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Schunk, D. & Zimmerman, B. (2006). Competence and control beliefs: distinguishing the means and ends. En Alexander, P. & Winne, P. [Eds.] (2006). Hanbook of educational psychology (2ª Edición). New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates. pp. 349-367. 16 CREENCIAS DE COMPETENCIA Y DE CONTROL: DIFERENCIANDO LOS MEDIOS DE LOS FINES. Dale H. Schunk Universidad de Carolina del Norte en Greensboro Barry J. Zimmerman Centro de Graduados, Universidad de Nueva York Con el cambio de paradigma ocurrido a fines de los años 50’s y mediados de los 60’s, desde el conductismo hacia el procesamiento cognitivo de la información, los psicólogos dejaron de enfocarse sólo en las variables ambientales y en los eventos, y comenzaron a considerar las cogniciones individuales para explicar la conducta. Una manifestación de este cambio fue el énfasis en las auto-creencias, o creencias que la gente tiene acerca de sus pensamientos, sentimientos, y acciones, y las de los demás. Los psicólogos educacionales en particular, han explorado cómo se formulan las auto-creencias, cómo cambian durante el desarrollo y con la experiencia, y cómo influencian ciertos resultados tales como el aprendizaje, la motivación, la auto-regulación, y los logros. Este capítulo examina dos tipos de auto- creencias en los contextos educativos la competencia y el control con un foco especial en su rol para la motivación y los logros. La sección que sigue define y diferencia las creencias de competencia y de control y presenta un modelo para clasificar las teorías según el tratamiento dado a estos constructos. La sección siguiente entrega el marco histórico de las creencias de competencia y de control, describiendo algunas de las primeras perspectivas que acentuaron su influencia en la conducta. Luego se examinan cinco teorías que postulan un papel fundamental de las creencias de competencia y/o control en la motivación y los logros: la teoría de la motivación de logro, la teoría de las atribuciones, la teoría social- cognitiva, la teoría de metas, y la teoría de la auto-determinación. Se discute la relevancia de estas creencias en los procesos de auto- regulación, metacognición, y volición. El capítulo concluye con algunas recomendaciones para las investigaciones futuras, y las implicancias para la práctica educativa. DEFINICIONES Y DISTINCIONES Existe un fuerte debate entre los psicólogos educacionales respecto a la naturaleza precisa de las creencias de competencia y las de control, y los límites entre ambas no siempre son muy evidentes. En este capítulo, se define como creencia de competencia a las percepciones de los estudiantes respecto a sus recursos, procesos, y capacidades para realizar una tarea determinada. Estas creencias son auto-evaluativas porque los educandos deben sopesar sus conocimientos, habilidades, y

Creencias de competencia

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Page 1: Creencias de competencia

Schunk, D. & Zimmerman, B. (2006). Competence and control beliefs: distinguishing the means and ends. En Alexander, P. & Winne, P.

[Eds.] (2006). Hanbook of educational psychology (2ª Edición). New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates. pp. 349-367.

16

CREENCIAS DE COMPETENCIA Y DE CONTROL: DIFERENCIANDO LOS MEDIOS DE LOS FINES.

Dale H. Schunk Universidad de Carolina del Norte en Greensboro

Barry J. Zimmerman Centro de Graduados, Universidad de Nueva York

Con el cambio de paradigma ocurrido a fines

de los años 50’s y mediados de los 60’s, desde

el conductismo hacia el procesamiento

cognitivo de la información, los psicólogos

dejaron de enfocarse sólo en las variables

ambientales y en los eventos, y comenzaron a

considerar las cogniciones individuales para

explicar la conducta. Una manifestación de este

cambio fue el énfasis en las auto-creencias, o

creencias que la gente tiene acerca de sus

pensamientos, sentimientos, y acciones, y las

de los demás. Los psicólogos educacionales en

particular, han explorado cómo se formulan las

auto-creencias, cómo cambian durante el

desarrollo y con la experiencia, y cómo

influencian ciertos resultados tales como el

aprendizaje, la motivación, la auto-regulación, y

los logros.

Este capítulo examina dos tipos de auto-

creencias en los contextos educativos – la

competencia y el control – con un foco especial

en su rol para la motivación y los logros. La

sección que sigue define y diferencia las

creencias de competencia y de control y

presenta un modelo para clasificar las teorías

según el tratamiento dado a estos constructos.

La sección siguiente entrega el marco histórico

de las creencias de competencia y de control,

describiendo algunas de las primeras

perspectivas que acentuaron su influencia en la

conducta. Luego se examinan cinco teorías que

postulan un papel fundamental de las creencias

de competencia y/o control en la motivación y

los logros: la teoría de la motivación de logro, la

teoría de las atribuciones, la teoría social-

cognitiva, la teoría de metas, y la teoría de la

auto-determinación. Se discute la relevancia de

estas creencias en los procesos de auto-

regulación, metacognición, y volición. El

capítulo concluye con algunas

recomendaciones para las investigaciones

futuras, y las implicancias para la práctica

educativa.

DEFINICIONES Y DISTINCIONES

Existe un fuerte debate entre los psicólogos

educacionales respecto a la naturaleza precisa

de las creencias de competencia y las de

control, y los límites entre ambas no siempre

son muy evidentes. En este capítulo, se define

como creencia de competencia a las

percepciones de los estudiantes respecto a sus

recursos, procesos, y capacidades para realizar

una tarea determinada. Estas creencias son

auto-evaluativas porque los educandos deben

sopesar sus conocimientos, habilidades, y

Page 2: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

1

EXPECTATIVAS

Creencias de

Competencia

Creencias de

Control

TEORÍAS DE MOTIVO ÚNICO

TEORÍAS DE MOTIVO DUAL

INDIVIDUO

INDIVIDUO MEDIOS/PROCESOS

RESULTADOS

RESULTADOS

1Figura 1.16

estrategias, en función de las demandas de la

tarea para poder determinar sus percepciones

de competencia. Las creencias de competencia

se reflejan en las siguientes declaraciones:

“Estoy convencido de que puedo resolver este

problema matemático”, “Estoy seguro que

puedo aprenderme la materia de esta sección

del libro”, y “Sé que puedo saltar por sobre esta

valla”.

Las creencias de control son las percepciones

de los estudiantes acerca de la probabilidad de

obtener los términos o resultados deseados

bajo ciertas condiciones. Las creencias de

control se refieren a los resultados de las

acciones, no a las acciones propiamente tal. El

sentirse competente no garantiza por sí solo la

percepción de control, puesto que a menudo

las condiciones para aprender o desempeñarse

no son favorables. Las creencias de control se

reflejan en declaraciones como: “Si estudio a

consciencia, sé que puedo rendir una buena

prueba”, “Sé que tendré tiempo suficiente para

resolver estos problemas”, y “Si me esfuerzo al

máximo, sé que puedo superar mi marca en

esta carrera”.

Tanto las creencias de competencia como las

de control son tipos de expectativas, o

percepciones acerca de eventos futuros. Las

creencias de competencia son las expectativas

respecto a las propias capacidades para

aprender o ejecutar ciertas acciones; las

creencias de control son las expectativas

respecto a las consecuencias de las acciones.

Las antiguas teorías motivacionales no solían

distinguir entre creencias de competencia y

creencias de control, incluyendo sólo un tipo de

expectativas. Este constructo de expectativas

podía estar reflejando primordialmente las

creencias de competencia o las creencias de

control, o un poco de ambas. Por el contrario,

las teorías contemporáneas a menudo hacen

una distinción entre ambos tipos de creencias.

Las implicancias educacionales de esta

distinción son que una ausencia de creencias

de competencia percibida debiese ser

abordada de un modo diferente a una ausencia

Page 3: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

2

de creencias de control percibida. Los

estudiantes que no se perciben como

competentes pueden requerir de intervenciones

educacionales que los ayuden a desarrollar

habilidades, mientras que aquéllos con una

baja percepción de control pueden necesitar de

oportunidades para usar las habilidades que

posean de modo a obtener los resultados

deseados.

Esta distinción teórica se grafica en la Fig. 16.1

y se basa en el modelo de distinción procesos-

resultados de la auto-regulación propuesto por

Zimmerman y Schunk (2004). Las teorías de

motivo único postulan que las creencias de

expectativas son un mediador en la relación

entre los individuos y sus resultados, pero no

diferencian estas creencias. Por el contrario,

las teorías del motivo dual postulan una

separación entre las creencias de competencia

y las creencias de control. Las creencias de

competencia entran en juego cuando los

estudiantes seleccionan los medios y los

procesos a usar para aprender o ejecutar

acciones. Las creencias de control son

importantes para ayudar a unir estas acciones

con los resultados deseados.

Los factores contextuales son considerados

como influencias clave en las creencias de

control de los estudiantes. Las teorías con un

fuerte énfasis en estos factores también

predicen que, aunque las creencias de

competencia y de control a menudo son

consistentes, no es necesario que lo sean. Por

lo tanto, los estudiantes que se sienten

competentes acerca del aprendizaje esperan,

por lo general, obtener resultados positivos de

sus esfuerzos. Los educandos que se sienten

competentes en matemáticas esperan tener un

buen desempeño en la asignatura y obtener

buenas notas. Los estudiantes que se sienten

competentes en cuanto al aprendizaje pueden

no esperar buenos resultados si perciben que

tienen poco control sobre ellos, como por

ejemplo en una clase en la que los profesores

le ponen buenas notas a los alumnos que les

agradan, sin importar el desempeño de los

alumnos. Bajo estas condiciones, la motivación

y el aprendizaje se resienten.

TRASFONDO HISTÓRICO

Comprender cómo se trataba a las creencias

de competencia y de control nos ayuda a

clarificar el proceso ilustrado en la Fig.16.1 y a

iluminar el paso de las teorías únicas a las

teorías duales. Esta sección no cubre las

teorías históricas en profundidad puesto que no

es éste el foco del capítulo. Los lectores que

deseen saber más del trasfondo histórico – en

especial cómo se trataban las auto-creencias

en las teorías iniciales – deberán remitirse a

otros autores (Pajares, 2003; Pajares &

Schunk, 2002; Zimmerman & Schunk, 2003).

Las creencias de competencia y de control no

disfrutaron de una posición privilegiada hasta el

cambio paradigmático (que hemos mencionado

antes), debido a que el conductismo era

dominante en la psicología. El principio básico

que sostenía el conductismo era que para que

la psicología fuera una disciplina con sentido,

debía enfatizarse en lo mismo que las demás

disciplinas – eventos observables, tales como

la conducta. Las auto-percepciones y otros

estados internos (mentales) no jugaban un rol

significativo. Aunque los conductistas no

negaban la existencia de los estados mentales

(después de todo, debían pensar acerca de sus

teorías y experimentos), pensaban que los

estados mentales no suponían un aporte para

explicar la conducta. Más bien, uno debía mirar

las condiciones ambientales (véase también

Perry, Turner & Meyer, Capítulo 15 de este

volumen).

Lo que queda de esta sección describe tres

perspectivas teóricas que desafiaron los

supuestos del conductismo e incluyeron las

creencias de competencia y de control dentro

de los factores que influenciaban la conducta:

las teorías humanistas, el locus de control, y el

auto-concepto.

Teorías Humanistas

Las teorías humanistas hablan de las

capacidades y los potenciales de los individuos

mientras toman decisiones y buscan controlar

Page 4: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

3

sus vidas. Contrariamente al conductismo, que

busca reducir la conducta en actos

diferenciados, las teorías humanistas son

holísticas y arguyen que para comprender por

qué la gente actúa del modo que lo hace, es

necesario comprender su conducta,

pensamientos, y emociones. Con esta

perspectiva en mente, las nociones de

competencia y de control son fundamentales.

Aunque existían numerosos adherentes la

movimiento humanista, dos de los más

influyentes fueron Carl Rogers y Abraham

Maslow. Rogers (1963) pensaba que la vida

representaba un proceso continuo de

crecimiento y de alcanzar la plenitud, y que

esta tendencia hacia la actualización era una

motivación humana innata y fundamental.

