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ALICIA SIMEONI ARGENTINA lAGofWCWl CORRUPCIÓN, DEPENDENCIA Y MEDIOS El en/remamiento de fuerzas, alrededor de la corrupción entre los medios de comunicación y el Estado en sus manifestaciones municipales, provinciales y nacionales; alcanzó en Argentina niveles espectaculares y logró captar el interés masivo de lectores y audiencias. Sin embargo, la derrota informativa del Estado no se tradujo en cambios de conducta ni reales reformas modernizantes. Cambiaron las formas pero el contenido de sus acciones se mantuvo más o menos intacto. De las crónicas y análisis que publicó Chasqui sobre Brasil, Venezuela, México y otros países el resultado parece ser similar. Los medios son factores de poder pero no son parte del poder mismo. Simeoni, Bernetti, Agosto y los muchos profesionales consultados en estos trabajos señalan tácitamente la ausencia de alianzas y voluntades políticas que transformen las denuncias en cambios de fondo. Los auges de las denuncias pasan por etapas de euforia a las que suceden actitudes de desencanto y pesimismo. I wiftgate, Yomagate, Narco- gate, el negocio de la leche contaminada, privatizacio- nes perjudiciales al patrimo- nio de los argentinos... La corrupción anda suelta, está libre y se pasea por los despachos ofi- ciales. No es un fenómeno nuevo en América Latina aunque sí lo es la magni- tud que alcanzó en los últimos años. El rasgarse las vestiduras y proclamar el ALICIA SlMEONl es periodista de Página 12 y docente de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario. MANUEL APANDA, dibujante, humorista y pu- blicista rosarino. Docente de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario CHASQUI 45, abril 1993 85

Corrupción, dependencia y medios

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ALICIA SIMEONI ARGENTINA I wiftgate, Yomagate, Narco- gate, el negocio de la leche contaminada, privatizacio- nes perjudiciales al patrimo- nio de los argentinos... La corrupción anda suelta, está libre y se pasea por los despachos ofi- ciales. No es un fenómeno nuevo en América Latina aunque sí lo es la magni- tud que alcanzó en los últimos años. El rasgarse las vestiduras y proclamar el CHASQUI 45, abril 1993 85

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ALICIA SIMEONIARGENTINA

lAGofWCWl

CORRUPCIÓN,DEPENDENCIAY MEDIOS

El en/remamiento de fuerzas, alrededor dela corrupción entre los medios decomunicación y el Estado en sus

manifestaciones municipales, provinciales ynacionales; alcanzó en Argentina niveles

espectaculares y logró captar el interésmasivo de lectores y audiencias. Sin

embargo, la derrota informativa del Estadono se tradujo en cambios de conducta ni

reales reformas modernizantes. Cambiaronlas formas pero el contenido de sus acciones

se mantuvo más o menos intacto. De lascrónicas y análisis que publicó Chasqui

sobre Brasil, Venezuela, México y otros paísesel resultado parece ser similar. Los medios

son factores de poder pero no son parte delpoder mismo. Simeoni, Bernetti, Agosto y los

muchos profesionales consultados en estostrabajos señalan tácitamente la ausencia de

alianzas y voluntades políticas quetransformen las denuncias en cambios de

fondo. Los auges de las denuncias pasan poretapas de euforia a las que suceden actitudes

de desencanto y pesimismo.

I wiftgate, Yomagate, Narco-gate, el negocio de la lechecontaminada, privatizacio-nes perjudiciales al patrimo-nio de los argentinos... Lacorrupción anda suelta, está

libre y se pasea por los despachos ofi-ciales. No es un fenómeno nuevo enAmérica Latina aunque sí lo es la magni-tud que alcanzó en los últimos años. Elrasgarse las vestiduras y proclamar el

ALICIA SlMEONl es periodista de Página 12 ydocente de la Escuela de ComunicaciónSocial de la Universidad Nacional de Rosario.MANUEL APANDA, dibujante, humorista y pu-blicista rosarino. Docente de la Escuela deComunicación Social de la UniversidadNacional de Rosario

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lanzamiento de campañas depurativasson parte de la actuación circense encada lugar, un discurso más ante las ciu-dadanías cansadas y sensibilizadas porcada nuevo caso que sale a la luz.Justamente en este salir a la luz, losmedios de comunicación abren o cierranel juego, dan mayor o menor cabida a lostemas, toman los primeros lugares en lasdenuncias o actúan como para "cumplir"con el público, en relación con los intere-ses a los que ellos mismos están liga-dos.

