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GRAMSCI, CULTURA Y ANTROPOLOGÍA KATECREHAN

Crehan Kate - Gramsci Cultura Y Antropologia

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Rastreo sobre el concepto de Hegemonía a partir de Gramsci y los estudiosos del concepto y algunas culturalistas

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  • GRAMSCI, CULTURA Y ANTROPOLOGA

    KATECREHAN

  • Impreso por Hurope, S.L., Lima, 3 bis. 08030 Barcelona

    Bibliografa, 235 ndice alfabtico, 243

    ISBN: 84- 7290-252c8 'Depsito Legal: B. 25.175-2004

    7. Gramsci hoy, 185 Impreso en Espaa Printed in Spai~ .

    TERCERA PARTE Gramsci y la antropologa

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por

    cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Edicions Bellaterra, S.L., 2004 Navas de Tolosa, 289 bis. 08026 Barcelona

    www.ed-bellaterra.com

    4. La cultura y la historia, 91 5. La cultura subalterna, 119 6. Los intelectuales y la produccin de la cultura, 149

    Kate Crehan, 2002 Publicado por Pluto Press, 2002

    SEGUNDA PARTE Gramsci y la cultura Diseo de la cubierta: Joaqun Monchis

    2. Vida y obra de Gramsci, 27 3. Antropologa y cultura: algunas hiptesis, 53

    PRIMERA PARTE Contextos

    l. Introduccin, 15

    Leer a Gramsci, por Joseph A. Buttigieg, 9 Abreviaturas; 13

    ndice

  • Antonio Grainsci (1891-193'7), poco conocido fuera de Jos crculos comunistas en l momento de su muerte, es hoy uno de Jos tericos polticos y crticos culturales ms citados y traducidos del siglo XX. La primera oleada de inters por Gramsci surgia raz de la publicacin en Italia de sus escritos de la crcel, empezando por las cartas, apare- cidas en 1947, y siguiendo con los seis volmenes de la edicintem- tica de los cuadernos, el ltimo de.los cuales fue publicado en 1951. En el lapso de unos pocos aos se escribieron cientos de artculos y de libros explicando, analizando y debatiendo el concepto de hegemona de Gramsci, su visin revisionista de la historia de la unificacin de Italia, su versin antieconomicista y antidogmtica de la filosofa mar- xista, su teora del Estado y de la sociedad civil; su crtica literaria anti-croceana, su innovador enfoque del estudio de la cultura popular, sus extensas observaciones sobre elpapel de los intelectuales enla so- ciedad, y otros muchos aspectos de su pensamiento. Pese a los aos transcurridos desde su muerte, Gramsci se convirti en algo ms que en un objeto de estudio desapasionado.laintensidad del debate en tor- no a su obra y las controversias, muchas veces acaloradas, acerca de su legado tuvieron, y continan teniendo, un profundo efecto en la cul- tura.poltica y en Iaspoltics culturales de la Italia de la posguerra.

    A finales de los aos sesenta y en los aos setenta, el nombre y las ideas de Gramsci empezaron a circular cada vez con ms frecuen- cia por toda Europa.Amrica Latina y Amrica del Norte (y, en me- nor medida, en otras regiones). Las diversas corrientes asociadas al eurocomunismo y a la nueva izquierda asociadas a la ola de inters por el llamado marxismo occidental contribuy enormemente al

    Leer a Gramsci Editor general: Joseph A. Buttigieg

  • prende ms de diez mil ttulos en treinta idiomas- es capaz de abru- mar incluso al estudioso ms experimentado y de paralizar o confun- dir por completo al lector no iniciado. De todas formas, la magnitud de la bibliografa gramsciana tambin es un indicio importante d~J riqueza del legado de Gramsci, de la perenne relevancia de sus ideas y de la inmensidad de su contribucin al pensamiento contempor- neo. En muchos aspectos, Gramsci se ha convertido en un clsico que hay que leer. Pero leer a Gramsci no es precisamente una tarea f cil; sus escritos ms importantes son exploraciones, reflexiones y es- quemas inacabados, abiertos, fragmentarios y pluridireccionales. Sus cuadernos de la crcel son como un abarrotado laboratorio intelectual en apariencia desorganizado. Tanto el estudioso instruido como el lector novel agradeceran una gua experta que sealara los rasgos ms destacables de la obra de Gramsci y pusiera de relieve los ele- mentos bsicos que se ocultan bajo la superficial complejidad de las distintas partes de su extensa obra. Y una presentacin crtica de los

    trabajos sobre Gramsci ms importantes, y una explicacin de lapo- sible utilidad de sus ideas para algunas lneas de investigacin actua- les en el campo de las humanidades y de las ciencias sociales, permi- tira a los lectores de Gramsc apreciar mejor la relevancia de sus ideas para el estudio de algunos de los temas scciales, culturales y po- lticos ms acuciantes de nuestro tiempo.

    redescubrimiento de Gramsci en aquella poca. En el mundo anglo- sajn, la publicacin en 1971 de Selections from Prison Notebooks, en una soberbia edicin de Quintin Hoare y Geoffrey Nowell Smith, permiti a los estudiosos pasar de las vagas alusiones generales .a Gramsci a estudiar y a analizar en profundidad su obra. Los estudios gramscianos se vieron adems potenciados gracias a la publicacin en varias lenguas de los escritos anteriores a su encarcelamiento -cosa que, entre otras cosas, permiti descubrir su importante ensa- yo sobre la cuestin meridional- y a la publicacin en Italia de la co edicin crtica completa de los Quaderni del carcere por Valentino Gerratana ( 197~_:__'

    La influencia de Gramsci se incrementara en los aos ochenta con la expansin de los estudios culturales, la creciente fascinacin por la cuestin del poder vel creciente inters de los estudiosos de diferentes disciplinas podas relaciones entre la cultura, la sociedad y la poltica. El rpido deelive del inters hacia el pensamiento marxis- ta tras los acontecimientos de 1989 no afect a la suerte de Grams- ci. Pero, como Stuart Hall fue el primero en sealar, para entonces Gramsci ya haba desplazado radicalmente a ms de un legado del marxismo en los estudios culturales. En efecto; las ideas de Grams- ci han llegado a ocupar un lugar muy especial en las teoras y estrate- gias posmarxistas ms conocidas de la izquierda poltica. Adems, el valor al alza del concepto de sociedad civil en los ltimos quince aos ha rea vi vado el inters por las reflexiones de Gramsci sobre el tema. Y lo mismo ha ocurrido con muchos de los temas y tpicos que hoy preocupan a un amplio espectro d intelectuales acadmicos -los es- tudios subalternos, el poscolonialismo.ylas relaciones Norte/Sur, la modernidad y la posmodernidad, la relacin entre la teora y la praxis, la genealoga del fascismo, las dimensiones sociopolticas de la cul- tura popular, la hegemona y la forja del consenso, etc.- que ha lle- vado a muchos a leer y a releer los textos de Gramsci.

    En los cincuenta aos transcurridos desde la conversin de Gramsci en un objeto de estudio, sus teoras y sus conceptos han dejado huella: en prcticamente todos los mbitos de las humanidades y las ciencias sociales. Sus escritos han sido interpretados, apropia- dos e incluso intrumentalizados de muy distintas formas, a veces in- cluso contradictorias. La cantidad de material publicado en torno a su obra-la actualizada Bibliografia gramsciana de John Cammett com-

    Leer a Gramsci ---------------------11 10 Gramsci, cultura y antropologa

  • Selectionsfrom the Prison Notebooks, SPN Antonio Gramsci: Selections from Political Writings 1910-1920,

    SPWI Antonio Gramsci: Selections from Political Writings 1921-1926,

    SPWII Antonio Gramsci: Selections from Cultural Writings, SCW Antonio Gramsci: Prison Notebooks (vol. 1), PNI , Antonio Gramsci: Prison Notebooks (vol.Tl), PJ'.'.l"II Letters from Prison (vol. I), PLI Letters from Prison (vol. II), PLII

    Abreviaturas

  • l. Un auteur plus souvent cit que rellement connu, vase PNI, p. XIX (el pri- mer volumen de la traduccin inglesa de Buttigieg de los cuadernos de la crcel, de los que hasta el momento se han publicado dos volmenes; en la pgina 13 se ofrece una lista de las abreviaturas que he utilizado para referirme a las diferentes ediciones inglesas de Gramsci).

    Este libro. trata del concepto de cultura en los escritos de Antonio Gramsci y la eventual relevancia del discurso gramsciano sobre la cultura para los antroplogos contemporneos> La pregunta bsica que aqu se plantea es: qu pueden ganar los antroplogos y los in- teresados en temas de cultura con la lectura de este marxista italiano de la primera mitad del siglo xx? El propsito de este libro no es tan- to contestar a esta pregunta cuanto ofrecer a los lectores la informa- cin que necesitan para que puedan decidir por s mismos.

    En los treinta aos transcurridos desde la publicacin de la pri- mera gran edicin inglesa de.sus.cuadernosde la crcel, Gramsci se ha convertido en un autor muy citado por los antroplogos. Pero como dice Michel Foucault en una carta de 1984 dirigida al estudio- so gramsciano Joseph Buttigieg, Gramsci sigue siendo un autor ms citado que realmente conocido.1 Parece que la mayora de los antro- plogos conocen a un Gramsci de segunda mano. Un prestigioso in-

    Si uno quiere estudiar una concepcin del mundo que nunca haya sido explicitada sistemticamente por su autor-pensador, se impone un tra- bajo minucioso, y hay que realizarlo con el rigor y la honestidad cien- tfica ms escrupulosos ... Buscar el leitmotiv, la cadencia del pensa- miento, es ms importante que las citas aisladas (PNII, p. 137).

    l. Introduccin

  • Con demasiada frecuencia muchos antroplogos dan por hecho, al menos implcitamente, que cuandoGtamsci habla de culturalo hace otorgando al trmino el :mismo significado que ellos le dan. Poner de relieve cun diferente es el concepto de cultura en Gramsci puede ser una 'forma til de empezar a desfamiliarizams 'con lo que quiz sea un trmino en exceso familiar en antropologa. Leer a Gramsci e identficas'sus complejas y a veces mutantes definiciones de cultura puede aportar al atento lector antropolgico una nueva forma de abor- dar uno de los conceptos fundamentales de la disciplina. Ledo con atencin, Gramsci cuestiona varios sobrentendidos bsicos sobre la naturaleza de la cultura que estn profundamente arraigados eh las nociones antropolgicas de cultura. Perotambin sugiero que los tex- tos de Gramsci sobre la cultura pueden ayudar a los antroplogos Y a la antropologa corrio disciplina a pensar desde un nuevo ngulo la cuestin de la clase social, hoy una forma obsoleta de teorizar la de- sigualdad.

    Uno de los elementos centrales de la antropologa como disci- plina desde sus inicios fue l~.E-~~esi_~-~~-~~ompren.d~Jas-socie.dades __ descubiertas por 9c~nf' e1LS1LR.!"Q9~.i;,o_de.expaniQ.g, __ S,,9f.~fta.~-~g~~- IITreC:in i~I!tfilforma&,de_o.i:g@E'.~cin ~~~~~.!l!~Y4i_f~!.~l:l!!!_s. de . .. las-deTccickrite capitalista basado en elme~~~do. Pese a que aquel 2. Nota en maysculas se refiere a una de las Notas de los cuadernos de la crcel.

