del pueblo.

. Alojamientos fuera del núcleo, los cuales son la variante en la que

el alejamiento de la vida en la ciudad se hace más acusado. En

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 90

este caso, se le da una mayor importancia al acercamiento a la

naturaleza, que se ve como vía de escape al determinismo de la

ciudad.

En este tipo de alojamiento se busca el aislamiento temporal de la

urbe, aunque este alejamiento no es real del todo, pues todas las

ofertas de alojamiento incluyen todas las comodidades de la vida

moderna, desde luz y agua corriente, hasta piscina y jacuzzi.

En todos los alojamientos rurales, se trata de decorar con

mobiliario antiguo, para que el inquilino se sienta como los

habitantes que vivieron el esa misma casa años atrás.

Cortijo Los Clavijos

Como se observa en la Imagen del salón todo está decorado con

útiles de hace unos cuarenta años, como candiles, luces con

ruedas de carro y muebles de madera maciza, aunque también se

observa una televisión, bastante discordante con el resto de los

objetos. En el exterior de la vivienda, también se busca evocar una

época anterior en el mundo rural, aunque igual que en el caso

anterior, hay elementos que impiden contextualizar como vehículos

o postes de la luz. Otro ejemplo de esto se refleja en la web de Los

Pradillos: “Hemos intentando respetar toda la arquitectura tradicional y originaria de la zona para una perfecta ubicación en el entorno. Como resultado nos encontramos ante un edificio e instalaciones que conservan todo el sabor de antaño sin perder un ápice de la calidad y confort que se exigen hoy día.”

Tal y como se recoge anteriormente en este informe, en las casas

rurales urbanas, el alojado se siente como uno más del pueblo,

experimentando el verdadero sentido de comunidad, en la que

todos los vecinos se conocen y están dispuestos a ayudarse unos a

otros. Un aspecto representativo de la identidad de un pueblo o

zona es su gastronomía. En la totalidad de los hospedajes se oferta

la gastronomía del lugar como atractivo, como aparece el la web

del la finca del El Almirez:

“Cocina típica de la zona: Le ofrecemos el placer de saborear los sabores de esta zona mediante el traslado a nuestra finca de un cocinero que elaborara, para usted, alguno de los platos mas conocidos y típicos de esta zona.”

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 91

5.3 Importancia de la naturaleza La naturaleza ha despertado en el hombre un sentimiento de

libertad, la cual no la puede experimentar en la ciudad. Por ello, los

alojamientos rurales tratan de explotar este concepto. En la web del

hotel Cenajo podemos encontrar:

“Descubra la NATURALEZA en uno de los parajes más emblemáticos de la Región de Murcia, junto al río Segura y al embalse del Cenajo. Extensas áreas de bosques, montañas, agua y una climatología benigna todo el año, hacen este paraje inigualable para escapar de la rutina, practicar senderismo, escalada, pesca en el río, paseos a caballo o bicicleta, caza, excursiones a poblaciones cercanas de alto interés y belleza ... En definitiva el lugar ideal para pasar unos días inolvidables.”

Cuando habla de naturaleza se refiere a extensas áreas de bosque,

montañas, agua, etc., intentando dar una idea de grandiosidad de

la naturaleza, proponiendo actividades al aire libre.

Para dar fe de que se encuentran dentro de la naturaleza salvaje,

los establecimientos alejados de los núcleos no dudan en mostrar

fotografía del alojamiento, rodeado por frondosa vegetación. En el

intento de que todos los inquilinos de la casa rural se lleve una idea

aproximada a la que desea ver, se ha llegado incluso a soluciones

algo forzadas. Este es el caso de la finca Las Ramblas de

Talamansi, la cual tiene una extensión de 1500 hectáreas. Se ha

llegado a traer especies de otros lugares para hacer un safari a

pequeña escala, y que la gente pueda disfrutar de la visión de la

fauna. En su web recogen este texto para promocionarlo:

“La visita en vehículo todo terreno con guía permite observar y fotografiar una gran cantidad de animales mientras recorre la finca. Algunos de ellos fueron importados de otras regiones, como el arrui, el venado, el gamo y el muflón. También veremos animales oriundos como el macho montes, el jabalí y una serie de pequeños mamíferos como garduñas, gatos monteses o zorros, sin olvidarnos de las más de noventa especies de aves que pueblan la finca, entre las que destacan águilas reales, águilas perdiceras, alcaudones, cormoranes, garza real y búho real, todo ello por sólo 5 € por persona”

Los diferentes misterios que puede tener el paisaje, atraen al

observador. Por ello, las los hospedajes también utilizan este

hecho para su reclamo turístico, como se puede ver en las

fotografías que se muestran a continuación.

Otro recurso que emplean es el efectismo de la naturaleza, que

según el movimiento romántico, influye en el espectador. La finca

de El Almirez emplea este recurso.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 92

5.4 Idealización del mundo rural

Uno de los recursos más importantes es el de la arcadia feliz,

utilizado constantemente por el turismo rural,como se observa en

las imágenes de las páginas siguientes. En este tipo de

idealización del paisaje, se ve la vida rural como el modo de vida

ideal para convivir con la naturaleza, y poder recuperar el carácter

y la identidad (de cada lugar, perdida con la tendencia a la

estandarización en las ciudades) que se ha perdido en las

ciudades.

Chopos de la orilla del río Segura

La ubicación de algunos de los alojamientos, se encuentra

alrededor de explotacionaes agrícolas, como son los olivares.

En estos los turistas ven las labores del verdadero ser humano,

aquel que con sus propias manos es capaz de seguir adelante,

incluso en ocasiones se considera que este ser humano era

éticamente mejor. La escenografía también ayuda a esta idea. El

origen de mucha de las casas rurales como casas labriegas, ayuda

al inquilino a situarse mucho mejor en la vida rural.

Cañon de Almadenes

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 93

Ganado en las proximidades de la finca El Almirez

Atardecer en la finca del El Almirez

Las vistas son cuidadas, buscan mostrar la identidad del lugar, en

muchos casos, son claros ejemplos de tipismo. En las casas rurales

próximas a Férez, se explota la vista de la población. Aunque la

imagen que tratan de conseguir tiene mucho de pintoresca, no tiene

contenidos altamente exóticos, pues aunque los visitantes son

urbanos no ven a esta cultura como tan diferente.

Un atractivo turístico que se repite en la promoción de todas las

casas, es la magia del pasado. Esto se refleja en el énfasis que se

le da a la antigüedad de las diferentes edificaciones. Varios

ejemplos de esto se repiten en cada una de las páginas web de

todas las casas rurales, destacando entre ellas el caso de los

Pradillos:

Mirador en el Cortijo los Pradillos

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 94

Cortijo El Almirez

“Situado en el precioso marco de la Sierra del Segura, entre los términos de Férez y Socovos (Albacete), se encuentra el Cortijo Los Pradillos. Antigua casa de Labranza cuyos orígenes son anteriores al siglo XVIII.” “Centenarios olivos, pinos, almendros y encinas, dan forma entre otros, al fantástico paisaje que podemos contemplar desde su amplia finca.”

La evocación del pasado se hace más notoria cuando entre la

oferta turística de la casa rural está la visita a diferentes

monumentos históricos de las poblaciones. En el alojamiento Rural

Enférez, situado en el casco urbano de Férez se oferta:

“Podrá visitar el casco antiguo medieval y la iglesia de La Asunción, antigua mezquita reconstruida en gótico y

el órgano histórico realizado en Barroco tardío y de caja neoclásica, recientemente restaurado.”

Al visitar este casco histórico el visitante se adentra en la época en

que fue construido y se imagina dentro de la población en esa

época. En el hotel Cenajo, también se apuesta por la historia como

reclamo turístico. Se relaciona la ubicación actual del hotel con

poblaciones de la prehistoria e incluso con los templarios, muy de

moda hoy día (lo que parece una forma de atraer el turismo).