En la Argentina de hoy, la del gobier-no peronista de Carlos Saúl Menem,como sucedió en el Brasil de Collor deMeló, el Presidente irradia una aureolade corrupción que se extiende hacia mi-nistros y asesores y viceversa. La canti-dad y variedad de hechos corruptosafecta a los integrantes de los otrospoderes, el Legislativo y el Judicial. Elargumento de que siempre hubo corrup-ción, en todos los tiempos y regímenespolíticos, es esgrimido como elementopara justificar lo injustificable, negar loinnegable y deslindar responsabilidadesque también tratan de minimizar elalcance y la acción de los corruptos.

Dos abordajes al caso SwiftgateEntre tantos casos uno es especial-

mente significativo, tanto porque fue unode los episodios más conmocio-

nantes del go-

bierno Menem como por el compor-tamiento que mostraron los medios decomunicación. Se trata del conocidocomo Swiftgate y del abordaje que de élhicieron especialmente dos medios gráfi-cos totalmente opuestos en forma y con-tenidos, se trata del centenario diario LaNación, fundado en 1870 por BartoloméMitre, y de Página/12 que, con sólo cua-tro años de vida y una tirada muy inferiora otros del país, como es el caso de ElClarín, logró instalarse en un sector de lasociedad, el ligado a los intelectuales,estudiantes y, en general, a la muy gol-peada clase media o a una parte de ellaespecialmente sensible a los problemassociales, a los vinculados con los dere-chos humanos y a la política económicaque la afecta directamente.

Desde una perspectiva más amplia ygeneralizada que las mencionadas entorno al Swiftgate y a los Diarios LaNación y Página/12 surgen interrogantesque tienen que ver con el papel destaca-do que adoptaron muchos medios en ladenuncia y seguimiento de losnumerosos y diversos casos de corrup-ción. Puesto que no existe un estudiosistematizado al respecto, las pregun-tas aparecen como el producto deldiálogo entre colegas, lectores yobservadores de los procesos yactitudes que adoptan los compo-nentes que actúan en el marco dela sociedad argentina, entre elloslos medios de comunicación. El

comportamiento de

esos medios en diversos períodos denuestra historia, con líneas editoriales!claramente obsecuentes respecto de los]sucesivos gobiernos representantes <establishment y de los distintos gruposeconómicos que hegemonizaron elpoder, hacen pensar en el porqué demuchas de las coberturas de los casosde corrupción. Es cierto que las noticiasvendían pero, ¿existió el convencimientode que la sociedad debía enterarse decada uno de ellos u operó el mecanismode que el cuestionamiento a la corrup-ción puede evitar otro mayor, el referidoal modelo económico-social que laengendra y que la contiene?

Reforma del Estado,privatizaciones y corrupciónEn tanto Collor de Meló tuvo que

abandonar el gobierno, el presidenteMenem, que gusta mezclarse

con el jetset, esamante

Juicio a los militares

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CU6NCÍA61 NORTE,

LADO. flx MU-

A TRAVE<Det PE-DIDO DE

del deporte, de los tratamientos reju-venecedores y de otros placeres que secruzan en el camino que recorre, entreellos los que proporcionan la arcaicapero siempre vigente denominación de"los encantos femeninos", está a laespera de la reforma constitucional quele permita ser reelecto en el cargo quehoy ocupa. La Reforma del Estado lleva-da adelante con fuerza durante este go-bierno permitió y continuará haciéndolo,la privatización de todas las áreas renta-bles del patrimonio de los argentinos. Esen sí misma una colección de hechos decorrupción: ENTEL (Empresa Nacionalde Telecomunicaciones), AerolíneasArgentinas, rutas por peaje, SO.MI.SA(Sociedad Mixta del Estado, empresasiderometalúrgica) y tantas otras quepodrán citarse como ejemplos.