    Por qu los antroplogos deben leer a Gramsci

    lugar de leerlo directamente, he preferido estructurar los captulos centrales de este libro como si fuera una especie de seminario basado en largos extractos de los propios textos de Gramsci. M propsito es brindar a los lectores la oportunidad de juzgar por s mismos lo que Gramsci entiende por cultura, y el lugar de la cultura en todo su pro- yecto. Espero que la lectura de este libro anime a los lectores a leer ms cosas del propio Gramsci y les permita estar en mejor posicin par decidir por s mismos lo que Gramsci tiene que ofrecer a quienes se interesan por las cuestiones culturales. Pero tambin dir sin rodeos que no habra escrito este libro si no creyera que Gramsci tiene efec- tivamente mucho que ofrecer a los antroplogos, como paso a co- mentar a continuacin.

    trprete de Gramsci para los antroplogos es Raymond Williams; la seccin dedicada a la hegemona en su Marxismo y literatura es se- guramente la glosa ms citada en antropologa de ese polmico tr- mino gramsciano. El recurso a intrpretes y a fuentes secundarias es comprensible dado el carcter de los textos primordiales de Gramsci, sus cuadernos de la crcel. En efecto, estos cuadernos son una de las obras esenciales del marxismo del siglo xx y han deparado una vast- sima literatura, pero se presentan en una sucesin de fragmentos, en . forma de una serie de Notas individuales2 sobre temas relacionados entre s, algunas de tan slo unas pocas frases, otras con la extensin de un artculo, que Gramsci nunca estructur como un todo sistem-

    -rico. -confo en que ste libro facilite el acceso a los textos de Grams- ci a aquellos que desean profundizar en su pensamiento, pero no sa- ben muy bien por dnde empezar.

    He optado por organizar este libro en torno al concepto de cul- tura, en primer lugar porque este complicado y amenudo escurridizo trmino es central tanto en la antopologa como eri el proyecto inte- lectual de Grasmci, y en segundo lugar porque el significado de cultu-: ra en los escritos d Gramsci es en general muy distinto del comn- mente aceptado en antropologa. Explorar esta divergencia y examinar algunas de sus implicaciones es uno de los objetivos principales del libro. Pero no es el nico: es tambin un libro sobre el concepto de clase. Quienes citan los textos de Gramsci sobre la cultura no siempre son plenamente conscientes de que para Gramsci la nocin de cultu- ra viene siempreinextricablemente unida ala nocin de clase. La cul- tu~~1>.ara ~~-~L~s.,..alm~JJ.9.f!!l .P_~e, la man~r._en.qu.e . .s~v;;;las

    .J:~Jj_cJJ!Jl.Y . .$. .. A.~,9las.~ .. Como mostrar~Iio-argb de este ibro:~ mento importante del valorde los textos de Gramsci sobrela cultura es su lcida visin aritidogmtica, mtiiada-y~oo:redttec-i-on:ista-de la c13_s_u.Ja_desigu.alclad:

    Pero mi intencin no es imponer al lector mi interpretacin per- sonal de Gramsci, sino proporcionar una introduccin a los escritos de Gramsci sobre la cultura, de tal modo que,' debidamente contex- tualizados, dejen, en la medida de lo posible, que hable por s mismo.

    .Dado que muchos lectores encuentran disuasorios los cuadernos de la crcel, lo que explica que muchos opten por leer a sus intrpretes en

    Introduccin_.:__ 17 16 Gramsci, cultura y antropologa

  • Introduccin a su obra Los argonautas del Pacfico occidental, al presentar su versin de lo que se c~nvertira en e~ ~tod~, ~e invest- gacin antropolgica. por excelencia, la observac1on ~art1c1~ant:, ~as sociedades no occidentalesho son Un. mundo sensacional, indmito e inenarrable de .. salvajes'', sino ms bien unas oomunidades per- fectanente estructuradas, regidas por la ley, que se comportan Y pien- san segn principios coherentes (1984 [1922], pp. 9-10). Esa insis- tencia en la estructura y la lgica de las sociedades supuestamente salvajes ha sido un tema persistente en la antropologa.

    La idea que hay detrs de la observacin participante es que el hecho de vivir durante un perodo prolongado en estrecho contacto diario con un pequeo grupo de gente permite al antroplogo ver ese otro mundo en que viven a travs de los ojos de los nativos. En el caso de los antroplogos coloniales este mtodo conllevaba necesa- riamente una tendencia a socavar la ciega aceptacin de-la cosmovi- sin colonialistarEs Cierto. que los antroplogos coloniales siempre formaron parte de la lite colonial, y que el proyecto intelectual glo- bal en el. que participaban haba nacido fundamentalmente de las realidades del colonialismo; pero tambin es cierto que ese proyec- to intelectual comportaba tensiones y contradicciones. No es mera coincidencia que Jomo Kenyatta, el futuro primer presidente de. la Kenia independiente, estudiara antropologa con Malinowski en la London School of Economics. Es indudable que la antropologa no fue ajena a la racionalizacin y legitimaeirt del colonialismo, pero simultneamente cre un espaci interesante para la emergencia de la crtica del colonialismo, una crtica que naca de la visin del mundo colonial, pero a travs de la perspectiva del colonizado. Sin embargo, la priorizacin de la perspectiva del subordinado y la necesidad. de afirmar la legitimidad de esa perspectiva frente a un rgimen colonial a menudo prepotente poda llevar a los antroplogos a realizar inter- pretaciones excesivamentelaudatorias e incluso ilusorias de aquellos otros mundos que estudiaban.; .

    El punto de partida analtico de Gramsci era muy diferente del de la antropologa acadmica. Gramsci no era antroplogo, era ante todo un activista poltico cuyo principal objetivo era un cambio pol- tico en Italia. Antes de ser encarcelado por el rgimen fascista de Mussolini, fue uno de los dirigentes del partido corr.1:1:-1.-~~!!!-italiano. - Intentaba dara,~onocer los muaos"'Ti:Ur3les- delos que l llamaba

    ., _;.:__ -19 Introducc10n

    ,,

    3. Time and the Other, de Fabian, 1983, es una crtica bien fundamentada y lcida.

    objetivo inicial tena sin duda su lado oscuro, y que el afn de cono- cimiento siempre apareca asociado a un deseo 'de control, la antro- pologa puede considerarse una de las poqusimas disciplinas que se ha tomado siempre muy en serio los mundos sociales distintos.de.los de ese Occidente triunfante, y ha intentado, aunque numerosas veces sin xito, comprender esos otros mundos en sus propios trminos. En los ltimos aos se ha criticado con bastante frecuencia y con ra- zn el tratamiento dispensado a muchas sociedades por lo general co- . Ionizadas. Es cierto, por ejemplo, como dice Johannes Fabian, que hubo histricamente una marcada tendencia en antropologa a regs- trar las diferencias de organizacin social en trminos de un vasto

    mudeio-evti:rcionistaque dentcaba, por ejemplo, aloscazadoresy recolectores existentes en el mundo contemporneo como represen- tantes del pasado de la humanidad.3 Sin embargo, y pese a ese defec- to inicial, el intento de ver el mundo desde puntos de vista distintos de la racionalidad capitalista occidental me parece una de las princi- pales contribuciones de la antropologa como disciplina. Por ejemplo, liberada de las tesis evolucionistas, podra ofrecer una perspectiva in- teresante desde la que examinar las certezas y los postulados hegem- nicos (para usar el trmino gramsciano) sobre el hoy llamado mundo globalizado. Con excesiva frecuencia el trmino globalizacin pa- rece contener la presuncin de que el capitalismo y la democracia, tal como se han desarrollado en algunas sociedades del Norte, represen- tan un telos al que aspiran (o deberan aspirar) todas las sociedades humanas del mundo.

    La definicin que hace la antropologa de su objeto de estudio como la elucidacin de otros mundos est asociada histricamente a dos poderosas tendencias: la primera, la tendencia a ver esos mun- dos como _!Q.tal-idaEles-aeotadas que, podan percibirse como entidades aisladas de los grandes contextos polticos, econmicos y sociales, como en el caso de muchos contactos coloniales, en los que estaban inmersos; y la segunda.Ja tendencia a admirarlos e incluso a ideali- zarlos. Ambas tendencias no son sino la otra cara de la insistencia en tomar en serio a esos mundos no occidentales y no capitalistas, y a no juzgarlos solamente en funcin de la ausencia de formas occidentales reconocibles de organizacin social. Como deca Malinowski en la

    18 Gramsci, cultura y antropologa

  • 4. El trmino preferido actualmente para referirse al Tercer Mundo o mundo en vas de desarrollo.

    terpretaciones sociales locales y muchas veces provincianas en des- cripciones analticas de ese mundo ms amplio en que viven como intelectuales profesionales? Naturalmente no hay una respuesta sim- ple a.esta pregunta: todo depende del contexto. En mi opinin, t ut- _ lidad de Gramsci a este respecto radica en su conviccin de que la cuestin principal en ltima instancia es la. del poder: quin detenta el poder y qui!J: no, quin es el opresor y quin e1primido, y cu- les son las especificidades de las .relaciones-de opresin. Si quere] mos saber cmo funciona el poder en una pequea comunidad rura~ de Cerdea, por ejemplo, es preciso conocer lasferzas que vincula~ a Cerdea y a la propiaItalia a entidades e. conmicas y polticas su~I. periores, y cmo los individuos viven y denotan las realidades de~ poder en el seno de la propia comunidad. Para Gramsci, t.!Lel cono- ~ .1o~1_ui.eLg.l>9filaerrs:iS"nii5SSopertinete.s p~rque rus 1,d.0s.-no~pue.den.producir-discursos-polticos-efectivos-yplausibles: y en tanto que militante cpp:.p~QW~tlQ, sinl!1Js rltmo.son.las.vi- sfo'_~JiLm@49-~;fa~~sd~- movili~m::"JQs .. oprmidos-para.snperar j:~~pr-esi

  • Los dos captulos de la Primera parte se dedican al contexto. En el cap- tul o 2 se hace un esbozo de la. vida .de Gramsci.y.se analiza la relacin en- tre su vida y sus obras y la naturaleza profundamente poltica de su pro- yecto intelectual en los cuadernos de la crcel. Gramsci, que escribe desde su celda, tal vez puede parecer desvinculado de la vida poltica ac- tiva; sin embargo, para. l su trabajo intelectual y sus escritos de la crcel eran una maneta de seguir implicndose en los acontecimientos polticos de su poca.Mediante sus notas pretenda ofrecerun anlisis riguroso de la desigualdad y de la injusticia que l crea indisociable de la lucha por la transformacin social; las sociedades slo pueden transformarse si se las conoce. El captulo 3 se centra en el concepto de cultura en la an- tropologa. Pero tambin aviso que mi anlisis es sumamente parcial Y limitado. Tan slo pretendo llamada atencin sobre algunos postulados acerca del carcter de la cultura y de las culturas, asociados a la historia de la emergencia de la antropologa comodsciplina, y que han desem- peado un papel determinante en la forma en que muchos antroplgos (aunque no todosjhan abordado los temas de cultura. Y'aunque ese en- foque de los temas de cultura por parte de los antroplogos haya cam- biado en los ltimos aos, y muchos afirmaran que esos postulados per- tenecen al pasado de la disciplina y no a su prctica actual, yo creo que sobre el trabajo de los antroplogos contemporneos siguen planeando fragmentos de esas antiguas concepciones de la cultura,

    Los trescaptulos de la Segunda parte tratan d poner de mani- fiesto la nocin bien distinta de cultura que tiene Gramsci y su indiso- ciabilidad de 'la nocin de Clase. Y para ello he intentado servirme, en la medida de lo posible, delas propias palabras de Gramsci, median- te la iclusin de extractos relativamente extensos de sus escritos; de hecho, los captulos se presentan como una especie de lectura comen- tada con citas de Gramsci organizadas temticamente. Los tres ejes temticos de los tres captulos son: la cultura y la historia; la cultura subalterna; y los intelectuales y la produccin de cultura. A lo largo del libro, pero sobre todo en estos captulos, he reducido deliberada- mente al mnimo las notas a pie de pgina, con la idea de mantener al lector centrado en lo que el propio Gtamsci tiene que decir y no en los comentarios y debates de los estudiosos de Gramsci. Y para que el lec- tor fije su atencin en la idea de cultura del propio Gramsci, tambin

    Organizacin del libro des del Sur siempre habr quienes afirmen que su sociedad necesita modernizarse y abandonar las viejas tradiciones; sin embargo, para otros la modernidad es un falso dios en cuyo nombre se abando- na la autntica tradicin y, por lo tanto, hay que volver a ella. Pero muchos intelectuales y no intelectuales del Norte y del Sur estaran de acuerdo en que interpretar el mundo contemporneo supone com- prender esa oposicin bsica entre la tradicin y la modernidad. En la antropologa, que siempre se ha enorgullecido de su inters por las descripciones que hacen las propias gentes de su mundo, el hecho de que esta oposicin est en boca de la misma gente que el antrop- logo pretende conocer tiende a legitimarla. Pero el hecho de que los miemoros-ae unasoCiEdad dada utilicen estas categoras en la elabo- racin de sus descripciones de su propio mundo significa necesa- riamente que esta es efectivamente la mejor manera de nombrar o que ocurre? Hay muchos elementos en Gramsci que pueden ayudar- nos como antroplogos a reflexionar sobre estetema concreto.