Rogers describió esta tendencia hacia la

actualización como “una tendencia hacia la

satisfacción, hacia la actualización, hacia el

mantenimiento y mejoramiento del organismo”

(Rogers, 1963, p. 6).

Según Rogers, las percepciones de los

individuos acerca de sí mismos jugaban un rol

crítico en su desarrollo y adaptación. El

desarrollo de la auto-consciencia producía una

necesidad de consideración positiva, o

sentimientos tales como el respeto, el agrado,

la calidez, la simpatía, y la aceptación. Los

individuos también necesitaban una auto-

consideración positiva, o consideración positiva

derivada de las experiencias personales. La

tendencia hacia la actualización se desarrolla

cuando los individuos aceptan todas sus

experiencias, y sus auto-percepciones son

consistentes con la retroalimentación recibida

de los otros.

Maslow (1954) publicó una teoría que

postulaba que los individuos son motivados por

necesidades que están organizadas

jerárquicamente. Las necesidades básicas

(p.e., la supervivencia, la seguridad) deben ser

satisfechas antes que las necesidades de

orden superior (p.e., la pertenencia, la estima)

puedan alcanzarse. La meta última – aunque

pocos individuos la alcanzaban – es el nivel

final de la auto-actualización, definida como el

desarrollo pleno de los potenciales individuales,

evidenciado en la auto-realización y la

satisfacción.

Para Maslow, al igual que para Rogers, el

constructo central de la personalidad era

conformado por un sentido general del self. Las

percepciones individuales del sí-mismo –

incluyendo las creencias de competencia – y el

deseo de controlar la satisfacción de las

necesidades eran motivadores primarios de la

conducta. Las ideas humanistas son útiles para

una comprensión general de la conducta

humana y para la orientación

psicopedagógica1, pero sus constructos

centrales son demasiado generales (tendencia

hacia la actualización, control de la satisfacción

de las necesidades) y limitan las

investigaciones empíricas que podrían

especificar su rol en una teoría general del

funcionamiento humano.

Locus de Control

Rotter (1966) adelantó una teoría del

aprendizaje social que incluía el locus de

control – un constructo motivacional que se

refiere a un control generalizado sobre los

resultados. Los individuos difieren en sus

creencias respecto a dónde reposa este

control. Los individuos pueden creer que los

resultados ocurren independientemente de

cómo actúen (control externo) o que los

resultados son altamente contingentes a sus

acciones (control interno).

Rotter (1966) asumió que las percepciones

generalizadas de control podían afectar los

resultados en forma transversal a cualquier

dominio; sin embargo, otros investigadores han

señalado que el locus de control puede variar

según el contexto (Phares, 1976). Más allá de

si el locus de control es generalizado o

situacional, su importancia educacional radica

en sus efectos motivacionales. Los estudiantes

que creen que pueden controlar los resultados

1 “Orientación Psicopedagógica”: literalmente, “counseling”

(N.d.T.).

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Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

4

tienen mayores probabilidades de decidir

involucrarse en estas situaciones, esforzarse, y

persistir. Es probable que aquéllos que piensan

que su conducta tiene un impacto mínimo en

los resultados no muestren el mismo nivel de

motivación, debido a que creen que los

principales causantes de su éxito o de su

fracaso son factores que están fuera de su

control.

El locus de control es un tipo de expectativa de

resultados, o una creencia respecto a los

resultados anticipados de una acción. Aunque

las investigaciones apoyaron la operacionalidad

y los efectos del locus de control (Rotter, 1966),

los constructos generales a menudo no

predicen las conductas en situaciones

específicas (Bandura, 1986). Aún más, el locus

de control por sí solo, siendo un tipo de

expectativa de resultados, es insuficiente para

predecir las conductas de logro. Los

estudiantes con una fuerte sensación de control

interno que piensan que pueden escribir un

excelente ensayo, podrían no esforzarse lo

suficiente si creen que el profesor, sin importar

cuán sobresaliente sea su trabajo, no los

recompensará. Por otro lado, los estudiantes

que creen que el profesor los recompensará

podrían no trabajar si dudan de sus

capacidades para llevar a cabo el esfuerzo

requerido. Es evidente que otros tipos de

creencias son necesarias para explicar

adecuadamente las conductas de logro.

Auto-Concepto

Aunque no se trate de una teoría propiamente

tal, el auto-concepto se relaciona

estrechamente con las creencias de

competencia y de control. Se ha definido el

auto-concepto de diversas formas, pero

generalmente se interpreta como un reflejo del

conjunto de auto-percepciones de un individuo,

formado a través de la experiencia con el

medio y sus interpretaciones, e influenciado por

las interacciones con sus otros significativos

(Shavelson & Bolus, 1982). Los investigadores

que han explorado la estructura del auto-

concepto han identificado sus características

críticas: es organizado, multifacético,

jerárquico, estable, evolutivo, evaluativo, y

diferencial (Marsh & Shavelson, 1985).

La característica de jerárquico se refiere a la

noción de que nuestras auto-percepciones en

situaciones específicas originan auto-conceptos

más generales. Estos auto-conceptos

generales contribuyen a la formación de un

auto-concepto global. En cuanto a lo

académico, las auto-percepciones en dominios

específicos conducen a auto-conceptos en

diversas áreas temáticas tales como las

matemáticas o las ciencias. Estos, a su vez,

contribuyen a la formación del auto-concepto

académico.

Muchas investigaciones han explorado la

relación entre el auto-concepto y el aprendizaje

y logro. Wylie (1979) revisó los estudios sobre

el auto-concepto y obtuvo una correlación de

r = + 0.30 entre el auto-concepto global y los

logros académicos. Esta relación moderada

sugiere que existen otros factores relevantes.

Hansford y Hattie (1982) analizaron diversos

estudios y hallaron correlaciones positivas,

negativos, y nulas entre el auto-concepto y los

logros académicos.

Las medidas más específicas de auto-concepto

generalmente muestran una correlación más

robusta con los logros académicos (Pajares &

Schunk, 2001, 2002). Wylie (1979) halló poca

evidencia para una asociación más fuerte entre

el auto-concepto de las habilidades y los logros

académicos que entre el auto-concepto general

y estos logros.

Las creencias de competencia son inherentes a

las definiciones y medidas del auto-concepto,

pero en general el auto-concepto no incluye las

creencias de control. Otro problema es que en

la medida que el auto-concepto se define con

mayor especificidad, se asemeja a otros

constructos discutidos en este capítulo (p.e., la

auto-eficacia). Aunque el auto-concepto es un

área de investigación activa, no nos provee del

tipo de tratamiento unificado de las creencias

de competencia y de control que se requiere

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Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

5

para comprender su operatividad en los

contextos educativos.

PERSPECTIVAS CONTEMPORÁNEAS

RESPECTO A LAS CREENCIAS DE

COMPETENCIA Y DE CONTROL

Esta sección abarca cinco teorías psicológicas

contemporáneas que le asignan un rol

preponderante a las creencias de competencia

y/o de control: la teoría de la motivación de

logro, la teoría de las atribuciones, la teoría

social-cognitiva, la teoría de metas, y la teoría

de la auto-determinación. Se describe el

tratamiento que le dan a las creencias de

competencia y de control, y algunos hallazgos

investigativos claves. La Tabla 16.1 resume los

puntos principales de cada teoría respecto a

estas creencias.

La Teoría de la Motivación de Logro

Teoría Clásica. La motivación de logro, o

deseo de demostrar la competencia en una

actividad (Elliot & Church, 1997), ha sido objeto

de estudios científicos por muchos años (véase

también Anderman & Wolters, Capítulo 17 de

este volumen; Perry y cols., Capítulo 15 de este

volumen). Murray (1938) incluyó la motivación

de logro éntrelas necesidades psicológicas que

afectan el desarrollo de la personalidad. La

motivación era producto del deseo de satisfacer

necesidades. Murray (1936) ideó también el

Test de Apercepción Temática (TAT), una

técnica proyectiva que comprendía una serie

de imágenes ambiguas que se le mostraba a

los participantes, quienes debían luego inventar

historias o responder una serie de preguntas.

McClelland, Atkinson, Clark, y Lowell (1953)

adaptaron el TAT para evaluar la motivación de

logro.

La teoría de la expectativa-valor, desarrollada

por Atkinson y sus colegas (Atkinson, 1957;

Atkinson & Feather, 1966; Atkinson & Raynor,

1974), representó un enorme avance para el

estudio de la motivación de logro. Atkinson se

basó en el trabajo de Lewin y otros respecto al

nivel de aspiración o metas que se imponen los

individuos en una tarea dada (Lewin, Dembo,

Festinger & Sears, 1944). Su investigación

mostró que el éxito aumentaba el nivel de

aspiración, y que el fracaso lo disminuía. Los

individuos generalmente se sentían más

exitosos cuando alcanzaban las metas que

ellos mismos se habían impuesto que cuando

lograban objetivos estándares. El nivel de

aspiración es un tipo de creencia de

competencia que es afectada por las

experiencias individuales y grupales.

Según la teoría de Atkinson, la conducta de

logro existía en función de (a) nuestra

expectativa de lograr un resultado determinado

contingente al desempeño de ciertas

conductas, y (b) el valor que le damos a dicho

resultado. La motivación surgía como producto

de la creencia de que un resultado deseado era

alcanzable. La conducta de logro representaba

un conflicto entre el acercamiento (la

esperanza de éxito) y la evitación (el temor al

fracaso). Este conflicto surgía debido a que

toda acción de logro puede resultar en el éxito

o el fracaso. Los individuos evalúan las

probabilidades de éxito y de fracaso. La

motivación de logro resultante – expresada

matemáticamente – era una resta entre la

tendencia de acercarse a una meta de logro y

la tendencia a evitar el fracaso. Por lo tanto, el

tener altas esperanzas de éxito no implica

automáticamente la conducta de logro, puesto

que la fuerza motivacional de la evitación del

fracaso también debe tomarse en

consideración. La conducta de logro era más

fuerte cuando se combinaba una alta

esperanza de éxito con un bajo temor al

fracaso.

Según esta teoría, los estudiantes que

presenten una alta motivación de logro

resultante seleccionarán tareas de dificultad

intermedia, o aquéllas que consideren

alcanzables y cuyos resultados valoren. Las

tareas difíciles – en las cuales es improbable el

éxito – son evitadas, así como las muy fáciles,

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Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

6

Tabla 16.1. Teorías Psicológicas que Enfatizan las Creencias de Competencia y de Control

Teorías Creencias de Competencia Creencias de Control

Teoría de la

motivación de logro

La teoría de Atkinson no se refiere a las

creencias de competencia, pero la teoría de

Eccles y Wigfield establece que los juicios de

habilidades o competencias específicas para

una tarea las expectativas individuales de

éxito.

El constructo de Atkinson de expectativa es una

forma de creencia de control puesto que refleja

la idea de que ciertas acciones conllevan

resultados exitosos.

Teoría de las

atribuciones

Las creencias de competencia no son

tratadas en forma directa en esta teoría, pero

las atribuciones pueden generar percepciones

de competencia o incompetencia que tienen

efectos motivacionales.

La teoría de las atribuciones enfatiza el rol de

las creencias de control en la motivación de los

estudiantes para persistir en sus esfuerzos por

aprender y lograr un buen desempeño

académico. Los estudiantes perciben un control

óptimo cuando los resultados son atribuidos a

causas internas, estables, y controlables.

Teoría social-

cognitiva

La creencia de competencia clave en la teoría

de Bandura es la auto-eficacia, que se refiere

a las expectativas de la propia capacidad de

aprendizaje o desempeño en ciertos niveles.

La auto-eficacia es una fuente clave de

motivación académica.

Las expectativas de resultados es una variable

de control puesto que refleja la confianza

personal en que ciertas acciones generarán un

resultado seguro. Se necesita tanto de las

expectativas de resultados como de auto-

eficacia para una motivación óptima.