5.5 Actividades turísticas en el paisaje Damos paso a presentar la visión que el negocio turístico tiene de

las actividades que de manera alternativa se realizan cuando se

reside en los alojamientos que anteriormente se han comentado.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 95

Vista de Ferez desde el cortijo

Analizar los diferentes tipos de actividades que se pueden practicar

en la zona de estudio conlleva caracterizar el tipo de visitante que

va a acudir allí. Entre toda la información recogida de la oferta

turística encontramos al respecto:

“La comarca de Hellín nos ofrece dos alternativas a la hora de disfrutar de la estancia, desconectar de la rutina diaria en algunas de sus magnificas casas rurales dedicando el tiempo a la contemplación, a la lectura frente a una generosa hoguera y a pasear, o por el contrario ponernos el traje de aventureros y descubrir todos los espacios que atesora esta tierra”.

Podemos extraer dos tipos de personas completamente diferentes

(el que busca descansar -visitante pasivo- o el que busca aventura

–visitante activo-) por lo que dos alternativas completamente

dispares son las que oferta.

Otra reflexión muy similar de caracterización de los visitantes en

otro tipo de eslóganes ha sido: “No hay cobertura de móvil” . La

gran dependencia que se tiene hoy en día del teléfono móvil implica

que resulte normal haber encontrado este tipo de referencias en la

información turística. Los dos tipos de viajeros que se modelan con

respecto a este eslógan serían:

- El que huye de la ciudad:: - ¡Qué mejor que no poder comunicarse por teléfono para

poder aislarse del mundo. La mejor forma para desconectar de la ciudad y poder tener contacto con la naturaleza!

Podría ser la forma de pensar del viajero que quiere olvidarse de la

ciudad en dónde vive, aunque sólo sea por un fin de semana o

durante una estancia muy corta.

- El visitante que NO huye de la ciudad:

Queda informado de antemano que va a un lugar completamente

aislado. Si no busca en absoluto desconectar de la vida real

aconsejan que no vengan.

Resumiendo, el entorno establece la condición limitante a las

nuevas tecnologías. El hombre se convierte en ese momento (sin

cobertura en el móvil) en el ser natural que era antes y sus

desarrollos tecnológicos quedan al margen de lo que le rodea en

este entorno.

Podríamos asemejar esta reflexión a la arcadia feliz ya que nos

alejamos de la modernidad y volvemos a una vida sencilla sin

tecnología de por medio que evoque al progreso.

Con este comentario estamos recurriendo a una de las herencias

contemporáneas del movimiento romántico.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 96

De esta manera el ritmo de vida parece más lento y estático cuando

permaneces en los alojamientos rurales del ámbito de estudio y hay

una mayor predisposición a realizar actividades.

La oferta turística de las rutas se muestra de la siguiente manera:

“Algunos de nuestros familiares cercanos, abuelos, padres, tíos... la hicieron muchas veces por los años 50 y 60 del siglo XX y mucho antes, aunque sus motivos para hacer esta caminata no era, ni de lejos, deportiva. Ellos vivían allí, en el Cenajo, y la comida o las medicinas les empujaban, junto a su borrico, a emprender la marcha. Ahora, cuando volvemos por allí, no podemos dejar de verlos entre los muros derruidos de sus casas, río abajo, en las casas del hotel...

La nostalgia del pasado queda patente (“años 50 y 60…no

podemos dejar de verlos entre los muros derruidos”) así pues, el

movimiento romántico, de nuevo aparece y puede ser analizado en

ellas. La historia no se refleja como un análisis equilibrado de los

cambios, sus causas y resultados sino como algo legendario que se

recuerda con esa nostalgia y aprecio. Lo llaman: “la historia de la

ruta con sentimiento”.

El pasado se conserva pero su interpretación no se hace de

manera objetiva sino subjetiva apoyada en los sentimientos.

Cuando el turista acude al lugar no queda impregnado de los

diferentes procesos que tuvieron que acontecer para llegar a la

Senderismo en El Cenajo

situación actual sino de los recuerdos que con cariño las gentes del

pueblo transmiten de unos a otros. Esto ocurre si se interrelaciona

con las personas que tienen relación con las rutas porque si el

turista va por libre y de manera independiente, esta transmisión

resulta importante.

Estas personas de las localidades aledañas a las rutas evocan los

recuerdos de los antepasados (las costumbres de los abuelos,

tatarabuelos…) por los restos que pueden encontrarse como los

muros derruidos de las casas…

Si bien estas sendas aluden al pasado también hacen mención al

presente.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 97

Actividades, que actualmente están de moda, se pueden realizar

mientras se discurre por estos itinerarios aunque bien marcadas por

la estandarización de las cultura. Quitan cierta identidad al paisaje y

se pierde por ello la influencia del movimiento romántico.

Actividades de carácter estandarizado pueden ser: Rutas

realizadas en todoterrenos 4x4, en bicicletas, en caballo…

Analizado la evocación del pasado y el presente en las rutas,

destacamos la condición pintoresca. de las mismas. Se desprende

esta observación de la siguiente expresión con que se vende el

negocio turístico de las rutas: “La vista es excepcional y pintoresca”

La comunión con la naturaleza deriva en la siguiente oferta:

“En tu paseo por los alrededores podrás ver árboles y flora típica del noroeste murciano, que sorprende al pensar que estás en una de las regiones mas secas de España. Choperas junto al río, con vegetación típica ribereña y una fauna que te va a sorprender ¡¡ cabra hispánica!! (Capra hispanica pyrenaica), águilas (principalmente águila perdicera y águila real), perdices, ardillas, cormoranes, patos, incluso (con mucha mucha suerte) nutrias”.

El aprecio de la vegetación y la fauna implica que el ser humano se

aleja de la verdadera realidad donde reside el artificio de las

edificaciones e infraestructuras. Se puede establecer la experiencia

del paisaje, donde interacciona el ser humano con el medio.

Los estudios realizados sobre preferencias paisajísticas a partir del

análisis de componentes ambientales de las vistas sacaban como

conclusión entre otras que la presencia de agua en movimiento era

uno de los elementos que más gustaba. Acierto por tanto para el

negocio turístico de la zona porque la presentan de la siguiente

manera:

“Conocer los recursos naturales de Campos de Hellín, marcados de nuevo por un entorno rural moldeado por el agua. Los ríos Mundo y Segura riegan con su agua a los pantanos del Cenajo, Talave y Camarillas”.

La importancia del agua, y más en esta comunidad tan seca y con

tan marcado conflicto político, queda reflejada en la cita anterior. El

embalse Cenajo, entendido como infraestructura antigua, viene a

ser muy efectista pues es un testigo del pasado con gran fuerza

paisajística debido a su aspecto. Una recreación clara del pasado

es la placa que se divisa al margen del mismo donde se explica el

momento de su inauguración. De esta manera, aquél que la lee

puede trasladarse a aquella época a través del túnel del tiempo,

concretamente al 6 de Junio de 1963. El hecho histórico de la

inauguración de la presa con la presencia de Franco queda allí

detenido.

En nuestros días se interpreta la pesca como una afición, una

actividad recreativa o interacción del ser humano con el agua.

Page 99: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 98

Pesca de la zona.

No contribuye a cambios de progreso (pauta del movimiento

romántico) y ya no se basa en los valores trascendentes de la vida

rural.

Podríamos asemejar al pescador u hombre aficionado a la pesca

como el buen salvaje, aquél que forja sus vidas con sus propias

manos. Pero esta semejanza deja mucho que desear ya que la

pesca se presenta como un deporte más que como una actividad

básica de supervivencia.

El tiempo se detiene cuando los pescadores acuden a los dos cotos

intensivos presentes en el ámbito de estudio (Coto del Cenajo y

Coto El Gallego). El ritmo es estático y no evoluciona en ese

momento y quedan aislados del progreso que viven cuando

regresen a su vida cotidiana.

La valoración que el negocio turístico ofrece de estos cotos es la

siguiente. Se establece una escala de valores (Valoración de 1(muy mal) a 5 (muy bien)) y ciertos criterios que definen el coto

tales como el entorno, la abundancia de pesca, la calidad del

mismo…

Media de todas las valoraciones

Entorno 4 Accesos 4

Abundancia 2 Mosca 3

Tamaño 3 Cucharilla 3

Calidad 2 Cebo 3

Observando la tabla adjunta los valores son muy elevados para lo

que después se puede interpretar en las opiniones de los

aficionados de la pesca que acuden a estos cotos que presentan

algunas quejas y decepción.