    En calidad de antroploga estoy convencidade que la disciplina ha acumulado experiencias y conocimientos importantes a lo larg de su historia, aunque algunas de esas experiencias sigan asociadas a le- gados menos tiles. En suma, si sugiero a los antroplogos una lectu- ra de Gramsci es porque puede ayudarnos a librarnos de ciertos baga- jes intiles que acompaan, a menudo de forma sutil e implcita, al concepto antropolgico de cultura, y tambin por cuanto apunta for- mas potencialmente productivas, a partir de nuestra experiencia corno disciplina, de pensar la cultura y la clase. Gramsci nos sugiere, me- diante percepciones sugerentes y a veces provocativas, cmo repen- sar todo el complejo ~b.ito _Qtl.a..c.ultur-a:,..la..Qla,~~.Y la. de~gal_c:lac!. El !'..~~.2!_g_e.1~nfoque..gramsciau_Q,te~i

  • 5. Al igual que muchos otros autores que escriben sobre Gramsci en ingls, me he basado en las traducciones inglesas de los escritos de Gramsci. No quedan apenas es- critos de Gramsci que no estn traducidos al ingls, Para aquellos lectores interesados en los debates italianos sobre Gramsci, hay una serie de volmenes editados por Mar- tn James (2201), en Routledge, que ofrece una amplia seleccin de ensayos de auto- res italianos anteriormente no traducidos sobre Gramsci.

    CONTEXTOS -PRIMERA PARTE he evitado al mximo en estos captulos referirme a las diferencias que

    existen entre su enfoque y las concepciones de los antroplogos al res- pecto, dejando el tema para el captulo final.Espero que con estaintro-. duccin estructurada a los escritos de Gramsci, y una generosa exposi- cin de sus propios textos, el lector interesado, aunque no comulgue con algunas de mis lecturas de Gramsci, d un paso ms y lea: las hoy numerosas ediciones y antologas de sus obras actualmente disponi- bles.' En la bibliografa se ofrece una relacin completa.

    En el captulo final analizo la utilizacin que han hecho los an- troplogos de 'Gramsci, su aparicin como interlocutor antropolgico y el interesante rol de Marxismo y literatura de Williams en este pro-

    -cesorLuegrr pasrra-examnar la teorizacin de la cultura y la clase en la obra de Eric Wolf, un antroplogo decisivo en el renovado inters de la disciplina por la economa poltica. Por ltimo, mencio_no la uti- lizacin recientede Gramsci por parte de dos antroplogos, Matthew Gutmann y Roger Keesing. En el fondo, este captulo no pretende sino proponer una reflexionar sobre el necesario acercamiento entre los antroplogos y este terico diffcil pero tambin fascinante; es de- cir, cmo conocer mejor a Gramsci y no slo citarlo.

    Termino esta introduccin con algunos agradecimientos. Prime- ro y ante todo quiero dar las gracias a Joseph Buttigieg: fue l quien sugiri la idea de un libro sobre Gramsci y la antropologa, y su apo- yo ha sido decisivo en toda la gestacin del libro. Tanto l como. Frank Rosengarten leyeron el manuscrito; sus profundos conoci- mientos de Gramsci y su obra me han sido de gran ayuda. Los antro- plogos Shirley Lindenbaum, Steven Striffler, 'Michael Blim ySteven Caton tambin leyeron el manuscrito y me hicieron sugerencias muy tiles. Asimismo fueron de gran ayuda los comentarios de Bruce Knauft y de otro lector, annimo, que leyeron el manuscrito para laUniversity of California Press . .La City University ofNew York me concedi una beca PSC-CUNY.que me garantiz un tiempo precioso para trabajar en el proyecto.

    24------~-------- Gramsci, cultura y antropologa

  • i.: Para quienes deseen una explicacin ms completa existen tres biografas ex- haustivas de Gramsci, la de Giuseppe Fiori (1965), la de lastair Davidson (1977) Y la de Dante Germino (1990). La de Fiori, Antonio Gramsci: Life of a Revolutionary, primera edicin italiana en 1965, es una obra sencilla basada sobre todo en los re- cuerdos de quienes conocieron a Gramsci. La de Davidson, Antonio Gramsci: To- wards an Intellectual Biography, explora con gran detalle la evolucin intelectual Y poltica de Gramsci .y su lugar en la historia del comunismo italiano. Incluye tambin un relato de la infancia de Gramsci en Cerdea. El libro de Germino, Antonio Grams- ci: Architect of a New Politics, trata sobre todo del joven Gramsci y de sus escritos an- teriores a su encarcelamiento.

    Este captulo esboza algunos de los principales perfiles del paisaje poltico e intelectual que enmarcan la vida y la obra de Gramsci. Gramsci, como todos los tericos, fue el producto de un tiempo Y de un espacio concretos; y sus escritos son indisociables de ese momen- to histrico. Si su obra ha ge ser: relevante y til para los at).troplogos que estudian distintos tiempos y espacios, es preciso desenredar al- gunoshilos y analizar su relacin con el contexto intelectual y polti- co en que vivi y trabaj. Tambin es importante analizar qu clase de terico- era y la forma que adoptaron sus escritos. Por ejemplo, por qu son tan fragmentarios los cuadernos de la crcel? Se debi simplemente a las limitaciones que supona escribirlos en una crcel fascista o haba razones ms profundas relacionadas con el carcter de su proyecto intelectual? Pero empecemos con un breve relato de su vida 1 y del lugar q11-e ocupa en la historia italiana.

    No creo que sea difcil encontrar magnficas frmulas para la vida, pero es difcil vivir (PLII, p. 33).

    2. Vid~ y obra de Gramsci

  • 2. Frank Rosengarten, el editor de las cartas de la crcel de Gramsci, lo expresa as: [Croce] era para Gramsci lo que Hegel fue para Marx, un exponente y un sistemati- zador del pensamiento idealista a partir del cual Gramsci desarroll los rasgos bsicos de su propia concepcin histrico-materialista de la vida (PLI, p. 85).

    Cuando escribe a su madre poco despus de su arresto, Gramsci dice que-el hecho de haber conocido la pobreza y la vida dura de nio, como era su caso, tena sin duda sus ventajas. Tema que las cmodas circunstancias que envolvan la vida de su sobrina, Edmea, podan acabar creando en ella una cierta b~r-a-y un cierto sentimentalis- mo muy poco recomendables en estos tiempos de hierro y de fuego en que vivimos (PLI, p. 77). La poca de Gramsci era ciertamente de hierro y de fuego.

    Antonio Gramsci naci en 1891, en Cerdea. Fue el cuarto de -- - - los s1etehi]os--de un-funcionario menor. Siempre fue un nio frgil, y

    seguramente debido a la enfermedad de Pott (tuberculosis de las vr- tebras), creci jorobado. Su altura de adulto rondaba el metro cin- cuenta. Al cumplir los siete aos su padre se mezcl en intrigas pol- ticas locales y estuvo en la crcel por desfalco durante casi cinco aos. La familia acab en la pobreza y, una vez terminada la escuela elemental, el frgil Gramsci de nueve aos tuvo que trabajar para ayudar a redondear los ingresos familiares. Dos aosms tarde logr. acabar su escolarizacin, pero la economa de la familia sera preca- ria durante toda su adolescencia. Su padre sali de la crcel comple- tamente roto, y tras su terrible experiencia slo trabajaba espordica- mente; ms tarde Gramsci recordara el dursimo trabajo y la absoluta dedicacin desu madre a la familia. En 1911, Gramsci obtuvo una pequea beca para ir a la Universidad de Turn, el corazn de la in- dustria automovilstica 'italiana en rpida expansin. Aparte de unas

    41> pocas visitas para ver a su familia, nunca volvera a Cerdea. La familia de Gramsci tal vezfuera pobre durante su adolscen-

    cia, pero su origen no era campesino. Por parte de padre proceda del estrato social que deparaba pequeos funcionarios estatales. La fami- lia de su madre era de una esfera social algo inferior, perorazonable- mente prspera, y ella, a. diferencia de Ia mayora de las mujeres sar- das de la poca, era cultay asidua lectora. La venta de una pequea parcela de tierra que haba heredado fue crucial para la supervivencia de la familia durante sus aos ms duros.

    Pero de nio Gramsci conoci y vivi muy d cerca la vida cam- pesina, y en su vida adulta, seguramente gracias a sus experiencias anteriores, mostr una actitud clara y nada idealizada hacia aquellas

    realidades que le vacunaron contra toda idealizacin y toda demoni- zacin. Un compaero suyo de clase del liceo de Cagliari (la mayor ciudad de Cerdea), donde estudi durante un par de.aos antes de irse a Turn, recordaba su irritacin contra los auto5-elsardos que id_e:: alizaban su patria chica .. Deca que Cerdea na'era en absoluto un paisaje de casc~~as, cabras, v~ndettas y ~rslorando por sus hij~s muertos. Tambin eran los romeros trabajando a muchos metros bajo tierra para el capital belga, a cambi: no de hospitales, escuelas o mantas, sino de la amenaza de una i,rttervencin militar en cuanto osa- ban reclamar algo (Fiori, l 990, p/ 56). Antes de abandonar Cerdea, Gramsci ya haba empezado a lettrlas publicaciones socialistas que le~ pasaba su hermano mayor Gennaro, Tambin haba empezado a leer al filsofo neohegeliano Benedetto Croce, uno de los intelectuales italianos ms influyentes del ~gii:'t~y;obra ejerci una profun- da influencia en el joven Gramsci. Ms tarde, cuando conoci mejor las ideas de Marx, Gramsci sera cada vez ms crtico con Croce, pero para l nunca dej de ser el filsofo italiano ms importante de su poca; y muchas veceslos cuadernos de la crcel de Gramsci son de hecho un debate explcito o implcito con Croce y el idealismo ero- ceano.'

    Una vez en Turn, Gramsci se fue implicando cada vez ms en la actividad poltica socialista y empez a escribir en diversos peridicos socilistas. Como la beca universitaria que le haban concedido era pre- caria tuvo que alquilar las habitaciones ms baratas, muchas veces sin estufa, y limitarse a una dieta sumamente magra; Dada su precaria sa~ lud, los efectos de aquellas mseras condiciones de vida fueron espe- cialmente graves en el caso de Gramsci. Durante toda su vida su mala salud fue notoria y las crisisrecurrentes. Peto los rigores de su infancia y su frrea determinacin haban creado en l hbitos de trabajo que le permitieron seguir adelante aunque estuviera enfermo hasta que, lleva- do ms all de sus lmites; su cuerpo sencillamente no aguant.