El presidente Carlos Menem asumiósu cargo a mediados de 1989 en el mar-co de una sociedad golpeada por la san-grienta dictadura militar, preparadadesde los últimos tramos del gobierno deIsabel de Perón a través del terrorismoeconómico y del político con la actuaciónde la Alianza Anticomunista Argentina,con la decepción que supuso en muchosaspectos el gobierno radical de RaúlAlfonsín, con un empobrecimiento cre-ciente de los sectores populares, con lamás fabulosa transferencia de ingresosde la historia, hasta ese momento, hacialos sectores del privilegio local y extran-jero y con la secuela de 30 mil desapare-cidos, entre ellos tantos dirigentes yluchadores de los campos político, sindi-cal y social.

El contexto era propicio para profun-dizar el cambio y la dependencia delpaís, adaptarlo a la nueva división inter-nacional del trabajo - en este objetivo laReforma del Estado fue una de las apo-yaturas fundamentales- y trabajar por elescepticismo y el individualismo del cuer-po social. Un importantísimo número delos medios de comunicación aportaronmucho en afirmar la concepción de que"cada uno haga la suya".

El Swíftgate y la "viveza criolla"

El 6 de enero de 1991 los argentinosfueron sacudidos por la denuncia de unhecho de corrupción que con el correr delos días sería conocido como Swiftgate.Página/12, en su edición correspondien-te al No. 1107 y en su cuarto año devida, tituló -con el desenfado que no es

sólo parte de su estilo sino de una místi-ca creada a su alrededor y que tieneefecto arrastre en otros medios -Vivezacriolla-, con lo que hacía referencia a unacaracterística o pintoresquismo propio delos argentinos, sobre todo de los habi-tantes de las grandes ciudades, que losseñala como convencidos de ser los"piolas" o "vivos" del mundo. Aquí, unavolanta precedida del adelanto EXCLU-SIVO daba cuenta de que "El embajadornorteamericano reclamó ante ErmanGonzález (el entonces Ministro deEconomía) por un pedido de coima a unaempresa de su país por parte de un rep-resentante del gobierno argentino". Esedía ningún medio tomó el tema yPágina/12 se convirtió en denunciante -lo fue en otras oportunidades- de lo quesería el Swiftgate. El guante fue recogidopor todos los medios aunque bien hayque señalar como un hecho común aquelreferido a que en las denuncias de distin-to tenor, por lo gene-ral los medios gráfi-cos llevan la de-lantera, en tanto losradiales y audiovisuales toman de estoslos fundamentales temas de cada jorna-da, lo que no implica desconocer algúnnivel de alimentación mutua.

Página/12 continuaba avanzando através de los informes, fundamental-mente, del periodista Horacio Verbitsky yde otros colegas. La Nación, que habíacomenzado con una tibia cobertura deltema, terminó poniendo lo mejor de suredacción a trabajar en el caso. ElSwiftgate es un ejemplo de las rela-ciones argentino-norteamericanas y,como dice otro de los periodistas dePágina/12 y autor del libro MisiónCumplida -La presión norteamericanasobre la Argentina, de Braden a Todman,Martín Granovsky, "entre el martes 8 y eldomingo 13 de enero de 1991 el paísvivía una demostración digna de un ma-nual de cómo funciona la diplomacianorteamericana".