Page 100: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 99

Piragüismo en el embalse Cenajo

Un análisis similar al de la pesca se podría aplicar para la caza.

“Caza menor en los cotos vecinos al hotel Cenajo, previa reserva e indispensable licencia de caza, con rica variedad de fauna como ardillas, jabalíes, conejo o la perdiz roja, etc.”

Repetir que la oferta turística entiende, en este caso la caza, como

una actividad de recreo y de entretenimiento y no como una

actividad básica para poder vivir. El paisaje aporta variedad de

fauna con la que el hombre, mediante su caza, pueda sentirse por

unos momentos como el buen salvaje.

Ya se ha citado en el punto de rutas la existencia de un

determinado tipo de actividad estandarizado que no aporta

identidad al lugar donde se practica.

Capilla Virgen de los Desamparados

Son promovidas por organizaciones de animación que buscan

captar al visitante activo. Nos referimos a Descensos en rafts, a la

exploración del pantano de El Cenajo en piragua, a juegos de

“paintball”.

Si extrapolamos estas tres actividades a otro lugar nos damos

cuenta de que se ajustan perfectamente.

Esto nos indica la falta de identidad que nos confiere al paisaje. De

este modo nos alejamos del concepto de arcadia feliz

asemejándonos más a la sociedad global que ha ido perdiendo este

carácter.

Page 101: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 100

El paisaje contribuye a crear la atmósfera idónea para residir la

fuente de emociones espirituales del individuo que acude a él. El

eslogan más representativo es:

“La paz, la tranquilidad y el silencio hacen posible un especial recogimiento espiritual en la zona”.

Se recurren en estos retiros espirituales a los planteamientos pre-

científicos de la psicología y la sociología y se estimulan las fuerzas

interiores del ser humano. Nos alejamos de los aspectos del

paganismo

5.4 Diagnóstico de la oferta turística

El desarrollo del turismo rural ha ido acompañado del pensamiento

romántico, aunque de una manera superficial.

Los alojamientos dentro del núcleo urbano, no son capaces de

ofrecer la vida rural que se supone en los pueblos, pues cada vez

más los pueblos tienden al sector servicios. Aunque la agricultura

sigue presente es mucho más mecanizada y apenas recuerda a la

agricultura tradicional. Los asentamientos que se sitúan alejados de

los núcleos urbanos, realmente no están tan “independientes y

aislados” de estos, pues por cuestiones de accesibilidad, se suelen

situar próximos a las carreteras. La idea de independencia de la

ciudad, alejado de todo el desarrollo y de la monotonía no es real.

La mayoría de los alojamientos tienen algunos servicios no

asociados a la vida en el campo, como la piscina o el jacuzzi.

Tienen televisión e internet en algunos casos, por lo que no es

posible el aislamiento total que queda a elección del inquilino.

En cuanto al intento de darle al alojamiento la identidad del lugar

apenas se consigue ya que es algo muy difícil de conseguir. Las

casas rurales, disponen un mobiliario antiguo que se relacione con

el mundo rural, pero se tiende a la pérdida de identidad de las

casas, pues el mobiliario puede ser el mismo en cualquier casa

rural de España. En el exterior de los alojamientos se observan

piscinas, aparcamientos y caminos asfaltados ajenos a lo rural. En

cuanto a la oferta gastronómica, se oferta constantemente la

comida del lugar. Este hecho ayuda a la identidad del lugar, y

aunque parece que se oferta como lo único o lo mejor, una parte de

los clientes solicitan en muchos casos las comidas que suelen

tomar en su vida cotidiana. Por tanto, no es posible adoptar

totalmente la identidad local, pues el comercio debe adaptarse a la

demanda. Esta si da importancia al hecho de reconocer fácilmente

las costumbres y forma de vivir del lugar, pero también valora que

tenga mucha de las comodidades que tiene en su vida urbana.

El contacto con la naturaleza, tan utilizado en la publicidad de las

casas rurales, es continuo y real, aunque tampoco se llega a los

Page 102: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 101

preceptos románticos. La mayoría de los lugares están alterados y

los que no lo están son prácticamente inaccesibles. Un ejemplo de

esto es la publicidad del hotel Cenajo, promocionado como en un

entorno natural, en realidad está junto a un embalse.

Un recurso muy utilizado son las grandes extensiones de montañas

y de bosques, lo que parece un tópico en todas las casas rurales,

pero en nuestro caso es una afirmación real. Las casas rurales no

urbanas, si cumplen el estar rodeada de vegetación, tierras

labradas en primer plano y especies arbustivas y arbóreas en un

segundo. En la Finca de las Ramblas de Talamansi, como se ha

comentado, se organiza un pequeño safari, lo que dista mucho de

la idea de contacto con en entorno natural, pues se ha forzado

dicha naturaleza para conseguir agrupar especies en una finca. El

efectismo de la naturaleza, como amaneceres de “foto”, se vende

como si dichos atardeceres fueran continuos y todos los días se

tuviera uno de ellos, cuando esto es algo que sólo de las

condiciones meteorológicas permiten. Si analizamos el punto que

se refiere a la “arcadia feliz”, podemos ver que los inquilinos de las

casas rurales apenas tienen tiempo para poder identificarse con la

cultura del lugar, pues sus estancias suelen ser de una corta

duración, llenas de actividades. Esta agenda tan cargada tampoco

les permite comprobar si la vida en el mundo rural es más lenta.

Todas las casas rurales no urbanas se encuentran rodeadas de

explotaciones agrícolas, pero en ningún caso, el turista

experimenta las tareas que lleva asociadas, para adentrarse mejor

en el papel del “buen salvaje”. En un intento de que el inquilino se

sienta partícipe de la vida rural, muchos de los alojamientos han

surgido de la restauración de una casa labriega. Estas han sido

acondicionadas de tal forma que evoquen lo máximo posible el

pasado y la vida rural, pero introduciendo todo lujo de detalles y

comodidades.

En cuanto la escenografía, podemos decir que en los casos en los

que existe un mirador, es bastante representativa de la zona, con la

grandiosidad del paisaje frente al hombre.

En el mirador que se encuentra en el cortijo de los Pradillos, desde

el que se puede ver la localidad de Férez, es un buen exponente

del tipismo de esta localidad que recuerda a la idea de arcadia feliz.

Respecto a la magia del pasado, se suele ensalzar la antigüedad

de las casas rurales, ya que cuanto más antigua es mayor valor

añadido para los inquilinos. También se suele destacar la el uso

que tuvo anteriormente la casa, que aunque no sea muy importante

ni exótico, permite a los inquilinos trasladarse hasta las épocas en

que se dieron esos usos. En las casas rurales que se encuentran

en el interior del núcleo, se promociona sobre todo la visita al caco

Page 103: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 5. La visión del turismo 102

histórico y monumentos del lugar, incluyendo el la publicidad la

época de la que son, y que el visitante se adentre en los misterios

del pasado. El hotel Cenajo, desarrolla su historia asociada al

embalse limitándola.

5.5 Diagnóstico de las actividades turísticas

Apoyarse en la visión del romanticismo, con la idealización de la

naturaleza, de lo rural, de la historia y de la identidad es clave en el

diagnóstico de las actividades que propone la oferta turística. Se

dice que una imagen vale más que mil palabras y eso lo sabe bien

el negocio turístico. Las imágenes que utilizan para presentar las

actividades establecen una relación emotiva con el futuro visitante.

Las rutas están ligadas estrechamente a los antepasados de los

habitantes de las poblaciones que atraviesan. La emoción de

recorrerlas queda patente en estas personas que tienen una cierta

relación directa a ella o por lo menos la tuvieron sus orígenes.

Las formaciones cársticas de la zona no son de interés turístico.