    La vida acadmica de Gramsci acab dedicada al estudio de la lengua y la literatur~,,Y-el enfoque analtico que aflora en los cua- ..,,.,..,._.,.,,.. __ , ,,~

    Tiempos de hierro y de fuego

    Vida y obra de Gramsci ------------------ 29 28 ------------~---------Contextos.

  • demos de la crcel siempre qued profundamente marcado por su formacin filolgica. 3 Pero, aunque Gramsci . nunca abandon su: fascinacin por la lengua, su militancia poltica fue desplazando poco a poco su trabajo acadmico. En 1916 ya haba abandonado sus estudios de licenciatura para dedicarse por entero a la poltica. Tam- bin escriba una columna regular para el peridico socialista Avan'... ti!, y enviaba contribuciones regulares a revistas de teatro; durante toda su vida sigui fascinado por la literatura, en todas sus formas. En 1917, en vsperas de una infructuosa insurreccin en Turn y tras el consiguiente arresto dela mayora de los principales izquierdis- tas, Gramsc se convirti en secretado de la seccin del partido

    ~ sociaJistaTtaiiano-deTurfa (PSI) y en editor del peridico socialis-. ta Il Grido del Popolo. Como tantos otros izquierdistas europeos, Gramsci y sus camaradas italianos se vieron atrapados en el torbe- llino de la Revolucin rusa y lo que pareca una marea revoluciona- ria imparable en todo el continente europeo. En 1919, cuando Il Grido del Popolo ya haba dejado de publicarse, Gramsci y algunos socialistas de sus mismas ideas, Angelo Tasca, UmbertoTerracini y . . . . \ Palmiro Togliatti (todos ellos futuros lderes del partido comunista italiano), fundaron L'Ordine Nuovo, subtitulndolo Revista de Cultura Socialista. Pero un ao ms tarde L'Ordine Nuovo ya era mucho ms que eso; se haba convertido en 1a publicacin del 'mo- vimiento de los consejos de fbrica de Turn. Aquel movimiento consideraba los consejos de fbrica, con su base en las gigantescas plantas de la Fiat, como un potencialequivalente de los soviets (las organizaciones de obreros y soldados que dieron nombre a la Unin Sovitica) considerados la base de la nueva Rusia revolucionaria. Los aos 1919 y 1920 enTiirn fueron aos de una Iuchapica en- tre la direccin de la Fiat y sus trabajadores, con un~~--4~-~ m~.i..9:.~-1 os ..Q.ln:.e.r.o.&-metali;g-icos~:)'~~1a~.Qe11paein--de-las..fbricas, y una huelga generalde diez das en todo Turn contra la que el Esta- do respo-cti~~n ~n;d~;;-;t~ac=masVa 'de fuerza. El resultado fue una aplastante derrota de los obreros turineses y de sus consejos de fbrica, y la consolidacin del poder de la direccin de la Fiat. Las razones de aquella derrota, y la posibilidad de que una estrate-

    gia poltica distinta por parte de los socialistas de Turn habra po- dido evitarla, es una de las cuestiones que influyeron en el proyecto intelectual de Gramsci en sus cuadernos de la crcel.

    A principios de 192J,lEn octubre de 1922~ estan.G...o.c-Gramsci-en.Mo"s.Q.iJ, Mussolini y los fascist~~~al _p:Qd:~~~;taliatras"escenif'iar 1f!Iam:a

  • clnica Quisisana de Roma pocos das despus de suliberacin for- mal, a causa de una hemorragia cerebral. Junto a l estaba su cuada, Tatiana Schucht, que haba sido su principal apoyo durante sus aos de crcel. Su esposa, cuya salud era tambin bastante frgil, haba permanecido en Mosc con sus hijos durante todo su encarcelamien- to. Era Tatiana quien enviaba a Gramsci los cuadernos en los que Gramsci escriba. Era ella tambin quien le provea de todas las pe- queas cosas agradables autorizadas por las autoridades de la crcel; hecho que a veces provocaba discusiones entre Tatiana y Gramsci cuando l consideraba que ella haba sobrepasado el lmite de lo per- mitido a un prisionero. Gramsci se mostraba categrico cuando afir- maba que a sus carceleros no les pedira ningn favor especial, pero con idntica firmeza insista en lo que l consideraba eran sus dere- chos como prisionero segn el cdigo penal. Gramsci sigui traba- jando en sus cuadernos hasta mediados de 1935, cuando su salud se deterior hasta tal punto que ya le fue imposible escribir. Fue Tatiana quien, junto con su ltimo compaero de celda, se asegur que los cuadernos de la crcel salieran camuflados de la crcel cuando le acompaaba a las diversas clnicas, y trasladados posteriormente a Mosc para su salvaguardia.

    Para entender el proyecto de Gramsci de los cuadernos de la crcel no hay que perder de vista el compromiso.PJtico.del que ~i:gn..~das. circunstancias-en-las-que fueroiescritos. Eran sobre todo una intervencin, la nica posible para Gramsci en la celda, en lo que l consideraba la lucha fundamental entre los intereses del capital y los intereses de los oprimidos por ei Orden capitalista do- minante. El poder poda adoptar la forma del puo de hierro de los fascistas de Mussolini o la de la mano educada y enguantada de la democracia burguesa, pero ambas eran formas del poder capitalis- ta. En este captulo se sealan algunos de los trazos bsicos del pro- yecto intelectual global de los cuadernos de la crcel, atendiendo a la relacin de Gramsci con el marxismo, su actividad como terico y por qu los cuadernos de la crcel adoptaron la forma que adopta- ron.

    junto con otros veintin dirigentes del PCI. El resultado del juicio nunca se puso en duda; Mussolini esta.ba . .deGidido.A~ncia:L.LECI y todas las personas inculpadas saban que les esperaban largas senten- cias de crcel. Durante el juicio, en su famosa alocucin el.fiscal.re- clam que, en el caso de Gramsci, tenemos que impedir que este ce- rebro funcione durante veinte aos. Gramsci fue condenado a una de las sentencias ms largas: 20 aos, 4 meses y 5 das.

    Gramsci ya haba aceptado haca tiempo que estaba inmerso en: una guerra; un bando representaba los intereses del capital y a los fascistas, el otro bando los intereses de los subordinados y los su-

    _____ b.alten1..Qs. I.Il1Q_in haba aceptado la posibilidad de que l mismo acabara siendo una vctima de esa guerra. Como le dice a su madre mientras esperaba el juicio: Piensa que ahora har unos diez aos que estoy en una atmsfera de lucha y que me he templado lo sufi- ciente: me hubieran podido matar una docena de veces, pero, como ves, sigo vivo: es algo en s mismo de un valor incalculable (PLI, p. 116). Sin embargo, aunque Mussolini haba logrado confinarlo en prisin, Gramsci estaba decidido, en la medida de lo posible, a utili- zar el tiempo de modo productivo y a estudiar; la crcel no impedira que su cerebro siguiera trabajando. La primera carta de la coleccin en dos volmenes de sus cartas de la crcel se la dirige a su casera. Tras disculparse por las molestias y los perjuicios que le haba cau- sado, lo primero que Gramsci le pide es que le enve su ropa interior; luego, dedicndole mucho ms espacio, detalla los libros que quiere que le enve. Durante sus largos aos de crcel consigui hacerse con todos los libros no prohibidos por las autoridades penitenciarias (por ejemplo, no se autorizaba nada de Marx y Engels) gracias ala gene- rosidad de Piero Sraffa. Sraffa, un economista italiano que march a la Gran Bretaa en1927, dispuso para Gramsciuna cuenta con un li- brero milans que l pagaba. Para Gramsci, obtener permiso para escribir en su celda fue ms difcil, y slo en enero de 1929 logr fi- nalmente esa autorizacin y pudo empezar lo que seran sus cuader- nos de la crcel.

    El rgimen penitenciario min la salud de Gramsci, siempre pre- caria, y cuando fue liberado en abril de 1937, a raz de una campaa internacional a su favor y tras conseguir una ligera reduccin de la pena gracias a varias amnistas, ya estaba al borde de la muerte. Des- de la prisin ya haba sido trasladado a varias clnicas y muri en la

    Vida y obra de Gramsci -----------------~ 33 32 Contextos

  • 5. Anne Showstack Sassoon examina de manera harto interesante este aspecto de la estratezia analtica de Gramsci en Gramsci's Subversin of the Language of Poli- tics (Sassoon, 2000). 6. Vase PNI, pp. 9-11, para el anlisis de Buttigieg de la carta donde figura el fr ewig.

    4. La experiencia en la que se basa la filosofa de la praxis no se puede esquemati- zar; es la historia en toda su infinita variedad y multiplicidad (SPN, p. 428).

    Pocos meses despus de su arresto y encarcelamiento, y mucho antes de obtener autorizacin para escribir en su celda, Gramsci escribi una carta aTatiana en la que esbozaba su plan provisional de los es- tudios que pensaba realizar: Estoy obsesionado, dice, parafrasean- do irnicamente a Goethe, por la siguiente idea: que habra que ha- cer algo "fr ewig" [duradero, para la eternidad] ... querra ocuparme intensa y sistemticamente; siguiendo unplan previo, de algn tema que me absorbiera y centrara mi vida interior (PLI, p. 83). Y luego mencionaba cuatro temas de estudio: los intelectuales italianos, Ia

    ~-lingstica-comparada; Pirandello y la novela por entregas y el gusto popular en literatura. Los cuatro temas presentaban un elemento ho- mogneo, el esprit~9!~-.ti..v.o_deLpueblo;en~s1lsruversasfZes"')'~gra- dos-de.desarrotrr-r (PLI, p. 84). Si bienlos cuadernos de la crcel analizan muchos otros temas, y el estudio de Pirandello nunca lleg a materializarse, en todos los cuadernos aflora un inters por el esp- ritu creativo del pueblo, esto es, por el modo en que el pueblo italia- no (los intelectuales y la masa del pueblo); en diferentes momentos y lugares, ha entendido e imaginado las circunstancias en que viven, y el papel de esos imaginarios en la historia italiana.

    Lo que Gramsci plantea en este esbozo preliminar de sus estudios en la crcel es de hecho y sobre todo un proyecto cultural, siempre y cuando entendamos la cultura en un sentido amplio. El inters de Gramsci por las cuestiones culturales est presente incluso en sus pri- meros escritos. Segn Buttigieg, el inters del grupo deL'Ordine Nuo- vo por los asuntos culturales (recurdese que L 'Ordine Nuovo se auto- defina cmo Revista de Cultura Socialista) se deba en gran medida a la influencia de Gramsci. En varios captulos analizo el concepto de cultura y algunos de sus muchos y distintos significados, y examino el uso que hace Gramsci de este complejo y resbaladizo concepto. Pero an- tes es preciso hacerse una idea de la clase de pensador que era Gramsci, y de su manera de abordar las cuestiones que ms le interesaban.