La denuncia posterior a la investi-gación realizada por Verbitsky dabacuenta de que la embajada de losEstados Unidos, a cargo de TerenceTodman, siempre según Granovsky,"había protestado ante el gobiernoargentino por un intento de soborno efec-tuado por un funcionario argentino, deapellido árabe, que había participado enla comitiva del viaje presidencial a losEstados Unidos en 1989, sobre unamultinacional del ramo de la carne".

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CUESTIONAR LACORRUPCIÓN OFICIAL

Jorge Luis Bernetti es escritor y director de la Carrera de Periodismo yComunicación social de la Universidad Argentina de La Plata y aportó su puntode vista sobre el tema "Corrupción, medios y reforma del estado".

En primera instancia, plantea que "las actitudes dominantes, luego de inicia-do el gobierno del presidente Carlos Menem, pasaron a ser de cuestionamientode la corrupción oficial. Esta actitud constituye una novedad frente a la tradiciónde pasividad de la prensa argentina en los últimos 50 años frente a los escánda-los públicos, considerados de hecho como más privadas y, por lo tanto, inacce-sibles para esos medios. El cambio de actitud está liderado por distintos medios-dice- y acompañado por otros que no tienen más remedio que seguir estapolítica frente a una situación de densa competencia en el mercado y de reva-lorización de la profesión periodística".

En relación con la forma en que las actitudes dominantes se expresan en lapolítica editorial, Bernetti entiende que ésta se da en la incentivación de la lla-mada investigación periodística y también, según el medio, en un avance delamarillismo justificado por el motivo de la causa noble. Plantea que esas acti-tudes dominantes se manifiestan en un incremento del comentario político críti-co y en el análisis del mismo tipo. "Por otra parte -dice- también se produjo unsalto en el mejoramiento de la política de seguimiento de temas, en una mayoraudacia para el interrogatorio periodístico, a veces transmutado en una agresivi-dad no siempre sustentada en información".

Como se señala en la nota central, Página/12 cumplió especialmente unpapel destacado en el combate contra la corrupción. Bernetti agrega algunos ele-mentos a esta observación cuando dice que "la información publicada porPágina/12 sobre el Swiftgate y Yomagate, que afectan a la familia política delPresidente de la República, como la dada a conocer por el diario Clarín sobrecorrupción en la provincia de Catamarca, pueden señalarse como ejemplos re-presentativos de un combate contra la corrupción. En especial la política dePágina/12 (diario liberal-progresista) fue vanguardia en este proceso seguido porClarín (diario industrialista-moderno) y el nuevo posicionamiento de La Nación(un neoliberal-conservador),

Bernetti opina que estas denuncias produjeron un fuerte efecto en la opiniónpública frente a la cual reforzaron y mejoraron la credibilidad del periodismo ydeterioraron la posición del gobierno y, eventualmente, de la oposición.También sostiene que el Congreso Nacional reaccionó parcialmente pero quepuede destacarse que, en el caso de corrupción de la provincia de Catamarca,un diputado nacional fue expulsado de la Cámara por primera vez en la historiade la misma. El redactor de una nota y el responsable periodístico de El Clarínconcurrieron al Congreso a dar testimonio de actos incompatibles con el ejerci-cio de la función pública.

Las represalias existieron -expresa Bernetti- y existen campañas dehostigamiento público y soterrado contra diversos periodistas. Un caso notablelo constituye la persecución judicial realizada desde el gobierno contra el pe-riodista Horacio Verbitsky, probablemente el mayor analista político en prensagráfica del país, que colabora en Página/12 y quien fue hostigado por el gobier-no.

En el caso de Catamarca se registraron amenazas y golpes contra periodistasde la televisión, como fue el caso de la reportera Fanny Maldelbaum. "De todasformas el apoyo a los medios denunciantes salió de los sectores de la oposi-ción política, de otros descontentos con el gobierno y en la mayor parte delpúblico". O

La inmediata reacción oficial fue lade minimizar la información y acusar alperiodismo, a Página /12 y a Verbitskyen particular, de "delincuentes" y "alie-nados". A pesar de eso, la informaciónsiguió viendo la luz y se conoció que, laempresa norteamericana que se habíanegado a entregar pagos sustancialespara que se activara un expediente de suinterés en el Ministerio de Economía, erael fri-gorífico Swift-Armour S.A. de latransnacional Campbell Soup, el princi-pal exportador agroindustrial y el segun-do terrateniente del país.