Son espectaculares pero es raro que el visitante conozca sus

interés geológico que no se explica en ningún folleto o página web

turística. La placa que rememora la inauguración del embalse

Cenajo puede ser un recurso que da información histórica pero sin

más explicaciones. No se hace alusión por ejemplo a las 7000

personas que trabajaron en su obra, muchos de ellos presos

políticos que trabajan en las canteras para picar piedra y en la

construcción de la presa. Además muchos de estos obreros

murieron “Sí alguno caía abajo, nadie bajaba a por él”.Se vende y

se menciona lo que más interesa y los hechos más complicados

como su historia o su geología se obvian.

Según el negocio turístico, los cotos de pesca son satisfactorios se

quiere la producción de truchas y la posterior repoblación del Río.

No obstante, muchas son las opiniones negativas en Internet sobre

estos cotos. No se hace mucha alusión a la caza en la información

turística disponible.

Para captar visitantes que les gusten actividades especiales nada

mejor que diversas empresas socioculturales que las organicen.

Éstas actividades tienen poca conexión con el paisaje. Se puede

practicar piragüismo, raft o paintball…en cualquier lugar. La

identidad del paisaje no contribuye. Vasta con la naturaleza sea

algo espectacular o llamativa pero no tiene por qué mostrar

ninguna identidad en particular.

La Capilla de la Virgen de los Desamparados ofrece un lugar

espiritual para retirarse y reflexionar. Personas con fe tienden a

este tipo de actividades respaldando dicha oferta.

Page 104: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 103

CAPITULO 6: VISION LOCAL VERSUS VISION DE USUARIOS

Este capítulo se ha dividido en dos grandes partes, en la primera

parte se exponen cuáles son los argumentos que explican el

conflicto interregional del agua, en la segunda parte nos

adentramos en contar cuál es el problema existente entre la visión

local y la de los usuarios en la zona de estudio. Pese a ser parte

interesada (es decir, de Castilla-La Mancha), hemos tratado de

explicar el conflicto interregional existente entre los castellano-

manchegos y los murcianos en relación al trasvase de agua.

6.1 El conflicto interregional del agua.

El trasvase Tajo-Segura tiene su origen en el proyecto de obras

hidráulicas redactado en 1933 por el ingeniero Lorenzo Pardo, que

pretendía acabar con el “desequilibrio hidrológico” del país. Este

proyecto fue apoyado por el gobierno de la República, siendo en

aquel momento ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto. Este

proyecto quedó estancado por la guerra, retomándose en la época

de los planes de desarrollo franquista en 1966, ejecutándose entre

ese año y 1979.

La idea era construir un acueducto desde el río Tajo para trasvasar

1.000 Hm3 a tierras de Murcia, Alicante y en menor medida

Almería. Esta cantidad se vio que era superior a lo disponible. En

1971, el Gobierno, a través de la ley de “Aprovechamiento conjunto

del Tajo-Segura”, fijó un trasvase inicial de 600 Hm3 anuales en

una primera fase (110 para abastecimientos urbanos, 90 de

pérdidas y los 400 restantes para la agricultura). La zona de

influencia del trasvase comprende una superficie de unas 75.000

Has, repartidas en Murcia, Alicante y Almería.

La necesidad hídrica anual es de 450 Hm3 y el suministro anual a

través del trasvase de 300 Hm3.

La Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura

autorizó además el trasvase de 160.5 Hm3, que sumados a

cantidades anteriores y a una pequeña cantidad destinada a la

Mancomunidad de los Canales del Taibilla en Murcia, completa la

cifra de 600 Hm3 previstos legalmente como máximo.

Volúmenes Límite en el macroembalse Entrepeñas-Buendía por debajo de las

cuales las decisiones de trasvase corresponden al Consejo de Ministros

OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP

456 467 476 493 495 496 504 541 564 554 514 472

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 104

La gestión del trasvase corre a cargo de la Comisión Central de

Explotación del Acueducto Tajo-Segura en la que están

representados la administración hidráulica, la administración central

y autonómica y los usuarios del trasvase. En condiciones

hidrológicas excepcionales es el consejo de Ministros el

competente para adoptar decisiones.

En los planes hidrológicos nacionales y de cuenca están

recopiladas las normas por las que se ha de regir la gestión del

trasvase y que deben ser aplicadas por las respectivas

Confederaciones Hidrográficas (Tajo y Segura), dependientes del

Ministerio de Medio Ambiente y la Comisión de Explotación.

El siguiente cuadro muestra la evolución conceptual que han

sufrido los trasvases intercuencas y que nos permitirán obtener una

serie de conclusiones.

En su origen únicamente tenían como fin regadío, mientras que en

la actualidad, también se utilizan para abastecimiento y uso

ambiental. Tampoco se contempla la posibilidad de trasvasar agua

con el fin de ampliación de regadíos. Por último, destacar que sólo

desde la aprobación del PHN del año 2000, se considera la

necesidad de hacer un análisis ambiental; argumento que como

veremos posteriormente, utilizan los castellano-manchegos, para

reivindicar que si en la actualidad hubiera que realizar el trasvase

no se produciría.

Resulta de interés conocer cuál es el futuro en la política de la

gestión del agua, para ello, a continuación se exponen cuáles son

las directrices que se impulsan desde el gobierno, con la

publicación del programa A.G.U.A. (Actuaciones para la Gestión y

Utilización del Agua).

Hasta el momento la definición de recursos hídricos de una cuenca

sólo contemplaba la de sus ríos y acuíferos, ampliada gracias a la

mejora en la gestión y la reutilización de agua. El Programa

A.G.U.A. incluye, también, la que se pueda obtener, por desalación,

en el litoral de esa cuenca.

Según este programa, el agua procedente de desaladoras es de

una gran calidad y se puede utilizar tanto para consumo humano

como productivo (agricultura, industria, sector terciario).

Los sistemas basados en la obtención de recursos hídricos a partir

del concepto convencional de cuenca están a merced de la

climatología y de sus evidentes cambios. En el siglo XX en España,

como media, se han producido escasez de lluvias uno de cada

cuatro años, y sequías severas en distintas partes del territorio una

vez cada once años.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 105

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 106

Fuente: programa AGUA.

Las actuaciones incorporadas en el Programa A.G.U.A., que

incluyen proyectos de obtención de recursos de nuevas fuentes,

aseguran la disponibilidad del agua prevista con independencia de

la situación climática.

Las actuaciones previstas dentro del Programa A.G.U.A. en el Arco

Mediterráneo, la mayor parte de ellas urgentes, suponen unas

aportaciones totales de nuevos recursos que superarán los 1.100 3

Hm /año.De ellas, las actuaciones urgentes se desglosan en:

En resumen:

- Las Comunidades Autónomas se incorporarán al proceso de toma

de decisiones de las Confederaciones Hidrográficas.

- Tarifas del agua moduladas en función del beneficio económico

generado.

- Fuerte apuesta por la desalación de agua, asegurando que el

desarrollo sostenible se encuentra en el mar.

- Buscar la sostenibilidad en las pautas de desarrollo de los

distintos territorios.

Estos cuatro puntos son los principales argumentos, que como

veremos posteriormente, enfrentan a castellano-manchegos con

murcianos.

La Visión de Castilla-La Mancha se trata a continuación, más

adelante la visión de los usuarios (Murcia), se recoge cuál es el

punto de vista de cada una de las comunidades, a través de una

serie de artículos, foros, opiniones.

La opinión contraria al trasvase, la que tienen los

castellanomanchegos, se fundamenta principalmente en el hecho

de que el trasvase atraviesa gran parte del territorio manchego,

tomando agua de Castilla-La Mancha y trasvasándola a una

comunidad distinta sin dejar agua en la propia región, pese a que

todas las infraestructuras del trasvase están construidas en

territorio manchego. Ninguna población de Castilla-La Mancha toma

agua del trasvase ni de los Embalses de la Fuensanta, Talave,

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 107

Cenajo y Camarillas (salvo los municipios de Férez y Socovos, que

toman agua solamente una vez al mes del embalse de la

Fuensanta y es para no perder los derechos). Esto se ve agravado

porque en ocasiones, como estos últimos años, hay restricciones

de agua en diversos municipios, pese a que el acueducto Tajo-

Segura pasa a 100 m de ellos.

Los manchegos dicen que hay que anteponer los intereses de las

tierras ribereñas del Tajo, que históricamente han sido las que han

tenido derecho al uso del agua.