Teoría de metas

Dominar o aprender la orientación de meta

permite que el individuo enfoque su atención

en los procesos y estrategias que pueden

mejorar las competencias personales.

Las metas de desempeño se enfocan en

controlar las experiencias personales de éxito y

de fracaso mediante una exposición selectiva a

eventos socialmente competitivos.

Teoría de la auto-

determinación

La necesidad de competencia se refiere a una

necesidad generalizada por dominar nuestro

entorno.

La necesidad de autonomía se refiere a nuestro

deseo de experimentar una sensación de

control, agencia, o autonomía en las

interacciones ambientales (i.e., un locus de

causalidad interno).

cuya realización no reviste gran valor.

Asimismo, los estudiantes que presenten una

baja motivación de logro resultante

probablemente seleccionen tareas difíciles o

fáciles. Estas últimas requieren de un bajo

esfuerzo, mientras las primeras – siendo

virtualmente inalcanzables – nos entregan

motivos para no esforzarse, puesto que el

esfuerzo probablemente no asegure el éxito.

Las investigaciones respecto a la teoría de

Atkinson han generado resultados

contradictorios (Cooper, 1983; Ray, 1982). La

predicción respecto a que la motivación de

logro elevada conlleva una preferencia por las

tareas de dificultad intermedia resulta

problemática. Por ejemplo, Kuhl y Blankenship

(1979) hallaron que los estudiantes que

lograban éxitos sucesivos en las tareas tendían

a seleccionar tareas más complejas; este

resultado no variaba en función de la

motivación individual por alcanzar el éxito o

evitar el fracaso. Asimismo, parece probable

que el éxito en las tareas aumenta la

competencia percibida, lo cual fomenta que los

individuos seleccionen tareas de mayor

dificultad. La teoría de Atkinson no consideró

las creencias de competencia y aparentemente

sobreestimó la importancia de la motivación de

logro.

Las investigaciones también han estudiado el

desarrollo de la motivación de logro. Rosen y

d’Andrade (1959) estudiaron las interacciones

de los padres con sus hijos. Los padres de

niños con alta motivación de logro

interactuaban más con ellos, les daban más

recompensas y castigos, y mantenían mayores

expectativas respecto a ellos, en comparación

con los padres de niños con baja motivación de

logro. Sin embargo, resulta difícil aislar las

conductas parentales que ayudan al desarrollo

de la motivación de logro en los niños, debido a

Page 8: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

7

que los padres despliegan muchas conductas

con sus hijos.

Como se muestra en la Tabla 16.1, las

expectativas de Atkinson para obtener un

resultado dado como producto de la ejecución

de ciertas acciones es un tipo de creencia de

control puesto que refleja la idea de que ciertas

acciones llevan a un resultado específico. La

teoría no trata directamente el tema de la

competencia percibida. Otro problema con esta

teoría es que la motivación de logro global rara

vez se manifiesta a sí misma uniformemente a

través de los diferentes dominios de logro. Es

cuestionable saber cuánto puede un rasgo

general predecir una conducta en una situación

específica, debido a que las motivaciones de

logro varían con el dominio – en parte, quizá,

por las diferencias en las creencias de control.

Las perspectivas contemporáneas de la

motivación de logro se enfrentan a estos

temas.

Teoría Contemporánea. Los investigadores

han mejorado los fundamentos teóricos

originales de la teoría de la expectativa-valor

incorporando constructos que le otorguen

mayor poder explicativo a esta teoría. La teoría

de Wigfield y Eccles (Eccles, 1983, 1993;

Wigfield, 1994; Wigfield & Eccles, 2000; véase

también los Capítulos 15 y 17 de este

volumen), muy compleja y con numerosos

predictores de la conducta de logro, postula

que las expectativas y el valor de la tarea son

dos variables muy influyentes. Contrariamente

a la teoría de Atkinson, esta teoría no rescata

un móvil general para el logro.

El constructo de expectativa se refiere al

problema de si podemos o no llevar a cabo la

tarea (Pintrich & Schunk, 2002). En realidad,

esta variable es un tipo de expectativa de éxito:

por ejemplo, las creencias de los estudiantes

respecto a qué tan bien les irá en una prueba

futura.

El componente del valor se relaciona con la

pregunta, “¿Por qué debiera llevar a cabo esta

tarea?” (Pintrich & Schunk, 2002). El “valor” es

multifacético e incluye el valor de consecución

(la importancia de un buen desempeño en la

tarea), el valor intrínseco (el interés y goce

experimentado durante la realización de la

tarea), el valor de utilidad (la utilidad percibida

de la tarea en términos de metas futuras), y el

costo percibido (los aspectos negativos

percibidos por la realización de la tarea en

términos de aquello a lo cual se debe renunciar

por ello).

Los juicios de habilidad o competencia

individual influencias las expectativas de éxito.

Los juicios de habilidad son auto-creencias

respecto a áreas de desempeño específicas y

se refieren al tema o a la tarea en cuestión.

Esta teoría contempla la existencia de otras

variables cognitivas y afectivas, pero no posee

una variable de control específica. Las

percepciones de control pueden asumirse (i.e.,

las expectativas para ciertos resultados dados),

pero no se explicitan.

Las investigaciones de este modelo han

cosechado una gran cantidad de soportes para

los efectos de variables predichos y la relación

entre ellos. Los estudios han usado tanto

diseños transeccionales como longitudinales,

que evalúan las creencias y los logros de

estudiantes de diversos niveles evolutivos. Las

altas expectativas de éxito han mostrado una

correlación positiva con la elección de la tarea,

la persistencia, y el logro (Eccles, 1983;

Wigfield, 1994). Las expectativas y las auto-

creencias específicas de la tarea (percepciones

de habilidad o competencia) son mediadores

entre los eventos ambientales y las acciones de

logro. Los valores han mostrado una relación

positiva con los logros, aunque cuando se usan

como predictores al mismo tiempo a los valores

y a las expectativas, generalmente las

expectativas son más potentes (Pintrich &

Schunk, 2002). Por el contrario, los valores –

en especial las creencias de valor de

consecución, intrínseco, y de utilidad – son

excelentes predictores de la intención de tomar

un curso y de la inscripción en ellos. Los

valores parecen ser más importantes para las

elecciones de logro, mientras las expectativas

revelan una relación más potente con el logro.

Page 9: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

8

Ha habido también una cantidad considerable

de investigaciones acerca del desarrollo de las

creencias y valores de logro en los niños

(Wigfield & Eccles, 2002). Los niños han

reportado una disminución en sus auto-

percepciones de competencia en la medida que

fueron llegando a la adolescencia, con la caída

más brusca durante la transición entre la

educación básica y media. Además, los niños

de escuelas primarias (de tercer y cuarto

grado) mostraron bajos niveles de congruencia

entre sus auto-percepciones de competencia y

otras medidas más objetivas (p.e., las notas de

los profesores), mientras que los niños de

secundaria (de octavo y noveno grado)

reportaron niveles más altos de congruencia

entre estas medidas. Estos hallazgos pueden

deberse a las altas auto-percepciones de

competencia reportadas por los estudiantes de

los primeros cursos de básica. Esta

sobrevaloración de los estudiantes más

jóvenes puede deberse, a su vez, a su

tendencia de usar estándares absolutos para

juzgar sus competencias académicas, y no un

estándar social comparativo, como los

estudiantes más viejos (Blumenfeld, Pintrich &

Hamilton, 1987).

En cuanto a los cambios evolutivos en la

valoración de la tares por parte de los niños,

Wigfield y Eccles (1992) hallaron que los niños

en los cursos inferiores de las escuelas

primarias no distinguen claramente entre tres

formas claves de valoración de la tarea –

interés, utilidad, e importancia – pero logran

hacer esta distinción al llegar al quinto grado.

Paralelamente a los cambios evolutivos en la

evaluación de la competencia, las evaluaciones

de valor de los niños respecto al interés, la

utilidad, y la importancia de los temas

académicos va decreciendo con la edad, en

especial durante la transición entre la escuela

primaria y secundaria. Este declive en la

valoración académica puede deberse a los

esfuerzos de los estudiantes por proteger su

autoestima. Por ejemplo, si los estudiantes

perciben una disminución en sus competencias

en matemáticas, no experimentarán un declive

en su autoestima si las matemáticas pierden

valor.

La teoría de motivación de logro propuesta por

Eccles y Wigfield incluye varios tipos de

creencias de competencia (Tabla 16.1). Pero

es válido preguntarse qué tan bien se

diferencian empíricamente, y si se diferencian

claramente en la mente de los estudiantes al

realizar juicios (Pintrich & Schunk, 2002). La

noción de control no aparece como variable por

sí mismo. Es evidente que se requiere de

mayores estudios acerca de las variables que

especifica la teoría, especialmente en cuanto al

orden causal de las expectativas y de las

valoraciones. Por ejemplo, ¿conducen las

mayores expectativas de éxito a que los

estudiantes valoren más las tareas? ¿Se

desarrollan primero las valoraciones, y sólo

luego, conforme los estudiantes experimentan

triunfos, se generan las expectativas de éxito?

¿O las valoraciones y expectativas se

influencian mutuamente?

Teoría de las Atribuciones

Las atribuciones son las causas percibidas de

los resultados. La teoría de las atribuciones

explica cómo perciben los individuos las causas

de sus acciones, y la de sus pares (Weiner,

1985). La premisa es que los individuos están

motivados a buscar información para generar

atribuciones. Las atribuciones, a su vez, tienen

consecuencias motivacionales. El proceso de

asignar atribuciones es regido por ciertos

principios. Los investigadores de las

atribuciones han intentado determinar cuáles

son estos principios, y han estudiado cómo

pueden modificarse las atribuciones de los

individuos (y, por tanto, sus conductas de

logro).

El locus de control de Rotter (1966), que ya

hemos revisado, incorpora conceptos

atribucionales. Otra influencia histórica de las

atribuciones contemporáneas es el análisis

Page 10: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

9

ingenuo de la acción

2 de Heider. Heider (1958)

examinó cuáles creen los individuos ordinarios

que son las causas de los eventos en su vida

cotidiana (ingenuo significa que el individuo

promedio no está al tanto de las influencias

objetivas). Según Heider, los individuos

atribuyen las causas a factores internos (fuerza

personal efectiva) o externos (fuerza ambiental

efectiva). Las fuerzas personales incluyen dos

factores: el poder (las habilidades) y la

motivación (el acto de intentar). El poder y el

ambiente en conjunto constituyen el factor

puedo, el cual, combinado con el factor intento,

es usado para explicar los resultados. El poder

individual es relativo según el entorno que lo

rodee, porque este entorno puede facilitar o

restringir los logros alcanzables. Si asumimos

que tenemos la habilidad necesaria para

superar las fuerzas ambientales, entonces el

intento (esfuerzo) influirá en los resultados.

El marco de Heider fue muy general y entregó

pocas hipótesis testeables. Otros

investigadores se basaron en su trabajo y

formularon teorías más explícitas. La teoría de

las atribuciones de Weiner se describe a

continuación.

Teoría de las Atribuciones de Logro. Una

serie de estudios dirigidos por Weiner y sus

colegas sentaron las bases para formular una

teoría atribucional del logro (Weiner, 1979,

1985; Weiner y cols., 1971; véase también el

Capítulo 17 de este volumen). Estos

investigadores postularon que los éxitos o

fracasos son atribuidos en gran medida a

factores tan generales como la habilidad, el

esfuerzo, la dificultad/facilidad de la tarea, y la

suerte. Existen otras atribuciones (p.e.,

enfermedad, apariencia física), pero estas

cuatro son transversales a los contextos de

logro.

Basados en el trabajo de Rotter y de Heider,

Weiner y cols. (1971) clasificaron las causas en

dos dimensiones: locus (interno/externo al

individuo), y estabilidad (relativamente

2 Lit. “Análisis Naive de la Acción”, por un galicismo

que puede traducirse como “ingenuo”.

estable/inestable en el tiempo). La habilidad es

interna y relativamente estable; el esfuerzo es

interno e inestable; la dificultad/facilidad de una

tarea es externa y relativamente estable; y la

suerte es externa e inestable. Weiner (1979)

agregó una tercera dimensión, de

controlabilidad (controlable/incontrolable por el

individuo), creando una clasificación de 2x2x2.