Entre acusaciones del gobierno a losperiodistas y el hecho de que la embaja-da norteamericana no negara la denun-cia de Página/12, los detalles siguieronasombrando día a día a los lectoresQuien había retirado el expediente delMinisterio de Economía era el empre-sario del cuero Emir Yoma, cuñado delPresidente Menem y asesor del gobier-no. El embajador Todman había enviadouna nota al ministro de RelacionesExteriores, Domingo Cavallo, protes-tando por el tema.

El gobierno quiso valerse de unacomunicación dada a conocer por la fir-ma Swift en la cual decía no haberrecibido presiones del gobierno argenti-no. Todman no rectificó su nota, puessostenía que no se contraponía con loque él afirmaba, puesto que no habíahablado de presiones gubernamentalessino de pedido de "remesa económica"por parte de un representante del go-bierno, por lo tanto no había contradic-ción entre lo expresado por Swift y por laembajada, según el criterio de esta últi-ma. La actitud de Menem al aferrarse alcomunicado de Swift, el querer pedirexplicaciones al embajador Todman yhablar de que los Estados Unidos debíanocuparse de los casos de corrupción desu propio país, generó la locura y deses-peración del canciller Domingo Cavallo,a todo lo que se sumaron otros hechospara el triste anecdotario político argenti-no.

La habilidad del periodista Verbitskyde Página/12, autor del libro Robo parala corona, con los más resonantes casosde corrupción, fue desgranando nuevosdatos día a día y puso en estado deextremo nerviosismo al gobierno. LaNación abandonó la tibieza con quehabía encarado el tema en las primeras

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jornadas y se lanzó con coberturasespectaculares como fue la del jueves 10de enero de ese 1991 en que ocupó, conel Swiftgate, prácticamente cuatro de suspáginas sábanas.

El diario, que por lo general utilizacomo vocero el establishment,aprovechó el visto bueno dado por lospatrones de la estancia y se lanzó abrindar una excelente cobertura. Endefinitiva, la embajada norteamericanaestaba marcando el paso de lo quequería, la defensa en un contexto másamplio de los intereses de las empresasnorteamericanas en la Argentina, expre-sión de cambio en la concepción delpapel que debía llevar adelante el servi-cio exterior de los Estados Unidos.

La Nación continuó dando unaamplísima cobertura al cierre delSwiftgate que supuso la reestructuracióndel gabinete presidencial y la renunciadel asesor Emir Yoma. El diario de losMitre decía justamente respecto de estoscambios: "Siempre fue así. Los ministrosson fusibles. El principio que los rige essimilar al que se emplea para la energíaeléctrica. Los fusibles deben saltar paraque no salte todo el sistema". Uno de lostítulos del miércoles 16 de enero con elya clásico tono de La Nación decía: "Secompletó el gabinete: mayor tranquilidaden los mercados".

El Swiftgate y las posteriores cober-turas de hechos de corrupción en laArgentina pusieron de manifiesto quehay noticias que no pueden ser igno-radas y que pese a los distintos posi-cionamientos el efecto arrastre seproduce. Los medios, en general, nopudieron escapar ni hacer oídos sordosante hechos tan groseros que producíany producen profunda indignación en unasociedad que todavía protesta aislada ysegmentada. Por otra parte, estas sontambién las reglas de juego de lasdemocracias restringidas. Además, lareforma del Estado, como uno de lossostenes del modelo económico de ca-racterísticas neoliberales y conservado-ras, no sólo reforzó y de manera violentala concentración económica que sevenía dando. Esta característica, la de laconcentración, se reproduce en lapropiedad de los medios de comuni-cación lo que hace que en la realidadmuchos de ellos asuman el carácter demeras repetidoras de una línea editorialclaramente definida. O

LA PALABRA CORRUPCIÓN

SILVIA EVA AGOSTO, ínter Press Service

Según una encuesta de la empresa Gallup, el 16% de los habitantes deBuenos Aires y su zona metropolitana, consideran que el problema másurgente que debe solucionar el país es la corrupción de los dirigentes.