    Un buen punto de partida es el inters de Gramsci por hacer algo fr ewig. No es extrao que este comprometido militante poltico .:;.........,.- .......... ,...,.,..,.....__._..-...e.....,,.

    describa, aunque sea entre comillas, sus planes de estudio sirvindo- se de la nocin de Goethe de investigacin desinteresada y fr ewig? Lo que aqu resulta relevante es la profunda conviccin de Gramsci de que por mucho que un terico desee romper con el pasa- do y con las viejas ideas y los viejos lenguajes, lo nuevo es siempre , una respuesta al pasado y sigue vinculado al pasado. Paradjicamen- , .. :tJi'.;t te, lo nuev2.i_por nu_y_,reygJ.:g!9~_l!tiq_ql,!-~ .. sea; QeQe expresarse (si .. g;f"~~; " quiere ~nteligible), al m~~~~j!J~E.!.;i;!m~Rt~, .. ~.!f-3,-~:'..~~-~~l.~~~~~~t:X.~.. -~ de los conc~~!,9;~~~~!il!t.~L Gramsci, sien:ipre atento a que su~ 1d~as fuer'f'CCSibles, sola adoptar la estrategia de valerse de un termmo existente para forzar al mximo e incluso subvertir su significado. Gramsci, por as decir, limpia de broza el lenguaje, para recrear una de las metforas de Walter Benjamin.5 De un modo ms irnico aunque similar, utiliza deliberadamente una expresin de Goethe, fr ewig, repleta de asociaciones con el idealismo alemn que Gramsci, como Marx, rechazaba, y le da la vuelta de tal forma que, de hecho, cuestiona la posibilidad misma de' un estudio noble y desinte- resado ms all del contaminado mundo de fa poltica;

    Pero con la expresin fr ewig . Gramsci tambin llama la atencin sobre una importante distincin entre sus escritos periods- ticos anteriores a su encarcelamiento, segun l escritos pata el da, como le dice a Tatiana en otra carta posterior (PLII, p. 66), y sus es- tudios ms profundos, exhaustivos. La diferencia estaba entre escri- bir artculos a menudo polmicos en el contexto de las luchas del da a da en el seno del partido socialista, luego el partido comunista, am- bos divididos parlas discusiones casi siempre cidas sobre la estrate- gia y la tctica,' y la indagacin, menos perentoria, de temas desde una perspectva ms amplia y en 'general ms erudita propiciada por su aislamiento en laprisin.6 Gramsci siempre fue muy conscien- te de la gran diferencia existente entre el anlisis que busca un mejor conocimiento fundamental, terico de las realidades polticas, socia- les y econmicas (a menudo del pasado, lo cual permite el lujo de la retrospeccin), ba.a.d._o_e..n..una,r:igw:Qs..ainY~~Ji.ge.~i.n,.yeI anlisis es-

    La historia en toda su infinita variedad y multiplicidad4

    Vida y obra de Gramsci 35 34 --------''----------------Contextos

  • 7. Esta tesis se desarrolla de forma convincente en la Introduccin a la e~}cin com- pleta alemana de los cuadernos de la crcel (Haug et al., 1994). Esta seccin de la In- troduccin ha sido publicada en una traduccin inglesa en Haug (2000).

    En su forma ms difundida de supersticin econoinicista, la filosofa de la praxis pierde gran parte de sus posibilidades de expansin cultu- ral en la esfera superior del grupo intelectual, mientras que las gana en-

    'ti' ~~~ .J \~ Gramsci, el problema que haba que estudiar era precisamen:e la pro- ;..., .. ~;: pa relacin, y la pregunta fundamental es, a su juicio, cmo_ surge-el ~ . , movimiento histrico en la ~~.estrl!_Ct_t:i~ Este es el quid de to- ..

  • Para aprehender la esencia de lo que Gramsci entiende por orgni- co conviene recordar su formacin filolgica y el significado de or- gnico en filologa: ~_EtenecL~E:!
  • 8. Hegemony. and Power: On the Relation between Gramsci and Machiavelli, de Benedetto Fontana, es una excelente indagacin sobre Gramsci y Maquiavelo,

    Otra forma dedescribir esa transformacin de las ideas y creencias en fuerzas materiales capaces de actuar en la historia es su difusin ms all de un grupo limitado de intelectuales; hasta que esas ideas y creencias acaban formando parte de una cultura general.

    El propio Gramsci estaba inmerso en la vasta cultura marxista de su poca, y como toda cultura, sta en particular posea sus propias- formas 'de expresin y su propio lxico. Comprender lo que el~~~- .. cepto de cultur~_n,,g.eneraLsignifiGaba-par-a-Gramsei-impliea-su:m:-cr-" girse, al meno~!1Jlar1e,.en,,s&'paisajt?ill1dectua}general:-Por esa ra- z-en-efp~~;ente libro utilizo a veces de forma deliberada lo que podra parecerles a algunos lectores un lenguaje marxista algo tras- nochado, precisamente porque forma parte de ese paisaje intelectual que Gramsci teoriz y describi.

    Ahora quisiera volver al punto mencionado antes acerca de desbrozar el lenguaje contra el grano de Gramsci. En mi opinin, uno delos aspectos ms interesantes del enfoque de Gramsci del an-

    En realidad slo la lucha se puede prever cientficamente, pero no los momentos concretos de esa lucha, que slo pueden ser el resultado de fuerzas opuestas en continuo movimiento ... En realidad se puede prever el alcance de nuestras acciones, el alcance de la aplicacin de

    Este sentido de la historia como abanico de posibilidades explica la importancia que Grarrisci conceda tanto a las ideas como a la volun-. tad poltica. Transformar las posibilidades histricas en realidades exige el reconocimiento de estas posibilidades y su articulacin en forma de discursos convincentes capaces de movilizar grandes masas de gente y convencerles de que ciertas acciones no son slo posibles, sino tambin deseables, o inevitables, o la voluntad de Dios, o la l- gica de la historia, etc. Nada es inevitable en la historia:

    Todo filsofo est inevitablemente convencido de que expresa la uni- dad del espritu humano, es decir, la unidad de la historia y de la natu- raleza; de hecho, si no tuviesen tal conviccin los hombres no actua- ran, no crearan nueva historia, las filosofas no se podran convertir en ideologas y no podran asumir en la prctica la grantica compa- cidad fantica de las creencias populares, que adquieren la misma

    _energa que las fuerzas materiales (SPN, p. 404).

    Si una idea es compartida por suficiente gen~~-~~ .. .SQP:.YJ.~1tr;;-~Jma ------------=-=,,,,.--,.;~.-;;:., .. .,,...,,. ..... ,,,. ... ,, .. o; ,,,,,,,_-,,;.,

  • Para Gramsci, conceptos como proletariado, campesinado o nacin son siempre constructos prcticos que pueden ayudar al terico a comprender la realidad concreta, pero no las entidades existentes en esa realidad. Por ejemplo, hacia el principio de As- pectos de la cuestin meridional, que en esencia es una argumenta- cin en favor de la necesidad de una alianza entre los obreros y los campesinos, Gramsci insiste en que en Italia no existe el campesino,

    El hecho lingstico, como todo hecho histrico, no puede tener fron- teras nacionales estrictamente delimitadas ... la historia es siempre historia mundial y ... existen historias particulares slo en el marco de la historia mundial ... la lengua nacional es impensable fuera del marco de las lenguas que influyen en ella a travs de numerosos cana-

    En otra Nota sobre eltema de la lengua, Gramsci llama la atencin sobre el problema de las fronteras nacionales:

    Ms tarde, en los cuadernos de la crcel, Gramsci afirma que una de las principales contribuciones del marxismo como teora de la socie- dad es su rechazo de las abstracciones rimbombantes y, en ltima ins- tancia, vacas como el hombre en general.

    Se plantea el problema de si una verdad terica, cuyo descubrimiento corresponda a una prctica concreta, puede generalizarse y universali- zarse a toda una poca histrica. La prueba de su universalidad consis- te precisamente en 1) su capacidad de convertirse en un estmulo para conocer mejor la realidad concreta de una situacin distinta de la si- tuacin en que ha sido descubierta (esta es la principal medida de su fe-

    cunddad); 2) una vez estimulado y coadyuvado a ese conocimiento de la realidad concreta, su capacidad para incorporarse a esa misma reali- dad como si originalmente fuera una expresin de ella. En esta incor- poracin radica precisamente su universalidad real, y no slo en su co- herencia lgica o formal, o en el hecho de ser un instrumento polmico til para confundir al enemigo ... toda verdad, aunqe sea universal ... debe su .efectividad al hecho de venir expresada en el lenguaje adecua- do a las situaciones concretas. Si no puede expresarse en esos trminos especficos, es una abstraccin bizantina y escolstica, slo vlida para los demagogos (SPN, p. 201).

    La filosofa de la prxis es ... la plena consciencia de las contradiccio- nes, y gracias a ella el filsofo, entendido individualmente o como grupo social, no slo comprende las contradicciones, sino que se ve a s mismo como un elemento de la contradiccin y eleva este elemento a principio de conocimiento y, por lo tanto, de accin. El hombre en general, cualquiera que sea laforma en que se presente1 es negado y todos los conceptos dogmticamente unitarios se diluyen y se des- truyen en tanto que expresiones del concepto de hombre en general o de la naturaleza humana inmanente a todo hombre (SPN, pp. 404- 405).

    En su anlisis de la sociedad italiana y de la historia italiana contem- porneas, Gramsci siempre trata de comprender las realidades emp- ricas efectivas en toda su mutante confusin y de no encasillarlas en rgidos marcos tericos predeterminados. No es que Gramsci rechace la teora; l crea apasionadamente que aquellos que desean cambiar el mundo tienen que conocerlo y para ello la teora es necesaria. Lo que rechaza~.=~~~J~Qiffi..quese.haba .. separadoy-distarrciado~de::ra>::. rea1iai:a0creta de la histQQ-"real. En una Nota titulada Contra el bTzantirri;;;~::o~;;~t~i~~~;

    .)

    Por qu el sarcasmo barato de Carnillo Prampolini acerca de los in- trpretes del proletariado que son incapaces de hacerse entender por los proletarios? Porque Prampolini, con toda su buena intencin y sus

    --------regias-em:ffricas,-pensa en abstracciones. El proletariado es una cons- truccin prctica: en realidad lo que hay son proletarios individuales, ms o menos cultos, ms o menos equipados por la lucha de clases para comprender los conceptos socialistas ms sofisticados (SCW, p. 32).

    les difciles de controlar. (Quin puede controlar las innovaciones lin- gsticas que introducen los emigrantes que regresan, los viajeros, los lectores de peridicos y de lenguas extranjeros, los traductores, etc.?) (SCW, p. 181}.

    lisis de la sociedad es su forma de cuestionar y problematizar conti- nuamente conceptos amplios y abstractos tales como cultura, na- cin, Estado y democracia. Para Gramsci, el significado de es- tos conceptos siempre es contingente y depende del contexto en que se estn utilizando y de las preguntas concretas que se formulan. Ya era as en el joven Gramsci. En 1918, por ejemplo, escribe en uno de sus primeros artculos de prensa: .

    Vida y obra de Gramsci 43 42 -----------------------Contextos

  • Una vez obtenido-el permiso para escribir en la celda, Gramsci se puso de inmediato a trabajar intensamente en sus cuadernos, pese a su mala salud y a las frecuentes recadas. Cuando al final ya estaba de- masiado enfermo para continuar, haba dejado escritos ms de treinta cuadernos. Pero cuando escriba los cuadernos Gramsci no terminaba uno para pasar luego al siguiente, sino que utilizaba diferentes cua- dernos para trabajar sobre temas distintos y a menudo en ms de un cuaderno a la vez. Pero no siempre resulta evidente por qu una de- terminada Nota aparece en un cuaderno y no en otro. Son bsicamen- te una serie de notas, no un trabajo acabado, ni siquiera una recopila; cin de ensayos acabados. Como dice Buttigieg, todas las notas son provisionales, y es evidente que ninguna de las partes de los cuader- nos estaban destinadas (y mucho menos listas) para ser publicadas por su autor (PNI/p. X). Los cuadernos de la crcel son esencial- mente algo muy parecido a los fragmentos de un gran tapiz donde las distintas piezas parecen partes de un todo, pero sin que se advierta de inmediato cmo encajan unas con otras.