El esfuerzo es un factor controlable, mientras

que la dificultad de la tarea es incontrolable. El

esfuerzo inmediato es interno e inestable, pero

puede existir también un factor de esfuerzo

general (o esfuerzo típico) más estable.

Aunque esta clasificación ha demostrado ser

de gran utilidad para la investigación, la forma

en la que se clasifican estas atribuciones (y,

por ende, sus consecuencias) puede variar

según los individuos o la cultura. Así, la “ayuda

externa” es presumiblemente controlable, pero

algunos estudiantes pueden creer que ejercen

poco control sobre la ayuda que reciben – tal

vez debido a que tienen un profesor indiferente.

Al formar atribuciones, los individuos usan

claves situacionales. Las claves para las

atribuciones de habilidad son la facilidad,

velocidad, y frecuencia del éxito; las claves

para las atribuciones de esfuerzo son el

agotamiento físico o mental; las claves para la

dificultad/facilidad de una tarea son las normas

sociales (cómo lo hacen los demás) y las

características de la tarea; y las claves para las

atribuciones de suerte son la aleatoriedad de

los resultados y la baja relación entre esfuerzo

y resultado.

Las atribuciones son importantes porque tienen

consecuencias motivacionales. Se postula que

la dimensión de estabilidad afecta las

expectativas de éxito. Si asumimos que las

condiciones de una tarea se mantienen

estables, las atribuciones de éxito a causas

estables debieran conllevar mayores

expectativas de éxito en el futuro que en las

atribuciones a causas inestables. Se hipotetiza

también que la dimensión de locus tiene una

influencia en las respuestas afectivas. Los

individuos experimentan mayor

orgullo/vergüenza luego del éxito/fracaso

cuando los resultados son atribuidos a causas

Page 11: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

10

internas/externas. La controlabilidad tiene

diversos efectos. Las sensaciones de control

promueven la elección de tareas académicas,

el esfuerzo, y la persistencia. Los estudiantes

que piensan tener poco control sobre sus

resultados académicos tienen bajas

expectativas y motivaciones de éxito.

Los investigadores atribucionales han

examinado los procesos mediante los cuales

los individuos generan sus atribuciones y las

consecuencias que éstas traen (Pintrich &

Schunk, 2002). En general, estas

investigaciones le han otorgado soporte

empírico a esta teoría y a sus predicciones,

aunque existen algunos temas de fondo que

aún deben ser abordados, tales como saber si

realmente existen dos tipos diferenciados de

esfuerzo, o si es posible controlar los factores

externos.

Otro tipo de investigación se relaciona con el

cambio atribucional, en el cual los

investigadores buscan mejorar la motivación de

los estudiantes, alterando las atribuciones que

realizan de sus éxitos y sus fracasos. Por

ejemplo, algunos estudiantes atribuyen los

problemas de aprendizaje a bajos niveles de

habilidad. Esto resulta disfuncional para la

motivación, puesto que puede conducir a una

ausencia de iniciativa o de mejoramiento de las

habilidades. Los programas de cambio que

enfatizan el valor del esfuerzo buscan alterar

las atribuciones de los estudiantes, pasando de

la atribución a los bajos niveles de habilidad a

la atribución a un esfuerzo insuficiente.

Dweck (1975) comparó niños que siempre

tenían éxito en las tareas con otros que

fracasaban ocasionalmente y a quienes se les

otorgó una retroalimentación que enfatizaba el

esfuerzo (la necesidad de trabajar más duro).

En una prueba subsecuente, donde se les

entregó a todos los niños problemas que no

tenían solución, los niños con re-entrenamiento

atribucional mostraron menores niveles de

impedimento en su desempeño que aquéllos

que siempre tenían éxito. Las investigaciones

han mostrado que las atribuciones

disfuncionales pueden ser alteradas, y que

enfatizar el esfuerzo puede conducir a mejorar

el desempeño (Pintrich & Schunk, 2002).

Las investigaciones evolutivas muestran que

los niños pequeños no diferencian claramente

los conceptos de habilidad y esfuerzo, sino

hasta los últimos años de primaria (Nicholls,

1983). Después de ello, los niños pueden

valorar la habilidad por sobre el esfuerzo, lo

cual representa una paradoja, puesto que los

profesores tienden a enfatizar el esfuerzo. La

credibilidad de la retroalimentación al esfuerzo

es también de suma importancia. Realizar esta

retroalimentación con tareas muy sencillas

puede generar la sensación que la persona que

provee esta retroalimentación duda de las

habilidades del estudiante. Así, la

retroalimentación al esfuerzo parece ser más

creíble en las primeras etapas del aprendizaje,

cuando el estudiante tiene que esforzarse para

tener éxito. A medida que los estudiantes

desarrollan sus competencias, cambiar la

retroalimentación y enfocarla en las habilidades

puede tener mejores efectos motivacionales

(Schunk, 1984).

La teoría de las atribuciones enfatiza el rol de

las creencias de control en la motivación de los

estudiantes para persistir en sus esfuerzos por

aprender y lograr un buen desempeño

académico. Desde esta perspectiva teórica, los

estudiantes perciben un control óptimo cuando

los resultados son atribuidos a causas internas,

estables, y controlables. Por otro lado, las

creencias de competencia no son tratadas en

forma directa, pero las atribuciones pueden

generar percepciones de competencia o

incompetencia que tienen efectos

motivacionales.

Teoría Social-Cognitiva

La teoría social-cognitiva cuenta con diversas

perspectivas entre sus predecesoras,

incluyendo las teorías del aprendizaje social de

Miller y Dollard (1941) y Rotter (1954).

Comenzando en los años 1960’s, Bandura y

sus colegas realizaron una serie de

investigaciones acerca del aprendizaje

Page 12: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

11

observacional (Bandura y Walters, 1963). Estos

trabajos establecieron el trasfondo para la

teoría social-cognitiva de la conducta humana

de Bandura (1986). Las percepciones de

competencia y las creencias de control son

componentes integrales de esta teoría.

Bandura (1986) explicó la conducta en el marco

de una reciprocidad tríadica, o interrelaciones

recíprocas entre las conductas, las variables

ambientales, y los factores individuales (p.e.,

las cogniciones). Así, nuestras acciones

pueden modificar el ambiente y afectar la forma

en la que nos vemos a nosotros mismos; el

ambiente afecta lo que hacemos y pensamos; y

nuestra forma de pensar afecta nuestras

acciones y el modo en el que vemos nuestro

entorno.

En este modelo de causación recíproca, los

individuos producen a la vez que reciben las

influencias ambientales. Los procesos de auto-

referencia permiten que los individuos vayan

más allá de los estímulos ambientales

inmediatos y ejerzan un amplio control sobre

sus vidas mediante la planificación, la

organización, y la auto-regulación (Zimmerman,

2000).

La variable central que representa las

creencias de competencia es la auto-eficacia,

que se define como las creencias de los

individuos acerca de su capacidad para

aprender o realizar acciones en un nivel

determinado (Bandura, 1997). Para medir su

auto-eficacia, los individuos evalúan sus

habilidades y su capacidad de transformar

estas habilidades en acciones. La auto-eficacia

es clave para fomentar un sentido de agencia

en los individuos, que otorga la sensación de

poder influenciar sus vidas (Bandura, 1997,

2001; véase también el Capítulo 15 de este

volumen).

La auto-eficacia se contrasta con otra variable

social-cognitiva – las expectativas de

resultados, o creencias respecto a las

consecuencias esperables de las acciones. Las

expectativas de resultados son tipos de

creencias de control. A menudo la auto-eficacia

y las expectativas de control están

relacionadas; por ejemplo, los estudiantes auto-

eficaces esperan lograr buenos desempeños y

obtener resultados positivos producto de sus

esfuerzos (p.e., buenas calificaciones). Pero no

existe una conexión automática entre auto-

eficacia y expectativas de resultados. Los

estudiantes pueden esperar resultados

positivos si logran un buen desempeño en una

prueba (p.e., elogios del profesor, una buena

calificación), pero pueden dudar de sus

capacidades para estudiar con la suficiente

diligencia para conseguir un buen desempeño.

La auto-eficacia es esencialmente un

constructo de domino específico. Puede

contrastarse con el auto-concepto (que ya

hemos revisado antes) o con nuestras propias

auto-percepciones colectivas (Pajares &

Schunk, 2002). Aunque las habilidades

individuales influencian la auto-eficacia, ambos

conceptos no son sinónimos en el sentido de

compartir el mismo significado. Las

investigaciones muestran que los estudiantes

de diversos niveles de habilidad difieren en sus

auto-eficacias (Collins, 1982).

La auto-eficacia tiene efectos diversos en los

entornos de logro (Bandura, 1997; Pajares,

1996; Schunk, 1995). La auto-eficacia puede

influenciar la elección de actividades. Los

estudiantes con baja auto-eficacia respecto al

aprendizaje pueden evitar las tareas, mientras

aquéllos que se sienten eficaces debieran

participar con mayor entusiasmo. La auto-

eficacia afecta asimismo la dedicación, la

persistencia, y el aprendizaje. Los estudiantes

que se perciben como más eficaces en cuanto

al aprendizaje suelen dedicarle más esfuerzo y

persistir en mayor medida que aquéllos que

dudan de sus capacidades, especialmente al

hallar alguna dificultad. Estas conductas, a su

vez, fomentan el aprendizaje.

Los individuos adquieren la información

necesaria para evaluar su auto-eficacia en un

área determinada desde diversas fuentes: el

desempeño actual, las experiencias vicarias

(p.e., los modelos sociales), la información

persuasiva, y los síntomas fisiológicos (p.e., la

sudoración, el ritmo cardiaco) (Bandura, 1997).

Page 13: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

12

La información adquirida a través de estas

fuentes no influye automáticamente en la auto-

eficacia, sino que más bien se evalúa

cognitivamente. La evaluación de la auto-

eficacia es un proceso inferencial en el cual los

individuos sopesan y combinan las

contribuciones de los factores individuales,

conductuales, y ambientales. Las personas

consideran factores tales como la percepción

de sus habilidades, los esfuerzos realizados, la

dificultad de la tarea, la asistencia del profesor,

y la cantidad y los patrones de sus éxitos y sus

fracasos previos (Bandura, 1997; Schunk,

1995).

Las investigaciones respecto a los cambios

evolutivos de la auto-eficacia académica han

revelado un complejo patrón de resultados.

Shell, Colvin, y Bruning (1995) estudiaron la

auto-eficacia en tareas de lectura y de escritura

(p.e., escribirle una carta a un amigo) y la auto-

eficacia en habilidades de lectura y de escritura

(p.e., uso correcto de las partes de un discurso

en un escrito). Hallaron un incremento evolutivo

en la auto-eficacia de las tareas lecto-escritoras

a través del cuarto, séptimo, y décimo grados,

pero no así para la auto-eficacia de las

habilidades lecto-escritoras. Zimmerman y

Martínez-Pons (1990) estudiaron las creencias

de auto-eficacia de los estudiantes de quinto,

octavo, y undécimo grado para resolver

problemas matemáticos específicos o para

definir ciertas palabras dadas, y hallaron un

incremento evolutivo significativo en la auto-

eficacia de ambas tareas. Estos dos estudios

revelaron un incremento en la auto-eficacia

para manejar tareas académicas específicas a

medida que los estudiantes van avanzando en

el sistema escolar.

Recientemente, Pajares, Valiante, y Cheong

(en prensa) estudiaron las creencias de auto-

eficacia en estudiantes entre el cuarto y el

undécimo grado usando ítems que también se

enfocaban en las habilidades escritoras, tales

como “escriba un párrafo potente que contenga

una buena oración de tópico o idea principal”.