Con respecto a la posible solución del problema, un 54% de los encuestadosrespondió que la forma de acabar con los corruptos es predicar con el ejemplo yun 41% afirmó que se debía denunciarlos. Sin embargo, el 6l% de los entrevistadosconsideró que hay pocas garantías para que el ciudadano realice denuncias sobrecasos de corrupción, con lo que el problema parece carecer de solución posible.

Según la misma encuesta, la prensa y la Iglesia son los sectores más creíbles dela sociedad. Mientras que los políticos y los funcionarios públicos son consideradoslos más corruptos del país. Frente a este descrédito, el periodismo funciona comoorganismo de control, y la ciudadanía busca en los medias una respuesta ante elgrave problema de enriquecimiento ilícito e inmoralidad.

Esta demanda social ha provocado un cambio en el perfil de algunos diarios,que abandonaron el abordaje llano de la noticia y se volcaron hacia el reportaje yel periodismo investigativo. La Nación, un diario tradicional, comentó a realizardenuncias sobre presuntos ilícitos en las privatizaciones y en las compras delEstado, adoptando una posición diferente a su línea editorial. El diario Clarín, porsu lado, encendió un debate en torno a las declaraciones del Ministro de Economía,Domingo Cavallo, quien afirmó que parte del monto que gasta mensualmente escedido por una fundación de empresarios. Esta ola de denuncias y polémicas, queeran llevadas a cabo por el diario de centro-izquierda Página/12, se extiende porlos distintos medios del país y se coloca en el lugar de la verdad ante los ciu-dadanos que reclaman soluciones.

limites y responsabilidades de la prensaEl conflicto ante este nuevo roí de los medios gira en torno a la regulación de

la actividad periodística, sus responsabilidades, sus límites y la transparencia de losprofesionaies. El periodista Bernardo Neustadt, quién avaló más de una vez a losgobiernos militares, y que hoy está muy cerca del entorno presidencial, consideraque la prensa es el segundo poder después de Carlos Menem. Neustadt, que se-manalmente conduce un programa televisivo con alto nivel de audiencia (acusadode cobrar miles de dólares a políticos que querían aparecer en TV para mejorar suimagen pública) no está de acuerdo en que existan campañas periodísticas paraderrocar a ciertos funcionarios, pero considera que los medios deben colaborarpara terminar con la corrupción. Y agrega que "se debería realizar un tribunal dehonor con miembros de la sociedad que fuesen creíbles, para regular la actividadperiodística". No aclaró qué criterios de credibilidad serían utilizados en la elecciónde esos miembros.

María Seoane, autora de La noche de los lápices, libro acerca de la desapariciónde estudiantes secundarios durante la dictadura militar (1970-1983), sostiene quequerer saber la verdad es un deseo instalado en la sociedad, la que percibe queesta no puede ser dicha desde la trama de poder. "Consecuentemente - resalta laescritora-, los periodistas se acercan a ío real para contarlo, convirtiéndose en fi-guras creíbles e indispensables en la construcción de la historia". Libros como el dede Seoane se transforman en un espacio donde encontrar la verdad sobre el fun-cionamiento del poder, tanto en el pasado inmediato como en el presente. Y sonejemplo de textos de investigación escritos por periodistas.

Robo para la corona, de Horacio Verbitsky, una exhaustiva indagación sobrecasos de corrupción en el actual gobierno justicialista de Carlos Menem, vendiómás de doscientos mil ejemplares. Se hace evidente que el saber la verdad no es undeseo de pocos sino una necesidad del conjunto de la sociedad. 9

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