    Esa fragmentacin.es una de las razones (:le la dificultad de los cuadernos de la crcel. Es probablemente el motivo principal de que los antroplogos que utilizan los cuadernos tiendan a beber de fuentes secundarias, como Raymond Williams o Stuart Hall, en lugar de ir a los propios cuadernos. Una explicacin posible de esa frag- mentacin, segn algunos autores, seran las condiciones en que fue- ron escritos: escribir en una crcel fascista, teniendo que pedir a sus carceleros permiso cada vez que quera trabajar en un cuaderno, sa- biendo que cada pgina sera escrutada y tamponada por los censo- res de fa crcel; y dependiendo casi siempre de su memoria de las fuentes ms relevantes dada la imposibilidad de acceder a una bi- blioteca especializada, son factores que sin duda alguna habran obligado a Gramsci a limitarse arealizar tan slo una serie de notas provisionales.

    Sin duda hay algo de cierto en ello. Gramsci fue siempre un es- tudioso muy concienzudo. La educacin acadmica que haba recibi- do la haba logrado gracias al trabajo duro y senta un enorme respe- to por el trabajo minucioso del estudioso serio. En algunas cartas a

    _ Tatiana quiere distanciarse de sus primeros textos periodsticos, y en

    ... Algo "fr ewig" sino slo diferentes sectores del campesinado con sus propias histo- rias particulares que les han dado forma de muchas maneras. Afirma, por ejemplo, que la cuestin campesina en Italia est histricamen- te determinada; no es "la cuestin campesina y agraria en general", sino que en Italia la cuestin campesina, en virtud de la tradicin ita- liana concreta y del desarrollo concreto de la historia italiana, ha adoptado dos formas tpicas y particulares ... (SPWII, p. 443). Y ms adelante en ese mismo ensayo describe detalladamente el com- plicado entramado social de la Italia rural, un entramado que todo grupo poltico que pretenda movilizar a grupos especficos de cam- pesinos debe conocer.

    ~- -~--Bslcamente~ paraGrmsci,-fos fenmenos que dan pie a con- ceptos tericos tiles que, como l dice, son una expresin de aqullos no son nunca entidades acotadas de una forma simple o di- recta, sino que forman un conjunto de relaciones yuxtapuestas cuyos lmites varan segn el punto de vista que se adopte. Es importante que esto quede claro. Gramsci no crea en un mundo carente de es- tructura donde todo fluye sin cesar. El hecho de escribir sus cuader- nos como lo hizo, sentado en una celda fascista y con cada pgina su- jeta al sello del censor, no le impidi conocer la realidad de ciertas estructuras de poder. Como dice en Elementos de poltica, los pri- meros en ser olvidados son justamente los primeros elementos, las cosas ms elementales ... El primer elemento es que existen realmen- te gobernados y gobernantes, dirigentes y dirigidos (SPN, p. 144). Para Grasmci, entre los gobernados ylos dirigidos estaban los obreros (o proletarios) y los campesinos, y en determinados contex- tos considera que si es apropiado referirse al proletariado, o a los campesinos, como grupo. Acaba Aspectos de la cuestin meridio- nal, por ejemplo, de la manera siguiente: ... slo dos fuerzas socia- les son esencialmente nacionales y portadoras del futuro: el proleta- riado y los campesinos.

    Una vez esbozadas algunas de las grandes lneas del marxismo gramsciano, en la seccin final de este captulo quiero referirme a la forma de los cuadernos de la crcel. Qu tipo de texto acab Grams- ci por crear fr ewig?

    Vida y obra de Gramsci 45 44 -------.,.-----------------'---Contextos

  • como escribe en una Nota, no se puede separar la poltica y la eco- noma de la historia, incluso los aspectos especializados de la ciencia poltica, del arte y de la ciencia econmica ... lQ..f_Q.Qf.lJ!Qs"g~ner:les de la histori!~..PQJti~-)';"de.1 .. eJ;9ggmf.~ .. ~Y..~~!.~.~ .. ~?.~~~ .. l1!;1~~.~~,, .. .,.,,,, organc~-~;~; (SPN, p. 431). El pro:ecto.bsic
  • 9. Incluso los editores de Selectionsfrom the Prison Notebooks lamentan, por ejem- plo, que Gramsci no lograra dar con una nica concepcin plenamente satisfactoria de la "sociedad civil" o del Estado (SPN, p. 207). 10. Giulia Schucht tena muchos problemas de salud y su correspondencia con Gramsci fue bastante irregular, algo que angustiaba a Gramsci,

    En los cuadernos, Gramsci tuvo muchos nterlocutores. En sus escri- tos discuta,'cuestionaba, responda, etc., a un vsto elenco de perso- nas, desde los autores de artculos mediocres en peridicos y revistas a los que Gramsci poda acceder desde la crcel, hasta las grandes fi-

    Si le envas [a Giulia Schucht, la esposa de Gramscij'? tambin esta [carta], sabr de mi deseo, que expresa una autntica necesidad psico- lgica que no puede reprimir. Quiz sea porque toda mi formacin in- telectual ha sido de orden polmico; pensar incluso desinteresada- mente es difcil para m, es decir, estudiar por estudiar. Slo en muy contadas ocasiones me concentro en una lnea concreta de reflexiones y encuentro, por as decir, en las cosas mismas el inters suficiente para dedicarme a analizarlas. Por lo general, necesito empezar desde un punto de partida dialgico o dialctico, de lo contrario no Siento nin- g~ estmulo intelectual. Como te dije una vez, no me gusta dar palos de ciego; quiero sentir a un interlocutor o un adversario concreto ... (PLI, p. 369; la cursiva es ma).

    sotros, sus lectores, que sta no es su ltima palabra, que siempre po- dra decirse mucho ms, que vistas desde otro ngulo las cosas po- dran ser diferentes, etc. Esta flexibilidad hace que los cuadernos de la crcel sean, por un lado, difciles de encasillar definitivamep,te -1,gQ que ha frustrado a algunos autores-9 y, por otro, extraordinariamen- te ricos y sugerentes para quienes deseen inspirarse en Gramsci en di- ferentes lugares y momentos. Al mismo tiempo, la forma-de nota adoptada por Gramsci dificulta en extremo el compendio satisfacto- rio de los cuadernos. En ltima instancia, si se quiere comprender la esencia del proyecto de Gramsci en los cuadernos de la crcel, hay que leer los propios cuadernos.

    Una ltima caracterstica importante del estilo analtico de Grams- ci que quiero mencionar es su talante profundamente dialgico: Gramsci escribe como si participara en una perpetua conversacin. Se refiere a ello cuando habla de s mismo en una carta de 1930 a Ta- tiana:

    Vida y obra de Gramsci _,_ 49 r

    Con este tipo, muy frecuente, de advertencias parece que Gramsci trata no slo de tranquilizarse a s mismo, sino de recordamos a no-

    Revisa estas tesis. No olvides que, por lo general, todas estas notas son provisionales y que se han escrito tal como fluyen de la plu~a: hay que revisarlas y corregirlas con todo detalle porque sin duda contienen im- precisiones, anacronismos, enfoques equivocados, etc., que no impli- can un malhacer porque las notas tienen la sola funcin de rpidos me- moranda (citado en PNI, p. 33).

    Una forma de ver la serie de Notas que componen los cuadernos de la crcel es considerarlas como un medio para podersuperar sus es- crpulos metodolgicos. En todos los cuadernos encontramos co- mentarios como ste: .

    Aunque uno se limite a las lneas esenciales de la investigacin, sta no deja de ser un trabajo formidable. Hay que retroceder inevitablemente al Imperio romano y a la primera concentracin de intelectuales cos- mopolitas (imperiales) que produjo; y luego estudiar la formacin de la organizacin papal-cristiana que incorpora al legadodel cosmo- politismo intelectual imperial una forma de castas europea, etc. Slo as, en mi opinin, es posible explicar que slo despus del siglo xvm,

    ---- .es decr..tras el juicio de las primeras luchas jurisdiccionales entre la Iglesia y el Estado, puede hablarse realmente de intelectuales italianos nacionales; hasta entonces, los intelectuales italianos eran cosmopo- litas, realizaban una funcin universalista y anacional (tanto para la Iglesia como para el Imperio), ayudaban a organizar otros estados na- cionales en calidad de tcnicos o especialistas, ofrecan personal eje- cutivo a toda Europa, y no formaban una categora nacional, como un grupo especializado de clases nacionales. Como puedes ver, este tema podra ocupar toda una serie de ensayos, pero para ello hay que llevar a cabo una intensa investigacin acadmica. Y Io mismo puede decir- se de otros estudios. Tampoco debes olvidar que el hbito de la rigu- rosa disciplina filolgica que adquir durante mis aos de universidad quiz me haya dejado una dosis excesiva de escrpulos metodolgicos (PLII, p. 52).

    que le preocupaban. El ejemplo que Gramsci menciona son los inte- lectuales italianos, y como tales parte de su inters por el Estado y por el desarrollo histrico del pueblo italiano. Escribe:

    48 ---------.,.---------~----'---Contextos

  • - a de la cultura poltica inglesa, podr llamar a Egipto Prxi~o Orie~- ~~- De este modo, a travs del contenido ~stric~ que se ha ~do agluti- nando al trmino geogrfico, las expresi~nes onente ~ occidente han tenninado por indicar determinadas relaciones entre diversos comple- jos de civilizacin. Los italianos, por ejemp~o, habl~ ~ _me~~do de Marruecos como un pas oriental, para refenrse a la civilizacion mu- sulmana y rabe. Sin embargo, estas referencias son reales, correspon- den a hechos reales, permiten viajar por tierra y mar y ll~g~ a donde s_e quera ir precisamente, permiten prever el futu~o, obJetlv~ la reali- dad, comprender la objetividad del mundo exterior. Lo racional Y lo real se identifican (SPN, pp. 447-448).

    -~~~~~~~~~~~51 Vida y obra de Gramsci - r :c.-- - - ' - t . f

    Recurdese tambin el ejemplo que da Bertrand Russell en una de sus obras. Dice as, poco ms o menos: Sin la existencia del hombre en la Tierra no podemos pensar en la existencia de Londres y Edimburgo, pero podemos pensar en la existencia de dos puntos en el espacio don- de hoy se encuentran Londres y Edimburgo, uno al norte y otro al sur. Se puede objetar que sin pensar en la existencia del hombre no se pue- de pensar que se piensa, no se puede pensar en general en ningn he- cho o en ninguna relacin que slo existan cuando existe el hombre. Qu significara norte/sur, este/oeste sin el hombre? Son relaciones reales, pero no existiran sin el hombre y sin el desarrollo de la civili- zacin. Es evidente que el este y el oeste son construcciones arbitra- rias, convencionales, es decir, histricas, porque fuera de la historia real todo punto de la Tierra es este y oeste al mismo tiempo. Esto pue- de verse claramente por el hecho de que estos trminos han cristaliza- do no desde el punto de vista de un hipottico y melanclico hombre en general, sino desde el punto de vista de las clases cultas europeas que los han hecho aceptar por todos gracias a su hegemona mundial. Japn es el Extremo Oriente no slo para Europa, sino quiz tambin para el americano de California y para el mismo japons; ste, por la influen-

    guras intelectuales, como Croce. A veces este talante, y sobre todo el hecho de que Gramsci entablara estas conversaciones hace ms de se- senta aos y de que ms de un debate se haya perdido en las brumas de la historia, hace que la lectura de los cuadernos de la crcel sepa- rezca a la voz de slo un lado de una conversacin telefnica. Por lo tanto, cuando examino las disquisiciones gramscianas sobre la cul- tura trato de ofrecer informacin sobre algunos de sus interlocuto- res y adversarios ms relevantes.