Estos investigadores hallaron que estas

creencias de auto-eficacia disminuían a medida

que los estudiantes pasaban desde la escuela

primaria hasta las escuelas intermedias, pero

luego se mantenían estables a través de las

escuelas superiores3. Por lo tanto, aunque la

auto-eficacia para completar tareas

académicas específicas pueda aumentar

evolutivamente, la auto-eficacia para las

habilidades académicas puede disminuir

durante los años que dura la escuela primaria,

para estabilizarse luego en la escuela

intermedia y superior. Es posible que la

completación de tareas específicas, tales como

escribirle a un amigo o narrar lo que se ha

hecho durante las vacaciones de verano, se

juzgue en términos de estándares absolutos de

éxito o de fracaso, mientras que las habilidades

académicas, que son enfatizadas por los

profesores, se evalúan usando estándares de

comparación social.

Las investigaciones han demostrado que la

auto-eficacia es una variable clave en la

predicción del aprendizaje, de la motivación, y

del logro, y que la auto-eficacia es un predictor

del desempeño y de la motivación más potente

y consistente que los constructos generales

(p.e., auto-concepto) (Pajares, 1996; Schunk,

1995; Schunk & Pajares, 2004). Las

investigaciones muestran asimismo que las

intervenciones educacionales pueden mejorar

la auto-eficacia, la motivación, y los logros. Se

han obtenido efectos positivos sobre la auto-

eficacia al enseñarles a los estudiantes a

establecer metas proximales y a medir sus

avances, entregándoles la oportunidad de

evaluar sus progresos en el aprendizaje,

dándoles una retroalimentación que vincule sus

éxitos con sus esfuerzos y habilidades,

haciéndolos trabajar en metas progresivas que

impliquen la adquisición de habilidades,

haciéndolos auto-monitorearse y registrar sus

avances, y acoplando las recompensas a su

nivel de desempeño (Schunk, 1995; Schunk &

Ertmer, 2000).

3 El sistema norteamericano contempla tres niveles en la

educación escolar formal: la Escuela Primaria (Elementary

School), desde el primero hasta el cuarto grado; la Escuela

Intermedia (Middle School), desde el quinto hasta el noveno

grado; y la Escuela Superior (High School), desde el décimo hasta

el duodécimo grado.

Page 14: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

13

La teoría social-cognitiva aborda la noción de la

agencia personal sobre los aspectos

importantes de nuestras propias vidas, que

involucran las percepciones de competencia y

de control. Se requiere tanto de una auto-

eficacia como de unas expectativas de

resultados positivos para estar óptimamente

motivado: los estudiantes con un potente

sentido de su agencia esperan lograr un buen

desempeño y obtener resultados positivos por

sus esfuerzos (p.e., elogios). El sentido de

agencia depende también de nuestras

habilidades auto-regulatorias, o de los procesos

mediante los cuales los estudiantes activan y

mantienen sus conductas, cogniciones, y

afectos, que son orientados sistemáticamente

al logro de metas de aprendizaje (Zimmerman,

2000). Los individuos pueden mejorar sus

competencias auto-regulatorias al desarrollar

estrategias de aprendizaje efectivas,

administrando bien su tiempo, creando un

ambiente favorable para el aprendizaje,

estableciendo metas y evaluando sus avances,

manteniendo un sentido de auto-eficacia para

aprender, y recompensándose a sí mismo por

sus progresos (Zimmerman, 2000). La literatura

especializada en la auto-regulación destaca su

relevancia para desarrollar la creencia de que

podemos controlar muchos eventos

importantes en nuestras vidas (la auto-

regulación será abordada más adelante en este

capítulo).

Teoría de Metas

La teoría de metas postula que existen

relaciones importantes entre las metas, las

orientaciones de metas, las expectativas, las

atribuciones, las concepciones de habilidad, la

comparación social y la auto-comparación, y

las conductas de logro de los individuos

(Linnenbrink & Pintrich, 2002; Pintrich, 2000).

La teoría de metas incorpora numerosos

constructos que han demostrado ser de gran

importancia para la motivación y el aprendizaje,

y busca relacionarlos de modo sistemático.

Esta teoría lidia con una amplia gama de

variables para explicar la conducta de logro,

algunas de las cuales no involucran las metas

de manera directa. Esta es una diferencia clave

entre la teoría de metas y la teoría del

establecimiento de metas (Locke & Latham,

1990), que se preocupa más por el modo en el

que se establecen y modifican las metas, y con

el rol de sus propiedades (p.e., especificidad,

dificultad, proximidad).

Un constructo clave en la teoría de meta es el

de orientación de meta – el propósito y foco del

compromiso individual para cumplir con ciertas

actividades, o las razones para involucrarse en

tareas académicas (Anderman, Austin &

Johnson, 2002; Pintrich, 2000; véase también

el Capítulo 17 de este volumen). Asimismo, la

orientación de meta se relaciona directamente

con las creencias de competencia y de control,

como lo veremos más adelante. Una

característica central de la teoría de meta es su

énfasis en comprender cómo diferentes tipos

de orientaciones de meta pueden influir en las

acciones de logro.

Una distinción posible, es la realizada entre las

metas de desempeño y las metas de dominio

(Dweck, 1999, 2002; véase también el Capítulo

15 de este volumen). Una meta de dominio

refleja un foco en la adquisición de

conocimientos, habilidades, y competencias, en

relación al desempeño previo individual; una

meta de desempeño implica un foco en el

esfuerzo por demostrar las competencias

superando el desempeño de otros (Elliot &

Harackiewicz, 1996; Pintrich, 2000). Otros tipos

de metas conceptualmente semejantes a las

metas de domino son el aprendizaje, las metas

ligadas a la tarea y las metas enfocadas en la

tarea; aquéllas semejantes a la metas de

desempeño incluyen las metas ligadas al ego, y

las metas enfocadas en la habilidad.

Las orientaciones de meta se distinguen

porque se cree que poseen diversos efectos en

las conductas de logro. Aunque el debate

respecto a los beneficios de los diversos tipos

de orientaciones de meta sigue vigente, la

mayoría de los investigadores apuntan a la

deseabilidad de las metas de dominio (Dweck,

1999; Pintrich, 2000). La orientación hacia las

Page 15: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

14

metas de dominios enfoca la atención de los

estudiantes en los procesos y las estrategias

que los ayudan a adquirir nuevas habilidades y

a mejorar sus competencias. Un foco en la

tarea probablemente motiva la conducta,

dirigiendo y manteniendo la atención en las

características de la tarea críticas para el

aprendizaje. Los estudiantes que persiguen

metas de dominio son aptos para sentirse auto-

eficaces para alcanzarla y se motivan para

dedicarse a actividades que le permitan evaluar

su aprendizaje (p.e., realizar esfuerzos,

persistir, lidiar con las distracciones). La auto-

eficacia es corroborada en la medida en la que

trabajan en la tarea y notan sus progresos. La

percepción de progresos sostiene la motivación

y la adquisición de nuevas habilidades

(Schunk, 1995).

Por el contrario, y puesto que una orientación

de meta de desempeño se enfoca en superar el

desempeño de otros, no sobresale la

importancia de los procesos y estrategias

requeridas para aprender o incrementar la

auto-eficacia para aprender. Los estudiantes

bien podrían no comparar sus desempeños

presentes y pasados para determinar los

progresos logrados, lo cual puede traducirse en

una baja percepción de competencia entre los

estudiantes que no tienen un desempeño tan

elevado como el de sus pares. Una baja

percepción de competencia puede reducir la

motivación por aprender. Por lo tanto, las

metas de desempeño se enfocan en controlar

las experiencias de éxito y de fracaso mediante

la exposición selectiva a eventos socialmente

competitivos.

Pintrich y otros (Elliot, 1999; Linnenbrink &

Pintrich, 2002; Pintrich, 2000, 2003) adoptaron

una perspectiva motivacional de metas

múltiples. Cruzaron la dimensión dominio-

desempeño con la dimensión aproximación-

evitación según si los estudiantes estaban

aproximándose o evitando las metas. Las

metas de dominio-aproximación implican el

trabajo en tareas para desarrollar habilidades;

las metas de dominio-evitación pueden suponer

evitar la posibilidad de no alcanzar altos

estándares; las metas de desempeño-

aproximación conllevan un foco en superar el

desempeño de otros; las metas de desempeño-

evitación implican evitar una demostración de

bajas habilidades. En cualquier contexto dado

es posible ostentar más de una meta

simultáneamente. Así, los estudiantes pueden

desear mejorar sus habilidades (dominio-

aproximación) y superar el desempeño de sus

pares para obtener una buena nota

(desempeño-aproximación).

Diversos investigadores han sugerido que las

orientaciones de metas se relacionan

estrechamente con las teorías individuales

respecto a la naturaleza de la inteligencia y de

las habilidades (Dweck, 1999; Dweck &

Leggett, 1988; Nichols, 1983). Dweck propuso

dos teorías acerca de la inteligencia. Los

estudiantes que apoyaban una teoría de la

entidad respecto a la inteligencia pensaban que

la inteligencia es relativamente fija y estable a

través del tiempo. Los esfuerzos nos permiten

alcanzar nuestros límites, pero no llegar más

allá de nuestras posibilidades. Las dificultades

son obstáculos que pueden reducir su auto-

eficacia, llevarlos a usar estrategias ineficaces,

y causar el abandono o el trabajo de mala

ganas.

Por el contrario, aquéllos que sostenían una

teoría incremental equiparan toscamente la

inteligencia con el aprendizaje. Ellos creían que

las habilidades pueden incrementarse a través

del tiempo mediante el aprendizaje y los

esfuerzos. Aún de existir un límite superior de

las habilidades, éste se encuentra tan arriba

que no debe ser considerado un impedimento

para trabajar duro y mejorar. Las dificultades

son desafíos y pueden aumentar la auto-

eficacia si los estudiantes invierten en esfuerzo,

persistencia, y usan estrategias eficaces.

Aunque existen excepciones, los estudiantes

que sostienen una teoría incremental de la

inteligencia son más propensos a pensar que el

aprendizaje incrementará sus habilidades y a

adoptar metas de dominio. Los estudiantes que

sostienen una teoría de la entidad pueden no

adoptar metas de dominio porque piensan que

el aprendizaje, aun si pudiera incrementar las

Page 16: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

15

habilidades existentes, no lo haría de modo

significativo (i.e., creen que no pueden

controlar su habilidad).

Existe un fuerte apoyo empírico para muchas

de las predicciones de la teoría de metas

(Pintrich, 2000). Los estudiantes que presentan

metas orientadas al dominio dan muestras

tanto de un mejor monitoreo cognitivo como de

un mejor uso de las estrategias de aprendizaje.

Asimismo, las metas de domino-aproximación

se relacionan positivamente con el uso de

mejores (más profundas) estrategias de

procesamiento cognitivo durante el aprendizaje,

y con diversas variables motivacionales tales

como una alta auto-eficacia y atribuciones

positivas. Los estudiantes que adoptan metas

de dominio-aproximación son capaces de

mantener estables su auto-eficacia y sus

percepciones de competencia, aun al

enfrentarse a tareas difíciles (Dweck & Leggett,

1988).

A la fecha, existen pocas investigaciones

acerca de las metas de dominio-evitación, un

área que claramente requiere ser explorada.

También son necesarios mayores estudios

respecto de cómo las metas de dominio afectan

las percepciones de control. Las evidencias

que apoyan la idea de que las metas de

dominio se relacionan positivamente con las

percepciones de control son, por lo general,

indirectas. Los estudiantes que adoptan metas

de dominio son más propensos a monitorear

sus cogniciones, buscar modos de estar

conscientes de sus aprendizajes, revisar sus

niveles de comprensión, y a usar diversas

estrategias de aprendizaje, incluyendo aquéllas

que fomenten un nivel de aprendizaje más

profundo que superficial (Pintrich, 2000). Estas,

y otras técnicas de aprendizaje efectivo,

debieran fomentar las creencias de control

respecto a los resultados, no obstante, se

requiere de mayores investigaciones.

