LACARTUJA

Monasterio de santa María dela defensión

Jerez de la Frontera

SUPLEMENTO

Fotografías de Manolo Muñoz

Arte Sacro 2

La Orden de la Cartuja

rios estaban situados en lugares lejosde la población, con accesos difícilespara que nadie alterase su modo devida.

Los que nos llama la atención esque hay bastantes diferencias encuanto a los demás tipos de conven-tos. Los recintos monásticos se denomi-nan cartujas, en referencia a la ‘GranCartuja’, casa madre de la congrega-ción. Las dependencias mantienenuna relación estructural semejante, enlas que se puede apreciar el modo devida que llevan.

Tal modo de vida está sujeto a laregla escrita por Dom Guigo, quintoprior de Chartreuse (Consetudine

Cartusiae).¿Cómo viven?Para los cartujos la jornada comienzaa la media noche. Todo aconteceentre oraciones en reunión, misas can-tadas y tareas domésticas que realizancon devoción y alegría. Tras lo cual,cada monje se dirige a su respectivacelda, donde llevaría a cabo otra jor-nada de rezo en solitario y meditación.Añadir también que los monjes nocomen carne. Las horas para dormir sedividen en “dos sueños”. La orden estádividida en Padres y Hermanos.

Vemos por tanto un estilo de vidasolitaria, de meditación y contactocon la naturaleza y la oración.

La Orden de la Cartuja Había sidofundada por San Bruno en 1084. Ellugar escogido fue Grenoble, en

Francia. En españa llegaron a cons-truirse cerca de veintitrés monasteriosde la orden de los seguidores de SanBruno y, actualmente, sólo permane-cen habitados los de Miraflores, enBurgos; Montealegre, en Barcelona y,entre otros, la cartuja de Santa Maríade la Defensión.

Adiferencia de otras congregacio-nes que poseen sus monasterios en elinterior de las ciudades, concretamen-te en el casco urbano, los cartujos tení-an un estilo de vida solitario, de ora-ción y silencio. Por esto, sus monaste-

Con semejanzas entre los franciscanos, esta orden siempre se ha caracterizadopor un modo de vida solitario, de mucha devoción y que, actualmente, está endesaparición en España. El actual monasterio de la Cartuja de Jerez está ocupa-

do por monjas, al ir descendiendo el número de cartujos congregados

San Bruno

Arte Sacro 3

CRUCERO DEL CAMINANTE

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la Cartujere

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uja deez

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Arte Sacro 8

CCoommiieennzzooss ddee llaa

CCaarrttuujjaa ddee JJeerreezzEl monasterio se fundó bajo la advocación de la

Defensión de Santa María. y con el patrocinio de Don

Alvaro Obertos de Valeto, un rico jerezano. La cons-

trucción de la iglesia comenzóen 1478 y terminó a

mediados del siglo XVIII, lo que le permitió conservar

diversos añadidos de distintas épocas artísticas, como

el gótico inicial o el barroco de Zurbarán.

En el siglo XVI, tras u largo pleito con una falsa

heredera de Don Alvaro de Obertos, se continuó con

la construcción de celdas en el Claustro Grande, que

se terminó en 1523. La capilla mayor de la iglesia se

terminaría en 1534. El Claustro chico se concluyó en

1531, año en que ya se habría construído en su totali-

dad el Capítulo y el tránsito del claustro al templo.

En 1550 se habría rematado la sillería del coro.

Andrés de Rivera concluiría su puerta de ingreso al

complejo en 1572. Las obras más destacadas del siglo

XVII han sido más que nada de retablos, concreta-

mente del retablo mayor, desafortunadamente des-

aparecido. En 1614 se concluiría el Claustro de los

Legos, encargándose de ello Martínez Montañés. Una

verdadera obra maestra al servicio de Dios.

Vista aérea del complejo

Arte Sacro 9

EEll IInntteerriioorrLa imagen de arriba a la derecha representa la porta-

da por la que se accede al complejo. Tras cruzar esta

puerta y caminando un poco en línea recta por un jar-

dín con suelo empedrado, veremos la Capilla de

Caminantes, construcción del siglo XVIII que lleva u

pórtico con arcos sobre columnas de mármol blanco.

En el patio veremos la escultura de San Bruno, de

Pedro Laboria.

Entramos en la iglesia después de contemplar una

fachada iimpresionante con varias esculturas repre-

sentantes de santos, entre ellos San Bruno y San

Hugo. El interior tiene una sóla nave de cuatro tra-

mos, arco toral y ábside pentagonal cubierto por el

retablo, que se ve al fondo. Las cubiertas de la nave

son de crucería y, aunque no se puedan apreciar bien,

el techo está decorado con el esquema del estrellado,

con combados y motivos decorativos. Se encuentran

diversas capillas añadidas para los monjes que tuvie-

ran que rezar su misa particular tras hacerlo ante-

riormente junto a sus hermanos de la congregación.

Hay una separación ente la capilla y el coro de los

Legos, que se encuentran en la misma única nave que

conforma la iglesia. Están separados por una majes-

tuosa reja de forja decorada con motivos en oro. La

sillería tiene dieciocho asientos decorados en madera

minuciosa y artísticamente tallada.