Conclusión: la prosperidad de Murcia, dicen en CastillaLa Mancha,

se ha logrado a costa del empobrecimiento de Castilla- La Mancha.

El malestar de los manchegos se ve agravado porque ven que el

agua que a ellos les falta para el abastecimiento se le envía a

Murcia y que allí están proliferando los campos de golf (34

proyectados, necesitando cada uno, de media, 500.000 m3 al año)

y las megaurbanizaciones que provocan un aumento de las

demandas de agua para el consumo humano, cuando no están

aseguradas ni siquiera para la población actual. Además, se crean

parques temáticos cuyo “leitmotiv” es, paradójicamente, el agua.

Los manchegos dicen que el desarrollo de Murcia se basa en un

recurso que les es ajeno y que además escasea en la cuenca

cedente, donde no hay otra forma de extraer agua, al contrario que

en Murcia, que pueden obtener agua gracias a las desaladoras. El

problema es que es agua cara, cuesta 0.6 €/m3.

En Castilla-La Mancha no existen excedentes, como tampoco

existen alternativas viables como tiene Murcia: un mar que desalar

que impediría colapsar el desarrollo de su propia tierra.

En cuanto a los riegos en Murcia, los manchegos critican que en

lugar de riegos eficientes, se sigue regando con el solidario y

moderno método de riego por inundación. Murcia es una de las dos

únicas comunidades en las que este año ha aumentado el número

de hectáreas de arroz cultivadas, un cultivo que precisa una

enorme cantidad de agua. Además dicen que Murcia está llena de

balsas no declaradas.

En el año 2003 se hicieron roturaciones en 34 Ha en Moratalla,

ilegales según la CHS, ya que se limitan las tierras dedicadas al

cultivo de regadío. Tanto el ayuntamiento como la Comunidad

Autónoma de Murcia estaban al corriente de la actuación. Esto se

critica desde Castilla-La Mancha porque dicen que cada vez van

aumentando más las demandas.

Desde el punto de vista ambiental, una de las críticas que hacen los

manchegos es que entre el Bolarque y el Jarama, el Tajo pierde el

60% de su caudal y entre el Jarama y el Alberche recibe

aportaciones fuertemente contaminadas por aguas residuales de

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 108

más de siete millones de habitantes. Estos contaminantes se

podrían diluir si discurriese todo el caudal por el Tajo, lo que no

ocurre debido al trasvase.

Los usuarios del trasvase en Murcia están molestos por los últimos

acontecimientos, especialmente por el acuerdo al que han llegado

el PSOE y el PP de Castilla-La Mancha para extinguir

progresivamente el trasvase, terminando con él en el 2015. Al

aceptar incluir en un estatuto de autonomía una competencia que

es exclusiva del Estado y que contradice, no sólo la solidaridad

interterritorial, sino cuantos planes había elaborado la legislatura

anterior, para conectar entre sí varias cuencas hidrográficas a

través del PHN.

Critican lo que dice el PSOE castellano-manchego, que en 2015

llegará a Murcia toda el agua necesaria a través de las desaladoras

previstas, de modo que el trasvase del Tajo no sea necesario. Eso

mismo es lo que, la ministra Cristina Narbona, tiene previsto en el

plan AGUA. Sin entrar en lo muy costoso y contaminante del

producto desalado (salmuera), hay que decir que el agua del Tajo

no sólo provee una parte importante de las necesidades de Murcia,

sino que llega también a comarcas muy desarrolladas de Alicante y

Almería, abasteciendo a una población cifrada en más de 2.5

millones de habitantes, así como muchos miles de hectáreas de

regadío y numerosas industrias de todo tipo.

Basan su crítica en la opinión de que cualquier estudio climático,

por sencillo que sea, indica que los pantanos de la cabecera del

Tajo poseen un excedente de agua en situaciones de normalidad.

Es decir, si descontamos el período de sequía que ahora

padecemos, sequía que suele prolongarse mucho más en la

cuenca del Segura que en la del alto Tajo, lo normal es que haya

sobrantes que la población manchega no precise y acaben por

serles enviados a nuestros vecinos portugueses. Pero no para que

éstos los utilicen en sus huertas, sino para darle mayor

grandiosidad a un estuario del Tajo de por sí impresionante y en

clara competencia, en cuanto al caudal dilapidado, con el que suele

arrojarse al mar en el delta del Ebro.

La otra alternativa a esos sobrantes de agua del alto Tajo dicen que

es destinarlos a poner en regadío miles de hectáreas manchegas

en las que plantar productos subvencionados por la Unión Europea,

como puedan ser el lino, la remolacha o el girasol, algo no tan

simple de lograr puesto que la propia UE tiene asignados ya una

serie de cupos por países.

Otros productos que se intentarán plantar en esas miles de

hectáreas de regadío, las cuales deberían sustituir a las que fuesen

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 109

eliminadas en la misma proporción de Almería, Murcia y Alicante,

se enfrentarían de lleno ante la más adversa de las características

del clima castellano-manchego: No hay provincia que no posea

unos inviernos muy crudos, con temperaturas mínimas que han

llegado a alcanzar los 24 grados bajo cero, caso de Albacete, sin

que el resto de las provincias le vayan muy a la zaga.

Los murcianos manifiestan que no están dispuestos a entregar el

agua a los manchegos (como si fuera de ellos y no de Guadalajara)

para la agricultura subvencionada y no entregarla a la agricultura

murciana. Los murcianos pagan el agua que se llevan y los

manchegos no.

Dicen que si hay algo que en Murcia no se hace es derrochar el

agua. Las asociaciones de regantes no se lo permitirían a nadie. El

Ministerio de Agricultura lleva años sacando decretos que obligan a

modernizar el riego, lo que significa que cualquier agricultor

murciano que quiera beneficiarse del agua del trasvase, está

obligado a preparar sus tierras para algo distinto que el riego por

inundación.

Respecto a los campos de golf, explican que éstos deben regarse,

por ley, con agua depurada. Agua que de no usarse sólo serviría

para arrojarla al mar. El consumo de agua para la población,

urbanizaciones incluidas, viene a ser un 5% del total del agua que

usa la agricultura. Los campos de golf son el cultivo más rentable

que existe, y además alrededor de ellos se crean un montón de

otros negocios, que no dependen de PAC ni de nada.

Se están creando urbanizaciones en Murcia, como la de Polaris en

Alhama, porque allí no hay agua suficiente para regar las tierras,

mientras que sí es bastante para mantener al turismo residencial,

que encima da más dinero. Esta es otra cuestión, en la que “los

murcianos nos hemos espabilado”.

Dicen que ellos pagan el agua. No sólo en dinero, que también,

sino en los miles de millones que ya en los años franquistas se les

obligó a invertir en las tierras a los agricultores murcianos, para

dejarlas a punto de ser regadas.

El agua de las cuencas hidrográficas es un bien común de todos los

españoles, así que no quieren que les venga nadie con la idea de

que se le está quitando a nadie, sobre todo si se considera que el

agua del trasvase al Segura es un sobrante que nadie

aprovecharía.

La Región de Murcia se encuentra en el centro geográfico de la

cuenca del Segura, pero los 870 hectómetros cúbicos que traslada

el río que le da nombre cada año no pueden sostener por sí solos

la demanda generada en su entorno, cifrado en 18.870 kilómetros

cuadrados repartidos en cuatro comunidades autónomas.

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 110

Según el Plan de Cuenca que actualmente se encuentra en

revisión, los recursos propios utilizables -incluyendo reutilización y

asumiendo la práctica de la sobreexplotación de las aguas

subterráneas- ascienden a mil hectómetros cúbicos anuales. De

estos a los casi 1.600 utilizados en un año normal hay una

diferencia de 600 hectómetros, que son los que provienen de las

conducciones conocidas como Acueducto Tajo-Segura.

La Cuenca es especialmente sensible en los períodos de sequía,

como el actual, sobre todo cuando estos periodos se denominan

cruzados, es decir, que se dan a la vez en la cabecera de ambos

ríos, tanto del Tajo como del Segura.