Las investigaciones actuales presentan

evidencias contradictorias en cuanto a la

relación entre las metas de desempeño, y la

motivación y el aprendizaje auto-regulado.

Wolters, Yu, y Pintrich (1996) hallaron que las

metas de desempeño-aproximación de los

adolescentes se relacionaban positivamente

con la auto-eficacia y con el uso de estrategias

auto-reguladoras; sin embargo, Kaplan y

Midgley (1997) no encontraron correlación

alguna entre las metas de desempeño-

aproximación de los adolescentes y las

estrategias de aprendizaje adaptativo. Wolters

(2004) demostró que las metas de desempeño-

aproximación no se relacionaban con el uso de

estrategias cognitivas. Middleton y Midgley

(1997) no hallaron una relación entre las metas

de desempeño-aproximación ni de desempeño-

evitación y la auto-regulación cognitiva. Dados

estos conflictivos hallazgos, los investigadores

deben seguir explorando las condiciones bajo

las cuales las metas de desempeño-

aproximación se relacionan con los resultados

de logro. También se requiere de mayores

estudios respecto a las metas de desempeño-

evitación.

No existen muchas investigaciones evolutivas

respecto a los cambios en las orientaciones de

metas (Eccles, Wigfield & Schiefele, 1998). La

teoría de Dweck (1999) predice que las metas

de desempeño aumentan evolutivamente, dado

que aumenta el énfasis en las teorías de la

entidad. Asimismo, a medida que los niños

progresan en la escuela, las aulas se hacen

más normativas y competitivas, especialmente

con el paso de la escuela primaria a la escuela

intermedia. Este cambio en las condiciones del

contexto lleva a fortalecer el predominio de las

metas de desempeño. El decaimiento general

de las creencias de competencia en el

desarrollo evolutivo de los niños refleja este

cambio en las orientaciones de meta (Eccles y

cols., 1998).

La teoría de metas postula relaciones claves

entre las orientaciones de meta, las teorías de

la inteligencia, las percepciones de

competencia, y los resultados de logro. Pintrich

(2000) demostró que las orientaciones de meta

son componentes centrales del aprendizaje

auto-regulado. En términos generales, y puesto

que las metas de dominio se enfocan en el

aprendizaje, los estudiantes que posean este

tipo de orientación de meta debieran sentir que

Page 17: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

16

ejercen un mayor control sobre sus resultados,

debido a que adoptan estrategias que los

ayudan a aprender y a evaluar sus avances, lo

cual sustenta la motivación. Los estudiantes

que ostentan metas de desempeño, por otra

parte, debieran experimentar una menor

sensación de control sobre sus aprendizajes,

porque su foco está en superar el desempeño

de otros. Por lo tanto, la teoría de metas incluye

tanto las creencias de competencia (p.e., la

auto-eficacia) como de control, distinguiendo

sus respectivos efectos.

Teoría de la Auto-Determinación

Deci, Ryan, y sus colegas desarrollaron un

modelo de la auto-determinación de la

motivación intrínseca (Deci, 1980; Grolnick,

Gurland, Jacob & Decourcey, 2002; Ryan,

Connell & Deci, 1985). La auto-determinación

es el proceso mediante el cual usamos

nuestras capacidades para determinar cómo

satisfacer nuestras necesidades (Deci, 1980).

La auto-determinación requiere que los

individuos decidan cómo actuar en su medio.

Algunos artículos previos de otros

investigadores capturan las ideas centrales de

la teoría de la auto-determinación. Por ejemplo,

de Charms (1968) trató la causación personal,

o la iniciación de la conducta de un individuo

tendiente a alterar el entorno. Los individuos se

esfuerzan por ser agentes causales y se

motivan para producir cambios en su medio.

Distinguía entre origen y peón4. Los orígenes

son aquéllos individuos que perciben sus

conductas como auto-determinadas; los

peones son aquellos que creen que sus

conductas son determinadas por causas que

están fuera de su control. Los programas de

entrenamiento en causación personal buscan

generar en los estudiantes un mayor sentido de

responsabilidad por sus acciones, y por lo tanto

ayudarlos a ser más orígenes que peones

(Alderman, 1999).

4 Literalmente: “Origins” y “Pawns”.

De igual importancia es la motivación efectista

de White (1959), o la necesidad innata de lidiar

efectivamente con el entorno. Esta motivación

es indiferenciada en los infantes y en los niños

pequeños, y puede apreciarse en acciones

tales como aferrarse a los objetos o gatear.

Esta motivación, a través del desarrollo

evolutivo, se va especializando y puede

observarse en las conductas de logro en

determinadas asignaturas escolares.

Harter (1978) desarrolló un modelo de

motivación de dominio. Mientras la motivación

efectista se enfoca en el éxito, Harter también

consideró el fracaso. El modelo de Harter

describe el proceso mediante el cual los niños

internalizan las metas de dominio y desarrollan

un sistema de auto-recompensa. Harter

también enfatizó el rol de los agentes

socializadores que refuerzan los intentos

independientes de dominio y ayudan a los

niños a desarrollar un sentido de control y de

competencia percibida. Cuando los agentes

socializadores no refuerzan los intentos

independientes de dominio, o derechamente

los inhiben, los niños desarrollan un sentido de

dependencia, que no facilita las percepciones

de control o de competencia.

La teoría de la auto-determinación postula que

existen tres necesidades psicológicas innatas

básicas: competencia, autonomía, y afinidad.

La necesidad de competencia es comparable a

la necesidad general de White (1959) por

dominar el entorno. La necesidad de autonomía

se refiere al deseo de experimentar una

sensación de control, agencia, o autonomía en

las interacciones ambientales (i.e., un locus

interno de causalidad). La necesidad de

afinidad (o pertenencia) denota el deseo de

pertenecer a un grupo, o a varios grupos.

La teoría de la auto-determinación enfatiza la

internalización de los valores sociales. La

sociedad contiene numerosos controles y

recompensas extrínsecos que pueden no

encajar con los deseos de auto-determinación

de los niños, pero que pueden conducirlos a

realizar ciertas conductas deseadas. Durante el

desarrollo evolutivo, estos motivadores

Page 18: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

17

externos pueden convertirse en parte de un

sistema auto-regulador internalizado.

La perspectiva de la auto-determinación le da

un gran énfasis a la motivación intrínseca, o “la

necesidad humana de ser competente y auto-

determinante en relación al medio” (Deci, 1980,

p. 27). La motivación intrínseca es el deseo de

hacer cosas por el placer de hacerlas; se

distingue de la motivación extrínseca, o la

motivación por realizar acciones que

conduzcan a un resultado deseado (véase

también el Capítulo 15 de este volumen). La

motivación intrínseca conduce a los individuos

a buscar desafíos y a dominarlos, con lo que

satisfacen sus necesidades de ser

competentes y auto-determinantes (Pintrich &

Schunk, 2002). La motivación intrínseca

disminuye cuando los individuos no pueden ser

auto-determinantes: es decir, cuando no son

libres de tomar decisiones o de hacerse

responsables por sus acciones. La motivación

intrínseca se ve afectada cuando los individuos

creen que sus acciones son determinadas

extrínsecamente, como por ejemplo, cuando

perciben que sus acciones son un medio para

alcanzar un fin (p.e., una recompensa

deseada).

Esta teoría postula que la motivación intrínseca

es una necesidad humana innata, y que se

origina en los infantes como una necesidad

indiferenciada de competencia y de auto-

determinación. En el transcurso del desarrollo

evolutivo, se diferencia en áreas específicas

(p.e., académicas, deportivas) y las

interacciones con el entorno influyen en su

dirección.

La motivación intrínseca y extrínseca pueden

ser vistas como los dos extremos de un

continuo. En el medio, se hallan las conductas

que originalmente fueron motivadas

extrínsecamente, pero que han sido

internalizadas y que ahora son auto-

determinadas. Así, algunos estudiantes podrían

desear no realizar una actividad académica

determinada, pero trabajar en ella para obtener

una recompensa y evitar un castigo. A medida

que se desarrollan las habilidades y los

estudiantes creen haberse vuelto más

competentes, perciben una sensación de

control y de auto-determinación sobre el

aprendizaje. Estas actividades se van

motivando cada vez más intrínsecamente.

La teoría de la auto-determinación distingue

entre las creencias de competencia y las de

control. Skinner, Wellborn y Connell (1990)

identificaron tres tipos de creencias que

contribuyen al control percibido. Las creencias

de capacidad se refieren a las creencias acerca

de la capacidad percibida con respecto a la

habilidad, el esfuerzo, los demás, y la suerte.

Las creencias de estrategia son percepciones

acerca de los factores que influencian el éxito

escolar y cómo nuestras acciones pueden

influenciar estos resultados. Las creencias de

control son las expectativas respecto a las

probabilidades de hacer bien las cosas dejando

de lado los medios específicos requeridos.

Las investigaciones han explorado las

relaciones entre la auto-determinación y la

motivación intrínseca (Ryan, 1993). Los

estudios han demostrado que las elecciones

afectan la motivación intrínseca y que los

individuos creen tener control sobre su entorno,

tienen un mejor desempeño y toleran más los

estímulos adversos.

Las investigaciones han explorado, asimismo,

las relaciones entre la motivación intrínseca y

las condiciones ambientales. Cuando a los

individuos se les ofrecen recompensas por su

desempeño, y sienten que estas recompensas

controlan su conducta, su motivación intrínseca

por realizar la tarea se ve afectada. Otros

factores que han demostrado ser perjudiciales

para la motivación intrínseca son las

amenazas, los plazos, la vigilancia, y las

evaluaciones. Desgraciadamente, estos

factores son muy comunes en el contexto

escolar.

La motivación intrínseca puede realzarse

proveyéndoles a los estudiantes de una

retroalimentación que les indique que se han

vuelto más competentes y que están

desarrollando sus habilidades. También es

posible incrementar la motivación intrínseca

Page 19: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

18

permitiendo que los estudiantes tengan más

libertad de elección con respecto a sus

actividades. Aunque algunos de los puntos de

esta teoría necesitan mayores especificaciones

(p.e., las influencias y consecuencias de la

necesidad de ser auto-determinado), la

literatura especializada respalda muchas de las

predicciones de la teoría de la auto-

determinación, especialmente que las

percepciones de control y de competencia son

esenciales para la motivación intrínseca.

RELEVANCIA EN OTROS PROCESOS

La discusión previa se ha centrado en los roles

de las creencias de control y de competencia

en las conductas de logro tales como la

motivación y el aprendizaje. Las percepciones

de control y de competencia también son

importantes para otros procesos de logro. En

esta sección se discute sus roles en la auto-

regulación, la metacognición, y la volición.

Auto-Regulación

La auto-regulación es un proceso crítico en

muchas teorías del aprendizaje y del logro

(Zimmerman, 2000). Originalmente, la auto-

regulación se estudió en contextos terapéuticos

como un medio para ayudar a los individuos a

controlar algunas conductas disfuncionales. En

los últimos años, la auto-regulación se ha

aplicado cada vez más a contextos académicos

para mejorar la motivación y el aprendizaje.

Diversas teorías de la auto-regulación incluyen

los juicios de competencia y las creencias de

control como variables claves (Zimmerman &

Schunk, 2001). Según Zimmerman (2000,

2001), la auto-regulación incluye la previsión, la

ejecución/el control volitivo, y fases de auto-

reflexión. La auto-eficacia es una creencia de

competencia clave que se vincula con los

procesos de control auto-regulatorios, tales

como el establecimiento de metas y la

selección de una estrategia. Durante la

previsión, que antecede a la ejecución

propiamente tal, los estudiantes evalúan su

auto-eficacia para el aprendizaje. Durante la

fase de ejecución/control volitivo, monitorean

su desempeño y ajustan las estrategias según

las necesidades; la auto-eficacia los ayuda a

mantenerse enfocados y motivados. Durante

los periodos de auto-reflexión, los estudiantes

evalúan los progresos realizados para lograr

sus metas, hacen atribuciones causales

respecto al control personal que han tenido

sobre estos progresos, y, de acuerdo a lo

anterior, ajustan sus percepciones de auto-

eficacia. El control percibido no sólo implica las

creencias de auto-eficacia, sino también los

juicios respecto a la eficacia personal de

nuestros procesos auto-regulatorios. El modelo

de auto-regulación de Pintrich (2000) también

incluye fases (previsión, planificación, y

activación; monitoreo; control; reacción y

reflexión), y postula que la auto-eficacia es

crítica en todos ellas. Una auto-regulación

efectiva requiere que los estudiantes crean que

pueden ejercer algún control sobre los factores

contextuales y sus cogniciones, procesos

motivacionales, y conductas.