    En este captulo me he referido al marxismo de Gramsci que, en mi opinin, subyacen en todo su discurso. Pero tambin he mencio-

    - n_~~-~q~e__el marxismo de Gramsci no es en absoluto rgido ni dogm- tico, sino un marxismo que contempla la totalidad del mbito de las ideas, creencias y discursos de forma general, no como meros epife- nmenos de la infraestructura econmica, sino como una parte inte- gral, o para usar el trmino de Gramsci, como una parte orgnica de aqulla. De modo que terminar este captulo reproduciendo un frag- mento .~e una Nota sobre la influencia de determinados conceptos so- bre la realidad. Esta Nota es tambin un buen ejemplo del estilo pol- mico de Gramsci. Su interlocutor es el filsofo Bertrand Russell:

    50 Contextos

  • $' Este captulo trata de la nocin de cultura en antropologa. Si noso- ~ d tros, los antroplogos, queremos servirnos de los escritos de Grams- z ci sobre la cultura, es importante que clarifiquemos no slo lo que ...,.., Gramsci quiere decir cuando habla de la cultura, sino tambin lo
  • Seguramente todos los antroplogos estaran de-acuerdo eri afirinar que la cultura ha sido uno de los conceptos centrales de la disciplina. En un ensayo muy citado, Descripcin densa: hacia una teora inter- L Vase el captulo 5, pp, 113-136, para un anlisis de la importante categora gramsciana del sentido comn.

    Una palabra complicada

    la antropologa contenga ese bagaje. Sin embargo, y ~ambian~o. de metforas, sigue habiendo fantasmas que an no han sido explicita- dos y ste captulo tratar precisamente de estos fantasmas.

    Para ilustrar algunas de las formas en que los tres post~ados ue he identificado sustentan algunos de los discursos o teoras an- q ' ' d tropolgicos dominantes ,relativos a la cultura, me he centra o _con-

    cretamente en tres antroplogos, ClLffor.d...G~.tb,.M~shaJl.Sahlia-s-y Sherry Q!!!lftJ:,Jie optado por ellos porque los tres se han ocupado prof~~a'"~ente de la cultura y los tres han elaborado interpretaciones muy influyentes del quehacer antropolgico. Si bien el significado de cultura en antropologa no se reduce al sentido que se le da en las obras de Geertz, Sahlins y Ortner -y aqu slo me baso en algunos de los textos de estos autores-, ellos articulan de un modo especialmente difano algunas corrientes de pensamiento predominantes en antro- pologa. Estos tres antroplogos representan adems dos generacio- nes de antroplogos. Geertz y Sahlins, nacidos en 1923 y en 1930 res- pectivamente, terminaron la carrera en los aos cincuenta, mientras que Ortner, nacida en 1941, y antigua discpula de Geertz, se gradu en los turbulentos aos sesenta. Me ocupo ms brevemente de algu- nos antroplogos britnicos, y utilizo un manual popular que consti- tuye una introduccin a la antropo!oga para los,.~!udiantes:

  • 3. El poder vinculado a la denotacin de la realidad social se analiza en Crehan, 1997a, pp. 30-35.

    una continua interaccin entre el contexto que da luz a los conceptos y en el que sern utilizados, y los significados r~lativamente estables

    ue adoptan con el tiempo, que tienen su propia fuerza. Esta fuerza q ib . t deriva del hecho de que los seres humanos percn en necesanamen e su mundo tal como los nombres o los conceptos que han heredado lo definen, no totalmente pero s en gran medida. 3

    i;....~_~labra ingle~~~ultur.~>.L~lP.-JW.Z.:}5,.~mQ..~~iJILP.P.m.hI:e..d.e.pro- cedi:mien.to: .~l~J!idado.:.-la..a-tenci'6rr-de-alg;-Msi-camen1e d~g!!!_~!yos 0 ~nimales (1983, p. 87; la cursiva es de Williams), un significado an hoy-~p~esente en palabras como agricultura u horticultura. Ms tarde, culture. tambin empez a utilizarse para describir un proceso de desarrollo humano y se convirti en su principal signifi- cado hasta principios del siglo XIX. Pero poco a poco, desde por lo menos el siglo XVII, por vas difciles de rastrear con precisin, cul- ture empez a incorporar parte de su significado moderno. QD:o __ tr- min_2_que__snrgi..dur-antg.~l--sigle-*Vft1;-y-que'-eB.cSU-{}Rgefl.-est-aba:estre..._" chamente vinculado al concepto de cul!ura, f!;!e el de civilizacj.n>>-- A-!inales-del siglo XVIII, Tapab(;:

  • Como confo en poder demostrar en la. Segunda parte, es precisamen- te este discurso complejo el ncleo del.as indagaciones de Gramsci sobre la cultura. Pero en antropologa, especialmente en~~ Uni--. dos, el signifiggQJt~e_m..uicn....d..~..c.ultuxa..ha...sido .. .e.Lp.:rnpn..StQ.J29r ferc;yKk~i.. estQ.,_~j~~,S2,.I.ll2~;S~\ID. .. IDQQ9~s!~.".Yl~:~ .. u~a . ,,_.., forma de entender la cultura que hunde sus races en el Romanticis- 1 . .,_}' roo alemn. A esta nocin antropolgica de cultura se asocian los tres -.P...~1 )]' ,,

    '~ \~., ,;:;"''

    91llplejoque.incluye co.~oc~~~~:::~-~:::~ci::.:.~l:~~~~~t~~J,:.5s- tJ:llllbre,y-toda---0apacidad .. y,,.hbitQ.,,gg.iO:o ... por .el,'.ho~ re. como ~iembro de la sociedad. La definicin de Tylor se inspira en otro terico alemn, G. F. Klemm, encuyaHistoria cultural general de la humanidad (1843-1852}abordaba la evolucin dela sociedad huma- na desde sus orgenes hasta su culminacin en la libertad. ~a cul- tura como sinnimo de civilizacin> cay en desuso en el siglo XX, e hizo que la palabra civilizacin tambin se fuera omitiendo en la de- finicin de Tylor que citaban los antroplogos.

    Adems de los dos principales significados, como Un proce- so general de evolucin intelectual, espiritual y esttica (Williams, 1983, p. 90), y como una forma de vida, ya sea de grupos espec~c~s 0 de la humanidad en general, la cultura incorpor un tercer sigm- ficado a finales del siglo XIX y principios del siglo XX;~~ .. ~.~1..~~-~~.~.m- pez.2..gm.9j~n..a.J;_9_1,1.x.,i:(Ir.s.e,,e.nJo.s .. pr.QiCY2/Lg~J~ .. eS:,!t-Y.~q~st.i.nl~l~J~- t~;l y artstica sobr~JgJi.p,,,S:Oy .. cultura significa para muchos sobre t

  • As pues, segn Geertz, una cultura implica una pauta de significa- dos, un sistema de concepciones heredadas. Todos los pedazos y los retazos que unidos configuran una cultura constituiran en cierto modo un todo coherente y sistemtico. Como explica luego en Des- cripcin densa, el objeto distintivo del anlisis cultural es la l- gica informal de la vida real (1973a, P. 17; la cursiva es ma).

    Otra influyente figura de la historia reciente de la disciplina es Marshall Sahlins. Sahlins empez su carrera como ecologista cultu- ral, aunque ms tarde adoptara un enfoque ms estructuralista inspi- rado en gran parte en Lvi-Strauss, y en su obra siempre ha estado muy presente la cuestin de cmo teorizar la relacin entre cultura e

    _hifil:.o.ria~ El tema general de su antologa de ensayos de 1985, Islas de

    lr El concepto de cultura que defiendo ... denota una ]!flUta d. signifi,ca- d?~ .. ~gI!~.~~P.1~ .. [email protected]!li.tidos .. y .. plasmados. en, s(r.n\22!

  • Con esta .91?.f.a_!!~rskr.Qret~v_c;l.a..escribir,...,en~p.alabr.a.s--aela:n:t:rop6logo Ericwoif, una historia universal de la humanidad [O. F. Klemm, His- toriacliuralge~-~raTez(na-r;;~nid~"dCi>;;;~t;~~sform el proyecto ----...---~--- .. - ...... .__,,. ..,_. ..,.,....,.,.,. en una pr.es~!_l!~in sintrca.de.Jaaznultples.historias d~.l2J!~pl9~-~n- creto;~- (1999, p. 28). Esta insistencia en que diferentes pueblos tienen ilife;entes culturas, sus propios modos de ver y de hacer las cosas, 4. En lnea con esta afirmacin, la voz de cultura en el Glosario de Is tas de 'historia dice: vase estructura.

    Hombres de todos los rincones del mundo, que habis muerto a lo lar- go de los siglos, no habis vivido nicamente para fertilizar la tierra con vuestras cenizas y para que al final de los tiempos vuestra posteri- dad se contentara con una cultura europea. La sola idea de una cultura europea superior es un insulto flagrante contr;amajestuosiaaaaeia N ~;;:;~~ ( citact en williaiS,"T98''.{p-:'.8""9)-. --------,-----., -- .. _.

    En las dcadas posteriores a la fatal visita de Cook, los jefes y las gen- tes hawaianos, hombres y mujeres, tabes rituales y bienes materiales, todos se implicaron en un intercambio prctico con los europeos en formas que alteraron sus ancestrales significados y relaciones .. YJas re- valoraciones funcionales siempre aparecen como una extensin lgica de las concepciones tradicionales (1985, p. 140; la cursiva es ma).

    Quisiera detenerme ahora en la hiptesis de que las culturas constitu-' yen entidades diferenciadas, una hiptesis que necesariamente obliga ../ a preguntar .Qnde ,Y-. . cmo.se .. acoran.estas.distintaa .. en!L4fles.~ Es til recordar de nuevo a Herder y los orgenes de la nocin de cultura como un particular modo de vida. El importante cambio de significa- do que se inicia con Herder tena que ver con la nocin de culturas, no de cultura. Al sustituir la idea de un nico proceso evolutivo que cul- minaba en la consecucin de la cultura se reemplazaba por la afir- macin de que existan mltiples culturas distintas. El gran impul- so motor de aquella propuesta queda perfectamente reflejado en este prrafo de su obra inacabada Ideas para una filosofa de la historia de la humanidad, escrita en los ltimos aos del siglo XVIII pero de tono muy moderno.

    Las culturas como entidades acotadas

    Las culturas cambian con el paso del tiempo, pero lo hacen obede- ciendo a su propia lgica.