El consumo humano, que representa aproximadamente el 10 por

ciento del total, es la prioridad manifiesta del organismo gestor de

esta agua, la Confederación Hidrográfica del Segura, dependiente

del Ministerio de Medio Ambiente, frente al agrícola que representa

el 89 por ciento del consumo.

La llegada de las nuevas desaladoras a finales del año próximo

anunciadas por la CHS pondrán en circulación 92 hectómetros más

que se destinarán fundamentalmente a las ciudades. Las plantas

liberarán así caudales del Segura, que se destinarán a otros usos.

Sin embargo, y vista la diferencia proporcional del gasto, puede ser

comprensible la inquietud de algunos agricultores.

En la siguiente página (Montaje 1) se muestra lo que podría ser el

eslogan propio de cada una de las comunidades en la defensa de

sus intereses así como las frases más significativas de cada una de

las posturas.

De esta forma, de un simple vistazo, somos capaces de conocer los

argumentos que enfrentan a castellano-manchegos y murcianos.

(Fuentes del Montaje 1: Revista Argamasa y Elaboración propia).

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El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 111

“NI UNA GOTA MÁS”.

”AGUA PARA TODOS”.

“ No se cede agua de la España húmeda a la seca, sino de la seca a la seca”

“ Agua para campos de golf, urbanizaciones y riegos ilegales sin tener garantizado el abastecimiento a nuestras poblaciones.”

“ Prosperidad de Murcia a costa del empobrecimiento de CLM.”

“ Murcia tiene otras alternativas para obtener agua, como la desalación.”

“ Hay empresas que han desechado instalarse en la región por no tener garantizado el abastecimiento y paradójicamente se han ubicado en áreas a las que solidariamente cedemos el agua.”

“ Es necesaria la solidaridad interterritorial”

“ Los pantanos de la cabecera del Tajo poseen un excedente, en situaciones de normalidad, que serán enviado a nuestro vecinos portugueses.”

“ Si hay algo en Murcia que no se hace es derrochar agua.”

“ El agua obtenida de la desalación es muy costosa y contaminante.”

“Los sobrantes de agua del alto Tajo se destinarían a poner en regadío miles de hectáreas manchegas en las que plantar productos subvencionados por la UE y de escasa rentabilidad económica y de mano de obra.”

vs“NI UNA GOTA MÁS”.

”AGUA PARA TODOS”.

“ No se cede agua de la España húmeda a la seca, sino de la seca a la seca”

“ Agua para campos de golf, urbanizaciones y riegos ilegales sin tener garantizado el abastecimiento a nuestras poblaciones.”

“ Prosperidad de Murcia a costa del empobrecimiento de CLM.”

“ Murcia tiene otras alternativas para obtener agua, como la desalación.”

“ Hay empresas que han desechado instalarse en la región por no tener garantizado el abastecimiento y paradójicamente se han ubicado en áreas a las que solidariamente cedemos el agua.”

“ Es necesaria la solidaridad interterritorial”

“ Los pantanos de la cabecera del Tajo poseen un excedente, en situaciones de normalidad, que serán enviado a nuestro vecinos portugueses.”

“ Si hay algo en Murcia que no se hace es derrochar agua.”

“ El agua obtenida de la desalación es muy costosa y contaminante.”

“Los sobrantes de agua del alto Tajo se destinarían a poner en regadío miles de hectáreas manchegas en las que plantar productos subvencionados por la UE y de escasa rentabilidad económica y de mano de obra.”

vs

.

Page 113: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 112

6.2 Particularización del conflicto a la zona de estudio.

En este apartado se recoge la reacción social suscitada por dos

proyectos planteados en la zona de estudio: Trasvase de agua

desde el embalse de Talave al embalse del Cenajo y Trasvase

desde el embalse de la Fuensanta a la Mancomunidad de

Regantes del Taibilla, de la que forman parte 77 municipios.

La opinión de los manchegos es contraria al Trasvase de agua

desde el Talave al Cenajo, principalmente porque no creen que el

objetivo de dicho trasvase sea mejorar la calidad de agua que se

cede a Murcia (con alta concentración salina al atravesar el tramo

del río Mundo, aguas abajo del Talave, el cual se encuentra muy

contaminado), sino que creen que el verdadero motivo es para

poder almacenar una mayor cantidad de agua procedente de la

cabecera del Tajo y duplicar las dotaciones de agua que se

trasvasan a Murcia.

Las constantes protestas y la oposición por parte del gobierno de

Castilla-La Mancha a la ejecución de dicho trasvase derivó en el

Pacto de Toledo, que fue el resultado de una reunión entre la

Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y el presidente de la

Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José María Barreda.

El acuerdo alcanzado supuso la reducción del caudal a trasvasar

del Talave al Cenajo, pasando de 60 m3/s a 10 m3/s.

La oposición por parte del gobierno de la comunidad se une a la

que manifiestan las asociaciones ecologistas, que consideran que

el proyecto no tiene una declaración de impacto ambiental. Las

quejas se fundamentan en el hecho de que si se hace este

trasvase, el río Mundo aguas abajo del embalse del Talave se

quedaría sin agua, puesto que ésta procede casi totalmente de la

cabecera del Tajo, por lo que el impacto social, ambiental,

económico y cultural sería muy importante.

Por el contrario, la opinión de los usuarios murcianos es favorable

al trasvase, puesto que consideran que la calidad que tiene el agua

que se trasvasa desde el Tajo se ve desvirtuada al atravesar el

tramo del río Mundo aguas abajo del Talave, que está muy

contaminado, por lo que el agua que les llega tiene una alta

concentración salina.

Los murcianos opinan que al trasvasar agua desde el Talave al

Cenajo, no sólo se mejora la calidad del agua y se permite darle

más usos a ésta, sino que, indirectamente, se disminuyen las

demandas puesto que cuando llueve, los agricultores se ven

obligados a intensificar el riego para evitar los daños que se

producirían en las plantaciones por la diferencia de calidades de las

Page 114: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 113

aguas. Si el agua que llegase fuera de mejor calidad, la diferencia

entre ésta y la de lluvia no sería tanta, por lo que no sólo no habría

que intensificar el riego, sino que se reduciría con la lluvia porque

ésta sería aprovechable como riego.

En cuanto al proyecto de trasvase de agua desde el embalse de la

Fuensanta a la Comunidad de Regantes del Taibilla, del que se

beneficiarían 77 municipios, las opiniones también son muy

diferentes entre los manchegos y los murcianos.

En Castilla-La Mancha se ha generado una fuerte oposición a este

trasvase, creándose incluso una asociación denominada “Foro

Social contra el Trasvase Fuensanta-Taibilla”. Dicha asociación ha

realizado numerosas manifestaciones y reuniones con los

responsables de la gestión hídrica. Además han elevado sus quejas

al Defensor del Pueblo, trasladándolas éste a la Unión Europea, la

cual ha autorizado el trasvase pese a no contar con la declaración

de impacto ambiental correspondiente.

Los afectados dicen que este trasvase supone la muerte del río

Segura desde su cabecera, afectando gravemente a la alta calidad

ecológica de la zona. Además, la sensación de pérdida de un

recurso natural local provoca un fuerte rechazo entre los habitantes

de la zona.

Los más críticos son la gente de los municipios de Férez, Socovos

y Elche de la Sierra. Estos municipios en varias ocasiones han

sufrido restricciones. Férez y Socovos pertenecen en teoría a los

municipios que toman agua del Taibilla, aunque en realidad

pertenecen a este grupo para que figure que hay municipios

manchegos que también se benefician del trasvase, puesto que

Férez sólo toma agua una vez al mes de la Fuensanta para no

perder los derechos.

La postura favorable a este trasvase corresponde a la

Mancomunidad de Regantes del Taibilla, que exigen una mayor

dotación de recursos al considerar que no tienen suficiente. Estos

regantes consideran que la solución propuesta en el programa

AGUA de obtener recursos mediante la desalación no les tiene en

cuenta, puesto que sólo se prevé la dotación en la franja litoral. Por

tanto, ven como solución el trasvase desde la Fuensanta.