Las creencias de competencia y de control son

parte integral de muchas teorías de la auto-

regulación, pero esta última tiene un amplio

alcance e incluye muchos otros procesos. La

mayoría de los modelos de auto-regulación

incluyen el uso de estrategias (cognitivas,

motivacionales, conductuales), administración

del tiempo, auto-observación y auto-evaluación,

estructuración ambiental, búsqueda de ayuda,

y establecimiento de metas. Aunque la

competencia y el control percibidos son

importantes, no producirá una auto-regulación

eficaz en ausencia de otros procesos auto-

regulatorios.

Metacognición

La metacognición se refiere al control

consciente deliberado de la actividad cognitiva

(Flavell, 1985). La Metacognición requiere la

comprensión de qué habilidades, estrategias, y

recursos son necesarias para completar una

tarea, así como la forma y el momento para

hacer uso de estas habilidades y estrategias.

Page 20: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

19

Diversas variables asociadas con los

estudiantes, las tareas, y las estrategias

influencian la metacognición. El nivel de

desarrollo evolutivo es una variable clave del

estudiante; durante su desarrollo, los niños

tienen mayor capacidad para comprender las

demandas de la tarea y son más conscientes

de sus capacidades para cumplirlas

(Alexander, Carr & Schwanenflugel, 1995). Las

características de la tarea afectan las creencias

de los estudiantes respecto a qué habilidades y

estrategias se requieren; por ejemplo, un largo

y pesado párrafo que contiene palabras

complicadas señala un tipo de estrategia de

comprensión diferente al de un párrafo corto

con palabras sencillas. Las habilidades de los

estudiantes y sus conocimientos de las

estrategias y creencias relacionadas que

puedan resultar útiles en una situación dada

también afecta las habilidades y estrategias

que finalmente usarán.

Tal como sucede con la auto-regulación, las

creencias de competencia y de control entran

en juego durante las actividades

metacognitivas, pero la metacognición incluye

otros procesos. Los estudiantes que se sientan

más auto-eficaces con el aprendizaje

generalmente lo hacen porque creen que

poseen las habilidades y estrategias necesarias

para aprender. Del mismo modo, la creencia de

que uno puede ejercer control sobre nuestra

actividad cognitiva es crítica, pero el mero

hecho de tener esta creencia no asegura una

metacognición efectiva en ausencia del

conocimiento, habilidades y estrategias

necesarios.

Volición

La volición ha interesado a los psicólogos por

largo tiempo. James (1890) creía que la

volición era el proceso mediante el cual las

intenciones se traducían en acciones, y surtía

un mayor efecto cuando diversas intenciones

competían por la acción. La volición ejecutaba

las acciones al activar las representaciones

mentales de las mismas, a modo de guía

conductual. Actualmente, se considera a la

volición como el proceso que media la relación

entre las metas y las acciones, e implementa

las acciones necesarias para alcanzar las

metas (Como, 1993; Kuhl, 1984). La volición

ayuda a evitar que las metas se alteren o

descarten aplicando actividades auto-

reguladoras que le dan dirección.

A diferencia de las teorías de auto-regulación

que incluyen las actividades que ocurren antes,

durante, y después de las tareas, la volición

separa las actividades predecisionales (p.e., el

establecimiento de las metas, la evaluación de

las demandas de la tarea) de las

posdecisionales (p.e., la aplicación de

estrategias para alcanzar las metas). La

volición comprende un conjunto de procesos de

control psicológico que protegen nuestra

concentración y dirigen el esfuerzo ante los

obstáculos y las distracciones (Corno, 1993).

Las creencias de control y de competencia son

hermanas de la volición, puesto que para

ejercer un control volitivo, los estudiantes

deben creer que pueden controlar su foco y sus

actividades, y deben sentirse competentes para

lograrlo. Se requiere de mayores

investigaciones en esta área, porque los

investigadores de la volición se han enfocado

más en los tipos de estrategias que pueden

usarse para el control volitivo, que en los roles

que juegan la competencia y el control

percibidos en este proceso (Corno, 1993, 1994;

Kuhl, 1984). No obstante, parece claro que, al

igual que la auto-regulación y la metacognición,

la volición incluye un conjunto de habilidades y

estrategias que se extienden más allá de las

creencias de competencia y de control.

INVESTIGACIONES FUTURAS E

IMPLICANCIAS PRÁCTICAS

Tanto la teoría como las evidencias empíricas

apoyan la noción de que las creencias de

competencia y de control son importantes

constructos de logro y contribuyen de modo

crítico a la motivación y al aprendizaje de los

estudiantes. Esta sección da algunas

sugerencias de direcciones para las

Page 21: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

20

investigaciones futuras, y discute algunas

implicancias para la práctica educacional.

Direcciones de Investigaciones Futuras

Las creencias de competencia y de control

ofrecen numerosas posibilidades para la

investigación. A continuación se describen

algunas áreas que merecen mayor atención

investigativa.

Refinamiento y Diferenciación de los

Constructos. Las teorías anteriores hablan de

las creencias de competencia o de control, o de

ambas. Las teorías que las incluyen a ambas

(p.e., la social-cognitiva, de la auto-

determinación) hacen una distinción entre ellas,

haciendo hincapié en la relación que poseen.

Bandura (1997), por ejemplo, diferencia las

expectativas de resultado (creencias de control)

de la auto-eficacia (creencia de competencia),

pero explica cómo suelen estar relacionadas

unas con otras. Los individuos eficaces

experimentan un mayor sentido de control

personal sobre las situaciones; los individuos

con baja auto-eficacia suelen creer que tienen

menos control.

Es posible, desde luego, sentirse competente

sin sentir que tenemos el control, o viceversa.

Por ejemplo, algunos estudiantes pueden

sentirse altamente competentes para aprender

matemáticas, pero pensar que tienen poco

control sobre sus calificaciones porque sus

profesores poseen prácticas caprichosas para

poner notas. Aún así, como estos dos

constructos a menudo se relacionan, se genera

el problema de que ambos comparten

varianzas en común con uno o más factores

adicionales (p.e., la habilidad).

Se requiere de mayores investigaciones

respecto a la estructura de estos constructos,

que incluyan las condiciones bajo las cuales

presentan una relación más estrecha.

Asimismo, la investigación evolutiva puede

indagar el tema de si el control es una

necesidad humana básica (como lo postula la

teoría de la auto-determinación) o más bien

una característica que se desarrolla en

conjunto con nuestras metas y con las normas

sociales. Las investigaciones transculturales

sugieren que la competencia individual y el

énfasis en las habilidades personales son más

fuertes en las culturas Occidentales (Fletcher &

Ward, 1988; McInerney, Hinckley, Dowson &

Van Etten, 1998). Las investigaciones

transculturales debieran considerar el asunto

de la generalidad del control percibido y las

influencias culturales que pueden afectarlo.

La Importancia de las Creencias de Control

y de Competencia. Un tema transversal en

este capítulo ha sido que las creencias de

competencia y de control juegan un rol clave en

la predicción de los logros, más allá del efecto

de otras variables. Al mismo tiempo, podríamos

cuestionarnos si estas creencias son realmente

importantes en la escuela. Los estudiantes

suelen tener poco control sobre sus actividades

escolares, su enseñanza, sus tareas, y sus

evaluaciones. La mayoría de las actividades en

la educación K-12 se ve regulada por los

profesores y por el plan de estudios. Dado el

énfasis actual que reciben las evaluaciones

estatales y nacionales (con las recompensas y

sanciones que las acompañan), uno podría

preguntarse si marca alguna diferencia el que

los estudiantes se sientan competentes o con

control, en la medida en la que puedan aprobar

e idealmente lograr altas puntuaciones en las

pruebas estandarizadas. Los sentimientos de

competencia y de control podrían resultar más

relevantes en ambientes menos expuestos a

presiones externas: por ejemplo, cuando los

estudiantes han salido de la escuela y

persiguen una carrera.

Aunque las investigaciones han demostrado los

beneficios motivacionales de las creencias de

competencia y de control (Pintrich, 2000;

Schunk, 1995), se requieren más estudios para

determinar la deseabilidad de los distintos tipos

de creencias. Por ejemplo, ¿existirá algún tipo

de creencia de competencia “mejor” que otro?

¿Qué les es más útil a los adolescentes en

secundaria – las creencias de control para los

logros escolares o para las interacciones

sociales? Decir que el primero puede resultar

Page 22: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

21

tentador, pero es posible que los estudiantes

con mayor competencia y control social

percibidos sean más felices, menos ansiosos, y

se sientan más motivados por lograr un buen

desempeño en la escuela para mantener el

prestigio social entre sus pares. Un problema

investigativo relacionado con el anterior se

refiere a la deseabilidad de las creencias de

competencia y de control individuales versus

las colectivas. Puesto que gran parte del éxito

en la vida postescolar depende de las

competencias y del control colectivos, los

investigadores podrían interesarse en saber

cómo se desarrollan estas creencias, y el modo

en el que se vinculan con el éxito escolar en

comparación con las creencias individuales.

Otra interrogante tiene que ver con la idea de

que es deseable tener las más altas creencias

de competencia y de control posibles. Podemos

preguntarnos si no existirán condiciones bajo

las cuales unas creencias de competencia y de

control bajas serían más funcionales.

Intuitivamente, pareciera ser importante

reconocer las situaciones en las que nos falta

competencia y control. Esto puede señalarnos

que necesitamos desarrollar nuestras

habilidades, o tal vez abandonar la situación

(p.e., retirarse de una carrera universitaria si no

se posee la competencia y el control percibidos

necesarios para aprender y ser exitoso). Se

requiere de mayores investigaciones respecto a

las condiciones en las que son más deseables

las creencias de competencia y de control

bajas que las altas.

Diferenciar las Actividades. Existe una clara

necesidad por realizar más investigaciones de

aula que profundicen cómo los profesores

pueden diferenciar mejor la enseñanza y las

actividades para lidiar con los diversos niveles

de habilidad y de logros que se suelen

encontrar en sus aulas de clases. Incluso en

los cursos más homogéneos (p.e., cursos de

élite) existen diferentes niveles en las

habilidades y logros de los estudiantes. Dada

esta diversidad, ¿cómo pueden los profesores

enfrentarse a las creencias de competencia y

de control de los estudiantes de bajo

rendimiento, que probablemente experimenten

percepciones de competencia y de control

inferiores al resto de sus compañeros?

En cambio, el efecto gran pez-estanque

pequeño postula que los estudiantes comparan

sus habilidades con este tipo de compañeros y

que usan la información proveniente de esta

comparación social para evaluar su auto-

concepto académico (Marsh & Craven, 2002).

Así, los estudiantes de alto rendimiento

podrían, de hecho, formarse auto-conceptos

académicos más bajos cuando se agrupan con

otros estudiantes de alto rendimiento, que

cuando la mayoría de sus pares presentan un

rendimiento inferior. Esto plantea la

interrogante de saber cómo los profesores

pueden fortalecer las creencias de competencia

y de control de los estudiantes que están en

cursos de élite o avanzados.