    No es que crea que las culturas no tienen su propia lgica, o no son sistemticas y regladas, slo digo que tanto Geertz como Shalins lo dan por sentado: para ambos es un punto de partida para empezar a examinar las cuestiones analticas de su inters.

    historia, es la afirmacin de que lo que los antroplogos llaman "es- tructura" -las relaciones simblicas de tipo cultural-i- es un objeto histrico (1985, p. YII).4 En todos estos ensayos, Sahlins intenta de- mostrar que una aproximacin antropolgica ala historiade las islas en cuestin (Hawaii, Fiji y Nueva Zelanda) centrada en el papel mo- delador de la cultura tambin puede incluir y teorizar el cambio. Para

    \l, un problema clave es la existencia dual y la interaccin entre el {orden cultural tal como est constituido en la sociedad y el orden cul- tural tal como lo '.'ive la g~nte: la estructura en la convencin y la es- ;truc~ra en la accin: la virtual y la real (1985, p. IX). Lo ~ue no se cuestiona es que existe un orden cultural. Lo que Sahlms desea -1s0rayar es que los distintos rdenes culturales que estudiala antro- "pologa tienen sus propias historicidades (1985, p. 53), dando por sentado que los antroplogos estudian distintos rdenes culturales. Como dice en uno de sus ensayos, Estructura e historia, la expe- riencia social humana es la apropiacin de percepciones especficas por parte de conceptos generales: una ordenacin de hombres y de los objetos de su existencia segn un esquema de categoras culturales que nunca es el nico posible ... (1985, p. 145; la cursiva es ma). Sahlins se apresura a aclarar que no hay nada inevitable en una deter- minada cultura, pero al mismo tiempo parece creer que es inevitable algn tipo de esquema. En ese mismo ensayo dice tambin: La his- toria hawaiana se basa toda ella en la estructura [para Sahlins, estruc- tura= cultura; vase la nota 4], en la ordenacin sistemtica decir- cunstancias contingentes(1985, p. 144; la cursiva es ma). A1 igual

    , que Geertz, Sahlins cree que las culturas, o las ordenaciones cultura- ~\ :J les, tienen su propia lgica.

    l "" '~~ "") . ;' er "'f'Z ~ ..;, ~/

    Antropologa y cultura: algunas hiptesis ------------ 63

  • 5. Dos trabajos clave son el de Hymes, 1969, en Estados Unidos y el de Asad 1973 en la Gran Bretaa. ' ' '

    Geertz concluye su razonamiento diciendo: Es decir, que los textos antropolgicos son en s mismos interpretaciones, e interpretaciones de segundo Y tercer orden. (Por definicin, slo un nativo hace in- terpretaciones de primer orden: es su cultura) (1973a, p. 15).

    Hasta aqu me he referido a la antropologa cultural norteameri- cana, pero qu pasa c_~m l~~I.!.!I.9..P...9lQ.g .. a._s.osiLbrj.J,c~p.ic..a? Ha tenido una nocin anloga de culturas como totalidades coherentes y aco- radas? Opino que, aunque ha podido haber importantes diferencias de nfasis, como. denotara el trmino de antropologa social en vez de an- tropologa cultural, el concepto de cultura tambin ha sido central en la antropologa britnica y, aunque tal vez han existido diferencias en la forma de conceptualizar la cultura -y sin duda una renuencia a utilizar el _trmino-, el_~-~~1:1!ado bsico de que la tarea_g~J__a!!)::[.QP- l~g~ consiste e~ a~~~zar sisteiiia-scolietentes-gui)os~en su propia

    J,g~y-,-que Q~rt~!!-~S:-~n-~os concretos es co~liri"a--aibas-tra- d. . . . . _,.,,.,_.,_,_,. " _ [email protected]_No es este el momento ni el lugar para abor-

    dar este tema en detalle, pero mencionar brevemente a modo de ejemplo dos textos clsicos publicados a mediados de los aos sesen- ta poco antes de aquel repensar la antropologa que, a finales de los ses~nta y en los setenta, empez a cuestionar muchas de las viejas certidumbres.' Ambos textos surgen de la tradicin de la antropologa

    [la interpretacin basada en los actores] significa que las descripciones de la cultura berber, juda o francesa deben hacerse en funcin de las c~nstrucciones que nosotros creemos que realizan los berberes, los ju- dos o los franceses a partir de lo que ellos experimentan, las frmulas que utilizan para definir lo que les pasa (197'.3a, p. 15).

    c~~!J1acila-antropologa~eome--disGiplina-

  • Sin embargo, para Beattie esa definicin convierte la antropologa cul- tural en una disciplina demasiado inclusiva y difcil de manejar, y quiere limitar el objetivo central de la antropologa a una parte de ese vasto campo de la cultura. Las instituciones sociales y los valores de los hombres, el objeto principal de la antropologa, ocupan slo una pequea parte de ese mbito (1964, p. 20). Pero como deja claro el t- tulo de su libro, para Beattie, como para Geertz, lo que en verdad es- tudian los antroplogos son otras culturas. Por razones relacionadas en parte con la diferencia entre una antropologa que se desarroll en el contexto de un imperio formal (la antropologa. social britnica) y una antropologa que naci de un choque muy distinto entre una so- ciedad americana avanzada y diversos pueblos autctonos, quiz los antroplogos britnicos demostraron un especial inters por las insti- tuciones formales de los pueblos que estudiaban (que en muchos ca- sos todava existen; al menos nominalmente), pero la cultura segua siendo un tema central. Beattie establece adems otra diferencjac.Ia tendencia de. los antroplogos--or1eafer1caos"""i"esiiidi; rasgos Z~~;~~~;;-e;;_~;;;z:--aeiii't~~esfilse;o-; ~;~T~li~I~~4~I.i~!!Ifair-~ii:io~- cied'ads::c6ii'Qf]jjliiiaaessistemdtict;s~;{i964, p. 21; la cursiva es ma), que es lo que ~~;-J;~:-e'S-opfin, los antroplogos sociales britnicos. Beattie insiste en que las diferencias entre ambas tradicio- nes son sobre todo de prioridades, no implican ... que los antroplo- gos sociales y los antroplogos culturales estudian dos clases de cosas distintas (1964, p. 21). Por ltimo, me parece que lo que aqu se de- rime no es tanto si un antroplogo estudia o no la cultura, sino cmo - se entiende el conc~QJllismo..d~~t-lli'a.-bo que est claro es que tan- to para Beattie como para Tumer, el principal objeto de estudio del an- troplogo son las totalidades sistemticas o culturas acotadas.

    Beattie, al principio de su libro, analiza la diferencia entre an- tropologa social y antropologa cultural. Citando la definicin clsi- S ca de Tylor, Beattie ofrece una parfrasis: .,,

    '"' ~, .... (,,} En su sentido ms amplio, la cultura se refiere a toda la gama de ac- "~ tividades humanas adquiridas, no instintivas, transmitidas de genera- .L cin en generacin a travs de diversos procesos de aprendizaje. A me- nudo los productos fsicos de la actividad humana se incluyen en el trmino como cultura material (1964, p. 20).

    r Mtropologfa y oul,,;,,, algunas hiptesis ------------ 67 (',_....,,,. ,,,,_,,~ . . .

    social britnica. Uno es el de Victor Tu~eft, La selva de los smbolos: aspectos del ritual ndembu, to'

  • Como muestran claramente las frases que he subrayado, esta apasio- nada defensa de los intereses tradicionales de la antropologa se en- marca en trminos del estudio de otras sociedades, todas ellas con su propia cultura, su propia estructura y su propia historia. Para Ortner, esta sera la contribucin distintiva de la antropologa a las ciencias humanas. Ella enfatiza.Ja-autorrom:fa-ddasSGG-igdadesJndLyj_;luaj_es_, _ y afirma gu~
  • Una costumbre o manera de proceder establecida desde antiguo y ge- neralmente aceptada, con fuerza casi de ley; un usdinmemorial; el

    Desde que el concepto de cultura se ampli por primera vez para re- ferirse a1 un modo concreto d vida, que como ya he mencionado su- cedi en'ii-aererminado contexto histrico, qued asociado a una

    Ningn antroplogo hoy en da suscribira esta idea romntica de cul- tura, aunque este tipo de romanticismo an est present en la infor- macin antropolgica popular, como la que aparece en las revistas de divulgacin y en los programas de televisin. Pero incluso entre los antroplogos esta asociacin entre cultura y tradicin persiste, aunque de forma mucho ms dbil y nebulosa, Merece la pena obser- """""""~=.o;;;~.~......._ var ms de cerca estetrmino 'oe~

  • Por definicin la cultura es colectiva, compartida por un grupo de gen- te. Compartida por un grupo de gente es deliberadamente vago ...

    Compartida

    Esta idea de tradicin es sumamente poderosa; _las reivindicaciones en nombre de la tradicin -siempre que esa reivindicacin se consi- dere autntica- poseen un gran peso moral, sobre todo si proceden de un grupo que segn el sentir de todos posee su propia cultura. En Estados Unidos, los nativos americanos seran un buen ejemplo. Que, dentro de ciertos lmites, los pueblos nativos americanos tienen

    ~-un derecho inalienable a vivir segn sus propias tradiciones cultura- les es algo comnmente aceptado tanto por el Estado como por lo que podramos llamar un consenso comn; Lo que ya resulta ms dis- cutible es si una determinada prctica es efectivamente parte de una tradicin o si entra o no dentro de los lmites permitidos. Por ejemplo, hay acuerdo en que la poligamia, por muy tradicional que haya po- dido ser, no entra dentro de esos lmites autorizados, es decir, 'que existe una especie de terreno reconocido en el que reivindicar la tra- dicin cultural formara parte de la soberana, aunque los lmites de ese terreno sean polmicos. No hay que olvidar que la idea de que un pueblo tiene derecho a su cultura se inspira en un discurso univer- salista de derechos. El discurso sobre tradicin y cultura surgi de las sombras proyectadas por su terico contrario, el discurso sobre el racionalismo, el laicismo y la igualdad, y ambos discursos siem- pre han mantenido una embarazosa dependencia mutua, por la que uno se define en parte negativamente afirmando no ser 'su contrario.

    Al margen de lo que se crea que es la tradicin, una de sus ms fuertes asociaciones es con el pasado. Segn el OED, representa una costumbre establecida desde antiguo, un Uso inmemorial, y en general cuanto ms antigua demuestra ser una tradicin, tanto ma- yor es su derecho a ser respetada. En los ltimos aos, sobre todo des- de la publicacin de La invencin de la tradicin (ttulo deliberada- mente paradjico) de Eric Hobsbawm y Terence Ranger, muchos estudiosos han investigado por qu mucho de lo que se considera par- te de la tradicin tiene con frecuencia un origen mucho ms re- ciente, y lejos de ser una costumbre inmemorial, muchas veces ha sido inventada. Una tradicin recin inventada constituira una con-

    tradiccin en sus trminos, y sera una tradicin que habra confis- cado su derecho automtico a ser respetada como tradicin, aunque reclame ese respeto apelando a otras razones. Al mismo tiempo, el hecho de que un pueblo reclame autoridad en nombre de la tradicin es un indicio del poder de esa reclamacin. .

    La persistente asociacin, aunque casi siempre implcita, entre cultura Y tradicin ha marcado la manera de pensar la cultura en an- tropol~ga. Por ejemplo, la cultura tiende a verse como algo -ideas, creencias, prcticas, instituciones, etc.- que ya existe. Sea lo que sea, suele verse como algo transmitido de generacin en generacin. Casi nunca se percibe una determinada cultura como al ero creado de I:> manera consciente. Al igual que una autntica tradicin, una autn- tica cultura no se considera algo inventado. Tal vez la ilustracin ms sencilla de estos postulados implcitos es la definicin de la cul- tura que aparece en el conocido manual de antropologa de Bailey y Peoples, Introduction to Cultural Anthropology. No olvidemos que el objetivo de todo manual es, al menos en parte, presentar con claridad todas aquellas proposiciones bsicas que los ya familiarizados con la disciplina tienden a dar por sentado.

    . T:~s presentar una visin general de la antropologa en su cap- tulo 1mci~l, en el segundo captulo, titulado Culture, Bailey y Peo- p!es explican el concepto antropolgico de cultura, y empiezan di- ciendo que una forma til y popular de definirla es: la cultura de un grupo consiste en unos conocimientos y en unas pautas de cd~ducta c_omu~e~, socialmente aprendidos (1999, p. 16). Y luego dedican va- nas paginas a explicar detenidamente cada uno de los distintos trmi- nos q~e aparecen en su definicin. A continuacin ~~p;oduzco algu- nos parrafos que he seleccionado, con el fin de destacar que en todo e~ ,texto aflora, en primer lugar, un tupido amasijo de cultura y trad- ci?~ y, en segundo lugar, el supuesto de que la cultura es algo trans- rmti~o por las generaciones anteriores a la generaci