En los dos siguientes gráficos se han querido reflejar de las

opiniones recogidas en el trabajo:

Montaje 2 (página siguiente): Da a entender el funcionamiento del

sistema hídrico de la zona. Mientras que la zona donde se

encuentran los embalses, provincia de Albacete, se encuentra con

una gran sequía y los embalses están con un nivel de

Page 115: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 114

almacenamiento muy bajo (Cenajo inferior a un 5%), contrasta con

el desembalse de agua que se produce en las presas.

Esto es debido a que es un sistema que es entendido hacia aguas

abajo, es decir, que los embalses funcionan como “depósitos” que

retienen agua para ser enviada hacia Murcia, puesto que los

embalses carecen de tomas de abastecimiento para suministrar a

los pueblos de la zona. Aquí encontramos una gran similitud con lo

comentado en el conflicto interregional del agua, y es: en ambas

escalas los recursos se almacenan en un sitio de ubicación

manchega (embalses de la cabecera del Tajo y embalses en la

provincia de Albacete) para ser enviados hacia Murcia, lo que en

ambos casos justifica el origen del conflicto. Es decir, aunque nos

olvidaramos que existe el trasvase Tajo-Segura (que podemos

definir como el origen del conflicto interregional del agua

estudiado), podríamos decir que existiría un conflicto

“interprovincial” o “propio de la zona” puesto que los recursos

naturales existente en un lugar se están utilizando en otro (el agua

embalsada en los embalses de la provincia de Albacete, de la zona

de estudio, tienen como destino la región de Murcia). Se trata de

una opinión recogida en varios foros y que sirve para explicar que

aunque se aumente o disminuya la escala, la opinión generalizada

del conflicto es la misma.

Montaje 3 (página siguiente): Este montaje está más relacionado

con las ideas expuestas en el tercer apartado. Mientras que la

visión local defiende que no se realicen los proyectos, puesto que

de esta forma se les estaría robando un recurso natural propio de la

zona y con el que están fuertemente vinculados pues utilizan el río

para diferentes usos (por ejemplo, la pesca), los usuarios

promulgan qué pasará con ellos en caso de que se les cierre “el

grifo que les suministra el agua”. También se ha querido destacar el

hecho de que: mientras la visión local siente una fuerte vinculación

con el río, pues lo viven, pasa por sus tierras y son conscientes de

lo que les pasaría en caso de que les faltara agua, los usuarios

únicamente protestan porque les falte agua independientemente de

donde les llegue, bien sea del Cenajo, del Ebro o del trasvase Tajo-

Segura.

Fuentes del Montaje 2: Fotos realizadas por Ignacio Español

Fuentes del Montaje 3: Fotos Ignacio Español, Grupo 4, Foro Social

Fuensanta-Taibilla y elaboración propia.

Page 116: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 115

SEQUÍA PRESA DESAGUANDO

VS

PARA ENTENDER EL SISTEMA, ES NECESARIO MIRAR HACIA AGUAS ABAJO.

SEQUÍA PRESA DESAGUANDO

VS

PARA ENTENDER EL SISTEMA, ES NECESARIO MIRAR HACIA AGUAS ABAJO.

Page 117: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 6. Visión local versus visión de usuarios 116

+

VS

VISIÓN LOCAL VISIÓN USUARIOS

PÉRDIDA DE UNRECURSO NATURAL“CONSIDERADOCOMO LOCAL”.

VISIÓN LOCAL VISIÓN LOCAL

+

VS

VISIÓN LOCAL VISIÓN USUARIOS

PÉRDIDA DE UNRECURSO NATURAL“CONSIDERADOCOMO LOCAL”.

VISIÓN LOCAL VISIÓN LOCAL

Page 118: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 117

CAPITULO 7: EL CARÁCTER DEL PAISAJE

7.1 Introducción

En este capítulo se representa, en primer lugar, el carácter de la

zona del Embalse de la Fuensanta (Albacete) para a continuación

tratar el carácter del paisaje del entorno del embalse del Cenajo. El carácter es la síntesis formal de la identidad de un paisaje, está

formado por el conjunto de rasgos que muestran su exclusividad.

Es el conjunto y combinación de los rasgos y formas característicos

de un paisaje. El carácter de una zona es por tanto la parte objetiva

de dicho espacio, que se presenta según la fisonomía de sus

procesos y estructuras naturales y culturales.

Estos procesos y estructuras de un paisaje, su geología, ecología,

socioeconomía e historia, se manifiestan en sus formas, en su

fisonomía esencial, por lo que primero observaremos dichos

elementos por separado para posteriormente elaborar la visión del

conjunto de cada una de las dos zonas.

Se tratan primero los elementos de origen natural luego se

consideran aquellos naturales influidos por la acción humana para

finalmente revisar las formas de los estrictamente antrópicos.

Finalmente se compone una imagen panorámica del carácter.

Formaciones kársticas en ladera

7.2 La fisonomía del paisaje del embalse de La Fuensanta.

7.2.1 Rasgos naturales del paisaje de Fuensanta.

Se entiende como elemento natural aquel que es resultado de los

procesos geológicos, climáticos o biológicos del planeta, de una

manera espontánea y sin haber sido afectado por la actuación

humana. En la zona del embalse de la Fuensanta, a pesar de la

presencia de éste, existen zonas o elementos vírgenes como son

las formaciones geológicas y alguna vegetación de ladera que

presentan sus propios rasgos de naturalidad.

Page 119: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 118

Formas del río encajado entre formaciones kársticas

7.2.1 Formaciones geológicas

El río en la cola del embalse, se encaja generando formaciones

kársticas características de trazos suaves y ondulados. Las

formaciones kársticas en ladera poseen una pronunciada

verticalidad que inhibe la aparición de vegetación superior.

Formas del pinar de ladera

7.2.2 Vegetación de ladera

La vegetación natural de las laderas del relieve aún permanece

inalterada en la parte superior de las laderas del embalse, por

encima de la cota de inundación. La mayor parte de la vegetación

presente en la zona corresponde al pinar característico.

Page 120: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 119

La forma de un pino entre formaciones kársticas

Fisonomía de un pino. Vegetación local

Las formas de la presa de la Fuensanta

7.3 Elementos artificiales en el paisaje de la Fuensanta. Se consideran elementos artificiales aquellos resultantes de la

acción humana sobre el paisaje de la zona de estudio,

considerándose la presa y edificaciones asociadas, las obras

lineales y el propio embalse como resultado de la construcción de

la presa.

Page 121: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 120

Vista de la morfología del embalse

7.3.1 Presa y embalse

La presa de la Fuensanta es el elemento que más presencia tiene

en el paisaje, modificando con su presencia el carácter del paisaje

original, con la introducción de nuevos sistemas asociados. El

embalse, aun siendo de naturaleza artificial, genera nuevos hábitats

y biotopos, modificando el carácter preexistente del río, como indica

la presencia del zampullín común de la imagen superior.

Poblado Presa

7.3.2 Edificaciones

El poblado de la presa, aun siendo un elemento artificial asociado al

embalse, muestra una tipología tradicional y funcional que contrasta

con la tipología del edificio de administración. El edificio de la

Administración de la presa refleja una tipología ajena al resto de las

edificaciones de la zona pero que asume un cierto carácter

pintoresco.

Page 122: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 121

Forma del puente antiguo en la cola del embalse

Morfología del túnel excavado a mano

Carretera en media ladera

7.3.3 Obra lineal

La carretera es la obra civil por excelencia, que domina al paisaje,

imponiendo su linealidad frente a las formas orgánicas originales

del lugar. Los pasos elevados y puentes asociados a las vías de

comunicación, fueron diseñados de manera estándar, como

fabricados con el mismo molde, sin tener en cuenta la integración

en el paisaje ni la relación con los referentes de su escena.

Page 123: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 122

Modelo de puente de la zona

La tipología y dimensiones de los puentes dependen de la época en

que fueron diseñados y construidos, respondiendo a las

necesidades específicas y a la técnica del momento.

Los túneles son otro ejemplo de la presencia de las carreteras

sobre el paisaje. Dentro de esta imposición, los túneles de la zona,

minimizan su presencia al tratarse de excavaciones en la roca,

mostrando un aspecto orgánico y desigual.