Sería de enorme valor para los investigadores

poder realizar estudios basados en las aulas

que mapeen las creencias de competencia y de

control de los estudiantes acerca de las normas

más importantes del curso, y darles

seguimiento en el tiempo para determinar cómo

estas creencias se modifican en función de los

cambios en las condiciones del curso. Por

ejemplo, no es raro que los estudiantes de

secundaria estén en algunas clases de élite o

avanzadas y en algunas clases regulares o

preparatorias. ¿Son las creencias de

competencia y de control de los estudiantes

diferenciales según el tipo de clase? ¿Se

sienten los estudiantes más eficaces y con

control en las clases regulares que en las

clases avanzadas, o sus creencias de

competencia y de control dependen de la

materia de estudio o de otros factores

contextuales (p.e., el formato de enseñanza)?

Los estudios ayudarán a clarificar cómo las

condiciones cambiantes afectan las creencias

de los estudiantes.

Generalidad/Especificidad. Otra importante

pregunta de investigación se relaciona con la

generalidad versus la especificidad. Las

mediciones de dominio específico de las

creencias de competencia y de control predicen

mejor las conductas de logro que las

Page 23: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

22

mediciones más generales, pero podemos

preguntarnos en qué medida las creencias de

competencia y de control que se desarrollan en

un contexto pueden generalizarse en otros.

Aunque los estudiantes mayores suelen

mostrar cierta consistencia en las creencias de

competencia de diversas áreas temáticas

(Bong, 1997), sería esperable hallar una menor

generalidad entre diversas áreas temáticas

escolares (p.e., historia y matemáticas) y entre

profesores (p.e., un profesor que dé libertad de

elecciones y uno que generalmente no lo hace)

que entre los diferentes niveles de una misma

área temática (p.e., Álgebra 1 y Álgebra 2) y

entre contenidos semejantes cubiertos en

cursos diferentes (p.e., comprensión lectora en

Inglés y en Historia). La generalidad puede

mejorarse cuando los estudiantes perciben el

valor, o los diferentes usos del aprendizaje. Por

lo tanto, las estrategias de aprendizaje tales

como la organización, la esquematización, y los

ensayos son aptas para facilitar el aprendizaje

en diversos dominios. Los estudiantes que

creen que tienen las habilidades necesarias

para realizar estas actividades debieran tener

mayores percepciones de competencia y de

control respecto al aprendizaje que los

estudiantes que se sientan más inseguros de

poder usar estas estrategias eficazmente. Se

requiere de mayores investigaciones acerca de

las intervenciones diseñadas para fomentar la

transferencia de habilidades y de estrategias.

Diversas Poblaciones de Estudiantes. Es

necesario testear la influencia de las creencias

de competencia y de control con diversas

poblaciones de estudiantes. Muchas de las

investigaciones actuales se han realizado

usando predominantemente con americanos

caucásicos. La demografía vertiginosamente

cambiante de muchas escuelas –

especialmente con el influjo de estudiantes

latinos y asiáticos-americanos – ha resultado

en un cambio en las culturas escolares. Es

importante determinar si las creencias de

competencia y de control son fundamentales

para la motivación y el aprendizaje en diversas

poblaciones.

Aunque las teorías revisadas en este capítulo

postulan que la competencia y el control son

universalmente importantes, pueden existir

diferencias respecto a la forma en la que puede

desarrollarse en estudiantes provenientes de

diversos trasfondos étnicos. Algunas culturas

valoran los logros individuales, mientras otras

enfatizan los logros grupales. Para una mayor

clarificación teórica, así como para una mejor

planificación educativa, es importante

determinar cómo pueden mejorarse las

creencias de competencia y de control en todos

los estudiantes.

Tecnología Educativa. El rápido advenimiento

de las tecnologías educativas ofrece nuevas

posibilidades educativas que no existían sino

hasta hace unos pocos años. Los estudiantes y

los profesores disponen en la actualidad de

tecnologías tales como internet, el aprendizaje

basado en la Web, videoconferencias, video

streaming, DVDs, correo electrónico, salas de

chat, y mensajería instantánea.

Parece ser importante investigar cómo pueden

desarrollarse las creencias de competencia y

de control para aprender mediante las

tecnologías. Algunos estudiantes que se

sienten competentes para escribir un ensayo

usando recursos impresos pueden sentirse

menos confiados al usar recursos basados en

la Web. Pueden percibir que tienen menos

control sobre los procesos y los resultados.

Pero la tecnología educativa también puede

ayudar a los estudiantes a forjar sus creencias

de competencia y de control. Los estudiantes

que usan internet para hacer sus tareas

pueden experimentar una sensación de control

sobre su aprendizaje académico mientras

navega en los diversos sitios, idean estrategias

de búsqueda efectivas, y deciden qué

información usar y cuál descartar.

Tal como sucede con otros tipos de

aprendizaje, los profesores pueden tener que

enseñarles a los estudiantes cómo usar la

tecnología para su aprendizaje; por ejemplo,

enseñándoles a realizar búsquedas en internet

y las habilidades de navegación. Este tipo de

investigación sería relevante para el problema

Page 24: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

23

de la transferencia de las creencias de

competencia y de control a diversos formatos

educativos.

Implicancias Prácticas

Una idea central es que el desarrollo de

habilidades, conocimientos y estrategias es

crítico, pero los estudiantes también deben

creer que se han vuelto más competentes. De

este modo, la mayoría de las teorías enfatizan

que las percepciones de los avances son

fundamentales para el desarrollo de las

creencias de competencia.

Existen diversas formas de transmitirles a los

estudiantes sus progresos. Las teorías que

incluyen a las metas entre los mecanismos

motivacionales postulan que evaluar los

avances para la realización de los objetivos

ayuda a que los estudiantes formen sus

percepciones de competencia. Si la meta de un

estudiante es desarrollar sus habilidades (más

que superar el desempeño de los demás), éste

debiera ser capaz de percibir sus avances

comparando su desempeño actual con su

desempeño anterior. Otra forma de transmitir el

progreso es mediante la retroalimentación de

los profesores (p.e., “Está mucho mejor así”),

haciendo que los estudiantes monitoreen su

desempeño y registren periódicamente sus

avances, y dándoles cada cierto tiempo

ejercicios de revisión que le permitan a los

estudiantes notar cuánto han aprendido.

Las creencias de competencia también pueden

mejorarse exponiendo a los estudiantes a

determinados modelos sociales. Aunque las

habilidades pueden ser enseñadas por

modelos divergentes, la literatura especializada

sugiere que la similitud percibida con los

modelos es fundamental para poder construir

percepciones de competencia (Schunk, 1995).

Los estudiantes que observan pares

semejantes a ellos tener éxito están aptos para

creer que ellos también pueden tenerlo. Este

incremento vicario requiere de corroboración

mediante desempeños exitosos subsecuentes.

La retroalimentación persuasiva (p.e., “Puedes

hacerlo”) también debe ser corroborada a

través de la ejecución para que la mejora en la

percepción de competencia sea duradera.

Las percepciones de competencia pueden

incrementarse mediante las buenas

estructuraciones curriculares. Idealmente, el

desarrollo de las habilidades se secuenciará de

modo tal que los aprendizajes nuevos son

construidos en base a los aprendizajes previos.

Así, muchos estudiantes tienen cursos de

geometría precedidos por cursos de álgebra. Si

se ha estructurado correctamente el plan de

estudios de geometría, incluirá actividades que

requieran de operaciones algebraicas, y el plan

de estudios debiera incluir secciones que

expliciten la integración con el álgebra. A

medida que los estudiantes usan sus

habilidades algebraicas en la geometría, sus

percepciones de competencia en álgebra se

van fortaleciendo.

Pareciera ser que es más difícil lidiar con las

creencias de control, dado que en las escuelas,

los estudiantes tienen poco control sobre el

plan de estudios, las tareas, la agrupación, las

notas, y así. ¿Cómo pueden los educadores

ayudar a los estudiantes para fomentar en ellos

la creencia de que pueden evaluar y

sobreponerse a las condiciones que podrían

frustrar una ejecución exitosa incluso cuando

los estudiantes se perciben como

competentes? Esto podría requerir un tipo de

educación que no se suele dar en las escuelas

– enseñar la consciencia metacognitiva y

estrategias auto-regulatorias. Algunos

profesores creen que su trabajo consiste en

impartir conocimientos, pero no en enseñarles

a los estudiantes cómo aprender. Es posible

alcanzar un mayor éxito si los administradores

de las escuelas toman la delantera y se reúnen

con los profesores de los diversos

departamentos para estructurar las actividades

educativas que ayuden a fomentar la creencia

de que las acciones exitosas llevan a

resultados positivos.

Otra forma de construir las creencias de control

consiste en mostrarles a los estudiantes cómo

aprender ciertas habilidades y estrategias

Page 25: Creencias de competencia

Scunk, D. & Zimmerman, B. Creencias de Competencia y de Control

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puede ayudarles en muchos sentidos. Mientras

se les enseña estrategias de comprensión

lectora a los estudiantes, es de utilidad el

mostrarles cómo esta estrategia puede usarse

con diversos tipos de textos, tales como

periódicos, revistas, libros, y fuentes en

Internet. En matemáticas, el estudio de las

razones y proporciones puede vincularse al

dibujo en escala; los estudiantes pueden

determinar las proporciones y hacer el dibujo.

Las creencias de control pueden engendrarse

cuando los profesores incorporan algunos

periodos de clase sin planificación. Puede

permitírseles a los estudiantes que dirijan el

debate respecto a tópicos que sean relevantes

para el área temática, y darles la oportunidad

de que les pidan a los profesores la revisión de

ciertos temas cuyo contenido se les hace difícil

comprender. Durante los proyectos grupales,

los estudiantes pueden responsabilizarse de

planificar el proyecto y de establecer sus

agendas de trabajo. La clave está en no

mantener una planificación muy cerrada ni una

estructura demasiado rígida para todos los

periodos de clase.

Los factores contextuales del aula afectan la

motivación de los estudiantes (Pintrich, 2000,

2003; véase también el Capítulo 15 d este

volumen). Uno de los esquemas motivacionales

usados para clasificar dichos factores es el

denominado TARGET – por las siglas en inglés

de tarea, autoridad, reconocimiento, formación

de grupos, evaluación, y tiempo (Ames, 1992;

Epstein, 1989). La dimensión tarea implica el

diseño de actividades de aprendizaje y de

tareas. La autoridad se refiere a la capacidad

de los estudiantes para demostrar liderazgo y

desarrollar cierto control sobre sus actividades

de aprendizaje. El reconocimiento implica el

uso formal e informal de los elogios, las

recompensas, y los incentivos. La dimensión de

la formación de grupos consiste en la formación

de grupos por parte de los estudiantes para

estudiar y realizar actividades. La evaluación se

relaciona con los métodos para monitorear y

evaluar los aprendizajes de los estudiantes y

para entregarles retroalimentación. El tiempo

comprende el tiempo asignado para la

realización de un trabajo, los pasos de la

instrucción, y las cargas de trabajo adecuadas.

Los profesores que tomen en consideración

estas dimensiones pueden ayudar a desarrollar

en sus estudiantes las creencias de control y

de competencia: por ejemplo, reconociendo los

progresos individuales de los estudiantes,

enseñándoles estrategia de administración

organizacional y del tiempo, y entregándoles a

los estudiantes algunas elecciones respecto a

sus tareas.

CONCLUSION

Las creencias de competencia y de control han

sido un tema de interés para la psicología

educacional por largos años. Las creencias de

competencia no serán motivadoras a menos

que los estudiantes además se perciban como

en control de sus contextos de aprendizaje.

Muchas de las teorías contemporáneas

distinguen entre estos dos tipos de auto-

creencias, y las investigaciones han

demostrado que estas creencias son

predictoras de diversos resultados tales como

el aprendizaje, la motivación, la auto-

regulación, la metacognición, y la volición. Las

investigaciones futuras nos entregarán mayor

claridad respecto a la forma que tienen de

operar, y sugerirán modos efectivos para

desarrollar estas creencias en los estudiantes.

Esta es una importante meta pedagógico,

debido a que las percepciones positivas de la

competencia y del control son fundamentales

para que los estudiantes puedan maximizar sus

talentos y poder así salir airosos en este mundo

cambiante.