Arte Sacro 10

La época deabandono dela CartujaimÆgenes tomadas a finales delsiglo XIX por HernÆndez Rubio

Arte Sacro 11

El siglo XIX fue el peor para la vida armoniosa y tran-

quila del Convento de la Cartuja. Ente 1835 y 1873, el

monasterio sufrió los efectos de las desamortizaciones

que se dieron lugar en este siglo, además de la huída

por la invasión francesa en 1810.

La de Mendizábal, en 1835 los bienes del monaste-

rio pasaron a propiedad del Estado y se procede a la

exclaustración. En 1837 serviría de cárcel para unos

prisioneros carlistas. Muchas de las obras incautadas

fueron vendidas, legal o ilegalmente, o llevadas a

museos. Algunas obras de Zurbarán fueron también

vendidas, en un momento en que se pensaba que

este pintor era de mediana calidad, como la

Academia de San Fernando, quien aprobó la venta.

Un Decreto del año 1856 convertía al convento en

Monumento histórico Artístico Nacional. Este Decreto

llegó con retraso, pues ya se habían vendido parte de

las obras.

Cuando le tocó a Madoz, el monasterio era una

completa ruina. Costaba muchísimo mantenerlo y el

Ayuntamiento no podía hacerse cargo de su coste, y

el Estado no parecía importarle el asunto. En el año

1873 se desmontó la sillería para ir a parar a la iglesia

de San Miguel. No pudo, pues era demasiado grande

para instalarla en esa iglesia.

Avanzamos varios años más, porque entre 1887 y

1889 se publica en la Revista Religiosa de Jerez la obra

La Cartuja Jerezana, del presbítero Miguel Muñoz,

defensor de la vuelta de los frailes cartujanos. En esta

obra se analiza el lamentable estado del monasterio.

Añadió un soneto. Mostramos una parte:

“Ese rumor que suspendió tu almaEse triste suspiro que sonaba

Y en mi recinto interrumpió la calmaNo lo produjo, nó, naturaleza,

Era la voz de España que llorabaSu religión perdida y su grandeza”

Arte Sacro 12

Podemos apreciar en estas fotografías tomadas a finales del siglo XIX el estadoverdaderamente ruinoso del complejo. Ventanas rotas, tejados en estado críticoy el Claustro destrozado. En 1891 toma posesión como arquitecto conservadordel monumento Bartolo Romero, quien accedió a las labores a cambio de unsueldo de 1800 pesetas. Las restauraciones serias serían en el siglo XX.

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Tras la Guerra Civil, en 1948, se inicia una seria y rigurosa reconstrucción de lamano de la Dirección General de Bellas Artes. Estaba previsto para arreglartanto la iglesia como el resto del convento. En 1948 también se volvieron a esta-blecer los monjes en el monasterio, hasta que hace unos 7 años viven las mon-jas.

Arte Sacro 14

El arte que guardabaNumerosos artistas de varios siglos han participado en la construcción y

elaboración de cuadros y retablos para este monasterio cartujano. Entreellos se encuentran Marínez Montañés, el arquitecto Andrés de ribera o

Francisco de Zurbarán. Muvariaschas obras se destruyeron o se perdierondurante las desamortizaciónes y las guerras. Muchas de las conservadas

son expuestas actualmente en varios museos del mundo.

El Monasterio fue testigo de la presencia de artistas

españoles de gran prestigio y telento. El siete de

noviembre de 1637 Alonso Cano, Zurbarán y

Francisco de Arce comparecerían como testigos del

escultor José de Arce quien se obligaba a realizar las

obras para el retablo de la Cartuja.

La realización del retablo fue posible gracias a los

mil ducados que presta Sebastián Rodríguez de

Peralta. Las obras terminaron y se pagaron en 1640.

La pintura corrió a cargo de Francisco de Zurbarán.

La Desamortización acabó con este retablo, cuyo

esquema se puede observar en la última página de

este sumplemento, que fue desmontado y separadas

sus partes. Las pinturas corrieron más suerte, pues

lograron salvarse saliendo al extranjero, en el Museo

Napoleón. Tras desaparecer el retablo, se llevaron a

cabo numerosas teorías posteriores de cómo estaba

distribuido el retablo. No obstante, fue Paul Guinard

quien descubrió un texto del Padre Fray Esteban

Rallón de mercado, fraile nacido en Jerez en 1608, que

describía en calidad de testigo la composición del cua-

dro, así como los cuadros de Zurbarán.

Entrada desde el pórtico principal hasta el uinterior del monasterio. Al frente, la iglesia.

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Zurbarán nos fascina con sus pinturas para la realización del retablo del altar mayor. Pintó once cuadros, varios deellos están en el Museo de Cádiz, otros en el Museo de Grenoble y el de “La Batalla de Jerez” en Nueva York.Entre esos cuadros destacamos La Anunciación, La cincuncisión, La Adoración de los Magos y La Adoración delos pastores, que están expuestos en el Museo de Grenoble. Observamos que el tenebrismo que caracterizaba alas pinturas de Zurbarán va a empezar a alejarse, dando paso al claroscuro y a los colores saturados y vivos. Estodota de mayor realismo al cuadro y a la vez también los dota de uan fuerte presencia allá donde se instalen. Laspinturas religiosas de Zurbarán son toda una lección visual de teología.

La Anunciación La Adoración de los Pastores

La Adoración de los Magos La Circuncisión

Esquema del retablo(o cómo pudo ser en la época)