CONSTITUCIÓN DE WEIMAR 1919.

El 11 de agosto de 1919, el Presidente Ebert sancionaba la Constitución elaborada por la Asamblea Nacional que entraría en vigor pocos días después. La Constitución de Weimar es, junto a la americana de 1787 y la francesa de 1791, uno de los documentos fundacionales del momento constitucional. En este documento de 1919, se exponen las aspiraciones de una nueva generación, que quieren superar las insuficiencias del liberalismo, incorporando la democracia y reconociendo la necesidad de formar una nueva sociedad.

Esta Constitución nace a raíz de unos hechos que marcarán Europa durante todo el siglo XX: la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Alemania, a finales de la Gran Guerra se encontraba al borde del colapso económico y militar. Tras darse cuenta de la situación, altos mandos del ejército pidieron el armisticio. Los políticos alemanes comprendieron entonces que la guerra estaba perdida y se comenzó a organizar un nuevo gobierno parlamentario, nombrando como canciller a Maximilian Von Baden, que negociaría la paz. Mientras esto ocurría, los combates seguían. Los aliados, que sabían que Alemania solo quería ganar tiempo, endurecieron sus negociaciones. Fue entonces cuando Alemania intentó una última ofensiva, pero los marineros de Kiel se amotinaron, extendiéndose la revuelta por otros puertos. De los marines pasó al ejército de tierra, y ante tal situación insostenible, Maximilian Von Baden tuvo que ceder el poder al líder del SPD (partido socialdemócrata), Friedrich Ebert, que finalmente, en 1918, firmó el armisticio. Finalmente, Guillermo II de Alemania abdicó, y se proclamó la República.

La experiencia de Weimar va a quedar en la historia como un ejemplo de integración entre los grandes principios contrarios que coexisten en el gobierno democrático moderno, como el equilibrio inestable entre Estado, federalismo y derechos de los estados o la regulación de la economía, del trabajo y de la enseñanza… Con todo, la Constitución de Weimar pasará a la historia sobre todo por encarnar el prototipo de constitución que recoge las aspiraciones democráticas del siglo XX, que abriría un periodo de constitucionalismo social.

La Constitución de Weimar está formada por 181 artículos y el preámbulo, de los cuales analizaremos este y los artículos 1 y 130.1

-Preámbulo: aunque en términos jurídicos no forme parte de la Constitución, es importante, puesto que hace de introducción y a su vez establece la diferencia entre

el antiguo y el nuevo orden alemán. Dice así: “El pueblo alemán (Deutsche Volk), unido en sus estirpes (Stämme) y animado por la voluntad de renovar y consolidar su Reich en la libertad y la justicia, servir a la paz interior y exterior, y fomentar el progreso social, se ha dado esta Constitución.”

Esto pretende decir que la Constitución es obra del pueblo alemán, por lo que se puede ver un progreso democrático, ya que recae en el pueblo la obra de la Constitución. También se puede ver un carácter unificador, pues es todo el Reich quien establece la Constitución, no hay separación entre los diferentes Estados que lo conforman. Por lo tanto, podemos decir que establece un nuevo inicio, más democrático y con principios sociales, que no se veían reflejados en las antiguas Constituciones.

-Artículo 1: [Forma de Estado y poder político]: “El Reich alemán es una República. El poder político (Straatsgewalt) emana del pueblo.

En este Artículo, el primero, observamos que el Reich establece cual es su forma de gobernar, y esta es la República, un Estado con una jefatura diferente de la monarquía. El apartado siguiente establece la soberanía del pueblo, por lo que se puede ver que, otra vez, se está haciendo una referencia a la democracia como base del nuevo Reich. Por tanto, se puede decir que los ciudadanos tenían derecho al voto, que según lo que he leído, el voto era por sufragio. De los 63 millones de habitantes que tenía Alemania, 42 millones podían votar. Desde luego, es un gran avance.

-Artículo 130.1: [Derechos de los funcionarios] : “Los funcionarios son servidores de toda la comunidad (Diener der Gesamtheit) no de un partido.” “Se garantiza a todos los funcionarios la libertad de opinión política y de asociación.”

Aquí vemos que los funcionarios, en el ejercicio de su cargo, no deben lealtad al partido al que pertenezcan, sino a la nación por entera. Además, el artículo dice que todo funcionario es libre de opinar, dentro y fuera de su puesto de trabajo, libremente, pero no con actos que puedan llevar a un desorden político (esto lo he leído aparte). Por lo que, aunque tengan libertad de libre elección de partido, sus fines deben ser con y para la nación, no para beneficiar a su propio partido. Se ve, entonces, que la libertad también queda en parte restringida.