Volúmenes del edificio Administración Presa

Page 124: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 123

7.4 Carácter del paisaje del embalse de la Fuensanta.

Visión General del conjunto de formas características del paisaje del Embalse de la Fuensanta (Albacete)

1

1

2

2

3

3

4

4

5

6

6

1 Asentamientos 2 Obras Públicas 3 Geología 4 Vegetación 5 Fauna 6 Varios

Page 125: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 124

7.5 La fisonomía del paisaje del embalse del Cenajo

En las siguientes páginas se representa el carácter de la zona del

Embalse del Cenajo (Albacete). La primera panorámica que se

muestra representa una imagen de la Cola del Embalse del Cenajo,

vista desde el punto A. Este punto se encuentra lo suficientemente

alejado de la presa como para que el paisaje no se encuentre

influenciado por las actuaciones antrópicas. La segunda de las

panorámicas se sitúa en el punto “B.1”, en la presa del Embalse del

Cenajo, imagen hacia aguas arriba. Ésta, aunque no tanto como la

siguiente, comienza a verse fuertemente influenciada por la

construcción de la misma.

PUNTO “A”

PUNTO “B”

PUNTO “A”: Cola del Embalse

PUNTO “B”: Presa

PUNTO “B.1”: Hacia aguas arriba

PUNTO “B.2”: Hacia aguas abajo

EMBALSE DEL CENAJO

PUNTO “A”

PUNTO “B”

PUNTO “A”: Cola del Embalse

PUNTO “B”: Presa

PUNTO “B.1”: Hacia aguas arriba

PUNTO “B.2”: Hacia aguas abajo

EMBALSE DEL CENAJO

Page 126: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 125

1111

22

3333

44

1.- Vegetación de Monte Bajo 2.- Río Segura3.- Dolomías muy erosionables 4.- Adelfas y Tarays

1111

22

3333

44

1.- Vegetación de Monte Bajo 2.- Río Segura3.- Dolomías muy erosionables 4.- Adelfas y Tarays

La última de las panorámicas se sitúa en el punto “B.2”, en la presa

hacia aguas abajo, imagen que, tanto por la construcción de la

propia presa como por la conducción posterior del agua, así como

por la construcción hotelera en un lateral, queda muy influenciada

por las construcciones antrópicas.

11

22

33

1.- Formaciones cársticas2.- Macizo cárstico emergente del Embalse3.- Embalse del Cenajo aguas arriba de la presa4.- Pinar5.- Tubería y acceso a las instalaciones del cuerpo de presa

44

55

11

22

33

1.- Formaciones cársticas2.- Macizo cárstico emergente del Embalse3.- Embalse del Cenajo aguas arriba de la presa4.- Pinar5.- Tubería y acceso a las instalaciones del cuerpo de presa

44

55

11

2233

44

1.- Formaciones cársticas aguas abajo de la presa2.- Zona de Choperas junto a la presa3.- Hotel Cenajo4.- Río Segura encauzado aguas abajo de la presa

11

2233

44

1.- Formaciones cársticas aguas abajo de la presa2.- Zona de Choperas junto a la presa3.- Hotel Cenajo4.- Río Segura encauzado aguas abajo de la presa

Page 127: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 126

Al tratarse, en alguno sitios, de

un escenario muy influenciado y

modificado por la acción

antrópica, es lógico hacer una

distinción entre los elementos

estrictamente naturales, los

puramente artificiales o los

influenciados por elementos

artificiales

7.6 Elementos y formas naturales.

En muchas de las vistas han aparecido elementos

naturales tales como el propio Río Segura, las

formaciones cársticas de dolomías o las choperas.

Dichos elementos, pese a ser elementos naturales

propios de la zona, aparecen influenciados directa o

indirectamente por las acciones del embalse.

11

1.- Chopera de Repoblación

11

1.- Chopera de Repoblación

11

22

1.- Formación cárstica. Zona inundable del embalse2.- Formación cárstica. Zona no inundable con vegetación 3.- Situación actual de la lámina de agua

33

11

22

1.- Formación cárstica. Zona inundable del embalse2.- Formación cárstica. Zona no inundable con vegetación 3.- Situación actual de la lámina de agua

33

11

1.- Dolomías muy erosionables

11

1.- Dolomías muy erosionables

Page 128: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 127

11

44

1.- Aliviadero. Embalse del Cenajo2.- Presa de gravedad3.- Agua en régimen laminar aguas a bajo de la presa4.- Formación cárstica

33

22

11

44

1.- Aliviadero. Embalse del Cenajo2.- Presa de gravedad3.- Agua en régimen laminar aguas a bajo de la presa4.- Formación cárstica

33

22

11

22

1.- Hotel Cenajo2.- Chopera de repoblación

11

22

1.- Hotel Cenajo2.- Chopera de repoblación

11

1.- Uso recreativo característico

11

1.- Uso recreativo característico

11

22

33

33

44 11

22

33

33

44

1.- Formación Cárstica2.- Cuerpo de presa3.- Vegetación en laterales

de la presa4.- Túnel a través del macizo

y sobre la coronación de la presa

7.7 Formas y rasgos de origen antrópico

El propio cuerpo de presa del Cenajo y las construcciones

asociadas (aliviadero, central, poblado) son formas introducidas.

Page 129: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

El paisaje del alto Segura. La dimensión ética de la fragilidad y la belleza de un río

Capítulo 7. El carácter del paisaje 128

7.8 El carácter del paisaje el embalse del Cenajo.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente, se presenta a

continuación una panorámica de conjunto, en la que se integran

todos los elementos formales característicos.

Se obtiene así una imagen que, aunque ficticia, es representativa

de los principales rasgos y morfología de la zona y que traduce de

esta forma la identidad del paisaje de este entorno, su carácter.

Page 130: Cuaderno de Ingeniería y Territorio 11_El paisaje del Alto Segura

La aproximación al paisaje no puede dejar de estar condicionada por los sentimientos que nos inspira. La belleza, el temor y la grandiosidad que sugiere la confrontación con la naturaleza, la familiaridad con el lugar y la apropiación afectiva de lo que sentimos como nuestro, el frágil equilibrio de los procesos vivos de la naturaleza o la fuerza y la capacidad de las grandes obras públicas que modulan los ríos y se abren paso entre las montañas, son sensaciones que tiñen nuestra mirada sobre el entorno. Sin embargo, la mirada de la ingeniería civil abstrae los procesos de la naturaleza y de sus recursos para conocerlos bien y poder intervenir sobre ellos, modificándolos a satisfacción de las demandas del bien colectivo. En este proceso los técnicos se ayudan de las capacidades que les proporcionan las ciencias de la naturaleza y los productos que de ellas se derivan, una serie de interpretaciones sistemáticas y simplificadoras que reflejan las condiciones de los recursos y procesos sobre los que intervendrán los ingenieros. Modelos geotécnicos, hidráulicos y ecológicos, relaciones entre volúmenes, velocidades y caudales, garantías de disponibilidad, integración ambiental y estimaciones del beneficio social son los instrumentos básicos del lenguaje paisajístico de la ingeniería civil. La visión funcional del paisaje que diseña la acción de la ingeniería civil se ve enmarcada ineludiblemente por su esencial carácter público pues responde a una decisión colectiva sobre recursos que son de todos, en este caso el río y sus aguas, y que se destinan a un determinado fin común. La obra pública actúa con vigor en el marco sentimental del paisaje y su acción se ve así matizada por las cualidades estéticas de éste. Fragilidad y belleza del entorno se confunden en esa decisión colectiva del aprovechamiento utilitario del entorno que la ingeniería civil articula y materializa con gran expresividad estética. Este documento es producto del proyecto de la asignatura de paisaje y evaluación ambiental de la ETS Ingenieros de Caminos C y P de Ciudad Real, este proyecto docente tiene por objeto proporcionar a los técnicos una formación sistemática y responsable sobre el contexto en el que operan las obras civiles en sus dimensiones ambiental, territorial y paisajística.

Proyecto de Paisaje y Evaluación Ambiental

Escuela T.S. de Ing. de Caminos C. y P. de Ciudad Real Universidad de Castilla La Mancha

Marzo de 2009